Esas preguntas que me hacen pensar…



En esta vida de ensueño que llevo, en este momento que nunca esperé que me sucediera, hubo dos preguntas que me han llamado la atención, una hecha dirigida a mí y otra a mi madre. A mí me preguntaron cómo me gustaría que me recordaran en la vida. A mi madre le preguntaron si se imaginaba una vida sin mí. De pronto me sentí como si tuviera 60 años y me hicieran la lógica pregunta de una artista que ya está en el fin de su carrera y viendo venir lo inexorable. También me sentí como si yo fuera madre de mi propia madre o ella siendo mi hija con esa pregunta que le hicieron, como si fuera lógico que me falte poco para abandonar este mundo, como si fuera razonable pensar ya en mi fin, en … bueno ese momento que a todos nos toca pasar pero yo no quiero decirlo ... ¡¡Pero, vamos Selena!! ¿A qué le tienes miedo? Lo tengo que asumir y decir lo que pienso de todo esto. Tengo sólo 23 años y curiosamente me hacen preguntas como si ya estuviera de vuelta de todo, como si transitara en el ocaso de mi carrera. Incluso me estremecí cuando mi madre para contestar a la pregunta que le formularon tuviera que imaginarse una vida sin mí, asimilarlo y contestar. Y las dos nos sorprendimos más cuando notamos que respondimos naturalmente, que no nos costó tanto reflexionar, pensar y responder la pregunta. Yo dije que sólo quería que me recordaran con Amor y por mi talento. Mi madre dijo que no concebiría nunca una vida sin mí. ¿Por qué nos habrán preguntado eso? ¿Influirá el hecho de que llevamos tanto tiempo en el negocio de la música? Yo hace 14 años que estoy en esta actividad y canto desde hace 17 años. Tengo más años de carrera que tantos artistas y he durado más que unos cuántos. Yo no empecé hace poco. En todo caso, muchos me conocen recién y parece como si fuera nueva. Y entonces, ¿por qué me requieren de mí para contestar eso? ¿Qué ven de mí? ¿Por qué me preguntan eso gente que en muchos casos me reportearon por primera vez? … Yo nunca pensé en la muerte. Trato de no pensar en ello. Eso es como pensar en los conciertos. Yo me pongo muy nerviosa antes de entrar a un escenario aunque no parezca. Muchos pensarán que por ahí por mi soltura y por mi forma de comunicarme con la gente yo paso con tranquilidad por el escenario o trato de mantenerme distante para poder concentrarme mejor. ¡¡Pero es todo lo contrario!! ¡¡Yo vivo nerviosa!! Muchas veces mis risotadas tratan de ocultar los nervios que tengo, pero a veces las cosas que enfrento no dan para tomarlo a chiste. A la muerte yo no me le río. Yo opto por no pensar, por no hacer siquiera una mísera broma sobre ese tema. En mi familia por allí quien más piensa en ello soy yo. Mi madre también. Por eso tal vez nos permitimos hablar con bastante propiedad de este asunto. Creo que nuestra propia historia nos hace hablar de ello. Hemos girado por muchas rutas en Estados Unidos y hemos pasado vidas enteras arriba de un bus sin saber cómo sería nuestro futuro ... Y a veces teniendo ciertas certezas ... Bueno, al principio yo tenía cierta tranquilidad porque cantaba en el restaurante de mi padre, estaba bajo la protección y la confianza de ellos, y el propio público me alentaba. Debo confesar que esas cosas y esa época no me gustaban tanto, porque sentía que todo era forzado e impostado. Si bien la gente me tenía cariño, no dejaba de ser para ellos una niña que en vez de estar allí quería salir al patio para poder ir a jugar en vez de estar cantando. Tal vez al principio quería no estar tan expuesta. Sólo quería estar con mis amigos y con mi familia. Pero cuando todos empezamos a tomarle el gusto de formar parte de una banda y cantar, empezamos a trabajar para vivir de la música y mucho más, como deseaba mi padre. Supe que todo dependía de lo que hiciera yo en el escenario. Tenía que lograr que ese público que me venía a ver y a felicitarme dejara de apreciarme en forma condescendiente, que empezara a deslumbrarse por mi voz, por mi forma de actuar, por mi forma de llegarles con la canción. Sabía que no alcanzaba con mi voluntad, con que cantara perfecto, con que mi hermano hiciera las mejores canciones, con que mi padre nos alentara, nos acercara a los mejores estadios y nos hiciera cantar con las mejores bandas de aquel momento. Yo tenía que darles algo más, ese algo más por el cual todos quieran venir por mí y por lo que yo les pudiera ofrecer. Yo tenía que hacer pesar que la banda se llamara “Selena y Los Dinos”. No tenía que llevar ese nombre como una mochila, como una carga pesada que debía soportar con dolor sobre mis espaldas. Tenía que transformar ese peso de la responsabilidad en algo positivo, en algo que terminara siendo un camino, un proyecto, un plan que me ponga en lo más alto no sólo en la popularidad sino en la consideración de productores, de managers, de creativos, de publicistas, de gerentes de televisión, de radio y de tantos medios. Tal vez mi padre no haya medido las consecuencias de no sólo hacer que formáramos una banda cuando nosotros queríamos jugar, sino de ponerme a mí en primer término. Yo sé que igual mi padre me protegería, que no permitiría que cualquiera me molestase por determinada cosa. Pero como dice el dicho: “La procesión va por dentro”. Y tal vez mi padre no pensó en lo que nos podía influir internamente esa decisión. Yo traté de no pensar tanto y dejarme llevar por esta “locura” en la que nos habíamos metido. En un punto tomé las enseñanzas de mi padre, los valores del esfuerzo, de no darse nunca por vencidos, de luchar hasta el final, de convencerse de que no hay fronteras y de que todo depende de uno. Cuando por primera vez siendo aún muy niña había terminado una de mis actuaciones en un rotundo fracaso y en una gran decepción, me propuse que haría lo indecible para que todos me quisieran ver y supieran mis canciones. Me tracé un objetivo, me propuse un plan: me dije que llegaría a lo más alto sólo para poder desarrollar algo que me obsesionaba y era mi gran pasión y vocación: el diseño. Me dije que en cuanto llegara a la gran popularidad y al reconocimiento, lo primero que haría era poner un negocio de ropa para poder desarrollar mis diseños y venderlos. Me había propuesto ser una gran artista para poder ser una gran diseñadora. Y en cuanto logré el gran salto, cuando vinieron los primeros “números 1”, cuando vinieron los primeros grandes premios internacionales, cuando vinieron los estadios llenos, cuando vino el Grammy, cuando vinieron los grandes reconocimientos, entonces allí hice nacer “Selena Etc.”. No iba a esperar a ser vieja, no iba a esperar el ocaso de mi carrera para poner mi línea de ropa, mí línea de perfumes, ni crear mis propios diseños. Si lo podía hacer ahora, ¿por qué iba a esperar? Sé que mi padre se preocupó por mi decisión pues pensó que eso haría que perdiera interés en mi carrera musical. Muchos se preocuparon en que no esperara a dar el gran triunfo mundial para hacer este tipo de cosas. Creo que nadie se dio cuenta de que esto es mi gran pasión … Ahora que lo pienso … ¿Será por eso que me hacen estas preguntas? ¿Piensan que porque hago cosas propias de gente que está al final de sus carreras yo voy en el mismo sentido? ¿O acaso esto es una señal de que yo apuro las cosas como si pensara que tengo poco tiempo, que no puedo permitirme dejarme nada para mañana pues tal vez ya sea muy tarde después? … ¡¡Pero qué absurdo!! ¿Por qué pensar de esa forma? Yo sólo quiero ser una gran cantante internacional y una gran diseñadora…

