Tú eres...

31 de agosto de 2012





  El destino está en mis manos, Selena…





Ariel se sentía agotado, cansado, sin esperanza. Había perdido las fuerzas de las que se vanagloriaba antes. Él siempre se sentía con ganas, él siempre sentía que podía con todos y con todo. Pero habían pasado los años … y ahora se sentía viejo. Aquellas palabras de Selena que siempre lo empujaban para seguir adelante (“The impossible is always possible”) ahora le sonaban tan lejanas como su partida absurda. Con el tiempo fue aceptando su pérdida, y ahora que veía que su propia muerte estaba tan cercana y tan visible en su propio horizonte, empezaba a entender que ella jamás volvería, que nunca podría reiniciar su camino a la fama, que su nombre quedaría asociado al mito, a la leyenda, a la estatua, a la historia, que otras tomarían su camino a la gloria, que otras se llevarían los premios y los aplausos que ella hubiese recibido con total justicia. Ariel ya ni sentía tristeza ni alegría. Se sentía entregado, resignado, desesperanzado. Aunque tuviera su vida, aunque tuviera su familia, aunque tuviera tantas cosas de las cuales pudiera depositar su Amor, esperanza y alegría, jamás podría ser enteramente feliz sin sentir que Selena estaba en este mundo. Él era un gran admirador de Selena. La fue a ver infinidad de veces por todo Texas. Hasta fue a verla a fines del año 1994 a Monterrey cuando Selena era un furor y lucía tan bella con ese hermoso vestido azul en el concierto del Far West Rodeo… Nunca podría imaginarse que aquel concierto sería el anteúltimo propio de Selena, fuera de los festivales y de los conciertos compartidos con otros artistas … Hasta se permitió no ir al Houston Astrodome aquel 26 de febrero de 1995 porque estaba ocupado en un trabajo “muy importante” que no podía postergar con el argumento de “total, Selena hará miles de Astrodome más…” … El 31 de marzo le hizo ver que nada es seguro en este mundo ni siquiera para Selena y que jamás hay que dejar de hacer lo que a uno le gusta para otro día, pues ese otro día … tal vez nunca exista … Ariel escuchó las noticias y no quiso creerlo, no lo aceptaba, no quería ni pensar que aquello pudiera ser cierto. Se aferró a su última esperanza de que le dijeran del otro lado de la pantalla que había sido una alarma, una falsa alarma, un absurdo, algo imposible de aceptar. Cuando la realidad se palpaba en las caras de los conductores, en los rostros compungidos propios y extraños, en el griterío de dolor de los fans y en el llanto de sus padres y de sus hermanos, Ariel se retiró en silencio hacia las calles y caminó y caminó sin parar. Miraba el cielo, miraba cada nube densa que se movía con rapidez y furia desatando la peor de las lluvias sobre el lugar y luego miraba adelante sin mirar con la cara empapada por las gotas de lluvia esperando que esa bendita tormenta terminase, que pronto saliera el sol y que Selena se encontrara en su camino con la mayor de las sonrisas presta a darle el mayor de los abrazos y para decirle que ya no se preocupara por ella, que ella estaba muy bien, muy bien con su vida, con su familia, con su carrera, con su pasión ... Cuando Ariel se quiso acordar se encontró con que ya no llovía, pero era de noche y delante de él había un río … Había caminado kilómetros y kilómetros por una carretera y si no murió arrollado por algún vehículo o camión fue porque todo Texas había quedado paralizado por la absurda partida de Selena. Tiempo después Ariel sabría que muchas personas deambulaban solas por las calles y rutas como él sin saber a dónde ir y que muchos que sí sabían sólo deseaban ir a Corpus Christi para despedirse de Selena … Ariel bajó en el medio de la oscuridad hasta llegar a las orillas del río y se sentó al borde de él sólo para escuchar el sonido del agua correr y contentarse con ese sonido que lo asociaba a vida, a la esperanza, a la paz ... Pero pronto supo que ese sonido, esa paz, ese contento no podría sentirlo Selena ni él podría compartirlo con ella … Cuando Ariel tomó conciencia por un instante de que el destino de Selena era irreversible rompió en llantos y estuvo así por muchas horas, toda la noche y hasta ya entrada la mañana … Sólo reaccionó cuando ese sol tardío del 1 de abril lo enceguecía y lo ponía en