¿Te acuerdas de aquel cumpleaños, Selena?




Sé que suelo decir que no festejo cumpleaños por mi condición religiosa. Pero también mi familia y el Señor me han enseñado a ser honesto, a decir la verdad y a ir en la vida con las convicciones bien en alto ... No festejo cumpleaños ... De hecho hace poquito volví a decir, a propósito de este año que son 20 sin Selena, sin mi hija, que no suelo reparar en el 16 de abril porque nunca lo hemos festejado en nuestra familia ... Ni el cumpleaños de ella ni el de nadie ... Pero recuerdo lo que hice hace 20 años aquel 16 de abril de 1995, cuando aún estaba el dolor tan presente y Selena hubiese cumplido 24 años ... Me levanté muy temprano ... Algo me había sobresaltado y cuando pude entender dónde estaba, vi que apenas estaba amaneciendo y mi esposa dormía -si es que podía hacerlo- dándome la espalda en la cama ... Sentí una gran angustia y dolor en el estómago, y me fui incorporando en forma lenta y muy pausada para que Marcella no pudiera notar lo que estaba haciendo ... Es curioso: cuando uno hace esas cosas para no sobresaltar a nadie es cuando más ruido hace, o al menos eso es lo que uno cree notar ... A medida que pasaban los minutos más me apuraba y más ruido generaba ... Pero ya a esa altura no me importaba: intuía que mi esposa ya había notado lo que estaba haciendo y se haría la dormida para dejar que yo me fuera, para que yo hiciera lo que debía y sentía hacer ... Cuando me levanté finalmente y me dirigí al baño, entré corriendo y abrí la ducha ... Recién allí, al sentir la lluvia que me golpeaba la cara, me permití llorar, llorar fuertemente, llorar de dolor, llorar de furia, llorar de impotencia ... Sabía que debía ser fuerte, que tenía que seguir adelante para sostener a mi familia en todo sentido ... Que si caía yo, caerían todos ... No tenía que dar una imagen de vencido ... No tenía que permitir darle el gusto a esa mujer que nos quitó a Selena que se creyera que me había vencido ... Debía luchar por mi hija, debía luchar por su memoria, por su Legado, por el Amor que había dado a toda la gente que la había querido bien, como Selena siempre quiso ... Tenía mucho por hacer ... Hacer saber mi verdad ... Dar primero mi versión de los hechos, no permitir que otros hablen por mí, por Selena, por mi familia, aunque algunos que lo pudieran hacer fueran gente que respetaban y querían a mi hija ... Debía ser el primero en dar la imagen con la quería que la recordaran ... Ya pensaba por entonces en hacer una película en la que se hablara sobre lo que hicimos para llegar a ser un éxito desde abajo y que sólo nos valimos del trabajo, del talento, de la honestidad, de la autenticidad y de la verdad para triunfar ... Nada más ... Pensaba por entonces que en esa historia no tenía que tener un final, al menos ese final tan doloroso y tan impropio de mi hija y de mi familia ... Pero más tarde Gregory Nava me convenció de que algo debíamos decir a pesar del dolor, que algún mensaje debíamos dar porque detrás de la pantalla habría gente que quería a Selena, otra que apenas la conocía y otra que ni siquiera sabría quién era ... que detrás de esa pantalla habría un universo de personas a las que se le debía decir lo que había pasado con Selena para no sólo no olvidarlo nunca, sino para buscar que aquello no vuelva a suceder nunca más, si es que pretendemos que algún día este mundo y esta humanidad sean un poquito mejor ... Sólo allí, unos meses después pude asimilar que esa historia podía tener un final, un doloroso final, un final en el que Selena se nos iba de este mundo, y con ella una carrera, una vida y un destino en el que se demostraran que todo era posible, que todos los sueños se podían lograr con sólo proponérselo ... un final que nadie imaginó ni quiso pensar ... un final en el que la única víctima fue Selena ... un final en el que hubiese dado mi vida para yo estar en su lugar y ella en el mío ... pero que el Señor no me permitió siquiera intentarlo... un final que nunca quise ver, pero que para seguir tuve que verlo y aceptarlo...

