Si vieras cómo duele perder tu amor...

30 de abril de 2019



Yo no quería ver la realidad, Selena…


Yo no la quería ver … ¿Para qué? ¿Para qué verla así? Mejor quedarme con la imagen que tuve de ella … Aferrarme a sus cosas, a retener hasta donde pudiera todo aquello que tuviera su esencia … Por eso apenas di cuenta de lo que había pasado y de que no volvería a ver más a Selena, tomé toda su ropa y la envolví en una bosa de nylon. Quería retener su perfume para que cada tanto pudiera olerlo y no olvidarme de ella … No … No es fácil aceptar la muerte … Menos verla … Mucho menos aceptarlo a los 26 años … Y Selena … 23, casi 24 años … No … No podía verla … ¿Para qué? ¿Para decirme una y otra vez cómo no me di cuenta, cómo no le ordené que no fuera más a verla, que era inútil, que nunca le devolvería nada y que nos estaba mintiendo descaradamente? Pero si todo eso lo sabíamos, ¿cómo no hicimos nada al respecto? Si todo estaba claro, tan claro … Tan claro como cuando vi que toda mi familia que llegó a mi casa para acompañarme en ese sentimiento tan difícil de expresar y de superar no podía dejar de ver la televisión para ver el desenlace de la asesina … Llevaba como 8 horas parapetada en el garaje del Days Inn con la pistola en la cien amenazando con que se iba a suicidar … La misma arma con la que le quitó todo a Selena … Yo no entendía nada … Todo es tan absurdo … Qué tan fácil se pone todo de pronto tan sórdido, tan gris, tan horrible como la tremenda tormenta que se había desatado … En un minuto, en tan sólo un minuto cambia todo … Hasta hace unas horas apenas estaba abrazado a Selena … Ahora estaba abrazado a su ropa oliéndola para sentir que aún estaba conmigo, que pronto regresaría, y que ya no habría más pena ni olvido … En uno de mis tantos vaivenes de un lado a otro en la casa buscando … algo … algo de mi vida, algo de vida, algo de Selena … un sentido a mi devenida desdichada vida, no pude dejar de decirles a todos: “No se ilusionen. Jamás lo hará. No sé para qué siguen mirando eso. No se va a suicidar”. Todos me miraron con pena. Yo estaba con la rabia contenida. No podía entender que estuvieran mirando eso. Pero pronto lo comprendí … No sabían cómo actuar ante mí y les pareció que esa era la única forma de sobrellevarlo … Es como estar mirando un partido de fútbol o una película y haciéndose mala sangre por ello, en vez de ponerse mal por la inminencia de la muerte o el sentido de la vida … No sabían qué hacer, como yo … Al final esa mujer logró su cometido … Todos la estaban mirando … Ella acaparaba la atención … Y no Selena … Me imaginaba que estaría disfrutando el momento … Sentirse importante, fuerte, la gran guía de los destinos de los demás … Disfrutando en la simulación, disfrutando cómo tenía a la gente en vilo … Tarde me di cuenta de cómo eran las cosas … Por eso les dije a mis familiares que nunca se suicidaría … Todo era parte de un plan … De un plan macabro … De un plan siniestro … Ella lo planificó todo … Desde el principio del día cuando hizo que fuera Selena al motel hasta el supuesto intento de suicidio … Pronto se entregaría y otra sería la historia … Ya me veía diciendo que la culpa es nuestra y no de ella … Ya me veía victimizándose como lo está haciendo parapetada en el motel … Qué tontos fuimos … Nunca quisimos pensar lo peor porque confiábamos en ella … Confiamos muchos años … Todavía recuerdo los días de grabación del tema “Ya no” apenas un año antes … Recuerdo haber hablado con ella horas enteras, como no lo hacía con nadie … Había logrado tener la confianza de todos … Por eso cuando decidimos alejarnos de ella fue un golpe duro para todos, pero por eso mismo nunca pensamos que podría hacer esa atrocidad … Ahora todo parece tan claro … Pero ya es tarde … No vimos la realidad que estaba ante nuestras narices … ¿No la vimos o no la quisimos ver? Apenas dos semanas atrás Selena me había contado que ella le había mostrado un arma … Y aun así no pensamos lo peor … ¿Estaba adelantándonos lo que haría? ¿Cómo no pensamos que jamás aceptaría que la dejáramos si en los últimos días ello era evidente? No lo pensamos … simplemente porque confiábamos en ella y nos pareció que lo que había hecho era algo que había que superar dando por terminada la relación … Pero nunca pensamos que ella jamás lo aceptaría y que antes que ello terminaría con el ser más preciado para todos … “Selena es mía o no es de nadie”, debe haber pensado … Y ahora pagamos las consecuencias … No … No puedo aceptar este cachetazo de la realidad … Jamás podría ver a Selena … Jamás podría ver el triunfo de esa psicópata … Jamás podría aceptar tamaña inocencia, tamaño error … Jamás podría ver a Selena en ese estado…

