No puedo comprender por qué me dejaste…

30 de junio de 2012 
 
 

Yo sé muy bien que estás allí, Selena…

Ignacio estaba bien contento en el inicio de aquel mes de marzo de 1995. Había presenciado por primera vez un concierto de Selena y quedó fascinado con ella. Hasta allí era un admirador más, pero desde ese momento pasó a ser su artista exclusiva, el motivo del cual hablar, la mujer a la que le declararía Amor eterno. Y como pasaba siempre cuando uno adoptaba a Selena como su artista favorita, inmediatamente comenzaba a coleccionar sus cosas, comprar todos sus discos, tener todo aquello que estuviera relacionado con ella. Ni había pasado dos días de aquel concierto de Selena cuando Mabel, una prima suya que vivía en Monterrey, le había conseguido algo de lo más preciado para él. Le trajo en una de sus visitas de sus familiares a Houston, Texas, un casete con las imágenes del programa “Siempre en Domingo”, de Raúl Velasco. Y no era que se lo prestaba. Se lo regalaba pues había hecho una copia especialmente para él. Ignacio se lo agradeció eternamente pues sólo había podido ver algunas imágenes de aquella presentación. Recordaba que Raúl Velasco venía de México DF para Monterrey con el fin de presentar a Selena allí. Y cuando llegó el momento de anunciarla hizo una pausa para que el público coreara su nombre y la llamara. Para su sorpresa el público le dijo a los gritos “¡¡’Selina’!!”. El esperaba que dijeran “¡¡’Selena’!!”, por lo que hizo una pequeña pausa para anunciar su presentación y comenzar la fiesta. “Claro, se ve que Raúl no sabe que en Monterrey no la llaman como en México DF, Selena con ‘e’, sino con ‘i’. Así se pronuncia en inglés y ellos están lo suficientemente cerca de los Estados Unidos como para estar acostumbrados a llamarla a Selena como realmente se pronuncia”, decía Ignacio, riéndose de la situación. El sólo había visto la interpretación de “Si una vez” y se quedó extasiado de la locura de la gente coreando el tema y siguiendo a Selena en todo. Y más aún estaba fascinado Ignacio por lo linda que estaba Selena, con su atuendo rojo y su pelo largo, suelto y con flequillo. Si había algo que le encantaba a Ignacio de Selena era su gracia, su carisma, su talento increíble. Eso lo tenía hipnotizado. Él sentía que tal vez podía haber cantantes mejores, artistas que podían actuar, cantar o bailar mejor …pero nadie podía ser como Selena … Ella tenía todo, ella tenía algo que le faltaba a los demás. Ignacio podía enumerar todos sus atributos: voz, talento, carisma, gracia, personalidad, presencia, pero no podía poner en palabras aquello que la distinguía del resto, lo que la hacía tan distinta … “Es que Selena nos quiere, no sólo nos divierte. No sólo actúa para nosotros, no sólo lo hace para vivir, para triunfar, para trascender. Selena quiere a cada uno que la escucha, los atiende, los oye, los entiende. A Selena yo le creo cuando me canta, yo no dudo que ella siente lo que expresa. Yo le creo que está contenta cuando me lo canta. Yo le creo cuando está expresando su tristeza. Selena es creíble. Selena es sincera. Selena es la misma en el escenario como fuera de él. Selena no le miente a nadie y eso lo sabemos todos”, le decía Ignacio a Mabel, su prima, cuando le preguntó por la actuación de Selena en el Houston Astrodome. “Si vieras, Mabel … Yo te conté que sólo vi del programa ‘Siempre en Domingo’ la interpretación de ‘Si una vez’. Si hay algo que me gusta de esa interpretación es que Selena siempre lo hace distinto, siempre le agrega algo en cada actuación, a pesar de que tenga una rutina sobre cómo interpretarlo en cada concierto … Bueno, si vieras lo que fue el otro día en el Astrodome …. Yo pocas veces vi algo así. De pronto se detuvieron ella y toda la banda, y Selena se quedó estática apoyando su dedo índice en su cabeza. Te juro, te recontrajuro que llegamos a escuchar su respiración .... Después todos nos pusimos a gritar como desaforados. Selena salió de esa posición y comenzó a caminar de un lado a otro del escenario. Y nos miraba. Nos miraba a todos sin decir palabra. Se me puso la piel de gallina. Nunca vi a una mujer manejando el escenario ante tanta gente que estaba enloquecida … Y si crees que todo terminó allí te equivocas. El final de la canción fue una demostración de lo que es Selena como cantante … ¡¡Simplemente extraordinaria!! Te prometo que te acercaré un video del concierto cuando lo vuelvan a pasar por televisión. Verás que no exagero para nada”, le siguió comentando Ignacio a Mabel. Habían decidido ver el video juntos, pero surgió un imprevisto y Mabel se tuvo que ir con sus padres a ver a unos parientes que justo habían pasado por el hotel en el que estaban alojados para verlos. Mabel le dijo que la esperara para verlos juntos. Ignacio se lo prometió, pero al cabo de una hora decidió ver ese video. Estaba impaciente por ver a Selena y no quería esperar más. Y si luego viniera su prima, le diría que aún no lo vio y haría como si lo viera por primera vez … Empezó a ver el concierto y justo la primera parte era la que él había visto. Pero eso era lo que menos importaba … El hecho de ver a Selena le daba una satisfacción enorme. Ignacio estaba seguro de que llegaría lejos, muy lejos. Estaba seguro de que pronto estaría en las tapas de las principales revistas del mundo y que ofrecería recitales multitudinarios en todos los continentes. No tenía ninguna duda, sobre todo luego de ver ese inicio del concierto del Houston Astrodome con Selena interpretando un Meddley de los años ’70. Selena podía cantar en más de un idioma. Selena podía interpretar cualquier canción, cualquier ritmo … ¿Quién la podría detener? Y encima el público la amaba. Tenía todo, todo a su favor y estaba lejos en su mejor momento. Ignacio comenzó a ver a Selena interpretar el tema “Amor prohibido” y veía todo lo que movilizaba, todo lo que generaba, en todo lo que la rodeaba hasta que hubo algo que lo paralizó. Vio que frente al escenario y delante del público en el que se movilizaban fotógrafos y personal de seguridad a alguien correr todo agazapado en busca de una mejor posición … “¡¡Hey!! Pero ése soy yo. ¿Pero qué hago yo allí? ¡¡No puede ser!! ¡¡Yo no estuve allí”, decía Ignacio todo desconcertado, casi gritando … “Y sin embargo … Y sin embargo … ¡¡esa persona soy yo!!, seguía afirmando Ignacio sin poder entender lo que estaba pasando. No podía seguir viendo el concierto. Se había desconcentrado. Y se había obsesionado. ¿Qué hacía él allí? No tenía duda de que era él. Pero tenía que buscarle alguna explicación a lo sucedido. Por ello decidió detener el casete y volver a pasar despacito ese momento para sacarse esa duda. Cuando volvió a pasarlo y volvió a ver ese momento se conmocionó aún más. ¡¡Era él, sin duda era él!! ¡¡Pero no podía ser!! No cabía en su cabeza ninguna confusión. Su contextura, su altura, su cabello, su aspecto general coincidían plenamente con él. Ignacio decidió más que sacarse una duda, comprobar que no podía ser él, que no debía ser él. Decidió ir a la casa de un amigo para ver ese momento pero en versión más ampliada. Su amigo Pedro tenía un reproductor mucho más sofisticado que le permitía no sólo avanzar cuadro por cuadro las imágenes sino detenerse en algún instante cualquiera y ampliarlo varias veces. Pedro recibió a su amigo sorprendido por su premura por ver algo en ese video. “¿Qué? ¿No me digas que te gusta Selena?”, le dijo socarronamente Pedro, que era un fan furioso de la banda Pantera. Ignacio sin dejar de mirar el casete que avanzaba a toda velocidad hasta llegar a ese momento le dijo: “¿Acaso tú la has visto? Seguro que si la hubieses visto no me harías esa pregunta tonta y menos con ese tonito…”. Pedro se quedó callado. Veía que lo de su amigo iba en serio y optó por respetar lo que estaba observando. Ignacio, una vez llegado a ese momento, avanzó lentamente con el video y fue ampliando cada cuadro. Respiró aliviado cuando observó que en realidad no era él, que era una persona llamativamente muy parecida a él, pero que no lo era definitivamente. Aun así, le dijo a su amigo Pedro que mirara bien y le dijera qué opinaba al respecto. Pedro fue muy tajante al decirle que ni por asomo era él, que si bien era parecido estaba más que claro que no podía serlo. "Eso lo dices porque tienes el mejor reproductor de casetes de la ciudad. Si tuvieras uno como el mío, no pensarías lo mismo…”, le dijo Ignacio. Estaba por retirar el casete ya más tranquilo pues había sido una falsa alarma hasta que Pedro le dijo. “¿Pero sabes? Algo me llama la atención. No sé por el andar, porque lleva una carga demasiado pesada para ser un fotógrafo y porque llego a ver un papel suelto por allí, pienso que debe ser un loco, un intruso o algo así…”. Por alguna razón Ignacio le estremeció esa observación. Sintió un fuerte dolor en el estómago e Ignacio se tomó de él. “¿Te sientes bien? ¿Quieres que te traiga algo? ¿He dicho algo inconveniente?”, le dijo Pedro todo preocupado. “¡¡No, nada, nada!! No te preocupes, amigo. Tráeme un poco de agua y una aspirina. Es que viví un día tenso hoy”, le contestó Ignacio. Pedro fue en busca de lo pedido y cuando Ignacio se cercioró de que su amigo se había ido del lugar, se acercó sigilosamente al reproductor, retrocedió el casete y volvió a pasar ese momento. Lo siguió cuadro por cuadro, con la imagen bien ampliada para ver si encontraba algo raro, si efectivamente su amigo tenía razón. Ignacio veía que el muchacho en cuestión llevaba una mochila o algo así y un papel en la mano. Eso le llamó la atención. Tenía que ver qué decía ese papel pero eso le llevaría más tiempo e Ignacio lo quería ver solo, sin la presencia de su amigo … “¡¡Hey, Pedro!! ¿No tendrías un poco de pastel de manzana? Te reirías si te digo que me agarró hambre. ¡¡Creo que necesito descansar!!”, le dijo Ignacio casi gritando a Pedro. “¡¡No te preocupes, amigo!! ¡¡Muchos estamos así!! Ya te lo traigo ... ¡¡Espérame sólo unos minutos!!”, le contestó su amigo. “¡¡Tómate el tiempo que quieras!! Yo estoy aquí jugando con las imágenes ampliadas”, le dijo Ignacio y su amigo echó a reír. Enseguida Ignacio, con toda la presión del tiempo, avanzó un poquito la imagen hasta encontrar el instante en el que el papel que sostenía el muchacho se pudiera ver bien. Una vez que encontró el ángulo exacto en el que se podía ver lo mejor que se podía ese instante, lo empezó a ampliar. Lo amplío, lo amplió hasta que empezó a ver unas letras. Ignacio no las podía ver bien, pero parecía más bien un recorte de diario o de una revista … “¡¡Ya voy para allá, Ignacio!! ¿Te sientes bien? ¿Quieres que te traiga café también?”, gritó Pedro. Ignacio se estremeció pues creyó que su amigo ya estaba al lado suyo pero por suerte estaba aún en la cocina. ¡¡“Sí, sí, amigo, tráeme también!! ¡¡No sabes cómo te lo agradezco!! ¡¡Te debo más de una!!”, le dijo Ignacio dándole las gracias por motivos bien distintos a los que expresaban sus palabras. Ignacio siguió ampliando desesperadamente la imagen y no había duda de que se trataba de un recorte de diario, y que se alcanzaba a ver la palabra “Selena” … Ignacio pensó que se trataría de alguna noticia relacionada con algún concierto o de algún reportaje hecho a Selena y que tal vez querría que se lo firmara a manera de autógrafo. Estaba por desistir hasta que un nuevo grito de su amigo, esta vez para decirle que ya venía con todo lo preparado mientras ingresaba al living en el que estaba Ignacio, le hizo estremecer a Ignacio quien sin querer tocó el reproductor y amplió un poco más la imagen hasta que pudo ver algo que casi lo desmaya allí mismo … “Selena … Una muerte absurda … Un inexplicable asesinato”. Ignacio sintió que le daba vueltas la cabeza pero antes de que su amigo se acercara puso la pantalla en imagen normal y se dejó caer. Su amigo dejó todo en el piso y trató de cachetear a Ignacio para que reaccionara. Éste había perdido por un instante el conocimiento pero aun así pasaban por su mente imágenes terribles y varias preguntas. ¿Quién era ese hombre? ¿Cómo tenía un diario que tenía como título algo terrible pero que no había sucedido? ¿Pero qué estaba pasando? ¿Qué podía suceder? Ignacio hacía esfuerzos denodados para abrir los ojos y poner manos a la obra. En su cabeza trataba de establecer el momento en el que se había desarrollado el concierto. Él sabía que había sido unos 5 meses atrás aproximadamente. ¿Dónde estaría ese hombre? ¿Cómo encontrarlo? Pero antes debía averiguar algo más importante, algo que hasta que no hallara a ese hombre debía saber todos los días. Tenía que averiguar dónde estaba Selena, si ella estaba bien, si no le había pasado algo malo. En ese instante Ignacio abrió los ojos y vio la cara de desesperación de su amigo Pedro. Ignacio se levantó como pudo y una vez repuesto se sintió mejor, mucho mejor. “¿Pero qué te pasa amigo? ¿Cómo es que te desmayaste? ¿No deberías hacerte ver por un doctor?”