Pero en ese momento estaba allí y sabía que para seguir tenía que exteriorizar todo mi dolor. No recuerdo cuánto tiempo estuve. Sólo recuerdo que me senté en el piso de la bañadera dejando que cayera sobre mi cuerpo la lluvia para que aplacara todo mi dolor y afloraran los recuerdos más bonitos de mi hija. No pensé allí sobre sus logros, sobre sus conciertos o sobre sus discos. Sólo pensaba en su sonrisa, en sus actitudes vertiginosas, en todo lo que soñaba, en su tenacidad, en su fuerte carácter, y en sus firmes anhelos y objetivos  ... Porque en definitiva, todo fue mérito de ella. Si entramos en el negocio de la música fue porque ella un día se propuso cantar canciones de mis épocas de juventud para demostrarme que podía hacer lo que sea, y para que prestara más atención en su talento y en su potencial que en lo que yo podía enseñarle a A.B. con un instrumento que no manejaba a la perfección. Si triunfamos es porque ella lo puso todo: cantar en español sin saberlo, dar su encanto personal para tener al público a sus pies, mostrarse tal cual era y como ella quería ser vista, superarse siempre, aprender de todos e ir por más cuando iba logrando cada objetivo. Y si bien yo le cuestionaba cuando quiso abrir su primer local de “Selena Etc.”, porque me parecía que tenía que consolidar su carrera musical para abocarse al mundo de la moda, entendía perfectamente que lo hiciera de todos modos y secretamente celebraba que así lo hiciera. Cada meta le daba la posibilidad de cumplir esos sueños postergados por tanto tiempo, y cuando Selena comenzó a ser famosa, sabía que iría por el cumplimiento de su gran sueño, que era ser diseñadora ... ¿Y cómo yo podía impedírselo? De todos modos, lo hubiese hecho aunque yo no se lo hubiera aprobado ... Ya lo hizo antes cuando decidió casarse en secreto con Chris ... Selena era porfiada, pero el ser así le permitió arriesgarse y lograr cosas que por allí de pensarlo tanto jamás lo hubiese logrado ... Mi hija perdió muchas veces pero con esa actitud fue más lo que ganó que lo que perdió, aunque por esas épocas creía, o quería creer, que por arriesgarse tanto tuvo la peor derrota que uno puede tener en la vida ... Pero en esas épocas también quería justificar este destino, quería poner una explicación a lo inexplicable, quería darle un sentido a los errores que cometimos, quería poder poner en palabras algo del cual ya no podía hacer más nada que lamentarme el resto de mi vida...

Recuerdo que en un momento solté un llanto tremendo, casi histérico, cuando recordé que Selena siempre quiso recuperar una muñeca que ella tenía de muy pequeña y que la había dejado a un lado cuando yo preparé a mis hijos para hacer la banda de música que recrearía a los asistentes de mi restaurante y que permitiría que todos dieran cuenta del talento de mi hija ... Era tanto el esfuerzo de Selena no sólo para cantar bien sino para agradar a todos, que terminaba agotada y sin ganas de hacer más que su trabajo y sus estudios. Siempre supe que Selena tuvo que sacrificarse más que nadie cuando les obligué a ingresar en el negocio de la música. Mis otros hijos tuvieron dentro de todo una infancia tranquila. Hasta A.B. tuvo buena parte de su adolescencia sin grandes presiones. Pero Selena empezó a cantar a los 6 años y ya como algo permanente a los 8. Tuvo que crecer de golpe y postergar muchos sueños. Sé que todo esto lo tomó como algo “natural” en su vida, pero lo hizo por mí y por mi familia ... Y sé también que se esforzó lo suficiente como para que cuando llegaran los logros se pudiera dar el lujo de poder realizar todo lo que había soñado para sí ... Pero en el camino quedó aquella muñeca ... Cuando quebramos y tuvimos que abandonar nuestra casa, Selena se desesperó al no poder encontrar