En aquel nefasto 31 de marzo había tenido la oportunidad de ver esa densa realidad. Apenas enterado de la triste y absurda noticia en el hospital, un médico se acercó y me pidió que lo acompañara para reconocer el cuerpo … Parecía un chiste de muy mal gusto … Ni siquiera se apiadó de mi tristeza, de mi consternación, de mi llanto, de mis ganas de que me tragara la tierra allí mismo … Yo me negué … Yo me aferraba a la posibilidad de ver a Selena de nuevo … O al menos quería quedarme con la imagen de los buenos tiempos … De su risa, de sus gritos cada vez que manejaba, de nuestra luna de miel en Jamaica, de la primera vez que nos besamos, de la última vez que nos abrazamos y nos dijimos lo tanto que nos queríamos … Pero me pedían que borrara todo aquello para ver en qué quedaron nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestras alegrías, nuestras realidades, nuestra vida … Entré en un ataque de histeria … Hasta me costaba creer que le preguntara por qué yo, por qué a mí … Como si fuera alguien ajeno a esa desgracia … Pero era entendible toda esa locura … Como entendible la frialdad del médico que sólo buscaba cumplir con el protocolo … El tío de Selena, Isaac, hermano de su padre, salió en mi defensa para ofrecerse él para semejante tarea … El médico le preguntó por su parentesco y pareció que su respuesta satisfizo al galeno, que se fue con él … Cuánto quise que volviera diciéndome a los gritos que no era Selena y que todo, todo fue producto de un gran error … Sabía que no era posible … Ya me lo había comunicado el padre de Selena … Los vi llorar a su madre y a su hermana … No estaba A.B. que seguramente fue a llevar su dolor bien lejos de allí … Cuando volvió el tío de Selena y me dijo que todo había terminado, apoyó su brazo en mi espalda y me llevó despaciosamente camino a casa … Supe que iniciaba un largo camino, un camino en el que por años sólo iba a ver luces y sombras, y viviría como un autómata … Tan lejos de mí … Tan lejos de ella … Tan lejos de lo que había imaginado  … Tan lejos de lo que uno puede imaginar a los 26 años de edad…

Pero así como el tío de Selena evitó aquel triste e inexplicable 31 de marzo que tuviera que ver la nueva realidad de Selena, la nueva realidad de mi vida, apenas dos días después se convirtió en la vía para enfrentarla … Es como si me hubiese dicho: “Entiendo lo de aquel día … Pero ahora estás en el velatorio y pronto Selena se marchará de aquí para no verla nunca más … Hoy hubieses cumplido tres años de casados y le has comprado un nuevo anillo para la ocasión. Al menos dáselo como última muestra de Amor … Piensa que te está esperando … Piensa que no querría que la dejaras sola … Piensa que se siente culpable … Demuéstrale que la quieres y que la recordarás siempre con Amor … Haz al menos eso … Y luego el Señor te guiará por el buen camino para enfrentar nuevos desafíos … Así es la vida, hijo … Si no lo aceptas, todo será muy difícil” … Yo no quería hacerlo … Apenas pude estar sentado a pocos metros de ella mirando el piso con una flor blanca en la mano … Ver a Selena así … era el peor castigo que nos podía haber brindado esa pérfida … Y vaya cómo lo había planificado … Y nosotros que pensábamos que era … Ya nada tiene sentido … ¿Cómo admitir que esa psicópata ha logrado lo que quería y allí está Selena para certificarlo? … “No me queda más que aguantar bien mi derrota…”, me venía a la mente esa canción una y otra vez … Esa derrota de Selena …Ese triunfo de esa harpía … ¿Cómo tolerarlo? ¿Cómo aceptarlo? ¿Cómo ver a Selena sin su sonrisa, sin su vitalidad, sin su vida? Finalmente, Isaac me obligó a hacerlo en forma delicada. Pidió a los asistentes un tiempito para Selena y yo, la gente se retiró y el tío de Selena cerró las cortinas … Yo no podía avanzar, ni lo que quería hacer … Me temblaban las piernas … pero al final lo hice … Sabía que a la larga lo tendría que hacer y ya que el tío de Selena me facilitó las cosas una vez debía agradecerle haciendo lo mínimo que debía hacer … Pensé en el anillo y decidí que al menos se lo quede ella … ¿Qué sentido tendría en mis manos, mente y cuerpo vacíos? … No sé cómo lo hice … Miraba sin mirar … Le dije que al fin volvíamos a estar juntos, la acaricié, la besé y le puse el anillo en su dedo anular … Quise pensar que estaba en paz, pero no quise ahondar en mi mirada … Lo único que deseaba en ese momento es hacerme un lugar en el ataúd, cerrar la tapa e irme con Selena para siempre … En esas circunstancias eso hubiese sacado una sonrisa en mi boca y me hubiese sentido en paz … Pero no fue así … Me arrodillé, recé unas plegarias … y me fui en el mayor de los dolores … Salí del lugar lleno de lágrimas que no quise sacar … Quería mantener la vista empañada con el propio dolor … Porque así vería la vida de allí en más … A través del prisma del dolor de una vida sin Selena … A través de toda una vida sin Selena … A través de una vida que era la muerte … La muerte en la propia vida…

