En psicología se habla de la "elaboración del
duelo" a todo aquel proceso que necesita un ser humano para aceptar la
partida de este mundo de un ser querido, de alguien que hemos querido en esta
vida, de alguien que nos ha llegado en lo más profundo de nuestro corazón. Se
supone que cuando salimos de ese proceso, aceptamos esa realidad, volvemos a
sonreír, tendremos esperanza y veremos a nuestro ser querido de otra forma,
admitiendo que ya no está entre nosotros y recordándolo tal vez con admiración,
relatando anécdotas, riéndonos de aquello que nos dejó en vida, viendo lo
positivo que ha transmitido, dejando las lágrimas a un lado ... Muchas veces he
oído que acaso aquella persona estará alegrando en ese otro mundo del mismo
modo que lo hacía aquí y nos consuela pensar que así debe ser, y una sonrisa de
satisfacción saldrá de nuestros rostros y una mirada más positiva de la vida se
nos presentará en el horizonte...
Pero, ¿qué pasa cuando uno vive en duelo y no puede salir
de ello, cuando el dolor está instalado en nuestras almas, cuando nuestros
corazones sienten que nos falta algo para sentir esa iluminosidad, ese áurea,
esa brillantez, esa sensación de satisfacción cuando uno vive en plena
felicidad, con una alegría plena que sólo la tenemos con la presencia de esa
persona que se ha ido? Para mí, la partida de Selena significa eso, y nada ni
nadie podrá quitármelo de la mente. Se me dirá que hay muchas alternativas para
no entrar en la resignación. Se me dirá que la resignación es la manifestación
de un nuevo signo, de una nueva vida. Se me dirá, acaso, que hay alternativas
que me den el camino para que recupere la alegría perdida, la felicidad que
sólo me la daba esa persona ... Sabemos que todo eso es una mentira. Son sólo
engaños, un consuelo inútil, un remedio que dura eso, lo que dura un remedio.
Pronto volveremos a sentir su ausencia, su alegría de vivir, su voz
inconfundible, su sonrisa viva y fresca, y nada nos consolará. Sería inútil
engañarme, salvo que viva en la irrealidad...
Cuando uno encuentra a alguien que ama y convive con esa
persona, y es feliz con su presencia, a medida que pasa el tiempo aprende y
sabe que su felicidad dependerá de que ella viva, esté, conviva, ame, sienta,
respire, comprenda junto con uno. Cada día que pasa, cada momento, cada beso,
cada mimo, hasta la simple respiración nos es tan esencial que cuando ello no
está sabremos que parte de nosotros se ha ido irremediablemente y nada ni nadie
podrá suplantarlo. El que ha experimentado aunque sea por un instante el
peligro de perder algo que uno ama, quiere, necesita, forma parte de uno, sabe
perfectamente lo que ello significa, y cuando se sale de eso no hay nada más
que uno valore. Pero nunca es bueno llegar a ese extremo para darse cuenta del
valor de una persona. Nunca es bueno experimentar lo poco que se hizo para
evitar que aquello que más amamos se nos escurra como arena entre las manos,
como agua en nuestros dedos. La impotencia es tremenda, el dolor inmenso y
jamás seremos los mismos después de aquello ... Creo que en parte con Selena
pasó eso, lamentablemente...
Selena está en mi corazón, en mi vida, en mi sonrisa, en
mi llanto, en mis alegrías, en mis tristezas, en cada acto que hago, en cada
cosa que realizo. Puedo estar gozando en un parque, puedo estar encerrado en mi
trabajo, puedo evadirme con muchas cosas, puedo hablar de miles de temas, puedo
sufrir y excitarme con muchas cosas. Pero serán cosas banales. Pronto volveré a
pensar en Selena, pensaré en su vida, pensaré en su suerte. Pensaré en lo que
fue y en lo que pudo haber sido. Me alegraré y lloraré al mismo tiempo. Pensaré
en la alegría que generaría hoy. Pensaré en qué lados estaría y cómo sería
reconocida en cada lugar del planeta. Pensaré hasta dónde podría haber llegado.
Pensaré en cómo hubiese sido aquel 1995, ese año que Selena dijo que era tan
importante para ella y para su grupo. Pensaría en cuál hubiese sido la
repercusión de su disco en inglés y cuál sería el inicio de 1996. Pensaría en
sus próximos pasos. Pensaría en sus actuaciones y duetos con otros artistas.
Pensaría en si seguiría como artista solista o con Los Dinos, o con ambos a la
vez. Pensaría en si se volcaría a la música anglosajona o la alternaría con la
música latina. Pensaría en sus giras en Sudamérica, en estadios llenos en
Estados Unidos y en todo el mundo. Pensaría en una Europa recibiéndola.
Pensaría en miles de brazos extendidos ávidos por tocarla, por abrazarla, por
decirle cosas. Pensaría en su sonrisa de satisfacción. Pensaría en su alegría.
Pensaría en sus momentos de reflexión cuando estuviera sola. Pensaría en su
vida, en su felicidad. Pensaría en todo lo que querría hacer. Pensaría en las
nuevas ideas que se le ocurrirían. Pensaría en sus diseños nuevos. Pensaría en
sus nuevos proyectos. Pensaría en sus nuevas canciones. Pensaría en si sería
feliz. Pensaría en su sentir, en lo que pasaría por su mente. Pensaría en
cuándo decidiría parar un tiempo para dedicárselo sólo para ella sin ninguna
intervención de nadie. Pensaría en verla con aire de puro goce y en esa
intimidad que no tuvo por tanto tiempo. Pensaría en verla feliz sentada en su
casa mirando con satisfacción su campo, su casa, sus animales. Pensaría en
verla feliz con su esposo y con su matrimonio. Pensaría en verla feliz con la
satisfacción no sólo de su popularidad sino del deber cumplido, del sueño
realizado. Pensaría en Selena viviendo e hiperactiva. Pensaría en Selena siendo
un ejemplo de vida para todos. Pensaría en Selena entre nosotros. Pensaría en
qué lindo sería tener a Selena ahora, en este momento, en este lugar. Pensaría
y desearía saber que Selena está en algún lado. Pensaría en verla a Selena, en
definitiva, plenamente feliz. Y eso, sólo eso me haría la persona más dichosa
del mundo...
¿Cómo hacer entonces para elaborar el duelo? ¿Cómo hacer
para aceptar esta densa realidad? ¿Cómo hacer para aceptar algo tan doloroso si
Selena forma parte de mi vida, de mis sueños, de mi energía, de mis ganas de
hacer, de proyectar? ¿Cómo hacer si Selena es parte de mi corazón, de mi alma,
de mis lágrimas, de mi sonrisa? ¿Cómo hacer para arrancar algo de mí para que
ya no me duela más? ¿Cómo hacer, como explicarle a alguien que no puedo
hacerlo, que no quiero hacerlo? ¿Cómo hacer para explicarle a alguien que
Selena forma parte de mí, que está en cada sentimiento, en cada cosa que
realizo, en cada emprendimiento? ¿Cómo hacer para dejar de ser yo mismo? Selena
ha tomado mi corazón o mi corazón la ha adoptado. Es lo mismo. Selena es parte
de mí y cada cosa que ella haya vivido es parte de mi vida. Cada pensamiento,
cada principio que ella ha sostenido es el mío también. Y si ella decía y
sostenía que lo imposible siempre es posible, y yo lo pensé y sentí toda mi
vida, ¿podré asimilar que ella no estará más, que no volverá? ¿Podré aceptar su
final? ¿Podré aceptar un final? No. No puedo hacer el duelo por ella, porque
para mí Selena no se ha ido ... Y porque Selena no se irá, ni aunque me vaya yo
de este mundo ... Porque Selena está en cada uno de los que la amamos de
verdad. Y siempre estará presente. Siempre estará en cada sonrisa nuestra ... y
cada vez que cantemos sus canciones, cada vez que pase por nuestras mentes y en
nuestros corazones, cada vez que la recordemos, cada vez que la tributemos,
cada vez que hagamos algo por ella, cada vez que veamos un concierto suyo, cada
vez que nos riamos con ella, cada vez que la lloremos...
Por eso no puedo ni quiero hacer un duelo. Hacerlo es
resignarse, abandonarse, abandonarla, sonreír con el llanto en el Alma,
consolarse con sentimientos lejanos, abandonarnos en sentimientos que no se
condicen con un buen recuerdo de ella. Yo sólo quiero recordarla como si
estuviera aquí, como si tuviera la oportunidad de verla y estrechar su mano en
agradecimiento por lo que hizo por nosotros, por la huella que dejó en mi
corazón. Querría poder ser parte de aquel concierto de Festival Acapulco para
hacer algo impensado en mí, y que sólo haría por Selena, que es subirme al
escenario, acercarme a ella con timidez y agradecerle, sólo agradecerle, y
decirle que por su bien y por el nuestro que se cuide, que se cuide para que la
felicidad de todos, y en especial la suya, sea para siempre. Alguien me contó
una vez un sueño en el que veía a Selena pidiéndole que no la abandonemos, que
la cuidemos, pero por sobre todo que cuidemos a aquellos que tanto la quieren,
que tanto hacen por su recuerdo. Cuando pienso en ese sueño, sólo desearía que
fuera cierto, que aquello fuera un mensaje de Selena. Que fuera un signo
inequívoco de su existencia...
