31 de agosto de 2022
Pensando, siempre pensando en ti, Selena...
Quiero decirte, Selena, que en cada acto de mi vida estás presente. Que desde que me levanto hasta que me voy a dormir siempre estás presente, porque te fuiste de nuestras vidas dando todo tu Amor, todo tu afecto y con la necesidad de no sólo recibir Amor sino de sentirlo. Siempre en tu vida necesitaste que todo el mundo te demostrara afecto, te expresara cariño. Siempre manifestaste que tu gran miedo era que nadie te quisiera, tu gran miedo era que nadie te aceptara, que nadie te aplaudiera, que nadie te prestara atención, que todos dieran vuelta sus caras sin prestarte atención...
¿Y si supieras Selena hasta dónde has llegado? Si
supieras cuántas almas has conquistado … Si supieras el fruto de tu Amor … A
veces me gustaría que lo supieras sólo para darte cuenta de que tú no pasaste
en este mundo en forma inadvertida. Ni siquiera la gente se limitó a
reconocerte que eras una buena cantante, una excelente artista. La gente te
amaba y lo sigue haciendo con la esperanza de que algún día vuelvas, con la
seguridad de que nunca te fuiste de nuestras vidas...
Es que es muy difícil concebir el mundo sin ti, Selena.
Es muy difícil verte en un concierto y pensar que ya no estás entre nosotros.
Escapa a mi entender. Escapa a mi razón. Escapa a mi entendimiento de las cosas
de la vida, del sentido de por qué estamos aquí y para qué. Un mundo sin ti es
un mundo que no tiene Alma, que no tiene vida, que no tiene sentimiento alguno.
Un mundo sin ti tiene estas consecuencias que vemos día a día...
Por eso, Selena, yo no voy a quedarme aceptando que las
cosas pasen sin que tú estés presente. Y aunque no puedas estarlo físicamente,
yo me encargaré de que lo estés. De que estés presente en mi vida, en la vida
de los que te aman y de los que son ajenos a ti. Porque no voy a tolerar que,
con el pretexto de que "te dejen descansar en paz", se olviden de ti,
se olviden de tu obra, se olviden de tu persona. Yo no me olvido de que tú no
elegiste irte de este mundo, tú no querías descansar para siempre. Por el
contrario, tú eras un canto a la vida, a la plenitud. Eras energía pura y se la
transmitías a los demás. Demostraste que sin ti, todo a tu alrededor no era lo
mismo, no tenía la magia que tú le impregnabas. Faltabas tú y faltaba la vida,
faltaba el sentido a todo ... Y vaya si se notó cuando tú partiste...
Si tenía alguna duda de la existencia de algo divino,
esas dudas se acabaron con tu presencia ... ¿Cómo no concebir algo divino
después de verte a ti? ¿Cómo no esperar que haya alguien por encima de nuestra
razón, por encima de nuestros sentimientos, por encima de nuestra capacidad de
entendimiento que me explique tu presencia en nuestras vidas? Y que me explique
también tu ausencia. Esa ausencia que nos duele tanto, que tanto nos cuesta
explicar, que tanto nos cuesta aceptar...
No. Yo no voy a permitir que te olviden. Tú no querías
irte. Tú querías vivir. Querías ser feliz y hacer feliz a los demás. Tenías
mucho por hacer. Eras un volcán viviente. Todo lo que te proponías hacer,
simplemente lo hacías. Todo lo que tomabas se transformaba en oro. Todo pueblo
al que ibas era conquistado por tu presencia. Todo país al que ibas te amaba.
Ni tu dificultad para hablar el español fue un impedimento para continuar.
Cuando empezaste a ir a México sabías que debías hablarlo. Así que lo
aprendiste y sorprendiste a todos. Eso era lo más elogiable en ti, Selena. Nada
era un impedimento para progresar. Nada te detenía. Tú lo lograbas todo con tu
constancia, con tu perseverancia, por tu vocación al trabajo, con tu
honestidad, con tu carisma, con tu personalidad, por tu atención y comprensión
al prójimo, por tu idea de la vida. Y tu idea de la vida era vivir por y para
lograr tus sueños. Vivías para ser feliz y para hacer felices a los que te
rodeaban. Vivías llena de anhelos y de sueños. Tenías apenas 23, casi 24 años y
ya sabías lo que querías de allí a 10 años en adelante. Fuiste un ejemplo de
vida, un ejemplo de cómo llegar siendo ti simplemente, sin falsear, sin hacer
trampa. Con trabajo, constancia y honestidad.
