No te quiero perder, nunca nunca...

 31 de diciembre de 2022



La quimera de la “elaboración del duelo”, Selena…


En psicología se habla de la "elaboración del duelo" a todo aquel proceso que necesita un ser humano para aceptar la partida de este mundo de un ser querido, de alguien que hemos querido en esta vida, de alguien que nos ha llegado en lo más profundo de nuestro corazón. Se supone que cuando salimos de ese proceso, aceptamos esa realidad, volvemos a sonreír, tendremos esperanza y veremos a nuestro ser querido de otra forma, admitiendo que ya no está entre nosotros y recordándolo tal vez con admiración, relatando anécdotas, riéndonos de aquello que nos dejó en vida, viendo lo positivo que ha transmitido, dejando las lágrimas a un lado ... Muchas veces he oído que acaso aquella persona estará alegrando en ese otro mundo del mismo modo que lo hacía aquí y nos consuela pensar que así debe ser, y una sonrisa de satisfacción saldrá de nuestros rostros y una mirada más positiva de la vida se nos presentará en el horizonte...

Pero, ¿qué pasa cuando uno vive en duelo y no puede salir de ello, cuando el dolor está instalado en nuestras almas, cuando nuestros corazones sienten que nos falta algo para sentir esa iluminosidad, ese áurea, esa brillantez, esa sensación de satisfacción cuando uno vive en plena felicidad, con una alegría plena que sólo la tenemos con la presencia de esa persona que se ha ido? Para mí, la partida de Selena significa eso, y nada ni nadie podrá quitármelo de la mente. Se me dirá que hay muchas alternativas para no entrar en la resignación. Se me dirá que la resignación es la manifestación de un nuevo signo, de una nueva vida. Se me dirá, acaso, que hay alternativas que me den el camino para que recupere la alegría perdida, la felicidad que sólo me la daba esa persona ... Sabemos que todo eso es una mentira. Son sólo engaños, un consuelo inútil, un remedio que dura eso, lo que dura un remedio. Pronto volveremos a sentir su ausencia, su alegría de vivir, su voz inconfundible, su sonrisa viva y fresca, y nada nos consolará. Sería inútil engañarme, salvo que viva en la irrealidad...

Cuando uno encuentra a alguien que ama y convive con esa persona, y es feliz con su presencia, a medida que pasa el tiempo aprende y sabe que su felicidad dependerá de que ella viva, esté, conviva, ame, sienta, respire, comprenda junto con uno. Cada día que pasa, cada momento, cada beso, cada mimo, hasta la simple respiración nos es tan esencial que cuando ello no está sabremos que parte de nosotros se ha ido irremediablemente y nada ni nadie podrá suplantarlo. El que ha experimentado aunque sea por un instante el peligro de perder algo que uno ama, quiere, necesita, forma parte de uno, sabe perfectamente lo que ello significa, y cuando se sale de eso no hay nada más que uno valore. Pero nunca es bueno llegar a ese extremo para darse cuenta del valor de una persona. Nunca es bueno experimentar lo poco que se hizo para evitar que aquello que más amamos se nos escurra como arena entre las manos, como agua en nuestros dedos. La impotencia es tremenda, el dolor inmenso y jamás seremos los mismos después de aquello ... Creo que en parte con Selena pasó eso, lamentablemente...

