Ariel se sentía agotado, cansado, sin esperanza. Había
perdido las fuerzas de las que se vanagloriaba antes. Él siempre se sentía con
ganas, él siempre sentía que podía con todos y con todo. Pero habían pasado los
años … y ahora se sentía viejo. Aquellas palabras de Selena que siempre lo
empujaban para seguir adelante (“The impossible is always possible”) ahora le
sonaban tan lejanas como su partida absurda. Con el tiempo fue aceptando su
pérdida, y ahora que veía que su propia muerte estaba tan cercana y tan visible
en su propio horizonte, empezaba a entender que ella jamás volvería, que nunca
podría reiniciar su camino a la fama, que su nombre quedaría asociado al mito,
a la leyenda, a la estatua, a la historia, que otras tomarían su camino a la
gloria, que otras se llevarían los premios y los aplausos que ella hubiese
recibido con total justicia. Ariel ya ni sentía tristeza ni alegría. Se sentía
entregado, resignado, desesperanzado. Aunque tuviera su vida, aunque tuviera su
familia, aunque tuviera tantas cosas de las cuales pudiera depositar su Amor,
esperanza y alegría, jamás podría ser enteramente feliz sin sentir que Selena
estaba en este mundo. Él era un gran admirador de Selena. La fue a ver
infinidad de veces por todo Texas. Hasta fue a verla a fines del año 1994 a
Monterrey cuando Selena era un furor y lucía tan bella con ese hermoso vestido
azul en el concierto del Far West Rodeo… Nunca podría imaginarse que aquel
concierto sería el anteúltimo propio de Selena, fuera de los festivales y de
los conciertos compartidos con otros artistas … Hasta se permitió no ir al
Houston Astrodome aquel 26 de febrero de 1995 porque estaba ocupado en un
trabajo “muy importante” que no podía postergar con el argumento de “total,
Selena hará miles de Astrodome más…” … El 31 de marzo le hizo ver que nada es
seguro en este mundo ni siquiera para Selena y que jamás hay que dejar de hacer
lo que a uno le gusta para otro día, pues ese otro día … tal vez nunca exista …
Ariel escuchó las noticias y no quiso creerlo, no lo aceptaba, no quería ni
pensar que aquello pudiera ser cierto. Se aferró a su última esperanza de que
le dijeran del otro lado de la pantalla que había sido una alarma, una falsa
alarma, un absurdo, algo imposible de aceptar. Cuando la realidad se palpaba en
las caras de los conductores, en los rostros compungidos propios y extraños, en
el griterío de dolor de los fans y en el llanto de sus padres y de sus
hermanos, Ariel se retiró en silencio hacia las calles y caminó y caminó sin
parar. Miraba el cielo, miraba cada nube densa que se movía con rapidez y furia
desatando la peor de las lluvias sobre el lugar y luego miraba adelante sin
mirar con la cara empapada por las gotas de lluvia esperando que esa bendita
tormenta terminase, que pronto saliera el sol y que Selena se encontrara en su
camino con la mayor de las sonrisas presta a darle el mayor de los abrazos y
para decirle que ya no se preocupara por ella, que ella estaba muy bien, muy
bien con su vida, con su familia, con su carrera, con su pasión ... Cuando Ariel
se quiso acordar se encontró con que ya no llovía, pero era de noche y delante
de él había un río … Había caminado kilómetros y kilómetros por una carretera y
si no murió arrollado por algún vehículo o camión fue porque todo Texas había
quedado paralizado por la absurda partida de Selena. Tiempo después Ariel
sabría que muchas personas deambulaban solas por las calles y rutas como él sin
saber a dónde ir y que muchos que sí sabían sólo deseaban ir a Corpus Christi
para despedirse de Selena … Ariel bajó en el medio de la oscuridad hasta llegar
a las orillas del río y se sentó al borde de él sólo para escuchar el sonido
del agua correr y contentarse con ese sonido que lo asociaba a vida, a la
esperanza, a la paz ... Pero pronto supo que ese sonido, esa paz, ese contento
no podría sentirlo Selena ni él podría compartirlo con ella … Cuando Ariel tomó
conciencia por un instante de que el destino de Selena era irreversible rompió
en llantos y estuvo así por muchas horas, toda la noche y hasta ya entrada la
mañana … Sólo reaccionó cuando ese sol tardío del 1 de abril lo enceguecía y lo
ponía en la otra realidad de que debía seguir a pesar de todo .... Seguir,
seguir vacío, seguir sin Selena, seguir como si nada hubiera pasado o como si
alguna vez ya nada sentiría por lo que había pasado aquel maldito 31 de marzo.