la otra realidad de que debía seguir a pesar de todo .... Seguir, seguir vacío, seguir sin Selena, seguir como si nada hubiera pasado o como si alguna vez ya nada sentiría por lo que había pasado aquel maldito 31 de marzo. Ariel emprendió la vuelta a su casa como pudo. Se sentía atontado, abrumado, somnoliento, aturdido, como si hubiese vuelto de una noche de pura resaca, y con el dolor y la soledad de una noche perdida por el alcohol y el hastío por este mundo tan absurdo, tan violento, tan injusto ... En el medio de su vuelta a casa pudo ver la movilización de la gente, los llantos, los cánticos, las caravanas de autos con inscripciones de Selena tratando de mantener vivo algo que ya no lo era, tratando de ocupar el lugar que nunca tuvieron ni quisieron ocupar a la espera de un nuevo concierto de Selena que ya no habría jamás … Ariel sentía que así de famosa hubiese sido en poco tiempo Selena y que en todo caso eso era una muestra de lo que podría haber pasado pronto … Selena llenando estadios en todo el mundo y cada tanto, cuando pudiera volver a Texas y a su amado Corpus Christi, y diera un concierto allí, todo Texas se movilizaría para ir a verla o sólo para darle la bienvenida y ofrecerle todo su cariño. La partida anticipada de Selena sólo había hecho adelantar los tiempos. Y todo lo que inevitablemente sucedería en uno, dos años como mucho, se expresaba ahora, con Selena ausente. El furor de todo un país sólo manifestaba ese momento de Selena, ese momento en el que ella se estaba asomando al mundo cuando ya era una celebridad en México, Estados Unidos, Centroamérica y parte de Sudamérica … Sólo faltaba un poquito más, sólo un poquito más, y todo aquello que se palpaba en la calle, en los corazones de la gente, y en el Amor y en el Alma de Selena sería realidad … Ariel llegó a su casa y vio el dolor máximo en las expresiones de sus padres y de sus hermanos. Lo miraron con tristeza y muchos se abrazaron a él como si en todo momento hubiesen sabido a dónde había ido y estado, y cómo había vuelto. Estaba encendida la televisión y su familia miraba hipnotizada aquellas imágenes tan espectacularmente absurdas que expresaban la peor realidad. Los medios habían acompañado una movilización de gente que colmaba sus expectativas, y más de una vez los cronistas enviados a Corpus Christi se sentían sorprendidos y trataban de encontrar una explicación a una movilización que superaba ampliamente su entendimiento del fenómeno Selena, aun cuando muchos de ellos la conocían muy bien. Todos, propios y extraños, se sentían estupefactos y sobrepasados. Había que enfrentar una situación que nadie esperaba ni por asomo afrontar, y había que aceptarla y acomodarse lo más rápido posible. Ariel miró cómo en Los Ángeles la gente, que esperaba ver ese mismo día a Selena dar su siguiente concierto personal luego del Houston Astrodome, iba igual al lugar para hacer de ello un lugar de reunión y de recogimiento para recordar a Selena y ofrendar una misa en su memoria. Ariel pudo comprobar cómo en todo Estados Unidos el admirador de Selena seguía ocupando su lugar en los conciertos para ver a Selena sin que pudiera haber un concierto y sin que Selena pudiera aparecer otra vez … Pronto Ariel sabría que con el correr del tiempo la gente seguiría ocupando esos lugares para afrontar la pérdida de Selena y para contribuir a su recuerdo como una forma de seguir teniéndola presente, como si nunca se hubiese ido y a la espera de que volviera a estar presente otra vez … Seguir teniéndola presente, hacer como si nunca se hubiese ido, esperarla a que vuelva alguna vez. Ése fue el camino que eligió la gente. Ése fue el camino que eligió Ariel. Era una forma de seguir adelante, era una forma de aceptar la realidad. Era la única manera de seguir en un mundo sin Selena … Un mundo que no la volvería a tener otra vez…
Ariel no quiso pensar más en lo que sintió aquel nefasto día y sólo siguió su camino aferrándose a la vida y a la esperanza, aferrándose a lo que aún quedaba de Selena: su música, sus discos, sus fotos, sus conciertos, sus souvenirs, lo que sea que le permitiera tenerla presente. Pero Ariel jamás aceptaría su partida. Aquel 1995 lo soportó tomando lo que había dejado Selena y a la expectativa de lo que dejaban las consecuencias de su partida. Ariel fue uno de los tantos que hizo una larga vigilia en la puerta de la disquería el día previo a la salida del disco “Dreaming of you”, y uno de los primeros en correr y tomarlo. Lo escuchó miles de veces y se emocionaba pero no lloraba. No se lo permitía luego de aquella noche del 31 de marzo. Hacerlo implicaba aceptarlo y él no quería ni pensarlo. Sólo se dedicaba a escucharla, a comprar todos sus discos, todas las revistas, publicaciones y todo lo que tuviera que ver con ella. Cuando había escuchado miles de veces todos los discos de Selena y su ausencia se le hacía cada vez más presente, vino el juicio a la pérfida de la asesina y Ariel se instaló en Houston sólo para pedir justicia, y justicia para él como para todo el mundo era que a esa psicópata la encerraran para siempre. Y si no fuera por sus creencias religiosas y por su propia moral, hubiese querido la pena de muerte. Ariel no podía tolerar que esa mala mujer estuviera viva y Selena no. Era absurdo, muy absurdo todo ... Cuando llegó la sentencia sólo gritó de alivio pero se sintió muy triste cuando pudo saber que nada de ello la traería a Selena, y cuando pronto la algarabía de la gente, los cánticos a favor de Selena y los insultos para la asesina no hacían más que representar un espectáculo que ocultaba la mayor de las tristezas y un dolor difícil de ocultar. Para Ariel no dejaba de ser patética toda esa sensación posterior a la sentencia. Se preguntaba si acaso podía estar alegre, si sentía ganas de cantar o de proferirle las peores palabras a esa pérfida. Nada de eso cambiaría las cosas. Nada de eso traería a Selena. Ariel sintió un gran vacío, un profundo dolor. Pero no podía darse por vencido. Quería convencerse de que algún día las cosas cambiarían, de que aquello que estaba viviendo desaparecería por completo. A partir de allí Ariel se dedicó al recuerdo activo de Selena pero con la secreta esperanza de que él podría hacer algo, de que podría cambiarse el destino de Selena. Ariel pensaba y deseaba si alguna vez podría volver el tiempo atrás y podría cambiar ese destino de profundo dolor. Con el tiempo Ariel pensó qué haría si tuviera la oportunidad y cómo salvaría a Selena. Sólo así podría superar el dolor del paso del tiempo, ese paso del tiempo del que tomó conciencia cuando se cumplió un año de la partida de Selena y más tarde cuando se estrenó la película de Selena, que paradógicamente llevó al éxito mundial de Jennifer López y la inició a una carrera que seguramente hubiese hecho Selena si hubiese tenido la oportunidad … Más de una vez Ariel se preguntó por qué pasó todo ello y por qué eso le pasó a su Selena. Pero él no quería detenerse en ello. Él quería seguir adelante, pensando y rogando que aquello imposible pronto fuera posible. Se aferraba a todo lo que cada tanto salía de Selena. Vivía pensando en ella y hablando siempre de ella, destacando y gritando a los cuatro vientos que nadie sería como Selena, que ella era distinta, incomparable, única, irrepetible ... Pero cada tanto él dejaba de lado esa exaltación y expresaba ese dolor, esa pena que le devolvía con más avidez ese maldito paso del tiempo … Veía la fama de JLo, veía a otros artistas, veía la alegría de ellos y de sus fans … Y como contraste veía la tristeza y melancolía de él y de cualquier admirador de Selena, y ella cada vez más acotada, más circunscripta a Corpus Christi y lejos, lejos de todo, lejos de la gente, lejos de los lugares que solía frecuentar. Ariel seguía pero sus fuerzas flaqueaban y ya tenía cada vez menos motivos para sentir alguna esperanza. Cuando se le hizo aquel homenaje a los 10 años en Houston fue la primera vez que entró en una profunda depresión. El ver a Selena en una pantalla cantando en el Houston Astrodome “Como la Flor” mientras un enorme coro de niños la acompañaba desde el escenario le produjo un enorme dolor. Era curioso. La pantalla en la que se emitían aquellas imágenes de Selena era enorme, más enorme que cualquier cosa que hubiera allí, animada o inanimada. Sin embargo, Ariel podría haber jurado que Selena lucía lejana, muy lejana, en una pantalla pequeñísima. Y no era así … Pero era así, al menos para Ariel. Era la primera vez que él la veía tan chiquita, tan distante de él. Fue la primera vez que deseó con toda el Alma volver el tiempo atrás para revertir tan triste imagen, tan triste destino de Selena…
