Give me one more chance...

1 de octubre de 2012


En tan sólo 3 semanas, Selena…





“¿Que te vas por 3 semanas? ¿Que te vas de vacaciones? ¿Cómo no me lo dijiste antes? ¿Me vas a dejar? ¿Qué voy a hacer?”, le decía Marisa a Gastón, mirándola entre desolada y desorientada. Ella lo quería tanto, pero él … él quién sabe … Hacía poquito habían empezado a salir y hacían de “noviecitos”, pero era Marisa la que pretendía que fuera la relación más en serio. Él … No sabía lo que quería él, pero Marisa no quería pensar en ello … Más bien quería creer que por allí con un poco de paciencia y tenacidad lograría que Gastón se tomara la relación como ella deseaba … Con compromiso … A veces pensaba si por allí tal vez él sólo quería mostrarles a sus compañeros de colegio que tenía una “novia oficial”, que había conquistado a una niña tan linda ... No quería pensar ni creer que él sólo quería “eso”, eso que ella no haría si no fuera por verdadero Amor … Pero todo indicaba que era así … Era Marisa quien lo llamaba. Era ella quien lo iba a buscar en los recreos del colegio. Muchas veces le costaba encontrarlo y cuando lo hacía se conformaba con arrancarle una sonrisa o un beso y se entusiasmaba o se le erizaba la piel si Gastón la abrazaba tiernamente y le llevaba a pasear por el parque. Marisa era una chica soñadora y creía firmemente en el Amor verdadero, en el Amor ideal. Podía pensarse ya por 1995 que era “chapada a la antigua”, pero ella creía que podía encontrar su “Alma gemela”, aquel hombre tierno que la hiciera feliz para siempre ... Y para ella ser feliz no eran sólo besos y pasión. También lo era un abrazo, una sonrisa, que le trajeran flores, que le diera un mimo desinteresado y sincero, la suavidad de una caricia, el perfume de una tarde en un parque … Y Marisa creía haber encontrado ese Amor ideal en Gastón … Él era tan lindo, tan dulce … Pero a veces creía que esa sensación eran más sus deseos que la realidad misma … Tal vez lo que ella hizo atraer a Gastón fue cuando dejó de vestirse como una niña toda formal y comenzó a hacerlo en forma más sexy, delicadamente sensual tomando como modelo a Selena. Marisa no era lo que se podría decir una fanática de Selena. La admiraba, sí, le gustaban sus canciones, pero no era de coleccionar sus discos ni ir a sus conciertos. Tal vez no se sentía identificada con aquellas amigas y compañeras de colegio que buscaban seguir un modelo o parámetro de vida a través del seguimiento de algunos artistas, deportistas o alguien de su admiración … Ella tenía su modelo que aprendió de su familia y del cual ella estaba absolutamente convencida para seguir … Marisa quería enamorarse, encontrar su hombre ideal, tener hijos y ser feliz con esa familia construida … Nada más ni nada menos … Y buscaba que ello se diera rápido y a sus 15 años creyó encontrarlo en Gastón, que le llevaba dos años … Todo encajaba perfectamente … Él se empezó a acercar a ella cuando Marisa empezó a lucir el pelo largo y suelto con flequillo. Y más aun cuando en las fiestas lucía las chaquetas, los pantalones y los boustiers de Selena, tan de moda por aquellas épocas en las adolescentes … Fue precisamente en una de esas fiestas en la que Gastón le dio su primer  beso que ella jamás olvidaría … Ella estaba hablando con sus amigas hasta que vio a Gastón venir con su banda de amigos. Ella se separó cómplicemente del grupo con la ayuda de su mejor amiga, Cynthia, y se quedó con ella simulando que conversaba alegremente mientras contorneaba su cuerpo al ritmo de “Baila esta cumbia”. Al rato Gastón se le acercó, la saludó con un tierno beso y la sacó a bailar mientras uno de sus amigos sacó a bailar a Cynthia … Marisa y Gastón bailaron un buen rato a puro ritmo y alegría hasta que pusieron un lento, que fue casualmente el tema “No me queda más”, de Selena … Ella se detuvo como para irse en busca de sus amigas, pero Gastón la detuvo con un leve movimiento de su mano en la cintura de  Marisa y con una sonrisa tierna invitándola a seguir … Ella se sonrió y dejó acercar su cuerpo mientras sentía que le temblaban las piernas … Gastón apenas mantuvo sus manos en los hombros de Marisa en silencio hasta que buscó el momento indicado para decirle que estaba muy hermosa … Marisa no decía nada pero no impedía nada hasta que Gastón se atrevió a acercar su boca y darle un pequeño beso detrás de una de sus orejas. Marisa sintió un cosquilleo en todo su cuerpo y para cuando quiso volver en sí vio cómo Gastón acercaba sus labios y ella sólo se entregó a él y dejó sentir el dulzor de su boca en la suya … Marisa no sabe cuánto duro ese momento … Sólo recuerda que fue lo más bonito que le haya ocurrido en toda su vida … Desde ese momento se convenció de que él era el hombre de su vida con el cual conviviría toda su existencia hasta que la muerte los separare … hasta que Dios dispusiera lo contrario…

Pero ahora Marisa se encontraba desolada. Quería creer que todo era casual, muy casual, que Gastón la seguía queriendo, y que sólo se había ido con sus padres a pasar unos días en la playa, lejos, muy lejos de su hermosa e inmensa Chicago para tomar un poco de aire. Así quiso creerlo cuando Gastón se le acercó ese día para decirle que se iba por tres semanas, por esas benditas tres semanas … Y que se fue rápido como si algo la apurara, como si alguien la apurara o como si estuviera huyendo de alguien y ese alguien fuera ella misma … “No te preocupes. ¡¡Yo te llamaré!! … ¡¡Pronto, muy pronto!! Ya verás ... Verás que esas tres semanas pasarán rápido y volveremos a estar juntos, como siempre … Bueno, me tengo que ir … Mis padres esperan. Sé que debí avisarte antes, pero todo surgió de golpe … Extráname y espérame, Marisa … Yo también lo haré…”, le dijo Gastón y se fue dando unos pasos hacia atrás mientras ofrecía unos pequeños saluditos con una de sus manos con una leve sonrisa de culpa para rápidamente darse vuelta y dar unos buenos trancos en sentido contrario sin volver más su mirada a su novia … Marisa se quedó un buen tiempo inmóvil en la vereda hasta que decidió dar unos lentos pasos hacia su casa. Estaba perturbada. Quería pensar en que todo lo que le había dicho Gastón era cierto, pero no podía … Quería pensar que estaba todo bien a pesar de lo que sentía, pero la realidad y su intuición les hacían ver todo lo contrario. “¿Se iría con sus padres o se iría con otra chica? ¿A la vuelta me buscará o yo tendré que hacerlo hasta que me encuentre con la dura realidad?”, pensaba Marisa y se paraba con la intención de ir a la casa de Gastón para detenerlo, para decirle que no se fuera, para rogarle que se quedara … que ella a cambio le daría todo … todo lo que le pidiese para que estuviera con ella … hasta lo que no tenía … hasta lo que no quería … Pero Marisa no quería hacer eso. En su más profundo interior ella sabía que si pensaba eso era porque sentía que estaba todo perdido, que lo había perdido a Gastón y que cualquier intento desesperado eran manotazos de ahogado que no la sacarían de ese mar de realidad … Marisa pasó rápido de la angustia a la bronca y al enojo, y sintió un profundo deseo de ir a buscar a su novio para que “confesara”, para que le dijera por qué y por quién la dejaba, para que le dijera quién era la consabida “otra” … Llego a hacer dos cuadras con el decidido intento de decirle a ese ingrato lo que sentía por él y por su decisión, y para gritarle y hacerle un escándalo … Pero luego de esas dos cuadras se dio cuenta de que nada le serviría hacer eso … Actuaría como una burda mujer despechada y protagonizaría un escándalo que le avergonzaría de por vida … Marisa no quería ser como esas mujeres que ventilan sus vidas privadas por la televisión con la intención de defenestrar a alguien sin pudor por desnudar su propia vida … Ella no era una psicópata que buscaría hacer la vida imposible a Gastón para que aunque sea “por las malas” le diera el lugar que ella quería … Marisa quería que estuviera Gastón al lado suyo por Amor, no por miedo … Ella quería tener un novio, no un monigote a su lado … Por un momento, de la indignación que tenía se maldijo por ser tan buena y considerada, por ser ingenua, por no desear el mal a nadie, por ir en la vida con la verdad y con honestidad … Se maldecía de sí misma porque pensaba que nada estaba logrando con ello … Llegó a una esquina y se sentó en la ochava de la calle y rompió en llantos. Se tomaba la cara para que nadie viera su dolor y su angustia … Y también su furia. Terminó llorando y gimiendo fuertemente, ya no pudiendo ni queriendo disimular lo que sentía … Sabía que esto era el final y lo que peor podía hacer era insistir o hacer como que nada estuviera pasando … Marisa estaba desolada y ni quería salir de esa esquina, de su desilusión y de esa desdicha … Hasta que oyó que alguien le decía: “¿Pero qué haces aquí amiga? ¿Por qué lloras? ¡¡Dime lo que te pasa!!” … Era su amiga Cynthia … Marisa es abalanzó sobre ella y lloró más amargamente. Cynthia sólo se la llevó poniendo su brazo derecho sobre el hombro de Marisa en silencio hasta su casa y esperó a que su amiga le dijera lo que estaba pasando en su debido momento … Y ese momento llegó en su casa, más precisamente en su habitación, cuando Marisa tuvo que enfrentar la realidad y los ojos de Cynthia para decirle lo que le estaba pasando, lo que le estaba angustiando … Cynthia la escuchó en silencio. Necesitaba que su amiga le dijera todo para saber qué podría hacer por ella una vez más, para darle una salida que sentía que su amiga no tenía o no quería buscar…

