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30 de abril de 2014

Sólo vine para decirte “¡¡Feliz cumpleaños, Selena!!”


Martina quería hacerle un regalo de cumpleaños a Selena ... Ella sabía que Selena no festejaba los cumpleaños, pero algo le decía que los motivos religiosos o espirituales no le impedían que recibiera con sumo agrado y placer un regalo ... Ese deseo lo tenía cualquier ser humano y Selena no era la excepción ... Selena no dejaba de ser para Martina alguien como cualquiera de su generación, una chica que vivía lo mismo, que sentía lo mismo, que soñaba lo mismo ... Por eso le quería hacer un regalo ... Le debía tanto ... Le debía su vida ... Martina había quedado discapacitada cuando se cayó de un caballo a los 13 años ... Hasta allí era una chica inquieta, con sueños, con vida, con ganas de llevarse el mundo por delante ... Pero esa caída la desmoronó ... Pensó que su vida ya no tenía sentido ... Más de una vez se culpó por no haberle hecho caso a su madre ... “¡¡Martina, ten cuidado!! Esos animales no nacieron para ser tratados así y tú eres aún muy pequeña ... ¡¡No montes más ese caballo!!”, le dijo poco antes de la caída trágica ... Cada vez que miraba a su madre, Martina podía ver su dolor y su reproche reprimidos, y su lágrima contenida para poder darle un ánimo que ella no tenía ... Martina no concebía su vida atada a esa silla de ruedas viendo cómo sus amigos podían hacer aquello que tanto deseaba ... Pensó matarse ... Hasta había robado un cuchillo de la cocina de su casa para acabar con esa tortura de una buena vez ... Había decidido fecha y horario ... Iba a hacer un domingo a la tarde, cuando sus padres fueran a visitar a sus tíos y ella desistiera de ir “porque se sentía mal” ... Llegó ese día, que al final resultó inolvidable para Martina, pero por motivos bien diferentes ... Una de sus primas a la que iba a visitar sus padres decidió caer de sorpresa a su casa para que la acompañara a ver a Selena en una de sus primeras presentaciones que haría en Monterrey ... Era en el programa “Órale primo”, conducido por Jesús Soltero. Patricia, su prima, la llevó a presenciar el recital que haría en el mismísimo estudio de televisión. “¡¡Tienes que verla, Martina!! ¡¡Es algo increíble!! No se le entiende a veces su español, pero es lo que menos importa ... ¡¡Tiene algo que no se lo vi a nadie!! ¡¡Ven conmigo!! ¡¡Sé que te gustará!!”. Martina había amagado con no ir, pero por alguna razón extraña aceptó la invitación. Había oído de Selena ... Sabía de su reciente popularidad en su ciudad y alguna de sus canciones, pero su depresión le impedía seguir la locura de sus primas, y de muchas chicas y chicos de su generación por ella ... Martina fue con su prima y con su tía a ver a Selena ante la alegría de sus padres, que por fin veían a su hija salir de las sombras de su habitación. Nunca ellos se imaginaron lo que pensaba hacer su hija aquel día, pero sí vieron lo que sucedió después. Martina volvió totalmente excitada a la vuelta de ver a Selena. No era para menos ... Martina se había ubicado a un costadito del estudio para poder presenciar el espectáculo con el fin de “no molestar a nadie”, y para que todos pudieran bailar y saltar mientras Selena les cantaba ... De pronto notó que Selena cada tanto saludaba a los que presenciaban su espectáculo hasta que se fijó en ella y  le hizo un gestito con una sonrisa. Martina se quedó primero inmóvil. Luego miró hacia atrás pensando que Selena estaba saludando a otra persona, pero al volver vio que ella era la destinataria de sus saluditos. Martina se los correspondió con una sonrisa, y empezó a sentir una alegría y un estremecimiento en su cuerpo que hacía tiempo no experimentaba. Hasta notó que en aquellos lugares en los que parecía no tener sensibilidad había un leve cosquilleo que le hacían recordar épocas no tan lejanas ... Martina veía a Selena con suma felicidad ... Algo de ella le hacía volver la esperanza. Algo de ella le hacía creer que aún tenía sentido vivir y seguir adelante ... De pronto, Selena comenzó a cantar la canción “¿Qué creías?”, un tema en el que contaba la historia de una mujer que despide a su ex novio que, arrepentido, quería volver a estar con ella. Selena había traído al escenario a Jesús Soltero para que haga de “ex novio”, pero éste no quería hacer ese papel por lo que a los pocos segundos se fue intentando fingir que lo llamaban de otro lado ... Selena aceptó el desplante como si nada hubiese ocurrido, pero al venir la parte instrumental de la canción salió del escenario, le dejó el micrófono a Jesús y fue en busca de Martina ... Tanto él como la banda misma se quedaron atónitos con esa decisión. Pensaron que Selena se estaba marchando ... Selena llegó hasta donde estaba Martina y le preguntó cómo se llamaba mientras hacía un gesto a los demás para que la esperaran un segundito. Cuando se volvió hacia Martina y escuchó la respuesta, le preguntó: “Querida Martina. ¿No me ayudarías a convencer a Jesús para que haga de ex novio?”. Martina le preguntó desconcertada: “¿Y qué debo hacer?”. “Muy simple. Tú harás de novia despechada mientras canto”, le contestó Selena. No había terminado de escuchar Martina lo dicho por Selena cuando vio que ante una indicación de ésta dos fans empujaban la silla de ruedas de Martina rumbo al escenario. Camino a él, ella vio cómo Selena tomaba de la mano a Jesús mientras le decía. “A ver si te niegas con ella también...”. Cuando Martina se quedó en el medio de los dos, Selena le dijo: “Ahora tómalo a Jesús de la camisa y dile ‘¿Qué creías?’ cada vez que lo cante”, mientras le pedía con gesto de ruego al conductor del programa para que se agachara y estuviera al alcance de Martina. Jesús Soltero disimuló su fastidio lo más elegantemente posible mientras Martina hacía su papel. Todos rieron y cantaron. Martina no podía sentirse más feliz ... Estaba tan contenta de sentirse protagonista y útil después de tanto tiempo ... Y todo gracias a esa joven mujer que tenía algo que no tenía nadie ... Tenía razón su prima ... Selena tenía algo que no tenía otra artista ... Selena no sólo era una buena cantante y artista ... Selena era una buena persona y rebelde ... En ese gesto con Jesús Soltero notó que no soportaba ni las injusticias ni las actitudes falsas o hipócritas ... Y que era sensible con aquellos que sufrían, que necesitaban algo más que una simple canción ... Cuando terminó su presentación, Selena pidió un aplauso para el “ex novio” y para la “novia justiciera”. Martina no sólo recibió una ovación sino que desde allí hasta el final del concierto se quedó con Selena y Los Dinos sin abandonar el escenario ni su protagonismo. Más de una vez Selena le hizo cantar los estribillos de las canciones, y más de una vez Martina rió y cantó en su silla de ruedas ... Cuando todo terminó, Selena se quedó saludando con Martina a su lado, y cuando ya se marchaba a los camarines, Selena le pidió que la acompañara. Martina le aclaró que ella había venido con su prima Patricia. Selena le dijo que no se preocupara, que ya iría alguien de su familia a buscarla para que se integrara a ella en los camarines. Una vez que llegaron a ellos y estuvieron a solas, Selena se sentó frente a ella y le preguntó cómo se sentía. Martina sólo le dijo que estaba feliz, a lo que Selena le contestó: “Me alegra que sea así, Martina. ¿Pero sabes qué? Quiero que te sientas siempre feliz. No creas que no sé por lo que pasas ... Pero agradece que estás viva y que tienes todo por hacer ... Quiero que sepas que mi vida no ha sido nada fácil ... Vengo cantando desde muy niña y más de una vez pasé hambre ... Muchas veces he llorado, muchas veces me pregunté qué sería de mí ... ¿Y sabes cómo salí? Luchando, creyendo en mí, poniéndole una sonrisa a todo, agradeciendo cada día al Señor estar viva y poder hacer aquello que no pude hacer el día anterior ... La vida da oportunidades, Martina ... La vida da revancha ... Cree en ti y saldrás de todo ... No dejes pasar el tren ... Tú busca el camino y lo encontrarás ... ¿Me prometes que lo harás? ¿Me vendrás a ver cuando hayas logrado lo que tanto querías hacer o que lo has intentado? ¡¡Dime que sí!!”. Martina con lágrimas en los ojos le dijo que sí con un gesto. Selena le había dicho lo que tanto quería escuchar de alguien. Selena le dijo cosas sin que ella tuviera que explicarle nada ... Selena no le decía lo que tenía que hacer para su bien. Simplemente le decía que hiciera lo que le hacía bien después de indagarse ella misma sobre lo que deseaba hacer con su vida ... Selena era algo más que una buena artista, una buena persona ... Selena era su hermana, su madre, su mejor amiga o todo a la vez ... Martina le dijo que se lo prometía y se dieron un fuerte abrazo ... Ella no pudo evitar llorar, mientras Selena le decía: “Está bien que llores. Nunca ocultes tus sentimientos, pero siempre haz algo por remediar aquello que no te gusta. ¡¡Lo imposible es posible, Martina. Créemelo!! Sólo está en tus manos hacerlo. Cuando pienses que no puedes, mírate a los ojos y pregúntate si es así. Y si así no resulta, mírame a mí. Si ves que yo puedo, entonces tú también podrás. ¿Harás eso, Martina? ¿Harás eso por mí?”. Martina le dijo que sí y estuvieron abrazadas un buen rato. Luego vino A.B. y le dijo a Selena que estaba Patricia ávida por entrar. Selena y Martina se sonrieron, y asintieron con un gesto. Cuando Patricia entró con su madre todo fue algarabía y festejos. Se sacaron miles de fotos y terminaron las dos primas comiendo pizza con peperoni con Selena y toda su banda. Al final de la noche, antes de volver a su casa, Selena les dio sendas fotos autografiadas a Martina y a su prima. Martina miró la suya: “When you have fulfilled your dreams, give me this photo, that I will change for a new one. Promise? Love, Selena”. Cuando Martina terminó de leer el autógrafo, notó que Selena la estaba mirando con inquietud. Ella se sonrió y sólo le dijo que así sucedería, que se lo prometía. Volvieron a abrazarse y se despidieron dándose miles de abrazos y de besotes en el aire. Al volver a su casa, Martina estuvo horas hablándole a sus padres sobre lo que vivió aquella noche y lo que haría de allí en más. Esa noche no pudo dormir. Sabía que le debía la vida a Selena. De allí en más debía agradecérsela con hechos...

