Tú eres mi vida, tú eres mi todo...

31 de diciembre de 2010











Es una pena, Selena…


Es una pena … Es una pena, Selena. Es una pena que no estés aquí. Es una pena que alguien como tú no esté. Es una pena que la vida te golpeara de esa manera, que te tuviera deparada semejante sorpresa. No hay duda de que eres la mejor. No hay duda de tu vocación. No hay duda de tu talento. No hay duda de tus sentimientos. Tú eras una artista de verdad, del pueblo, genuina, auténtica. Supiste entregar todo sin escatimarle nada al público. Tu propia historia te llevó a la exposición, a los miedos, a las dudas de niña acerca de lo que debías hacer, acerca de si ese camino que el destino te marcó para que tú lo siguieras era el que tú hubieses elegido para encarar tu vida. Pero tú siempre aceptaste los retos que te puso la vida. Podrías haberte quejado, podrías haberte escapado, podrías haber gritado tus miedos y negarte a todo diciendo “¡¡No puedo hacer esto!! ¡¡No quiero!! ¡¡No lo voy a hacer!!”. Y sin embargo no sólo lo hiciste. Aceptaste tu destino y pensaste que tú tenías algo que ver con todo ello. Por algo la vida te puso a prueba cuando quiso saber qué harías cuando tu padre le regalara el bajo a tu hermano y se avocara a él para enseñarle a tocarlo. Tal vez sabría que tú harías algo, que no aceptarías quedar relegada con resignación, que esa situación la tomarías como un desafío para apostar por más, por ir por más, con hacer algo que deslumbraría a tu padre y lo hiciera volver hacia ti para ser tú el centro de su atención. Tal vez la vida quiso mostrarte el camino para ver si tú aceptarías ir por él aun cuando todo el recorrido por ese sendero era algo totalmente desconocido para ti y con resultados que eran una incógnita, con más dudas que certezas. Tal vez la vida te abrió los ojos y tú no dudaste. Tenías tan sólo 6 años y aun siendo tan pequeña demostraste que siempre buscarías superarte y que nada ni nadie te amedrentaría con nada ni por nada del mundo. Los años de niñez son determinantes en la vida de todos. Más allá de que en la adultez podamos modificar muchas cosas de nuestras vidas, nuestra esencia, nuestra formación, nuestra forma de encarar las cosas por la vida siempre estarán determinados por lo que aprendemos de niños. Allí vemos nuestro entorno, la vida de los demás, lo que hacen los otros, lo que nos enseñan nuestros padres y nuestros colegios. Y con todo ello nos vamos formando nuestras ideas, nuestros pensamientos y nuestra visión de la vida, de las personas y del mundo. Tal vez muchos lo expresan ya de adultos. Otros nunca. En cambio, tú, Selena, por ese reto del destino, de ese destino del cual tú también participaste, lo expresaste siendo muy pequeña. Por el Amor de tu padre elegiste exponerte. Por el Amor de tu padre decidiste aprenderte aquellas canciones viejas tomadas de un libro. Por el Amor de tu padre cantaste ante un público siendo muy niña. Por el Amor de tu padre cambiaste tu vida y la vida de toda tu familia. Por el Amor de tu padre dejaste a un lado tu propio sueño para cumplirle el suyo, que lo había postergado como lo hiciste tú durante un largo, largo tiempo, el suficiente como para esperar a lograr el éxito tan soñado y con él pudieras tener la oportunidad, los medios y el tiempo para retomarlo y explotarlo al máximo…

Es una pena, Selena ... La humanidad puede estar siglos, toda su existencia buscando la felicidad, alguien que los encante, alguien que los enamore, alguien a quien depositar todo su cariño sin ninguna condición … y tal vez nunca lo logren. La humanidad toda tal vez pueda estar su vida haciendo sólo sus obligaciones y dejando de lado sus anhelos. A veces la vida es tan dura y tan cruel que no nos permite ni soñar en lo que más deseamos, en lo que más queremos. Y calmamos nuestras postergaciones sonriendo y viendo el lado bueno de las cosas, en las pequeñas cosas que nos arrancan una sonrisa de satisfacción. Y mientras tanto soñamos, esperamos un milagro, esperamos que todo cambie y venga un mundo feliz en el que todos podamos gozar de la vida sin sufrimientos, sin dolor. Y en el medio de toda esa vida en la que vivimos soñando y muchas veces padeciendo, apareces tú, Selena. Aparece lo que todo el mundo soñaba, lo que todo el mundo esperaba. Si uno ve cómo son las cosas en la actualidad, me atrevería a decir que tal vez tú, Selena, hayas representado su última esperanza, pues sin duda que desde que te fuiste ya nada volvió a ser lo mismo. NI sus vidas fueron lo mismo, ni la humanidad fue la misma, ni el mundo fue igual. Tú, Selena, les diste lo que ellos añoraban ... Alguien que los encante con su voz, alguien que les hable en el mismo idioma, el idioma universal, el idioma del Amor. Les cantaste con el corazón en la mano, con todo el sentimiento, con la pasión a flor de piel. Tú los llenaste con tu encanto, tú los deleitaste con tu carisma, con tu sonrisa, con tu mensaje positivo de la vida. Tú les diste la alegría que muchos no tenían, tú les diste esperanza, tú les hiciste ver que un mundo era posible, que era cuestión de proponérselo y nadie podría evitar que todos sus sueños fueran posibles en vida. Tú representaste más que la última esperanza. Tú, Selena, eras su única esperanza. En ti creyeron, en ti depositaron todo su afecto. Les hablaste y les cantaste con el corazón y con el Alma. Y el público es sabio: sabe cuando le cantan con sinceridad y espontaneidad, y también sabe cuando el artista no siente lo que canta o pretende engañarlos no siendo auténticos, ni genuinos ni creíbles. Para todos tus admiradores eras una más de ellos, una mujer que estaba con ellos, que había padecido los mismos problemas, las mismas postergaciones. Para todos ellos no dejabas de ser la chica del barrio La Molina de la Ciudad de Corpus Christi. Todos sabían de tu origen humilde, todos sabían de todo lo que tuviste que luchar para hacer alguien en la vida. Todos te veían y hasta el último día supieron que estabas allí, en tu ciudad, en tu pueblo, en tu barrio. Sabían que nunca te irías de allí aunque fueras muy famosa, aunque el éxito te llevara a lugares cada vez más lejanos y cada vez fuera más la cantidad de admiradores que tendrías en todo el mundo. Pero todos ellos sabían que siempre volverías con ellos, que nunca los abandonarías, que nunca los dejarías solos. Jamás renegaste de tus orígenes ni de tu lugar. Sabían que para vivir no te gustaban las grandes luces de las grandes ciudades. Sabían que querías hacer tu vida al lado de ellos. Que más allá de lo que significabas para todo el mundo, tú siempre serías Selena, la Selena pequeña que nunca abandonó Corpus Christi desde que se instaló allí desde muy niña en busca de mejor suerte…

Es una pena, Selena … Tú tenías eso que no tiene nadie ni nadie tendrá … Voz, talento, encanto. Tú podías encantar a cualquiera. Basta con mirarte, basta con verte lo que generabas en el escenario, basta con ver lo que exponías allí frente al público para darse cuenta de que tú no perteneces sólo a una época, a un lugar, a una comunidad, a un estilo musical, a un género. Tú encantas hasta el más distraído, a los que escuchan diferentes músicas, a los que hablan distintos idiomas, a los que pertenecen a diferentes culturas. Tu canto, tu forma de expresarte era universal. Eras una cantante versátil, podías interpretar cada género a la perfección y sin ninguna dificultad. Nos cantaste con el corazón, con pasión, con sentimiento y nos llegaste al Alma misma. No es casualidad que todos sintamos lo mismo al verte, al apreciarte, al escucharte. No es casualidad de que gente que te conoció de diferente forma, que te ha escuchado en diferentes momentos, los que te han visto en vivo y los que no, sientan lo mismo, hayan vivenciado lo mismo, aprecien lo mismo, gusten de ti del mismo modo. Desde tu padre hasta José Behar, pasando por todos tus admiradores, artistas, productores, todos pasaron por la misma experiencia: no saber desde el principio que tenías un don, que eras especial, que eras distinta; sorprenderse gratamente en cuanto te vieron cantar y saber que estaban ante un fenómeno que nunca habían visto antes; que los sorprenderías logrando los éxitos mucho más rápido de lo que todos los que creían en ti esperaban; que pocos sabían bien lo que eras tú y lo que podías dar la primera vez que te vieron .... Tú nunca necesitabas encantarlos con efectos especiales que lograran un gran impacto. Bastaba con cantarles y crearles un clima mágico del cual no podrían ni querrían salir de él jamás. No había necesidad de estar en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995 para saber lo que eras como artista. Basta con hoy verte cantar “Si una vez”, verte mover a uno y otro lado del escenario, detenerte abruptamente, ponerte el dedo índice en tu cabeza, tus ojos cerrados y tu boca al micrófono del cual sólo se escuchaba tu respiración … ¡¡ante 65.000 personas!! Y no contenta con ello pasearte a uno y otro lado del escenario, mirar pícara y cómplicemente a la gente, hacerles gestos en el medio del griterío … Lograr todo ello teniendo como único efecto especial el avance y detención de la banda comandada por A.B. y tu andar en el escenario, tus silencios, tu canto, tus pausas, tus miradas, tu carisma, tu encanto. Hoy en día todo ello se suplantaría con innumerables efectos especiales, con bombas de estruendo, con máquinas que provocarían en el escenario y con pantallas gigantes el asombro, el griterío y el delirio de la gente. Tú lograbas todo eso sin necesidad de toda esa parafernalia … Se me dirá que si tú, Selena, hubieses tenido todo ello mayor impacto hubieses logrado … Tal vez … Tal vez sí … Seguramente no. Tamaña cantidad de efectos especiales provocaría asombro, pero opacaría tu figura, tu encanto, tu magia, Selena. Y todas las sensaciones que puede experimentar cualquier ser humano las vivía con sólo verte, con sólo apreciarte, con sólo entregarse a ti y dejarse llevar por tu presencia. Tú sola generabas todo, tú provocabas los que muchos lo tienen que lograr con mucha ayuda y trabajo de los demás. Por eso nos apenamos, por todo eso es una pena. Porque tú eras única y ya nada podemos esperar pues como ti no habrá nadie, absolutamente nadie…