Por eso no puedo dejar de pensarlo. Cuanto más lo digo, cuanto más lo pienso, más me lo pregunto. ¿Por qué será entonces que en el mejor momento de mi carrera me preguntan por cosas en las que no pienso ni quiero pensar? ¿Por qué me preguntan por el final sino tengo desarrollada mi propia carrera? ¿Qué estaré transmitiendo? ¿Acaso me está por pasar algo y los demás lo ven y yo no? ¡¡No, Selena, no te enloquezcas!! No pienses en historias raras de gente que cree en planes siniestros, y en conspiraciones y alianzas. ¡¡No, Selena, no lo pienses!! Yo no quiero pensar en qué será de mi mañana, ni qué me deparará el destino, ni cómo debo contestar a la pregunta de cómo quiero ser recordada. Yo no quiero pensar en como querría ser recordada. ¡¡Yo quiero que me tengan presente siempre!! Yo estoy haciendo cosas. ¡¡Quiero que me aprecien por ello!! Yo todavía tengo mucho para ofrecer. ¡¡Pronto cumpliré 24 años, sólo 24 años!! Siento que aún habiendo dado muchas cosas, habiendo sacrificado buena parte de mi niñez y de mi infancia en pos del negocio de la música, todo lo que pasa por mi cabeza en forma de proyectos, de objetivos y planes son ilimitados. Me puedo permitir soñar despierta. Aún me cuesta creer lo que he logrado. Creo que estos dos últimos años los he sentido como si después de largos y largos días andando en una carretera de tierra lograra llegar a la autopista central y pudiera acelerar la marcha al compás de mi éxito. Vivo en una vorágine de la cual difícilmente pueda salir en breve. Estoy en el centro de la escena y sé que me falta mucho por recorrer aún. Creo que muchos aún me ven como una promesa, pero para la mayoría soy una realidad y no dejan de seguirme a cada concierto, a cada lugar. Yo sólo quiero llegar a ser cantante, actriz, diseñadora. Buscaré destacarme en todo y ser la mejor en todo. Cuando supe del éxito que tenía en México, mi padre no dudó en llevarme allí convocado por el importante empresario Óscar Flores a la ciudad de Monterrey. Cuando estuve allí supe que debía mejorar el español, que había mucha gente que me demostraba masivamente sus muestras de afecto y de cariño, y yo apenas se los retribuía con mis actuaciones y con mis saludos. Allí mismo me propuse hablar bien el español y ponerme a la altura del público, de lo que necesitaba. Traté de darles todo, de mostrarles que aun con mis limitaciones les podía dar todo lo que sabía y más, que me salía bien las cosas con la improvisación y el manejo del escenario. Por suerte a la gente le encantó y me aceptó para siempre. Y yo siempre valoré eso. Logré tal vez lo más hermoso que puede lograr un artista que es no sólo tener éxito sino el cariño de la gente. Allí es cuando noté la necesidad de todos de cuidarme, de protegerme, de darme consejos, de tener siempre las mejores palabras para mí … Y allí otra vez: me preguntó por qué la gente tiene necesidad de cuidarme … ¿Cuidarme de qué? ¿Protegerme de qué? Siempre vivo y siento la sensación de que algo va a pasar producto de un descuido, y ya será tarde para remediarlo. Cuando vivo estas experiencias, trato de convencerme de que todo se da por algo y tiene su propia naturalidad. No quiero pensar ni en señales ni en premoniciones. Yo quiero vivir el aquí y el ahora. Y pensar en el mañana. ¡¡Tengo mucho para dar y mi carrera real recién empieza!! No debo dejar pasar el tren. Tengo que aprovechar este momento y no desperdiciarlo. Quiero verme ya en Estados Unidos cantando en inglés y triunfando. Quiero ya iniciar mi gira desde México hasta la Argentina. Quero conquistar América para ir por los demás continentes. Me tengo fe. Nos tenemos fe. Somos un gran equipo y parte de nuestro “secreto del éxito” radica en que todos supimos trabajar en grupo y luchar en pos del objetivo en común. Sé que se nos vienen tiempos clave en los que si nos va bien seguiremos sorprendiéndonos por todo lo que estamos logrando. Será el famoso “efecto dominó”. Sólo que si se nos da nadie nos detendrá y yo llegaré a ser la mejor artista latina del mundo. Se me pone la piel de gallina de sólo pensarlo. Es increíble ver el fruto de tantos años de esfuerzo, de tantos años de incertidumbre y de perspectivas que no eran buenas para llegar a esto. Lo más lindo es lograrlo así: empezando de abajo, corriendo desde atrás para lograr llegar a la meta primera definiendo al final y sabiendo que hay que seguir corriendo para lograr triunfos cada vez más difíciles, desafíos que sabremos sortear pues para ninguno de nosotros nada es imposible, ¡¡todo se puede lograr!! Y lo más hermoso es lograr todo con honestidad, con la verdad, con buenas intenciones, brindando al público lo mejor. En un tiempo en el que se fomenta sacar ventaja a cualquier precio, utilizando las peores armas, con el argumento falso de que “el fin justifica los medios”, no hay nada mejor que dejar este lindo mensaje a la gente, a la raza que es como nosotros: gente luchadora y que trabaja todos los días para lograr que éste sea un mundo mejor…