Los años venideros fueron para Martina tan vertiginosos como la carrera de Selena. Mientras Selena iba ganando popularidad en México, Estados Unidos y Centroamérica, Martina había decidido estudiar asistencia social y psicología en Estados Unidos mientras hacía la práctica en diferentes entidades comunitarias. Mientras tanto, había decidido reiniciar sus tareas de rehabilitación abandonadas. No había esperanzas de que volviera a caminar, pero era consciente de que debía estar bien físicamente para que su cuerpo no se deteriorase, y así poder cumplir con sus trabajos y con sus estudios. Vivía viajando para seguir con su carrera de asistencia social y también para consultar a diferentes especialistas con el fin de llevar a su cuerpo a la máxima exigencia. Esa hiperactividad le hizo impedir ver a Selena pero vivía intercambiándose postales y cartas en las que ambas se contaban todas sus vivencias. Siempre Selena le recordaba la promesa que le había hecho Martina, más allá de que ya se sintiera satisfecha por sus notables cambios en su vida. Pero sabía Selena que debía recordarle la promesa para que no se dejara estar y para no caer en el desánimo ante el primer traspié. Como Martina no podía ir a ver a Selena en sus conciertos porque estaba siempre en lugares distintos, se le había ocurrido mandarle un regalo de cumpleaños cuando supo que cumplía el 16 de abril. Allí se enteró de que Selena no festejaba los cumpleaños porque su familia era seguidora de los Testigos de Jehová. “No es que crea mucho en ello, pero respeto las decisiones de mis padres. Pero nunca lo comentes, pues no sé si a muchos de mis fans les gusta saber eso. No quiero herirlos por no profesar la misma fe que ellos”, le escribió una vez Selena, a lo que agregó: “¡¡Igual, te confieso que me encantan los regalos!!”. Martina pudo imaginarse la risa de Selena acompañando esa exclamación, pero antes de que se angustiara, Selena le terminó escribiendo: “Pero no te preocupes por hacerme un regalo, Martina. El mejor regalo que me puedes hacer es cuando puedas cumplir con tu promesa. ¡¡Ese día puedes festejarme todos los cumpleaños que quieras!!”. Esas palabras le quedaron grabadas a Martina. Tan grabadas que las tuvo siempre presentes en cada avance que ella lograba, cada materia aprobada, cada objetivo cumplido. Y se había juramentado que no pararía hasta lograr devolverle algo de todo lo que Selena le había dado en un solo día...