. “No, no, amigo, no te preocupes. Fue sólo un devaneo. Ya te dije que vengo muy estresado con la visita de mis tíos ... ¿Ves? Ya estoy mejor. Tráeme ese café que pronto me verás salir de aquí sin ningún problema”, lo tranquilizó Ignacio. Ignacio bebió su café y hasta comió pastel sin problema. Su amigo lo miraba en silencio y él también estaba callado. Pensaba en todo lo que tenía que hacer sin saber si tenía mucho o nada de tiempo. Tomó su casete, saludó a su amigo y le dijo que no se preocupara que todo iba bien, que todo seguía muy bien, a pesar de sus mentiras… Ignacio comenzó una carrera desenfrenada en busca de esa persona tan parecida a él pero que no lo era definitivamente. ¿Pero cómo empezar? ¿Cómo seguir? No quería que su amigo lo acompañara aunque pudiera ser de gran ayuda. No quería que pensara que estaba loco o algo así. Aprovechó que su prima estaba aún allí y le pidió si podía contactarlo con gente que pudiera darle alguna data de la transmisión de ese programa. Tenía que saber quiénes habían estado acreditados para cubrir el evento, sobre todo reporteros gráficos, pero Ignacio iba a querer saber hasta el último técnico que había trabajado en la emisión de aquel programa de “Siempre en Domingo”. Alguien podía darle información, alguien podía acercarlo a esa persona. Ignacio estaba desesperado pues no sabía por dónde empezar y seguir, pues aunque organizara todo y fuera averiguando paso por paso lo que estaba ocurriendo, no sabía si aquello que tenía esa persona en la mano no podría ocurrir en ese mismo momento, si ocurriría al otro día, si aún faltaba algo más. Ignacio pensó que esa persona llevaba un mensaje de alarma que quería enseñárselo a alguien, hasta incluso a la mismísima Selena, pero ya habían pasado más de 5 meses de aquello. Y no había pasado nada, absolutamente nada … ¿Y si ya les había avisado y logró impedir aquello? ¡¡Sí, claro!! ¡¡Tal vez fue eso lo que pasó!! Seguramente esa persona ya les avisó y salvaron la situación sin que se llegara al escándalo, a que ese hecho terrible llegara a consumarse … Ignacio se quedaba tranquilo durante 5 minutos, pero enseguida se replanteaba todo y se preguntaba si tal vez el peligro no había desaparecido, si tal vez esa persona sólo tenía oportunidad de avisarle en ese momento a Selena sin importar cuánto podía faltar. Tal vez esa persona no sabía la fecha … Sólo la intuía … Ignacio no se iba a quedar tranquilo. Cada media hora, cuando tomaba consciencia de la situación, le agarraba una puntada en el estómago y le sobrevenía la angustia. Temía que de pronto las cadenas televisivas cortaran sus respectivas transmisiones y dieran esa temible noticia … Una y otra vez se preguntaba si realmente eso le podría pasar a Selena. A Ignacio le parecía absurdo que le pudiera suceder algo semejante. Alguien tan adorable como ella daba Amor y sólo podía recibir Amor. ¿Cómo asimilar un asesinato? ¿Cómo entender semejante daño a su persona? Hubo una noche en la que Ignacio no podía dormir, y entre sueños y su mirada de angustia al techo desde su cama se imaginaba el sonido de un disparo, el griterío de la gente, las ruidosas e insoportables alarmas de las sirenas y las radios dando esa terrible noticia. Ignacio se levantó de inmediato, no podía seguir ni durmiendo ni con esa angustia. Fue a visitar él mismo a sus parientes en el hotel y habló con Mabel. Le pidió que convenciera a sus parientes para que los llevara a Monterrey porque tenía que averiguar algo, tenía que localizar a alguien. Ignacio temía que por allí Selena fuera a Monterrey sea pública o privadamente y se encontrara con el horror. Como su prima quería saber el motivo de su desesperación por ir a Monterrey, él buscó darle explicaciones poco convincentes como para salir del paso … Como no lo logró, le dijo: “¿En el hotel tienen un buen reproductor de casetes de video? Como su prima le dijo que sí, entonces Ignacio le dijo: “Entonces reproduce este casete que me has dado y allí te explicaré lo que me angustia tanto … Eso sí. Esto queda entre tú y yo, y a cambio espero que tú me ayudes…”. Su prima lo miró con preocupación y aceptó su propuesta. Cuando vio la realidad que le mostraban esas imágenes pegó un grito y sólo decía qué iban a hacer, cómo deberían impedir aquello, qué dirección tomar. Ignacio sólo tuvo consuelo en que podía compartir su angustia y que tal vez podía ayudarla en su desesperación. Pero Mabel fue más lejos y le dijo: “¡¡No, Ignacio!!! Tú te tienes que quedar aquí. No sabes cómo va a surgir ni cuándo. ¿Y si sucede todo aquí? ¿Y si es en Corpus Christi? Mira. Supongo que tú quieres averiguar si acaso esa persona está en Monterrey o al menos saber sus datos para localizarlo … Déjamelo a mí. Yo trataré de saber todo de aquella transmisión. En cuanto vaya sabiendo todo, yo te iré avisando. Tú averigua por otro lado. Fíjate si acaso tu amigo te puede ayudar. Ya sé que no le has dicho nada. ¡¡Pero no tiene sentido eso!! ¡¡Hoy necesitamos de la ayuda de todos!! Yo que tú le planteo el tema y ve si te puede ayudar. Y más que pensar en Monterrey tal vez tengas que ir a Corpus Christi. Selena vive allí más allá de que a cada rato se tenga que ir. Habrá que averiguar qué conciertos tendrá en el futuro. No hay que descartar que pueda suceder en alguno de ellos. Selena ya es importante, es famosa y está en boca de todos … Por eso, Ignacio, tú averigua por aquí y yo en Monterrey. A medida que tengamos más información, nos la pasaremos y sabremos qué hacer. ¡¡Hay que moverse rápido y pronto!! ¿Lo harás? ¿Qué te parece?”. Ignacio asintió en silencio pero ahora que podía compartir su angustia y su impotencia por hacer algo para impedir lo que se le quería hacer a Selena, no pudo evitar en romper en llanto. Mabel se acercó a él y lo abrazó efusivamente … “¡¡Vamos, primo!! ¡¡Ánimo!! Yo sé que es difícil todo pero sé que si nos movemos rápido lo vamos a lograr. Es cuestión de proponérselo y tener mucha, mucha fe … ¡¡Vamos!! ¡¡Prométemelo que lo harás!! Yo ya inventaré algo para que mis padres emprendan su vuelta a Monterrey mañana. Y te puedo asegurar que lo lograré … En cuanto esté allí me moveré tan rápido como pueda. Te tendré al tanto y tú a mí, pero ya mismo contáctate con tu amigo. ¡¡Él nos puede ayudar!! ¿Lo harás? Prométemelo. ¡¡Se trata de Selena!!! Recuérdalo. Todo esto lo hacemos por ella, ¡¡nada más!!”. Esas palabras convencieron a Ignacio. Estaba en juego Selena. Ya no había marcha atrás. Su prima en Monterrey. Él en Houston … por ahora … Ignacio se quedó un largo rato abrazado a su prima hasta que supo que había llegado el momento, el momento de salvar a Selena… Ignacio volvió a la casa de Pedro. Éste, cuando lo vio, sonrió socarronamente y lo invitó a entrar. “¿Vienes a hablarme del video, ¿no?”, le preguntó. Ignacio estaba por ensayar alguna explicación, pero Pedro lo detuvo y le dijo: “¡¡No!! No me expliques nada. Te entiendo que no me hayas querido explicar lo que te había angustiado tanto. Yo hubiese reaccionado del mismo modo si me hubiese pasado lo mismo”, le dijo. Ignacio lo miraba sin entender … “Es que yo tengo mis contactos también. No conseguí todo el programa pero sí ese momento en el que yo te señalé que había algo raro … No vi nada más, pero vi un detalle, sólo un detalle más …La mochila, el tipo de ropa … No hay nada de ese estilo ni aquí ni en ningún lugar del mundo. Me llamó la atención la mochila … Tenía un diseño y una capacidad que no la vi en ninguna parte … Traté de ver si en algún lugar del país se vendía. Hasta llamé a gente del exterior para ver si ellos tenían algo así … No lo tienen. La verdad no sé cómo lo consiguió … ¿Ya sabes de quién se trata? Tal vez si lo supiéramos muchas de nuestras preguntas tendrían rápida respuesta…”, le dijo misteriosamente Pedro. “¿Pero cómo no me llamaste para darme este dato? ¿Es que no te das cuenta?…”, intentó decirle Ignacio. “Perdona, amigo … ¿Acaso tú fuiste sincero conmigo? ¿Acaso me dijiste lo que te angustiaba tanto, lo que viste a solas cuando te preparaba algo para reanimarte? … Deja, no me contestes …Te entiendo … Hace muy poquito averigüé esto. Podría haberte llamado para pedirte el casete y ver qué más podría averiguar. Podría haberte dado este dato, pero no sabía si luego de irte de aquí querías saber de este tema … De hecho, no sé qué es lo que piensas y lo que quieres hacer ... Por eso no te llamé”, le dijo Pedro. “¡¡Está bien, está bien, Pedro!! No te dije nada pues pensaba que me tomarías por loco si te dijera lo que pasaba por mi cabeza. Todo me parecía tan surrealista que no lo quería siquiera pensar yo … Pero ahora con lo que me dices … ¿Es alguien del futuro que está por aquí tratando de evitar algo tan terrible que ni me imagino cómo sucederá?”, le preguntó Ignacio entre preocupado y desesperanzado. “Puede ser eso, puede ser un extraterrestre, puede ser nuestra imaginación, puede ser nuestra obsesión, puede ser nuestro deseo por ver algo excitante que nos cubra nuestras vidas, puede ser nuestro deseo que a Selena le vaya bien y nunca le pase esto … ¡¡Todo puede ser!! La verdad es que no sé qué pensar. Sólo si logran localizar a esta persona se podrá tener una respuesta … ¿Te acuerdas cómo empezó todo esto? Con que creías que eras tú el que corría por aquel estudio … ¿Me entiendes lo que te quiero decir? No sé si tiene sentido ir más allá con todo esto. No creo que halles ninguna respuesta. No creo que encuentres a esa persona, si es que existe”, le dijo Pedro, con cierto aire de autoridad … “Veo que no me entiendes, Pedro … ¿No te das cuenta de que se trata de Selena, de la vida misma de Selena que está en juego? ¿Cómo no voy a hacer nada después de ver aquello. Lo hablé con mi prima que me facilitó el casete y piensa exactamente lo mismo. Se ve que no tienes el mismo sentimiento que nosotros sobre Selena … ¿Qué pensarías si supieras que están por asesinar al cantante de Pantera en pleno concierto en manos de un lunático? ¿Acaso te pondrías a cuestionar sobre el origen de la información? ¿Acaso desistirías de hacer algo que te da una idea de lo que va a pasar sólo porque no sabes cómo y a quién buscar? ¡¡No, amigo!! Yo aún no puedo creer lo que está pasando. Me resulta inentendible que pueda pasarle esto a Selena, pero no puedo quedarme con los brazos cruzados. ¿Y si sucede? ¿Y si realmente pasa? ¿Cómo crees que me quedaré si algo le hacen a Selena teniendo aunque sea una mínima chance de evitarlo? Si fuera alguien del futuro que tiene una oportunidad, sólo una oportunidad para salvar a Selena, ¿qué crees que haría? Iría allí mismo, sin importarme las consecuencias, sin importarme si algo mío pierdo por hacerlo…”, le dijo enfáticamente Ignacio. “¿Y si tal vez esa persona sea uno de ellos que tuvo esa oportunidad? ¿Y si es esa persona alguien del futuro que está jugando su ficha, su única ficha para salvar a Selena? Pero presumo que él está como nosotros … Sabe el final pero no sabe cómo evitarlo. Tendría que decir cosas que lo pondrían en riesgo como persona … Lo tomarían como loco, nadie le prestaría atención y si lo hacen es tal vez para mandarlo preso. Sólo que si sabe bien la fecha, a medida que se acerque a ella hará cualquier cosa para evitarlo, aun a riesgo de su exposición pública. Tal vez haya que esperar a que él haga algo de ese tipo, o que lo podamos encontrar antes….”, le dijo Pedro. “Es lo que estamos haciendo, Pedro. Mi prima está averiguando en Monterrey. Fue ella de hecho quien me convenció de verte a ti para que me ayudes, ¡¡y menos mal que lo hizo!! Yo también pienso que hay que tratar de localizarlo, ¿pero mientras qué? En cualquier momento alguien atacará a Selena y puede ser hoy mismo. ¿Cómo podremos hacer?”, se desesperó Ignacio. “Por el principio, amigo … Y no es chiste … No te queda otra. Sólo te puedo aconsejar que empieces por lo más lógico. Averigua las fechas en las que se presentará Selena y fíjate si puedes hacer algo allí. Lo primero que pensaría es que la pueden atacar en alguna de esas presentaciones…”, le sugirió Pedro. Ignacio no estaba muy convencido. A la hora de pensar en un eventual ataque, él pensó en otros lugares antes de algún eventual concierto. Pero le dio la razón, no sin antes permitirse una humorada. “Se ve que te quedó en tu cabeza la posibilidad de un ataque al cantante de Pantera en el escenario. Pero no te preocupes. Eso no sucederá. ¡¡Es más probable que lo haga él a sus fans!!”. Pedro se rió de aquella ocurrencia pero interrumpió la risa con algo que Ignacio no esperaba. “¿Sabes? Tienes toda la razón. Selena es una gran artista. Al ver el casete no me quedó alternativa de observarla. Te confieso que no esperaba nada especial de ella. No me refiero a su música, sino a ella misma. Pensé que era alguien más con un par de éxitos y alocados fans. Nada más … Pero me sorprendió … Me sorprendió gratamente. Es una artista digna de verse. Creo que más de un fan de Pantera se quedaría embobado con ella si la ve actuar o si le ofrece algún saludito en el escenario. Ella es especial, reconozco que lo es…”, le confesó Pedro … “Es diferente, Pedro, ella es diferente. Tan diferente que no tengo ninguna duda de que cambiaría a este bendito mundo. Mira. Muchas veces vivimos frustrados por muchas cosas y como no le encontramos salida lo exteriorizamos con bronca, con rencor, con maldad, y si lo queremos hacer de buena fe, lo canalizamos gritando, peleando, luchando o cantando rock n’ roll. ¿No lo crees? ¿No crees que si fuéramos felices no necesitaríamos exteriorizar tanta desilusión, tanto desamor? ¿Sabes que creo? Que si muchos de los fans de Pantera como de muchas bandas de rock escucharan y sobre todo vieran a Selena actuar abandonarían todo por ella y serían más felices, tendrían un buen motivo para levantarse cada día con una sonrisa, y no tendrían tanta frustración que exteriorizar … Mira si no a Chris, su esposo. Él es amante del rock, es fan de los Guns N’ Roses y le encanta tocar como Slash. Y ahí lo tienes. Al lado de Selena. Y no creas que no puede hacer lo suyo por ello. Él sigue teniendo su banda aparte … Aun así ya se dio el lujo de hacer lo suyo con Selena. Si no me crees, escucha el tema ‘Ya no’ … Aunque conociendo tus gustos musicales, me dirás que eso no es rock, que es música ‘vendida al sistema’… Pero te puedo asegurar que Selena es lo suficientemente versátil como conmover a cualquiera”, le dijo Ignacio iluminándose sus ojos al hablar de Selena y olvidando por un instante su angustia. “¡¡Y te creo, amigo, te creo!! Ya te dije que vi a Selena … Eso sí … ¡¡Para mí los Guns N’ Roses sí se vendieron al sistema!!”, le dijo Pedro y se echó a reír con ganas. Y antes de aclararle que sólo era un chiste, le dijo: “Sabes que cuentas conmigo en todo lo que necesites. Y más si puedo ayudarte para tu felicidad de vivir contento con Selena en tu corazón”. Los amigos se abrazaron efusivamente. Ignacio, al borde del llanto, sólo le dijo: “¿Ves lo que genera Selena? Que todos nos riamos y nos sintamos bien … ¡¡Todo esto es lo que crea Selena y esto es lo que quiero que no se pierda!!”