Cuando Cynthia vio y escuchó el dolor de Marisa, entendió que debía sacarla de esa situación de alguna manera … Ella sabía cosas que su amiga no debía saber pues sería peor … Ella sabía que no siempre hay que contar todo lo que se sabe, que a veces el decir todo tiene otra connotación, otras intenciones. Cynthia sabía que una cosa es ser una amiga y otra una mujer “chismosa” y “conventillera”. Esas personas pueden ser amigas, pero siempre piensan en sus cosas y cómo sacar partido de una información confidencial para hacerla pública a su conveniencia. Ella sabía que esa gente no tiene vida propia, que es gente sola y sin corazón, y que sólo pueden vivir de lo que saben de los demás, de las desgracias de los otros. Es gente sin vida propia en definitiva. Es gente que bebe la sangre de los demás para poder sentir algo, para poder vivir, para que tenga sentido su existencia … Y Cynthia sabía lo que se decía por allí de Gastón … y también de Marisa … No importaba si era cierto o no … No le interesaba saberlo pues a ella literalmente no le importaba participar en esas cosas desagradables… Pero ahora … Ahora que veía a su amiga así sabía que sería víctima letal de esas habladurías y comentarios … tenía que sacarla de ese momento y de ese lugar … Marisa se tenía que distraer y divertirse … Tenía que probar que tenía una vida y que debía aprovechar al máximo lo bueno que ella tenía … “Mira. Tenía planeado ir a ver a Selena con mi hermano. Él no tenía ganas pero lo iba a hacer para hacerme compañía pues iría sola ... ¿Qué tal si me acompañas tú para sacarle ese peso de encima a mi hermano? Y así también tú te diviertes en vez de estar aquí con este dolo … Sé que no es éste el mejor momento para ti, pero créeme que estando sola y llorando todo el día no ganarás nada. Mira sólo lo que pasa del otro lado. ¿Está tu novio llorando? ¿Está solo y angustiado? Si no es así, no mereces tú estar sufriendo. Diviértete o intenta hacerlo. Que si él está en algún lado en el que la pasa bien … ¡¡que vean que tú también lo estás!! Piensa, sólo piensa o imagínatelo … No se trata de que te tortures pensando qué estará haciendo y con quién … Se trata de lo que tú haces a cambio … Hasta imagínate lo “menos malo” … E imagínate que alguien los ve a ambos. ¿Quieres que esa eventual persona te vea llorando y a él sonriendo mientras toma sol? Respóndete a esa pregunta y dime al menos que me vas a acompañar a ver a Selena … ¿Lo harás por mí? ¿Lo harás por ti? Piénsalo mientras te preparo un café y me contestas, ¿sí?”, le dijo Cynthia con una sonrisa para luego darle un enorme abrazo. Cynthia se fue a la cocina esperando que a la vuelta Marisa aceptara su invitación y con el convencimiento de que ésa era la mejor manera de ayudar a su amiga sin que tenga que saber todo, sin necesidad de mentirle, pensando en su amiga y no en ella a la hora de tomar una decisión…

Marisa se quedó pensando en la habitación de Cynthia mientras ella estaba en la cocina y supo que su amiga tenía razón … Fue al espejo y vio su cara de tristeza y cansancio. Se convenció de que no se merecía esto, de que ella no tenía que lucir así, de que ella no debía estar así por alguien que no la quería del mismo modo … Cuando Cynthia volvió con el café Marisa lucía sonriente y le dijo que iría con ella pero que no esperara que se mostrara tan efusiva pues no era tan fanática de Selena ni de nadie, amén de que no estaba del mejor ánimo … “Amiga mía. Sé lo que piensas y no voy a pedirte que hagas algo en particular… Pero desde ya te lo adelanto ... Verás que todo cambiará para ti cuando veas a Selena actuar. Ella no es de las artistas que estamos acostumbrados a ver … Ya verás … Ya verás y te sorprenderás … Pero lo pronto vayamos a divertirnos. Por mi parte quiero ver a Selena. Quién sabe si la vuelva a ver … Creo que pronto conquistará el mundo y ya no la veremos tan seguido. ¡¡Estoy segura de que este 1995 será el año de su consagración mundial!! ¡¡Luego de verla por televisión su performance en el Houston Astrodome sé que va a ser la artista de la década!!”, le decía Cynthia toda entusiasmada. Marisa la miraba y se sentía muy sorprendida por el entusiasmo de su amiga. Recién allí reparó que ya estaban en la mitad de marzo de 1995 y que podrían pasar muchas cosas que acaso cambiarían las vidas de todos. Con esa filosofía y manera de ver las cosas, decidió ir al concierto lo más linda que pudiera y con una fisonomía que más la representara. Cynthia le ofreció atuendos que bien podría quedarle muy bien a su amiga, y Marisa las aceptó con gusto con la condición de que la dejara sola en una de las habitaciones para arreglarse bien y sentirse bien cómoda. Cynthia le ofreció su habitación y se retiró a la habitación de su hermano que no estaba en ese momento en su casa … Marisa se quedó sola en la habitación de Cynthia, tomó sus cosméticos y comenzó a maquillarse con mucho cuidado y con minuciosidad rayana a la perfección. Luego escogió los atuendos más sexys pero a la vez simples que la hicieran lucir bella sin caer en la banalidad y en la cursilería. Una blusita clara y sugerente abrigada con una chaqueta de cuero cortita y abierta junto con unos jeans ajustados y unas botitas texanas conformaban su atuendo que la hacían sentir linda y feliz. Se miró una y otra vez hasta completar su vestimenta con unos aros grandes que sobresalían sobre su pelo muy largo y suelto. Era la primera vez que Marisa se sentía bien con su cuerpo y con su aspecto. Tal vez se sentía feliz porque había decidido mostrarse al mundo como quería y del modo que ella deseaba que la vieran, sin ataduras y sin condicionamientos de las opiniones de los demás. Ya no pensaba ni en Gastón ni en nadie … Sólo pensaba en ella y eso le hacía bien … Cuando se sintió plenamente satisfecha salió de la habitación y se presentó ante su amiga, quien exclamó de admiración y la felicitó por su decisión. En su interior Cynthia se sintió feliz porque sus palabras habían surtido efecto en su amiga y sólo debía en ese momento felicitarla para que mantuviera su actitud y no flaquera ante el primer tropiezo … Pero hubo algo que la tranquilizó aun más. Cuando le fue a decir que llamara a sus padres para decirles que iba a acompañarla para ver a Selena, Marisa le dijo que mejor quería decírselos personalmente y en su compañía. Cynthia supo de inmediato que ése era un signo inequívoco de que Marisa quería que vieran sus padres su actitud y sus deseos, y que fueran respetados empezando ella misma por respetarlos no diciéndoles su decisión por teléfono ni engañándolos con falsas imágenes sino diciéndoles en persona lo que iba a hacer … Marisa fue con su amiga mostrando alegría y firmeza. Había algo en ella que había madurado. Y seguramente así lo debieron entender sus padres en cuanto la vieron y escucharon. Sus padres sólo se limitaron a decirle que sí con una sonrisa y con el solo pedido de que se cuidara. Cynthia se anticipó a comprometerse que ella cuidaría de Marisa y ambas se fueron contentas al concierto de Selena cantando sus canciones a viva voz. Algo había cambiado en ambas y para bien. Nada malo podría ocurrir tras ello … Todo lo bueno estaba por venir …

