Yo no la quería ver … ¿Para qué? ¿Para qué verla así?
Mejor quedarme con la imagen que tuve de ella … Aferrarme a sus cosas, a
retener hasta donde pudiera todo aquello que tuviera su esencia … Por eso
apenas di cuenta de lo que había pasado y de que no volvería a ver más a
Selena, tomé toda su ropa y la envolví en una bosa de nylon. Quería retener su
perfume para que cada tanto pudiera olerlo y no olvidarme de ella … No … No es
fácil aceptar la muerte … Menos verla … Mucho menos aceptarlo a los 26 años … Y
Selena … 23, casi 24 años … No … No podía verla … ¿Para qué? ¿Para decirme una
y otra vez cómo no me di cuenta, cómo no le ordené que no fuera más a verla,
que era inútil, que nunca le devolvería nada y que nos estaba mintiendo
descaradamente? Pero si todo eso lo sabíamos, ¿cómo no hicimos nada al
respecto? Si todo estaba claro, tan claro … Tan claro como cuando vi que toda
mi familia que llegó a mi casa para acompañarme en ese sentimiento tan difícil
de expresar y de superar no podía dejar de ver la televisión para ver el
desenlace de la asesina … Llevaba como 8 horas parapetada en el garaje del Days
Inn con la pistola en la cien amenazando con que se iba a suicidar … La misma
arma con la que le quitó todo a Selena … Yo no entendía nada … Todo es tan
absurdo … Qué tan fácil se pone todo de pronto tan sórdido, tan gris, tan
horrible como la tremenda tormenta que se había desatado … En un minuto, en tan
sólo un minuto cambia todo … Hasta hace unas horas apenas estaba abrazado a
Selena … Ahora estaba abrazado a su ropa oliéndola para sentir que aún estaba
conmigo, que pronto regresaría, y que ya no habría más pena ni olvido … En uno
de mis tantos vaivenes de un lado a otro en la casa buscando … algo … algo de
mi vida, algo de vida, algo de Selena … un sentido a mi devenida desdichada
vida, no pude dejar de decirles a todos: “No se ilusionen. Jamás lo hará. No sé
para qué siguen mirando eso. No se va a suicidar”. Todos me miraron con pena.
Yo estaba con la rabia contenida. No podía entender que estuvieran mirando eso.
Pero pronto lo comprendí … No sabían cómo actuar ante mí y les pareció que esa
era la única forma de sobrellevarlo … Es como estar mirando un partido de
fútbol o una película y haciéndose mala sangre por ello, en vez de ponerse mal
por la inminencia de la muerte o el sentido de la vida … No sabían qué hacer,
como yo … Al final esa mujer logró su cometido … Todos la estaban mirando …
Ella acaparaba la atención … Y no Selena … Me imaginaba que estaría disfrutando
el momento … Sentirse importante, fuerte, la gran guía de los destinos de los
demás … Disfrutando en la simulación, disfrutando cómo tenía a la gente en vilo
… Tarde me di cuenta de cómo eran las cosas … Por eso les dije a mis familiares
que nunca se suicidaría … Todo era parte de un plan … De un plan macabro … De
un plan siniestro … Ella lo planificó todo … Desde el principio del día cuando
hizo que fuera Selena al motel hasta el supuesto intento de suicidio … Pronto
se entregaría y otra sería la historia … Ya me veía diciendo que la culpa es
nuestra y no de ella … Ya me veía victimizándose como lo está haciendo
parapetada en el motel … Qué tontos fuimos … Nunca quisimos pensar lo peor
porque confiábamos en ella … Confiamos muchos años … Todavía recuerdo los días
de grabación del tema “Ya no” apenas un año antes … Recuerdo haber hablado con
ella horas enteras, como no lo hacía con nadie … Había logrado tener la
confianza de todos … Por eso cuando decidimos alejarnos de ella fue un golpe
duro para todos, pero por eso mismo nunca pensamos que podría hacer esa
atrocidad … Ahora todo parece tan claro … Pero ya es tarde … No vimos la
realidad que estaba ante nuestras narices … ¿No la vimos o no la quisimos ver?
Apenas dos semanas atrás Selena me había contado que ella le había mostrado un
arma … Y aun así no pensamos lo peor … ¿Estaba adelantándonos lo que haría?