. Ignacio se fue de la casa de Pedro con una sonrisa, pero sabiendo que para mantener esa sonrisa tendría que luchar mucho, correr más y, sobre todo, agudizar mucho, mucho el ingenio… Ignacio miró el calendario y ya era 8 de marzo cuando tuvo oportunidad de ver a Selena en el programa “Padrísimo”. En tiempo récord había averiguado dónde se presentaría Selena … Se le había pasado su presentación en el Festival “Noches de Carnaval”, pero sabía que estuvo allí y no hubo más que comentarios elogiosos para su presentación. Sabía que se presentaría en Chicago, en San Antonio y en Miami. Iba a ser muy difícil ir a esos lugares, pero contaba con que Mabel podría ir a algunos y él a otros. La emisión del programa realmente lo emocionó. Selena había participado de un programa especial en el que hacía de presentadora, además de interpretar sus principales éxitos. La conductora, Raquelín González, se había ido a Los Ángeles y la había invitado públicamente a que Selena se hiciera cargo de todo. Selena estaba encantadora como siempre, y tan linda con su atuendo azul y su pelo suelto y largo. A veces se le hacía raro a Ignacio entender cómo Selena se presentaba en programas así después de semejante presentación en el Houston Astrodome, pero conociendo a Selena nada debía sorprenderla. Sin duda que a Selena le importaba cantar para miles y miles de personas, pero si cantaba para 5 se desenvolvería con el mismo profesionalismo de siempre. Eso lo había aprendido de muy pequeña cuando sabía que iba a tener que hacer mucho más que cantar para lograr ser querida por la gente A Ignacio le alegraba y le aliviaba verla a Selena tan feliz haciendo ese programa, por lo que se preguntaba cómo podía pasarle algo. Ignacio miraba y miraba, y buscaba en el televisor que alguien le dijera dónde estaba el problema, que podría generar de negativo Selena para recibir semejante cachetazo del destino. Por un momento se sobresaltó de sólo pensar si el problema podría estar adentro, en vez de afuera, pero pronto lo desechó por lógica: si no había motivos para imaginarse que alguien de afuera podría hacerle daño, menos de adentro. Ignacio miraba a Selena y, aun sabiendo que no todo lo que se ve realmente es, no podía entender que a alguien como Selena le podría tocar un destino tan trágico. Sería igualmente dramático, pero si fuera un accidente, otra sería la cuestión. Pero el sólo pensar, el sólo imaginar a una Selena herida por alguien le provocaba una sensación de impotencia, dolor, desesperación. Ignacio veía a Selena y sentía la misma sensación de siempre. El encanto de Selena te atraía, pero su canto no era el canto de las sirenas que lo llevaban al abismo. Su canto lo llevaba a una felicidad total, a una sensación placentera de la que nunca quería salir. Selena podía conmoverlo con “No me queda más”, podía alegrarlo con “Bidi bidi bom bom”. Selena lo hacía pasar por todas las sensaciones y él se sentía feliz, enteramente feliz. No podía imaginarse su vida sin ella, no podía imaginarse un mundo sin Selena. Al final del programa volvió la angustia. Como si el destino se encargara siempre de dejar señales, Selena, una vez que finalizó su show salió corriendo a los gritos pidiendo que la banda la siguiera. Llegaron a una gran pantalla en la que estaba Raquelín González que la estaba esperando. Ella lo felicitó mientras Selena le explicó lo agradecida que estaba de estar allí y de decirle que dentro de todo no lo había hecho nada mal su rol de presentadora. Raquelín le dijo que no sólo no lo había hecho nada mal sino que contaba que lo haría pronto de nuevo pues esperaba que ésa no fuera la última vez que se presentara en el programa … Última vez … Última vez … ¿Y si lo fuera? Y si ya no se presentaría más no sólo en “Padrísimo” sino en la vida … Ya salían los títulos del final del programa cuando Ignacio estaba sumergido en la más absoluta de las tristezas. En ese momento sonó el teléfono de su casa e Ignacio se sobresaltó. Temía que había llegado el día de la horrenda noticia, pero se resistía a creerlo y con fundamento. Apenas habían pasado unos minutos del final de “Padrísimo” y el programa se había transmitido en vivo … Cuando levantó el auricular vio que se trataba de Mabel. Ella estaba muy nerviosa e impotente. “Creeme, Ignacio, que no hay ni rastros de esa persona. Averigüe todo, pregunté todo, investigué hasta el último detalle …¡¡Y nada!! Fui al canal de televisión. Tuve que ir al fondo del asunto para convencerlos. Pasaron la parte del programa que les pedí y se quedaron desconcertados, pero no sabían qué decirme. Les resultaba inquietante los movimientos de esa persona, pero no sólo no sabían quién era, sino que no recordaban haberlo visto. Ni siquiera lo tenían registrado y eso sí les llamó la atención, pues ellos tenían un cupo limitado para entrar y tenían que acreditar a los que autorizaban a ingresar. Les pedí, les rogué, que hicieran memoria, que hicieran un esfuerzo por recordar … Para mi angustia, ellos hicieron todo lo posible, hasta recordaban cada momento, cada situación, pero no tenía ni idea quién era esa persona sospechosa. Pensé Ignacio que iba a ser más fácil, pensé que lo podría localizar enseguida a pesar de las dificultades, pero no, no hay forma. Me siento frustrada y no sé qué hacer. Ayúdame. ¿Se te ocurre algo? Yo estoy por tirar la toalla…”. Ignacio trató de levantarle el ánimo. No se le podía caer Mabel justo en ese momento … “Mira, Mabel … Te hice caso y fui a ver a mi amigo Pedro. Sé que te resultará raro, que creerás que enloquecí o algo así, pero entenderás que no. Pedro estuvo averiguando por su cuenta y notó que la ropa y, sobre todo, la mochila de ese muchacho no se corresponden con nuestra época. Es de mejor calidad pero no se consiguen en el mundo. Saca tus propias conclusiones … O es un marciano … o viene del futuro … Es evidente que algo sabe, por el motivo que sea, pero sabe. ¡¡No te desanimes, Mabel!! Tiene que estar en algún lugar. Si lo encontramos sé que salvaremos a Selena. Ya ni preguntes a los lugares que pensábamos que podría pasar. ¡¡Sigue tu intuición y encuéntralo!! Sé que está por esta zona. Sé que puede estar en Monterrey, en San Antonio, en Corpus Christi, ¡¡en algún lugar, bendita sea!! … Seguro, seguro que irá alguna de las futuras presentaciones de Selena. Nos tenemos que repartir los conciertos y cada uno ir al que pueda. Sólo así podremos hallarlo y saber de qué se trata todo esto…”. “Mira, Ignacio, veamos qué podemos hacer, pero se me ocurre también que debemos llamar a q-productions, a los lugares en los que se van a hacer los conciertos y a cualquier periódico para plantear nuestros temores. Me temo que aunque vayamos a esos conciertos no podremos hacer nada. Será difícil acceder a Selena, si lo logramos tendremos que ser medidos para que nos crea. ¿Pues qué le diremos cuando nos reciba con una sonrisa? ¿Qué van a atentar contra ella porque alguien del futuro lo está diciendo y le quiere avisar? Yo creo que se nos está haciendo muy difícil. Si ese hombre viene del futuro y no lo logró es porque a él mismo se le hace difícil y tampoco tiene ni la confianza ni los argumentos convincentes para llegar a ella. ¡¡Aparte los lugares de los conciertos son muy lejanos!! ¿Cómo vamos a hacer? ¿Cómo nos repartiremos?”, decía una Mabel desesperada pero cuyos argumentos eran más que convincentes. Ignacio no quería dejarse llevar por la resignación. Algo le decía que debía insistir con su idea aunque tomando en cuenta lo que le decía Mabel … “Mira, Mabel. En principio hagamos así. Yo me ocupo de ir a San Antonio y Chicago. Fijate si después puedes ir a Miami. Pero lo que ahora más me importa es que sigas buscando a ese hombre o al menos averigua si alguien lo vio. Para mí la clave está allí”, le dijo. Mabel asintió y prometió llamarlo en cuanto supiera algo. Ignacio se quedó pensando un largo rato. Pensó que más que ir “detrás del perro” había que buscar estar cuando “el perro pasara”. Había que pensar y estar atentos. Más que nunca Ignacio pensó que todo dependía de ellos para salvar a Selena… Al otro día Ignacio recibió un llamado urgente de Pedro. “¡¡Ven, Ignacio, que tengo algo que puede interesarte y mucho!!”. Ignacio salió corriendo para la casa de su amigo y se encontró con una revelación sin explicación aún para él. “Estuve averiguando los diarios y revistas que cubrieron el concierto de Selena en ‘Siempre en Domingo’ y les mandé una carta solicitando que me enviaran una foto de alguien con las características de este fotógrafo. No tenía muchas esperanzas, pero ¿qué crees que pasó? Que una revista me envió una foto del muchacho. Fíjate por ti mismo. ¿Ves algo que te llame la atención?”, le dijo Pedro y le acercó la foto. Para su sorpresa, era la misma persona a la que buscaban, con la particularidad de que estaba parado en un rincón leyendo un papelito y con una lapicera en la mano parecía que algo iba a escribir, anotar, acotar. “Supongo que ya te fijaste lo que dice en el papel, ¿verdad?”, le pregunto Ignacio. “Sí, pero es mejor que lo leas tú. Yo no llego a entender lo poco que se ve”, le contestó Pedro, quien puso la foto en una proyectora y la amplió todo lo que pudo para que Ignacio lo pudiera observar con detenimiento. Ignacio miró bien al muchacho y notó que observaba un papelito en el que había un listado de cosas a las que se aprestaba la persona a tachar o agregar algo. Y en esa lista sólo podía ver que atrás se veía claramente la palabra “Corpus Christi”. “¿Qué crees que significa? ¿Qué podrían decir las palabras que agrega o tacha?”, le preguntó Pedro. “No sé. No sé. Parece ser una lista de ciudades o de conciertos. Pero puede ser cualquier cosa. Quizá este trazando un itinerario hasta algún punto y tacha lo que ya vio o averiguó…”, acotó Ignacio. “Entonces, tal vez esté allí tachando el nombre del programa de Raúl Velasco…”, le dijo Pedro. “O Monterrey, o programa de TV. ¿Quién sabe? Sólo tenemos un nombre. Tenemos que deducir lo que dice allí o los pasos de esta persona con lo que dice el papelito”, le contestó Ignacio y se quedó pensando. ¿Qué podría ser aquello?, se decía. Pero él cada vez más se convencía de que había que esperar, que en vez de buscar a este hombre en forma desesperada, se debía dar los pasos para que él viniera a él. Pensaba que nada lograría con acercarse a Selena, salvo que hiciera un escándalo o se peleara con media humanidad. Sabía que jugaba con fuego y la gente no estaba dispuesta a aceptar determinadas realidades. Ignacio le agradeció semejante ayuda de su amigo y se fue pues tenía que prepararse para ir a Chicago y a San Antonio para ver con qué se encontraría y si acaso podría hacer algo. Para Ignacio ya era terrible tener que ir cada día por la calle y no saber qué podría suceder y si se tendría tiempo para evitarlo. Hubo un momento en el que llamó a la productora del padre de Selena para advertirles pero en ese acto dio cuenta de lo alocado que estaba todo, que costaba hacer que le gente dejara de estar en su mundo para atender el propio. Ni siquiera pudo hablar de un eventual atentado pues eso ni en chiste lo tomarían en serio. Lo que sí hizo Ignacio fue mandar cartas a los diarios y a los medios de la ciudad para advertirles que algo le podría pasar a Selena pero para su desesperación no lo tomaban en serio. “Al final habrá que esperar que a Selena le pase lo que le tiene que pasar y por ahí sí me llamen pero para saber cómo lo ‘adiviné’ … No saben que uno está advirtiendo por lo que le espera a Selena y no por el mundo de hoy que cada vez se quiere menos”, pensaba. Fue muy feo para Ignacio pasar por esa experiencia. No podía disfrutar del concierto, vivía mirando a su alrededor para ver si pasaba algo, si podía intercambiar palabras con alguien de peso para llegar a Selena y decirle todo aunque recibiera una reprimenda. Sólo hubo un momento, un instante, en el que alguien pasó por un rayo delante de suyo y no pudo advertir quién era, y le fue imposible llegar a Selena. El gentío era infernal, había toda clase de gente que la esperaba a Selena para darle su mayor muestra de afecto y de reconocimiento. Pero en cada instante a Ignacio le sobresaltaba la idea de que alguno casi de la nada atacara a Selena y sería el fin ante