Esa interpretación de Como la Flor acaso sintetice
perfectamente cómo eras tú en el escenario, Selena, cómo eras tú ante tu gente
y cómo eran ellos ante ti. Tú le brindabas todo y el público se maravillaba, te
escuchaba y, sobre todo, te respetaba. Nunca se vio tan claro en ese concierto,
en la interpretación de un tema tan emblemático para ti, Selena, el Amor de tu
gente, cómo ellos interpretaban como nadie lo que tú les transmitías y tú se
los devolvías con creces...
Difícilmente alguien no se haya quedado boquiabierto y
emocionado con tu inicio del tema. ¿Cómo no encantarse con ese momento en el
que empezaste a entonar "Como la Flor ... Con tanto Amor" sosteniendo
tu micrófono con tu mano derecha y tus ojos cerrados mirando hacia arriba? ...
Con tu voz que te salía de tu propia Alma, con el sentimiento a flor de piel,
con la pasión siempre encendida ... ¿Cómo no quedarse con la respiración
contenida, con la mirada incrédula y emocionada de una mujer que transmitía
tanto, tanto Amor? ... Y tu gente no salía de su asombro que tú bajaste tu
mirada, tomaste el micrófono con tus dos manos y les cantaste "Me diste
tú, se marchitó" ... Seguramente esa mirada tan tierna, que acaso te
remitías a cuando eras una niña de 8 años, y comenzabas a emocionar y a
sorprender a tanta gente, debe haber despertado todo clase de emociones al público
presente .... ¿Cómo no quedarse callado, cómo no sentir tanto cariño ante una
persona que les cantaba así, que les transmitía así, que expresaba como nadie
esas letras, esas canciones? Pero tú no te detenías allí, Selena. Cuando todos,
absolutamente todos, creían que ya habías llegado a tu punto límite, cuando
creían que habías llegado a lo más alto, tú les tenías guardada una sorpresa.
Cantaste "Me marcho hoy. Yo sé perder", alargaste la frase y diste un
pequeño grito de emoción, un pequeño jadeo que despertó el júbilo de la gente
al tiempo que tú les dabas tu clásica mirada cómplice. Pero tú les tenías
preparada una sorpresa más. Bajaste tu micrófono, te adelantaste en el
escenario y casi susurrando les dijiste "Pero...". Y te quedaste
esperando sonriendo, sin mirarlos, con tu mirada hacia el suelo. Hasta que el
público rápidamente te respondió "Ay, Ay, Ay...". Y tú te echaste a
reír, y con tu micrófono en tu mano derecha lo acompañaste con un leve
movimiento de tu mano izquierda y les completaste la frase con un "Ay, Ay,
Ay. ¡¡Cómo me duele!!", mientras te llevabas tu mano izquierda para
golpeártelas varias veces a tu pecho, como era tu característica, para realzar
más lo que estabas cantando, para expresar con la pasión que sólo tú podías
transmitir en semejante canción...
Siempre diré que luego de semejante introducción, ya nada
más teníamos que escuchar, que ya estaba todo dicho, que desde allí sólo se te
podía dar muestras de Amor, de cariño, de afecto. Siempre diré que una persona
como tú, que apenas sabías hablar el español, tiene que tener mucho Amor, mucho
talento, mucha actitud, mucha personalidad para cantar así, pare expresar así,
para encantar así. Siempre diré que tú rompiste el molde. Que como tú nadie
habrá. Porque no importa qué música nos gusta. No importa qué artista
admiramos. No importa a quién íbamos a ver esa noche. Era verte a ti y las
palabras sobraban, los análisis de los críticos quedaban en segundo plano, los
demás estaban demás. Era verte a ti y sólo nos quedaba estar en silencio escuchándote.
Era escucharte a ti y olvidamos de todo. Era escucharte a ti y olvidarnos de
que Festival Acapulco no era un concierto tuyo. Festival Acapulco era un
concierto en el que participaban muchos artistas consagrados. Tú eras una
artista más ... Supuestamente eras una artista más ... Pero tú te encargabas
con tu actuación de que no fuera actuación más de una artista más. Tú te
encargabas de que esa fuera la única actuación de Festival Acapulco...
Y sí no, ¿cómo entender lo que pasó después de aquella
inolvidable introducción? ¿Cómo explicar que subieran aquellos muchachos para
bailar contigo? ¿Cómo explicar que subieran tantos niños a darte un beso? ¿Cómo
explicar que subiera al escenario tanta gente para dejarte un mensaje de
cariño, para felicitarte, para abrazarte, para dejarte toda clase de afecto?