a su muñeca ... Sé que en algún momento se retiró a su habitación para llorar por dicha pérdida ... Pero cuando la volví a ver, sólo me dijo: “No te preocupes, padre. Algún día la encontraré. Y cuando llegue ese día será el regalo más hermoso que haya recibido jamás. Sólo te pido una cosa: búscala tú también ... Sólo cuando ya no haya más nada que hacer me permitiré comprarme una nueva, igual a la que tenía ... Pero sólo lo haré cuando triunfe ... Sólo cuando hayamos alcanzado todo ... Y lo haré un 16 de abril ... Sí, ya sé, padre ... No lo tomes como un regalo de cumpleaños ... Sólo tómalo como un regalo para mí, para el día en el que yo vine a este mundo...” ... Había pasado mucho tiempo ... Yo ya ni registraba aquella promesa. Pero un día en el que volvíamos de celebrar nuestro primer éxito en Premios Lo Nuestro, Selena me dijo al pasar: “Cada vez está más cerca que me reencuentre con mi muñeca. Será como un renacimiento. ¿No crees?”. Me sorprendí. Luego me sonreí y la abracé tiernamente. Sabía lo que ello significaba y no podía estar más que contento ... Todo estaba tan al alcance de nuestras manos ... Todo parecía tan cerca ... Después de tantos años de trabajo, sacrificio y sinsabores nos permitíamos sonreír y pensar mucho más que en nuestros propios sueños. Ahora podíamos alegrarnos por lograr aquellas cosas que antes parecían tan lejanas y tan imposibles de alcanzar ... En eso pensaba cuando el dolor estalló en su máxima expresión en esa mañana y el agua que caía sobre mi cuerpo se hacía más fría y densa, imposible ya de soportar ... Me incorporé lentamente conforme el llanto fue cediendo al devastamiento y a la soledad ... Hubo algo que me permitió salir de allí ... De pronto di cuenta de algo que debía hacer en ese momento ... Era el momento de cumplirle el último sueño a Selena ... Sé que eso la haría feliz y a mí me daría fuerzas para afrontar años interminables y difíciles de sobrellevar ... años sin que me hija me diera la fuerza y el valor para seguir un camino que ella había creado, y que sólo ella podía transitar con su Amor, dignidad y valor...

Salí del baño y con el mayor sigilo posible agarré la primera ropa que encontré y me dirigí a la salida. Una vez fuera de casa, tomé el auto y fui a una juguetería lejana de la ciudad, de aquellas en las que se pueden encontrar las que ya no se usan y que son de las que más se quieren por el significado que tienen. Yo no tenía el recuerdo exacto de la muñeca que tanto añoraba recuperar Selena, pero estaba seguro de que la encontraría. Era sólo verlas y reconocer entre ellas aquella que sólo podía tener mi pequeña con toda la alegría expresada en su rostro ... El dueño del lugar me permitió ver todo y hasta tocarlas ... Sabía quién era pero no buscó perturbarme con palabras de lamentos, de rencores y de tristeza. Su mejor forma de ayudarme era que viera todas esas muñecas y traerme muchas otras que tenía en un depósito ... Yo miraba y miraba pero no podía encontrarla ... Hasta había visto las que había traído ese buen señor ... Hice varias muecas de fastidio y de resignación, y cuando estaba por irme sin antes agradecerle al señor por su inestimable ayuda, algo se iluminó en mi mente y volví hacia las muñecas, en particular en una serie de aquellas que estaban en un estante en la parte inferior de uno de los armarios. Era extraño: yo ya había registrado allí y no había notado nada familiar, pero había algo ... alguien ... que me llevaba allí sin dudar ...Mi mano separó a dos muñecas que estaban casi pegadas ... y allí estaba ... inmaculada, casi como nueva ... Era una hermosa muñeca con su melena negra larga con flequillo, una sonrisa tierna y una expresión en sus ojos un tanto triste ... “¡¡Es esta la muñeca que estaba buscando!!”, le exclamé con una gran sonrisa de satisfacción al vendedor que acompañó con su mirada mi alegría ... Luego, cuando él estaba envolviendo la caja en la que había colocado a la muñeca, se detuvo, se quedó pensativo y recién cuando le dio el último nudo a la cuerda me dijo: “¿Sabe, señor Quintanilla? Esa muñeca casi ni recordaba cuando llegó aquí. Pero ahora sé que vino hace muchos, muchos años. Me la trajo alguien, de otro pueblo, ya no recuerdo de cuál. Sólo me acuerdo que la había encontrado de casualidad cuando estaban por ocupar una casa que estaba abandonada luego de estar muchos años en venta, que estaba por dársela a cualquier niña que pasara por la calle o donarla, pero algo le hizo traerla aquí porque intuía que su verdadera dueña iría a este lugar para reencontrarse con ella...”. Yo me le quedé mirando, traté de contener el llanto, me mantuve en silencio y cuando le iba a abonar, sólo me dijo: “No, señor Quintanilla. Sólo tómela como un simple tributo por tantos años de alegría que nos diera su hija. Que Dios la tenga en la gloria...”. En otro momento le hubiese insistido en que aceptara el dinero, pero mi dolor y el deseo de salir de allí para llorar libremente sin que lo notara ese buen hombre me hicieron aceptar con una sonrisa y con un abrazo semejante gesto. Con lágrimas en los ojos y con todo el dolor del Alma tomé el auto y fui directamente al lugar en el que estaba Selena ... Era temprano aún ... Ni sabía si estaba abierto, y si lo estaba si me dejarían entrar por todos los asuntos “legales” que aún debían resolverse ... Hacía poco tiempo que había pasado lo peor  y creo que nadie podía dar seriamente cuenta de ello ... Bajé del auto y vi que estaba abierto ... La gente que estaba cuidando el lugar sólo atinó a sacarse el sombrero cuando me vieron entrar ... Yo sólo pude asentir con mi cabeza sin poder evitar que se me escaparan mis lágrimas por debajo de mis anteojos ... Enfilé directamente hacía el lugar y cuando di con Selena, sólo me arrodillé ... Estuve un largo rato llorando ... Luego permanecí en silencio otro interminable tiempo hasta que tuve el valor de mirar en el lugar en el que estaba el nombre de mi hija y decirle: “Vengo a traerte buenas noticias, Selena ... ¡¡Conseguí lo que tanto buscábamos!! ¡¡Aquí está tu muñeca!! Lo puedes comprobar...”. En ese mismo momento tomé la caja y la abrí: “¿No ves? ¡¡Aquí está!! Sé que la estabas buscando. No estaba muy lejos de aquí ... Sólo era cuestión de tiempo encontrarla ... ¡¡Tómala, m’hija!! ... Y ... ¡¡Feliz cumpleaños!!” ... En cuanto dije esas últimas palabras, no pude más con mi angustia. Me levanté en llantos y fui en busca de la salida ... Pero algo me detuvo ... Sentí el llanto de una niña detrás de mí ... Me volví hacia donde estaba Selena y no vi a nadie. Caminé a unos pasos al costado y allí la pude ver ... Era una niña que estaba con un papel en la mano ... Permanecía estática, temblorosa y muy triste ... Yo me acerqué a ella y le pregunté si la podía ayudar en algo. Ella miró hacia abajo sin poder dejar de llorar. Entendí a lo que venía y sólo le dije si quería que la ayudara a dejar su nota en el gravesite de Selena ... En aquel momento y por muchos años innumerables personas iban a ver a Selena para dejar sus sentimientos expresados en un papel que iban dirigidos más tarde a nosotros ... La niña me miró, me abrazó y sólo me pidió que me quedara a su lado mientras ella le leía su nota de despedida a Selena. Yo lo acepté, ella se sonrió en el medio de sus lágrimas y comenzó a leer: “Querida Selena. Tú sólo le diste alegría a mi corazón. Quiero que sepas que guardo todas tus fotos, todas las revistas en las que has aparecido, tengo todos tus discos, te escucho todos los días, te canto todos los días, te espero todos