14 años sin Selena en el Astrodome

28 de febrero de 2009







El Astrodome aún te espera, Selena...

Hace 14 años



Hace casi 14 años Selena saldría de ese carruaje para ofrecer su más significativo recital. Aquel que marcaría un antes y un después de su carrera artística. Aquel concierto que quebraría el record de asistencia de público que ella misma ostentaba. Un concierto que luego todos recordarían con nostalgia y muchas lágrimas. Un concierto que tal vez publicística y erróneamente se lo llamó The Last Concert. Un concierto que parece tener tantas señales que sugieren indicar lo que sobrevendría después, pero que en realidad sólo indicaba el punto máximo entre el Amor y cariño entre Selena y su gente. Un Amor que no se acabaría jamás y que no se reemplazaría por ningún otro...Hoy el Astrodome de Houston Texas está vacío, tal vez esperando que Selena vuelva alguna vez, que alguien llene de Amor aquel estadio, que en él se refleje el talento de una artista indiscutible y el Amor de su gente dispuesta a dar todo por aquella artista de tan sólo 23 años que tanto los representaba...El Astrodome se había acostumbrado durante los últimos tres años el último fin de semana de cada febrero a recibir a aquella artista. Se había acostumbrado al estadio lleno, al cariño infinito, a la entrada de ese carruaje de Selena, el saludo a todos, el agradecimiento infinito, el recibimiento apoteótico. El saludo de siempre "How are you doing Houston, Texas?". Se alegraba en cada año de ver a Selena crecer y desarrollarse en su carrera. Veía en ella el nacimiento de un artista que le daba una nueva dimensión a la música, que albergaba algo que nunca había notado antes: una artista con semejante personalidad lograba acaparar la atención de todos con su voz, con un dominio del escenario absoluto, con un carisma increíble, con una pasión para interpretar que no la tenía otra artista. Podía ver en ella todas las cualidades de una artista en una. Podía ver una cantante que representaba a toda una comunidad como nadie. Podía detener el canto de un pájaro con su voz. Podía conmover hasta el más impertérrito personaje que pululaba en su ámbito. Podía hacer cantar a una familia entera. Podía encantar a cualquiera. Podía tener al público en su propia mano. Y ese público dejarse atrapar por esa delicada mano que nada malo les podía hacer. Sólo les podía ofrecer Amor...


El Astrodome sin Selena


Hoy el Astrodome está vacío. Le falta Alma. Le falta alegría. Le falta espontaneidad. Le falta emoción. El Astrodome sabe que recibirá a más y más artistas. Ha visto luego de muchisimo tiempo llenarse aun con más que los 65.000 personas que asistieron el 26 de febrero de 1995 para ver a Selena. Pero el Astrodome extraña a esa niña que tan sólo hacía lo que realizaba en cualquier ámbito y que lo había aprendido desde muy chica. Extraña a esa chica que sólo se proponía agradar, que se jugaba con pasión en cada canción, que en cada tema se proponía que casa asistente se sintiera agradecido por lo ofrecido por ella. Pero el Astrodome sabía que esa mujer siempre iba por más. Que no se contentaba con dar una representación correcta. Sabía que Selena tenía ese plus que buscaba conmover a cada asistente, hacer que cada uno se fijara en ella, que su vista siguiera sólo el recorrido de Selena en el escenario, que sus oídos estuvieran listos sólo para oírla. Que todos sus sentidos estuvieran preparados por y para ella. Selena se jugaba literalmente la vida en cada presentación. Lo aprendió a los 8 años. Luego lo tomó como un reto personal, algo muy distintivo en ella, y así se lo hacía saber a cada uno. El Astrodome, que hacía tres años la observaba con detenimiento y sabiduría, lo sabía muy bien...El Astrodome puede sentir aún a Selena. Y la extraña y la añora. Falta su alma, su espíritu, eso que sólo Selena podía dar. Ese sentimiento que sólo Selena podía transmitir. Esa forma de enfatizar cada palabra, cada frase, cada entonación. El Astrodome sabe perfectamente que cualquiera puede llenar su estadio, pero sabe muy bien que nadie podrá llenar de emoción a todos los asistentes. Nadie podrá interpretar con tanta ternura y naturalidad cada canción. Nadie podrá paralizar a la gente con interpretaciones como "Si una vez". El Astrodome no podía creer cuando Selena se detuvo en el medio de la canción. Podía sentir su respiración. Podía sentir el silencio de la gente. Podía sentir el delirio de la gente luego de que se dieran cuenta de lo que estaba pasando mientras Selena se paseaba de un lado a otro del escenario con mirada cómplice, como diciéndoles "miren que los estoy observando y sé lo que han hecho". Podía ver la emoción cuando Selena les sonreía como "perdonándolos" y podía ver el estallido cuando Selena les regalaba semejante final, semejante entrega, semejante voz que llegaba hasta la médula, que llega hasta lo más profundo en el corazón...


El desafío al tiempo


El Astrodome está solo. Está triste. Tal vez porque recuerde las palabras de Chris Pérez poco tiempo después cuando decía que “sueño todos los días que ella alguna vez va a volver, aunque sé que eso nunca va a suceder”. Es muy lógico, es muy real, nadie puede ir contra la densa realidad que nos propone resignarnos, a deambular por el mundo sin esperanzas, sin sentido. Pero el Astrodome se resiste a esa resignación, porque también la rebeldía, el desafiar la lógica, el ir contra la corriente, el desafiar las leyes de la naturaleza, el pensar que lo imposible siempre es posible es parte de la condición humana. Selena era un ejemplo de ello. El Astrodome lo recuerda, y por eso no se olvida y pone en práctica aquellas palabras. Y por ello recuerda esas palabras de Selena cuando, al finalizar de cantar "Como la Flor" y a modo de despedida, dijo proféticamente: "Mil abrazos y mil besotes a cada uno de ustedes. Cuídense muchísimo y nos veremos muy pronto. Hasta luego. Chau. Buenas noches. Gracias". El Astrodome espera a Selena. Mientras tanto, se cuida y espera que Selena también lo haga por el bien de todos...El Astrodome aún retiene aquellas imágenes de Selena despidiéndose de su público llevada por un automóvil. El Astrodome aún recuerda cómo Selena se despedía sin dejar de saludar a cada uno de los asistentes, que miraba a un lado y otro para, con su eterna sonrisa, darle todo su Amor a cada asistente para devolverle parte de todo el agradecimiento que el público le profesaba. El Astrodome veía cómo Selena estaba a punto de retirarse y, aun así, asomaba su cabeza para saludar a un asistente más, acaso porque pensaba que le faltaba uno más para saludar y no quería irse para que no pensara que lo había desairado. El Astrodome veía que ningún artista se comportaba así. Que no lo vería nunca después. El Astrodome extraña a la artista que agradecía no sólo de palabra a su público, sino que lo hacía con hechos. El Astrodome espera que esa artista vuelva para regalarles una representación más...El Astrodome ve cómo en su casa se sigue viendo ese escenario lila vacío, ese micrófono solitario que espera la presencia de Selena para cantar. El Astrodome quiere vivir de nuevo. Él sabe muy bien que aun rodeado de mucha gente se puede estar muy solo. Y el Astrodome hace 14 años que está solo. Solo esperando que aparezca la Reina, que aparezca la niña tímida, que vuelva la cantante que todo podía con su presencia. El Astrodome sólo espera volver a vivir. Vivir con Selena, única razón de su existencia...Por eso el 26 de febrero el Astrodome se vestirá de gala, con la esperanza de que Selena vuelva a aparecer en el carruaje y vuelva a decirles a todos "How are you doing Houston, Texas?"...Te extrañamos y esperamos también que vuelvas, de todo corazón...









Hace 14 años en el Astrodome…

Los preparativos




1995 sería, como dijo Selena en febrero de ese año, un año muy importante para ella y Los Dinos. Lo había dicho en el programa "Padrísimo". Se venían muchas cosas, pero estaba muy cerca acaso una de las mejores presentaciones de Selena en su vida artística, esos conciertos que marcan un antes y un después en la carrera de un artista. Esos denominados "conciertos bisagra", que hacen que un artista cierre una etapa y abra otra, más allá de lo que le depare el destino. El concierto del Astrodome del 26 de febrero de 1995 sería un concierto histórico en muchos aspectos, pero fundamentalmente porque Selena hizo huella en la historia musical en una noche increíble, mágica y apoteótica.

Selena había llegado temprano al Astrodome. Tenía muchas actividades que no se circunscribían sólo al concierto. Tenía que ensayar, prepararse para el evento y atender a los medios. Con ellos seguía actuando de la misma manera que siempre. Natural, expectante, nerviosa y siempre sonriente. Un dato curioso: se había lastimado un dedo, por lo que tuvo que vendárselo. Así lo luciría en pleno concierto. Uno de los conductores del programa "Onda Max" se lo haría notar. Ella no revelará qué pasó, pero le contestará admitiendo que "se había cortado" explicándolo de un modo divertido. Selena seguía moviéndose con los medios con la misma actitud de siempre, con la sencillez y humildad, aun cuando ya era tremendamente popular en ese momento. Selena adelantaría en esa entrevista lo que iba a lucir. Todo estaba preparado. Selena hacía gala de aquello de que "soy una persona afuera y otra dentro del escenario". La Selena alegre, nerviosa y comunicativa desaparecía en el escenario. Allí tenía una actitud avasallante que contrastraba con aquella postura más humilde. Tal vez la verdadera Selena era la del escenario, la que podía mostrarse más desenvuelta, más cautivante, más incontrolable. La otra Selena era más la que todos querían ver en una estrella: más graciosa, más sencilla. Pero la otra era la que emocionaba, la que admiraba, la que enamoraba, la que importaba. Todo esto generaba la adulación, la sensación, el estrellato, la fama...

El Astrodome vestido de gala



El Astrodome lucía como pocas veces ese 26 de febrero. Es más. Uno podría decir que las otras veces que llegó a lucir del mismo modo fue en los dos conciertos anteriores de Selena en ese mismo lugar, en 1993 y en 1994. En cada presentación había batido récords de asistencia de público. Ésta no sería la excepción. 65.000 personas asistieron a ver esa noche a ese fenómeno. Sólo ese marco le daba un aura espectacular al concierto. La expectativa era enorme. Ya Selena era una celebridad y no se podía ocultar. Se vivía y se palpitaba en cada momento, en cada instante, en cada gesto, en cada movimiento. Pero uno de los momentos cumbre fue en el de su entrada al Astrodome. Luego de una pequeña entrevista, Selena supo que era el momento. Ella se incorporó y lentamente se dirigió al carruaje que la llevaría al escenario. Podía escucharse le griterío, el amor, la devoción, la actitud incondicional de la gente. Podía oírlos, podía percibir lo grande que empezaba a ser. Atrás quedaría la niña que cantaba en restaurantes, la adolescente que empezaba a despuntar en el Show de Johnny Canales, la muchacha que a los 16 años ganaba su primer Tejano Award a la mejor cantante, a la joven de 18 años que era contratada por la EMI Latina. Ahora era Selena, la misma que había ganado un Grammy a los 22 años, la figura de diferentes marcas comerciales, la misma que encabezaba fundaciones para que los chicos se integraran en los colegios. Selena era ahora una megaestrella, la misma que había logrado llegar a tener, en un recorrido difícil de explicar y de imitar, un éxito increíble. Y todo gracias a ella, a su voz, a su personalidad, a su imagen impresionante, a su telento. En un punto sabía que era popular desde hacía tiempo, pero ese día se daría cuenta de que las cosas no iban a ser lo mismo. Que más allá del camino que ella quisiera hacer, ya nada volvería a ser lo que era. Que ella no podía retrotraer o desandar el camino. Ya estaba en el corazón de la gente. Esas 65.000 personas la venían a ver a ella y estaban dispuestas a seguirla a todas partes. 2 años atrás en el mismo estadio y ante 57.000 personas Selena se dirigía a su público de Houston. Ahora con 10.000 personas más saludaba a Houston y "a nuestros hermanos de México". Selena sabía de dónde venía su público, cuántos eran y qué esperaban de ella. Selena no los iba a defraudar. Selena sabía que este concierto era el resultado de muchos años. Era el pasado, el presente y el futuro. Se venía un disco en inglés en breve. Se venían muchos conciertos que abarcaban desde Estados Unidos hasta la Argentina. Lo cierto es que estaba allí en el Astrodome, Y Selena estaba dispuesta a enfrentar ese show con el mismo profesionalismo de siempre. Con la misma dedicación. Con el mismo respeto. Pero en cuanto las puertas del estadio se abrieron en su cara, sabía que no había vuelta atrás. Se abrían las puertas a la consagración. Y hacía allí iba a afrontar las consecuencias, pero sabiendo que nacía una estrella y lo estaba viviendo como nunca en esa noche del Astrodome...


Un concierto inolvidable




Una vez que el carruaje echó a andar, Selena fue saludando a la gente que celebraba su aparición. Lo hizo en realidad apenas saludó a la gente que ocupaba la tribuna a sus espaldas. Luego, lo haría hacia uno y otro costado. Lo haría con la cámara que tenía enfrente en el carruaje. A Selena se la veía radiante y sonriente, como siempre, enfatizada con un vestido fucsia que delineaba sus formas de un modo llamativo y particular. Era una de las tantas confecciones que había hecho Selena para esta ocasión. Igualmente, siempre se la veía al borde de despegar alguna emoción producto de semejante recibimiento. Ya no era sólo el número sino el recibir semejante muestra de afecto, el notar que era un referente para todo el público, para todas las edades, para todos los géneros. Cuando Selena llegó al escenario, y mientras se oía a la banda tocar una introducción instrumental, con gran énfasis en la guitarra de Chris Pérez que muchos recordarán por siempre, un grupo de tejanos la ayudaban a bajar del carruaje y a subir al escenario. Una vez allí, Selena caminó lentamente al centro del escenario, se tomó ese pequeño instante para sentirse preparada y, una vez dispuesta a afrontarlo, se dirigió al público diciéndoles "...How ya doin' Houston, Texas?!". Y comenzó a cantar un Medley de los años ’70 compuesto por 5 canciones en inglés de una duración de 9 minutos. Fue un comienzo impactante, en el que Selena sacó a relucir toda su voz, su versatilidad y su potencia. También su capacidad para emocionar al público con canciones no habitualmente escuchadas en vivo, acompañadas por toda su personalidad y carisma El movimiento a uno y otro lado del escenario, las miradas y el canto a las cámaras de televisión que proyectaban su imagen a la pantalla que estaba en lo alto del estadio, los saludos a la gente hechos en un escenario que giraba para que todo el estadio la pudiera ver generaron una algarabía en la gente desde el comienzo.

Lo particular de todo el concierto era ver que durante más de una hora Selena cantaría prácticamente de corrido todas las canciones. A veces cantaba 2 temas seguidos, y sólo separaba cada tema con un agradecimiento al público y para el anuncio del siguiente tema, Una vez terminado el Medley pasó a sus clásicos éxitos en español. Vinieron entonces "Amor prohibido" y "Baila esta cumbia", Cuando comenzó a cantar el primer tema, se daría algo que siempre marcaría la forma natural en la que Selena manejaba las situaciones en cuanto se presentaba algún problema. Selena quería aprovechar durante el anuncio del tema para quitarse el chaleco de su vestido, pero hete aquí que comenzó la parte instrumental del tema y Selena no podía quitarse el chaleco. Comenzó a tironear insistentemente, pero no hubo caso. Al final, tuvo que comenzar a cantar mientras seguía tironeando. Al final lo hizo, sin que en ningún momento perdiera una línea de la letra, sin que dejara de cantar. Selena pasaba por todas las emociones, por su arenga al público instándolo a levantarse, a bailar, a cantar con ella. En algún momento les dijo: "¿Qué? ¿Ya están cansados?" Y ante la unanimidad del "¡no!" seguía con su concierto. Pasó por todas las emociones, desde la diversión de Bidi Bidi Bom Bom hasta la excelente interpretación de "No me queda más", en el que deja expresar la emoción del tema con un llanto. Era notable cómo podía poner énfasis en el canto con sus gestos, sus caras, y sus idas y venidas del escenario. La sensación era que éste y el público estaban bajo su dominio. Era su tiempo, su territorio, su lugar. Y el público estaba allí escuchándola, divirtíendose, emocionándose. También la excelente interpretación de "La carcacha" y "Techno Cumbia" en el que se veía toda la personalidad de Selena para marcar el ritmo, para imponerlo al público y para dirigirlo a su banda. En ambos temas se hacía notar la seguridad de Selena en el escenario. A tal punto que durante "La carcacha", en su intención de pasearse a uno y otro lado del escenario para palpar y sentir la algarabía de la gente, con un pequeño gesto cortés le indicó a uno de los camarógrafos que tomaba su imagen en el escenario que se apartara para poder pasar. Éste se corrió rápidamente. Selena pasó entonces a uno de los lados del escenario y se dirigió a su público con su saludo habitual. Mientras tanto, el camarógrafo quedó atrapado entre ella y el resto de la banda, y sin chistar siguió tomándola. Luego, el director de programación seguiría enfocando a Selena desde la cámara de dicho camarógrafo. Todo estaba en función de Selena, Ella era la estrella y nadie la cuestionaba. Todos, absolutamente todos, la admiraban, la querían, la amaban, la adoraban...

Un momento sublime




Pero tal vez el momento más emocionante, el más impactante, el mejor ejemplo de lo que era Selena en el escenario fue la interpretación de "Si una vez". Dicha interpretación, el manejo del ritmo, el movimiento de su cuerpo marcando y siguiendo el ritmo fueron notables. Pero lo más increíble fue en el último minuto del tema. En el momento en el que cantaba "Si una vez dije que te amaba, no lo vuelvo a hacer", se permitió parar tres veces, hacer un silencio, esperar la reacción incrédula de la gente, caminar a uno y otro lado del escenario mirando en forma cómplice y sugestiva al público sonriendo, esperando el aullido de la gente, para rematarla con una voz imponente y estremecedora que arrancó el delirio de emoción del público. A tal punto llegó la situación que uno de los integrantes del escenario no pudo evitar de aplaudir espontáneamente por tamaña interpretación. Selena pegó un grito de satisfacción apenas terminó de señalar con su mano al público mientras daba su última entonación del tema cantando "...Ese error ... es cosa de ayer". Por un instante el público pudo retener en sus oídos, en sus ojos y sentir en su cuerpo hasta generarle "piel de gallina" ese minuto de gloria de tal vez la mejor interpretación de Selena y una de las mejores del mundo hecha por cualquier artista en vivo. Y uno dice por un instante, porque no se había salido de la emoción de "Si una vez" que ya Selena pasaba a cantar "El chico del apartamento 512", una canción totalmente diferente y muy divertida, en la que sacó a relucir toda su gracia, ayudada por el envión que había generado el tema anterior.

Al término de este último tema, Selena miró a Don Shelton, uno de los cantantes y bailarines que la acompañaban, sacó la lengua en señal de estar agotada, pero eso no le impidió seguir interpretando otros de sus temas tejanos, "Ya ves". Hacía más de una hora que Selena venía cantando sin parar por un escenario giratorio, con interpretaciones increíbles y brillantes, y con un público que se conmovía más y más. Selena siguió, tal cual su costumbre, como si nada, más allá de que sentía el cansancio y la presión de semejante show. Interpretó "Ya ves" y pasó al momento más emotivo de la noche por muchas razones: una, porque se venía el final del concierto; dos, porque pasaría a cantar un tema muy representativo de Selena, y tres, porque los hechos posteriores recobrarían su interpretación y sus palabras...


Como la Flor


Selena dejó para el final el tema ya clásico "Como la flor". Selena diría que cantaría una canción que fuera el primer éxito para la banda, tanto en Estados Unidos como en México. Y comenzaría con una introducción que comenzó a hacerlo allá en Monterrey en 1992 y que lo haría por siempre. En el medio de ella, cuando canta "Yo sé perder...", retuvo su voz esperando la reacción y el cántico de la gente. Éste comenzó a gritar victoriándola. Ella contemplaba a la gente en el estadio conmoviéndose por el público hasta que encuentra en su mirada a una de las cámaras de televisión que la enfocaba en primer plano. Entonces ella se ríe y alza su mano en señal de saludo. La imagen es vista por el público asistente y renueva su júbilo. Será una imagen que les quedará por siempre en sus retinas. Selena retiene el canto, mira previamente a uno y otro lado de las tribunas, a uno y otro lado del escenario, canta "pero...", vuelve a mirar, sonríe y grita "Ay, cómo me duele". La gente delira y ella prosigue con la canción. Selena se movía para uno y otro lado, bailará, cantará, arengará a la gente nombrando a Houston, Texas, y a "todos nuestros hermanos de México", Agradecerá a todos por "haber hecho esta noche posible", anunciará que han quebrado un nuevo récord de asistencia de público y dirá aquellas palabras tan recordadas: "Mil abrazos y mil besotes a cada uno de ustedes. Cuídense muchísimo y nos veremos muy pronto. Hasta luego. Chau. Buenas noches. Gracias". Ella volverá a agradecer a Houston, a su público, y se retirará del escenario. Luego, se subirá al auto que la hará recorrer todo el estadio para saludar a cada tribuna. Otra vez un grupo de tejanos la retirarán cuidadosamente del escenario, la ayudarán a sentarse, le darán una toalla para secarse y echarán a andar el auto. Selena agradecerá y comenzará a saludar a su público. Selena pasó acaso por todas las emociones: el júbilo, el saludo afectuoso, la arenga como diciendo "Qué quieren, ¿eh? Qué más quieren?", el agite de manos rápido para enfatizar su saludo, la mirada alegre y melancólica, la emoción por semejante despedida que le hace tirar la toalla al público para que alguien la tenga como recuerdo, alguno que le arroja algo parecido llevado tal vez por el mismo sentimiento que ella, el saludo interminable, el griterío incesante. Todo llega a un punto en el que la gente no desea que eso termine. Son esos momentos en los que la comunión entre el público y el artista es grande y fuerte. La emoción que genera Selena al público y éste a ella se representa en gran medida en ese instante. Selena llega a la entrada. Procede a bajar. La ayudan a bajar al campo del Astrodome y a retirarse, pero la emoción hace que hasta el último momento ella salude y aun cuando está retirándose, asoma su cabeza para seguir saludando hasta el último espectador. Era un momento increíble generado por un espectáculo impresionante, potenciado por ese amor declarado entre Selena y su público. Con el tiempo esta sensación obviamente se potenciará más y más, más allá de que Selena hiciera otras presentaciones.

Han pasado 14 años desde aquella presentación, Ni antes ni después de aquello el Astrodome tuvo ni tendrá semejante marco ni semejante artista. Selena era una artista única e irrepetible. Por eso sigue en el recuerdo de la gente que lo vivió, del amor de la gente que la quiso y de la admiración de la gente que la descubrió después. Es que difícilmente encontremos alguna vez una artista extraordinaria, con una voz potente, con un carisma increíble y con un dominio del escenario y del público únicos, y con una gracia y un talento que quizá nadie tuvo. El Astrodome fue el escenario de su última presentación "a lo grande", El Astrodome fue el escenario de su último adiós...