Dulce Amor

31 de mayo de 2010











Dios mío, te lo pido por Selena!!!


Dios mío, ¿es que no escuchas mis lamentos, es que no me oyes llorar por las noches, es que no escuchas mis ruegos? ¿Me vas a dejar sufriendo de por vida? ¿Es que no me vas a dejar un mensaje de esperanza, un mensaje de vida, un mensaje de justicia? Si quieres, Dios, no me escuches a mí, no me atiendas ni repares en mis pedidos. Yo no soy lo importante aquí. Mi vida ya no importa. Mal que mal a mí me diste la oportunidad de vivir, me diste la posibilidad de hacer algo, de hacer o de deshacer, incluso de no hacer nada … Pero, ¿que hay de Selena? ¿Por qué no le has dado esa oportunidad? ¿Por qué te la llevaste contigo? ¿Por qué la dejaste ir de esa manera? ¿Por qué no la escuchaste a ella? ¿Por qué hiciste oídos sordos a sus lamentos, a sus planes, a sus ganas de vivir? ¿Por qué no premiaste hasta su último esfuerzo por aferrarse a la vida, a sus sueños, a dar y a recibir Amor? ¿Por qué no la devuelves aquí, por qué no la dejas que tenga esa oportunidad que hemos tenido todos y que pocos aprovechamos? ¿Es que efectivamente tú le das pan al que no tiene dientes? ¿Por qué te la tuviste que llevar si esa decisión dejó en lamento para siempre a tanta gente, dejó sin esperanza a otra y le quitaste lo más preciado a Selena que era su energía para dar siempre, para dar sin esperar, para dar y dejar su sello en este mundo, para dar y recibir todo el Amor del mundo, que era lo más preciado para ella?

¿No ves, Dios mío, mis lágrimas? ¿Es que no me ves yendo de un lado para otro reclamándote una explicación, el por qué de mi llanto, el pedido de piedad? ¿No me ves acaso hablando solo diciéndome y explicándome por qué Selena me genera tanto Amor que no se lo puedo transmitir, que no se lo puedo expresar, y que me dejan vacíos el Alma y mi corazón? ¿Es que no ves que todo eso lo puede provocar una persona con tanto Amor para dar, una persona tan querible, tan amada, tan extrañada? Nunca me va a alcanzar recordarla con su música, pues Selena no era sólo la interpretación de los temas. Selena siempre será recordada por ser una artista sin igual, única e irrepetible, distinta, entrañable, ampliamente querida. Pero también será recordada como persona, como alguien que dio todo y más, que lucho por sus sueños como nadie. Que siempre le quiso dar a la gente más de lo que se esperaba de ella. Selena no vino a este mundo para pasar inadvertida. Vino para poner su sello marcado a fuego, y que nadie lo borre y lo olvide jamás. Pero Selena no quería ser recordada por un hecho desgraciado, no pidió estar en las secciones policiales, no quiso que se usara su nombre en vano, no pidió ser recordada como la artista que pudo haber sido, pero que una pérfida se encargó de arrebatarle sus sueños, sus aspiraciones, sus ansias de conquistar el mundo con Amor. ¿Es que no ves Dios que también lloramos por eso? ¿No ves que no nos lleva a llorarla sólo por un sentimiento de egoísmo? ¿No ves que no es que lamentemos solamente que no podamos disfrutar de sus conciertos, sino que sufrimos porque no pudo ella disfrutar de su vida, disfrutar de sus proyectos, de sus diseños, de su voz, de su talento, de su familia que hacía poco había comenzado a forjar? ¿Es que no ves que su ida nos duele, que ese disparo fue también para nosotros, que no podemos aceptar una vida sin Selena, una historia de ella con este final tan impropio a su Amor y a su hermosa y rica historia? ¿Qué mensaje nos quisiste dejar, que le explicaste a Selena cuando la tuviste frente a ti y le tuviste que dar más de una razón para que te acompañara? ¿Es que no has visto su rostro? ¿Acaso no viste su cara mezcla de dolor, impotencia, seriedad, lamento e incredulidad? ¿Acaso no te apiadaste de alguien que tenía tan sólo 23 años, había dado tanto en tan poco tiempo y pensaba dar mucho más? ¿Acaso no dudaste en tomar la decisión cuando estaba grabando su disco en inglés y se estaba preparando para dar el gran salto, el salto al estrellato, el salto a la fama, el salto a la consagración, el salto a la felicidad? ¿No sabías que 1995 era el año más importante de su vida, definitivo para saber hasta dónde podía llegar, e inicial para una carrera sin límite alguno? ¿Qué poderosas razones te hicieron tomar tal decisión? Habiendo tanta gente, incluso yo mismo, ¿por qué te la llevaste a Selena? ¿Acaso no hay otros artistas y tanta gente buena que te pueda llenar de felicidad todos los días? ¿Era necesario quitarle a la gente la razón de su felicidad, el motivo para seguir adelante a pesar de todo, a pesar del sacrificio sin sentido, a pesar de tanta injusticia? ¿Por qué le quitaste su motivo de orgullo y dicha para subsumirlo en el dolor y en la impotencia de lo injusto, de lo inexplicable, de lo doloroso? ¿Para qué dejaste en este mundo a esa asesina que hasta pronunciar su nombre duele? ¿Por qué no reconsideras todo? ¿Por qué Dios no haces de este mundo una antesala del Paraíso? ¿Por qué no haces posible ese Paraíso dejando a Selena con nosotros inundándonos con su Amor, con su vida, con su canto?

¡¡Vamos, Dios, por favor!! Te lo pido que lo reconsideres, te lo pido no por mí. No pienses en mí, ni en nadie de los mortales. Piensa en Selena. Sólo piensa en ella y mira lo que has hecho de ella y dime si era necesario todo esto. Si me dijeras que sí, te rogaría que revieras todo. Yo te ayudo. Mis lágrimas te tienen que ayudar. ¡¡Mírame, Dios!! Mira, Dios, a todos aquellos que aún lloran a Selena y pregúntanos si no estamos dispuestos a hacer lo imposible para que ella esté aquí disfrutando de su vida y dando todo de sí. ¡¡Vamos, Dios, por favor!! Selena es lo más importante de mi vida, la razón de mi existencia. Ella cambió mi vida aun en su ausencia. Fue ella la que me dio alegría, esperanza, fe en los demás. Selena me dio la paz, la tranquilidad y la fe que no había tenido nunca. Selena le dio sentido a una vida que no tenía sentido ni felicidad para mí. Y no es que ella tuviera la fórmula, no es que Selena fuera un objeto de veneración. Bastó escuchar su voz, verla actuar, sentir su carisma, ver sus emprendimientos, ver sus ganas de dar más de lo que le pedían siempre, dar lo máximo de sí y más para cumplir sus sueños e impactar a los demás. Bastó ver en Selena que un mundo es posible, pero para que eso suceda Selena tiene que ser parte de él. Ella inundó de cariño este mundo, lo encendió con su energía inagotable, le dio todo a cambio de que le permitieran ser feliz y ser querida. Sólo pidió eso. ¿Por qué Dios entonces no se lo permitiste disfrutar? ¿Qué tan necesitado está el Paraíso para llevar a Selena tan rápido? ¿Es que tú tampoco puedes estar sin su presencia? ¿Es que pensaste que Selena era demasiado para este mundo, demasiado para nosotros? ¿Es que creíste que era mejor que Selena cumpliera sus sueños en tu Reino y no en estas tierras? Si es así, dime qué te ha dicho Selena, dime si al menos está bien, dime si al menos se ríe como siempre, dime si algún día podemos volverla a ver, dime si al menos Selena podrá pasar por aquí para retomar la senda perdida…

¡¡Vamos, Dios!! ¡¡Dale otra oportunidad!! Dale esa posibilidad ... Dinos en qué podemos ayudar. ¡¡Escúchala!! ¡¡Escúchanos!! Entiende nuestro dolor. Entiende que nuestro eterno lamento es no poder ver a Selena consumando todos sus planes, ideas y objetivos. Déjala crecer. Déjala que pueda intentar. Déjala ganar y déjala perder. Que consiga premios, pero también permítele fallar. ¡¡Déjala vivir, Dios!! Déjala que llegue a lo más alto con su canto, déjala que experimente lo que es conquistar su gran sueño, que es ser la principal artista de Estados Unidos, de México y de todo el mundo. Déjala que vea cómo artistas de todo el mundo van corriendo en su búsqueda para hacer duetos, para ofrecerle temas, para experimentar con ella todas las canciones, todas las melodías, toda la música. Déjala que vea lo que le ofrece el mundo y que Selena experimente esa hermosa sensación de libertad. ¡¡Déjala gozar, Dios, déjala vivir en la Tierra la sensación del Paraíso!! No la conviertas en una estatua fría y distante, no conviertas en algo tan joven, hermoso y vital en un mito, en una leyenda. Eso déjalo para después, que lo sienta cuando ella haya dado todo, haya hecho todo lo que quería hacer. Dios: ¡¡no te lleves para siempre a alguien que tenía tantas ganas de hacer tantas cosas para sí y para los demás!! No detengas su marcha imparable. Déjala actuar, déjala que protagonice películas, déjala que vaya a Europa, a China y a cuanto lugar extraño se le haya ocurrido ir y que seguramente se le rendirían a sus pies en cuanto la vieran. Déjala que luego de tantos sacrificios, de años enteros durmiendo o viajando en un bus tenga la posibilidad de poder hacer a su antojo lo que había soñado en esas noches largas de insomnio, en las que todo era incertidumbre y había tanto temor. Déjala que eche rienda a suelta con sus diseños y que el nombre Selena sea marca registrada por lo que ella ha hecho y ha mostrado a todo el mundo. Déjala que Selena haga lo que a muchos les lleva años y ayuda para al menos imaginarlo. Déjala también ver que en el mundo no es todo color de rosa y que tendrá que enfrentarse a cosas no tan agradables, pero que lamentablemente tendrá que encarar si quiere llegar lejos. Que vea eso antes de que sea demasiado tarde, cuando el mal se le presente con un arma en la mano dispuesta a que el otro no pueda disfrutar de algo que esa persona sin alma nunca lo lograría por sus propios medios. Déjala que pueda disfrutar de un mundo al que ella sólo vio viajando o en conciertos. Déjala que pueda decir abiertamente a todo el mundo lo que Selena sólo lo decía para sí: que ella era la mejor…

¡¡Dios mío, mírame, míralos, míranos!! ¿Es que es justo que veamos a Selena, y la tristeza y el absurdo formen parte del recuerdo? ¿Es justo participar de la incredulidad, del llanto, de la impotencia, del dolor? Te pido que reveas lo actuado. Te pido que lo reconsideres. Te pido que hagas lo que tengas que hacer para que haya un mundo feliz con Selena. Yo me ofrezco. Sí, ¡¡yo me ofrezco!! Me ofrezco para lo que necesites. Me ofrezco a lo que sea para ver a Selena feliz. Permíteme ofrecer parte de mi vida o toda para que Selena pueda vivir felizmente la suya. ¿Qué quieres? ¿Quieres que me ponga en el medio de esa bala dirigida a ella? ¿Quieres que aparezca en su mundo haciendo hasta papeles erróneos o desagradables, pero que le permitan devolverla a este mundo? ¿Quieres que me exponga a cualquier experiencia para que ella tenga su oportunidad? ¡¡Sólo dilo, Dios, manifiéstalo!! Dinos, Dios, qué quieres a cambio. Yo te lo pido, ¡¡yo te lo ruego!! Te lo pide alguien que no puede soportar más el dolor, pero que jamás lo calmará olvidándose de ella, renunciando a volverla a ver, no esperándola más. Dios, a muchos nos duele su ausencia, todavía nos inunda el desconcierto, no soporta el paso del tiempo, no tolera que se propicie el olvido o que el recuerdo sólo se circunscriba a aniversarios. A muchos de nosotros el sólo recordarla, escucharla, verla, añorarla nos provoca risa, llanto, algarabía, dolor. ¡¡Selena nos sigue generando vida, Dios mío!! Por eso tráela, tráela, dile que lo has reconsiderado y que le das una nueva oportunidad, una continuación a su obra, que le das el tiempo suficiente como para que ella sea la forjadora de su destino, de su canto, de su arte, de su diseño, de su vida. Dile que en realidad te has dado cuenta de lo huérfano que nos has dejado sin ella. Dile que tú te bastas solo, que es muy egoísta de tu parte tenerla sólo para ti. Que también tienes que estar con aquellos que la hicieron grande, que la fueron a ver en esos pueblos que Selena visitaba en su bus, que aún la lloran, que aún la extrañan, que aún la añoran, que aún la esperan. Dile que hay un mundo ávido por dar y recibir Amor, y que para eso necesitan de Selena … Dile que aún siendo Dios tú también te puedes equivocar y que el llanto de Amor de la gente te hizo pensar lo inútil de las decisiones “convenientes”…

