De vuelta por el camino correcto, Selena…



Cuando ese 30 de marzo a la noche esa mujer llamó a Selena y volvió a insistir en que fuera al motel porque ahora sí había encontrado los benditos papeles me inquieté. Pero más me inquietó que Selena estuviera dispuesta a ir … Incluso volvió a hablarle de que la habían violado y una vez más Selena le dijo que si quería ir al hospital ella la acompañaría … Como yo fui terminante en decirle que no iba a permitir que saliera de la casa tan tarde … (y lo dije una vez más en ese día; la otra fue camino a casa cuando Selena quería volver al motel al notar que ella no le había dado todos los papeles), Selena lo desechó  y le respondió que no iría, tal como se lo había pedido … Cuando colgó el teléfono le destaqué a Selena que seguramente ella había desechado que la acompañara al hospital porque sabría que yo la acompañaría … Ya me inquietaba que ella quisiera que Selena fuera siempre sola … Lo había hecho a la tarde, se lo venía pidiendo en los últimos días … Y eso me preocupaba mucho … A tal punto que a la tarde aun quedando con Selena que la esperaría en mi camioneta mientras iba a tomar los documentos prometidos por ella, a los pocos minutos fui en su búsqueda sin esperar a que Selena volviera … Yo mismo notaba mi impaciencia … Yo pensaba que era inútil seguir insistiendo … Ella nunca nos daría esos papeles … Nos estaba mintiendo y los dos lo sabíamos muy bien … Ya ni me sorprendía que Selena me dijera que no le creía nada, ni aun cuando me dijera a la vuelta que le había dicho que la habían violado … Selena misma me decía que cuando le mostró la ropa le parecía que ella misma se la había arrancado … ¿Y entonces para qué insistíamos? ¿Para qué Selena volvía una y otra vez? ¿Para qué Selena quería volver a pesar de todo? ¿No era evidente toda la mentira? Y eso me inquietaba … Que Selena quisiera volver … Algo no estaba manejando … Y la que lo estaba manejando todo era ella … Y parecía que nadie se daba cuenta … Nunca podría imaginarme de sus intenciones … De hecho, cuando irrumpí en la habitación 158 del Days Inn esa tarde podía ver a una pobre persona llorando y dejando una imagen lastimosa … Lejos estaba de mí imaginarme que estaba ante una potencial asesina …Menos Selena … Pero yo me sentía molesto, inquieto, sobre todo a la noche luego de esa llamada y de lo que vivimos ese día … No podía esperar otra cosa de esa mujer … Empecé a preocuparme por Selena … Me daba cuenta de que si no fuera por mí ella hubiese vuelto esa noche … Y si no fuese por mí hubiese vuelto esa tarde … Más me inquieté cuando Selena me decía que quería ir para desenmascararla con su mentira de la violación … Apelé al último recurso del ruego por la hora y por la promesa de ir al otro día … Eso tranquilizó a Selena y aceptó … Pero eso no me tranquilizó a mí … Parecía que ella misma buscaba excusas para volver … Si todos sabíamos que mentía, ¿qué necesitábamos probar? Todo era muy evidente … Teníamos que probar con otras alternativas, ir por otro camino, que no era el de ella. Y sin embargo, Selena quería seguir ese camino, como aquel ser encantado por el canto de la sirena … Y todos sabemos cómo terminó la historia … Estaba preocupado … Algo no funcionaba … Era curioso … Esa noche viví con Selena una de mis mejores noches … Nuestro matrimonio estaba en su mejor momento, la vida nos sonreía, Selena era exitosa y tenía innumerables proyectos … Íbamos por la autopista en nuestro auto deportivo sonriendo y esperando la meta final … El éxito y la felicidad … Selena seguiría con los conciertos, con los festivales, iría a nuevos países para ampliar su éxito, seguiría con sus proyectos de Selena Etc., quizá se vendría el disco en inglés y su carrera solista, algo que no la convencía pero que tal vez el peso de la realidad la llevaría inexorablemente por ese camino … Íbamos por esa autopista sonrientes y dichosos … El horizonte se presentaba promisorio ante nuestras narices y nosotros sólo lo teníamos que gozar … Gozar con el camino … Gozar con nuestro destino … Y después vendrían nuestra nueva casa, ya en proceso de gestación, y los hijos … Todo estaba tan claro, tan despejado … Pero esa noche tuve la sensación de que estábamos desviando ese camino … Que Selena estaba empecinada por ir por un atajo, por un camino pedregoso, sinuoso, peligroso, oscuro … Sin un destino claro, sin que nos generara placer ni su trayecto ni su destino … Y aun así Selena estaba empecinada en ir por ese atajo, aun cuando viera de qué se trataba, aun cuando se lo advirtiera, aun cuando su padre le dijera que ese no debía ser su camino … Pero Selena parecía enceguecida por ese atajo … No escuchaba, no miraba, no nos creía … Estaba encantada … peligrosamente encantada … Por ese canto, que era un lamento, una promesa, una mentira … Y aun sabiendo todo eso, Selena se desviaba por ese camino pensando que sabía lo que hacía … Y no, no lo sabía … Creía que estaba manejando y no lo estaba … Creía que estaba decidiendo y no era así … Creía que sabía lo que hacía y era un error … Un fatal error … Era esa persona la que estaba como un gran titiritero manejando todo con sus falsas promesas, con sus falsos documentos, con sus falsas dolencias, con sus falsas expectativas … La quería a Selena sola … Y tenía un claro objetivo … Pero ninguno podía verlo … Ni Selena ni yo … Tampoco su padre … Menos su madre y sus hermanos … Y yo que esa tarde y noche del 30 de marzo de 1995 empecé a preocuparme en serio opté por quedarme con la imagen idílica de tomarme de la mano con Selena en la seguridad de que íbamos por esa autopista, y por ese éxito y felicidad como objetivo final. No quise pensar en que estábamos desviándonos del camino … No quise pensar en lo que yo sentía … ¿Selena estaría pensando lo mismo esa noche? ¿Su familia lo había pensado en esos días? No tenía forma de saberlo … Me quise quedar con la imagen de felicidad con Selena y desechar lo otro … Lo escondí, lo barrí debajo de la alfombra … Me quise quedar con la imagen penosa y supuestamente indefensa de esa mujer en el motel … No quise ver lo que sentía … No quise ver lo peor…