Ariel emprendió la vuelta a su casa como pudo. Se sentía atontado, abrumado,
somnoliento, aturdido, como si hubiese vuelto de una noche de pura resaca, y
con el dolor y la soledad de una noche perdida por el alcohol y el hastío por
este mundo tan absurdo, tan violento, tan injusto ... En el medio de su vuelta
a casa pudo ver la movilización de la gente, los llantos, los cánticos, las
caravanas de autos con inscripciones de Selena tratando de mantener vivo algo
que ya no lo era, tratando de ocupar el lugar que nunca tuvieron ni quisieron
ocupar a la espera de un nuevo concierto de Selena que ya no habría jamás …
Ariel sentía que así de famosa hubiese sido en poco tiempo Selena y que en todo
caso eso era una muestra de lo que podría haber pasado pronto … Selena llenando
estadios en todo el mundo y cada tanto, cuando pudiera volver a Texas y a su
amado Corpus Christi, y diera un concierto allí, todo Texas se movilizaría para
ir a verla o sólo para darle la bienvenida y ofrecerle todo su cariño. La
partida anticipada de Selena sólo había hecho adelantar los tiempos. Y todo lo
que inevitablemente sucedería en uno, dos años como mucho, se expresaba ahora,
con Selena ausente. El furor de todo un país sólo manifestaba ese momento de
Selena, ese momento en el que ella se estaba asomando al mundo cuando ya era
una celebridad en México, Estados Unidos, Centroamérica y parte de Sudamérica …
Sólo faltaba un poquito más, sólo un poquito más, y todo aquello que se palpaba
en la calle, en los corazones de la gente, y en el Amor y en el Alma de Selena
sería realidad … Ariel llegó a su casa y vio el dolor máximo en las expresiones
de sus padres y de sus hermanos. Lo miraron con tristeza y muchos se abrazaron
a él como si en todo momento hubiesen sabido a dónde había ido y estado, y cómo
había vuelto. Estaba encendida la televisión y su familia miraba hipnotizada
aquellas imágenes tan espectacularmente absurdas que expresaban la peor
realidad. Los medios habían acompañado una movilización de gente que colmaba
sus expectativas, y más de una vez los cronistas enviados a Corpus Christi se
sentían sorprendidos y trataban de encontrar una explicación a una movilización
que superaba ampliamente su entendimiento del fenómeno Selena, aun cuando
muchos de ellos la conocían muy bien. Todos, propios y extraños, se sentían
estupefactos y sobrepasados. Había que enfrentar una situación que nadie
esperaba ni por asomo afrontar, y había que aceptarla y acomodarse lo más
rápido posible. Ariel miró cómo en Los Ángeles la gente, que esperaba ver ese
mismo día a Selena dar su siguiente concierto personal luego del Houston
Astrodome, iba igual al lugar para hacer de ello un lugar de reunión y de
recogimiento para recordar a Selena y ofrendar una misa en su memoria. Ariel
pudo comprobar cómo en todo Estados Unidos el admirador de Selena seguía
ocupando su lugar en los conciertos para ver a Selena sin que pudiera haber un
concierto y sin que Selena pudiera aparecer otra vez … Pronto Ariel sabría que
con el correr del tiempo la gente seguiría ocupando esos lugares para afrontar
la pérdida de Selena y para contribuir a su recuerdo como una forma de seguir
teniéndola presente, como si nunca se hubiese ido y a la espera de que volviera
a estar presente otra vez … Seguir teniéndola presente, hacer como si nunca se
hubiese ido, esperarla a que vuelva alguna vez. Ése fue el camino que eligió la
gente. Ése fue el camino que eligió Ariel. Era una forma de seguir adelante,
era una forma de aceptar la realidad. Era la única manera de seguir en un mundo
sin Selena … Un mundo que no la volvería a tener otra vez…
Ariel no quiso pensar más en lo que sintió aquel nefasto
día y sólo siguió su camino aferrándose a la vida y a la esperanza, aferrándose
a lo que aún quedaba de Selena: su música, sus discos, sus fotos, sus
conciertos, sus souvenirs, lo que sea que le permitiera tenerla presente. Pero
Ariel jamás aceptaría su partida. Aquel 1995 lo soportó tomando lo que había
dejado Selena y a la expectativa de lo que dejaban las consecuencias de su
partida. Ariel fue uno de los tantos que hizo una larga vigilia en la puerta de
la disquería el día previo a la salida del disco “Dreaming of you”, y uno de
los primeros en correr y tomarlo. Lo escuchó miles de veces y se emocionaba pero
no lloraba. No se lo permitía luego de aquella noche del 31 de marzo. Hacerlo
implicaba aceptarlo y él no quería ni pensarlo. Sólo se dedicaba a escucharla,
a comprar todos sus discos, todas las revistas, publicaciones y todo lo que
tuviera que ver con ella. Cuando había escuchado miles de veces todos los
discos de Selena y su ausencia se le hacía cada vez más presente, vino el
juicio a la pérfida de la asesina y Ariel se instaló en Houston sólo para pedir
justicia, y justicia para él como para todo el mundo era que a esa psicópata la
encerraran para siempre. Y si no fuera por sus creencias religiosas y por su
propia moral, hubiese querido la pena de muerte. Ariel no podía tolerar que esa
mala mujer estuviera viva y Selena no. Era absurdo, muy absurdo todo ... Cuando
llegó la sentencia sólo gritó de alivio pero se sintió muy triste cuando pudo
saber que nada de ello la traería a Selena, y cuando pronto la algarabía de la
gente, los cánticos a favor de Selena y los insultos para la asesina no hacían
más que representar un espectáculo que ocultaba la mayor de las tristezas y un
dolor difícil de ocultar. Para Ariel no dejaba de ser patética toda esa
sensación posterior a la sentencia. Se preguntaba si acaso podía estar alegre,
si sentía ganas de cantar o de proferirle las peores palabras a esa pérfida.
Nada de eso cambiaría las cosas. Nada de eso traería a Selena. Ariel sintió un
gran vacío, un profundo dolor. Pero no podía darse por vencido. Quería
convencerse de que algún día las cosas cambiarían, de que aquello que estaba
viviendo desaparecería por completo. A partir de allí Ariel se dedicó al
recuerdo activo de Selena pero con la secreta esperanza de que él podría hacer
algo, de que podría cambiarse el destino de Selena. Ariel pensaba y deseaba si
alguna vez podría volver el tiempo atrás y podría cambiar ese destino de
profundo dolor. Con el tiempo Ariel pensó qué haría si tuviera la oportunidad y
cómo salvaría a Selena. Sólo así podría superar el dolor del paso del tiempo,
ese paso del tiempo del que tomó conciencia cuando se cumplió un año de la
partida de Selena y más tarde cuando se estrenó la película de Selena, que
paradógicamente llevó al éxito mundial de Jennifer López y la inició a una
carrera que seguramente hubiese hecho Selena si hubiese tenido la oportunidad …
Más de una vez Ariel se preguntó por qué pasó todo ello y por qué eso le pasó a
su Selena. Pero él no quería detenerse en ello. Él quería seguir adelante,
pensando y rogando que aquello imposible pronto fuera posible. Se aferraba a
todo lo que cada tanto salía de Selena. Vivía pensando en ella y hablando
siempre de ella, destacando y gritando a los cuatro vientos que nadie sería
como Selena, que ella era distinta, incomparable, única, irrepetible ... Pero
cada tanto él dejaba de lado esa exaltación y expresaba ese dolor, esa pena que
le devolvía con más avidez ese maldito paso del tiempo … Veía la fama de JLo,
veía a otros artistas, veía la alegría de ellos y de sus fans … Y como
contraste veía la tristeza y melancolía de él y de cualquier admirador de
Selena, y ella cada vez más acotada, más circunscripta a Corpus Christi y
lejos, lejos de todo, lejos de la gente, lejos de los lugares que solía
frecuentar. Ariel seguía pero sus fuerzas flaqueaban y ya tenía cada vez menos
motivos para sentir alguna esperanza. Cuando se le hizo aquel homenaje a los 10
años en Houston fue la primera vez que entró en una profunda depresión. El ver
a Selena en una pantalla cantando en el Houston Astrodome “Como la Flor”
mientras un enorme coro de niños la acompañaba desde el escenario le produjo un
enorme dolor. Era curioso. La pantalla en la que se emitían aquellas imágenes
de Selena era enorme, más enorme que cualquier cosa que hubiera allí, animada o
inanimada. Sin embargo, Ariel podría haber jurado que Selena lucía lejana, muy
lejana, en una pantalla pequeñísima. Y no era así … Pero era así, al menos para
Ariel. Era la primera vez que él la veía tan chiquita, tan distante de él. Fue
la primera vez que deseó con toda el Alma volver el tiempo atrás para revertir
tan triste imagen, tan triste destino de Selena…
Después de aquella noche, a Ariel se le hizo muy difícil
soportar un día sin Selena. Él estaba muy contento de compartir su vida con su
esposa y con su hijo. Pero no podía concebir que el mundo pudiera seguir girando
sin Selena. No lo podía aceptar. No lo podía entender. A Olga, su esposa, la
conoció en uno de los tantos homenajes que se le hicieron a Selena y siempre
compartieron ese sentimiento por ella. Si bien recibió con mucha alegría la
llegada de su hijo Jonathan, él deseaba tener una niña a la que pudiera ponerle
el nombre de Selena. Así también lo quería su esposa, pero ella era mayor que
él y si bien no estaba mal de salud, no estaba tan plena en forma física para
tener otro hijo. Y más aún se resignó a esa posibilidad cuando ante la consulta
a varios médicos, todos le recomendaron que desistiera de tal idea. Ariel lo
aceptó. Nunca forzaría a su esposa a algo que pusiera en riesgo su vida, pero
eso no ocultaba su frustración por no tener otro hijo y si resultaba ser una
niña, ponerle Selena. Era una manera de perpetuar su nombre, de mantener vivo
su recuerdo … Pero no había manera de hacerlo posible … Ariel fue
acostumbrándose a la dura realidad hasta que llegó ese día, ese bendito día en
el que ya no tuvo más fuerzas y ya no tenía más ganas de seguir así, de sentir
ese vacío, de ese mundo sin salida, entre otras cosas, porque ya no estaba
Selena … Se acostó casi desplomándose en el sillón del living de su casa, y en
la soledad de la noche y sin que nadie lo viera rompió a llorar, volvió a
sentir ese dolor y esa frustración de aquella negra y lluviosa noche del 31 de
marzo de 1995 … Sentía el dolor de la ausencia de Selena. También el dolor de
la cercanía de su propia muerte y de no poder hacer nada … nada por revertir su
propio destino y nada por devolverle la vida a Selena. Nunca quiso siquiera
pensar en la palabra “muerte” a la hora de hablar de Selena, pero esa noche se
rendía a ella como se rendía a su propia suerte. Le dolían los huesos y sentía
que el cuerpo le pesaba. Ya no podía contentarse con pensar que todo era
posible, que todo podía lograrse si uno se lo proponía. Por primera vez Ariel
pensó en el sinsentido de esas palabras, siendo que quien las profirió no pudo
cumplir ni la mitad de todo lo que había soñado y planificado para su propia
vida … A Ariel se le dibujaba en su mente esa horrorosa imagen de la derrota,
de la resignación y de lo inevitable del destino de Selena. Ariel lloraba por
saber que al fin y al cabo pocos en la práctica tomarían el ejemplo de Selena
pues para la mayoría ese camino llevó a la peor de las tragedias para su
mentora. Y para un mundo exitista que sólo valora a los que ganan, a los que
son “campeones”, no hay lugar para las buenas personas y para la mejor de las
intenciones … En este mundo exitista, pensaba Ariel, los “buenos gestos” sólo
se expresan en “obras de caridad y en esporádicos conciertos gratuitos como
actitudes políticamente correctas”, pero después, en ese mundo que sigue
andando, se hace una carnicería para seguir “ganando”, para seguir en ese mundo
tan despiadado que le privó todo a Selena. Ariel sintió por primera vez que no
podría seguir con ese dolor tan parecido al que sintió aquel 31 de marzo, y que
no podría caminar y caminar sin rumbo para asimilarlo todo y buscar un rumbo a
su vida en un mundo sin Selena. Y allí volvió a decirse, esta vez con la voz
bien alta, que daría lo que sea para que Selena estuviera con él y con todo el
mundo. Luego siguió llorando por un buen tiempo hasta que se quedó inestablemente
dormido … Al rato sintió que alguien lo zamarreaba y entre sueños un hombre le
decía: “¿Hasta dónde llegarías para traer a Selena a este mundo? ¿Cuál es tu
límite? ¿Dejarías todo por ella? ¡¡Contéstame!!”. Ariel se sentía perturbado
por esas preguntas hasta que abrió los ojos y casi se muere de un síncope al
ver que un hombre lo miraba fijo a los ojos para volver a decirle: “¿Y? ¿Cuál
es tu respuesta? ¿Estás dispuesto a dejar todo por Selena? ¿Arriesgarías tu
propia suerte y la de este mundo por volver a Selena con nosotros? ¡¡Vamos!!