Si aún dudas, si aún piensas que es mejor así, que lo hecho, hecho está, y que es mejor esto que has decidido, pues quién sabe qué cosas peores le podrían haber sucedido a Selena si le hubieses permitido continuar, te digo que peor que esto no va a poder ser. Piensa en Selena, piensa en todo su camino, en todo lo que tuvo que hacer para levantar a una familia, lo que significa ser el sostén económico y emocional de tanta gente. Piensa en la grandeza de los humildes, de aquellos que sostienen que todo se puede lograr con honestidad y mucho trabajo. Piensa en el mensaje que ha quedado para todos nosotros una linda vida hecha añicos, el triunfo de la falsedad, de la mentira, del engaño, de la traición, y de la inutilidad de la verdad, de la honestidad, de la transparencia. ¿Qué mensaje le dejaremos a todos si le decimos que éste es el destino de Selena, el final increíblemente triste, solitario y sinsentido de una historia digna de Cenicienta? ¿Es esto mejor para evitar un mal peor? ¿Qué puede haber peor que esto, Dios? ¿Qué peor puede ser que a alguien le hagan hacer todo el trabajo, todo el sacrificio, le permitan soñar y vivir un instante de la consagración para después sacarle todo? ¿Es esto el “mal menor”? ¿Es esto lo mejor para Selena? ¿Es esto lo que le podemos ofrecer como premio a tanto Amor, sacrificio, bondad, optimismo, alegría de vivir? ¿No es mejor darle la vida para que haga y disponga de ella, y sea Selena misma quien diseñe su destino? ¿Puede esa pérfida ser lo mejor para Selena? ¡¡Por favor, Dios!! Piénsalo, medítalo y concéntrate en Selena y en su dolor final, y piensa en aquellos que la recuerdan todos los días, que contribuyen todos los días a su recuerdo a cambio de ninguna compensación y con la única finalidad de sacarle una sonrisa a Selena, donde quiera que esté ... Piénsalo, y piensa que siempre habrá gente que estará dispuesta a un sacrificio de su propia vida para que Selena tenga la suya. Que considera que Selena es lo más importante para ser más tolerable un mundo tan difícil…

¡¡Vamos, Dios!! Tú lo puedes!! Yo sé que puedes hacer un chasquido con los dedos y hacer que todos nos olvidemos de lo que pasó desde el 31 de marzo de 1995 para acá. Yo sé que puedes hacernos vivir estos últimos 15 años de nuevo sin que nos demos cuenta. Yo sé que puedes devolver a Selena a este mundo sin que recuerde nada de lo que le pasó. Y sé que hasta puedes dejar grabado en su cabecita que bajo ningún punto de vista cometa ese error, que vea a esa mujer, que desvíe su camino. Sé que lo puedes hacer. Sé también que dependo de tu voluntad. Yo sólo quiero que me veas llorar cada noche cuando la veo, yo sólo quiero que veas lo que hago por ella con mucho Amor pero con mucho dolor. Yo sólo quiero que repares en mí cuando hago algo por Selena. Quiero que adviertas mi sentimiento por ella, quiero que sientas el dolor de tanta gente. Quiero que veas que esa mujer es todo para nosotros, y cuando puedas convencerte de nuestro verdadero dolor, quiero que la veas a Selena, quiero que veas su rostro, quiero que veas su expresión, quiero que veas si su sonrisa es de alegría, o de simple complacencia y de un dolor inocultable, quiero que veas si esa risa es de felicidad como cuando estaba cantando en la Feria de Monterrey en 1994, o es de simulación ante tanta desilusión como lo manifestaba en aquellos reportajes de San Antonio o Corpus Christi en marzo de 1995. Y cuando te convenzas de que ella sigue sufriendo por todo lo que ofreció por los demás, pero que poco pudo hacer por sus sueños y su felicidad, tócale la frente, tómala de las manos y sólo dile: “Puedes volver a tu mundo”. Ya verás cómo cambiará su rostro, ya verás cómo te dirá “¿De veras me puedo ir?” y ya verás que con tu asentimiento ella correrá a buscar sus cosas para no perder más tiempo y cumplir con todo lo que había soñado por años. Ya verás cómo te lo agradecerá de por vida y ya verás cuánta gente te agradecerá que los hayas escuchado. Ya verás cómo el mundo será tal como tú lo quisiste con sólo corregir una decisión que sólo ha traído desconsuelo a toda la humanidad…

Sólo eso te pido, Dios … Sé que no es poca cosa, pero sólo te pido eso. Te lo pido todos los días, te lo ruego con lágrimas todos los días. Sólo hazlo por Selena, hazlo por su vida, por su felicidad. Y ya sabes: si alguien tiene que reemplazarla si ella viene para aquí, no lo dudes. Estoy yo aquí, listo para que Selena sea feliz con todo lo que ella quiso y no pudo hacer, para que ella sepa aprovechar el tiempo que yo sólo supe dilapidar…

Eso te pido, Dios. Sólo espero que algún día lo consideres…

Pues yo amo a Selena y sólo quiero para ella lo mejor…

Porque yo sólo estoy aquí por Selena … Yo sólo estoy para que ella pueda cumplir con todos sus sueños…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)















Hasta la próxima, Selena…


Había llegado al sitio de la entrevista puntualmente. Estaba excitado, con mucho, muchísimo miedo. Estaba por encontrarme con Selena y no sabía ni siquiera cómo iba a encarar la entrevista. Había ensayado miles de veces, había planificado una y otra vez las preguntas en función de mi objetivo, había estudiado las cosas que le iba a preguntar, las cosas que le quería decir para sorprenderla y las cosas que debía callar para no preocuparla. Pero todo se me había borrado por completo desde el día anterior cuando sabía que en poco tiempo me encontraría con ella. Me dolía el estómago, sentía un profundo nerviosismo, la ansiedad de la espera del momento me atormentaba, el saber que era fin de febrero de 1995 y faltaba poco tiempo me angustiaba más … Hasta la duda de cómo llamarla me generaba un nerviosismo incontrolable. ¿Cómo hacer para no decirle “Cuídate, Selena, no quiero decirte que falta poco tiempo. ¡¡Entérate tú, corrige el camino a tiempo!! ¡¡Piensa sólo en ti y en lo que quieres hacer para ti!!”? En el medio de mi ansiedad, el señor Quintanilla entró en el estudio de q-productions. Habló con una persona y ésta me señaló a mí. De inmediato se acercó a mí y me extendió su brazo para saludarme. Me dijo que su hija vendría en breve y que aceptaría gustosa ser entrevistada por alguien de tan lejanas tierras. Luego me dio algunas instrucciones sobre qué preguntas eran las más convenientes para la entrevista, que no tenía mucho tiempo dadas las intensas actividades de su hija, y se quiso asegurar qué tanto sabía de Selena. Le dije lo básico, pero lo suficiente como para convencerse de que sabía muy bien de qué se trataba la historia de su hija. Lo convencí a tal punto de que esbozó una sonrisa y me dijo. “Ojalá que muchos en Argentina sepan tanto de Selena como tú. Si es así, ¡¡el éxito de ella está asegurado en cuanto lleguemos allí!!”. Yo le dije. “No se preocupe, señor Quintanilla. Su hija ha llegado ya a lugares inimaginables aún para ustedes. Y está a un tantito así para que despegue y su éxito sea irrefrenable. En cuando pise Sudamérica, América latina toda caerá rendida a sus pies”. Él se sonrió de satisfacción, me dio una palmadita en la espalda y me dijo que ojalá Dios desee eso y se retiró no sin antes darme las gracias por venir desde tan lejos para entrevistar a Selena y de prometerme que en breve estaría aquí. Yo le retribuí el saludo y volví a subsumirme en la mayor de las angustias. “Pronto estará Selena aquí. ¿Qué voy a hacer? ¿Qué voy a decir? ¿Qué le preguntaré cuando la tenga enfrente y me quede encandilado? ¿Qué tendré que decirle para que piense en lo que le quiero decir?”. El sólo hecho de pensar que estaba a tan poco tiempo de aquella desgracia, de que yo poco podía hacer, y de que sólo podía hablarle y hacerle pensar en lo que estaba sucediendo sin que pensara que ella debía hacerse cargo de todo me daba una tremenda angustia, rayana a la locura. El sólo hecho de pensar que lo que quería decirle es que piense en ella, que piense en sus metas personales, que los problemas de otros son eso, problemas de otros, y de que lo que no hiciera ella por sus sueños no lo iba a hacer nadie me daban ganas de estallar en gritos y de decirle sin más lo que iba a suceder si no hacía algo a tiempo, gritarle y mostrarle todas las cosas que se hicieron después en su recuerdo y decirle si era ésta la forma en la que quería que se la recordara. Ser aun más cruel y mostrarle fotos, recortes de diarios, libros e innumerables homenajes y preguntarle si ella estaba preparada para semejante recuerdo, para ser recordada como un mito y como una leyenda, pero que poco podría hacer para lograr todo lo que quería .... Gritarle, en definitiva, si era eso lo que deseaba ... Miraba a mi alrededor y veía los recortes actuales, los premios, fotos de Selena con José Behar, con Los Dinos, con su familia. Empecé a preguntarme si yo estaba preparado para esto y de golpe escucho un “¡¡Hi!! ¿Cómo están todos?” … ¡¡Era Selena!! Sí, era ella y ¡¡no lo podía creer!! … Empecé a dar cuenta de que estaba en el medio del baile y de que no podía escaparme, y ¡¡menos de ella!! Tenía que enfrentarlo, tenía que enfrentarla, tenía que hacer algo por ella...

Parecía que todo estaba preparado para mí. Selena lucía increíblemente bella. Se la veía como yo lo hubiese soñado. Estaba vestida prácticamente igual que en aquella presentación del programa “Un nuevo día”, emitido el 3 de noviembre de 1994. Estaba con su pelo larguísimo y con flequillo, lucía un bustier y minifalda negros, y unas hermosas botitas al tono. Estaba muy maquillada y muy arreglada para la ocasión. Y es que había más de un motivo para presentarse así. Venía de un sinnúmero de entrevistas y de presentaciones luego de su formidable presentación en el Houston Astrodome, además de estar preparando su disco en inglés. Yo estaba mudo y tendía a hacerme el desentendido mientras temblaba como una hoja, y sentía congelados los pies y las manos. Esperaba que Selena terminara de hablar con su padre y de que éste le señalara el camino hacia mí. Ya para ese entonces estaba frenético. Por un lado, deseaba que estuviera frente a mí como lo había deseado durante tanto tiempo, pero por otro tenía pánico en cuanto Selena se fijara en mí, en cuanto me observara, en cuanto repara en mí y me mirara de arriba a abajo. Me sentía como aquellos varones que se presentaban para representar de “ex novios” cuando Selena interpretaba “¿Qué creías?”, y que no sabían cómo Selena los iba a encarar. Dependía de su ánimo, pero también dependía de lo que le transmitía su “ex novio”. Eso me atormentaba aun más. Me sentía pequeño ante tamaña estrella, pero pronto ella se encargaría de que yo no me sintiera así … En cuanto volví a mirar para el lado en el que estaban todos, vi con temor mayúsculo que Selena venía sonriendo hacia mí. Llevado por mi miedo, apenas si levanté la vista hasta que la tuve bien cerca. Bastó con observarla, bastó con ver su sonrisa, bastó con que fuera ella quien me preguntara cómo estaba yo, bastó con que sin siquiera me diera tiempo a decirle nada para que me diera un beso y me agradeciera semejante atención para con ella para que yo me sintiera otro, para que sintiera que estaba tocando el cielo con las manos, para que me sintiera en el paraíso, para que me sintiera que estaba con lo que más deseaba estar en toda mi vida…