Es una pena, Selena ... Pues tú iniciaste el camino. Tú quebraste las barreras que pocos intentaron y nadie había logrado. Fuiste como la mártir que ofrece su vida por lograr sus sueños para que lo terminen realizando y cosechando sus frutos los demás. Lograste ser reconocida en México cuando para un tejano se hacía muy difícil lograr un gran éxito. Lograste un Grammy cuando ganar ese premio en aquel 1994 implicaba un gran esfuerzo y un reconocimiento que pocos latinos lograban. Lograste que una ciudad, aparte de la tuya, se enamorara de ti y se entregara a tus pies, como lo fue Monterrey. Lograste que el mundo anglosajón de Estados Unidos diera cuenta de que había una comunidad enorme que se hacía sentir con su presencia, y que suplicaba fuera reconocida, apreciada y no subestimada. Lograste que innumerables productores, cantantes y artistas que estaban lejos de ti se asombraran con tu talento y buscaran colaborar contigo para grandes proyectos y producciones. Lograste representar para la mujer latina de Estados Unidos su mayor y mejor representante. Para todas ellas eres el modelo a seguir, el ejemplo. Hoy vemos artistas reconocidas mundialmente y también las que cantan en sus barrios coreando tu nombre e invocándote como la inspiradora de lo que hacen. Vemos que hasta se han creado revistas luego de hacerte un merecido reconocimiento. Todo eso has logrado tú, Selena, pero tú no estás ... Tú no estás para ver y sentir el éxito de tu música, el éxito de tu Legado. Tú no estás para cosechar lo que has sembrado. Tú no estás para ser la artista latina más popular y más reconocida. Tú no estás para seguir sorprendiéndonos. Tú no estás para seguir encantándonos. Tú no estás para hacer lo que otros no se atreverían ni se les ocurriría hacer. Tú no estás para seguir arriesgando, Selena, en un mundo que sin ti no arriesga nada y va por el éxito seguro. Hoy no hay nadie que sueñe con cosas imposibles y quiera lograrlas. Tú en una radio en Guadalajara en 1994 decías que soñabas con cantar no sólo en Estados Unidos, en México y en toda América Latina. Tu pensabas cantar en Europa. ¡¡Tú decías que querías cantar en el Oriente!! ¡¡Era noviembre de 1994!! Ningún latino se imaginaba eso. ¡¡Ni siquiera cantar en español con éxito en Estados Unidos!! Tú lo habías hecho primero. Tú lo habías pensado primero. Tú marcaste el camino que muchas latinas lograrían años después. Tú lograste que ellas triunfaran mundialmente, en esas tierras que tú anhelabas conquistar y que nadie se lo hubiese imaginado antes. Tú marcaste ese camino … que no te dejaron transitar…

Es una pena, Selena… Pues en definitiva tenías 23, casi 24 años, y toda una vida por vivir. Tenías un esposo, tenías una familia, tenías una banda, tenías tu sueño personal de ser diseñadora, cristalizado en “Selena Etc.”, otra de tus grandes ideas que pronto explotarían otras artistas. Tenías todo encaminado. Habías logrado la popularidad y el reconocimiento que hacían que tu éxito meteórico se encaminara hacia la consolidación mundial de ti como artista. Habías entrado en ese camino en el cual todo el mundo sólo te ama, te contempla todo y te perdona sin dudar. Un mundo en el que sólo pueden dejarte de amar si los defraudas mucho, pero mucho y mucho. Y encima ése no iba a ser tu caso, Selena, pues tú te entregabas al público como nadie. Tú les mostrabas tu Alma y tu ser como nadie lo hacía. Tú hacías gala de tu espontaneidad y de ser genuina, auténticamente genuina … No había dudas, no había nada que perturbara ese camino de ensueño, ese camino de Cenicienta que tú estabas logrando a base de tu propio mérito, de años de hacer las cosas con profesionalismo y con Amor. 1995 era un año de desafíos pero también de certezas. Ese año te pondría a prueba, Selena, hasta dónde llegarías, cuánto tardarían los “gringos” para que se enamoraran de ti, cuánto tiempo tardaría América Latina para ponerse en su totalidad a tus pies, cuánto tiempo te llevaría llegar a Europa, a Oriente ... Sólo era cuestión de tiempo ... Nada más ... Nadie ni tú misma dudaban de que lo lograrías. Nadie dudaba de que encantarías a todo el mundo. Sólo era transitar la vida con las mismas convicciones de siempre, con las mismas ganas de siempre, con el mismo Amor de siempre … Ya no ibas por un camino. Ya transitabas por la autopista al éxito mundial. El público latino se rindió a ti. El público anglosajón abrió sus puertas dispuesto a escucharte y a dejarse encantar por ti. Todos estaban subyugados por tu canto de sirena … Y sin embargo, tal vez llevada por un canto de vaya a saber de qué sirena desviaste tu camino, tomaste un atajo equivocado, no pudiste sacarte de encima esa voz, esa voz que te llevó a estrellarte, a sucumbir frente a una simple habitación de uno de esos tantos moteles que se ven por allí y que nada tienen de encantadores… Y fuiste por ese camino estando sola, sin que nadie te advirtiera, sin que nadie pudiera alertarte del camino que transitabas y del peligro que corrías … Estabas sola, como nunca lo habías estado, en el medio de una decisión, de un error que tienen muchos autores pero una sola damnificada: tú…

Es una pena, Selena … Me hubiese gustado verte, verte cómo encarabas los desafíos, como los superabas, cuáles serían tus proyectos a medida que pasara el tiempo y tu popularidad fuese cada vez mayor. Me hubiese gustado ver qué cosas pasarían por tu cabeza inquieta, siempre dispuesta a ir por nuevas ideas, ideas innovadoras, ideas originales, ideas que te hacían única, pasional y personal. Me hubiese gustado ver qué pasaría si las cosas no salían como todos esperaban, si había algún traspié … No porque lo deseara, sino porque prefería verte en esta situación que en aquella en la que no pudiste realizar tantas cosas. Hubiese preferido no tener que hacerte un recordatorio, una remembranza como mito, como leyenda, y más quedarme encantado con verte con una mujer de carne y hueso, que acierta, que se equivoca, que gana, que pierde, pero que vive para seguir arriesgando, para seguir intentando, y para seguir encantando a todo el mundo como nadie lo haría ... Es una pena, Selena, pues para ti no había imposibles … No tolerarías la resignación, tener un traspié y no intentar revertirlo, no seguir optando por cuanta variable hubiera por allí para llegar a tu gran objetivo final, que era convertirte en la gran cantante internacional, la artista latina más famosa del mundo, la artista más talentosa del planeta, que jerarquizaría la música e innovaría los conciertos en vivo de toda clase de género musical. Tú sabías que eras la mejor, Selena. Sabías que lo lograrías y que en poco tiempo todo el mundo compraría tus discos, todo el mundo te iría a ver en concierto, todas las niñas y jóvenes querrían vestirte como tú, todos los varones se enamorarían de ti, todos los seres humanos te tomarían como ejemplo. Tenías la voz, el don, la creatividad, la personalidad, el talento, la belleza, el carisma. Tú tenías un estilo particular que te hacía plenamente identificable y única ... Es una pena, pues pocas artistas pueden montar tantas ideas por cuenta propia. Tú, Selena, eras cantante, compositora, diseñadora, ejecutiva. Tú has logrado que el nombre Selena esté sólo ligado a ti ... Es una pena, pues todo el mérito era sólo tuyo y semejante talento, semejante ingenio, semejante ganas por superarse, semejante ganas de vivir hayan sido derribados por lo peor, por lo más mediocre y por lo más bajo de la humanidad. Es una pena que el mundo se haya llevado el peor ejemplo, el peor modelo, que vea que la maldad es la que siempre se va triunfando y que no se haya quedado en la práctica con tu ejemplo, con tu modelo del esfuerzo, de la superación, del talento. Es una pena que el mundo no se haya quedado con tu ejemplo triunfante y como camino a seguir … Así le va al mundo sin tu presencia, y sin tu modo de vivir y sentir la vida…

Es una pena, Selena ... Es una pena que hayas tenido que vivir tantas cosas y disfrutar tan poco. Es una pena que te veamos y te escuchemos, y no podamos no dejar de tener nunca esa sensación, esa tristeza, ese meneo de la cabeza no encontrándole explicación a cómo te has ido, a cómo te dejaron ir ... Es una pena que hayas pasado por tantas cosas para sólo asomar tu cabecita ante el mundo, y mostrarte triunfante y talentosa tal como eras … por tan poco tiempo. La vida te dio poco y te castigó mucho, Selena … Pues todo lo que lograste fue por tu sólo mérito, por tu único talento, por tu monumental esfuerzo. Me hubiese gustado ver que hubieses podido cantar todo lo que realmente te gustaba. Me hubiese gustado verte cantar en vivo “Dreaming of you” y “I could fall in love”. Me gustaría verte hoy triunfante en todo el mundo y feliz con tu vida. Y aunque no hubieses logrado todo y tal vez hubieses perdido más de la cuenta, me hubiese contentado con que el destino al menos te hubiese dado el mayor premio, que era la vida. Tú te lo habías ganado, tú lograste ese reconocimiento por mérito propio. Nadie más en el mundo merecía vivir. Nadie más en el mundo merecía triunfar. Nadie más en el mundo merecía poder concretar todos sus sueños. En la vida debería premiarse a la gente que no sólo tiene el talento, sino que tiene la voluntad de superarse, de que genera ideas propias, de que siempre busca algo más tanto en la vida personal como en la artística. Debería premiarse a los talentosos y castigar a los mediocres … Pero la vida como el Amor es ciega … y muy injusta. Te quitó la posibilidad a ti como a tantos llenos de vida y de Amor, y se lo dan a otros que reniegan de ellos, y sólo tienen para ofrecer odio y rencor … Es una pena, Selena … Es una pena que no pueda ofrecerte mi vida para que puedas vivir la tuya. Yo no sé si hice tantos merecimientos para vivirla como lo has hecho tú…

“Es una pena. Nada más que una pena. Te golpea cuando es demasiado tarde. Te golpea cuando estás mal…”, cantaba Bonnie Tyler, hace muchos años. Tal vez esa canción la llegaste a escuchar, Selena. Nunca como esa frase resume tu vida, resume tu dolor, resume tu destino, resume lo que sentimos por ti … Una pena…

Una pena que está llena de Amor, un Amor que será infinito, un Amor que superará siempre a esa pena…

Simplemente te ofrezco mi vida por ti, Selena…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)