Cuando Marisa entró al concierto pudo ver un mundanal de gente dispuesta a gozar del espectáculo que les daría Selena y los otros grupos que se presentaban esa noche. Pero hubo algo que Marisa advirtió y que no parecían notarlo ni su amiga Cynthia ni los asistentes al concierto. En la primera parte del concierto algo raro estaba pasando. Era muy difícil de precisar, pero Marisa sentía que algo no estaba bien y que de alguna manera eso se palpaba. Selena lucía espectacular con su atuendo azul y cantaba como siempre … pero algo pasaba con la gente. No la veía que siguiera las canciones con el mismo entusiasmo ni parecía estar muy motivada … Marisa pensó si acaso la mayoría de los asistentes era fanática de otros grupos y no de Selena … Pero no era así. Buscó la mirada de Cynthia y notó que ella estaba igual que los demás, pero para su asombro no veía ni que su amiga ni nadie sintieran lo que ella percibía ... Lo corroboró cuando Cynthia la miró y le devolvió una sonrisa, y cuando vio que tanto ella como los demás cantaban las canciones a viva voz y con entusiasmo … Pero había algo … raro ... Marisa pensó que tal vez era cosa de ella, por ser no tan fanática de Selena y debido a ello lo sentía ella sola. Hasta quería cantar más fuerte o mostrar más motivación para no seguir sintiendo esa unívoca sensación … Hasta que en un momento sucedió lo inesperado … Selena se paró en el medio del concierto y dijo: “¿Pero qué pasa que están tan calladitos?” e instó a que cantaran y la acompañaran de inmediato. A partir de allí Marisa sintió que el concierto fue otro. La gente se levantó de su letargo, y mostró un entusiasmo y una sintonía con Selena que convirtió al concierto en algo único, fantástico, irrepetible. Pero lo que le seguía inquietando a Marisa era que notaba que nadie había advertido la diferencia, como si el concierto hubiese sido el mismo, como si esas palabras de Selena nunca hubiesen sido pronunciadas y que lo que ella percibió nunca hubiese existido … Marisa sabía que algo estaba pasando pero no sabía qué ... Sentía la sensación como si algo estuviera por pasar y que de alguna manera todos lo sabían sin saber qué hacer o esperando que Selena les dijera algo al respecto. Marisa sentía como si la gente tuviera preocupación y que por ello no podía mostrar alegría alguna, y que Selena se dio cuenta de ello … Y que prefirió tranquilizarlos mostrándoles que no pasaba nada, que todo estaba bien, que ella estaba bien, que no había motivos para preocuparse … Eso sentía Marisa. Había algo en el ambiente … había amenazas de un final … Y pensaba que Selena también lo sentía pero creía que nadie se había dado cuenta y cuando lo notó dispersó las preocupaciones … “Selena no quiere que nadie se preocupe. Algo le pasa pero no lo quiere decir…”, pensaba y sentía Marisa, y eso la atormentaba, más aún porque no veía a su alrededor que nadie notara lo que ella veía claramente. A medida que seguía el concierto, Marisa se dio cuenta de que Cynthia no había exagerado para nada … Selena era fantástica. En el escenario era única. Era imposible no prestarle atención. No había forma de no escucharla ni de verla sin atención. Pero había algo que personalmente la hacía admirar mucho más … Selena había superado un momento del concierto y mostraba un profesionalismo admirable, más porque ella estaba convencida de que algo le estaba pasando … “Yo me he sentido fatal en todo este tiempo y he aprendido hoy que hay que seguir viviendo a pesar de todo … ¿A Selena le estará pasando lo mismo? ¿Estará sufriendo como yo?”, pensaba Marisa en pleno concierto mientras veía actuar a Selena, y a los demás y a ella misma cantar sus canciones. Algo le hacía sentir que debía escuchar y ver a Selena personalmente esa noche … Esa noche y no después. Si no, quién sabe … Como le dijo Cynthia, quién sabe si la volvería a ver pronto, muy pronto…

Cuando terminó el concierto vio a su amiga contenta y muy excitada. “¿Y Marisa? ¿Qué te ha parecido Selena? ¿No es fantástica? Te noté un poco dispersa pero creo que te ha gustado tanto como a mí esta noche”, le dijo Cynthia. “No sólo me ha gustado sino que quiero que la veamos esta noche pues quiero que nos firme un autógrafo. ¿Qué te parece la idea, amiga?”, la sorprendió Marisa. Cynthia se le quedó mirando con extrañeza pero con gozo a la vez y le dijo que por supuesto lo haría, sólo que no sabía si lo podrían lograr, dada la cantidad de gente que había ... Las dos salieron corriendo hacia la salida de los camarines y vieron un mundanal de gente. “¿Ves lo que te dijo, Marisa? No creo que podamos lograr acercarnos a Selena. Como mucho podremos saludarla de lejos … Nada más”, le dijo resignada Cynthia. Marisa le hizo una pequeña seña en silencio de que la siguiera mientras buscaba en las afueras del lugar del concierto una pequeña puerta en la que seguramente se llevarían a Selena del estadio más allá de su deseo … Vieron varias puertas pero todas parecían selladas y estaban en lugares oscuros, sin posibilidad de que fueran posibles salidas. Marisa seguía buscando el lugar con paso firme y muy segura de que iba por buen camino, como si sólo esperara la señal para dar con el lugar indicado. Cynthia la seguía al principio con entusiasmo e inquietud, pero luego de unos minutos pensaba que se estaban alejando peligrosamente y que se estaban perdiendo de ver a Selena aunque sea de lejos. “Pero Marisa. ¿No crees que nos estamos alejando y estamos yendo a un lugar desconocido y peligroso? ¿Por qué no volvemos a la salida?”, le dijo Cynthia casi con desesperación y ofuscación. Marisa la interrumpió llevándose el dedo a la boca pidiéndole que se callara y que no la distrajera. Siguieron unos pasos hasta que de pronto se abrieron unas puertas en forma sorpresivamente violenta delante de las dos amigas y tras de ellas salía Selena fuertemente custodiada por personal de seguridad, y por la banda y su familia … Marisa sin pensar comenzó a correr tras ellos gritando “¡¡Selena!! ¡¡Selena!! ¡¡Aquí, aquí!! ¡¡No te vayas!! ¡¡Quiero que me firmes un autógrafo!! ¡¡Quiero decirte que te cuides mucho!!”. De pronto la comitiva se detuvo. Alguien les dijo que quería atender a esa persona que gritaba. Era Selena. ¡¡Era la mismísima Selena!! Marisa y Cynthia corrieron hacia ella y la abrazaron fuertemente. Todas estaban muy emocionadas. El padre de Selena se asomó para decirles que sólo tenían unos minutos para estar con Selena, tras lo cual ella le pidió con la mirada que por favor se retirara al mismo tiempo que A.B. se apresuraba para sacar a su padre del lugar. “¡¡Pero qué linda que lucen, niñas!! ¿Cómo se llaman?”, le dijo Selena. Cuando ellas le dijeron sus nombres, Marisa se adelantó y le dijo que no había sido del todo sincera con ella, que la detuvo para decirle lo que le sucedía con su novio y que quería su opinión al respecto. Cuando Marisa terminó de contarle lo que le sucedía, Selena la miró tiernamente, la tomó de sus hombros con sus manos y le dijo: “Mira, Marisa … Da Amor y recibirás Amor. Pero también da mucho Amor a quienes se merecen tu Amor … Yo doy Amor a todos pero sé elegir mis verdaderos Amores y mis amistades. Al principio Chris era mi amigo y le ofrecí mi cariño como a todos, pero cuando vi que sentía algo por él y cuando Chris me correspondió del mismo modo, no dudé en unirme a él. Y cuando tuve resistencia de mi familia no dudé en hacer todo lo que estuviera a mi alcance para hacerles ver que iba en serio mi relación con él. Lucha, comparte, diviértete y sufre con aquel que sabe apreciar tu Amor. No lo hagas ni desperdicies tu tiempo con quienes no te aprecian. No te merecen ... Eso no quita ni que seas amable ni bondadosa. Siempre acude si te necesitan, pero siempre debes saber a quienes vale la pena entregar todo tu Amor. ¿Entiendes lo que te quiero decir, Marisa?”, le dijo Selena. Ella asintió con lágrimas en los ojos y se fundió en un largo abrazo con Marisa. Luego, y mientras hablaba y le firmaba un autógrafo a Cynthia, Marisa se quedó pensando en lo que debía hacer en el futuro, no sólo con Gastón sino con su vida. Tal vez lo supo siempre, pero ahora se sentía más segura y convencida pues se lo había dicho Selena. Cuando terminó de hablar, de abrazarse y de saludarse con Cynthia, Selena se volvió a Marisa y le dijo: “Tú me has dicho que no has sido sincera conmigo. ¿Y sabes? Tienes razón. Hay algo que no me has dicho aún…”. Marisa se le quedó mirando entre intrigada y preocupada, pero Selena rápidamente le aclaró: “Es que no me has dicho por qué tengo que cuidarme mucho…”. Marisa se quedó muda y en su cabeza pasaron todas las sensaciones que tuvo durante el concierto … “¡¡No te preocupes, Marisa!! ¡¡Era un chiste, sólo un chiste!! ¡¡Dame lo que quieras, que te lo firmo!! Marisa tomó un pañuelo que llevaba anudado en su cuello y se lo dio para que Selena se lo firmara, y ella le escribió: “You know, Marisa. Be yourself. Be happy being the way you are. If you do, others will thank you and love you ... With Love Selena. March 1995”. Cuando se estaba por ir, Selena le acercó una tarjetita. “Te dejo mi dirección allá en Corpus Christi, Texas. Si alguna vez pasas por allí o bien cuando sepas la respuesta a la pregunta de a qué debo cuidarme, ¡¡no dudes en hacérmelo saber!!” Marisa tomó la tarjeta y volvió a abrazar fuertemente a Selena. Sintió que algo la había unido para siempre a ella y que todo lo que había sentido esa noche no había sido falso o equívoco ... Nada era casual en la vida y las cosas surgen por algo. Marisa sintió que por algo ella estaba allí con Selena, y algo debía hacer algo al respecto y pronto. Algo que no sabía qué. Algo que sólo podría llegar a saber hacer por intuición siendo ella misma, siendo sinceramente ella misma, como Selena…

