Porque más allá de que pase el tiempo, más allá de que
las heridas cicatricen, más allá de que podamos recordarte con alegría, más
allá de la certeza de las palabras que tú dirías si estuvieras entre nosotros,
los que te queremos de verdad siempre nos angustiaremos a medida que vemos la historia
de tu vida, cuando te vemos cantar, cuando vemos la evolución de tu música,
cuando vemos cómo tu fama crecía, cuando vemos cómo te quería tu gente, cuando
vemos que inexorablemente te convertías en la artista más importante y más
talentosa de toda América, latina y anglosajona. Que estabas tocando el cielo
con las manos, que toda la felicidad se adueñaba de ti. Que por fin se acababan
épocas de tantos sacrificios, de tantas privaciones, de tantas postergaciones.
Que por fin podías ser Selena tal cual tú lo soñabas, tal cual lo querías, tal
cual tu público deseaba, ese público que te acompañaba y te seguía no sólo en
tu camino al éxito, sino en tu camino a la felicidad…
Todos vemos que te has marchado en el momento justo, en
ese momento en el que ni siquiera te habías acomodado para poder ver tranquila
el horizonte en una tarde de campo y percibir hasta dónde habías llegado. Lo
tuyo había sido todo vértigo, todo nervio, todas urgencias. No había habido
pausas, pausas para sólo gozar de lo hecho, la satisfacción del deber cumplido,
la dicha de ser feliz, la tranquilidad de ver que uno va logrando lo que ha
añorado durante tantos años, durante toda tu vida. No hubo ese momento de
respirar profundo, de entrecerrar los ojos con una sonrisa de satisfacción y de
sólo poder sentir la felicidad de estar plena, de estar viva, de ser libre, de
ser dueña de tu felicidad, de ser la Reina absoluta de todo lo logrado…
Creo que todos percibimos eso cuando te vemos,
fundamentalmente cuando observamos tu meteórica carrera, tus pasos triunfantes
por México, Estados Unidos y Centroamérica. No habías terminado de festejar tu
primer N° 1, no habías terminado de cantar “Como la Flor”, cuando ya tenías un
Grammy en la mano, tenías el éxito asegurado con cada tema, tenías un concierto
“sold out” en cada presentación tuya. Alguna vez tu hermano dijo que se daba
cuenta de la magnitud del éxito cuando las otras bandas no tocaban en el mismo
lugar en el que ustedes se presentaban. Todos preferían o no tocar, o hacerlo
en lugares mucho más lejanos para no tener que competir vanamente con tu banda.
Hasta allí habían llegado Selena, pero tú no tenías tiempo para gozarlo. Todo
eso que te sucedía era apenas un paso más en el camino no sólo del gran éxito
como cantante sino para lograr el mayor objetivo: ser diseñadora, ser una mujer
reconocida, amada, querida, exitosa, un modelo a seguir. Ser Selena, con todo
lo que ello implicaba … Ser simplemente Selena…
Ni siquiera los éxitos de 1993 y de 1994 te detuvieron.
Al contrario: potenciaron tus ganas de ir por más. Como alguna vez dijiste por
esos tiempos, tenías muchas cosas en tu cabeza, muchos sueños, muchas metas,
muchos anhelos. Y no ibas a parar hasta lograrlos y cumplirlos. Por eso tu
carrera fue el fiel reflejo de lo que tú eras: hiperactiva, meteórica,
inigualable, sin freno, sin pausas, sin peros. Por eso no te detuviste ni con
el Grammy ni con el álbum “Amor Prohibido”. Ahora deseabas cumplir con el deseo
de tu padre, ese disco en inglés. Ese disco en inglés del que mencionaste
cuando terminabas de cantar “Where did the feeling go?” en San Antonio Concert
allá por abril de 1991 cuando estabas por cumplir apenas 20 años. Aquel disco
en inglés que querías tener y se lo pediste a José Behar, aun cuando la Emi
quería que siguieras con tus éxitos en español, aun con las dudas que pudiera
generar tan drástica y para muchos temeraria decisión. Ese disco que también te
generaba angustia, porque sabías que tal vez deberías cantar con otros músicos
y alejarte un poco de tu familia y de tu banda tradicional. Es que para ti no
había obstáculos para lograr lo que te habías propuesto. No te bastaba lo
logrado. Con esfuerzo y dedicación se podía lograr más. Y tú querías más, mucho
más… Tal vez ese disco en inglés podía generarte dudas. Tal vez ese disco en
inglés no era tu gran sueño. Pero ese proyecto y su éxito garantizarían la
consagración de tu propio sueño: el de ser una diseñadora mundialmente
reconocida…
El sueño de ser diseñadora, el sueño de tener tus propias
tiendas. Para muchos también era una decisión temeraria. Hasta yo mismo te
hubiese dicho: “Pero Selena. ¿Por qué no esperas un poco para embarcarte en tan
codiciosa empresa? ¿Por qué no haces como los otros artistas, que hacen toda
una carrera, llegan a los éxitos, y después de mucho andar, incluso recién en
el ocaso, dan rienda suelta para hacer otra cosa, aunque sea para variar,
aunque sea para darle otro giro a tu carrera?”. Tu mismo padre veía con
desconfianza y hasta con cierto temor tamaña decisión. “¿Acaso querrá dejar la
música?”, debe haber pensado, en la ignorancia de lo que significaba esa
decisión. Esa ignorancia que le daba el miedo a lo desconocido, el temor al
fracaso ante algo que le era lejano, ajeno, inalcanzable. Pero la respuesta
ante dichas dudas era saber cómo eras… ¿Acaso no sabía que tú cuando te
proponías algo lo hacías? Imposible ¿Acaso podía pensar que podías dejar algo
que no sólo te gustaba sino que lo habías hecho por Amor a él? Basta con ver tu
historia. ¿Acaso ibas a dejarlos? Ya bastante miedo le daba que eso sucediera
con tu carrera cantando en inglés. ¿Acaso ibas a defraudarlos? Jamás. Para ti
esto no sólo lo hacías porque te gustaba, sino que lo hacías como un medio para
lograr tu gran fin. Y tu éxito en la música te permitía emprender tu otro gran
proyecto y no ibas a esperar la vejez para hacerlo, no ibas a esperar el ocaso
… Recuerdo cuando te hicieron un reportaje en México en 1992. Apenas si
hablabas el español. Te costaba poder decir lo agradecida que estabas por tan
lindo recibimiento y cuáles eran tus objetivos en lo musical. Pero no dudaste
en aclarar que tu gran sueño era vivir de tus diseños, de tu futura tienda, de
ser toda una artista … Siempre pusiste en práctica aquellos dichos de que lo
imposible siempre es posible…
Por eso, tal vez no podamos sacarnos de la cabeza que
aquello quedó truncado, que toda esa energía, esas ganas de vivir, ese ejemplo
de vida, de esfuerzo y de dedicación que dabas en el escenario no pudo
coronarse con el éxito tan merecido. Que haya tenido ese final, tan impropio de
ti, tan alejado de la imagen que tenías, de la conducta que tenías, del Amor
que tenías, del talento que tenías. Tan devastador ha sido que parece como si
el mal mismo se presentara para decirnos no sólo que ha triunfado sino para
decirnos que nada vale la pena, que ningún esfuerzo tiene sentido, que no tiene
sentido ser buena persona, que para llegar a la fama ni siquiera hay que tener
talento. Y como si guiñándonos el ojo, nos susurrara: “¿Para qué llorar, para
que te angustias? ¡¡Ya vendrán otros artistas a quienes querrás!! Esa voz del
mal parece ser la voz que nos invita a que aceptemos la “realidad”, esa
realidad que se ve reflejada en tu última foto, esa foto que es un cachetazo a
ti, un revés del destino, una bofetada para todos perpetrada por esa mujer que
aunque pudiésemos hacerlo no la queremos nombrar, porque no se merece ninguna
notoriedad, ninguna comprensión, ninguna justificación, ningún perdón…
Y nosotros no queremos ese destino que nos dicta la
realidad, Selena … Tú serás para nosotros la Reina, la artista indiscutible, la
que no tiene igual, la que nos emociona con cada canto, la que nos subyuga con
cada interpretación … Pero también Selena eres aquella persona, aquella mujer,
aquella niña, aquella soñadora que tenía todo por delante, que tenía todo para
dar, que quería dar mucho más de lo que podías, que no se conformaba con lo
hecho. Que tenías el suficiente talento y ambición como para ir por más. Tú
siempre supiste que eras la mejor. Sí, Selena, tú lo sabías. Sé que tu humildad
querría corregirme, pero sabes que es así. Y por eso todos te lloramos. Porque
sabíamos ante cada presentación tuya lo que querías, lo que ambicionabas, lo
que tenías, hasta dónde podías llegar … Y el hecho de que no lo hayas podido lograr
por una persona tan mediocre, en un mundo tan cruel, es que no podamos quitar
nuestra astilla de nuestro corazón, que nuestra angustia se evidencie siempre,
que nuestro dolor sea para toda la vida…
Y la realidad, esa densa realidad que se cierne sobre nosotros
siempre tendrá una reacción, una reacción de aquellos que jamás nos quedaremos
con esa imagen, que siempre nos revelaremos contra semejante injusticia, que
lucharemos para que estés siempre con una sonrisa en tu boca, para que su sueño
sea realizado, para que sepas que siempre esteremos aquí para recordarte, para
que veas que nosotros daríamos lo que no tenemos para que estés aquí, para que
vivas, Selena, para que vivas todo lo que pretendías vivir, para que tu vida
sea un ejemplo, para que te obra se complete, para que te lleves el mejor
recuerdo de nosotros, para que lo último que recibas de nosotros sea Amor, ese
Amor que tanto temías no recibir, ese Amor que tú diste sin mirar a quien…
La mejor forma de enfrentar esa densa realidad es ser
como tú, Selena, siempre… Es la mejor forma de recordarte y de homenajearte…
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
No hay comentarios:
Publicar un comentario