- Antes que nada, quiero decirte si te molesta si te digo “Selena” y no “Selina”. Yo sé que prefieres que se te diga “Selina”, pero entiende que para nosotros que hablamos el español desde siempre nos cuesta pronunciar la “e” como “i”, como se hace en inglés. Además, para mí decirte “Selena” es ponerte en la dimensión que tienes como artista y como persona. Sé que suena tonto y banal, pero…

Ella me interrumpió. Tal vez notó que estaba haciéndome un gran problema con ello y me dijo:

- Pero, por favor, Sergio. ¿Qué me dices? ¿Cómo me habría de molestar que me llames así? Vienes de tan lejos con palabras tan elogiosas hacia mí, me halagas con lo que escribes, haces que se me conozca en tus tierras como nadie y piensas que me voy a molestar por ello. ¡¡En absoluto!! Aparte, ya me acostumbré a que me llamen de las dos maneras. Tal vez al principio me desconcertaba que me llamaran “Selena” porque no entendía el motivo. Ahora lo sé y la mayoría lo hace por lo que tú me dices. Pero oye, ¿Cómo estás tú? Se te ve bien, pero te noto nervioso. Te tiemblan las manos al tomar nota de mis palabras. ¡¡Ya noté que tenías las manos heladas!! -y echó a reír en una de sus clásicas carcajadas mirando a todo su entorno que la acompañaba de su ocurrencia-. ¡¡Vamos!! ¡¡No es para tanto!! No estás ante Gloria Stefan, Whitney Houston, ni nadie de esos artistas tan famosos. Estás frente a mí…

- Estoy ante Selena, ni más ni menos -esta vez la interrumpí yo, estando mucho más seguro de mí mismo-. No sé si eres consciente de lo que significas para tanta gente, para tantas personas. Tuve oportunidad de estar en el Houston Astrodome y me quedé impactado. Debo confesar que no esperaba semejante actuación. No te había visto en concierto, no tuve oportunidad de ver nada de ti en directo. Nunca vi a nadie actuar de esa manera. ¡¡Eres fantástica!! Para mí ya eres una realidad. Pero lo que más me llamó la atención es la relación que tienes con el público. En verdad, la gente te ama. No ven en ti sólo a una artista a quien admiran. Te ven como un familiar, como alguien cercano a quien quieren mucho. ¿Eres consciente de ello? ¿Sabes que la gente tiene grandes esperanzas en ti?

- Sí, sé del cariño que me tiene la gente. Tal vez no haya dado cuenta, ahora que lo dices, sobre las expectativas de la gente. Cuando canté “Como la Flor” gocé mucho de ese momento porque me sentí muy querida. Ahora que lo pienso, siempre desee eso y siempre busqué que me quisieran. Tal vez me gustó ese momento porque la expresión de la gente hacia mí surgió sola, no fue como respuesta a algo que yo había generado. Era cantar, bailar, y escuchar el griterío y el amor de la gente. Tal vez eso me hizo sólo sentir placer sin pensar si faltaba mucho para terminar la canción, sin siquiera hacer nada más que escucharme y escucharlos. Sentí como nunca el Amor de ellos, sentí que me estaban dando lo que siempre había deseado. El final y la despedida fueron momentos muy lindos para mí. Me costaba creer lo que estaba viviendo. Sentí como nunca que había logrado muchas cosas. En más de una oportunidad me acordé de cuando era niña y todo era miedo e incertidumbre para mí…

- ¿Y es por eso que daba la sensación de que no querías irte? ¿Que cuando bajaste del auto que te llevaba a la salida y los custodios te invitaban a irte a tu camarín, tú te resistías y seguías asomando la cabeza para despedirte hasta del último espectador que coreaba tu nombre?

- ¡¡Hey!! ¡¡Qué buena observación!! ¡¡No sabía que alguien lo había notado!! ¡¡Ni que hubieses visto infinidad de veces esa salida del Astrodome!! Sí, recuerdo bien ese momento ... Si bien soy de devolver cada uno de los saludos y estoy acostumbrada al cariño de mis fans, esa noche no me quería ir. Fue muy conmovedor ese concierto. Me generaron muchas sensaciones. Mi padre siempre me enseñó a ser amable con la gente. Por eso no escatimo ninguna muestra de agradecimiento hacia ellos. Pero esa noche la viví como si fuera la última. Tuvo un gran significado para mí. Les di lo de siempre, pero les adelanté lo que vendría. Tenía temor por si les iba a gustar o no. Pero la gente respondió como siempre y eso me emocionó. Confieso que me quedé mucho tiempo sola en mi camarín pensando en eso y en mi futuro…

- ¿Y cómo ves tu futuro?

- Es un año clave para todos nosotros. Sabemos que estamos haciendo una apuesta muy fuerte, pero confiamos en que todo saldrá muy bien. Sabemos que hemos llegado lejos, pero ahora hay que saber mantenerse y saber que hay que seguir esforzándose para llegar a lo más alto…

- ¿Tú te sientes preparada para todo? Tú sabes que la fama luego de tu disco en inglés te expondrá a cosas hermosas pero te enfrentará a gente diferente, a gente que por ahí no gustará de tu éxito, que te criticará, que tratará de minimizar lo logrado, que te envidiará, que querrá aprovecharse de tu fama. ¿Ése no es un riesgo del cual no están acostumbrados a afrontar?

- Es verdad. Nosotros siempre fuimos muy honestos y siempre hemos dicho lo que pensamos. Tal vez haya gente no muy buena que no guste de lo que hacemos, de lo que pensamos, de lo que creemos o de nuestro éxito, pero confiamos en que todo eso lo podemos superar. Si hasta ahora pudimos, ¿por qué no lo podremos superar ahora?

Justo en ese momento aparece esa mujer. Apenas ve que está Selena en la entrevista, la saluda desde lejos, pero no interviene. No deja de mantener el bajo perfil para que nadie repare en ella, para que nadie piense que ella tiene planes y tiene ideas, para que nadie sepa que ella es el verdadero peligro. Supongo que Selena me iba a aclarar el saludo, pero yo, para demostrar mi atención por lo que estaba sucediendo, pero sin que ella sospechara lo que sentía por esa mujer, le dije:

- ¿Sabes? Siempre sentí curiosidad por tus saludos. Noto que siempre saludas a la gente. Les dedicas un beso, tu mano extendida, les indicas que agradeces cada palabra de Amor que recibes tomando ese gesto con la mano y llevándolo a tu pecho o a tu mejilla. Y sé que lo haces desde muy chica. Vi que por lo menos desde los 15 años lo haces cuando tuve la oportunidad de ver imágenes de tu concierto en Matamorros, que se transmitiera en el Show de Johnny Canales. Allí noté cómo saludabas a cada uno de los asistentes siendo tan pequeña. ¿Cómo es que lo adoptaste a tus conciertos?

- ¡¡Hey!! No dejas de sorprenderme. ¿Cómo sabes todo eso? ¡¡Es como si me hubieses visto desde siempre!! ¿En serio no eres de Texas? ¿No has estado aquí antes? ¡¡Me intrigas!!

- Yo creo, Selena, que debes saber a esta altura de tu vida que eres más conocida y más querida de lo que tú crees. Yo te puedo asegurar que en mi país ya tienes fans aun cuando allí no se consiguen cosas de ti. Apenas si se pasa algún video tuyo en MTV. Y aun así ya eres conocida. Me gustaría que lo supieras, más que nada a la hora de tomar cualquier decisión, a la hora de que te encuentres en alguna disyuntiva… Pero oye, aún no me has dicho cómo aprendiste lo de los saludos…

- Mi padre estuvo al tanto de estas cosas. Él siempre nos inculcó que debíamos ser agradecidos con el público y con todo lo que recibiéramos de él. Que sin ellos no seríamos nada. Y es por eso que se me ocurrió saludarlos y agradecerles todo de las maneras que se me ocurrían. A veces el no saber el español me imposibilitaba expresarme, pero a mí siempre se me ocurría algo para sorprenderlos.

- Supongo que el cantar desde muy pequeña y estando sola con un micrófono ante un público te debe haber dado mucho miedo y te hizo pensar en un montón de estrategias para agradarlos…

- Sí, efectivamente. ¡¡Y ese miedo aún existe!! Siempre tengo miedo y siempre lo tendré. Pero aprendí desde muy chica a estar privada de tantas cosas y de lo que cuesta conseguirlas. Pero que todo se puede conseguir con honestidad y mucho amor. Y que cada cosa que se consigue hay que valorarla como oro. Yo sé del valor de cada pequeña cosa… Y sé que nada es imposible. Que todo se puede lograr…

- “The impossible is always possible”.

- ¡¡Exacto!! ¡¡Y ahora me sorprendes con tu inglés!! -y echa otra vez una de sus hermosas risotadas-. Ésa es mi forma de ver la vida. Así lo aprendí y así será siempre…

- Supongo que debes amar mucho a tu padre. Porque de alguna manera todo empezó porque por miedo a que él se ocupara más por hacerle aprender a tocar el bajo a tu hermano, tú te aprendiste unas viejas canciones que tenía guardadas en un libro y así pudo él apreciar tu talento nato para cantar…

- ¡¡Oye!! Por momento me dejas anonadada. Para ser de tan lejos y de un país que poco me conocen sabes muchísimo. Me halaga pero me asusta. ¿Acaso vienes de otro planeta? ¿Acaso vienes del futuro? -y echó a reír de nuevo, pero esperando mi respuesta con mirada inquisidora-…

Si supieras, Selena, si supieras de donde vengo … Muero por decírtelo. Muero por decirte toda la verdad … ¡¡toda!! Pero no puedo…

- ¡¡No es para tanto, Selena!! Digamos que me esmeré mucho por saber mucho de ti para estar a la altura de una gran artista como es lo que eres, y sabiendo y no teniendo ninguna duda de que llegarás bien lejos … Sé también que tu gran proyecto son los diseños y de que por eso has abierto tu boutique aquí en Corpus Christi y en San Antonio, y que vas por Monterrey y México DF… ¿Pero no vas muy rápido? Hay artistas que primero hacen su carrera musical y recién al final de sus carreras se dedican a sacar sus diseños, lanzar un perfume o dedicarse a otros menesteres…

- Es que éste es mi gran sueño. Es tan importante como cantar. No es un hobby. Querría ser conocida en todo el mundo por mi canto pero también por mis diseños. Quiero que la gente sepa que puedo dar mucho, que tengo capacidad para ello y que puedo lograr que toda la gente vista mi ropa… Todo el día pasan por mi cabeza cientos de ideas y en cuanto tengo tiempo libre las pongo en marcha. No tengo tiempo que perder. Sé que soy joven, pero no sé si me alcanzará la vida para hacer todo lo que quiero. Muchas veces quería pero no lo podía hacer. Ahora que tengo la oportunidad no la puedo desaprovechar. ¡¡No hay tiempo que perder!!

- Ojalá todos fueran como tú, Selena. Con personas como tú, la humanidad estaría salvada ... Pero hay una cosa que me llama la atención. Hay mucha gente que te preguntan cómo te gustaría ser recordada, a tu madre le preguntarían que haría sin ti … ¿No crees que es prematuro que te hagan esas preguntas con todo lo que quieres hacer y con todo lo que te falta dar? ¡¡Estás por cumplir tan sólo 24 años!!

- Sí, es cierto lo que dices. Tú me estás haciendo pensar en que esas cosas deben tener un significado. Les debo estar transmitiendo algo que ignoro ... Por lo pronto les diré lo que dices. ¡¡Que aún tengo mucho para dar!! Ahora que lo pienso, ¿por eso me dijiste antes eso de que “tú sabes que la fama luego de tu disco en inglés te expondrá a cosas hermosas pero te enfrentará a gente diferente, a gente que por ahí no gustará de tu éxito, que te criticará, que tratará de minimizar lo logrado, que te envidiará, que querrá aprovecharse de tu fama”? … Tal vez … Tal vez debería pensar más en ello…

- Sí, Selena. Yo pensaría mucho en esas cosas … No sabes la gente envidiosa y con malas intenciones que hay en todo el mundo … ¡¡y no muy lejos!! A veces están más cerca de lo que tú crees ... ¿Cómo tomarías que alguien a quien conoces te mienta o te defraude?

