Simplemente recordándote con Amor, con tu Amor, Selena…


¿Por qué Selena nos sigues emocionando, nos sigues generando tantos sentimientos en todos los que te amamos? ¿Por qué cada vez que te escuchamos cantar una canción o te vemos en un video interpretando como nadie esos temas sentimos esa emoción del escuchar y deslumbrarnos por primera vez? ¿Por qué nos sigues generando alegría cada vez que te vemos, más allá de nuestros humores diarios, de nuestras preocupaciones, de nuestras ocupaciones? ¿Por qué eres la persona que nos da la tranquilidad cuando nuestras almas están solas, atormentadas, sin consuelo, con todo dolor? ¿Qué es lo que nos siguen generando tus interpretaciones? ¿Qué es lo que buscamos en ti? ¿Por qué te esperamos aunque tu vuelta siempre suene a quimera? ¿Por qué atesoramos tus cosas como lo más divino? ¿Por qué cuando te queremos pasas a ser lo más importante de nuestras vidas? ¿Por qué todo lo demás pasa a segundo plano? ¿Por qué el dolor no cesa a pesar del paso del tiempo? ¿Por qué lloramos si todo parece lejano y el tiempo supuestamente cura nuestras heridas? ¿Por qué nos sentimos tan solos sin ti? ¿Por qué nos sentimos tan plenos viéndote y contemplándote? ¿Por qué no te podemos reemplazar y tampoco lo queremos? ¿Por qué buscamos una explicación que nadie nos dará? ¿Acaso porque sabemos que sólo nos la podías dar tú y por eso te esperamos? ¿Por qué si tenías todo el Amor y lo dabas sin excepción, y generabas tanto cariño, estabas sola ese nefasto día? ¿Por qué no te despediste? ¿Por qué no le pediste ayuda a aquellos que tanto te querían? ¿Por qué nos seguimos haciendo estas preguntas a las que nunca encontraremos una respuesta que nos satisfaga?

¿Por qué sigues estando tan presente cuando ya nada podemos esperar? ¿Qué nos genera la necesidad de escuchar una y otra vez aquellas canciones? ¿Por qué nos emocionas tanto esas imágenes aunque las hayamos visto miles de veces? ¿Por qué no nos cansamos? ¿Por qué no nos sucede que deseemos emocionarnos con otras artistas, con otras músicas, con otros temas? ¿Por qué queremos sólo escucharte a ti, sonreír junto contigo, llorar junto contigo, soñar junto a ti, compartir cada letra, cada entonación, cada emoción sólo contigo? ¿Por qué en cada concierto seguimos sólo tu recorrido en tu andar de uno a otro lado del escenario? ¿Por qué te seguimos en tus canciones, compartimos tu comunión de Amor y sentimos cada concierto, cada invitación como algo presente, como algo que nunca acabó, que se vive en todo momento? ¿Quién no siguió cantando a coro tus canciones como cuando tú los invitabas a hacerlo en el Far West Rodeo para interpretar “No debes jugar”? ¿Quién no cantó tímidamente “Ay, ay, ay”, cuando tú te detuviste en la canción “Como la flor” en Festival Acapulco luego de cantar “Yo sé perder”, ponerte la mano en el pecho y mirar de refilón al público esperando esa respuesta? ¿Quién no sintió tu respirar interpretando “Si una vez” en el Houston Astrodome y se sintió a su vez sin respirar en ese instante? ¿Quién no se sintió extasiado con ese final, con esa voz, con ese énfasis, con esa personalidad para interpretar y llegar a lo más profundo de nuestras almas con semejante voz y con semejante actuación? ¿Por qué aún nos sigue emocionando aquello y no se apagó ni se esfumó con el tiempo, con tu ausencia, con la desazón, con la necesidad de rearmar nuestras vidas aceptando un mundo sin ti, aceptando una realidad que cuesta entender, aceptar, asimilar? Creo, Selena, que eres una de las pocas artistas a las que no se les puede aceptar la ausencia. Con todos los demás, mal que mal se termina acepando su destino, su abrupto final, su partida inconcebible. A la larga todos terminan aceptando la realidad y terminan decodificando el dolor de la ausencia. A la larga todos esbozan una sonrisa y toman lo supuestamente positivo que les dejó aquel artista, y cada recuerdo se vive con añoranza y con una sonrisa. Contigo es diferente, Selena. Y no es que no se pueda recordarte del mismo modo, con alegría y con una buena sonrisa. Pero siempre será agridulce. Será agridulce por ese final, ese insólito e inconcebible final. Y porque eras joven, muy joven, llena de vida, y con mucha energía y sueños que cumplir. Para lo bueno y para lo malo, tu vida fue única, Selena. Tu vida, tu historia, tus sacrificios, tus sueños, tu recorrido al éxito y ese final de incredulidad total. Todo fue único y particular en ti, Selena, y cuando uno está frente a alguien así es difícil de olvidar. Y la ausencia es difícil de aceptar…