sus propios ojos. Fueron muy frustrantes esos días de San Antonio y de Chicago para Ignacio, porque se daba cuenta de que por ese camino jamás lograría nada. Ya de regreso vio que tenía varios mensajes en su contestador. Eran todos de Mabel, que con tono desesperado le decía que la llamara a un número de un hotel en Miami. Cuando Ignacio por fin pudo localizarla, una Mabel desesperada le dijo: “¡¡Lo vi, lo vi!! Fue a la salida del festival calle 8. Pasó delante de mí y lo reconocí al instante. Al final tenías razón con tu primera impresión. ¡¡Es muy parecido a ti!! ¡¡Demasiado, diría!! Traté de detenerlo. Le expliqué a los gritos lo del video, lo del programa ‘Siempre en Domingo’, lo del recorte del diario, pero eso más lo alejó. Me decía: ‘No puedo hablar contigo. No lo debo hacer. Tengo que pasar lo más inadvertido posible. Si me sigues lo arruinarás. Salvo que aparezca … O yo mismo lo pueda evitar. ¡¡Déjame ya o lo echarás todo a perder!! ¡¡Y se fue, Ignacio, se fue!! Lo tuve ahí cerquita y no logré nada. ¡¡Qué frustración!! Es inútil, primo … Habrá que resignarse y aceptar la realidad de lo que vendrá … Esto es como buscar una aguja en un pajar. Yo ya no sé qué hacer y a Selena la…”. Ignacio la interrumpió en ese mismo momento: “Mabel, tranquila … Tú me has ayudado mucho más de lo que te imaginas …. ¿Quieres ayudar a Selena? ¿Quieres salvarla? Ve para Corpus Christi. Lo que tenga que pasar, o lo que no, será allí. Mira. El otro día Pedro consiguió una foto de esa persona en el programa de Raúl Velasco. ¿Y qué crees que estaba haciendo? Estaba haciendo unas anotaciones en un papel en el que tenía un listado de nombres. Ampliamos la foto y sólo distinguimos el nombre de una ciudad: Corpus Christi. ¿Y sabes en qué ubicación estaba? En la última. Al parecer, es el último de una gira o algo así. Mira, Mabel. Creo haber visto a esa persona en Chicago. Pero pasó tan rápido que no lo pude ver y seguir, como tú. Como sea, es evidente que esta persona sabe de los movimientos de Selena y los va siguiendo uno por uno. Algo está buscando que suceda o está desesperado por impedir otras, pero en su itinerario figura Corpus Christi. Estuve averiguando. Selena está grabando un disco en inglés y seguramente estará grabándolo en estos días hasta su próxima presentación en concierto. En estos días estará entre Nashville y Corpus Christi grabando, sobre todo en el primero, y luego se presentará el 1 de abril en … Los Ángeles … Dime Mabel, ¿cómo es que no figura Los Ángeles en ese papel, en ese itinerario? Mabel. Creo que lo entiendes. Ni vale la pena ir a Nashville. Debemos ir a Corpus Christi. Debemos ir pues esto no pasa del 31 de marzo…”. Mabel se quedó en silencio y sólo le dijo que iría para allá de inmediato. Ignacio se preparó y se fue para Corpus Christi sabiendo que lo que fuera a pasar sería allí, pero no teniendo idea de cómo sería el ataque y por quién. Pensó en lo efímero que era todo y que en la vida no había que cometer errores que uno lo pagaría hasta con su sangre. Todavía quería saber qué error estaba cometiendo Selena para que le pase eso … Cada vez más pensaba en que todo esto no tenía nada que ver con el “afuera”, con gente que descarga su frustración en ídolos con quienes se creen sus dueños. Esto era un problema interno, doméstico, que había tomado ribetes insospechados. Pero no era el momento para pensar en eso. Había que pensar en cómo se tenía que salvar a Selena y de quién o quiénes. Ahora debía Ignacio enfrentarse cara a cara con quienes querían hacerle lo peor a nuestra Selena… Se encontró con Mabel. Estuvieron casi una semana en Corpus Christi moviéndose desorientados, sin saber qué hacer. Ignacio se sentía como el policía de la película “Halloween”: mientras él se movía por un lado los acontecimientos pasaban en el otro extremo de la ciudad o directamente en otra ciudad. Las veces que fueron a buscar a Selena nunca la encontraban pues estaba en Nashville, y cuando estaba en la ciudad, ellos estaban, pero en otro sector. A medida que pasaban los días pasó a ser importante si Selena estaba bien antes de enterarse de lo peor. Ignacio y Mabel fueron a q-productions y preguntaron cuándo estaría Selena por allí. Pero en la recepción sólo le dijeron que no tenían fechas fijas en las que Selena estaría en Corpus Christi … salvo el 31 de marzo. Ese día Selena pasaría luego de que su padre y su hermano estarían para supervisar y grabar más tomas del próximo disco. La desesperación les hacía pensar si debían ir directamente a la casa de Selena o a la de sus padres, pero el remedio sería peor que la enfermedad. No tenían ni argumentos ni modo de ser atendidos con seriedad … aunque tuvieran razón y motivos. Cada día se las ingeniaban para saber si Selena estaba o no en la ciudad y si estaba allí que estuviera bien … Ellos se encargarían de estar cerca y de esperar a que ese muchacho apareciera o impidiera lo peor. Pero llegó el 31 de marzo ... Ignacio sabía que si no había sucedido nada, ése sería el último día. Mabel le sugirió que llamara a q-productions para confirmar si estaban allí. Ignacio llamó y le confirmaron que estaban todos en la ciudad y al menos el padre de Selena en los estudios mismos. Ignacio sin saber ya qué hacer pero sabiendo que debía hacer algo decidió ir a q-productions. Haría su último intento desesperado por abalanzarse sobre Selena e impedirle que se mueva hasta el otro día hasta que de pronto sonó el teléfono de la habitación pequeña en la que estaban alojados los primos. Ignacio atendió y para su sorpresa era Pedro: “¡¡Huy!! ¡¡Por fin los localicé!! Ya llamé a todos los hoteles de la ciudad. ¡¡Creí que no los encontraría nunca!! Tengo un dato más. ¿Recuerdas la primera foto que vimos, la del titular del diario? Bueno, yo advertí una pequeña manchita amarilla que se veía en el extremo de la foto del titular que casi no se ve. Fui a casa de un amigo en San Antonio que te aseguro que tiene un reproductor mucho mejor que el mío y lo amplié y allí lo pude ver. Se ven dos palabras ‘Days Inn’. ¿No es del motel que está allí en Corpus Christi? No sé si tendrá que ver con esto, pero me pareció importante decírselos antes de que me dejen solo aquí para siempre”, dijo y espero respuesta. Ignacio abrió bien los ojos, sólo atinó a decir “Gracias, después te llamó” y salió con Mabel a las corridas. Ya no quedaban dudas sobre dónde ocurriría todo … o no. No sabía qué haría, pero ya para ese entonces sólo se le ocurría abalanzarse sobre Selena e impedir que le hagan daño … Llegaron a la puerta del motel e iban a ingresar al lobby para tratar de averiguar sobre el paradero de Selena. De pronto Mabel e Ignacio sintieron un fuerte viento sobre sus espaldas y vieron que el muchacho iba para el interior del motel en el que están las habitaciones. Ignacio le hizo un gesto enérgico a Mabel para que se quedara en el lobby mientras él salía corriendo en busca del muchacho. En cuanto pegó el primer grito el hombre se detuvo abruptamente y giró hacia Ignacio. Ambos se quedaron helados al verse. Ignacio pudo comprobar que esa persona podía ser su hermano mellizo. Era casi igual. Antes de que él sacara alguna conclusión del momento, el muchacho se adelantó: “No preguntes, no preguntes nada. Ellos sólo me dejaron hablar contigo si se presentaba la oportunidad, si no podía impedir que Selena llegara hasta aquí. No me preguntes quién soy. Hice todo lo que hice para salvarla … o para que tú la salves. Nada es casualidad en la vida. Hay veces en la vida que no hay que hacerse preguntas, sólo hay que actuar. Hay veces en la vida que no hay que averiguar pues eso es lo peor … En tan sólo unos minutos vendrá Selena y la presidenta de su club de fans. La mujer se aloja aquí y se la llevó de paseo con la excusa de que se siente mal. Es todo mentira. Sólo quiere una coartada. ¿Sabes a qué me estoy refiriendo? Si no lo impides acá, entonces el titular que tengo aquí se hará realidad … No me preguntes por qué … El mundo es muy complejo. El universo es muy complejo … Y nosotros somos parte de él …Si quieres que Selena siga con vida, ya sabes lo que tienes que hacer…”. Ignacio estaba por decirle quién era él aunque con miedo empezaba a sospechar que lo sabía hasta que vio a Selena con esa mujer. Ignacio volteó la cabeza para preguntarle al muchacho qué hacer pero ya no había nadie allí. Miró para adelante, miró para los costados, no sabía qué hacer y si pasaba unos minutos más, ya no habría más nada que hacer … Ignacio se sintió entre la cuerda y la pared, e hizo lo primero que sintió. “¡¡Selena!! ¡¡Selena!! ¡¡No lo puedo creer!! ¡¡Déjame que le cuente a mi madre que te vi!!” y mientras Selena le sonreía toda contrariada, Ignacio la abrazó y le agradeció, la siguió abrazando y le siguió agradeciendo hasta que pudo correrla unos metros de la asesina. “¡¡Selena!! ¡¡Sal de aquí!! Esa mujer te va a matar!! Yo sé todo. Ni se te ocurra devolverle el anillo. No la escuches. ¡¡Sal de aquí ya mismo!!”. Ignacio se lo dijo todo al oído y Selena estaba por pedirle explicaciones hasta que se quedó muda cuando Ignacio le dijo lo del anillo y lo del asesinato. Pero cuando notó que Selena vio que la mujer se acercaba e intentaba no dar cuenta de la advertencia, Ignacio vio ese recorte del diario que llevaba el muchacho en el piso, lo levantó de un manotazo y le dijo a los gritos sin ya importarle si la mujer la escuchaba: “Compruébalo por ti misma, Selena. ¡¡Si entras allí serás noticia pero no por lo que quieres sino por lo que esta bruja quiere!!”. Selena tomó el recorte y no podía creerlo. Miro a Ignacio, miro a la mujer con gesto de “¿Cómo pudiste siquiera pensarlo?” hasta que la mujer sacó el arma de su cartera, pero en cuanto lo hizo, alguien de atrás de ella le susurró: “Ni se te ocurra”. Era Mabel, con un par de policías detrás. La mujer amagó entregarse pero enderezó el arma y le apuntó a Mabel. Selena con agilidad increíble se abalanzó sobre ella y la empujó para adelante y antes de caer la tomaron los policías, quienes la apresaron de inmediato. Selena cayó al suelo y comenzó a llorar sin consuelo. Ignacio fue hacia ella y la abrazó largamente. Sintió como si estuviera abrazando a una niña de 8 años y le dijo: “Selena. Cuídate, cuídate mucho. ¿Me lo prometes? Tu vida es lo más importante. Piensa en ti y en tu felicidad. Todos seremos felices si tú eres feliz. ¿Quieres vernos felices o vernos llorar? Pues bien. Sigue tu camino sin mirar atrás. Sigue tu camino con lo que te dice tu corazón. Y nunca hagas lo que no te gusta y menos favores que te dan dolores de cabeza, pues a veces es más que ello … Lo has comprobado hoy, ¿verdad, Selena? Sé tú, Selena, no lo que te piden los demás que hagas. Eso fue en otra época. Ya no es hoy esa realidad. Tú eres importante por ti misma. Ya no le tienes que demostrar nada a nadie. ¡¡Es tiempo que vivas y que disfrutes de tu vida!!…”. Selena lo abrazó y le agradeció profundamente esas palabras que siempre quiso escuchar de alguien. Estuvieron largos minutos allí. Ignacio pudo sentir lo que es saber que hay una persona detrás de una figura y que a veces hay que cuidar eso antes que la imagen a riesgo de perder todo por optar por ese último camino. En ese momento apareció Mabel. Todos tenían que ir a declarar por lo sucedido. Ignacio le preguntó cómo fue que llegó con los policías. “El muchacho me lo dijo. Me advirtió lo que pasaría y me pidió que los llamara cuanto antes. Eso hice pero en cuanto colgué ya no lo vi más. Pero insisto: ¡¡qué perecido a ti es!!”. Ese comentario hizo reír a Selena acompañándolo con un gesto de asentimiento, y todos rieron al fin. Ignacio se quedó pensando en el muchacho. Sabía que no volvería. Ya había cumplido con su sueño. Igual, lo más importante era tenerla allí a su lado a Selena. Ignacio sabía que pronto sería feliz cuando Selena volviera a hablar, volviera a cantar, volviera a ser ella misma. Ignacio sabía que Selena haría historia por su único y merecido esfuerzo y talento… (¿Hasta dónde llegaríamos para salvar a Selena? ¿Cuál sería nuestro límite? Para mí no hay ninguno. Detesto la resignación. Me resisto a pensar que éste es el destino de Selena. Yo sé que su historia tiene otro final. Y no sólo depende de ella. ¡¡Claro que no!! Depende de nosotros. Si nosotros la sabemos cuidar, yo sé que pronto, yo sé que muy pronto Selena volverá a estar entre nosotros…) Selena: tú le diste una razón a mi vida. Por eso te debo todo… Te quiere mucho… Sergio Ernesto Rodríguez (Buenos Aires, Argentina)

Saliendo en busca de un destino, Selena…