los días y cada noche beso una imagen tuya antes de dormir. Siempre te querré, Selena, siempre ... Eres mi mejor hermana, mi mejor amiga, mi mejor compañera ... Y mientras espero el día en el que nos volvamos a encontrar para darte un gran abrazo y un gran besote, quiero que sepas que seré como tú, qué seguiré tu camino y sonreiré como tú ante cada adversidad, ante cada dolor, ante cada derrota. Porque tu camino es mi camino, tu alegría es mi alegría, tu esperanza es mi esperanza, tu dolor es mi dolor, tu sueño es mi sueño, tu triunfo es mi triunfo ... La mejor forma de recordarte es ser como tú, Selena ... Y te prometo que lo haré ... Te quiero mucho, te extraño horrores, te espera siempre ... Natalie”. La niña estalló en llantos en cuanto terminó de leer su carta de despedida ... Yo la abracé tratando de contener mi propio dolor ... En ese abrazo pude sentir a Selena ... Pude sentir todo lo que nos había dejado y también su propia ausencia ... Cuando pudimos recobrarnos de tanta emoción, recordé el motivo por el que había venido ... Le dije a la niña que me esperara un tantito y tomé la caja con la muñeca ... “¿Sabes? Hoy vine a traerle a mi hija una muñeca. Era de ella. La buscó por muchos años. Se le había perdido ... Yo se la encontré ... Era su regalo de cumpleaños ... Pero yo sé que ella querría que estuviera en tus manos ... Y yo sé que ese es el mejor regalo que le puedo hacer ... ¡¡Tómalo!! ... ¡¡Es tuyo!! ... Sólo te pido que lo cuides mucho ... Es lo que queda de ella ... Son sus sueños hechos realidad...”. La niña la tomó y me dijo: “Selena es mi vida. Yo cuidaré de su muñeca. Y cuando yo pueda demostrar con mis actos que supe ser como ella, vendré aquí a decírselo, y si tengo una hija, volveré para darle esta muñeca con la misma promesa que hoy hago aquí...”. Nos volvimos a abrazar, esta vez con mezcla de risas y llantos. Quedamos en volvernos a ver cada 16 de abril para certificar nuestras promesas ante Selena. Ella fue alejándose dando varias vueltas hacia mí alzando su mano y dando besos al aire. Cuando ya no la vi más, voltee mi mirada hacia Selena con una mueca de satisfacción. Podía imaginar que al menos podía estar feliz en ese momento donde quiera que estuviese ... Enfilé para la salida y, para mi sorpresa, vi que estaba esperándome mi esposa ... Iba a explicarle hasta que di cuenta que no era necesario ... Nos abrazamos y lloramos un largo rato ... Pronto vendrían A.B., Suzette y Chris. Lo podía sentir ... Todos entendimos lo que significaba estar ese día en ese lugar y en ese momento todos juntos ... Sabía que nunca más se repetiría esa escena, pero también sabía que lo que iba a vivir allí nos daría más fuerzas para poder seguir, para seguir luchando, para seguir creyendo, para seguir soñando, para seguir trabajando ... para seguir el camino de Selena ... para seguir festejando su cumpleaños al menos desde el corazón...

(A veces no es necesario festejar un cumpleaños, como tampoco hacer un regalo en él si no hace con el corazón ... Todos necesitamos Amor, pero el amor cotidiano, el de los pequeños gestos que exaltan nuestras Almas ... Una caricia, un beso, una sonrisa, un abrazo, unas palabras de afecto, acercarse cuando el otro más lo necesita, dar todo para que los demás sean felices ... Eso que hacía Selena todos los días y por el cual tanta gente la quiso tanto, la extraña horrores y la recuerda por siempre ... No es necesario hacer las cosas por obligación ... Sí es necesario hacer las cosas con el corazón ... con el corazón grande de Selena ... con el corazón de los que la quieren tanto y que pertenece sólo a ella...)

¡¡Muchas felicidades, Selena!! Donde quieras que estés...

Te lo desea con toda el Alma...

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)