- No tolero las mentiras y las deslealtades. Eso me enfada mucho. Si me pasara encararía a esa persona, y le diría lo que pienso y que no espero más nada de ella. Soy muy impulsiva. También soy de buscar arreglar las cosas por mi cuenta. Muchas veces tuve que enfrentarme a ello y supe lograr lo que me proponía y superarlo…

- Pero sabes, Selena, que la vida te da sorpresas, y muchas veces no son agradables. A veces uno confía en gente que no es tan honesta como tú y cuando quieres reaccionar puede que sea tarde…

- Tal vez. Pero pienso que eso no puede pasarme ... ¡¡Oye!! A veces pienso que tú me preguntas como si supieras de algo, de que te preocupa algo de mí como si presintieras algo y de me estás aconsejando como si me conocieras de toda la vida … ¿Me tengo que preocupar? -y echó otra de sus carcajadas, pero esta vez de nervios, como tantas otras veces-.

- Yo me detendría en esas palabras tuyas que dijiste en el Houston Astrodome al final de “Como la Flor” … ¿Las recuerdas, no? Esas de “Mil abrazos y mil besotes a cada uno de ustedes. Cuídense muchísimo y nos veremos muy pronto. Hasta luego, ¡chau!”.

- ¡¡Wow!!! Las recuerdas como si las hubieras escuchado miles de veces. ¿Cómo las has memorizado? ¡¡Sí, es cierto!! Las dije … Es mi forma de retribuirle todo a mi público que tanto me admira…

- Pero míralo de este modo. Tal vez estas palabras las tengas que tener grabadas para ti. Tú también debes cuidarte muchísimo, pues tu público también quiere verte muy pronto. Piensa, a la hora de tomar cualquier decisión, en ese público que tanto te espera, que tanto te quiere. Piensa en él como tú piensas en tus sueños, en tus anhelos, en todo lo que proyectaste para tu vida. El cumplimiento de tus sueños es el cumplimiento de sus sueños. No lo olvides nunca Selena. ¡¡Todos nos debemos cuidar para que todos nos volvamos a ver!!

- Te lo prometo, palabra de honor. Sé que me lo estás diciendo de corazón y lo tendré bien en cuenta. ¡¡Pensaré en eso que tú me has dicho!!

El señor Quintanilla me hizo una evidente seña de que se debía terminar la entrevista. Por suerte no estuvo tan al tanto de lo que habíamos hablado, porque estaba atendiendo a mucha gente que requería de Selena. Si no hubiese sido así, tal vez me hubiese regañado, pues no le hice mucho caso a sus indicaciones. Selena me miró con lamento y me hizo una seña como diciendo “Es mi padre…”. Yo me levanté y le dije que no había problema, que en todo caso lamentaba no poderle haber dicho más cosas, como felicitarla por su Grammy, por conciertos tan lindos como el de Corpus Christi 1993, Acapulco 1994 o los del Far West Rodeo 1994 de hacía tan poco. No pude dejar de decirle sobre estos últimos que, más allá de que ella estuvo fantástica en todos, me encantó aquel que lucía vestida de azul. Selena asintió y me dijo que a ella también le gusto ese concierto, porque se sintió libre y feliz, que se sentía plena y que nada la podía detener … Estuve por estallar en lágrimas, y antes de que ella lo notara le dije:

- Disculpa mi falta de cortesía, Selena, pero creeme que no lo hice antes por ser muy tímido y porque no quiero que pienses que esto es lo más importante para mí … Pero realmente luces bellísima. ¿Sabes que me recuerdas a lo linda que estabas en el programa “Un nuevo día”? Ese día diste un lindo concierto y me encantaron tus palabras en el reportaje que diste, aparte de cantar “Si una vez”, mi tema preferido…

- ¡¡Ay, Sergio!! No sé cuándo viste esos programas. Pero ya no importa. Importa cómo te has preocupado por mí y cómo me halagas en todo sentido. Y creeme: ¡¡también me gusta que me digas que soy linda!!

Ella se acercó emocionada para abrazarme. Sabía que me estaba despidiendo. Se me hizo un nudo en la garganta, quería contenerme, pero no pude. La abracé bien fuerte, quería que sintiera lo que me pasaba mientras lo hacía y le dije casi al oído, para que sólo la escuchara ella: “Recuerda Selena. Tú eres la mejor. No permitas que te saquen de ese lugar. Cuídate muchísimo, mucho, mucho. Haz lo que tengas que hacer y lo que quieras. Si lo haces, sé que triunfarás”. Cuando me aparté de ella, yo estaba llorando. No podía dejarlo de hacer. Pero por alguna extraña razón, ella me miró como entendiéndome, como si supiera de qué se trataba todo. Me miro tiernamente, tomo mis manos y me dijo:

- No te preocupes, Sergio. Me cuidaré muchísimo y nos veremos muy pronto. Sé que te veré en Argentina. En cuanto llegue te buscaré para que tú me hagas conocer tu país. Igual, yo sé que estarás allí esperándome y eso me dará una gran alegría …

Y se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla bien fuerte, a tal punto de dejar su marca labial…

- ¡¡Oh!! Te manché. Déjame sacarte la marca de mis labios…

- ¡¡No!! ¡¡No lo hagas!! Déjalo así. Déjame irme así, con ese recuerdo, como si fuera un tatuaje, como si fuera ese micrófono que queda con tu marca luego de un concierto. Déjalo así. En todo caso, ven a sacármelo cuando vengas a la Argentina. Lo tomo como un compromiso. Como algo que harás inexorablemente a pesar de todo, a pesar de todas las dificultades, a pesar de mí. Recuerda. Piensa que te estaré esperando, que todos te estaremos esperando allí. ¿Lo harás, no? ¿Me lo prometes?

Ella echó a reír y a pesar de todas las señas que le hacía su padre, ella le dijo que esperara un tantito más y me dijo para tranquilizarme:

- ¡¡Pues claro!! Claro que lo haré. Lo haré aunque más no sea por este momento tan agradable que me hiciste pasar…

Y la dejé ir. Ella se fue despidiendo y daba vueltas varias veces para dejarme su saludo. Lo sentí como una despedida larga que uno no deseaba, pero que tenía que ser así. Quería correr para abrazarla y decirle todo, todo, todo … Pero no podía. En cuanto se fue de mi vista, corrí rápidamente hacia fuera y eché a llorar desconsoladamente. Selena era como yo me imaginaba y no quería que se fuera, no quería que se nos fuera tan linda persona. Invoqué a todo el mundo y a Dios para que reviera su decisión, para que no la dejara ir. Lloré mientras caminaba hacia la nada, sin esperanzas y sin rumo fijo… Cuando tomé conciencia y estaba por tomar un taxi para irme al aeropuerto, vi que un auto pasaba a toda velocidad y alguien que me gritaba desde la ventana: “¡¡No te olvides de mí. Pronto te volveré a ver!!” … Era Selena … Yo extendí mi mano y le di mi mejor sonrisa. Corrí y salté para que me viera, para que supiera que la había visto. Grite: “¡¡Te veré pronto, Selena!! ¡¡Cuídate!! Te esperaré siempre, toda mi vida, toda mi existencia. ¡¡Siempre mi corazón estará contigo!!”.

Y me fui … No quise mirar más. Me quise quedar con esa última imagen, con la imagen de la esperanza. Quizá cuando vuelva todo sea diferente. Quizá cuando vuelva podré ver a Selena y agradecerle por haber cumplido su promesa…

Sé que si llego a publicar esta entrevista en el diario “La Nación” mi sueño se habrá hecho realidad. Que no será una quimera, que tal esfuerzo no fue en vano. Quiero creer que cuando vuelva todo será distinto, todo será feliz. No importará mi realidad, no importará lo que haga, no importará lo que me pase. Importará que pude no sólo entrevistar a Selena como un mero periodista recién recibido que logró una gran nota …Importará que vendrá Selena. Mientras tanto tendré su marca labial en mi mejilla para que sea ella quien me la saque, para que sea ella quien me salude, para certificar que ella vendrá a cumplir su promesa, para confirmar que meditó todo, y que pensó que ella nació para ser la mejor y que hará todo lo posible para validarlo. Será en el momento en el que vuelva a abrazarla aquí en mi país otra vez llorando, pero esta vez de felicidad, y poder decirle “Sí, Selena, lo lograste, has triunfado, eres una realidad, eres feliz y exitosa, eres la mejor” … Será en el momento en el que le dibuje a Selena una sonrisa de satisfacción, la satisfacción del que lo logró, la satisfacción del que puede con todo y con todos sólo con Amor…

Ojalá que cuando vuelva a mi Buenos Aires querido, yo la pueda volver a ver…

Mientras tanto, la seguiré esperando con todo el Amor que le tengo, con el corazón que sólo le pertenece a ella…

… Yo sólo estoy aquí en este mundo para recordar con Amor a Selena, para que su nombre siempre esté en lo más alto y para que nunca, nunca, se sienta sola…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)















Hasta que un día, Selena…


Un día me levanté y dije basta, un día me desperté y sentí que no iba a poder con tanto dolor, con tanta angustia, con tanta soledad. Pensé que debía abandonar, que debía abandonarla, que debía olvidarme de ella, que ya no podía más, que ya su ausencia me era intolerable y que me llevaba a la locura, a la impotencia, a la sensación de derrota y de fracaso. Su dolor era mi dolor. Su partida de este mundo era la muerte para mí. El sólo encarar cada día sin tener noticias de ella, sin saber de ella, sin verla en un lugar, sin verla en el sitial en el que ella debería estar ahora me era inaceptable, incomprensible, inaudito. “No puedo más con tanto dolor”, me dije. “Tal vez tenga que pegar la vuelta y no volverla a ver, no escuchar más sus canciones, no mirar más sus videos, no pensar más en ella, no nombrarla más. Tal vez así se me iría la angustia de mi alma y de mi cuerpo, se me dibujaría la sonrisa en mi rostro otra vez. Tal vez un nuevo sol salga y una nueva vida nazca para mí. Tal vez deba hacerle caso a quienes una y otra vez atacan a sus fans diciéndoles “Déjenla descansar en paz. No ven que ella ya no está. ¿Para qué siguen hablando de ella, para qué la siguen molestando? No le hagan el juego a los que lucran con su figura. Ya déjenla descansar en paz!”. Tal vez tengan razón. Tal vez ella quiera eso. Tal vez no quiere que la nombremos más. Tal vez tenga sentido que cierren sus boutiques, tal vez haya que dejarse llevar por el paso del tiempo y dejar que él se encargue de que se lleven sus sueños, sus anhelos, su esperanza, su energía, su vitalidad. Tal vez llegó el momento de pensar que no vale la pena hacer el esfuerzo de que se divulguen sus imágenes, de que salga nuevos dvds con tantos conciertos y presentaciones de ella que jamás salieron a la luz o que sólo salieron parcialmente. Tal vez llegó el momento de no ver más nada, de ceder, de olvidar, de ver otras cosas, otras actuaciones, otros artistas. Tal vez no valga más la pena verla si no hacemos más que llorar y añorar por una vuelta que nunca se concretará. ¿De qué nos sirve ya ver sus imágenes si lo único que nos genera es dolor? ¿De qué nos sirve ver una y otra vez sus videos si nos retrotraen a momentos lindos que nunca más volveremos a ver? ¿De qué nos sirve evocarla si ya se destaca otra gente, otros artistas que seguramente ni la vieron actuar? ¿De qué nos sirve que incluso algunos la evoquen sin que nos dé la sensación de que para muchos es el paso obligado para ganarse al público, sobre todo el de Texas y el de Monterrey, más que porque la tengan presente en sus canciones, en sus actos cotidianos, en su forma de ver las cosas, en su ejemplo de vida?

