Hasta que un día, Selena…


Un día me levanté y dije basta, un día me desperté y sentí que no iba a poder con tanto dolor, con tanta angustia, con tanta soledad. Pensé que debía abandonar, que debía abandonarla, que debía olvidarme de ella, que ya no podía más, que ya su ausencia me era intolerable y que me llevaba a la locura, a la impotencia, a la sensación de derrota y de fracaso. Su dolor era mi dolor. Su partida de este mundo era la muerte para mí. El sólo encarar cada día sin tener noticias de ella, sin saber de ella, sin verla en un lugar, sin verla en el sitial en el que ella debería estar ahora me era inaceptable, incomprensible, inaudito. “No puedo más con tanto dolor”, me dije. “Tal vez tenga que pegar la vuelta y no volverla a ver, no escuchar más sus canciones, no mirar más sus videos, no pensar más en ella, no nombrarla más. Tal vez así se me iría la angustia de mi alma y de mi cuerpo, se me dibujaría la sonrisa en mi rostro otra vez. Tal vez un nuevo sol salga y una nueva vida nazca para mí. Tal vez deba hacerle caso a quienes una y otra vez atacan a sus fans diciéndoles “Déjenla descansar en paz. No ven que ella ya no está. ¿Para qué siguen hablando de ella, para qué la siguen molestando? No le hagan el juego a los que lucran con su figura. Ya déjenla descansar en paz!”. Tal vez tengan razón. Tal vez ella quiera eso. Tal vez no quiere que la nombremos más. Tal vez tenga sentido que cierren sus boutiques, tal vez haya que dejarse llevar por el paso del tiempo y dejar que él se encargue de que se lleven sus sueños, sus anhelos, su esperanza, su energía, su vitalidad. Tal vez llegó el momento de pensar que no vale la pena hacer el esfuerzo de que se divulguen sus imágenes, de que salga nuevos dvds con tantos conciertos y presentaciones de ella que jamás salieron a la luz o que sólo salieron parcialmente. Tal vez llegó el momento de no ver más nada, de ceder, de olvidar, de ver otras cosas, otras actuaciones, otros artistas. Tal vez no valga más la pena verla si no hacemos más que llorar y añorar por una vuelta que nunca se concretará. ¿De qué nos sirve ya ver sus imágenes si lo único que nos genera es dolor? ¿De qué nos sirve ver una y otra vez sus videos si nos retrotraen a momentos lindos que nunca más volveremos a ver? ¿De qué nos sirve evocarla si ya se destaca otra gente, otros artistas que seguramente ni la vieron actuar? ¿De qué nos sirve que incluso algunos la evoquen sin que nos dé la sensación de que para muchos es el paso obligado para ganarse al público, sobre todo el de Texas y el de Monterrey, más que porque la tengan presente en sus canciones, en sus actos cotidianos, en su forma de ver las cosas, en su ejemplo de vida?

Cada vez que veo los artistas que surgen hoy, que tienen éxito mundial y que llegan a Hollywood no puedo más que agarrarme una y otra vez la cabeza, y decir a los cuatro vientos “¿Cómo puede ser que ella no esté allí en ese lugar? ¿Cómo puede ser que no esté deslumbrando su figura en el Madison Square Garden en Nueva York, en el Astrodome de Houston, Texas, o en tantos otros estadios a lo largo y a lo ancho de los Estados Unidos, en México y en todo el mundo? ¿Cómo puede ser que el mundo no se quede impactado al verla en programas de televisión como “Saturday Night live”, “American Idol”, o como los de David Letterman o de Larry King? ¿Cómo no llegó ella a lo más alto del éxito mundial? ¿Cómo ella no tiene su nombre en el Paseo de la Fama en Hollywood? ¿Cómo sólo tiene una estrella en el Hard Rock Café de San Antonio? ¿Cómo han llegado ellos y ella no? ¿Cómo me explico esto? ¿En qué se falló? ¿Qué se hizo mal? ¿Qué no previeron? ¿No estaban acaso preparados? ¿No habían pasado por miles de obstáculos tan difíciles y tan complicados en la vida y los habían sorteado a base de esfuerzo, talento, unión y mucho sacrificio? ¿Cómo sólo una persona tan mediocre, pero con características psicopáticas evidentes que nos hacen pensar cómo la aceptó todo el entorno familiar, pudo más que todos ellos, con tantos años de lucha, con tanto Amor que terminó desechado como si fuera arrojado a un tiesto de desperdicios? … No. No me puedo llamar a engaño. Porque es por eso es que lloramos todos los días por ella. Porque no nos sirve que nos digan que triunfó, que llegó, que cumplió su sueño. Tampoco nos sirve que esté inmortalizada en bronce, en oro, o en el material que sea, y que esa imagen nos hable, nos explique y nos convenza de que es un mito, de que es una leyenda. Creo que si a ella le hubiesen dicho si quería llegar a ser eso en la vida, se hubiese echado a reír a carcajadas, hubiese proferido una de sus clásicas risotadas y nos hubiese dicho más en serio que falta mucho para pensar en ello. Que hay tiempo. Nos diría que antes que ello hay tantas cosas por hacer, tantos sueños que cumplir, que lo que menos pensaría es que la recuerden de esa manera. Le alcanzaría con ser recordada con Amor. Con eso le bastaría. Ella diría que no podría tolerar que no la quisieran, que la ignoraran, que no le demostraran afecto, que la abandonaran .... Eso sí la afectaría. Esas cosas sí que no las podría tolerar…