Cuando volvió de aquel concierto, Marisa sintió que era otra persona. Se sentía segura, se sentía fuerte, se sentía convincente. Se sentía una mujer. Así la veía Cynthia. Así la veían sus amigos. Y seguramente alguno de ellos le hizo saber a Gastón sobre esta “nueva Marisa”. De pronto aparecieron los llamados, los dichos de Gastón de que la extrañaba, de que la quería mucho, de que ya volvería, de que pronto estarían juntos, de que pronto volverían a ser felices. Marisa lo escuchaba un poco con desdén, un poco con fastidio, un poco con sorna, un poco con pena … Ella ya no le aseguraba nada, hasta se permitió decirle que se tomara el tiempo que quiera, que ella estaba ocupada, que tenía que hacer mucho por Selena luego de verla en aquel concierto. “¿Sabes? Selena me ha cambiado la vida … O tal vez haya afirmado aquello que siempre esperé de mi vida y de los demás. Siento que algo debo hacer por ella. Me hecho admiradora de ella tal vez no del mismo modo que los demás … Yo la admiro como artista y como persona … Es mi modelo a seguir … No es que quiera ser igual a ella. Yo quiero ser tan personal como lo es ella. Yo quiero ser yo misma en todos los aspectos de la vida como lo es Selena en el escenario y fuera de él”, le decía Marisa a Gastón llevándolo al terreno de la conversación que más le gustaba. Hablarle de Selena, decirle lo que sentía, expresarle libremente sus sentimientos. En un punto sentía desprecio por Gastón. No la había valorado como persona, no la había amado y respetado como mujer … No se merecía su cariño. No le iba a dar su Amor. Y eso la hacía sentir libre, libre para sentir, libre para pensar, libre para expresar, libre para un nuevo Amor. Pero cuando se sentía tan bien así, ante Gastón y ante los demás, siendo ella misma, expresando lo que más deseaba, hubo algo que la inquietó … Selena le había dicho que aun con las personas que ya no se confiaba o que ya no sentía el mismo aprecio debía seguir siendo amable y considerada … Y que se debía acudir a ellos si lo solicitaban … Y eso a ella no le gustaba y le hacía mucho ruido … Si ella sentía decepción y hasta desprecio por Gastón, ¿por qué debía ser considerada y amable con él? ¿Por qué debía ir a su encuentro si él ahora lo solicitaba? … Ella no lo quería hacer. Es más: ni pensaba en tenerlo mínimamente en cuenta a Gastón en cuanto pisara Chicago de su vuelta de sus benditas tres semanas de vacaciones … Y volvió sobre su mente aquellas sensaciones que tuvo mientras veía a Selena en aquel concierto … “¿Y si a Selena le estaba pasando lo mismo? ¿Y si Selena estaba sufriendo como ella y no lo estaba diciendo? ¿Y si los demás y ella misma captaban esa angustia y sólo se tranquilizaban cuando Selena les decía que estaba todo bien? ¿Y si Selena se estaba equivocando con ser tan considerada hasta con gente que no se lo merecía? De pronto Marisa sintió que esas imágenes y sensaciones encajaban perfectamente y armaban el rompecabezas difícil de descifrar. Sintió un impulso irrefrenable por ir a Corpus Christi. Así se lo hizo saber a sus padres y ellos sólo la autorizaron si era acompañada por Cynthia. Ella le imploró que la acompañara sin más explicaciones que debía ver a Selena en su casa … Que allí se enteraría de todo … Cynthia lo aceptó porque se lo pedía su amiga sin dejar de sentir miedo y angustia por lo que le transmitía Marisa … Cuando tomó el micro que la llevaba a Corpus Christi Marisa dio cuenta del día que era. Ellas llegarían a la ciudad … el 31 de marzo por la mañana ... Vaya uno a saber por qué Marisa sintió un nudo en el estómago al enterarse de la fecha y sintió angustia por el futuro de Selena … Tan pronto llegaron a la ciudad, Marisa notó que el cielo estaba plomizo y prometía que llovería fuertemente en la noche. Marisa casi sin hablar invitó a Cynthia a que apurara el paso hacia la casa de Selena. Era cerca de las 8 y media de la mañana … Marisa casi corría mientras Cynthia trataba de preguntarle por qué estaba apurada aunque empezó a percibir por qué y comenzó a correr también. Las dos llegaron casi jadeando a la casa de Selena y se detuvieron … por un segundo, sólo por un segundo … Marisa miró fijó la puerta de la casa de Selena, agudizó su vista, apretó los dientes y caminó decidida a tocar el timbre. Cynthia la siguió sin atinar a decirle nada … A mitad del camino la puerta se abrió de golpe … Marisa quedó petrificada cuando vio que Selena salía apurada del lugar … De pronto Selena vio a las chicas, se detuvo y quedó impactada por la mirada de ruego de Marisa … Fueron segundos que parecieron años … Selena se adelantó hacia Marisa y la abrazó fuertemente mientras se le escapaban unas lágrimas en los ojos … “No es necesario que me digas que sabes por qué me dijiste en Chicago que me cuidara mucho … Ya sé la respuesta … Acabo de saberlo con tu mirada … Lo siento mucho …Debí darme cuenta antes…”, le dijo Selena con tristeza, y esta vez fue Marisa quien abrazó a Selena. Ambas soltaron aquello que tanto venían conteniendo y comenzaron a llorar por varios minutos. Cynthia se acercó a ellas y las abrazó llorando también. En un momento apareció Chris pero se detuvo sin querer interrumpir ese momento … como si él entendiera perfectamente lo que estaba pasando … De pronto algo encandiló a todos e hizo interrumpir ese momento … El sol apareció de la nada entre las nubes presagiando que ese día no sería como todos pensaban, como todos intuían, como todos aseguraban … Marisa vio cómo los rayos del sol iluminaban y resaltaban las lágrimas de Selena a la vez que ella sonreía … “Pasen chicas. ¿Qué les parece si desayunamos y luego paseamos por Corpus Chisti? Y si se portan bien … ¡¡me las llevo a Los Ángeles para verme en mi próximo concierto mañana!!”. Marisa y Cynthia exclamaron de alegría, pero Cynthia tomó conciencia de la situación y le dijo: “Pero nuestros padres…”. “¡¡A sus padres los invito también!!”, le dijo Selena mientras estallaba en carcajadas. Chris les dijo a todos que sólo esperaran en la mesa que él se encargaría del desayuno. Marisa reía y lloraba también de felicidad … Era feliz .,. Estaba con Selena … Se sentía segura … Se sentía mujer … Su intuición la llevó al lugar exacto en el momento indicado. Nada es casual en la vida .... Pensó en esas 3 benditas semanas de vacaciones de Gastón que antes la habían hecho llorar y ahora la hacían tomar conciencia de tantas cosas ... Nada es casualidad en la vida ... Esas vacaciones vinieron por algo. Ahora era libre de verdad. Libre como mujer. Libre como lo estaba Selena ahora… y feliz porque su intuición de mujer salvó a Selena de un destino tan trágico como absurdo e injusto… Cuando Marisa detuvo su mirada en Selena que reía a viva voz, pensó e intuyó que todo lo que le depararía el destino sería bueno y que todos sus sueños se harían realidad. Que los sueños de su amiga se harían realidad … Que los anhelos de una comunidad serían plenamente logrados … Con Selena … Con Selena con ellos … Con Selena triunfando y marcando un ejemplo … Marisa sabía que nada ni nadie la detendría, porque nadie podría detener ese hermoso destino que Selena construyó con tanto Amor, honestidad, sacrificio y dedicación…

(En 3 semanas, en un día, en unas horas , en  miles de años … El tiempo no importa … La vida nos da muchas oportunidades y pocas señales para darnos cuenta de nuestro momento para aprovecharlo y no dejarlo pasar … Hay que estar atentos, bien atentos y debemos dejarnos llevar por nuestro instinto y por nuestra intuición … Sin pensar tanto, sin mirar a nadie, sin pensar en nadie, salvo en nosotros mismos … Si lo hiciéramos, otro mundo habremos construido, más feliz, más genuino, más auténtico, y aquellas buenas personas, aquellas personas que aprovechan sus vidas para hacer el bien propio y de los demás tendrían su lugar privilegiado en este mundo, cosechando lo que ellos mismos han sembrado … Si la humanidad hubiese tenido esos valores, hoy Selena estaría con nosotros … Lo que debemos aprender de ello es que ante una nueva señal, no dudemos, no pensemos de más … Actuar, actuar para vivir, actuar para ser feliz, actuar por el bien y para el bien, actuar con el ejemplo de Selena y tenerla siempre viva en nuestros corazones y en nuestro actuar de cada día…)

Selena: yo siempre estaré a tu servicio … Yo siempre estaré atento a tu señal para acudir a ti todas las veces que me necesites y hacerte feliz con el recuerdo lindo de tu persona cada día, cada noche…

Te quiere con toda el Alma…

Vivir a pesar de todo … Vivir con tu ejemplo, Selena…