Por eso es que no entiendo esas preguntas como si mi final estuviera cerca, como si ya fuera mayor, como si no tuviera ya nada más para dar, como si fuera el momento de hacer balances. Habrá que ver lo que la gente ve cuando me ve o cómo ven los medios siendo que para muchos de ellos soy la “nueva”, la “novedad”. A veces estas cosas me confunden, incluso a veces me asusta, a veces me enfada, a veces me hace reflexionar. Tal vez vean en mí algo diferente, con lo bueno y con lo malo que eso depara. Y en un punto tienen razón, pues mi vida no fue como la de los demás. Yo no hice el colegio regularmente, lo fui haciendo en diferentes ciudades hasta recibirme por correspondencia. Mi niñez no fue normal: mis juegos pasaron a ser el canto y los ensayos. Mis viajes y mi vida en un bus con tanta gente y poca privacidad fueron algo corriente y normal para mí, pero para los demás no. Por ello todos lo notan y tal vez por eso las preguntas, por eso la reacción de la gente deseándome lo mejor. Sé y soy consciente de que tengo responsabilidad en ello. Sé que la gente me quiere, y a la vez percibe algo en mí que yo no logro ver ni comprender qué es, pero lo intuyo. Eso me hizo pensar y rever algunas cosas que tenía pensado hacer. Ahora que lo pienso bien tendré que cambiar mis prioridades pero no mis objetivos. Ahora pienso seriamente en ser madre. Hasta ahora me lo decía para mí y para los demás que para eso había tiempo, que mejor desarrollar mi carrera artística, y una vez logrado el gran objetivo, recién allí pensar en niños, en una vida más familiar y tranquila. Siempre corrí como si no tuviera tiempo, como si tuviera que acelerar las cosas si las quería lograr. Y no es que ahora pienso lo contrario. Extrañamente sigo sintiendo la misma sensación: de que no dispongo de tanto tiempo. Pero decidí cambiar el orden de mis planes. Ahora quiero tener niños, quiero agrandar mi familia a la vez que desarrollo mi carrera como cantante y diseñadora. Tal vez pueda hacer lo mismo y lograr todo pero haciéndolo más tranquila. Tal vez cuando empiece 1995 haga conciertos en Estados Unidos, participe en festivales, vaya a México al mismo tiempo que salga mi disco en inglés y si Dios quiere pueda tener mi primer hijo a fin de año. Tal vez con ello postergue mi gira por Latinoamérica, tal vez llegue con lo justo a hacer algunos conciertos con el lanzamiento del disco en inglés, tal vez inaugure mis boutiques en Monterrey y en México DF a lo largo de 1995. Tal vez no sea tan dramático todo. Tal vez sea el tiempo en el que todo se acomode a algo que luego de estas preguntas y por lo que me transmite la gente pasó a ser prioritario para mí: agrandar mi familia, mudarme a una casa más grande y tener un niño. Tal vez 1995 sea un año no sólo importante para la banda sino para mí. Espero que Dios me acompañe en todo lo que he pensado para mí y para mi bien…