Lo mejor que se pueda, Selena…



Lo mejor que se pueda … ¿Qué es hacer lo mejor que se pueda? ¿Es hacer lo mejor que se puede o lo máximo que uno se atreve a hacer? ¿Es hacer hasta lo imposible o es hacer las cosas lo mejor posible con determinados límites? ¿Qué es hacer lo mejor que se pueda cuando uno ha amado tanto a alguien? ¿Qué es hacer lo mejor que se pueda ante alguien que hemos amado y que se nos ha ido, que se nos ha escurrido de entre las manos lamentándonos de no haber hecho algo antes, algo que nos hubiese permitido no estar lamentándonos ahora? ¿Qué es hacer lo mejor que se pueda cuando la razón de nuestras vidas se nos despidió sin más, sin poder darnos un abrazo, un beso, un cariño, una sonrisa, una mirada tierna, una caricia? ¿Qué es hacer lo mejor que se pueda cuando ya nada se puede hacer? ¿Qué es hoy hacer lo mejor que se pueda por ti, Selena? ¿Acaso recordarte con alegría? ¿Acaso recordarte con tristeza? ¿Acaso resignarnos a que nada se puede hacer? ¿Acaso olvidarte? ¿Acaso recordarte con tu música? ¿Acaso recordarte viéndote en un video? ¿Acaso reemplazarte con otra artista? ¿Acaso tener todas tus cosas, todas tus fotos? ¿Acaso alabando la labor de tu familia? ¿Acaso tributándote como un mito, como una leyenda? ¿Acaso recordándote por tus vivencias, por tu sentir, por tus dudas y por tus certezas como tiene cualquier otra persona? ¿Acaso alabando y reconociendo todos tus logros en tan poco tiempo? ¿Acaso atribuyéndonos la potestad de ser tu voz aquí en tu ausencia y dar nuestra versión de tu vida como la única sin ningún matiz sin ningún otro aporte de nadie? ¿Acaso sólo recordando tu voz, tu canto, tus palabras, tu sonrisa, tu mensaje de vida? ¿Acaso sólo recordando lo que fuiste y lo joven que eras cuando te marchaste, y saber que quedaron atrás tantos sueños, tantos anhelos, tanta vida por vivir, que se dilapidó por tanta insensatez y tanta locura? ¿Acaso guardando odio y rencor para con esa asesina y para con todo el mundo que te ha dejado que te fueras sin despedirte? ¿Acaso buscando culpables de tu partida y quedándonos en la pelea por algo tan absurdo y tan inútil que te deja en un segundo plano? ¿Acaso recordando tu vida pero obviando aquel nefasto día que te llevó? ¿Acaso buscando explicaciones hurgando en tu vida privada, en aquellas cosas que tú bien supiste preservar? ¿Acaso refugiándonos en tu música mas no en tu vida? ¿Acaso sabiendo de memoria todas tus canciones, todos tus discos, todos tus conciertos, todos los datos de tu rica historia? ¿Acaso lamentándonos por lo que pudo haber sido y no fue? ¿Qué es hacer lo mejor que se puede por ti, Selena, desde aquel lluvioso y triste 31 de marzo de 1995?

Lo mejor que se pueda … Todos los días cuando me levanto y veo que ha pasado otro día sin ti, Selena, no puedo dejar de entristecerme y de lamentarme, y de sentir bronca y furia por la impotencia, por no poder hacer nada, por no poder lograr que tú vuelvas a estar aquí entre nosotros viviendo tu vida, haciendo lo que más te gusta sin tener que dar ninguna explicación a nadie. Y cada vez que te veo en un concierto o te escucho en uno de tus tantos discos, no dejo de sentir el Amor, la pasión y el cariño que ponías en cada interpretación tuya, que te hacían inigualable, inimitable, indiscutible, insustituible. Cuando se te ve, Selena, uno no puede dejar de sentir que hay que hacer algo, algo por ti, por tu vida, por tus sueños, por todo lo que hiciste por tu familia, por ti misma, por tu gente. Es muy difícil verte y abstraerse de lo que eras no sólo en el escenario sino en la vida. Es muy difícil abstraerse de lo que habías generado en toda una comunidad, de lo que habías logrado desde muy abajo, sin ningún apoyo, desde la más absoluta humildad, con todo el esfuerzo, con toda dedicación, con tanto Amor. Es muy difícil verte y saber en todo momento lo que ha pasado contigo, todo lo que te sucedió y la tristeza que eso genera. Si hay algo que todos los que te admiramos hubiésemos querido que sucediera era que llegaras a lo más alto, que pudieras triunfar en todo el mundo con tu voz, con tu canto, con tu carisma, con tu Amor, con tu personalidad. Si hay algo que uno hubiese querido ver era que llegaras con tu nombre no sólo con tu música sino también con tus diseños, con tus ideas, con tus ganas de hacer algo por ti y por lo demás todos los días. Si hay algo por el cual uno se lamenta es ver que tenías tantas ganas de hacer cosas, tantas ganas de ocupar el tiempo con cosas productivas, tantas ideas en tu cabeza para ser puestas en práctica al instante, sin prisa pero sin pausa, pensando en tu felicidad como artista y también como persona. Es muy difícil olvidar el trayecto que tuviste que hacer para llegar a hacer alguien en la vida, todos los sacrificios que tuviste que hacer, todo el camino visto en aquel momento como algo insólito y poco probable de transitar para poder triunfar. Cantar el español a la perfección con un sentimiento que nadie podía transmitir pero a su vez no hablarlo tan bien. Conquistar Texas con tan sólo 15 años, romper una hegemonía de sólo varones triunfantes en la región, poner a Monterrey a tus pies cuando los texanos no tenían éxito en México, romper con todas las barreras, con todos lo impedimentos, con todas las dificultades. Uno aún recuerda un reportaje en Monterrey cuando recién comenzaba tu éxito allí y sólo tenías 20 años. Uno podía verte tan joven, con tantas dificultades aún para hablar el español, y aún así dejar en claro que tu objetivo en la vida no sólo era cantar sino dedicarte al diseño y a montar un negocio en ese rubro. Todavía no estaba ni en proyecto “Selena Etc.”. Todavía no habías ganado tu primer Premios Lo nuestro que tanto te había emocionado. Todavía no habías ganado el Grammy. Todavía no había llegado el éxito mayor. Sin embargo, tú ya decías todo lo que querías lograr. Todo estaba en tu inquieta cabecita. Nunca dejaste de transmitir lo que querías. Tú fuiste siempre auténtica y genuina. Por eso cuando se te recuerda no es sólo por la artista que fuiste sino por el tipo de persona que eras. Tú eras de esas personas que difícilmente se encuentre tan sencillamente ... Una persona con tanto talento, trabajadora, emprendedora y con ideas propias ... Por eso se lamenta tanto tu partida. Pocas personas tenían tantas ganas como tú. Pocas personas tenían tantas ideas sin necesidad de que hubiera un asesor de marketing que te lo sugiriera, como ocurre con asiduidad en la actualidad…

Lo mejor que se pueda … ¿Qué es hacer lo mejor que se pueda? ¿Se puede seguir adelante con tu ausencia? ¿Qué se debe hacer si tal vez no se hizo todo lo necesario cuando tú estuviste aquí? ¿Qué se debe hacer cuando no se tomó real dimensión del peligro que acechaba y que cuando se quiso reaccionar ya fue tarde? ¿Qué se debe hacer cuando uno experimenta la sensación de que nada es para siempre y que la pérdida es una cachetada ante tanta imprevisión, ante tanta ambición, ante tanta locura, ante tanta ceguera? ¿Qué se debe hacer ahora cuando en su momento se debió no exponerte ante tanta mediocridad y ante tanto peligro de caras a un año que iba a ser determinante para ti, Selena? ¿Qué se debe hacer para reparar tanto daño, tanto dolor, tanto dolor a ti, Selena, pues el dolor a nosotros es nada comparado a lo que has sentido tú? ¿Cómo seguir adelante sin sentir una sensación de culpa, de ausencia, de angustia, de soledad? ¿Cómo se sigue sin tu sonrisa, sin tu optimismo, sin tu mensaje? ¿Cómo seguir si tú que habías generado todo ya no estás aquí? ¿Cómo seguir con tu Legado si la única protagonista de tu historia, que eres tú, ya no está entre nosotros? ¿Cómo se puede hacer lo mejor que se pueda sin desear que uno quisiera sentir que nada de esto ha sido cierto, que todo fue una pesadilla y que todo constituye un error que aún se puede reparar? ¿Cómo seguir despierto y con ganas de seguir con la vida sin sentir que nunca se podrá ser feliz sin ti, Selena? ¿Cómo reír, cómo amar, como disfrutar, como vernos las caras y disfrutar de la vida enteramente si no estás aquí para disfrutar de la tuya, y hacernos plenos y felices con tu presencia? ¿Cómo no evitar sentir un vacío difícil de tolerar, difícil de superar? ¿Cómo no desear volver el tiempo atrás para evitar todo esto? ¿Cómo no imaginarse y hasta desear que lo imposible sea posible sólo para que nuestro dolor, para que tu dolor, se borre para siempre? ¿Cómo encontrarle un sentido a la vida si el mundo te ha dejado partir y te ha privado de todo, hasta de disfrutar de lo que habías conseguido a base de tantos sacrificios, a base de tantas privaciones y esfuerzos? ¿Cómo no sentir frustración y sensación de derrota cuando el resultado de tanto esfuerzo, y de un andar honesto y genuino en la vida, es lo que te ha sucedido a ti ese nefasto día con un mensaje terrible para todos, que es ser falso, mentiroso e hipócrita para lograr figurar en la vida? ¿Cómo hacer lo mejor que se pueda cuando ante tanta envidia, ante tanto egoísmo, ante tanto personalismo, ante tanta insensatez, la única perjudicada has sido tú, Selena, que nada había contribuido con toda esta situación nefasta que es común que sea propiciada por cualquier ser humano, y que es propio también de la condición humana generarla y tolerarla? ¿Cómo seguir cuando uno siente que ese 31 de marzo tú estabas sola, enteramente sola, Selena?

Lo mejor que se pueda … ¿Lo mejor que se pueda es dar vuelta la página y ya? ¿Lo mejor que se pueda es ir abandonando tus sueños, Selena, dejando que se los lleve el moho del paso del tiempo y que no se difunda como se debe tu Legado? ¿Acaso no sería bueno recuperar todas tus cosas que están en las garras del mal, en las manos de esa persona que disparó y te quitó todos tus sueños, Selena? ¿Acaso no habría que evitar que esas imágenes del 3 de abril de 1995 no se difundan más por tu Amor, y porque es un retrato impropio de tu historia y de tu mensaje en vida? ¿Acaso no sería mejor que Selena Etc. hubiese seguido con gente idónea y que te ama sin ninguna condición para que tus sueños se cristalicen con tus diseños triunfando en todo el mundo y tu nombre conocido en todo el planeta? ¿Acaso no sería bueno apelar a la sensatez y a la solidaridad para que todos cedan un poquito en sus derechos y en sus reclamos de regalías para que toda tu obra en concierto, Selena, esté disponible en cualquier formato y se difunda así en todo el mundo? ¿Quién no querría verte nuevamente en Festival Acapulco, en el Far West Rodeo, en Odessa, en Padrísimo, en el programa “Un nuevo día”, en Monterrey, en el Houston Astrodome 1993 y 1994? ¿Acaso no querríamos que todo eso que generaste, Selena, esté vigente en la actualidad? Si la gente te ama y te recuerda, si cada vez tienes más admiradores, si cada vez que sale un cd o un dvd generas récords de venta, ¿cuál es el impedimento, cuál es el motivo de tantas dificultades? Yo estoy seguro de que si todos ponen algo de sí, si todos ponen tu cariño y tu Amor que tan bien supiste prodigar ante cada cosa que te han pedido, tu Legado estará vigente siempre. Yo sé muy bien que eso es lo que te pondría bien contenta, pues sería la certificación de que no fue en vano lo que hiciste y lo que generaste, que todos te siguen queriendo y amando, que todos desean lo mejor para ti, que todos quieren expresarte con el recuerdo y con el agradecimiento eterno el deseo de abrazarte, de darte sus mejores palabras, de darte el mayor de los cariños, y de expresar su agradecimiento por siempre y para siempre. Es la mejor forma de que abandones esa sensación de que estás sola, de que estás sola como aquel 31 de marzo, para que no te quedes con esa angustia y con ese dolor de sentir desde aquel momento qué será de ti después de aquella lluvia, de aquel frío, de aquel día desapacible, de sentirte segura de que no hay dudas, de que no hay sospechas, de que se te sigue queriendo y admirando por lo que transmitiste y provocaste en tanta gente, de no sentir que sólo fuiste un suspiro en este mundo y que la sensación que generaste no es por tu partida abrupta sino por tu Amor, por tu cariño infinito, por la pasión que expresaste en cada canción y que llegó a tanta gente, a toda esa gente que se emocionó contigo, que cantó contigo, que lloró contigo, que te sigue recordando y esperando, esperando a alguien que se fue por un tiempito pero que algún día volverá, que seguro volverá con el Amor y compasión de Dios, y con el Amor, la voluntad y las ganas que tú tenías, Selena…

