Tú eres la única estrella, Selena…


Muchas veces me he preguntado, Selena, qué es lo más importante, que querría que pasara contigo. Es muy tentador, porque por otra parte es cierto que me gustaría que estuvieras aquí para que cantes, para que nos alegres nuestras vidas, para que contigo seamos más felices, para que podamos ir a un concierto para expresar todo lo que te admiramos, lo que te queremos y lo que te apreciamos...

¿Pero no sería egoísta de mi parte desear eso solamente? ¿Acaso eso es lo más importante para ti? ¿Acaso es lo que más querrías que pasara? ¿Estaría pensando en ti o estaría pensando en mí? No, Selena. Ya has tenido bastante. Ya la vida te llevó por este camino sin preguntarte siquiera si era eso lo que querías, más allá de que te gustara cantar, como para que yo ahora te pida que atiendas mi pedido para complacerme...

No, Selena … Yo no quiero ser protagonista de tu historia. Yo no te quiero para mí. Yo sólo te quiero a ti. Yo sólo quiero verte feliz. Yo querría verte aquí cantando, triunfando, contenta con estar diseñando tu ropa y gozosa de que eres Selena por derecho propio, porque eras tú la diferente, la que sobresalía, la persona que generaba la admiración de tanta gente. Y este era el premio que justamente habías obtenido. Ese premio estabas obteniendo e ibas por más. Ibas por la conquista de todo el mundo, ese mundo que se arrodillaba a tus pies, que reverenciaba a la nueva estrella, a la única estrella, hasta que ocurrió lo que nadie imaginaba y estaba cerca, tan cerca. Hoy día uno entiende que en aquel tiempo no había manera de que imaginaran que esa mujer que te quitó los sueños era una psicópata. Solo así se explica que ante señales tan evidentes en ese terrible marzo de 1995 no imaginaran el peor escenario ni tomaran mayores medidas de prevención. Pero aun así debieron haberse alejado más de esa mujer. Pero si ni tú, Selena, lo habías hecho… Y eso … Eso es algo difícil de comprender. Por eso a tu familia le cuesta aun hoy poder contar tus últimas dos semanas en este mundo...

En la vida para llegar muchas veces hay que hacer concesiones. Y tú lo habías hecho, como todos nosotros, pero desde muy, muy chica. Te gustaba cantar, pero a los 8 años accediste a ese sueño un tanto extremo de tu padre porque en tu interior sabías que lo lograrías, que tu talento podía con todo, que tu carisma acaparaba la atención de todos, y que ese triunfo, ese nombre que te iba a dar ese reconocimiento te serviría de plataforma para llegar a tu gran sueño … ser diseñadora, ser alguien importante por propia presencia. En tu cabecita, en tu Alma, en el corazón de niña cuando se refugia en la soledad de un jardín a la noche bajo un árbol rondaba el mismo sueño: “Cuando sea grande todo el mundo hablará de mí y sabrá quién soy. Todos sabrán hasta dónde puedo llegar, todos cantarán mis canciones y todos lucirán mis diseños”.

Cuando uno te recuerda, cuando uno te escribe, cuando uno intenta en todas sus manifestaciones alabarte por todo lo que has significado como artista, uno no puede olvidar de lo que eras como persona y cuáles eran tus necesidades, tus alegrías, tus miedos, tus tristezas, tus anhelos, tus pesadillas, tus deseos. Muchas veces hubo gente que ha visto de ti la realización de sus sueños propios. Y si veían eso en ti era porque te veían como un igual. Veían en ti a una más de ellos que lo había logrado. No te veían como una artista que se la había creído, que pensaba que ella era la importante y que le daba la espalda al público ahora que era famosa. Veía en ti a la niña humilde que se paraba en el escenario para ser ... lo que hacía cualquier persona común y corriente en un escenario. Eso sí, con un talento que no lo tenían todos. Eso te hacía diferente. Tú eras una artista que expresaba naturalidad, no hacías culto ni de la grandilocuencia ni de la artificialidad. La imponencia de tu figura era lo que acaparaba la atención. Nada más y nada menos...