No es justo morir tan joven … Los buenos mueren … Y mueren jóvenes … Yo no quise ver esa realidad pero la tuve que ver … Es como mostrarte la cruda verdad de tu existencia … Que no es nada … Nada de nada … Es como si alguien viniera a vengarse de ti por algo que has hecho, pero en vez de matarte elije que tengas que pasar por esta burda experiencia … Morir en vida … Eso es lo que quería esa pérfida … “Si me la sacan a Selena, nadie se quedará con ella”, debe haber pensado antes de ejecutar su siniestro acto … No quise ver la realidad y la tuve que ver con toda su crudeza … Ahora sólo me queda vivir … morir … Vivir … lo mejor que se pueda…

(Es duro enfrentar la realidad y más aún cuando esa realidad es producto de lo que has hecho … Y de lo que no … E intolerable si es producto de una injusticia o de un hecho horroroso, difícil de explicar … Y más admitir lo que se vendrá para ti producto de esas circunstancias … La vida de Selena … La corta vida de Selena … fue un cuento de hadas … Con un final absurdo, siniestro, ilógico, injusto, impropio con lo que Selena construyó con Amor, con su Amor … Por eso es tan difícil aceptar la realidad de su partida y el modo en el que se tuvo que ir … Por eso se la recuerda, por eso se la evoca, por eso se la homenajea … Es muy duro aceptar lo que ha pasado con Selena … Su suerte es nuestra suerte … la suerte de los justos, de los honrados, de los nobles, de los tenaces, de los trabajadores … Tal vez la mejor forma de recordarla es reforzar el camino que Selena nos dejó para que la realidad finalmente sea otra en la que lograr la cima producto del talento, del trabajo y de la honestidad sea lo normal y no lo extraño … Cambiar la realidad, cambiar nuestro destino … Esa es la mejor forma de recordar a Selena … Es la mejor forma de homenajearla. Para que la realidad la podamos observar con una sonrisa, con su sonrisa.)

Y yo elegí cambiar mi propia realidad siendo como tú, Selena … Y desde ese momento no puedo dejar pasar un día sin sentirme muy feliz … Mi realidad cambió desde el mismo momento en el que te conocí … Y te recuerdo cada día como una forma de agradecimiento eterno … Y para que no estés sola, nunca sola, en este camino que supiste construir tú sola, con Amor, con tu Amor…

