Siempre serás nuestro primer Amor, Selena…

31 de agosto de 2010








Simplemente recordándote con Amor, con tu Amor, Selena…


¿Por qué Selena nos sigues emocionando, nos sigues generando tantos sentimientos en todos los que te amamos? ¿Por qué cada vez que te escuchamos cantar una canción o te vemos en un video interpretando como nadie esos temas sentimos esa emoción del escuchar y deslumbrarnos por primera vez? ¿Por qué nos sigues generando alegría cada vez que te vemos, más allá de nuestros humores diarios, de nuestras preocupaciones, de nuestras ocupaciones? ¿Por qué eres la persona que nos da la tranquilidad cuando nuestras almas están solas, atormentadas, sin consuelo, con todo dolor? ¿Qué es lo que nos siguen generando tus interpretaciones? ¿Qué es lo que buscamos en ti? ¿Por qué te esperamos aunque tu vuelta siempre suene a quimera? ¿Por qué atesoramos tus cosas como lo más divino? ¿Por qué cuando te queremos pasas a ser lo más importante de nuestras vidas? ¿Por qué todo lo demás pasa a segundo plano? ¿Por qué el dolor no cesa a pesar del paso del tiempo? ¿Por qué lloramos si todo parece lejano y el tiempo supuestamente cura nuestras heridas? ¿Por qué nos sentimos tan solos sin ti? ¿Por qué nos sentimos tan plenos viéndote y contemplándote? ¿Por qué no te podemos reemplazar y tampoco lo queremos? ¿Por qué buscamos una explicación que nadie nos dará? ¿Acaso porque sabemos que sólo nos la podías dar tú y por eso te esperamos? ¿Por qué si tenías todo el Amor y lo dabas sin excepción, y generabas tanto cariño, estabas sola ese nefasto día? ¿Por qué no te despediste? ¿Por qué no le pediste ayuda a aquellos que tanto te querían? ¿Por qué nos seguimos haciendo estas preguntas a las que nunca encontraremos una respuesta que nos satisfaga?

¿Por qué sigues estando tan presente cuando ya nada podemos esperar? ¿Qué nos genera la necesidad de escuchar una y otra vez aquellas canciones? ¿Por qué nos emocionas tanto esas imágenes aunque las hayamos visto miles de veces? ¿Por qué no nos cansamos? ¿Por qué no nos sucede que deseemos emocionarnos con otras artistas, con otras músicas, con otros temas? ¿Por qué queremos sólo escucharte a ti, sonreír junto contigo, llorar junto contigo, soñar junto a ti, compartir cada letra, cada entonación, cada emoción sólo contigo? ¿Por qué en cada concierto seguimos sólo tu recorrido en tu andar de uno a otro lado del escenario? ¿Por qué te seguimos en tus canciones, compartimos tu comunión de Amor y sentimos cada concierto, cada invitación como algo presente, como algo que nunca acabó, que se vive en todo momento? ¿Quién no siguió cantando a coro tus canciones como cuando tú los invitabas a hacerlo en el Far West Rodeo para interpretar “No debes jugar”? ¿Quién no cantó tímidamente “Ay, ay, ay”, cuando tú te detuviste en la canción “Como la flor” en Festival Acapulco luego de cantar “Yo sé perder”, ponerte la mano en el pecho y mirar de refilón al público esperando esa respuesta? ¿Quién no sintió tu respirar interpretando “Si una vez” en el Houston Astrodome y se sintió a su vez sin respirar en ese instante? ¿Quién no se sintió extasiado con ese final, con esa voz, con ese énfasis, con esa personalidad para interpretar y llegar a lo más profundo de nuestras almas con semejante voz y con semejante actuación? ¿Por qué aún nos sigue emocionando aquello y no se apagó ni se esfumó con el tiempo, con tu ausencia, con la desazón, con la necesidad de rearmar nuestras vidas aceptando un mundo sin ti, aceptando una realidad que cuesta entender, aceptar, asimilar? Creo, Selena, que eres una de las pocas artistas a las que no se les puede aceptar la ausencia. Con todos los demás, mal que mal se termina acepando su destino, su abrupto final, su partida inconcebible. A la larga todos terminan aceptando la realidad y terminan decodificando el dolor de la ausencia. A la larga todos esbozan una sonrisa y toman lo supuestamente positivo que les dejó aquel artista, y cada recuerdo se vive con añoranza y con una sonrisa. Contigo es diferente, Selena. Y no es que no se pueda recordarte del mismo modo, con alegría y con una buena sonrisa. Pero siempre será agridulce. Será agridulce por ese final, ese insólito e inconcebible final. Y porque eras joven, muy joven, llena de vida, y con mucha energía y sueños que cumplir. Para lo bueno y para lo malo, tu vida fue única, Selena. Tu vida, tu historia, tus sacrificios, tus sueños, tu recorrido al éxito y ese final de incredulidad total. Todo fue único y particular en ti, Selena, y cuando uno está frente a alguien así es difícil de olvidar. Y la ausencia es difícil de aceptar…

Siempre uno podrá preguntarse qué era lo que tenías, qué era lo particular en ti. A veces uno cree que podemos llegar a la plenitud, a lo más alto de nuestra admiración, a sentirnos colmados en nuestras almas y plenos en nuestra dicha si estamos ante alguien perfecto. A veces podemos creer que una artista única e irrepetible es aquella que tiene la voz perfecta, la actuación perfecta, la figura perfecta, los movimientos perfectos, los modos perfectos. Nada más incierto. A veces la figura que nos colma, que nos llega a lo más profundo de nuestros corazones no es aquella persona perfecta, aquella artista que malamente uno cree que es la que uno desea y sueña. Definitivamente, no es así. La artista que nos llega a emocionarnos y extasiarnos es aquella que aparte de su voz nos entrega el alma en cada canción, nos brinda sus sentimientos, comparte cada letra de sus canciones, las hace creíbles, suyas, propias. La verdadera artista no es la mejor técnicamente hablando. La mejor artista es la que es diferente. Y tú, Selena, eras diferente, particular, especial. Tú entregabas tu vida en el escenario. Tú les dabas vida propia a tus canciones a tal punto de hacerlas propias y particulares. No creo que lo que más nos quede de ti sean las canciones que interpretabas, pues en definitiva tú habías hecho pocas, no habías compuesto tantas. Lo que más nos quedan de ti son tus interpretaciones, tu forma de expresarte, tu forma de comunicarte. Nunca hacías del mismo modo la misma canción. Siempre le dabas un tinte diferente, una visión distinta de la misma según el día, según el contexto, según el escenario, según el público. Siempre me emocionó la canción “Si una vez” y siempre me resultó mi interpretación preferida la del Houston Astrodome de febrero de 1995. Pero no sería cierto si dijera que ésa es la única interpretación de ese tema que me llega al corazón. De ningún modo. ¿Cómo olvidarme de aquellas interpretaciones del mismo tema en el programa de televisión “Padrísimo” de febrero de 1995 o en la emisión televisiva de “Un nuevo día” en noviembre de 1994? ¿Cómo no sentirme del mismo modo emocionado con las interpretaciones en la Feria de Monterrey en 1994 o la del mismo año en Odessa, o aquella de Noches de Carnaval de marzo de 1995? Todas eras interpretaciones increíbles y tremendamente emocionantes. Ninguna era igual. No eran perfectas, pero eran únicas, diferentes, increíbles. Llegaban al corazón y eso es lo que se llevaba la gente. Se llevaba el corazón que les ofrecía tú, Selena, en cada presentación, en cada concierto. No, Selena. Tú no vas a ser recordada únicamente por tu música. No, Selena. Tú vas a ser recordada por todo lo que dejaste en el escenario, en cada aparición pública, en cada encuentro. Tú vas a ser recordada cada vez que tenías un gesto para el público, un saludito, un abrazo, un autógrafo, una atención. Tú dejaste ver al público tu propia vida en el escenario. Y eso fue lo que todos captamos, consciente o inconscientemente. Tú solías decir que según como fuera la canción, tú solías poner énfasis en la alegría o en la tristeza. Pero está claro que a ti no te daba ningún esfuerzo. No necesitabas estudiarlo ni hacerlo mecánicamente como los artistas “perfectos”. A ti te salía solo, porque tú, Selena, les cantabas con el corazón…

Tal vez no podamos olvidarte pues has dejado algo más que tus canciones. Has dejado más que algunas interpretaciones memorables. Creo que todos tenemos que admitir, Selena, que nos hemos enamorado de ti, nos enamoramos de alguien a quien sabemos perfectamente que nos ha colmado en todo. Tú, Selena, eres la mujer con la que hemos soñado siempre, a la mujer que siempre esperamos. Y no es una cuestión de sexos, pues todos se enamoraban de ti por lo que les expresabas. Las mujeres te tomaban como el ejemplo a seguir. Las niñas querían ser como tú y vestirse como tú. Los varones se enamoraban perdidamente de ti, sin importar si tuvieran novia, esposa o pareja. A nadie le molestaba admirarte y obnubilarse contigo más allá de lo que vivían en sus vidas. Tal vez el público comprendió que eras parte de sus vidas, como lo puede ser una hermana, una amiga, una tía, una madre, una novia, una esposa. Comprendieron que tú tenías tu vida y siempre te la respetaron. En cada saludo y en cada agradecimiento todos esperaban el momento en el que tú les dieras el permiso para hacerlo, más allá de que tú te brindabas siempre. El público siempre entendió lo que eras para ellos y siempre quiso protegerte, como si de algún modo sintieran premonitoriamente tu destino. Es como lo que te dijeron en ese pequeño reportaje en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, allá por noviembre de 1994. Es como cuando uno puede ver mientras interpretabas “Como la Flor” en Festival Acapulco: la gente podía subir al escenario para bailar contigo, para cantar contigo, para saludarte, para abrazarte, para darte un beso. Pero en todos los casos lo hacían con sumo respeto y aceptando el límite que tú les pedías y que ellos mismos se imponían más allá de tu deseo. Tal vez lo que uno puede ver con el paso del tiempo es que jamás el peligro podía venir del público, que no era cuestión de defenderse de él, de tener más cuidado o de tener menos confianza. La gente te adoraba y deseaba lo mejor para ti. Siempre quedó ello claro, como tan claro quedó que la amenaza no venía de allí sino de un ámbito bien distinto y, lamentablemente, más cercano a ti, de ese lugar del cual nunca esperaste que viniera semejante afrenta, del que nadie de tu familia esperaba semejante azote del destino…

Tal vez nunca podemos olvidarnos de ti y siempre nos emocionas, Selena, pues cada parte de ti nos las has entregado a nosotros en tus canciones, en tus presentaciones, en tus saluditos, en tus sonrisas, en tus palabras, en tus deseos, en tu forma de dirigirte y expresarte a nosotros. Tal vez hayas puesto unas semillas a las que tú misma fuiste germinando en cada uno que te vio no sólo en aquellos años y en aquellos lugares en los que te presentaste. También supiste desperdigar ese Amor en todos los que te han visto sea en Estados Unidos, en México, en El Salvador, en Honduras y en Puerto Rico, entre tantos lugares, en aquellos dorados años, y también en aquellos que no te vieron nunca, pero que se deslumbraron al verte, al escucharte, al contemplarte. Es notable ver los sentimientos que has generado en gente que, como yo, no te vio en su momento, ni siquiera sabía lo que representabas en aquellas tierras ni lo que cantabas. Y sin embargo, tu canto, tu carisma, tu voz, tu historia, tu gracia, tus sentimientos han generado en todos nosotros y en tanta gente de lejanas tierras lo mismo que los que supieron apreciarte. Sólo aquellos artistas con tanto Amor pueden generar algo tan particular que no se circunscribe a aquellos que te hayan visto o te hayan escuchado en su momento, cuando aún estabas entre nosotros dándonos aquello que no lo daba nadie, que no lo generaba nadie, que sólo lo lograban y creaban artistas tan diferentes como tú, Selena…