Cada vez que veo los artistas que surgen hoy, que tienen éxito mundial y que llegan a Hollywood no puedo más que agarrarme una y otra vez la cabeza, y decir a los cuatro vientos “¿Cómo puede ser que ella no esté allí en ese lugar? ¿Cómo puede ser que no esté deslumbrando su figura en el Madison Square Garden en Nueva York, en el Astrodome de Houston, Texas, o en tantos otros estadios a lo largo y a lo ancho de los Estados Unidos, en México y en todo el mundo? ¿Cómo puede ser que el mundo no se quede impactado al verla en programas de televisión como “Saturday Night live”, “American Idol”, o como los de David Letterman o de Larry King? ¿Cómo no llegó ella a lo más alto del éxito mundial? ¿Cómo ella no tiene su nombre en el Paseo de la Fama en Hollywood? ¿Cómo sólo tiene una estrella en el Hard Rock Café de San Antonio? ¿Cómo han llegado ellos y ella no? ¿Cómo me explico esto? ¿En qué se falló? ¿Qué se hizo mal? ¿Qué no previeron? ¿No estaban acaso preparados? ¿No habían pasado por miles de obstáculos tan difíciles y tan complicados en la vida y los habían sorteado a base de esfuerzo, talento, unión y mucho sacrificio? ¿Cómo sólo una persona tan mediocre, pero con características psicopáticas evidentes que nos hacen pensar cómo la aceptó todo el entorno familiar, pudo más que todos ellos, con tantos años de lucha, con tanto Amor que terminó desechado como si fuera arrojado a un tiesto de desperdicios? … No. No me puedo llamar a engaño. Porque es por eso es que lloramos todos los días por ella. Porque no nos sirve que nos digan que triunfó, que llegó, que cumplió su sueño. Tampoco nos sirve que esté inmortalizada en bronce, en oro, o en el material que sea, y que esa imagen nos hable, nos explique y nos convenza de que es un mito, de que es una leyenda. Creo que si a ella le hubiesen dicho si quería llegar a ser eso en la vida, se hubiese echado a reír a carcajadas, hubiese proferido una de sus clásicas risotadas y nos hubiese dicho más en serio que falta mucho para pensar en ello. Que hay tiempo. Nos diría que antes que ello hay tantas cosas por hacer, tantos sueños que cumplir, que lo que menos pensaría es que la recuerden de esa manera. Le alcanzaría con ser recordada con Amor. Con eso le bastaría. Ella diría que no podría tolerar que no la quisieran, que la ignoraran, que no le demostraran afecto, que la abandonaran .... Eso sí la afectaría. Esas cosas sí que no las podría tolerar…

Ya no. Ya no puedo seguir así. Tal vez deba conformarme con explicaciones extravagantes que me digan que el mérito es de mucha gente, y que esa gente está entre nosotros para decírnoslo y hacérnoslo recordar de por vida o mientras ellos estén. Tal vez deba conformarme con explicaciones que nunca calmarán el dolor de su ausencia pero al menos me hará dormir tranquilo con la conciencia tranquila, sin hacerme preguntas, pensando que todo fue un hecho desgraciado e inevitable. Tal vez nos hace falta con recordarla en los aniversarios, tal vez alcance con escribirle en fechas importantes, tal vez nos satisfaga decir cada tanto que es la Reina del Tex Mex. Tal vez eso me conforme y me haga sentir satisfecho. Tal vez con comprar sus discos, tener lo que se me permite ver, tal vez el saber que algún día, alguna vez, en un pequeño momento en la historia de la humanidad ella acaparó la atención de este mundo me reconforte y me ponga feliz. “Al menos vio algo”, diré. Tal vez me contente con ver que ella llegó a ver lo que era el éxito, lo que era ser querida, lo que era llegar a lo más alto empezando bien de abajo sin otro capital que la voz, el carisma, la gracia, la personalidad y la energía. Tal vez me contente con ver que parte de lo que quería hacer para su vida lo pudo empezar a realizar, que alcanzara a ver que dejaba de ser un sueño lejano, que se estaba convirtiendo inexorablemente en realidad …Tal vez me tenga que conformar y resignarme, resignarme a que fue bueno mientras duró, fue bueno mientras Dios la acompañó y la dejó a que echara rienda suelta a todo lo que quería realizar, aparte de lo que debía hacer. Tal vez me tenga que conformar que Dios la dejara ver y apreciar que se podía llevar el mundo por delante si se lo proponía, que su Amor era capaz de todo, que podía acaparar la atención de todos. Que sólo ella podía hacer cantar a mujeres, varones, niños, ancianos. Que sólo ella podía robar los corazones de los hombres sin que sus novias o esposas se molestaran por ello pues se trataba de ella, y ella nada malo podía generar. Que sólo ella podía ser considerada un ejemplo para toda mujer. Que sólo ella podía lograr ser adorada por todos los chicos. Qué sólo ella podía darles una última esperanza a los de mayor edad. Tal vez Dios quiso demostrar su presencia y su existencia con ponernos por un instante en este mundo a ella, para que sepa la humanidad lo que Él era capaz con su creación más perfecta, o más bien más parecida al Amor que sólo Él podía manifestar…

Pero no. Ya nada me conforma. La realidad es muy dura. Ya no puedo más. Si la realidad me está diciendo que la olvide, ¿por qué no lo voy a hacer yo? Si todo lo que ella creó con tanto Amor se va cerrando y se va desdibujando, ¿por qué yo no hago lo mismo? Si el paso del tiempo la transforma sólo en “fotos y recuerdos”, ¿por qué yo no me olvido y la borro de mi mente, no la anulo en mi corazón y la recuerdo cada tanto como cuando alguien recuerda a una persona, a algún amor que en algún momento significó algo en nuestras vidas, en nuestras existencias? ¿Por qué no le hago caso a tantos que me dicen “sí, yo antes lloraba mucho por ella pero ya no me duele tanto y la recuerdo con alegría a través de sus canciones”? ¿Por qué no me grabo en mi cabeza que ella vivirá por siempre a través de la música y me contento con escucharla y nada más? ¿Por qué no dejo de mirar el video “I could fall in love” si lo único que pienso al verlo es que para ese entonces ella era ya un recuerdo, que esa hermosa voz ya no estaba, que fue una de sus últimas grabaciones y que las imágenes que se ven allí son manifestaciones de algo hermoso que se cortó, que se arrancó de cuajo, que terminó abruptamente, imágenes de alguien a quien le arrebataron la vida como si una o varias personas se consideraran tan dueños de su vida como del término de sus días? ¿Por qué sigo viendo algo que me genera tanta llanto, tanto enojo, tanta impotencia? ¿Para qué pelear si ya estoy perdido antes de hacerlo? ¿Por qué pensar que lo imposible es posible si sé perfectamente que su regreso es una quimera, que cada día que pasa es una confirmación de que nada se puede hacer por ella, que nada podré hacer para que lo que vivo sea una pesadilla de la que despertaré y nada más? ¿Por qué pensar que alguna vez recordarla sólo me generará alegría si siempre la tristeza invadirá todo como nos invadió esa realidad que empezó ese nefasto 31 de marzo de 1995 y que permanecerá por siempre a través de los años, a través del espacio y del tiempo, cuando ya este mundo no exista, cuando ya nada nos quede en el mismo universo, una realidad que nunca nos la devolverá, una realidad implacable que no se apiada de un alma tan bella, de un Amor imposible de olvidar, de un cariño imposible de volver a vivir?

Son muchas preguntas y un martirio infinito para mí. Será mejor que me olvide de ella. Será mejor que guarde en una caja todos sus cds, todos sus dvds y los selle para no abrirlos nunca más, para que no sufra más, para que no la vea más. Será mejor que saque todas sus fotos y las guarde un archivo al que no abra nunca. Será mejor no exhibir ni en mi computadora personal ni en mi computadora en el trabajo sus fotos. Tal vez sea mejor que no me lleve ninguna foto de ella en mi mochila camino al trabajo y a la vuelta de él. Tal vez sea mejor no llevar más su peso, esa carga pesada del dolor de su ausencia. Tal vez sea mejor ir retirando de mi habitación todas sus imágenes. Tal vez si no la veo será más fácil sobrellevar su ausencia. Tal vez no escucharla me haga olvidar su voz y sus canciones. Tal vez no le tenga que escribir más. Total, la realidad, la impiadosa y terrible realidad, me dice que nada de lo que escribí lo podrá leer, nada de lo que diga lo podrá escuchar, nunca podrá sentir mi llanto ni mis invocaciones. Nunca podrá verme asomándome en la ventana de la cocina de mi casa buscándola en el cielo, en las estrellas. Tal vez sea mejor conformarme con mi idea original: que alguna vez pude dejar asentada mi huella, pude dejar mi sello, ser uno de los tantos que pudo decir que ella tomó mi corazón con Amor, y me hizo suyo y feliz. Tal vez con eso alcance. Tal vez ya no tenga que publicar más fotos ni tenga que crear más espacios para su recuerdo. Tal vez no tenga más sentido hablar de ella en un Foro o en cualquier lugar de discusión o de debate que tenga que ver con ella. ¿Para qué? ¿Para hablar sólo del pasado? ¿Para discutir de qué lado estoy frente a la triste historia? ¿Para hablar de alguien que ya no está? ¿Para ser blanco de injurias y de descalificaciones? ¿Para estar en un lugar cuya principal figura no está? ¿Para no sentir el apoyo de nadie? ¿Para sentirnos tan solos? No. Mejor me retiro. Mejor me olvido. Mejor calmo mi dolor no alimentándolo más. Me contento con pensar que ella está feliz donde quiera que esté … Me contento con saber que por allí está descansando en paz en un lugar al cual nosotros no podemos acceder, un lugar en el que ella no puede escuchar ni ver nada de este mundo…

Había llegado para mí el momento de decir basta. Había llegado el momento de ir cerrando sus recuerdos, de olvidarme, de cerrar un capítulo. Si muchos lo hacen, ¿por qué no lo voy a hacer yo? Si muchos ni se molestan en hacer algo por ella, si no la tienen en el centro de sus vidas, de sus existencias, de sus recuerdos, ¿por qué yo no hago lo mismo? Por eso, ese día fui camino al trabajo dispuesto a deshacerme de todo, de no llevar más sus fotos, de ir sacándola de mi vista, de aceptar un mundo sin ella, de poder vivir sin su presencia, de aceptar que nunca recibiré nada de ella y que ninguna señal nos dará por más que la esperemos. Tomé mis cosas silenciosamente, empecé a cambiarme y tomé equivocadamente una billetera vieja que sólo uso para guardar cosas que no utilizo todos los días, que no tengo que estar llevándola conmigo todos los días. Llegué al trabajo y maldije haberme equivocado. Eso me obligaba a tener que volver a casa a buscar la billetera nueva, la “importante”, la que obligadamente tenía que llevar todos los días … Por un instante imploré que al menos en esa billetera vieja estuviera algo de lo “importante” que tenía que tener en ese momento, que al menos estuviera aquello que debía estar al lado mío. Cuando la abro, observo que tenía en ella una foto, una pequeña foto, una de mis fotos preferidas de Selena que había guardado allí, y que el paso del tiempo se había encargado de adherirla al plástico que cubría su imagen y la había cobijado. Quise tomarla, pero no pude. Se había pegado al plástico, a la billetera. No la podía sacar … a menos que la arrancara, a menos que tirara la billetera, a menos que hiciera caso a lo que me había propuesto ese día. Miré la foto, mire a mi alrededor, vi lo insignificante que era todo lo que sí existía adelante, a los costados y atrás de mí. Y entonces volví a mirar la foto, miré la foto de Selena en el fondo de pantalla de mi computadora que recrea el momento en el que Selena tomó con sus dos manos el micrófono para cantar el inicio de “Como la Flor” en Festival Acapulco 1994, y me dije que nunca podría olvidarme de ella. Que no me puedo mentir. Esta billetera es la prueba de ello, es la señal del destino. Un destino que quiere que las cosas sean así, que el Amor a Selena se refleje de esa manera…

Supe allí que de nada sirve que me proponga olvidarme de Selena, porque mi corazón no lo quiere, porque mi corazón es de Selena, vive por Selena, late por Selena. Por más que mi conciencia me diga que me olvide, por más que muchos me aconsejen que la deje, por más que me digan que cierre sus ilusiones olvidándome no sólo de su canto y de sus conciertos, sino de su persona y de sus sentimientos, yo nunca lo podría hacer, porque lo que me une a ella es como aquella foto con su cubierta. Ya nada lo puede desunir, ya nadie lo puede quitar. Selena vino a conquistar mi corazón con su Amor. Selena no pidió irse de este mundo. Selena no eligió ni esta vida ni este destino. Selena sólo quiso que la quisieran. Y yo jamás dejaré de hacerlo. Jamás podría dejar de hacerlo. Por eso, sólo te pido perdón, Selena, porque por un momento pensé que traicionar mis sentimientos era la mejor forma de recordarte. Sólo te pido perdón, Selena, si por un instante fui egoísta en mis sentimientos y pensé en mí y no en ti, que necesitas de todo nuestro Amor y de todo nuestro recuerdo. Tú diste tu vida por ello. Yo fui cobarde y no llegué a tanto. Espero alguna vez estar a la altura de tu Amor para quererte como tú lo pediste…

Cuando salí del trabajo, pasé por ese odioso Hotel Days Inn. Me detuve y tomé una de mis fotos preferidas de Selena y entré. Le pedí al recepcionista que la tome, que si no sabía quién era, que se lo preguntara a su sucursal en Corpus Christi, y que luego la pegara en la puerta. Que sería un buen gesto poder hacer algo por Selena como también que hagan más placenteras mis pasadas todos los días por ese lugar…

Y no pude evitar mirar al cielo y buscarte, Selena, y en el medio de la calle y delante de todo el mundo alcé mi mano, la puse sobre mi pecho y me dije para mí esperando que me escucharas: “Todo sea por ti, Selena. Todo sea por tu Amor. Y no te preocupes, yo te sigo queriendo, esperando que tú vuelvas a mí… Nadie me quitará esa ilusión. Nadie podrá impedir mi Amor por ti…”.