Cuando el 30 de marzo de 1995 recibió el título de asistente social, Martina sintió una incontenible emoción. Había hecho en 3 años una carrera que normalmente se hacía en 5. Y encima ya trabajaba en esa área mientras hacía la licenciatura en psicología y sus intensos ejercicios de rehabilitación. Fue a la ceremonia con sus padres que estaban tan emocionados y orgullosos como ella. Cuando recibió el título sólo pidió un segundito para decir: “Quiero agradecer este título a Selena. Sin su ayuda hoy no sería nadie y tampoco estaría aquí...”. Y todos los asistentes, incluso los catedráticos, la aplaudieron y ovacionaron. Y no lo hacían sólo por ella, y su tenacidad y dedicación. También lo hacían por Selena, alguien que para todos no sólo no era alguien ajeno, sino un motivo de orgullo y admiración. Cuando se retiró del lugar, Martina sintió una sensación extraña. En el último mes no había tenido ninguna noticia de Selena. Al principio, le parecía normal porque ella no se había comunicado con Selena debido a que estaba enfrascada en sus estudios y quería darle la gran sorpresa de anoticiarla si todo salía bien ... Pero le llamó la atención que Selena no le escribiera nada ... Iba a mandarle un telegrama preguntándole si pasaba algo pero quería esperar a recibir su título. En todos sus preparativos no había pensado en Selena pero ahora que la había nombrado sumado a esa extraña sensación de angustia que tenía hicieron que Martina sintiera la necesidad de hacer algo urgente. Tenía que estar en Corpus Christi. Tenía que ir cuanto antes a la casa de Selena, devolverle la foto autografiada y ofrecerle su título a manera de regalo. Revisó su cartera para cerciorar lo obvio y vio que la foto autografiada estaba allí como siempre en los últimos tres años. Martina siguió caminando a la salida de la universidad en silencio hasta que se detuvo y le dijo tajantemente a sus padres: “¡¡Quiero ir ya mismo a ver a Selena!! ¡¡Tengo que verla mañana sin falta!!”. Su padre le dijo: “¡¡Pero estamos en Denver, Colorado!! ¿No puedes esperar unos días para ir? ¿Por qué no la llamas?”. Martina lo interrumpió: “¡¡No!! ¡¡No!! ¡¡Tiene que ser ahora y sin avisarle!! ¡¡Quiero darle una sorpresa!! Quiero llegar cuanto antes. Además estaremos a unas 15, 16 horas en auto ... ¡¡Llevame, padre!! ¡¡Yo se lo prometí!! Ella hizo esto posible ... Tú lo sabes ...”. Su padre entendió lo que le decía. Sabía que Martina merecía que él hiciera ese esfuerzo siendo que en su momento no se sintió capacitado para sacar a su hija del pozo en el que estaba ... “¡¡Está bien, hija!! ¡¡Vamos ya!!”, le dijo. Martina se abalanzó  sobre él y le dio el beso más fuerte que le haya dado nunca en su vida. Su madre sonreía viendo a su hija sujetada a la cintura de su padre con sus brazos. Enseguida emprendieron el largo viaje casi sin pausa. Sólo se detuvieron para comer a la noche y poco antes de llegar a la mañana, cuando Martina vio a un vendedor de flores en Corpus Christi y  le compró esas flores blancas que tanto le gustaban a Selena...

Cuando estaban por llegar, Martina le preguntó a su padre la hora. Eran las 8.30 de la mañana ... Recién allí Martina reparó en los días que faltaban para que Selena cumpliera años y recién allí supo que era 31 de marzo ... Su madre estuvo a punto de decirle que primero fueran a desayunar, que mejor era visitar a Selena más tarde. “¡¡No!! ¡¡No!! ¡¡Tiene que ser ahora!!”, gritó Martina. No había ninguna razón que la llevara a decir tan enfáticamente eso. Pero algo la llevaba a decirlo. Algo la empujaba a pensar que no había tiempo que perder. Cada vez que buscaba entenderlo, le agarraba una puntada en el estómago que la estremecía y la empujaba a la acción. Martina sólo sugirió a su padre que fuera muy despaciosamente hasta dar con la casa de Selena. El día se había puesto feo. Unas densas nubes presagiaban un día de gran lluvia. Cuando llegó a la casa, Martina no pudo evitar sentir un gran temblor en su cuerpo ... Pero enseguida se concentró en una camioneta que estaba estacionada frente a la casa de Selena. “Estaciónate aquí padre y sólo ayúdame a bajar. Yo iré sola a tocar a su puerta”. Su padre aceptó la orden sin chistar. Martina bajó con la ayuda de sus padres, quienes la dejaron sola para que fuera en busca del encuentro tan esperado. Martina tomó la foto autografiada, y por encima de ella las flores y su título de asistente social. Y tras asegurarse de tener todo en regla se encaminó despaciosamente hacia la puerta. No sabía lo que diría ni cómo sería recibida, pero avanzó decidida a esa puerta. Era su promesa pero había más que eso. Algo más que la impulsaba inconscientemente, como si muchas cosas importantes estuvieran en juego. Por alguna razón que no entendía, Martina se sentía protagonista como aquella vez del concierto en el que vio a Selena ... Cuando estaba a unos pasos de llegar en un camino en diagonal que la depositaba en la puerta de la casa, Martina vio que de pronto alguien salía presuroso en busca de la camioneta. Fue tan rápido que al principio Martina no pudo ver quién era. Pero al instante se dio cuenta de que era Selena. Ella se quedó inmóvil de la emoción, pero desconcertada por la actitud de Selena, quien no dio cuenta ni de ella ni de nada que estuviera a su alrededor. Martina la notó preocupada, dispersa, ida. Siguió sin poder reaccionar hasta que volvió a sentir esa bendita puntada en el estómago. Selena se estaba yendo y Martina sintió una angustia enceguecida, difícil de explicar. Sintió que no podía dejarla ir, que si se iba tal vez nunca podría agradecerle lo que había hecho por ella. “¡¡Selena, Selena!! ¡¡No te vayas!! ¡¡Estoy aquí!! ¡¡Soy Martina!! ¿Acaso no me has visto? ¿Acaso no me recuerdas?”