Yo te amo

31 de enero de 2010










Un minuto, Selena…


Un minuto … Un minuto cambia muchas cosas. Un minuto puede cambiar nuestros destinos, nuestras vidas, nuestros gustos, nuestra percepción de las cosas. Un minuto puede cambiar el destino de una vida, de una generación, la historia de una persona, de las artes, de todo el mundo. Acaso nunca podamos tomar el valor de lo que puede ser el minuto de una persona, cuánto puede incidir e influenciar en tantos otros, cómo puede cambiar la suerte de todo. Acaso nunca tomemos conciencia del valor de una decisión, el valor de saber actuar a tiempo, de no equivocarse, de saber cambiar a tiempo, de saber hacer las cosas a su debido tiempo. Acaso nunca sabremos cuán importante es respirar, qué bello es poder disfrutar de todo lo que uno tiene a mano, de todo lo que a uno lo rodea. Acaso nunca sabremos que todo lo que tenemos hoy puede esfumarse en un minuto, sólo en un minuto. Que en tan sólo un minuto todo lo que hemos construido en años se nos escurra como el agua entre los dedos y que nunca, absolutamente nunca, lo volvamos a recuperar, tener, disfrutar, vivir.


Un minuto … Un minuto de no pensar, un minuto de actuar sin conciencia, sin tomar verdadera dimensión de lo que se está haciendo, de lo que puede llegar a pasar. Un minuto fatal como aquel que está en un auto a punto de chocar producto de una mala maniobra y que no puede corregir la dirección. Que cuando se da cuenta ya es tarde. El choque será irremediable, la suerte estará echada y ya nada podrá ser igual para nadie. Un minuto que para algunos será el fin, el fin de tantos sueños, de tantas ilusiones, de tanto esfuerzo, de tantos sacrificios. Un minuto que será para algunos el fin, sin siquiera poderse responder a la pregunta “¿Por qué?”. Un fin que nunca tendrá explicación en un minuto pero que viene para terminar con todo lo bueno o no tan bueno que se haya construido. Un minuto que es el tiempo de un suspiro pero que nos indica el valor que tiene en nuestras vidas, que es en definitiva la suma de todo ese valioso tiempo. Un minuto que es parte de nuestras vidas, de nuestro destino, un paso que nos acerca a la muerte, a veces tan lejana, a veces tan cerca. Un minuto que cambia el destino de tantas personas, que las pone a prueba, que las pone en una etapa de renacer, de volver a vivir, de tener una chance de pensar, de replantear, de volver a empezar, de rehacer o deshacer lo hecho. Un minuto que los lleva a caminos tan distintos, tan inimaginados, tan impensados, tan fuera de nuestros planes. Un minuto que puede cambiarnos la vida para siempre…


Un minuto que parece no significar nada y ser todo. Un minuto en el que tenemos todo y mañana nada. Un minuto en el que vemos la luz y mañana sólo ver sombras, ser una sombra. Un minuto en el que disfrutamos, padecemos, reímos, lloramos, experimentamos. En un minuto podemos ser reyes. En otro ser mendigos. En un minuto puede cambiar todo y nunca ser consciente de ello, acaso porque nunca vivimos la vida de esa manera, acaso porque pensemos que vivir pensando de esa manera nos llevaría a una tortura mental sin límite, a una persecución del cual nunca nos libraríamos, un dolor del cual querríamos evadir para siempre. El tomar conciencia de lo que es vivir cada minuto con todo el valor que ello implica parece ser como vivir pensando en el origen del universo, para qué estamos aquí, por qué estamos aquí, por qué vivimos, en si Dios existe, y si existe por qué nos pone a prueba de esa manera. Pensar en el valor de cada minuto de nuestras vidas parece una carga pesada de la cual mejor no reparar, de la cual es mejor evadirse mirando televisión o preocupándose de cosas mundanas, de poca importancia, que nada hace a nuestras vidas, ni constituye lo más importante de ellas. Tal vez nunca se nos dio por pensar si ese minuto, ese preciado minuto, haya que agradecerlo porque es algo que nunca se repetirá y que por ello haya que vivirlo hasta lo máximo, y que haya que darle tanta importancia como respirar, comer, beber, amar, querer, soñar. Tal vez si supiéramos todo lo hermoso que podemos hacer en un minuto otra sería nuestra visión de las cosas, de nuestra vida, de nuestra existencia…


En un minuto de aquel nefasto 31 de marzo de 1995 todo cambió para siempre y nada pudo ser como aquel entonces. En un minuto, ese minuto que dura un suspiro, la vida no fue la misma, la música no fue la misma, Estados Unidos no fue el mismo. México no fue el mismo. La comunidad latina no fue la misma. Tampoco la anglosajona. El destino de América latina tampoco fue el mismo. En un minuto de aquel odioso día de Corpus Christi todo cambió: se fue el sol, el cielo se nubló, la sombra apareció, el presagio se hizo presente en forma de lluvia. El llanto del cielo nos anticipaba lo que se vendría, acaso esperando que alguien se diera cuenta del mal que se instalaba allí para que alguien se diera cuenta. Esa lluvia era un aviso desesperado a Selena para que acaso ella reparara en esas gotas y revirtiera su destino. Tal vez la lluvia le quiso avisar a Selena que repara en lo hermoso que podía ser el contemplar desde su casa una lluvia, el ver caer las gotas desde el cielo, el ruido del agua cayendo sobre el techo, cómo las conductas de todos cambia cuando el cielo nos regala su lluvia. Tal vez la lluvia puede ser no sólo un aviso desesperado sino un llamado a la reflexión, una invitación a que disfrutemos de ese momento, de esa tormenta, de la espera a la nueva salida del sol. Tal vez la lluvia quiso decirle a Selena: “Detente, Selena. No te desesperes. No te preocupes por cosas que no valen la pena, que ya tendrán solución sin ti. Detente, Selena. ¡¡Mira!! Mira qué linda es la lluvia. Qué lindo es mirar y disfrutar sin pensar. Recuerda tus orígenes. Recuerda cuando no tenías nada y sólo me mirabas esperando otra suerte, otra realidad. Recuerda aquello y mírate ahora. Mira lo que has logrado. Mira lo que eres ahora y fíjate que aun así lo más importante sigue siendo poder disfrutar de aquellas cosas que nos hacen feliz siempre, de aquellas cosas que no tienen valor material, de aquellas cosas que se viven y se disfrutan en un solo minuto. Mira, Selena, y alégrate, sólo alégrate de que estás viva y de que puedes contarlo a quien quieras y compartirlo con la gente que tanto te quiere y desea lo mejor para ti”…