Y camino a mi casa recordé una de tus canciones, una de esas primeras canciones que tú cantaste, Selena, y que reflejan mis sentimientos hacia ti, lo que siento por ti, lo que me unirá por ti para siempre, lo que me llevaré de ti cuando sea yo sea el que me vaya de este mundo:

“Hoy que tan sólo tengo mil recuerdos de tu amor,
no me olvidaré. Te recordaré. Siempre.
”Hoy que ha pasado el tiempo,
aún recuerdo tu amor, amor.
No te olvidaré. Te recordaré. Siempre.
”Hoy y siempre tú vivirás en mí. Y en mi pensamiento.
”Al llegar a casa, al salir de ella. Siempre te recuerdo.
”Siempre, siempre, siempre, siempre…”

Simplemente, te quiere con toda el Alma…


Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)















Si tan sólo pudiera oír tu voz, Selena…


En la soledad de la noche, en la oscuridad, en el vacío que me genera tu ausencia, en la congoja, en el desconcierto, en la incertidumbre, en el llanto, en el desconsuelo que me genera que no estés aquí, me suena y me resuena aquella canción que llegaste a cantar, aquella canción que ya es sugerente desde el título mismo, de esas tantas canciones que con el paso del tiempo suenan premonitorias, como un aviso, como una advertencia, como una alarma que no fue detectada a tiempo, que no fue escuchada pues nunca nadie se imaginó que podía suceder algo malo, algo terrible. Un aviso en el medio de tanta felicidad, de tanta alegría, de tantos sueños que se iban cumpliendo, de tantas cosas lindas soñadas que se iban dando como un cuento de hadas, como el discurrir de una historia en la cual todo es bello después de un comienzo difícil y con tantas incertidumbres. Esa canción que cantaste con los Barrio Boyz que se llamaba “Donde quiera que estés”, y esa frase que su cantante decía como si la estuviera diciendo ahora con total actualidad “si pudiera tan sólo oír tu voz, tus palabras, tus pensamientos”, retumba en mí y en todos aquellos que te amamos y te amaremos siempre, Selena. Esos corazones que aún sienten tu voz diciéndoles “Siempre seré tu primer amor”…

Estoy en el medio de la noche solo y con mucho frío … El frío de tu ausencia, el frío de no hallar tu calor, el no poder verte, el no poder escucharte, el no poder apreciarte, el no poder tener esa mínima posibilidad de saber en dónde estás, en qué andas, qué nos puedes decir … Si tan sólo pudiera oír tu voz, si al menos pudieras manifestarme algo, algo que pudiera detener mi llanto, ahogar mis penas, darme esperanzas, no rendirme ante esta realidad que me lleva a aceptar lo que yo no quiero aceptar de ninguna manera. Pues yo no quiero que te manifiestes con alguna señal que me la indique otro, yo no quiero inferir que estás allí porque se supone que nos estás dando un mensaje. No, yo no quiero suponer que estás allí, en algún lado, incluso al lado mismo de mí si yo no puedo verte, contemplarte, abrazarte, decirte todo lo que te quiero, todo lo que te extraño, cuánto me duele tu ausencia, cómo querría que estuvieras aquí. Querría yo ir corriendo y asomarme a la ventana de la cocina de mi casa y verte allí, y que me indiques tú una señal, algo que me certifique que estás allí y que te puedo ver, algo que me permita seguir diciendo y sintiendo que nada es imposible, que todo se puede lograr si uno se lo propone. Pues tú, Selena, eres nuestro primer Amor, nuestro Amor eterno, el Amor al cual uno nunca renuncia, el Amor que no se olvida, el que se extraña, el que se espera siempre…

Sabes, Selena, que mucha gente aún está dolida, que está susceptible, que no puede creer que no estés aquí. Selena: hay gente que sigue llorando cada vez que se habla de ti, cada vez que se te recuerda, cada vez que rememoran tus conciertos, cada vez que escuchan tus palabras, cada vez que recuerdan lo que soñabas y, sobre todo, cuando reviven lo que ha sucedido contigo. Y no hay consuelo. No. No hay forma de consolarse ante tanta desolación y tanto sinsentido. La gente no puede entender y a veces no quiere entender pues sencillamente no acepta lo que pasó, no acepta la derrota, no acepta que se te hayan escapado tus sueños, pues hacerlo significa que también se le han escapado los suyos, y nadie está en condiciones de aceptar tanto dolor, tanta locura, tanto Amor desparramado y dilapidado, tanto egoísmo, tanto mezquindad, tanto odio. No puede asimilarlo, pues ¿cómo entender que viva la vida como mirando una película de Amor y en el medio de esa historia viva una de terror? ¿Cómo explicar que una vida como la tuya, Selena, iba a ser tan corta y tan burdamente arrebatada? ¿En qué cabeza cabe que en tu vida ibas a ver y a sentir semejante violencia, semejante cachetazo al Amor, a la ilusión, a la esperanza? Toda esa gente que pudo apreciarte no sale de su asombro y de su dolor … Todos los que te amamos y te admiramos no podemos entender por qué sucedió, cómo sucedió, por qué debía ser así, dónde se falló, en qué momento las cosas iban por un camino peligroso, cuál fue la señal no vista, no escuchada. ¿Acaso fue cuando en ese mes de marzo usaste en todos tus conciertos el pelo recogido? ¿Acaso fue cuando se te notaba dispersa en muchos reportajes, como el que se te hiciera en San Antonio cuando fuiste a ofrecer un concierto en la Escuela de los Spurs? ¿Acaso fue cuando manifestabas una risa forzada en el concierto de Chicago? … Todas estas sensaciones forman parte, lamentablemente, de tu recuerdo. Aunque quisiéramos obviarlo, aunque quisiéramos borrar de nuestras mentes lo más doloroso, lo que más nos duele de tu cruel destino, siempre eso estará presente. Nunca podremos olvidarnos, nunca podremos dejarlo de sentir. Porque cuando miramos hoy a las cantantes que son conocidas en todo el mundo, nos es inevitable pensar que tú deberías estar en ese lugar, que tú tendrías a todo el mundo en un puño o arrodillado a tus pies … Una y otra vez rondarán en nuestras cabezas esas palabras: “Si pudiera oír tu voz, tus palabras, tus pensamientos”. Porque todos los que te amamos seguimos esperando que nos digas tú misma aquello que quisiéramos oír, sólo esperamos que tú nos digas lo que querrías decirnos. Quisiéramos oír de tu propia boca qué es lo que nos querías decir ese nefasto día, qué fue lo que pasó, qué es lo que te llevó a tomar esa decisión, qué es lo que más anhelabas hacer en ese momento, qué es lo que querías hacer con tu vida, con tu familia, con tu futuro, con las personas en quien confiabas, qué te perturbaba y qué te alegraba. La gente, cuando te ve y te escucha, también espera eso, también quiere oír tu voz hoy…

Y mientras la gente te espera, mientras yo te espero, mientras todos esperamos que tú vuelvas para que ocupes ese lugar que nunca debiste abandonar, Selena, todos buscamos hacer lo que podemos. A muchos les ha costado armar la realidad sin tu presencia. A muchos les ha costado seguir. Al principio, tal vez, ante tanto dolor, la gente se recostó en una realidad, se sintió identificada con el dolor de toda una familia, de todo un pueblo, y trató de consolarse como podía, reemplazando tu ausencia con tu música oyéndote todo el día, comprando todos tus discos, acallando tanto dolor escuchando una y otra vez tus canciones, evadirse de la realidad oyendo lo que uno quería escuchar, leyendo historias, viendo imágenes tuyas que acaso le permitían consolarse ante tanto vacío, ante tanto dolor. Pero nadie, absolutamente nadie, ha renunciado a verte, ha bajado los brazos, ni ha aceptado tu partida. La gente y todos los que te amamos seguimos esperando que te nos aparezcas. Todos seguimos aferrándonos a tus discos, a tus dvds, a tus conciertos, a tus reportajes, a todo lo que nos dejaste en vida como un salvavidas, como algo que nos aferra a ti y nos da un mensaje de esperanza, una posibilidad, una chance más de que te volveremos a ver, una chance que es para ti, Selena, esa chance que nos devolverá a nosotros y que nos permitirá a todos ser felices con tu presencia, con tu áurea, con tu voz, con tu personalidad. Todos estamos aferrados a tus cosas, a todo lo que te pertenece, como tú te aferraste a ese anillo aquel nefasto día. Pero como tenemos aún la fuerza de la vida, no queremos que nuestras fuerzas cedan y el paso del tiempo haga lo suyo para darnos por vencidos y no nos quede otra alternativa que elaborar el duelo, cerrar tu vida y aceptar este mundo sin ti, este mundo absurdo sin tu presencia…

Nadie está preparado para aceptar una realidad tan pesada, tan triste y tan dolorosa. Por eso ese aferramiento, ese tomar con mucha fuerza cada cosa tuya, cada relato. Cada argumento es algo vital para seguir. Por eso cada cosa que aparece, cada opinión, cada revelación que surge de algo o de alguien que nos hace pensar y repensar todo aquello, que nos haga meditar por qué, por qué y por qué te ha pasado esto a ti, Selena, genera tantos sentimientos encontrados, tantas reacciones, tantas discusiones, tantos enfrentamientos. Es que todas estas reacciones salen del dolor, del dolor de lo que ha dejado de ser, el dolor de ya no ser. Antes, tal vez la gente que no podía asimilar tu partida, Selena, se la terminaban agarrando con otra gente, con otros personajes de tu increíble y triste final de historia. Y descargaron su ira haciendo toda clase de acusaciones a seres queridos, a personajes entrañables. Y no es que ellos estuvieran convencidos de lo que estaban diciendo. Es que a veces el dolor nos lleva al llanto, pero cuando no queremos llorar más, reemplazamos el llanto por el enojo y la indignación. Y otra vez nos evadimos de la realidad. Y cuando ya nada de eso nos consuela, nos aferramos a la creencia de una de las dos realidades que nos invitaron a creer desde que tú no estás. Y así vive mucha gente en la creencia de que al menos así será menor el dolor y más asimilable lo que ha sucedido. La realidad es tan insoportable que necesitamos de un consuelo, de un abrigo, de alguien o de algo en quien creer. No queremos pensar más y sólo queremos que aparezcas y nos saques de esta pesadilla que viviste primero tú y luego todos los que te amamos … Mientras tanto, la situación y lo que quedó sin tu presencia nos han empujado a creer que sólo hay dos posibilidades de interpretar por qué sucedió todo y nos acostumbramos a ello, nos queremos acostumbrar a ello para mitigar tanto dolor .... Y cada vez que alguien, desde el lugar que fuere, nos invita a que pensemos, a que consideremos que hay otras u otras formas de ver las cosas, que hay otras explicaciones que nos hagan pensar, repensar y explicar por qué todo esto, por qué no estás aquí, el temor a lo desconocido, el solo hecho de pensar en que debemos volver a recrear aquello, aquellas imágenes, aquellos hechos de los que nunca volvimos a recuperarnos, se genera una reacción aun peor de las que nos genera cualquier comentario o reacción distinta de las que nosotros pensamos y sentimos ... Parece que no estamos en condiciones para llegar por nuestros propios medios a saber por qué tenemos que vivir un mundo sin ti, Selena … No podemos solos nosotros explicarlo, y menos aun si los que lo pueden hacer no desean eso y pretender que sigamos aferrados a esas dos realidades…