Me pregunto y repregunto si tal vez todo esto que siento es porque algo deberíamos cambiar, si tal vez deberíamos adaptarnos a las nuevas circunstancias, a saber que para seguir con esta nueva etapa ya no podemos seguir moviéndonos como en los primeros tiempos. A veces me cuesta creer que sigamos viajando en el bus. Ya sé que éste no es el bus de siempre, que es otro y mucho más confortable. Pero ya deberíamos movernos cómo lo hacen todos los grupos masivos: en auto, en avión, en tren y a veces en bus. No lo digo por veleidades. No lo digo porque me la doy de importante, de diva. Lo digo porque debemos adaptarnos a estos nuevos tiempos. Debemos acomodarnos a la nueva realidad y a nuestros objetivos. Si siempre soñamos con llegar a lo más alto y vamos camino a ello, ¿por qué no actuar por lo que somos ahora? Obviamente que viajamos en avión y que desde hace un tiempo nos damos gustos que antes ni podíamos. ¿Pero es necesario seguir actuando como cuando yo tenía 8 años? ¿Acaso no hemos progresado? ¿Acaso nuestros propios fans no esperan algo más de nosotros? A veces pienso que hay cosas que deberíamos darle más importancia, que tal vez no forman parte de la música, pero sí que tienen que ver con el negocio que rodea a ella. Mi padre nunca le dio importancia a eso y ése siempre fue un gran error. De hecho si tenemos un grupo de fanáticos y seguidores es porque nuestra actual presidenta del club de fans había encarado a la salida del concierto de San Antonio en 1991 a mi padre y le preguntó cómo no se vendían ni fotos, ni remeras ni nada que conformara el merchandising de cualquier artista. Y siendo que estábamos en Texas, en el que veníamos triunfando y arrasando con los premios desde hacía 5 años, y nunca se le ocurrió a nadie reparar en ese dato que sí se le ocurrió a alguien que no sabía nada de lo que rodea al mundo de la música, ni siquiera de nosotros, mi padre decidió tomar a esa mujer y encargarle esa misión. Es curioso que ella, que era enfermera de profesión, nos diera una pequeña y elemental lección de publicidad, y que a nosotros no se nos hubiese ocurrido nada de eso, siendo que eso también era parte “del negocio de la música”. La cuestión es que ella está allí con nosotros teniendo múltiples funciones y nosotros le confiamos todo como si fuera parte de mi propia familia. Sería bueno saber que estas cosas no nos tiene que pasar más. Que puede ser molesto y hasta arriesgado seguir nuestras vidas como hasta hace unos 5 años. Mi padre lo entendía pero se resistía al cambio. Él pensaba que las cosas llegaban por su esfuerzo y el de los todos los que componían la banda. “¿Para que cambiar ahora si todo está bien encaminado gracias al plan original?”, se preguntaba. Él sentía que lo más difícil había pasado y que ahora era cuestión de cosechar lo sembrado y esperar lo mejor. No ve obstáculos en el camino, y si los hay los destruirá en unos segundos. Él no ve el peligro, no ve que por allí por envidia o por rencor alguien podría cometer una locura. ¿Acaso no quería que su hija siguiera su camino con todo lo que implicaba en aquel momento? Tal vez mi padre, por ser de otra generación, no ve lo que vemos nosotros. Tampoco se lo que queremos mostrar, porque queremos desarrollarlo nosotros solos sin tener que convencerlo a él. Además, no concebimos a esta altura de la vida no aprovechar lo obtenido: queremos vivir plenamente la vida, querer sentir hasta el aire que respiramos y vivir cada instante como si fuera el último. Pero no se vale quedarnos con lo insignificante. Se vale probar y tomar no sólo de los lugares que conocemos sino de los otros que nos hace bien aunque no lo conozcamos del todo. Hay que mantener el espíritu del bus pero estando en un buen lugar para cantar, para actuar, para mostrarse, para triunfar… Hay un mundo que nos espera. ¡¡Vayamos por él!!

