Por estas lágrimas que estoy derramando…

31 de marzo de 2011






En este triste día, Selena…



Tal vez, Selena, no tenga ganas de decir nada hoy. Pero me conoces y sabes que indefectiblemente te escribiré algo porque yo soy de la idea de que la mejor forma de recordarte es como tú lo querías … Con Amor. Y todos los días. No sólo en los días conmemorativos ... Y porque sé perfectamente que estás en algún lado observándonos, esperándonos, sonriéndonos … y también triste porque estás lejos de nosotros, quiero que sepas que siempre estaré aquí, que daré todo para que se te recuerde siempre, para que se te valore siempre, para que se acuerden de ti como artista y como persona. Tal vez estés contenta de saber que, más allá de este pequeño escrito, te estoy escribiendo otro, como todas las semanas. Que otra vez soñaré con viajar en el tiempo para salvarte. Que luego se me ocurrirán las mejores palabras de cariño. Que luego me pondré en tu piel y trataré de interpretar tu sentir, porque sé que estás dentro de mí. Que luego te recordaré en alguno de tus momentos memorables. Que luego escribiré historias de gente que supo quererte. Y tal vez en el futuro te escribiré otras historias y recordaré otros momentos. Sé que me dirás: “Descansa, Sergio. Yo estoy bien. Yo sé que me quieres. No necesitas demostrarme nada más…”. ¿Pero sabes, Selena? No puedo. ¿Y sabes por qué? ... Por este día ... No quiero que te sientas más sola. No quiero que sientas más el frío del viento y de la tormenta que se avecina. No quiero que sientas más el dolor de la traición. No quiero que sientas más la tristeza de tu partida. No quiero que pienses más qué será de ti mañana cuando para todos seas sólo un recuerdo … sólo fotos y recuerdos ... No quiero que pierdas las esperanzas. Porque si tu las pierdes yo me desvanezco. Y si yo decaigo tú te perderás con ese viento y esa lluvia. Yo nunca te dejaré sola, Selena. ¡¡Nunca!! Bastante culpa siento por no haberte conocido antes, bastante pena tengo por no poder haber hecho nada por ti. Pero siento en el fondo de mi corazón que siempre estuviste conmigo, que te conocí desde que naciste, que siempre estuviste presente en mí, aunque te haya conocido después. Tal vez por eso, cuando creo que ya nada más podré escribir, cuando pienso que ya no tengo ni las fuerzas, ni el talento ni el ingenio para decirte nada más, siento que me llamas y me dices. “Aquí estoy, Sergio. Vengo a darte la energía que tengo para cantar, para reír, para dar ánimo a todos los que me quieren. Vengo para contarte más historias para que luego tú las escribas … ¡¡Vengo para que nunca me dejes sola!!”. Y así cada semana te escribo, cada día hago algo por ti, cada noche te dejo un besito en una de tus fotos deseándote buenas noches. Nunca me permitiría dejar pasar una semana sin decirte algo, sin escribir todo lo que siento por ti …Hoy no quiero pensar en otra cosa. Hoy no quiero pensar en lo que pasó aunque sé muy bien lo que sucedió. Sabes que hay palabras que no puedo pronunciar. No me pidas nunca que diga en español “death” cuando hablo de ti. Diré “el día que te fuiste”. Sólo diré “gravesite” para indicar la morada en la que estás y en la que se encuentra mi corazón ahora, y porque no me resulta muy doloroso decir dónde te encuentras en inglés. ¡¡Pero no me pidas que lo traduzca, por favor!! Pues para mí no te has ido. Sé que algún día tú volverás. Sé que algún día me encontraré contigo. Por eso te escribo, por eso te siento, por eso te lloro, por eso me alegro cuando te veo, por eso te extraño aunque no te conocí. Porque estás en mi corazón siempre, porque le diste sentido a mi vida, porque me diste un lugar en el mundo que es recordarte y esperarte. Porque en este nefasto día yo sólo quiero decirte que te quiero y que nunca te dejaré sola, porque mi vida está dedicada sólo a ti. Porque aunque no haya podido tener el gusto y el placer enorme de apreciarte, sé que te he conocido, que te conozco y que te conoceré en cuanto pueda abrazarte con fuerza el día en el que por fin te pueda ver y agradecer por haberme hecho mejor persona con sólo recibir sin resistirme el inmenso Amor que transmitías cada vez que cantabas, cada vez que actuabas, cada vez que hablabas, cada vez que soñabas, cada vez que te permitías mostrarte tal cual eras, y que hizo que no sólo la gente te admirara, sino que te quisiera y sólo deseara lo mejor para ti...

Eso es lo que quiero decirte en este día, Selena. Ese día que borraría del calendario para siempre. Ese día que es parte de tu vida, lamentablemente, pero del cual sueño con que alguna vez podré torcer el destino, tu destino … para que ese nefasto día se convierta en una hermosa y soleada jornada, iluminada con tu risa, con tu voz, con tu encanto y con tu alegría de vivir…

Yo sé que algún día mi sueño, tu sueño, se cumplirá… Te lo dice de corazón que sólo a ti pertenece…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

Un homenaje diario, como tú lo mereces, Selena…



A veces se gana, a veces se pierde en la vida. Siempre buscamos la superación, ser alguien en nuestras vidas, desarrollar el don que tenemos o explorar más sobre lo que nos gusta. Y siempre querremos ganar o al menos lograr parte de los objetivos o fines en nuestras vidas. Pero la vida no consiste sólo en eso. La vida nos prepara para amar, para expresar nuestros sentimientos y para ser felices, ni más ni menos. Y eso es lo más difícil, quizá porque al hombre no lo preparan tanto para ser solidarios, para dar sin esperar, para explorar nuestros sentidos, para sentir. La sociedad nos prepara para superarnos, pero no para ser más solidarios. La sociedad nos inculca tanto la cultura del exitismo, del triunfalismo, del ganar a toda costa, de dejar nuestros sentimientos a un lado para lograr lo que queremos, que nadie nos enseña luego sobre el valor de mantener la dignidad, de perder sosteniendo las convicciones, de mantener nuestra esencia por encima de todos y de todo. A veces la crueldad de la competencia no nos hace ver lo importante que es no sólo competir sino ser feliz, que a veces la meta no es sólo llegar primero sino haber encontrado la esencia de cada uno, lo que nos identifica, lo que nos hace plenos, lo que nos hace felices. Y cuando encontramos ese verdadero fin nada nos detendrá en el camino de la esencia de cada uno, de la felicidad de cada uno…

Si hay algo que Selena ha dado es Amor, ha sabido transmitir cariño, fraternidad, humildad, honestidad. Y la gente la comenzó a querer mucho antes de ser famosa y popular. Selena supo dar sin esperar y quizá es la que más temprano aprendió a que muchas veces hay que esperar mucho tiempo para llegar a ser alguien en la vida. Y sin embargo, para Selena lo más importante no era sólo lograr el mayor éxito posible como cantante y como artista, sino llegar a su gran anhelo que era el de ser diseñadora y ser feliz con su campo en el cual pensaba mudarse para estar con su esposo y tener niños. Y si bien por su padre ella siguió su carrera como cantante, ella tenía muy en claro cuáles eran las cosas de las que la hacía tan feliz, que no pasaba sólo por lo artístico. Tal vez lo que más nos apene y más nos entristezca era que Selena estaba en eso cuando sucedió lo peor. Por eso cada vez que vemos imágenes de Selena no podemos dejar de llorar y de lamentarnos. Primero y principal, pues antes de ver a la cantante vemos a la persona. Y cuando vemos a Selena sentimos pena por aquella muchacha del Barrio Molina que había pasado por tantas privaciones, por tantas injusticias, por tanta espera para llegar por fin al camino que la llevaba a la gloria, al éxito, que al final, una vez logrado el objetivo, alguien le impide seguir su camino a la felicidad plena, aquel que la completaba como persona, que le diera la plenitud para encarar cada momento de su vida. Sentimos pena por lo que no pudo lograr a nivel de premios, de prestigio personal y de éxito en total, pero también por no poder lograr vivir todo lo que tenía para transitar con tan sólo 23, casi 24 años. El saber todo lo que ella tenía planificado, todo lo que ella sentía, toda la energía que poseía Selena tanto dentro como fuera del escenario, nos hace poner sumamente tristes porque acaso nos damos cuenta de que Selena no sólo no pudo lograr determinados éxitos y galardones sino que, fundamentalmente, ella no pudo vivir todo lo que tenía para vivenciar, todo lo que merecía vivir. Selena era, como dijo Johnny Canales en el dvd “Selena Performances”, una flor a la que la habían regado y la veían crecer y mostrar todo su posible esplendor, para que, a la espera de que esa flor luzca en toda su plenitud, alguien impunemente la corte. Ése es el momento más terrible que debemos vivir y aceptar en la vida, aceptar que Selena no está entre nosotros, no está triunfando como artista, no está disfrutando de su vida, no pudo ser feliz con lo que le Dios le dio y permitió que le quitaran...

Creo que aquel que ama a Selena siente tanta necesidad de homenajearla que la pone en ese plano de prioridad. Primero está ella, luego los demás. A mí en lo personal me pasa cuando exhibo mis fotos en el trabajo o en mi casa, cuando le escribo, cuando hago algo por ella. Siempre pongo mi homenaje diario por encima de todo, más allá de lo que haga. Y eso, si uno lo hace público adquiere mayor valor, porque tal vez, en ámbitos como en los que yo vivo, en los que lamentablemente no se conoció tanto a Selena, el tener algo de ella y exhibirlo implica que alguien la tomará en cuenta, la distinguirá si la ve en algún programa de televisión o en Internet, y nos lo hará saber. Para alguien que ama a Selena ésa es la mejor sensación que uno puede tener, pues ello implica que, aunque sea por un instante, Selena estará en los primeros planos como una artista actual, y no en esos primeros planos dolorosos y de los cuales no queremos recordarlos ni verlos nunca más. Y cuando uno homenajea de ese modo y con esa intensidad a Selena en algún programa muy famoso y visto, eso adquiere un valor incalculable. Es el caso claramente de Karen Rodríguez, quien hasta hace poco concursaba para el programa exitosísimo y de gran audiencia como es el de “American Idol”. Ella en todo momento puso su homenaje a Selena por encima de su performance como concursante del programa. Por primera vez veíamos a alguien cantando en ese programa un tema en español (“No me queda más”), por primera vez veíamos que alguien deseaba cantar un tema de Selena, algo que pensé que nunca iba a poder ver en ese programa, por primera vez veíamos imágenes de Selena, fotos de Selena y hasta las muñequitas de Selena en un programa masivo en todo el mundo. Karen Rodríguez en todo momento hizo pública su admiración desde chica por Selena, se declaró fan, contaba que bailaba y cantaba como ella por pedido de su madre desde muy chica, y en instancias finales, en la que tal vez conviene apostar por lo seguro o por lo que le agrade más al jurado o al público, ella quiso seguir rindiéndole tributo a Selena cantando uno de los pocos temas en inglés que había grabado Selena para su soñado disco cantado en ese idioma: “I could fall in love”. Hasta yo pensé que tal vez no debía forzarse con un tema así, y optar por otro tema más adaptable a su voz y a su actuación. Pero Karen seguía pensando en Selena y apostó a uno de sus temas en inglés. Y como decía al inicio, a veces uno sabe qué prioridad debe darle a las cosas, qué es lo que uno lo hace muy feliz. Y eso que es la plenitud absoluta no está en el éxito total y profundo, en ganar todo, en llegar a la meta. A veces está a mitad de camino. Es evidente que Karen quería homenajear a Selena y que la gente la tuviera siempre presente cada vez que apareciera. Con ella vimos su música, sus fotos, sus imágenes, su estilo. Hasta diseñó su vestido para cantar “I could fall in love” al estilo Selena, tal como lo dijo públicamente. Nada más hermoso. Nada más gratificante a 16 años de un mundo sin Selena…