. Selena se había subido a la camioneta sin siquiera notar que alguien la estaba llamando. Martina no podía volverse con su silla de ruedas para cruzarse a la camioneta ni hacerle una seña a sus padres para que intercedieran. Entró en desesperación y en pánico. Hizo un esfuerzo sobrehumano para incorporarse y alzar sus manos, y gritó con una fuerza inusitada moviendo sus manos de un lado a otro. “¡¡Aquí, Selena, aquí!!”. Selena miró a un costado y vio sin mirar a Martina a través del espejito retrovisor de la camioneta. Al principio creyó que le estaba haciendo señas a otra persona, pero no vio a nadie detrás. Pero al volver sobre Martina vio que ella estaba por caerse de trompa al piso. En un instante, Selena vio pasar por su vista tres años, tres años de vida vertiginosa y dio cuenta de todo. Corrió con desesperación y se abalanzó sobre Martina antes de que ésta cayera al piso. La abrazó y cayó con ella sobre el jardín de la casa. La silla de ruedas salió disparada hacia la calle y Martina quedó encima de Selena toda temblorosa. Selena quedó en estado de shock por unos segundos. Fue un instante en el que sintió la locura en la que estaba y en la certeza del error que iba a cometer. Recordó aquel día del concierto y sintió que en ese momento estaba como Martina ese día. Y esa mujer tan frágil venía a darle cuenta del camino equivocado que estaba tomando. Rápidamente Selena se incorporó y abrazó a Martina en silencio. Al rato los padres de Martina llegaron al lugar corriendo alarmados al ver partir la silla de ruedas y luego la escena de su hija en el piso con Selena. “No se preocupen. Ya estoy bien ... Sólo ayúdenme a subir y déjenme un momentito a solas con Selena...”, dijo Martina. Sus padres saludaron a Selena en silencio y levantaron cuidadosamente a su hija a la silla de ruedas. Al rato se apartaron. Martina tomó las flores, su título y la foto autografiada, se las extendió a Selena y le dijo: “No importa que no sea el día, ni si decirlo antes trae mala suerte ... ¡¡Feliz cumpleaños 24, Selena!!”. Selena tomó las flores, miró con ternura la foto y se emocionó con el título ... Luego echó a llorar largamente y abrazó a Martina: “¡¡Gracias, amiga!! ¡¡Gracias por tus deseos!! No sé si los merezco ... Tú has cumplido con tu promesa, pero aunque te cueste creerlo, hoy me has salvado la vida ... Estaba por cometer una locura ... No me di cuenta de que estaba apartándome de mi camino ... Me estaba olvidando de todos los que me querían sin darme cuenta ... hasta que apareciste tú ... Allí me di cuenta de todo ... Discúlpame, estuve a punto de hacer algo de lo que tú tal vez llorarías por siempre preguntándome por qué tomé ese camino ... Espero que me puedas entender, espero que no te haya decepcionado. Espero que...”. Martina interrumpió a Selena poniéndole su dedo índice en la boca y dándole un beso en la mejilla: “Yo vine a decirte que cumplí mi promesa, a desearte feliz cumpleaños y a cambiar mi foto ... ¿Quieres hacer algo por mí? ¿Lo harás?”, le preguntó. Selena asintió en silencio. “Quiero que me hagas una promesa ... Que no te olvides nunca de lo que realmente deseas, de lo que realmente quieres, y cuando estés en duda, cuando algo perturbe tu camino, piensa en mí, piensa en todos los que te quieren, piensa en todos los que como yo agradecen tu presencia, que ven en ti como su esperanza ... Sólo te pido eso ... ¿Lo harás?”. Selena alcanzó a decirle que se lo prometía con un gesto de asentimiento mirando el piso. Al rato volvieron a abrazarse para llorar un largo tiempo juntas. Martina ahora entendía su premura del día anterior y sus puntadas en el estómago. Y que la intuición existía, y que la mente es más poderosa de que lo que ella y los estudiosos de la mente pensaban e imaginaban. Y que el corazón te lleva a destinos inimaginables ... En el medio del llanto, Martina se apartó y le dijo: “¡¡Selena!! ¿Es que no te has dado cuenta? ¡¡Tengo hambre!! ¿Qué esperas para invitarme a desayunar?”. Selena empezó a reírse a carcajadas y eso alegró a Martina. Juntas llamaron a sus padres y fueron en busca de la entrada. Pero antes de entrar, Martina le dijo: “Me faltó decirte una cosita más. No necesito que me cambies la foto autografiada. Yo quiero esta que me has dado. Pero quiero que la conserves tú y sólo devuélvemela cuando sepas que has cumplido con tus sueños. Así que cada vez que avances en tu camino o que retrocedas, piensa en mí y recuerda que estaré esperando que me des de nuevo esta foto. ¿Me lo prometes, Selena? ¿Lo harás?”. Selena se sonrió y le dijo: “Claro que sí y creeme que te la devolveré. Lo haré más rápido de lo que te imaginas, más rápido que el movimiento de esas nubes para dejar que el sol vuelva a iluminarnos...”. Martina se volteó y vio cómo de un modo milagroso el cielo se estaba despejando. Volvió sobre Selena y notó que ella le extendía la mano con una sonrisa: “¿Entramos?”, le dijo. “¡¡Claro que sí!!”, le dijo Martina. Selena y Martina entraron abrazadas a la casa. El destino las quiso juntas. El destino quiso que siguieran juntas para cumplir con su promesa ... La promesa de no parar hasta cumplir sus sueños ... La promesa de no parar hasta hacer de éste un mundo mejor...