Selena salió de esa habitación con un profundo dolor en el pecho y sin saber qué había pasado. Tampoco quiso saberlo. Apenas salió de ese lugar que olía a desodorante de ambiente y lucía mal arreglado, sintió un impacto que sólo la impulsó a salir adelante, a salir como pueda, a buscar una explicación que la hiciera entender lo que había pasado. Corrió por impulso, corrió fugándose de algo que no entendía y que buscaba en esa corrida un recoveco, un escondite, un refugio que le permitiera pensar, pensar, entender, salir de ese dolor, ese dolor que ya le tocaba la espalda, un fuego que le carcomía el cuerpo, que se apoderaba de su Alma. Selena corría en dirección al lobby del motel, pero corría más para tener más tiempo para pensar en otra cosa, en pensar en las cosas lindas que había logrado, en buscar a su familia, en busca de su esposo. Selena corría y no quería tocarse su pecho ni nada de su cuerpo. Sentía un frío espantoso que le daba una idea de algo que no debía pensar, que no quería pensar. En un momento se preguntó por el anillo que llevaba en la mano y pensó en arrojarlo a cualquier lado, al piso, como solía hacer cuando se le caía un arete en el medio de un concierto. Hasta en el medio de la fiebre que sentía en todo su cuerpo, pensó en volver sobre sus pasos para devolvérselo y tirárselo en la cara a esa mujer, pero allí recordó lo que había sucedido apenas unos instantes antes y corrió más rápido aún. Fueron unos segundos interminables que parecían horas. Selena se dio cuenta de que el tiempo es tan, tan relativo, que eso que para cualquiera era sólo unos segundos para ella era una eternidad. Selena se preguntó si acaso eso que estaba viviendo y padeciendo no era también relativo … ¿Acaso lo estaba soñando? ¿Acaso fue un accidente lo sucedido o esa pérfida ejecutó lo que hizo con planificación y alevosía? Selena quiso pensar, se le nublaba la vista, sentía que perdía el conocimiento, pero ella hacía todo lo posible para no caer, para no dejarse vencer, para no permitir que le ganen en esta partida. Selena pensó si había caído en una trampa y recién se estaba dando cuenta de eso en ese mismo momento, cuando todo parecía tarde, irremediablemente tarde. Selena hizo un repaso rápido por lo sucedido en ese día y solo recordaba la cara dormida de su esposo mientras ella se iba sin avisarle en busca del encuentro con esa psicópata, su marcha presurosa al lugar tratando de ver si podía hacer algo, si podía acaso solucionar las diferencias entre su padre y esa mujer. Selena se había conmovido por los mensajes de ayuda de esa pérfida y no pudo dejar de sentirse culpable: “A ver si todavía lo que me dice es cierto y yo la dejo abandonada a su suerte”, pensó Selena mientras iba presurosa en su auto a su destino de muerte. Selena no sospechó de nada, como tampoco lo sospechaba su propia familia. Sentía pena porque la había acompañado durante mucho tiempo, pero también sabía que la relación no daba para más. Ahora todos sentían desconfianza e incluso su propia familia y ella misma no se animaban a echarla por miedo al escándalo, por miedo a lo que ella pudiera decir. Su familia pensaba que aún se podía tener a esa mujer adentro limitándola en su accionar pero haciéndole sentir que estaba dentro de la organización … Mientras Selena corría se lamentaba por no haber pensado más en ella, por no haber sido más egoísta, por ser menos solidaria y dejar que los problemas de los demás lo solucionaran ellos y no ella sola. Selena corría y sentía que algo que parecía ser una o varias lágrimas le recorrían los ojos, la cara, el cuerpo y caían sobre el piso tras su paso. Selena pensó que estaba perdiendo todo, todo, por ser buena, por ser componedora, por ser honesta, por ser humilde, por pensar más en el bien de los demás que en el bien propio. Selena se maldijo por haber sido así. Ahora estaba sola y desamparada, sola y sin nadie que la ayudara, sola con su Alma y su corazón. Selena pensó como nunca que uno no es nada en este mundo, nada. Que así como se tiene todo mañana se te quita y ya no lo tienes. Selena tomó consciencia de lo tan cerca que estaba de la gloria y qué tan lejos quedaba todo … Hasta allí en su fuero más íntimo se sentía la mejor, la Reina, la princesa que se paseaba por el mundo que se le rendía a los pies y ella sonreía de placer y a la vez de agradecimiento … ¿Y ahora? ¿Ahora qué quedaba de aquello que parecía tan lejano, tan gris, tan lluvioso, tan nublado, tan triste? Selena buscaba una explicación, algo que le permitiera entender, algo que le permitiera vivir, algo que le permitiera seguir soñando, seguir con esperanza, seguir con alegría. Pero cada vez le costaba más, como le costaba llegar al bendito lobby del motel. Apenas podía recordar el silencio de la pérfida, la negativa a ser revisada, su desconcierto por esa actitud que se contradecía con el deseo desesperado por ir al hospital para ser atendida. Selena podía recordar a la enfermera, esa mujer que tal vez se daba cuenta del desconcierto de ella misma por lo sucedido y que le quería decir algo, algo que por allí a Selena le podía dar una idea de lo que estaba realmente pasando … Selena estaba arrepentida de no haberla escuchado, de no permitirle hablar por miedo a que esa psicópata la escuchara. Y si Selena tenía miedo de esa mujer, ¿por qué siguió a su lado? Si ya no confiaba, ¿por qué no pensó en lo que podía hacer luego de haberla engañado con el viejo truco de ir al hospital? … “Claro -pensó Selena-, ella me llevó engañada a ese lugar, ella nunca quiso ser revisada, ella sólo quería que fuera sola para realizar lo que me acaba de hacer”. Selena se tomó el pecho y se horrorizó sin mirar. Sabía lo que eso significaba. Ya no quiso pensar en lo que había pasado. Tampoco en lo que estaba sucediendo. Sólo quería pensar en lindas cosas, lindos recuerdos, hermosas sensaciones. Quería dormirse o tirarse allí mismo para descansar un poquito, aunque sea sólo por un instante. Pero no, Selena sabía que si caía allí no se levantaría más, que no lo podía permitir, que no lo debía permitir. Selena sabía que sólo un milagro y su propio ímpetu la habían sacado de ese lugar y de ese ataque artero, pero no se pudo salvar del todo. Lo sabía, y sabía que algo estaba mal, muy mal a pesar de todo su esfuerzo y su energía inagotable. Se lo hacía notar su cuerpo, todo dolorido y mojado, muy mojado, por el sudor, quizá, o por otra cosa que ni quería saber ni imaginar. Selena sólo tenía un objetivo, un solo y modesto objetivo …. Llegar a la puerta, llegar a esa bendita puerta que la llevaba al lobby del motel. Si llegaba, pediría ayuda y ella se salvaría … seguro que se salvaría. Ahora estaba sola, agotada y con mucho frío, tanto frío como dolor … dolor en el cuerpo, dolor en el Alma. Selena se sentía sola, tan sola como nunca lo había estado en este mundo, sola sin su familia, sin su esposo, sin su gente. Pero allí estaba la puerta. Ella la empujaría con su último esfuerzo y del otro lado estarían todos para socorrerla … Ellos no la dejarían caer, ellos la salvarían, ellos no la dejarían irse de este mundo de una manera tan triste y tan absurda … Selena se aferró a su anillo como si allí mismo estuviera su vida y que de ella dependía que no se le cayera para seguir viviendo … Y mientras que con una fuerza increíble e inusitada se aferraba a ese anillo, apretaba bien sus ojos para retener esas bellas imágenes, esos bonitos recuerdos, esos momentos en los que todo era ilusión e inocencia. Selena no creía en la maldad. Ella se había desenvuelto en la vida con rectitud y honestidad. Selena no era confianzuda, pero creía en la palabra de la gente, en sus buenas acciones e intenciones. Sí. Selena tenía esperanza, sabía que una vez traspuesta esa puerta todo volvería a la normalidad y volvería a ser feliz. Selena siguió corriendo, cerró sus ojos y se rindió a sus recuerdos, a esas lindas imágenes que la permitían seguir estando viva. Selena cerró sus ojos con la seguridad de que cuando los abriera de nuevo ella volvería a sonreír… Selena salió por esa puerta y encontró un mundo de gente que gritaba, gritaba y gritaba. Selena había esperado mucho ese momento. Y tanto lo esperó que nada lo dejó librado al azar. Como tantas otras veces, como durante toda su vida, Selena había llegado temprano al inmenso Astrodome de Houston, Texas, para dar su mejor concierto, o al menos el concierto del que todos hablarían por años, por décadas, por siglos. Selena sabía que tenía un desafío, de esos desafíos que a ella le gustaba poder sortear. Era la tercera vez que se presentaba allí. Desde 1993 en el último fin de semana de febrero Selena celebraba un ritual con sus fans y ya para ese entonces pintaba para ser cada vez más mítico y más apoteótico. Muchos ajenos se preguntaban cómo una mujer como Selena había logrado lo que nadie, que era romper el récord de asistencia de público desde su primera presentación. Pero para el que conocía a Selena desde siempre nada era sorpresivo. Selena desde hacía un buen tiempo era una realidad. Ya no era esa niña simpática que encantaba con su dulce voz, ya no era esa adolescente que se constituía en una promesa … Selena era una mujer, una estrella, una diva, pero una diva del pueblo, una mujer como cualquiera de su público que estaba allí para entretenerlos, como lo supo y aprendió desde que tenía 8 años. Y el que conocía bien a Selena sabía que iría por más, por mucho más. Por eso a nadie sorprendió que esa noche del 26 de febrero de 1995 Selena rompiera el récord de asistencia en el Houston Astrodome, que tenía ella misma en su anterior presentación del 27 de febrero de 1994, y que ésta a su vez rompiera el récord de su performance del 28 de febrero de 1993. Selena podía dar una imagen de mujer descuidada, desprolija, un tanto atolondrada y con una mala e injusta fama de que llegaba a todos lados tarde … Pero Selena no era así, para nada era así. Y encima esa noche era muy especial, más especial que en la anterior vez, en la que adelantó algunos temas de su disco “Amor prohibido”, y más especial que la primera vez que se presentó, en la que pudo comprobar lo tanto que la querían … Ahora Selena tenía un disco en inglés en preparación y próximo a salir … Selena pensó en arrancar con unos diez minutos de un middley de los años ’70 que le permitiera mostrarse al público de una manera que debía ser más común en el futuro … mostrarse como una artista internacional cantando en inglés. Iba a ser una pequeña muestra, pero una muestra que iba a ser cada vez más frecuente y de mayor duración. Era el comienzo de una nueva etapa en la que Selena apuntaba a un camino mucho más ambicioso y en el cual ya se sentía en condiciones de poder afrontarlo … Selena sentía que los “gringos” la esperaban expectantes, que más allá vendrían Europa, América latina, China, todo Oriente. Y Selena no tenía límite y sentía que lo podía lograr como esa noche. Cuando le comunicaron sobre el récord de asistencia al público sintió una gran satisfacción, porque en definitiva todos esos logros eran producto de años de esfuerzo y de dedicación. Y esa noche no sería la excepción. Porque Selena no se dormía en los laureles. Porque Selena sentía que en todos los conciertos tenía que ratificar aquello que había logrado. Así, Selena fue temprano al estadio para ensayar cada tema, cada baile, cada paso. También eligió cuidadosamente su vestimenta. Estaba en duda entre dos vestidos, pero al final se decidió por uno morado que había sido diseñado en función de una de sus tantas ideas. Selena tuvo tiempo hasta de atender a toda la prensa, a los fans, de saludar a los que se acercaban al estadio para presenciar el concierto. Porque Selena era así de simple, así de responsable, así de profesional. Pero lo que tal vez pocos sabían era de la importancia que tenía para ella ese concierto. Selena tenía siempre ese temor a no ser querida, a ser rechazada, a dar un paso en falso. Y así como en la primera vez que pisó el Astrodome estaba con un gran temor al fracaso, ahora volvía a tener ese temor ante tamaño desafío. Durante un largo tiempo estuvo sola, absolutamente sola, en su camarín mirándose al espejo, arreglándose una y otra vez el vestido, retocándose una y otra vez su peinado. Estaba por salir al escenario con el pelo atado y con un rodete. De hecho así estuvo durante buena parte del día, pero le pareció que esa noche luciría menos sexy, por lo que optó por usar el pelo suelto y con flequillo. Aun así se retocaba el pelo y sobre todo el flequillo por miedo a que el viento de afuera se lo hiciera volar. El pelo atado lo luciría al otro mes, en los festivales y conciertos de marzo. Ahora quería lucir así, porque así se sentía más linda … Una vez que se sintió cómoda con cómo lucía, se miró al espejo y se juramentó que daría el concierto de su vida, que haría una actuación de la que nadie olvidaría. “¡¡Vamos, Selena!! Tú puedes. Tú eres la mejor. ¡¡Es a ti a quien todos quieren!! Demuéstrales que vas por más, por mucho más, y que los sorprenderás otra vez. ¡¡Vamos, Selena, que estás cerca, muy cerca de la gloria!! No tienes que tener miedo, no tienes nada que temer. A ti te costó todo, tuviste que sacrificar muchas cosas para llegar, tuviste que dejar más de una cosa a un lado. Tal vez no haya sido el camino que hubieses elegido, tal vez si fuera por ti te hubieses dedicado a otra cosa, pero ahora sabes que todo lo puedes lograr. Nadie te va a impedir lograr lo que quieres. Sólo sigue así, Selena, sólo sigue siendo tú misma y nadie te detendrá. Allá afuera la gente te quiere. Sólo dale lo que te piden y mucho más. ¡¡Si todo sigue así, tú serás la N° 1 en todo el mundo y todos sabrán de quién se trata cuando se invoque tu nombre!!”, se repetía y alentaba Selena una y otra vez. Cuando llegó el momento de trasponer esa puerta, Selena sintió que las cartas estaban echadas. Salió con un frío que le recorría toda la espalda, que pronto se disipó cuando sintió el calor de su gente. Selena poco recordaría de lo que sucedió esa noche. Sólo recordaba el nerviosismo del inicio, lo libre y alocada que se sintió al cantar “La carcacha”, la increíble interpretación de “Si una vez”, en la que se permitió darle una “vuelta de rosca” a algo que ya tenía estudiado de antemano, que era