Estas preguntas me hicieron ver para atrás y captar algunas imágenes. Ya que lo mencioné antes recuerdo un momento del concierto de San Antonio allá por abril de 1991, cuando estaba por cumplir 20 años. Recuerdo que entre los múltiples regalos que recibí esa noche, alguien me acercó un globo que contenía una flor dentro. Yo estaba contentísima con el detalle mientras notaba que mi hermano estaba enojadísimo con alguien porque quería más de un globo y peleaba por tener otro más. Aún hoy resuenan sus palabras: “¡¡Tienes, tienes!!”. Pero allí sentí que íbamos a lograr el gran éxito pronto. Aún no teníamos los grandes “números 1”, “Como la Flor” y “La carcacha”, pero ya teníamos un gran hit, que era el tema que estaba cantando en ese momento que recordé, “Baila esta cumbia”. En aquel momentos yo me sentía muy segura en el escenario y sentía que podía dominarlo. Podía cantar, bailar, arengar a la gente, y a la vez escuchar a mi hermano que me daba indicaciones al oído advirtiéndome que tenía que tener en cuenta lo que había sucedido “con el incidente de los globos”. Yo tomé nota y rápidamente me hice cargo del público haciendo que batiera palmas, que hiciera coros, que me siguieran a mí y que cumplieran con creces lo que les había pedido. Podía ver a mi público y estremecerme por los que estaban allí para verme. Podía ver niñas, padres alzando a sus hijos y ofreciéndomelos para que los abrace, madres, varones de todas las edades. Me sorprendí que a todos ellos les gustara lo que les ofrecía. Sentí como nunca que había gente de mi “raza” que estaba en un país del cual se sentían orgullosos de pertenecer, pero que les tiraba la sangre, el lugar de origen, la música de sus padres, de sus abuelos. Sentí que los estaba representando y con orgullo sentí que me convirtieron en su representante, en esa mujer que puede hacer posible el “viejo sueño americano”. Eso me creaba mayor responsabilidad porque en esa situación yo no podía fallar, no podía decepcionar, no podía dejarlos sin darles tal vez la poca alegría que tienen en sus sufridas vidas. En aquella noche sentí que había dado un gran paso como artista, que era cuestión de esperar un poquito más y el éxito se rendiría a nuestros pies…