Selena está en mi corazón, en mi vida, en mi sonrisa, en mi llanto, en mis alegrías, en mis tristezas, en cada acto que hago, en cada cosa que realizo. Puedo estar gozando en un parque, puedo estar encerrado en mi trabajo, puedo evadirme con muchas cosas, puedo hablar de miles de temas, puedo sufrir y excitarme con muchas cosas. Pero serán cosas banales. Pronto volveré a pensar en Selena, pensaré en su vida, pensaré en su suerte. Pensaré en lo que fue y en lo que pudo haber sido. Me alegraré y lloraré al mismo tiempo. Pensaré en la alegría que generaría hoy. Pensaré en qué lados estaría y cómo sería reconocida en cada lugar del planeta. Pensaré hasta dónde podría haber llegado. Pensaré en cómo hubiese sido aquel 1995, ese año que Selena dijo que era tan importante para ella y para su grupo. Pensaría en cuál hubiese sido la repercusión de su disco en inglés y cuál sería el inicio de 1996. Pensaría en sus próximos pasos. Pensaría en sus actuaciones y duetos con otros artistas. Pensaría en si seguiría como artista solista o con Los Dinos, o con ambos a la vez. Pensaría en si se volcaría a la música anglosajona o la alternaría con la música latina. Pensaría en sus giras en Sudamérica, en estadios llenos en Estados Unidos y en todo el mundo. Pensaría en una Europa recibiéndola. Pensaría en miles de brazos extendidos ávidos por tocarla, por abrazarla, por decirle cosas. Pensaría en su sonrisa de satisfacción. Pensaría en su alegría. Pensaría en sus momentos de reflexión cuando estuviera sola. Pensaría en su vida, en su felicidad. Pensaría en todo lo que querría hacer. Pensaría en las nuevas ideas que se le ocurrirían. Pensaría en sus diseños nuevos. Pensaría en sus nuevos proyectos. Pensaría en sus nuevas canciones. Pensaría en si sería feliz. Pensaría en su sentir, en lo que pasaría por su mente. Pensaría en cuándo decidiría parar un tiempo para dedicárselo sólo para ella sin ninguna intervención de nadie. Pensaría en verla con aire de puro goce y en esa intimidad que no tuvo por tanto tiempo. Pensaría en verla feliz sentada en su casa mirando con satisfacción su campo, su casa, sus animales. Pensaría en verla feliz con su esposo y con su matrimonio. Pensaría en verla feliz con la satisfacción no sólo de su popularidad sino del deber cumplido, del sueño realizado. Pensaría en Selena viviendo e hiperactiva. Pensaría en Selena siendo un ejemplo de vida para todos. Pensaría en Selena entre nosotros. Pensaría en qué lindo sería tener a Selena ahora, en este momento, en este lugar. Pensaría y desearía saber que Selena está en algún lado. Pensaría en verla a Selena, en definitiva, plenamente feliz. Y eso, sólo eso me haría la persona más dichosa del mundo...

¿Cómo hacer entonces para elaborar el duelo? ¿Cómo hacer para aceptar esta densa realidad? ¿Cómo hacer para aceptar algo tan doloroso si Selena forma parte de mi vida, de mis sueños, de mi energía, de mis ganas de hacer, de proyectar? ¿Cómo hacer si Selena es parte de mi corazón, de mi alma, de mis lágrimas, de mi sonrisa? ¿Cómo hacer para arrancar algo de mí para que ya no me duela más? ¿Cómo hacer, como explicarle a alguien que no puedo hacerlo, que no quiero hacerlo? ¿Cómo hacer para explicarle a alguien que Selena forma parte de mí, que está en cada sentimiento, en cada cosa que realizo, en cada emprendimiento? ¿Cómo hacer para dejar de ser yo mismo? Selena ha tomado mi corazón o mi corazón la ha adoptado. Es lo mismo. Selena es parte de mí y cada cosa que ella haya vivido es parte de mi vida. Cada pensamiento, cada principio que ella ha sostenido es el mío también. Y si ella decía y sostenía que lo imposible siempre es posible, y yo lo pensé y sentí toda mi vida, ¿podré asimilar que ella no estará más, que no volverá? ¿Podré aceptar su final? ¿Podré aceptar un final? No. No puedo hacer el duelo por ella, porque para mí Selena no se ha ido ... Y porque Selena no se irá, ni aunque me vaya yo de este mundo ... Porque Selena está en cada uno de los que la amamos de verdad. Y siempre estará presente. Siempre estará en cada sonrisa nuestra ... y cada vez que cantemos sus canciones, cada vez que pase por nuestras mentes y en nuestros corazones, cada vez que la recordemos, cada vez que la tributemos, cada vez que hagamos algo por ella, cada vez que veamos un concierto suyo, cada vez que nos riamos con ella, cada vez que la lloremos...