El dolor sin ti, Selena es muy grande. Por más que querramos, por más que lo intentemos, por más que deseemos superarlo, es insoportable la vida sin ti, el mundo sin tu voz, la vida sin tu esperanza, nuestra existencia sin tu luz, sin tu alegría, sin tu ilusión, sin tus sueños, sin tus anhelos. Es imposible quedarnos en este mundo sin oírte, sin verte, sin agradecerte, sin abrazarte. Si alguna vez aunque sea por un instante, aunque sea por un ratito, aunque sea fugazmente, fuimos felices, fue por ti, Selena. Si alguna vez nos reímos, si alguna vez pensamos que era todo posible, si alguna vez pudimos pensar que la vida valía ser vivida como se debe, fue por ti, Selena. Tú nos marcaste el camino, tú hiciste posible todo. Sólo tú supiste, y por tu cuenta, lo que sentíamos. Tú aprendiste en la vida que no había que conformarse. Que si uno quiere ser alguien en la vida, tiene que ir mucho más lejos. Que no alcanza con que nos marquen el camino, con que no alcanza con ser fieles obedientes de aquellos que nos dicen qué es lo correcto y qué es lo que no. Que todo depende de uno, y que siempre en todo, hasta en el más insignificante acontecimiento de nuestras vidas, uno tiene que dejar su sello, su impronta, lo que uno desea, lo que uno quiere, lo que es, lo que nos identifica y lo que nos enorgullece. Parte o buena parte de tu magia, Selena, era que en todos los aspectos de tu vida dejaste bien en claro ante nosotros lo que eras, lo que sentías, lo que te emocionaba, lo que te gustaba, lo que no te agradaba, lo que deseabas para ti y para los demás. Y aunque el rol que te tocó en la vida no te dejó margen, tú no te contentaste sólo con hacer sólo lo que esperaban de ti. No te comportaste como una simple empleada que cumple con su horario y con su trabajo, y se marcha sin más. Tú podrías haberlo hecho y hasta por ahí hubieses logrado el éxito igual, y quién sabe tal vez si tu destino no hubiese sido algo distinto de éste tan triste. Pero también es cierto que de haber sido así, desde ya que no hubiese sido lo mismo, porque entonces no hubieses sido la Selena que todos conocimos, que todos pudimos ver. No hubiese sido la Selena con esa magia, con ese empuje, con esa energía. Sé que muchas veces, por una cuestión de imagen por tus famosos bustiers, tuviste que decir que una cosa eras en el escenario y otra en tu vida personal. Pero todos sabemos que en los hechos, en la realidad, esa Selena que estaba en el escenario, esa Selena que estaba en su casa, esa Selena que estaba en su boutique, esa Selena que estaba en un reportaje, esa Selena que estaba saludando a cada uno de sus admiradores, era la misma. Era esa misma Selena que daba todo de sí para decirles a todos lo que era, que daba su voz, su talento, su carisma, su personalidad, su energía, su potencia y hasta su vida misma para dejar su sello en este mundo, para ser querida y para ser feliz. Tan simple como eso. Y eso en cada concierto se reflejaba en el Amor que te brindaba tu gente, aun entre el público que asistía a festivales como el de Acapulco, en el que tú no eras la única artista que se presentaba allí, y en el que asistía gente que era admiradora de otros artistas…

Por eso, en la soledad de la noche, en el silencio en el que uno está solo con su ser y con su Alma, yo sólo espero que te me presentes Selena. Pero que te me presentes tú, que yo te pueda ver, que yo te pueda apreciar. Y sé que este deseo mío es el deseo de todos. Pues todos queremos verte, todos queremos que nos digas algo. Es parte de nuestra condición de admiradores de ti que jamás aceptaremos que te has ido, que te has marchado, que te fuiste de este mundo sin motivo y sin razón. Negar esto es negar que aun tu ausencia nos duele y de que es imposible de aceptar. Como nos duele esa última imagen que nos dejaste que nunca debió ser exhibida y que nunca debió ser divulgada, pues eso nunca quisiste mostrar, pues jamás estuvo en tu mente y en tu corazón entristecernos y hacernos llorar. Tú diste tu vida para que estuviéramos contentos y felices. Tú diste todo para ser amada. Ojalá los que estuvieron más cerca de ti recuerden eso, para que tú misma estés feliz de que todos estamos contentos y felices contigo. Tal vez sea hora Selena de que te me aparezcas, de que te manifiestes ante nosotros tal como todos queremos que suceda. Pues no me alcanza con los recuerdos, no me alcanza con imaginar o querer creer que has logrado lo máximo en tu vida. No me alcanza pues sé que a ti no te alcanza. Sé que deseabas más que eso, como nosotros deseamos decirte que eres todo para nosotros. Yo quiero escuchar tu voz, Selena, yo quiero verte, yo quiero escuchar tus palabras, yo quiero que me digas lo que sientes y lo que piensas, yo quiero que me des la oportunidad para decirte en persona que tú eres mi primer Amor, mi único Amor, mi eterno Amor…

Por eso, Selena, yo te sigo esperando como te sigo queriendo. Podrán cerrar tus sueños, podrá la gente refugiarse en su dolor no queriendo escuchar, podrá el tiempo dejarte y reemplazarte por otras artistas que invocan tu nombre, podrán decir a 15 años que en definitiva el mérito de tu éxito fue de otros, podrán decir muchas cosas, pero yo seguiré esperándote, esperando tan sólo escuchar tu voz, ver tu sonrisa, contemplar tu áurea de artista indiscutible, observar tu mirada tierna digna de tu hermosa personalidad. Y cuando ello suceda, yo poder abrazarte en silencio durante mucho, mucho tiempo y decirte al final de ese interminable abrazo, de mi infinita muestra de Amor y de agradecimiento por ti, que tú eres mi primer Amor, mi verdadero Amor, la única persona que ha conquistado mi corazón para siempre…

Te recuerda todos los días, te espera todos los días, te extraña todos los días…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)















Todos los días, un día, Selena…



¿Pero qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy yendo y corriendo desaforadamente para volver a verla? ¿Por qué me fui sin saludar a Chris? ¿Por qué me fui sin avisarle a nadie? ¿Por qué estoy actuando como si estuviera huyendo, como si nadie debe enterarse de esto si a la larga lo sabrán? ¿Por qué al menos no llamo a mi padre para decirle que llegaré más tarde a grabar? ¿Por qué no quiero escuchar a nadie? ¿Será porque temo que me convenzan, que me hagan entrar en razón? ¿Será que Chris fue razonable cuando ayer me dijo que no valía volver a verla por esos papeles, que ya habría solución para ello? Ahora que lo que pienso bien, no debí irme sin saludarlo para que no se despierte, no debí hacerlo porque lo amo. Él también me quiere, él también se preocupa por mí. A veces su silencio me perturba, pero sé que él no habla si ve que está todo bien. Él me deja hacer todo porque confía plenamente en mí. Sólo interviene cuando algo ve que no funciona, que no anda bien. Como ayer, cuando ella me llamó desesperadamente pidiéndome que vuelva, que no la dejara allí con sus dolores. Yo iba a ir, la iba a volver a ver, a pesar de que hacía sólo un ratito que la había dejado en el motel. Pero Chris me detuvo y la detuvo. Intervino y explicó que no era posible que fuera tan tarde, que en todo caso fuera a verla después, como hoy por la mañana. Él tal vez vio algo malo en ese llamado, algo malo desde el mismo momento en el que fue conmigo para verla a ella. Pero no me lo quiso decir. Confió en que yo lo iba a entender y que lo iba a resolver sabiamente. Entonces, ¿qué hago aquí en el auto yendo nuevamente a ese motel? ¿Cómo no se lo dije para ver si le parecía bien? ¿Acaso no confío en él? ¿Acaso él va a aconsejarme algo que no me va a beneficiar? ¡Claro que no! … Es que algo me pasa .... Algo me perturba. Ya camino al motel sentí como si alguien me repitiera una y otra vez: “¡¡No vayas, Selena, no vayas!!”. Ese alguien me daba una y mil razones por las que no debía ir, pero aun así me dejaba partir, pues al fin y al cabo era yo quien debía decidir mi propio destino, yo debía estar a la altura de las circunstancias. Me dijo que yo era Selena, con todo lo que ello implicaba y lo que significaba para tanta gente. Me causó gracia por un momento su acento raro y que siempre me decía Selena con “e”. Pero lo dejé porque ya me acostumbré a que muchos me nombren de ese modo. Antes me molestaba. Ahora sé que me lo dicen con cariño, porque lo sienten así, de ese modo. Pero ese alguien a quien no reparé por mi apuro de salir de mi casa me hizo recapacitar sobre mi popularidad, sobre lo que represento para tanta gente. Tal vez no me esté dando cuenta de que me conoce más gente de lo que yo supongo. Tal vez no me dé cuenta de que para bastante gente significo mucho, de que soy más que una simple cantante y artista ... Tal vez no me estoy dando cuenta de que me aman muchos y de que me aman de verdad. Y eso siempre significó mucho para mí. Ahora que estaba logrando una de las cosas que tanto deseaba, yo estoy dándole la espalda y huyendo. ¿Huyendo de qué? ¿Buscando a quién? ¿Acaso ella no se sabe arreglar sola? ¿Acaso ella me quiere como ellos? ¿Acaso si eso que dice que le pasa fuera cierto, no debió decírmelo apenas me vio ayer? ¿Qué estoy haciendo? Casi cruzo un semáforo en rojo. Mi mente está en otro lado, en un lugar equivocado, muy equivocado…

Ahora que lo veo, el cielo está plomizo. El aire está raro, medio fresco, con ese frío que sin ser tremendo te hielan los huesos, te incomoda, te molesta, te inquieta. Nunca creí en esas cosas, pero tengo un mal presentimiento, temo que pase algo. Por un instante pensé en la muerte, en la muerte de alguien, en alguna tragedia, en algo terrible que puede pasar y que nadie pensó, que nadie previó. Yo nunca pensé en eso. No soy de pensar en presagios ni en mensajes premonitorios. Pero ese cielo no me gusta. Esto que me pasa no me gusta. Me noto cambiada, perturbada. Me cuesta sostener la alegría, sentirme bien, a gusto, libre. Me siento forzada a hacer cosas que no me agradan, cosas en función de las necesidades de los demás. No estoy haciendo lo que quiero. Lo siento. Hoy no estoy haciendo lo que querría hacer. No estoy pensando en mi disco en inglés cuando ya lo estoy grabando y falta poco para que salga a la venta. Ahora que lo pienso, sólo tengo grabadas 4 canciones. ¿Llegaré a tiempo? ¿No debería ir al estudio y seguir grabando? ¿No debería avisar al menos a mi padre o a mi hermano que ya voy para allá? ¿O temo que si les digo se van a preocupar y van a preguntar por cosas que no sabré responder, que no sabré qué decir sin que se preocupen más? No. Tengo que hacer algo. Tengo que resolverlo, pero también tengo que saber que no puedo hacer todo sola, que debería aprender a pedir ayuda si es necesario, y hacerlo con la persona indicada. Hasta aquí pude sola, siempre me las ingenié para resolverlo a mi manera. Pero siento que esta vez no puedo, me siento incómoda, no me siento bien. Me duele la espalda. ¿Por qué será? No. No. Debo volver. Sé que no debo ir, pero algo me lleva a ir, pero algo me dice que debo regresar. Presiento algo, huelo algo raro. Ese viento, esas nubes, no me gustan. Tampoco me agrada pensar en esto, pero tal vez deba atender esos mensajes, tal vez deba reparar en ese alguien que me dijo con desesperación tantas razones para no ir. Puede que sólo sea yo, que sea la voz de mi conciencia. No sé. Pero hoy debería usar la razón y no la pasión. Hoy debería pensar más y no dejarme llevar por lo que siento. Hoy debería aprender a pedir ayuda y no querer resolver todo yo sola. Hoy debería meditar más en lo que estoy haciendo, en lo que quiero, en lo que deseo para mi futuro. Piensa, Selena. A ver, empecemos por el principio. ¿Qué día es hoy? No sé por qué me hago esta pregunta pero me parece importante hacerla. Hoy es … 31 de marzo … de 1995. Culmina un mes. Empieza abril, 1 de abril. ¡Hey! ¡Mañana debo ir a Los Ángeles! ¡Tengo que dar un concierto allí! ¡Es el primero personal luego de aquel concierto del Houston Astrodome! Ahora que lo pienso … qué lejos quedó aquel concierto. Siento que me pasaron tantas cosas entre aquel 26 de febrero y hoy que parece que hubiera pasado una eternidad … Y sólo han pasado … a ver … ¡33 días! No sé por qué, pero hoy siento que ese número tiene una significación. No sé cuál, creo saberlo pero no estoy segura. Hoy todo me parece significativo. Hoy creo ver señales e innumerables razones para no seguir adelante, para regresar y no pensar más…

