Todo lo que se necesita es tu Amor, Selena…

Sebastián no podía dejar de mirar a Verónica. Le gustaba, le gustaba mucho, pero no se atrevía a decírselo y eso lo torturaba. Para colmo de males recién pudo darse cuenta de lo que sentía por ella luego de ver una serie de médicos en la que una enfermera le decía a un compañero de trabajo luego de varios años de convivencia laboral que lo quería mucho, que siempre pensaba en él, que lo que sentía por él era Amor, Amor verdadero, Amor puro, Amor sincero. Sebastián no estaba mirando la serie pero se detuvo en ella porque le llamó la atención la catarata de emociones que dispersaba la mujer por ese hombre. Y más se conmovió cuando la mujer, en el mayor de los éxtasis por tamaña expresión de Amor, se detuvo, relajó su cuerpo como si sintiera que se había sacado un gran peso de encima y le dijo al médico que después de decir semejante cosa se sentía bien, feliz, contenta por haber expresado sus sentimientos, lo que verdaderamente sentía. Pero esa escena no podía tener un final feliz … La mujer se quedó mirando a ese hombre que estaba allí mudo, asombrado, sin habla, sin movimiento. Cuando la enfermera iba a preguntarle si se sentía bien vio con asombro y profunda desazón que otra mujer se acercaba a ese hombre y le decía: “¿Vamos, cariño?”. Esa otra mujer resultó ser su novia, amante o esposa … Lo que fuera … No importaba qué, pero era lo suficientemente clara la situación como para entender por qué el médico no tendía a hacer nada. Sebastián pegó un grito de sumo lamento por ese final de escena y se quedó particularmente conmovido por la suerte de esa mujer sin importar que en definitiva se trataba de una serie. Pero no terminó allí la angustia de Sebastián. Por alguna razón dictada seguramente por su subconsciente, él se preguntó si había alguien a quien él quisiera manifestarle tremenda manifestación de sentimientos. Y automáticamente vino a su mente la figura de Verónica y eso lo asustó. Recién allí se dio cuenta de la dimensión de sus sentimientos por ella. Hasta allí él sentía por Verónica un profundo aprecio. Eran compañeros de trabajo de hacía un tiempito, le parecía una linda chica con un humor muy particular, compartían muchas conversaciones de las que él gozaba mucho … Sebastián solía pedirle a ella que le escribiera en un papelito algún comentario que le mereciera algún tema, en especial sobre algún partido de fútbol en particular o de algún evento deportivo en especial, a sabiendas de que a Verónica no sólo no le gustaba para nada el fútbol sino que no tenía ni idea de lo que pasaba con ése u otro deporte. Pero Sebastián siempre le pedía algún comentario porque le daba gracia lo que ponía y porque le gustaba tener algo suyo expresado en algún lugar. Él leía el comentario y luego lo pegaba en algún lugar para tenerlo siempre presente, como tantas cosas que Sebastián consideraba que debía tenerlas siempre a mano para verlas y apreciarlas. Pero aun así, y paradógicamente, Sebastián no sentía algo en particular por ella, o tal vez no se daba cuenta, o tal vez no quería ni pensar en esa posibilidad. Él había vivido cosas un tanto difíciles en el trabajo que le hicieron ser muy cuidadoso a la hora de expresar todo lo que sentía o de interpretar lo que sucedía a su alrededor. Cierta vez Verónica se quedó al mediodía en el horario del almuerzo en su lugar de trabajo en vez de irse a almorzar afuera y al ratito, al advertir que Sebastián se quedaba también en su lugar, se puso a su lado y le empezó a dar tema para charlar. Sebastián se había sorprendido por esa actitud de Verónica pero se puso a la defensiva. Pensaba que tal vez ella se acercaba para averiguar cosas de su vida o sobre los problemas que él tenía con ciertos compañeros de trabajo. Hasta que en un momento determinado Verónica le preguntó por unas fotos que Sebastián tenía frente a él y en su protector de pantalla, y allí él se iluminó, pues eran fotos de Selena. Fue allí cuando él se sintió cómodo, se soltó y le explicó que hacía un tiempito que escribía sobre ella, y si bien él no hacía tanto que había advertido el tipo de artista que era, Sebastián hacía ya muchos años que se había enterado de su vida, de su fama y de su lamentable suerte a través de conocer la historia, con también triste final, de la cantante Gilda. Pero la historia trágica de Selena lo había conmovido mucho más. Él se había quedado sumamente impresionado de que Selena sólo tuviera 23 años cuando sucedió todo, que estuviera en el mejor momento de su carrera, que estaba por pegar el gran salto artístico cuando saliera el disco en inglés que estaba grabando, pero que todo acabó cuando la presidenta de su club de fans le diera un certero tiro en la espalda a la salida de una de las habitaciones del motel Days Inn … Sebastián no paraba de explicarle a Verónica que sentía pena por Selena, que todo lo que había sucedido aquel 31 de marzo de 1995 le parecía absurdo y difícil de entender, y que sólo trataba de buscar una explicación, una respuesta que lo dejara tranquilo ... Y para él estar tranquilo era sentir que al menos ese destino fue inevitable, irreversible ... Mientras, le decía a Verónica, le escribía periódicamente a Selena como una forma de homenaje eterno … Sebastián le seguía diciendo a su amiga que durante mucho tiempo estuvo obsesionado por saber por qué había sucedido aquello, por qué no se pudo evitar, cómo se podía explicar que Selena fuera al encuentro de su asesina sin tener la más mínima sospecha de lo que podía sucederle, pero que aún así nunca había reparado ni le interesaba saber lo que ella era como artista y verla cantar sus canciones. Él sentía que le gustaba un tipo de música “mucho más elevada” que la que podía cantar Selena y que por eso no le interesaba conocerla. De hecho, llegó a enterarse de que se había hecho una película sobre Selena interpretada por Jennifer López y la vio, pero ni así se detuvo a observar lo que hacía ella como artista … Sólo la vio para enterarse de por qué había sucedido todo aquello y su búsqueda fue infructuosa a través de ese medio. Más tarde entendería por qué en la película no se hablaba casi de la muerte y de alguna de sus causas, pero en aquel momento él creyó que allí obtendría la respuesta que esperaba … Sebastián recordaba que se quedó mirando hipnóticamente los títulos al final de la película y que se sintió en ese momento triste, solitario y sumamente conmovido. Nada nuevo había encontrado, ni siquiera una pista de por qué sucedió lo que aconteció aquel fatídico 31 de marzo y que la sola mención del robo no satisfacía a Sebastián para comprender lo que había sucedido con Selena. Él sólo había registrado de aquella primera vez que había visto la película sobre Selena esa escena inicial en la que Selena salía a dar el concierto en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995, y que en el trayecto hecho en carruaje desde el camarín hasta el escenario Selena recibía muestras de Amor no sólo a la artista sino a la persona … Eso a Sebastián le quedó grabado, tan grabado que no sólo nunca lo olvidaría sino que esa sensación sería fundamental para apreciar a Selena como una artista diferente, aun cuando después viera la escena miles de veces más. Sebastián le explicaba a Verónica que cuando por casualidad se quedó mirando a la verdadera Selena entrando a cantar en el Houston Astrodome quedó sumamente impresionado por lo que era como cantante y por su increíble carisma. Él no esperaba nada, absolutamente nada de ella. Pensó que con ver la película ya era suficiente para tener una idea sobre Selena ... Craso error, concluiría Sebastián después … Cuando la vio actuar se dio cuenta de que ni la versión más favorable que le diera la película de esa performance alcanzaba para entender y apreciar cómo cantaba, cómo se expresaba, cómo transmitía, cómo llegaba Selena a los corazones de su gente. Su voz, su carisma, su talento, su personalidad hacían concluir a Sebastián que no había visto nada igual, que Selena tenía eso, eso que no tenían otras ... Sebastián le confesó ese día a Verónica que tal fue su impacto al ver a Selena actuar que desde ese día homenajea a aquella artista, como un agradecimiento por lo que le había generado ... Sebastián recordaba que Verónica lo escuchaba, asentía pero no hacía comentario alguno . Y de hecho, no hablaron más del tema. Pero aquélla fue la única vez que Sebastián había transmitido sinceramente un sentimiento sobre lo que sentía por Selena. Y lo había hecho con Verónica ... Con ella no sintió ni temor ni vergüenza para expresar algo tan íntimo y tan