¿Cómo no pensamos que jamás aceptaría que la dejáramos si en los últimos días
ello era evidente? No lo pensamos … simplemente porque confiábamos en ella y
nos pareció que lo que había hecho era algo que había que superar dando por
terminada la relación … Pero nunca pensamos que ella jamás lo aceptaría y que
antes que ello terminaría con el ser más preciado para todos … “Selena es mía o
no es de nadie”, debe haber pensado … Y ahora pagamos las consecuencias … No …
No puedo aceptar este cachetazo de la realidad … Jamás podría ver a Selena …
Jamás podría ver el triunfo de esa psicópata … Jamás podría aceptar tamaña
inocencia, tamaño error … Jamás podría ver a Selena en ese estado…
En aquel nefasto 31 de marzo había tenido la oportunidad
de ver esa densa realidad. Apenas enterado de la triste y absurda noticia en el
hospital, un médico se acercó y me pidió que lo acompañara para reconocer el
cuerpo … Parecía un chiste de muy mal gusto … Ni siquiera se apiadó de mi
tristeza, de mi consternación, de mi llanto, de mis ganas de que me tragara la
tierra allí mismo … Yo me negué … Yo me aferraba a la posibilidad de ver a
Selena de nuevo … O al menos quería quedarme con la imagen de los buenos
tiempos … De su risa, de sus gritos cada vez que manejaba, de nuestra luna de
miel en Jamaica, de la primera vez que nos besamos, de la última vez que nos
abrazamos y nos dijimos lo tanto que nos queríamos … Pero me pedían que borrara
todo aquello para ver en qué quedaron nuestros sueños, nuestros proyectos,
nuestras alegrías, nuestras realidades, nuestra vida … Entré en un ataque de
histeria … Hasta me costaba creer que le preguntara por qué yo, por qué a mí …
Como si fuera alguien ajeno a esa desgracia … Pero era entendible toda esa
locura … Como entendible la frialdad del médico que sólo buscaba cumplir con el
protocolo … El tío de Selena, Isaac, hermano de su padre, salió en mi defensa
para ofrecerse él para semejante tarea … El médico le preguntó por su
parentesco y pareció que su respuesta satisfizo al galeno, que se fue con él …
Cuánto quise que volviera diciéndome a los gritos que no era Selena y que todo,
todo fue producto de un gran error … Sabía que no era posible … Ya me lo había
comunicado el padre de Selena … Los vi llorar a su madre y a su hermana … No
estaba A.B. que seguramente fue a llevar su dolor bien lejos de allí … Cuando
volvió el tío de Selena y me dijo que todo había terminado, apoyó su brazo en
mi espalda y me llevó despaciosamente camino a casa … Supe que iniciaba un
largo camino, un camino en el que por años sólo iba a ver luces y sombras, y
viviría como un autómata … Tan lejos de mí … Tan lejos de ella … Tan lejos de
lo que había imaginado … Tan lejos de lo
que uno puede imaginar a los 26 años de edad…
Pero así como el tío de Selena evitó aquel triste e
inexplicable 31 de marzo que tuviera que ver la nueva realidad de Selena, la
nueva realidad de mi vida, apenas dos días después se convirtió en la vía para
enfrentarla … Es como si me hubiese dicho: “Entiendo lo de aquel día … Pero
ahora estás en el velatorio y pronto Selena se marchará de aquí para no verla
nunca más … Hoy hubieses cumplido tres años de casados y le has comprado un
nuevo anillo para la ocasión. Al menos dáselo como última muestra de Amor …
Piensa que te está esperando … Piensa que no querría que la dejaras sola …
Piensa que se siente culpable … Demuéstrale que la quieres y que la recordarás
siempre con Amor … Haz al menos eso … Y luego el Señor te guiará por el buen
camino para enfrentar nuevos desafíos … Así es la vida, hijo … Si no lo
aceptas, todo será muy difícil” … Yo no quería hacerlo … Apenas pude estar
sentado a pocos metros de ella mirando el piso con una flor blanca en la mano …
Ver a Selena así … era el peor castigo que nos podía haber brindado esa pérfida
… Y vaya cómo lo había planificado … Y nosotros que pensábamos que era … Ya
nada tiene sentido … ¿Cómo admitir que esa psicópata ha logrado lo que quería y
allí está Selena para certificarlo? … “No me queda más que aguantar bien mi