Por eso, cuando uno sabe todos los sacrificios que has tenido que hacer para llegar a lo más alto, uno no puede ser tan egoísta. Y por ello cada vez que te recuerdo, Selena, siempre tengo en cuenta a esa pequeña niña que muchas veces en su vida ha estado muy sola y que en la soledad construyó ese sueño llamado Selena ... Y que sola estabas cuando ese sueño se esfumó ... Eso tampoco me lo puedo olvidar...

Nunca me olvido y siempre recuerdo, Selena, que la única protagonista eres tú. Muchos han contribuido para que fueras la gran artista en la que te habías convertido. Pero fuiste tú la que puso el cuerpo y el Alma para que el sueño de todos se cumpliera. Nadie ha hecho lo que tú lograste en 23, casi 24 años. Nadie ha tenido tanto Amor para dar. Nadie dio todo a cambio de nada. Nadie expresaba las canciones como las interpretabas tú. Nadie tenía ese carisma, esa pasión, esa personalidad, ese talento que todos hemos visto y apreciado. Tú te has ganado la fama, tú y sólo tú has logrado generar ese sentimiento que pocos artistas logran. Por eso sigues generando en la gente la misma sensación que en tus comienzos … Y eso solo se logra con talento, pero también con mucha pasión...

Por ello, al evocarte Selena no quiero pedirte nada, no quiero ser yo el protagonista de tu historia, no quiero que se recuerde mi nombre al evocarte. Sólo mi nombre sirve para expresar mi orgullo de admirarte, de quererte, de apreciarte. Para que se sepa que soy uno de los que te quiere, uno de los que está dispuesto a recordarte con todo su corazón. Para que el mundo sepa lo que fuiste como artista y como persona. Y siempre me dio placer y un orgullo enorme cuando he visto a través del tiempo que a través de mí han logrado conocerte y admirarte. Siempre a todos ellos les digo lo mismo: "Todo lo que me dicen a mí es un regalo para Selena. Todo lo que me expresan a mí es un mimo, una caricia, un abrazo, un beso para ella". Porque todo lo lindo que recibo por evocarte sólo tiene una destinataria: Tú, Selena. Porque tú lo lograste, no yo. Tú lo has logrado todo y tú mereces ese reconocimiento...

Para recordarte Selena con Amor hay que saber desprenderse de todo. Porque nada material tendrá el valor de tu persona. Ni todo el oro del mundo podrá traerte aquí ni el recuerdo de tu persona tiene un precio. Todos al evocarte tendrían que hacer como tú: dar todo a cambio de nada, dar Amor, ser talentosa, transparente, trabajadora, responsable, pertinaz, superadora, auténtica, bondadosa. El día que todos hagamos eso, se te brindará el verdadero homenaje, con sólo contigo como protagonista y recibiendo el Amor de todos nosotros...

Por eso Selena, puedo estar aquí, puedo estar con mucha gente, puedo estar acompañado, puedo estar solo, puedo estar en uno u otro lado pero siempre estaré para recordarte, para quererte, para admirarte, para darte lo que te merecías que se te ofreciera siempre, para escribirte lo que deberías estar leyendo ahora mismo...

Y sabes, Selena, aunque estuviera sólo en el mundo, aunque no tuviera a nadie a mi alrededor, aunque no tuviera el consuelo de nadie, aunque nadie me acompañare, yo siempre estaré aquí para darte todo mi afecto, todo mi cariño, todo mi Amor, para gritar a viva voz por tu nombre, para que sepas que jamás olvidaré tu arte, para que sepas que jamás olvidaré lo que fuiste como persona, para que sepas que jamás estarás sola...

Te quiere mucho…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

No hay comentarios: