Abrázame, como nunca me has abrazado...

30 de setiembre de 2022





Como la Flor, con tanto Amor, Selena…


Siempre reparé, Selena, en tu estupenda, tal vez la mejor interpretación de Como la Flor que hayas ofrecido. Fue en esa hermosa y calurosa noche en Festival Acapulco en 1994. Ya sabemos que ni las condiciones del tiempo ni ninguna circunstancia cambiarían tu forma de brindar tus conciertos, de brindarte ante el público, de expresar tu Amor y recibir del mismo modo el cariño de tu gente...

Esa interpretación de Como la Flor acaso sintetice perfectamente cómo eras tú en el escenario, Selena, cómo eras tú ante tu gente y cómo eran ellos ante ti. Tú le brindabas todo y el público se maravillaba, te escuchaba y, sobre todo, te respetaba. Nunca se vio tan claro en ese concierto, en la interpretación de un tema tan emblemático para ti, Selena, el Amor de tu gente, cómo ellos interpretaban como nadie lo que tú les transmitías y tú se los devolvías con creces...

Difícilmente alguien no se haya quedado boquiabierto y emocionado con tu inicio del tema. ¿Cómo no encantarse con ese momento en el que empezaste a entonar "Como la Flor ... Con tanto Amor" sosteniendo tu micrófono con tu mano derecha y tus ojos cerrados mirando hacia arriba? ... Con tu voz que te salía de tu propia Alma, con el sentimiento a flor de piel, con la pasión siempre encendida ... ¿Cómo no quedarse con la respiración contenida, con la mirada incrédula y emocionada de una mujer que transmitía tanto, tanto Amor? ... Y tu gente no salía de su asombro que tú bajaste tu mirada, tomaste el micrófono con tus dos manos y les cantaste "Me diste tú, se marchitó" ... Seguramente esa mirada tan tierna, que acaso te remitías a cuando eras una niña de 8 años, y comenzabas a emocionar y a sorprender a tanta gente, debe haber despertado todo clase de emociones al público presente .... ¿Cómo no quedarse callado, cómo no sentir tanto cariño ante una persona que les cantaba así, que les transmitía así, que expresaba como nadie esas letras, esas canciones? Pero tú no te detenías allí, Selena. Cuando todos, absolutamente todos, creían que ya habías llegado a tu punto límite, cuando creían que habías llegado a lo más alto, tú les tenías guardada una sorpresa. Cantaste "Me marcho hoy. Yo sé perder", alargaste la frase y diste un pequeño grito de emoción, un pequeño jadeo que despertó el júbilo de la gente al tiempo que tú les dabas tu clásica mirada cómplice. Pero tú les tenías preparada una sorpresa más. Bajaste tu micrófono, te adelantaste en el escenario y casi susurrando les dijiste "Pero...". Y te quedaste esperando sonriendo, sin mirarlos, con tu mirada hacia el suelo. Hasta que el público rápidamente te respondió "Ay, Ay, Ay...". Y tú te echaste a reír, y con tu micrófono en tu mano derecha lo acompañaste con un leve movimiento de tu mano izquierda y les completaste la frase con un "Ay, Ay, Ay. ¡¡Cómo me duele!!", mientras te llevabas tu mano izquierda para golpeártelas varias veces a tu pecho, como era tu característica, para realzar más lo que estabas cantando, para expresar con la pasión que sólo tú podías transmitir en semejante canción...

Siempre diré que luego de semejante introducción, ya nada más teníamos que escuchar, que ya estaba todo dicho, que desde allí sólo se te podía dar muestras de Amor, de cariño, de afecto. Siempre diré que una persona como tú, que apenas sabías hablar el español, tiene que tener mucho Amor, mucho talento, mucha actitud, mucha personalidad para cantar así, pare expresar así, para encantar así. Siempre diré que tú rompiste el molde. Que como tú nadie habrá. Porque no importa qué música nos gusta. No importa qué artista admiramos. No importa a quién íbamos a ver esa noche. Era verte a ti y las palabras sobraban, los análisis de los críticos quedaban en segundo plano, los demás estaban demás. Era verte a ti y sólo nos quedaba estar en silencio escuchándote. Era escucharte a ti y olvidamos de todo. Era escucharte a ti y olvidarnos de que Festival Acapulco no era un concierto tuyo. Festival Acapulco era un concierto en el que participaban muchos artistas consagrados. Tú eras una artista más ... Supuestamente eras una artista más ... Pero tú te encargabas con tu actuación de que no fuera actuación más de una artista más. Tú te encargabas de que esa fuera la única actuación de Festival Acapulco...

Y sí no, ¿cómo entender lo que pasó después de aquella inolvidable introducción? ¿Cómo explicar que subieran aquellos muchachos para bailar contigo? ¿Cómo explicar que subieran tantos niños a darte un beso? ¿Cómo explicar que subiera al escenario tanta gente para dejarte un mensaje de cariño, para felicitarte, para abrazarte, para dejarte toda clase de afecto? ¿Cómo explicar tanto respeto y tanta admiración para un artista? En todo momento nunca tuviste que alzar tu voz más de una vez para decirle a aquel que quería bailar contigo, aquel que quería decirte algo, a aquellos que te dejaban marcado tu rostro con tantas muestras de afecto, con tantos besos, que debían bajar del escenario por respeto al público, a aquel que, según nos decías tú, Selena, sin ellos "nosotros no seríamos nada". Tu presencia generaba un respeto que nacía del cariño, un respeto que nacía de la admiración, un respeto que nacía del Amor. Nunca esas manifestaciones de cariño surgieron por exceso de confianza de tu parte. Tu público, aquel que te quería tanto, te conocía bien. Tú también los conocías. Sólo había afecto entre ambos. No había necesidad ni de confiar ni de desconfiar. Sólo había Amor. Tan simple como eso, Amor...

Siempre que te veo allí, Selena, tan linda, tan impecablemente vestida, dando siempre mucho más de lo esperado, mucho más de lo que te pedían, marcando tú a la banda cómo empezar, cómo seguir y cuándo terminar, diciéndole al público "Ayúdame" y pidiéndole que te acompañen con tu canto, que se integren, que no te dejen sola, que te quieran, que expresen ese sentimiento que todos tenemos y lo guardamos por pudor, por vergüenza, por no animarnos, me digo cuánto en ti hay en nosotros. Y que bastaba que viniera alguien como tú para expresar lo que nosotros sentimos todos los días, lo que vivimos todos los días, lo que padecemos todos los días, lo que nos alegra todos los días, lo que sufrimos todos los días, lo que nos da esperanza todos los días, para que te adoptáramos sin más, para que te quisiéramos sin más, para que sintiéramos por ti como no hemos sentido por nadie. Porque tú, Selena, tú eras de los nuestros. Tú nos representabas como nadie. Tú decías como nadie lo que nosotros sentíamos. Tú eras nosotros y nosotros tú. Por eso te queremos tanto, por eso nos duele tu ausencia. Porque tú demostraste que el Amor no tiene idioma. Tú, que hablabas tan precariamente el español, nos tocaste una y otra vez nuestros corazones y nuestras Almas, tú transmitiste como nadie nuestros sentimientos, tú eras una artista de verdad, que nació con las mismas necesidades económicas y afectivas que todos, que tuvo que trabajar para vivir como todos, pero tú, Selena, tuviste que hacerlo desde muy pequeña y desde muy abajo. En definitiva, para nosotros, tú, Selena, eras esa vecina del barrio, a la que veíamos cotidianamente, a la que saludábamos todos los días, con quien compartíamos las mismas cosas, que había llegado. Había llegado para triunfar. Había llegado para conquistar al mundo. Y lo había hecho con nobles armas. Con las armas que las da el Amor, el sentimiento más puro, ese que sólo tú podías dar...

Por eso Selena, tú nunca necesitaste ir a buscar a un niño, a un necesitado, a alguien desprotegido para abrazarlos y demostrarle al mundo que eras una mujer sensible que se preocupaba por ellos. No lo necesitabas porque ellos venían a ti a saludarte. Porque ellos ya te conocían. Ya sabían quién eras. No necesitaban verte en la televisión para conocerte. Para cuando instabas a que los niños vuelvan al colegio y en tantos otros programas en los que te invitaban pues ya eras una figura reconocida, ellos ya te habían visto hacía mucho, mucho tiempo. Hombres, mujeres y niños ya te habían visto de pequeña, ya te habían visto en un pueblo, habían bailado contigo en un festival, se habían quedado maravillados con tu increíble presencia en un concierto. Ya te conocían, Selena. Eran los mismos que en ese momento de Festival Acapulco se alegraban de que te fuera tan bien, de que triunfaras, de que por fin uno de ellos llegaba después de tanto esfuerzo, de trabajar duro, de tantos sacrificios, de tantas privaciones, de tanta angustia contenida, de tanto dolor...

Y por ello, Selena, por todo lo que nos diste, yo también me subo al escenario de Festival Acapulco para darte un pequeño beso en tu mejilla izquierda y para decirte gracias, muchas gracias, y para que te quedes tranquila, que yo te quiero y que hasta el día que me tenga que ir de este mundo yo me encargaré de decirle al mundo lo que eras, lo que representabas y representas para nosotros, para mostrar nuestro corazón herido y marcado con tu Amor, para decirles que eres única e irrepetible...

Y para decirles con orgullo que tú no robaste mi corazón ... Yo te lo ofrecí con Amor…

Te quiere mucho...

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

Es sólo verte y escucharte, Selena…

 


El otro día observaba la presentación de Selena en el programa "Un nuevo día" el 3 de noviembre de 1994 interpretando "Si una vez". Si alguien me pregunta en qué concierto o en qué lugar en el que haya cantado Selena la he visto más linda y en su total plenitud me atrevería a decir que fue en aquella presentación televisiva. Uno la veía más madura, más segura, con una voz increíble y con una personalidad y una seguridad tan grandes que uno no podía dejar de quedar rendido a sus pies ante semejante figura, ante semejante artista ... Nadie será como ella, de eso no tengo ninguna duda...

Y aun así, como dijera alguna vez, siempre ver a Selena en ese programa, sobre todo en el espacio de la entrevista, me genera una sensación rara. Como si Selena estuviera con alguna sensación extraña, imposible de explicar en ese momento. Como si algo la preocupara. Como si supiera lo que podría llegar a pasarle…

Sensaciones que uno tiene al ver algo, en una mirada al pasar… En un instante… Intuición, tal vez… Nunca lo sabré…

Lo que quiero decir en definitiva es que la pérdida es tan grande, el dolor es tan intenso, nuestra impotencia es tan inmensa que siempre vamos a querer buscar una respuesta, un por qué, un motivo para entender por qué Selena no está hoy en el mundo gozando de una popularidad y de una admiración de la que llegó a gozar sin lugar a duda en vida y por qué hoy no podemos gozar de su talento, de su buena persona, de su tremenda voz. En definitiva, por qué no podemos hablar de ella, sólo de ella gozando de su éxito y de su vida...

El increíble desenlace, la violencia del final, ese epílogo imprevisto, absurdo, irreal, nos cambió de eje. Entonces Houston, que era el centro de una presentación maravillosa, espectacular, inolvidable de Selena en su concierto en el Astrodome el 26 de febrero de 1995, pasó a ser el escenario de algo bastante triste y desagradable. Entonces, todas las cámaras que otrora seguían una y otra vez los movimientos de Selena en el escenario, luego seguirían frenéticamente a abogados, periodistas, a la asesina, a gente que nada tenía que ver con aquella magia de Selena, gente que ni aparecería en los medios en condiciones normales. En pocos días pasamos de la alegría al llanto, del paraíso al infierno, de Selena a la innombrable asesina ... Y entonces cuando veíamos con gracia cómo Selena le pegaba un suave empujoncito a un hombre que tomaba con su cámara el concierto para tener un lugarcito para saludar a su público, ahora veíamos los empujones, el nerviosismo, la agresividad de un montón de gente para entrar a uno y otro lugar, para obtener la nota, para agredir, para obtener la exclusiva, para tomar imágenes de gente que en otros momentos más lindos nunca hubiesen tenido ese protagonismo, ese trato, esos primeros planos. Habían cambiado los tiempos. El Amor y la magia se habían ido. El odio y la mediocridad se habían apoderado de Houston. Otro era el escenario...

Y la incomprensibilidad de lo ocurrido también nos cambió el eje a nosotros. Y hoy estamos en el desconcierto de cómo recordar a Selena. Porque si hoy estuviera con nosotros gozaríamos de su música actual, de su música pasada y esperaríamos con ansias lo que vendrá. Pero sabemos que no es así y es conmovedor ver cómo la gente, la gente que ama de verdad a Selena, busca en todos lados alguna presentación nunca vista de Selena, busca alguna grabación pocas veces escuchada, busca algún disco ya olvidado, lo comparte con otros y lo exhibe en todos los medios a su alcance para que otro admirador de Selena tenga la posibilidad de ver "algo nuevo" de Selena... En los últimos tiempos la Familia Quintanilla tomó la posta, y no sólo ha exhibido conciertos y presentaciones pocas veces vista de Selena, sino grabaciones viejas y caseras actualizadas de ella con la producción de A.B. Es algo ante semejante ausencia…

Pero es lógico que querramos más y a veces perdamos de vista que lo de Selena fue tan rico y tan vasto que no es necesario buscar nuevas versiones ni nuevas interpretaciones de los temas de Selena. Las canciones de Selena son hermosas porque las interpretaba ella. Las interpretaciones de Selena son únicas porque sólo ella podía cantarlas así con esa voz, con ese énfasis, con la expresión de su cara y de su voz en cada palabra que hacía estremecer hasta el más insensible, hasta el más distante, hasta el más frío de Alma y espíritu. Y más nos asombramos cuando nos enteramos de que esa joven mujer que nos cautivaba, nos impresionaba, nos enamoraba, no sabía hablar correctamente el español. Esa contrariedad acaso nos haga enaltecer su capacidad de canto, de interpretación, de profesionalismo, de pasión, de talento...