¿Qué esperas para contestarme?”.
Ariel no salía de su estado de shock. Quería preguntarle
quién era y por qué estaba aquí, pero antes de que se lo pudiera preguntar, el
hombre misterioso se le adelantó para decirle: “No me preguntes quién soy … No
vale la pena decirlo … Digamos que estoy aquí porque tú me convocaste … ¿Sabes?
Durante años no quise prestarte atención, como a tantos otros. Siempre pensé
que era penoso lo que había sucedido con Selena … e injusto … pero que tal vez
era mejor que las cosas sucedieran así y no que lo peor pudiera pasar después …
Pero tanto quieres que Selena cambie su destino, tanto dices que darías lo que
sea por Selena que bueno, vine a
corroborar qué tanto darías por Selena … de tantas cosas que te desprenderías,
que tan altruista eres, que poco egoísta resultaste ser … Por lo pronto,
hagamos una cosa … Sé que tienes mucho material sobre Selena … Ponte a prueba …
Y antes que nada, te repito la pregunta: ¿Quieres que Selena vuelva a estar en
este mundo? Te adelanto que no te voy a hacer firmar nada, no te voy a ofrecer
un pacto o que me des el Alma como pago por cumplimiento de un deseo … No. Es
más, ni siquiera tendrás que viajar en el tiempo ni tendrás que hacer nada …
Sólo tienes que decirme si estás dispuesto a dar lo que sea por Selena, si
estás dispuesto a desprenderte de todo, si te animas a arriesgarte a lo que sea
por tenerla en este mundo con vida. Si me dices que sí, yo sólo haré un
chasquido de dedos y tu deseo será cumplido. Eso sí, si eso ocurre imagínate
que desde 1995 hasta aquí Selena ha vivido y le han pasado muchas cosas a nivel
profesional y personal. Son 17, 17 largos años … muchos años en los que pasaron
muchas, muchas cosas. Te imaginarás que no sólo habrá cambiado la vida de
Selena, de Chris y de toda la Familia Quintanilla, sino la de todo el mundo,
incluso la tuya. ¿Has oído hablar del cuento de Ray Bradbury en el que un
hombre viaja en el tiempo y accidentalmente pisa una mariposa y vuelve a su
mundo? Pues bien, puedes encontrarte con tu decisión con ese mismo panorama o
con algo tal vez mucho mejor … ¿Qué me dices? ¿Te arriesgas?”. Ariel se sentía
acorralado y como si cada palabra de ese señor fuese el ruido ensordecedor de
una ametralladora que no paraba de disparar. Ariel miraba a su alrededor y
pensaba en su familia, si acaso estaban escuchando todo o si bien dormían
plácidamente en sus habitaciones, pero se sentía intimidado por la presencia de
ese hombre que perturbaba su falsa calma y lo inquietaba a tomar una decisión
por Selena … “No te preocupes. Nadie nos escucha. Sólo tú. Y para descomprimir
la situación y darte un pequeño recreíto antes de que decidas por Selena, te
voy a poner a prueba. Como te decía antes, sé que tienes abundante material
sobre Selena. Deshácete de él y entrégamelo. Digamos que lo tomo como un
pequeño premio a mis servicios…”, le dijo el señor. “¿Pero para qué lo quieres?