Te quiere mucho…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

De vuelta por el camino correcto, Selena…



Cuando ese 30 de marzo a la noche esa mujer llamó a Selena y volvió a insistir en que fuera al motel porque ahora sí había encontrado los benditos papeles me inquieté. Pero más me inquietó que Selena estuviera dispuesta a ir … Incluso volvió a hablarle de que la habían violado y una vez más Selena le dijo que si quería ir al hospital ella la acompañaría … Como yo fui terminante en decirle que no iba a permitir que saliera de la casa tan tarde … (y lo dije una vez más en ese día; la otra fue camino a casa cuando Selena quería volver al motel al notar que ella no le había dado todos los papeles), Selena lo desechó  y le respondió que no iría, tal como se lo había pedido … Cuando colgó el teléfono le destaqué a Selena que seguramente ella había desechado que la acompañara al hospital porque sabría que yo la acompañaría … Ya me inquietaba que ella quisiera que Selena fuera siempre sola … Lo había hecho a la tarde, se lo venía pidiendo en los últimos días … Y eso me preocupaba mucho … A tal punto que a la tarde aun quedando con Selena que la esperaría en mi camioneta mientras iba a tomar los documentos prometidos por ella, a los pocos minutos fui en su búsqueda sin esperar a que Selena volviera … Yo mismo notaba mi impaciencia … Yo pensaba que era inútil seguir insistiendo … Ella nunca nos daría esos papeles … Nos estaba mintiendo y los dos lo sabíamos muy bien … Ya ni me sorprendía que Selena me dijera que no le creía nada, ni aun cuando me dijera a la vuelta que le había dicho que la habían violado … Selena misma me decía que cuando le mostró la ropa le parecía que ella misma se la había arrancado … ¿Y entonces para qué insistíamos? ¿Para qué Selena volvía una y otra vez? ¿Para qué Selena quería volver a pesar de todo? ¿No era evidente toda la mentira? Y eso me inquietaba … Que Selena quisiera volver … Algo no estaba manejando … Y la que lo estaba manejando todo era ella … Y parecía que nadie se daba cuenta … Nunca podría imaginarme de sus intenciones … De hecho, cuando irrumpí en la habitación 158 del Days Inn esa tarde podía ver a una pobre persona llorando y dejando una imagen lastimosa … Lejos estaba de mí imaginarme que estaba ante una potencial asesina …Menos Selena … Pero yo me sentía molesto, inquieto, sobre todo a la noche luego de esa llamada y de lo que vivimos ese día … No podía esperar otra cosa de esa mujer … Empecé a preocuparme por Selena … Me daba cuenta de que si no fuera por mí ella hubiese vuelto esa noche … Y si no fuese por mí hubiese vuelto esa tarde … Más me inquieté cuando Selena me decía que quería ir para desenmascararla con su mentira de la violación … Apelé al último recurso del ruego por la hora y por la promesa de ir al otro día … Eso tranquilizó a Selena y aceptó … Pero eso no me tranquilizó a mí … Parecía que ella misma buscaba excusas para volver … Si todos sabíamos que mentía, ¿qué necesitábamos probar? Todo era muy evidente … Teníamos que probar con otras alternativas, ir por otro camino, que no era el de ella. Y sin embargo, Selena quería seguir ese camino, como aquel ser encantado por el canto de la sirena … Y todos sabemos cómo terminó la historia … Estaba preocupado … Algo no funcionaba … Era curioso … Esa noche viví con Selena una de mis mejores noches … Nuestro matrimonio estaba en su mejor momento, la vida nos sonreía, Selena era exitosa y tenía innumerables proyectos … Íbamos por la autopista en nuestro auto deportivo sonriendo y esperando la meta final … El éxito y la felicidad … Selena seguiría con los conciertos, con los festivales, iría a nuevos países para ampliar su éxito, seguiría con sus proyectos de Selena Etc., quizá se vendría el disco en inglés y su carrera solista, algo que no la convencía pero que tal vez el peso de la realidad la llevaría inexorablemente por ese camino … Íbamos por esa autopista sonrientes y dichosos … El horizonte se presentaba promisorio ante nuestras narices y nosotros sólo lo teníamos que gozar … Gozar con el camino … Gozar con nuestro destino … Y después vendrían nuestra nueva casa, ya en proceso de gestación, y los hijos … Todo estaba tan claro, tan despejado … Pero esa noche tuve la sensación de que estábamos desviando ese camino … Que Selena estaba empecinada por ir por un atajo, por un camino pedregoso, sinuoso, peligroso, oscuro … Sin un destino claro, sin que nos generara placer ni su trayecto ni su destino … Y aun así Selena estaba empecinada en ir por ese atajo, aun cuando viera de qué se trataba, aun cuando se lo advirtiera, aun cuando su padre le dijera que ese no debía ser su camino … Pero Selena parecía enceguecida por ese atajo … No escuchaba, no miraba, no nos creía … Estaba encantada … peligrosamente encantada … Por ese canto, que era un lamento, una promesa, una mentira … Y aun sabiendo todo eso, Selena se desviaba por ese camino pensando que sabía lo que hacía … Y no, no lo sabía … Creía que estaba manejando y no lo estaba … Creía que estaba decidiendo y no era así … Creía que sabía lo que hacía y era un error … Un fatal error … Era esa persona la que estaba como un gran titiritero manejando todo con sus falsas promesas, con sus falsos documentos, con sus falsas dolencias, con sus falsas expectativas … La quería a Selena sola … Y tenía un claro objetivo … Pero ninguno podía verlo … Ni Selena ni yo … Tampoco su padre … Menos su madre y sus hermanos … Y yo que esa tarde y noche del 30 de marzo de 1995 empecé a preocuparme en serio opté por quedarme con la imagen idílica de tomarme de la mano con Selena en la seguridad de que íbamos por esa autopista, y por ese éxito y felicidad como objetivo final. No quise pensar en que estábamos desviándonos del camino … No quise pensar en lo que yo sentía … ¿Selena estaría pensando lo mismo esa noche? ¿Su familia lo había pensado en esos días? No tenía forma de saberlo … Me quise quedar con la imagen de felicidad con Selena y desechar lo otro … Lo escondí, lo barrí debajo de la alfombra … Me quise quedar con la imagen penosa y supuestamente indefensa de esa mujer en el motel … No quise ver lo que sentía … No quise ver lo peor…