(16/4/2014: Donde quieras que estés, ¡¡feliz cumpleaños, Selena!! Yo sé que este deseo te hará sonreír luego de tantas lágrimas, luego de tanto dolor...)

Te lo desea con toda el Alma...

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)


Tal vez debiste hacer lo que te convenía, Selena…



Selena se quedó helada con la propuesta que le hizo la presidenta de su club de fans, amiga de su familia y confidente ... No podía creer que se lo dijera con esa cara tan tenebrosa ... Estaba por decirle si se había enloquecido, si se lo estaba diciendo en serio, si acaso no sabía con quién hablaba ... Pero algo la contuvo ... Esa expresión, esa mirada ... Parecía amenazante, pero era otra cosa ... Era extraña ... Nunca la había visto, pero Selena sentía que ésa era la verdadera cara que tenía esa mujer ... Selena estaba asustada porque sentía que esa persona tenía el convencimiento de que ella no tenía otra alternativa, que si se animaba a retrucarle ... quién sabe qué pasaría ... Era esa seguridad de los que se saben dueños de la situación y de las personas ... Selena se contuvo ... Tal vez fuera la primera vez que lo hacía ... Ella fue siempre frontal y directa ... Siempre fue sincera y honesta ... Pero algo le hacía ver que si esta vez actuaba como siempre lo pagaría caro ... “Tú sabes, Selena. Los escándalos suman. A la gente le gusta consumir los chismes. Lo hablamos con el doctor Martínez y le pareció una excelente idea. Que él no tiene ningún problema en sumarse a lo planeado entre su secretario y yo ... Así que es cuestión de hacer circular la noticia del supuesto romance entre tú y el doctor, ¡¡y ya verás cómo tu popularidad sumará por mil!!”. Selena asentía con cara pensativa y se dio vuelta como si estuviera considerando la idea, como algo que debía tenerse muy en cuenta. “¡¡Vamos, Selena!! Yo sé que para ti puede ser difícil, pero es cuestión de hacerse a la idea y listo. Así funciona el mundo del espectáculo. ¡¡No creas que las cosas son como las que te enseñó siempre tu padre!! ¡¡Ya verás, Selena, ya verás!! No alcanza con que hablen de tu música, de cómo cantas, de cómo son tus conciertos. También quieren hablar de tus secretos, de si te operaste de algo, de si tienes enfrentamientos con otros artistas, de qué dijiste polémico tras bambalinas. ¡¡Eso también es importante!! Son titulares de diarios y revistas por meses y vivirán hablando de ti ... ¡¡Y ni siquiera tiene que ser cierto!! … Y no te preocupes. D’Silva ya tiene sus contactos con periodistas de diarios y revistas. ¡¡En cuanto empiece a rodar la maquinaria, esto no va a parar!! ¡¡Y tú te llenarás de millones mientras sigues cantando como quiere tu padre, y mientras tanto, tú puedes tener mejores ingresos para seguir con ‘Selena Etc.’!! ¿Qué me dices?”, le inquirió la mujer en la que tanto confiaba Selena antes ... Selena supo que tenía que actuar rápido y bien ... Sobre todo actuar ... No sentía que fuera su fuerte, pero lo tenía que hacer ... Esa mirada, esa expresión ... Selena sabía que se encontraba con otra persona, pero peor aún, que “esa otra” era la verdadera persona ... Que antes ... antes todo había sido un engaño, un vil engaño de una mujer que antes se mostraba tan buena, tan simpática, tan servicial, tan atenta, tan distinta a ese momento ... Selena se dio vuelta y puso su mejor sonrisa. Se acercó a esa mujer y la abrazó. Mientras lo hacía puso su última expresión de indignación por lo que estaba sucediendo y viviendo, a la vez que le decía: “Es cierto lo que dices. Tienes toda la razón. Lo dejo todo en tus manos, como siempre, y haz los arreglos que tengas que hacer. Quiero que vayas ya mismo a Monterrey para ultimar los detalles. En dos días iré yo para encontrarme con ustedes. No quiero que mi padre sospeche ... Tú sabes que estoy preparando mi disco en inglés. Si me excuso de no ir a Nashville a seguir con la grabación y me voy contigo a Monterrey, mi padre creerá que hay ‘gato encerrado’. En cambio, si me quedo unos días grabando y luego volvemos para seguir con nuestras presentaciones, tendré excusas para irme a otro lado antes que volver a Nashville y nadie sospechará ... ¿Me entiendes? Así que ve tú, habla con el doctor y con su secretario, que yo empezaré con el plan”. Selena tragó saliva antes de mirar fijo a su “fiel asistente” con una sonrisa de complicidad. Cuando lo hizo vio que ella estaba feliz y conforme. “¡¡Perfecto, amiga mía!! ¡¡Veo que lo has comprendido!! ¡¡Ya estoy llamando a D’Silva y preparo mis maletas!! ¡¡Nos vemos allá en dos días!! ¡¡Te llamo cualquier cosa!!”, le dijo Saldívar, y le dio un largo abrazo y beso. Selena contenía su ira, pesadumbre y desconcierto mientras la invitaba a que ultimara los detalles. “¡¡Estoy tan agradecida de haberte conocido!! Siempre te seré fiel y sé que estaremos juntas para siempre. Luchamos por lo mismo ... ¡¡Y nadie nos detendrá!!”, le dijo la mujer mientras le sonreía con esa mirada, con esa expresión que tanto había inquietado a Selena ... En cuanto se fue, Selena corrió a su cuarto y empezó a llorar, a llorar con fuerza, a llorar con furia. Tenía tantas cosas para decirle, tantas cosas que gritarle, tantas ganas de echarla ... Pero sabía que no debía hacerlo ... No en ese momento ... Esa mirada, esa expresión le indicaban a Selena que sería peligroso cualquier actitud de rechazo de su parte ... Esa mujer se sentía muy segura, muy segura de que lo tenía todo controlado, de que todo se haría a su medida y que cualquier alteración o rechazo a su plan sería visto como algo peligroso, pernicioso, como una máxima traición ... Selena supo que debía actuar rápido antes de que ella se diera cuenta, antes de que ella sospechara de su desconfianza. Tenía que deshacerse de su asistente cuanto antes y lo debía hacer ella. No podía decírselo a su padre. Él iría a por esa mujer sin importarle las consecuencias, sin importarle lo que pudiera hacer, estando tan seguro de sus fuerzas, tan seguro de su experiencia, tan seguro de que nadie podría superarlo ... Él no entendería esa mirada, esa expresión ... ni lo querría entender ... De nada le serviría decirle que es importante ponerse en el lugar del otro para poder comprender lo que puede hacer otra persona, lo que le está pensando, lo que podría pasar por su mente y lo que tiene planeado para el futuro ... No, no lo entendería ... Selena se sentía tan sola y tan impotente ... Siguió llorando por un largo tiempo ... Pensó que no tenía a mucha gente en quien confiar por fuera de su familia y de su círculo íntimo en la banda ... Salvo esa gente que ahora se le presentaba como lo más oportunista de su fama y ... ¡¡Cristina!! ... A Selena se le iluminó el rostro y llamó a la productora en la que ella trabajaba, los Estudios Apodaca, ubicados casualmente en la ciudad de Monterrey ... Cuando logró comunicarse, para su pesar le dijeron que no estaba allí, que se había ido a San Antonio para seguir una gira de un grupo que apadrinaba Óscar Flores ... Pero al darse cuenta en la productora de que estaban hablando con Selena, rápidamente le pasaron el número del celular en el que la podría localizar. Selena agradeció infinitamente el dato y sólo pidió que no comentara a nadie que ella estuvo llamando ... Que ella a cambio le devolvería el favor para todas las invitaciones que le hicieran allí en el futuro ... En cuanto cortó la comunicación, Selena le mandó un beeper al celular de Cristina ... “¡¡Cristina!! Soy Selena. Por favor, llámame cuanto antes y ven para Corpus Christi. ¡¡Es urgente!!”. No habrían pasado unos minutos cuando Cristina le envió otro beeper. “Voy para allá en unas horas. Te confirmo cuando esté por llegar”. Selena esperó con ansias la llegada de su amiga y cuando ésta se presentó a su casa, Selena se echó encima de ella. “¡¡Cristina!! ¡¡Tienes que ayudarme!! Sabes que te he pedido que te vengas a vivir aquí porque necesito a gente de confianza a mi alrededor, además de mi familia ... Y hasta aquí entendí que te fuera difícil poder cumplir con mi pedido ... Sólo te ruego ahora que me ayudes a deshacerme de esta mujer para que pronto, muy pronto, tú seas mi nueva asistente personal. Sólo escúchame y lo entenderás...”

Cristina escuchó con atención todo lo que le decía Selena y se alarmó. Nunca hubiese imaginado que esa mujer fuera a hacer eso y a proponerle semejante cosa. Tampoco sabía a dónde quería llegar pero sabía que debía estar cerca de Selena. Se había excusado de estar al lado de ella por sus múltiples ocupaciones y porque no sabía si se podía adaptar a la cultura de los Estados Unidos, pero sabía por lo que pasaba Selena luego de tener tantas conversaciones íntimas y por tantas horas ... Sabía de su necesidad de abrirse camino por su cuenta y de su necesidad de cumplir con sus sueños de niña tan postergados ... Que a pesar de estar bien con su familia y con su banda, ella deseaba poder llegar a ser una gran diseñadora, y una mujer común y feliz con su familia. Que ella soñaba con vivir  con felicidad cada acto de su vida siendo una mujer común que vive y disfruta de todo aquello que se le postergó por años ... Quería ser una mujer independiente ... Quería vivir su vida normal, como no la tuvo casi nunca en su vida ... Cristina lo sabía y sabía también lo angustiada que estaba al no tener tantos amigos en quien confiar, al no poder contar sus cosas más íntimas fuera del ámbito de su familia ... y de aquella mujer ... Y ahora que la veía tan débil, tan desilusionada, tan desamparada, tan sola, Cristina sentía que debía estar a su lado ... más que nunca. La abrazó a Selena y le prometió que estaría a su lado en los días venideros ... que llamaría a Óscar Flores y que dejaría en manos de otra personas lo que debían organizar allí ... “Pero eso sí, Selena. Puedo ayudarte por estos días, pero necesito saber qué harás con esa mujer y cómo llevarás las cosas, así sabré cómo ayudarte”, le dijo Cristina. Selena la abrazó fuertemente mientras le decía: “Necesito que estés a mi lado en estos días. Con eso me alcanza. Y que en el futuro cumplas el rol que hacía esa mujer. Puedo esperar el tiempo que necesites. Puedo entender que no estés siempre a mi lado. Sólo te ruego que estés cuando te necesite imperiosamente, como ahora. Y de ti ahora sólo necesito que aceptes mi propuesta, para luego decírsela lo más pronto posible a los demás. Eso sí ... ¡¡Por ahora no se lo digas a nadie!! Déjamelo manejar a mí, ¿ok? En este momento sólo necesito que estés a mi lado y que me acompañes en mi decisión ... ¿Puedo contar contigo? ¡¡Sólo dime que sí!!”. Cristina le dijo que sí con una sonrisa y Selena la volvió a abrazar, esta vez dándole miles de besotes. “Pues bien. Ahora acompáñame a Nashville para seguir grabando mi disco en inglés. Hablaré con mi padre, y le diré lo que vamos a hacer y cómo. Estemos atentas a mañana. Ella me llamará para confirmar mi partida a Monterrey y no le contestaré. Y cuando quiera hablar a ‘Q-Productions’, a ‘Selena Etc.’ o a mi casa, se le dirá que no la puedo atender. Seguramente insistirá con sus llamados y seguiré sin responderle. Cuando regrese a Corpus Christi, recibirá la orden de que ya no pertenece más a nuestra organización. Seguramente buscará algún escándalo como el que ya tenía pensado para ‘favorecerme’. Allí necesitaré de ti. Quiero que llames a tus amigos en Monterrey para avisarles de mi decisión. Ya sabes. Como dice el dicho: ‘El que pega primero, pega dos veces’. Y no te preocupes. Lo de tu designación lo diremos después, cuando ya esté todo controlado, cuando las aguas ya bajen más tranquilas...”, le dijo Selena. Cristina estaba más que sorprendida por la decisión de Selena. La veía tan distinta, tan necesariamente distinta en este caso. Se sentía congratulada de tomar las riendas de la situación y de resolverlo de ese modo. Temía por las consecuencias, por lo que entendía que debía estar a su lado. No había modo de saber cómo respondería esa mujer e imaginaba que Selena tampoco...

Cuando estuvieron en Nashville, Cristina notó a Selena más que relajada. Grabó todas las pistas en el medio de las risas con sus productores y músicos hasta que apareció su padre y pidió hablar aparte con él. Estuvo un largo tiempo fuera del estudio de grabación mientras Cristina hablaba con un A.B. entusiasta que le decía todo lo que prepararían y harían durante 1995, “un año más que importante para la banda”, como le aseguró. Cuando Selena apareció de nuevo, sólo pidió un segundito más de espera a los productores y músicos, y encaró directamente a Cristina. “Ya le dije a mi padre lo sucedido y me prometió que no hará nada más que lo que yo le pida. Que cuando esta noche me llame ella y no tenga noticias de mí e intente localizarme, mi padre dará la orden en Q-Productions, y yo en ‘Selena Etc.’ para no darle ninguna información ni sea recibida en ningún lugar. Mi padre hablará con mi familia y yo con Chris. Además, hablaré con Martín Gómez para que se vuelva a hacer cargo de mis diseños ... De sólo pensar que lo dejé ir por sus desacuerdos con ella me dan náuseas, pero sé que lo puedo remediar ... Por lo pronto, nos quedaremos aquí por unos días más por precaución. No queremos exponernos con ella ni con nadie de su entorno. Tal vez nos vayamos al concierto que haremos en Los Ángeles a principios de abril y recién allí volveremos a Corpus Christi. Mientras tanto, adelantaremos el disco en inglés. Sólo espera unos días más y podrás volver a Monterrey. Además, quiero presentarte ante mi familia como mi nueva asistente”, le dijo Selena. Cristina estaba emocionada y muy congratulada. Se venían lindos tiempos para todos, hermosos momentos si todo salía bien, lindos tiempos si esa mujer no hacía algo impensado, fuera de control...