Lo mejor que se pueda … Lo mejor que se puede hacer contigo es entregarse a ti como tú lo hacías con todas las personas a las que tú le ofreciste todo. No alcanza con hablar bien de ti, no alcanza con poner las mejores fotos, cantar todas tus canciones, recordar cada momento de tu vida ... No, no alcanza ... Porque para recordarte a ti, Selena, no hay hacer lo mejor que se pueda. Para rememorarte a ti, Selena, hay que hacer todo lo que se pueda y lo que no se pueda también. Tú no dijiste en vano “The impossible is always possible”. Tú no sólo dijiste esas palabras. Tú las habías puesto en práctica. Llegaste mucho, mucho más lejos de lo que el más optimista, que el que más creía en ti, pensaba o imaginaba. Tú fuiste más allá, diste mucho más, ofreciste más de lo que se te demandaba, diste tu propia vida en cada presentación, en cada concierto. Exhibiste tus propios sentimientos, tu propia historia en cada presentación. Tú no sólo cantaste. Tú diste tu Amor porque necesitabas darlo y recibirlo. No te contentabas con hacer una interpretación correcta, no fuiste a grabar ni a dar un concierto haciendo “lo mejor que se pueda”. Eso, precisamente eso te hizo distinta a todas, distinta a todos, una artista bien distinguible del resto. Por eso la gente te amó, por eso la gente te trató como un familiar más, por eso la gente quería no sólo escuchar tus canciones, o ver tus conciertos, sino expresarte su cariño, su admiración, su respeto, su Amor incondicional. Tal vez para muchos el ver que muchos compraban remeras de tu autoría, que se tatuaban tus imágenes, que ponían a sus hijos tu nombre, que tuvieran tantas cosas de ti, Selena, fuera un fenómeno que se generó luego de aquel fatídico 31 de marzo. El que cree eso no sabe tu historia, no sabe todo lo que ya habías logrado hasta allí … El que cree eso sólo te vio por televisión cuando ya eras una realidad, cuando ya estabas en boca de todos, cuando ya eras una sensación. Pues nada se crea de la noche a la mañana. Nunca se crea una sensación ni un fenómeno sin un proceso anterior. Nadie quiere de verdad de un día para el otro. Nadie se enamora en un instante. Y lo que sucedió desde 1995 hasta hoy es producto de todo lo que sembraste, Selena, y que lamentablemente apenas si pudiste recoger algunos frutos de aquella siembra. Ni siquiera pudiste ver la dimensión de tu éxito aunque lo intuyeras. Ni siquiera pudiste ver todo el mundo que te amaba y que te amó después sin ninguna condición. Y todo fue porque tú, Selena, les diste todo, todo, sin guardarte nada, sin ser mezquina, sin limitarte sólo a ser una buena profesional del canto. Para llegar al corazón y al Alma de tanta gente, de tantas culturas diferentes, tú les diste tu canto, pero también tus sentimientos. Tú les mostraste que allí en el escenario estaba la misma Selena que sonreía en su casa en Corpus Christi, o que saludaba a cada uno de sus admiradores en cualquier lugar. Tú fuiste auténtica, Selena, y eso la gente siempre lo valoró, acaso porque es un atributo que pocos pueden demostrar tanto en la vida como en un escenario…

Lo mejor que se pueda … A veces cuando veo que Jennifer López logra una nueva contratación millonaria o Shakira convoca a tanta gente y es conocida en todo el mundo, me pregunto dónde estarías tú, Selena, si estuvieras entre nosotros, y no tengo que pensar mucho en la respuesta. Tú estarías en ese lugar y no dudo que a esta altura de las circunstancias tú hubieses logrado más, mucho más. Las ironías de la vida … ¿Qué hubiese sido de Jennifer López si no te hubieses ido? ¿Qué hubiese sido de Shakira si tú estuvieras presente? Tal vez hubiesen logrado el mismo éxito. Ambas fueron agradecidas de tu Legado y eso es una cosa que siempre valoré, pues ellas podrían obviarte y no lo han hecho nunca. Y te recuerdan y te homenajean con más cariño que muchos que han estado bien cerca de ti. Pero tu presencia, Selena, tu presencia hubiese eclipsado a todos, hubiese encantado a tantos, hubiese conquistado muchas más Almas y muchos más corazones. Tú eras distinta, Selena, tú eras especial, tú tenían eso que no se puede definir pero que no lo tenía nadie. Tenías eso que provocaba que todos se fijaran en ti y en nadie más. Tú tenías ese Amor, esa pasión, ese sentimiento, esas ganas, esos deseos de superarse, esa visión que pocos tienen. Tenías un don, un don que Dios sólo te lo dio a ti, y que una pérfida te lo quitó y te lo impidió desarrollar. Por eso, cuando uno ve que el mal parece triunfar siempre, cuando alguien nos quita lo más hermoso que nos había dado este mundo, uno no puede quedarse en la resignación, en el lamento, en el buscar superar ese terrible momento, pues ya nada se puede hacer … ¡¡Jamás!! ¡¡Jamás hay que contentarse con hacer lo mejor que se pueda, Selena!! Tú no estás, tú te has ido, a ti te han lastimado, a ti te quitaron todo, a ti sólo te han sacado la alegría de vivir y se la arrebataron a los que te supieron amar. ¿Cómo entonces ir en la vida haciendo lo mejor que se pueda sabiendo que todos somos distintos y mejores gracias a ti? ¿Cómo no hacer hasta lo imposible por hacerte feliz aunque no estés entre nosotros? ¿Por qué no imaginarnos y hasta convencernos de que estás en algún lugar esperando todos los días un besito de inicio del día, un besito para desearte las buenas noches, deseando sentirte acompañada con nuestro Amor, con nuestro cariño, con nuestro agradecimiento? ¿Por qué no pensar que es mejor preservar tus cosas, que tengan vida como si estuvieras entre nosotros, cuidándolas hasta que tú vuelvas a estar aquí en este mundo? Si tú, Selena, diste hasta lo imposible, si tú diste todo sin saber si algún día recibirías algo a cambio, ¿por qué nosotros no podemos hacer lo mismo por ti para recordarte como se debe, como tú lo hubieses querido, tributarte con todo nuestro Amor? Entonces, no es cuestión de hacer lo que se pueda, no es cuestión de hacer las cosas dentro de nuestras posibilidades. Para recordarte como se debe hay que dar todo, todo hasta cuando ya no podamos más, cuando nuestras fuerzas se agoten y nos hagan flaquear. Tú también estabas agotada en las noches cuando cantabas en las noches en el restaurante de tu padre y tenías sólo 8 años. Tú también estabas agotada luego de estar días y días de pueblo en pueblo, de concierto en concierto, viviendo y durmiendo arriba de un bus. Si tú pudiste y siempre diste tu mejor cara, tu mejor voz, tu mejor sonrisa a tu gente, ¿cómo no podemos retribuirte tanto Amor haciendo lo mismo, lo mismo por ti, lo mismo sabiendo que te fuiste, que te fuiste tan pronto sin que pudieras festejar tus primeros 24 años? ¿Cómo no hacer todo por ti en vez de hacer todo lo que se pueda por ti?

Por eso estoy aquí, Selena … Sí, yo sé que la realidad me indica que aunque te espere no aparecerás, que aunque te invoque no me hablarás, que aunque quiera traerte a este mundo algo o alguien me lo impedirá … ¿Pero sabes, Selena? Yo te seguiré esperando, yo seguiré intentando, yo seguiré creyendo, yo te seguiré amando. No importa si es una quimera, no importa si los demás me dicen que es absurda la espera y que no tiene sentido. No importa la realidad. Lo único que importa eres tú, y mientras haya vida, mientras haya esperanza, mientras haya un rayo de sol, mientras haya un amanecer y aparezcan las estrellas por la noche, yo seguiré creyendo y esperando. Yo seguiré esperando que algún día lo imposible se hará realidad, y desafiará toda lógica y toda realidad. Todo es cuestión de fe … y de Amor. De Amor a ti, Selena. Y prefiero amar y esperar a un “imposible” que dar mi cariño a algo que no me da lo que sí tú me ofreces, Selena … Prefiero seguir emocionándome por lo que tú me das cada día que quedarme quieto y sin sentimientos viviendo como si los días no pasaran, como si ya nada pueda esperarse de esta vida salvo padecerla. Mientras haya vida en este mundo y en este universo, yo te dará todo de mí y no sólo todo lo que se pueda…

Simplemente te quiere con toda el Alma…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)














Como la Flor, con tanto Amor, Selena…




“Como la Flor … ¡¡Con tanto Amor!!” … Aún hoy uno se puede estremecer con la entonación, con la voz, con la profundidad, con la pasión, con el sentimiento que le había puesto Selena al inicio de la canción “Como la Flor”, en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995. Es muy difícil no quedar encantado con esa mujer de casi 24 años al ponerle tanto Amor a una canción. Es cierto lo que muchas veces se dice acerca de lo que es un buen y verdadero cantante. Uno puede tener la mejor voz, uno puede interpretar correctamente, uno puede tener hasta estudiada la métrica y tener la mejor receta para cantar correctamente y hacerlo. Uno puede tener todas las dotes y la mejor técnica para interpretar. Pero nada de eso sirve si lo que se canta no emociona a la gente, no hace carne en ella lo que se está cantando, no se mete en su Alma aquello que el artista interpreta. Selena siempre tuvo muy en claro que el público tenía que ser partícipe de lo que el artista estaba cantando. Y sin haber estudiado canto, sin haber aprendido de otros cómo debía enfrentar a un público a la hora de cantar, y sólo teniendo en cuenta lo que recibía del público desde que tuvo que enfrentar para encantarlos desde que tenía 8 años, Selena supo algo tan elemental como lógico y esperable que haga un artista en el escenario. En el programa de Cristina, a mediados de 1994, Selena dijo que ella ponía alegría cuando la canción era entretenida, tristeza cuando la canción tenía tintes dramáticos. Selena entendía que el público debía sentir lo que el artista les transmitía y ser partícipe activo de las letras que les cantaba. Pero para eso, el artista los tenía que conmover, los tenía que convencer, los tenía que hacer reír, los tenía que hacer llorar. Y para lograr todo eso, el artista tenía que ser auténtico, genuino, carismático, con una fuerte personalidad, con una presencia tal que hiciera que su sola aparición generara sensación en el público. Podía no ser la mejor voz, podía no ser el mejor bailarín, podía no ser la mejor voz técnicamente hablando, pero si todo lo hacía bien y con el Alma, seguro que sería ampliamente valorado y apreciado, y sería considerado el mejor artista. Y Selena cumplía con todos esos requisitos. Es por ello que es la mejor y se la extraña. Es por eso que aunque pase el tiempo, pasen los artistas, pasen las músicas, pasen las generaciones, el sólo escuchar a Selena en ese inicio de “Como la Flor”, uno siente que su voz se mete en nuestro cuerpo, nos toca nuestra Alma y nos entrega en la más fantástica sensación de placer, placer por alguien que nos emociona desde el primer sonido de su voz, desde la primera entonación, desde la primera palabra que es cantada…