Después de aquella noche, a Ariel se le hizo muy difícil soportar un día sin Selena. Él estaba muy contento de compartir su vida con su esposa y con su hijo. Pero no podía concebir que el mundo pudiera seguir girando sin Selena. No lo podía aceptar. No lo podía entender. A Olga, su esposa, la conoció en uno de los tantos homenajes que se le hicieron a Selena y siempre compartieron ese sentimiento por ella. Si bien recibió con mucha alegría la llegada de su hijo Jonathan, él deseaba tener una niña a la que pudiera ponerle el nombre de Selena. Así también lo quería su esposa, pero ella era mayor que él y si bien no estaba mal de salud, no estaba tan plena en forma física para tener otro hijo. Y más aún se resignó a esa posibilidad cuando ante la consulta a varios médicos, todos le recomendaron que desistiera de tal idea. Ariel lo aceptó. Nunca forzaría a su esposa a algo que pusiera en riesgo su vida, pero eso no ocultaba su frustración por no tener otro hijo y si resultaba ser una niña, ponerle Selena. Era una manera de perpetuar su nombre, de mantener vivo su recuerdo … Pero no había manera de hacerlo posible … Ariel fue acostumbrándose a la dura realidad hasta que llegó ese día, ese bendito día en el que ya no tuvo más fuerzas y ya no tenía más ganas de seguir así, de sentir ese vacío, de ese mundo sin salida, entre otras cosas, porque ya no estaba Selena … Se acostó casi desplomándose en el sillón del living de su casa, y en la soledad de la noche y sin que nadie lo viera rompió a llorar, volvió a sentir ese dolor y esa frustración de aquella negra y lluviosa noche del 31 de marzo de 1995 … Sentía el dolor de la ausencia de Selena. También el dolor de la cercanía de su propia muerte y de no poder hacer nada … nada por revertir su propio destino y nada por devolverle la vida a Selena. Nunca quiso siquiera pensar en la palabra “muerte” a la hora de hablar de Selena, pero esa noche se rendía a ella como se rendía a su propia suerte. Le dolían los huesos y sentía que el cuerpo le pesaba. Ya no podía contentarse con pensar que todo era posible, que todo podía lograrse si uno se lo proponía. Por primera vez Ariel pensó en el sinsentido de esas palabras, siendo que quien las profirió no pudo cumplir ni la mitad de todo lo que había soñado y planificado para su propia vida … A Ariel se le dibujaba en su mente esa horrorosa imagen de la derrota, de la resignación y de lo inevitable del destino de Selena. Ariel lloraba por saber que al fin y al cabo pocos en la práctica tomarían el ejemplo de Selena pues para la mayoría ese camino llevó a la peor de las tragedias para su mentora. Y para un mundo exitista que sólo valora a los que ganan, a los que son “campeones”, no hay lugar para las buenas personas y para la mejor de las intenciones … En este mundo exitista, pensaba Ariel, los “buenos gestos” sólo se expresan en “obras de caridad y en esporádicos conciertos gratuitos como actitudes políticamente correctas”, pero después, en ese mundo que sigue andando, se hace una carnicería para seguir “ganando”, para seguir en ese mundo tan despiadado que le privó todo a Selena. Ariel sintió por primera vez que no podría seguir con ese dolor tan parecido al que sintió aquel 31 de marzo, y que no podría caminar y caminar sin rumbo para asimilarlo todo y buscar un rumbo a su vida en un mundo sin Selena. Y allí volvió a decirse, esta vez con la voz bien alta, que daría lo que sea para que Selena estuviera con él y con todo el mundo. Luego siguió llorando por un buen tiempo hasta que se quedó inestablemente dormido … Al rato sintió que alguien lo zamarreaba y entre sueños un hombre le decía: “¿Hasta dónde llegarías para traer a Selena a este mundo? ¿Cuál es tu límite? ¿Dejarías todo por ella? ¡¡Contéstame!!”. Ariel se sentía perturbado por esas preguntas hasta que abrió los ojos y casi se muere de un síncope al ver que un hombre lo miraba fijo a los ojos para volver a decirle: “¿Y? ¿Cuál es tu respuesta? ¿Estás dispuesto a dejar todo por Selena? ¿Arriesgarías tu propia suerte y la de este mundo por volver a Selena con nosotros? ¡¡Vamos!! ¿Qué esperas para contestarme?”.