Saldívar se había inquietado cuando vio que Selena no había llegado a la hora pactada y más aún cuando notó que ella ni la había llamado antes ni le había contestado los mensajes que le dejó. No se había preocupado hasta entonces porque suponía que estaba muy ocupada en Nashville y porque ella misma estaba entretenida con los arreglos que había hecho con el doctor Martínez y su ayudante. Estaba feliz porque más que nunca sentía que tenía el control total de la vida de Selena. Al fin después de mucho tiempo de trabajo metódico y calculado lograba sacarla de la tutela de su padre para que se sometiera a su control. Sabía que en cuanto lograra que Selena dependiera de ella para todo tendría todo en sus manos, tal como quería, tal como lo había deseado durante años. En ese momento todo era cuestión de tiempo. Con sus contactos con el doctor Martinez y su secretario pondría a Selena en una teleraña de la cual sólo podría salir con su “ayuda” y los demás sólo podrían acceder a Selena con su autorización ... Era cuestión de esperar un tiempito más ... Tiempo de convencer a Selena de radicarse en Monterrey y alejarla de Chris, de su padre y de toda su familia. Tiempo para hacerle sentir a Selena que sólo podría dar un paso si ella quería, si ella lo deseaba. Saldívar se sentía segura. Nada podría detenerla. Sentía que tenía a Selena en sus manos y que ya no podría escapar de su yugo. Pero ahora que no la podía localizar empezó a preocuparse e inquietarse. En un principio pensó que podría haberle pasado algo, pero rápidamente lo desechó pues si eso hubiera ocurrido ya se habrían enterado todos. Llamó por enésima vez al celular de Selena y seguía apagado. Llamó al estudio en Nashville y le contestaban con evasivas. Llamó a su casa y no había contestación. Lo mismo que con la de sus padres y hermanos. Llamó a “Q-Productions” y sólo le dijeron que no estaba allí. Pero se alarmó al notar que le contestaban lo mismo en “Selena Etc.”, lugar en el que ella era gerenta. Sintió que no la estaban tratando como tal. Que la trataban como una desconocida, como una intrusa. Pensó en la posibilidad de que Selena la hubiera engañado y eso la enfureció. Sólo con pensar que Selena hubiera aprovechado ese pequeño momento de confianza de que ella tenía todo controlado para deshacerse de su presencia era una afrenta difícil de aceptar. Perder, perder todo y perder con alguien a quien creía haber sojuzgado era algo para Saldívar difícil de admitir. Trató de mantener la calma. Pero no pudo. Rápidamente pensó en volver a Corpus Christi, pero antes debía sacarse una duda. Algo debía haber sucedido. Alguien más debía estar en el medio .... Llamó a D’Silva enloquecida y le explicó lo que estaba pasando. Éste le preguntó si la intentó localizar en su celular y en Corpus Christi, y está le dijo con fastidio que no. Pero D’Silva le insistió con el tema de Selena en Nashville. “¿Sabes si está allí? ¿No sabes con quién está? Tal vez allí encontremos la respuesta... Tú averigua por tu lado que yo lo haré por el mío...”, le dijo. Saldívar estaba enceguecida y bloqueada. Ya no sabía qué hacer con su furia … Sólo se le ocurría arrojar cosas al piso para desahogarse ... Al rato D’Amico volvió a llamar. “Estuve averiguando en los Estudios Apodaca y allí me dijeron que Selena hace unos días llamó a una tal Cristina Castrellón. ¿Te suena? Pues bien. Ella no está allá. Se suponía que estaba en San Antonio pero parece que pidió licencia. ¿No estará allí con Selena, no? Averígualo. Tal vez allí encuentres la respuesta a su ausencia en nuestra ciudad”. Saldívar sentía una furia incontenible. ¿Cómo Selena le podría hacer eso? ¿Cómo se atrevía a ignorarla? ¿Cómo osaba hacer algo contra ella y derrotarla? Trató de mantener la calma. Tenía que sacarse una duda. Llamó a Nashville y cuando la atendieron pidió por Cristina. Le pidieron que aguardara un segundo. Cuando la volvieron a atender escuchó lo que no quería oír: “Cristina se fue con Selena de compras. ¿Quiere dejarle un recado?”. Saldívar se limitó a decir que llamaría más tarde y colgó rápidamente. Había llegado el momento de actuar. Sabía que estaba vencida, pero vendería cara su derrota. Si tenía que perder, debían perder todos. Pensó en matar a Selena, pero optó por una variante mejor. Si Selena había decidido reemplazarla por Cristina, ¿qué mejor que matarla a ella y así acabar con su proyecto? Todo sería un escándalo y Selena debería vivir el resto de su vida en el medio del horror, de las acusaciones y de la culpa. Y ella misma se encargaría de aparecer en los canales de televisión y en las estaciones de radio para alimentar las dudas sobre Selena. Diría que fue víctima de un engaño, de una traición de Selena, que Cristina la había estado manipulando y que ella se había dado cuenta de todo. Usaría ese mecanismo que había preparado para “favorecerla” pero esta vez para defenestrarla. Y Selena no tendría escapatoria. Sabría que su familia y hasta el doctor Martínez y su ayudante aportarían datos en su favor. Se fue sigilosamente a San Antonio sin decirle nada a nadie y allí decidió comprar un arma. Lo tenía todo pensado. Iría a Nashville y llamaría a Cristina diciendo que pensaba matarse, que fuera en ese mismo momento para saber “la verdad” de lo que quería hacer Selena, de su vinculación “real” con el doctor Martínez y su ayudante. Luego le diría a la policía que Cristina había ido para amenazarla, para recalcarle que no molestara más a Selena, para decirle que ella no la quería ver nunca más. Sabía que Cristina iría. La culpa la llevaría y no se lo diría a Selena “para no preocuparla”. Viajó a Nashville y se alojó en el Days Inn. Preparó todo y llamó al celular de Cristina, un número que consiguió gracias a los oficios de D’Silva. Había echado a rodar el plan y ella sonrió de satisfacción. “Si tengo que perder, perderán todos. ¿Y quién te dice que en el futuro yo estaré libre, y Selena presa del escándalo y del repudio de sus fans? Ya verán. Ya verán lo que significa meterse contra mí. No me conocen. ¡¡Y lo pagarán caro, muy caro!!”.