También se me vino a la mente que hace poquito hicimos una serie de conciertos televisivos en Monterrey. A mí me gustó cuando fuimos al programa “Un nuevo día”. Antes que nada me sentía muy linda, me gustó mi aspecto y cómo me había presentado. Me gustó lo atenta que estaba con las preguntas, me gustó lo segura que estaba para hablar, para hacer humoradas, para encarar mi actuación con total convicción. Me gustó poder cantar la canción sobre la base de música grabada en vez de que todo, incluso mi voz, fuera grabado. Porque yo soy la cara del grupo y yo quiero que me disfruten. Quiero darles mi mejor voz, mi mejor sonrisa, mi mejor baile, mi mejor y más completa actuación. Me gustó mi soltura para cantar, para actuar, para improvisar. Me gustó jugar con mis compañeros de la banda, me gustó poder hacerles chistes y hacerlos partícipes a los conductores del programa. Me gustó saber que para muchos yo era importante y que mi voz sería atendida. Me gustó estar bien atenta a los mensajes de los televidentes, y al anunciar mi último tema para cantar, recordar quién había pedido ese tema. Me gustó mi pelo largo con flequillo, mis boustiers, mis botitas y mi minifalda. Sentí que mi actuación fue bellísima porque estaba completa. Estuve bien en el canto, en la actuación y en la presentación, bases fundamentales para poder ganarse al público en todo sentido. Me sentí como al principio del año cuando fui a actuar en el Houston Astrodome. Me sentía una artista completa y me veía muy linda. Eran dos escenarios muy diferentes, pero la sensación era la misma, de igual modo que la actuación. Esas cosas son las que seguro me llevaré con el tiempo, cuando llegue el momento de vivir las cosas como en el tema “Fotos y recuerdos”…

A pesar de que lo pueda contestar, no son éstos los momentos de balance. Éstos son los momentos de la expansión, del éxito, de las ganas de crecer, de lograr los objetivos, de festejar cada logro como si fuera el último, como si fuera un escalón que se sube y que es fundamental para lograr lo que uno quiere. Yo tengo mil cosas al mismo tiempo y todas son importantes. Quero ampliar mi familia, quiero por fin terminar de grabar mi disco en inglés y presentarlo en concierto, quiero triunfar en toda América latina, quiero terminar enamorando a todo México, de punta a punta, de costa a costa. Mi padre a veces quiere detenerme, pero no lo hace, porque en un punto sabe que tengo la energía suficiente como para proponerme hacer todo lo que pasa por mi cabeza. Pues yo quiero seguir abriendo sucursales de Selena Etc. y las próximas serán México DF y Monterrey. Ya las abrí en Corpus Christi y en San Antonio. Tengo todo por hacer. ¡¡No puedo mirar para atrás pues tengo todo por delante!! Tengo la sensación de que falta muy poquito para lograr todo, que lo tengo a la vista, pero me falta ese pasito, ese pequeño gran logro que me ponga en el lugar de elite, un lugar del que me da miedo llegar alguna vez…