Por eso, Selena, cuando yo veo todo eso, no puedo evitar
evocarte. Porque yo no quiero dejarte en paz, porque tú no querías que te
dejaran en paz. Querías conquistar a todos, querías llegar a todos. Querías que
todo el mundo te amara. Habías pasado mucho tiempo sola. Pasaste mucho tiempo
sin expresar todo lo que podías hacer, todo lo que podías dar, todos tus sueños
de tantos y tantos años. Pasaste mucho tiempo en la incertidumbre, en no saber
si tendrías un futuro, si iba a haber en ti un mañana. Y aun así ante esa
incertidumbre le ponías tu mejor sonrisa, tu energía inagotable, tus ganas de
vivir. Alguna vez dijiste que tu gran sueño era poder agradecerle a Dios que te
diera la posibilidad de ver el amanecer, el comienzo de cada día. Yo no me
puedo olvidar de esas palabras tuyas que eran el fiel reflejo de lo que eras en
vida, tanto en el escenario como en persona. Tú eras Selena una eterna
agradecida ... Y a esa Selena quiero recordar todos los días…
Cuando te veo en cualquier concierto, veo la magnitud de
tu persona. Allí en el escenario no sólo te sentías enteramente libre. Eras
Selena en toda tu expresión. Era la expresión de todos tus sentimientos. Allí
eras tal cual sentías, tal cual pensabas, tal cual vivías. En el escenario eras
tú sin ningún filtro, sin ninguna censura. Allí te permitías mostrarte tal cual
eras realmente. Era mostrarle al mundo lo que significaba ser Selena, hasta
dónde podías llegar, cuánto podías sorprender, hasta qué punto podías cautivar
al público. Una síntesis absoluta de todo ello fue tu interpretación de
"La carcacha" en aquel mítico Astrodome. Desde ese porte arrollador
caminando paso firme mirando a tu público seriamente en la seguridad de que
nada ni nadie se interpondría en tu camino, ni nadie se atrevería a hacerlo,
hasta pegarle un gracioso empujoncito al que tomaba tus imágenes para la
televisión para que le pudieras dar tu famoso saludo personal hasta el último
de los asistentes del concierto. Así eras tú, Selena. Así los convencías. Así
los conquistabas. Así lograbas que todos te amaran sin excepción. Así lograste
que una mujer de Los Ángeles concursara por una entrada para verte en aquel
concierto sólo para que lo viera ... su esposo, sólo porque sabía lo tanto que
te quería, lo tanto que te apreciaba, lo tanto que significabas para él...
Por todo esto, por tener que padecer este mundo sin ti, Selena,
yo quiero recordarte siempre, todos los días, en todo momento, en cada
instante. Lo quiero hacer desde mis pequeños actos cotidianos, sea en el
trabajo, sea con la familia, sea en la vida. Quiero que tus ganas de vivir, tu
idea positiva de la vida, tu constancia, tus sueños se vean reflejados allí, se
vean allí, se expresen allí. No basta con evocarte. No basta con admirarte. No
basta con acordarme de ti en las fechas conmemorativas. La mejor forma de
recordarte es seguir tu ejemplo, seguir tu Legado de Amor, hacerte ver que
estás presente en todo lugar, en todos nuestros quehaceres de la vida. Que nos
podamos alegrar cuando veamos a alguien reír con ganas porque nos recuerda a
ti. Que cada día lo que emprendamos lo hagamos siempre con el convencimiento de
que todo es posible. Que nuestra voluntad y, sobre todo, nuestras ganas hagan
posible todo. Que cuando tengamos una dificultad, pensemos en ti, nos
imaginemos a ti y actuemos convencidos de que todo se va a solucionar, que
nada, absolutamente nada, nos impedirá concretarlo. Que allá estás tú para
demostrarnos que nuestra prédica tiene sentido y una finalidad noble. Quiero
que tu vida sea un ejemplo para los demás...
Y mientras tanto, mientras esperamos que todo esto sea un
sueño, un sueño que nos puso Dios para ponernos a prueba y para ver cómo
actuamos ante tal acontecimiento, yo estaré esperándote, Selena, recordándote,
expresando todo mi sentir hacia ti, en cada palabra dirigida hacia ti, en cada
acto de mi vida, en cada actitud que tenga para los demás. Verás que dedico mi
vida y estas palabras para decirte lo que eras. Pero no sólo eso. Pretendo algo
más. Y para eso me baso en tu ejemplo, en cómo eras tú en todos los aspectos de
tu vida. Tú no te contentabas sólo con hacer lo que te salía naturalmente. No
hacías sólo lo que te pedían y nada más. Al contrario. Tú siempre ibas por más.