detenerse en un momento ella y toda la banda para provocar la locura de la gente, pero cuando Selena sintió tamaña expresión de afecto, sorpresa, exaltación y alegría, se permitió prolongar el silencio, paseándose una y otra vez en el escenario con sólo dirigirse al público con un gesto cómplice. También recordaba el final del concierto interpretando “Como la Flor”, en el que ella le sonrió a la cámara y mandó su clásico saludo a su gente a través de ella, el goce de sentir que había hecho un gran concierto mientras interpretaba ese último tema, su sonrisa de satisfacción, de ternura y de incredulidad ante tamaña expresión de afecto de su público y esa despedida interminable del concierto en un auto que la llevaba camino al camarín. Selena sólo pensaba en su niñez mientras saludaba a cada uno de los asistentes al concierto. Siempre había soñado con ese momento y sentía que lo había logrado. Selena no quería irse del estadio. Sentía una rarísima sensación de que nunca más viviría algo semejante, como si fuera debut y despedida, como si aquello fuera el final de todo un ciclo de tanto trabajo, talento y dedicación. Selena estaba tan emocionada que cuando bajó del auto y un grupo de custodios se la llevaban al camarín, en un momento se soltó de ellos para asomarse por sobre su cabeza y seguir saludando. Selena no quiso irse esa noche sin dejar de saludar a nadie, sin dejar a nadie insatisfecho con su increíble actuación… Selena salió rumbo al escenario sin poder dejar de expresar toda su emoción. Nunca se imaginó que le sucedería semejante cosa … “¡¡Un Grammy, un Grammy, un Grammy de verdad!!”, se dijo. Camino a recibir el premio pensó en todas las chanzas que había hecho respecto de sus posibilidades de ganarlo. Se cansó de decir que ella no lo lograría, que sólo iría a sacarse fotos con los artistas consagrados, con los artistas “de verdad”, pero en su fuero más íntimo sabía que todo era posible, que lo podía ganar, que tenía altas chances. Selena había pensado cuando un año antes había obtenido su primer galardón en Premios Lo Nuestro y en lo realmente emocionada que estaba. Y no era para menos. Ese premio era el primero internacional por fuera de los premios de los Tejano Music Awards. Ése sí la había marcado a Selena pues allí daba cuenta de que ya no era sólo la artista tejana con éxito y galardones. Ahora era toda una artista internacional reconocida. Por eso no pudo dejar de expresar tantas emociones, tanto llanto, tanta alegría. En aquella oportunidad Selena supo que había dado un importante paso en su carrera, que se le abrían más puertas, más posibilidades, podía ilusionarse con ser la mejor artista del mundo. Pero ahora con el Grammy … Selena comenzó a tomar conciencia de sus posibilidades, que ya ella y su banda no eran los mismos que iban de pueblo en pueblo en un bus en busca de un futuro mejor. Ahora Selena estaría más expuesta, tendría más responsabilidades. En aquella oportunidad Selena sentía la emoción de una niña que había logrado ese primer paso que lleva a la fama. Ahora Selena sentía que estaba en la fama. Subió lentamente los escalones pensando en cómo comenzó todo, en qué momento la historia comenzó a cambiar para tener esta instancia, este premio. Pensó que nada era casual. Podría pensar que al fin y al cabo recibía el premio por su disco “Live” del año anterior y si ese disco salió fue porque a su padre le pareció una buena idea registrar su concierto en vivo en el Memorial Coliseum de Corpus Christi y José Behar, presidente de la Emi Latin, como todo proyecto de Selena, lo apoyó de inmediato. Selena sabía que para su padre el hecho de que ella tocara en la ciudad que la vio crecer cantando siendo tan famosa y popular luego de tantas penurias y sacrificios era un acontecimiento familiar muy importante que debía quedar registrado. Y así se hizo y así Selena lo sintió, a tal punto que en el medio del concierto Selena saludó y agradeció a sus padres que estaban presenciando aquel momento … En aquel 1993 Selena vivía todo como lo vivía su familia, como una niña contenta y emocionada porque se le iba dando todo lo que había soñado y con la incredulidad de que aquello fuera realmente cierto. Selena sabía de su talento como de la capacidad de todos para llegar al éxito. Si había algo que Selena sabía muy bien era el trabajo de equipo de todos los que la rodeaban, de lo solidario que siempre fueron, de lo excelentes personas que eran. Pero Selena aún no lo podía creer, como en aquel momento en el que se tomó la cara y se puso la mano en el pecho cuando recibió el galardón a la mejor cantante méxico-americana en la edición 1993 de Premios Lo Nuestro. Era no poder creerlo pero saber que lo tenían merecido, que tenían todo para lograrlo y que habían hecho un gran esfuerzo para llegar a ese objetivo. Eran momentos para gozar y no pensar en qué les depararía el destino, en pensar en el paso a seguir … Selena sólo siguió trabajando en sus proyectos como si nada hubiese sucedido, como si ella o la banda apenas hubiesen logrado algún reconocimiento y nada más. Por eso para ella y para toda su familia nada de lo que les estaba ocurriendo les iba a cambiar la vida. Selena siguió yendo en el bus a los conciertos, los planes eran los mismos, los objetivos seguían intactos. El padre de Selena podía ser muy duro con sus hijos recalcándole que todavía no habían logrado nada, que lo obtenido hasta allí apenas le permitían seguir luchando y soñando con total convencimiento. Selena a veces le hería tanta exigencia sin hacer hincapié en lo logrado, pero sabía que su padre tenía razón y por eso lo entendía. Selena aún pensaba en su proyecto de modista y para eso necesitaba ser más famosa aún. Eso le permitía no sólo obtener más dinero para solventar su proyecto, sino de hacerse un nombre que fuera tomado en cuenta en todo el mundo. Selena sentía que debía dar un pasito más … Y ese pasito sintió que lo había dado cuando recibió el Grammy. Selena estaba conmocionada por el premio. A la hora de agradecer alteró el orden de las personas nombradas y hasta omitió otras … Se podía decir que Selena estaba tan nerviosa que se obnubiló. Pero no … No era lo que realmente le pasaba … La obnubilación la sintió un año antes … Ahora Selena sentía que las cosas habían cambiado, que este premio implicaba otras cosas y que había que estar a la altura de las circunstancias para afrontarlas … Le gustara o no, ella era ya una estrella que estaría más que nunca a la vista de todos, en boca de todos. Selena no le huía ni a la fama ni a los fans. Podía ser muy tímida, podía no saber cómo encarar ciertas cosas, pero Selena sentía que debía hacerlo todo en ese momento, que no había que esperar para llevar adelante todo lo que tenía en su cabeza. Mientras su padre presionaba y lograba que la disquera Emi le prometiera sacar de una vez por todas el disco en inglés tan soñado y en el que algunas canciones ya se habían hecho, Selena presionaba para inaugurar sus primeras boutiques en San Antonio y Corpus Christi para luego hacer lo mismo en Monterrey y México DF … Selena sintió allí mismo que una nueva etapa se iniciaba en sus vidas, que aunque no estuvieran acostumbrados debían encarar las vidas artística y personal de otro modo, que no tenía sentido seguir yendo al ritmo de un bus cuando las circunstancias la hacían ir en avión ... Selena ante el público agradeció a José Behar y a su familia, pero no nombró ni a su esposo ni a su madre. Y no es que no los quisiera nombrar. ¡¡Claro que no!! Sólo que su mente iba más allá, mucho más allá … Si hasta pensó en que debería cambiarle las funciones a su presidenta del club de fans … Le parecía que debía ser ella misma la que debía hacerlo o alguien de su edad o alguien que la conociera bien. Pensó en hasta su madre y su hermana … pero pronto lo desechó … Esa mujer le resultaba muy servicial y fiel. No tenía sentido herirla … Dejó esas cosas para más adelante … Selena pensaba en su futuro y todas esas nimiedades podían esperar …. Selena emprendió la vuelta del recibimiento del premio y ya estaban su sonrisa y su ironía preparadas para afrontar las preguntas de los periodistas … El show debía continuar y ella estaba dispuesta a seguir el juego … Pero por dentro Selena pensaba en lo orgullosa que estaba de sí misma. Había logrado tanto en tan poco tiempo … Había logrado un Grammy, algo tan difícil para un latino en esa época … Selena sabía lo que vendría inmediatamente después ... Las repercusiones de semejante galardón, su segunda presentación en el Houston Astrodome, la salida del disco “Amor prohibido”, del cual todos imaginaban que sería un éxito total y que le daría a Selena el gran salto que ella tanto necesitaba … No hacía mucho que había logrado sus primeros N° 1 y ahora esta realidad, esta hermosa y divina realidad. Selena pensó que era hora de asumir que se jugaba en las grandes ligas y que estaba en ellos aprovechar ese momento y no desperdiciarlo … Desaprovecharlo podría ser fatal para todos, pero sobre todo para ella. Selena sabía lo que significaba ser la cara visible del grupo y el sostén de la suerte de su familia … Selena respiró hondo y miró al piso para después sacar su mejor sonrisa y sus primeras palabras en cuanto aparecieron los primeros periodistas a entrevistarla. Allí Selena volvió a ser la misma de siempre, la misma artista humilde y agradecida que no podía creer lo que estaba sucediendo, que sólo se permitía aceptar con satisfacción lo que el Señor le había dado … Pero Selena sabía que no era así … Si ella logró todo eso era por su temperamento y por el convencimiento de que no había nada imposible, que todo se podía lograr. Selena sabía que lo logrado era producto de saber de su situación apremiante y de lo que implicaría cualquier traspié …Cuando todos se marcharon y ella terminó de hacer una sesión de fotos para los organizadores del Grammy, Selena se permitió llorar, expresar en esas lágrimas su verdadero sentimiento, lo que había vivido en toda su niñez y adolescencia. Selena se permitió ratificar su juramento de que no pararía hasta que todo el mundo supiera quién era ella y la recordaran con Amor. Hasta había pensado plantearle a su padre o al mismo José Behar de tentar suerte en conciertos en Sudamérica, que sabía que la conocían, y que sería bueno hacerse ver y conocer para provocar el gran impacto como lo había logrado en México. Pero pronto lo olvidó y dejó que los demás decidieran sin hacer valer lo que quería para sí … Un error del que Selena se arrepentiría casi con desesperación más tarde, ese día lluvioso y nefasto en el que ella dejó de cantar y de sonreír… Selena salió con mucho miedo a ese inmenso escenario de Monterrey. Por un momento pensó que tal vez su padre tenía razón al mostrarse reacio de ir por estas tierras sin sentir que Selena estuviera preparada para enfrentar un público nuevo, un mundo nuevo, una tierra nueva con distintas necesidades, pero la realidad de Selena, una vez más, pasaba por encima de cualquier explicación o argumento “razonable” que se le ocurriera a cualquiera que estuviera a su alrededor. Oscar Flores, representante de muchos artistas mexicanos, lo había convencido al señor Quintanilla de que Selena se presentara en Monterrey. Él sabía del impresionante éxito de Selena con el tema “Baila esta cumbia”. Allí mismo lo llamó al señor Quintanilla y le explicó sobre lo que generaba su hija por sus tierras. El padre de Selena le agradeció el ofrecimiento, pero le pareció muy arriesgado y prematuro presentarse allí. Era consciente de que Selena hablaba muy mal el español, que eso los mexicanos no se lo perdonarían, y que para revertir eso ellos debían saber todo 10 veces mejor que los demás, que ellos debían demostrar que lo podían hacer haciendo las cosas muchísimo mejor que el resto … En realidad, el padre de Selena seguía pensando en que el éxito vendría de la performance de Selena en los Estados Unidos, cantando en español para el público latino, y sobre todo cantando en inglés para los “gringos” … Era la gran apuesta del Señor Quintanilla, quien pensaba que si lo lograba de ese modo, el éxito y la fama de Selena romperían toda barrera que se le interpusiera en el camino. Oscar Flores le quería hacer ver que Selena era muy apreciada y querida en Monterrey, que sería bueno probar suerte allí, que en el peor de los casos no le pasaría nada … Pero el mismo éxito de Selena se encargaría de que el pedido de Oscar Flores se hiciera realidad. En 1992 en Estados Unidos había salido el álbum “Entre a mi mundo”, que generó que Selena tuviera sus primeros dos N° 1. Por aquellas épocas no salía en los otros países el mismo disco que en Estados Unidos: o salía un álbum distinto con otros temas o salía otro disco en formato maxi simple con dos temas. En Estados Unidos el éxito del álbum generó su primer N° 1, que fue el tema “Como la Flor”, pero en Monterrey el éxito de “Baila esta cumbia” provocó que rápidamente Selena lograra su primer N° 1 allí con “La carcacha”. Tan arrollador fue el éxito que Emi decidió sacar el primer video de Selena con el tema “La carcacha”, en el que lo filmarían en la mismísima Monterrey. Decidieron hacerlo en desmedro de “Como la Flor”, pues pensaban que “La carcacha” le abriría más fácilmente el mercado latinoamericano y eso no debía ser desaprovechado. Y mientras tanto Selena iba a Monterrey para presentarse en un gran festival en el