Ariel no salía de su estado de shock. Quería preguntarle quién era y por qué estaba aquí, pero antes de que se lo pudiera preguntar, el hombre misterioso se le adelantó para decirle: “No me preguntes quién soy … No vale la pena decirlo … Digamos que estoy aquí porque tú me convocaste … ¿Sabes? Durante años no quise prestarte atención, como a tantos otros. Siempre pensé que era penoso lo que había sucedido con Selena … e injusto … pero que tal vez era mejor que las cosas sucedieran así y no que lo peor pudiera pasar después … Pero tanto quieres que Selena cambie su destino, tanto dices que darías lo que sea por Selena  que bueno, vine a corroborar qué tanto darías por Selena … de tantas cosas que te desprenderías, que tan altruista eres, que poco egoísta resultaste ser … Por lo pronto, hagamos una cosa … Sé que tienes mucho material sobre Selena … Ponte a prueba … Y antes que nada, te repito la pregunta: ¿Quieres que Selena vuelva a estar en este mundo? Te adelanto que no te voy a hacer firmar nada, no te voy a ofrecer un pacto o que me des el Alma como pago por cumplimiento de un deseo … No. Es más, ni siquiera tendrás que viajar en el tiempo ni tendrás que hacer nada … Sólo tienes que decirme si estás dispuesto a dar lo que sea por Selena, si estás dispuesto a desprenderte de todo, si te animas a arriesgarte a lo que sea por tenerla en este mundo con vida. Si me dices que sí, yo sólo haré un chasquido de dedos y tu deseo será cumplido. Eso sí, si eso ocurre imagínate que desde 1995 hasta aquí Selena ha vivido y le han pasado muchas cosas a nivel profesional y personal. Son 17, 17 largos años … muchos años en los que pasaron muchas, muchas cosas. Te imaginarás que no sólo habrá cambiado la vida de Selena, de Chris y de toda la Familia Quintanilla, sino la de todo el mundo, incluso la tuya. ¿Has oído hablar del cuento de Ray Bradbury en el que un hombre viaja en el tiempo y accidentalmente pisa una mariposa y vuelve a su mundo? Pues bien, puedes encontrarte con tu decisión con ese mismo panorama o con algo tal vez mucho mejor … ¿Qué me dices? ¿Te arriesgas?”. Ariel se sentía acorralado y como si cada palabra de ese señor fuese el ruido ensordecedor de una ametralladora que no paraba de disparar. Ariel miraba a su alrededor y pensaba en su familia, si acaso estaban escuchando todo o si bien dormían plácidamente en sus habitaciones, pero se sentía intimidado por la presencia de ese hombre que perturbaba su falsa calma y lo inquietaba a tomar una decisión por Selena … “No te preocupes. Nadie nos escucha. Sólo tú. Y para descomprimir la situación y darte un pequeño recreíto antes de que decidas por Selena, te voy a poner a prueba. Como te decía antes, sé que tienes abundante material sobre Selena. Deshácete de él y entrégamelo. Digamos que lo tomo como un pequeño premio a mis servicios…”, le dijo el señor. “¿Pero para qué lo quieres? Todo lo que poseo sobre Selena es muy importante para mí. Es todo lo que tengo sobre ella ... No puedo. No puedo dártelo ... Me quedaré vacío y más solo que nunca…”, le dijo Ariel con cara de desesperación. “¿Pero qué es más importante para ti? ¿Tener todo sobre Selena o tenerla a Selena en este mundo? ¿Acaso no la quieres viva? ¿Acaso no quieres que intente cumplir todos sus sueños y proyectos? Si es así, ¿para qué quieres lo que Selena ha hecho? ¡¡La tendrás a ella que es mucho más importante!!”, le dijo el hombre casi retándolo. Ariel tomó conciencia de lo dicho, se paró y fue en busca de las enormes cajas en las que él guardaba con mucho celo discos, cds, dvds, libros, revistas y muchísimas cosas relacionadas con Selena. Las tomó con cuidado, las llevó despaciosamente hasta donde estaba el señor, y antes de dárselas puso su mano sobre la boca y luego extendió su mano a cada caja a modo de beso de Amor, de beso de despedida de Selena. El hombre se rió con un pequeño