Selena misma me despertó con un grito a la mañana siguiente … Falsa alarma … Se había topado con mi padre que había venido el día anterior de visita y Selena lo había olvidado … ¿Lo había olvidado o estaba tan abstraída que ni siquiera lo había registrado? La cuestión es que fue un grito terrorífico de verdad que Selena misma se encargó de apaciguarlo rápidamente con su clásica risotada al advertir de su increíble olvido … Yo también me había olvidado … De lo que había vivido y sentido el día anterior … Selena me pidió que siguiera durmiendo, que no había nada de qué preocuparse y así lo hice, sin reparar en el hecho de que Selena se había levantado más temprano que de costumbre y de que al momento del hecho estaba buscando algo en la recámara.  Cuando desperté, noté que Selena ya no estaba y después supe a dónde había ido … Lo supe por ella misma … Me llamó a casa para avisarme que al no encontrar las llaves de su auto … tomó mi camioneta y con ella mi celular … Me seguía inquietando tantos errores, tantos equívocos y tantos olvidos de Selena en ese último tiempo … en tan pocas horas de ese nublado y triste 31 de marzo de 1995 … Me dijo que iba con ella … de vuelta del hospital … Que no le habían encontrado nada … Que todo estaba claro y que con ello quedaba en evidencias sus mentiras … Colgamos quedándome tranquilo de escucharla y de que se diera cuenta de todo … Pero … Reparé en que me había hablado en voz bien bajita, como para que ella no lo notara … No me estaba diciendo nada raro … Sólo me decía algo que también ella sabía … Lo demás lo inferíamos por lo que habíamos hablado en esos últimos días y sobre todo el día anterior … Entonces, ¿por qué me hablaba así? Y después pensé … Si todo era mentira, ¿para qué quería llevarla a Selena allí? ¿Sólo para que lo corroborara? … Empecé a asustarme … Ni siquiera se habló de los papeles …Pensé que lo tenía todo planeado y que sólo quería que ir al hospital … para que la vieran juntas … Era una excusa … Una mentira más que tapaba la otra mentira … Me desesperé … Salí corriendo en busca de mi padre y le pedí que tomara las llaves de su auto y me llevara cuanto antes al Days Inn. Mi padre me vio tan aterrorizado que ni me preguntó por qué … Sólo hizo lo que le pedí a la velocidad de un rayo … Salimos de casa y mi padre tomó las calles a una velocidad mayor a la permitida … Aun en mi desesperación pensé en lo que podría pasar (es increíble cómo hasta en los momentos más desesperantes podemos razonar y pensar en planes) y le dije que acelerara aún más, y que si llegaba a seguirnos la policía que no se detuviera, que siguiera … Así lo hizo mi padre … Yo sólo quería llegar antes de que pasara lo peor … No quería pensar en el peor escenario que hasta ese momento parecía ser la horrible tormenta que sobrevendría en Corpus Christi … A pocas cuadras del motel se nos acercó un patrullero con la sirena puesta … Mi padre aceleró y yo me preparé … Entramos por la rampa de entrada al Days Inn chirriando las ruedas y con el patrullero encima nuestro … Cuando vi que estaba a la altura de la habitación 158 le grité a mi padre “¡¡Gira a tu izquierda!!”, y así lo hizo al mismo tiempo que abrí la puerta y me arrojé al piso … Corrí desesperadamente hacia la puerta de la habitación 158 que estaba inquietantemente abierta mientras los policías cuyo patrullero siguió de largo con nuestra maniobra hasta dar contra un árbol fueron hacia mí a la voz de alto. Cuando llegué vi que esa mujer gritaba algo así como que no cierre la puerta, vi a Selena y me arrojé hacia ella