Siempre recuerdo aquella humorada que Selena hizo en
aquel video casero que dirigió a sus compañeros de banda y que bien podría ser
un mensaje para cualquier admirador de Selena. En aquella oportunidad decía que
a ella no le gustaba que le dijeran que era la mejor, porque fundamentalmente
no le gustaba que le dijeran la verdad ... "Era un chiste", decía
Selena. Todos sabemos que lo decía en serio. También en psicología sabemos que
el chiste es una de las manifestaciones de lo que realmente sentimos, de lo que
realmente pensamos. Y yo me tomo muy en serio esas palabras de Selena. Todos
los días estoy aquí para decirle: "Selena. Tú eres la mejor. Nadie,
absolutamente nadie será como tú. Nadie tendrá tu estilo. Nadie podrá cantar
tus canciones como tú lo podías hacer. Nadie tendrá tu encanto. Nadie tendrá tu
dedicación. Nadie pondrá todo su ser, todo su sentimiento, toda su pasión en
cada tema interpretado, en cada acto, en cada proyecto. Nadie, Selena, tendrá
tu estilo. Nadie logrará el Amor de mujeres, varones, niños y mayores. Tú eres única
e irrepetible, Tú eres inimitable. Nadie podrá reemplazarte. Y yo me encargaré
todos los días de que te recuerden como se debe, como querrías: con Amor, con
tanto Amor". Y con esas palabras y con ese espíritu yo recuerdo a Selena.
Yo sólo quiero ser un medio, un instrumento, para que se la recuerde siempre,
para que se la valore siempre, para que esté siempre en los corazones de cada
uno de los que la amamos de verdad. Y yo sé que tengo una vida con muchas otras
cosas que hacer, pero Selena es parte de mi vida, es parte esencial de mi
existencia, es la que le da vida y sentido. Por eso me dedico a ella. Cuidar a Selena
es también cuidarme a mí...
Por eso, yo no puedo elaborar un duelo. Es aceptar algo
que no está en mí, que no está en mis planes, que no forma parte de mi vida.
Puedo cantar "Fotos y recuerdos", pero no voy a vivir a Selena con
fotos y recuerdos. Selena no es lo que me queda de un Amor. Selena es parte de mi
Amor. Selena no es algo lejano a ser admirado, elogiado. Selena no es un
monumento, no es un altar, no es una imagen a ser venerada, no es una remera,
no es un disco, no es una canción. Selena es el Amor mismo representado en una
persona, es algo tan vivo que estará siempre en mis sentimientos. Selena no
sólo es recordada como una gran cantante. No sólo es recordada como una gran
persona. No sólo es recordada como una gran artista. Selena es recordada porque
nos representa. Selena es parte de nosotros y nosotros somos parte de ella. La
recuerda gente tan disímiles y de gustos tan diferentes que eso nos da la
dimensión de lo que es para cada uno de nosotros y de lo que ha sido para tanta
gente. Es que con Selena todo queda reducido a un idioma, a un lenguaje, a una
sensación, a un sentimiento que todos tenemos en nuestras vidas, a un sentimiento
que permanece mientras vivamos, a un sentimiento que Selena expresaba como
nadie, que vivía como nadie, que cantaba como nadie, que manifestaba como
nadie. Y eso, eso es Amor, un idioma único que todos entendemos, que todos
sabemos, que no necesitamos traducción y del que Selena era sin duda su mayor
exponente...
Por eso, por todo esto que siento, por todo esto que
sentimos tanto, es que yo no voy a elaborar ningún duelo, no voy aceptar algo
que no siento ... Yo estaré aquí, Selena, para recordarte, que estoy aquí
amándote, sonriéndote, extrañándote ... hasta que tú vuelvas aquí, hasta que
nuestros corazones vuelvan a unirse físicamente con el tuyo...
Esa es la misión más importante de mi vida...
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
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