Todo lo que poseo sobre Selena es muy importante para mí. Es todo lo que tengo
sobre ella ... No puedo. No puedo dártelo ... Me quedaré vacío y más solo que
nunca…”, le dijo Ariel con cara de desesperación. “¿Pero qué es más importante
para ti? ¿Tener todo sobre Selena o tenerla a Selena en este mundo? ¿Acaso no
la quieres viva? ¿Acaso no quieres que intente cumplir todos sus sueños y
proyectos? Si es así, ¿para qué quieres lo que Selena ha hecho? ¡¡La tendrás a
ella que es mucho más importante!!”, le dijo el hombre casi retándolo. Ariel
tomó conciencia de lo dicho, se paró y fue en busca de las enormes cajas en las
que él guardaba con mucho celo discos, cds, dvds, libros, revistas y muchísimas
cosas relacionadas con Selena. Las tomó con cuidado, las llevó despaciosamente
hasta donde estaba el señor, y antes de dárselas puso su mano sobre la boca y
luego extendió su mano a cada caja a modo de beso de Amor, de beso de despedida
de Selena. El hombre se rió con un pequeño rictus de ternura por el gesto de
Ariel y tomó las cajas. Miró su contenido a modo de cotejo de lo que había en
su interior y dio un gesto de aprobación. “Pues bien. Está todo en orden. Veo
que quieres mucho a Selena y que me das una pauta de que estás dispuesto a dar
mucho por ella … Pero ahora necesito que te decidas. Sólo me tienes que decir
que deseas que Selena esté aquí en este mundo, que no ha pasado nada aquel
nefasto 31 de marzo de 1995 y que quieres ver qué pasa con Selena hoy, qué pasa
en este mundo, qué pasa contigo ahora que ella está entre nosotros. Pero no
quiero ser deshonesto contigo. Sólo quiero recalcarte mi advertencia. Tal vez
con tu decisión el mundo sea muy, muy distinto, puede ser que sea para bien,
puede ser que sea para mal. Y créeme que yo no lo sé. Yo estaba convencido de
que lo sucedido fue por algo y que era el mal menor, aunque Selena fuera la
absurda víctima de semejante salvajada … Yo estaba convencido de que tal vez el
mundo podría ser más cruel con Selena si ella seguía su camino a la gloria y a
la fama. Estaba convencido de que Selena sufriría a niveles inimaginables si
todo seguía el curso normal de las cosas … Como te decía, si estaba convencido
de que Selena podía ser víctima a la corta o a la larga, era mejor que fuera en
ese momento y no después. Después, después … ¿quién sabe si a Selena la
querrían como en esa época? Te resultará irónico, Ariel. Pero yo tampoco quise
arriesgar, tampoco quise ver qué podía pasar si decidía … si Selena no sufría
nada ese feo día, y seguía su camino y decidía su destino … Yo no quise impedir
nada, ni quise cambiar su destino … Pero como te veo decidido a ti, te cedo mi
lugar y espero que decidas por mí … Te soy sincero y te lo recalco. Todo puede
cambiar, no sólo la vida de Selena sino la tuya. Habrá que ver si tú tienes con
este otro destino la misma vida que la que tienes ahora, pero al menos podrás
contentarte con que tienes a Selena … ¿Qué me dices? ¿Qué decides? … ¡¡Ah!! Te
advierto … Sólo tienes 5 minutos para decidirlo … Al cabo de ese tiempo ya nada
podrás hacer y Selena jamás podrá volver a este mundo ... Te juro que no es
para presionarte … Así son las reglas, amigo, y créeme que no las pongo sólo yo
… Te espero … Y te repito: sólo tienes … ahora 4 minutos con treinta
segundos…”. Ariel lo miraba perplejo y comenzó a transpirar. Se levantó y fue
hacia una ventana para abrirla y tomar aire. Se sentía ahogado, agobiado por el
calor y muerto de miedo. ¿Qué hacer? ¿Qué decidir? Más bien que quería que
Selena volviera. ¿Pero si resultaba que no era lo que él se imaginaba? ¿Y si
había logrado la fama pero ésta la había cambiado y la había hecho engreída y
egoísta? ¿Podría eso ocurrir? ¿Y si es como le insinuó el señor y le pasó algo
más terrible después? Selena aún no era conocida en todo el mundo allá por
1995. Ella era ya una Reina en Estados Unidos y México. Era ya muy admirada en
Centroamérica y en algunos países de Sudamérica, pero ¿qué pudo haber pasado en
su primera gira por Sudamérica, Europa, Oriente y todo el mundo? ¿Selena se
habría adaptado a otros recibimientos, a otros públicos? ¿Habría asimilado
alguna mala repercusión o no tan buena performance? Ariel temblaba porque si se
decidía por traerla a Selena tal vez podría sufrir aún más … Y él … ¿qué sería
de él? ¿Tendría la misma familia, las mismas relaciones, los mismos amigos, el
mismo ritmo de vida? ¿Y si perdía todo? ¿Y si se quedaba solo en la vida,
lejos, bien lejos de Selena, que quién sabe en dónde andaría y cómo le iría?
Ariel empezó a pensar que tal vez era mejor dejar las cosas como están, que tal
vez era mejor no alterar el orden de las cosas. El mundo no es perfecto, se
decía, muchas cosas terribles en este mundo suceden cada día y tal vez lo de
Selena era una desgracia más, una locura más en este mundo despiadado y cruel.