“¡¡Ya basta, Elisa!! ¡¡Deshácete de esas cosas y ya!! ¡¡Necesitamos la plata!! ¿Qué esperas para venderlas? ¿De qué te ha servido guardarlas? ¡¡Selena ya no está!! ¡¡Nada cambiará ese destino!! ¡¡Han pasado 17, sí 17 años!! ¡¡Escúchame!! Sí!!! Escúchame bien, y óyelo aunque no lo quieras oír y grábatelo bien en tu cabeza … Selena murió … ¡¡mu-rió!! ¿Escuchaste bien? ¡¡Y nosotros estamos casi sin trabajo!! Sabes que puedes obtener un buen dinero por todas esas cosas … Todavía hay gente que paga buen dinero por ello …Es mejor que las tengan ellos bien ordenaditas en sus casas que tenerlas amontonadas como las tienes tú ... ¡¡Si ya pareces como la protagonista de la canción “Fotos y recuerdos”!! ¡¡Son otros tiempos, Elisa!! Selena ya no está para alegrarnos la vida … ¡¡Y tampoco nos dará de comer!! Bueno … al menos que vendas esas cosas … ¡¡Hazlo ya!! ¡¡No esperes a que te las saque yo y las venda por mi cuenta!!”, le dijo Anabella a su hermana con impadiosa frialdad y rudeza, como si quisiera que la realidad fuera otra pero que era ésta, que la hacía ser implacable con Elisa. A Anabella ya no le importaba nada. Con sus 33 años, con poco trabajo y sin esperanza de que la vida fuera a cambiar, tenía una frustración y una desesperanza que la trasladaba a su hermana, que tenía 30 años y no paraba de llorar. Ambas eran adolecentes cuando a Selena le pasó lo absurdo … Eran niñas buenas, latinas de Estados Unidos como Selena, llenas de esperanza y de alegría, llenas de ilusión, seguras de que tenían un porvenir venturoso por delante. Y nada más evidente que tenerla a Selena para saber que nada podía funcionar mal. Ambas vivían con su madre en una humilde de casa de Austin, Texas. Su padre se había marchado tiempo atrás despedido por su madre luego de una larga discusión … Nunca supieron bien los motivos pero lo presumían … Por eso no querían martirizar a su madre con preguntas que le hacía más difícil su vida … Bastante tenía con su trabajo de doméstica en varias cosas durante varias horas de su vida … Tanto Elisa como Anabella la ayudaban en su trabajo y hasta incluso conseguían un trabajito extra para ayudar a la casa … En realidad, esa “ayuda” era poder tener un poco de dinero para comprar todos los discos y todo lo que hubiera de Selena … Su madre lo permitía pues, ante tanta privación, al menos quería “donarle” ese dinero logrado por sus niñas para que pudieran darse el gusto que ella no le podía dar … Cuando sus hijas se volvían locas por ir a un concierto que daría Selena en su ciudad, siempre aparecía ella para darles la buena nueva de que justo había conseguido que le pagaran más en tal o cual lugar, o un trabajito extra en tal o cual hogar para que lo obtenido por ella pudiera regalárselo a sus hijas para que la vieran a Selena en vivo … Y lo hacía con gusto no sólo porque se trataba de sus hijas sino porque se trataba de Selena … Y la magia de Selena hacía que todas, madre e hijas, compartieran el mismo gusto y pasión. Siempre su madre aducía tener algún dolor en la espalda o tener que irse muy temprano al otro día a trabajar para no acompañarlas a ver a Selena … Lo cierto es que la plata escaseaba y una entrada más podría significar una privación importante en el mes … Ya lo tenía que hacer para pagar esas entradas, que muchas veces se las pagaban sus patrones cuando ella en algunas oportunidades les imploraba algún dinero extra para poder alegrar la vida de sus hijas … Y como después veía a sus hijas volver del concierto tan felices y contentas pensaba que había valido la pena el esfuerzo y el dinero gastado … Cuando tenían tiempo libre los fines de semana las tres escuchaban los discos de Selena y los cantaban a viva voz … Eran tan felices … Selena las ponía en ese estado de ánimo que las hacía alejar de las penas de sus privaciones económicas, y de la ausencia del padre de Elisa y Anabella … Pero todas sentían algo más … Ellas se sentían alegres de verdad, porque para ellas Selena no era alguien más, no era la artista del momento a la que seguían por el tiempo que duraba un hit o una canción en el N° 1 de la lista de los temas más escuchados por la radio … Selena era la hermanita que las acompañaba, la que se había esforzado como ellas y lo estaba logrando, y ese logro y esa fama les daba esperanza de que ellas también lo lograrían en breve … Selena era una vecina más, una mujer del barrio humilde como ellas que siempre volvía para compartir una tarde comiendo y tomando lo que hubiera en ese momento en casa … Selena siempre volvía … siempre … Todas la habían visto crecer, triunfar, lograr cada éxito en su Texas y fuera de él y nunca vieron que se le subieran los humos a la cabeza, mirara para otro lado a su paso o no volviera más … No … Selena no hacía eso … Selena nunca haría eso … Todas sabían que Selena seguiría viviendo en Corpus Christi aun cuando llegara muy lejos con su éxito … Y si había algo que deseaban con ganas era que rodara por todo el mundo y fuera famosa en cuanto lugar pasara … Y sabían que lo lograría … Selena era tan encantadora … Nunca los defraudaría y tenía la tenacidad para lograr todo lo que se proponía … Todas veían cómo triunfaba en México, en Centroamérica y por todo Estados Unidos. Ya no era la promesa texana. Ya era una realidad. Una realidad que se reafirmaba día tras día con la venta de discos, con sus conciertos cada vez más numerosos, con los premios internacionales como el Grammy que pocos, muy pocos lograban … Todo era dicha y felicidad … Madre e hijas estaban solas pero se sentían acompañadas y representadas … Estaba Selena … Estaba esa hermanita que les decía que todo era posible, que todo se podía lograr…
Elisa tomó con torpeza las revistas y los discos, y los apretó contra su pecho. “¡¡No, Anabella!! ¡¡Tú no entiendes!! Antes morir que vender mis cosas de Selena … ¡¡que también son tuyas y de nuestra madre!! … ¿Qué? ¿Ya te has olvidado de ella? ¿También me dirás que ella mu-rió?”, dijo a los gritos hasta explotar en un llanto tras lo cual salió corriendo con todo lo que tenía de Selena apretado en su pecho para encerrarse en su habitación. Elisa ni reparó en que dejó tiradas miles de cosas en el suelo y en una caja al huir de allí. Anabella sí lo notó pero no atinó a nada. El recuerdo de su madre la inmovilizó. Se le escaparon un par de lágrimas mientras dejaba que su hermana se escapara y sólo fijó su vista en una foto de Selena, una foto que le hizo recordar ese día, ese día en el que su madre las abrazó a los llantos shockeada por lo que estaba pasando ese nefasto 31 de marzo, ese día en el que su madre se empezó a enterar de todo lo que estaba sucediendo mientras estaba fregando el piso de una de las casas de sus patrones ... Ese día ella no se sentía bien…La amenaza de lluvia le daba malos presagios, pero no quiso pensar en ello …Tan molesta estaba que ni siquiera prendió la radio, como todos los días, para entretenerse mientras limpiaba. De pronto sintió una puntada en la cintura y se alarmó, no por ella -ya estaba acostumbrada a esas cosas que ni siquiera la detenía-, sino porque algo presentía y no era nada bueno ... Siguió limpiando como si nada ... Quería cantar pero no podía. Esa molestia era algo más dolorosa de lo que ella pensaba … De pronto escuchó un fuerte relámpago y se asustó sobremanera … Cuando se tranquilizó e iba a retomar su tarea, la hija menor de su patrón entró sobresaltada a la habitación en la que se encontraba María, la madre de Elisa y Anabella … “¡¡No!! ¡¡No puede ser!! ¡¡Han herido a Selena!! ¡¡Parece que es grave!! ¡¡No, María!! ¡¡Dime que no es cierto!! ¡¡Dime que es otra persona!!” y se abrazó a ella llorando. María quedó petrificada. De pronto no sintió más ese dolor que tanto la atormentaba … En realidad, no sentía nada … Sentía su cuerpo anestesiado … Se quedó un largo rato abrazando a la niña que lloraba sin parar mientras permanecía muda mirando a la nada misma … Se preguntaba qué haría, que podría ser de su vida ahora que no tenía la alegría de Selena … Estaban sus hijas, claro, pero la angustia de estar sola, de tener a su esposo lejos de su vida y sin perspectivas de rehacer su Amor perdido porque ni tenía tiempo para ello, y ahora sin Selena que la acompañara y la hiciera sentir útil y feliz, llena de esperanza, la dejaron inválida … La realidad, el duro golpe de la realidad … Al rato apareció su patrona y la niña se abalanzó sobre ella mientras seguía llorando sin consuelo … María se incorporó de pronto para seguir sus tareas como si estuviera en falta y quisiera evitar una reprimenda por su actitud … Pero para su asombro, la mujer le hizo un gesto con las manos como diciéndole tiernamente que se detuviera y luego tomó sus manos y le dijo: “Ve a casa, María … Hoy es un día muy triste … No vuelvas hasta que todo haya pasado, hasta que todos nos despidamos de Selena…”. La mujer la miró tiernamente y María asintió con la mirada en el piso. Al rato fue a su cuarto de empleada a buscar sus cosas y recién allí reparó en lo que harían sus hijas cuando se enteraran de lo que había pasado. Fue allí cuando no pudo contenerse y rompió en llanto. María sintió como nunca en ese momento la pérdida de Selena, la perdida de una ilusión, la falta de un horizonte de felicidad eterna … Luego de un rato recompuso su postura, se puso un pañuelo negro en la cabeza y salió rápidamente para el colegio de sus hijas antes de que ellas se fueran por propia voluntad o porque el colegio le diera ese día libre … Iba a decirle a su patrona que llamaría al otro día para saber lo que debía hacer pero la mujer fue dulcemente terminante: le volvió a decir que no pensara en ello hasta que Selena ya se