rictus de ternura por el gesto de Ariel y tomó las cajas. Miró su contenido a modo de cotejo de lo que había en su interior y dio un gesto de aprobación. “Pues bien. Está todo en orden. Veo que quieres mucho a Selena y que me das una pauta de que estás dispuesto a dar mucho por ella … Pero ahora necesito que te decidas. Sólo me tienes que decir que deseas que Selena esté aquí en este mundo, que no ha pasado nada aquel nefasto 31 de marzo de 1995 y que quieres ver qué pasa con Selena hoy, qué pasa en este mundo, qué pasa contigo ahora que ella está entre nosotros. Pero no quiero ser deshonesto contigo. Sólo quiero recalcarte mi advertencia. Tal vez con tu decisión el mundo sea muy, muy distinto, puede ser que sea para bien, puede ser que sea para mal. Y créeme que yo no lo sé. Yo estaba convencido de que lo sucedido fue por algo y que era el mal menor, aunque Selena fuera la absurda víctima de semejante salvajada … Yo estaba convencido de que tal vez el mundo podría ser más cruel con Selena si ella seguía su camino a la gloria y a la fama. Estaba convencido de que Selena sufriría a niveles inimaginables si todo seguía el curso normal de las cosas … Como te decía, si estaba convencido de que Selena podía ser víctima a la corta o a la larga, era mejor que fuera en ese momento y no después. Después, después … ¿quién sabe si a Selena la querrían como en esa época? Te resultará irónico, Ariel. Pero yo tampoco quise arriesgar, tampoco quise ver qué podía pasar si decidía … si Selena no sufría nada ese feo día, y seguía su camino y decidía su destino … Yo no quise impedir nada, ni quise cambiar su destino … Pero como te veo decidido a ti, te cedo mi lugar y espero que decidas por mí … Te soy sincero y te lo recalco. Todo puede cambiar, no sólo la vida de Selena sino la tuya. Habrá que ver si tú tienes con este otro destino la misma vida que la que tienes ahora, pero al menos podrás contentarte con que tienes a Selena … ¿Qué me dices? ¿Qué decides? … ¡¡Ah!! Te advierto … Sólo tienes 5 minutos para decidirlo … Al cabo de ese tiempo ya nada podrás hacer y Selena jamás podrá volver a este mundo ... Te juro que no es para presionarte … Así son las reglas, amigo, y créeme que no las pongo sólo yo … Te espero … Y te repito: sólo tienes … ahora 4 minutos con treinta segundos…”. Ariel lo miraba perplejo y comenzó a transpirar. Se levantó y fue hacia una ventana para abrirla y tomar aire. Se sentía ahogado, agobiado por el calor y muerto de miedo. ¿Qué hacer? ¿Qué decidir? Más bien que quería que Selena volviera. ¿Pero si resultaba que no era lo que él se imaginaba? ¿Y si había logrado la fama pero ésta la había cambiado y la había hecho engreída y egoísta? ¿Podría eso ocurrir? ¿Y si es como le insinuó el señor y le pasó algo más terrible después? Selena aún no era conocida en todo el mundo allá por 1995. Ella era ya una Reina en Estados Unidos y México. Era ya muy admirada en Centroamérica y en algunos países de Sudamérica, pero ¿qué pudo haber pasado en su primera gira por Sudamérica, Europa, Oriente y todo el mundo? ¿Selena se habría adaptado a otros recibimientos, a otros públicos? ¿Habría asimilado alguna mala repercusión o no tan buena performance? Ariel temblaba porque si se decidía por traerla a Selena tal vez podría sufrir aún más … Y él … ¿qué sería de él? ¿Tendría la misma familia, las mismas relaciones, los mismos amigos, el mismo ritmo de vida? ¿Y si perdía todo? ¿Y si se quedaba solo en la vida, lejos, bien lejos de Selena, que quién sabe en dónde andaría y cómo le iría? Ariel empezó a pensar que tal vez era mejor dejar las cosas como están, que tal vez era mejor no alterar el orden de las cosas. El mundo no es perfecto, se decía, muchas cosas terribles en este mundo suceden cada día y tal vez lo de Selena era una desgracia más, una locura más en este mundo despiadado y cruel. Ariel respiró