Un minuto … Un minuto que no tuvo Selena aquel día o que tal vez lo utilizó para dedicarse a otras cosas, a otras personas, a otras urgencias, a problemas y soluciones ajenas. Tal vez en ese nefasto día Selena cometió un error fatal: no le dedicó un minuto a sí misma. Tal vez no pensó en lo importante que era poder pensar en lo que realmente la ponía contenta, feliz, plena. Tal vez Selena no tenía el egoísmo que tenemos tantos, y que aunque no sea el mejor sentimiento, a veces es necesario tenerlo para vivir, para sobrevivir, para defenderse, para sobreponerse. A veces la vida nos pone en duras alternativas, en difíciles decisiones. A veces para ser feliz, a veces para poder hacer lo que uno quiere, a veces hasta para poder vivir y no morir en el intento es necesario pensar en uno, en su suerte, en su dicha, aunque para ello haya que dejar cosas, amores, pertenencias, afectos, personas, familia, lo que uno más quiere, lo que a uno más le duele. A veces uno tiene que ser un poquito egoísta, pero en el buen sentido … Pensar en uno mismo porque muchas veces sólo uno puede salir de situaciones difíciles, sólo uno sabe el camino de su dicha, sólo uno tiene la llave de la felicidad. Y para lograrlo uno debe despojarse de muchas cosas, aunque eso duela y sea difícil de sobrellevar. Es tan difícil como necesario. Tal vez a Selena le era muy difícil ello. Ella había crecido en la felicidad colectiva, en la dicha en familia, en que se debía a sus afectos y que nunca podría seguir sin ver que todo estaba a su alrededor bien, que todo estaba en orden y que ella había contribuido a ese bienestar. Tal vez Selena siempre pensó primero en el bienestar general y luego en el propio. Tal vez Selena no imaginaba las cosas de otra manera pues así se lo habían enseñado. Tal vez ese 31 de marzo estaba convencida de esa forma de ver las cosas. Tal vez ni la lluvia ni ningún aviso desesperado la hubiesen cambiado de opinión. Tal vez nadie podía hacerle cambiar el rumbo de su camino, un camino construido a base de que primero ella tenía que solucionar todo, y una vez lograda la felicidad de su entorno pensar en ella … La lluvia le quiso avisar en lo lindo de disfrutar un minuto consigo misma. Esa misma lluvia que con los hechos consumados se transformó en una tormenta de lágrimas y lamentos que durarían días enteros…


Un minuto que no se permitió Selena en pensar que ella misma era hacedora de su destino. Un minuto que Selena no se permitió caminar a pasos agigantados por las calles de Corpus Christi. Un minuto que Selena no se permitió sentirse que era la Reina, la mejor, la indiscutible. Un minuto que Selena no se permitió pensar que estaba transitando por la autopista que le abría las puertas de los Estados Unidos sin ninguna barrera, sin ninguna restricción. Un minuto que Selena no pensó en lo que había generado 33 días antes. Un minuto que Selena no pensó en qué haría mañana. Un minuto en que Selena olvidó que estaba grabando algo que había anhelado por años y que lo había anunciado tantas veces. Un minuto en el que Selena no pensó en lo que siempre había sentido, que era la mejor cantante y artista, ni consideró que era la más importante de su grupo y que tenía un futuro de gloria hasta como cantante solista. Un minuto en el que Selena no pensó en todos los proyectos que tenía en su cabeza y que le ocupaban buena parte del día. Un minuto en el que Selena olvidó que tenía que hacer algo tan maravilloso como cantar. Un minuto en el que Selena se olvidó de sus diseños. Un minuto en el que Selena se olvidó de su porvenir, de todo lo que estaba disfrutando y de todo lo que tenía por disfrutar. Un minuto en el que Selena se olvidó de hablar y consultar con su familia. Un minuto en el que Selena prefirió dejar tranquilo a su esposo. Un minuto en el que Selena creyó que era mejor repetir lo del día anterior pero sola sin llevar a alguien que la acompañara. Un minuto en el que Selena no vio peligro alguno. Un minuto en el que Selena veía cosas que no le gustaban pero prefirió afrontarlas sin medir consecuencias. Un minuto en el que Selena no quiso comunicarse con nadie hasta arreglar su asunto con esa persona, esa persona que resultó ser la mismísima parca. Un minuto en el que Selena pensó que podía con todo. Un minuto en el que Selena no advirtió la lluvia que le golpeaba implacablemente su cara…


Un minuto nos cambia la vida y nos expone a impensables experiencias, y muchos ni damos cuenta de ello ni de su importancia. Un minuto bastó para que el mundo nos dejara sin Selena. Así de simple. Así de doloroso. Así de implacable. Y ese hecho, sólo ese hecho, nos cambió la vida a todos, nos expuso a situaciones que nunca hubiésemos imaginado y que nunca hubiésemos querido vivir. Mi vida es otra desde aquel día aun cuando paradógicamente yo no era consciente de lo que estaba pasando y de las consecuencias de aquella locura, de aquella sinrazón. Las vueltas de la vida hicieron que aquel hecho insólito me pusiera a Selena en mi camino, en mi vida, en mis sentimientos. Me siento como si todo aquel dolor del que pocos se pueden olvidar a casi 15 años de ocurrido me hubiesen hecho correr desesperadamente años después esperando hacer algo, esperando alguna explicación, esperando reparar aquel daño, esperando creer que aquello no era cierto, esperando poder parar esa lluvia, esperando poder hacer algo por Selena. A mí la vida y el destino de Selena también me hicieron ver el valor de un minuto en mi propia existencia. A mí la vida y el Amor de Selena me hicieron cambiar mi forma de ver las cosas, y en tan sólo un minuto de mi vida supe de Selena, de su destino, de su dolor, y en un tan sólo un minuto pude apreciar lo que era como artista y como persona. Desde que la conocí siempre desee poder estar hoy en mi casa tan lejana de la vida de Selena sin saber de ella y descubriéndola sólo porque había visitado mi país en algún momento, para recién preguntarme allí quién es Selena, de dónde vino, qué hace, por qué está aquí. Preferiría la ignorancia que me diera la certeza de su existencia, y no esta densa y terrible realidad que me impide hacer algo para que ella esté entre nosotros…

Ese minuto fatal que hoy impide que Selena piense en ella y sea feliz. Ese minuto fatal que borró de un plumazo una vida tan rica, tan llena de talento y de ilusiones, tan llena de vida y esperanza. Ese minuto fatal que impide ver a Selena triunfar, de que desparrame risas, saludos y felicidad a todo el mundo. Un minuto fatal que impidió a Selena dar y recibir Amor. Un minuto fatal que le quitó su protagonismo para cederlo a gente que no se merece ninguna atención. Un minuto fatal que me impidió estrechar mi mano para que Selena me la tomara y yo sentir la fuerza de su cariño. Un minuto fatal que me impidió decirle tantas cosas lindas. Un minuto fatal que me impidió agradecerle. Un minuto fatal que me impidió decirle “Selena. Eres lo más hermoso que ha dado esta Tierra. Yo sólo quiero que seas feliz. Ésa es mi felicidad. Tu dicha es mi dicha”. Un minuto fatal del que yo no pude dar cuenta ni hacer nada…


Un minuto fatal que sólo podré reparar recordando a Selena y dando todo de mí para que se la tribute con Amor y se la respete siempre. Un minuto que trataré de aprovecharlo día a día para ofrecerle el cariño que siempre necesitó… Un minuto que se le escapó a Selena y que yo rescato para darle vida con la esperanza de que ella tome conciencia de todo lo que generó su Amor y con la ilusión de que algún día vuelva a nosotros. Para que Selena viva con nosotros, para que viva en nosotros que jamás la olvidaremos y que jamás la abandonaremos. Para que sepamos siempre el valor de un minuto para evocarla, para tenerla siempre en lo más alto de nuestro recuerdo y para que siempre se sienta acompañada con nuestro Amor…


Un minuto, una hora, un día, un mes, un año, toda mi vida que sólo están dedicadas a ti, Selena…


Siempre estaré con la ilusión y con la esperanza de que un día volverás, Selena … Una ilusión y una esperanza que nacen de tu Amor…


Simplemente, te quiere y desea lo mejor para ti…


Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)




No importa, Selena…


No importa qué suceda con mi vida, no importa de mi futuro, no importan las noticias del día, no importa si hoy será un mejor día para mí, no importa si tengo más o menos dinero, no importa cuán feliz puedo ser, no importa la salida del sol, no importa si llueve. No importan los buenos y malos augurios. No importa de qué se pelea hoy la gente. No importan las alegrías circunstanciales. No importa si un resultado deportivo me pone feliz. No importa cuánto hemos hecho por ser mejores personas. No importa si las cosas van mejor o peor. No importa si el hombre ha podido avanzar en algo para ser de este mundo algo que nos enorgullezca pertenecer. No importa si podemos lograr todo lo que nos propongamos. Ni siquiera importa si podemos reírnos con ganas por una hora seguida. No. No importa…

Nada de esto importa, aunque sea importante, aunque constituya un bálsamo para nuestras almas, si no estás tú, Selena. Mi vida siempre será incompleta. Nunca mi felicidad será total. Si tú no estás siento que me falta algo, siento que me han quitado algo. Es que esta absurda vida nos ha quitado lo más preciado, lo más lindo, lo más divino, lo que nos daba la alegría y la más absoluta felicidad. La vida nos ha quitado a nuestra hermanita, a esa hermosa criatura que nos llenaba de vida, alegría y felicidad. La vida nos quitó a esa personita que por sí sola nos sacaba una sonrisa, nos hacía bailar, nos hacía sentir importantes, nos hacía plenamente felices. No es que toda nuestra felicidad depende de una sola persona. Pero una persona puede tener el Amor, el cariño y la dedicación suficientes como para que uno no quiera pedir otra cosa más. Para que todo lo que hagamos lo realicemos con la alegría de que allí, en algún lado, en algún lugar, en algún ámbito estás tú, Selena. Para levantarnos cada mañana y sentirnos contentos de que estás tú entre nosotros acompañándonos, de que estás cada día para que te veneremos, para que te agradezcamos, como se agradece cada día la salida del sol, el aire que respiramos, la sonrisa de nuestros seres más queridos, el revolotear de un pájaro, y salir a la vida con el paso adelante, con la firmeza y el orgullo de cada uno de nosotros por cumplir con alegría nuestros propósitos, nuestras metas, nuestros objetivos…

No importa si hay un Astrodome. No importa si hay un Festival Acapulco. No importa si hay un Premio Grammy. No importa si hay un Premio Lo Nuestro. No importa si la vida sigue andando, si cada ámbito en el que tú has estado sigue viviendo su vida, si ha seguido adelante. No importa ver cómo sigue Monterrey. No importa ver las calles de Corpus Christi. No importa ver si todos pueden seguir con sus vidas, con sus risas, con sus alegrías. No importa ver si acaso todo sigue igual, si todo sigue desarrollándose normalmente. Sólo importa si estás tú, Selena. Sólo importa si están tu áurea, tu color, tu alegría, tu personalidad, tu vida aquí. Y todo ello tiene sentido con tu presencia, con tu canto, con tu persona, con tu carisma. Tú eras lo que le daba sentido a las cosas, tú eras la que le daba encanto al lugar. Tú y tu magia hacían hermoso todo lo que lo rodeaba, le daba luz, color, brillo, alegría. Monterrey no es lo mismo sin ti. Corpus Christi no es lo mismo sin ti. Los Tejano Music Awards no son lo mismo sin ti. Nada es igual sin tu presencia. Nada es lo mismo. Nunca será nuestra alegría completa si no está tu figura, tu vida, tu canto, tu estrella, tu pasión, tu carisma, tu risa, tus ganas de vivir. La vida no es que nos quitó una artista. La vida nos quitó lo que más amábamos, lo que más queríamos, nos quitó una madre, una hija, una hermana, una novia. La vida nos quitó el juguete que más queríamos desde niños y del que nunca nos pudimos olvidar aunque esa misma vida nos convirtiera en personas “adultas y responsables”. La vida nos quitó esas imágenes que llevamos con alegría en nuestros recuerdos, en nuestros corazones. La vida nos quitó ese Amor que siempre quisimos y deseamos, y que por toda la vida lo seguimos buscando hasta que nuestras almas nos digan basta. La vida nos quitó la inocencia, la ilusión, la incredulidad, la convicción de que todo lo podemos, de que nuestros sueños son ilimitados y que se pueden cumplir enteramente. La vida nos puso adelante la realidad, la realidad que no sabe de cuentos de hadas, de Amor, de sueños, de ilusión. La vida nos puso la realidad y ésta nos quitó a ti, Selena, y con ella nos hizo adultos, serios, desconfiados, limitados. La vida nos quitó la oportunidad de ser enteramente felices. La vida nos puso en la madurez. La vida nos quitó aquel niño que llevamos dentro. La vida nos incorporó en el mundo adulto y serio…

Por eso, no importa todo lo que nos rodea, no porque no importe, sino porque el verdadero sentido, la verdadera felicidad, la verdadera y completa satisfacción sólo se darían si estuvieras tú, Selena. ¿Qué sería hoy Monterrey si estuvieras tú, Selena? ¿Qué sería Corpus Christi contigo, Selena? ¿Qué sería un Premio Grammy con tu presencia, Selena? ¿Qué sería Festival Acapulco con tu brillo, Selena? ¿Qué sería un Tejano Music Awards con tu impronta? ¿Qué brillo y esplendor tendría cada ciudad, cada pueblo estando allí tú con tu gente? ¿Qué sería la música con tu voz, Selena? ¿Acaso sería lo mismo? ¿Acaso cada premiación tendría el mismo valor contigo, Selena? ¿Un Latin Grammy sería igual si estuviera una artista de tu talla? ¿Selena Etc. sería lo que el cachetazo de realidad nos muestra hoy? ¿Cuántos vestidos, Selena, ya hubieses diseñado? ¿Cuántas ideas tuyas se hubiesen hecho realidad? ¿Cuántas mujeres se vestirían como tú? ¿Cuántos países y cuántos continentes estarían subyugados con tu presencia? ¿Qué dirías hoy, Selena, bajando de un aeropuerto de un país para ofrecer un recital asediada por periodistas y fans enloquecidos por sacarte una declaración, un autógrafo, un saludo? ¿Cómo uno se imagina que tú, Selena, los tratarías, qué les dirías, cuánto tiempo les dedicarías? ¿Con cuántos artistas ya hubieses grabado canciones? ¿Con cuántos más cantarías? ¿Cuántos otros artistas morirían por grabar contigo, Selena, y pedirían una audiencia para ser atendidos por ti para presentarte sus proyectos, sus ideas, sus canciones? ¿Cuántas películas ya hubieses hecho? ¿Cuántos programas de televisión hubieses realizado? ¿Hasta dónde hubieses llegado con tu carrera actoral? ¿Hasta dónde hubieses llegado con tus sueños? ¿Cuántas veces te hubiésemos visto en diferentes medios de comunicación y cuántas veces te veríamos por día en cualquier circunstancia haciendo tus actividades? ¿Qué no daríamos hoy por ver todo lo que tú, Selena, has hecho y todo lo que tú pensabas hacer?


Por eso, no importa todo lo que puede pasar en la vida, todo lo que pueda pasar en el mundo, qué pueda pasar en el universo entero. Puedo vivir las más lindas experiencias, puedo sentir el dolor más profundo, puedo reír y llorar, puedo estar en miles de situaciones diferentes. Pero en un momento determinado me detendré un instante, mi vista se fijará en el cielo y añoraré tu presencia Selena. Y sentiré ese enorme vacío que significa que no estés, que no esté tu canto, que no se escuchen tus risas, que no estén tus canciones, que no estés tú para decirnos en un escenario “Manos arriba, todo el mundo” y nosotros alcemos nuestros brazos para acompañar tu ritmo, que no estés tú diciéndonos “Vamos, ayúdame”, y nosotros sigamos tu canto, que no estés para deleitarnos, para subyugarnos, para hacernos enteramente felices. Nos faltas tú para que podamos expresar todo nuestro cariño dándote las gracias, nos faltas tú para que podamos abrazarte fuertemente y decirte “Cuídate Selena, cuídate muchísimo, piensa en aquella gente que te quiere tanto, piensa en todo lo que has generado, piensa en todo el camino que has recorrido, piensa en todo lo que tienes aún para dar, piensa en tus proyectos, piensa en que tú eres la mejor y que nada ni nadie te detendrá ni quitará ese lugar de Reina indiscutible, de la mejor cantante latina, de la mejor artista del mundo. Piensa en todos los que realmente te quieren, piensa en ti misma”.


No importa nada, porque lo más valioso en el mundo no está ... Tú no estás entre nosotros, Selena … Y yo no me puedo llamar a engaño. Yo no puedo engañar a los demás. Todos los días me pregunto si acaso algún día volverás Selena, si al menos estás en algún lado y ves lo que hacemos los que te queremos de verdad. Me pregunto si algún día mi felicidad será completa. Me pregunto si algún día esa realidad cambiará su discurso y su mensaje, y me mostrará a ti nuevamente, si me dirá que lo imposible es posible, y aparecerás tú para certificarlo nuevamente. Me pregunto cada noche si tendré señales tuyas, si acaso alguna vez de las tantas veces que veo el cielo te encontraré entre las estrellas, o en algún rinconcito en el cielo, y me sorprenderé de verte que estás tú para saludarme, para sonreírme, para devolverme la sonrisa y la dicha en mi rostro. Me pregunto si alguna vez podré verte, podré apreciarte, si alguna vez podrás escuchar nuestras plegarias, nuestro llanto, nuestro Amor, para que le puedas decir a Dios lo que pasa aquí y con ello convencerlo, convencerlo de que te deje volver, de que te dé una nueva oportunidad, de que te deje vivir, de que te deje crecer, de que te deje reír, de que te deje triunfar e incluso fallar, de que te deje la posibilidad de que te estemos todos juntos compartiendo esta comunión de Amor que hemos sembrado contigo, de que te deje ser feliz con tu vida y con tu público, de que te dé esa segunda oportunidad que le ha dado a tanta otra gente pero que a ti se te ha negado, de que te deje ser partícipe de un mundo mejor del cual serías tú protagonista, de que nos dé a todos la oportunidad de creer en la vida, en el Amor, en la felicidad, en la esperanza, de que con tu presencia se acabe el odio, el descreimiento, la ironía, la desesperanza. Que haya un horizonte, un sentido a todo lo que hagamos. Que cada acto de nuestras vidas sea acompañado con tu presencia, que seamos felices viéndote feliz. Que recuperemos la inocencia de un niño, que recuperemos la ilusión de que con ser buenos, honestos y limpios de alma y espíritu se logra todo. Para que no nos gane el odio, el rencor, la locura … Para que con tu presencia se nos enciendan los ojos, el brillo vuelva a nuestras caras, la sonrisa se nos dibuje en nuestros rostros, para que la sensación de que volvimos a recuperar aquel juguete perdido hace ya tiempo, en nuestra lejana niñez, nos dé esa alegría de que aquello perdido lo volvimos a recuperar, para que la felicidad sea plena, para que el mundo sea nuevamente feliz con tu presencia Selena…


No importa todo lo que nos suceda, no importa lo que nos pase… Estamos huérfanos. Nos hemos quedado sin un latido de nuestros corazones, nos quitaron parte de nuestras almas, nos arrebataron parte de nuestra alegría, de nuestra felicidad, de nuestros sueños. Lo que te hicieron a ti, Selena, nos lo hicieron a todos nosotros. Tu herida es nuestra herida. Tu dolor es nuestro dolor. Tu soledad es nuestra soledad. Tu frustración es nuestra frustración. Lo que tú has sufrido lo vivimos todos los días. No lo sentimos sólo cuando pasa en el calendario aquel nefasto día. Nos sentimos tan solos como te sentiste aquel día. Sentimos la frustración de que nuestros sueños no se cumplirán nunca porque no se podrán completar los tuyos. Nuestros corazones, nuestros sentimientos, nuestras vidas mismas están compartiendo tu sentir. Nuestras almas están allí donde estás ahora tú, Selena. Sólo esperamos que alguna vez puedan salir de allí para vivir mejores tiempos, mayores alegrías, mayores sueños…


No importa lo que pase con el mundo, Selena. Importa si estás tú. Importa si estás tú para humanizarlo, para darle el sentimiento, para llenar las almas de una humanidad que poco espera más que tristezas y desazón. Importa si hay alguien como tú que pueda emocionarse de verdad con un premio como aquel de Premios Lo Nuestro 1993, que te consagrara como la mejor cantante regional. Importa si alguien como tú puede llenarlo de frescura, de gracia, de simpatía. Importa si hay alguien que pueda tener simpatía, que se pueda permitir divertirse y divertir, que siempre tenga algo más que decir que no sea convencional ni políticamente correcto. No importa sólo que digas, ante tu primer premio en los Tejano Music Awards, que “agradezco a Los Dinos porque sin ellos yo no sería nada. Si Los Dinos ganan, yo gano”. Importa también que digas que “si ellos pierden, yo no los conozco!”, y pongas con tus 16 años ese aire de picardía y de necesidad de aceptación por tu ocurrencia, por tu gracia, por eso que les ofrecías, además de tu canto. No importa que sólo te ofrecieras, como artista ya consagrada, a una conferencia de prensa en los Tejano Music Awards en 1994. No importaba que respondieras a las preguntas de rigor. Importaba que dijeras: “Ey!!! Pregunten todo lo que quieran que tengo muchas ganas de hablar!!”.


Por todo esto es que nada importa Selena si no estás tú. Sólo si tú estás el cielo tendrá todos los colores. Sólo si tú estás los niños volverán a cantar. Sólo si estás tú ya nadie vivirá con dolor. Sólo si estás tú todos tendremos motivos para reírnos, para emocionarnos, para cantar. Sólo si estás tú Selena recobraremos la felicidad que hemos perdido y que si tú no vuelves, no la recuperaremos jamás…


Yo sólo seré feliz si tú estás aquí, si tú estás para darnos lo que nos hace falta, lo que sólo tú nos podías dar…


Sabes que mi vida está dedicada a ti, sólo a ti, Selena…


Te extraña, te añora, te quiere…


Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)




Tú siempre fuiste por más, Selena


Era noviembre de 1994 y Selena era un fenómeno imparable en Estados Unidos y en México. Sus éxitos desde que llegara a los N° 1 con “Como la Flor” y “La carcacha” habían constituido su carrera meteórica y sin límite alguno. Selena había llegado a tal punto en su éxito que ya no era sólo un fenómeno lógico como consecuencia de tantos años de logros en Estados Unidos. Su propio éxito desde que sonara “Baila esta cumbia” recaló en México y contra lo que ellos mismos opinaban, Selena pasaba a ser un éxito increíble en Monterrey y esa explosión se propagó en todo México. Todos asistían a un fenómeno tal vez inesperado, tal vez inexplicable, tal vez tomado por muchos como algo fugaz y pasajero. Los ojos se posaban en Selena tratando de ver de qué se trataba aquello, querían ver a Selena para encontrar en su canto, en sus palabras, en su actitud por qué ella y no otro artista había generado semejante suceso en ambos países. Hasta Selena ningún grupo tejano había podido cruzar el Río Grande con éxito. Selena con 20 años pasó a ser un éxito en ambos lados del Río Grande con una facilidad asombrosa. Y a partir de allí dos realidades se abrirían: la realidad de los medios, que trataban de explicar aquel fenómeno y lo seguían con curiosidad y asombro, y la realidad de la gente en Estados Unidos, sobre todo en Texas, que conocía a Selena desde hacía mucho tiempo y la había adoptado como su artista, aquella que los alegraba, que los atendía, que los representaba. Tal vez eso explica el éxito de Selena: la facilidad que tuvo para lograr lo que para otros era imposible…

En ese noviembre Selena iba de concierto en concierto, de programa de televisión en programa de televisión convocada por tantos medios que querían tenerla, que querían conocerla, que querían mostrar algo por el que clamaba tanta gente. Los medios advertían no sólo la popularidad de Selena, veían que no sólo significaba rating o venta de discos. Advertían que Selena era muy querida y apreciada. Las niñas la imitaban con sus bailes, con sus vestimentas y con su canto. Los varones morían de Amor por ella, acaso porque quedaban subyugados no tan sólo y particularmente por su belleza, sino por su actitud, su voz, su sentimiento, su carisma, su presencia y su personalidad. Selena era muy querida por los niños, a quienes les encantaba su música. Selena era admirada por la gente mayor, a quienes veían como un ejemplo de vida. Pocas veces se vería a alguien tan querida por todo el mundo, por todas las generaciones, por todas las razas. Ni siquiera México le puso un reparo a que Selena llegara a su país con tantas dificultades para hablar el español. En otras circunstancias, tal vez hubiesen puesto más barreras a esta clase de artistas, pero era imposible hacerle semejantes planteos a alguien que se dirigía a ellos con una sonrisa, con un saludo, no poniendo ningún límite para expresar todas sus virtudes, no especulando con nada, dando todo de sí para que su público se sintiera contento y feliz. Difícilmente alguien pusiera reparos cuando veían que un artista ponía tanto sentimiento, tanta dedicación, tanta pasión en lo que emprendía y hacía. Selena acaso contagiaba con su energía, con sus ganas de vivir. Selena despertaba en la gente sus ganas de hacer cosas que no hacía normalmente, despertaba el interés por divertirse, propiciaba las ganas de vivir la vida hasta lo máximo.

En ese contexto, aparte del hermosísimo recital que diera Selena en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, lo más valioso que uno puede apreciar a la distancia es lo que se dice en ese pequeño reportaje que se le hiciera poco antes de cantar el último tema de ese concierto, “La carcacha”. Selena sorprendía a los conductores diciendo que ella no estaba aún satisfecha con lo que había hecho hasta ese momento, que ella quería hacer más cosas, que tenía un largo camino a recorrer. Por eso, anunciaba hacer en 1995 un disco enteramente en inglés, con ritmos y melodías absolutamente diferentes de lo hecho hasta ese momento. Tal vez anticipar esto no era precisamente lo más conveniente decir, dado el suceso de Selena en México, y por el éxito de ella con “Amor prohibido”. De hecho, Selena estaba promocionando ese disco. Pero como Selena decía de sí misma, ella era sincera y natural, por lo que no podía evitar decir lo que se proponía hacer en el futuro, máxime si eso que iba a ser era lo que más deseaba desde hacía mucho tiempo. Por eso, cuando Ricardo Rocha le dijera hasta lógicamente si no tenía temor de emprender semejante camino, ella concluyó enfáticamente con un “Sí, claro, cómo no voy a tener miedo”, para completar que aun con esa sensación había que intentarlo, había que arriesgarse para ver qué pasaba y por ello nada la detendría en aquel propósito.

Tal vez lo más triste de lo que ha sucedido con Selena es precisamente eso. Cualquier artista, máxime con su edad, se contentaría con recibir las mieles del éxito, de disfrutar de aquello que se le estaba apareciendo frente a sus ojos. ¿Acaso Selena no tenía derecho a recostarse en los laureles después de vivir con tantos sacrificios y con tantas privaciones desde que tenía 8 años? ¿No era lógico disfrutar el cariño de sus fans y hacer lo que ellos querían recibir y escuchar una vez llegado el éxito? ¿No era lógico que estando en México no dijera que proyectaba hacer algo tan diferente de lo hecho hasta ese momento? ¿No era esperable que su siguiente disco fuera la lógica consecuencia del suceso de “Amor prohibido” y de haber obtenido el Grammy por su disco “Live”? Pero Selena no era conformista. Selena quería llegar a lo más alto de su carrera haciendo lo que quería hacer y proyectar, y que la quisieran por eso. Selena pensaba en llegar a ser una artista internacional y hacia allí se dirigía. Seguro que la gente de Emi Central hubiese preferido que proyectara otro disco en español al siguiente año, de mínima un disco en vivo con sus conciertos multitudinarios en Monterrey. A su vez, seguramente su padre vería con preocupación que Selena le diera tanta importancia a su carrera de diseñadora como a su carera de cantante. Pero Selena era así y parte de su encanto consistía en eso: en ir por más, en sorprender, en cautivar, en dejar a la gente con la boca abierta con sus interpretaciones, con su presencia y con sus proyectos. Si hubiese sido como cualquier otro artista, Selena hubiese hecho lo que la gente quería escuchar, lo que la discográfica quería que hiciera, lo que su padre soñó para ella y para él desde que tenía 8 años. Pero Selena tenía siempre algo más, en su mente siempre había algo más que ofrecer, algo más para dar, Así lo aprendió de por sí cuando estuvo frente a un público a los 8 años y le dio resultado. Así lo seguiría haciendo para siempre…

A los 23 años y en pleno éxito tal vez nadie plantea arriesgar el éxito, plantear nuevos desafíos personales, y que la gente y los medios la siguieran por ello. Cualquier otro artista desarrolla su carrera explotando su éxito hasta lo último no arriesgando nada, no saliendo de la “fórmula del éxito”. Cualquier artista pasará por el camino lógico del éxito mundial, y recién en retirada, cuando se sienta que ya no es el ícono de su generación, que ya no despierta el mismo interés, la misma pasión, el mismo sentimiento, recién allí reformular su carrera y dedicarse a otros negocios explotando el nombre y el éxito. Así hemos visto a muchas artistas que se devienen en conductoras de televisión, que se dedican a diferentes negocios de perfumería, de diseño, de producción y de emprendimientos que le dan continuidad al éxito obtenido artísticamente. Ese recorrido lógico, ese camino común y establecido para tantos artistas, no estaba en los planes de Selena. Para Selena todo era hoy y ya. Si se le cruzaba algo por la cabeza lo tenía que hacer. Y así a los 22 años en pleno éxito y ascenso en su carrera decidió emprender “Selena Etc.”, un ambicioso proyecto de diseño, moda y belleza, que supervisaba personalmente, más allá de la ayuda que pudiera y necesitaba tener. Selena no podía concebir esperar a hacer toda su carrera musical para al final de ella realizar una de las cosas que tanto quería emprender. Además, Selena no concebía un final en su carera: ella se veía cantando siempre, cautivando siempre, enamorando siempre. Para Selena la muerte sólo era el límite. Mientras tanto, todo era posible, todo se podía lograr. Para Selena había tanto por hacer que una sola vida no alcanzaba para poder cumplir con todos los sueños. Una persona como Selena, tan particular, tan hiperactiva, tenía millones de proyectos en la cabeza. Alguna vez en el programa “Furia musical” se animó a decir que en sus ratos libres no se permitía descanso, que no podía dejar de hacer cosas que tuvieran que ver con sus proyectos personales, de trabajo, musicales, de diseño…

Allá por marzo de 1995, cuando Selena era realidad y proyecto, y toda una novedad para muchos periodistas que creían que sería un fenómeno pasajero, se permitía decir en un reportaje que se había comprado una gran parcela de tierra, un gran campo en plena ciudad para tener su pequeño espacio propio para vivir su vida con tranquilidad con su esposo y proyectando sus sueños personales de familia en el futuro. Selena era personalmente lo que era en el escenario: sorprendente, natural, frontal. Y en estos tiempos de tanta evolución tecnológica, pero de un conformismo alarmante, sería bueno que muchos artistas siguieran el ejemplo de Selena. Hoy es muy fácil ser famoso desde muy chico. En la actualidad, uno puede subir un video en youtube y convocar a más gente que en un recital. Uno puede aparecer en un programa de televisión y con una conveniente campaña publicitaria ser automáticamente un ícono para una generación. Pero nadie les enseña a esas personas a permitirse soñar, de tener ambiciones, ganas y, sobre todo, arriesgar, arriesgar en pos de un sueño, de un anhelo, de un objetivo. En estos tiempos conservadores no se nos enseña el valor de ser auténticos, naturales, honestos, el valor de tener ideas propias. Se nos impone que hay que ser exitosos con una misma fórmula y nada más. Hacer algo diferente de esos parámetros significa arriesgado y peligroso. Esa misma gente seguramente dirá: “¿y para qué seguir el camino de Selena si al final todo terminó en una tragedia?”. Y uno contesta ante este planteo que en el mejor de los casos aprendan de Selena en sus aciertos y en sus errores, que perfeccionen su camino, que hagan posible lo que parece imposible. Que incluso aquellos que la invocan cada tanto la imiten en lo que dejó como mensaje en vida, que la homenajeen por la grandiosa que fue…

En aquel programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, Selena era una cantante sumamente popular. En ese programa señalan algo que creo que muchos no dieron cuenta con el paso del tiempo: Selena estaba entre las 200 personas más populares en los Estados Unidos, y en esa lista sólo estaban dos latinos, ella y Luis Miguel. Con una particularidad: Luis Miguel ya era conocido en todo el mundo desde muy chico. Sus éxitos en México fueron ampliamente difundidos en toda América latina: desde su país hasta la Argentina lo conocían a él y a sus canciones. Por la radio se escuchaban asiduamente sus temas, y por la televisión podían verse sus conciertos y sus videos. Selena no tuvo la misma suerte. Su camino fue mucho más sacrificado y menos difundido. Selena ganó popularidad yendo por años en un micro de pueblo en pueblo. Selena tenía sólo difusión masiva en la televisión en el “Show de Johnny Canales”, quien fue acaso uno de los que más la alentó y quien más hizo para que la gente prestara atención en ella. Selena tuvo ese recorrido casi toda su vida y aun siendo tan sacrificado, fue esa manera la que le permitió ese contacto directo con la gente, y que ésta la reconociera y admirara mucho antes que los propios medios de comunicación. Acaso esa popularidad y ese Amor de la gente, que pocos artistas pueden lograr, fueron la base de su éxito y la sorpresa de tantos otros. No olvidemos de que el propio José Behar, presidente de la Emi Latin y persona fundamental para el éxito masivo de Selena, la descubrió por casualidad, mientras veía a diferentes artistas predeterminados para incluirlos en su compañía, atraído por el bullicio y por la cantidad de gente que le expresaba tanta admiración a Selena en San Antonio. Y apenas vio actuar a Selena, no dudó en contratarla al día siguiente, y si hubiese podido, la hubiese contratado esa misma noche … Todos estos datos nos dan la dimensión de su figura y de lo que significaba Selena para tanta gente, y que tuvieran su máxima expresión luego del nefasto 31 de marzo. Seguramente, si no tenemos en cuenta estos datos, se creería que el “Fenómeno Selena” se dio recién a partir de allí. Y así lo ha creído hasta gente que la admira mucho. Pero eso es porque nunca advirtieron lo que Selena significó, sobre todo en Estados Unidos. La mejor prueba de ello era la gran cantidad de periodistas, que fueron a cubrir el triste evento, que conocían a Selena y que tenían su propia visión de su popularidad, que se quedaron pasmados, sorprendidos, impactados y emocionados por la tremenda y masiva expresión de su gente que venía de diferentes y lejanos lugares de los Estados Unidos y México para estar cerca de ella, para cerciorarse de que aquello no fuera cierto y para certificar aquello por el cual por toda su vida no podrán entender que haya sucedido…

Tal vez lo que más extrañamos de Selena es todo lo que nos ha dejado en vida y que jamás lo hemos visto en ninguna otra artista. Y lo más triste y doloroso es que ella no haya podido no sólo llegar a tener todo el éxito que le deparara el destino, sino que no pudiera cumplir con todo lo que tenía proyectado hacer. Poca gente tiene tantas ganas de hacer cosas, de superarse, de ir siempre por más, de no pecar de conformista. Selena fue querida y admirada por todo eso. No sólo era admirada como cantante y como artista, sino también como persona. En el programa “En vivo” se lo dijeron a Selena. Ella generaba una admiración sin igual. La gente la quería cuidar, proteger, expresarle todo su Amor. Por sobre todo, Selena era tremendamente respetada porque Selena ante todo respetaba a su público. Creo que todo esto es lo que generó luego tanta desazón, tanto dolor y tanta tristeza ante su partida. Selena como nadie quería vivir y explotar todas las posibilidades que le había dado la vida. Selena había padecido muchos sacrificios personales y familiares, y aun así pudo superarse y salir adelante. Y con su propio esfuerzo logró ganarse a todos, a propios y a extraños, a gente que asistió a sus conciertos como a gente de tierras muy lejanas que se enteró de su existencia de diferentes maneras, y que se quedó encantada con su voz y presencia. Aun hoy sigue generando esa sensación, porque todos quienes la admiran a Selena la quieren por lo que hizo y por lo que fue. La quisieron por su voz y por su persona. Selena se ganó el cariño de su gente por mérito propio y nada ni nadie se lo podrá quitar, a pesar de tanta locura, a pesar del paso del tiempo, a pesar de que el mensaje de hoy sea que sólo se recuerdan a los “exitosos del momento”.

Cuando yo veo todo lo que has construido, Selena, en tan sólo 23, casi 24 años, siento que lo hecho por mí y por tanta gente es nada a lo hecho por ti. Y creeme que daría mi vida para que aquello que tanto querías pudieras cumplirlo, para que sigas recibiendo ese Amor que te ganaste y tanto merecías recibir…

Yo sólo quiero que todos los días recibas Amor. Yo sólo quiero que sepas que estoy aquí por ti, Selena…

Te quiere con toda el Alma…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)




Tú fuiste aquella, Selena


“Yo fui aquella quien te amaba
”cuando tú necesitabas amor.
”Yo fui aquella quien te abrazaba
”cuando tú sentías mucho dolor.”

Cuando escucho estas palabras de una de las canciones más conocidas de Selena, no puedo evitar ponerme en la piel de Selena y sentir una profunda tristeza. Sobre mi cabeza innumerables imágenes aparecen: de una Selena contenta, hermosa, feliz, irradiando alegría por doquier, paseándose en el escenario con su gracia, con su voz, con su talento, con su brillo, con su áurea, con su personalidad, con su tremenda figura. Hago el recorrido de Selena y me encuentro viéndola cantar y saludar a su público tocándolo, dándole su mano, tirándole besitos en el brillante concierto de Odessa, Texas, en 1994. No puedo evitar emocionarme cuando advierto ese cartel que dice “Te amamos, Selena”, y ella leerlo y acariciarlo, como muestra de afecto, de agradecimiento, de Amor. Sigo el recorrido y veo su brillante interpretación de “Como La flor” en Festival Acapulco y veo la comunión de Selena y su público, el dar lo mejor de sí de Selena, y las muestras de afecto y de respeto de un público que ni siquiera era estrictamente suyo, pues era un festival en el que participaban muchos artistas. Tal vez en ese recorrido advirtamos aquello que decía el comienzo del tema de “Yo fui aquella”. Selena fue aquella persona que nos dio todo cuando tanto necesitábamos recibir algo más de un artista. Selena nos dio sin esperar nuestra reacción. Selena nos sorprendía, nos cautivaba, nos colmaba, nos enamoraba, nos hacía reír, nos hacía llorar, nos envolvía en un mundo hermoso y dulce, en un mundo en el que la fantasía se convertía en realidad, en un mundo enteramente suyo en el que si ingresábamos a él no nos íbamos a ir de él jamás, no lo íbamos abandonar … Nos sumergiríamos en esa mágica felicidad que sólo Selena nos podía ofrecer…

No hace mucho leía lo que sentía un fan de Selena. Escribía que no podía dejar de llorar cada vez que veía algo lindo de Selena, que no podía evitar desear que volviera, que tenía sueños horrorosos por su increíble partida. Me sentí tremendamente identificado con él, porque por más que tratemos de recordarla con alegría, por más que cada vez que nos emocione con su interpretación sintamos la necesidad de expresarle todo nuestro cariño con nuestras evocaciones, con nuestros recuerdos, con nuestros escritos, con toda clase de manifestaciones de Amor y de afecto, siempre nos sobrevendrá esa mueca de dolor, de tristeza, de desconcierto, de desconsuelo. Porque cuando queremos buscarla, queremos escribirle, queremos abrazarla, queremos darle un beso, queremos al menos darle las gracias, nos encontramos con que no está, que no la vamos a encontrar, que nos quedaremos con la impotencia de no poder hacer nada, y así no sólo lloraremos, sino que aquel día nefasto vendrá una y otra vez, y ese sentimiento de dolor que sintió Selena aquel día se hará carne en nosotros y se nos aparecerá en diferentes imágenes, de diferentes formas y sobrevolará en nuestras cabezas aunque nosotros no querramos, no deseemos, lo neguemos, miremos para otro lado. Yo siempre he evitado nombrar determinadas palabras que tengan que ver con Selena. Hay términos e imágenes que evito ver, pronunciar, esbozar … Pero es inútil. Siempre una mueca de dolor, de desconcierto, de frustración, aparecerá cada vez que veo algo sublime de Selena. Y aunque no pronuncie esas palabras, aunque no vea esas imágenes, siempre estará presente aquello. Entonces esas pesadillas de aquel fan de Selena estarán también presentes en mí y no podré evitar hablar de aquello. Aún hoy estoy sorprendido de haber escrito con detalle aquel sentimiento de dolor de Selena aquel día. Pero supongo que a todos nos envuelve ese dolor. Es que queremos revivir aquello y desear que no sea cierto, que tenga otro final, otro desenlace. Supongo que ese sentimiento lo debe haber sentido el padre de Selena … Siempre me pregunté cómo decidió en algún momento exhibir a Selena en esa situación, cómo no pensó que iba a ser más doloroso ver esas imágenes, esa realidad. Y más allá de que la razón que él dio es que le molestaba mucho que dudara mucha gente sobre lo que había pasado, y que con esa actitud disipaba todas las especulaciones, yo sé que en su fuero más íntimo el padre, dolido como estaba, mostrando entereza por fuera pero estando destrozado por dentro, tomó esa decisión, acaso pensando que por ahí esa gente tenía razón, que él estaba equivocado, que nada de lo que había vivido y padecido aquel día era cierto: que en realidad Selena no se había ido, que Selena no estaba allí. Estoy seguro de que don Abraham Quintanilla quiso aferrarse, aunque sea por un instante, a esa posibilidad, a esa ilusión, a esa felicidad de ver a su hija viva para abrazarla y no soltarla jamás…

Creo que con Selena siempre convivirá la felicidad con el dolor. Siempre será así, aunque lo evitemos, pues es imposible aceptar lo que ha sucedido. A pesar del paso del tiempo, a pesar de todo lo que se ha dicho, de todo lo que se ha aclarado, de todo lo explicado, las heridas no cierran y no cerrarán jamás. Esas heridas son tan inmensas como las dudas y siempre sentiremos esa sensación de que aquello bien se pudo haber evitado. No podemos dejar de sentir con dolor la soledad de Selena, el sentimiento de vacío, el abrupto final en el mejor momento de su carrera, de su vida ... Tantos sentimientos para dar dejados de lado ... Tanto talento quitado en manos de alguien que tiene la dicha que no tiene Selena, que es la dicha de vivir. Y que no aprovecha la posibilidad que le ha dado Dios para hacer algo bueno y provechoso. Ni siquiera aprovechó esa vida para al menos dar una imagen de arrepentimiento, de al menos reparar algo del mal que ha hecho ... Muy por el contrario, ha tomado ese tiempo para dispararle una y otra vez a Selena con esas malditas palabras ... No hay nada más triste y odioso que una persona mediocre que se cree triunfante habiendo triturado las ilusiones de alguien tan talentoso, tan querido, tan amado, y de gozar con el lamento de una familia huérfana para siempre. Y uno asiste impotente ante tan densa realidad sin poder siquiera esperar alguna respuesta de allí, pues de esa persona nada se puede esperar más que odio y resentimiento. De esa persona está todo dicho…

De allí que cualquiera que ame de verdad a Selena no dejará de sentir que siempre le faltará algo, que nunca será enteramente feliz, que siempre llorará por tamaña ausencia. Es que no se ha ido cualquier persona. Se ha ido Selena. Se ha ido la mejor artista latina de los últimos tiempos. Se ha ido una de las mejores cantantes del mundo. Se ha ido una linda persona, una mujer entrañable y querida como nadie … Ella expresaba las canciones como nadie podría hacerlo. Ella expresaba esos sentimientos como nadie. Selena nos representaba acabadamente en todo sentido. Nos sentíamos identificados con ella. Selena nos hacía sentir orgullosos de ser latinos. Una vez que adoptamos a Selena no queremos a otra a cambio. No queremos escuchar a otra artista. No queremos ver a nadie que no sea a ella. Sólo queremos apreciarla a ella, sólo queremos escucharla a ella, sólo queremos que sea ella quien nos sonría, quien nos hable, quien nos alegre, quien nos escuche. No importa siquiera si la hemos conocido hace 15 años o hace unos meses. No importa. Sólo queremos que ella viva, que sea ella quien nos represente, que no nos deje, que esté ahora mismo irradiando su alegría, su optimismo, su don de gente, sus sueños, sus anhelos. Queremos vivir un mundo con Selena, Sólo así seríamos enteramente felices. Sólo así tendríamos una sonrisa todo el día, toda la vida….

“Y ahora que yo te necesito,
”no te puedo encontrar.
”Quizás todo ha cambiado.
”Quizás me has olvidado.
”Pero quiero que recuerdes
”que siempre fuiste todo para mí.”

El otro día veía un programa en el que estaba el ex manager de la cantante Gilda, que murió en un accidente en 1996 a la edad de 35 años junto con su madre y su hija. Aquí en Argentina muchos hemos conocido a Selena a través de Gilda, porque no tuvimos la fortuna de haberla conocido aun cuando ya Selena pensaba venir por estas tierras y era inevitable que así fuera por la fama que iba adquiriendo en toda América. Cuando escuché a esta persona, que estuvo tan ligada a Gilda, y veía cómo se desentendía de todo lo vivido en los buenos tiempos y cómo con la excusa de hacerla más “humana” a Gilda, y con la intención de derribar ciertos mitos alrededor de ella, desnudaba cosas de ella que tal vez no hubiese querido que fueran reveladas, sentí una gran indignación. Pensaba que, más allá de ciertas verdades que estaba diciendo allí, decía cosas personales de Gilda, de las cuales ella no podría refutárselas nunca. Me indignaba el sólo hecho de saber que Gilda no podría contestarle, que su voz nunca estaría presente y que si estuviera aquí se sentiría muy desilusionada de alguien que, para justificar su presente, tenía la necesidad de no sólo desligarse de su pasado sino de endilgarle cosas con la excusa de exhibirla ante el público como una persona “normal”, con “lo malo y con lo bueno”. Es triste ver cómo la gente borra con el codo lo que ha escrito con la mano, cómo el paso del tiempo justifica cualquier acto, promueve el olvido, habilita a que cualquiera convierta en bueno al malo y al malo en bueno. Lo hemos visto con Selena. Cuántos periodistas, cuántos escritores, cuántas personas, con la excusa de “explicar” lo que sucedió aquel nefasto día, han intentado poner a la asesina como una víctima, como una inocente. Alguna vez leí una nota de un periodista mexicano, que terminó siendo profético, más allá de que no estuviera muy de acuerdo con su apreciación. Él decía que luego del estreno de la película “Selena” ya nada sería lo mismo. Según él la película había puesto tan “humana” a Selena, que a partir de allí ya nada sería lo mismo en su recuerdo y tributo. Ya no se hablaría del mito. Ya no se hablaría de la leyenda. A partir de allí, Selena sería una persona más, y los recuerdos y la exaltación de su figura se apagarían con el tiempo. Si bien mucho se puede discutir de estos dichos, algo de razón ha tenido. Tal vez a Selena la han dejado expuesta a muchas cosas que no merecían ser exhibidas. Tal vez debió haber recibido más homenajes que los efectuados, todos circunscriptos a los “grandes aniversarios”. Tal vez por egoísmo, dinero y disputas inconcebibles a la hora de recordar a Selena, no se ha mostrado toda la obra que ella ha realizado, todo el legado que nos dejó. Hoy en día se han abandonado muchas cosas de ella. Selena Etc., su tienda, su sueño personal, ya no existe; otro negocio se encuentra allí. Todo su Legado de Amor no está al alcance del gran público que nunca la olvidó, que daría hasta lo que no tiene por ella, que buscaría protegerla, que trataría de brindarle todo el cariño que Selena merece y siempre necesitó, como el agua, como el aire que respiramos… Cuando uno ve interpretar una y otra vez sus canciones en el famoso concierto del Houston Astrodome del 26 de febrero de 1995, uno no puede evitar emocionarse ante tamaña artista sin igual. Y esa emoción nos lleva a agradecerle de por vida por lo que hizo, por lo que nos dejó. No importa los vericuetos de su vida, no importa si era “más o menos” normal en su vida privada. Importa lo que nos dejó, importa la marca que nos dejó en nuestras almas y en nuestros corazones cada vez que la vemos y la escuchamos. Eso es lo que el artista nos quiso dejar y quiere que lo recuerden por eso. ¿Y qué mejor que demostrarle a Selena todos los días ese Amor, ese cariño, ese corazón marcado? ¿Qué mejor que verla un día, mirarla a los ojos con emoción y decirle “esto hice por ti, nunca te olvidé, sólo quiero darte las gracias”? Y qué lindo sería que todos lo pudieran hacer si se diera ese tan ansiado milagro sin tenerse que justificar por nada…

Cuando escucho esas palabras de esa canción, no puedo evitar pensar que es eso lo que Selena haría si estuviera en algún lugar y tuviera la oportunidad de observarnos, de contemplar lo que se hace por ella. Seguramente buscaría ver cómo se la recuerda, qué se dice de ella, qué justicia hacemos por ella después de todo lo que le ha sucedido. Selena fue aquella artista que dio todo. Selena fue aquella que nos brindó su canto, su música, sus sentimientos, su pasión, su ternura, su impronta. Ahora es ella la que nos necesita. Es ella la que nos quiere encontrar. Yo quisiera que ella no pensara que ya todo ha cambiado, que muchos se han olvidado. Yo no quisiera que Selena nos tenga que recordar que para ella su público lo fue todo. Me gustaría que Selena no piense que el paso del tiempo ha cambiado el Amor de los que siempre dijeron haberla querido. Me gustaría que nadie se sienta con autoridad para pensar qué pensaría Selena si estuviera entre nosotros, sino más bien cómo actuaría Selena si estuviera aquí, qué haría, que desearía hacer, qué le gustaría que estuviera presente, qué gestos le gustaría recibir, qué le fastidiaría, que no aceptaría de ninguna manera, qué querría que hicieran sus seres más queridos, su gente, el mundo entero. Me gustaría que todos recordaran a Selena por ella misma y no por lo que a nosotros nos agradaría más. Me gustaría que ella no notara que muchos han cambiado, que no la tienen en el centro de sus recuerdos, de sus afectos, de sus amores. Me gustaría, aunque sea por un instante, que imaginen a Selena apareciendo de improviso hoy y ver cuáles serían sus reacciones con este presente, con esta realidad. Y que con saber cuál serían sus reacciones hicieran todos los días algo para arrancarle una sonrisa de satisfacción a Selena, una carcajada de esas que solía expresar. Nada sería más lindo ver que Selena fuese feliz con todo lo que hacemos por ella, que no la olvidamos, que la seguimos queriendo, que no la hemos abandonado. Que sólo vivimos por y para ella. Para que Selena se siga sintiendo querida y presente en toda su gente, en toda su familia, en todos los que la dicen querer…


“Yo fui aquella
”que pensaba en ti cada momento.
”Yo fui aquella
”que te vio partir como los vientos.
”No puedo comprender por qué me dejaste.
”No puedo comprender por qué me lastimaste.
”No importa el dolor.
”Tú sigues siendo mi amor.”


Y para que Selena nunca sienta eso, para que Selena siga siendo la Reina indiscutible, para que Selena siga siendo nuestro Amor, para que nosotros la tengamos como nuestro único Amor, siempre tendremos que hacer algo por ella, todos los días. Y así será al menos de mi parte. Cada uno en lo que puede, cada uno en su lugar. Pero todos con el corazón abierto, con los corazones que sólo le pertenecen a ella. Porque siempre será poco lo que hagamos por Selena al lado de lo que ella ha hecho por nosotros en 23, casi 24 años. Todo nuestro esfuerzo tendrá que estar dirigido para que todo el mundo sepa quién fue y quién es para nosotros Selena. Que todo el mundo tenga el derecho y el deber de ver todo lo hizo, todo lo que nos dejó. Que nunca dejemos de hacer todo lo posible para que su obra sea difundida, que todos vean todos sus conciertos, todos sus videos, todos sus reportajes, todos sus premios, todas sus declaraciones. Porque Selena no es de sólo una persona, Selena es de todos. Ella se brindó a su público como nadie. Y éste se brindó a ella como nadie. Ése es nuestro mejor homenaje. Que todos los días hagamos algo por ella, que nuestros sentimientos se brinden a ella sin ningún límite. Que todo lo hagamos por y para Selena. Que nunca olvidemos quién nos marcó nuestros corazones para siempre y los hizo suyos. Para darle nuestro mejor tributo eterno…


Sólo quiero lo mejor para ti, Selena … Porque tú fuiste aquella, aquella artista indiscutible, inigualable, única, irrepetible. La única que robó legítimamente mi corazón y lo hizo suyo para siempre…


Te quiere con toda el Alma...


Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)