Y también la impotencia nos haga caer en el error de que es más importante hablar de nosotros mismos con nuestra admiración, nuestras demandas, nuestras dudas, nuestros llantos, nuestros pedidos de explicaciones por lo que pasó. A veces por querer legítimamente expresar todas esas sensaciones, perdamos nuevamente el eje, y caigamos una y otra vez en el error de hablar de nosotros, de exteriorizar nuestros más puros sentimientos como también nuestra ofuscación, nuestra frustración. Y así perdemos mucho tiempo, mucha energía que deberíamos dedicarla pura y exclusivamente a nuestra Selena. A veces no nos damos cuenta de que estamos dejando a Selena a un lado, con todo el riesgo de lo que ello implica. Y si bien es cierto que por ese triste final es lógico que expresemos todo lo que ello genera, que también es razonable que busquemos una explicación, que es lógico pensar que los admiradores de Selena son los verdaderos sostenedores del recuerdo de Selena y lo que hizo que ella fuera grande, el sólo quedarnos en esto nos hizo perder de vista por qué estamos aquí. Incurrimos a veces en el mismo error que cuando creemos que la única forma de mantener viva la música de Selena es buscar nuevas versiones hechas por otros o con nuevas interpretaciones de otros artistas. Y si bien esto contribuye a su recuerdo, lo cierto es que Selena es una fuente inagotable y sólo basta con escucharla para saber que ella es capaz aun hoy con su voz emocionarnos una y otra vez, sin que nos cansemos nunca de verla.

Por eso, en definitiva, me quedo con esa imagen que Selena nos dejó en el programa "Un nuevo día". No sólo por sus interpretaciones sino por sus palabras, por su trato con los conductores, por su deferencia con la gente. Aún hoy recuerdo sus palabras. Cómo ella escuchaba los pedidos de la gente. Cómo devolvía con su sonrisa y su carisma los elogios que le prodigaban. Cómo recordaba lo que la gente requería de ella. Recuerdo que cuando dijo que iba a cantar “Amor prohibido”, pidió a los conductores que le volvieran a decir qué persona pidió ese tema. Resultó ser un tal Abraham y entonces Selena le dedicó dicho tema con su mejor sonrisa...

Cada vez que recuerdo a Selena quiero recordar precisamente a Selena. Recordar su voz, recordar su pasión, recordar su carisma, recordar su talento, recordar lo extraordinaria artista que fue. En definitiva, recordarla a ella. Y depositar en ella todo mi Amor, ese Amor que sólo ella podía dar. Depositar mi cariño, dar todo lo bueno de mí. Y ser en definitiva el instrumento para que todo ello sea posible, para que sea recordada por siempre y para siempre...

Es lo que Selena espera de nosotros, es lo que Selena esperaba ver en el futuro y que no pudo vivir para verlo, para gozarlo. Pero para eso estamos nosotros, para recordarle que estamos aquí para decirle que lo suyo no fue en vano, que tuvo sentido, que ella está cosechando el Amor que supo sembrar. Que ella sigue teniendo a la gente que la cuida, que la quiere proteger, que la admira, que la ama...

Si estamos aquí es por Selena. Ella hizo posible todo esto. Ella lo construyó y sólo ella es capaz de generar tanto Amor, ese Amor que tenemos y se lo dedicamos a ella todos los días...

Y estaremos aquí esperándola, extrañándola, tendiéndole nuestros brazos para cuando ella se reencuentre con nosotros...

Siempre sostendré que la mejor forma de recordar a Selena es simplemente ser como ella en todos los aspectos. Sé que es difícil, pero si la queremos de verdad, lo imposible, ya sabemos, se transforma en posible…

Todo sea por Selena… Por nosotros… Por hacer de este un mundo algo mejor… Un Mundo con Selena…

Selena: todo lo que yo hago es sólo para ti. Mi corazón está dedicado a tu recuerdo...

Te quiere mucho...

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)