fuera definitivamente de este mundo y de los recuerdos de la gente, cuando comenzara a ser sólo un recuerdo cada día al despertar … María salió conteniendo el llanto y fue en busca de Anabella y de Elisa … Tomó el autobús que vino más rápido que de costumbre y se imaginó que tal vez todo se había alterado ahora que Selena no los acompañaba … El bus estaba casi lleno pero no se oía a nadie … Todos estaban de luto. Aún no estaba la confirmación de la partida de Selena pero era como si ya lo hubieran anunciado. Se palpaba en el aire, se sentía en las miradas de la gente. María se dio cuenta de que a veces no hace falta tener todos los datos para saber todo lo que está pasando. A veces con ver algunas cosas fundamentales se sabe lo que sucede y lo que pasará … Ella no había escuchado absolutamente nada … Sólo sabía lo que le dijo la niña y lo que había visto en esos rostros … No había duda de que Selena se estaba yendo y se iría irremediablemente … María deseó que nunca terminara el viaje, que el tiempo se detuviera allí para que ella pudiera eternamente pensar y dormir … dormir y no pensar más en ello, en Selena, en su vida, en su futuro … María sabía que en cuanto bajara del autobús todo habría terminado y ella ya no sería la misma de siempre … o la que creyó ser mientras estuvo Selena para darle ánimo, esperanza y, sobre todo, vida … Si a Selena le pasaba esto, ¿qué podía esperar María para su propia vida? … En un punto María se aferraba al milagro, a que Selena se recuperara, a que todo fuera una falsa alarma, a que todo fuera una burda mentira … No quería esperanzarse pero se le ocurría que si acaso ella pensaba en otras cosas, meditaba sobre otros problemas y se “olvidaba” de Selena, se encontraría con la gran noticia, todo volvería a la normalidad y ella volvería a ser feliz … Cuando llegó al colegio, María se encontró con la dura realidad que le dejaba un panorama aterrador … Miles de niñas que salían de las aulas llorando sin consuelo mientras otras se quedaban en la calle sin saber qué hacer, sin saber hacia dónde ir. Hasta los niños, que en estos casos disimulan su dolor porque suponen tontamente que el llorar es “sólo para niñas”, estaban silenciosos, con la mirada perdida y acompañando el dolor de todos, sin poder disimular su tristeza también … María bajó del micro y avanzó hacia el colegio. No veía a sus hijas por ninguna parte, ni siquiera en las aulas en las que estaban. Casi todos los cubículos estaban vacíos con unas pocas personas llorando sin control. Se estaba por ir hasta que reconoció el grito de Elisa. Se dio vuelta y pudo ver a ella totalmente descontrolada apenas sostenida por Anabella. María iba a socorrerla rápidamente pero algo la detuvo. No quería interrumpir tanto dolor.  Veía a Elisa llorando histéricamente pidiendo por Selena, y porque la dejaran sola y tranquila. Y veía a Anabella sólo ocupada en no dejarla ir, pero veía en su rostro que estaba aún peor que su hermana, sólo que canalizaba su tristeza ocupándose de Elisa y tratando de que entrara en razones. Elisa quería ir a Corpus Christi, y gritaba y rogaba a Selena que no la abandonara. Anabella le decía que esperara a ver qué pasaba, que no se precipitara, que tal vez … Cuando María se dio cuenta de que Anabella no creía ni en sus palabras y que ello le quitaba fuerzas para contener a su hermana, ella sólo se acercó con sus brazos extendidos … Anabella soltó a Elisa y ambos se abrazaron a su madre y lloraron un largo rato. María sintió como nunca que estaban solas, muy solas en este mundo y que tal vez no tendría fuerzas para soportarlo todo. Ella sentía que era demasiado para poder seguir con esa vida, con su vida … Si no fuera por sus hijas, ya no estaría allí y por eso, sólo por eso, hacía un nuevo esfuerzo, un nuevo esfuerzo para seguir viviendo con la larga mochila que llevaba a cuestas. Pero mientras abrazaba a sus hijas, María pensaba cómo iba a seguir, con qué ganas y esperanzas seguiría con su vida cargada de obligaciones, sin ninguna alegría ni esperanza … María llevó a sus hijas a su casa en silencio, dejando que ellas lo expresaran todo … Sólo les dijo que habrá que acostumbrarse a un mundo sin Selena, pero sin estar convencida, sin creerlo verdaderamente … Pero lo decía por sus hijas, para que al menos ellas tuvieran la fuerza que ella ya no tenía…
Todo fue muy rápido desde entonces … Anabella vio cómo en poco tiempo su madre iba perdiendo fuerzas y su cuerpo le pedía que se detuviera por un buen tiempo … Pensó en que tal vez debió haberse dado cuenta antes, cuando fueron a Corpus Christi a despedirse de Selena … Ella era de contener a todos, de observar a los demás y ayudarlos. Pero en esos días apenas ocupaba su mente en contener a su hermana menor … Pensó que era la que más lo necesitaba … Después reparó que mal que mal Elisa exteriorizaba su dolor y eso la hacía sobrellevarlo. Además, el hecho de decirle lo que más le apenaba le daba una idea de cómo calmarla, de cómo decirle cosas para que aplacara su dolor ... Anabella al decirle esas palabras de consuelo calmaba su propia angustia, su propia soledad … Por eso, por ocuparse de su hermana y de sí misma, y por dejarse llevar por el dolor de la pérdida de Selena, no reparó que había amenazas de otro final … Veía que su madre estaba muda y con la mirada perdida. Ellas estaban abrazadas llorando en la larga cola que había para despedirse de Selena, mientras que su madre estaba allí, muda y distante, muda y sin ninguna palabra de consuelo. Cada tanto se acercaba para decirles algo, para preguntarles si necesitaban algo, para aconsejarles que no lloraran más, que tenían una vida por delante … Anabella la miraba pero no sabía que decirle … Había algo que le molestaba y le preocupaba de su madre, pero no sabía qué era. El dolor, la locura de todo el mundo y el sentir que Selena se la había ido absurdamente no le permitía dar cuenta de lo que estaba pasando … En un punto ella también pensaba que a pesar de tanto dolor pronto podrían salir de ese calvario, que volverían a sonreír otra vez … Pero ese silencio de su madre, esa distancia, esa mirada perdida … Anabella tuvo que contener otra vez a Elisa a medida que el grupo de gente se acercaba a donde estaba Selena. Su madre no quiso entrar. Les dijo que las esperaría afuera y sólo les pidió que le dijeran a Selena unas lindas palabras a modo de despedida, y que le dieran en el aire mil abrazos y mil besotes … Nada más … Nada menos … Anabella fue avanzando y veía a su madre extrañamente “tranquila” y con la mirada en un punto fijo … Parecía como si tuviera 10 años más, como si hubiese envejecido de golpe … Elisa gritaba y lloraba mientras avanzaba con dolor tratando de acercarse a Selena y abrazarla. Anabella tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para que Elisa no hiciera lo que pensaba … Ella también sentía que había envejecido 10 años. Cuando llegaron al lugar y vio ese enorme ataúd cerrado, ni quiso mirar. Miró para un costado mientras hacía fuerza para que su hermana no fuera hacia él. Anabella notó que siempre hacía lo mismo: que tenía que permitir que los otros se expresaran y contenerlos en los excesos, pero para eso debía anular sus propios sentimientos. Lo suyo -pensaba Anabella- era callar, entender, asentir, rechazar. Pero nadie la contenía a ella. Ella era la “fuerte”. “¿Y quién había determinado ello?”, pensó en soledad más de una vez … Pero no había tiempo para responderse a esa pregunta, ni en ese nefasto día ni nunca … Anabella sentía que a partir de ese día tendría que contener a dos personas, y convertirse en la madre y el padre de ambas. Pensó en su padre e imploró que volviera pero a la vez sentía un gran odio por él. Se preguntaba por qué las había abandonado, por qué no luchó por ellas, por qué no intentó verlas aunque sea una vez … Anabella pensó que le iba a costar amar de verdad. Pocos le habían enseñado a eso, no tenía buenos ejemplos y encima la única persona que le indicó que se podía dar sin esperar, que se podía amar a pesar de todo, la única persona que dio sin tener ningún ejemplo ni parámetro para seguir, esa mujer se le había ido de las manos y de la peor manera. Y la habían dañado, le habían quitado la vida, la hicieron sentir el peor de los dolores como el último sentimiento que había registrado antes de partir de este mundo … Anabella volvió a cubrir su cuerpo con un nuevo traje de amianto y con total frialdad contuvo a su hermana mientras pensaba en su madre … y también en su padre … Con la excusa de cuidar a su hermana pasó por el féretro sin mirarlo y pensando en que todo terminara de una buena vez … Cuando salieron del lugar y se encontraron de nuevo con su madre, dejó a Elisa con ella y se marchó con la excusa de ir al baño … Sólo se fue a caminar por el campo lindero, y cuando llegó a un árbol se apoyó en él y se puso a llorar amargamente y durante unos largos y dolorosos minutos … “¿Qué será de mí?”
-pensaba-. ¿Y ahora cómo podría seguir? Se quedó durante un buen tiempo pensando para juntar fuerzas y seguir con su vida vestida de traje de amianto … Tal vez podría seguir … Sólo dudaba de hasta cuándo podría seguir sin expresar sus verdaderos sentimientos, conteniendo y atendiendo a los demás sin pensar en ella, sin permitirse dejarse llevar por sus verdaderos impulsos y sentires…
Elisa miró a su hermana y aceptó que ése sería el destino de ambas. Su madre había enfermado gravemente y sólo le quedaba estar postrada en su cama … quién sabe hasta cuándo … Tanto ella como Anabella comenzaron a peregrinar por las casas de los patrones de su madre para ofrecerles sus servicios … Todos las aceptaron un poco con gusto, buena parte con pena … Elisa pensaba cómo había cambiado todo y qué largo había sido el último año … Ella ni dio cuenta de lo que sucedía con su madre … Supuso que sólo tenía angustia y dolor, el mismo dolor que sentía ella … y también su hermana … Elisa vivió eufórica en el transcurso del año … La salida del disco “Dreaming of you”, la perspectiva de que la pondrían entre rejas a esa pérfida … Si a Elisa le faltaba algo de Selena lo compró en todos esos días … Por un buen tiempo ella sintió que nada había sucedido, que al fin y al cabo Selena seguía estando presente … Vivía escuchando su música, vivía cantando sus temas, se unió a sus amigas del colegio tan fanáticas como ella para mantenerla siempre presente, para seguir viviendo por ella y para ella a pesar de todo … No se trataba de negación, pensaba Elisa … No, no era eso … ¡¡Para nada!! Sólo había que seguir viviendo, pero viviendo con Selena, viviendo sus alegrías, sus logros, su Legado. Tal vez era hora de retribuirle todo lo que les había dado … No había que darle el gusto a la asesina … ¡¡Jamás!! Sólo había que cantar sus canciones y tener todo de ella … ¡¡Todo!! No importaba qué y para qué … ¡¡Había que tenerlo y ya!! Para eso redobló sus esfuerzos y comenzó a ayudar a su madre en sus tareas domésticas … No le llamó la atención que su madre no le dijera que no y aceptara gustosa que la ayudara … Es que Elisa estaba tan ocupada con Selena … Fue a todos lados, acompañó a cuanta amiga quisiera ofrecer su tributo a Selena, fue a lugares recónditos que le ofrecieran aunque sea un pañuelo que hubiera usado Selena en algún concierto … Todo lo que fuera de Selena tenía valor …¡¡Absolutamente todo!! Era lo que había quedado de ella … Era lo que les había dejado … Y lo que para otra gente y para otras culturas era el síntoma del despojo y de la desolación, para Elisa y para la mayoría de los fans de Selena era el tesoro más preciado. Nada más actual en aquel momento que la canción “Fotos y recuerdos”: “Tengo una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Ya está media rota, ya se está borrando por tantas lágrimas que estoy derramando. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos. Tengo un recuerdo de ti que siempre me hace tan feliz. De aquella fiesta en que te conocí. De ese tímido beso que te di. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos…”. A Elisa ni le importaba todo lo que tenía que trabajar para tener todo aquello, muchas de esas cosas de Selena que ni las tocaba apenas las recibía … Sólo las guardaba para atesorarlas y sentir que parte de su vida la tenía consigo … Y sentir que Selena seguía estando presente, que no se había ido ni se iría nunca … Hasta que un día su madre le pidió si podía ir ella y Anabella a cubrirla en algunos de sus trabajos porque le explicó que no se sentía bien, que no sentía su cuerpo, que le dolía la espalda, y le prometió que pronto se pondría bien … Anabella se acercó a ella, la tomó de la mano y le dijo que fuera fuerte. Al principio Elisa no lo entendió pero pronto dio cuenta de lo que estaba pasando … Su madre no podía moverse de su cama, y ella y su hermana tendrían que trabajar a tiempo completo … Tuvieron que dejar sus estudios y siguieron su dolor por todo lo que les pasaba desde hacía un buen tiempo, y desde la realidad de sentirse grandes de golpe … Elisa comprendió en toda su dimensión lo que quedaba para ella, y para toda una comunidad y generación luego de la partida de Selena … Como nunca sintió que lo de Selena había sido un suspiro, sólo un suspiro tras lo cual todo volvía a la “normalidad”, a lo gris de la vida y a la vanalidad para trascender … Era tan lindo y simple antes … Era tan utópico y tan imposible para creer que aquel camino construido con Amor, sacrificio, honestidad, responsabilidad y talento podría llegar muy lejos … La partida absurda de Selena acaso certificaba como nada esa realidad, les demostraba que nadie permitiría que todo fuera tan simple y tan lindo … Elisa lo sintió mientras notó que su realidad era estar trabajando de sol a sol sin pensar en otra cosa, sin pensar en poder ser feliz, sin pensar que otro mundo podía ser posible … Ya no había tiempo para soñar, ya no había tiempo para sonreír … Elisa vio que la partida de Selena la ponía en un camino similar a la de su madre y que su destino podría ser el mismo … Más de una vez lloró mientras limpiaba los pisos y sólo tenía frente a sí un balde y un trapo de piso … Y no era que la trataran mal o la despreciaran … Lo que sucedía es que ya no era cuestión de ser feliz y de trascender con lo que se era y con lo que se quería ser. Ahora era sobrevivir “con lo que había”, y si se quería ir más lejos había que caer en cosas que ya había olvidado estando Selena … En la mentira, en la falsedad, en la calumnia, en la bajeza, en hacer de la mentira y del odio el arte para trascender … Todo lo contrario a Selena … Bastaba con ver a esa pérfida para darse cuenta cuán bajo se había llegado, cómo se iba olvidando poco a poco lo que Selena les dejó … Elisa entendía ahora por qué quería atesorar todo lo que hubiera de Selena. Era su forma de retener aquellos tiempos tan lindos, esa utopía, esa felicidad, eso que duró tan poco tiempo y que se resistía a perderlo … Una forma de resistirse a la realidad, una forma de desafiar el paso del tiempo … Para cuando llegó la película de Selena, ella estaba ocupada con Anabella en sostener la casa y a su madre. Apenas pudieron verla y llorar sin consuelo. Mientras tanto, tenían que contarle lo que habían visto a su madre, que ya no podía siquiera moverse para verla … Elisa sintió que ya nada sería lo mismo desde aquel día, cuando comenzó a aceptar que Selena ya no volvería, que su madre se iría y que Jennifer López tomaría el lugar de su ídolo a medida que advertía que su papel en la película “Selena” le daba la fama mundial que Selena estuvo a punto de obtener … Pero eso fue un momento, sólo un momento. Desde esos días tuvo que ver el sufrimiento de su madre y su irremediable partida … Ahora entendía por qué estaba tan callada, por qué fue otra desde que se fue Selena … Una noche, ya muy tarde, las llamó a ella y a su hermana, y les dijo casi con un hilo de voz que nunca abandonaran sus sueños, que lucharan por sus ideales y por lo que ellas querían para sí y para los demás … Que fueran como Selena, que siguieran su ejemplo a pesar de que todo indicaba que aquello podría ser admirado pero no seguido, a juzgar por lo que le había sucedido … “No se fijen en mí, hijas  … A mí me agarró esta enfermedad …  No sigan mi camino … Tomen el de Selena … Desafíen su destino como lo hizo ella … Porque le haya pasado lo que le pasó no quiere decir que no tengan que seguirlo … Piensen, sólo piensen y verán que sólo hay que corregir algunas cositas … Por lo que me cuentan, intuyo que Jennifer López aprendió no sólo lo bueno sino lo erróneo de Selena para llegar a la cima … No les pido que sean como JLo … Y menos que sean como yo … ¡¡Sean como Selena!! … Ella fue una buena persona … ¿Me prometen que lo harán? ¡¡Digan que sí, se los ruego!!”. María las miró y sus hijas llorando asistieron … Su madre sonrió y dijo: “Ahora puedo dormir tranquila” y cerró sus ojos con una sonrisa en su rostro … Nunca más los abrió … Elisa sintió la misma sensación que su madre dos años atrás … No pudo llorar … Sólo sintió tristeza … Pero vio cómo Anabella lloraba sin consuelo … Tal vez no podrían hacer lo que su madre les pidió … Pero seguro que ella lo entendería … Había una distancia entre el sueño y la realidad … Y la realidad había sido tan impiadosa como un huracán … Se vendrían tiempos difíciles, muy difíciles … Elisa sólo sintió pena por su madre … Tal vez nunca haya podido ser feliz, pero aun así Elisa pudo ver ese pequeño momento en el que lo fue y ella tuvo la dicha de poder compartirlo … Elisa sabía que era mucho más importante haber sido feliz en vida, y que en esa vida se haya intentado algo y no esperarlo para el momento irremediable de la muerte … Las promesas para la muerte eran un consuelo, sólo un consuelo para tontos … Su madre no quería que la consolaran … Sólo quería que siguieran el ejemplo de Selena … Nunca les pediría cosas para la muerte … Eso hubiese sido egoísta y sólo hubiese sido una carga … Pero su madre no era así, por suerte … Ahora había que seguir la vida como se pudiera, entre la realidad y la utopía, entre la alegría y la resignación, entre el sueño y el dolor … Elisa por única vez tomó de la mano de Anabella y la acompañó con una sonrisa cuando se despidieron de su madre … Había que poner una sonrisa a lo que se vendría … Así lo hubiese querido su madre … Así lo hubiese querido Selena … Y ambas eran para Elisa la misma persona…