derrota…”, me venía a la mente esa canción una y otra vez … Esa derrota de
Selena …Ese triunfo de esa harpía … ¿Cómo tolerarlo? ¿Cómo aceptarlo? ¿Cómo ver
a Selena sin su sonrisa, sin su vitalidad, sin su vida? Finalmente, Isaac me
obligó a hacerlo en forma delicada. Pidió a los asistentes un tiempito para
Selena y yo, la gente se retiró y el tío de Selena cerró las cortinas … Yo no
podía avanzar, ni lo que quería hacer … Me temblaban las piernas … pero al
final lo hice … Sabía que a la larga lo tendría que hacer y ya que el tío de
Selena me facilitó las cosas una vez debía agradecerle haciendo lo mínimo que
debía hacer … Pensé en el anillo y decidí que al menos se lo quede ella … ¿Qué
sentido tendría en mis manos, mente y cuerpo vacíos? … No sé cómo lo hice …
Miraba sin mirar … Le dije que al fin volvíamos a estar juntos, la acaricié, la
besé y le puse el anillo en su dedo anular … Quise pensar que estaba en paz,
pero no quise ahondar en mi mirada … Lo único que deseaba en ese momento es
hacerme un lugar en el ataúd, cerrar la tapa e irme con Selena para siempre …
En esas circunstancias eso hubiese sacado una sonrisa en mi boca y me hubiese
sentido en paz … Pero no fue así … Me arrodillé, recé unas plegarias … y me fui
en el mayor de los dolores … Salí del lugar lleno de lágrimas que no quise
sacar … Quería mantener la vista empañada con el propio dolor … Porque así
vería la vida de allí en más … A través del prisma del dolor de una vida sin
Selena … A través de toda una vida sin Selena … A través de una vida que era la
muerte … La muerte en la propia vida…
No es justo morir tan joven … Los buenos mueren … Y
mueren jóvenes … Yo no quise ver esa realidad pero la tuve que ver … Es como
mostrarte la cruda verdad de tu existencia … Que no es nada … Nada de nada … Es
como si alguien viniera a vengarse de ti por algo que has hecho, pero en vez de
matarte elije que tengas que pasar por esta burda experiencia … Morir en vida …
Eso es lo que quería esa pérfida … “Si me la sacan a Selena, nadie se quedará
con ella”, debe haber pensado antes de ejecutar su siniestro acto … No quise
ver la realidad y la tuve que ver con toda su crudeza … Ahora sólo me queda
vivir … morir … Vivir … lo mejor que se pueda…
(Es duro enfrentar la realidad y más aún cuando esa
realidad es producto de lo que has hecho … Y de lo que no … E intolerable si es
producto de una injusticia o de un hecho horroroso, difícil de explicar … Y más
admitir lo que se vendrá para ti producto de esas circunstancias … La vida de
Selena … La corta vida de Selena … fue un cuento de hadas … Con un final
absurdo, siniestro, ilógico, injusto, impropio con lo que Selena construyó con
Amor, con su Amor … Por eso es tan difícil aceptar la realidad de su partida y
el modo en el que se tuvo que ir … Por eso se la recuerda, por eso se la evoca,
por eso se la homenajea … Es muy duro aceptar lo que ha pasado con Selena … Su
suerte es nuestra suerte … la suerte de los justos, de los honrados, de los
nobles, de los tenaces, de los trabajadores … Tal vez la mejor forma de
recordarla es reforzar el camino que Selena nos dejó para que la realidad
finalmente sea otra en la que lograr la cima producto del talento, del trabajo
y de la honestidad sea lo normal y no lo extraño … Cambiar la realidad, cambiar
nuestro destino … Esa es la mejor forma de recordar a Selena … Es la mejor
forma de homenajearla. Para que la realidad la podamos observar con una
sonrisa, con su sonrisa.)
Y yo elegí cambiar mi propia realidad siendo como tú,
Selena … Y desde ese momento no puedo dejar pasar un día sin sentirme muy feliz
… Mi realidad cambió desde el mismo momento en el que te conocí … Y te recuerdo
cada día como una forma de agradecimiento eterno … Y para que no estés sola,
nunca sola, en este camino que supiste construir tú sola, con Amor, con tu
Amor…
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
(Buenos Aires, Argentina)
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