Ya no. Ya no puedo seguir así. Tal vez deba conformarme con explicaciones extravagantes que me digan que el mérito es de mucha gente, y que esa gente está entre nosotros para decírnoslo y hacérnoslo recordar de por vida o mientras ellos estén. Tal vez deba conformarme con explicaciones que nunca calmarán el dolor de su ausencia pero al menos me hará dormir tranquilo con la conciencia tranquila, sin hacerme preguntas, pensando que todo fue un hecho desgraciado e inevitable. Tal vez nos hace falta con recordarla en los aniversarios, tal vez alcance con escribirle en fechas importantes, tal vez nos satisfaga decir cada tanto que es la Reina del Tex Mex. Tal vez eso me conforme y me haga sentir satisfecho. Tal vez con comprar sus discos, tener lo que se me permite ver, tal vez el saber que algún día, alguna vez, en un pequeño momento en la historia de la humanidad ella acaparó la atención de este mundo me reconforte y me ponga feliz. “Al menos vio algo”, diré. Tal vez me contente con ver que ella llegó a ver lo que era el éxito, lo que era ser querida, lo que era llegar a lo más alto empezando bien de abajo sin otro capital que la voz, el carisma, la gracia, la personalidad y la energía. Tal vez me contente con ver que parte de lo que quería hacer para su vida lo pudo empezar a realizar, que alcanzara a ver que dejaba de ser un sueño lejano, que se estaba convirtiendo inexorablemente en realidad …Tal vez me tenga que conformar y resignarme, resignarme a que fue bueno mientras duró, fue bueno mientras Dios la acompañó y la dejó a que echara rienda suelta a todo lo que quería realizar, aparte de lo que debía hacer. Tal vez me tenga que conformar que Dios la dejara ver y apreciar que se podía llevar el mundo por delante si se lo proponía, que su Amor era capaz de todo, que podía acaparar la atención de todos. Que sólo ella podía hacer cantar a mujeres, varones, niños, ancianos. Que sólo ella podía robar los corazones de los hombres sin que sus novias o esposas se molestaran por ello pues se trataba de ella, y ella nada malo podía generar. Que sólo ella podía ser considerada un ejemplo para toda mujer. Que sólo ella podía lograr ser adorada por todos los chicos. Qué sólo ella podía darles una última esperanza a los de mayor edad. Tal vez Dios quiso demostrar su presencia y su existencia con ponernos por un instante en este mundo a ella, para que sepa la humanidad lo que Él era capaz con su creación más perfecta, o más bien más parecida al Amor que sólo Él podía manifestar…