Tal vez el advertir en cualquier momento de nuestras vidas, en cualquier instante de vida de este mundo tu propia historia, lo que eras como artista y como persona, es cuando uno advierte con dolor la magnitud de lo que se perdió. Y es en ese momento en el que el sentimiento de desolación se apodera para siempre del mismo modo que el Amor que sentimos por ti. Así como advertimos que alguien como tú, Selena, es lo más hermoso que ha generado Dios y esta Tierra, y que alguien como tú debe ser cuidado y valorado como el tesoro más preciado, es que tu ausencia nos provoca estupor. Y ese estupor se hace mayor cuando uno ve ese final, ese final impropio de tu historia y de lo que tú generaste. Y más dolor y más sinrazón nos da cuando comprendemos y compartimos tu soledad aquel nefasto 31 de marzo. Y más llanto y más enojo y más desolación nos genera el saber que aquella persona tenía intenciones premeditadas de lastimarte en alma y cuerpo … ¿Cómo podía haber alguien en este bendita Tierra que planificara semejante afrenta? ¿Cómo Dios permitió esto? ¿Cómo podía haber alguien que no sólo no te quisiera, aunque afirmara lo contrario, sino que te lastimara así? ¿Cómo esa persona puede aún dormir cada noche? ¿Cómo puede haber mentes así que son capaces de quitarles el sueño a personas tan nobles, tan genuinas y tan honestas como tú, Selena? ¿Cómo podemos olvidarte si aunque quisiéramos recordarte y aceptar tu ausencia con alegría llevamos esa espina clavada en el corazón por lo que te han hecho? ¿Cómo olvidarte con semejante destino? ¿Cómo recordarte sin recordar aquello? ¿Cómo aceptar esto como si nada? ¿Cómo no sentir cada día al levantarnos que desearíamos que todo fuera una pesadilla, una horrenda pesadilla de la cual quisiéramos olvidar ya, esa misma pesadilla que solías tener tú, como un aviso del destino?

Muchas veces al intercambiar impresiones con gente que te ama a ti, Selena, noto que le pasa lo mismo que a mí. Sueña contigo, tiene visiones sobre ti, ruega y desea con que vuelvas algún día, te extraña horrores y no te reemplaza con nadie. En su interior sabe que siempre estarán presentes aquellos lindos tiempos como aquel nefasto día. Y no está mal que se tengan presentes ambos momentos, pues en definitiva forman parte de tu vida y de tu historia. Lo bueno y lo malo, lo placentero como lo doloroso deben recordarse, y más aún, en tu caso, lo más triste hay que tenerlo bien presente, pues si se lo tiene bien en cuenta sabrá siempre que hasta el fin de nuestros días siempre serán pocos los esfuerzos que hagamos para recordarte y para que tu obra siempre esté presente. Que no bastarán las evocaciones, que no bastarán los festejos de aniversarios ni el recuerdo con alegría. Para agradecerte como se debe hay que mostrarle al mundo todos los días y en todo momento lo que eras como artista y como persona. La mejor forma de tributarte es mostrarte en todos los conciertos, lo que generabas en cada presentación, lo que despertabas en la gente con tu presencia. Si algún día logramos eso, si algún día en el recuerdo y en el tributo estamos a la altura de lo que eras mostrándote como la mejor cantante latina de la historia, entonces lograremos nuestro cometido. Si acaso ponemos aunque sea un poco del Amor que tú pusiste en cada representación, sé que te arrancaremos una sonrisa. Pero si acaso pusiéramos el mismo empeño, la misma generosidad, la misma solidaridad, la mejor predisposición que tú a la hora de tributarte, sé que lograremos que todo el mundo, que todas las generaciones, que todas las culturas, que todas las razas hagan justicia contigo poniéndote en el lugar que sólo tú mereces. Es cuestión de poner todo el Amor en el recuerdo, es poner todos los sentimientos que tú nos generaste. Es poner todo sin ninguna condición, es dejar de lado el egoísmo, los personalismos y la necesidad de protagonismo. ¡¡La única protagonista de tu historia eres tú, Selena, sólo tú!! Si logramos ese objetivo, acabaremos por cumplir con tu gran fin en la vida, que es recibir Amor, ¡¡que te recuerden toda la vida, cada instante como se debe, con tanto Amor!!!

Y yo soy y seré uno de aquellos que siempre portará tu nombre bien en alto, llevando con orgullo tu nombre, tu vida, tu canto, tu arte, tu voz por siempre y para siempre, simplemente diciéndole a todo el mundo lo que tú, solo tú, Selena, has grabado con fuego en mi corazón…

Te quiere y te recuerda en este momento en esa hermosa figura y presentación que brindaste cuando anunciabas que ibas a cantar “Si una vez” en aquel concierto inolvidable del Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995…

Simplemente te recuerda con Amor…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)





Ya no quiero soñar más esa pesadilla…


Estoy aún asustada por aquel sueño … No es la primera vez que lo sueño ni será la última seguramente. Es tan terrible que ni quiero ni hablar ni recordar. Es tan terrible lo que siento que no lo quiero siquiera mencionar. Tal vez por eso no tengo registro de lo que he soñado y que es una pesadilla que he tenido recurrentemente desde muy chica. Nunca lo pude saber. Tampoco lo quise saber. Es como si todo lo tuviera tan claro que el solo tomar plena conciencia de ello me haría volver loca. Tengo miedo. Tengo miedo pues sé que tarde o temprano ese sueño se hará realidad, se hará presente ante mí y ya no sabré qué hacer. Es sentir mi destino, es como si en mi interior supiera todo, supiera todo lo que va a pasar conmigo, qué será de mí. Pero en verdad no soy consciente de lo que pasará. Y siento miedo de saberlo. ¿Qué es lo que veo tan claro? ¿Qué es lo tan terrible que me hace asustar tanto? ¿Acaso me pasará algo a mí? ¿Acaso le sucederá algo a mi familia? ¿Me espera una enfermedad? ¿Me espera un accidente? ¿Acaso se trata de …? No, mejor no lo menciono. Mejor no saberlo. El solo pensar en ello me hace casi desmayar … Es curioso. Algo parecido siento cuando despierto de esa pesadilla, de ese sueño que se hace cada vez más recurrente, más tremendo, más insoportable. Hace años que me viene una y otra vez ese sueño y nunca se lo quise contar a ninguna persona. Es que no quiero preocupar a nadie. Además, si a alguien le confiara este sueño, tendría que empezar a contar algo de lo que sueño y no quiero recordarlo, no quiero pensar en ello. Pero ya no lo puedo soportar. Debería al menos permitirme decirme a mí misma de qué se tratan aquellas imágenes que me asustan, qué es lo tan tenebroso que me acosa a cada momento, a cada instante. Para colmo de males, me he levantado antes de tiempo. Tal vez sea eso. Tal vez esté preocupada, y por ello estoy así y nada tiene que ver con el sueño. Es que ayer a la noche viví un momento difícil yendo al Days Inn. Por un momento quería aclarar todo de una vez por todas, pero no lo podía hacer. Chris estaba esperándome afuera y no lo quería preocupar con mi tardanza. No quería que se imaginara más de la cuenta, que pensara que había más de un problema, que no sólo era una cuestión de papeles. No quería que sus miedos lo llevaran a trasladar su preocupación a mis padres y a mis hermanos. No es que tuviera miedo de que se enteraran de algo raro, de algo que yo no quería que supieran. No tengo nada que ocultarles. Pero siento que esto sólo lo puedo arreglar yo. Si mi padre sigue interviniendo, esto se hará insostenible. Ella se espantará y me tironeará para su lado. Y mi padre hará lo mismo para el otro. Yo no quiero estar en el medio de todo esto. Pero me da culpa alejarme de todo, dejar que ellos arreglen sus cosas. No puedo. Nunca pude. Todos me conocen. Yo no puedo ser indiferente a todo. Yo no puedo mostrarme insensible frente a lo que pasa. Yo no puedo ser feliz si los demás no están felices…

Son las 5 de la mañana y no puedo dormir. Definitivamente no quiero dormir, pues si lo hago seguramente volveré a soñar aquello y temo vivir esas imágenes, que las empiece a ver y sentir. ¡¡Y yo no quiero!! ¡¡Ya no quiero soñar más aquello!! Tal vez debería quedarme un rato aquí sentada en la cocina de mi casa y esperar que sea la hora indicada para ir a verla y arreglar definitivamente las cosas. Mejor que me quede aquí para no despertar a Chris. No quiero que me acompañe como ayer. No quiero que se entere de nada. Que cuando despierte me vea aquí habiendo solucionado todo sin que se haya enterado de nada. Desearía que si no estoy aquí sepa que estoy en el estudio grabando el disco en inglés o que estoy con mis padres. Que ni sepa el motivo por el que voy a verla. Que siga creyendo lo de los papeles y nada más. No quiero que piense que estoy tratando de que mi padre no se pelee más con ella, ni que la espante más de la cuenta. Yo quiero persuadirla de que nos podemos ver sin que se entere mi padre, que a pesar de las diferencias todos podemos convivir. Que si tiene que estar fuera de nosotros, que no sienta que la abandonamos a su suerte. Que aun así la podemos ayudar, la podemos escuchar, la podemos atender. En definitiva, no hay que olvidar que ella nos ayudó. Ella nos dio la idea de hacer un club de fans. Ella nos ayudó en cosas que para nosotros era engorroso. Por eso iré a atenderla de sus dolencias y allí aclararemos las cosas. Le diré que tolere esta situación un tiempito más aunque tal vez sea para siempre. Yo quiero que entienda que para tener a los dos yo no los quiero ver más pelear. Que cada uno acepte su lugar y yo los apoyaré. Yo no quiero estar corriendo por cada problema en el mundo. ¡¡No quiero estar más en el medio de todo!! Se lo tengo que decir de una vez. Lo mismo haré con mi padre. Si realmente me quieren, lo sabrán entender. Y yo sé que me quieren a pesar de todo…

Otra vez me estremezco por ese sonido del disparo. Retumba en mi interior. Me sobresalta. Llevo la mano a mi pecho, pego un grito hasta que veo que no es nada de afuera ni nada de mi casa. Está en mí, en aquel sueño, en aquella pesadilla que me atormenta desde muy chica. Siento como si recibiera mensajes del futuro en los que me advierten de que algo malo sucederá. Es como aquella película que vi hace unos siete años, de casualidad. Un amigo me había insistido en ver “una de terror”. Yo no quería saber nada de nada, pero él tanto porfió que al final accedí. Resultó ser una película que se llamaba “”El príncipe de las tinieblas”. Yo creía que era una película de Barbra Streisand, pero evidentemente no lo era. Tenía un título parecido pero esta película era bien diferente, bien inquietante. Nunca me pude olvidar de ese momento en los que unos seres del futuro les enviaban mensajes a la gente a través de los sueños, y de a poquito, cada tanto, aparecía el año en el que ellos le confirmaban que el mal se apoderaría del mundo. No recuerdo el año ahora, pero era por esta época. Ahora no puedo discernir si eso lo vi en la película o si se encontraba en mi sueño. Recuerdo cuando aparecían esos mensajes que al principio los seres presentes recibían en sus sueños, e iban procesando esa información en cada sueño: al principio captaban uno de los números del año y en cada sueño recibían otro número: así primero recibían el número 1, luego el número 9, más tarde otro 9, hasta que llegaba el momento en el que faltaba un número. En un momento todos sabían que era el año 199… y restaba saber el último número. No recuerdo al final cuál fue el año, y si esto se develaba en la película o estaba presente en mi sueño o en ambos. ¡¡Vaya a saber por qué no lo puedo recordar!! Y ahora que lo pienso ... ¡¡Ahora estamos en 1995!! ¿No sería éste el año, no? ¿Era el mal o era otra cosa lo que aparecía en ese momento? Lo que aparecía, ¿era detrás de un espejo o detrás de una puerta? Apenas si recuerdo de que alguien decía sentirse mal y de que alguien corría a ayudarla. Y después un disparo, y después ... ¡¡No!! ¡¡No puedo seguir!! ¡¡Es muy doloroso!! ¡¡Ya no lo quiero soñar más!! ¡¡Quisiera no tener que vivir más con esta horrible sensación, con esta horrenda pesadilla!!

Tengo sueño, aún es de noche afuera, pero no me voy a acostar. ¡¡No soporto más esta situación!! ¡¡Lo tengo que resolver de una vez!! Siento que ya no puedo disimular más esto que me atormenta. Siento que me condiciona mi conducta, que me cuesta mantener la alegría frente a cada cosa que hago, ante cada situación que enfrento. A veces me siento obligada a tener una sonrisa forzada en la que no puedo disimular mi nerviosismo, mi angustia. El otro día me hicieron un reportaje aquí mismo en esta ciudad en un hotel y me sentí fatal. Quería reír y no podía. Me hacían decir unas palabras que las usarían como créditos para su programa de televisión y me salía todo mal. Tuve que hacerlo varías veces hasta que se quedaron satisfechos. ¿Y cómo estar bien cuando veo que detrás de las cámaras hay gente que se está peleando, cuando recibo mensajes de ella que me reclama una y otra vez que la vaya a verla pero sola, como lo ha hecho ayer, como seguramente lo hará hoy? Me siento cansada, muy cansada y ya no es por las giras. Es por toda esta locura, por estas peleas, por esta sinrazón. Me sentí mal tener que decirle a Rock and Roll James en San Antonio que me sentía muy cansada. No debería estar así pues en definitiva estoy acostumbrada, es mi trabajo y me gusta. Además, no estaba haciendo más de lo que estaba haciendo en todo este tiempo. Lo que me cansan son otras cosas, otras cosas que las quiero solucionar antes de que la situación lo empeore todo aun más. No quiero vivir nuevamente aquella situación como la que viví con mi padre para que acepte mi noviazgo con Chris. En aquella oportunidad me casé en secreto para poder imponer mi voluntad. Pero ahora no se trata de huir. Ahora no se trata de no hablar y actuar en silencio. Ahora quiero anticiparme a los hechos para prevenir males mayores. No quiero estar en el medio de un duelo y de que me disparen por error. Quiero evitar que se llegue al duelo. No es cuestión de salirse del medio. Tengo que convencerlos de que depongan sus armas…

Una imagen terrible se me cruza por mi mente y pego un grito de dolor. Corro hacia el patio para que ni mis gritos ni mi llanto despierten a Chris. En un instante vi algo de aquella pesadilla, algo de lo que no quiero ver. Tengo que saber de qué se trata ese misterio, eso que me duele, que tal vez sea un mensaje premonitorio. No sé ... Sí, veo a dos personas discutiendo. Una la amenaza con despedirla. La otra con que se atenga a las consecuencias de esa decisión. Aparezco yo y lo veo todo, lo veo todo desde una puerta de un viejo hotel, de alguno de los que hemos parado en los primeros tiempos en los que viajábamos de pueblo en pueblo en busca de un destino mejor. Al principio no intervengo, espero que paren de discutir, pero de pronto, alguien levanta un arma y la amenaza. Al principio, sólo levanta de costado el arma y lo mueve a uno u otro lado sin apuntar, pero cuando la otra persona trata de disuadirla, la persona apunta directo a su corazón y le dice que ni se le ocurra moverse. Aquélla hace un movimiento como para salir de ese lugar, pero la otra le dice que ni se le ocurra cerrar la puerta, y aprieta el gatillo sin disparar, pero estando a punto de hacerlo. Yo me horrorizo, comienzo a gritar … y … ¡¡Oh!! ¡¡No!! Otra vez los gritos. Lo voy a despertar a Chris. Mejor me voy a la puerta de mi casa. Iría ya a verla para quitar este peso de encima, pero aún es muy temprano. Quiero tomar aire puro. Lo necesito … ¡¡Vaya si lo necesito!!

A veces pienso que en estas dos semanas he quedado presa de estos problemas sin sentido, de estas cosas que no me pertenecen, que no son de mi incumbencia. Yo sólo quiero ser feliz. ¿Es un pecado acaso querer ser feliz? Tengo tantas cosas en mente que incluso no sé a qué darle prioridad. Por un lado, pienso seriamente en tener hijos, pero a su vez no querría tenerlos ahora. No porque no quiera, sino porque éste es mi momento y no lo quiero desaprovechar. Como nunca siento que éste es mi año, éste es el instante que debo aprovechar. El tren pasa sólo una vez en la vida, a veces ni siquiera pasa, pero en mi caso está pasando y yo no me quiero quedar cruzada de brazos viendo mis sueños desde afuera. Muchos podrán decir que puedo esperar, que mis diseños pueden esperar, que mi disco en inglés puede esperar. ¿Esperar qué? Si durante toda mi vida esperé este momento para sentirme feliz y dueña de mi destino, de mi porvenir, de mi dicha. Selena Etc. no es un capricho. Es mi sueño. Es lo que desee toda mi vida. Yo no quiero llegar a vieja para hacerlo. No voy a esperar a hacerlo para cuando ya no tenga ni las fuerzas ni las ganas que tengo hoy. ¡¡Es mi presente, mi color!! Quiero que mis diseños crezcan con mi carrera musical y vayan de la mano. Me gusta ser famosa, pero por sobre todo me encanta que me amen. Es lo que quise toda mi vida, es lo que desee toda mi vida, ¡¡es lo que esperé toda mi vida!! … No ... Definitivamente quiero hacer esto primero. Que mi carrera musical ayude a mis diseños. Primero quiero desarrollar todo lo que tengo en mi cabeza desde hace muchos años. Quiero que mi nombre esté grabado en todo el mundo, que todo el mundo hable de mí. Cuando haya logrado todo, podré relajarme un poco, distanciarme del medio y pensar en agrandar la familia. Hay tiempo. Hay mucho tiempo. Nada debe apartarme del camino. No puedo olvidarme de que estoy grabando el soñado disco en inglés … ¡¡y que encima mañana tengo que estar en Los Ángeles para dar un concierto!! La gente hace meses que me espera allí y yo no los defraudaré. ¡¡Les daré lo mejor de mí!!

¡¡Ay!! Otra vez esas imágenes, ese horror, esa pesadilla. Es la primera vez que me pasa que algunas de esas imágenes se me presentan estando despierta, como destellos que se disparan ante mí haciéndome estremecer, ¡¡haciéndome ver algo que no deseo ver!! ¡¡Tengo miedo, tengo mucho miedo!!! Veo a esa persona que está por dispararle a la otra. Veo a la otra que quiere escapar. Por un instante sólo cree que se quedará en la amenaza, pero un movimiento y un grito lo hacen tomar conciencia del peligro extremo al que está expuesta. Sabe que tiene que huir lo más rápido que pueda, que no debe estar un instante más allí. No puedo ver quiénes son pero las conozco, las vi en algún lado. No. ¡¡No puedo permitir que ello suceda!! Corro desesperadamente para alertar, para decir que no dispare, que no lo haga. Pero cuando yo aparezco en escena, la persona amenazada me reconoce y me dice. “¿Qué haces aquí, Selena? ¡¡Corre, corre, salva tu vida!!”. No alcanzo a descifrar lo que me dice cuando veo que la otra persona me mira fijamente, se sonríe y me dice. “Al fin viniste, Selena…”. ¡¡Ayyyyyy!! ¡¡No. No. No!!! No quiero ver más. ¡¡No quiero saber más!! ¡¡Tengo que salir de aquí!! No quiero que se despierte Chris. No quiero que se dé cuenta. No quiero que se den cuenta. Tengo que irme. Es temprano, pero ya es hora. Es hora de solucionarlo de una vez. Tal vez haya sido bueno haber visto parte de ese sueño horrible. Al final, los sueños, sueños son. Tengo que sacarme esta pesadilla. Tengo que sacarme este dolor. Tengo que ir a solucionar de una vez por todas esta situación que me atormenta. Es hora de dejarlo todo en claro. No necesito de ayuda. Será peor si mi papá interviene. Sé que si le planteo las cosas, ella lo entenderá. Aprendí en la vida que si uno va de frente sinceramente con la verdad todo lo puede, nada es imposible. Ésta no será la excepción. Yo sé que podré. Ya no tengo miedo. Sé que lo puedo enfrentar. Me iré sigilosamente y sin que nadie lo note, y cuando se quieran acordar me tendrán de vuelta lista para grabar, lista para viajar, siempre sonriente, siempre esperanzada en que todo se puede lograr con voluntad y con mucho, mucho Amor…

Salgo a la calle en busca del auto. El aire está raro, espeso. Una mezcla de frío y humedad estremecen mi piel. El cielo está oscuro, amenazante. Hoy será un día feo. Intuyo que en la noche lloverá mucho, pero por alguna razón intuyo que esa lluvia no me afectará, no me tocará. Cuando estoy por llegar al auto, me doy cuenta de que no traje las llaves. El miedo y el apuro me hicieron olvidar de ese pequeño detalle. Encima las llaves las dejé en la habitación. Entro sigilosamente al cuarto. Voy en busca de las llaves de la cómoda. Cuando las tomo y me estoy por ir, veo que Chris da vuelta sobre la cama hacia mi lado, abre los ojos y me apunta con su mano. Me estremezco al pensar que me ha descubierto. Veo que dice unas palabras, cierra sus ojos y se vuelve a acostar ... ¡¡Estaba soñando, pobrecito!! Por ahí él también tiene un mal sueño. Me dio ternura y me acerqué para besarlo, pero desistí de hacerlo. Tenía miedo de despertarlo y no debía hacerlo. Caminé despacito y enfilé para la puerta. Cuando salí, me acordé de que debía pasar por la casa de mis padres a avisarles de que por ahí llegaba un poco más tarde para grabar. Era temprano, pero seguramente mi padre estaría despierto. Pronto pensé que era innecesario hacerlo, pues en definitiva podía ser que llegara sólo un poco más tarde y nadie se daría cuenta. Además, mi padre sospecharía. No, es peor. Mejor no digo nada. Total en unas horas me verán y nada notarán. En todo caso los llamo luego y les digo lo que está pasando. ¿Cuánto tiempo me puedo demorar? No mucho … ¡¡Oh!! Allí está A.B. en el jardín de su casa. ¿Y si le digo a él? ¡¡No, mejor no!! Está con su hijo. Tal vez se levantó temprano para llevarlo a algún lado. No, mejor dejar todo así. Mejor no altero nada. Pronto los veré y les daré mi mejor sonrisa sin que nunca sepan lo que me estuvo pasando en estas horas. Pronto pasará todo. ¡¡Muy pronto!! Subo al auto sin mirar más y con mi vista apuntando al Days Inn. Cuando estoy saliendo veo que un niño me mira con mucha tristeza sin decirme nada. Cuando volteo la vista para ver qué pasa no lo veo más. Me quedo intrigada por ese espejismo cuando por la distracción casi embisto a un hombre que andaba en bicicleta. Freno de golpe pensando que lo había chocado. Pero para mi asombro, el hombre me sonríe enigmáticamente y retoma su andar sin despegar su vista de la mía con su andar seguro a pesar de que iba en sentido contrario…

Llego al Days Inn sin querer pensar más. Pasaron muchas cosas en mi cabeza y siento que sólo hablando con ella aquí se despejarán mis dudas y pronto acabará mi dolor. Cuando bajo, un dolor de cabeza tremendo se apodera de mí y me hace cerrar los ojos. En ese instante de negrura en mi vista siento un sonido de disparo que me estremece. Abro los ojos gritando y lo primero que se me aparece en mi vista es aquel niño con cara de tristeza que me sigue mirando fijo. Intento acercarme pero otra puntada en la cabeza me hace cerrar los ojos. Cuando los vuelvo a abrir el niño ya no está. De golpe suena un relámpago y en el medio de la luminosidad veo a ese hombre en bicicleta que pasa por la calle que no deja de parar de reírse mientras me mira. Entro en pánico. Quiero correr y no puedo. Quiero correr a mi casa, pero está lejos. Lo único que está cerca es la habitación de ella. Mejor voy para allá. Tal vez ella me tranquilice. En definitiva, estoy aquí para que toda esta pesadilla que antes era sueño y ahora es realidad se vaya definitivamente. Sé que hoy será el último día que sufra. Sé que después de este día ya no habrá más pena ni olvido. Esa frase me suena. ¿Dónde la habré oído? ¿De dónde la habré sacado? No importa ahora. Lo importante es correr. Correr para salir de esta lluvia. ¡¡Correr para salir de esta pesadilla!!…

(Ojalá, Selena, que todo esto sea sólo una pesadilla. Ojalá, Selena, que algún día sepamos que esto que vivimos es sólo la pesadilla que nunca quisiste contar, y que muy pronto podamos volver a verte para que tu sueño se haga realidad y para que no haya más pena ni olvido. Ojalá que esto sólo sea un mal sueño del que pronto, muy pronto, despertarás…)

Te extraña, te quiere, te espera toda la vida…


Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)









Si hubieras sido, Selena…


El otro día leía un artículo sobre Selena en el que puntualizaba que no había peor cosa que la palabra “hubiera” al hablar de ella, y efectivamente, cuando uno ve hasta dónde han llegado determinadas artistas como Shakira, cuando vemos cómo hasta la mismísima Jennifer López no sólo ha llegado a la fama, sino que la comenzó a transitar luego de que hiciera la película “Selena” y hasta llegó a hacer lo que siempre deseó Selena que era hacer su propia línea de ropa, es cuando uno piensa una y otra vez hasta dónde hubiera llegado Selena, en qué lugar estaría hoy, qué modelo sería para los demás, qué hubiese hecho y qué hubiese dejado en el camino, qué familia tendría, cuándo hijos hubiese tenido, hasta dónde hubiese llegado en su carrera musical, hasta dónde hubiese desarrollado su pasión por el diseño, qué lugar ocuparía en el mundo, qué posición hubiese tomado ante los problemas del planeta, cuánto influiría en este mundo con su presencia en todos los medios, hasta dónde hubiese llegado su figura que todo lo podía y no tenía oposición…

Efectivamente, lo más doloroso que nos pasa es darnos cuenta de que todo lo de Selena es en potencial. Nos quedamos viendo la elaboración de un proceso y no su culminación. Quedamos viendo esas hermosas imágenes de una artista que iba logrando sus metas sin ningún tipo de barrera, sin obstáculo alguno. Una artista que en cuanto empezó a ser famosa en la región méxico-americana, inició una carrera meteórica en la que nada la detenía. Su propia fuerza, su propia energía, sus propias ganas de crecer y de progresar la investían de un poderío difícil de resistir. Como dijo no hace mucho la mismísima JLo, Selena tenía una fuerza imparable que se llevaba al mundo por delante. Para Selena, el único inconveniente era ver cómo se podían sortear los obstáculos que se le presentaban en el mundo de la música. Una vez logrado eso, nadie se podía resistir y nadie podía no cobijarla en su seno. En poco tiempo Selena pasó de ser la Reina del Tex-Mex a ser la Reina de la gente, la artista más premiada, la que comenzaba a sorprender por su versatilidad, que logró en tan poco lo que a muchos les hubiese llevado años. En un año recibió el Grammy, participó como actriz en una telenovela, llenaba estadios en México y Estados Unidos, participó en una película, giró en otros países de Centroamérica, se consagró definitivamente en el ámbito internacional con el disco “Amor Prohibido” y esperaba con ansias su soñado disco en inglés. Tal vez lo más triste de Selena es que en ese momento en su mundo estaban bien presentes las palabras “es”, “hace”, “voz”, “talento”, “fama”, “energía”, “proyectos”, “consagración”, “giras”, “discos”, “cine”, “televisión”, “actuación”, “estrellato”, “exposición”. Pero en un minuto todo eso se transformó en lo que “hubiera sido”, en todo lo que “hubiese llegado a ser y a hacer”. Selena pasó al pasado sin que ese presente se presentara en su mayor expresión, sin que pudiera brillar en toda su dimensión, sin ver cómo hubiese reaccionado ante los distintos avatares que se le presentarían en su carrera al éxito total. Selena pasó a ser un mito, una leyenda, pero no un presente hermoso de su vida y una alegría para toda la gente que la amaba. Selena no pudo hacer todo, se quedó en lo que “hubiera sido” y la gente se quedó pensando, imaginando y hasta llorando con todo lo que podría haber llegado a ser Selena en el mundo de la música, de la moda, de la actuación, en este mundo tan difícil que Selena lo hacía tan hermoso tan sencillo, tan feliz, tan amado, tan añorado…

El que ama a Selena queda azorado, solo, con esa tristeza en su corazón que nunca podrá apartarla. “Siempre estará presente la tristeza al recordarla”, decía A.B. y nada más cierto. Por más que se la recuerde con alegría, por más que se pretenda olvidar su destino, por más que se recuerde sólo su música, por más que se pretenda superar todo buscando no entristecerse al evocarla, siempre tendremos una lágrima que se nos brotará en algún momento, una mueca de tristeza, impotencia y sinrazón, un meneo de cabeza, una mirada perdida buscando una explicación, un ruego de que esto no sea cierto, una necesidad imperiosa de volver el tiempo atrás para aplacar tanta locura, tanto sinsentido, tanta insensatez. Porque por más que queramos olvidar todo, por más que nos encerremos en el Mundo de Selena sin ver lo que pasó aquel nefasto 31 de marzo, siempre veremos la consagración de una artista en Hollywood, la gira a todo el mundo de otros, miles de fans y admiradores dedicándole todo su Amor y todo su cariño, miles de personas en todo el mundo coreando su nombre, y eso inevitablemente nos hará recordar que Selena debería ser una de esas artistas que tendría que estar allí y no ser un “hubiera”, un pasado que alguna vez fue un presente hermoso, un potencial que perdió sus fuerzas en un instante, una convicción y una seguridad que no eran tales a la hora de enfrentar un problema que nunca debió tener esa dimensión y ese final. Tal vez al ver esos artistas nos preguntemos una y otra vez cómo Selena no está allí, cómo si ella tenía todo el talento, toda la fama, todo el reconocimiento, toda la proyección, toda la planificación, se quedó en el camino, termina presa de algo que pudo haberse evitado, que pudo haberse prevenido. Nos preguntaremos una y otra vez cómo Selena ya siendo una artista preparada y con el camino allanado al éxito no pudo resolver esta ecuación tan simple para algunos, tan difícil para otros. Nos preguntaremos cómo estando la banda tan preparada para todos los desafíos no pudo llegar a pegar el último y gran salto a la fama. Nos preguntaremos si acaso en algún aspecto no estaban tan listos como parecía y que aquel nefasto día lo puso en evidencia. Nos preguntaremos cómo Selena pagó tan caro errores que no le pertenecían y que no estaba en sus manos manejar. Nos preguntaremos si acaso Selena se dio cuenta de todo cuando ya era tarde…

Todos lo que amamos a Selena convivimos con el “hubiera” y nos quedamos con esa sensación de hacer algo por su recuerdo. En un punto sabemos que ese “hubiera” estaba a un paso de ser “es”, y con ese espíritu la recordamos y tratamos de mantener vivo su recuerdo. Vivimos recordando, hablando, compartiendo, convenciendo, tratando de no dejar a Selena aun más sola de lo que estuvo aquel día. Conviviremos con la idea y la seguridad de que una cosa que saliera diferente aquel día aclaraba las cosas y para bien de Selena. Conviviremos con la idea de que evocamos a alguien que ya no genera noticias y novedades propias, que debemos juntar el valor y las ganas para divulgar aquello que hizo y dijo, que debemos dejar el corazón para recordarla, que debemos mitigar el dolor que nos genera todo tratando de mostrar lo que Selena era como artista y como persona, y aun así es muy difícil tratar de llevar adelante todo. Mostraremos sus fotos, describiremos cada concierto, escribiremos los sentimientos que genera, diremos que fue una artista única e irrepetible y nos inundará el dolor de no poder refrendar aquello mostrando lo que sería Selena ahora. Tendremos que juntar todo el valor y toda la energía que tenía Selena para poder hacer un recuerdo que esté a la altura de lo que semejante artsita dejó para toda la gente. Y es allí que se nos figuran las imágenes de una Selena que necesita que se la recuerde con Amor y que se sienta admirada todos los días. No hay peor cosa que pase un día sin hacer algo por ella, pues si ello sucede implicaría revivir aquel día nefasto. No podemos dejar de olvidar que ese día Selena estaba sola, no estaba con su gente, no estaba comunicada con los que la amaban de verdad, no estaba encontrándose con su familia. Y al ver esta triste realidad de un mundo sin Selena, trataremos de no dejar sola a Selena, que nunca sienta la sensación de que se ha ido insólitamente de este mundo y que ya nadie la recuerda. El que ama a Selena siente como un puñal en el pecho el hecho de que pase el tiempo y que ya no haya tanto interés en los grandes medios internacionales en recordarla como se debe y sólo busquen alentar a muchos artistas para que de alguna manera sigan o emulen el camino de Selena sin tomarla como ejemplo, sólo para relacionar sus figuras con la de ella, o peor aun, que relacionen sus vidas con la de Selena para asegurar su fama. Hacer esto es como atentar contra Selena. El que ama a Selena quiere que se la recuerde a ella, sólo a ella, y que se le dé un recuerdo digno a su figura…

Tal vez tengamos la tarea más difícil, pero no por ello no grata, que es recordar a Selena con Amor, y tratando de valorar lo que fue y lo que es, y no quedarnos con los hubiera o lo que pudo haber sido. Tal vez sería bueno recordar cómo lo hecho por Selena ha sido la motivación de tanta gente. Tal vez sería bueno que artistas hoy tan conocidas puedan darles las gracias a Selena y dedicarle alguna canción, algún recuerdo. Porque los que amamos a nuestra Selena sabemos que ella vivirá con nuestro recuerdo, con nuestro Amor, a través de nuestros latidos, de nuestros sentimientos. En nuestro recuerdo no está solamente que no debemos dejarnos abatir por los que nos proponen que nos olvidemos, que nos resignemos, que nos refugiemos en nuestra soledad para evocarla a Selena, tal cual ella estaba aquel nefasto día. En nuestro recuerdo siempre primará el sentimiento de que ella volverá, de que ella retomará el camino perdido, Y que allí estaremos nosotros para esperar ese momento recordando todo lo que hizo, todo el Amor desparramado, todo el talento desplegado por doquier. Nos quedará el deber de darle a Selena el sentimiento de que estará siempre acompañada y de que se la recordará por todo lo que dejó en este mundo. Nos quedará el sentimiento de dar sin esperar, de entregar todo el cariño para que ella esté contenta donde quiera que esté. Nos quedará ese Amor sin medida, esa admiración sin igual, esa sensación de que estaremos con el Alma al desnudo cuando hablemos de ella y la evoquemos. Nuestra artista no puede estar aquí para que nosotros divulguemos sus actividades y lo que va a ser en el futuro. Están allí sus fotos, sus imágenes, todo lo que dejó, y nosotros tendremos que evitar que sean sólo “Fotos y Recuerdos”. Tenemos que darle ese sentimiento que nos da el saber que somos pocos quienes tuvimos la oportunidad de conocerla y de saber que estábamos ante una artista única e irrepetible, diferente, dueña de una gran voz y de un talento impresionante. Tal vez más que nunca sea necesario que la gente que la ama proponga que no hay que resignarse, que hay que poner en práctica aquellas palabras de Selena, en las que “lo imposible siempre es posible”. Tal vez deberíamos no ser mezquinos y pensar sólo en el bolsillo, las conveniencias y las especulaciones a la hora de mostrarle al mundo todo lo que hizo Selena no sólo en un estudio de grabación, sino, fundamentalmente, en vivo, en esos memorables conciertos tanto en estadios como en estudios de televisión. De nada nos sirve tener la mejor tajada o salir victorioso de una contienda. Ya nos ha quedado claro eso viendo lo que terminó pasando con Selena por ello. Sólo nos sirve recordar a Selena con Amor, esperarla con ansias locas y soñar con que nada de lo malo haya realmente sucedido…

Siempre recordar y evocar a Selena tendrá un dejo de dolor, porque el “hubiera” siempre estará. Muchos como yo nos hemos acercado a Selena justamente por no saber explicar por qué le había pasado todo esto, y finalmente terminamos cautivados por una artista que dio todo, que nos sorprendió con su voz, que nos cautivó con su presencia, que nos enamoró con su actitud, que nos hizo partícipes con sus saluditos, que nos agradeció por su participación. Siempre sentiremos que nadie fue como Selena, que nadie tenía esa forma de expresar sus sentimientos, que nadie tenía esa naturalidad para cantar y expresarse, que nadie tenía esa facilidad para generar la atención de todos con su sola presencia. Tal vez sintamos que es hora de seguir recordando a Selena tal cual fue y tal cual lo quiso transmitir. Tal vez tengamos que despojarnos de todo para darle un lindo recuerdo. Cuando sentimos el “hubiera” y vemos el presente de otros artistas, es cuando sentimos que nuestro recuerdo y evocación a Selena deben ser diarios, y con toda la fuerza y el Amor. Sólo así la mantendrá viva y su Legado estará intacto. No alcanzan sólo los aniversarios y las fotos más sentidas emitidas por los que la recuerdan. Es necesario retener todo lo que hizo, no cerrar todo lo que tenga que ver con ella y entender que para recordarla hay que hacer algo por ella todos los días. Y si se logra hacer que el mundo repare en lo que hacemos, mejor, pues siempre habrá gente con ganas de dar todo para que Selena sea recordada y admirada por todo lo que hizo. Por eso no me resigno a la posibilidad de que muchos artistas le hagan un homenaje y le dediquen su mejor recuerdo. Yo sigo esperando que le digan gracias a Selena, canten alguna canción de ella y hasta contribuyan a su Legado. Yo sigo esperando que algún día Selena sea escuchada en todos los países y en todos los idiomas gracias a su talento y a todo nuestro esfuerzo…

Tal vez si tuviéramos aunque más no sea el esbozo del Amor de nuestra Selena nos daríamos cuenta de que podemos quitar esa molesta palabra “hubiera” y podamos hablar de presente, de realidad, de reconocimiento, de Amor, de cariño. Si somos capaces de tener la constancia, la energía, el Amor, la destreza y el talento de nuestra Selena, podremos asegurar que por siempre y para siempre Selena estará presente, y que siempre estará viva para gracia de su gente … Si pudiéramos llegar a eso, al menos Selena podrá estar presente a través de su propio y exclusivo medio y mérito, y con nuestra energía y constancia … A mí me sigue doliendo cuando hoy artistas latinos tan reconocidos mundialmente giran por Estados Unidos, por Europa, y se los aclaman y reconocen. Y no es que me duela porque no se lo merezcan ... No ... Me duele porque ese camino que ellos transitan lo inició Selena. Selena les abrió el camino a los latinos cuando nadie tenía la facilidad para ingresar a esos países, a esos mercados. En aquellos ’80, en aquellos ’90, era inimaginable que algún latino tuviera el éxito, el reconocimiento y el efecto masivo en países anglosajones. Era impensado que un latino tuviera un éxito mundial, que fuera convocado a grandes eventos artísticos, deportivos, culturales. Hoy eso impensado se hizo realidad gracias a Selena. Selena inició ese camino cuando las posibilidades eran nulas y cuando nadie pensaba en el poder de los latinos. Ni siquiera se pensaba en que alguna vez algún artista tejano podía tener éxito en México. Selena hizo realidad primero que una mujer arrodillara Texas a sus pies, que México se enamorara de una tejana, y que Estados Unidos se fijara y admirara en esa latina, esa latina que hablaba inglés y que cantaba en español, que primero cantó en español para una vez logrado el éxito, se preparara a ser admirada en inglés y de allí al enamoramiento mundial. Esto último nos remite nuevamente, y lamentablemente, al “hubiera”, pero ese camino hizo posible lo que antes era imposible y que fuera aprovechado por otros … gracias a Selena. El éxito de ellos es el éxito de Selena. Hace 16 años entre los 200 más famosos en Estados Unidos había sólo 2 latinos, uno de ellos era Selena. Hoy hay muchísimos más, y todo gracias a esta artista única e irrepetible, y por suerte muchos de ellos lo saben y se lo agradecen todos los días…

Es por todo eso que, a pesar de nuestro dolor, de ese dolor de no poder ver a Selena transitando el camino que ella misma inició y que lo están disfrutando otros, podemos transformar ese “hubiera” en algo que “es”, en ese “es” que no es sólo expresado en el éxito de tantos artistas latinos, sino en el reconocimiento, en la admiración, en el enamoramiento, en la sorpresa y en todos los sentimientos que sigue generando Selena aun hoy y por siempre. Porque lo que ha generado Selena no es patrimonio de una época, no es el producto de una moda, no es el fruto de una generación. Lo que genera Selena es consecuencia de su voz, de su talento, de su carisma, del poder de sus actuaciones en vivo, del sentimiento que despliega, del Amor que transmite. Y eso no tiene límite de tiempo, no hay barrera que lo detenga. Ese sentimiento que transmitía Selena estuvo siempre, estará siempre y permanecerá en el aire que respiramos aunque ya no estemos aquí nosotros, aunque ya no haya más nadie para poder contarlo…

Por eso siempre estaré aquí Selena, para que siempre estés presente, para que veas y sientas que no estamos aquí por lo que hubieras sido sino por lo que eres a través de tu talento, de tu Amor y de nuestros corazones que sólo laten por ti…

Simplemente, te ama…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)








Es lo único que deseo para mi cumpleaños, Selena…


Cuando llega el día del cumpleaños cada uno hace balances, piensa en lo que ha hecho el último año y proyecta lo que hará en el siguiente. Pero sobre todo en los cumpleaños uno pide deseos. Y en esos deseos uno expone lo que realmente es y lo que realmente quiere. En ese deseo de que algo se dé o de que algo se cumpla están nuestras ambiciones, nuestros nobles sentimientos, qué tanto necesitamos para ser felices, si somos egoístas o altruistas, si pensamos en nosotros o en los demás cuando pensamos en nuestras prioridades, en aquellas cosas que más nos gustan y más deseamos que se cumplan. La vida me agarra en estos días cumpliendo años y escribiendo sobre Selena, acaso porque en aquella lista de prioridades primero está en dedicarle todas las semanas parte de mi vida a escribirle a Selena, a darle mi mejor recuerdo, el mayor de los agradecimientos. Se me dirá que soy esquemático, que soy obsesivo, que no tiene sentido hacer todo esto. Y para mí hacer esto por Selena es más importante que mi propio cumpleaños. Yo al menos tengo la posibilidad que Selena lamentablemente no tiene, que es poder levantarme y poder gozar de algo tan hermoso como es la vida, con su pro y con su contra, con lo bueno y con lo malo. Y como sé que eso que Selena tanto lo merecía no lo puede tener, yo al menos le doy parte de mi vida para que viva a través de la mía, de mis palabras, de mis recuerdos, de mi admiración, y con la esperanza de que algún día seremos muchos que con nuestro Amor la hará volver a pesar de todo, para certificar de que nada es imposible…

En mi cumpleaños yo sólo deseo lo mejor para Selena. Yo sólo deseo poder levantarme y verla en todos lados, desparramando su alegría por todo el mundo, triunfando, sorprendiendo en cada país, en cada cultura. Nada más quisiera verla feliz haciendo lo que le gusta, disfrutando cada canción interpretada, mostrando con orgullo sus diseños, siendo el ejemplo de toda una generación, ser el bálsamo para tanta gente, la esperanza de tanta otra. Quisiera ver un mundo feliz disfrutando de sus triunfos, verla feliz recibiendo tanto cariño, ¡¡tanto Amor!! Si hay algo que desearía que se cumpliera es ver no sólo la gente acercarse a ella por un autógrafo, o para estar con ella y sacarse una foto. Quisiera ver que se la toma como un ejemplo y no como un ídolo más del momento que un día se quiere y el otro se olvida. Quisiera certificar que la gente se acerca para agradecerle, para darle un abrazo, para dedicarle las mejores palabras de aliento. Yo quisiera ver hoy a Selena siendo admirada por todos, que sólo a través de ella prevaleciera el Amor, la tolerancia, la comprensión. Quisiera ver que el mundo viera quién ha triunfado y quién es la artista más querida del mundo. Quisiera que en mi cumpleaños se me hiciera posible ese deseo. Renunciaría a todo lo que me diera felicidad para verla a Selena con nosotros. Porque verla a ella con nosotros me daría esa alegría completa, soñada, ampliamente deseada. Verla a Selena entre nosotros, aunque nunca me pudiera acercar a ella, sería la mayor de las felicidades. Colmaría todos los otros deseos que terminan siendo ampliamente banales al lado del que deseo para nuestra Selena…

Quisiera en mi cumpleaños no tener que ver cosas de Selena y menear una y otra vez mi cabeza buscando una explicación a tanta locura, a un acto tan salvaje. Miro el video de “I could fall in love” y me es inevitable llorar en el último tramo. Es ver el video y recordar cada imagen, cada canción, cada concierto. Es recorrer con los ojos la figura de Selena y casi a memoria describir de dónde viene tal foto, a qué corresponde tal video, tal imagen, tal concierto. Podemos adivinar todo lo que significan aquellos momentos felices, pero en aquel video llegamos al último minuto en el que la canción llega a su clímax y en el que Selena saca su mejor condición de cantante, vemos esos hermosos momentos de Selena en el concierto del Far West Rodeo 1994, en el de San Antonio 1991, en el de Corpus Christi 1993, en los del Astrodome 1993, 1994 o 1995, o en sus videos tan recordados como el de “No me queda más”, “Bidi bidi bom bom”, “La llamada”, “Donde quiera que estés”, “Amor prohibido” y uno no puede evitar llorar. Jamás pude evitar el llanto en ese momento porque aquello tan lindo se ha ido, aquellos momentos tan hermosos terminaron abruptamente. Vamos cayendo en la realidad de que es un típico video homenaje de alguien que ya no está, vamos cayendo en la realidad de que aquella hermosa canción que Selena está cantando nunca la pudo hacer en vivo, no tenemos imagen ni ningún video que registre ese momento, esa grabación. Sabemos que esa melodía es apenas un muestrario de lo que Selena estaba haciendo, que nunca sabremos cómo hubiese sido el resultado final de ese disco ni su repercusión real. Tendremos que conformarnos con las imágenes de la película, con ver a Jennifer López interpretando su paso fugaz de esos momentos y es entonces cuando la desolación se apoderará de nosotros. Más de una vez me he quedado mirando la computadora luego de esas imágenes, deteniendo mi vista en la nada y tratando de buscar una explicación, algo que me consuele, algo que me dé una idea medianamente lógica de por qué tenía que terminar todo así. Más de una vez busqué entender por qué se llegó a esto, qué pasaba antes de todo esto y no hay nada que me dé una mediana tranquilidad. Sabré tal vez las condiciones que propiciaron este abrupto final, entenderé por qué esto no se podía prever, pero aun así no entenderé como lo sucedido aquel nefasto día no se pudo al menos evitar siendo que hubo más de una condición para pensar que estando medianamente atentos pudo haberse evitado…

El otro día observaba con satisfacción alguien que es fan de Shakira que se enteró de Selena y comenzó a interesarse por ella y por su obra. Entró al Foro de Selena en Univisión y comenzó a pedir precisiones sobre qué discos escuchar primero, qué opinábamos de lo que sucedió, qué lugares visitar relacionados con Selena, cómo adquirir algunas cosas de ella, y conforme le íbamos diciendo, ella aparecía ya no sólo para preguntar, sino para acercar videos de Selena que le habían gustado, imágenes de Selena que le habían impactado y hasta llegó a cambiar su banner de Shakira por otro de ella y de Selena. Cuando veía eso, no sólo me dio satisfacción, sino que revisé mi propia llegada a Selena y noté que, de algún modo, a mí me había pasado algo similar. Y allí entendí que todos lo que terminamos queriendo a Selena no nos contentamos con admirarla comprando sus discos o viendo sus videos. Necesitamos algo más que eso, necesitamos expresarle nuestro cariño, nuestro Amor, nuestra admiración. Y esta sensación no ha surgido sólo por su trágico final sino por lo que siempre ha generado Selena. Ya en vida Selena generaba esas cosas. Se lo habían hecho notar a la misma Selena en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, cuando le señalaban que no sólo era una artista que vendía muchos discos y que era popular por sus conciertos multitudinarios. También le señalaron que Selena generaba cariño en la gente. Esa gente necesitaba acercarse a ella para agradecerle, para hacerle notar lo que le generaba esa artista con su canto, con sus expresiones, con su talento, con su bondad, con su predisposición, con su forma de expresarse, con su forma de tratar a la gente. Selena no era una artista más. Era diferente porque ella no creía que el haber llegado a la fama era sólo producto de su propio mérito como cantante sino por el cariño de su público. Sabía que el público la había puesto allí, en ese lugar privilegiado. Y ella también agradecía como lo hacía el público. Selena hizo realidad las palabras que muchas veces se maltratan, pues muchos artistas la usan demagógicamente para ganarse fácilmente a la gente. Selena no decía “Sin ustedes aquí nosotros no somos nada” para contentar a su público con palabras bonitas. Selena ponía en práctica lo que ella decía en teoría. Y el público se lo agradecía con creces. En un video podía apreciar cómo alguien se acercaba a Selena para pedirle que saludara a su hija que iba con timidez atrás. Selena se dio vuelta para saludarla y cuando advirtió que se refería a su admiradora corrió a saludarla. Cuando la admiradora vio ese gesto de Selena, no pudo evitar abrazarla con emoción ante semejante gesto de su ídolo. Selena estaba por subir al escenario para dar un concierto. Estaba sola, sin guardaespaldas y sin nadie que espantara al público para que la “dejaran tranquila”. Éstos son los gestos que provocan el Amor que se le tiene a Selena, cuando uno advierte que Selena no sólo generaba admiración como artista sino también como persona…

Tal vez cuando uno advierte esto es cuando uno le cuesta aceptar semejante cachetazo de la realidad, que no se mitiga con el paso del tiempo. El odioso paso del tiempo se encarga de erosionar esa figura que alguna vez fue la realidad alegre y hermosa que tuvo un presente, que se transforma en ese pasado idílico y tan soñado, y que en algún momento se convirtió en un sueño que se estaba cumpliendo, que era real. Era un cuento de Cenicienta con un final feliz y real, pero que alguien se encargó de privarlo. Una felicidad que se le privó a la gente, y un sueño que se le quitó a Selena. Tal vez es tan triste, tan doloroso, tan indignante lo que ha sucedido que cuando uno se apega a Selena, cuando uno la admira por todo lo que hizo, por todo lo que dejó, es cuando uno se aferra a todas sus cosas, la escucha una y otra vez, la ve todos los días, sueña con que algún día ella regresará. Cuando uno ve esos gestos como la admiradora de Shakira, tal vez advierta que Selena genera eso cuando uno se la empieza a querer. Selena no genera medias tintas, no se la admira un poquito, no se le presta un poquito de atención. Se la admira totalmente, con todo el corazón. Desde luego que su ida de este mundo potencia todo, pero la admiración que generaba Selena siempre existió, siempre estuvo. La admiración, el cariño, la fama misma no vienen de la nada. La ida de este mundo no genera por sí sola ventas inusitadas de discos ni un Amor que antes era indiferencia. La ida de este mundo de Selena acaso potenció lo que ya existía, lo que ya estaba instalado en la gente. Selena era admirada en Texas desde pequeña. Ya recibía premios en los Tejano Music Awards desde que tenía 16 años y desde antes ya estaba nominada a dichos premios. Mucha gente ya la conocía por sus conciertos en cada pueblo, en cada lugar que ella recorría en su bus. Antes de que se instalara en los grandes medios de comunicación por sus grandes éxitos, había mucha gente que ya la amaba desde hacía mucho tiempo. Antes de que muchos se enteraran de ella por sus discos más afamados, por sus grandes premios como el Grammy, Selena ya era una artista reconocida. Selena ya tenía una historia antes de que muchos la descubrieran. Por eso la confusión de muchos al creer que su partida generó semejante éxito en ventas y la admiración de millones. La situación fue inversa. Fue precisamente su fama entre el público lo que provocó el descubrimiento de muchos de lo que significaba Selena para tanta gente. Tuvo que pasar lo peor para que muchos se dieran cuenta de que la realidad estaba fuera de lo que decían dichos medios de comunicación, que la realidad no sólo pasaba por allí y que estaba entre la gente. Por eso para muchos Selena era la artista del pueblo, la que surgió entre el público, la que llegó a lo más alto de la forma más difícil de llegar, y que sólo Selena lo logró con talento y mucho Amor…

Cuando uno descubre a Selena tal vez empiece a advertir luego de verla varias veces que detrás de la gran cantante había una artista que no necesitaba de las grandes luces artificiales para llegar a lo más alto. Tal vez advierta lo que no había notado antes. Que tras ella no había ni estruendosas luces, ni grandes pantallas que sobredimensionaran sus shows. Tal vez hasta adviertan que tras Selena no había grandes medios de comunicación que hablaran todo el día de ella para instalarla entre el gran público consumidor. Selena era algo real que estaba entre la gente. No era algo artificial que se presentaba en cualquier lado como la gran novedad. No había una gran corporación tras ella que la presentara como la continuadora de tal o cual artista, o que la mostrara como la gran novedad ignorada hasta entonces para la mayoría de la gente. No era una artista que con un video instalado en la red ya tenía millones de admiradores. Selena no era una artista anónima con admiradores también anónimos. Selena no necesitaba disfrazarse para llamar la atención, no necesitaba inventar un personaje o reinventarse para generar que una legión de admiradores la amaran de un día para al otro. Selena era real. Llamaba la atención siendo tal cual era. Selena se mostraba en el escenario tal cual era en la vida. Difícilmente en estos tiempos en los que la realidad se ve a través de las computadoras, podamos ver y apreciar la dimensión de Selena, todo lo que ella ha generado por sí sola. Porque todo lo que generaba Selena lo hacía estando ella presente en carne viva ante su gente. Para captar su esencia, para advertir y sentir todo su potencial uno debía vivirlo a través de lo que transmitía en el escenario. Y en el escenario la figura era ella con su voz, con su risa, con su talento, con su baile, con sus saluditos, con su presencia, con el contacto con su gente. Selena llegaba a su punto más alto viéndola en vivo, observando cada una de sus actuaciones. Ni un disco ni un video ni una grabación podrán captar la dimensión de Selena en el escenario y con su presencia. Hasta diría que si en sus conciertos ponían muchas luces, mucha pirotecnia, mucha artificialidad para sobredimensionar sus actuaciones, todo le hubiese jugado en contra porque se perdería su espontaneidad, todo lo que ella hacía naturalmente, y la reacción espontánea de un público feliz con su presencia y siempre sorprendido por ese plus que les daba Selena en cada actuación. Por ello, cualquier ingrediente artificial a sus actuaciones le hubiese quitado su esencia, hubiese empañado la naturalidad con la que Selena se movía en público y lo que provocaba entre la gente con sus actuaciones. Estoy seguro de que si hoy estuviera Selena muy diferentes serían las cosas. Se valorarían otras actitudes, otros gestos, otros artistas. Habría otros valores, habría otras necesidades. Con Selena la gente sería feliz y no tendría necesidad de llenar sus vidas con felicidad artificial. Selena les daría el Amor que necesitaban recibir de un artista, recibirían la atención y el cariño que muchas veces se les ha negado. Con Selena no necesitarían de tantos paliativos para calmar su propia desolación y falta de Amor…

Tal vez por eso se la llora a Selena. Tal vez por eso uno se pone muy triste al verla en los buenos tiempos que se fueron tan rápido. Cuando uno ve a Selena al final del video “I could fall in love” en esa escena tomada del video “No me queda más”, en la que va en una calesita y que extiende su mano para tomar la sortija es cuando el dolor se hace grande, inmenso. Dan ganas de extender el brazo para tomar su mano, para salvarla de su suerte, para compartir con ella todo, para no dejarla sola, para darle la vida que no tiene, para darle la esperanza que parece irremediablemente perdida. Cada día todo aquel que ama a Selena quisiera poder revertir todo, poder darle la posibilidad de hacer realidad los sueños que ella tenía para sí y para los demás. No es que sólo querríamos que Selena estuviera aquí para hacernos felices. Nosotros querríamos que Selena estuviera aquí para que ella fuera feliz y con su felicidad hacernos feliz a todos nosotros. Los que admiramos a Selena soñamos con que algún día podamos vivir y sentir la sensación de que se ha hecho realmente justicia con ella y con su historia. Apenas, y por momentos, podemos evadirnos de la realidad y sentir que aquello nunca pasó, pero siempre en el momento menos pensado, en una fracción de segundo recibimos ese cachetazo, esas imágenes finales que no queremos ver, que no deseamos que hayan ocurrido, que sean producto de una pesadilla y nada más, como aquella que siempre contaba Selena que había experimentado y que nunca la quiso contar por el miedo que le generaba, acaso como si esa pesadilla fuera el aviso inconsciente que le decía lo que le iba a pasar, o como un mensaje del futuro enviado por cualquiera de nosotros a través de “taquiones”, tal como se lo mostrara en la película “El príncipe de las tinieblas”, de John Carpenter. Siempre en youtube o en cualquier página web veremos esa imagen de Selena que no queremos ver y que se presenta siempre aun sin nuestra voluntad. Eso es lo que querríamos que sucediera: no tapar la realidad, no evitar verla, sino cambiarla. Poder permitirnos tener un mundo feliz y contento, un mundo bueno y justo. Un mundo con Selena aquí entre nosotros…

Eso es lo que deseo en mi cumpleaños, que volvamos a tener a Selena entre nosotros, que podamos permitirnos ser felices con ella en este mundo, que ella sea feliz con su vida, que pueda permitirse soñar y cumplir sus sueños por su propia voluntad y energía. Quisiera que el ejemplo de Selena nunca se pierda, que ella sea el ejemplo para todos, el camino a seguir, que nuestros esfuerzos sean para que todo lo que haya hecho no sea en vano, inútil, que ella pueda observar con felicidad que la gente la ama y la espera, y que nuestro clamor le haga a Selena pedir a Dios si puede volver con nosotros y Él con su bondad asentir sabiendo de antemano lo que generaría tal decisión … Simplemente la felicidad, simplemente la esperanza, simplemente la alegría, simplemente la algarabía de toda la gente que la ama de verdad y que aún la espera…

Esto lo único que deseo para mi cumpleaños … Que Selena vuelva a estar con nosotros para que sea feliz con el Amor que sólo ella ha generado…

Lo desea de todo corazón, ese corazón que sólo pertenece a Selena…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)









Tu Amor siempre será mi modelo a seguir, Selena…


Cuando uno experimenta en la vida cosas desagradables, cuando uno es víctima de gente malvada, manipuladora, que es capaz de hacer daño a cualquiera, sean amigos, conocidos o extraños, siempre me acuerdo de ti, Selena, acaso porque tú has sido víctima de gente a la que tú le confiaste tantas cosas y has recibido la peor de las maldades en un momento en el que seguramente tú nunca hubieses imaginado que recibirías semejante castigo…

La vida parece empecinada en recomendarnos en no ser honestos, ni frontales ni dadivosos. Tal vez la vida no premie a aquel que se muestra tal cual es. Tal vez la vida nos recomienda que nos manejemos en la vida como si jugáramos al póker. Parece más importante siempre estudiar al rival, ver sus habilidades, sus debilidades, sus puntos débiles, y a su vez mostrar lo menos posible de uno, con el único objetivo de lograr ganar, de vencer al otro, de dejarlo desnudo, de manipularlo y sin posibilidades de nada, de no poder reaccionar ante la sorpresa, ante la derrota, de que sólo actúe de acuerdo a nuestras necesidades…

La vida nos enseña que puede aparecer alguien a quien conocemos en mayor o menos medida, venir de la nada y endilgarnos cosas que no hicimos ni dijimos, acusarnos de cosas que no realizamos, manchar en público nuestra imagen y reputación, e invitarnos a una pelea y a un terreno que nosotros ni buscamos ni quisimos, y luego colocarse en víctima de lo que presuntamente hicimos y de lo que podemos hacer como reacción. Y muy pocas veces podemos darnos cuenta de que lo peor que podemos hacer es entrar en ese juego macabro que esa persona conoce muy bien y lo maneja a la perfección. Cierto día en el trabajo veía a una persona que con total impunidad increpaba a otra acusándola en público de algo que no había hecho, y aunque esa persona pueda demostrar que no ha hecho nada, el daño hecho está, y tal vez nunca pueda dar vuelta esa situación tan desagradable. Podía advertir cómo esa persona se contenía para no entrar en una contestación violenta producto de la indignación que le generaba, pero entendí que lo que hacía era lo más conveniente, pues si le respondía hasta con una agresión verbal, el victimario se convertía en víctima, y la victima en victimario. También podía entender que aunque se le retorciera el estómago por lo vivido, lo más conveniente era callar, ser fuerte pero a la vez ser diplomático en la contestación y resolver las cosas desde otro lado. La otra vía podía ser su crucifixión. A veces, para preservarse es mejor actuar así, más cuando uno está en un ámbito en el que todo no depende de uno…

Y cuando uno ve o experimenta estas cosas, me acuerdo de ti, Selena. Porque tú fuiste la única víctima de todo esto. Tú pudiste ver y sentir el peor de los ataques de una forma que ni tú ni tu familia podían prever que surgiría. Tal vez en un minuto, en un segundo, pudiste ver cómo lo que estaba oculto salía a la luz y que no tendrías ni tiempo para salvarte o al menos para recomponer las cosas. Acaso en un segundo pudiste apreciar cómo es realmente un psicópata, que no hace tan visible ni evidente su accionar, como muchos creen, que es mucho más inteligente de lo que uno supone. Las personas como aquella que te quitó todo pueden estar años sin dar ni medio indicio de sus planes, de sus objetivos, de lo que realmente quieren hacer con uno y con los demás. Estoy seguro, Selena, de que ni tú ni tu familia imaginaron que esa persona innombrable era realmente así, pues ustedes no se manejaban con esos códigos, de esa manera. Pero los psicópatas son así. Pueden aparentar ser normales, pueden adoptar en los medios en los que se desenvuelven una actitud de bajo perfil, estar alertas de todo lo que sucede a su alrededor, quedar callados por años y sólo hablar por lo bajo ante determinadas personas que son de su absoluta confianza. Mientras tanto, van haciéndose amigos de la gente que ellos desean manipular, van ganándose la confianza de todo y van asegurándose de que todos actúen tal cual ellos desean. Y si algo se sale del plan, si alguno quiere apartarse de lo que ellos han construido, primero se asegurarán de “convencerte”, de que vuelvas a su ámbito, a su cuidado, a su “confianza”, y si no lo logran, entonces, antes de perderlo definitivamente, antes de que esa persona se desenvuelva sin ella, allí mostrarán la verdadera cara y no dudarán en destruir lo que ellos mismos habían construido, porque en definitiva eso que ellos mismos fueron armando por años ya no lo pueden manejar, ya no lo pueden seguir manipulando. Y no dudarán en mostrarse en ese momento fatal como el peor de los enemigos. El paso de ser el mejor amigo al peor de los enemigos surge para la víctima en un minuto, cuando ésta ya no puede hacer nada ... En un minuto se da cuenta de lo que la víctima ha venido planificando por años…

Te sería muy triste, Selena, darte cuenta de que aquella persona que te quitó todo nunca paró de vanagloriarse de lo conseguido no sin antes mostrarse cómo la víctima de acoso, de celos y de un plan orquestado por tu propio padre. Y más triste te pondrías de las cosas que llegó a decir de ti en todos estos años, en todo este tiempo. Te sentirías recibiendo una y otra agresión, como si esa persona reviviera una y otra vez lo hecho aquel nefasto 31 de marzo. Te darías cuenta de que el odio ni siquiera terminó aquel lluvioso y triste día. Y lo que es peor: ni siquiera te ha dañado para agredirte específicamente a ti, sino que lo hizo sólo para desmoronar a tu padre y a toda tu familia. Yo no creo que si vieras esto hoy podrías perdonarla. Es muy difícil que tú, Selena, pudieras hacerlo, no sólo por imaginarme que semejante acción sea muy difícil de perdonar, sino porque es muy difícil no quedarse indignado y dolorido al ver que nunca esa persona manifestó ni remordimiento, ni arrepentimiento ni dolor. No podrías tolerar el ver todo lo que ha construido, hecho y hablado en todos estos años. No podrías tolerar, Selena, el ver el odio, el rencor, la soberbia, la maldad de esa persona. Te sentirías viviendo y padeciendo una y otra vez aquel nefasto día. Te sentirías viviendo ese impacto terrible mil veces y mil veces más. Te sentirías horrorizada de ver la realidad de los hechos. Te sentirías muy triste de saber de que tú fuiste la única víctima de tantos odios, de tantas mezquindades, de tantas vanidades, de tanta violencia. Te sentirías muy triste enterarte de que los que dijeron que tanto te querían nunca tuvieron ese sentimiento, de que sólo disfrazaron su necesidad de poseer, de manipular, de dominar todo bajo la pátina del “Amor” ... No ... Nunca podrías tolerar ver esto. Esto nunca lo perdonarías, Selena, a pesar de ser cómo eras, aunque tu corazón estuviera, como siempre, lleno de Amor…

Pero tal vez la peor enseñanza de lo que nos queda de este juego macabro es que se nos invite a ser lo que no somos y a castigar a aquellos que son honestos, humildes, trabajadores, a los que brindan Amor, a los que les gusta trabajar en equipo, a los que le dan una mano de ayuda al que está necesitado, al que le abre las puertas de su casa al que está sin nada. Con el tiempo se nos han enseñado o se nos han intentado decir que tal vez tú cometiste un error, Selena. A veces hasta gente que te quiere, por querer defender tu posición, terminan descalificando tu propio accionar. Y hablan de que tú fuiste a ese motel porque eras “confianzuda”, porque nunca advertiste peligro en esa persona, porque sólo veías lo bueno de las personas y jamás lo malo. Hablan de que tú tal vez no te dabas cuenta de que ya eras muy famosa, de que no tenías idea de lo que habías generado, de que tu actitud era demasiado humilde. Y más allá de que tú sí te dabas cuenta de las cosas, de que no eras tan ingenua, de que sabías distinguir lo bueno de lo malo, de que podías poner reparos a alguien que no parecía muy confiable, muchos parecen olvidar que no fue un desconocido quien te quitó todo. El enemigo no estaba entre el público que te iba a ver en el concierto, no estaba entre la gente que te iba a saludar y a agradecer, a pedirte un autógrafo o una foto, a darte un beso o un abrazo. No estaba allí el peligro, el odio, la sinrazón ... No ... Estaba en tu círculo más íntimo, en ese círculo de gente al que tú y tu familia habían confiado. El peligro estaba en esa mujer que primero se acercó a tu padre para armar un club de fans en tu honor, estaba en esa mujer que se ganó la confianza de tu hermana que la hizo Dama de Honor en su casamiento, estaba allí al lado tuyo cuando ibas a inaugurar Selena Etc., estaba aparte en las sombras viendo tus conciertos, estaba en el estudio de grabación viendo cómo ibas preparando un disco nuevo. Cuando veo cómo los hombres de seguridad recorrían con sus vigilantes ojos a cada uno de los asistentes a tus conciertos, me genera una tristeza enorme, porque ellos tampoco se dieron cuenta de que el presunto agresor no estaba allí, entre el público que te amaba y coreaba tu nombre. Estaba más cerca, mucho más cerca. Acaso sus ojos la hayan visto más de una vez y nunca se detuvieron en ella ... Como tú y tu familia, nunca podían imaginarse de que ella te iba a dar el golpe más duro y difícil de imaginar ... Ellos también fueron sorteados por esa psicópata. Ellos también fueron manipulados y engañados…

Si hay algo que es impactante para cualquiera es verte a ti, Selena, grabando y preparando el tema “Ya no”. Es mirar con espanto e incredulidad cómo estaba ella allí, entre los pocos privilegiados que podían asistir a ese tipo de grabaciones. Cuesta entender verla sentada cómodamente mientras tú, tus hermanos y tu esposo escuchaban la grabación definitiva del tema. Cuesta entender ver a Cris Pérez, una persona que si había algo que lo caracterizaba era estar casi siempre silencioso, tanto dentro como fuera del escenario, verlo hablar de un modo tan verborrágico con aquella mujer. Cuesta creer que todos los Quintanilla vieran en esa persona como algo confiable. Pero es como aquella historia que he contado que me sucedió vivir en el trabajo. Los psicópatas son capaces de ganarse la confianza de todos con su “amabilidad”, con su perfil bajo, con su actitud tan “servicial” y caritativa. Todos se sintieron cómodos con esa persona. Seguramente por años esa mujer logró saber de todos ustedes sin confiarle nunca sus propias vivencias, su verdadera personalidad, sus verdaderas intenciones. Por años esa mujer incitó a que todos le contaran sus cosas más personales sin que nunca ella dijera nada de sí misma. Esa mujer en un momento supo todo mientras tú, Selena, y toda tu familia no sabían nada de ella. No sólo te engañó a ti, Selena. También engañó a toda tu familia. Nunca ni tú ni ellos imaginaron eso ... Que esa mujer era como aquel jugador de póker. Nunca mostró sus cartas mientras todos ustedes le confiaron sus más secretas jugadas…

Siempre recordamos aquel nefasto día y nos preguntaremos por qué. Más de una vez nos hemos dicho cómo no te has dado cuenta, por qué no sospechaste nada, cómo en ningún momento, salvo en aquel instante fatal, advertiste que estabas ante semejante monstruo. Pero tal vez nunca podamos entenderlo no sin antes de reparar cómo eras tú, cuáles eran tus valores, cómo te manejabas con todos, cómo encarabas las cosas, cómo te manifestabas en todos los aspectos de la vida. Tal vez nunca se repare en que tú ibas de frente en la vida, con tu impronta bien en alto, que no tenías nada que esconder, que a ti te gustaba arreglar tus propios asuntos. Tal vez haya que entender que tú eras lo suficientemente honesta y franca en la vida como para enfrentar cualquier problema que te surgiera mostrando tu verdadera cara, sin ningún tipo de máscara, sin ningún tipo de disfraz, diciendo las cosas tal cual lo sentías y vivías. Porque ante todo, Selena, tú eras la misma en el escenario, en tu hogar, con tu familia, con tu esposo, con tus amigos. Ése ya era parte del “secreto” de tu éxito. La gente te quería porque percibían, sentían y vivenciaban que tú, Selena, aparte de ser talentosa, eras sincera, creíble, amorosa, cálida, llena de nobles sentimientos. Tú no engañabas a nadie, no necesitabas de ningún artilugio, ni de ningún engaño para conquistarlos. No necesitabas de ningún efecto especial ni de nada del otro mundo para impactarlos. Tu sola presencia generaba luz propia y un halo de esplendor alrededor de tu figura. Más de una vez tu hermano decía cómo cuando entrabas a un lugar acaparabas toda la atención y las miradas de todos se posaban en ti. Tú eras franca y natural en todos los ámbitos y en todos los aspectos de la vida. Y en aquel nefasto día no hubo excepción. No tenías nada que esconder, no querías que nadie interfiriera en tu camino a la felicidad y a la fama. Tú eras así, pero en la vida hay muchas personas que son como aquella asesina. Tú fuiste a cara limpia y aquella persona te esperó con la máscara de siempre, que sólo se la quitó para echar por tierra tantos años de lucha y de tantos logros hechos a base de honestidad y de mucho trabajo honrado…

Más de una vez la gente abordó tu historia imaginándose que si esto te había sucedido era porque alguna situación “secreta” se estaba dando. Siempre este tipo de situaciones insólitas, de las que tú fuiste víctima, Selena, genera toda clase de especulaciones. Es más que lógico que uno imagine muchas historias. Es muy difícil de entender esa extraña ecuación: una mujer tan joven en pleno éxito recibiendo un disparo de bala calibre 38 años en un motel de manos de la presidenta del club de fans y gerente de sus tiendas de ropa. Uno cree que tiene que haber una gran historia “secreta” detrás de todo esto. Siempre aparecerá aquel periodista que, so pretexto de investigar lo sucedido, saque a relucir lo peor de las miserias, ventilando la vida privada de la gente, dando crédito a la peor de las mentiras. Y se harán eco de las insólitas historias de esa mujer, por más que diga cosas que no expliquen nada y ensucien todo. Nadie de estas personas quiere saber la verdad: sólo quiere lo peor de las historias, los relatos que venden más y que generan más dinero logrado de la manera más ruin. Y lo paradójico del destino y de la vida es que la explicación es más simple y menos apetecible para ser vendida. Lo que te pasó a ti, Selena, es que has sido víctima de una psicópata, de una persona que manipuló a toda una familia para dominarla y para hacerla actuar en función de sus necesidades y de sus ambiciones, y que cuando vio que perdía la posibilidad de poder vivir a través de ti, cuando vio que perdía en su partida con tu padre, cuando todos le hicieron ver que le habían descubierto el juego y que la estaban apartando, preparó su maquiavélico plan para que nadie saliera ganancioso en esta disputa, para que tu padre y toda tu familia padeciera las consecuencias de su “derrota”. Cuando vio que no podía seguir manipulando y haciendo que todos los tuyos actuaran en función de sus necesidades, planificó su última gran jugada. Fue tan simple como horroroso. Tan simple como triste y difícil de explicar. Tan duro como doloroso. Es muy duro ver que esa persona tan aparentemente simple, buena y servicial se convirtiera en el mayor de los verdugos. Es inconcebible que ese supuesto amor que tenía sólo fuera posesión, desesperación, manipulación…
Tal vez, Selena, tú fuiste víctima por haber sido tan franca, tan transparente, tan sincera. Muchos de lo que han contado tu historia acaso nos terminen convenciendo de que al final ser auténtico, honesto y franco no sirve. Que ser tal cual es trae desgracias. Que al final los que son posesivos, maquiavélicos y que van en la vida con una máscara en su rostro logran lo que se proponen. Tal vez más que decir eso deberían decir que en la vida se puede ser eso y a su vez estar atentos contra esa gente que nos ofrecen su amistad y su confianza. Que a veces hay que tratar de otro modo a esa gente sin perder los valores más preciados, porque en definitiva lo que más habría que reparar es que si uno en la vida advierte que alguien nos ha defraudado no hay que manejarse con sus propios códigos, sino teniendo muy en cuenta el de los otros. Tal vez el error que toda tu familia, Selena, ha cometido es haberle dicho a esa mujer lo que le podían hacer, haberle hecho notar que desconfiaban de ella y que la querían apartar. Tal vez el error haya sido en seguir viendo a esa persona cuando le habían manifestado su desconfianza y decepción. Si ya uno no confía más y lo hace notar, no se puede seguir tratando a esa persona. Aunque nunca se pueda imaginar que esa persona sea tan malvada como para matar, se debió haber pensado que podían recibir alguna respuesta violenta. El error de tu padre, Selena, es imaginarse que él todo lo podía, que todo lo podía solucionar con su mano firme. Los hechos le demostraron que cualquier persona herida y despechada puede hacer mucho daño, y si es psicópata y malvada, más. No es que se la haya subestimado. Tal vez fue mucho peor: tu padre pensó que con poner las cosas en su lugar, como siempre lo había hecho, bastaba. Y no fue así…

Cuando vi aquella escena en el trabajo, pensé en ti, Selena y me pregunté si en definitiva vale la pena en la vida siendo como uno es, o mejor no para no recibir tanta maldad de tanta gente, si vale la pena seguir viviendo siendo honesto, auténtico, veraz, sabiendo que siempre habrá gente odiosa, malvada y rencorosa que querrá apartarte del camino para seguir luciendo en la mediocridad y en el estiércol … Si vale la pena vivir con la frente en alto aunque nos peguen más de un cachetazo, aunque nos blasfemen, nos ataquen, nos ensucien, nos pisoteen ... Si vale la pena vivir como lo has hecho tú, Selena ... Y con sólo ver lo que has generado en la vida, no dudo en decir que vale la pena. No dudo de que aquello que te hizo tan querida constituye el mejor ejemplo en la vida. No dudo de querer ser como tú, Selena, aunque siempre seamos víctimas, aunque la miseria se nos presente con sus caras de odio, rencor e insatisfacción. Por eso cuando veo y padezco esas cosas, pienso en ti, Selena, y me guío por lo que tú has logrado. Prefiero ser como tú y llegar a ser valorado en la vida que ser un mediocre en ella siendo protagonista por un instante con la maldad, con la peor muestra de la falsedad humana y sus múltiples caretas…

Por eso, cuando veo semejante maldad, pienso en tu bondad y, como todos las semanas, te escribo a ti para declararte toda mi admiración, para que sepas que siempre estarás acompañada dándote todo el Amor que sólo tú pudiste manifestar en toda su expresión … Para que sepas que tú sola eres la protagonista de tu propia historia…

Simplemente, te ofrece todo mi corazón que late por ti…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)