Selena había llegado muy temprano al otro día al estudio de grabación. No podía localizar a Cristina por ningún lado y tenía la secreta esperanza de que allí la encontraría. Pero el estudio estaba vacío. Llamó por enésima vez al celular de Cristina y no recibía contestación. Estaba por pedir a una de las secretarías que atendía los teléfonos del estudio que llamara a los Estudios Apodaca para saber si por allí se había ido a Monterrey sin anoticiar a nadie por el tema del aviso a los medios sobre la decisión de Selena hasta que la secretaría le dijo algo que la inquietó: “¿Estudios Apodaca? Es curioso. Hace unos días alguien preguntó por Cristina desde allí, pero cuando le dije que estaba contigo y que si quería dejarle un recado, dijo que no, que volvería a llamar y no lo hizo. ¿Sabes quién es esa mujer? ¿Tiene que ver con Cristina?”. Selena quedó petrificada. Sabía que nadie de allí sabía que estaba en Nashville. Ni siquiera Óscar Flores lo sabía. Se lamentó de no haber dado órdenes de no dar información allí en Nashville ... Debió haber supuesto que esa mujer iría a por ella como un perro de presa lleno de rabia ... Pensó en lo que podría llegar a hacer Saldívar y se preocupó. Tal vez haría algo que nunca se le ocurrió que podría realizar. En su desesperación llamó a Óscar Flores. Quería avisarle que Cristina tal vez corría serio peligro, pero éste la tranquilizó dándole una pista inesperada ... “No te preocupes, Selena. Le mandé un mensaje a Cristina hace unas horas y al rato ella me lo contestó. Me dijo que estaba en Nashville y que tenía que ir a ver a una persona para cerrar un acuerdo en el Days Inn y que pronto le explicaría lo que estaba pasando. ¿Está todo bien, Selena?”. Selena no pudo ocultar su desesperación. “¡¡Por favor, Óscar!! ¡¡Llámala de nuevo!! ¡¡Déjale un mensaje!! ¡¡Hazlo cuanto antes!! ¡¡Dile que se vaya de allí!! ¡¡Que esa mujer que la espera quiere hacerle daño!! ¡¡Luego te lo explico bien!! ¡¡Pero hazlo, hazlo ya, que yo voy para allá!!”. Óscar asintió con total preocupación y cortó la comunicación. Selena salió corriendo para el Days Inn. No sabía si era tarde o no, pero tenía que ir. Ahora ya no dudaba. Saldívar la mataría, y ella cargaría con la culpa y la desgracia. Cuando llegó al lugar preguntó si Saldívar estaba alojada allí. Le dijeron que sí y le indicaron el número de habitación. Selena aclaró que no era necesario llamarla, que ella volvería más tarde, pero al salir se dirigió directamente al lugar. Cuando vio estacionado el auto de Cristina, supo que debía entrar cuanto antes. Se acercó a la puerta y alcanzó a escuchar el ruego de Cristina de que no hiciera lo que Saldívar pensaba hacer ... Selena pegó una patada fuerte a la puerta al grito de “¡¡No lo hagas!!” y vio que Saldívar se sobresaltó sin dejar de apuntarle a Cristina. Ésta le hizo un gesto de ruego a Selena pero ella lo desechó. Saldívar le dijo con una mueca de sonrisa irónica: “¿Con que vienes a rescatar a tu nueva amiguita, eh? Pues bien, únete a ella y ni se te ocurra hacer otra cosa. Será bueno terminar esto de una buena vez...”. Cristina lloraba y Selena trataba de consolarla. “Ahora será más fácil. Diré que ustedes me estaban amenazando y vinieron a matarme. Mataré a tu amiguita y será tu palabra contra la mía, Selena. Yo podré ofrecer pruebas de que no me quisieron atender y de que tú derribaste la puerta. Y si esto no alcanza, ¿qué importa? El escándalo no podrá evitarse y tú estarás acabada, Selena. ¡¡Y tú muerta, Cristina!! ¡¡Qué lástima, Selena, que no me hayas hecho caso!! Yo te hubiese llevado por buen camino, pero no lo hiciste ... ¡¡Ahora acabarás por no haberme obedecido!!”. Selena sintió un nudo en la garganta. Intentó ponerse delante de Cristina, pero ésta se lo impidió. “¡¡No, Selena!! ¡¡Si alguien sale herido, debo ser yo misma!! ¡¡Yo cometí el error al venir aquí!! ¡¡Tú mereces vivir y la gente te creerá!! ¡¡Creeme que saldrás de todo esto!! ¡¡Quédate tranquila!! ¡¡Todo saldrá bien!!”. Selena quiso abrazarla, pero Saldívar se lo impidió. “¡¡Basta ya de melodramas!! ¡¡Apártate, Selena!! ¡¡Apártate de una vez!!”. Selena se puso adelante y abrazó a Cristina. “Pues bien. Si lo haces, ¡¡lo harás con las dos!! ¡¡Tira ya!!”, le gritó Selena. “Pues bien, si así lo quieres...”, le contestó Saldívar y apuntó hacia ella pero con la intención de darle primero a Cristina. Ya se las ingeniaría para dejar a Selena viva. Se levantó y se dirigió a la puerta, y con un gesto obligó a Cristina y a Selena a que se fueran a un rincón al lado de la cama. Miró a su alrededor de refilón y no vio a nadie. Cuando volvió sobre ellas apuntó a las mujeres diciéndoles. “Lo siento mucho ... Alguien pagará por lo que hicieron. Una lo hará con su vida. La otra con el escarnio. Y yo seré la víctima para todos. ¡¡Adiós!!”. De pronto un arma se apoyó sobre su sien y a la voz de “Tú no harás nada. Entrégame el arma” un policía de Nashville entró en escena. Saldívar quedó inmovilizada y un grupo de policías entró al lugar, algunos para sujetarla, y otros para rescatar a Selena y Cristina. Ésta comenzó a llorar desconsoladamente, mientras Selena la abrazaba conteniéndola. Cuando uno de los policías se las llevaban para ser atendidas fuera de allí, Selena le preguntó cómo sabían que estaban allí. “Mis superiores nos mandaron para acá. Un tal Óscar Flores denunció la desaparición de Cristina y sabía que estaba allí amenazada por alguien. Nos movilizamos pues mi jefe es muy amigo de Óscar y le debe muchos favores. Tuvieron suerte...”. Selena se sonrió y Cristina gritó de emoción. Sabía que Óscar haría algo y fue más de lo esperado ... “No sé si podré irme contigo, Selena. ¡¡Él también nos salvó la vida!!”, alcanzó a decirle Cristina. Selena le acarició la cabeza. “No te preocupes por eso, Cristina. Agradece que estamos con vida. Por lo demás, ya se verá. No querría que sufras más por mí ... Tenemos mucho por hacer ahora...”, le dijo Selena. Al salir apareció el padre de Selena y abrazó fuertemente a su hija en silencio. Selena le pidió si podía encargarse de dar las explicaciones del caso a la prensa y para dejar tranquila a su familia, y aquél asintió. Selena se fue con Cristina al hospital para ser atendidas del estado de shock que vivieron y luego para declarar ante la policía. Selena se fue en el auto policial acariciando a Cristina y mirando el cielo azul en silencio. Sintió que había madurado de pronto. Tal vez no era el camino que hubiera elegido en otras circunstancias ... Nunca pensó que iba a hacer lo que hizo en las últimas semanas, pero entendió que debía hacerlo. El mundo era tan distinto a ella ... Pero Selena debía adaptarse a él como el mundo a ella ... Si no lo hubiese hecho, tal vez ese día ya no estaría para contarlo ... Selena seguía lamentándose por no haber sido tan espontánea como siempre, pero la situación no le dio para hacer otra cosa ... Se lamentaba pero a la vez se sentía satisfecha ... Ahora sabría que podía ser la de siempre, pero con recaudos ... Podía brillar como siempre pero ser precavida con aquellos encantadores de serpientes, con esos lobos disfrazados de corderos, con esos psicópatas que son tantos y que van por este mundo como uno más, como alguien que sólo viene para hacer el bien a la gente pero que sólo desean que todos aquellos que quedan bajo su égida se conviertan en meros instrumentos, en simples marionetas que sólo deben estar para cumplir sus deseos ... Selena miró a Cristina y la abrazó bien fuerte ... Sentía una rara pero hermosa sensación ... Un estremecimiento en su cuerpo que le hacía tan bien ... que la hacía sentir tan viva ... La hermosa sensación de sentirse viva y feliz para poder contarlo ... Feliz para poder seguir haciendo lo que tanto soñaba con aquellas personas que ella tanto quería ... Ahora Selena sabía que nada podía detener su camino a la felicidad...

(A veces no se puede ser como se es, a veces uno no hace lo que realmente desea, fundamentalmente con gente que irremediablemente nos rodea y que nos hace tan mal. A veces el mundo nos pone con la única opción de defendernos para no caer, para no ser vapuleados, para no morir. Pero si ésa es la única opción que nos queda en ciertas ocasiones, lo mejor es hacerlo sin dejar de ser auténticos, sin dejar de actuar como realmente somos, sin dejar que nos cercenen nuestros sueños, nuestros objetivos. La humanidad pudo haber evolucionado mucho en las formas pero no en su esencia. Seguimos siendo como aquellos que sólo luchaban para vivir en el medio del peligro permanente ... hace millones de años ... Por eso debemos estar siempre muy atentos. Es una cuestión de actitud, de elección ... Está en nosotros elegir el camino que más nos conviene, que más nos identifica ... Tal vez eso le faltó a Selena ... Decidir lo que más le convenía ... Tal vez eso fue lo que no quiso hacer. Prefirió seguir valientemente con su camino a pesar de todo ... Y por eso, tal vez, no esté entre nosotros…)

Por eso te quiero, Selena … Porque hasta el último instante de tu vida no dejaste de ser tú misma…


Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)