Todo se hizo muy difícil desde aquel entonces … Las dificultades económicas no sólo de ellas sino del país hicieron que fueran perdiendo los trabajos que ellas habían heredado. Para colmo, al haber dejado los estudios sus perspectivas se habían complicado aun más. Tanto Elisa como Anabella retomaron sus estudios a la noche mientras hacían toda clase de changas por la mañana y por la tarde. La vida, la mejor parte de sus vidas, se fue yendo sin que ellas se dieran cuenta y sin tener un fin ni un propósito que seguir. Sólo se vivía el día a día sin rumbo, sin horizonte … Sus relaciones afectivas eran conflictivas y las necesidades económicas las empujaron a vivir en un departamento mucho más modesto para achicar gastos. Todo fue tortuoso, todo fue conflictivo, toda fue desesperanza. Atrás había quedado Selena … Atrás había quedado el pedido de su madre. Más de una vez Anabella, que ya no podía disimular ni su dolor ni su desilusión, empezó a recriminarle a la vida por su infortunio, y eso más las necesidades económicas las llevó a agarrárselas con su hermana y a pedirle que se deshiciera de Selena y de las cosas que Elisa atesoraba como lo más preciado que tenía. Anabella a pesar de su dolor no quería mirar atrás, no quería ver lo felices que habían sido y lo desdichadas que eran en ese momento. Mirar para atrás era dolor, y ese dolor no lo quería ver aunque lo sintiera de todos modos. El ver a su hermana aferrada a los discos, revistas y souvenirs de Selena la molestaba sobremanera. Era exponer ante su vista algo que también formaba parte de la realidad que ella quería borrarla para siempre. Anabella siempre había funcionado así … Mirar para adelante, no retroceder ni mirar nunca para atrás .... Nada se podía hacer frente al pasado, ni se podía modificar ni revivir. Y así pudo soportar la pérdida de su padre, la pérdida de Selena, la pérdida de su madre … Pero cuando quiso obligar a su hermana a que ella también pensara, viera y actuara del mismo modo, Elisa le hizo ver sus debilidades, su desconcierto, sus inseguridades. Anabella estuvo un largo tiempo mirando esas cosas de Selena que Elisa por descuido y por no querer discutir más con su hermana ni deshacerse de lo más hermoso de su vida las dejó tiradas … Luego de ese tiempo, tomó una imagen de Selena que correspondía a una serie de fotos para la campaña del shampoo Agree del año 1995 y que nunca salió a la luz debido a ese nefasto día que se llevó a Selena … La miró y pensó en lo linda que era Selena y en lo feliz que lucía en el mejor momento de su vida y de su carrera. Pensó que Selena había llegado a ese lugar no sin dificultades, no sin obstáculos, que tenía el mismo origen que ella y que lo había logrado a pesar de todo, y si tal vez no pudo concretar todo lo que se propuso en su vida fue porque siempre hay gente mala en este mundo que sólo se dedica a perjudicar a los demás en vez de hacer el bien o a hacerse el bien … Anabella olvidó que a veces hay que sentirse bien, procurar estar mejor y que eso, sólo eso, cambia el escenario en el que uno se desenvuelve en la vida … “No ves que después de todo no es tan malo sentirse bien. Te lo agradecerán los demás”, escuchó alguna vez Anabella de un tema de un grupo de rock que no sabía ni quién era ni de dónde venía … Estar bien … Sentirse bien … Anabella pensó si tenía sentido lamentarse por lo perdido en vez de alegrarse por lo obtenido. Pensó si tenía sentido seguir sintiéndose frustrada por lo que había sucedido a su alrededor. Pensó si tenía sentido seguir reprimiendo sus sentimientos y de contener a los demás …Se preguntó si tenía sentido seguir controlando de que todo “siguiera en orden”, de que todo “se mantuviera en equilibrio” si nada de eso la ponía bien ni generaba felicidad a su alrededor … Miró la foto de Selena, y tomó otras y otras … No pudo contener las lágrimas y luego sintió que era mejor dejarse llevar por lo que sentía y no por lo que era más “conveniente” … Quiso llorar y lo hizo durante un buen tiempo. Quiso sentir qué era lo que le provocaba tanto dolor después de tanto tiempo ... Anabella sentía que la vida había sido injusta e impiadosa con Selena. Ella era talentosa, carismática y, sobre todo, una buena persona. Era un ejemplo para todos y su sola presencia generaba sólo alegría … ¿Por qué entonces Dios se la llevó? ¿Para qué y por qué tan pronto? Ella no se merecía eso ... Irse e irse de esa manera … Ella tenía todo para vivir y ella merecía y quería vivir … E intensamente … Se lo había ganado … Y Anabella sentía que ya no tenía por qué vivir como su madre … Ese pensamiento a Anabella la sobresaltó. Algo no estaba bien. No podía dejarse llevar por la derrota, no podía permitir ni que la asesina ni que la mala gente se adueñaran de su vida y de este mundo. Tal vez Elisa tenía razón. Ella no podía obligarla a que se deshiciera de las cosas que aún la hacían feliz. Era su modo de estar bien. El dinero le hacía falta, pero no era indispensable. ¿Qué sentido tendría tener un poco de dinero que le duraría sólo un tiempo con su hermana infeliz de la vida sin sus cosas más preciadas de Selena? ¿Y ella? ¿Qué quería ella? Ser feliz, ser feliz como Selena … Y sabía que así no lograría nada. Anabella tomó las cosas que dejó tiradas su hermana una por una en forma bien despaciosa. Eso la hizo sentir mejor, mucho mejor. Había que empezar a sentirse mejor aunque sea con las pequeñas cosas de la vida … Aunque sea un ratito … Anabella enfiló hacia la habitación en la que estaba su hermana y golpeó suavemente la puerta. “No te voy a obligar a nada, Elisa. Ni siquiera a que me abras la puerta. Sólo quiero dejarte las cosas de Selena que olvidaste recoger … Y escúchame, sólo escúchame. Ya no quiero que vendas nada, ya no quiero que te desprendas de tus cosas más queridas de Selena … Sólo quiero que seamos felices, ya que somos lo único que nos tenemos en este mundo … Mira … Te dejo las cosas que dejaste de Selena en la puerta. Tómalas cuando quieras. Yo ya me voy. Cuando quieras, podemos hablar…”. Anabella se fue despaciosamente hasta que escuchó una voz muy bajita que le decía: “Aquí esto hermanita … Ven aquí…”. Cuando Anabella se dio vuelta, vio que Elisa le extendía sus brazos. Anabella corrió hacia donde estaba su hermana y se abrazó largamente mientras lloraban mezcla de dolor y de alegría … “Ya verás, hermana … Todo irá bien. Ya saldremos de esto”, dijo Elisa. “Yo sólo quiero que seamos felices. Sé que es hora de buscar sentirnos bien. Si lo logramos, nada nos detendrá, como a Selena”, le contestó Anabella. Luego de ello las hermanas no pararon de reírse y de recordar aquellas cosas que habían compartido y que le hacían tanto bien … y que tenían a Selena como protagonista. Cuando ya no tenían más nada que decirse, Anabella le dijo a su hermana: “Creo que debemos hacerle caso a nuestra madre. Es hora de que seamos felices con lo que tenemos. Es hora de lograr lo que nos hemos propuesto por más que sea una quimera. Es hora de pensar en nosotras y no lamentarnos más por nuestra suerte. Sé que nos irá bien, Elisa. ¡¡Te lo prometo!!”. Anabella y Elisa volvieron a abrazarse y sólo esperaron que al otro día tuvieran una nueva vida y un nuevo despertar …Sólo dependía de ellas, sólo de ellas para que aquello fuera posible…
(A veces el dolor es inmenso. A veces el dolor nos lleva a la resignación. A veces el dolor nos lleva a la derrota. No hay peor cosa que acostumbrarse al dolor, que aceptar sin pelea la resignación. No se trata de buscar quimeras. No se trata de esperar que vuelva Selena, aunque se crea en milagros … Y se los desee … Sí se trata de mantenerla viva a Selena siguiendo su ejemplo, siguiendo sus ganas de vivir, riendo como ella lo hacía y sin ocultar la tristeza, pues eso también forma parte del recuerdo y del tributo de todos los que la recordamos a Selena con Amor día tras día … El dolor es parte de la vida de Selena pero eso no debe ni puede vencernos … Si empezamos a entender ello y obrar en consecuencia habremos hecho uno de los mejores homenajes que se le pueden hacer a Selena … Ella en nuestro lugar hubiera hecho lo mismo … Con ese espíritu llegó a donde llegó y por eso es amada por tanta gente…)
Selena: tú fuiste aquélla, tú fuiste única, tú fuiste la mujer ideal, porque no has vendido ninguna imagen, tú te mostraste a la gente tal cual eras, y todos lo entendieron así y te recuerdan como se debe … Con Amor, con ese Amor que sólo tú podías transmitir…
Te recuerda siempre…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)