Pero no. Ya nada me conforma. La realidad es muy dura. Ya no puedo más. Si la realidad me está diciendo que la olvide, ¿por qué no lo voy a hacer yo? Si todo lo que ella creó con tanto Amor se va cerrando y se va desdibujando, ¿por qué yo no hago lo mismo? Si el paso del tiempo la transforma sólo en “fotos y recuerdos”, ¿por qué yo no me olvido y la borro de mi mente, no la anulo en mi corazón y la recuerdo cada tanto como cuando alguien recuerda a una persona, a algún amor que en algún momento significó algo en nuestras vidas, en nuestras existencias? ¿Por qué no le hago caso a tantos que me dicen “sí, yo antes lloraba mucho por ella pero ya no me duele tanto y la recuerdo con alegría a través de sus canciones”? ¿Por qué no me grabo en mi cabeza que ella vivirá por siempre a través de la música y me contento con escucharla y nada más? ¿Por qué no dejo de mirar el video “I could fall in love” si lo único que pienso al verlo es que para ese entonces ella era ya un recuerdo, que esa hermosa voz ya no estaba, que fue una de sus últimas grabaciones y que las imágenes que se ven allí son manifestaciones de algo hermoso que se cortó, que se arrancó de cuajo, que terminó abruptamente, imágenes de alguien a quien le arrebataron la vida como si una o varias personas se consideraran tan dueños de su vida como del término de sus días? ¿Por qué sigo viendo algo que me genera tanta llanto, tanto enojo, tanta impotencia? ¿Para qué pelear si ya estoy perdido antes de hacerlo? ¿Por qué pensar que lo imposible es posible si sé perfectamente que su regreso es una quimera, que cada día que pasa es una confirmación de que nada se puede hacer por ella, que nada podré hacer para que lo que vivo sea una pesadilla de la que despertaré y nada más? ¿Por qué pensar que alguna vez recordarla sólo me generará alegría si siempre la tristeza invadirá todo como nos invadió esa realidad que empezó ese nefasto 31 de marzo de 1995 y que permanecerá por siempre a través de los años, a través del espacio y del tiempo, cuando ya este mundo no exista, cuando ya nada nos quede en el mismo universo, una realidad que nunca nos la devolverá, una realidad implacable que no se apiada de un alma tan bella, de un Amor imposible de olvidar, de un cariño imposible de volver a vivir?

Son muchas preguntas y un martirio infinito para mí. Será mejor que me olvide de ella. Será mejor que guarde en una caja todos sus cds, todos sus dvds y los selle para no abrirlos nunca más, para que no sufra más, para que no la vea más. Será mejor que saque todas sus fotos y las guarde un archivo al que no abra nunca. Será mejor no exhibir ni en mi computadora personal ni en mi computadora en el trabajo sus fotos. Tal vez sea mejor que no me lleve ninguna foto de ella en mi mochila camino al trabajo y a la vuelta de él. Tal vez sea mejor no llevar más su peso, esa carga pesada del dolor de su ausencia. Tal vez sea mejor ir retirando de mi habitación todas sus imágenes. Tal vez si no la veo será más fácil sobrellevar su ausencia. Tal vez no escucharla me haga olvidar su voz y sus canciones. Tal vez no le tenga que escribir más. Total, la realidad, la impiadosa y terrible realidad, me dice que nada de lo que escribí lo podrá leer, nada de lo que diga lo podrá escuchar, nunca podrá sentir mi llanto ni mis invocaciones. Nunca podrá verme asomándome en la ventana de la cocina de mi casa buscándola en el cielo, en las estrellas. Tal vez sea mejor conformarme con mi idea original: que alguna vez pude dejar asentada mi huella, pude dejar mi sello, ser uno de los tantos que pudo decir que ella tomó mi corazón con Amor, y me hizo suyo y feliz. Tal vez con eso alcance. Tal vez ya no tenga que publicar más fotos ni tenga que crear más espacios para su recuerdo. Tal vez no tenga más sentido hablar de ella en un Foro o en cualquier lugar de discusión o de debate que tenga que ver con ella. ¿Para qué? ¿Para hablar sólo del pasado? ¿Para discutir de qué lado estoy frente a la triste historia? ¿Para hablar de alguien que ya no está? ¿Para ser blanco de injurias y de descalificaciones? ¿Para estar en un lugar cuya principal figura no está? ¿Para no sentir el apoyo de nadie? ¿Para sentirnos tan solos? No. Mejor me retiro. Mejor me olvido. Mejor calmo mi dolor no alimentándolo más. Me contento con pensar que ella está feliz donde quiera que esté … Me contento con saber que por allí está descansando en paz en un lugar al cual nosotros no podemos acceder, un lugar en el que ella no puede escuchar ni ver nada de este mundo…