Ariel respiró tranquilo, cerró la ventana del living de su casa y se dio vuelta
camino a su encuentro con el señor, que lo miraba fijo y lo intimidaba señalando
en lo alto su dedo índice de la mano derecha … “Un minuto, Ariel, un minuto
tienes … Al cabo de él todo habrá terminado y todo seguirá igual … Bueno, algo
no. Ya no tendrás que sufrir por Selena. Te habrás dado cuenta de que era lo
mejor que le podía pasar, que tuviste la oportunidad de salvarla y preferiste
no hacerlo, tal vez por el bien de este mundo y de su armonía…”. Ariel comenzó
a transpirar de nuevo. Los segundos pasaban y quiso convencerse de que era lo
mejor para él, para Selena, para todos, para todo el mundo. Él no quería perder
todo, no quería alterar el mundo. Podía ser mejor, pero ¿a qué precio? ¿Y si se
quedaba sin nada? “…¡¡Treinta segundos, Ariel!”, le recordaba el señor. “Pero
no, no puedo dejar a Selena. Ella tenía mucho por hacer, sólo tenía 23 años ...
Ella casi no pudo tener vida propia y ahora que lo estaba logrando esa pérfida
le quitó todo… No la puedo dejar sin tener una chance más…”, se repetía Ariel …
“Diez segundos, Ariel...”, lo exasperaba el señor. “Selena se merece vivir lo
que yo viví. Yo no soy nada al lado de ella. Yo no hice ni la mitad de lo que
ella hizo en tan poco tiempo, y ella quería más, mucho más. Tenía tanto Amor
para dar que…”, sentía Ariel … “¡¡Tiempo, Ariel!!”, lo intimidó el Señor …
“¡¡Sí, sí, por favor, te lo ruego!! ¡¡Tráela a Selena con nosotros. Tráela a
este mundo y que sea lo que el Señor quiera pero con Selena viva, con Selena
viviendo lo que tenga que vivir!!”, le dijo Ariel arrodillándose a los pies del
señor a modo de ruego desesperado. El señor sólo se sonrió, hizo un fuerte
chasquido a sus dedos y le dijo: “¡¡Trato hecho!!” y desapareció ante sus
propios ojos. Ariel se desvaneció de la impresión y tardó varios minutos en
reaccionar. Cuando pudo levantarse pegó un grito de susto mayúsculo. Tomó conciencia
del trato y ahora tenía que corroborar qué era lo que estaba pasando. Miró a su
alrededor y notó que era la misma casa pero con distinta disposición, con
distintos adornos. Parecía ser más grande, pero no quiso mirar más. Buscó algo
que le permitiera ver cómo estaba el mundo y fue en busca de lo primero que
encontrara para que lo fuera enterando de lo que estaba pasando. En el camino
lo detuvo un fuerte sol que lo encegueció. Se apartó de él yendo rápidamente
hacia un costado y vio que había un televisor. Tomó el control remoto y muy
cuidadosamente fue pasando por los canales. Temía el peor de los horrores y
sólo deseaba que todo estuviera bien con Selena. ¿Pero cómo enterarse? De
pronto se detuvo en un canal de noticias texano en el que estaban cubriendo una
nota en la que se veían miles y miles de fans que gritaban por Selena. Y el
titular del noticiario decía: “Selena de vuelta en casa”. Al rato el conductor
anunciaba la vuelta de Selena después de una gira exitosísima por toda América
y Europa, y que sólo se detuvo porque Selena necesitaba volver a Corpus Christi
al que extrañaba tanto ... De pronto vio a Selena y no pudo contener el llanto.