que asistirían más de 100.000 personas para ver a sus artistas favoritos. Selena tenía temor en esas nuevas tierras por su limitadísimo español y porque no sabía cómo desenvolverse en esas nuevas tierras que supuestamente no la conocían tanto. Pero hasta la mismísima Selena tuvo que sucumbir ante la realidad que le mostraba que ella era mucho más conocida de lo que todos imaginaban y que el Amor que ella desplegaba por todos los lugares que pasaba era correspondido por un público que sólo le exteriorizaba su admiración y respeto. Hasta Monterrey y más allá llegaban los ecos de lo que Selena generaba en cada presentación en los Estados Unidos, y también llegaba su música que era tan o más apreciada que en todo Texas. Por eso Selena se quedó tremendamente impactada con el recibimiento del público una vez que ella apareció en el festival. Selena estaba impactada además pues no estaba acostumbrada a los escenarios mexicanos en los que el público estaba en el campo y muy cerca del escenario, a diferencia de los de Estados Unidos, en los que mientras Selena se ubicaba en el centro del campo en el que estaba el escenario, el público se ubicaba en las tribunas que estaban más lejos del escenario, por lo que la mismísima Selena, más de una vez, tenía que acercarse a ellos para darles aunque más no sea un saludito y hacer que el público sintiera la satisfacción de que la vieron de cerca y que incluso la pudieron tocar … A Selena sin duda le gustaba tener al público bien cerca para poder seducirlo e impactarlo mucho más fácilmente, y sentir más de cerca su Amor y su cariño … Pero en aquella tarde de Monterrey Selena hasta se asustó por ese gentío impresionante que coreaba su nombre sin parar. Selena sintió como nunca retumbar su cuerpo y sentir un gran estremecimiento al ver hasta en el horizonte mismo un reguero de gente que saltaba, gritaba y bailaba, y que buena parte de él presionaba para que ella cantara de una bendita vez. Para Selena era una gran satisfacción que ese público la apreciara tanto pero a su vez le generaba culpa por no corresponderles hablando como se debe el español. Y aun cuando se juramentó y cumplió con su palabra de hablarlo correctamente, ella sentía la satisfacción de haber roto una barrera que parecía infranqueable para una artista tejana, como lo era ella. Sintió que a ella la querían y no a cómo hablaba. Selena demostró con su talento y con su presencia que todas esas “dificultades” no eran más que excusas que usaban muchos para no prestar atención a determinados artistas. Y esas excusas con Selena no corrían … Selena se impacientó y hasta se preocupó de lo que estaba pasando. Estaba cantando un artista … La próxima sería ella. Pero eso a la gente no le importaba. Comenzó a corear su nombre para que entrara de una vez. Selena dudó. Sabía que no debía quebrar las reglas impuestas, y eso estaba bien, pero no podía dejar de oír y de sentir lo que expresaba la gente. Y eso para Selena era fundamental aunque fuere una manifestación en su contra. Selena miró a su alrededor y vio caras de profunda preocupación. Y de la preocupación se pasó al miedo cuando algunos, por la impaciencia e insatisfacción, comenzaron a arrojar latas de cerveza en muestras de repudio. Una vez más Selena sintió que ella estaba allí sola para salvar la situación, para cambiar el humor de la gente, para dejar de lado sus propios sentimientos para satisfacer los de los otros, como lo aprendió desde muy chica. Selena tomó valor y se puso a cantar con su banda ante la algarabía de la gente, pero eso le trajo un nuevo problema: el presentador del evento, Jesús Soltero, la increpó duramente haciéndole notar que lo que estaba haciendo no correspondía, que debía esperar su turno para cantar. Selena le quería hacer ver que más que los formalismos estaba la voz de la gente, y si a esa voz no se la atendía los problemas se hacían interminables con consecuencias inimaginables. Al final Selena pudo seguir cantando … gracias a la gente y fue un furor. Selena demostró allí que podía con todos y con todos, que su sola presencia, su voz, su talento, su sonrisa y su carisma lograban encantar y encandilar tanto a 5 como a 100.000 personas. Selena supo esa tarde que todo dependía de ella, que nadie podría con su increíble personalidad. Lo que le había hecho Jesús Soltero la había indignado, pero podía entenderlo y hasta le dio cierta gracia que él intentara impedir algo que ya tenía decidido hacer. ¿Cómo podía saber él que incluso ese mismo año Selena había decidido casarse en secreto más allá de la voluntad de su padre? Después de aquel incidente, Jesús Soltero se disculpó ante Selena y hasta la invitó no sólo varias veces a su programa de televisión, “Órale primo”, sino que se constituyó en la voz de presentación de sus conciertos en Monterrey … Selena se había convertido para México en la “artista del pueblo”. Es que Selena siempre lo había sido, sólo que algunos lo descubrían en esos momentos, en esa época en la que Selena tenía admiradores y ganaba premios por doquier desde que tenía 15 años, una época en la que Selena comenzaba a demostrar que un mundo, una vida y un ejemplo de trabajo, honestidad y tesón eran posibles frente al facilismo y la mediocridad reinantes… Selena salió de un concierto en San Antonio para recibir a sus admiradores y firmales toda clase de autógrafos hasta que vio que un hombre muy apuesto y formal se le acercó para pedir hablar con ella. Selena desconfió de él. Pensaba que era un aprovechador o algo así. Por eso hizo como que no lo vio y siguió firmando como si nada hubiese pasado. El señor se acercó cuidadosamente y se presentó como José Behar, presidente de la Emi Latin. Selena lo miró de arriba a abajo, miró a sus fans y dijo “sí, claro”, lo que provocó la risotada generalizada y la consternación de José Behar. Selena siguió firmando autógrafos y cada tanto miraba de reojo a esa persona que seguía insistiendo con su cara de ruego que lo atendiera. Le inquietó el hecho de que él se mantuviera con respeto a distancia y sin insistir. Cuando finalmente el hombre se marchó, ella respiró aliviada pero con curiosidad por ese hombre que en realidad no parecía mala persona. Al rato, cuando Selena había atendido a todo el mundo y ya se dirigía a su camarín, fue increpada por su propio padre. “¿Pero qué has hecho, m’hija? ¿No te has dado cuenta? Ese hombre hablaba en serio. ¡¡Era el presidente de la Emi Latin en persona y vino a contratarte!!”. Selena se quedó muda. Pensó que había echado a perder la única oportunidad de ser contratada por una disquera importante … “Mira, Selena, menos mal que el señor Behar está fascinado por ti. Me vino a ver para decir que era en serio el presidente de Emi y me rogó que no te regañara, que sólo aceptaras una reunión con todos mañana. Así que te has salvado “por un pelito”. ¡¡Sólo te pido que mañana te comportes y no lo eches a perder en serio!!”, le insistió su padre. Selena asintió en silencio, un poco por culpa, otro poco porque ahora sí podía sentir que era una buena artista. No es que no lo sintiera, pero ella necesitaba de la aceptación de los demás. Ya tenía a su público tejano que la admiraba y quería, pero le faltaba que alguien importante le hiciera sentir que era una buena cantante. Y ahora venía este señor que se desvivía por contratarla en serio … Selena pensó: “Entonces debo ser buena en serio” y quiso dormirse con esa sonrisa que da sentirse plenamente satisfecha. Pero no pudo dormir de la emoción. Apenas salía de la adolescencia y los ’90 se asomaban con buenas perspectivas … Al otro día fue al encuentro de su familia y de José Behar. Era temprano, y se veía demacrada y terrible. Se arregló lo mejor que pudo y fue al encuentro de José Behar y su familia con miedo a generar una mala impresión, pero apenas llegó el presidente de Emi Latin se acercó a Selena y le dijo: “Antes que nada te pido disculpas por mi irrupción ayer. Tenías toda la razón para desconfiar. Es que no hallé otra forma de acercarme. Por suerte estaba tu padre y escuchó mis ruegos. Pero eso ya pasó… Quiero que sepas que eres una gran artista, única para mí, y sólo quiero ayudarte a que puedas cumplir tus deseos y los de tu familia…”. Selena se rió de satisfacción, pero no pudo con su genio y le dijo: “¡¡Es que no tenía forma de creer que tú pudieras ser presidente de una disquera!!”, y se echó a reír a carcajadas. El señor Quintanilla la miró con alarma y casi furioso, pero enseguida se tranquilizó cuando vio que José Behar se rió con ella con ganas dándole toda la razón a su observación. Selena firmó ese día el contrato y se sintió eternamente agradecida por ese hombre que le dejó hacer a ella, a su padre y a la banda todo lo que ellos querían, que luchó porque tuvieran todas las comodidades del mundo y hasta se peleó con sus superiores de la Emi Central para darles la oportunidad de sacar un disco enteramente en inglés. La irrupción de José Behar en la vida de los Quintanilla cambió las perspectivas de Selena, quien vio que el camino al éxito estaba más allanado. Sólo había que trabajar más y más, y aprovechar el momento. Pero también ese hecho los condicionó para otras decisiones. Luego de lo ocurrido con José Behar, toda la Familia Quintanilla se reunió para hablar sobre lo ocurrido y para llegar a la conclusión de que se podía ser desconfiado pero también aprender a escuchar antes que juzgar a los demás por las apariencias, pues siempre podría venir alguien con buenas ideas que le podrían cambiar sus vidas … A veces la vida es mucho más compleja de lo que parece, en el que no hay determinismos ni fórmulas que nos lleven al éxito o al fracaso … Años después, luego de otro gran concierto de Selena en San Antonio, alguien se acercó al señor Quintanilla para ofrecerse como presidenta del club de fans de Selena. Le hizo observar que siendo lo popular que era Selena, le llamaba la atención que no comercializara su figura vendiendo fotos, souvenirs, remeras …. Al señor Quintanilla le llamó la atención que una simple enfermera tuviera un criterio de marketing que ni él ni otros ligados al negocio de la música tenían. No confiaba tanto, como era propio de su naturaleza, pero con el antecedente de José Behar, decidió darle una oportunidad. Eso sí, le tendría bajo supervisión y vigilancia hasta que diera muestras de eficiencia y honestidad. La mujer cumplió acabadamente con las perspectivas de los Quintanilla, encima impresionó mejor aún porque tenía un perfil muy bajo y pronto formó parte del “círculo íntimo” de la familia … Tarde, muy tarde, toda la Familia Quintanilla comprobó que no todo lo que reluce es oro, como tampoco que hay que confiar en todo el mundo para progresar y que cierta gente puede ocultar su verdadera cara durante toda su vida ... Los Quintanilla supieron muy tarde que esa mujer no era como José Behar. Él quería lo mejor para Selena. Ella quería a Selena para sí. Cuando le hicieron notar que eso no sería posible, esa infame mujer ya estaba lo suficientemente instalada en la familia como para cometer la mayor de las atrocidades por osar ellos y Selena no cumplir con sus propios deseos. Los Quintanilla vivirían en carne propia lo que es realmente un psicópata, cómo es un lobo disfrazado de cordero. Pronto se darían cuenta cómo alguien en un minuto puede destrozar el trabajo honesto de años y años… Selena salió al escenario toda sonriente y emocionada. ¿Quién lo iba a decir? Tenía sólo 16 años y lograba su primer Tejano Music Award. No era usual que alguien como ella lo ganara a su edad, aunque con Selena todo era diferente. Ya había sido nominada el año anterior. Pero ahora vinieron los premios y seguirían por 8 años consecutivos y más podrían haber sido si no fuera por aquello … Selena no tenía idea de lo que estaba gestando. Todavía no podía pensar si lo que estaba haciendo la haría catapultar a la fama, si haría historia, si sería recordada con el tiempo. Cuando se permitía soñar con lo que podría ser en el futuro, en esas noches silenciosas y oscuras en un bus en las que sólo se veían algunas luces de casas o de lugares al paso, o se escuchaba el sonido del Big Bertha, en un momento en el que Selena se permitía estar sola, bien sola, sola con su Alma, sola con su cuerpo, Selena soñaba con ser diseñadora, con hacer hermosos vestidos que llevaran su nombre como marca y que fueran lucidos en todo el mundo. Eso era lo que quería y por eso en sus extensas tardes libres en las que no tenía que estudiar, se ponía a diseñar y a hacer bosquejos de modelos de todo tipo. A Selena le encantaba crear, innovar, impactar, gustar, sorprender. Y si hubiese sido por ella toda esa energía y creación lo hubiese volcado en el modelaje, pero la vida y las circunstancias en las que ella misma no estaba exenta, la habían puesto en ese lugar, en un desafío que de ninguna manera Selena lo iba a eludir. A Selena le encantaban los desafíos. Siempre aceptaba los retos, le encantaba competir. Y ahora que tenía que demostrar que era la mejor cantante y que podía llegar lejos, bien lejos, iba a hacer lo indecible para lograrlo. Pero nunca perdió el eje de sus objetivos, de sus sueños, de sus planes. Imaginó que dando todo de sí no sólo demostraría que se podía y confirmaría lo que pensaba su padre de que ella tenía un talento innato para cantar, sino que con su fama podría llevar a cabo su pasión por la moda. Ya se imaginaba poniendo una