Siempre uno podrá preguntarse qué era lo que tenías, qué era lo particular en ti. A veces uno cree que podemos llegar a la plenitud, a lo más alto de nuestra admiración, a sentirnos colmados en nuestras almas y plenos en nuestra dicha si estamos ante alguien perfecto. A veces podemos creer que una artista única e irrepetible es aquella que tiene la voz perfecta, la actuación perfecta, la figura perfecta, los movimientos perfectos, los modos perfectos. Nada más incierto. A veces la figura que nos colma, que nos llega a lo más profundo de nuestros corazones no es aquella persona perfecta, aquella artista que malamente uno cree que es la que uno desea y sueña. Definitivamente, no es así. La artista que nos llega a emocionarnos y extasiarnos es aquella que aparte de su voz nos entrega el alma en cada canción, nos brinda sus sentimientos, comparte cada letra de sus canciones, las hace creíbles, suyas, propias. La verdadera artista no es la mejor técnicamente hablando. La mejor artista es la que es diferente. Y tú, Selena, eras diferente, particular, especial. Tú entregabas tu vida en el escenario. Tú les dabas vida propia a tus canciones a tal punto de hacerlas propias y particulares. No creo que lo que más nos quede de ti sean las canciones que interpretabas, pues en definitiva tú habías hecho pocas, no habías compuesto tantas. Lo que más nos quedan de ti son tus interpretaciones, tu forma de expresarte, tu forma de comunicarte. Nunca hacías del mismo modo la misma canción. Siempre le dabas un tinte diferente, una visión distinta de la misma según el día, según el contexto, según el escenario, según el público. Siempre me emocionó la canción “Si una vez” y siempre me resultó mi interpretación preferida la del Houston Astrodome de febrero de 1995. Pero no sería cierto si dijera que ésa es la única interpretación de ese tema que me llega al corazón. De ningún modo. ¿Cómo olvidarme de aquellas interpretaciones del mismo tema en el programa de televisión “Padrísimo” de febrero de 1995 o en la emisión televisiva de “Un nuevo día” en noviembre de 1994? ¿Cómo no sentirme del mismo modo emocionado con las interpretaciones en la Feria de Monterrey en 1994 o la del mismo año en Odessa, o aquella de Noches de Carnaval de marzo de 1995? Todas eras interpretaciones increíbles y tremendamente emocionantes. Ninguna era igual. No eran perfectas, pero eran únicas, diferentes, increíbles. Llegaban al corazón y eso es lo que se llevaba la gente. Se llevaba el corazón que les ofrecía tú, Selena, en cada presentación, en cada concierto. No, Selena. Tú no vas a ser recordada únicamente por tu música. No, Selena. Tú vas a ser recordada por todo lo que dejaste en el escenario, en cada aparición pública, en cada encuentro. Tú vas a ser recordada cada vez que tenías un gesto para el público, un saludito, un abrazo, un autógrafo, una atención. Tú dejaste ver al público tu propia vida en el escenario. Y eso fue lo que todos captamos, consciente o inconscientemente. Tú solías decir que según como fuera la canción, tú solías poner énfasis en la alegría o en la tristeza. Pero está claro que a ti no te daba ningún esfuerzo. No necesitabas estudiarlo ni hacerlo mecánicamente como los artistas “perfectos”. A ti te salía solo, porque tú, Selena, les cantabas con el corazón…

Tal vez no podamos olvidarte pues has dejado algo más que tus canciones. Has dejado más que algunas interpretaciones memorables. Creo que todos tenemos que admitir, Selena, que nos hemos enamorado de ti, nos enamoramos de alguien a quien sabemos perfectamente que nos ha colmado en todo. Tú, Selena, eres la mujer con la que hemos soñado siempre, a la mujer que siempre esperamos. Y no es una cuestión de sexos, pues todos se enamoraban de ti por lo que les expresabas. Las mujeres te tomaban como el ejemplo a seguir. Las niñas querían ser como tú y vestirse como tú. Los varones se enamoraban perdidamente de ti, sin importar si tuvieran novia, esposa o pareja. A nadie le molestaba admirarte y obnubilarse contigo más allá de lo que vivían en sus vidas. Tal vez el público comprendió que eras parte de sus vidas, como lo puede ser una hermana, una amiga, una tía, una madre, una novia, una esposa. Comprendieron que tú tenías tu vida y siempre te la respetaron. En cada saludo y en cada agradecimiento todos esperaban el momento en el que tú les dieras el permiso para hacerlo, más allá de que tú te brindabas siempre. El público siempre entendió lo que eras para ellos y siempre quiso protegerte, como si de algún modo sintieran premonitoriamente tu destino. Es como lo que te dijeron en ese pequeño reportaje en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, allá por noviembre de 1994. Es como cuando uno puede ver mientras interpretabas “Como la Flor” en Festival Acapulco: la gente podía subir al escenario para bailar contigo, para cantar contigo, para saludarte, para abrazarte, para darte un beso. Pero en todos los casos lo hacían con sumo respeto y aceptando el límite que tú les pedías y que ellos mismos se imponían más allá de tu deseo. Tal vez lo que uno puede ver con el paso del tiempo es que jamás el peligro podía venir del público, que no era cuestión de defenderse de él, de tener más cuidado o de tener menos confianza. La gente te adoraba y deseaba lo mejor para ti. Siempre quedó ello claro, como tan claro quedó que la amenaza no venía de allí sino de un ámbito bien distinto y, lamentablemente, más cercano a ti, de ese lugar del cual nunca esperaste que viniera semejante afrenta, del que nadie de tu familia esperaba semejante azote del destino…

Tal vez nunca podemos olvidarnos de ti y siempre nos emocionas, Selena, pues cada parte de ti nos las has entregado a nosotros en tus canciones, en tus presentaciones, en tus saluditos, en tus sonrisas, en tus palabras, en tus deseos, en tu forma de dirigirte y expresarte a nosotros. Tal vez hayas puesto unas semillas a las que tú misma fuiste germinando en cada uno que te vio no sólo en aquellos años y en aquellos lugares en los que te presentaste. También supiste desperdigar ese Amor en todos los que te han visto sea en Estados Unidos, en México, en El Salvador, en Honduras y en Puerto Rico, entre tantos lugares, en aquellos dorados años, y también en aquellos que no te vieron nunca, pero que se deslumbraron al verte, al escucharte, al contemplarte. Es notable ver los sentimientos que has generado en gente que, como yo, no te vio en su momento, ni siquiera sabía lo que representabas en aquellas tierras ni lo que cantabas. Y sin embargo, tu canto, tu carisma, tu voz, tu historia, tu gracia, tus sentimientos han generado en todos nosotros y en tanta gente de lejanas tierras lo mismo que los que supieron apreciarte. Sólo aquellos artistas con tanto Amor pueden generar algo tan particular que no se circunscribe a aquellos que te hayan visto o te hayan escuchado en su momento, cuando aún estabas entre nosotros dándonos aquello que no lo daba nadie, que no lo generaba nadie, que sólo lo lograban y creaban artistas tan diferentes como tú, Selena…