Antes que ese increíble inicio, Selena había hecho una pequeña introducción, una entrada a la historia de ese tema. Al mejor estilo de las artistas de su país, recordó lo que significaba ese tema, que había sido el primer éxito para el grupo tanto en Estados Unidos como en México. Deseó que todos recordaran de qué se trataba y se preparaba para dar inicio a esa canción. En ese momento, en ese instante previo al inicio del tema, seguramente Selena debió haber pensado en muchas cosas. Debió haber pensado en todo lo que había hecho ese día para dar lo mejor de sí para dar su tercer gran rodeo consecutivo. Debió haber pensado en cómo fue su vida y de todos los sacrificios que tuvo que hacer para llegar a estar en ese lugar, y recibir tanto cariño y tanto afecto. Debió haber pensado en el tiempo que se tomó para elegir ese vestido, en el tiempo para lucir elegante, verse linda, impactar a la gente con su presencia. Debió haberse lamentado y mucho cuando se lastimó el dedo y tuvo que salir al escenario con un apósito. Debió haber pensado en sus miedos eternos a no ser querida, a ser rechazada, a que la gente no se emocionara con su forma de cantar y de expresarse. Seguramente debe haber pasado por su mente cuando sólo tenía 8 años y tuvo que enfrentar a un público en el restaurante de su padre, con sus miedos, con su voz como único capital y una familia que se jugaba su futuro con aquella interpretación. Debió haber pensado que no era sólo limitarse a cantar lindo, que eso no alcanzaría para hacer al público suyo. Que si quería cautivarlos debía hacer más, mucho más. Que si quería que la quisieran debía ella darles todo su Amor; debía expresarles su deseo de ser querida y apreciada; debía decirles que la ayuden, que no la dejen sola, que la acompañen, que ella les iba a dar todo, todo de sí para que sintieran lo que ella sentía, que se quedaran encantados con su canto, con su baile, con su interpretación, con su gracia. Debió haber pensado en cómo un hecho cambia la vida de una persona y cómo algo tan sencillo cómo aprenderse unos temas de un libro de su padre y cantárselos para llamarle la atención podía convertirla en lo que era ahora, que distaba mucho de su plan original, que era estar encerrada en su mundo diseñando y encantar a la gente con el resultado de sus creaciones. Que en el mejor de los casos, ella sería querida y conocida por su nombre y no por su figura. Y que ahora estaba allí, a punto de darles su mejor canción, dándoles su interpretación más maravillosa como si fuera la última vez, sin ella imaginarse que lo sería en aquel imponente estadio. O tal vez intuyéndolo, aunque sea inconscientemente…

Selena alzó su brazo izquierdo, dio unas pequeñas piruetas en el aire con sus manos, dio impulso con esos movimientos a su voz y comenzó a cantar. La gente sólo gritaba, deliraba y acompañaba. Como si todos fueran partícipes de esa comunión de Amor, el público seguía cada movimiento de Selena que enfatizaba con su voz, con sus brazos, con sus expresiones cada palabra, cada sentimiento. “…Me diste tú. ¡¡Se marchitó!!...”. Selena entrecierra sus ojos, alarga su canto y mira fijo a la cámara que la toma de cerca con aire de extrema pasión. Luego, Selena entristece su expresión, mira a un lado y a otro, como buscando una explicación, y canta “Me marcho hoy. ¡¡Yo sé perder!!…”. Y queda suspendida con un rostro que expresa dramátismo mientras alarga interminablemente su voz, esperando que el público la siga en su angustia y en su dolor. Cuando el público ya no puede más, y grita y espera que Selena siga con su canción, ella detiene su voz y deja suspendido el micrófono frente a su boca. Cuando termina de decir “¡¡Yo sé perder!!”, ella aparta el micrófono a un costado, y deja sus ojos entrecerrados y en suspenso. Y como permitiéndose darles un respiro, y con aire cómplice a la espera de que la gente sea la que siga la canción con “¡¡Ay, ay, ay!! ¡¡Cómo me duele!!”, ella los mira y se sonríe. La gente estalla en un grito. Es curioso. Todos saben cómo es la letra. Todos saben del ritual. Todos saben cómo Selena interpreta “Como la Flor” en vivo. Pero en esa comunión de Amor, se participa del tema como si se escuchara por primera vez, como si se viviera por última vez. Selena se queda impactada por la reacción. Y a pesar de su emoción, siempre fiel a su estilo, opta por mirarlos y quedarse en silencio. Siente una emoción infinita por lo que ha generado. Sabe que ése es su mayor triunfo, ese triunfo que pocos artistas logran, que es la conquista de la gente en un escenario y con un tema que ya era conocido y visto. Selena piensa que tiene al público en sus manos, que ese público sólo se callará si ella les sigue cantando, si ella les pide con Amor que la ayuden y que la escuchen. Y mientras recorre cada uno de los rostros de su gente, ella piensa en todo lo que hizo, en todo el Amor que puso en todos esos años para lograr lo que estaba obteniendo ahora. Quizá debe haber pensado cuando obtuvo el premio a la mejor cantante regional méxico-americana en Premios Lo Nuestro en 1993 y que no pudo evitar su emoción por lo obtenido. Y pensó que no tenía que quebrarse ahora, que sólo debía permitirse un pequeño silencio, alargar la pausa con su mirada. Diría que hasta hubiese seguido contemplándolos por un instante más de no ser porque advirtió la cámara que la tomaba en primer plano. Allí sorprendida en ese sensación indescriptible que siente un artista, volvió a la realidad del concierto en vivo y de las cámaras que la tomaban, de las cuales salían las imágenes que se podían apreciar en ese mismo estadio, y echó a reír, alzó su mano y les dio un saludito. Espero a que la gente dejará de gritar, volvió su boca al micrófono, se inclinó un poco y dijo “Pero…”, y volvió a mirar a uno y otro lado, recorriendo pícaramente al público que se preparaba para acompañar cantando lo que seguía. Y allí Selena alzó su voz y sus brazos, sonrío y cantó: “¡¡Ay, ay, ay!! ¡¡Cómo me duele!!”. Y Selena dio unos pasos hacia atrás, juntó sus manos a modo aplauso, dijo “¡¡Eso!!”, y comenzó a bailar y a cantar…

Por un muy buen rato, Selena olvidó la canción y se permitió abandonarse al goce de la música y de lo que estaba viviendo. En su fuero más íntimo Selena se sentía que lo había logrado. Que había logrado por siempre el cariño de la gente. Sabía que en lo profesional apenas si había terminado una etapa y que tal vez con este mismo recital comenzaba otra, tal vez muy distinta a la anterior, con nuevos desafíos, con muchas incógnitas y también con muchas certezas. Pero Selena sentía que ese Amor de esa gente le estaba confirmando que todo sería más sencillo, más allá de las dificultades que tendría en el camino. En su fuero más íntimo, Selena sabía que habiéndose ganado el Amor de tanta gente y ella dando todo de sí con el cariño de ellos, era imposible que le fuera mal en su vida y en su carrera artística. El inicio del concierto fue la prueba de fuego, la prueba más acabada de que Selena podía con todos y con todo, y que el público le respondía con alegría y júbilo cada propuesta. Selena no dejaba de ser profesional por permitirse sentirse plena y feliz en pleno concierto. No dejaba de cantar ni de bailar, ni de darle al público lo que éste había buscado en el concierto y esperaba de ella. Pero su piel irradiaba emoción y encanto. Selena podía permitirse en el escenario ser libre y feliz para gozar, para sentir que había obtenido lo tan deseado después de mucho tiempo. Tenía que permitirse saber y sentir que era la mejor, a sabiendas de que lo que le esperaba era mucho, y que tendría muchos desafíos y mucho terreno para explorar. Tal vez Selena quería que esa sensación fuera una prueba para ella, un incentivo, un camino a seguir en el futuro. Que nada mejor que esa sensación la tuviera siempre y que a la hora de decidir cualquier cosa, a la hora de tener alguna dificultad o contratiempo, ella pensara qué era lo que la ponía más feliz, qué era lo que ella quería, dónde se sentía plena, orgullosa y triunfadora. Tal vez Selena quiso sentir esa sensación para no olvidarla nunca, para tener en claro que eso era lo más importante y su objetivo en la vida, que ése era su lugar y allí era donde quería estar cuando tuviera más de una disyuntiva. Para cuando dejó de vivir esa sensación, Selena volvió a su público, lo hizo partícipe de su canción, les dijo “Ayúdenme” y les cantó con toda su pasión, acaso sabiendo que cada canción, cada concierto es un desafío para superarse, para revalidar los títulos obtenidos. Que para que la siguieran amando ella debía dar todo su Amor. Por eso enfatizó y puso toda su expresión cuando cantó “No sé si pueda volver a Amar, porque te di todo el Amor que pude dar”. Y otra vez recurrió al público, pidiendo que cantaran junto con ella y un frío en la espalda le recorrió por un segundo. Por un instante pensó que esa parte de la canción podía hacerse realidad y no quiso pensar en aquella pesadilla ni en ningún sinsabor. Miró a su público y le pidió ayuda, acaso sabiendo inconscientemente de que sólo ellos podían ayudarla de cualquier dificultad real que tuviera en la vida…