Siempre dabas ese algo más que marcaba la diferencia y que hacía que se
sorprendiera todo el mundo y se subyugara ante ti. Yo también quiero eso contigo.
Yo no quiero sólo evocarte, yo no quiero sólo admirarte, yo no quiero sólo que
te recuerden. Yo quiero que, a través de mis actos, estés presente. Yo quiero
que tu voz, tus pensamientos, tu vida y tus sueños siempre estén presentes.
Quiero que estén presentes y que se note. No quiero que seas una figura fría a
la que se adora. No pretendo ser tu voz. No quiero ser tus sentimientos. Sólo
quiero que tu vida, tu pasión y tus ganas de vivir estén presentes siempre,
vivan por siempre...
Te veo a ti y veo lo que fuiste y lo que pudiste ser. Tú
no eras sólo una figura del momento. Tú eras una artista de verdad. Tú eras una
persona de verdad. A ti no te inventaron. A ti no te crearon. A ti no tuvieron
que decirte lo que debías ser. Tú eras aquella que estaba en el escenario. Esa
que estaba allí eras tú, Selena. Te mostrabas a la gente tal cual eras y así
los conquistaste. Tú no necesitabas fuegos de artificio ni inventarte un
personaje. Tú aparecías y se apagaban las luces, las voces se callaban y los
ojos se posaban en ti. Todos los sentidos adquirían un sentido. Allí uno podía
saber para qué existían, para qué fueron creados. Fueron hechos para poder
captar algo divino, algo fuera de lo común, algo bueno, generoso, algo que
escapara a nuestro entendimiento cómodo, algo al que le tuviéramos que hacer
varias reverencias. Habían sido creados para verte, para escucharte, para
sentirte, para admirarte, para caer rendido a tus pies una vez que pudiéramos
llegar a entender la esencia, la más pura esencia de tu infinita magia...
Por eso Selena estoy aquí, estoy en todos lados en los que
se te evoque, y en los que no me permito hablar de ti, recordarte a ti,
hacerles saber lo que eras. No importa si no me comprenden. No importa si mi
evocación escapa a su entender, a su visión de las cosas, a sus ideas de la
vida. Importa que me escuches tú, que me entiendas tú, que te emociones tú, que
te rías tú. Importa que tu figura sea la más reconocida, que te sigan
queriendo, amando, que se vayan para siempre tus miedos de que no te van a
querer o de que se van a olvidar de ti. Importa que tus sueños se cumplan, que
lo que tanto anhelabas se concrete, que te vayas feliz pensando y sintiendo que
lo que has pensado en tu vida se ha concretado, que todos sus sueños, que
alguna vez se condensaron en la realización de Selena Etc., se vean cumplidos,
se vean concretados con el Amor de tu gente, se vean cumplidos con tu Amor, ese
Amor que le diste a tu público, ese Amor que le diste a tu familia, ese Amor
que le diste a tu esposo, ese Amor que sólo tú Selena podías dar...
Te quiere mucho. Te recuerda con tanto Amor...
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
Para que tu Obra no se la lleve el viento, Selena...
Porque más allá de que pase el tiempo, más allá de que
las heridas cicatricen, más allá de que podamos recordarte con alegría, más
allá de la certeza de las palabras que tú dirías si estuvieras entre nosotros,
los que te queremos de verdad siempre nos angustiaremos a medida que vemos la historia
de tu vida, cuando te vemos cantar, cuando vemos la evolución de tu música,
cuando vemos cómo tu fama crecía, cuando vemos cómo te quería tu gente, cuando
vemos que inexorablemente te convertías en la artista más importante y más
talentosa de toda América, latina y anglosajona. Que estabas tocando el cielo
con las manos, que toda la felicidad se adueñaba de ti. Que por fin se acababan
épocas de tantos sacrificios, de tantas privaciones, de tantas postergaciones.