tranquilo, cerró la ventana del living de su casa y se dio vuelta camino a su encuentro con el señor, que lo miraba fijo y lo intimidaba señalando en lo alto su dedo índice de la mano derecha … “Un minuto, Ariel, un minuto tienes … Al cabo de él todo habrá terminado y todo seguirá igual … Bueno, algo no. Ya no tendrás que sufrir por Selena. Te habrás dado cuenta de que era lo mejor que le podía pasar, que tuviste la oportunidad de salvarla y preferiste no hacerlo, tal vez por el bien de este mundo y de su armonía…”. Ariel comenzó a transpirar de nuevo. Los segundos pasaban y quiso convencerse de que era lo mejor para él, para Selena, para todos, para todo el mundo. Él no quería perder todo, no quería alterar el mundo. Podía ser mejor, pero ¿a qué precio? ¿Y si se quedaba sin nada? “…¡¡Treinta segundos, Ariel!”, le recordaba el señor. “Pero no, no puedo dejar a Selena. Ella tenía mucho por hacer, sólo tenía 23 años ... Ella casi no pudo tener vida propia y ahora que lo estaba logrando esa pérfida le quitó todo… No la puedo dejar sin tener una chance más…”, se repetía Ariel … “Diez segundos, Ariel...”, lo exasperaba el señor. “Selena se merece vivir lo que yo viví. Yo no soy nada al lado de ella. Yo no hice ni la mitad de lo que ella hizo en tan poco tiempo, y ella quería más, mucho más. Tenía tanto Amor para dar que…”, sentía Ariel … “¡¡Tiempo, Ariel!!”, lo intimidó el Señor … “¡¡Sí, sí, por favor, te lo ruego!! ¡¡Tráela a Selena con nosotros. Tráela a este mundo y que sea lo que el Señor quiera pero con Selena viva, con Selena viviendo lo que tenga que vivir!!”, le dijo Ariel arrodillándose a los pies del señor a modo de ruego desesperado. El señor sólo se sonrió, hizo un fuerte chasquido a sus dedos y le dijo: “¡¡Trato hecho!!” y desapareció ante sus propios ojos. Ariel se desvaneció de la impresión y tardó varios minutos en reaccionar. Cuando pudo levantarse pegó un grito de susto mayúsculo. Tomó conciencia del trato y ahora tenía que corroborar qué era lo que estaba pasando. Miró a su alrededor y notó que era la misma casa pero con distinta disposición, con distintos adornos. Parecía ser más grande, pero no quiso mirar más. Buscó algo que le permitiera ver cómo estaba el mundo y fue en busca de lo primero que encontrara para que lo fuera enterando de lo que estaba pasando. En el camino lo detuvo un fuerte sol que lo encegueció. Se apartó de él yendo rápidamente hacia un costado y vio que había un televisor. Tomó el control remoto y muy cuidadosamente fue pasando por los canales. Temía el peor de los horrores y sólo deseaba que todo estuviera bien con Selena. ¿Pero cómo enterarse? De pronto se detuvo en un canal de noticias texano en el que estaban cubriendo una nota en la que se veían miles y miles de fans que gritaban por Selena. Y el titular del noticiario decía: “Selena de vuelta en casa”. Al rato el conductor anunciaba la vuelta de Selena después de una gira exitosísima por toda América y Europa, y que sólo se detuvo porque Selena necesitaba volver a Corpus Christi al que extrañaba tanto ... De pronto vio a Selena y no pudo contener el llanto. Se le veía más grande pero con la sonrisa de siempre que la hacía tan pero tan encantadora. La vio con un niño en brazos y uno en cada mano. Eran sus hijos ... Y la escuchaba decir sobre lo contenta que estaba, de lo agradecida que estaba con su público y de la necesidad de dar un concierto en su ciudad natal, y otros en San Antonio, Houston y otras ciudades texanas en agradecimiento a su gente que siempre la quiso y que le expresó su Amor en todos esos años. También dijo que no pararía hasta tener sus 5 hijos prometidos y para eso hizo aparecer en cámara a Chris para decirle “¿No es así, mi Amor?” y echar una de sus clásicas carcajadas. Luego se fue no sin antes abrazarse con cada uno de sus fans, y darle sus besos y autógrafos prometidos. Ariel lloró