“¡¡Ay, ay, ay!! ¡¡Cómo me duele!!”, cantó Selena y alargó su canto tomándose el pecho y sintiendo en su propia Alma esa última palabra. Pero no dejándose llevar por esa sensación, tomo valor, hizo una seña al baterista con su mano para que baje su marcha, encaró a su público, alzó su brazo y esta vez impuso su canto enfatizando el “¡¡Como la Flor. Con tanto Amor, me diste tú, se marchitó!!…”. Y otra vez les pidió que cantaran con ánimo, y les volvió a decir que no la dejaran sola, que la acompañen. Y para bajar la tensión de su pena y a modo de despedida gritó “¡¡Houston, Texas!!”, dando su más hermosa, tierna y cálida sonrisa. La gente estalló en un grito. Y ella recordó al instante “¡¡A todos nuestros hermanos de México!!”, entendiendo perfectamente que, a diferencia de las otras presentaciones allí, había un público del otro lado del Río Bravo que estaba presente en el estadio o mirándolo directamente por televisión. Y con gran emoción agradeció porque ellos habían hecho esa noche posible y les anunció una nueva marca, ya habitual en ella: “Quebramos el récord hoy esta noche. ¡¡Demos un fuerte aplauso!!”. Y ya despidiéndose de su público, y a modo de saludo y de anuncio premonitorio, les dijo señalándolos y a su vez llevándose su mano a la cara: “Mil abrazos y mil besotes a cada uno de ustedes. Cuídense muchísimo y nos veremos muy pronto. ¡¡Hasta luego!! ¡¡Chau!! ¡¡Buenas noches!! ¡¡Gracias!!!”. Y para no olvidarse de agradecerles a todos los que la ayudaron no sólo esta noche sino siempre, les dio las gracias a Emilio Navaira y a su grupo Río que había actuado esa noche. Pronto terminó la canción dando ella un nuevo grito y dando las gracias nuevamente. Y mientras el grupo terminaba su parte, se elevaban las luces del escenario y empezaban los fuegos de artificio y la pirotecnia del final, Selena se adelantó expresando la mayor de las satisfacciones. Definitivamente, no era un concierto más. Ese concierto marcaba un antes y un después en su carrera. Y éste era el resultado. Y éste era el anuncio de lo que vendría. Y mientras pasaban los minutos y el júbilo de la gente no se cesaba, Selena agachaba la cabeza en modo de agradecimiento, luego se volvía a incorporar, saludaba uno por uno a cada asistente del estadio ayudada por el escenario giratorio, y no podía dejar de expresar su emoción por tanto afecto, por tanto cariño, por tanta emoción. Los miraba y no podía evitar morderse los labios expresando su emoción y su asombro por semejante expresión del público. En un momento necesitó no quebrarse, e hizo un movimiento con su cabeza esperando el fin de la parte instrumental del grupo. Cuando éste terminó, Selena volvió a alzar su brazo y volvió a agradecer públicamente con un “¡¡Muchas gracias, Houston, Texas”. ¡¡Gracias!!!”. Y volvió a inclinar su cabeza en agradecimiento. Miraba una y otra vez y en sus ojos se podía apreciar que se sentía pequeña y avergonzada. Gozaba del momento pero no sabía si esconderse y huir ante tanto cariño. Volvía a sentirse como cuando tenía 8 años. Volvía a sentirse tímida e introvertida. Volvía a sentir lo que siempre sintió. No dejaba de sentir lo que siempre fue más allá de que el destino la pusiera en ese lugar y que fuera allí el sitio en el que recibiría la mayor de las satisfacciones. Y cuando el último fuego de artificio fue lanzado, cuando las luces se elevaron hasta lo máximo, cuando el último acorde fue dado, Selena elevó tímidamente su mano, dio sus últimas gracias y enfiló hacia la salida del escenario en busca del auto que la transportaría por todas las tribunas para saludar de cerca a la gente hasta llegar a la salida del estadio en busca de los camarines…

Selena fue bajando lentamente en el medio del griterío de la gente. Se podía escuchar el grado de excitación de su hermano A.B., luego de semejante performance y de semejante respuesta del público. El “¡¡Uh, Uh, Uh!!” de A.B. se podía escuchar en el medio del griterío de la gente como liberando la tensión de un concierto, por afrontar tamaña responsabilidad, tamaño momento. Selena llegó al borde del escenario y personal de custodia del Houston Astrodome se le acercó para acompañarla al auto mientras era felicitada por tan extraordinario concierto. Uno de ellos la tomó de la mano y la fue acercando cuidadosamente hacia las escalinatas que la llevaban al campo del gran rodeo mientras le daba instrucciones a otro custodio y la dejaba a Selena en manos de otro hombre que la llevaba al automóvil. El respeto y la reverencia de cada uno de ellos hacia Selena demostraban lo alto que había llegado esa mujer de Lake Jackson, a un lugar que ninguna mujer de Texas había alcanzado y que nadie en el futuro lograría. Selena no era sólo la Reina nominalmente hablando. Selena era una Reina, una Reina de verdad, una Reina en serio, corpórea, de carne y hueso. Todos sabían de qué se trataba cuando se hablaba de ella: de que, como Reina que era, no tenía igual, no tenía imitación ni reemplazante. Mientras tanto, Selena llegaba al auto y el conductor del vehículo le acercaba una toalla para que pudiera secarse luego de semejante trajín. Selena se acomodó en la parte de atrás del automóvil y se sentó en el respaldo para poder ver bien y saludar como se debe al público. Una vez sentada, Selena pudo sentir un pequeño mareo, un desvarío producto de los nervios que había cuidado de no demostrar mientras duró el concierto, pero que ahora un poco más relajada, pero aún impactada y emocionada por semejante demostración de Amor y afecto, le había hecho ceder ante sus propios sentimientos, ante sus propias sensaciones. Su cuerpo de mujer, tan sensible pero tan fuerte luego de enfrentar tantas situaciones difíciles, expresaba toda su sensibilidad y todo lo que sentía en ese momento. Porque más allá de que ella era Selena, con todo lo que ello implicaba, no dejaba de ser una mujer, una chica sencilla, una niña que había logrado tantas cosas a base de su propio esfuerzo y dedicación. Y esa mujer estaba allí, en el medio de un escenario colmado por 65.000 personas que deliraban por una mujer que les daba todo, que colmaba sus expectativas, que le daba la felicidad que le había sido siempre tan esquiva. Selena podía sentir aquello. Su cuerpo podía sentir el peso de tantos sentimientos, de tanta exteriorización de alegrías, de emoción, de agradecimiento. Selena sintió como nunca que esa comunión de Amor y de afecto no se quebrantaría nunca. Que ese día era la confirmación de que ella estaba en el corazón de cada uno de ellos y que el público la había puesto en ese lugar del cual no se lo quitaría nadie. Selena estuvo en más de oportunidad a punto de quebrarse, pero hizo prevalecer su condición de profesional. Sabía que antes que nada debía agradecerles a ellos y para ello se subió a ese auto, para darles las gracias a cada uno de los asistentes al Houston Astrodome. Ya habría tiempo para estar sola en el camarín con los suyos y con ella misma para pensar en lo que había sucedido, en lo que era, en lo que sería, en sus planes para el futuro … Ya habría tiempo…

El auto arrancó y Selena comenzó a saludar. El griterío de la gente era infernal. Se podían ver varones, mujeres, niños, gente mayor. Todos sin excepción de géneros o edades estaban allí para darle su Amor y su agradecimiento a Selena. Selena alzaba su mano izquierda y las agitaba fuertemente para hacer visible su saludo y su respuesta emotiva a tamaña emoción. A otros les levantaba el pulgar, a otros les daba un saludo abrupto, producto de la sorpresa de una exclamación que la hacía percatar de que alguien había invocado su nombre y que Selena no había visto por venir de saludar a otros grupos, a otra gente. En un momento ve desde la parte superior de la tribuna que había gente que le pedía que no se fuera, que quería más. Selena le respondía con un gesto y con la mano alzada “¿Qué quieren? ¿Qué más quieren?”. Por un instante, tal cual como en el final del concierto, Selena se dejaba llevar por sus sentimientos, y su mirada se perdía y sus ojos se enternecían por tanto Amor recibido. Pero la exaltación de tantos y la necesidad de no dejar a nadie sin saludar hicieron despertar a Selena de esa ensoñación y comenzó a saludar efusivamente dando su mejor sonrisa, aumentando sus saludos y sus pulgares en alto. En el medio de tanta excitación y viendo que muchos deseaban llevarse algo de ella, ella tomó su toalla y la arrojó a la gente. Y mientras Selena seguía saludando, un alegre tejano tomaba con una mano esa toalla que le cayó como un trofeo inesperado, como un premio que no se espera, y que es lo más importante y deseado de su vida. Y acaso como si el destino se encargara de dejar un designio, un mensaje de advertencia, una señal que siempre hay que atender aun en los mejores momentos, alguien sin sentido ni explicación arrojó un vaso que pasó cerca de Selena. Selena lo llegó a ver y se asustó, pero fiel a su estilo siguió adelante con los saludos, al advertir que era una falsa alarma y que no había nada que temer. Por un instante recordó que algo parecido unos meses antes le había pasado en El Paso, Texas, cuando un asistente al concierto se subió al escenario, se acercó a Selena y la llegó a empujar producto de su impulso. En aquella oportunidad, el personal de seguridad actuó rápido y retiró enseguida a esa persona. Selena siguió con el concierto pero no pudo evitar decir “¡¡Me asusté!!”. Tal vez Selena en un punto estaba en lo cierto. Más allá de los contratiempos, no había nada que temer. Selena tenía claro que del público nunca recibiría nada malo. Lo que tal vez debió haber pensado es que todo ello eran signos inequívocos de que tal vez algún día sería dañada y no necesariamente de un lugar del cual ella confiaba plenamente. La agresión podía venir de otro lugar del que también Selena confiaba bastante, más de la cuenta, siendo lo Reina que era…

Selena siguió su andar hasta que llegó a la puerta de salida del rodeo. Detrás de ella se podían ver las imágenes de televisión en el estadio que la mostraban en toda su dimensión, en todo su esplendor. Nunca Texas había visto que una mujer acaparara toda la atención, todas las miradas, todas las expectativas, toda la admiración. Selena lo sabía. Selena lo sentía. Ahora saludaba al frente suyo al público más alejado del escenario, y que esperaba ese momento para darle su saludito y esperar el de Selena. Selena los saludó hasta que el auto se fue deteniendo en la salida misma del estadio y a la entrada a los camarines. Selena esperó que el auto se detuviera totalmente mientras un grupo de texanos a caballo, que habían acompañado de atrás a Selena en su trayecto del escenario hasta la salida, detenían su paso y se quedaban custodiándola dando vueltas por detrás. Uno del personal de seguridad le abrió la puerta del auto a Selena en forma cuidadosa y le extendió su brazo para que pudiera bajar cómodamente … Para que la estrella tocara el piso y siguiera su andar de Reina indiscutible y sin sucesión. Selena bajó mientras parte del personal de seguridad vigilaba las tribunas para evitar cualquier desborde. La otra parte se la llevaba a Selena a los camarines, pero ella fiel a su estilo, fiel a sus sentimientos, se resistía a salir sin saludar a todos. Por eso echó atrás su cabeza y siguió saludando hasta el último asistente al concierto. Recién allí permitió que el personal de seguridad se la llevara al camarín. Y mientras Selena avanzaba podía seguir sintiendo el calor de la gente, el cariño de tantas personas, de gente que más allá del destino recordaría ese concierto como la confirmación de un sentimiento, de un Pacto de Amor que los uniría para siempre y que nada lo desarmaría, más allá de lo que pasaría después, más allá de los caminos que cada uno tomaría … Un Pacto de Amor hasta que alguien los separe, y los separe sólo de cuerpo mas nunca de Alma…

Selena se fue y la gente la sigue esperando, esperando que ella vuelva a asomarse con su habitual sonrisa y les dé la alegría que ellos han perdido, les dé el sentimiento que sólo lo sentían cuando la veían cantar, les dé ese estremecimiento que sólo les transmitía la dulce y potente voz de Selena. Pero por sobre todo, la gente espera que Selena se vuelva a asomar con la esperanza de que salude a alguien que olvidó hacerlo aquella noche para reparar un error producto de la emoción, simplemente. La gente espera que Selena vuelva a sentirse Reina, quiere verla feliz, quiere verla contenta, quiere verla triunfante. La gente quiere volver a recibir lo que dejó de sentir desde que Selena los dejó sin volverse a asomar para volver a darles todo su Amor, todo su Amor a cambio de nada, todo su Amor sin ninguna condición…

Yo sólo estoy aquí recordándote, Selena, para sellar con cariño todos los días ese Pacto de Amor que me une a ti, ese Pacto de Amor que todos los días muchos lo suscribimos con nuestras Almas y con nuestros corazones…

Un Pacto de Amor que nos debe a ti, sólo a ti, Selena…

Y aquí estoy, esperando que te vuelvas a asomar para alegría de todos, pero sobre todo para tu propia alegría…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)












Siempre te llevaré conmigo, Selena…




Ayer después de un largo tiempo del que me la habían regalado, usé una de las remeras que había confeccionado Selena. Siempre había soñado con tener la “t-shirt” con la inscripción “Selena” en letras destacadas en color azul que Selena llegó a usar en promoción para sus boutiques inauguradas en Corpus Christi y en San Antonio. Aún hoy uno puede reírse con nostalgia y con varias lágrimas en los ojos aquella promoción que hiciera Selena para el programa “Padrísimo” luciendo esa remera en la que repetía una y otra vez el aviso por los equívocos que hacía al olvidarse la letra o al pronunciar mal una palabra. Pero como fuera en ella un sello, un emblema, siempre remataba esos momentos con una carcajada, con la mejor predisposición, con la misma alegría. Esas imágenes, esos momentos que reflejaban acabadamente los sueños de Selena los asocio con esa remera llamativa que ella luciera. Siempre quise tener y siempre quise lucir esa remera, pues es como llevar esos sueños de Selena que llegaron a plasmarse y a verse reflejados en sus diseños que logró prodigar. Podía tener muchas remeras sobre su figura y hasta con mejores diseños, pero yo quería tener ésa, esa “t-shirt” que ella llegara a lucir para promocionar su gran creación, su gran sueño, su gran hija que fuera “Selena Etc.”. Por suerte, mi entrañable amiga ElsaSel, sabiendo lo que siento por Selena y sabiendo qué es lo que más me llega y me emociona de ella, me regaló esa remera de la cual tanto demoré en usarla, pues cuando la recibí era invierno, por lo que la guardé cuidadosamente hasta que llegara el verano y pudiera lucirla con todo orgullo, con todo Amor. No la iba usar en pleno invierno … No la iba a usar por debajo de otra prenda. Tampoco la quería usar en todo momento por miedo a que se me arruinara o se me resquebrajara, o que se me llegara a perder. Como todo lo que tiene que ver con Selena, esta remera la cuido como lo más valioso que tengo, pues es de esas cosas que no tiene precio. Es acaso lo más valioso que yo poseo, por lo que por nada del mundo la cambiaría, la vendería o la dejaría de lado. Desprenderse de algo relacionado con Selena es como despojarse de algo de nuestro cuerpo, de nuestra Alma. Nos dolería como si nos arrancaran el mismísimo corazón…

Dudé mucho el momento de usarla, por aquello de que no se me dañara, de que no se me fuera a arruinar. Y si bien me decidí a usarla en uno de esos días típicamente calurosos de Buenos Aires, en el que sol abrasador y la humedad agobiante hacen insoportable el día desde muy temprano, aproveché para ponérmela en uno de esos días en los que no estaba bien de ánimo por una cosa que me había deprimido muchísimo. Esa cosa me tuvo a mal traer, pero en definitiva no dejaba de ser algo nimio que pronto olvidaría o dejaría de dolerme. Además, cualquier cosa que me sucediera comparado con lo acontecido con Selena era nada, por lo que aproveché ese momento para ponerme la remera de Selena para acaso sentir lo que era más importante para mí y para sentirme protegido por ella, y a su vez, proteger a Selena llevando conmigo una de sus prendas más lindas y queridas. También llevar su remera es como estarle permanentemente agradecido, ya que desde que conocí a Selena, y pude apreciar su voz y actuación, y quedarme impactado por su enorme talento, mi vida cambió absolutamente. Antes de conocer a Selena yo vivía obsesionado por cosas que no tenían ningún sentido ni valor. Vivía trabajando y vivía totalmente obnubilado en el medio de hacerme mucha mala sangre por el volumen de tareas y por todas las actitudes miserables de mucha gente que vive permanentemente pensando en cómo llegar a ser “alguien” en la vida haciendo el mal, buscando perjudicar al otro, chusmeando y queriendo saber cosas de los demás que no corresponden. En realidad, ver esas cosas es observar lo que pasa en cualquier ámbito, en cualquier lugar, en el mundo mismo. Siempre detesté eso, pero siempre me costó salir de ese atolladero. Soy demasiado principista y me cuesta creer que la gente sea tan poco noble en sus actitudes. Aunque hagan algo reprobable, siempre espero que sean sinceros en sus planteos, y no decir una cosa y hacer otra, o moverse en la vida por conveniencias y no por convicciones. Pero cuando conocí a Selena todo eso que me rodeaba y que me resultaba tan pesado asimilar pasó literalmente a un segundo plano. Un poco porque sabiendo lo rico pero también lo trágico de la vida de Selena, veo que todo lo que ocurre a mi alrededor carece de valor alguno y no merece mi atención, o al menos sólo tiene sentido una atención secundaria, coherente con la importancia que realmente tiene semejante cosa. Otro poco porque tengo un tiempo importante para dedicarle a algo positivo, como es recordar a Selena y hacerle sentir que nunca estará sola teniendo el cariño de su gente. Y lo más importante: que desde que pude ver la dimensión de artista que era Selena y lo fantástica que era como persona, ella, aún no estando entre nosotros, me cambió la vida y me hizo más feliz. Con ella aprendí a encarar cada actividad con una sonrisa, ver el lado bueno de cada cosa aunque yo sea un negativo por naturaleza y un pesimista por vocación. Con Selena me permito sonreír, disfrutar, reír con ganas como lo hacía ella. Con Selena reafirmé aquel máximo principio de que nada es imposible, de que todo se puede lograr. Y es notable: en ese día en el que me puse por primera vez la remera, me pidieron un favor. Me pidieron una tarea que en un principio yo no sabía cómo resolver. Al principio, creí que nunca lo lograría. Era temprano y yo seguía con el ánimo por el piso. Pero me puse a trabajar y a investigar, e increíblemente en poco tiempo había solucionado el problema. Recuerdo que en cuanto pude ayudar a esa persona con su inconveniente no pude evitar decirle: “¡Lo pude resolver! Como habrás podido ver, nada es imposible. ¡Todo se puede lograr si uno se lo propone!”. Y una vez más al decirle esas palabras, recordaba a Selena e imaginaba que si estuviera en algún lugar viendo esta situación, ella se reiría con total satisfacción y ternura, observando cómo su Legado sigue vigente…

Como más de una vez manifesté, tal vez sea raro exhibir algo de Selena aquí en Buenos Aires. Lamentablemente ella llegó a tener cierta notoriedad aquí por su tragedia y por la difusión de su película. En su momento llegó a conocerse algo de ella más que nada en otras ciudades importantes del país, como Córdoba y Santa Fe, pero aquí en esta grande y alocada ciudad no pudo apreciarse mucho, más que nada porque los grandes medios de comunicación no llegaron siquiera a mencionarla en su momento. Todo fue después, después de aquel nefasto día. Por eso siempre me apena cuando muchos me preguntan por ella y quieren saber más de lo que significaba Selena, que ellos sólo tengan como referencia a la película, a la tragedia y a la protagonista del filme, Jennifer López. Me apena pues no tengo dudas de que Selena hubiese llegado a ser muy conocida aquí y en todo el mundo. Me apena pues con todo lo que Selena supo hacer y difundir, sólo se recuerde lo peor. Que con tan bello Legado, ella esté más presente en los casos policiales y trágicos. Que se asocie más a Selena por lo que motivó a que no esté entre nosotros que por su música, por su voz, su carisma y su enorme talento. Me apena porque vi a Selena decir en más de una oportunidad que vendría a la Argentina. Me apena porque hoy Selena sería la artista latina más importante del mundo. Me apena porque con ella todo sería distinto y la música hubiese tenido otra dirección con su presencia, con su música, con su repertorio, con su personalidad, por su versatilidad. Es penoso ver que la persona que tenía tanto para dar se haya quedado en el camino sin poder disfrutar de hacer todo lo que tenía pensado realizar y de cosechar todo lo que hubiera sembrado. Selena es como su canción “Como la Flor”. También es como “Fotos y recuerdos”, “Yo fui aquélla” o “Dreaming of you”. Y sobre todo “A boy like that”. Es ver lo que cantó Selena y ver su vida, su destino. Del mismo modo que ver a Selena en el escenario, que era verla a ella genuinamente expresando lo que vivió, lo que estaba sintiendo, todo lo que soñaba, todo lo que pretendía de su vida. Tal vez por eso nos llegue tanto cuando la vemos interpretar. Con Selena es imposible separar la cantante de la persona. Con Selena es imposible no verla y no gozar de su presencia pero a la vez no llorar por su destino. Viendo a Selena es imposible no ver su vida, sus padecimientos, sus alegrías, sus sacrificios, sus sueños, sus anhelos. La espontaneidad y la actitud genuina de Selena así lo confirmaban, más allá de que para calmar a cierta gente, “horrorizada” por su vestimenta, tuviera que decir que una cosa era ella en el escenario y otra cosa lo que era en la vida doméstica…