Esto que ha hecho Karen Rodríguez es lo más hermoso que se puede hacer por Selena: el recuerdo, el homenaje, el tributo diario. Porque tal vez sea fácil y sencillo, y queda bien, que se recuerde a Selena en las fechas conmemorativas, en los aniversarios y en los días importantes. Pero para el que ama a Selena no le alcanza esto, sin duda. Necesita todos los días dejarle algo, expresarle algo, exteriorizar el cariño, pero también el dolor. Es poder decirle todos los días a Selena cuánto la amamos, que es la mejor y que la extrañamos. Siempre diré que una de las mejores formas de recordar a Selena es partir del supuesto de que Selena está en algún lado observándonos y viendo qué hacemos por ella, estar convencidos de que es así y de que por ello todos le demostramos todos los días lo que sentimos por ella. Si Selena pudiera demostrarnos que ha recibido las muestras de cariño de todos los que la amamos, seríamos las personas más felices del mundo, y ella estaría “allí”, lo cual no es poco, ya que es uno de los mayores anhelos en la actualidad para cualquiera que la ama. Y en esa forma de tributar a Selena nada estará por encima de ella. Selena es el centro de toda nuestra atención y admiración. Eso es lo que pude percibir en Karen Rodríguez. En todo momento puso por encima su tributo a nuestra Selena que a ganar. Seguramente con lo último su futuro estaría asegurado, pero para ello debía dejar de lado a Selena. Y eso seguramente no la haría feliz …Prefería asegurarse estar feliz tributando a Selena que a ganar. Eso la pondría contenta y sin dudas ejecutó su plan teniendo en mente su homenaje a la artista que tanta la ha inspirado. Tal vez deberíamos ayudar a las nuevas generaciones para enseñarles que hay valores más importantes que el ganar por ganar. El sólo vencer no es garantía de la felicidad. Así también pensaba Selena, que consideraba que el éxito como cantante la llevaba a algo que tal vez para los demás era menor, pero para ella era lo máximo: ser diseñadora, tener su casa, tener una familia, eso que el éxito frío y sin discusión tal vez no se lo aseguraría…

Tal vez lo más lindo cuando se hacen estos tributos es darnos cuenta de lo que somos y hacemos, de lo que estamos dispuestos a hacer, de hasta dónde daríamos por Selena. A veces me inquieto cuando hay gente que, so pretexto de recordarla, se ponen por encima de ella y creen que sus figuras son más importantes que la original. Nada más errado. Creo que si Selena tuviera la oportunidad de observarnos le dolería mucho ver que en el nombre de su recuerdo se ataquen a otras personas que también quieren a Selena sólo porque no piensan como ellos, y que se mienta y se falseen cosas para fomentar divisiones y erigirse en los paladines de su recuerdo. Eso le causaría mucha tristeza, pues eso no la representa, su recuerdo dejaría su imagen mancillada. Si uno ama verdaderamente a Selena no se le pasaría ni por casualidad pensar en esas cosas. Sólo pensaría en ella, sólo buscaría su felicidad, aplicaría en la vida sus principios, así su vida y su Legado nunca se perderían. Creo que la tristeza que nos provoca la ausencia de Selena nos lleva a tratar de ser como ella a la hora de recordarla. Y nada más acertado. Porque si uno quiere que no se la olvide, habrá que sostener su figura a pesar del paso del tiempo, del surgimiento de nuevas artistas, de nuevas modas, de nuevas tendencias. Y así como Karen Rodríguez instaló de nuevo la figura de Selena en todo Estados Unidos, México y toda Latinoamérica, sería bueno que todos pongamos nuestro granito de arena para que se recuerde a Selena no sólo como artista sino también como persona, ver la importancia de la palabra, del trabajo, de la honestidad, de ser auténtico, de decir siempre la verdad, de ir de frente en la vida con nuestras convicciones, de no darse nunca por vencido, de hacer gala de la cultura del trabajo, de que ir por el camino de la honestidad sea un tema a tratar desde el nacimiento hasta lograr todos los premios, todos los aplausos, todos los reconocimientos…

Tal vez nos ponga bien y hasta nos ponga muy orgullosos darle un buen tributo a nuestra Selena, pero nada mejor que poder ser como ella para encarar todos los aspectos de la vida. Lo más maravilloso, lo único que nos podría poner plenamente felices sería ver a Selena hoy entre nosotros siendo la mejor y más famosa artista del mundo, habiendo logrado todos los premios, filmado películas, grabado telenovelas, hacer conciertos en todo el mundo, tener a toda la gente a sus pies. Y no es que ese deseo fuera una quimera. Justamente el ver que ese objetivo era más que posible, nos sume en el sinsentido, el repreguntarnos sobre el sentido de la vida, el decirle a Dios simplemente “¿Por qué?”, “¿Por qué a ella, por qué a ella le pasó todo eso cuando Selena sólo transmitía Amor?”. Con Selena fiel a su estilo y a su famosa frase “The impossible is always posible”, nada se podía interponer a su camino … ¡¡nada!! Pero esa nada surgió y todo cambió. Tal vez uno deba aprender que nada es seguro en la vida, que hay que transitar aún un largo trecho para llegar a los objetivos mayores y que en el medio se deben lograr las pequeñas metas sin perder nunca de vista que hay muchos obstáculos y que cada uno de ellos debe ser tenido en cuenta. Tal vez no hubo en general una gran conciencia de lo que se había generado y se pagó caro, muy caro. En realidad, sólo Selena lo pagó muy caro sufriendo mucho por algo que no era de su exclusiva responsabilidad. Y para siempre quedará grabado ese nefasto 31 de marzo. Y frente a esta densa realidad, y ante la ausencia de Selena, sólo nos queda procurar dar todo de nosotros para que ella sea feliz, para realzar su figura como cantante, como artista, como mujer, como ejemplo de vida. Y no sólo resaltar su figura sino seguir su ejemplo haciendo lo que ella hacía como un merecidísimo homenaje. Ésa es la mejor forma de recordarla: poner su figura por encima de todos y de todo, y su obra un ejemplo a seguir…

Cuando recuerdo la vida de Selena, trato de poner énfasis en el aspecto menos conocido de su vida, como su niñez y su adolescencia. Muchas veces cuando un artista llega a lo más alto, por el simple efecto de la cultura del éxito, sólo nos quedamos con la parte final de la historia, pero no mucho del camino previo para llegar al gran éxito. Como mucho nos quedaremos con una visión general, incluso en su versión más liviana, más lavada, más optimista, para tener una idea acerca de cómo era aquella artista hasta que llegó al plano más alto. Seleccionaremos las imágenes más lindas y olvidaremos las insignificantes. Pero eso no puede hacerse con Selena. Primero, lamentablemente, porque su vida fue muy corta, no tenemos tanto tiempo para contar, no habrá tanto material y acaso nos quedaremos con “fotos y recuerdos” de esos momentos más que felices. Y cuando busquemos más de ella retrocederemos en el tiempo y echaremos mano de las grabaciones de Selena cuando era muy pequeña, cantando dulcemente aquellas canciones con su voz de muy niña. Seguramente, si Selena hubiese llegado a vivir todo lo que debió haber vivido, si en realidad Selena estuviera ahora entre nosotros, seguramente no tendríamos tan en cuenta estas grabaciones. No porque no fueran importantes, no porque no fueran lindas, pero en realidad las tendríamos como las tienen hoy en día los fans de, por ejemplo, Luis Miguel o de Shakira: sólo como registro de lo que hacían cuando eran niños. Como Selena no pudo llegar a ser tanto ya de adulta, ya desarrollada como cantante y famosa, entonces debemos tener en cuenta aquellas primeras grabaciones e incorporarlas en su repertorio. Pero al sólo tomar en cuenta esos registros nos estamos perdiendo lo más importante de ese momento de Selena, qué es lo que pasaba con su vida y con sus sentimientos por aquellas épocas. No todo es lecho de rosas en la vida de cada uno, y tal vez menos en la vida de un artista que empieza a actuar desde muy pequeña y que tiene que empezar muy de abajo, sin ningún tipo de sostén de ninguna discográfica que programe su carrera y difunda su música, como sí sucedió con Luis Miguel. Selena empezó su carrera de la manera más básica, cantando en el restaurante de su padre a los 8 años y difundiendo su música en eventos, cumpleaños, y en cualquier concierto que le permitiera hacerse conocer y ver. Tal vez esos 10 años que transcurrieron hasta que Selena fue contratada por una discográfica tan importante como la Emi sean los menos conocidos pero los más fascinantes para entender por todo lo que pasó Selena y todo lo que tuvo que hacer para llegar a ser lo que es hoy para todo el mundo, principalmente para el mundo hispano…

Hay momentos de esa Selena siendo sólo una preadolescente de 14 años que nos pinta lo que ella era en el escenario y que nos hace entender cómo llegó a ser lo que terminó logrando. Estaba en un concierto de Tamaulipas, México, en el marco de uno de los eventos organizados por el programa “El show de Johnny Canales”. Selena, como ya se sabe, no hablaba el español, sólo lo cantaba. Y estaba ante un público de habla hispana. Yo creo que cualquiera de nosotros en su lugar moriría de miedo, no sabría que hacer, desistiría de hacerlo antes de sentir cualquier respuesta fría del público, pues en definitiva Selena no era conocida, apenas empezaba su carrera y sólo tenía como difusión grande el programa de Johnny Canales. Y uno ve a Selena cantando tan natural y tan hermosamente “La bamba”, entre otros temas, que hasta allí uno no puede dejar de maravillarse por ella. Selena no era ni por asomo lo que sería años después en todo sentido. Y sin embargo uno ve atisbos de lo que se vería del estilo tan particular de Selena que nadie podía ni imitar ni emular. Ver a Selena arengando al público “¡¡Vamos, todos, allí atrás, a cantar!!”, apoyarse en su hermano A.B. para cantar y bailar, sonreír en todo momento, tener tanta gracia para hacer su actuación hace que uno no se sorprenda por lo que vendría después. Pero uno tiene que entender que ni Selena ni nadie por ese entonces tenían la seguridad de lograr el éxito. Que lejos estaban de saberlo. Sólo podían apoyarse en el convencimiento de que con determinación, talento y ganas lo podrían lograr. Lo demás corría por cuenta de hacer en el escenario todo para impactar al público y ése fue el gran mérito de Selena. Ella siempre dijo que antes de comenzar un show estaba muy nerviosa. Siempre admitía que su gran miedo era no ser amada, que la gente no la quisiera. Y no es para menos. Selena sabía que el éxito o el fracaso dependía de lo que podía ella generar en el escenario. Que más allá de que era importantísimo el apoyo de la banda, como bien lo indicara Johnny Canales en el dvd “Selena Performances”, la cara visible de la banda era Selena. El sólo hecho de que la banda se llamara “Selena y Los Dinos” implicaba una gran responsabilidad para ella. Y el fracaso podía ser la ruina para ella y para toda su familia. Así de simple la cuestión. Es ponerse por un instante en la piel de esa pequeña y sentir la pesada mochila que llevaba puesta. Una pesada mochila que la llevó desde los 8 años en los que Selena vivió momentos duros y de total incertidumbre cuando el restaurante de su familia quebró y ellos se tuvieron que mudarse a la casa de los hermanos de su padre. Hay que tener mucho temperamento, fortaleza y determinación para salir de esa situación. Y toda la familia de Selena la tuvo para transmitirle a esa pequeña la seguridad de que ella lo podría hacer. Y Selena tener el talento y esa entereza que pocos tienen para salir cada vez al escenario con la renovada responsabilidad de que debía lograrlo, de que debía ganarse al público, se sintiera bien, se sintiera mal, estuviera nerviosa, estuviera preocupada o relajada. Daba lo mismo. Así se entiende cómo esa pequeña pudo sobrellevar ese concierto en Tamaulipas, y actuar como si fuera una artista consagrada y experimentada. Así se entiende lo que uno ve cuando Selena ya era una artista completa y exitosa.

Creo que Selena fue única además por el camino rarísimo y particular que tomó para llegar al éxito. Con toda lógica y teniendo en cuenta su experiencia, el padre de Selena pensó que a ella no le iba a alcanzar con cantar canciones en inglés. Que ella podría sufrir como él la discriminación por ser de ascendencia mexicana, y con ello dificultarse el logro del éxito. Tal vez la situación por los años ’80 no era la misma que la de los ’60, pero tampoco era como en la actualidad. Aún lo latino no era tan apreciado en los Estados Unidos y había que seguir apostando a las canciones tradicionales en inglés. El padre de Selena quiso que ella por las dudas aprendiera lo que él no había hecho: cantar en español. Así Selena tendría dos opciones para ser famosa, y una vez que llegara el éxito con alguno de los dos caminos, preparar el camino para que Selena siguiera su carrera internacional y mundial partiendo del éxito absoluto en los Estados Unidos. Cuando la carrera de Selena allá por 1991 se debatía entre el éxito en el mercado anglosajón con “Where did the feeling go?” o en el mercado hispano con “Baila esta cumbia”, la balanza se inclinó por el mercado hispano con su arrollador éxito con “Como la Flor” y “La carcacha”. Hasta que llegó ese éxito Selena recorrió varios Estados de los Estados Unidos y México en un bus sabiendo que algún día el éxito llegaría y que se debía trabajar duro para lograrlo. Que no sólo había que esperar el éxito, sino que había que hacer todo lo posible para que ese soñado día se hiciera realidad. Y así fue la vida de Selena en su niñez y en su adolescencia. Prepararse cada día como si fuera el último, vivir intensamente cada momento desarrollando su carrera, pensando en nuevas ideas para el grupo, pensando en su futuro como diseñadora una vez que la gran empresa familiar lograra el gran objetivo. Éstos son los momentos en los que hay reparar en la vida de Selena pues transformó su vida y su carrera musical en algo único, irrepetible, inimitable. Selena hizo un derrotero bastante extraño, más que nada porque siempre estaba en la idea de la familia sacar un disco en inglés, pero para llegar a ello desarrollaron su carrera en español, recorrieron México, El Salvador, Honduras, Puerto Rico, y Selena tuvo que aprender bien ese idioma que no dominaba en principio. Pero mientras se hacía ese recorrido, siempre pensaron en aquel soñado disco en inglés. Cuando José Behar la contrató para Emi Latin, lo primero que hizo la Familia Quintanilla fue entregarle unos demos bellísimos de Selena cantando en inglés. Desde allí no faltaron las declaraciones de Selena diciendo que sacarían un disco en inglés, incluso antes de que llegaran los primeros número 1 de Selena en español en 1992 y aun antes de que los altos directivos de Emi Central accedieran a hacerle un contrato para hacer el soñado disco en 1993. Aun así y por el espectacular éxito de Selena en español, ese disco se dilató varias veces en su edición hasta que se decidió hacer en 1995 … y quedaron registradas sólo unas pinceladas de ese sueño de Selena…

Creo que consciente o inconscientemente las mujeres latinas aún hoy tienen muy en cuenta ese recorrido extrañísimo y particular que hizo Selena para llegar al éxito y que hizo que para todas ellas Selena se hiciera un ejemplo y un ícono para el desarrollo de sus vidas. No es para menos. Y no es casualidad que tantas mujeres jóvenes en Estados Unidos la tomen como su ejemplo y la tomen como modelo a seguir en sus carreras, ya sea actuando por su cuenta o imitándola. Tan fuerte ha sido para ellas ese Legado de Selena. Tan impresionante ha sido lo que dejó Selena en tan poco tiempo. Poco tiempo que se transforma en mucho si se tiene en cuenta que ya para 1994 Selena llevaba 14 años de carrera. “Es que ya estoy un poco viejecita”, como decía graciosamente Selena en muchos reportajes recordando todo el recorrido al éxito y, por extensión, de su vida. Nada es casualidad con lo sucedido con Selena. Por eso ella dejó semejante marca en tanta gente que la recuerda, la tributa y le agradece de por vida. Es por ello lo valioso que ha hecho Karen Rodríguez en “American Idol”. Hizo lo que hacemos muchos todos los días desde nuestros humildes lugares. Agradecerle todos los días por la marca que dejó en nuestros corazones y tributarla poniéndola a Selena por encima de todo y de todos. Es la mejor forma de recordarla. Es la mejor muestra de lo que hizo Selena por su público: entregarles todo, brindarles todo, dejar su vida en cada actuación para arrancar la ovación del público y llenarlo de alegría. Es hermoso dar sin esperar, dar sin saber si acaso se lo van a retribuir. Dar esperando que al final el público le dé lo más importante, lo que más buscaba Selena: Amor, simplemente Amor…

Tal vez para muchos sea una quimera, quizá para muchos sea un sinsentido. Tal vez para muchos sea un fanatismo enfermizo. Es un gran error. El fanatismo sin sentido lo poseía la que le quitó los sueños. También lo tienen otros que, so pretexto de recordarla, se ponen por encima de ella, y si no logran la notoriedad que desean, la abandonan sin dudar. Para los que la aman de verdad se trata de algo mucho más profundo, que tiene un sentido más amplio. Tal vez pocos entiendan que Selena forma parte de nuestras vidas, que forma parte de nosotros, que conforma algo vital en nuestro sentir. Que lo que le alegra a Selena, nos hace sonreír. Y lo que le duele, también nos lastima. Y con su partida también se nos fue algo nuestro, se ha ido parte de nosotros. Nadie es la misma persona sin Selena, nadie es enteramente feliz sin ella. Nunca dejaremos de llorar por su ausencia. Siempre nos dolerá no verla hoy como la artista latina más famosa. Hoy en día no hay nadie quien no diga que ningún artista podría estar a la altura de Selena. Como dice Johnny Canales en el dvd “Selena Performances”, Selena fue muy querida pues todos apreciaron que ella estaba un escalón por encima de todos los artistas. Y esa sensación de poder vivir hoy esa realidad nos duele. Y más si el paso del tiempo se encarga de olvidarla y que nos haga aclarar de que cuando hablamos de Selena no estamos hablando de Selena Gómez sino de Selena Quintanilla, la única Selena. Y tal vez por todo ello es que el que termina amando a Selena necesita imperiosamente tenerla presente en su vida cotidiana, en sus quehaceres diarios, en el camino que cada uno ha elegido. Y que todos hagamos el mismo esfuerzo que ha hecho Selena para que su Legado nunca se olvide. El hecho de que nos esforcemos para que todos sepan de qué hablamos cuando nombramos a Selena es un gesto noble de valor incalculable. Y más noble aún porque la beneficiaria de todo este homenaje, la destinataria de semejante gesto de Amor, es Selena, sólo Selena. Por eso, más allá de lograr ganar en una competencia, yo consideró que lo que quiso lograr Karen Rodríguez lo ha obtenido con creces. Ella ha sido la ganadora. Ella ha triunfado porque logró lo que quería: desde su lugar darle un merecido y diario homenaje a nuestra Selena…

Ojalá que todos los que amamos a Selena hagamos esos gestos todos los días para tributar a Selena como ella misma quería: con Amor…

No te preocupes, Selena, siempre habrá gente que te quitará los nervios que tenías antes de comenzar un concierto, esos mismos nervios que se originaban por el miedo a quedarte sola. No te preocupes, Selena, siempre habrá gente que te hará compañía y te recordará de la manera que tú te merecías por obra y gracia de tu Amor, de todo lo que sembraste con tu cariño e infinito talento…

Simplemente te recuerda, te ama y te espera todos los días…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)



Una revelación de Amor, Selena…



“¿Pero ir a ver a quién?”, le dijo Iván a su novia. “¡¡A Selena!!”, le dijo Esperanza. “Vamos, acompáñame. No te arrepentirás. Te juro que te encantará. Es divina, es encantadora, tiene una gran voz. Vamos, ¿qué te cuesta? Aunque sea ven para estar a mi lado. ¡¡Dale, di que sí!!”, lo miró tiernamente. Iván no pudo resistirse al ruego de su novia. Pero aun desde el asentimiento tácito, no pudo dejar de decirle: “¿Pero es la misma que canta Bidi bidi bom bom?”. “Sí, es ella misma”, le dijo entusiasmada Esperanza. Entonces, ¿sabes quién es?”. “Sí, claro que sí”, le dijo Ivan mirando para abajo. No hacía mucho que el muchacho salía con ella. Quería aún complacerla y darle todos los mimos sin darle ningún motivo de quejas y llantos. “Ya habrá tiempo para que pasen esas cosas”, pensaba Iván cada vez que había que aceptar algo que no le gustaba mucho. Pero esto de ir a ver a Selena no le atraía mucho que digamos. Lo suyo era otra música, siempre había seguido a músicos de rock, punk rock y heavy metal. ¡¡Llegó a asistir a conciertos de Pantera!! Él había tenido una infancia y adolescencia difícil. Era un chico callado y no exteriorizaba mucho sus cosas. El ambiente familiar más bien opresivo no le permitía sentirse cómodo a la hora de decir lo que pensaba y sentía. La música que él escuchaba le permitía gritar, exteriorizar, saltar, sacar a viva voz sus emociones, le permitía decir lo que no podía decir en sus ámbitos ni a animarse a decir en los lugares en los que frecuentaba. Con Esperanza se había animado a ser más él sin gritar y sin inventar un personaje. Ella era dulce y no sólo sabía escuchar. También se las ingeniaba para que su novio diga lo que le costaba expresar. Tal vez eso era a Esperanza lo que más le atraía de Iván: su timidez, ser callado, ser dulce y tierno detrás de esas tachas, pelo largo y aspecto supuestamente raro que tenía. Esperanza sabía que no era así en realidad y sólo quería que se empezara a mostrar tal cual es, que era lo más interesante que tenía. Por eso le dijo de ir a ver a Selena. Era una de sus tantas presentaciones en Monterrey. Corría el año 1994. Selena estaba en el mejor momento, en su momento. Esperanza había comprado las entradas con mucha anticipación intuyendo que se agotarían pronto. No se equivocó. A pocos días de la serie de conciertos la gente se desesperaba por conseguir las pocas localidades que quedaban. Esperanza recién allí le dijo a Iván sobre ir a verla. Ya había pensado en venderla o dársela a alguna prima en caso de que él se negara. Pero ella se tenía fe. Tenía la intuición y la seguridad de que lo iba a convencer y de que a la larga él también se divertiría. Si por esas cosas él no iba y nadie podía ir a verla, no importaba: ella no faltaría. Ella era una fan más desde que Selena pisó por primera vez Monterrey y fuera al programa “Siempre en domingo”, de Raúl Velasco. Aún recuerda esa magnífica interpretación de “Como la Flor”, ante un auditorio que aullaba directamente con su presencia cantando semejante éxito. Desde aquella vez comenzó a comprar todo de Selena y era feliz con su compañía. Sólo esperaba que ahora su novio le hiciera compañía con su felicidad…

Cuando llegó el día, Ivan recibió la llamada de su novia para avisarle que en una hora la fuera a buscar. Faltaba bastante para el concierto, pero ella quería ser la primera en entrar. Iván por un momento pensó en excusarse, decir que estaba enfermo, que no podía salir de la cama, cualquier cosa. ¿Qué iba a hacer allí? Desde que la invitó su novia, su cabeza no paraba de pensar y de girar. Apenas había escuchado a Selena. Creía que era una de esas artistas de las que habla todo el mundo por un hit y que ese mismo mundo la deposita al olvido en cuanto ya no le sirve más. Definitivamente para Iván no tenía sentido estar allí. Él estaba para otra cosa. Él estaba para las grandes bandas, para hacer “pogo”, para exteriorizar algo violentamente su pasión por la música. Él creía que sólo de este modo podía disfrutar de un concierto, de un espectáculo, de la música, de las voces. Él sentía que el espectáculo también era él, o mejor dicho, que el espectáculo era lo que hacían ellos allá abajo. A veces como poco se ofrece en el escenario, poco es lo que hay para valorar. Y él encima se había encerrado en ese mundo hermético y poco propenso a escuchar otras cosas o voces distintas de las que a él le gustaba. ¿Qué iba a hacer en un concierto en el que irían niños, jóvenes y adultos por igual, que gritarían enloquecidos en cuanto vieran a su Reina? Iván tenía a Selena en el oído cantando “Amor prohibido”, “Como la Flor” o “La carcacha”. Y sentía que era una artista más con cierta fama por sus canciones divertidas y pegadizas. No la había visto más que alguna vez en sus tantas incursiones por México y algunos países de América Central. Pero nunca le había llamado mucho la atención. Para él era no era muy distintas de otras. “Ya vas a ver cuando la veas, Iván. Quedarás con la boca abierta. Es mucho más de lo que tú crees…”, le dijo Esperanza. Iván le hizo un gesto extraño, como no estando muy seguro de lo que hacía. Pero al fin le dijo desafiando a su novia: “Ya veremos, ya veremos si es tan como tú dices”, haciendo esfuerzos denodados para animarse ya y dejarse ir por los deseos de Esperanza. En el viaje hizo toda clase de comentarios de lo que le pasaba en el trabajo, de lo que pasó con un problema serio en su cabeza producto del estrés, de la mala relación que tenía con cierta gente a la que él calificaba de traidora y detestable, de que no toleraba la injusticia, la falsedad y la mentira. Esperanza lo miraba y empezaba a entender por qué el chico escuchaba esa música. Ella se ilusionaba con que si viera a Selena acaso cambiaría de opinión, si al menos la viera actuar acaso entendería por qué ella y por qué tanta gente la quería. Sólo eso Esperanza esperaba. E Iván sólo pensaba:. “¿Qué hago yo aquí en Monterrey? ¿Acaso volvió Jimi Hendrix a tocar y a incendiar una guitarra? ¡¡Sáquenme de aquí!!” Casi llegando al estadio se encontró con un tío que no veía hacía rato. “¡¡Oye!! ¿Qué hacer acá? ¿Acaso vienes a ver a Selena?”, le dijo, viendo que estaba solo, pues momentáneamente Esmeralda se le había adelantado. Y antes de que Iván dijera nada, su tío le dijo: “Haces bien en venir. Ella te encantará. ¡¡Es única!!”…

Iván entró al estadio a las corridas. No porque él quisiera, no porque los persiguiera alguien a él o a su novia. Era que Esperanza lo había tomado de la mano y lo había llevado a las apuradas para estar lo más cerca posible del escenario. Iván no lo podía creer. “Si me viera Jimmy Page corriendo junto con un montón de chicas para ver a Selena se me reiría en la cara y se lo contaría a cuanta persona se le cruzara para que se mofen de mí para siempre…”, se decía Iván mientras corría con los ojos extraviados. “¿Decías algo, Iván?”, le preguntó Esperanza. “No, no. Es que no entendía por qué tanto apuro. Aún falta para el concierto”, se excusó Iván. “Ah, era eso. Creí que hablabas de unas páginas y no entendía a qué te referías … Como fuere, ya sabes que tenemos que estar lo más cerca posible del escenario. ¡¡Estoy tan emocionada!! ¡¡Veré de nuevo a Selena!! No sabes el éxito que está teniendo. Arrasa con la venta de discos, arrasa con los premios, arrasa con las concurrencia del público en sus conciertos … ¡¡Y ella es una persona tan linda!! Si la hubieses visto. Siempre sonriente, siempre cordial, siempre simpática, siempre positiva. ¡¡Ojalá todas las artistas fueran como ella!! Nunca he visto que alguien fuera así. Yo sé que va a llegar muy lejos. ¿Acaso no ves cómo la gente la quiere? ¡¡Mira a todos los que están entrando!! La gente no se cansa de verla todas las veces que sean necesarias. Ella es una de los nuestros. Ojalá triunfe en todo el mundo. ¡¡Yo estoy segura de que lo logrará!!”, decía Esperanza mientras lo abrazaba a Iván. “Y gracias por acompañarme, Iván. ¡¡Sabía que no me fallarías!! Hubiese dudado de ti si me hubieses venido con alguna excusa. Hubiese pensado que no me querías lo suficiente como para estar al lado mío en algo que me hace tan feliz. Pero estás aquí … ¡¡Te quiero mucho!!”. Y Esperanza le dio un enorme beso. Iván quedó aturdido por semejante muestra de cariño y sintió una vergüenza interior que le hacía sentir culpable y temía que se le notara en la cara. Era extraño. Podía haberse excusado y ahora tendría un problema. Pero Iván extrañamente no lo hizo. Se dejó llevar acaso porque tal vez quería ver de qué la iba Selena. Quién sabe. En la duda se quedó mientras abrazaba a Esperanza y compartía su emoción por estar allí, una emoción que era compartida por tanta gente, tanta gente que sólo mostraba felicidad, felicidad por estar allí junto con Selena. Cuando miró más detenidamente a la gente que entraba o que ya se había apostado en el lugar, notó que había de todo. No sólo había chicas adolescentes como él suponía. Había chicos de su edad, había gente mayor, había parejas de gente grande, madres que acompañaban a sus hijas pero que sentían el mismo entusiasmo que ellas, familias enteras que venían de lejos para ver a Selena. Lo que más le llamó la atención a Iván era ver a gente tan feliz, siempre con una sonrisa en la boca, gente expectante que se sentía bien estando allí, participando de una comunión, de una comunión de Amor y de respeto por una artista que los llenaba en todo y los identificaba. ¡¡Ese ambiente era tan distinto del que solía frecuentar!! En los conciertos en los que él iba la gente siempre estaba nerviosa, con la violencia siempre presente como única diversión. Violencia que por allí se potenciaba por la música, o simplemente la música acompañaba esa violencia. Cuando veía a esa gente tan feliz, Iván se preguntaba por qué él no era feliz, por qué no se iba satisfecho del lugar si él no hacía algo extra, algo extra que no venía del escenario, algo extra que venía a cubrir tantas necesidades, algo extra que venía a disimular la falta de Amor y de afecto que tenían él y muchos de los asistentes a los conciertos a los que frecuentaba … En ese recorrido Iván ve que entre los asistentes al concierto de Selena había una mujer que estaba amamantando a su hijo. “¡¡Pero mira, Esperanza!! ¿Cómo dejan entrar a una mujer con un bebé? ¿No es peligroso? ¿No le puede pasar algo?”, dijo intrigado Iván a lo que rápidamente le contestó Esperanza: “¡¡No te preocupes!! Es normal que vengan madres a ver a Selena. ¡¡Ellas tampoco se la perderían por nada en el mundo!! De todos modos, ellas irán a un lugar especial y la verán sentadas. ¡¡Pero qué bueno, Iván, que te preocupes!! Eso habla bien de ti”, le dijo Esperanza, que volvió a abrazar a Iván tomándolo de la cintura mientras cerraba los ojos y sonreía en silencio, sintiendo todo el orgullo que le generaba su aturdido novio…

En poco tiempo Iván se sintió que estaba literalmente entre la espada y la pared. Había entrado tanta gente al campo que Esmeralda, para no perder su lugar de adelante frente al escenario, fue llevando a Iván a dar casi de narices al piso en el que se movería Selena en breve. Cuando se quiso acordar, Iván tenía un mundanal de gente que no paraba de gritar y de vivar por Selena. A medida que pasaban los minutos la gente se iba impacientando y empezó a gritar por Selena. Le pedían que entrara, le pedían que al menos entrara su padre para que aclarara lo sucedido. Pero lo más insólito fue cuando en el fragor de la locura general alguien a los gritos reconoció que no había pagado su entrada al estadio. Iván pensó que lo iban a matar por ello. Pero para su asombro nadie le dijo ni le gritó nada. Y lo más insólito aún fue que esa persona se fue sola sin que se lo pidieran para dar el dinero faltante. “Esto parece el paraíso. No puede ser cierto lo que veo. Y eso que encima no pude apreciar a Selena. Bueno, veré de qué la va ella. Supongo que será como en los videos que la vi. Nada especial, pero al menos podré decir que conocí a Selena”, se decía Iván hasta que casi muere de un síncope cuando escucha un aullido enorme que casi lo echa en tierra y lo arrastra varios metros para adelante tragando literalmente toda la tierra. Cuando pudo ver notó que se habían apagado las luces. Selena estaba por aparecer. Iván notó que había perdido a Esperanza en el medio de la oscuridad y del griterío. Ella se había ido más hacia el costado derecho para poderla apreciar mejor. Se ve que en su lucha por ir para ese lugar perdió la mano de su novio y se transportaba literalmente al escenario. Iván miró para su costado derecho hasta que por suerte pudo ver a su novia que estaba allí llamándolo con su mano y extendiéndosela para que se viniera con ella. Cuando Iván estaba por ir, escucha un ensordecedor “¿Cómo está Monterrey?”. Era Selena que salía por uno de los costados del escenario extendiendo su mano y saludando a todos los asistentes con su mano. La gente sólo gritaba y gritaba. Iván recibió toda clase de empujones de gente que sólo quería ver a Selena de más cerca o para sacar fotos. Pero pronto a Iván dejó de molestarle los empujones, los gritos y las multitudes enardecidas. Se quedó impactado con la figura de Selena. Ella estaba con su peinado voluptuoso y enrulado del que tenía mucha fama en México, lucía una chaqueta y un pantalón negros tal como si fuera una típica cantante de rock. “No tiene que envidiar a nadie del mundo roquero”, se decía Iván mientras no podía dejar de mirar a esa mujer que se movía a uno y otro lado del escenario con una soltura, con una gracia, con una personalidad, con una voz, con un carisma del que pocas artistas en serio podían tener. Y mientras veía a Selena cantar, mientras los saludaba, mientras les sonreía, mientras los invitaba a participar del coro, Iván se dijo: “¡¡Pero vaya sorpresa!! Selena no es una artista común que se puede ver en cualquier lado. Ella es especial. No es alguien que es sólo apreciada por un éxito. Selena es distinta. No es una artista cualquiera. Tiene algo … que no sé cómo definirlo. Pero no pasa inadvertida en ningún lado. ¡¡Se nota!! No es una artista cualquiera. ¿Cómo no me di cuenta antes?”, se preguntaba Iván mientras se decía “Ahora entiendo por qué la quieren, aprecian y admiran tanto. Sólo basta mirarla. Con verla es suficiente para entender todo…”.

Iván comenzó a querer a Selena cuando se vio gritando con la gente el tema “Ven conmigo”. Él ni sabía la letra. Pero el sonido del acordeón, los gritos mariachis de A.B. y los movimientos de Selena lo llevaron al mayor grado de éxtasis. No podía dejar de mirar a Selena. Había algo en ella que era hipnótico. Podían pasar ovnis, aviones, buses, una corrida de toros en sus narices que ni se daría cuenta. Definitivamente no podía evitar dejarse de llevar por el encanto de Selena. Ella tenía algo, que no podía precisar pero que lo entendía y sentía perfectamente. Ella lo hacía sentir feliz. Ella lo hacía cantar hasta canciones que no entendía ni conocía. Ella lo hacía bailar, alzar sus brazos, saludar. Selena se paseaba por el escenario pasando sus brazos por las espaldas, luego alzarlas para ponerlas adelante en son de que la gente la acompañara. Luego tenía tiempo para mirar a la cámara de televisión que la enfocaba y darle un saludito. Ya no le molestaban los gritos de la gente cantando “Ven conmigo, quiero amarte. Ven a mi lado quiero besarte. Conmigo tendrás todo lo que quieras. ¡¡Y hasta el día que me muera tú vas a ser mi Amor!!”. Él era partícipe de esos gritos. Una vez que lo escuchó por primera vez, ya lo podía repetir con dificultad en la segunda y decirlo casi perfecto en la tercera. Sólo tenía que seguir a Selena. Sólo tenía que leer sus labios y mirarla con una sonrisa. Sólo tenía que seguir la fiesta, la fiesta que ella organizaba e invitaba. Después de ir a ver tantos conciertos, era la primera vez que no se peleaba con nadie y veía sólo al artista que cantaba en el escenario. Era la primera vez que sentía que la única protagonista, la única figura que estaba en esa noche, estaba allí cantando, sonriendo, arengando, bailando. Era la primera vez que veía en serio un concierto y sabía lo que significaba. Era la primera vez que veía a una artista de verdad…

“¡¡Ey, Iván, qué haces allí, ven para acá!!”, le gritaba Esperanza desde más adelante. Él apenas escuchó lo que dijo, le hizo un gesto de “no entiendo nada”. Luego, le grito: “Más tarde voy, no se puede pasar, ¡¡mejor me quedo aquí!!”. Esperanza asintió y le dijo: “¡¡Ven en cuanto puedas!! ¡¡Quiero que estés conmigo!! ¿No disfrutas del show?”. Iván le hizo un gesto con el pulgar en alto y con el dedo índice le señaló que Selena seguía cantando. Ella se dio media vuelta y siguió el concierto a los gritos. Iván prefería estar mirando solo el concierto. Quería seguir apreciando a Selena sin que su novia notara la tremenda impresión que le había dejado ella y le agarrara un ataque de celos. Justo en este momento no quería que pensara que ella se interponía en el camino. Él quería a Esperanza y ya soñaba con que sería la mujer con quien conviviría para toda la vida. Lo que le generaba Selena era otra cosa que no lo podía explicar. Allí recordó todo lo que le dijo Esperanza de ella y que él lo estaba corroborando. Pero una cosa es que lo diga una mujer y otra un varón, y ni hablar si ese varón es el novio. Aparte, él estaba descubriendo a Selena. y nada de lo que había escuchado de ella, incluso su novia, le alcanzaba para explicar con palabras lo que generaba en él semejante artista. “Mejor me quedo aquí y luego le explico a Esperanza todo”, se dijo Iván. Mientras tanto, pasaban las canciones y él no paraba de cantar, de gritar, de alzar sus manos, de hacer todo lo que le pedía Selena. Creo que si a Iván le decían cuánta gente conformaba el grupo Selena y Los Dinos, y qué nombres tenían, se quedaría sin poder decir nada y sin importarle saberlo. Él estaba convencido de que lo único que importaba era esa mujer que no paraba de cantar, bailar y de reír. “Creo que si Selena se lo propusiera tendría el mundo a sus pies. Ella debe generar oro en todo lo que toca”, se repetía. “¡¡Mejor que oro, Amor!!”, se corrigió. Los ojos de Iván sólo seguían el recorrido de Selena. No se permitía mirar más, como si quisiera demostrar ante una eventual inspección sobre sus actos que él sólo había ido allí para ver a Selena y nada más, que ante cada observación de los inspectores, ellos corroborarían que él hacía todo por Selena, que él era un admirador más y fiel, fiel a ella, fiel a todo lo que representaba ella. Mientras la miraba, notó que tenía determinadas gestos preparados, como el saludito personal a los asistentes al concierto. Pero no hacía esto exageradamente y fuera de contexto. Esas cosas las hacía cuando el momento ameritaba, cuando realmente el público se lo pedía. Si había algo que Iván notó enseguida de Selena fue que era muy auténtica, genuina, que no mentía ni que quería engañar al público. Que esa mujer que estaba en el escenario no distaba mucho de la verdadera Selena que estaba en su casa descansando o preparando algún vestido nuevo. “Imagino que mucho de su historia estará en el escenario, ese escenario del que Selena es dueña y hace lo que quiere, y logra todo lo que se propone”, se decía Iván, entendiendo en una parte de un concierto lo que significaba Selena como artista y como persona…

De pronto, Selena se dirige al público y pide que alguien suba al escenario para que represente de ex novio en el tema “¿Qué creías?”. Por un instante se encienden las luces que enfocaban al público y Selena se hace una visera con las manos para poder ver bien a los varones que pedían subir al escenario y representar ese papel. “¿Qué creías?, ¿Qué creías? Creo haber escuchado esa canción. ¡¡Sí, es la de la mujer que rechaza la vuelta de su novio arrepentido a la casa de ella!! Y qué se supone que ella hace con el que sube al escenario. Y si…”, Iván se quedó pensando en que tal vez él podría estar allí. ¿Por qué no? No sería la mejor forma en la que querría que Selena la tratara, pero la tendría bien cerca. ¡¡Qué emoción!! Pero cuando estaba por desistir de pura vergüenza, ve que alguien se le acerca y le dice: “¿Por qué no vas tú? ¡¡A mí me encantaría!!”. ¡¡Era Esperanza!! “¿Pero que haces tú aquí? Yo...”, trató de explicar Iván. “Te estuve observando y no quise molestarte. Pude corroborar lo que imaginaba. Que Selena te iba a encantar. Y a mí me emociona que te pase eso. No hay nada más lindo que compartamos algo que nos gusta tanto. ¡¡Pero vamos, Anímate!! ¡¡Alza el brazo que al final Selena va a elegir a otro!!”. Y Esperanza levantó intempestivamente el brazo de Iván y empezó a gritar: “¡¡Aquí, Selena!! ¡¡Aquí!! ¡¡Él muere por subir allí!!”. Justo Selena mira para ese lado y pudo observar cómo un chico totalmente vergonzoso tenía alzado su brazo por obra y gracia de su novia. Iván no quiso observar cuando Selena miró para su lado. Por un lado lo deseaba, pero por otro no sabía cómo enfrentar la situación. Por un instante recordó cuando era chico y lo hicieron participar en una fiesta de cumpleaños en una competencia para ver quién inflaba más rápido un globo. Él se puso tan nervioso que al final terminó último y sin siquiera poder inflar el globo. Aún recordaba la cara de la que cumplía años riéndose a carcajadas … “Ey, tú, al que le alzan el brazo. ¡¡Ven aquí!!”, dijo a las carcajadas Selena señalándolo a Iván. Él no quería ni darse vuelta. Era él el elegido, sin duda. Pero no sabía cómo encarar la situación. Esperanza lo zamarreó y le dijo: “¡¡Vamos, Iván, sube, te ha llamado Selena!! ¡¡No te puedes negar!! ¡¡No sabes lo orgullosa que estoy de ti!! ¡¡Lo harás bien!! ¡¡No tengo dudas. Vamos!! ¡¡Hazlo por mí … y por Selena!!”. Iván la miró y vio el escenario. Pudo apreciar a Selena esperándolo con una sonrisa que contagiaba. Iván se sonrió, asintió y pronto se adelantó entre el público mientras un hombre de seguridad se le acercaba para tomarlo y depositarlo en el escenario. La gente gritaba por él y lo alentaba. De pronto volvía a sentirse protagonista de un concierto, pero no por violencia, no por gente empujándose y lastimando sin sentido y sin razón. Ahora era protagonista simplemente porque iba a ser de partenaire de la artista, de la cantante, de la única protagonista del concierto. Iván iba a ser el “ex novio” de Selena…

Cuando Iván subió al escenario y la tenía tan cerca a Selena sintió que le temblaban las piernas. Selena se veía tan imponente, tan especial, tan artista, tan mujer, con tanta personalidad, con tanta seguridad, que él se sentía muy pequeño. No quería hacer el mismo papelón como con lo del globo siendo chico. Estaba muy nervioso y no quería equivocarse con ella, justamente con Selena. Pero había algo en su mirada, en su expresión que lo hizo tranquilizar enseguida. Había algo en ella que lo hacía emocionar. Por alguna razón sintió que tenía que ser fuerte pues tal vez ella necesitaba que fuera así. Por alguna razón sintió algo que lo hacía tender a protegerla, a advertirla. De pronto sintió miedo, pero no por él sino por ella. En ese momento Selena se le acercó, y él la abrazó con firmeza y admiración, mientras le sonreía. Iván se emocionó hasta el borde del llanto en cuanto pudo sentir a Selena. Sintió que ella también era frágil pero nunca podría permitirse demostrarlo ante su gente en un escenario. Por un momento sintió que estaba abrazando a una niña de 8 años aterrada por miedo a no ser amada pero con la firmeza de estar entera y decidida a conquistar a todos con su voz y con su encanto. “¡¡Ey!! ¿Cómo me costó convencerte? ¿Cómo te llamas?”, le dijo Selena con cara cómplice y desafiante. “Me llamo Iván. Es que es la primera vez que vengo y la que me convenció fue mi novia Esperanza”, le dijo Iván mientras la señalaba entre el público. “Demos un fuerte aplauso a ti y a Esperanza”, dijo Selena mirando entre viseras al público hasta que dio con Esperanza que a los gritos le hizo sentir su presencia hasta que Selena le dio un saludito con una mano, y con la misma tomó el saludo de Esperanza y se lo llevó al corazón. “Y dime, Iván, ¿te gustó el show?”. “¡¡Claro que sí, Selena!! Realmente mi novia no se equivocó…”, le dijo Iván, quien hizo una pausa, y desde el corazón y sin pensarlo le dijo: “¡¡Espero que tú no desvíes tu camino y seas la mejor del mundo, pues eres una de los nuestros y eres la mejor!!”. La gente comenzó a gritar y Selena lo miró con ternura. Esas palabras le habían llegado de verdad. Por alguna razón Iván creyó ver que unas lágrimas salían de los ojos de Selena. Por un instante Iván sintió que estaba pasando algo pero que no podía saber qué era. Selena lo abrazó y por debajo le susurró: “Gracias. Espero no defraudarte nunca” y enseguida gritó: “¿Estás preparado para ser mi ex novio?”. Iván un poco aturdido le dijo que sí y de nuevo se puso nervioso. “Bueno, Iván, por lo pronto suéltate. ¡¡No estés tan duro!!”. Y lo zamarreó para que no esté tan contracturado. “Sólo mírame y escúchame. ¡¡Y escúchame bien!! Ya sabrás lo que tienes que hacer”, le dijo Selena mientras le guiñaba el ojo al público. La gente comenzó a gritar mientras Selena le dijo a Iván: “Are you ready?”. “¡¡Sí!!”, le contestó con alegría y emoción Iván, ya listo para que Selena hiciera de él lo que quisiera…

Iván se le quedó mirando, mas no supo qué hacer ni qué decir en cuanto Selena lo miró desafiante, le pegó con el revés de su mano derecha su pecho y le empezó cantar: “¿Qué creías?”. Él optó por quedarse quieto con las manos hacia atrás como arrepentido y aceptando los retos de Selena. Pero por sobre todo él no quería hacer nada que implicara que el público desviara su atención de Selena y lo mirara a él riéndose, haciendo gestos de aceptación o saludando a alguien. ¡¡De ninguna manera haría ello!! Hacerlo implicaría ponerse como protagonista de ese momento y ese momento era de Selena. Iván entendió el juego: él sólo debía hacer de partenaire. La protagonista era Selena, sólo Selena. Pero más que nada se convenció pues estaba totalmente anonadado y sin habla frente a la espectacularidad de la figura y personalidad de Selena. Si ya él se quedaba asombrado con verla desde lejos, tenerla tan cerca lo hacía sentir envuelto en una nube de emoción, lo transformaba cabalmente en el personaje masculino de la canción. Selena le gritaba al oído, se le ponía a sus pies, lo zamarreaba una y otra vez, le exigía una explicación, e Iván, nada … Sólo silencio, mirada seria y compungida a Selena, y dejarse llevar por el deslumbramiento de semejante artista. Tan buena artista que supo ver que ella se iba animando en su actuación según como él reaccionaba. Y como él estaba como una estatua, ella exteriorizaba aún más su pedido de explicaciones. También veía que Selena le hacía pequeños gestos para que se metiera en la representación, que no fuera sólo un chico mudo, sino un novio que intentaba vanamente recomponer la situación. Y cuando Iván levantó su dedo índice para pedir hablar, Selena lo agarró de la solapa de su camisa, mientras lo zamarreaba cantando: “¿Qué creías, tú qué creías? ¿Que como yo había muchas, que mi Amor ni regalado? Pues ya ves, ¡¡equivocado!!”. Luego lo soltó, espero el aplauso y la algarabía de la gente, y se acercó a Iván para saludarlo, no sin antes pedirle al público “¡¡Un aplauso para mi ex novio!!”. En ese instante Iván miró a Selena y sintió un sentimiento de compasión por esa mujer. No sabía por qué lo sentía, pero tenía un presentimiento, una sensación extraña que la hacía querer protegerla, advertirle, avisarle, prevenirle. La mirada en sus ojos se lo pedía. Había algo en la expresión de Selena que lo animaba aún más. Por eso, cuando Selena se le acercó con un gracias, él llorando de la emoción le dijo: “Cuídate, cuídate, Selena. Yo sólo tengo palabras de agradecimientos para ti. Doy gracias a Dios por haberte conocido. ¡¡Te juro que me has cambiado la vida!!”. Y la abrazó bien fuerte. Y antes de que vinieran los custodios por las dudas, él se apartó y le terminó de decir: “Piensa en ese público, Selena. ¡¡Piensa en cada acción que hagas en ese público que te adora!!”. Y se puso a llorar de nuevo mientras era acompañado por el personal de seguridad para ubicarse de nuevo en el campo. Selena quedó impactada con esas palabras y tardó en reaccionar. Sólo atinó a saludarlo con su mano a Iván y a pedirle a los custodios que lo traten bien pues “se portó de maravillas este chico para ser la primera vez. Es como si me hubiese visto de toda la vida. ¡¡Felicitaciones!!”. Y pidió de nuevo “¡¡un fuerte aplauso para Iván!!”. Y hasta antes de seguir con la siguiente canción, Selena se quedó pensando en que tal vez debía hacerle caso a Iván, que debía entender que debía dejarse cuidar por los que realmente la amaban y se preocuparan tanto por ella. Que debía entregarse definitivamente a su público y no sentirse que debía estar en el medio de intereses de otra gente … Era consciente de que ya no era una niña promesa. Lo suyo era una realidad. Ya era muy famosa y tenía un largo camino para recorrer no sin correr riesgos. Quiso decirle algo más a Iván, pero ya era tarde. Él ya se había marchado…

Cuando Iván bajó, Esperanza se le vino encima y lo abrazó fuertemente. “!!Estoy orgullosa de ti, Iván!! ¡¡Estuviste de maravillas!! ¿Viste que no me había equivocado, que Selena te encantaría?”. Iván se le quedó mirando y le confesó: “Pensé que te pondrías celosa de verme allí participando de ese momento y de haber notado que me encantó Selena…”. “¡¡Para nada, Iván!! Como habrás notado, Selena es distinta, es otra clase de artista. No es una rival para ninguna de las mujeres. Para cualquiera de nosotras es parte de nuestra familia. ¡¡Es una parte hermosa de nuestra familia!!”, le dijo Esperanza y lo abrazó con firmeza. “Además, no sabes lo lindo que es tener a alguien que uno ama que quiera también a Selena”. “Creo que es imposible no quererla en cuanto uno la ve, pero…” … Iván se detuvo. Iba a decirle que algo le preocupaba, no sabía qué, pero sentía un presentimiento, como esas pesadillas de las que uno se despierta pero que no sabe lo que ha soñado o padecido. Pero prefirió no decirlo. No quería preocupar a Esmeralda con algo que ni sabía explicar ni de qué se trataba … “¿Pero qué?”, le dijo Esmeralda. “Pero … eh … ¿qué me dirías si algún día se me ocurre tatuarme el brazo con la cara de Selena?”, le dijo Iván para salir del paso pero intuyendo que se metía en un terreno más que peligroso … “Que me parece magnífico y mucho mejor que tatuarte alguna calavera o figuras de las que sigues en tus conciertos ... ¿Qué te parece si nos tatuamos la cara de Selena como si adquiriéramos un anillo de compromiso?”, le dijo Esmeralda. “Que me parece fantástico”, le dijo Iván y la abrazó bien fuerte. “Tenías razón, Esmeralda. Ella es divina. Definitivamente verla te cambia la vida, te cambia la forma de ver las cosas. Ella transmite…”. “Mucho Amor”, le completó Esmeralda, sabiendo que es eso lo que transmite y genera Selena. Se habían perdido parte de una de las canciones de Selena hablando de esto, pero era importante decirlo. Selena seguro lo entendería y aprobaría. El final del concierto lo vieron juntos y abrazados. Iván quedó estupefacto ver interpretar a Selena “Si una vez”, ver sus ojitos cómplices, ver su manera de manejar los tiempos, las pausas y la emoción de la gente. “No, nunca vi a nadie así”, dijo Iván reflexionando en voz alta y con ello logró otro beso de su novia…

Vino el final del concierto, vinieron los “bises” y al final Selena se despidió. Iván sintió una gran angustia. Tal vez era tonto pero lo sentía como real. Temía que ésa fuera la primera y la última vez que vería a Selena. Había pasado por un montón de sensaciones en pocas horas. Selena era capaz de generar eso y mucho más ... Cuando estaban saliendo, Esperanza se encontró con unas amigas exactamente en la puerta de entrada al campo. De pronto, Iván sintió como un llamado, como si alguien le estuviera requiriendo su presencia. De pronto sintió que debía buscar a Selena, que ése era el momento y que debía enfilar para el lado de las tribunas, en las que llegó a asistir gente aunque viera a Selena de muy lejos. No sé por qué debía ir allí y debía ir solo. No era posible que encontrara a Selena allí … “Esperanza, espérame un tantito. Ahora vengo. No te muevas. Quédate hasta que yo vuelva…”. “¿Pero a dónde vas?”, le preguntó intrigada Esperanza. “A traerte algo de Selena”, le dijo Iván, le dio un beso y salió. Al principio iba caminando normal, pero en cuanto supo que Esperanza no lo vería, salió corriendo como una saeta para el sector de las tribunas. “Espero llegar a tiempo”, se decía Iván mientras corría casi desesperadamente. Cuando llegó vio que había una gran cantidad de personas que se habían quedado aún allí y estaban prestas a salir en cualquier momento. No podía ingresar allí pues no se lo permitiría el personal de seguridad. Iván no tenía mucho tiempo. Sólo atinó a avanzar por detrás de las tribunas para ver si había otra entrada hasta que de pronto casi en sus narices se abre una de las puertas laterales del estadio y ve salir a Selena, a su banda y su familia saliendo presurosos de allí … “!!Selena, Selena!!”, comenzó a gritar Iván. Los demás iban a seguir, pero Selena se detuvo automáticamente, se dio vuelta y se sonrió: “¡¡Iván!! ¡¡Qué bueno que apareciste!! ¡¡Ni que me hubieses escuchado!! Estaba pensando en ti…”. E hizo un gesto a los demás para que la esperen allí. “Pues aquí estoy. Creí escuchar un llamado. No sé por qué, pero sentí la necesidad de venir hacia aquí. Dejé a mi novia esperando con la promesa de que traería algo de ti”, le dijo sonriente Iván. “Es que debes tener poderes o una gran percepción, pues efectivamente tenía preparado algo para ti y para tu novia…”. Selena le entregó un bolsa. “Mira, fíjate si te gusta”. Iván abrió la bolsa y vio que en su interior estaba la chaqueta que había usado Selena esa noche. Iván puso cara de “¿En serio es para mí?” y antes de que dijera algo, Selena le dijo: “Hay algo más…”. Iván se fijó y vio que había también en el interior de la bolsa un papel autografiado: “Never forget what you told me tonight. And do not worry, I will be careful. See you soon. I hope not to disappoint neither you nor all those who love me. Love. Selena. 1994”. Iván se puso a llorar y casi sin mirarla por sus lágrimas la abrazó a Selena: “Cuídate, cuídate mucho. Sé que te preguntarás por qué te lo digo tantas veces. Yo tampoco lo sé. Tal vez sean mis poderes…”, le dijo Iván sin querer precisarle más sus presentimientos ni preocupar en vano a Selena. “Te entiendo, Iván. No necesitas decirme más nada. Ya sé lo que me quieres decir. Hay cosas que se dicen con la mirada. Lo aprendí de muy chica. Hoy con tu mirada me sentí como cuando era niña. Eso es lo que te quería decir cuando te fuiste del escenario…”. Selena estaba a punto de llorar pero antes de hacerlo le dio otra bolsa: “Esto es para Esperanza. ¡¡Pero no la abras!! Deja que la abra ella. Que la abra junto a ti cuando estén solos”. “¿Pero puedo saber qué es?”. “Claro, son los boustiers, mi pantalón y mis zapatos que llevé esta noche. ¡¡Ah!! También mis aros, ¡¡pues seguro que al final se me va a caer uno y terminaré tirando el otro!!” y Selena echó a reír con ganas. “¿Y le has dejado un autógrafo?”, preguntó Iván. “Por supuesto y antes de que me lo preguntes, le escribí a Esperanza que me llamen cuando se casen para que yo sea la testigo”, dijo Selena riéndose con ternura. Justo en ese momento apareció parte del público que estuvo en las tribunas y al ver que estaba Selena comenzó a correr. “Debes irte, Iván. Ellos vienen a pedirme algún autógrafo. Yo me quedaré aquí. Estuvieron toda la noche viéndome de lejos. Al menos quiero que tengan la alegría de verme de cerca. Adiós”, le dijo Selena y le dio un último beso. “¿Y cómo harás sola?”. Selena le hizo un gesto de que no se preocupe. En ese momento llamó de un chiflido a A.B. Éste vino enseguida llegando justo para atender a la gente que venía a brindar su Amor a Selena. Iván sonrió feliz y se fue despidiendo de Selena con largos saludos, miles de agradecimientos y pulgares en alto hasta que ya no la vio más…

Cuando volvió, se encontró con que Esperanza no sólo seguía hablando toda entusiasmada de Selena sino que estaba con más amigas con las que se había encontrado allí. En cuanto lo vio le dijo: “Ey, ¿cómo has tardado? ¿Había mucha gente comprando cosas de Selena?”. “Sí, digamos que sí”, le contestó Iván y le propuso: “¿Qué tal si te llevo a casa de tus padres y te enseño lo que conseguí de Selena?”. “¡¡Pues claro!! ¿Pero por qué no me lo muestras aquí? ¡¡Estoy toda intrigada!!”, le dijo a los gritos Esperanza. “No, aquí no. Tenemos que estar solos para verlo. Como mucho, tus padres. Pero nadie más”, le rogó Iván. “¿Por qué?”, le preguntó casi enojada su novia. “Porque me lo pidió Selena … ¡¡Y ahora vamos ya!!”, le dijo Iván tomándola de las manos a una Esmeralda desconcertada sin perder más tiempo. Cuando estaban ya casi en la calle, Iván se volvió a encontrar con su tío. “¿Has visto lo encantadora que es Selena?”, le comentó. Iván se río con ganas. Se río de tantas casualidades de ese día, que más que casualidades son causalidades. Pero luego de ver a Selena quiso ver el lado positivo de las cosas. Quizás esa noche haya sido una revelación para todos. Quizás esa noche haya nacido una nueva vida para todos. Quizás esa noche el destino haya cambiado para todos, sobre todo para Selena, y para bien…

(Yo sólo espero que Iván haya podido con su presencia cambiar su vida y su percepción de la vida y de las cosas. Yo sólo espero que Iván haya podido cambiar el destino de Selena … para que ella esté siempre feliz y llene de Amor a este mundo que sin ella nunca será el mismo…

Te recuerda, Selena, cada semana, cada noche, cada día, con Amor…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)



Tú, sólo tú, lo explicas todo, Selena…



Cuando veo y reveo la película “Selena”, me pregunto si era necesario hacer un filme novelado con una actriz que haga las veces de Selena y otros actores haciendo de sus hermanos, de sus padres, de su esposo, del resto de la banda. Tal vez en aquella época, allá por 1997, sin estar generalizado Internet, no habiendo tal vez al alcance del público buena parte del material de Selena, y en la necesidad de dejar un mensaje en el que se glorificara la imagen de ella y de su familia en el medio de un contexto en el que se había pasado por un juicio y sentencia de culpabilidad a la asesina, de rumores, de conjeturas, de poner en duda muchos aspectos de la vida privada de Selena en base a trascendidos, de declaraciones interesadas, de afirmaciones de dudoso objetivo e intenciones, era razonable pensar en una película que dejara un claro mensaje al público que conoció a Selena y al que no conoció cómo habían sido las cosas, qué se quería decir y qué no. En aquel momento en el que todavía se lloraba a Selena y se tomaba cualquier cosa que pertenecía a ella como un tesoro incalculable, era necesario aunque sea dejar una película que reflejara un punto de vista que implicaba conocer a Selena, entender su éxito y explicarse aquel absurdo final, aunque en la película protagonizada por Jennifer López poco se puede deducir acerca de por qué sucedió aquel nefasto 31 de marzo. Es más, aun habiéndose conocido buena parte de lo sucedido aquel día, aun habiéndose declarado culpable a la asesina, aun habiendo salido publicaciones que intentaron aportar datos para esclarecer lo sucedido, nunca se terminó por entender concretamente qué pasó aquel día, qué lo llevó a que terminara de ese modo. Muchos trataron de explicarlo, incluso hasta se han hecho hasta buenos planteos para explicarlo, como partir de la base de que para entender aquel inconcebible 31 de marzo de 1995 había que entender la historia de aquellas dos protagonistas que estaban en el Motel Days Inn aquel triste día gris, pero al final algunos que se encaminaron por esta hipótesis se dejaron llevar por el exitismo, por la venta fácil, por el amarillismo y terminaron no sólo por no aclarar nada sino por embarrar la historia, insinuando cosas, dando a entender historias sórdidas, oscuras y truculentas en las que Selena tuvo supuestamente protagonismo. Difícil que una publicación sea creíble si el que la escribe se considera más importante que el personaje al que trata … Es curioso. Esas publicaciones, aunque sepamos que tienen poco de verdad y mucho de dudoso gusto e intenciones, gozan de mayor prestigio que otras publicaciones hechas por gente que por ahí no tienen tanto cartel como aquéllos y cuyos planteos provocan polémica, pues no coinciden con nuestra visión de las cosas y de la vida. Y a veces estas últimas publicaciones nos dan una idea más acabada de lo que sucedió aquel día, que termina siendo mucho más razonable que las otras historias. Y si es así es simplemente porque se lo aborda desde el sentido común y de una visión más lógica y llana de las cosas, en la que se busca la verdad y no vender más libros, en el que se busca saber por qué le sucedió esto a Selena y no sólo buscar escándalo como único fin. A veces la realidad es mucho más simple de lo que parece. La historia y sobre todo el final de nuestra Selena nos hacen pensar que debió haber habido detrás de ella una historia muy grande, con terribles escándalos y sinsabores implícitos para poder explicar tamaño asesinato. Y en un punto es entendible ese planteo y ese razonamiento inicial. Pero a poco de andar en el camino uno puede ver que en realidad las cosas fueron mucho más simples, mucho más terriblemente simples. Que tienen su complejidad, pero no la complejidad que uno supone. A veces con estas historias con semejante final no nos da para pensar que en realidad todo fue producto de una cosa doméstica, más llana, más del quehacer cotidiano de las personas. Hoy en un mundo en el que cada vez hay más manipuladores y psicópatas en el medio de nuestro quehacer cotidiano, y en el que nosotros tomamos esas personas y sus conductas como algo “normal”, nos es más explicable que un asesinato puede surgir simplemente por la maniobra de una mujer manipuladora, que al ver que perdía todo, en especial su influencia sobre su artista más admirada por sus peleas con el padre de Selena, decidió sin más planificar el crimen y sentenciar así a Selena y castigar a su padre de la manera más cruel. Tal vez eso explique que hoy salgan publicaciones que describan el crimen desde ese simple punto de vista, y que de alguna manera todos lo vean como algo más que lógico y razonable. Antes las cosas no se veían así, aunque se contemplara la posibilidad de que la asesina lo hiciera por celos o por rencor. Se veía así porque no se concebía que la asesina perpetrara tal hecho por un obrar planificado; se pensaba más de un ataque de ira o pasional producto de una pelea del momento. Además, se razonaba así porque no se tenía un real conocimiento de la asesina y durante años no se supo el gran vínculo que ésta tenía con todos los integrantes de la Familia Quintanila. Pero el dolor en aquel momento era grande, aún se estaba lejos de que se cicatrizaran las heridas por la partida de Selena, y aún se pensaba en la posibilidad de que lo sucedido fuera producto de algo más visiblemente grande, algo tan grande que diera la sensación de que era imposible evitarlo. Verlo así podía tener “más sentido”. Al menos eso daba la imagen de algo desconocido y lejano. Siempre las explicaciones más simples y más “terrenales” nos angustian más pues siempre instala la idea de que todo podía haberse evitado. Y nadie por aquel 1997 estaba siquiera en condiciones de pensarlo …. Ni querer imaginarlo … A tal punto era así que incluso el padre de Selena, en el programa de Cristina hecho en marzo de 1996, admitió que él, como productor ejecutivo de la película, no quería hablar del final de Selena. Ni siquiera quería mencionarlo. Lo tuvo que convencer el director y guionista de la película, Gregory Nava, con el argumento más que lógico y razonable de que él debía dejar un mensaje al público, tanto al que conoció a Selena como al que no. Hoy eso no tendría sentido. Hoy la mención y la explicación tendrían que estar indefectiblemente explicadas…

En la actualidad, ¿cómo sería hacer una película sobre Selena? ¿Sería necesario recurrir a actores para representarla? ¿Habría que recurrir a un guión que nos explique cómo se dio esa increíble historia o con sólo mostrar a Selena en conciertos, en entrevistas, en programas de radio y de televisión serían suficientes? Hoy en día se puede acceder con relativa facilidad a la historia real de Selena. Hoy es sencillo ver toda clase de cosas relativas a ella teniéndola a Selena como única protagonista. Para explicar todo el recorrido de Selena al éxito, ese camino increíble del que no se aseguraba para nada que eso podría llegar a buen puerto, ¿no es mejor verlo en pequeños pasajes que nos muestre a la mismísima Selena explicándolo? ¿No es mejor que la misma Selena nos cuente la realidad de su obra, cómo era realmente, qué era lo que quería, qué clase de artista y de persona era? Tal vez viéndolo desde esa perspectiva, nos daríamos cuenta de que para apreciar a Selena y valorarla en toda su dimensión hay que mostrarla, difundirla, explorarla. Nada mejor que verla para entender lo que ella significaba. Siempre diré que ninguna de las más espectaculares imágenes que nos muestre la película protagonizada por Jennifer López se asemejará a ver a la Selena real, a la Selena que nos cautivaba con su voz, con su presencia, con su carisma, con su talento. Siempre diré que ninguna imagen, por más grandilocuente que sea, podrá ser mejor que ver a Selena cantando “Si una vez”, en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995. Recuerdo haberla visto en la película y no generarme el sentimiento, la emoción y el deslumbramiento que sí me generó ver a Selena en vivo interpretando esa canción. Nadie podría ni aunque ensayara por horas interpretar como Selena lo hizo cuando cantó “Where did the feeling go?” en el concierto de San Antonio el 1 de abril de 1991, cuando ella tenía sólo 19 casi 20 años. El ver a Selena, el verla actuar, el escucharla, genera lo que no provoca nadie. Ver interpretar a Selena es decir que como ella no habrá nadie, que ella cantaba y emocionaba como nadie, que las canciones que supo cantar sólo las podía interpretar ella. Selena era distinta, inigualable, inimitable. Verla cantar y actuar provoca que uno se enamore de inmediato de ella para luego lamentarse por su suerte, por nuestra suerte…

Hay momentos que hablan por sí solos, hay instantes al pasar que nos grafican la magnitud de la artista como lo inconsolable de su final. Tal vez en aquel 1997 podía sonar hasta lógicamente gracioso ver el inicio de la película con una Selena hurgando entre cajas un vestido del cual vestirse aquella noche mágica del Houston Astrodome. Tal vez podamos ver hasta con gracia y ternura que todo haya sido producto de algo tal vez normal en Selena, que era llegar tarde. ¿Pero qué pensar de aquella imagen si en realidad de los hechos Selena había llegado temprano para ensayar, para atender a la prensa, a los fans, para elegir su vestido, para ponerse linda y en forma a la hora estipulada? Hoy uno puede ver una y otra vez esas imágenes en innumerables páginas de Internet. Incluso uno puede ver un reportaje que le hiciera Jesus Soltero al día siguiente del primer concierto de Selena en el Houston Astrodome el 28 de febrero de 1993, y justamente lo que más le había elogiado él a Selena era que aun con el desgaste y la emoción del primer gran rodeo, Selena se había no sólo levantado temprano sino que había hecho levantar al resto de la banda a la misma hora para seguir con sus actividades cotidianas y profesionales. Entonces, ¿con qué imágenes nos quedamos? ¿Con las de la película o con las reales? ¿Por qué se dio esa imagen entre 1996 y 1997 cuando se rodó la película? ¿Acaso por qué estaban muy frescas las revelaciones del juicio y había que dar una respuesta o explicación a ello? ¿Es que la película respondió a otras necesidades aparte de recordar a Selena con Amor, cariño y respeto? Porque es cierto que Selena a veces llegaba tarde. Uno lo puede certificar en Festival Acapulco 1994. Estaba Selena por interpretar “Amor prohibido” y por alguna extraña razón ella no salía. Su banda ya había empezado a tocar y tuvieron que alargar la introducción porque Selena no salía ... Simplemente no salía ... En un momento A.B. la ve tras bambalinas desde el escenario y le hace un gesto elocuente como diciéndole “¡¡Pero entra de una vez!!”. Y al instante Selena entra como si nada saludando al público y comenzando a cantar. Es que muchas veces Selena demoraba en entrar, pues como recordara la conductora de Padrísimo, Raquelín González, ella se quedaba hasta último momento arreglando un botón de un vestido o retocándose ella para estar más bella, como lo haría cualquier mujer. Pero nunca llegaba tarde. Era muy profesional, era un ejemplo de ello. Nada que ver con la representación de la película. Por algo un periodista mexicano alguna vez escribió que luego de ver la película había sentido que habían dejado atrás la imagen de grandeza de Selena para poner a una Selena más “terrenal”, como una artista más. Se había dejado atrás el mito y la leyenda, dijo, e intuía que ya nada sería lo mismo en el recuerdo de nuestra Selena. Yo nunca coincidí con esa visión, pero no puedo dejar de pensar que en un punto, luego de ver cómo se encarriló el recuerdo de Selena a partir de la película, tenía algo de razón… Como ocurre en la totalidad de los aspectos en la vida, de todo se aprende algo, todo ayuda a darnos un panorama real de las cosas, incluso de visiones de las cuales no coincidimos…

Hay instantes, hay momentos que hablan por sí solos y que Selena nos lo muestra mejor que nadie. El 8 de marzo de 1995 Selena hacía su presentación en el programa “Padrísimo”. Como la conductora, Raquelín González, había partido para Los Ángeles, se le propuso a Selena no sólo cantar sino de hacer de presentadora del programa. Ella presentaba los temas, ella daba el pie a los chistes, ella manejaba “Padrísimo” de acuerdo con un guión y con su naturalidad de siempre para darle frescura al programa. Luego de interpretar “Amor prohibido”, Selena salió corriendo en busca de un monitor y le dijo a toda la banda que la acompañe. Cuando llegó al lugar, en el monitor estaba Raquelín González, transmitiendo desde Los Ángeles. Ella le dio las gracias por la presencia en el programa y por el hecho de que lo haya conducido. Selena a su vez le agradeció que le haya dado la posibilidad, dijoe que para ser la primera vez que lo había hecho no estaba para nada mal, le preguntó a los muchachos si no estaban de acuerdo con ello, ellos asientieron y Raquelín no sólo se lo reafirmó sino que le dijo que sólo esperaba que no fuera la última vez que lo haciera … Fue la última vez… Un mes antes, el 12 de febrero de 1995, le dijo a la conductora de “Padrísimo” que ella era muy consciente de que ese año sería fundamental para la banda y para ella, dada la repercusión de sus discos, de sus conciertos y de sus premios, y de la inminente salida de su disco en inglés. El sólo hecho de ver la situación de Selena en ese momento sumado a que, según el padre de Selena, tan sólo un día después de aquella presentación de Selena como presentadora en “Padrísimo”, tuvieron esa reunión con esa mujer para aclarar ciertos faltantes de dinero, nos sume en la más absoluta angustia y dolor. Tal vez por ello notemos algunos cambios en la conducta y en las expresiones de Selena algunos días después de ese triste cónclave. Tal vez no la veamos con la misma sonrisa en el concierto de Chicago, tal vez la veamos tan dispersa en San Antonio, cuando iba a dar su concierto para la escuela de Los Spurs, que cuando el conductor Rock And Roll James le preguntó por su línea de ropa, alagándole lo que llevaba puesto, para que ella pudiera explayarse sobre Selena Etc. y de todos sus planes al respecto, ella no dio cuenta de ello, dijo “Gracias”, pero siguió hablando de otra cosa. Nada más claro que ver a Selena para entender el momento, para explicar lo que pasaba por su cuerpo y por su mente. Es como ver cuando se le hiciera un reportaje en Corpus Christi en un hotel en el que luciera una de sus famosas remeras a rayas. No se la veía con la sonrisa de siempre. Se podía ver que algo la perturbaba, algo le molestaba. Tanto se había equivocado producto de su dispersión que hasta hicieron un bloque televisivo con sus fallidos. Una imagen vale más que mil palabras. Una imagen de Selena valía más que todo lo que uno podía suponer que le estaba pasando, tanto lo bueno como lo malo…

Muchas veces con los hechos consumados uno ve cosas y se convence de ellas justamente sabiendo lo que pasará poco después. Tal vez al ver esas últimas imágenes de Selena nosotros veamos lo que no hubiésemos visto si las cosas hubiesen sido diferentes. Ante lo absurdo de lo sucedido queremos ver algo, una señal, algo que nos indique lo que estaba pasando y que a muchos se les escapó en ese momento. Porque si encima nada se aclara poco después, nos aferramos a la única persona que podría aclararnos todo lo que sucedió, todo lo que precipitaron las cosas, qué se dijo aquel día, qué pasaba con Selena y con aquella mujer. Y siempre sentiremos desazón, sensación de incredulidad, sensación de desconcierto frente a la situación previa al nefasto 31 de marzo de 1995. Es el mismo desconcierto que sucede cuando el periodista que entrevistara a Selena en Los Ángeles en enero de 1995, cuando Selena se despide dando un beso a la cámara, revelara asombrado que en todo momento la asesina estaba detrás de las cámaras mientras se desarrollaba la entrevista y cada tanto le acercaba un pañuelo o cualquier cosa que necesitaba Selena en aquella ocasión. Es el mismo desconcierto que nos provoca el saber que esa mujer y su familia aún conservan cosas de Selena y las exhiben como trofeos y con aire de desafío, sin que nadie entienda cómo no se pueden recuperar. Es el mismo desconcierto cuando uno ve y escucha cada tanto a esa mujer diciendo esas barbaridades contra Selena y contra su familia. Es increíble lo malo que puede llegar a ser el ser humano, lo perverso y sádico que puede resultar, y que aquel que lo protagoniza puede ser cualquiera, cualquiera cuyo aspecto no llame la atención ni que genere aire de miedo frente al peligro. Cualquier ser humano que esté al lado nuestro, incluso uno mismo, puede ser esa persona, esa mala persona que puede pergeñar semejante acto. Las personas muchas veces no son lo que muestran, sino todo lo contrario, y muchas veces cuando se comportan tal cual son ya es tarde para poder hacer algo que evite lo que han pergeñado. Tal vez nunca nos expliquemos por qué esto le sucedió a Selena, y si ella por allí ya se había enterado de todo esto. Nunca lo sabremos en su dimensión. La única persona que podría aclarar todo esto sería Selena. La única protagonista y la única víctima en esta historia es paradójica e increíblemente Selena…

¿Qué mejor que ver a Selena para entender sus objetivos, sus sueños, sus planes? Aún recuerdo un reportaje a Selena en el comienzo de su furor en Monterrey. Selena apenas hablaba el español. Muchas veces pedía que la entrevistaran en inglés, así entendía más y se podía explayar mejor en sus respuestas. Pero en esta ocasión debía hablar el español para darse a conocer en toda la República Mexicana. Uno podía apreciar a una Selena jovencísima, muy tímida y con muchos nervios por sus limitaciones en el habla en español. Aún así, Selena no sólo contestó todo sino que dejó algo bien en claro, aun siendo 1992. Selena dijo que lo que más quería era “dedicarse al comercio”, diseñar ropa, ponerse un negocio de modas. Ni siquiera en ese momento se privó de dejar en claro cuál era su sueño, qué era lo que quería para sí. Con el tiempo, y aun cuando el éxito de Selena se hacía imparable, Selena no dejaba de imaginarse hasta dónde podía llegar con su canto, qué era lo que quería lograr. En un reportaje que se le hiciera en Guadalajara en 1994 Selena decía que quería conquistar Europa y llegar hasta la China. Por aquella misma época en un reportaje que se le hiciera a ella junto a los Barrio Boyzz decía que soñaba con hacer un dueto con Joe Secada, que esperaba mucho del inminente disco en inglés y allí dejó cantado un pedacito de uno de los temas que incluiría en ese album: “Oh, no (I'll never fall in love again)” ... Ese tema jamás lo llegó a cantar ... En ese mismo reportaje decía que ella quería ser en el futuro actriz, pero que era consciente de que debía perfeccionarse y estudiar mucho luego de grabar algunos capítulos para la telenovela “Dos mujeres, un camino”. En el dvd “A night to remember”, al final, cuando ella termina de cantar se omite algo que dice Selena que hubiese conmovido mucho más que cerrar ese dvd poniendo “Selena: 1971-1995”. Lo que dice Selena cuando termina de cantar “Where did the feeling go?” es, luego de agradecer al público, que ese tema era para el futuro disco en inglés, un disco que por esas época ni siquiera estaba en proyecto ya que no se había firmado el contrato, que recién se haría en 1993. Estaba tan en mente ese objetivo en toda la Familia Quintanilla que en ese mismo concierto A.B. anuncia cómo Selena llegaría a todos los Estados Unidos una vez que llegara a grabar ese soñado disco en inglés. Es que Selena estaba decidida y destinada a lograr lo que tanto trabajo costó y lo que estaban decididos todos los integrantes de la Familia Quintanilla a obtener desde que se inició el proyecto “Selena y Los Dinos”. Es como se lo dice Selena a Verónica Castro en el reportaje que se le hiciera en el programa “Furia Musical”: que ella todos los días estaba pensando en cómo lograr cada cosa que se le pasaba por su cabeza, que cada momento que tenía libre de su profesión y de su vida familiar estaba dedicado para lograr todos los sueños que tenía y rodaba por su mente. En Selena había algo que pocos tienen y que todos deberían tomar como ejemplo: valor y ganas de ir siempre por más. Cuando en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, los conductores se muestran sorprendidos al anunciarles Selena que iba a hacer un disco enteramente en inglés, con ritmos totalmente distintos de lo conocido, le preguntan si eso no le daba miedo, miedo por lo desconocido, miedo por lo que podría llegar a pasar, miedo al cambio, al fracaso, a que no la amaran como antes. Selena dijo que sin duda tenía miedo, pero que para saber qué pasaría tenía que verlo, tenía que arriesgar, dar el gran salto. Recordar estas cosas me da mucho orgullo, pero a la vez mucha tristeza, porque pocas artistas hacen esta apuesta sabiendo que por un lado tienen el éxito asegurado y la lógica les indica que es mejor no ir por más ni arriesgar nada. Selena nos marcó un camino que todos deberíamos seguir en la vida … Lástima que ella no haya podido ver el resultado de semejante filosofía de vida. Pero lo bueno es que uno pueda apreciar esas imágenes con esas enseñanzas protagonizadas por la mismísima Selena…

Aún puedo ver a Selena en el programa “Un nuevo día”. Además de lucir simplemente bellísima, lo más rescatable de aquel momento es ver a Selena en su real dimensión, como artista, como una mujer que se desenvolvía con soltura tanto para cantar como para contestar a las preguntas. Ver a Selena actuando con su eterna y hermosa sonrisa, moviéndose al paso de la música, sacando su mejor voz, siempre estando predispuesta para dar lo mejor, sea en un estudio de televisión, sea en un concierto multitudinario, sea en un programa de radio, era ya un deleite para cualquiera. Y si menciono todos los posibles movimientos de Selena es porque ésas eran las actividades que casi todos los días hacía ella allá por noviembre de 1994. En el reportaje Selena demostró cuán importante era para ella atender a la gente, estar siempre dispuesta a escuchar sus pedidos, estar en definitiva al servicio de ellos. En un momento determinado los conductores del programa le empezaron a leer los mensajes de los televidentes, en el que se repartían saludos, pedidos de temas y hasta invitaciones a pasar un día en la casa de alguna familia en Monterrey. Al pasar por los mensajes alguien le había pedido “Amor prohibido”. Cuando terminaron los mensajes y ella preguntó con qué tema seguiría y resultó ser “Amor prohibido”, ella pidió que le recordara a esa persona que pidió ese tema, que resultó tener el mismo nombre de su padre, Abraham. Cuando se lo dijeron, ella se lo dedicó exclusivamente a él. Ésos son lo gestos de Selena que la enaltecían y distinguían, ésos que la diferenciaba de otros artistas. Sus admiradores no tenían que correr para acercarse a ella. Selena misma se encargaba de acercarse a ellos para darles lo que pedían. En esa misma entrevista puede verse dos caras de la misma moneda: una, muy querible y graciosa, que es cuando Selena pasa a dar a conocer a los integrantes del grupo. A medida que los iba nombrando, cuando habló de su hermano, A.B., dijo que era corista del grupo señalando a Don Shelton en vez de a él, lo que provocó la perplejidad del conductor y las carcajadas de Selena. En otro momento, cuando se refirió a Chris, habló de él denominándolo como que era el guitarrista del grupo, además de su esposo... Ante el silencio que se produjo al referirse a la actividad de Chris y a su condición con respecto a Selena, Selena se rió y dijo: “Sí, mi esposo. Qué trabajo, ¿no?”. Pero siempre aparece el aspecto triste de esa aparición de Selena. En un momento, cuando el conductor le señaló que en su banda trabajaba toda la familia, y ella le mandó la humorada de decirle que “lo que sucede es que nosotros queremos quedarnos con toda la lana”, Selena le dijo que ellos preferían trabajar de ese modo para evitar que cualquiera se infiltre y se aproveche de ellos. Faltaban sólo 4 meses, sólo 4 meses para que se diera cuenta de que la infiltrada ya estaba allí desde hacía bastante tiempo con sus maquiavélicos planes sin que ellos lo advirtieran, tal vez sólo pensando que ese mujer era parte de su familia. Selena estaba en su mejor momento. El sólo verla da a las claras de esa realidad. El sólo verla a ella sin ninguna actriz que la represente muestra con contundencia ese camino increíble, fascinante y verdaderamente triste que recorrería en tan poco tiempo Selena, un camino que fue transitado muy, muy poco tiempo, y dejó una gran huella…

Para Selena todo era tan natural que es probable que le haya parecido un poco increíble tener que explicar ciertas cosas de su vida y de su actuación. En la famosa entrevista que le hiciera Cristina Saralegui a mediados de 1994, Selena tuvo que explicar la manera “osada” que tenía de vestirse y de mostrarse en el escenario, no sin antes decirle Cristina que para la ocasión se había vestido en forma “modosita”, pero que no era así en el escenario. Selena le pidió un tiempito para explicarlo. Selena en realidad estaba muy nerviosa. Durante buena parte del reportaje estuvo contenida, bien expectante de no cometer ningún error, de no hacer nada que significara un papelón ante millones de televidentes. Era de una de las grandes oportunidades que Selena tenía para mostrarse ante el mundo. Era un año en el que a Selena se le abrían todas las puertas, tanto por lo que ella generaba en la gente como por los reconocimientos que la crítica le hacía a través de los innumerables e importantes premios que le brindaban. Aun así, Selena, cuando fue a explicar sobre su vestuario, volcó un vaso de agua que había sobre la mesa. Entre ella y Cristina, que se notaba que ya que le tenía aprecio, lo disimilaron bien. Como es de costumbre en esas ocasiones en las que se ponía nerviosa, Selena se sacó los aros para hablar más cómodamente. Allí dijo que el hecho de vestirse en el escenario con los bustiers y con ropas más audaces no significaba nada alocado de su parte. Sólo significaba que era una actuación, una manera de expresarse que no se condecía con ella misma, ya que en su casa como en cualquier otro lugar Selena se vestía como cualquier persona, sin estridencias. Selena hablaba que había dos personas allí, bien distintas: una en el escenario, otra en la vida. Selena decía que en el escenario ella sólo estaba actuando. En realidad, Selena con esta declaración hacía una concesión, tal vez recomendada por su padre, para ser aceptada por las mujeres mayores que no veían con buenos ojos a una muchacha vestida de la manera que lo hacía Selena, que en realidad era hermosa y de buen gusto. Pero Selena entendió que así debía hacerlo para no tener a nadie en contra, algo muy raro que sucediera, ya que todos la querían. Selena sabía que esa que estaba en el escenario era la misma que estaba en su casa, en ese mismo reportaje, en la calle, en la vida. Pero no importaba decirlo a todos, ya que todo el mundo en verdad lo sabía. Pero cualquier tema venía bien para tener a Selena allí. Y es muy tierno ver a Selena explicando tal vez lo más hermoso de sus interpretaciones. Ella decía con total naturalidad que su misión era entretener al público y dejarlo satisfecho, ya que ellos sostenían a ella y a su grupo. Por ello, cuando tenía que cantar una canción divertida, ella le ponía toda la alegría y la onda necesarias. Y cuando la canción era triste ella ponía todos sus sentimientos para expresar esa emoción. Selena lo explicaba como si tal vez todos pudiéramos hacerlo con tener en claro todos esos parámetros ... Y no todos lo podían hacer. Las canciones de Selena sólo las podía interpretar ella. Da emoción cuando Cristina hizo intervenir al padre y éste le dijo que él esperaba que Selena fuera una gran cantante a nivel internacional. Da emoción cómo Selena tenía contados sus días de novios y de casados con Chris. Y da mucha risa ver el gesto de Selena cuando dijo “diecicuatro” en vez de “catorce”. Más da risa cuando puso el gesto de “¡¡Uy!! ¡¡Me equivoqué!!”, porque tanto Selena se había contenido, tanto se había cuidado para no cometer ningún error, para que justo lo cometiera en el momento menos esperado. Y ese no poder volver las cosas atrás hizo que Selena se lamentara apoyando su cabeza en el hombro de Cristina mientras ésta le decía: “Eso es tex-mex. Eso es tex-mex…”. Y da más emoción ver a Selena cómo quería mostrar a todo el mundo su verdadera pasión: el diseño…

Nada mejor que recorrer la historia de Selena viendo a Selena misma. Nada mejor que ella para que nos explique su historia, su obra, sus sueños. Ella mejor que nadie nos dirá lo que pasaba por su mente y por su Alma. Y tal vez lo mejor que podamos hacer nosotros es intentar meternos en su mente y en su corazón acaso para sentir como ella, para vivir como ella, para intentar seguir su vida como un modelo a seguir, como para hacer posible un mundo con ella. Cuando uno ve a Selena siente la verdadera emoción, todo lo que ella era capaz de generar en cualquier aspecto de la vida. Nada mejor que ver a Selena en vivo cantando en el concierto del Far West Rodeo. Nada mejor que ver a Selena sonriendo en una entrevista. Nada mejor que Selena explicándonos su proyecto de vida. Ojalá que en lo sucesivo si se piensa en hacer otra película de Selena se lo haga con todo el material rico que nos dejó. Ojalá que se tome conciencia de que si se quiere preservar el Legado de Nuestra Selena nada mejor que difundir toda su obra, publicar todos sus conciertos y asegurarse de que todo lo que hay de Selena se muestre para el goce de toda nuestra gente y para preservar su memoria. Sólo viendo a Selena en toda su dimensión podremos descubrir lo gran artista y persona que era, y sólo podremos explicar toda su historia desde sus comienzos si se conviene en dejar ver todo su material sin ninguna restricción. El mismo carácter de Selena hubiese hecho lo imposible para lograr tener todo y difundirlo … Sería bueno que sigamos su ejemplo para declarar que todos los sueños son posibles de realizar, tal como ella misma lo decía…

Y mientras tanto yo haré lo indecible para que se te recuerde cada día como si fuera el primero, Selena. Yo haré siempre algo todos los días para que se te quiera, para que se te reconozca y para que no se te olvide nunca. Tú querías que se te recordara con Amor, tú deseabas que no te dejaran nunca sola, tú deseabas que no se olvidaran nunca de ti. Eso es lo que hago todos los días, eso es lo que hacemos diariamente los que realmente te amamos para que siempre tengas una sonrisa en la boca donde quiera que estés…

Te agradece por siempre y para siempre, recordándote cada instante de tu vida ofreciéndote mi corazón que sólo a ti pertenece…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)