y agradeció el ofrecimiento de ese señor y de tener la valentía de haber pensado sólo en Selena a la hora de decidir sobre lo que era mejor para todos … No podía ser más feliz viendo a Selena viva y tan, tan feliz … “Pero mi Amor, ¿qué haces ya levantado? ¡¡Tienes que descansar bien!! ¿Has olvidado que vamos a ir a ver todos juntos a Selena? Espero que…”. Ariel se sobresaltó pero en cuanto supo qué pasaba no esperó que su esposa terminara. Se abalanzó sobre ella y su hijo, y los abrazó y besó por largo rato. Ariel había temido perder su destino por su decisión, pero allí estaban, como premio a su decisión de vida. Olga le pidió a Jonathan que trajera los tiques que habían comprado para el concierto de Selena y cuando estuvo a solas con Ariel le dijo: “Tengo que darte una noticia. Y viendo lo cariñoso que estás esta mañana, creo que es el momento más indicado. Es que…” y se le quedó mirando fijo a su esposo con aire de suma ternura. Ariel al principio no comprendió, pero luego abrió bien sus ojos y le dijo: “No, no puede ser. ¿No me digas que…?”. “Sí, mi Amor, tendremos una niña. No quise decirte nada hasta estar segura de que todo estuviera bien, y no sólo lo está sino que hasta me adelantaron el sexo … ¿No es un milagro? No sé qué está pasando en este mundo pero es como si Dios hubiese venido a la Tierra y todo está iluminado de su luz…”, le dijo Olga mientras le daba un dulce beso en la mejilla. Ariel pensó en el señor que le dio esa oportunidad y comprendió todo lo que estaba pasando. Quizá sin saberlo su esposa había dado en la tecla …”Supongo que ya tenemos el nombre para nuestra hija, ¿verdad?”, le dijo pícaramente. “¡¡Claro que sí!! ¡¡Le pondremos Olga, como yo!!”, le dijo su esposa y se le quedó mirando fijo. Ariel la miró consternado como tratando de buscar una explicación a esa rareza de su esposa. Ella no pudo contener la risa: “¡¡Pero qué tonto, eres!! ¡¡Claro que le pondremos Selena!! ¿Qué creías? Ella nos unió y a ella le debemos todo. ¿Acaso no es así?”. Ariel se abrazó con su esposa y ambos se fueron en busca de su hijo. Era hora de que él supiera de la buena nueva. Era hora de que supiera que un mundo era posible fruto del Amor de Selena que se corporizaría con el nacimiento de su hermanita. Ariel nunca se sintió tan feliz. ¡¡Era tan fácil la elección!! ¿Qué duda había? Apostó al Amor de Selena y sólo estaba recibiendo Amor. Apostó a la vida de Selena y un mundo mejor era una realidad. A veces, por no decir siempre, es mejor arriesgar y no conformarse con lo que hay. A veces es mejor jugarse en la vida por los sentimientos y no resignarse. A veces hay que apostar al Amor y no a la conveniencia que nos da la realidad. Así lo comprendió Ariel y sólo sentía alegría. Ahora que estaba Selena de nuevo en el mundo, él y toda la humanidad no podían sentir más que dicha y felicidad. Ahora sí Ariel podría vivir y hasta esperar la muerte tranquilo ... Selena había podido vivir su vida y él no podía sentirse más que feliz por ello…
(Espero tener esa oportunidad alguna vez y tener la valentía de decidir sin dudar, sin dudar de lo que puede pasar … Decidir sólo pensando en Selena, en su Amor, en sus ganas, en su valentía, en sus ganas de vivir … Las cosas pueden ser muy distintas pero siempre serán mejores … Con el Amor y la presencia de Selena el mundo no puede estar de otro modo que no sea de la mejor manera…)
Dios, Dios mío, sólo te pido una oportunidad, esa única posibilidad de traer a Selena a este mundo. Señor, dale una nueva oportunidad al Amor, dale una nueva oportunidad a la paz … Trae a Selena, y te juro y te perjuro que seremos la humanidad que tanto has soñado y por la que tanto has luchado…
Selena: sólo puedo decirte que te quiero mucho y daría mi vida por verte feliz…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

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