Tal vez por todo eso es que cuando uno termina apreciando a Selena no se la quita de su vida jamás, porque además de que no se puede dejar de olvidarla, tampoco uno quiere ni abandonarla ni dejarla sola. De allí tal vez el valor de tener algo suyo, de cuidar cada cosa que le pertenece como si fuera oro, de exhibir su vida y su Legado con total orgullo. Durante el día exhibía mi remera de “Selena Etc.” con la satisfacción de saberme su admirador y de manifestar con orgullo mis sentimientos hacia ella. Y me movía tanto en el trabajo como en al calle sin importarme si sabían de qué y de quién se trataba. Me movía como sabiendo de qué se trataba todo esto sin tener que dar ningún tipo de explicación. Y mientras paseaba su creación por las calles acaso imaginaba si Selena habría pensado en que sus creaciones iban a verse y lucirse por todo el mundo tanto en aquellos tiempos como en el futuro. No dudé en pensar que Selena soñó una y mil veces en que la humanidad toda exhibiría todo lo que ella crearía y todo lo que se le ocurriría hacer producto de una mente con toda clase de iniciativas y plagada de imaginación. No pude evitar entristecerme por ver que la triste realidad nos muestra una y mil veces que a Selena se la llevaron y que ella no pudo ver nunca el alcance de lo poco que pudo hacer frente a tantas cosas que quería realizar. Pensé que Selena se había ido sin ver cuál sería el resultado de su emprendimiento, si acaso se cumpliría lo que se había propuesto como meta al lanzar “Selena Etc.”. Y me imaginé cómo se sentiría Selena hoy si acaso ella pudiera apreciar que, a pesar de todo y a pesar del paso del tiempo, hay gente de tan lejos exhibiendo con orgullo y placer lo que había planificado y soñado. Pensé si acaso la gente aquí podía descubrir o redescubrir sus creaciones, les gustaría probárselas y acaso querría tener todas aquellas cosas que supo lograr en vida. Me imaginé a gente solicitando sus prendas, averiguando más de sus creaciones por Internet. Me imaginé si por esas cosas de la vida muchas de las vestimentas que Selena había creado se convirtieran en moda nuevamente y desde tierras en las que nunca se la pudo ver. Lo pensé y lo desee. Deseaba que como nunca a Selena se le hiciera justicia exhibiendo sus ideas, comprando sus productos, revalorizándola como diseñadora. Desee como nunca que su nombre volviera a estar en primer plano, en ese lugar que nunca debió ser abandonado, y que en muchos lugares, gracias a su gente, se resiste a abandonarse cada vez que sale un cd o un dvd nuevo con más de sus hermosas interpretaciones y actuaciones…

El que ama a Selena no puede abandonarla nunca y desea lo mejor para ella. Nada más orgullo da poder decirle a todos lo que Selena significa para uno y hacerle ver a la humanidad toda ante la artista con la que nos encontrábamos allá por 1995. En mi trabajo vivo seleccionando fotos para ponerlas como fondo de pantalla de mi computadora, y las voy cambiando periódicamente. Nada más me da placer poder exhibir lo que es más importante para mí y poder ofrecerle a todos diferentes imágenes de ella en concierto, posando, sonriendo o en diferentes momentos de su vida. Nada más hermoso decirles a todos que ella es lo más lindo y lo más importante para uno, y que es una artista y una mujer que merece exhibirse y valorarse. Nada más lindo explicarles con pasión que Selena era diferente, única e irrepetible. Nada más lindo poder decirles que frente a tantas actitudes mezquinas, frente a tantos problemas que uno se hace sin sentido, frente a tantas tonterías que se hablan y que se hacen todos los días, uno está regando una plantita, le da vida para que siempre esté vigente y siempre esté cuidada. Nada más lindo que dar Amor, todo el Amor al recuerdo de una persona. Nada más lindo que ocupar la vida en hacer el bien por alguien en vez de hacer el mal a tanta gente. Es hermoso ocupar el día y la mente en hacer cosas buenas y no en dañar como única forma de relacionarse. Es bueno querer que alguien que ya no está entre nosotros reciba aquello que ella supo prodigar a tanta gente. Alguna vez Selena a la salida de un concierto dijo que lo que más valoraba era lo que recibía de la gente. Y eso es lo que todo el que ama a Selena le sigue ofreciendo para que ella lo siga recibiendo, donde quiera que esté… Por eso el orgullo de lucir sus remeras, de exhibir sus fotos, de comprar sus discos, de tener sus cds, de cuidar sus dvds, de verla actuar en cualquier circunstancia, de retener una y otra imagen, sus palabras, sus pensamientos. Es que uno se resiste a su ausencia, uno la sigue queriendo, y la querrá por siempre y para siempre. Al tener cualquier cosa de Selena, uno siente que la lleva consigo, que la tiene en su corazón. Y que ese Amor que uno recibe de ella lo plasma en su recuerdo, en trasmitir su Legado. Y nada de eso alcanzará. Siempre será poco. Porque falta ella. Y mientras ella no vuelva querremos tenerla siempre consigo, llevarla a todos lados, tenerla y sentirla siempre presente. La acompañamos y nos acompaña. Le damos el Amor que ella nos supo brindar. La recordamos como ella quería ser recordada. Y si no alcanza con tenerla y llevarla consigo en nuestros corazones y en nuestras almas, buscaremos corporizarla o hacerla visible con un tatuaje, con una remera, llevando sus fotos consigo, cantando a viva voz sus canciones. Haremos todo y siempre nos parecerá poco. Pues fue tan grande el Amor de Selena que siempre sentiremos que no podremos llegar a tributarla como se debe. Pues es tan grande la ausencia y tan enorme el vacío que ha dejado que nunca podremos estar felices sin su presencia. Nunca podremos estar satisfechos al ver que una mujer tan joven, tan emprendedora y tan talentosa como Selena no pudo lograr todo lo que se propuso, ni recibir toda la gloria y todo el Amor que ella mereció largamente recibir…

Tal vez todo eso responda a la consabida pregunta que nos hacen muchos, un poco por contrariedad, otro poco por reproche. Cuando alguien nos deja, cuando alguien se va como se fue Selena, el ser humano tiende a dar vuelta la página, quiere seguir viviendo sin tener esa imagen y esa sensación de derrota, sin tener ese sentimiento de desolación y sin todas las sensaciones que nos provoca semejante ausencia y que están asociados a la partida trágica de una persona. A veces está bien pasar a otra cosa, pues uno tiene que seguir viviendo. Pero eso no quita que uno deba olvidarse y no valorar como se debe a aquello que nos dejó tanto. Incluso hay personas muy mal intencionadas y pobres de espíritu que creen, quieren hacer creer y hasta fomentan la imagen de derrota de Selena para asociarlas con la “mala suerte” y con malos augurios. Hay otros que hasta se mofan de ella y exhiben esas imágenes que no queremos ver para certificar su suerte y que ése es el resultado final de lo hecho, de lo actuado, y que eso es lo que nos terminaremos llevando de ella. Otros hasta se han hecho eco de las barbaridades que supo difundir la asesina, con la anuencia y complicidad de tanta gente con la excusa de “querer saber la verdad”, y han puesto en duda la honestidad de Selena y de su familia, para así ponerla a ella en el banquillo de los acusados y a dudar de todo lo que ha hecho su familia. Así convierten a la víctima en victimario, y a éste en víctima. Y si bien las cosas no son blanco o negro, si bien nadie es dueño de la verdad, si bien podemos disentir o tener diferencias con cómo se manejaron las cosas de Selena desde su familia, si bien es necesario más que nunca ahora tener una “tercera posición” frente a la historia de Selena, y no aferrarse a una posición o a otra como si fueran verdades irrefutables, nunca hay que olvidar lo lindo que nos dejó Selena, que ella fue la única protagonista de su historia y que es ella la verdadera víctima, pues increíblemente a 15 años de su partida ella es la única que no está entre nosotros y la única que recibió el dolor, el peor dolor que la alejó de sus sueños, de sus proyectos, de sus grandes anhelos, de todo lo que pensaba hacer con su vida. Ella recibió la traición, ella fue la víctima de tantas ambiciones, de tantas rivalidades y de tantos egos tontos. Por ser así tan buena y tan auténtica, quiso ella solucionar los problemas que tenían otros. Aunque a ella le afectara, ella debió correrse y no permitir exhibirse como el blanco preferido de tanta locura, de tantas ambiciones, de tanta insensatez … “Por ser bueno…”, diría el tango. Por ser tan bondadosa y tan genuina, Selena recibió la cachetada de la realidad de este mundo. Tal vez Selena pensó que esto lo podía solucionar como lo había hecho cuando decidió casarse en secreto con Chris ante la negativa de su padre a que siguiera su noviazgo con él. Tal vez Selena no vio que, por más grave que fuera el problema, una cosa es tener un problema con su padre y otra con una persona “de afuera”, por más “amiga” que fuere. Tal vez en su necesidad de confiar en alguien más que no fuera alguien de su familia, Selena quiso creer que con esa persona sería lo mismo que con su familia, y que ella buscaría lo mejor para ella y nunca le haría daño … Tal vez en un minuto y ya tarde Selena se dio cuenta de lo que es este mundo y sus habitantes. Tal vez Selena no debió haber vivido en una burbuja con tanta protección. A la larga eso es siempre pernicioso y peligroso. Aquel incidente por el noviazgo de Chris fue un aviso del cual nadie notó la dimensión e importancia que tenía. En aquella oportunidad todo quedó en familia y todo siguió “viento en popa”. Pero el problema más profundo no estaba resuelto, nadie dio cuenta de ello y Selena quedó tan expuesta y tan sola… Y nada se pudo hacer…

Tal vez eso sea lo que consciente o inconscientemente sintamos cuando evocamos a Selena. No podemos sólo tributarla obviando su suerte, todo lo que quedó en el camino, sin poder evitar pensar lo que hubiera sucedido si todo hubiese sido diferente y como correspondía. Uno no puede evitar saber que esa mujer que dio tanto se quedó sin nada. Uno no puede evitar pensar que Selena apenas estaba asomando su cabecita luego de tantos años de espera, de tantos años de éxitos y de sinsabores, de postergaciones, de sueños contenidos, de alegrías postergadas. Tal vez sea todo eso lo que nos mueve a tener cada cosa de Selena, de exhibirla y de llevarla con todo Amor. Tal vez porque de esa manera mantenemos vivo su recuerdo y le seguimos manifestando todo nuestro afecto, ese afecto que Selena tanto valoraba. Tal vez porque a falta de no poder expresarle todos nuestros sentimientos, de no poder abrazarla, de no poder darle nuestra mano, de no poder darle un beso, de no poder agradecerle, de no poder manifestar nuestro cariño a alguien presente y exitoso, al menos podemos darle y manifestarle todo lo que significa ella para nosotros y transformar esa imagen de derrota, de dolor y de duda en algo victorioso, lleno de Amor y de certeza, certeza de ese cariño genuino e incondicional. Tal vez con todos nuestros sentimientos a flor de piel sabremos que siempre Selena estará vigente, será respetada y siempre será exitosa. Tal vez sepamos que con aquello que Selena más valoraba estará siempre vigente y siempre presente. Tal vez con el Amor de Selena podremos mitigar tanta ausencia y tanto dolor…

Mientras tanto, yo paseo con orgullo mi remera de Selena. Es mi mejor manera de llevarla por siempre en mi corazón, mi mejor expresión que no la abandonaré nunca y que la esperaré siempre, pues ella, sólo ella, es la razón de mi vida…

Sólo tengo palabras de Amor para ti, Selena, palabras de un Amor que sólo tú podías dar…

Te quiere, te recuerda, te espera…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)