Pero no. Ya estoy acá en el camino. Incluso ya estoy cerca. Mejor sigo y listo. Lo soluciono y paso a otra cosa. La voy a acompañar y lo haré por última vez. ¿Y por qué sería la última? Esa palabra tampoco me gusta. Me suena a despedida y eso tampoco quiero. Le tengo afecto a pesar de todo y no le quiero hacerle ningún daño, como a nadie. Pero no quiero discutir, no quiero enredarme en los problemas de los demás. Yo ya no quiero pensar en eso. ¡Yo quiero pensar en mí! Yo quiero hacer mis cosas y que las acepten. ¿A quién hago mal si hago lo que considero mejor para mí? ¿Acaso no serían todos felices si me ven feliz a mí? ¿Acaso no tengo innumerables planes para mí? ¿Acaso no me dije una y otra vez que iba a hacer paso a paso todos los objetivos que me propuse? ¿Acaso no luché tanto desde muy chica para tener la posibilidad que tengo ahora de hacer lo que yo quiero, de tener la libertad de cumplir con todos mis sueños? Ahora recuerdo cuando allá por febrero dije en el programa “Padrísimo” que éste era un año muy importante para todos nosotros. ¡Y claro que lo que es! Este año definiremos hasta dónde podremos llegar, sabremos si estamos a la altura de nuestras expectativas y de nuestros sueños. Está en manos de nosotros lograrlo. Luchamos tanto por llegar a este momento y yo aquí … ¿Y yo aquí qué? ¿No es hora de decidir todo lo que quiero hacer? ¿Qué quiero hacer de mi vida? ¡Tengo tantas ideas, tantos planes! ¿No es hora de ponerlos en marcha, de no dilatarlos más? Sé que buena parte de lo que quiero depende de mi éxito como cantante. ¿Pero no es hora de que se los diga? ¿No es hora de que les diga que para mí no sólo es muy importante ser diseñadora y que me lo dejen realizar, sino que me apoyen en ello, que lo aprueben y que me ayuden? Si yo los he ayudado a cumplir su sueño, ¿no sería bueno que ellos me ayuden a cumplir el mío? Ellos me entenderán, ¡claro que me entenderán! Saben que nunca los abandonaría, que soy parte de ellos y que yo también quiero llegar a lo más alto, a que me reconozcan como la mejor cantante del mundo. Pero también quiero, también necesito que cuando escuchen mi nombre, se hable de diseño y de moda. Que también sepan que se trata de mí cuando vean el nombre de Selena en una prenda, en un reloj, en un perfume. Yo luché mucho por este momento. Y vaya a saber por qué siento que estoy destinada a ser recordada por siempre y para siempre ... Eso no me suena bien. No sé. Pienso que eso suena a que quiero que me recuerden como un mito, como una leyenda. Pero eso me hace pensar a la gente que es recordada no sólo por lo hizo sino por alguna tragedia que la ha pasado, o a aquellos que se los reconoce luego de mucho tiempo. Eso no me gusta. No es lo que quiero. Yo sólo quiero que me reconozcan ahora por lo que doy como artista pero también por lo que soy como persona. Quiero deslumbrar cuando les canto pero también quiero gustarle por lo que les ofrezco con mis diseños … Yo sólo quiero que me acepten. ¡Yo sólo quiero que me quieran y que me quieran ahora!

Debería volver. Debería volver a Chris y contarle. Debería decirle que lo quiero mucho y que deseo tener un hijo. Él no entenderá nada, ¡pobre! Me dirá y qué hay con mi carrera, qué hay con todo lo que planee, qué hay con mi familia, qué hay con todo … Y le diré que ante todo lo tengo a él. En definitiva, siempre pude con todo, siempre logré lo que quise, pero para ello necesito estar rodeada de la gente que más quiero, que más me apoya, la que estará conmigo en las buenas y en las malas, la que me querrá siempre, la que me entenderá si les digo mis razones y mis sentimientos … Es curioso … Estoy aquí ya hace un tiempo sola en el auto pensando y siento que lo tengo todo claro. Que aun hasta en las cosas más dificultosas sé a quién dirigirme, a quién recurrir. Últimamente he pensado que las soluciones estaban afuera. En mi necesidad de buscar gente que me comprendiera, que me escuchara, terminé creyendo en gente que no sé si daría todo por mí, si realmente acudirían a mi ayuda si les pidiera auxilio. Es cierto que nunca fue bueno que todo mi mundo fuera sólo mi familia y mi banda. La vida y mi familia me pusieron en una situación que no es normal, que es atípica. Todos los supimos muy bien y lo entendimos. Todos supimos que lo hicimos por un sueño, por un objetivo muy noble. Y también supimos que la unión hace la fuerza. Por eso siempre confiamos en nuestras fuerzas y nunca flaqueamos ni en los momentos más duros … Pero a veces pienso que no estamos preparados para lo que no conocemos, para circunstancias que no vivimos, para personas que no son como nosotros. Mal o bien, nosotros somos transparentes y francos. Decimos lo que sentimos. Todos saben cómo vamos a actuar. ¿Pero todos son así? ¿Todos se muestran tal cual son? ¿No seremos sorprendidos alguna vez por alguien que nos muestre tal cual es cuando ya sea tarde, cuando ya nada se pueda hacer? Otra vez los presentimientos … Pero siento que estuve confiando en gente que se quiere aprovechar. Es cierto que necesito de otra gente, necesito salir de mi círculo, de mi burbuja. Yo también necesito de amigos en quien confiar, necesito de gente a quien pueda confiar mis cosas fuera de mi familia. Pero también dije que mi esposo era mi primer amigo, que antes de ser mi novio, de ser mi esposo, fue mi amigo, aquella persona a la cual podía contarle todo, podía confiarle todo, y él a su vez darme su mejor consejo, querer lo mejor para mí. ¿Esas personas querrán lo mejor para mí o sólo quieren aprovecharse de mi generosidad y de mi popularidad? Ahí es donde no debo olvidarme de que soy Selena, Selena la artista, Selena a quien todos quieren. A ellos les debo todo y no quiero defraudarlos. Tampoco quiero verlos sufrir por mí … No sé por qué pienso en ello, pero hoy siento la cercanía de algo malo, de algo malo que está por venir, como la lluvia que se avecina. Tan cerca como el motel en el que está ella esperándome a que vaya a verla … sola…

No sé por qué viene a mi mente el día que interpreté “Mentiras” en el concierto de San Antonio hace ya 4 años. Parece que hubiesen pasado 20 años de aquello ... Fue por esta época ... Estaba por cumplir 20 años, como ahora estoy cerca de los 24. Recuerdo con gracia mis expresiones ante cada palabra, aun cuando casi no hablaba el español. Y sin embargo podía transmitir con mis gestos, con mis manos, con mis expresiones todo lo que me generaba el sentimiento de indignación por sentirme estafada, por ser engañada, por sentirme traicionada. Y aun así me sentía tan feliz, tan feliz como siempre estoy en el escenario, tan feliz de sentir el Amor de la gente que me daba regalos, de aquellos padres que tenían en alza a sus hijos durante todo el concierto para verme, para saludarme, para pedirme autógrafos, para agradecerme. ¡Qué lindo fue aquello! … Y ahora que lo pienso … ¿no fue allí cuando me conoció ella? ¿No fue en aquel concierto que decidió hablar con mi padre para hacer un club de fans? … Siento un gran mareo y me dio otra puntada en la espalda. Siento sentimientos encontrados. Por un lado, me siento bien y por otro mal. Creo que la última vez que me sentí bien y feliz fue cuando fui al programa “Padrísimo” hace unas semanas. Me sentí alegre, tenía ganas de cantar, me gustó el rol de presentadora exclusiva de esa emisión del programa. Pero luego todo fue dudas, confusión, niebla en la camino, sentimiento de que se nos venía una gran tormenta … A propósito … Recuerdo que en aquel día lucía mi cabello suelto con mi flequillo que me tapaba ya mis ojos … ¿Y por qué durante casi todo el mes lucí en mis conciertos el pelo recogido? Se suele decir que cuando las mujeres cambiamos el peinado tan abruptamente algo nos pasa … Y a mí me pasa algo … Siento la misma sensación y la misma expresión como en el concierto de Chicago hace unos días … No, mejor me voy, me vuelvo, es tardísimo. Mejor me vuelvo a mi casa. Con suerte todavía encontraré a Chris dormido. Le haré un buen desayuno y lo despertaré con un beso. Luego le contaré todo lo que me pasa, todas mis certezas, todas mis dudas, todos mis sentimientos, todo lo que quiero y lo que no. Le contaré todo lo que me ha pasado por mi mente en estos momentos. Él me entenderá. Él sabrá aconsejarme como un buen amigo. Él sabrá decirme lo que hay que hacer, como ayer. Aún me retumban esos ruegos, esas palabras “¡¡No vayas, Selena, no vayas!!” Es hora de regresar. Es hora de volver al lugar del que nunca debí haberme ido, y menos de esa manera…

Estoy de vuelta camino a casa. Desde allí llamaré a mi padre. Seguro que estará ofuscado, más que nada preocupado por mi tardanza. Pero debo llegar a casa primero. Debo hacerlo ya, bien rápido. Creo estar a tiempo. Creo que estoy a tiempo de reparar el daño que pude haber generado este día que pintaba para ser nefasto. Por suerte el cielo mágicamente parece despejarse, el sol amaga salir. Todo parece estar en su lugar. Un niño me reconoce y extiende su mano invocando mi nombre. Por un instante me detengo y le digo que ahora no puedo atenderlo, pero que mañana pase por mi casa con su familia pues pienso invitarlos a mi concierto de Los Ángeles. El niño salta de alegría, me da un enorme beso. Yo le acaricio tiernamente su pelo y le digo que vaya corriendo a avisarle a sus padres para ver si pueden y le dan permiso. Y viendo su cara de felicidad, le digo que si pasa hoy por el estudio de grabación lo invito a una pizza con peperoni y lo dejo que me mire cómo grabo mi nuevo disco en inglés. El niño se va sin perder tiempo y me da todo su Amor con su sonrisa y con su beso de despedida ... No sé ... Siento que he vuelto a nacer. Siento como si hubiese tomado la mejor decisión de mi vida, lo que mejor podría haber hecho para el bien y la felicidad de todo el mundo. Estaba haciendo, en definitiva, lo que yo quería…

Entro a casa y justo suena el teléfono. Veo que Chris se despierta sin entender nada. Me acerco a él y al mismo tiempo que tomo el teléfono y le doy un enorme beso. Era efectivamente mi padre. Le dije que no se preocupara. Que ya voy para allá. Que me tardé un poquito, que me olvidé qué día era hoy y qué tenía que hacer. Que ahora lo tenía todo claro. Que ya se lo iba a explicar … Cuando corté, lo miré a Chris. Por un instante se alarmó al verme vestida. Antes de que me preguntara qué había hecho, yo le dije que salí, que salí para comprar algunas cositas, algunas cositas que me faltaban para prepararle el mejor desayuno que hubiera probado jamás en su vida. Él se sonrió y yo le di un beso. Es entonces cuando supe que todo estaba bien, que todo iba a estar bien. Cuando fui a la cocina, escuché que mi bipper sonaba insistentemente. Lo miré y sin duda lo apagué. Chris me miró pero no dijo nada. Sólo se sonrió con satisfacción. Afuera salía el sol. Comenzaba de nuevo el día para mí, empezaba un nuevo día de mi vida…

(Como siempre, Selena, sólo deseo que alguna vez estas palabras se hagan realidad. No importa si es imposible. No importa si jamás se cumplen. Lo importante es creer que algún día la historia será distinta, que un nuevo día se hará realidad contigo Selena entre nosotros, contigo feliz, contigo siendo tú misma, contigo haciendo mejor este mundo que llora y espera por ti…)

Siempre estoy aquí por ti, Selena, sólo por ti. Ojalá nos puedas escuchar y ver, y que sonrías porque te sientes siempre amada y siempre acompañada, como siempre lo quisiste, como siempre lo pediste…

Lo desea con todo el corazón que sólo a ti pertenece…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)