¿Cómo explicar tanto respeto y tanta admiración para un artista? En todo
momento nunca tuviste que alzar tu voz más de una vez para decirle a aquel que
quería bailar contigo, aquel que quería decirte algo, a aquellos que te dejaban
marcado tu rostro con tantas muestras de afecto, con tantos besos, que debían
bajar del escenario por respeto al público, a aquel que, según nos decías tú,
Selena, sin ellos "nosotros no seríamos nada". Tu presencia generaba
un respeto que nacía del cariño, un respeto que nacía de la admiración, un
respeto que nacía del Amor. Nunca esas manifestaciones de cariño surgieron por
exceso de confianza de tu parte. Tu público, aquel que te quería tanto, te
conocía bien. Tú también los conocías. Sólo había afecto entre ambos. No había
necesidad ni de confiar ni de desconfiar. Sólo había Amor. Tan simple como eso,
Amor...
Siempre que te veo allí, Selena, tan linda, tan
impecablemente vestida, dando siempre mucho más de lo esperado, mucho más de lo
que te pedían, marcando tú a la banda cómo empezar, cómo seguir y cuándo
terminar, diciéndole al público "Ayúdame" y pidiéndole que te
acompañen con tu canto, que se integren, que no te dejen sola, que te quieran,
que expresen ese sentimiento que todos tenemos y lo guardamos por pudor, por
vergüenza, por no animarnos, me digo cuánto en ti hay en nosotros. Y que
bastaba que viniera alguien como tú para expresar lo que nosotros sentimos
todos los días, lo que vivimos todos los días, lo que padecemos todos los días,
lo que nos alegra todos los días, lo que sufrimos todos los días, lo que nos da
esperanza todos los días, para que te adoptáramos sin más, para que te
quisiéramos sin más, para que sintiéramos por ti como no hemos sentido por
nadie. Porque tú, Selena, tú eras de los nuestros. Tú nos representabas como
nadie. Tú decías como nadie lo que nosotros sentíamos. Tú eras nosotros y
nosotros tú. Por eso te queremos tanto, por eso nos duele tu ausencia. Porque
tú demostraste que el Amor no tiene idioma. Tú, que hablabas tan precariamente
el español, nos tocaste una y otra vez nuestros corazones y nuestras Almas, tú
transmitiste como nadie nuestros sentimientos, tú eras una artista de verdad,
que nació con las mismas necesidades económicas y afectivas que todos, que tuvo
que trabajar para vivir como todos, pero tú, Selena, tuviste que hacerlo desde
muy pequeña y desde muy abajo. En definitiva, para nosotros, tú, Selena, eras
esa vecina del barrio, a la que veíamos cotidianamente, a la que saludábamos
todos los días, con quien compartíamos las mismas cosas, que había llegado.
Había llegado para triunfar. Había llegado para conquistar al mundo. Y lo había
hecho con nobles armas. Con las armas que las da el Amor, el sentimiento más
puro, ese que sólo tú podías dar...
Por eso Selena, tú nunca necesitaste ir a buscar a un
niño, a un necesitado, a alguien desprotegido para abrazarlos y demostrarle al
mundo que eras una mujer sensible que se preocupaba por ellos. No lo
necesitabas porque ellos venían a ti a saludarte. Porque ellos ya te conocían.
Ya sabían quién eras. No necesitaban verte en la televisión para conocerte.
Para cuando instabas a que los niños vuelvan al colegio y en tantos otros
programas en los que te invitaban pues ya eras una figura reconocida, ellos ya
te habían visto hacía mucho, mucho tiempo. Hombres, mujeres y niños ya te
habían visto de pequeña, ya te habían visto en un pueblo, habían bailado
contigo en un festival, se habían quedado maravillados con tu increíble
presencia en un concierto. Ya te conocían, Selena. Eran los mismos que en ese
momento de Festival Acapulco se alegraban de que te fuera tan bien, de que
triunfaras, de que por fin uno de ellos llegaba después de tanto esfuerzo, de
trabajar duro, de tantos sacrificios, de tantas privaciones, de tanta angustia
contenida, de tanto dolor...
Y por ello, Selena, por todo lo que nos diste, yo también
me subo al escenario de Festival Acapulco para darte un pequeño beso en tu
mejilla izquierda y para decirte gracias, muchas gracias, y para que te quedes
tranquila, que yo te quiero y que hasta el día que me tenga que ir de este
mundo yo me encargaré de decirle al mundo lo que eras, lo que representabas y
representas para nosotros, para mostrar nuestro corazón herido y marcado con tu
Amor, para decirles que eres única e irrepetible...
Y para decirles con orgullo que tú no robaste mi corazón
... Yo te lo ofrecí con Amor…
Te quiere mucho...
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
No hay comentarios:
Publicar un comentario