Selena misma me despertó con un grito a la mañana siguiente … Falsa alarma … Se había topado con mi padre que había venido el día anterior de visita y Selena lo había olvidado … ¿Lo había olvidado o estaba tan abstraída que ni siquiera lo había registrado? La cuestión es que fue un grito terrorífico de verdad que Selena misma se encargó de apaciguarlo rápidamente con su clásica risotada al advertir de su increíble olvido … Yo también me había olvidado … De lo que había vivido y sentido el día anterior … Selena me pidió que siguiera durmiendo, que no había nada de qué preocuparse y así lo hice, sin reparar en el hecho de que Selena se había levantado más temprano que de costumbre y de que al momento del hecho estaba buscando algo en la recámara.  Cuando desperté, noté que Selena ya no estaba y después supe a dónde había ido … Lo supe por ella misma … Me llamó a casa para avisarme que al no encontrar las llaves de su auto … tomó mi camioneta y con ella mi celular … Me seguía inquietando tantos errores, tantos equívocos y tantos olvidos de Selena en ese último tiempo … en tan pocas horas de ese nublado y triste 31 de marzo de 1995 … Me dijo que iba con ella … de vuelta del hospital … Que no le habían encontrado nada … Que todo estaba claro y que con ello quedaba en evidencias sus mentiras … Colgamos quedándome tranquilo de escucharla y de que se diera cuenta de todo … Pero … Reparé en que me había hablado en voz bien bajita, como para que ella no lo notara … No me estaba diciendo nada raro … Sólo me decía algo que también ella sabía … Lo demás lo inferíamos por lo que habíamos hablado en esos últimos días y sobre todo el día anterior … Entonces, ¿por qué me hablaba así? Y después pensé … Si todo era mentira, ¿para qué quería llevarla a Selena allí? ¿Sólo para que lo corroborara? … Empecé a asustarme … Ni siquiera se habló de los papeles …Pensé que lo tenía todo planeado y que sólo quería que ir al hospital … para que la vieran juntas … Era una excusa … Una mentira más que tapaba la otra mentira … Me desesperé … Salí corriendo en busca de mi padre y le pedí que tomara las llaves de su auto y me llevara cuanto antes al Days Inn. Mi padre me vio tan aterrorizado que ni me preguntó por qué … Sólo hizo lo que le pedí a la velocidad de un rayo … Salimos de casa y mi padre tomó las calles a una velocidad mayor a la permitida … Aun en mi desesperación pensé en lo que podría pasar (es increíble cómo hasta en los momentos más desesperantes podemos razonar y pensar en planes) y le dije que acelerara aún más, y que si llegaba a seguirnos la policía que no se detuviera, que siguiera … Así lo hizo mi padre … Yo sólo quería llegar antes de que pasara lo peor … No quería pensar en el peor escenario que hasta ese momento parecía ser la horrible tormenta que sobrevendría en Corpus Christi … A pocas cuadras del motel se nos acercó un patrullero con la sirena puesta … Mi padre aceleró y yo me preparé … Entramos por la rampa de entrada al Days Inn chirriando las ruedas y con el patrullero encima nuestro … Cuando vi que estaba a la altura de la habitación 158 le grité a mi padre “¡¡Gira a tu izquierda!!”, y así lo hizo al mismo tiempo que abrí la puerta y me arrojé al piso … Corrí desesperadamente hacia la puerta de la habitación 158 que estaba inquietantemente abierta mientras los policías cuyo patrullero siguió de largo con nuestra maniobra hasta dar contra un árbol fueron hacia mí a la voz de alto. Cuando llegué vi que esa mujer gritaba algo así como que no cierre la puerta, vi a Selena y me arrojé hacia ella para apartarla de allí justo en el momento en el que escuché un disparo … Caímos con Selena hacía un costado externo de la habitación … Por un momento pensé que había sido la policía … Y en un instante … La policía venía hacía mí que cubría a una Selena aterrada y shockeada para de pronto dirigir sus armas hacía el interior … De pronto el “¡¡Alto!!” era hacia esa mujer … que había salido a cumplir con su plan … Matar a Selena … Y tal vez también a mí en ese nuevo e inesperado contexto … La mujer tiró aterrada el arma y levantó las manos … Los policías fueron primero hacía ella … Uno de ellos se detuvo para aprenderme … “¡¡Esperen!! ¡¡Esperen!! ¡¡A él no!! ¡¡Sólo vino a salvar a su esposa!! ¡¡Sólo vino a salvar a Selena!! El policía se detuvo, lo miró, luego me miró a mí y luego a Selena que estaba aterrorizada abrazándome … El policía sólo atinó a decir: “Pero es Selena … ¿Qué hace aquí?”. Luego se dirigió a los otros y les dijo: “Lleven a esa mujer a la comisaría. Está acusada de intentar matar a Selena … De los demás me encargo yo” … Los demás procedieron a cumplir las órdenes impartidas no sin mirar con asombro y preocupación al notar ante quién estaban … El policía que parecía ser el jefe se acercó a mí y me dijo: “¿Usted sabe lo que hicieron su padre y usted, no?”. Yo asentí y atiné a explicarle todo, pero él me dijo: “No es necesario que me aclare nada … Admiro su valor. Ahora llevemos a Selena al hospital para que la atiendan de su estado de shock. Ya hablaremos después … Soy el oficial Rodríguez, estoy a cargo del operativo y sé ante quiénes estoy. ¡¡Vamos!!”. El policía extendió su mano, yo hice lo mismo … Cuando nos incorporamos con Selena nos abrazamos por un largo rato … “Vamos, antes de que vengan más curiosos”, nos dijo, no sin antes dar órdenes para que dejen el lugar custodiado para las posteriores pericias … Camino al hospital, Selena atinó a decirme: “Gracias por no hacerme caso…”. Yo la miré tiernamente y nos abrazamos como si fuera la última vez … como la noche anterior … Ahora ese abrazo tenía otra connotación … que tendría en cuenta para siempre … Ya habría tiempo para hablar … Ahora sólo era momento de sentir y de seguir ese sentimiento … Ahora era tiempo de gozar … de gozar por haber retomado el camino … Ahora era tiempo …  de ver salir el sol cuando lo único que parecía seguro era esa terrible tormenta que sobrevendría inexorablemente esa noche…

(Darse cuenta. Darse cuenta a tiempo. Saber cuál es el camino y seguirlo. Seguir nuestros sentimientos. Pensar si aquello que hacemos, sobre todo lo que no nos gusta, es algo que decidimos nosotros o lo deciden otros. Siempre hay que estar atentos. Atentos a lo que queremos, atentos a lo que sentimos, atentos a lo que deseamos. Pero por sobre todas las cosas hay que estar atentos cuando no estamos haciendo lo que queremos, cuando hacemos algo que nos disgusta, cuando hacemos algo que no nos genera placer … Y pensar si es algo que nosotros decidimos a pesar de todo o es producto de alguien que quiere digitar nuestras vidas y llevarnos a un camino que no es el nuestro, un camino que nos genera disgustos, un camino que nos deja lejos de nosotros, un camino que puede llevarnos a la peor de las tragedias…)

Por suerte, yo ya encontré mi camino … Y ese camino es tuyo, Selena … Es el camino que me lleva a la mayor de las felicidades … Es mi camino … Es el único camino que me identifica y habla por mí…

Te quiere mucho…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)