Que por fin podías ser Selena tal cual tú lo soñabas, tal cual lo querías, tal
cual tu público deseaba, ese público que te acompañaba y te seguía no sólo en
tu camino al éxito, sino en tu camino a la felicidad…
Todos vemos que te has marchado en el momento justo, en
ese momento en el que ni siquiera te habías acomodado para poder ver tranquila
el horizonte en una tarde de campo y percibir hasta dónde habías llegado. Lo
tuyo había sido todo vértigo, todo nervio, todas urgencias. No había habido
pausas, pausas para sólo gozar de lo hecho, la satisfacción del deber cumplido,
la dicha de ser feliz, la tranquilidad de ver que uno va logrando lo que ha
añorado durante tantos años, durante toda tu vida. No hubo ese momento de
respirar profundo, de entrecerrar los ojos con una sonrisa de satisfacción y de
sólo poder sentir la felicidad de estar plena, de estar viva, de ser libre, de
ser dueña de tu felicidad, de ser la Reina absoluta de todo lo logrado…
Creo que todos percibimos eso cuando te vemos,
fundamentalmente cuando observamos tu meteórica carrera, tus pasos triunfantes
por México, Estados Unidos y Centroamérica. No habías terminado de festejar tu
primer N° 1, no habías terminado de cantar “Como la Flor”, cuando ya tenías un
Grammy en la mano, tenías el éxito asegurado con cada tema, tenías un concierto
“sold out” en cada presentación tuya. Alguna vez tu hermano dijo que se daba
cuenta de la magnitud del éxito cuando las otras bandas no tocaban en el mismo
lugar en el que ustedes se presentaban. Todos preferían o no tocar, o hacerlo
en lugares mucho más lejanos para no tener que competir vanamente con tu banda.
Hasta allí habían llegado Selena, pero tú no tenías tiempo para gozarlo. Todo
eso que te sucedía era apenas un paso más en el camino no sólo del gran éxito
como cantante sino para lograr el mayor objetivo: ser diseñadora, ser una mujer
reconocida, amada, querida, exitosa, un modelo a seguir. Ser Selena, con todo
lo que ello implicaba … Ser simplemente Selena…
Ni siquiera los éxitos de 1993 y de 1994 te detuvieron.
Al contrario: potenciaron tus ganas de ir por más. Como alguna vez dijiste por
esos tiempos, tenías muchas cosas en tu cabeza, muchos sueños, muchas metas,
muchos anhelos. Y no ibas a parar hasta lograrlos y cumplirlos. Por eso tu
carrera fue el fiel reflejo de lo que tú eras: hiperactiva, meteórica,
inigualable, sin freno, sin pausas, sin peros. Por eso no te detuviste ni con
el Grammy ni con el álbum “Amor Prohibido”. Ahora deseabas cumplir con el deseo
de tu padre, ese disco en inglés. Ese disco en inglés del que mencionaste
cuando terminabas de cantar “Where did the feeling go?” en San Antonio Concert
allá por abril de 1991 cuando estabas por cumplir apenas 20 años. Aquel disco
en inglés que querías tener y se lo pediste a José Behar, aun cuando la Emi
quería que siguieras con tus éxitos en español, aun con las dudas que pudiera
generar tan drástica y para muchos temeraria decisión. Ese disco que también te
generaba angustia, porque sabías que tal vez deberías cantar con otros músicos
y alejarte un poco de tu familia y de tu banda tradicional. Es que para ti no
había obstáculos para lograr lo que te habías propuesto. No te bastaba lo
logrado. Con esfuerzo y dedicación se podía lograr más. Y tú querías más, mucho
más… Tal vez ese disco en inglés podía generarte dudas. Tal vez ese disco en
inglés no era tu gran sueño. Pero ese proyecto y su éxito garantizarían la
consagración de tu propio sueño: el de ser una diseñadora mundialmente
reconocida…
El sueño de ser diseñadora, el sueño de tener tus propias
tiendas. Para muchos también era una decisión temeraria. Hasta yo mismo te
hubiese dicho: “Pero Selena. ¿Por qué no esperas un poco para embarcarte en tan
codiciosa empresa? ¿Por qué no haces como los otros artistas, que hacen toda
una carrera, llegan a los éxitos, y después de mucho andar, incluso recién en
el ocaso, dan rienda suelta para hacer otra cosa, aunque sea para variar,
aunque sea para darle otro giro a tu carrera?”. Tu mismo padre veía con
desconfianza y hasta con cierto temor tamaña decisión. “¿Acaso querrá dejar la
música?”, debe haber pensado, en la ignorancia de lo que significaba esa
decisión. Esa ignorancia que le daba el miedo a lo desconocido, el temor al