Tal vez el advertir en cualquier momento de nuestras vidas, en cualquier instante de vida de este mundo tu propia historia, lo que eras como artista y como persona, es cuando uno advierte con dolor la magnitud de lo que se perdió. Y es en ese momento en el que el sentimiento de desolación se apodera para siempre del mismo modo que el Amor que sentimos por ti. Así como advertimos que alguien como tú, Selena, es lo más hermoso que ha generado Dios y esta Tierra, y que alguien como tú debe ser cuidado y valorado como el tesoro más preciado, es que tu ausencia nos provoca estupor. Y ese estupor se hace mayor cuando uno ve ese final, ese final impropio de tu historia y de lo que tú generaste. Y más dolor y más sinrazón nos da cuando comprendemos y compartimos tu soledad aquel nefasto 31 de marzo. Y más llanto y más enojo y más desolación nos genera el saber que aquella persona tenía intenciones premeditadas de lastimarte en alma y cuerpo … ¿Cómo podía haber alguien en este bendita Tierra que planificara semejante afrenta? ¿Cómo Dios permitió esto? ¿Cómo podía haber alguien que no sólo no te quisiera, aunque afirmara lo contrario, sino que te lastimara así? ¿Cómo esa persona puede aún dormir cada noche? ¿Cómo puede haber mentes así que son capaces de quitarles el sueño a personas tan nobles, tan genuinas y tan honestas como tú, Selena? ¿Cómo podemos olvidarte si aunque quisiéramos recordarte y aceptar tu ausencia con alegría llevamos esa espina clavada en el corazón por lo que te han hecho? ¿Cómo olvidarte con semejante destino? ¿Cómo recordarte sin recordar aquello? ¿Cómo aceptar esto como si nada? ¿Cómo no sentir cada día al levantarnos que desearíamos que todo fuera una pesadilla, una horrenda pesadilla de la cual quisiéramos olvidar ya, esa misma pesadilla que solías tener tú, como un aviso del destino?

Muchas veces al intercambiar impresiones con gente que te ama a ti, Selena, noto que le pasa lo mismo que a mí. Sueña contigo, tiene visiones sobre ti, ruega y desea con que vuelvas algún día, te extraña horrores y no te reemplaza con nadie. En su interior sabe que siempre estarán presentes aquellos lindos tiempos como aquel nefasto día. Y no está mal que se tengan presentes ambos momentos, pues en definitiva forman parte de tu vida y de tu historia. Lo bueno y lo malo, lo placentero como lo doloroso deben recordarse, y más aún, en tu caso, lo más triste hay que tenerlo bien presente, pues si se lo tiene bien en cuenta sabrá siempre que hasta el fin de nuestros días siempre serán pocos los esfuerzos que hagamos para recordarte y para que tu obra siempre esté presente. Que no bastarán las evocaciones, que no bastarán los festejos de aniversarios ni el recuerdo con alegría. Para agradecerte como se debe hay que mostrarle al mundo todos los días y en todo momento lo que eras como artista y como persona. La mejor forma de tributarte es mostrarte en todos los conciertos, lo que generabas en cada presentación, lo que despertabas en la gente con tu presencia. Si algún día logramos eso, si algún día en el recuerdo y en el tributo estamos a la altura de lo que eras mostrándote como la mejor cantante latina de la historia, entonces lograremos nuestro cometido. Si acaso ponemos aunque sea un poco del Amor que tú pusiste en cada representación, sé que te arrancaremos una sonrisa. Pero si acaso pusiéramos el mismo empeño, la misma generosidad, la misma solidaridad, la mejor predisposición que tú a la hora de tributarte, sé que lograremos que todo el mundo, que todas las generaciones, que todas las culturas, que todas las razas hagan justicia contigo poniéndote en el lugar que sólo tú mereces. Es cuestión de poner todo el Amor en el recuerdo, es poner todos los sentimientos que tú nos generaste. Es poner todo sin ninguna condición, es dejar de lado el egoísmo, los personalismos y la necesidad de protagonismo. ¡¡La única protagonista de tu historia eres tú, Selena, sólo tú!! Si logramos ese objetivo, acabaremos por cumplir con tu gran fin en la vida, que es recibir Amor, ¡¡que te recuerden toda la vida, cada instante como se debe, con tanto Amor!!!

Y yo soy y seré uno de aquellos que siempre portará tu nombre bien en alto, llevando con orgullo tu nombre, tu vida, tu canto, tu arte, tu voz por siempre y para siempre, simplemente diciéndole a todo el mundo lo que tú, solo tú, Selena, has grabado con fuego en mi corazón…

Te quiere y te recuerda en este momento en esa hermosa figura y presentación que brindaste cuando anunciabas que ibas a cantar “Si una vez” en aquel concierto inolvidable del Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995…

Simplemente te recuerda con Amor…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)





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