Había llegado para mí el momento de decir basta. Había llegado el momento de ir cerrando sus recuerdos, de olvidarme, de cerrar un capítulo. Si muchos lo hacen, ¿por qué no lo voy a hacer yo? Si muchos ni se molestan en hacer algo por ella, si no la tienen en el centro de sus vidas, de sus existencias, de sus recuerdos, ¿por qué yo no hago lo mismo? Por eso, ese día fui camino al trabajo dispuesto a deshacerme de todo, de no llevar más sus fotos, de ir sacándola de mi vista, de aceptar un mundo sin ella, de poder vivir sin su presencia, de aceptar que nunca recibiré nada de ella y que ninguna señal nos dará por más que la esperemos. Tomé mis cosas silenciosamente, empecé a cambiarme y tomé equivocadamente una billetera vieja que sólo uso para guardar cosas que no utilizo todos los días, que no tengo que estar llevándola conmigo todos los días. Llegué al trabajo y maldije haberme equivocado. Eso me obligaba a tener que volver a casa a buscar la billetera nueva, la “importante”, la que obligadamente tenía que llevar todos los días … Por un instante imploré que al menos en esa billetera vieja estuviera algo de lo “importante” que tenía que tener en ese momento, que al menos estuviera aquello que debía estar al lado mío. Cuando la abro, observo que tenía en ella una foto, una pequeña foto, una de mis fotos preferidas de Selena que había guardado allí, y que el paso del tiempo se había encargado de adherirla al plástico que cubría su imagen y la había cobijado. Quise tomarla, pero no pude. Se había pegado al plástico, a la billetera. No la podía sacar … a menos que la arrancara, a menos que tirara la billetera, a menos que hiciera caso a lo que me había propuesto ese día. Miré la foto, mire a mi alrededor, vi lo insignificante que era todo lo que sí existía adelante, a los costados y atrás de mí. Y entonces volví a mirar la foto, miré la foto de Selena en el fondo de pantalla de mi computadora que recrea el momento en el que Selena tomó con sus dos manos el micrófono para cantar el inicio de “Como la Flor” en Festival Acapulco 1994, y me dije que nunca podría olvidarme de ella. Que no me puedo mentir. Esta billetera es la prueba de ello, es la señal del destino. Un destino que quiere que las cosas sean así, que el Amor a Selena se refleje de esa manera…

Supe allí que de nada sirve que me proponga olvidarme de Selena, porque mi corazón no lo quiere, porque mi corazón es de Selena, vive por Selena, late por Selena. Por más que mi conciencia me diga que me olvide, por más que muchos me aconsejen que la deje, por más que me digan que cierre sus ilusiones olvidándome no sólo de su canto y de sus conciertos, sino de su persona y de sus sentimientos, yo nunca lo podría hacer, porque lo que me une a ella es como aquella foto con su cubierta. Ya nada lo puede desunir, ya nadie lo puede quitar. Selena vino a conquistar mi corazón con su Amor. Selena no pidió irse de este mundo. Selena no eligió ni esta vida ni este destino. Selena sólo quiso que la quisieran. Y yo jamás dejaré de hacerlo. Jamás podría dejar de hacerlo. Por eso, sólo te pido perdón, Selena, porque por un momento pensé que traicionar mis sentimientos era la mejor forma de recordarte. Sólo te pido perdón, Selena, si por un instante fui egoísta en mis sentimientos y pensé en mí y no en ti, que necesitas de todo nuestro Amor y de todo nuestro recuerdo. Tú diste tu vida por ello. Yo fui cobarde y no llegué a tanto. Espero alguna vez estar a la altura de tu Amor para quererte como tú lo pediste…

Cuando salí del trabajo, pasé por ese odioso Hotel Days Inn. Me detuve y tomé una de mis fotos preferidas de Selena y entré. Le pedí al recepcionista que la tome, que si no sabía quién era, que se lo preguntara a su sucursal en Corpus Christi, y que luego la pegara en la puerta. Que sería un buen gesto poder hacer algo por Selena como también que hagan más placenteras mis pasadas todos los días por ese lugar…

Y no pude evitar mirar al cielo y buscarte, Selena, y en el medio de la calle y delante de todo el mundo alcé mi mano, la puse sobre mi pecho y me dije para mí esperando que me escucharas: “Todo sea por ti, Selena. Todo sea por tu Amor. Y no te preocupes, yo te sigo queriendo, esperando que tú vuelvas a mí… Nadie me quitará esa ilusión. Nadie podrá impedir mi Amor por ti…”.

Y camino a mi casa recordé una de tus canciones, una de esas primeras canciones que tú cantaste, Selena, y que reflejan mis sentimientos hacia ti, lo que siento por ti, lo que me unirá por ti para siempre, lo que me llevaré de ti cuando sea yo sea el que me vaya de este mundo:

“Hoy que tan sólo tengo mil recuerdos de tu amor,
no me olvidaré. Te recordaré. Siempre.
”Hoy que ha pasado el tiempo,
aún recuerdo tu amor, amor.
No te olvidaré. Te recordaré. Siempre.
”Hoy y siempre tú vivirás en mí. Y en mi pensamiento.
”Al llegar a casa, al salir de ella. Siempre te recuerdo.
”Siempre, siempre, siempre, siempre…”

Simplemente, te quiere con toda el Alma…


Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)















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