Se le veía más grande pero con la sonrisa de siempre que la hacía tan pero tan
encantadora. La vio con un niño en brazos y uno en cada mano. Eran sus hijos
... Y la escuchaba decir sobre lo contenta que estaba, de lo agradecida que
estaba con su público y de la necesidad de dar un concierto en su ciudad natal,
y otros en San Antonio, Houston y otras ciudades texanas en agradecimiento a su
gente que siempre la quiso y que le expresó su Amor en todos esos años. También
dijo que no pararía hasta tener sus 5 hijos prometidos y para eso hizo aparecer
en cámara a Chris para decirle “¿No es así, mi Amor?” y echar una de sus
clásicas carcajadas. Luego se fue no sin antes abrazarse con cada uno de sus
fans, y darle sus besos y autógrafos prometidos. Ariel lloró y agradeció el
ofrecimiento de ese señor y de tener la valentía de haber pensado sólo en
Selena a la hora de decidir sobre lo que era mejor para todos … No podía ser
más feliz viendo a Selena viva y tan, tan feliz … “Pero mi Amor, ¿qué haces ya
levantado? ¡¡Tienes que descansar bien!! ¿Has olvidado que vamos a ir a ver
todos juntos a Selena? Espero que…”. Ariel se sobresaltó pero en cuanto supo
qué pasaba no esperó que su esposa terminara. Se abalanzó sobre ella y su hijo,
y los abrazó y besó por largo rato. Ariel había temido perder su destino por su
decisión, pero allí estaban, como premio a su decisión de vida. Olga le pidió a
Jonathan que trajera los tiques que habían comprado para el concierto de Selena
y cuando estuvo a solas con Ariel le dijo: “Tengo que darte una noticia. Y
viendo lo cariñoso que estás esta mañana, creo que es el momento más indicado.
Es que…” y se le quedó mirando fijo a su esposo con aire de suma ternura. Ariel
al principio no comprendió, pero luego abrió bien sus ojos y le dijo: “No, no
puede ser. ¿No me digas que…?”. “Sí, mi Amor, tendremos una niña. No quise
decirte nada hasta estar segura de que todo estuviera bien, y no sólo lo está
sino que hasta me adelantaron el sexo … ¿No es un milagro? No sé qué está
pasando en este mundo pero es como si Dios hubiese venido a la Tierra y todo
está iluminado de su luz…”, le dijo Olga mientras le daba un dulce beso en la
mejilla. Ariel pensó en el señor que le dio esa oportunidad y comprendió todo
lo que estaba pasando. Quizá sin saberlo su esposa había dado en la tecla
…”Supongo que ya tenemos el nombre para nuestra hija, ¿verdad?”, le dijo
pícaramente. “¡¡Claro que sí!! ¡¡Le pondremos Olga, como yo!!”, le dijo su
esposa y se le quedó mirando fijo. Ariel la miró consternado como tratando de
buscar una explicación a esa rareza de su esposa. Ella no pudo contener la
risa: “¡¡Pero qué tonto, eres!! ¡¡Claro que le pondremos Selena!! ¿Qué creías?
Ella nos unió y a ella le debemos todo. ¿Acaso no es así?”. Ariel se abrazó con
su esposa y ambos se fueron en busca de su hijo. Era hora de que él supiera de
la buena nueva. Era hora de que supiera que un mundo era posible fruto del Amor
de Selena que se corporizaría con el nacimiento de su hermanita. Ariel nunca se
sintió tan feliz. ¡¡Era tan fácil la elección!! ¿Qué duda había? Apostó al Amor
de Selena y sólo estaba recibiendo Amor. Apostó a la vida de Selena y un mundo
mejor era una realidad. A veces, por no decir siempre, es mejor arriesgar y no
conformarse con lo que hay. A veces es mejor jugarse en la vida por los
sentimientos y no resignarse. A veces hay que apostar al Amor y no a la
conveniencia que nos da la realidad. Así lo comprendió Ariel y sólo sentía
alegría. Ahora que estaba Selena de nuevo en el mundo, él y toda la humanidad
no podían sentir más que dicha y felicidad. Ahora sí Ariel podría vivir y hasta
esperar la muerte tranquilo ... Selena había podido vivir su vida y él no podía
sentirse más que feliz por ello…
(Espero tener esa oportunidad alguna vez y tener la
valentía de decidir sin dudar, sin dudar de lo que puede pasar … Decidir sólo
pensando en Selena, en su Amor, en sus ganas, en su valentía, en sus ganas de
vivir … Las cosas pueden ser muy distintas pero siempre serán mejores … Con el
Amor y la presencia de Selena el mundo no puede estar de otro modo que no sea
de la mejor manera…)
Dios, Dios mío, sólo te pido una oportunidad, esa única
posibilidad de traer a Selena a este mundo. Señor, dale una nueva oportunidad
al Amor, dale una nueva oportunidad a la paz … Trae a Selena, y te juro y te
perjuro que seremos la humanidad que tanto has soñado y por la que tanto has
luchado…
Selena: sólo puedo decirte que te quiero mucho y daría mi
vida por verte feliz…
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