personal. Sebastián fuera de su ámbito familiar y aun dentro de él nunca se había sentido libre para expresar sus sentimientos hacia alguien tan significativo para él ... Salvo con Verónica. Sólo ella lo hacía sentir libre, pero recién se daría cuenta de ello después, en forma accidental, viendo una serie que le hacía recordar aquel día, aquel mediodía en el que expresó sus sentimientos a flor de piel… Sebastián no sabía qué hacer. O en realidad lo sabía pero no se animaba. Después de ver aquella serie pasó por su cabeza miles de imágenes, miles de sensaciones, miles de planes, miles de sentimientos. Más de una vez pensó en agarrar a Verónica a la salida en el trabajo, pedirle encarecidamente que le diera 5 minutos, sólo 5 minutitos de su vida para expresarle todo lo que sentía por ella. Tenía ganas de decirle que era muy linda, que era lo más hermoso que hubiera conocido jamás, que si no podía dejar de mirarla era porque no podía dejar de pensar en ella. Tenía ganas de decirle todo lo que le generaba pero a la vez aclararle que no lo hacía para esperar de ella una actitud similar. Quería decirle que él entendía que Verónica tuviera sus compromisos como él tenía los suyos. Que él era mayor, bastante mayor que ella, aun cuando los dos fueran adultos, que sabía que él no aparentaba su edad, pero la realidad le indicaba claramente que había entrado en una etapa de profunda reflexión sobre un futuro con un final no tan lejano ... Y esa realidad a Sebastián le pesaba y lo torturaba. Le quería transmitir a Verónica sus angustias, sus temores, quería mostrarle su corazón. Quería mostrarle ese costado, ese lado suyo, tan propio de él, pero tan oculto, tan oculto pero tan real y tan palpable como el lado oscuro de la luna … Le quería decir que lo esencial es invisible a los ojos, y que en él lo esencial no era cuando se mostraba chistoso, infantil o irónico. Ése era el lado que todos veían de él ... No ... Sebastián le quería mostrar a Verónica ese lado oculto, que no era siniestro, sino puro, intocable, casi inaccesible ... Ese lado que a Sebastián le daba vergüenza, tan acostumbrado él a sentirse burlado, cargado, bastardeado … Ese sentimiento que le hicieron sentir desde pequeño y que nunca se lo pudo quitar … Ese lado de puro sentimiento que a Sebastián, en el más profundo de su corazón, lo hacía sentir orgulloso y feliz, y que cada tanto, muy de cada tanto, lo expresaba en algún escrito, en algún papel cuando le escribía a Selena … Ese lado que muy fugazmente le mostraba a Verónica cuando le decía lo que le pasaba, cuando le pedía su opinión, cuando le pedía que le dijera o le escribiera algo … Pero Sebastián no sabía qué hacer … Sentía un irrefrenable deseo de encararla y de decirle todo lo que sentía, pero tenía tanto temor que optaba por el silencio y la observación. Pero a la larga eso no hacía más que dilatar las cosas y llevarlas a un permanente equívoco … Sebastián siempre sintió que su vida había sido un error, una farsa, una burla. Siempre tendía a conformarse con lo que tenía y a resignarse por lo que no lograba. Y aun cuando sentía que la mayoría de las cosas las había hecho mal, no se arrepentía de nada, pues pensaba que aunque tuviera la oportunidad de volver a vivirlas, volvería a hacer lo mismo, precisamente porque él y el contexto eran los mismos … Salvo una vez …Sebastián siempre se arrepintió de haber rechazado y no haberle dado una nueva oportunidad a Fabiana, un gran Amor suyo en el pasado. De eso se arrepintió porque ni en ese contexto él estaba convencido de lo que hacía. Él la amaba pero le ganó el rencor y el ser inflexible e impiadoso. Pero ya en ese momento su corazón le decía lo contrario, pero él no quiso oírlo y lo pagó muy caro. Cuando Sebastián admitió su error ya era tarde, muy tarde. Nunca más vio a Fabiana y nunca se perdonó haberla dejado ir cuando él sólo quería abrazarla y decirle que la quería mucho a pesar de todo… Cuando Sebastián fue indagando sobre la vida de Selena se entristeció más por su suerte. Si había algo que uno captaba de ella no sólo cuando cantaba sino cuando hablaba en una entrevista, o cuando se expresaba en cualquier ámbito, era que Selena era una mujer tremendamente encantadora. Había tenido una niñez y una adolescencia muy duras y difíciles. Tuvo que privarse de muchas cosas para poder vivir de lo más básico. Tuvo que postergar muchos sueños y sentimientos para primero poder comer y para después ser alguien en la vida. Siempre quiso ser diseñadora y era muy emprendedora. Tenía muchas ideas, muchos objetivos y, sobre todo, muchas ganas de vivir. Tal vez por ello Selena era como era en el escenario … tan pasional, tan sentimental, que dejaba todo sin quedarse nada para sí, entregándose al público como lo hacía con todas las cosas que más apreciaba ... Selena siempre daba algo más de lo que esperaban de ella. Nunca quiso ni mentir ni engañar a nadie. Así como era en el escenario, así era en la vida. Selena estaba convencida de que siendo tal cual se era en todos los aspectos de la vida, todo se podía lograr. Para Selena nada era imposible, estaba en uno obtener lo que se quería ... Y eso no era un simple eslogan para convencer a alguien de lo que no era ... Era la filosofía de Selena. Ella siempre tenía miles de ideas en la cabeza, y no paraba hasta verlas expresadas y hechas realidad. Y no podía concebir no jugarse en la vida por lo que le dictaba su corazón, por lo que más quería y apreciaba. En cada acto de la vida de Selena, en cada actuación, en cada concierto, en cada manifestación pública y privada, estaban puestos su corazón, su mente y su Alma. En cada acto de Selena estaba su historia ... Eso explicaba su accionar diario ... Eso explicaba su accionar en el escenario …Eso explicaba su éxito. Selena sabía lo que eran las privaciones. Ella sabía lo que significaba el tener una oportunidad en la vida, sólo una, y hacer lo posible para no desaprovecharla. Cuando tuvo que ponerse por primera vez frente a un público con un micrófono que era más grande que ella, dio su voz y su Alma. Cuando tuvo que dar todo para ganarse el sentimiento de su público, lo hizo. Cuando tuvo que jugarse literalmente la vida, su vida artística y personal, para tener su gran Amor a su lado, no dudó en enfrentarse con su padre y, agotadas todas las posibilidades, casarse en secreto. Selena no dudaba. Selena no se podía permitir dudar. Si lo hacía, sabía que lo podía pagar caro, muy caro. Y esa oportunidad que dejaba pasar tal vez no la obtendría jamás. Por eso Selena vivía la vida intensamente, como si cada día fuera el último, como si cada error que pudiera cometer, cada día sin expresar todo su potencial, todo sus sentimientos, todas sus ganas de hacer, hacer y de hacer, podría significar desaprovechar un día del cual uno se lamentaría por siempre, porque ese día, simplemente ese día, tal vez nunca volvería y ya nada podría ser lo mismo … Sebastián siempre se preguntaba por qué se había apresurado en poner su propia boutique en el mejor momento de su carrera y en el que había que poner toda la energía en su carrera como cantante para dar ese último paso, ese paso fundamental para llegar al estrellato mundial, a ese nombre y a ese lugar indiscutible que le daría el éxito de su futuro disco en inglés, y para poder realizar con holgura todo lo que deseaba. Sebastián se preguntaba por qué Selena no hacía como los otros artistas, que dejaban esos menesteres para el final de sus carreras, cuando el éxito y todo lo que habían pensado hacer lo habían logrado, cuando llegara la inevitable etapa de la vuelta o de la indiferencia, del paso a las generaciones más jóvenes, de dedicarse más a sus tareas hogareñas y a otros menesteres. Sebastián se preguntaba por qué Selena no esperó a ese momento para hacer sus diseños y para trabajar en el negocio de la moda. Pero a poco de saberlo y estudiarlo, Sebastián sabía que para Selena el dedicarse al negocio de la moda no era sólo un pasatiempo para realizar en los tiempos libres, una actividad para cuando no se tuviera nada que hacer …Para Selena el diseño era su pasión, su vocación, parte de su vida, su identidad, su color. Por eso no dudó. Apenas tuvo la fama y el dinero disponible puso manos a la obra para invertir en ese negocio y para echarlo a andar no sólo en Corpus Christi, sino en San Antonio, Monterrey y México DF ... Sebastián sabía que para Selena el tiempo era oro y que había que aprovecharlo al máximo. Hasta con su accionar parecía como si siempre supiera el poco tiempo que tendría para vivir, para gozar y para crear … Alguna vez Sebastián le escuchó decir a Selena en el programa “Furia musical”, conducido por Verónica Castro, cuando ésta le preguntó sobre su relación matrimonial y su deseo de tener hijos, que eso lo dejaría para más adelante, para cuando pudiera echar a andar todo lo que tenía en mente, que era mucho y que deseaba poder verlo realizado en el menor tiempo posible ... Verónica Castro se asombraba de ver que una mujer le dijera que desde que se levantaba hasta que se dormía, cuando no tenía que grabar o dar un concierto, ella se dedicaba a trabajar y a no parar ni un segundo en cada objetivo diario. Si no hacía algo se disponía a aprender alguna cosa. Era un Alma curiosa que quería aprovechar todo lo que le ofrecía este mundo para vivirlo, experimentarlo, gozarlo … Chris siempre recordaba que Selena quería aprender aunque se equivocara y que siempre iba por más en la vida, como lo hacía en cada concierto. Una vez quiso aprender a andar en moto como lo hacía él. Chris sentía temor y le dio las instrucciones básicas para ir moderadamente por el perímetro de un garaje, pero en cuanto Selena empezó a manejarse en él no paró hasta ir por las calles y hasta en las autopistas, y aunque en algunos tramos tenía temor, eso no le impedía seguir y seguir ... Chris siempre recordaba que cuando a Selena se le cruzaba algo por la cabeza no paraba hasta conseguirlo. A ella no se le podía decir que no, porque a alguien como Selena no se le podía negar nada… Había terminado un fin de semana y Sebastián estaba angustiado y algo alarmado. Desde hacía un tiempo se sentía como en un “loop” con Verónica. Se sentía insatisfecho con su rol de observar y sólo sentir sin poder hacer otra cosa. Y sentía que Verónica se había puesto a la defensiva, como si temiera por lo que él pudiera hacer, o quizá por lo que no estaba haciendo, o tal vez porque los dos no estaban actuando espontáneamente. Una vez ella había propuesto hacer en la empresa un pequeño festejo por el cumpleaños de un compañero de trabajo, algo que simbolizara la buena onda entre todos y se lo había dicho a Sebastián. También propuso traer algo para comer y así compartir el momento. Pero cuando llegó el día y habiendo Sebastián pensado mucho en qué hacer sobre el tema, optó por casi no participar. Se limitó a quedarse sentado, hablar con sus compañeros más cercanos y no comer nada. Luego de ese momento Verónica casi no le habló en los días sucesivos. Sebastián pensó que podía estar molesta por su actitud, pero él pensaba que no podía ser su comportamiento algo tan importante en su vida como para que estuviera pendiente de lo que hiciera o no. Pero después de eso Sebastián creyó que estaban empezando con ella un juego, un juego incompleto, que no llegaba a nada, que no le depararía ninguna satisfacción. No estaban siendo sinceros, no estaban siendo como siempre. Sentía que se hablaban y se evitaban a la vez, pero la verdad, la verdad de los sentimientos, se expresaba cuando cada uno estaba en su trabajo y él se la quedaba mirando, y ella cada tanto se daba cuenta y lo observaba ... Sebastián se sentía mal, porque ellos se conocían. Se sentía un tonto contemplándola a escondidas como si fuera alguien desconocido, alguien con quien nunca habló … Sebastián sentía que no había salida y que Verónica jamás lo entendería … Un día entró al trabajo y se cansó de los saludos fríos, distantes, con recelo y con miedo … miedo a vaya a saber qué … Optó por hacer algo que Sebastián siempre creía que era una medida concreta sin que trajera mayores consecuencias que las obvias, pero que al final terminaba siendo algo mucho más problemático para él … Siempre el efecto terminaba siendo explosivo …Optó por estar sentado en su silla recostado de su lado izquierdo de modo tal de no tener nunca a Verónica en su vista. No quería mirarla, pero también quería que se diera cuenta de que la había apartado de su mirada, de su interés, de su objetivo … Él no quería pensar más en ella. No quería sentir nada por Verónica, no quería ilusionarse. Sebastián optó por abandonar esa idea de la médica de la serie que la había impactado … Nunca lograría nada con decirle lo que sentía … Antes que eso, nunca se animaría … Sebastián optó por hacer lo que hizo durante toda su vida … conformarse con el “empate”. Se conformaba con no perder, aunque no ganara nada concreto con ello. Se conformaba con no lastimarse más aunque siguiera herido e insatisfecho … Ese día Sebastián se sintió contento con no ver a Verónica. Creyó que con no verla no existía, creyó que con agacharse o adoptar posiciones ridículas en el trabajo para no verla lograría borrarla de su mente … Cada tanto y aunque no le deseara se le aparecía en el ángulo de su vista y no quería sentir nada … Sebastián pensó que con esta decisión, como tantas otras veces, nadie saldría lastimado y todo volvería a ser “normal”, porque para él nada había salido de su cauce lógico. Pero casi al final del día, cuando Verónica se estaba por ir, la realidad se le presentó en la cara de Sebastián. Él sabía a qué hora se iría ella y quiso subir la apuesta en eso de no quererla ver más, de negar su presencia y de lo que sentía por ella. Dos minutos antes se paró de golpe y se fue al baño … No quería darle el gusto de que se fuera sin despedirse de él para contestarle a su actitud negadora … Sebastián no pensó que se estaba engañando, que con eso no hacía más que confirmar que seguía pensando en ella … Se quedó diez minutos y salió del baño con la seguridad de que, como siempre, Verónica ya se había retirado … Pero para su asombro, notó que ella aún estaba, y que a poco de ubicarse en su sitio de trabajo, ella se incorporó y se fue raudamente … Sebastián no quiso creerlo, pero así eran las cosas ... Ella se dio cuenta de su juego, y cuando tenía todo preparado para irse a la misma hora de siempre, se quedó hasta que Sebastián saliera para luego hacer el gesto de devolverle la gentileza de lo que había hecho no sólo en ese momento sino en lo sucedido durante todo el día … Sebastián vio una señal … Podía tener sentido que ella se quedara un poquito más en el trabajo por alguna razón … Pero sabía que eso no había sido azaroso …Y no era un buen augurio ... Él notó que ya no eran ellos los mismos, que estaban sacando lo peor de sí para nada …Sebastián notó que estaban jugando y, lo peor, que estaban jugando con fuego. Él siguió ese día y durante todo el fin de semana con preocupación. Algo debía hacer, ¿pero qué? Esa pregunta lo atormentó el fin de semana, y de la respuesta y de la acción de la respuesta dependía el futuro de él, de los dos, o de quién sabe quién más. Sebastián sintió con temor que esto no podía seguir así, pero no sabía cómo debía continuar … o sí… Muchas veces Sebastián se preguntó por qué Selena hizo lo que hizo ese fatídico 31 de marzo de 1995 … Esa actitud de Selena parecía tan distinta de todo, tan distante del accionar habitual de ella ... Hasta el día no la acompañaba … Un día feo, gris, con promesa de una fuerte tormenta, con amenazas de un final … Selena tenía todo, todo para ganar. Era admirada y amada. Era una artista consagrada y querida. No tenía enemigos, no hacía de la polémica y de la pelea su modo de triunfar en la vida. Selena era le reina que se paseaba elegantemente por ese sendero que la llevaba a las puertas de la fama, del éxito en inglés en los Estados Unidos, su triunfo en toda Latinoamérica, el reconocimiento en toda Europa y Oriente. Selena tenía los objetivos claros. Su éxito se basó en su talento y en su encanto. Trazó su camino y al poco tiempo todas las barreras que le podían impedir su camino al éxito se habían derrumbado. Entonces, ¿por qué ese final, por qué ese desvío del camino a la habitación 158 del motel Days Inn? ¿Por qué esa mujer pasó a ser lo más importante del día para Selena? ¿Por qué correr una larga carrera de saltos con vallas sin inconveniente para tropezar en el último tramo, ese último tramo en primer lugar y sin vallas? ¿Por qué Selena se fue esa mañana sin tener contacto casi con su esposo, con su familia, con nadie, salvo con esa mujer, con esa mujer que la estaba llamando y convocando a base de mentiras y de alarmas infundadas? Sebastián no dudaba de que, a pesar de todo el éxito, de todo el talento, de todo el Amor de la gente, de un futuro tan promisorio, no se había actuado a la altura de las circunstancias, de la historia y de lo que estaba sintiendo Selena en ese momento … Selena dejó por un instante de pensar en el disco en inglés que estaba grabando, dejó de pensar en el concierto que daría al otro día en Los Ángeles, dejó de pensar en su proyecto con la boutique “Selena Etc.”, dejó de pensar en su proyecto de familia propia, dejó de pensar en su propia familia, y se dejó de llevar por el juego de esa mujer que resultó ser una psicópata, una mala mujer que se aprovechó de la sinceridad, de la benevolencia, de la franqueza y del Alma bondadosa de Selena. También se aprovechó del sentido de responsabilidad de Selena, que quería tener todas las cuentas al día y que necesitaba de esa pérfida unos papeles, unos documentos que esa psicópata los usó para llevarla a su guarida con el fin de asestarle el peor golpe, producto de la más fría e inescrupulosa planificación … Selena dejó de pensar en ella misma y en su felicidad por prestarse a ese juego, a ese juego del que también quedó atrapada toda su familia, que nunca intuyó todo lo que había detrás de esa persona y que nunca se alarmó por los caminos que utilizó para monitorear a Selena, incluso el último hecho aquel nefasto 31 de marzo … Y por más que los años pasaran y todos dieran sus explicaciones, el fan, el admirador, el que quería a Selena de todo corazón no podía comprender cómo se había llegado a esto, cómo existió ese 31 de marzo, por qué no se pudo evitar la tragedia si ya se sabían los problemas que esa pérfida estaba generando, cómo no pensaron que era un real peligro y no sólo un gran problema que se podía solucionar como tantos otros, como tantos que tuvo Selena y toda su familia, y que pudieron sortear a pesar de tantas dificultades, a pesar de todo ese dificultoso camino para llegar a la cima en forma honesta, responsable, y a base de puro talento y Amor … La gente nunca pudo comprender cómo Selena tuvo ese final tan impropio de su historia, tan impropio de lo que había generado. Un dolor que nunca va a terminar porque nunca habrá una explicación que calme sus Almas, esas Almas tan vacías desde que Selena los dejó huérfanos en este mundo cruel… Cuando Sebastián volvió de ese fin de semana, se preocupó aún más. Entró al trabajo imaginando con lo que se iba a encontrar y lo corroboró rápidamente … Cuando saludó a Verónica, ésta apenas le dijo “hola” sin levantar la vista y dándole un beso de costado, sin mirarlo. Sebastián terminó de saludar al resto y se quedó sin ganas de decir algo gracioso, como solía hacer con todos para descomprimir cada día nuevo de trabajo que empezaba. Se sentó y no sabía qué hacer. Se sentía triste. Estaba atrapado en ese juego sin ganadores, con todos perdedores y él más que nunca. Iba a esconderse como el otro día, pero supo que ni valía la pena hacerlo. Nada cambiaría las cosas y nadie lo notaría para ese entonces. Miró una de las fotos de Selena y en la nota que la acompañaba, en la que se exaltaba lo buena, talentosa y creativa que era, y que tal vez aquello que más podía reprochársele por su absurdo final era su mayor virtud: haber sido buena, sincera, emprendedora, no haber especulado, haber sido humilde, responsable, valiente, inquieta. Sebastián pensó que admiraba a Selena pero no seguía ninguno de sus pasos, ninguna de sus acciones, ninguna de sus enseñanzas. ¿De qué valía hablar tan bien de Selena si después uno actuaba de manera contraria a ella? ¿Qué homenaje diario se hacía de su vida así? Sebastián se hacía esas preguntas e inmediatamente vio hacia un costado que Verónica se iba por un ratito afuera. Sebastián dudó, pensó, tendió a quedarse, miró la foto de Selena, y se incorporó y corrió para afuera. No sabía dónde iría Verónica, pero tenía que encontrarla. Ése era el momento. No lo podía desaprovechar. Mientras corría pensaba en todos los desafíos que tuvo Selena, muchos de ellos no elegidos por ella, y que aún así los había encarado del mejor modo, con total profesionalismo, con éxito y siempre con una sonrisa. Y cuando había logrado la fama, fue por más en busca de sus propios sueños para así sentirse plena y feliz, gozando cada instante de su vida, aprovechando cada minuto que Dios le había concedido … Sebastián se sintió muy pequeño al lado de Selena, máxime porque él a los 23 años no había hecho literalmente nada al lado de lo que había logrado Selena en la más absoluta de las privaciones, privaciones que Sebastián nunca tuvo … Él salió de la empresa y vio que Verónica estaba en la esquina cruzando la calle. Sebastián corrió rápido hacia ella y más aún cuando vio que el semáforo se iba a poner en rojo. Corrió con una velocidad increíble, tan increíble que por el gran envión tuvo a los pocos segundos a Verónica frente a sí, ya que ella del susto que le dio el ruido de su corrida se había detenido y dado vuelta para ver qué pasaba … “Pero Sebastián, ¿qué haces aquí, por qué vienes corriendo de ese modo?”, llegó a preguntarle Verónica … “Vero ... No me preguntes. No quiero que me digas nada. Sólo te ruego que me escuches ... Que me des 5, tan sólo 5 minutos de tu tiempo, de tu vida … No espero tu aprobación. Piensa lo que quieras, siente lo que te plazca ... Pero … Verónica … Te quiero, me gustas mucho, muchísimo. Desde el primer día, desde el momento en el que te conocí. No soporto más esta angustia. No puedo reprimir más este sentimiento. No espero que me comprendas. No espero que me digas nada ... Lo sabré entender ... Sé piadosa conmigo si te parezco patético. Y disculpa mi tonta actitud de estos días … Pero … Eres el Amor de mi vida … Eres lo más lindo que he conocido ... No puedo dejar de pensar en ti. No quiero dejar de pensar en ti. Y aunque cada uno siga la vida por su lado, quiero que sepas que hasta el día que me muera, y más, tú vas a ser mi Amor … ¡¡aunque sea imposible!!”. Sebastián se detuvo y respiró hondo. Luego miró a Verónica que lo observaba en silencio y fijo. Creía saber lo que esa mirada significaba … Sebastián bajó la vista y le dijo: “Disculpa. Es todo lo que quería decirte…”. Y cuando estaba por darse vuelta e irse, Verónica lo abrazó fuertemente, se rió y lloró al mismo tiempo, y le dijo. “¡¡Yo también te quiero, tonto!! Eso era lo que quería que me dijeras. Y aunque a la larga yo también te lo hubiese dicho, quería que salieras de una vez por todas de tu cascarón, de tu comodidad de estar a resguardo en tu mundo para jugarte por mí … ¡¡Y lo hiciste!! ¡¡Te amo!!”. Verónica le dio un largo beso y Sebastián también se rió y lloró mientras la abrazaba y besaba ... Estaba en el paraíso y no quería salirse nunca más de él. No sabía cómo seguiría la historia, pero nada malo podría ocurrirle. Tenía a Selena no sólo en su Alma y en su corazón, sino en su actitud. Ahora podía estar tranquilo. La estaba homenajeando como se debía ... No sólo con conmemoraciones, no sólo con agradecimientos, no sólo con verla o escucharla. La estaba homenajeando siendo como ella, aprendiendo de los aciertos y también de los errores. Si quería que Selena estuviera siempre presente, debía ser un poco como ella y seguir sus pasos. Sebastián se sentía pleno, inmenso, feliz ... Sintió a lo lejos una carcajada, una risotada que seguro sería de Selena ... Y él estaba allí abrazado a su Amor, a su nuevo Amor, al Amor de su vida ... Ya nada sería lo mismo para él. Todo sería distinto, todo sería mejor ... Sebastián tomó de la mano a Verónica y se fueron caminando sin rumbo fijo pero alegres y felices, por ese camino que da la felicidad de seguir sus sentimientos, ese camino que le enseñó Selena para seguir viviendo para siempre con una sonrisa, con un Alma plena y dichosa… (Siempre diré que este mundo sería distinto si Selena estuviera entre nosotros … Pero algo se puede hacer por esta humanidad … Ser como Selena, actuar como Selena, sentir como Selena … El mundo sería mejor, sin duda … Tendría otro espíritu, otros valores …Sé que es difícil ... Las presiones, las culpas, las negaciones nos confunden permanentemente. Pero si nos liberamos de todo ello y sólo actuamos con lo que dicen nuestros corazones, todos nos sentiríamos mucho mejor aunque no lográramos todo en la vida … Ya con ser uno mismo sin máscaras, sin lados ocultos, siendo sinceros con nuestro accionar y con nuestras intenciones, sin miedo, nos sentiríamos mucho más felices y para nada frustrados … Construiríamos el mundo que Selena siempre soñó, mantendríamos sus sueños hechos realidad, la conservaríamos viva con la expresión de sus más puros sentimientos, con la alegría de vivir que manifestó cada día, con el valor de aprovechar la vida hasta lo máximo, dando Amor, sólo Amor, ese Amor que sólo Selena podía dar en toda su dimensión…) Selena: siempre estarás presente en cada acto de mi vida… Te quiere mucho… Sergio Ernesto Rodríguez (Buenos Aires, Argentina)

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