Por eso no puedo ni quiero hacer un duelo. Hacerlo es resignarse, abandonarse, abandonarla, sonreír con el llanto en el Alma, consolarse con sentimientos lejanos, abandonarnos en sentimientos que no se condicen con un buen recuerdo de ella. Yo sólo quiero recordarla como si estuviera aquí, como si tuviera la oportunidad de verla y estrechar su mano en agradecimiento por lo que hizo por nosotros, por la huella que dejó en mi corazón. Querría poder ser parte de aquel concierto de Festival Acapulco para hacer algo impensado en mí, y que sólo haría por Selena, que es subirme al escenario, acercarme a ella con timidez y agradecerle, sólo agradecerle, y decirle que por su bien y por el nuestro que se cuide, que se cuide para que la felicidad de todos, y en especial la suya, sea para siempre. Alguien me contó una vez un sueño en el que veía a Selena pidiéndole que no la abandonemos, que la cuidemos, pero por sobre todo que cuidemos a aquellos que tanto la quieren, que tanto hacen por su recuerdo. Cuando pienso en ese sueño, sólo desearía que fuera cierto, que aquello fuera un mensaje de Selena. Que fuera un signo inequívoco de su existencia...

Siempre recuerdo aquella humorada que Selena hizo en aquel video casero que dirigió a sus compañeros de banda y que bien podría ser un mensaje para cualquier admirador de Selena. En aquella oportunidad decía que a ella no le gustaba que le dijeran que era la mejor, porque fundamentalmente no le gustaba que le dijeran la verdad ... "Era un chiste", decía Selena. Todos sabemos que lo decía en serio. También en psicología sabemos que el chiste es una de las manifestaciones de lo que realmente sentimos, de lo que realmente pensamos. Y yo me tomo muy en serio esas palabras de Selena. Todos los días estoy aquí para decirle: "Selena. Tú eres la mejor. Nadie, absolutamente nadie será como tú. Nadie tendrá tu estilo. Nadie podrá cantar tus canciones como tú lo podías hacer. Nadie tendrá tu encanto. Nadie tendrá tu dedicación. Nadie pondrá todo su ser, todo su sentimiento, toda su pasión en cada tema interpretado, en cada acto, en cada proyecto. Nadie, Selena, tendrá tu estilo. Nadie logrará el Amor de mujeres, varones, niños y mayores. Tú eres única e irrepetible, Tú eres inimitable. Nadie podrá reemplazarte. Y yo me encargaré todos los días de que te recuerden como se debe, como querrías: con Amor, con tanto Amor". Y con esas palabras y con ese espíritu yo recuerdo a Selena. Yo sólo quiero ser un medio, un instrumento, para que se la recuerde siempre, para que se la valore siempre, para que esté siempre en los corazones de cada uno de los que la amamos de verdad. Y yo sé que tengo una vida con muchas otras cosas que hacer, pero Selena es parte de mi vida, es parte esencial de mi existencia, es la que le da vida y sentido. Por eso me dedico a ella. Cuidar a Selena es también cuidarme a mí...

Por eso, yo no puedo elaborar un duelo. Es aceptar algo que no está en mí, que no está en mis planes, que no forma parte de mi vida. Puedo cantar "Fotos y recuerdos", pero no voy a vivir a Selena con fotos y recuerdos. Selena no es lo que me queda de un Amor. Selena es parte de mi Amor. Selena no es algo lejano a ser admirado, elogiado. Selena no es un monumento, no es un altar, no es una imagen a ser venerada, no es una remera, no es un disco, no es una canción. Selena es el Amor mismo representado en una persona, es algo tan vivo que estará siempre en mis sentimientos. Selena no sólo es recordada como una gran cantante. No sólo es recordada como una gran persona. No sólo es recordada como una gran artista. Selena es recordada porque nos representa. Selena es parte de nosotros y nosotros somos parte de ella. La recuerda gente tan disímiles y de gustos tan diferentes que eso nos da la dimensión de lo que es para cada uno de nosotros y de lo que ha sido para tanta gente. Es que con Selena todo queda reducido a un idioma, a un lenguaje, a una sensación, a un sentimiento que todos tenemos en nuestras vidas, a un sentimiento que permanece mientras vivamos, a un sentimiento que Selena expresaba como nadie, que vivía como nadie, que cantaba como nadie, que manifestaba como nadie. Y eso, eso es Amor, un idioma único que todos entendemos, que todos sabemos, que no necesitamos traducción y del que Selena era sin duda su mayor exponente...

Por eso, por todo esto que siento, por todo esto que sentimos tanto, es que yo no voy a elaborar ningún duelo, no voy aceptar algo que no siento ... Yo estaré aquí, Selena, para recordarte, que estoy aquí amándote, sonriéndote, extrañándote ... hasta que tú vuelvas aquí, hasta que nuestros corazones vuelvan a unirse físicamente con el tuyo...

Esa es la misión más importante de mi vida...

Te quiere mucho…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

 

Tú eres la única estrella, Selena…


Muchas veces me he preguntado, Selena, qué es lo más importante, que querría que pasara contigo. Es muy tentador, porque por otra parte es cierto que me gustaría que estuvieras aquí para que cantes, para que nos alegres nuestras vidas, para que contigo seamos más felices, para que podamos ir a un concierto para expresar todo lo que te admiramos, lo que te queremos y lo que te apreciamos...

¿Pero no sería egoísta de mi parte desear eso solamente? ¿Acaso eso es lo más importante para ti? ¿Acaso es lo que más querrías que pasara? ¿Estaría pensando en ti o estaría pensando en mí? No, Selena. Ya has tenido bastante. Ya la vida te llevó por este camino sin preguntarte siquiera si era eso lo que querías, más allá de que te gustara cantar, como para que yo ahora te pida que atiendas mi pedido para complacerme...

No, Selena … Yo no quiero ser protagonista de tu historia. Yo no te quiero para mí. Yo sólo te quiero a ti. Yo sólo quiero verte feliz. Yo querría verte aquí cantando, triunfando, contenta con estar diseñando tu ropa y gozosa de que eres Selena por derecho propio, porque eras tú la diferente, la que sobresalía, la persona que generaba la admiración de tanta gente. Y este era el premio que justamente habías obtenido. Ese premio estabas obteniendo e ibas por más. Ibas por la conquista de todo el mundo, ese mundo que se arrodillaba a tus pies, que reverenciaba a la nueva estrella, a la única estrella, hasta que ocurrió lo que nadie imaginaba y estaba cerca, tan cerca. Hoy día uno entiende que en aquel tiempo no había manera de que imaginaran que esa mujer que te quitó los sueños era una psicópata. Solo así se explica que ante señales tan evidentes en ese terrible marzo de 1995 no imaginaran el peor escenario ni tomaran mayores medidas de prevención. Pero aun así debieron haberse alejado más de esa mujer. Pero si ni tú, Selena, lo habías hecho… Y eso … Eso es algo difícil de comprender. Por eso a tu familia le cuesta aun hoy poder contar tus últimas dos semanas en este mundo...

En la vida para llegar muchas veces hay que hacer concesiones. Y tú lo habías hecho, como todos nosotros, pero desde muy, muy chica. Te gustaba cantar, pero a los 8 años accediste a ese sueño un tanto extremo de tu padre porque en tu interior sabías que lo lograrías, que tu talento podía con todo, que tu carisma acaparaba la atención de todos, y que ese triunfo, ese nombre que te iba a dar ese reconocimiento te serviría de plataforma para llegar a tu gran sueño … ser diseñadora, ser alguien importante por propia presencia. En tu cabecita, en tu Alma, en el corazón de niña cuando se refugia en la soledad de un jardín a la noche bajo un árbol rondaba el mismo sueño: “Cuando sea grande todo el mundo hablará de mí y sabrá quién soy. Todos sabrán hasta dónde puedo llegar, todos cantarán mis canciones y todos lucirán mis diseños”.

Cuando uno te recuerda, cuando uno te escribe, cuando uno intenta en todas sus manifestaciones alabarte por todo lo que has significado como artista, uno no puede olvidar de lo que eras como persona y cuáles eran tus necesidades, tus alegrías, tus miedos, tus tristezas, tus anhelos, tus pesadillas, tus deseos. Muchas veces hubo gente que ha visto de ti la realización de sus sueños propios. Y si veían eso en ti era porque te veían como un igual. Veían en ti a una más de ellos que lo había logrado. No te veían como una artista que se la había creído, que pensaba que ella era la importante y que le daba la espalda al público ahora que era famosa. Veía en ti a la niña humilde que se paraba en el escenario para ser ... lo que hacía cualquier persona común y corriente en un escenario. Eso sí, con un talento que no lo tenían todos. Eso te hacía diferente. Tú eras una artista que expresaba naturalidad, no hacías culto ni de la grandilocuencia ni de la artificialidad. La imponencia de tu figura era lo que acaparaba la atención. Nada más y nada menos...

Por eso, cuando uno sabe todos los sacrificios que has tenido que hacer para llegar a lo más alto, uno no puede ser tan egoísta. Y por ello cada vez que te recuerdo, Selena, siempre tengo en cuenta a esa pequeña niña que muchas veces en su vida ha estado muy sola y que en la soledad construyó ese sueño llamado Selena ... Y que sola estabas cuando ese sueño se esfumó ... Eso tampoco me lo puedo olvidar...

Nunca me olvido y siempre recuerdo, Selena, que la única protagonista eres tú. Muchos han contribuido para que fueras la gran artista en la que te habías convertido. Pero fuiste tú la que puso el cuerpo y el Alma para que el sueño de todos se cumpliera. Nadie ha hecho lo que tú lograste en 23, casi 24 años. Nadie ha tenido tanto Amor para dar. Nadie dio todo a cambio de nada. Nadie expresaba las canciones como las interpretabas tú. Nadie tenía ese carisma, esa pasión, esa personalidad, ese talento que todos hemos visto y apreciado. Tú te has ganado la fama, tú y sólo tú has logrado generar ese sentimiento que pocos artistas logran. Por eso sigues generando en la gente la misma sensación que en tus comienzos … Y eso solo se logra con talento, pero también con mucha pasión...

Por ello, al evocarte Selena no quiero pedirte nada, no quiero ser yo el protagonista de tu historia, no quiero que se recuerde mi nombre al evocarte. Sólo mi nombre sirve para expresar mi orgullo de admirarte, de quererte, de apreciarte. Para que se sepa que soy uno de los que te quiere, uno de los que está dispuesto a recordarte con todo su corazón. Para que el mundo sepa lo que fuiste como artista y como persona. Y siempre me dio placer y un orgullo enorme cuando he visto a través del tiempo que a través de mí han logrado conocerte y admirarte. Siempre a todos ellos les digo lo mismo: "Todo lo que me dicen a mí es un regalo para Selena. Todo lo que me expresan a mí es un mimo, una caricia, un abrazo, un beso para ella". Porque todo lo lindo que recibo por evocarte sólo tiene una destinataria: Tú, Selena. Porque tú lo lograste, no yo. Tú lo has logrado todo y tú mereces ese reconocimiento...

Para recordarte Selena con Amor hay que saber desprenderse de todo. Porque nada material tendrá el valor de tu persona. Ni todo el oro del mundo podrá traerte aquí ni el recuerdo de tu persona tiene un precio. Todos al evocarte tendrían que hacer como tú: dar todo a cambio de nada, dar Amor, ser talentosa, transparente, trabajadora, responsable, pertinaz, superadora, auténtica, bondadosa. El día que todos hagamos eso, se te brindará el verdadero homenaje, con sólo contigo como protagonista y recibiendo el Amor de todos nosotros...

Por eso Selena, puedo estar aquí, puedo estar con mucha gente, puedo estar acompañado, puedo estar solo, puedo estar en uno u otro lado pero siempre estaré para recordarte, para quererte, para admirarte, para darte lo que te merecías que se te ofreciera siempre, para escribirte lo que deberías estar leyendo ahora mismo...

Y sabes, Selena, aunque estuviera sólo en el mundo, aunque no tuviera a nadie a mi alrededor, aunque no tuviera el consuelo de nadie, aunque nadie me acompañare, yo siempre estaré aquí para darte todo mi afecto, todo mi cariño, todo mi Amor, para gritar a viva voz por tu nombre, para que sepas que jamás olvidaré tu arte, para que sepas que jamás olvidaré lo que fuiste como persona, para que sepas que jamás estarás sola...

Te quiere mucho…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)