Tal vez porque sepa que son nuevos tiempos entiendo que todos tengamos un poco de temor acerca de la nueva etapa a venir. A todos en definitiva nos cuesta explorar nuevos terrenos, nuevos lugares y nuevos tiempos que no conocemos y nos da temor encarar. Nos sentimos como seguramente hemos vivenciado antes de nacer. Es más seguro estar protegidos bajo el calor del vientre de nuestras madres que recibir la palmadita de la realidad, la hermosa realidad de la vida que paradójicamente primero nos hace llorar pero luego sabemos apreciarla con risas. Porque en definitiva la vida la vivimos así: con risas y con llantos, con alegrías y con tristezas. Pero también la vida nos pone en el desafío de vivirla hasta lo máximo. Está en nosotros vivenciarla de ese modo, más allá de nuestros miedos, más allá de los miedos que nos quieran inculcar los demás. En la vida hay que saber vivir y dejar vivir. Es nuestro principio y nuestro mensaje para todos. Espero que todos lo sepan entender y apreciar. Y lo más lindo: arriesgar, no dormirse en los laureles, no desaprovechar ni un minuto para hacer lo que uno quiere, para lograr lo que uno ha deseado toda la vida. Ahora que recuerdo: hace muy poquito en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, él me preguntó si no tenía miedo de experimentar un terreno nuevo, como hacer un disco en inglés para lograr conquistar el mercado anglosajón en el medio del suceso que yo soy en el mundo hispano. Por supuesto que le dije que sí, que tenía mucho miedo, pero que era mejor intentarlo para ver qué sucedía. No hay nada mejor en la vida que no quedarse con las ganas de haber hecho algo, de haberlo intentado todo. Todos los días hay que vivirlo como si fuera el último. Si nos toca la hora de irnos de este mundo, que nos agarre sin la frustración de haber tenido tiempo para haber hecho algo por lo que uno ha anhelado toda la vida y no haber hecho nada pues “siempre hay un mañana”. No es mi filosofía. No es mi modo de ver las cosas. Tal vez les cueste comprenderlo. Pero esto lo aprendí de la vida, de cómo fue mi vida desde la niñez. Y me gustaría que todos los que me admiran sepan que puedo ser querida no sólo como artista sino como persona. Me gustaría ser un ejemplo para todos y una guía para la gente que quiere ser alguien en la vida con honestidad y trabajo. Ojalá que el tiempo y todo lo que pueda hacer en esta vida sirva para ese propósito. Cuando me toque hacer mi balance, en su debido momento, me gustaría saber que ese gran sueño lo pude lograr. Si lo logré podré irme tranquila de este mundo. Sabré que pude trascender en esta vida no sólo por mi voz, no sólo por mi música, no sólo por mi talento, sino también porque quedé en el corazón de la gente…

Esperaré que en unos treinta, cuarenta años me hagan esas preguntas que me hacen ahora y poder decirles con alegría que del modo que quiero que me recuerden es simplemente del modo en el que ya me tiene la gente en sus corazones y en sus almas … ¡¡Que así sea!!

(Si hay algo más hermoso para mí es permitirme ponerme en tu piel y en tu corazón. Espero que sea de tu agrado, Selena. Yo sólo quiero que sigas viviendo a través de los corazones de todos los que te aman. Y que te recuerden por lo que fuiste como artista y como persona, y por lo que quisiste transmitirle a todo el mundo. Espero que alguna vez aparezcas para decirme si estuve a la altura de la circunstancias y de tu Amor…)

Yo sólo te quiero a ti, Selena. Sé que como tú no había muchas. En realidad, no había nadie. Por eso estoy aquí, estoy aquí para certificarlo, para decirle al mundo que se nos ha ido el Amor con tu partida…

Te extraña…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)



No hay comentarios: