Es el más dulce recuerdo de mi vida…

30 de abril de 2011






Yo me voy, Selena…



Y no aguanté más. No lo soporté. Pensé que podría. Pensé que el paso del tiempo podría calmar el dolor de la pérdida. Pensé acaso que mis nuevas relaciones, mis nuevas amistades, mis nuevos amores, mis nuevas alegrías, el quehacer cotidiano, el sentir la vida cada día me harían olvidarla. Pero no podía … No podía olvidar a Selena. Muchas veces me pregunté: ¿cómo podían los demás? ¿Cómo podían vivir después de haberla visto? ¿Cómo podían seguir sus vidas habiendo estado tan cerca, tan cerca de ella? Yo que la había visto, que había asistido a ese hermoso concierto de uno de los tantos que Selena dio en la Feria de Monterrey en 1994, no podía olvidarla. Jamás pude. Siempre sentí que me habían sacado algo, algo tan vital en mí como el corazón ... No ... Ella era tan joven ... ¡¡Tenía tanto para hacer!! Era verla y verme a mí misma. Sentí como si me hubiesen disparado a mí. Sentí que a mí me habían quitado la vida. Pero peor aún. Esa perversa había hecho que encima tuviera que vivir con ese dolor, con verla a Selena sin vida, sin nada más que ofrecer. Esa perversa no sólo hizo que me quitara la alegría para siempre. Esa malvada hizo que viera una imagen que nunca había querido ver de Selena. Me hizo ver su derrota, mi derrota. Instaló la palabra “muerte” en mi vida. Me quitó todo. Y no contenta con eso, se la pasó en todos estos años riéndose de nosotros, riéndose de los que esperaban de ella una respuesta sensata, razonable, con sentido. Esa perversa me hizo ser desconfiada, vengativa, amarga, esquiva, introvertida. Yo no era así. ¡¡Para nada!! Y todo eso bueno que fui fue gracias a Selena. Ella me hizo vivir mi niñez y mi primera adolescencia con alegría y con esperanza. Selena me transmitía las ganas de vivir, de progresar. Selena me hizo sentir que todo se podía lograr, que todo era posible si uno se lo proponía. Y no es que se me quedó grabada esa sensación porque Selena lo decía cada tanto y después quedaron inmortalizadas esas palabras en cada recuerdo que se le ha hecho cada año, en cada recuerdo en estos insoportables 16 años sin ella. No. Me quedaron grabadas por su actitud, por su ejemplo, por su sonrisa, por su trato, por su amabilidad. Yo no sólo era admiradora de Selena. Yo la quería. La quería mucho. Era mi hermana. Esa hermana que nunca tuve y que hubiese querido tener. La hermana a la que yo podía confiar mis sueños, mis miedos, mi esperanza. Yo no me sentía una fan, no por lo menos en el sentido que se conoce y se piensa que es una fanática. Yo no me volvía loca en el sentido literal del término por cada aparición de ella. Yo no gritaba ante cada canción sin siquiera escucharla. Yo sentía que no había que tener tal o cual actitud para ser una buena admiradora de Selena, y por ende, no me sentía con autoridad como para recriminarle algo a alguien que era fan de Selena, o para decir qué se debía hacer y qué no. Yo sólo sentía un Amor, un cariño muy especial por ella, como no lo había sentido con alguien, como no lo voy a sentir por nadie. Porque Selena es de aquellas pocas personas que uno quiere en la vida y que no siempre uno tiene la posibilidad de conocerla. No es el típico sentimiento hacia algún familiar o hacia alguien que uno conoce por otros a través de las relaciones que uno establece en la vida y con las mayores afinidades que uno logra conseguir que no necesariamente son las ideales o a las que uno aspira. Con Selena había logrado lo que muchas personas no lo logran nunca en sus vidas, que es querer a alguien con el tiempo, después de conocerla de algo muy distinto de los ámbitos de los que uno frecuenta, de los que uno se mueve. No hay nada más hermoso en la vida que vivenciar cómo alguien “desde cero” empieza a querer a otro hasta sentir que es lo más importante de su vida. Eso había sentido por Selena. Sabría que podría ser feliz, podría conocer al hombre de mi vida, casarme, tener hijos, ser exitosa en lo que emprendiera en la vida, viajar, conocer gente, tener amigos entrañables, muchos buenos conocidos estando Selena allí como ejemplo, como guía, viéndola triunfar, viéndola crecer, viendo que alguien como ella desde un lugar tan humilde, tan de abajo, tan desde el más absoluto anonimato, lograba ser querida y admirada por todos. Sabía que con ella sería feliz para siempre. Desde aquel nefasto 31 de marzo, desde aquel día en el que la pérfida logró lo que quería, sé que ya no seré feliz enteramente nunca, y que siempre me perseguirá esa pesadilla, esa misma pesadilla que alguna vez Selena llegó a admitir que la perseguía cada tanto en las noches y que nunca quería saber de qué se trataba. Tal vez hubiese sido mejor que Selena averiguara de qué se trataba esa pesadilla. Tal vez se hubiese salvado … Tal vez … Pero como todo lo que tiene que ver con Selena en estos tiempos, en estos últimos tristes 16 años, siempre nos quedaremos con la sensación de lo que hubiese sido todo si Selena estuviera aquí, de lo que hubiese pasado si Selena no se hubiese encontrado con esa malvada… Nunca lo sabremos, y eso me atormenta y me hace llorar todos los días, todos los días desde aquel 31 de marzo que querría borrar del calendario mundial para siempre…

¡Ya no lo soporto más! Me voy. Me voy a una isla desierta. Me voy a soportar el dolor sola, bien sola. Selena se nos fue con esa pesadilla que nunca se animó a contar. Y es como si esa pesadilla la hubiese transmitido cuando se nos estaba por ir, cuando ella sentía que ese horrible sueño se hacía realidad, cuando sabía que nada se podía hacer más que sufrir, llorar por el destino cuando era palpable, sufrir la agonía, esperar el milagro, rogar que eso que vivía era en definitiva parte de la pesadilla, pesadilla de la que despertaría y, al comprobarlo, volvería a sonreír, y jurarse y perjurarse que se cuidaría más y no confiaría más, que no se dejaría llevar por el deseo y por el egoísmo de los demás. Que pensaría más en ella y que pondría sus deseos e inquietudes por encima de todos y de todo. Que pondría a ella y a la familia que había formado como su prioridad, y que no se dejaría llevar por los tiempos y prioridades que establecen los demás. Que haría pesar el Amor y el cariño incondicional de la gente para presionar y exigir que saliera de una vez por todas el disco en inglés y para que se abrieran las sucursales de “Selena Etc.” en México DF y en Monterrey. Que haría lo indecible para hacerse ver y conocer en América latina y en todo el mundo para dejar su marca y su sello en cada lugar que pisara. Y que una vez que fuera logrando todo, decidir agrandar su familia, tener sus hijos y disfrutar a pleno su vida lograda con merecimiento y a base de tantos sacrificios y privaciones. Que no importaba el orden en el que hiciera cada cosa, que no interesaba el orden de las prioridades. El tiempo lo diría ... Lo importante era lograrlo todo y lograrlo cuanto antes. Se había esperado tanto tiempo, habían pasado tantos años de incertidumbre y de no saber qué iba a ser de ellos ahora que eran famosos, queridos y que todo el mundo esperaba algo de ellos, que Selena ahora no iba a esperar, no iba a esperar qué sería de su destino, que sería de su vida. Yo estaba segura de que ella se durmió esperando a hacer todo esto una vez que saliera de esa pesadilla, ahora que sabía de qué se trataba esa horrible sueño, qué cara visible tenía y cómo había que desistir de ella. Siempre sentí que esa pesadilla ella la transmitió, la transmitió a todas las personas que la amaban y que estuvieran con ganas de escucharla. Yo estaba segura porque muy poco antes de que esa pesadilla se consumara yo tuve otra pesadilla terrible. Soñé que algo le pasaba a Selena, que le iba a pasar algo horrible y que había que hacer algo cuanto antes. Recuerdo haber despertado y cuando pensé que sólo podía ser un tonto sueño, una simple tonta alarma sin sentido, recordé aquella película de terror llamada “El príncipe de las tinieblas”, de un tal John Carpenter. Esa película me había impactado cuando la vi. El argumento de ese filme trataba de gente del futuro que mandaba mensajes a través de los sueños de las personas para que hicieran algo, para que salvaran al mundo del caos, para que la maldad no se apoderara de la humanidad. Y cada vez que transmitían ese mensaje, la gente vivía esa pesadilla y despertaba sin saber nunca si lo que se había vivido era un mal sueño o si era realidad aquello, pero siempre les quedaban grabados algunos datos nuevos cada vez que volvían a vivir aquel horror. Al final uno de ellos logra saber lo que era y la película terminaba sin saber si lo lograría evitar o no. En cuanto tomé conciencia de ello, corrí y traté de llamar a Corpus Christi, avisarle a la Familia Quintanilla, a algún periódico, a Lidia Salazar, a Blanca Martínez, a alguien que la conociera y la pudiera contactar. Pero mis padres me detuvieron y no me dejaron hacer nada. Poco tiempo después me enteré de la tragedia y no pude soportar llorar por meses enteros. De nada sirvió que me trataran de convencer. De nada sirvió que trataran de consolarme diciéndome que aunque pudiera llamar a alguien ya sería tarde, pues me tomarían por loca y nadie me creería. Desde el mismo momento en el que fui consciente de mi pesadilla, de que Selena tenía la suya y del desenlace de su vida, no pude evitar sentirme culpable, mal por no haber podido hacer nada, mal por no haber podido evitarlo, desear con toda el Alma volver a tener esas pesadillas pues al menos podrían ser otras señales del futuro en las que me indicarían que habría una posibilidad, de que aún habría esperanzas. Si en la película se hablaba de que a través de “taquiones” se podía viajar en el tiempo, o al menos se podía mandar mensajes con gente del pasado o del futuro, ¿por qué no podía pasarme eso a mí con Selena? Me aferré a esa posibilidad, a esa quimera. Era mi talismán, mi esperanza, mi última oportunidad para no sucumbir en el dolor, para no sentir que nada tenía sentido, que ya no valía la pena vivir. ¿Qué sentido podía tener la vida sin Selena? ¿Qué sentido tenía la vida si no está ella para vivirla? ¿De qué me vale vivir sabiendo que hay un mundo tan malvado y tan injusto que la priva a Selena de todo? ¿Qué manera tiene Dios de premiar a alguien que hizo todo a base de talento, trabajo, honestidad, humildad, con buenos pensamientos, con buenas intenciones? ¿Cómo puedo vivir sabiendo que el mensaje de este mundo es que no hay que ser derecho en la vida, que no conviene decir la verdad, que no hay que mostrarse tal cual uno es verdaderamente, que no hay que decir lo que uno verdaderamente piensa y siente, pues a veces se ganan más enemigos de lo que uno se imagina y te dañan de una manera que uno nunca imaginaría? ¿De qué me sirve vivir si el mensaje es que la vida hay que vivirla como una partida de póker, estar mintiendo, no mostrar lo que realmente uno tiene, apostar a base de mentiras y engaños, jugar con la inocencia e ingenuidad de la gente, ganar de la forma más vil, más engañosa, más estrafalaria y más oscura? ¿De qué me sirve vivir si yo quiero ser como Selena y todos los días me certifican de que ése no es el camino, de que el camino es otro, mucho más engañoso, mucho más turbio, con mucha basura que esconder debajo de la alfombra? ¿De qué me sirve de que desde pequeña me digan que sea como Selena para que con el tiempo y por lo bajo, como la letra chica de un contrato, me digan que no, que la realidad del mundo es otra y tiene otra cara, que no es la de Selena? ¿De qué me sirve que lea libros, siga ejemplos de vida, aplauda la obra de tal o cual persona para que después me digan “Eso sí: si quieres triunfar, no puedes ser como ellos, debes ser como estos otros” y me muestren a gente a quien públicamente jamás dirían que son precisamente un ejemplo para la humanidad? Ya no puedo seguir con esa mentira. Ya no puedo seguir aquí en este mundo conformándose con la resignación, con el paso del tiempo y que cada tanto recuerden que hubo una tal Selena que si hoy viviera, sería como JLo, Shakira o quién sabe qué … ¿Y qué me importa saber lo que sería ahora, conformarme con el premio consuelo y vivir el presente admirando a otra artista en lugar de Selena? … Yo quiero a Selena aquí. ¡¡Yo quiero a Selena en este mundo, Dios, si quieres que vuelva a creer en algo o en alguien alguna vez!!

¡¡Yo me voy!! ¡Ya no puedo engañarme más! Ya no puedo consolarme con nada más. Intenté todo. Adopté mi nombre al de ella. Yo me llamo María Elisa. Pasé a llamarme MariSelena. A los que no me conocían me hacía llamar de ese modo. Y a los que ya me conocían los obligué a que me llamaran por ese nombre, si no, no los atendería. Me aferré a los discos de Selena, a sus fotos, a cuanto recorte había de ella, a cuanta revista o libro saliera de ella. Desistía de publicaciones que hablaran de esa pérfida mujer o de las que ponían en duda el buen nombre y honor de Selena a base de mentiras y de calumnias de gente que ni la conocía … No hay peor cosa que te calumnien y que esas personas, si se pueden llamar así, salgan por allí con sus caras de nada y de lástima a decir sus verdades cuando ellos bien saben que todo, todo es mentira … Las veces que tuve que padecer eso en el trabajo. Las veces que me pelee en la vida por esas cosas tan indignas en el ser humano … Con el tiempo me di cuenta de que eso es moneda corriente en la humanidad y que eso explica por qué andamos del modo en el que andamos. Si somos así hasta en cada acto de nuestras vidas cotidianas, ¿por qué las cosas serían diferentes en los asuntos más trascendentes que forman parte de la humanidad? Cuando veo que hay terremotos, huracanes, tsunamis, gente que muere de forma absurda, de un modo que bien se podría evitar, ¿qué me sorprende? ¿Acaso el obrar del hombre es ajeno a estos hechos? Muchas veces me pregunté si acaso los mayas y tantas civilizaciones no vieron con mucha anticipación lo que estamos viviendo y sintiendo ahora. ¿Acaso no estamos empezando a olfatear nuestra propia extinción? Nosotros no somos inmortales. Nosotros no tenemos todo controlado. Un meteorito acabó con los dinosaurios. ¿Estaremos nosotros exentos de algo similar? ¿Qué hemos hecho para ser de éste un mundo mejor tratando de preservarse en vez de destruirse? ¿Qué hizo para enseñar con hechos que era posible un mundo mejor? ¿Qué hizo la humanidad para permitir que una mujer llena de Amor y de vida como Selena se nos fuera y dejara a su asesina como una mujer digna de vivir en este planeta? ¿Qué mensaje les dejamos a nuestros hijos y a las generaciones posteriores? No …No hemos aprendido nada…

No hemos aprendido nunca. Yo también me quise evadir. Yo también creí que podía hacer algo mejor, aunque sea para el recuerdo de Selena. Me costó mucho tiempo animarme y meterme en Foros y en innumerables sitios que nos ha brindado en los últimos años Internet para recordar a Selena. Lamentablemente esto casi no existía cuando se nos fue Selena. Una pena. Otra gran pena. Si tal vez en aquel momento fueran las cosas como lo son ahora, tal vez el recuerdo de Selena sería distinto. Tal vez sería mejor … Otra vez el “tal vez” … Lo cierto es que me refugié allí con la gran esperanza, con la última esperanza de que podría sobrellevar las cosas del mejor modo, que podría compartir mi pena con otros fans de Selena, que podría hallar en esos lugares el mismo dolor que tenía, mi misma esperanza, compartir mis sueños, también mis pesadillas. Pensé que todos los que estaban allí querían a Selena como yo. Otra desilusión. Una gran desilusión. Por un momento me olvidé de que la pérfida que le quitó los sueños a Selena también decía que la quería, que la admiraba, que la amaba y que nunca quiso hacerle daño. Lo sigue diciendo ahora aun cuando desde la cárcel misma sigue disparando dardos, no sólo balas, contra Selena, contra la Familia Quintanilla, diciendo barbaridades sobre las intimidades de Selena. Ya es una barbaridad decir algo sobre la vida privada e íntima de la gente. ¿Pero encima decirlas sin que la otra persona pueda defenderse y desmentir esas palabras? ¿Y encima saber que esa otra persona no las pueda decir pues ella misma le quitó la posibilidad de decirlas porque la mató? Sí, la mató, y en forma planificada, como lo dice un libro de reciente aparición, que refleja muy bien lo que yo siento por lo que le ha sucedido a nuestra Selena. Si esto pasó con alguien tan cercano a Selena, ¿por qué creería que las cosas serían diferentes con los que dicen ser muy fanáticos de Selena? Por supuesto que encontré de todo, como en la vida: gente buena, más o menos, gente medio trastocada, gente de dudosas intenciones, gente muy tierna. Encima, para mi sorpresa, me encontré con gente de tierras muy lejanas que la querían de verdad y ni siquiera la habían visto en persona, ese hermoso placer que tuve yo … Pero también me encontré con gente “de la otra”, con gente que te encanta con lo que saben de Selena, con lo que tienen de Selena, con sus demostraciones de cuánto la quieren y todo lo que hacen por ella. Luego caes en la cuenta de que son como la asesina. Una vez que les das tu confianza, que les brindas tu apoyo y compartes tus sentimientos en la creencia de que ellos sienten lo mismo por ti, empiezan a manipularte, empiezan a decirte qué es lo bueno y qué es lo malo como la verdad revelada. Empiezan a señalarte a la gente que no les gusta para que tú los odies también. Te dicen quiénes son los que les agrada a ellos para que tú los trates bien. Te dicen a ti en forma privada lo que desearían que sucediera en los Foros y en cualquier página de Internet dedicada a nuestra Selena para que lo hagas tú en vez de hacerlo ellos dando la cara. Te meten en inconvenientes con gente a la que nunca tendrías problemas. Y hasta que te das cuenta de lo peor: que ellos se consideran los portavoces de Selena, sus representantes oficiales, los que deciden qué es lo bueno y qué es lo malo, quiénes son dignos admiradores de Selena y quiénes no. Promueven el odio. Promueven el rencor … Cualquier coincidencia con la asesina de Selena, con lo que sucedió con Selena y con el fin de la historia de Selena, no es una mera casualidad. Es la lógica consecuencia de no saber nunca qué pasó ese nefasto 31 de marzo aun sabiendo quién fue la asesina, y cómo sucedieron las cosas ese día gris y lluvioso. Es la lógica consecuencia de no tener la voz de Selena, el Amor de Selena, la bondad de Selena que explique este sinsentido. Nada es casualidad en la vida. La única protagonista de esta historia es la única persona que no puede hablar. Es la única persona que podría aclararlo todo … Nada es casualidad en la vida. Por eso sigo sin entender lo que ha pasado. Por eso los que realmente amamos a Selena seguimos sin entender. Salvo los que se creen más importantes que Selena, que siempre tienen una explicación para todo … Eso lo vi en los Foros y por eso me fui de ellos. Acaso porque vi y entendí de qué fue víctima Selena. De personas como éstas que se aprovechan de nuestro dolor y de nuestra angustia para sacar lo mejor de nosotros para su beneficio. Estar allí no hacía más que revivir el dolor de Selena aquel nefasto día. Sentía náuseas, desilusión e indignación. Me fui sin querer volver. Pero a veces vuelvo, sólo para dejar mi testimonio de Amor a Selena y para ver si cada tanto hay alguien que la quiera de verdad como yo. Y seguro que los hay. Y si no están allí estarán en otros lados. Los que realmente aman a Selena están como yo llorando su ausencia en el más absoluto anonimato…

¡¡Me voy, me voy!! No soporto este mundo sin Selena, este mundo sin su Amor. Ya no me sirve vivir esperanzada. No me sirve vivir en el engaño. Hasta no hace mucho vivía en Monterrey, en donde pude ver y alegrarme como nunca en mi vida viendo a Selena. Cuando crecí y pude decidir mi destino, hice lo indecible para radicarme en Estados Unidos. Pero no en cualquier parte de los Estados Unidos. Busqué la manera de radicarme en el Estado de Texas, en el lugar más cercano que pudiera de Corpus Christi, en un lugar en el que pudiera visitar a Selena. Estudié, me esforcé, me apliqué, me perfeccioné, conseguí un trabajo con posibilidades de radicarme en Estados Unidos. Estudié inglés, entré a cuanto curso de capacitación en química hubiera para aplicarlo en mi trabajo de laboratorio. Lo hice no pensando en mí. Lo hice pensando en Selena. Y no lo hice con alegría. La alegría la hubiese tenido si tenía a Selena acompañándome con sus triunfos, con sus risotadas, con su esperanza, con su Amor … Ahora lo hacía por su memoria, por su recuerdo, por seguir su camino de la manera en la que yo podía, con mis limitaciones y con mi entusiasmo. Lo hice llorando varias veces en las noches cuando sabía que no la tenía y que cada día que pasaba se me acababan las fuerzas, cuando ese bendito paso del tiempo me hacía caer en la cruda realidad de que Selena nunca más volvería. Que en definitiva ella se había … marchado … quién sabe adónde. Recordaba esas palabras de Chris Pérez en la primera entrevista que la Familia Quintanilla le concediera a Cristina Saralegui. Retumbaban en mi mente esas palabras: “He soñado varias veces que algún día Selena abrirá la puerta de mi casa y ella volverá. Pero ya sé que eso jamás sucederá…”. Y cada vez que se me venían a la mente esas palabras lloraba por horas y no tenía más ganas de nada. Volvía a levantarme acaso por seguir pensando que ella sí volverá, que ella no se ha ido. Que Chris está equivocado, que toda la Familia Quintanilla está equivocada, que el mundo está ciego, que no ve lo que es obvio, que nunca Selena se pudo haber ido, que está allí, que sólo es cuestión de buscarla y se la encontrará con la sonrisa de siempre dispuesta a abrazarnos con el Amor de siempre, con la esperanza de siempre. Eso me permitió seguir, no pensar en nada malo ni negativo hasta llegar a establecerme definitivamente en los Estados Unidos. Viajé a Laredo, primero por un tiempo, alternando con Monterrey, luego en forma casi definitiva cuando por mi trabajo por horas y muy aplicado terminé logrando que en Texas confiaran en mí y me dieran el trabajo de supervisora. Trabajo a deshoras de todo el mundo, por las noches y muchísimo. Me sacrifiqué, tuve muchas dolencias que oculté para no perder mi oportunidad. Mientras tanto, me fui un par de veces a Corpus Christi, visité el museo, el mirador, Selena Etc., cuando existía (cuando la cerraron sabía que era el fin, pero no quise pensarlo en ese momento), pero no fui al gravesite y mucho menos al Days Inn. Para lo primero aún no estaba preparada, pues no podía admitir lo que era una realidad irrefutable. En cuanto a lo segundo, jamás iría a ese lugar y si alguna vez pasara, miraría para otro lado. Cuando volví de esas visitas y luego de un tiempo en el laboratorio me sugirieron que tramitara mi ciudadanía norteamericana. Lo celebré como mi gran oportunidad. Como mi última oportunidad … No por mí. Estaría más cerca de Selena. Quizá eso cambiaría las cosas… Quizá…

Pero vino ese otro mazazo de la realidad. Al poco tiempo cerraron “Selena Etc.”. Argumentaron problemas económicos. Luego se dijo que era por los problemas de divorcio del segundo matrimonio de Chris Pérez. Allí caí en la cuenta de algo que pasó en mis narices y que no quise ver. Que había pasado el tiempo, que Chris se había casado y que tuvo dos niños con una mujer que no era Selena y que le había hecho sentir que no lo era definitivamente … Nunca entendí cómo la Familia Quintanilla se resignó a venderla. Nunca entendí el argumento de que “éste no es nuestro negocio; lo nuestro es el negocio de la música”. Y si eso era así, ¿por qué mantuvieron “Selena Etc.” abierto 14 años sin interrupción? ¿Por qué no lo cerraron ese mismo y nefasto 31 de marzo de 1995? … Pero bueno, ellos saben por qué lo hicieron. Ellos sintieron el dolor de la pérdida como nadie ... ¿Pero qué les costaba un esfuerzo más? ¿Por qué no pidieron ayuda si sabían que iba a haber mucha gente como yo que iba a dar lo que no tuviera para mantener el sueño más preciado de Selena en pie? Con ese sueño borrado para siempre, con el nombre de “Selena Etc.” cambiado por el nombre de una compañía de seguros, me decidí a ir al “gravesite”. Cuando tomé valor y encaré a ese lugar que ya no está abierto sino enrejado y separado de todo, lloré como si fuese ese mismo día el 31 de marzo de 1995. Allí supe lo que no quería admitir. Selena estaba allí y no en otro lugar. Selena no está en otro lugar esperándome con los brazos abiertos dispuesta a abrazarme. Selena está allí producto del odio, de la insensatez, de la maldad, del descuido, de la imprevisión, de la inconciencia. Selena está allí como una víctima más que se cobra este mundo mientras sigue andando. Nunca lloré tanto en mi vida como aquel día. Allí mismo y en ese día me di cuenta de que mi corazón está donde está ubicada Selena desde el 3 de abril de 1995 … Allí corroboré que nunca más podría amar en mi vida… Nunca podría sentirme plenamente feliz pues mis sentimientos se fueron con Selena…

Durante un tiempo vegeté literalmente. Iba de la casa al trabajo y del trabajo a casa. Me sumergía en Internet viendo a Selena, veía televisión para distraerme, compartía algunas actividades con los demás, salía con gente, pero no sentía nada. Estaba bien en el trabajo, había conseguido hasta un ascenso, tenía amigos, novio, todo. Pero no podía ni ser plenamente feliz y el paso del tiempo me impedía ya compartir mi dolor, pues no faltaban los retos de mis seres más queridos diciendo: “Ya acaba con Selena, ¡¡déjala en paz!!”. Y decían más cosas hirientes que me hacían huir, huir para siempre, pues no quería oír. Otros me decían que está bien que la recuerde, pero que la recuerde con alegría, que mire a otros artistas, que vea el Legado de Selena y el camino que les dejó a los demás. Que ello demostraba que estaba más viva que nunca … ¡¡Qué ingenuos!! O son ingenuos o creen que soy tan tonta como para creer en eso. No saben la dimensión de mi dolor. No saben lo que yo siento. Yo no quiero ser como los demás. No quiero premios consuelo. No quiero conformarme. No quiero resignarme. No quiero aceptar la realidad de un mundo ganado por la maldad de la gente. Yo no voy a aceptar la vida riéndome de todo como una loca y dejando a Selena sola … otra vez sola como aquel 31 de marzo. Selena ya quedó sola una vez. No habrá segunda vez. Por eso me voy. Me voy para estar más cerca. Me voy para estar más cerca de Selena. En un mundo que no me entiende. El mismo mundo que dejó que le hicieran semejante daño a nuestra Selena…

Aproveche un fin de semana para ir a Monterrey a la casa de mis padres donde aún tenía muchas de mis cosas personales, sobre todo las de Selena. Agarré unas valijas, puse lo indispensable para aguantar el tiempo que sea en el lugar que fuera y todo lo que tenía de Selena. Ni sabía dónde iba a ir. No sabía qué iba a ser de mí, pero poco importaba. Sentía que la injusticia de este mundo me había superado y que ya no tenía razones para seguir viviendo, al menos con alegría. Sentía que el rencor y la frustración me habían ganado, y transitaba mi vida entre estar enojada con todos y de todo, ser irónica, y reírme del mundo y de la humanidad para no llorar. Pero ese jueguito dejó de tener gracia para mí. ¿Qué razón tenía para seguir en la vida de ese modo si no tenía un horizonte en mi camino, una razón para mi vida, un objetivo que cumplir? Nada me representaba como esa parte del tema “Como la Flor”: “Si vieras como duele perder tu Amor. Con tu adiós te llevas mi corazón. No sé si pueda volver a amar. Porque te di todo el Amor que pude dar…”. Cuando tuve todo listo, dejé una nota para mis padres. Les dije que me iba lejos por un tiempo para probar suerte con otro trabajo. Que pronto los llamaría. Y que para suerte de ellos me había llevado todo lo que tuviera que ver con Selena. Sé que los hería, pero también sentí la necesidad de enrostrarle el hecho de que me castigaran tan duramente con sus palabras por querer tanto a Selena. Tal vez si me hubiesen escuchado más, aunque no me entendieran, yo los hubiese comprendido más en su preocupación. Allí me di cuenta de que la comunicación soluciona muchas cosas … Y una vez más pensé en que tal vez eso hubiese salvado a Selena … Aún no sabía cómo avisarle al resto de mis amistades. Pero por suerte las innumerables formas de comunicación que hay hoy en día me permitirían hacerlo cuando yo lo dispusiera, o ellos mismos cuando lo desearan. No quise mirar más. Quise irme cuanto antes, lo suficiente antes de que lo advirtieran mis padres. Era domingo y habían ido a misa. Sabía a la hora que vendrían y faltaba poco. Estaba por apagar la televisión que por vicio la tenía prendida, pero justo apareció en la pantalla A.B. Estaba hablando de su nuevo proyecto en el que incluiría algunos temas inéditos de Selena. Pero eso no me importó en ese momento. Me detuve en su mirada, me fijé en los innumerables tatuajes que tenía con la imagen de “su hermana”, tal cual él la denominaba siempre. Y pude apreciar cómo en su rostro se notaba que nunca pudo superar la partida de Selena. Que quién sabe qué cosas se le pasaron por su cabeza cuando deseaba como yo que apareciera su hermana y lo hiciera revivir otra vez. Qué quién sabe qué cosas se le pasaron por su mente entre 1995 y 1999 hasta que formó los “Kumbia Kings”. Qué quién sabe qué cosas pasaban por su mente ahora. Y sin embargo, allí estaba, hablando de proyectos, hablando con entusiasmo de Selena, ocultando su dolor haciendo algo por ella, algo que le dé alegría donde quiera que esté. Que de nada servían ni las creencias, ni el dolor ni la alegría ni ningún consuelo. Que sólo servía seguir adelante siguiendo el ejemplo de Selena, siguiendo los principios que él mismo aprendió y ejerció cuando llegó a ser lo que es y a contribuir al éxito de Selena. Cuando lo vi a A.B. me di cuenta de que estaba tomando un camino totalmente equivocado. Que no estaba haciendo lo que Selena hubiese hecho, lo que Selena hubiese querido. Que de nada me serviría vivir en el dolor y en el rencor. Tampoco me servía hacer como si ello no existiera. Que primero debía admitirlo pero que la única forma de superarlo aunque sea en parte era seguir su ejemplo, seguir su forma de vida y de ver las cosas. Que el hecho de que ella no lo pudiera terminar no quería decir que aquello hubiese fracasado. Que para eso estábamos nosotros. Si nosotros la queríamos, terminaríamos su obra o al menos la continuaríamos. Que todos los días podíamos hacer y ser como ella: simpáticos, amables, siempre con una sonrisa en la boca y siempre con la mejor predisposición. Y si a veces eso era difícil, al menos había que intentarlo. Que cualquier logro, por menor que fuera, era un motivo para celebrarlo. Era un éxito de Selena. Que cada objetivo que conquistábamos con su ejemplo tendríamos más de un motivo para sonreír y una excelente razón para que Selena sonriera de verdad…

Deshice rápido las valijas antes de que mis padres regresaran. Dejaría todo en su lugar. Sólo me llevaría lo que necesitaba tener ahora en Laredo. Tenía mucho por hacer. Tenía que llamar a mi novio, a mis amigos, a mis jefes, abrazar a mis padres. Había comenzado el día en el que empezaría a devolverle a Selena todo el Amor que ella me había brindado. Había llegado el momento de dar a todos el Amor que ella brindaría en mi lugar. Me he propuesto ser mejor persona: más tolerante, más comprensiva, menos enojosa, con una mejor sonrisa, y en todo caso enojarme y hacer notar mi indignación si se miente, si se calumnia, si se falsea, si no se es honesto, si no se da sin esperar. Era hora de ser como Selena y no sólo admirarla. Era hora de actuar como Selena y no sólo verla actuar. ¡¡Qué bueno haber visto a A.B.!! Podré tener o no diferencias con él pero nadie puede negar lo que quiere a Selena. Al verlo me quedó de nuevo todo claro. No hay que huir y vivir en el rencor. Hay que ir de frente en la vida con el orgullo de tener a Selena en el corazón. ¡¡Es hora de empezar!!

Cuando llegaron mis padres los abracé sin decirles nada. Ellos al principio amagaron con preguntarme qué me pasaba, qué les estaba por pedir. Pero la fuerza de mis abrazos, el Amor de mis besos y el no decirles nada los desistió de cualquier pregunta. Sólo nos abrazamos y sonreímos. Luego mi madre me preguntó si me quedaría a comer y yo le dije no sólo que sí, sino que había decidido volver a Laredo recién mañana en vez de hoy. Mi madre salió corriendo para la cocina y mi padre, luego de unos minutos, se acercó con una revista. “Toma, la encontré el otro día en una librería. La traje pues supuse que te interesará leerla”. Cuando la tomo y veo la tapa, observo que era una edición especial de la revista “Furia musical” dedicada enteramente a Selena. Era una edición que la había buscado por todo Texas y estaba agotada. Supuse que en Monterrey se podría lograr pero ni me animé a pedírselo a mis padres. Después de gritar con júbilo y también de sorpresa lo abracé a mi padre y le dije que lo quería mucho. “Yo también te quiero”, me contestó y allí noté que era la primera vez que nos lo habíamos dicho. Miré al cielo y me pareció ver que Selena se reía con ternura…

Cuando me volví para Laredo, pensé primero ir a Corpus Christi, más precisamente al “gravesite”. Compré unas flores blancas, las flores preferidas de Selena, y las llevé para dejárselas. No podía evitar entristecerme, pero ahora me movían las ganas de ir. Tenía que dejarle un detalle que le gustara y un mensaje, no sólo lágrimas. Había aprendido que no sólo debía llorarla, lo mismo que no debía sólo recordarla con una sonrisa. Que ese dolor sólo no le servía a Selena. Acaso el dolor le podía servir para que se diera cuenta de que aún su ausencia nos hiere en lo más profundo de nuestros corazones, pero eso sólo no servía. Tenía que decirle algo, juramentarle algo, prometerle algo, y sobre todo, tenía que lograr que Selena me escuchase, Selena tenía que sentir mi voz para sentirse acompañada. Cuando llegué al gravesite, comenzaron a salir lágrimas a borbotones de mis ojos … Aún no puedo aceptar que Selena esté allí. Pero ni ése ni ningún sentimiento de dolor me hicieron detener. Seguí a paso firme a pesar de que en mi mente se me dibujaban imágenes que no quería retener, realidades que no podía aceptar, tratándose de Selena. Cuando tuve a Selena frente a mí me arrodillé y le dejé las flores blancas. Las apoyé a un costadito de su cara enmarcada en esa loza fría, tan impropia de su imagen verdadera, y no paré hasta que cada flor quedara ordenadita mirando hacia su cara sin ningún desvío, sin que ninguna flor tuviera una dirección distinta de las que tuviesen todas las demás. Una vez que las acomodé y me repuse, miré a Selena y me dije: “Yo nunca aceptaré que estés aquí pero hasta que no te me presentes de otro modo, tendré que aceptar lo inevitable. Lo que nunca aceptaré es que se olviden de ti, de lo que eras como artista y como persona. Por eso, Selena, te prometo que no me guardaré tus cosas, no las tendré sólo para mí. No me contentaré con decirle a otros de tus fans lo gran artista que eras ... No … También se lo diré a todo el mundo, a propios y a extraños, a los que te conocieron y a los que no, a los que te reconocen y a los que no. No permitiré nunca que el mundo no sepa de qué se trata cuando hablan de ti, Selena, simplemente de ti, o cuando vean tus fotos o escuchen tu música. Pero por sobre todo, haré que todo el mundo te conozca a través de mis actos. Seguiré tu ejemplo que expresaste en todos los aspectos de tu vida. Y cuando me reconozcan que estoy mejor de carácter o que tengo mejor ánimo, les diré que fue gracias a ti. Pues la mejor forma de recordarte es hacerle saber al mundo que hiciste cambiar la vida a mucha gente aun habiendo partido tan pronto. Les haré saber a todos que tu Amor, sólo tu Amor, hizo posible que mucha gente se convirtieran en mejores personas. Te lo prometo, Selena, te lo prometo. Como que me llamo MariSelena, bueno en realidad, como que me llamo María Elena…

Y me fui. Una vez que me di vuelta, no quise volver a mirar atrás. La próxima vez que viera a Selena iba a ser de un modo distinto, bien distinto … No perdía las esperanzas. Ahora tenía mucho por hacer, por el Amor de Selena, por el bien de Selena. No hay tiempo que perder. Selena está esperando y no quiero que se sienta sola. Le haré sentir que lo suyo no ha sido en vano…

(Espero que todos los que amamos a Selena pasemos por la experiencia y por las sensaciones de MariSelena. Que todos los días sean un tributo de Amor a nuestra Selena, un revivir de su vida a través de todos nuestros actos hechos en su honor.)

Y yo estoy aquí para que ese sueño de María Elena se haga realidad…

Aquí estoy, Selena, para que nunca más revivas aquel nefasto 31 de marzo … Para que estés siempre acompañada por el Amor de tu gente … ¡¡Para que nunca más te sientas sola!!

Te quiere con toda el Alma y te ofrenda su Amor todos los días…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)



Nadie debería irse tan pronto, Selena…



“No soporto el suicidio. El asesinato es malo, pero el suicidio es más triste. ¿Leyó esto? … Es lo que me dieron. Es el informe que me dieron. ‘Mujer de tez blanca, concertista de piano, nacida en Kenosha, Wisconsin’. Es lo que me dieron. Mire lo que hallé en el álbum de recortes. ‘La Srta. Wells, Londres, París. La Srta. Wells, la Srta. Wells’. ‘Genial. Magnífica. Talentosa. Espléndida. Fina. Delicada. Fabulosa’. Mire lo que me dio el Departamento (de Policía). ‘Mujer de tez blanca, concertista de piano, nacida en Kenosha, Wisconsin’. Mire lo que hallé en el álbum de recortes. Mire las fotos. ¡Es una chica guapísima! ¿No cree? Mire esos ojos. Ojos sensuales ... Mire lo que me dio el Departamento. ‘Mujer de tez blanca, concertista de piano, nacida en Kenosha, Wisconsin’ … No hay tintura. Es el color de su cabello. No hay miedo. No hay exceso de maquillaje. Una chica con un cuerpo atractivo, con dinero y una carrera. Aquí hay notas que muestran qué clase de gente la seguía. La mejor gente. Duques, condes, políticos. Gente importante. Eso es todo. ¿Qué falta? … Un hombre. El hombre. Una persona, alguien. Una mujer como ésta tiene que tener a alguien. ¡Con esos ojos! … Así soy yo. Paranoico. Cada vez que veo un cadáver pienso que fue asesinado … No puedo imaginar a nadie quitándose la vida. Especialmente, una joven como ella. ¡Qué ojos preciosos! Así soy yo. Me gustaría ver que todo el mundo muriera de viejo…”

Esas palabras no surgieron de alguien que realmente manifestó su congoja por la muerte de alguien, que se presumía un suicidio pero que no podía ser. Esas palabras no surgieron por la perplejidad de alguien que ve que se va una persona tan joven y que ante la triste realidad no encuentra explicación. Esas palabras que bien podrían haber sido aplicadas por la partida de nuestra Selena salieron de un capítulo de la serie “Columbo”, en el primer capítulo de la segunda temporada, denominado “Étude in black”, protagonizado por Peter Falk y John Cassavetes en el año 1972. Tal vez en esas imágenes y en esas palabras queden condensadas todas las sensaciones que nos produce la muerte, la irracionalidad, la violencia, el sinsentido, pero sobre todo, la partida de alguien tan joven y que tenía tanto para dar. En todas las temporadas de la serie “Columbo” el legendario detective nunca tuvo muchas palabras para hablar de sí mismo o para mostrar su costado más íntimo, mostrando todos los sentimientos que le pueden provocar un hecho, un acontecimiento, una simple imagen. Entre las pocas veces que manifestó eso y la única en la que dedicó tanto tiempo para expresarlo fue en esta ocasión, al ver la foto de una concertista jovencísima y con mucho talento asesinada brutalmente. Al ver esas fotos, al ver esos recortes de diario, al ver el presente y el futuro de esa joven mujer, Columbo no podía dejar de mostrar su perplejidad, su indignación y su lamento por esa realidad de esa mujer y ese frío papel del informe del Departamento de Policía que nada decía de lo que significaba ese ser humano: alguien con sueños, con proyectos, con anhelos, con ganas de vivir y de hacer que fueron quitados de esta vida con esa impunidad que tiene cualquier ser humano para resolver sus propios problemas. Columbo no se preguntó sobre la vida privada de esa mujer. Columbo, por su propia profesión, debía indagar en esas cuestiones para saber quién había hecho esto y por qué. Pero Columbo no cuestionaba a la gente por su vida y por lo que hacía con ella. Hasta llegó a querer y a respetar a algunos de los asesinos a los que tuvo que apresar (caso del capítulo que protagonizara con Jhonny Cash en “Swan Song” en el que el asesino tenía un pasado y un presente terribles), porque en definitiva cada uno tiene el derecho y el deber de hacer de su vida lo que quiera, y a hacerse cargo de las consecuencias. El límite siempre estará en la libertad de los demás, límite que muchos lo transgreden como lo hizo el director de orquesta que asesinó a la joven concertista, que prefirió matarla con tal de que no se develara sus siniestros planes personales y de que nadie supiera lo que hacía jugando con la fe de mucha gente que creía en él y a la que supuestamente ese director quería…

Yo estoy seguro de que alguna vez Selena debió haber visto este capítulo. Y seguro de que nunca se hubiese imaginado que tal vez a ella le podía suceder lo mismo. Pues como explica muy bien Columbo allí, nadie imagina que se puede morir tan joven y de esa manera. Es cierto que tal vez Selena sabía que difícilmente podía sucederle eso pues nunca estaría enredada en historias enrevesadas, plagadas de relaciones en las que prima la traición, la pasión, el desamor, la codicia, el poder, el asesinato, la paranoia, la posesión y la muerte. Es cierto que Selena habría pensado que a ella nunca le sucedería eso pues ella nunca mentía, nunca hubiese aceptado sostener una relación en la que primara el engaño y la mentira. En un punto Selena no tenía mucho que ver con la vida de la protagonista del capítulo de Columbo, quien fuera asesinada para que no divulgara su relación con un hombre casado, que era el director de la orquesta en la que trabajaba y mostraba su talento. Por eso Selena debe haber pensado que a ella nunca le pasaría eso … Lo que sucede es que aun siendo honesto, aun diciendo la verdad, aun no engañando a nadie, aun yendo con la frente en alto con las convicciones y la palabra empeñada, eso nunca nos quitará de que podremos ser víctimas de gente que nos puede usar para sus propios fines y objetivos. Uno puede tener muy en claro lo que quiere, uno puede tener muy en claro cómo son las cosas, qué es la verdad y la mentira, quién es bueno y quién es malo, medir a la gente con la misma vara, ser probo y justo, no tener ni maldad ni querer hacer daño a los demás. Y sin embargo, ni aun con todo esa claridad de conceptos, nos exonerará ni nos hará inmunes de cualquier ataque, hasta el más despiadado que nos pueda hacer alguien. Aunque tengamos todo controlado, aunque establezcamos pautas de convivencia con los demás, eso no nos asegura que el otro las cumpla, que el otro pueda traicionar a los demás y de la peor forma. El que nos ama hoy, nos puede odiar mañana. El que nos jura Amor hoy, nos puede matar mañana. Poco antes de que nos dejara Selena, ella nos cantó proféticamente una historia similar en “A boy like that” (allí cantaba “un muchacho que mata, no puede amar; un muchacho que mata, no tiene corazón; un hombre así matará a tu hermano; encuentra a alguien que es como tú; un muchacho así te dará tristeza; conocerás a alguien mañana; cuando termina te deja sola, triste y sola; un muchacho así matará a tu hermano; un muchacho así te dará tristeza; un muchacho así te matará…”). Nadie tiene asegurado nada en la vida. Selena y toda la familia confiaron en alguien que nunca imaginaron que cometería un acto semejante. Nunca pensaron que haría ello. Y sin embargo, cuando se les apareció por primera vez José Behar, presidente de Emi Latin, dispuesto a contratar a Selena, ella pensó que era un embustero porque se presentó ante ella tal cual era y eso podía ser lógicamente sospechoso. El que menos se imaginaban que podía ser bueno con ella hizo todo para que Selena tuviera difusión, promoción, contratos importantes, posibilidad no sólo de sacar discos en español sino en inglés. Si no fuera por José Behar para Selena hubiese sido más difícil todo. Y a la persona que más confiaron, a la persona que no se presentó tal cual era en realidad, a la persona que toda la Familia Quintanilla le abrió las puertas para que compartiera una mesa familiar, la intimidad, los conciertos, los proyectos, el viejo sueño de Selena diseñadora plasmado en Selena Etc., tuvieron como respuesta ese acto aberrante, ese castigo que nadie hubiese imaginado que Selena alguna vez recibiría. Si Selena hubiese visto ese capítulo de “Columbo”, jamás hubiese imaginado que recibiría una agresión aun peor. Selena nunca hubiese imaginado que habría un frío papel que dijera: “Selena. Cantante, artista y diseñadora de Corpus Christi, Texas, denominada la Reina del Tex-Mex”…

Tal vez lo más triste de todo sea precisamente eso. Que toda esa vida de ensueño, todo ese primer paso con tantos sacrificios, proyectos que parecían una quimera y muchas privaciones quedaron reducidos a un frío papel en el que trata de explicar y resumir todo aquello … Es como entrar en cualquier diccionario de Internet que nos explique quién es Selena. Nunca podría haber alguna enciclopedia que intentara explicar lo que era Selena. Nunca podríamos poner las palabras exactas de lo que significaba Selena como artista y como persona. No alcanzarían los mejores elogios, las más grandilocuentes palabras para explicar lo más justamente posible lo que significaba Selena para toda la gente. Los sentimientos no son fáciles de explicar. Se sienten y se expresan, se viven y se reciben. Pero ni con la persona que más amamos podemos expresar en palabras exactas lo que significa para nosotros ... Tal vez sea mejor así ... Tal vez si pudiéramos expresar en palabras lo que significa lo más trascendente para nosotros, y creer que todos los sentimientos lo podemos definir en un papel, en una página de Internet, entonces, tal vez aquello tan trascendente no sea todo lo importante y significativo que creamos. Las palabras pueden acercarnos pero nunca llegan a explicar todo lo que sentimos por alguien. Eso diferencia el verdadero Amor de la posesión, la admiración del fanatismo, el cariño de la adoración. El que ama de verdad nunca daña. El que es fanático puede llegar hasta odiar, puede sentirse engañado por algo que supuestamente hizo ese artista, ese ídolo que ese alguien “adora” y puede eliminarlo sin más, como si esa persona que tanto quería pasara a ser una cosa que se la quiere sacar de encima. Y no se detendrá allí. Luego llorará por lo sucedido, dirá que se arrepiente por lo hecho o que lamenta lo sucedido sin que necesariamente sienta remordimiento por ello. Y conforme pasa el tiempo, no tendrá ningún inconveniente en seguir lastimando, seguir disparando o hiriendo una y otra vez, en ejecutar no sólo con un arma sino con palabras, en no sólo dejar en la nada a una vida, sino en lastimar a toda una familia destrozada por la pérdida … Se suele decir que no hay nada peor que una mujer despechada. Yo más bien diría que no hay peor cosa que una persona que adora, que es fanática de alguien, que siente que es dueña de la persona a quien dice querer, y que por despecho, por sentirse engañado, por asegurar que lo han traicionado, elimina a ese ser para que ya no lo “moleste más”, para que ya no haga más nada si no es con esa persona. Ejemplos hay a raudales. Lamentablemente, uno de ellos es el de nuestra Selena…

Y ese horrible paso del tiempo va haciendo que ese frío papel se ponga amarillento, se haga más distante con definiciones que pueden ser muy elogiosas pero que ya no tienen la cercanía de semejante artista, ni suenan tan potentes y sentidas esas palabras. Lamentablemente, el paso del tiempo hace que si buscamos una definición de Selena o buscamos su nombre en google o en youtube se lo confunda con Selena Gómez. El paso del tiempo hace que para muchos Selena sea Selena Gómez. Hasta el vertiginoso avance de la Informática le juega en contra a Selena. Hoy cualquier artista, por más joven que sea y por más que no haya hecho tanto por falta de tiempo, o simplemente por no mucho talento, puede tener millones de páginas de Internet, millones de videos y millones de seguidores. Y cada página, cada video y cada seguidor se reproducen casi minuto a minuto. Y sabemos que eso no sucede con Selena al menos con esa velocidad, pues a pesar de lo que significa para tantos millones de personas, ella ya no está entre nosotros y ya no está para encantarnos con su presencia y para generar nuevas canciones, nuevos conciertos, nuevas ideas, lo que hace muy difícil que sea el ícono para las nuevas generaciones que quieren ver a su artista favorito. La cruda realidad nos muestra la verdadera cara de nuestra Selena. Una realidad que leí de una fan de Selena, que decía que se peleaba con su hija pues mientras para ella Selena es “nuestra Selena Quintanilla”, para su hija Selena es “Selena Gómez”. El paso del tiempo también reserva los mejores homenajes a nuestra Selena, pero también pone a Selena en algo que seguro hoy ella no querría estar en sus jóvenes 40 años. En un frío mármol, en un frío bronce, en unas frías palabras. Es como ir hoy a wikipedia y ver lo que se dice de nuestra Selena. Y por más que sean palabras elogiosas, esas palabras no tendrán ni la emoción ni la vigencia de una Selena con nosotros, no tendrán el recuerdo con el llanto desgarrador y el sentimiento en carne viva de los primeros tiempos de Selena sin nosotros, no tendrán ese sentimiento de tristeza y desolación. Tendrán, eso sí, esas palabras de reconocimiento y esa invitación de recordarla no con tristeza, sino con alegría y a través de sus canciones … Lamentablemente, el ser humano tiene que curar sus propias heridas para poder seguir viviendo. Luego de mucho llanto y de mucho dolor, el ser humano despierta y sabe que tiene que seguir a pesar de todo, tiene que seguir andando, creyendo, soñando. Es allí cuando ese llanto y esa tristeza se transforman en palabras, en recuerdos, en diálogos y en volver a sonreír otra vez. Se dirá que es la ley de la vida. Y vendrán los necesarios recuerdos, las estatuas, las estrellas, los premios “pos mortem”, las nuevas canciones, las versiones actualizadas, los remixes. Y tal vez podamos permitirnos seguir recordando a Selena con alegría pues, como dice aquel tango, “tus ojos se cerraron y el mundo sigue andando…”. Pero como dice el mismo tango: “Yo sé que ahora vendrán caras extrañas con su limosna de alivio a mi tormento. ¡Todo es mentira, mentira ese lamento! Hoy está solo mi corazón…”. Ese tango lo cantó Carlos Gardel, alguien que se nos fue pronto en un absurdo accidente, cuando también estaba por conquistar el mundo y nos quedó su sonrisa inmortalizada, como la de Selena…

Y no es que el recuerdo no sirva, no es que el recuerdo no tiene sentido … El recuerdo es lo más valioso que tiene el ser humano para no olvidar lo que ha significado una persona en nuestras vidas, lo que ha dejado en nuestros corazones y en nuestras Almas. Sirve, pero sirve si están siempre vigentes todos los sentimientos que nos ha dejado la persona en cuestión. Si queremos mantener viva a Selena, no hay que recordarla sólo con alegría, con sus canciones, escuchando sus discos y mirando sus videos. Hay que recordarla también por la pérdida, por la vida que no fue, por los sueños que no se pudieron cumplir, por todo lo que no se pudo lograr, por la familia que no se pudo plasmar con hijos, con una familia destrozada para siempre, con un matrimonio feliz al que se le quitó todos sus sueños y proyectos, y se lo dejó en la más absoluta tristeza, con una asesina despiadada, como toda psicópata, que resalta y alimenta la más absoluta maldad poniendo en duda una de las cosas más valiosas de Selena: su honestidad, su culto de la verdad y de la transparencia, su repudio a la mentira y a la falsedad. Lamentablemente, todo esto debe ser recordado, pues forma parte del recuerdo de cada admirador de Selena que se desparrama por todo el mundo. El que ama a Selena ríe, pero también llora. El que ama a Selena recuerda y festeja el 16 de abril, pero no olvida y llora cada 31 de marzo. Los dos días forman parte de la vida de Selena. Es más. En aquel 1995 para Selena hubo un 31 de marzo pero no hubo un 16 de abril. Si no queremos que el recuerdo sólo quede en los fans de Selena, si no queremos que cada año que pasa las líneas que se le dedican a Selena sean menores y sea menor la cantidad de tapas dedicadas a su recuerdo, si no queremos que las nuevas generaciones o gente de países que no la llegaron a ver no entiendan quién y qué significa Selena, o se la confunda con otra artista, si no queremos que cuando hablen de Selena sólo digan que era “La Reina del Tex Mex”, “La Reina de la Cumbia”, o que en un informe sólo digan “Selena. Cantante famosa nacida en Corpus Christi, Texas”, tendremos que recordarla con toda la carga que llevaremos por siempre en nuestras vidas. La alegría y la tristeza, la vida y la muerte, las risas y el llanto siempre estarán presentes en el recuerdo de Selena. Si somos tan honestos como lo fue Selena, a la hora de darle su merecido homenaje todos estos sentimientos tendrán que estar presentes, y si es así todo el mundo, todas las generaciones, sabrán de que se trata cuando hablamos simplemente de Selena, la única Selena, la única mujer que tiene la suficiente personalidad como para llevar y sostener ese nombre…

Siempre nos impactará la desaparición de alguien tan joven. Y más si ese ser joven es una mujer. Tal vez porque nos lamentemos que en muchos casos no haya tenido hijos, no haya podido formar su vida ... La mujer y la juventud constituyen un símbolo muy preciado, un símbolo de belleza y plenitud, un símbolo de alegría, un símbolo de un estado en el que todo es posible y todo se puede lograr, un símbolo de esperanza .... Y cuando eso no se da, cuando eso se interrumpe por un acto de violencia semejante, entonces el sentimiento de pérdida, de la vida que no fue, de la belleza perdida, de la plenitud avasallada, de la desaparición de una mujer joven, que es siempre bella y siempre buena, y la sensación de tristeza y de desolación serán inevitables. No es necesario conocer a esa persona. No es necesario haberla visto antes. Es saber su historia y lo que ha pasado para sentir y compartir el dolor de la pérdida. Tal vez ése sea el valor de la escena de aquel capítulo de Columbo. Él no conocía a esa mujer. Recién había sido notificado del caso, hacía unos minutos que estaba en la casa de la joven, le habían comentado que supuestamente se había suicidado y sólo había alcanzado a ver el informe del Departamento de Policía, la supuesta nota de suicidio, y el álbum de fotos y de recortes que guardaba la joven. Él ya sabía que no había sido un suicidio, que era un típico caso de homicidio. Pero se había quedado impactado de sólo verla y de lo que había logrado en tan poco tiempo. No podía sacarse de la cabeza de que era joven, bella, talentosa, talentosa y famosa. No podía sacarse de la cabeza que una persona así podía también morir. No podía sacarse de la cabeza todo lo que podía haber hecho y no pudo hacer por aquel aberrante acto … Es inevitable ese sentimiento que nos puede movilizar en muchas cosas y hasta nos puede cambiar para siempre nuestras vidas. Yo también conocí a Selena de ese modo. Tiempo después de que Selena nos dejara y abandonara este mundo supe, a través Gilda, aquella cantante de cumbia argentina, también desaparecida, de su historia, y sin saber quién era, sin haberla visto ni oído cantar, quedé estupefacto por lo que le había pasado. No podía entender que a alguien tan joven y en su mejor momento le pudiera pasar algo semejante. De a poco me metí en su historia y la fui conociendo. Leí las notas que se le habían hecho y vi la película que la recordaba. Empecé a quererla, pero seguía sin entender lo que le había sucedido. No había prestado mucha atención a lo que había hecho pues creía que lo más importante era entender el porqué de todo lo que le sucedió. Pensé que lo más trascendente era el “caso policial”, lo que no pudo hacer, lo que dejó como proyectos inconclusos. No se me ocurrió pensar que lo más importante era lo que había generado y lo que representaba, como sí lo había hecho Columbo con la Srta. Wells. Cuando pude verla en concierto, cuando pude ver a ella en los reportajes, cuando pude ver cómo trataba a la gente, cuando pude ver cómo hablaba y cómo cantaba, cuando pude ver qué clase de persona era, entendí por qué todo, por qué había impactado tanto su pérdida y lo que ella había generado en la gente. Entendí el origen y el desarrollo de su historia. Me cambió la vida, cambió mi forma de ver las cosas, pasó a ser Selena lo más importante. Empecé a saber mucho de su vida como artista y como persona. Empecé a admirarla y pasó a ser, por obra de su Amor, la razón de mi vida. Eso lo plasmé en recuerdos y en homenajes a Selena todos los días, todas las semanas. Había encontrado un lugar en el mundo, y ese lugar me lo había dado Selena sin estar presente, sin que yo pudiera agradecerle en persona todo lo que me había dado. Me hizo una persona más feliz, pero jamás enteramente feliz. Pues entendí todo pero seguí sin comprender el origen de toda esta historia, el motivo por el cual yo me había acercado a Selena. Seguí sin entender cómo le había sucedido semejante cosa. Y cuanto más sé de Selena, menos entiendo lo que le pasó. Nunca entenderé que una persona que había dado tanto Amor recibiera tanto odio y tanta sinrazón…

Yo también soy paranoico. Yo también querría que todos murieran de viejos, y máxime sin son tan talentosos, tan llenos de vida y con tantas ganas de dar. Estas cosas nunca deberían suceder. Dios alguna vez debería entender que a algunos deberían darle una segunda oportunidad en la Tierra antes que darles el paraíso eterno en el Cielo. El Cielo puede esperar, el Cielo debe esperar que toda joven como Selena primero disfrute del encanto de la imperfección antes de gozar del paraíso eterno y sin imperfecciones que Dios nos ofrece después. Todos tenemos derecho a la vida. Ese derecho y ese pedido de segunda oportunidad lo pierden aquellos que osan quitarle la vida a alguien. Alguna vez las cosas en la Tierra deberían ser más justas e igualitarias para que el Paraíso Eterno tenga más sentido y sea un justo premio para aquellos que hicieron lo justo y lo correcto en el tiempo que les tocó; los que hicieron lo que les gustaba sin evitar que los demás hicieran lo propio, y que a través de sus obras artísticas facilitaron a todos el camino para que elijan su destino y luchen denodadamente para lograr todos sus sueños…

Yo sigo esperando y rogando para que Selena tenga esa segunda oportunidad. Pues no soporto pensar que ella se nos ha ido, que ella no vuelva nunca más. Prefiero pensar en imposibles antes que subsumirme en la más absoluta y absurda realidad…

Es que soy así. Yo simplemente quiero a Selena. Y quiero que ella sea feliz con todo lo que ella ganó por merecimiento y buena fe. Sólo quiero eso…

Y con mi recuerdo yo sigo clamando por Selena en la seguridad de que algún día ella volverá…

Y así será, Selena, así será…

Simplemente te recuerda con Amor, como tú querías…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)



Feliz cumpleaños, Selena…



Tal vez cueste creer que haya pasado tanto tiempo. Tal vez cueste creer que si hoy Selena estuviera entre nosotros estaría por cumplir 40 años. No puedo dejar de pensar qué sería de Selena hoy, lo feliz que estaría, no sólo por los múltiples logros artísticos, sino por todo lo que hubiese obtenido personalmente producto de su Amor infinito, de su bondad, de su autenticidad, de ser una mujer tan genuina. No puedo dejar de imaginarme a Selena feliz con Chris y rodeada de sus hijos jugando con ella. Me imagino a Selena apoyando a sus niños en todo lo que quisieran emprender, dándoles su Amor y un ideal de vida que ella aprendió con mucho sacrificio y con un tesón invalorable …. Selena hoy sería sin duda la mejor artista del mundo, porque como ella no hubo, ni hay ni habrá. Ella misma lo sabía y ella misma lo dijo en un video casero dirigido a su banda que la había acompañado en ese hermoso y paradojal camino al éxito. Selena era simplemente distinta. Tenía todo para dar. Tenía talento, ideas, proyectos, ganas de ser mucho más que una simple cantante, como lo demostró creando “Selena Etc.”, un hermoso sueño personal hecho realidad…

Más allá de los años, más allá del tiempo pasado, más allá de su ausencia, yo no puedo dejar de asociar su 40 aniversario con el regalo de cumpleaños. ¿Y qué sería hoy en día el mejor regalo para Selena? Yo siempre recuerdo lo que dijo Selena en un reportaje: “Yo sólo quiero que me recuerden con Amor”. Y como sé que para Selena lo más importante eran esos gestos hacia ella más que los grandilocuentes regalos de ocasión, mi mejor regalo hoy y para siempre a Selena es poder expresarle mi Amor y mi cariño incondicional. Poder decirle todos los días, poder escribirle cada semana que ella cambió mi vida para siempre, que dejó una huella en mi corazón porque Selena estaba llena de Amor, que lo expresaba en su canto, en sus actuaciones, en su forma de encarar la vida, en la manera de entregarse a su gente. Selena es todo para mí, ella supo hacerme ver el valor de la vida, el valor de luchar siempre por los sueños, el valor de no darse nunca por vencido, el valor de defender los ideales de vida, el valor de dar todo por Amor a cambio de nada, el valor de hacer lo indecible por hacer de éste un mundo mejor a través de los actos diarios de nuestras vidas…

Felicidades, Selena, donde quiera que estés y sabes que no eres sólo fotos y recuerdos. Siempre vivirás a través del Amor y del cariño de tu gente. Y sé que mientras ello ocurra, tú siempre serás feliz…

Te lo dice de corazón que sólo a ti pertenece…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)



Esas preguntas que me hacen pensar…



En esta vida de ensueño que llevo, en este momento que nunca esperé que me sucediera, hubo dos preguntas que me han llamado la atención, una hecha dirigida a mí y otra a mi madre. A mí me preguntaron cómo me gustaría que me recordaran en la vida. A mi madre le preguntaron si se imaginaba una vida sin mí. De pronto me sentí como si tuviera 60 años y me hicieran la lógica pregunta de una artista que ya está en el fin de su carrera y viendo venir lo inexorable. También me sentí como si yo fuera madre de mi propia madre o ella siendo mi hija con esa pregunta que le hicieron, como si fuera lógico que me falte poco para abandonar este mundo, como si fuera razonable pensar ya en mi fin, en … bueno ese momento que a todos nos toca pasar pero yo no quiero decirlo ... ¡¡Pero, vamos Selena!! ¿A qué le tienes miedo? Lo tengo que asumir y decir lo que pienso de todo esto. Tengo sólo 23 años y curiosamente me hacen preguntas como si ya estuviera de vuelta de todo, como si transitara en el ocaso de mi carrera. Incluso me estremecí cuando mi madre para contestar a la pregunta que le formularon tuviera que imaginarse una vida sin mí, asimilarlo y contestar. Y las dos nos sorprendimos más cuando notamos que respondimos naturalmente, que no nos costó tanto reflexionar, pensar y responder la pregunta. Yo dije que sólo quería que me recordaran con Amor y por mi talento. Mi madre dijo que no concebiría nunca una vida sin mí. ¿Por qué nos habrán preguntado eso? ¿Influirá el hecho de que llevamos tanto tiempo en el negocio de la música? Yo hace 14 años que estoy en esta actividad y canto desde hace 17 años. Tengo más años de carrera que tantos artistas y he durado más que unos cuántos. Yo no empecé hace poco. En todo caso, muchos me conocen recién y parece como si fuera nueva. Y entonces, ¿por qué me requieren de mí para contestar eso? ¿Qué ven de mí? ¿Por qué me preguntan eso gente que en muchos casos me reportearon por primera vez? … Yo nunca pensé en la muerte. Trato de no pensar en ello. Eso es como pensar en los conciertos. Yo me pongo muy nerviosa antes de entrar a un escenario aunque no parezca. Muchos pensarán que por ahí por mi soltura y por mi forma de comunicarme con la gente yo paso con tranquilidad por el escenario o trato de mantenerme distante para poder concentrarme mejor. ¡¡Pero es todo lo contrario!! ¡¡Yo vivo nerviosa!! Muchas veces mis risotadas tratan de ocultar los nervios que tengo, pero a veces las cosas que enfrento no dan para tomarlo a chiste. A la muerte yo no me le río. Yo opto por no pensar, por no hacer siquiera una mísera broma sobre ese tema. En mi familia por allí quien más piensa en ello soy yo. Mi madre también. Por eso tal vez nos permitimos hablar con bastante propiedad de este asunto. Creo que nuestra propia historia nos hace hablar de ello. Hemos girado por muchas rutas en Estados Unidos y hemos pasado vidas enteras arriba de un bus sin saber cómo sería nuestro futuro ... Y a veces teniendo ciertas certezas ... Bueno, al principio yo tenía cierta tranquilidad porque cantaba en el restaurante de mi padre, estaba bajo la protección y la confianza de ellos, y el propio público me alentaba. Debo confesar que esas cosas y esa época no me gustaban tanto, porque sentía que todo era forzado e impostado. Si bien la gente me tenía cariño, no dejaba de ser para ellos una niña que en vez de estar allí quería salir al patio para poder ir a jugar en vez de estar cantando. Tal vez al principio quería no estar tan expuesta. Sólo quería estar con mis amigos y con mi familia. Pero cuando todos empezamos a tomarle el gusto de formar parte de una banda y cantar, empezamos a trabajar para vivir de la música y mucho más, como deseaba mi padre. Supe que todo dependía de lo que hiciera yo en el escenario. Tenía que lograr que ese público que me venía a ver y a felicitarme dejara de apreciarme en forma condescendiente, que empezara a deslumbrarse por mi voz, por mi forma de actuar, por mi forma de llegarles con la canción. Sabía que no alcanzaba con mi voluntad, con que cantara perfecto, con que mi hermano hiciera las mejores canciones, con que mi padre nos alentara, nos acercara a los mejores estadios y nos hiciera cantar con las mejores bandas de aquel momento. Yo tenía que darles algo más, ese algo más por el cual todos quieran venir por mí y por lo que yo les pudiera ofrecer. Yo tenía que hacer pesar que la banda se llamara “Selena y Los Dinos”. No tenía que llevar ese nombre como una mochila, como una carga pesada que debía soportar con dolor sobre mis espaldas. Tenía que transformar ese peso de la responsabilidad en algo positivo, en algo que terminara siendo un camino, un proyecto, un plan que me ponga en lo más alto no sólo en la popularidad sino en la consideración de productores, de managers, de creativos, de publicistas, de gerentes de televisión, de radio y de tantos medios. Tal vez mi padre no haya medido las consecuencias de no sólo hacer que formáramos una banda cuando nosotros queríamos jugar, sino de ponerme a mí en primer término. Yo sé que igual mi padre me protegería, que no permitiría que cualquiera me molestase por determinada cosa. Pero como dice el dicho: “La procesión va por dentro”. Y tal vez mi padre no pensó en lo que nos podía influir internamente esa decisión. Yo traté de no pensar tanto y dejarme llevar por esta “locura” en la que nos habíamos metido. En un punto tomé las enseñanzas de mi padre, los valores del esfuerzo, de no darse nunca por vencidos, de luchar hasta el final, de convencerse de que no hay fronteras y de que todo depende de uno. Cuando por primera vez siendo aún muy niña había terminado una de mis actuaciones en un rotundo fracaso y en una gran decepción, me propuse que haría lo indecible para que todos me quisieran ver y supieran mis canciones. Me tracé un objetivo, me propuse un plan: me dije que llegaría a lo más alto sólo para poder desarrollar algo que me obsesionaba y era mi gran pasión y vocación: el diseño. Me dije que en cuanto llegara a la gran popularidad y al reconocimiento, lo primero que haría era poner un negocio de ropa para poder desarrollar mis diseños y venderlos. Me había propuesto ser una gran artista para poder ser una gran diseñadora. Y en cuanto logré el gran salto, cuando vinieron los primeros “números 1”, cuando vinieron los primeros grandes premios internacionales, cuando vinieron los estadios llenos, cuando vino el Grammy, cuando vinieron los grandes reconocimientos, entonces allí hice nacer “Selena Etc.”. No iba a esperar a ser vieja, no iba a esperar el ocaso de mi carrera para poner mi línea de ropa, mí línea de perfumes, ni crear mis propios diseños. Si lo podía hacer ahora, ¿por qué iba a esperar? Sé que mi padre se preocupó por mi decisión pues pensó que eso haría que perdiera interés en mi carrera musical. Muchos se preocuparon en que no esperara a dar el gran triunfo mundial para hacer este tipo de cosas. Creo que nadie se dio cuenta de que esto es mi gran pasión … Ahora que lo pienso … ¿Será por eso que me hacen estas preguntas? ¿Piensan que porque hago cosas propias de gente que está al final de sus carreras yo voy en el mismo sentido? ¿O acaso esto es una señal de que yo apuro las cosas como si pensara que tengo poco tiempo, que no puedo permitirme dejarme nada para mañana pues tal vez ya sea muy tarde después? … ¡¡Pero qué absurdo!! ¿Por qué pensar de esa forma? Yo sólo quiero ser una gran cantante internacional y una gran diseñadora…

Por eso no puedo dejar de pensarlo. Cuanto más lo digo, cuanto más lo pienso, más me lo pregunto. ¿Por qué será entonces que en el mejor momento de mi carrera me preguntan por cosas en las que no pienso ni quiero pensar? ¿Por qué me preguntan por el final sino tengo desarrollada mi propia carrera? ¿Qué estaré transmitiendo? ¿Acaso me está por pasar algo y los demás lo ven y yo no? ¡¡No, Selena, no te enloquezcas!! No pienses en historias raras de gente que cree en planes siniestros, y en conspiraciones y alianzas. ¡¡No, Selena, no lo pienses!! Yo no quiero pensar en qué será de mi mañana, ni qué me deparará el destino, ni cómo debo contestar a la pregunta de cómo quiero ser recordada. Yo no quiero pensar en como querría ser recordada. ¡¡Yo quiero que me tengan presente siempre!! Yo estoy haciendo cosas. ¡¡Quiero que me aprecien por ello!! Yo todavía tengo mucho para ofrecer. ¡¡Pronto cumpliré 24 años, sólo 24 años!! Siento que aún habiendo dado muchas cosas, habiendo sacrificado buena parte de mi niñez y de mi infancia en pos del negocio de la música, todo lo que pasa por mi cabeza en forma de proyectos, de objetivos y planes son ilimitados. Me puedo permitir soñar despierta. Aún me cuesta creer lo que he logrado. Creo que estos dos últimos años los he sentido como si después de largos y largos días andando en una carretera de tierra lograra llegar a la autopista central y pudiera acelerar la marcha al compás de mi éxito. Vivo en una vorágine de la cual difícilmente pueda salir en breve. Estoy en el centro de la escena y sé que me falta mucho por recorrer aún. Creo que muchos aún me ven como una promesa, pero para la mayoría soy una realidad y no dejan de seguirme a cada concierto, a cada lugar. Yo sólo quiero llegar a ser cantante, actriz, diseñadora. Buscaré destacarme en todo y ser la mejor en todo. Cuando supe del éxito que tenía en México, mi padre no dudó en llevarme allí convocado por el importante empresario Óscar Flores a la ciudad de Monterrey. Cuando estuve allí supe que debía mejorar el español, que había mucha gente que me demostraba masivamente sus muestras de afecto y de cariño, y yo apenas se los retribuía con mis actuaciones y con mis saludos. Allí mismo me propuse hablar bien el español y ponerme a la altura del público, de lo que necesitaba. Traté de darles todo, de mostrarles que aun con mis limitaciones les podía dar todo lo que sabía y más, que me salía bien las cosas con la improvisación y el manejo del escenario. Por suerte a la gente le encantó y me aceptó para siempre. Y yo siempre valoré eso. Logré tal vez lo más hermoso que puede lograr un artista que es no sólo tener éxito sino el cariño de la gente. Allí es cuando noté la necesidad de todos de cuidarme, de protegerme, de darme consejos, de tener siempre las mejores palabras para mí … Y allí otra vez: me preguntó por qué la gente tiene necesidad de cuidarme … ¿Cuidarme de qué? ¿Protegerme de qué? Siempre vivo y siento la sensación de que algo va a pasar producto de un descuido, y ya será tarde para remediarlo. Cuando vivo estas experiencias, trato de convencerme de que todo se da por algo y tiene su propia naturalidad. No quiero pensar ni en señales ni en premoniciones. Yo quiero vivir el aquí y el ahora. Y pensar en el mañana. ¡¡Tengo mucho para dar y mi carrera real recién empieza!! No debo dejar pasar el tren. Tengo que aprovechar este momento y no desperdiciarlo. Quiero verme ya en Estados Unidos cantando en inglés y triunfando. Quiero ya iniciar mi gira desde México hasta la Argentina. Quero conquistar América para ir por los demás continentes. Me tengo fe. Nos tenemos fe. Somos un gran equipo y parte de nuestro “secreto del éxito” radica en que todos supimos trabajar en grupo y luchar en pos del objetivo en común. Sé que se nos vienen tiempos clave en los que si nos va bien seguiremos sorprendiéndonos por todo lo que estamos logrando. Será el famoso “efecto dominó”. Sólo que si se nos da nadie nos detendrá y yo llegaré a ser la mejor artista latina del mundo. Se me pone la piel de gallina de sólo pensarlo. Es increíble ver el fruto de tantos años de esfuerzo, de tantos años de incertidumbre y de perspectivas que no eran buenas para llegar a esto. Lo más lindo es lograrlo así: empezando de abajo, corriendo desde atrás para lograr llegar a la meta primera definiendo al final y sabiendo que hay que seguir corriendo para lograr triunfos cada vez más difíciles, desafíos que sabremos sortear pues para ninguno de nosotros nada es imposible, ¡¡todo se puede lograr!! Y lo más hermoso es lograr todo con honestidad, con la verdad, con buenas intenciones, brindando al público lo mejor. En un tiempo en el que se fomenta sacar ventaja a cualquier precio, utilizando las peores armas, con el argumento falso de que “el fin justifica los medios”, no hay nada mejor que dejar este lindo mensaje a la gente, a la raza que es como nosotros: gente luchadora y que trabaja todos los días para lograr que éste sea un mundo mejor…

Por eso es que no entiendo esas preguntas como si mi final estuviera cerca, como si ya fuera mayor, como si no tuviera ya nada más para dar, como si fuera el momento de hacer balances. Habrá que ver lo que la gente ve cuando me ve o cómo ven los medios siendo que para muchos de ellos soy la “nueva”, la “novedad”. A veces estas cosas me confunden, incluso a veces me asusta, a veces me enfada, a veces me hace reflexionar. Tal vez vean en mí algo diferente, con lo bueno y con lo malo que eso depara. Y en un punto tienen razón, pues mi vida no fue como la de los demás. Yo no hice el colegio regularmente, lo fui haciendo en diferentes ciudades hasta recibirme por correspondencia. Mi niñez no fue normal: mis juegos pasaron a ser el canto y los ensayos. Mis viajes y mi vida en un bus con tanta gente y poca privacidad fueron algo corriente y normal para mí, pero para los demás no. Por ello todos lo notan y tal vez por eso las preguntas, por eso la reacción de la gente deseándome lo mejor. Sé y soy consciente de que tengo responsabilidad en ello. Sé que la gente me quiere, y a la vez percibe algo en mí que yo no logro ver ni comprender qué es, pero lo intuyo. Eso me hizo pensar y rever algunas cosas que tenía pensado hacer. Ahora que lo pienso bien tendré que cambiar mis prioridades pero no mis objetivos. Ahora pienso seriamente en ser madre. Hasta ahora me lo decía para mí y para los demás que para eso había tiempo, que mejor desarrollar mi carrera artística, y una vez logrado el gran objetivo, recién allí pensar en niños, en una vida más familiar y tranquila. Siempre corrí como si no tuviera tiempo, como si tuviera que acelerar las cosas si las quería lograr. Y no es que ahora pienso lo contrario. Extrañamente sigo sintiendo la misma sensación: de que no dispongo de tanto tiempo. Pero decidí cambiar el orden de mis planes. Ahora quiero tener niños, quiero agrandar mi familia a la vez que desarrollo mi carrera como cantante y diseñadora. Tal vez pueda hacer lo mismo y lograr todo pero haciéndolo más tranquila. Tal vez cuando empiece 1995 haga conciertos en Estados Unidos, participe en festivales, vaya a México al mismo tiempo que salga mi disco en inglés y si Dios quiere pueda tener mi primer hijo a fin de año. Tal vez con ello postergue mi gira por Latinoamérica, tal vez llegue con lo justo a hacer algunos conciertos con el lanzamiento del disco en inglés, tal vez inaugure mis boutiques en Monterrey y en México DF a lo largo de 1995. Tal vez no sea tan dramático todo. Tal vez sea el tiempo en el que todo se acomode a algo que luego de estas preguntas y por lo que me transmite la gente pasó a ser prioritario para mí: agrandar mi familia, mudarme a una casa más grande y tener un niño. Tal vez 1995 sea un año no sólo importante para la banda sino para mí. Espero que Dios me acompañe en todo lo que he pensado para mí y para mi bien…

Me pregunto y repregunto si tal vez todo esto que siento es porque algo deberíamos cambiar, si tal vez deberíamos adaptarnos a las nuevas circunstancias, a saber que para seguir con esta nueva etapa ya no podemos seguir moviéndonos como en los primeros tiempos. A veces me cuesta creer que sigamos viajando en el bus. Ya sé que éste no es el bus de siempre, que es otro y mucho más confortable. Pero ya deberíamos movernos cómo lo hacen todos los grupos masivos: en auto, en avión, en tren y a veces en bus. No lo digo por veleidades. No lo digo porque me la doy de importante, de diva. Lo digo porque debemos adaptarnos a estos nuevos tiempos. Debemos acomodarnos a la nueva realidad y a nuestros objetivos. Si siempre soñamos con llegar a lo más alto y vamos camino a ello, ¿por qué no actuar por lo que somos ahora? Obviamente que viajamos en avión y que desde hace un tiempo nos damos gustos que antes ni podíamos. ¿Pero es necesario seguir actuando como cuando yo tenía 8 años? ¿Acaso no hemos progresado? ¿Acaso nuestros propios fans no esperan algo más de nosotros? A veces pienso que hay cosas que deberíamos darle más importancia, que tal vez no forman parte de la música, pero sí que tienen que ver con el negocio que rodea a ella. Mi padre nunca le dio importancia a eso y ése siempre fue un gran error. De hecho si tenemos un grupo de fanáticos y seguidores es porque nuestra actual presidenta del club de fans había encarado a la salida del concierto de San Antonio en 1991 a mi padre y le preguntó cómo no se vendían ni fotos, ni remeras ni nada que conformara el merchandising de cualquier artista. Y siendo que estábamos en Texas, en el que veníamos triunfando y arrasando con los premios desde hacía 5 años, y nunca se le ocurrió a nadie reparar en ese dato que sí se le ocurrió a alguien que no sabía nada de lo que rodea al mundo de la música, ni siquiera de nosotros, mi padre decidió tomar a esa mujer y encargarle esa misión. Es curioso que ella, que era enfermera de profesión, nos diera una pequeña y elemental lección de publicidad, y que a nosotros no se nos hubiese ocurrido nada de eso, siendo que eso también era parte “del negocio de la música”. La cuestión es que ella está allí con nosotros teniendo múltiples funciones y nosotros le confiamos todo como si fuera parte de mi propia familia. Sería bueno saber que estas cosas no nos tiene que pasar más. Que puede ser molesto y hasta arriesgado seguir nuestras vidas como hasta hace unos 5 años. Mi padre lo entendía pero se resistía al cambio. Él pensaba que las cosas llegaban por su esfuerzo y el de los todos los que componían la banda. “¿Para que cambiar ahora si todo está bien encaminado gracias al plan original?”, se preguntaba. Él sentía que lo más difícil había pasado y que ahora era cuestión de cosechar lo sembrado y esperar lo mejor. No ve obstáculos en el camino, y si los hay los destruirá en unos segundos. Él no ve el peligro, no ve que por allí por envidia o por rencor alguien podría cometer una locura. ¿Acaso no quería que su hija siguiera su camino con todo lo que implicaba en aquel momento? Tal vez mi padre, por ser de otra generación, no ve lo que vemos nosotros. Tampoco se lo que queremos mostrar, porque queremos desarrollarlo nosotros solos sin tener que convencerlo a él. Además, no concebimos a esta altura de la vida no aprovechar lo obtenido: queremos vivir plenamente la vida, querer sentir hasta el aire que respiramos y vivir cada instante como si fuera el último. Pero no se vale quedarnos con lo insignificante. Se vale probar y tomar no sólo de los lugares que conocemos sino de los otros que nos hace bien aunque no lo conozcamos del todo. Hay que mantener el espíritu del bus pero estando en un buen lugar para cantar, para actuar, para mostrarse, para triunfar… Hay un mundo que nos espera. ¡¡Vayamos por él!!

Estas preguntas me hicieron ver para atrás y captar algunas imágenes. Ya que lo mencioné antes recuerdo un momento del concierto de San Antonio allá por abril de 1991, cuando estaba por cumplir 20 años. Recuerdo que entre los múltiples regalos que recibí esa noche, alguien me acercó un globo que contenía una flor dentro. Yo estaba contentísima con el detalle mientras notaba que mi hermano estaba enojadísimo con alguien porque quería más de un globo y peleaba por tener otro más. Aún hoy resuenan sus palabras: “¡¡Tienes, tienes!!”. Pero allí sentí que íbamos a lograr el gran éxito pronto. Aún no teníamos los grandes “números 1”, “Como la Flor” y “La carcacha”, pero ya teníamos un gran hit, que era el tema que estaba cantando en ese momento que recordé, “Baila esta cumbia”. En aquel momentos yo me sentía muy segura en el escenario y sentía que podía dominarlo. Podía cantar, bailar, arengar a la gente, y a la vez escuchar a mi hermano que me daba indicaciones al oído advirtiéndome que tenía que tener en cuenta lo que había sucedido “con el incidente de los globos”. Yo tomé nota y rápidamente me hice cargo del público haciendo que batiera palmas, que hiciera coros, que me siguieran a mí y que cumplieran con creces lo que les había pedido. Podía ver a mi público y estremecerme por los que estaban allí para verme. Podía ver niñas, padres alzando a sus hijos y ofreciéndomelos para que los abrace, madres, varones de todas las edades. Me sorprendí que a todos ellos les gustara lo que les ofrecía. Sentí como nunca que había gente de mi “raza” que estaba en un país del cual se sentían orgullosos de pertenecer, pero que les tiraba la sangre, el lugar de origen, la música de sus padres, de sus abuelos. Sentí que los estaba representando y con orgullo sentí que me convirtieron en su representante, en esa mujer que puede hacer posible el “viejo sueño americano”. Eso me creaba mayor responsabilidad porque en esa situación yo no podía fallar, no podía decepcionar, no podía dejarlos sin darles tal vez la poca alegría que tienen en sus sufridas vidas. En aquella noche sentí que había dado un gran paso como artista, que era cuestión de esperar un poquito más y el éxito se rendiría a nuestros pies…

También se me vino a la mente que hace poquito hicimos una serie de conciertos televisivos en Monterrey. A mí me gustó cuando fuimos al programa “Un nuevo día”. Antes que nada me sentía muy linda, me gustó mi aspecto y cómo me había presentado. Me gustó lo atenta que estaba con las preguntas, me gustó lo segura que estaba para hablar, para hacer humoradas, para encarar mi actuación con total convicción. Me gustó poder cantar la canción sobre la base de música grabada en vez de que todo, incluso mi voz, fuera grabado. Porque yo soy la cara del grupo y yo quiero que me disfruten. Quiero darles mi mejor voz, mi mejor sonrisa, mi mejor baile, mi mejor y más completa actuación. Me gustó mi soltura para cantar, para actuar, para improvisar. Me gustó jugar con mis compañeros de la banda, me gustó poder hacerles chistes y hacerlos partícipes a los conductores del programa. Me gustó saber que para muchos yo era importante y que mi voz sería atendida. Me gustó estar bien atenta a los mensajes de los televidentes, y al anunciar mi último tema para cantar, recordar quién había pedido ese tema. Me gustó mi pelo largo con flequillo, mis boustiers, mis botitas y mi minifalda. Sentí que mi actuación fue bellísima porque estaba completa. Estuve bien en el canto, en la actuación y en la presentación, bases fundamentales para poder ganarse al público en todo sentido. Me sentí como al principio del año cuando fui a actuar en el Houston Astrodome. Me sentía una artista completa y me veía muy linda. Eran dos escenarios muy diferentes, pero la sensación era la misma, de igual modo que la actuación. Esas cosas son las que seguro me llevaré con el tiempo, cuando llegue el momento de vivir las cosas como en el tema “Fotos y recuerdos”…

A pesar de que lo pueda contestar, no son éstos los momentos de balance. Éstos son los momentos de la expansión, del éxito, de las ganas de crecer, de lograr los objetivos, de festejar cada logro como si fuera el último, como si fuera un escalón que se sube y que es fundamental para lograr lo que uno quiere. Yo tengo mil cosas al mismo tiempo y todas son importantes. Quero ampliar mi familia, quiero por fin terminar de grabar mi disco en inglés y presentarlo en concierto, quiero triunfar en toda América latina, quiero terminar enamorando a todo México, de punta a punta, de costa a costa. Mi padre a veces quiere detenerme, pero no lo hace, porque en un punto sabe que tengo la energía suficiente como para proponerme hacer todo lo que pasa por mi cabeza. Pues yo quiero seguir abriendo sucursales de Selena Etc. y las próximas serán México DF y Monterrey. Ya las abrí en Corpus Christi y en San Antonio. Tengo todo por hacer. ¡¡No puedo mirar para atrás pues tengo todo por delante!! Tengo la sensación de que falta muy poquito para lograr todo, que lo tengo a la vista, pero me falta ese pasito, ese pequeño gran logro que me ponga en el lugar de elite, un lugar del que me da miedo llegar alguna vez…

Tal vez porque sepa que son nuevos tiempos entiendo que todos tengamos un poco de temor acerca de la nueva etapa a venir. A todos en definitiva nos cuesta explorar nuevos terrenos, nuevos lugares y nuevos tiempos que no conocemos y nos da temor encarar. Nos sentimos como seguramente hemos vivenciado antes de nacer. Es más seguro estar protegidos bajo el calor del vientre de nuestras madres que recibir la palmadita de la realidad, la hermosa realidad de la vida que paradójicamente primero nos hace llorar pero luego sabemos apreciarla con risas. Porque en definitiva la vida la vivimos así: con risas y con llantos, con alegrías y con tristezas. Pero también la vida nos pone en el desafío de vivirla hasta lo máximo. Está en nosotros vivenciarla de ese modo, más allá de nuestros miedos, más allá de los miedos que nos quieran inculcar los demás. En la vida hay que saber vivir y dejar vivir. Es nuestro principio y nuestro mensaje para todos. Espero que todos lo sepan entender y apreciar. Y lo más lindo: arriesgar, no dormirse en los laureles, no desaprovechar ni un minuto para hacer lo que uno quiere, para lograr lo que uno ha deseado toda la vida. Ahora que recuerdo: hace muy poquito en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, él me preguntó si no tenía miedo de experimentar un terreno nuevo, como hacer un disco en inglés para lograr conquistar el mercado anglosajón en el medio del suceso que yo soy en el mundo hispano. Por supuesto que le dije que sí, que tenía mucho miedo, pero que era mejor intentarlo para ver qué sucedía. No hay nada mejor en la vida que no quedarse con las ganas de haber hecho algo, de haberlo intentado todo. Todos los días hay que vivirlo como si fuera el último. Si nos toca la hora de irnos de este mundo, que nos agarre sin la frustración de haber tenido tiempo para haber hecho algo por lo que uno ha anhelado toda la vida y no haber hecho nada pues “siempre hay un mañana”. No es mi filosofía. No es mi modo de ver las cosas. Tal vez les cueste comprenderlo. Pero esto lo aprendí de la vida, de cómo fue mi vida desde la niñez. Y me gustaría que todos los que me admiran sepan que puedo ser querida no sólo como artista sino como persona. Me gustaría ser un ejemplo para todos y una guía para la gente que quiere ser alguien en la vida con honestidad y trabajo. Ojalá que el tiempo y todo lo que pueda hacer en esta vida sirva para ese propósito. Cuando me toque hacer mi balance, en su debido momento, me gustaría saber que ese gran sueño lo pude lograr. Si lo logré podré irme tranquila de este mundo. Sabré que pude trascender en esta vida no sólo por mi voz, no sólo por mi música, no sólo por mi talento, sino también porque quedé en el corazón de la gente…

Esperaré que en unos treinta, cuarenta años me hagan esas preguntas que me hacen ahora y poder decirles con alegría que del modo que quiero que me recuerden es simplemente del modo en el que ya me tiene la gente en sus corazones y en sus almas … ¡¡Que así sea!!

(Si hay algo más hermoso para mí es permitirme ponerme en tu piel y en tu corazón. Espero que sea de tu agrado, Selena. Yo sólo quiero que sigas viviendo a través de los corazones de todos los que te aman. Y que te recuerden por lo que fuiste como artista y como persona, y por lo que quisiste transmitirle a todo el mundo. Espero que alguna vez aparezcas para decirme si estuve a la altura de la circunstancias y de tu Amor…)

Yo sólo te quiero a ti, Selena. Sé que como tú no había muchas. En realidad, no había nadie. Por eso estoy aquí, estoy aquí para certificarlo, para decirle al mundo que se nos ha ido el Amor con tu partida…

Te extraña…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)



Fue un 31 de marzo, Selena…



Estaba frente a la casa de Selena. Era madrugada. No había salido la luz del sol. Aún estaba lejos de que ello sucediera. Sabía que hoy era el día. Sabía que pronto se nublaría, el cielo se pondría plomizo y se vendría una lluvia que anunciaría la peor de las pesadillas. Sabía que en breve Selena saldría de su casa presurosa para ver a esa perversa, sin imaginarse jamás lo que le depararía el destino. Sabía que ella se iría entre aturdida y algo molesta con esa persona, sin entender muy bien por qué debía acompañarla al hospital. Sabía que algo debía terminar pero no se animaba a hacerlo, o tal vez pensaba que había una nueva oportunidad. Sabía que Selena no iba a estar con el mejor talante ni con humor para escuchar a nadie. Quizá estaría muy enojada por estar en un lugar y en una situación en las que definitivamente no quería estar. Una cosa era estar intercediendo para que las cosas mejoraran. En un punto ella iría al Days Inn pensando en que tal vez ello podría ocurrir. Selena no quería desconfiar del todo. No quería despedirse para siempre. Aún sentía algo de aprecio por esa mujer que, según lo que consideraba hasta ese momento, había hecho mucho por ella. “Es cierto, es posesiva”, pensaba Selena. Es cierto que esa perversa estaba encima tratando de que las cosas se hicieran a su manera, eso sí, de la manera más diplomática posible. Es cierto también que ella se había metido en los asuntos de Selena en las sombras, nunca públicamente, a punto tal que en algunas cosas de la Familia Quintanilla, como el negocio de la moda, hasta Selena pensaba que muchas veces estaban juntos más por ser esa mujer un nexo entre todos que por la voluntad de ellos de estar cerca. Es cierto, pensaba Selena, que las cosas se dificultaron y mucho cuando esa persona se enfrentó con su padre. Que más de una vez pensaron en despedirla en las últimas semanas pero optaron por no hacerlo. Selena coincidía con su padre en que quizá era mejor tenerla con ellos, pero disciplinada, que fuera sin saber lo que diría y haría por allí. Pero desde el día anterior Selena comenzó a sentirse que estaba definitivamente moviéndose al compás de esa mujer que no la llevaba a ninguna parte que ella quisiera. Eso le irritaba. Eso le causaba mucha molestia a Selena, que sentía que no estaba haciendo nada de lo que ella tenía planificado para ese mes. Eso traté de advertirle ayer a Chris, hace apenas unas horas, en un recorrido enloquecido de días, horas y semanas tortuosas en las que he buscado de la manera más elegante pedirle a Selena que no vaya, que no vaya a ese lugar, porque si va se dará cuenta de todo y será muy tarde, y aunque lograra salir airosa de todo eso, cambiaría definitivamente su conducta y ella ya no sería la misma. No hay peor cosa para alguien como Selena que creía en la gente sentirse desilusionada y aturdida por un acto de una persona que nunca entendería, que le quitaría la confianza y la alegría de la que Selena hacía gala. No. Había que buscar de todos los modos posibles que ella nunca llegue a ese lugar. O al menos que nunca llegue a ese motel con algún atisbo de confianza, con la ilusión de que las cosas podrían cambiar y solucionarse…

Estaba allí muerto de frío. El día no es que estuviera tan fresco en realidad. Yo estaba helado de los nervios. No había comido nada en un día y no quería. En ese estado no podía siquiera tomar agua. Lo que me ponía más histérico era que en ese estado difícilmente podría lograr algo. Era consciente de que debía encararla con algo concreto sin más, cara a cara, y convencerla o al menos persuadirla de que no lo intente … ¿Pero con qué argumento? ¿Cómo decirle elegantemente que no vaya porque esa mujer la va a matar? ¿Cómo decirle que esa perversa tiene un plan perfecto para no sólo sacarla de este mundo sino para declararse inocente ante un jurado con argumentos que al menos serán atendidos y analizados detenidamente? ¿Cómo yo tener el valor de decirle semejante cosa a Selena sin correr serios riesgos? Además, era consciente de que Selena saldría allí sola, nerviosa y con ánimo intranquilo ante la situación que vivía. Tenía hasta temor de que su esposo Chris mirara por caso a la ventana levantado de la cama por un llamado telefónico de un vecino preocupado por algún desconocido que merodeaba su casa, y él mirara por allí y me reconociera por lo de ayer. Allí no tendría escapatoria. Él pensaría que soy yo el que quiero lastimar a Selena y todo habría concluido ... ¡¡Ey!! ¿Y si hago eso? ¿Y si hago el suficiente escándalo como para atraer la atención de Selena y Chris, y me llevan preso y ellos me siguen para oficiar de testigos y acusadores? ¿Acaso eso no ayudaría? … Hummm ... No. Podría dilatar un poco las cosas, pero a la larga Selena iría allá con la asesina esperándola … No. No lograría nada. Además, sé que sería una solución cobarde. Sólo llamaría la atención, pero no solucionaría el problema. El destino parece empecinado en ponerme cara a cara con Selena para darle una noticia que me expondría a algo que no quiero ver de Selena: un reto producto de un enojo que no quiero ni ver ni padecer. No querría ver a Selena irritada conmigo … ¿Pero qué estoy diciendo? ¿Qué es más importante? ¿Quedar bien con Selena pero no impedir nada, o exponerme a lo peor pero habiendo logrado sacar a Selena de aquel infierno? … Recuerdo cuando estaba en casa y decía que era preferible no saber de Selena cuando llegara a mi país, y preguntarme quién es y qué se supone que ha hecho, que saber de ella, pero también de su destino. Prefería ver un futuro nuevo en el que yo desconociera a Selena, pero con ella entre nosotros y feliz, que conociéndola, comprando sus discos, sus videos, sus conciertos, y llorando por no haber podido hacer nada frente a una artista sin igual que no pudo vivir todo lo que mereció y merece vivir. Me di cuenta de que sólo tenía una carta habiendo usado miles sin lograr absolutamente nada. Y esa carta tenía que ser la ganadora, la salvadora, la redentora…

En estas semanas que llevo en Corpus Christi y en otras ciudades de los Estados Unidos intenté todas las variantes para llegar a Selena y darle a entender de que algo debía hacer, que el mal podía estar muy bien disfrazado y que podía estar muy cerca. Intenté llegar a Selena en el increíble concierto del Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995. Recuerdo que la localicé antes de que diera el recital a sabiendas de que se asomaría en el camino de entrada de la gente al estadio. Recuerdo que le gritaba desesperado: “¡¡Selena, Selena!! ¡¡Cuídate muchísimo!! ¡¡Nos veremos luego!!”, como esperando que tal vez podría verla después del concierto para decirle algo con más consistencia. Pero para mi sorpresa Selena se acercó en ese mismo momento con su sonrisa de siempre y su excelente predisposición, y me dijo: “¿Pero qué pasa, qué pasa? ¿Quieres que te salude ahora? ¿Quieres que te dé un autógrafo? ¿Cómo te llamas?”. Yo en mi desesperación desde el otro lado de un vallado y rodeado celosamente por personal de Seguridad le grité: “Me llamo Sergio. Pero eso no importa. Lo importante es que tengas cuidado. ¡¡Quiero que te cuides!!”. Selena se río como quien piensa: “Pobrecito, está loco de remate. Pero me cae bien. Al menos le firmaré un autógrafo...”. Y se acercó hacia mí y me dijo: “¡¡Está bien!! ¡¡Tú ganas!! Venga ese papel que te firmaré algo…”. Yo me quedé encandilado con su presencia tan cerca. Tanto estuve pensando en qué hacer para advertirle algo que no pensé en lo que sentiría tenerla tan cerca. Me había acostumbrado a que ella fuera sólo “Fotos y recuerdos” … Lucía bellísima aun cuando no estaba aún preparada para el concierto. Lo que más me había impactado era el halo que dejaba en el camino. Uno no podía dejar de mirarla, uno no podía dejar de sentir que se estaba en presencia de alguien que por sí sólo acaparaba la atención en cualquier lugar. Uno podía certificar que ella era en el escenario lo que era en la vida. Eran la misma persona. Y que por eso generaba semejante atención en el público. Me acuerdo que tomó mi lápiz y mi papel, y procedió a escribirlo. Yo estaba mudo. Ella sin dejar de escribir me dijo: “¿No me vas a decir nada? Estás todo mudito, helado y quietecito. ¡¡Ey!! ¡¡Mira que no hago daño!!”, y me hacía muecas de todo tipo mofándose de mi timidez, pues no soportaba ese silencio que le generaba hacer bromas y reír rápidamente a carcajadas para llenar con sus risas el silencio de ése como de cualquier lugar … “Yo sólo puedo decirte que eres maravillosa y la mejor cantante y artista que he visto en mi vida…”, me atreví a decirle. Ella detuvo su risa y su escritura, y se quedó mirándome con ternura. Y antes de que me diga algo, le completé: “¡¡Y sé que serás una gran diseñadora!!”. Selena se me tiró encima y al grito de “¡¡Eres un encanto. Te has ganado esto!!” me dio un gran abrazo y un beso. Yo quedé a duras penas en pie. Todo me daba vueltas. Estaba sonrojado, y me sentía muy chiquito y avergonzado. Selena me había dado un beso y yo estaba sin habla. Selena me puso rápidamente al corriente, me dio una pequeña palmada a mi mano con la suya y al grito de “¿Pero qué te pasa? ¿Ni que te hubiese…?”. Allí la interrumpí y le dije: “Cuídate, Selena, cuídate muchísimo. Te lo pido por favor. Estás en tu mejor momento. Haz lo que quieras, pero sólo deseo que estés atenta. Quiero verte pronto … Quiero verte muy pronto triunfando en el mundo”. Selena se me quedó mirando entre alarmada por lo que decía y si realmente debía tomar nota de mi ruego. “¡¡No te pongas mal, lo haré!!”. Ya no te preocupes. No te defraudaré”. Luego de eso Selena procedió a terminar su autógrafo y me lo entregó con una amplia sonrisa. “Para que veas que tengo en cuenta lo que dices. ¡¡Leelo, leelo, vamos!!”. Miré el papel que decía: “Just between you and me. I know. I'm the best, but need to show it to everyone. I promise I'll make it. I'll take care of myself. Thousands and thousands of hugs and kisses. You take care. See you soon. I promise I will. And do not worry! With all my love. Selena. 1995. PS: I will never forget what you said today”. Cuando terminé de leer el autógrafo no pude evitar que se me escaparan varias lágrimas, pero antes de que Selena pudiera decir algo la abracé y le dije: “Gracias por todo lo que haces, Selena. Creeme que lo único que quiero es que te vaya bien en la vida. Sólo prométeme una cosa. Repítete varias veces lo que me has escrito en este autógrafo y empieza hoy mismo a hacerlo en este concierto…”. Selena asintió en silencio, me miró y me dio un beso en la mejilla. En su rostro pude ver como si por un instante entendiera todo, absolutamente todo. Por primera vez en mi vida estaba con alguien y sentía que los dos sabíamos todo, el uno del otro. Justo el padre de Selena la llamó de lejos y ella se tuvo que ir. Selena se retiró sin dejar de mirarme y de sonreírme. Pero esta sonrisa de ahora era distinta. Esa sonrisa me hizo estremecer. Yo sólo pensaba y deseaba que no tuviera que decirle, aclararle ni implorarle más para no pasar a ser un personaje terriblemente molesto y alarmante…

Ahora me sentía así frente a la casa de Selena. Comenzaba a amanecer, me temblaban las piernas. Se me ocurrían miles de argumentos, palabras y excusas para detenerla. Pero siempre recaía en lo mismo. Iba a tener que decirle la verdad y ahí sí que sea lo que Dios quiera …Y allí sólo la duda sería cómo hacerlo, de qué modo. Y aunque intentara ensayar los modos, sabía que indefectiblemente todo iba a depender del momento y de las circunstancias, y que tal vez más de una cosa debería hacer, decir y vivir ese día. Caminé un poco hacia la esquina y me senté en el cordón de la vereda para no levantar más sospechas de las que pensaba que ya había originado. Para que se me pasara más rápido el tiempo pensé en que estoy hace casi más de un mes tratando por todos los medios de evitar que pase lo que sé que va a pasar. Pero mi idea original era poder evitar llegar a este nefasto 31 de marzo con la angustia de tener que utilizar un último recurso, el que menos quería hacer, el tener que enfrentar y detener a Selena, aunque fuera por las malas, aunque tuviera que soportar más de un disgusto por ello. Pensé que en aquella tarde del Astrodome había logrado algo, máxime cuando al final del concierto Selena se despedía ante el público con un “Mil abrazos y mil besotes a cada uno de ustedes. Cuídense muchísimo y nos veremos muy pronto. ¡¡Hasta luego. Chau. Buenas noches. Gracias!!”. Recuerdo que la esperé junto a miles de fanáticos en la puerta del camarín. Cuando la abrió se le agolpó un montón de gente que literalmente me impidió acercarme a ella. Aun así logré que me viera y Selena logró gritarme. “¡¡Sí, ya sé, tengo que cuidarme!! ¿Te gustó el concierto?”. ¡¡Estuviste sublime, Selena!! ¡¡Conquistarás el mundo!! ¡¡Ese medley del comienzo fue increíble!! ¡¡Nadie te detendrá!!”, le contesté. “¡¡Gracias!! Espero no defraudar nunca al público. Lo único que lamenté es que no pude cantar ‘Fotos y recuerdos’ por un problemita de derechos”, se lamentó Selena. “Bueno, tal vez el hecho de no cantarlo sea una buena señal”, le dije con total convencimiento. Selena se me quedó mirando consternada, y pronto se la llevó el griterío y los empujones de la gente. Aun así me dio un beso en el aire como despedida. Y cuando estaba por irme sin saber si debía hacer algo más y cómo, veo que detrás de Selena estaba esa perversa mujer alejando a los fanáticos para que ella pudiera avanzar. Quise correr para avisarle a Selena allí mismo, pero ya se había alejado en su auto. Recuerdo haber corrido calles enteras para decírselo de una vez. Fue el único momento en el que me sentí decidido a hacerlo sin medir las consecuencias. Tal vez me motivaba el griterío, la gente, el ver a esa despreciable mujer cerca, la mirada de Selena a la tarde entendiendo todo. Tal vez me motivó mi ansiedad, mi locura y ver el final tan cerca con Selena tan sola con esa abominable mujer. Cuando supe que ya no llegaría, en los días sucesivos hice todos los intentos infructuosos para localizarla. Fui a Noches de Carnaval pero no la pude hallar por ningún lado. Fui al programa “Padrísimo”, pero cuando llegué el programa ya había sido grabado. Fui a Chicago y sólo logré dejarle una nota a su madre para que se la acercara. Sólo le decía que se cuidara mucho. De hecho le puse que era el desquiciado que sólo le pedía que recordara mis ruegos. Lo más cerca que estuve fue en San Antonio cuando fue a la Escuela de los Spurs. Estaba lleno de niños y no quería molestar. Noté que Selena estaba dispersa. Por la fecha intuía que estaba angustiada por lo que estaba sucediendo. En un momento le hice una seña de lejos, ella se me quedó mirando hasta que me reconoció. Me dio otro besote en el aire al grito de “¿Qué haces aquí? ¿Viendo si me cuido?”. “Efectivamente, ¿lo estás haciendo?”. Ella me miró por un segundo y fue como si me dijera “¡¡Ayúdame!! Estoy en un laberinto. ¡¡No sé qué hacer!!”. Pero enseguida se la llevaron los de Seguridad para que diera su concierto a los niños y luego marcharse. Yo me desesperé. Sabía que no había progreso y el 31 de marzo llegaba. Ni siquiera podía apostar a que no me pasara lo mismo que a la persona con la mariposa en el cuento de Ray Bradboury. Hice mi último intento en Miami cuando fue al concierto de calle 8. Intenté meterme en la serie de entrevistas que dio para diferentes cadenas. Llegué a estar cuando le decía al cronista de espectáculos de Univisión que soñaba con su casa con su lago dentro, y llena de pájaros y animales diversos. Quise hablarle pero no me dejaron. En mi desesperación llegué a gritarle: “¡¡Selena. Selena!! ¡¡Aquí!!”. Selena se sonrió y hasta se puso contenta de verme. Quería acercarse pero su padre le indicaba que ya se tenían que ir. Selena se encogió de hombros mientras me miraba, por lo que yo le dije casi con desesperación: “Recuerda lo que le dijiste al cronista de Univisión. ¡¡Piensa que lo más importante es esa casa, y todo lo que te haga feliz y te saque una sonrisa de verdad!!”. Selena se detuvo y le rogó a su padre que la dejara un segundo. Selena fue corriendo hacia mí, me dio un beso y me dijo: “No sé cómo puedes estar en todos lados, pero creeme que cada día que pasa me acuerdo de tus palabras y de tus consejos. Gracias por lo que me dijiste hoy. Lo recordaré”. Me tocó la cabeza en señal de saludo tierno y se fue. Sabía que estaba llorando pero lo disimulaba con su sonrisa cada vez más angustiosa. Quise gritarle pero ya se había ido. Sentí que estaba en un camino sin salida y estaba pidiendo auxilio. Nunca me sentí con tanta angustia y con tanta impotencia como aquella noche…

Ayer comencé a experimentar el ir a soluciones extremas. En estos días fue imposible localizar a Selena, pues no estuvo dando conciertos, y era improbable que yo pudiera entrar a Nashville o en q-productions mientras grababa el disco en inglés. Tenía que estar en un lugar público como en un concierto o en un programa de televisión para que se justificara mi presencia y espera de horas en un lugar. Nunca estaba cerca en los pocos lugares que llegó a estar públicamente dando una entrevista. Muchas veces me pasaba que cuando llegaba a un lugar que sabía que estaría Selena, ella ya se había ido. Podía tener la referencia del día pero no de la hora y allí se me complicaba todo. Aparte Estados Unidos es muy grande. Tal vez debí quedarme en un lugar en el que Selena podía estar un par de veces e intentar así. Pero yo no podía apostar a una sola jugada. Ya lo había hecho. Debía apostar a todas las posibilidades que tuviera a mano. Además, yo quería que Selena me pudiera reconocer para hacer más fácil mi tarea de convencimiento de que debía alejarse de las cosas que no le gustaban y que le hacían mucho daño. Eso en parte lo había logrado, pero ya habían pasado muchos días. El 30 a la noche con mucho temor fui al Days Inn. Llegué a dudar acerca de lo que debía hacer. En un momento pensé en encarar y darle su merecido a esa mala persona. En mi desesperación pensé en llamar a la policía y denunciarla. ¿Pero quién me creería? ¿Con qué pruebas? ¿Acaso es ilícito, al menos en Estados Unidos, tener y comprar un arma? ¿Y si por querer denunciar esto me investigaban a mí, y me deportaban y armaban un escándalo en mi país? No. Definitivamente no era la mejor solución. Me quedé en las inmediaciones pensando en lo debía hacer hasta que apareció a toda velocidad una camioneta, ingresó en la rampa del motel y se acercó a la habitación 158. Cuando me acerqué al lugar para ver de qué se trataba, veo que Selena hace una seña terminante a Chris para que se quede allí y le avise si tarda más de la cuenta, e ingresa a la habitación. Sabía los minutos en los que estaría allí. No tenía tiempo que perder. Escribí unas pequeñas palabras elementales en inglés pero que fueran entendidas por cualquiera que lo hablara o leyera. Corrí para el lado en el que estaba el esposo de Selena. Cuando llegué a él, le pedí que me dejara decirle algo en un minutito, y cuando vi que dudaba le acerqué el papel. Él lo aceptó tal vez porque pensó que no tenía mala intención. Allí le explicaba que cuidara a su esposa, que cuidara a Selena, ya que este año sería clave para su despegue artístico mundial. Cuando Chris empezó a leer mi nota, detuvo la lectura, levantó la vista y se me quedó mirando un poco aturdido. Yo hice un esfuerzo sobrehumano para articular algunas palabras en inglés y le supliqué que siga leyendo antes de que aparezca Selena. Él accedió y siguió leyendo: “Chris. A veces en la vida tanto los problemas como las soluciones están a la vista. Sólo hay que estar atentos. Sé que tienen un problema. La solución está en ustedes. Hagan lo que tengan que hacer, no dependan de los demás y quítense aquello que les causa tanto malestar”. Cuando Chris terminó de leer me preguntó qué significaba todo esto, quién era, por qué sabía estas cosas, por qué estaba allí. No me lo decía de mal modo. Me lo decía confundido, no entendiendo cómo alguien de afuera le aconsejaba algo que hasta su propio sentido común y de toda la Familia Quintanilla sabían que era el camino lógico y natural a seguir. Estaba por decirle algo, pero noté los pasos de Selena acercándose a la puerta. Le dije a Chris, mezcla en inglés, mezcla en español: “Me tengo que ir. ¡¡Te lo pido por favor, Chris!! No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Estate atento antes de que sea muy tarde. Recuerda que no todos piensan como ustedes, ni tienen las mismas buenas y genuinas intenciones. Y siempre habrá alguien no tan lejano que puede ser capaz de lastimar y mucho a Selena, a pesar de que todos la quieren. ¡¡Y por favor. No digas que me viste!!”. Chris asintió con la mirada, y yo salí y me escondí detrás de un auto estacionado justo cuando abrió la puerta Selena. Se la veía mal, nerviosa, confundida. Escuchaba que le decía de unos papeles, pero también de otras cosas relacionadas con dichos de esa mujer nefasta. Chris al principio sólo la escuchaba y no atinaba a hacer nada. Luego tomó la determinación de irse aunque Selena trataba de convencerlo para que la dejara sola con ella una hora para arreglar diversas cuestiones. Por un momento creí notar que Chris había tomado en cuenta mi consejo. Tal vez notó que esto ya no era sólo una situación molesta, como tal vez lo pensaban o querían pensar todos para no tener que tomar más en serio la conducta de esa mujer en la seguridad de su propia postura. Luego vi a Chris llevándosela a Selena del lugar y prometiéndole que la dejaría ver a esa mujer al otro día a la mañana. Chris subió a la camioneta luego de Selena y emprendió la partida no sin mirar a dónde podría estar yo. Y yo sólo quería que pensara en lo que le había dicho y escrito, y que actuara en consecuencia. Quería que él fuera el último recurso para no tener que ser un desconocido, yo, el que tuviera que jugar la última carta…

Ya era casi de día y todo me indicaba que Chris sólo había hecho lo suficiente como para que Selena no fuera lastimada ayer. Imaginaba que si se hubiese tomado bien en serio mis palabras y lo que había sucedido ayer, sabría que las cosas eran más graves de lo que se suponía. A esta altura él estaría viendo si en las inmediaciones podría estar yo para seguir advirtiéndole, o sólo estaría despierto preocupado por lo que estaba sucediendo e impidiendo que Selena volviera a ese motel. Hasta imaginé que se iría a ver a Abraham Quintanilla o a A.B. para contarle lo sucedido … Pero la casa permanecía oscura y todo indicaba que nada había cambiado. Que Chris iba a seguir queriendo creer que estaba todo controlado, como lo afirmaba seguro el padre de Selena. Allí pensé lo notable que son los psicópatas: mientras les hacen creer a los demás que controlan todo, ellos mueven a todo lo que tienen a su alrededor tal cual si fueran unas marionetas. Ellos nunca imaginarían que estaban con semejante monstruo o no estaban dispuestos a aceptarlo. Más bien me inclinaba a pensar que sinceramente no pensaban que esa mujer podría llegar muy lejos y que podría atreverse a lastimarlos de verdad. Y eso me daba la seguridad de que eran muy ingenuos: cualquiera sabría que si se atrevieron a señalarla acusándola de algo y buscando que se fuera de la vida de ellos, ella algo haría, algo iba a hacer por pequeño que fuera … De pronto veo que en la casa se enciende una luz. Veo la hora y me estremezco. Sé que falta muy poco para que Selena salga de allí. Se me hace un nudo en el estómago. Empiezo a caminar a un lado a otro un poco para distraer a los demás en la calle, un poco para darme ánimos y otro poco para ir con un pequeño plan. Deseaba y rogaba que no fuera Selena la que había prendido la luz. Rogaba que alguien de la Familia Quintanilla apareciera en la casa justo ahora. Por un instante pensé si por allí no era mejor golpear la puerta de la casa de los padres o de la de A.B. y decirles todo a los gritos. Pero al mismo instante lo desistía con resignación y desesperación. Todo me indicaba que iba a tener que enfrentarla. Cada minuto que pasaba era una puntada más a mi cerebro, un calambre en el estómago, mil latidos más en mi corazón. Cuando ya no daba más, cuando estaba por entrar a la casa de Selena y que sea lo que Dios quiera, veo que Selena sale presurosa en busca de su auto que estaba apostado en la calle. Me quedé petrificado. Era el momento y no me podía mover. Quería actuar y no podía, y si podía no sabía cuál de ese momento era “el momento”. De pronto aparecieron por mi mente mis corridas en busca de Selena, mis diálogos con ella, sus promesas de que se cuidaría mucho, su sonrisa con preocupación, su mirada pidiendo ayuda, la seguridad de que la conocía de toda la vida, la seguridad que me daba ella de que jamás olvidaría lo que yo le había dicho … Empecé a correr ciegamente, vi que Selena estaba ya sentada en el auto presta a partir a las corridas. Pude ver su rostro serio, su Alma preocupada, su confusión teñida de furia contenida. Cuando escuché el encendido del motor, grité “No, Selena!! ¡¡No!!”. Y me le puse adelante. Ella tuvo que frenar al instante produciendo un ruido que casi rompe mis tímpanos y casi me ahoga por la humareda que salió del caño de escape. Selena saltó del auto con toda la intención de gritarme con furia y consternación. Yo sólo me quede mirándola sin atinar a decirle nada. Estaba muerto de miedo pero no saldría de allí. Estaba con más temor de lo que podía hacer Selena de lo que me podía decir por mi acto. Selena empezó a decir: “¿Pero quién creer que eres para…?”, y de golpe se detuvo y se me quedó mirando. Fue un momento eterno en el que pude ver y sentir cómo Selena trataba de saber quién era esa cara conocida hasta certificarlo y saber por qué estaba allí. Fue un instante, un segundo, un minuto, una década, no sé. Vi que Selena me miraba, amagaba con seguir pero se quedaba mirándome, sin decirme nada. Sólo en mi pensamiento decía sin poderlo expresar en palabras: “!!No vayas Selena, no vayas!! ¡¡Saldívar te matará!!. Lo tiene planeado. ¡¡No vayas. No vayas!! Si quieres sígueme y atropéllame. Pero yo no voy a dejarte ir. ¡¡Mátame a mí, pero no permitiré que te maten!! ¡¡Antes yo muerto que tú!!”. Pero no se lo podía decir. Por alguna razón no se lo podía decir. Tal vez mi mirada le podía dar una pista de lo que pasaba por mi cabeza. Intuía que sería peor si se lo dijera. Ella seguiría camino hasta el final .... Hasta que vi en su rostro aquella mirada en la escuela de los Spurs en San Antonio o en calle 8 de Miami. Entonces, me adelanté hacia ella y la abracé sin decirle nada. Y cuando sentí el contacto con su cuerpo comencé a llorar como un niño, sin parar. Lloraba y la abrazaba más fuerte. Lloraba y pensaba sin decírselo: “!!No vayas, Selena, no vayas!! No quiero que este cuerpo deje de sentir. No quiero que este cuerpo no tenga vitalidad. No quiero que este cuerpo deje de moverse motivado por tantos sueños y tantas postergaciones. ¡!Te lo ruego, Selena!!¡¡Te quiero!! ¡¡Sos parte de mí. Soy feliz si tú estás feliz. Soy feliz si estás contenta con tu vida. Aunque nunca más te vea en la vida, yo seré eternamente una persona dichosa viéndote lograr cada una de tus metas!!”. Lo pensaba y no se lo decía. Selena tampoco me decía nada. Sólo notaba que estaba calma, muy calma. De pronto pasó su mano por mi cabeza como si fuera una madre calmando a su hijo que está como un pollo mojado muerto de miedo. Nunca supe cuánto tiempo estuvimos así. Sólo sé que cuando Selena detuvo sus caricias, se apartó sin dejar de tomar mi cabeza y me dijo: “¿Qué tal si me acompañas a desayunar? Acabo de darme cuenta de que no lo hice y encima me iba a grabar al estudio sin avisarle a Chris. ¿Me ayudarás a despertarlo?”. Yo asentí con mi cabeza y caminamos juntos a su casa llevándome ella con su mano apoyada en mi hombro. En ningún momento hubo una pregunta, una aclaración. No había necesidad. Cuando Selena abrió la puerta, noté que el cielo increíblemente se había despejado y el sol brillaba como nunca…

Me quedé en el salón de la casa de Selena mientras ella despertaba a Chris. Escuchaba que le explicaba cosas en inglés que por supuesto no entendía, pero aunque lo hubiese entendido no le hubiese prestado atención. No me gusta escuchar conversaciones ajenas. Sólo me inquietaba cómo reaccionaría Chris al verme. Sólo rogaba que fuera discreto y se diera cuenta de la situación. Sólo deseaba que Selena se lo dijera. Cuando Chris apareció y me lo presentó Selena él abrió bien los ojos pero no dijo nada. Sólo me saludó cordialmente y empezamos a hablar de los proyectos de la banda para este año y de que yo deseaba que pronto vinieran a mi país. De pronto, Selena dice: “Ahora vengo. ¡¡Voy a comprar unas cositas ricas que les gustarán mucho!!”. Yo miré a Chris con desesperación y la miré a Selena con ruego. Ella se sonrió y me dijo: “Y desde ya te digo, Sergio, que me voy a cuidar muchísimo. ¡¡Sólo tengo que caminar una calle y vuelvo!!”. Selena le dio un beso a Chris, pasó su mano por mi cabeza y me dijo por lo bajo: “Confía en mí. Ya aprendí la lección…”. Cuando Selena se fue, le dije a Chris en una mezcla rara de inglés y español: “Por favor, ya pasó lo peor. Sólo te pido una cosa. Cuídala. Cuídense todos. Aléjense de esa mujer. Sigan con su vida pero sabiendo que son más famosos de lo que piensan, con lo bueno y con lo malo que eso trae. Dense cuenta de que siempre va a haber gente que les querrá hacer daño y mucho, los conozcan o no. La fama también trae eso…”. “¿Pero por qué no me has dicho esto ayer?”, me preguntó intrigado Chris, sorprendiéndome que me haya entendido todo. “Porque nada hubiese cambiado. Ella se tenía que dar cuenta. Aparte sólo ella advertiría la dimensión de las cosas. Tal vez si te lo hubiese dicho a ti, tú le hubieses dicho a su padre. Y eso sólo iba a empeorar las cosas. Y creeme. No llegué a decirle nada a Selena”, le dije a Chris ya no sé en qué idioma, pero con el énfasis suficiente como para que él lo entendiera. “¿Pero qué puede pasar? ¿Acaso tú lo sabes?”, me preguntó Chris justo en el momento en el que apareció Selena. “Ya llegué, chicos. ¿Me extrañaron?” y Selena echó a reír con ganas. Ya extrañaba sus carcajadas. Selena trajo un montón de tortas, sirvió café, y todo fue risas y distensión. Miraba hacia fuera y él sol pegaba fuerte ya. Miré el reloj y ya eran las 11.30. Creí tocar el cielo con las manos. Hasta que de pronto sonó el teléfono. Selena lo miró a Chris y le dijo: “Atiende tú. Dile que me fui a grabar. Ni escuches sus excusas. Ya llegó la hora de alejarse de ella. Y llama a mi padre y confírmale que en un par de horas estaré allí como habíamos quedado”. Chris fue a atender y Selena tomó algo de su mano, abrió la mía, puso algo allí y luego la cerró. “Es para ti. Tiene un gran significado. Pensaba devolvérselo. Pero no vale la pena. Que quede en buenas manos. Cuídalo. En todo caso me lo devuelves cuando vaya a tu país y te dé a cambio lo que tú desees”. Abrí la mano y vi que era el anillo de huevo ferberge que pensaba devolverle a esa perversa ese día. “¿Y qué tal si yo te dejo el anillo y en vez de darme algo más costoso me regalas lo máximo que es que te conviertas en la mejor artista, cantante y diseñadora del mundo?”. Ella se sonrió y me dijo: “Está bien, pero mejor llévate el anillo. Quiero que te lleves algo de mí … Igual me saldré con la mía y te haré el mejor regalo…” “…Que será cuando hagas tres conciertos seguidos en el Estadio River Plate…”, le completé. “Trato hecho”, me dijo Selena y “chocamos los cinco”…

En eso vino Chris y le dijo a Selena que ya arregló todo, pero que esa perversa le insistió en verla sola y que preguntó por qué no hizo caso a los mensajes que le dejó en el “bipper”. “Por suerte apagué ese aparato. No deberían existir esas cosas que invaden la vida privada de uno. Tengo miedo de que el futuro sea con todos sabiendo de todos, y de todos teniendo derecho a saber cosas que no les corresponde…”, reflexionó Selena. Yo le dije: “Habrá que adaptarse a las nuevas épocas y…” “¡¡a tener mucho cuidado!!”, completó Selena a las carcajadas. Vi que ése era el momento de irse. Quería, para mi tranquilidad, irme con esa imagen y seguridad de Selena. “Bueno. Aprovecho para decirles que vine porque ya tengo que volver a mi país. Espero verlos pronto allá”. Selena se sonrió como sabiendo que así debían ser las cosas y contenta por verme que yo estaba feliz y sereno. Ahora sabía que dependía de ella y ya no tenía motivos para estar angustiada. Ahora sólo tenía que seguir con éxito todo lo que había emprendido. Me abracé con Chris y le prometí que ya hablaríamos con más tiempo y más tranquilos de los Guns N’ Roses. Y le pedí por lo bajo que cuide a Selena que era lo más valioso que tenía y que gracias a ella él era alguien en la vida. Luego Selena me dijo: “Ven. Te acompaño a la puerta. ¿Ya sabes cuándo te vas?” “Hoy mismo”, le contesté. “Veo que lo habías planificado todo”, dijo Selena. “En realidad lo rogué todo, Selena”, le contesté mientras salía para la puerta…

Ya en la calle miré a Selena con una sonrisa. El sol le pegaba bien en la cara. En ambos se habían borrado las caras y sensaciones de angustia y de sufrimiento. “Me voy. Sólo espero que puedas controlar a esa mujer. Mantente lejos. Es la mejor manera”. “Lo sé”, me dijo Selena con aire de dolor. “¡¡Sabremos salir adelante como siempre!!”. Por un instante nos quedamos mirándonos hasta que le dije: “Que lindo verte así en un día tan hermoso…”. “Verte cómo…”, me dijo con aire cómplice Selena. “Tú ya lo sabes”, le dije y la abracé con mucha fuerza. “Qué lindo que es despertarse cada día y estar vivo. Recuérdalo, Selena. Recuérdalo. Sé que eres joven para apreciarlo…”. “Hoy lo aprendí, Sergio, hoy lo aprendí, y todo gracias a ti”. “No, Selena, todo es gracias a ti. Sin tu Amor en todo lo que haces yo no estaría aquí y nada sería posible. Contigo este mundo es mucho mejor”. Ahora fue Selena quien me abrazó, me dio un enorme beso en la mejilla y me dijo: “Definitivamente, me he convencido de que nos conocemos de toda la vida”. “¡¡Y así será para siempre!!”, le terminé diciendo mientras me fui alejando. Fue unas dos calles en las que sólo nos saludamos efusivamente en silencio y sin dejar de hacerlo nunca… Me entristecía despedirme pero estaba feliz pues lo más importante era una realidad. Estaba tranquilo y feliz de que todo iba a ser muy diferente de aquí en más. Y lo más importante ya era un hecho: era 31 de marzo de 1995 y Selena estaba entre nosotros…

Estuve largo tiempo viajando. Mi mente voló y perdí la noción del tiempo y de todo lo que pasó. Fue como un largo sueño, que empieza como una pesadilla, pero que tiene un final feliz que coincide cuando uno se levanta y ve que lo que soñó no era cierto. Desperté en mi casa y mi sensación fue al revés. Temí que lo que viví era un sueño y ahora comenzaba la realidad. Estaba por desesperarme hasta que sentí que tenía en mi mano el anillo de Selena. No quise ver ni sentir más. Sabía que tenía el autógrafo pero decidí buscarlo después. Seguí durmiendo con la tranquilidad de que el mundo seguía andando, moviéndose feliz al compás de la música, de la voz, de la vitalidad y de la energía de Selena…

(Éste es el 31 de marzo que sueño, que deseo todos los días y que espero que algún día se haga realidad. Porque Selena es parte de mí y sin ella yo no soy nada. Si Selena no está en este mundo, entonces yo tampoco lo estoy. Si nunca veré a Selena, entonces nada tendrá sentido: ni mi existencia, ni este mundo, ni este universo. Por eso sueño con otro final, porque Selena tiene que estar en algún lugar que pronto yo voy a encontrar…)

Nunca me resignaré a la posibilidad de que tu Amor, Selena, cambie el destino de todo y haga de este mundo algo más agradable para vivir y de esta humanidad algo digno de que exista…

Selena: siempre vivirás en mi corazón y en mi Alma…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)