boutique, una cadena de negocios que llevara su nombre y que podría explotarlo con su fama como cantante. Y también pensaba Selena que si la fama le venía pronto, enseguida pondría manos en la masa en su objetivo de ser modista. Selena no se imaginaba haciendo estas cosas ya siendo grande y una cantante casi retirada. En realidad Selena no se imaginaba una mujer grande. Por una extraña razón no se lo podía imaginar. Podía imaginarse casada, pensaba en la posibilidad de tener hijos pero no se podía imaginar siendo una adulta y menos aún una abuela o una mujer mayor. Como fuere, tampoco Selena quería esperar. Si lograba el estrellato no dudaría en poner su boutique. Ni siquiera esperaría la fama mundial. Arriesgaría apenas lograra trascendencia fuera del ámbito de Texas. No la corría nadie, pero Selena era así. También por una extraña razón Selena no quería ser una cantante en retirada para dedicarse a su pasión, porque para Selena el modelaje no era un pasatiempo, una ocupación para cuando no tuviera más nada que hacer. Es que Selena no vivía pensando que no tenía nada que hacer. Selena siempre tenía inquietudes, energía, ganas de hacer, ganas de hablar, ganas de dejar varias huellas en este mundo, ganas de ser recordada, ganas de poder plasmar en hechos todo lo que pasaba por su cabeza. Selena era de esas pocas personas que no se conformaba con lo que tenía, que siempre iba por más, por mucho más. Sólo así se entendía su “apuro”, más allá de que más de uno podía pensar que Selena sabía de su destino y de que no tenía mucho tiempo. Lo cierto es que Selena vivía todo así, con todas las ganas, nerviosismo y vertiginosidad que los disimulaba bien con sus risotadas y con su supuesto aire relajado en cada chiste. Pero Selena cada vez que se reía expresaba lo nerviosa que estaba, sus deseos de triunfar, su frustración si fracasaba, sus deseos de trascender y de ser querida. Y para Selena la humorada, la chanza, el chiste eran su forma de expresar el momento que vivía, y lo que realmente sentía y pensaba sobre todo … Selena lucía muy distinta en aquellos 16 años, muy distinta de cómo luciría después. Lucía un vestido largo y cerrado, tenía el pelo más bien cortito y con rulos. Pero con esa o con otra imagen más conocida y popular, Selena generaba lo mismo: Amor, cariño, ternura, alegría, pasión … Selena sintió que se mareaba cuando recibió ese premio. No tenía idea de lo que vendría después. Sólo se limitó a gozar del momento y a expresar la alegría con ironía y humor: “Agradezco a Los Dinos pues sin ellos yo no soy nada. Si ellos ganan, yo gano. Y si ellos pierden … ¡¡yo no los conozco!!”. Selena se retiró de inmediato sin esperar la reacción de la gente y menos quiso mirar a su padre. Apenas alcanzó a mirar a A.B. que la observaba mezcla de fastidio y resignación. Sabía que su hermana no podía con su genio y eso la hacía encantadora. Por eso finalmente le sonrió. Su padre iba a retarla, pero viendo lo contenta que estaba Selena y lo orgulloso que se sentía, sólo la abrazó y le dijo que la quería mucho. Nunca le dijo lo que sentía por lo que dijo. Y bien que lo hizo … Igualmente, Selena lo sabía y tampoco le preguntó nada. A veces es mejor optar por el silencio aunque uno no esté acostumbrado. A veces hay que dejar pasar ciertas cosas para saber valorar lo bueno de cada uno y de cada cosa… Selena se fue recordando aquella vez que fue a Matamorros e interpretó “La bamba”. Ella no sabía hablar el español y el público apenas la conocía. Aun así dio su mejor concierto y su máxima interpretación. Hasta invitó a su hermano a bailar para llamar la atención y A.B. aceptó, aunque enseguida se despegó de Selena porque le daba una gran vergüenza bailar con su hermana. Selena recordó ese hecho y vaya a saber por qué lo asoció con el premio. Y se fue con la satisfacción de que iba por el camino correcto. Alguna vez se iba a dar y alguien de afuera notaría lo que ellos mismos y los demás veían. Ellos eran una gran banda que hacía un gran trabajo en equipo y tenían talento. Luego de ese premio, Selena comenzó a pensar seriamente que el objetivo no estaba tan lejos, que el horizonte comenzaba a asomarse y ella sólo debía seguir por el camino hacia él… Selena salió furiosa de su habitación. ¿Cómo le hacían esto a ella? Con sus 6 añitos a cuestas podía sentir que la estaban desplazando de la atención de la casa. Se sentía que ya no era la “baby”, que su padre no le prestaba la misma atención de siempre. Y todo por culpa del bajo, de ese maldito bajo que el señor Quintanilla le compró al hermano de Selena, A.B. Ahora resultaba que su padre vivía con A.B. enseñándole a tocar. Selena tenía no sólo la intuición de niña sino la intuición de mujer. Sabía que su padre se sentía contento en su vuelta a la música a través del bajo de su hermano. Su hermana Suzette y su madre trataban de calmarla, de que no se enojara, de que aceptara con resignación y alegría lo que estaba sucediendo. ¿Resignación? Esa palabra no existía en el vocabulario de Selena. Durante una semana Selena se encerró por horas en su habitación sin decir una palabra y sin permitir que nadie entrara. Al principio, todos creían que se encerraba para llorar, para leer o para mascullar su bronca … Nada más alejado de todo eso … Selena había tomado un libro viejo de canciones de su padre y cada día las ensayaba sigilosamente hasta aprenderlas a la perfección. Selena quería sorprender a su padre demostrándole que ella podía hacer cosas más importantes y trascedentes que la de tocar un simple bajo, y de acaparar más la atención haciendo y demostrando cosas sin la ayuda de nadie. Cuando estuvo bien segura de que había aprendido correctamente las canciones, esperó el momento justo. Siempre que su padre le enseñaba a su hermano, ella estaba encerrada en su habitación. Pero esta vez lo sorprendió en la puerta de la habitación de A.B. “Padre, acompáñame a mi habitación que te tengo que enseñar algo…”. Su padre estaba contento de que su hija estuviera fuera de su encierro y más animada. Imaginaba que le querría mostrar un dibujo o algo de su creación para que él se sintiera gustoso, lo aceptara y la hiciera sentir importante. En el trayecto hacia la habitación, notó que Selena tenía su viejo libro de canciones. Le preguntó qué hacía con él … “Es parte de la sorpresa que te tengo preparada. ¡¡Ya verás!!”, le dijo Selena. Una vez en la habitación Selena hizo sentar a su padre y le indicó que abriera el libro en una determinada página. Cuando lo hizo le pidió que le dijera qué canción había allí. Cuando su padre le contestó, Selena comenzó a cantar. Su padre se quedó impresionado. Su hija cantaba bien de verdad y sin que nadie la hubiese mandado a ningún lugar de enseñanza de canto. No podía salir de su asombro hasta que Selena se detuvo y le dijo que eligiera al azar otra canción. Cuando su padre lo hizo y el indicó el tema elegido, Selena comenzó a cantarlo. Selena creía que sólo estaba cautivando a su padre por saber las canciones y que con ello volvería a ser el centro de la familia, lugar que sintió que lo había perdido gracias a A.B. y su bajo. Pero no: Selena generó algo más que eso, algo que sería una constante en su vida, tan corta como bella y hermosa. Su padre advirtió el talento de su hija y pasaron muchas imágenes por su cabeza. Sintió que había llegado el momento de regresar al mundo de la música, sólo que lo haría a través de su hija … Cuando Selena terminó, él la abrazó largamente, le agradeció tamaña interpretación y le dio un gran beso. Luego se fue raudamente a ver a su esposa. Selena se sentía halagada pero no entendía nada, absolutamente nada ... Pronto entendería todo. El ir y venir de instrumentos musicales, la obligación de ella y de sus hermanos de ensayar como una banda tocando temas que ellos no conocían ni les gustaba les dio una idea de lo que le indicaba el destino, un destino al que involuntariamente ella contribuyó. Cuando vio que su padre llamó a la banda “Selena y Los Dinos”, supo que no tendría escapatoria a semejante responsabilidad. Su hermano A.B. se quejaba del material que cantaba. Su hermana Suzette se quejaba de su lugar no querido en la batería ... Selena no se quejaba. Tenía motivos pero optó por no hacerlo. “¿Tú querías protagonismo? ¿Tú querías exclusividad? ¡¡Ahí lo tienes!! ¡¡Aprovéchalo!! ¡¡Tú lo buscaste!! ¡¡Tómalo y no te quejes!!”, bien podría haberle dicho su padre. Pero Selena aceptó el desafío. No era el destino buscado, pero no lo iba a desaprovechar. Tenía un reto y no lo iba a perder. Tenía una responsabilidad y no la iba a sortear. Selena se juramentó que lo lograría, que pondría contento a su padre, y ella sería feliz, famosa, triunfante como cantante y dedicándose a la moda. ¿Qué más podía pedir? La vida estaba para vivirla y para lograr todos los sueños que uno se había propuesto. Selena sabía que había sorprendido a su familia desde que nació y sólo vivió para ratificar que para ella nada era imposible, que todo se podía lograr y que siempre se debía luchar para lograr lo que uno realmente quiere, aunque pasen muchos años, aunque se deban sortear muchos obstáculos, aunque se tenga que sacrificar muchas cosas, aunque se pasen muchos sinsabores para disfrutar el sabor de la victoria final… Selena salió de las entrañas de su madre y provocaría la primera sorpresa para la familia. No era varón, como todos esperaban. Era una niña, una hermosa niña, que ya gritaba fuertemente, como un modo único e irrepetible de hacerse oír y respetar como tal. Su padre estaba desesperado. Sólo tenía pensado un nombre, Marc Anthony, y no se le había ocurrido un nombre de mujer como alternativa. Tanto él como su esposa hicieron saber a todo el hospital sobre su problema hasta que alguien que pasaba por el mismo problema les dio una solución. Una mujer a la que esperaba una niña pero que tuvo un varón le sugirió al padre de Selena el nombre que ella había escogido … Selena. El señor Quintanilla se quedó pensando. Nunca había oído escuchar ese nombre, pero le agradaba. Luego fue a una biblioteca para conocer su significado. Allí se enteró de que Selena provenía de la diosa Selene de la mitología griega. Era la diosa Luna, hermana de Helios, el dios Sol, y sus características eran que es alegre, simpática y afectuosa, que tiene una gran voluntad cuando se propone algo, y que es seductora y cariñosa. Cuando el señor Quintanilla volvió al sanatorio y vio a su hija recién nacida en brazos de su esposa, no dudó. “Me sugirieron que le pongamos Selena. A mí me gusta. ¿A ti qué te parece?”. Su esposa dudó, pero cuando el señor Quintanilla le dio el significado y vio a su hija, lo aceptó de inmediato. “Sí, pongámosle Selena. Ella parece muy simpática y cariñosa…”. El señor Quintanilla se sonrió y más aún cuando escuchó aturdido a su hija llorar … “Y yo no dudo de que triunfará en la vida. ¡¡Ya veo que cuando se propone algo, sin duda lo logra!!”, dijo y se marchó al registro civil para anotar a su hija no sin antes besar a sus princesas. El padre de Selena se fue contento. Él sabía que con ella todo iba a ser distinto. Lo podía ver, lo podía sentir. Aunque quisiera por igual a cada integrante de su familia, él sabía que Selena le iba a dar más de una satisfacción … “Sí, Selena ... Es un nombre destinado al éxito, un nombre destinado a ser recordado. Yo sé que el mundo sabrá de ella. No sé por qué. Lo intuí al verla, lo intuí por las sorpresas que ya nos ha dado. Yo sé que Selena me dará felicidad y yo se lo contaré a todo el mundo”, se dijo el señor Quintanilla al marcharse sin saber que muchas de esas cosas se cumplirían mas nunca podría saber todo lo que el destino le tenían preparado para él y para su familia, sobre todo para Selena, sobre todo para ella que nació para llenar de Amor y de luz a un mundo que la esperaba con tantas ansias, a un mundo que seguía queriendo creer con gente que diera todo de sí para ser de ésta una humanidad mejor… (La vida puede ser hermosa. La vida puede ser cruel. La vida puede depararnos sorpresas. La vida puede pasar inadvertida ante nuestras narices. Nada es casualidad en la vida. Nosotros somos los forjadores de nuestro destino. Lo peor que nos puede pasar es transcurrir por la vida y no haber hecho lo que más queríamos hacer, no haber intentado al menos cumplir con nuestros sueños … Tal vez lamentemos que Selena haya estado tan poco tiempo en este mundo, pero es peor vivir 100 años y sentirse frustrado por no haber hecho nada, que vivir poco tiempo en forma intensa, buscando siempre cumplir los sueños propios y de los demás, intentando, siempre intentando, tener un motivo por el cual vivir cada día hasta lo máximo, hacer todo lo posible por ser feliz y hacer feliz a los demás … Así era Selena. Yo sé que aun en el dolor, si ella ve lo que hizo en tan poco tiempo se tiene que sentir muy orgullosa, más satisfecha que alguien que vivió sin hacer nada o con el rencor y la frustración por no haberlo siquiera intentado, por no ser feliz en cada acto de sus vidas. Selena sí lo hizo y por eso fue feliz y le sacó más de una sonrisa a la gente que la ha rodeado. Por eso a Selena la querían tanto. Era, además de una buena artista, una mejor persona. Selena era distinta y por eso se la extraña tanto…) Selena … En cada recuerdo está presente mi corazón, este corazón que sólo a ti pertenece… Te quiere mucho… Sergio Ernesto Rodríguez (Buenos Aires, Argentina)