para apartarla de allí justo en el momento en el que escuché un disparo … Caímos con Selena hacía un costado externo de la habitación … Por un momento pensé que había sido la policía … Y en un instante … La policía venía hacía mí que cubría a una Selena aterrada y shockeada para de pronto dirigir sus armas hacía el interior … De pronto el “¡¡Alto!!” era hacia esa mujer … que había salido a cumplir con su plan … Matar a Selena … Y tal vez también a mí en ese nuevo e inesperado contexto … La mujer tiró aterrada el arma y levantó las manos … Los policías fueron primero hacía ella … Uno de ellos se detuvo para aprenderme … “¡¡Esperen!! ¡¡Esperen!! ¡¡A él no!! ¡¡Sólo vino a salvar a su esposa!! ¡¡Sólo vino a salvar a Selena!! El policía se detuvo, lo miró, luego me miró a mí y luego a Selena que estaba aterrorizada abrazándome … El policía sólo atinó a decir: “Pero es Selena … ¿Qué hace aquí?”. Luego se dirigió a los otros y les dijo: “Lleven a esa mujer a la comisaría. Está acusada de intentar matar a Selena … De los demás me encargo yo” … Los demás procedieron a cumplir las órdenes impartidas no sin mirar con asombro y preocupación al notar ante quién estaban … El policía que parecía ser el jefe se acercó a mí y me dijo: “¿Usted sabe lo que hicieron su padre y usted, no?”. Yo asentí y atiné a explicarle todo, pero él me dijo: “No es necesario que me aclare nada … Admiro su valor. Ahora llevemos a Selena al hospital para que la atiendan de su estado de shock. Ya hablaremos después … Soy el oficial Rodríguez, estoy a cargo del operativo y sé ante quiénes estoy. ¡¡Vamos!!”. El policía extendió su mano, yo hice lo mismo … Cuando nos incorporamos con Selena nos abrazamos por un largo rato … “Vamos, antes de que vengan más curiosos”, nos dijo, no sin antes dar órdenes para que dejen el lugar custodiado para las posteriores pericias … Camino al hospital, Selena atinó a decirme: “Gracias por no hacerme caso…”. Yo la miré tiernamente y nos abrazamos como si fuera la última vez … como la noche anterior … Ahora ese abrazo tenía otra connotación … que tendría en cuenta para siempre … Ya habría tiempo para hablar … Ahora sólo era momento de sentir y de seguir ese sentimiento … Ahora era tiempo de gozar … de gozar por haber retomado el camino … Ahora era tiempo …  de ver salir el sol cuando lo único que parecía seguro era esa terrible tormenta que sobrevendría inexorablemente esa noche…

(Darse cuenta. Darse cuenta a tiempo. Saber cuál es el camino y seguirlo. Seguir nuestros sentimientos. Pensar si aquello que hacemos, sobre todo lo que no nos gusta, es algo que decidimos nosotros o lo deciden otros. Siempre hay que estar atentos. Atentos a lo que queremos, atentos a lo que sentimos, atentos a lo que deseamos. Pero por sobre todas las cosas hay que estar atentos cuando no estamos haciendo lo que queremos, cuando hacemos algo que nos disgusta, cuando hacemos algo que no nos genera placer … Y pensar si es algo que nosotros decidimos a pesar de todo o es producto de alguien que quiere digitar nuestras vidas y llevarnos a un camino que no es el nuestro, un camino que nos genera disgustos, un camino que nos deja lejos de nosotros, un camino que puede llevarnos a la peor de las tragedias…)

Por suerte, yo ya encontré mi camino … Y ese camino es tuyo, Selena … Es el camino que me lleva a la mayor de las felicidades … Es mi camino … Es el único camino que me identifica y habla por mí…

Te quiere mucho…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

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