fracaso ante algo que le era lejano, ajeno, inalcanzable. Pero la respuesta
ante dichas dudas era saber cómo eras… ¿Acaso no sabía que tú cuando te
proponías algo lo hacías? Imposible ¿Acaso podía pensar que podías dejar algo
que no sólo te gustaba sino que lo habías hecho por Amor a él? Basta con ver tu
historia. ¿Acaso ibas a dejarlos? Ya bastante miedo le daba que eso sucediera
con tu carrera cantando en inglés. ¿Acaso ibas a defraudarlos? Jamás. Para ti
esto no sólo lo hacías porque te gustaba, sino que lo hacías como un medio para
lograr tu gran fin. Y tu éxito en la música te permitía emprender tu otro gran
proyecto y no ibas a esperar la vejez para hacerlo, no ibas a esperar el ocaso
… Recuerdo cuando te hicieron un reportaje en México en 1992. Apenas si
hablabas el español. Te costaba poder decir lo agradecida que estabas por tan
lindo recibimiento y cuáles eran tus objetivos en lo musical. Pero no dudaste
en aclarar que tu gran sueño era vivir de tus diseños, de tu futura tienda, de
ser toda una artista … Siempre pusiste en práctica aquellos dichos de que lo
imposible siempre es posible…
Por eso, tal vez no podamos sacarnos de la cabeza que
aquello quedó truncado, que toda esa energía, esas ganas de vivir, ese ejemplo
de vida, de esfuerzo y de dedicación que dabas en el escenario no pudo
coronarse con el éxito tan merecido. Que haya tenido ese final, tan impropio de
ti, tan alejado de la imagen que tenías, de la conducta que tenías, del Amor
que tenías, del talento que tenías. Tan devastador ha sido que parece como si
el mal mismo se presentara para decirnos no sólo que ha triunfado sino para
decirnos que nada vale la pena, que ningún esfuerzo tiene sentido, que no tiene
sentido ser buena persona, que para llegar a la fama ni siquiera hay que tener
talento. Y como si guiñándonos el ojo, nos susurrara: “¿Para qué llorar, para
que te angustias? ¡¡Ya vendrán otros artistas a quienes querrás!! Esa voz del
mal parece ser la voz que nos invita a que aceptemos la “realidad”, esa
realidad que se ve reflejada en tu última foto, esa foto que es un cachetazo a
ti, un revés del destino, una bofetada para todos perpetrada por esa mujer que
aunque pudiésemos hacerlo no la queremos nombrar, porque no se merece ninguna
notoriedad, ninguna comprensión, ninguna justificación, ningún perdón…
Y nosotros no queremos ese destino que nos dicta la
realidad, Selena … Tú serás para nosotros la Reina, la artista indiscutible, la
que no tiene igual, la que nos emociona con cada canto, la que nos subyuga con
cada interpretación … Pero también Selena eres aquella persona, aquella mujer,
aquella niña, aquella soñadora que tenía todo por delante, que tenía todo para
dar, que quería dar mucho más de lo que podías, que no se conformaba con lo
hecho. Que tenías el suficiente talento y ambición como para ir por más. Tú
siempre supiste que eras la mejor. Sí, Selena, tú lo sabías. Sé que tu humildad
querría corregirme, pero sabes que es así. Y por eso todos te lloramos. Porque
sabíamos ante cada presentación tuya lo que querías, lo que ambicionabas, lo
que tenías, hasta dónde podías llegar … Y el hecho de que no lo hayas podido lograr
por una persona tan mediocre, en un mundo tan cruel, es que no podamos quitar
nuestra astilla de nuestro corazón, que nuestra angustia se evidencie siempre,
que nuestro dolor sea para toda la vida…
Y la realidad, esa densa realidad que se cierne sobre nosotros
siempre tendrá una reacción, una reacción de aquellos que jamás nos quedaremos
con esa imagen, que siempre nos revelaremos contra semejante injusticia, que
lucharemos para que estés siempre con una sonrisa en tu boca, para que su sueño
sea realizado, para que sepas que siempre esteremos aquí para recordarte, para
que veas que nosotros daríamos lo que no tenemos para que estés aquí, para que
vivas, Selena, para que vivas todo lo que pretendías vivir, para que tu vida
sea un ejemplo, para que te obra se complete, para que te lleves el mejor
recuerdo de nosotros, para que lo último que recibas de nosotros sea Amor, ese
Amor que tanto temías no recibir, ese Amor que tú diste sin mirar a quien…
La mejor forma de enfrentar esa densa realidad es ser
como tú, Selena, siempre… Es la mejor forma de recordarte y de homenajearte…
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)