¿Qué creías? ¿Que como yo había muchas?

31 de mayo de 2011






Yo sólo pido que no me dejen nunca sola…


¿Qué hago yo aquí? Estoy temblando de miedo. No sé qué hacer. Veo a ese público que me mira, que está esperando vaya a saber qué de mí. Es terrible estar aquí. Por primera vez siento temor de que la gente me rechace, de que no me quiera, de que sienta desilusión por lo que les vaya a ofrecer. Sé que no estoy sola. Están en mis hermanos en esta aventura y mis padres apoyándonos. También es un alivio que estemos por actuar en el restaurante de mi padre y que el público lo sepa. Claro que eso no es garantía de nada. Así como los comensales pueden quejarse de una comida o de un platillo mal preparado, o de un servicio mal atendido, pueden quejarse de nosotros. ¡¡Oh!! ¡¡Es terrible esto!! Me siento como si fuera parte del menú, la sugerencia de la casa, la recomendación del chef, ¡¡y con el temor de que al público no le guste!! Siento que no saldrá nada de mi boca, que mi voz se ha acallado por completo. Miro a un costado a mi hermano A.B. Él me mira conteniendo sus ganas de decirme “Mira en lo que nos metiste” con aire de fastidio, o tomándoselo con aire de sorna diciéndome: “¡¡Eso te pasa por tener celos de mí!!”. Y en cualquier caso él tenía razón y valoraba el hecho de que no me lo echara en cara frente al público. En todos estos días, mientras ensayábamos para dar nuestros primeros conciertos en público, me lo dijo una y otra vez, de mil modos diferentes, de mil modos distintos, pero ahora sabía que estábamos en el mismo barco, en la misma empresa, formando parte de lo mismo, que dependía de nosotros salir de esta situación. A.B. no sólo contenía su terror, su fastidio, su incertidumbre, sino que me daba ánimos con su mirada, y con sus indicaciones sobre cómo y con qué empezar. Por un instante nos olvidamos de que queríamos estar en cualquier lado menos aquí y que tal vez después de ver el resultado de nuestra primera performance en público, nuestro padre desistiría. Pero en nuestro fuero más íntimo sabíamos que nuestro padre nos insistiría con seguir a pesar de cualquier inconveniente, a pesar de cualquier circunstancia. ¡¡Maldigo haberme puesto tan celosa de A.B.!! Pero es que no lo pude evitar. No podía soportar que mi padre le diera más importancia a él y a su bajo que a mí. Sé que está mal, sé que él es mi hermano y que mi padre me quiere, pero bueno, también es cierto que los hermanos se pelean y se celan. Yo vivo jugando y a la vez peleándome con Suzette y con A.B. Eso es normal. Es normal jugar, agredirse tirándose con almohadas, poniéndole al otro un chicle en el pelo, escondiéndole cosas, pegarle una palmada y darse a la fuga. No digo que esté bien, pero es normal. Tampoco está bien escondernos todos en un garaje luego de hacer una travesura por miedo a que nuestro padre nos regañara. Tan mal estaba que yo una vez me asomé mientras él nos buscaba en son de paz y lo único que logré es que fuéramos fuertemente castigados. Yo siempre fui así. Hacía travesuras y después creía que podía siempre enmendar la situación … Y no siempre se logra eso. No siempre …

Ahora me doy cuenta de que no todo depende de uno para solucionar las cosas. Ni tampoco ningún plan te garantiza que te salgas con la tuya y menos medir las consecuencias. Nunca imaginé que por aprenderme unas canciones viejas de las que solía entonar mi padre o que solía ensayar con su guitarra tendría esta respuesta. Yo sólo temía que mi padre no me quisiera más. ¡¡Eso era todo!! Pensé que ese bajo que le había regalado a mi hermano A.B. sería mi perdición. Sentí que ya no sería su linda Selena, la nena de la casa, la baby, la niña que con su sonrisa todo lo podía, a todos convencía, a todos agradaba. Por primera vez sentí que perdía la confianza en mí misma. Las risas y los aplausos que lograba A.B. ante cada acierto en su instrumento me hacían sentir que ya no llamaba la atención, que a nadie importaba, que las cosas ya no serían lo mismo. Podría haberme quedado llorando en un rincón. Podría haberme lamentado por mi suerte … Desde ya que lo hice y mucho pero siempre a escondidas y sin que nunca se diera cuenta nadie, absolutamente nadie. Siempre disimulé mis reales sentimientos, sobre todo los de dolor. Por alguna razón no quería mostrarme débil, no quería mostrarme que me podían ver derrotada. Cuando interiormente superé el mal momento, me avoqué a “reconquistar” a mi padre, a lograr que se volviera a fijar primero en mí. Durante un tiempo busqué y desempolvé unos viejos libros de canciones que mi padre tenía bien guardado en su cuarto y me las aprendí. No sé cómo hice tan rápido. No sé cómo me las ingenié para no sólo aprender bien la letra sino también la melodía. Pero lo hice. Si hay algo que aprendí por mí misma es no darme por vencida nunca, ni aún vencida. En todos los ámbitos de mi vida he sido siempre así. Aun con mi corta edad, bastaba para que me dijeran “Hey, Selena, te desafío a que no me ganas en el juego de beisbol”, o me retaran a algún juego, o me pusieran a prueba en cualquier circustancia, para que yo encarara el reto y no parara hasta lograrlo. Muy pocas veces he perdido. ¡¡Hey!! ¿Perdí alguna vez? … Sí, es una broma, una de mis clásicas bromas … Es un chiste. Estoy jugando Pero sí es cierto que no iba a permitir estar en costado viendo cómo me dejaban a un lado y yo sin hacer nada. Pensé y estaba confiada en que mi padre se fijaría en mi canto y le gustaría lo que estaba haciendo … al menos por un tiempo. No pensaba en que podía durarle para siempre su idilio para conmigo, para con mi forma de cantar … Pero tampoco supuse que iba a generar lo que generó. Recuerdo que a propósito dejé el libro de canciones en una de las mesas que había en el garaje en el que mi padre solía cantar sus canciones, esas canciones que solía entonar con su grupo Los Dinos. Yo sabía que él extrañaba esos tiempos y que muchas veces se refugiaba allí para al menos sentir un consuelo ante la frustración de haber dejado el negocio de la música para ser un simple empleado de una compañía petrolera, ocupación que la podía hacer sin problemas y con total eficiencia, pero que la detestaba por ser aburrida y sin que pudiera desarrollar allí su creatividad. Yo todo lo sabía a pesar de ser muy pequeña, pues todo lo observaba, todo lo miraba y quiero mucho a mi padre. Esperé a que le llamara la atención que estuviera ese libro allí y preguntara quién lo dejó en aquella mesa. Cuando eso ocurrió, yo me apresuré a decirle que había sido yo. Le expliqué que lo estuve mirando y de paso que me había aprendido las canciones que se incluían allí. Y tal como yo lo había imaginado, mi padre se rió y me dijo que era imposible que yo supiera esas canciones. Yo lo miré desafiante y le dije: “¿Que no me las sé? ¿Estás seguro? ¿Quieres retarme? ¡¡Te apuesto 10 dólares a que sí las sé!!”. Mi padre se asombró de mi seguridad sin dejar de sonreírse, pero valoró que defendiera mi posición y que lo desafiara. “¡¡Pues bien!!”, me dijo mi padre poniéndose un poco más serio y extendiendo su mano. “Te doy 10 dólares si te sabes las canciones de este libro. Yo escojo cualquier canción y tú al menos me cantas el comienzo. ¿Trato hecho, Selena?”. “¡¡Trato hecho!!”, exclamé yo estrechando su mano. Sentía satisfacción de saber que lo iba a sorprender. Sabía que mi padre no tenía idea de cómo cantaba. Tampoco pensé si eso podía importarle. La apuesta aquí era por si sabía esas canciones que él las conocía a la perfección y que las llegó a cantar con su grupo en vivo … “¿Estás lista, Selena?”, me dijo mi padre mientras tomaba su guitarra. “¡Lista!”, le dije yo contenta, orgullosa y satisfecha de haber logrado ser de nuevo el centro de atención de mi padre. Por fin no lo veía a él de lejos, sonriendo de satisfacción viendo cómo aprendía a tocar el bajo mi hermano. Tuve la seguridad de que todo dependía de mí para que los ojos de mi padre se apoyaran siempre en mi persona. Estaba segura de que lo sorprendería. Estaba segura de que de allí en más mi padre querría escuchar cómo sabía sus canciones. Estaba segura, convencida … Nunca supuse que lo sorprendería tanto. Nunca supuse que mi vida, su vida, la vida de todos nosotros cambiaría para siempre, sin saber aun hoy si ese cambio será para bien o si nos llevará a la ruina…

Ahora que lo pienso, mientras nos preparamos para dar nuestro primer concierto, veo cuáles fueron las reales consecuencias de semejante apuesta, de semejante expectativa, de semejante jugada para llamar la atención de mi padre, para que yo siguiera siendo su baby. Todavía puedo recordar los gestos de asombro de mi padre. Ya no se trataba de que supiera las canciones. Ahora lo que estaba en juego era mi talento para cantar. Mi padre trataba de disimular su asombro y satisfacción por mi forma de cantar, de entonar, de saber bien las canciones. Prefería seguir con el juego y me desafiaba y mucho … “¡¡Vamos, Selena!! ¿A que no sabes la canción “We belong together”? ¿A que no sabes “Over the rainbow”? Y mientras ganaba mi reto cantando una y otra canción, mi padre iba dejando de desafiarme y sólo me dejaba cantar. Ya no disimulaba más su satisfacción y su orgullo, pero notaba en la expresión de su cara que había algo más, que veía en mí algo que yo no podía apreciar del todo pero lo intuía. Yo también me sentía extraña. Porque al cantar frente a él, noté que me había desinhibido y ya no lo hacía sólo para ganarle la apuesta. Podía haberle dicho: “¡¡Ahí lo tienes!!! Te he vencido. ¡¡Las sé todas!! ¡¡Dame mi dinero!!” y haberme ido de allí saltando de felicidad. Pero no lo hice. Seguí cantando y cantando hasta que mi padre dejó de tocar la guitarra, sonrió de una manera que nunca lo vi hacer en mi vida, toco mi cabecita, sacó su billetera, me dio los 10 dólares y sólo me dijo: “¡¡Te felicito!! Me has vencido justamente. Tienes bien merecido ese dinero”. Y me dejó ir. Yo me fui corriendo al parque a jugar con la seguridad de que mi padre me tendría en el centro de su atención. Por eso no le comenté nada a nadie sobre lo sucedido. No quería que nadie supiera lo que había hecho. Total, tarde o temprano se iban a enterar, cuando tal vez mi padre me hiciera cantar delante de mi familia mientras A.B. tocaba el bajo. Tal vez, pues no descartaba que mi padre sólo quería que por el momento sólo le cantara a él para hacerle compañía en aquellas tardes en las que quería recordar aquellos viejos tiempos, aquellos tiempos en los que él era feliz con su banda, con su música, haciendo lo que él siempre quiso hacer, lo que más le gustaba, lo que siempre deseó ser en la vida. Nunca supuse que aquel viejo sueño que él siempre tuvo, y que estaba dormido y condenado a quedar encerrado en aquel viejo garaje, despertara con todos los bríos y con todas las ganas de retomarlo, esta vez conmigo. No me imaginé que su sueño iba a continuar con mi presencia y cantando. Y mientras yo suponía que mi canto acaso fuera una compañía que lo podía hacer vivir y recordar con alegría aquellos viejos tiempos, una felicidad que compensaba la frustración de no poder seguir haciendo lo que más le gustaba, mi padre pensaba en ir mucho más lejos. Él no se iba a limitar a que ese sueño se quedara en un garaje. Él vio en mí que podía continuar su viejo sueño. Tal vez su tiempo había pasado, es cierto, pero los sueños nunca mueren. Y esos sueños se los iba a cumplir yo, y a través de mí, de mis hermanos, de mi madre, de toda la familia. Lo que para todos era un sueño terminado, para mi padre era un sueño apenas dormido por un tiempo y despierto ahora, bien despierto para hacerlo concretar…

Miro atrás y veo a mi hermana con un aire medio angustiada, medio alarmada, medio enojada, con tanto miedo como todos nosotros. Pero yo entendía lo que le pasaba. Ella se sentía totalmente ajena a todo esto. Sentía que estaba allí porque tenía que ocupar un lugar, como parte de la familia que es. Pero su situación no era la mía, pues el grupo fue formado para mí. Hasta el nombre lo decía todo: “Selena y Los Dinos”. Mi hermano tocaba el bajo y mal que mal podía seguir aprendiendo tocando en el grupo … ¿Pero Suzette? Ella no quería tocar la batería. Si hubiese sido por ella no hubiese hecho nada más que mirar. Tenía que aceptar el rol como mi madre, sólo que mi madre acompañaba a mi padre pues era la esposa, pero mi hermana sentía con lógica que no era ésa su obligación, y quería tener su vida normal como A.B. y como yo, con la diferencia de que ella quería estar totalmente alejada de la música. Recuerdo que un día de ensayo en el que mi padre nos había filmado para que se viera cómo tocábamos, Suzette ni miraba a la cámara. Estaba de costado mirando para abajo. Ni siquiera cambió de posición con una ocurrencia mía, diciéndole a mi padre cuándo íbamos a comenzar a cantar en vez de seguir hablando. Todavía puedo sentir su risa y ver de refilón cómo mantenía su mirada para abajo recostada sobre su izquierda … Ahora la veía y me sonreía. No estaba para nada convencida pero aceptó el mandato familiar. Ella sabía que cumpliendo lo que se le pedía a la larga podría tener su vida normal como tanto lo anhelaba. Yo entendí esa expresión y ese sentimiento, pues compartía con ella y con A.B. esa necesidad de hacer las cosas bien para a la larga poder cumplir nuestros sueños personales. Yo no me imaginaba estar aquí. Hasta que se me dio por cantar soñaba con ser diseñadora y en mis juegos solitarios estaba el hacer pequeños dibujos de vestidos que se me ocurrían, que me gustaban. Aunque yo quería sólo jugar como cualquier niña, me gustaba cantar y mostrarme como tal. Sentía, a diferencia de mi hermana, que quería destacarme en algo fuera de lo común, que tenía más inquietudes que sólo tener una vida normal como cualquiera. Por eso pensé que el cantar acaso me permitiría ser famosa y con la fama poder ser una gran diseñadora con inquietudes. Suena una quimera, ¡¡pero quién sabe!! ... En vez de tomar todo esto como una simple locura de mi padre y sentirnos frustrados por no poder hacer nuestra vida normal, preferimos seguir el sueño de mi padre para que, una vez cumplido, pudiéramos hacer posibles los nuestros. ¿Pelear con nuestro padre? … ¡¡Imposible!! Él ya estaba determinado a seguir esto cueste lo que costare y caiga quien cayere. Ahora que lo pienso, creo que yo soy muy parecida a él. Yo también cuando me propongo hacer algo no me detengo hasta lograrlo. ¿Acaso no estamos aquí porque me propuse llamar la atención de mi padre? ¡¡Y vaya si lo logré!! Pero todo el trajín que padecimos hasta llegar aquí no fue fácil de abordar. De jugar a estar encerrados en una habitación tratando de parecer una banda de vaya a saber qué no fue nada fácil. Ver a nuestro padre enceguecido yendo de un lugar a otro con instrumentos para que tuviéramos todos los elementos que nos permitiera tocar, con nuestra madre detrás tratando de recapacitara en lo que hacía, no fue algo fácil de entender para nosotros. Creo que desde ese momento mis hermanos y yo crecimos de golpe. Es como si hubiesen pasado como rayo unos 10 años y ahora nosotros razonáramos de pronto como adultos. Desde ese momento mis hermanos y yo nos hicimos más confidentes que nunca, pues más allá del apoyo familiar y las indicaciones de mi padre, los que estábamos en el escenario dando la cara éramos nosotros. Dependía puramente de lo que hiciéramos en el escenario para seguir adelante. Con quien más me involucré en este sentimiento fue con A.B. Él y yo sentimos que no bastaba con simplemente cantar bien unas viejas canciones. Que debíamos encantar a la gente con nuestras actuaciones y con nuestras composiciones. Que a la larga había que hacer mucho más si queríamos llegar muy lejos. Desde ese momento nos hicimos más unidos que nunca y mucho más comprensivos uno del otro…

¡¡Cómo me costaba entender a mi padre sobre el sentido de cantar en español!! ¿Para qué? ¿Por qué? Si yo no quiero ser una cantante hispana. Yo quiero ser como Gloria Gaynor, como Donna Summer, como esas artistas norteamericanas que brillan no sólo con su voz sino con su presencia. A mí me gusta la música disco, el rock, el country, cantar en inglés, ¡¡pues yo hablo inglés, no español!! Sé de mis ascendientes, pero yo no me crié con eso. ¡¡Ni siquiera mis padres me lo inculcaron!! Claro, luego mi padre habló de su vida, de todo lo que tuvo que sufrir, de la discriminación, del error de sólo cantar en inglés y al no saber canciones en español perderse la oportunidad de cantar en tantos locales de la comunidad mexicana en Corpus Christi. “¿Por qué crees que puse un restaurante de comida mexicana, Selena?”, me decía mi padre. Para gente como nosotros, gente mexicana que hace tiempo vive aquí y que extraña su música, quiere seguir viviéndola, quiere bailar, no quiere perder su tierra aunque ahora viva aquí y hable más inglés que español. ¡¡Ojalá me hubiera dado cuenta yo de eso!! Si hubiese sido así, cantaría en español desde joven. Ése fue mi error, mi Selena. Debí haber tenido un plan B. Debí haber apostado a las dos músicas, a la de mis orígenes, a la de mis ancestros, y también a la que adopté al vivir aquí. Por eso a la larga tuve que abandonar todo, muy a mi pesar y además porque ya éramos muchos en la familia como para esperar tanto tiempo la oportunidad que tanto deseaba que llegara. Pero contigo es diferente, Selena. Tú eres pequeña, tú tienes tiempo, tienes un largo trecho para recorrer. Es por ello que les pido paciencia a ti y a tus hermanos, le pido un ratito de cada día para que toquen, para que practiquen. Y a ti te pido un esfuerzo más, pues tú tienes el talento especial, tú tienes ese algo distinto que no lo posee nadie. Creeme, Selena, que aun siendo tan pequeña, te puedo asegurar que nadie es ni será como tú. Ya me creerás cuando crezcas. Ya verás cómo la gente te querrá, como todos cantarán tus canciones, ya verás que estas palabras y elogios que te prodigo te lo dirán otros. ¡¡Ya verás cómo se enamorarán de ti!! Tú tienes voz, talento y una gracia increíble. ¿Pero sabes qué, Selena? No alcanza con eso. Muchos no te prestarán atención pues eres muy pequeña. Otros te discriminarán por ser latina y mexicana. Y creeme que no quiero que vivas mi experiencia. No quiero que te preguntes por qué a una persona la atienden para cantar y no a ti. Por eso impáctalos con tu canto y te lo pido encarecidamente … Canta en español, aprende aunque más no sea en forma fonética cada canción. Yo te ayudaré. No importa si al principio no entiendes bien de qué se trata. Ni siquiera interesa si no lo hablas bien o directamente no lo hablas. Interesa, eso sí, que los impactes cuando lo cantes. Conmuévelos. Pon tu mano en el pecho, cuando llegues a una palabra que sepas lo que significa pon tu cara expresando lo que significa para ti. ¿Ya sabes lo que significa la palabra “Desprecio”, no, Selena? Pues bien, cuando cantes y llegues a esa palabra enséñale a la gente lo que sientes en ese momento. Sé que te los ganarás. Y recuerda. Siempre sé amable con la gente que te está escuchando. Y aprende y grábalo en tu mente y en tu corazón: sin ellos no lograrás nada, sin ellos Selena y Los Dinos no existirán. Salúdalos, hazle saber que los conoces y les cantas a ellos, salúdalos personalmente y sonríeles. Pregúntales cómo les va en sus vidas, que hicieron ese día, que harán mañana. Ellos seguro se enternecerán y con el tiempo lo tomarán como un gesto que te enaltece. Piensa en que si los conquistas a ellos conquistarás el mundo. Y yo confío en ti. ¡¡Estoy seguro de que lo lograrás!! Pero te lo pido. Haz ese esfuerzo. Aprende bien el español. Es nuestra gran carta. Tal vez tengamos que hacer más de una vuelta para llegar a nuestro gran objetivo. Tal vez te destaques primero como artista en español y luego recién en inglés. ¿Quién sabe? Ya veremos … Lo importante es que tú debes esforzarte y yo me encargaré del resto. ¿Alguna pregunta, Selena? ¿Algo que me quieras decir?”.

Yo le dije que no con la cabeza y mi padre se fue a seguir preparando los equipos para el concierto. Siempre en esos momentos de mucha presión para mí y de incertidumbre, mi madre se acercaba y me preguntaba qué pasaba o qué necesitaba. Pero esta vez me sugirió algo: “¿Por qué no bailas? ¿Quieres que te enseñe a bailar la cumbia?”. Fue un gran consejo de mi madre. El aprender a bailar esa nueva música me sirvió mucho para distenderme, para distraerme, para divertirme mientras trabajaba, para reírme mientras hacía algo que desconocía y que nunca hubiese imaginado que iba a hacer … ¿Cantar en español, bailar “La lavadora”? Nunca lo hubiese imaginado. Me sentía tan rara, tan exótica. Pero enseguida me adapté. Nadie ni nada me iban a decir que fuera imposible hacerlo. Y si bien todas estas cosas las hacíamos por el sueño de mi padre, yo sentía que cada día estaba en juego mi orgullo, mi Amor propio, mi tozudez. Tomé esas palabras de mi padre y el optimismo de mi madre para trazarme un plan. Buscaría encantar al público poniendo sentimientos, toda mi pasión, mi alegría, mi tristeza, mi desazón, mi optimismo. Buscaría cantar a la perfección y a sorprender al público con mis expresiones. Pero los impactaría también con mi baile, con mi gracia. Incorporaría todas las cosas que hacía cotidianamente para ponerlas en el escenario. Si a veces hacía reír en los ensayos, hacía bromas o salía con algo ingenioso, ¿por qué no lo haría allí mientras tocaba con mi banda? Empecé a pensar que siendo yo misma podía lograrlo y que luego con el tiempo podría incorporar otras cosas. En el futuro pienso en cambiar vestuarios con mis ideas y mis proyectos. Me encanta diseñar y me gustaría poder hacer mis propios vestidos y diseñar la ropa de mi banda. Eso lo haré en el futuro. No es que no me agrade lo que me pongo, pero me gustaría ponerme otras cosas. Igual, como ahora no hay dinero, no podré innovar mucho, pero cuando sea famosa yo armaré mi propio vestuario y el de la banda. ¡¡EEyy!! Muchas veces hablo como si todo estuviera escrito. Y me falta todavía. Lo que pasa es que siento que no puedo esperar más, que me salgo de la vaina. Quiero lograr todo, así puedo vivir tranquila en el futuro. Quisiera poder vivir en paz como no lo pude hacer en muchísimo tiempo…

Sé que aún soy muy pequeña y cualquiera que me ve o cualquiera que me escucha puede sorprenderse de lo que digo. Pero a esas personas les diría que en este tiempo he crecido mucho. Sé que mi vida no será normal nunca. Nuestro destino está marcado. Porque a la larga todos viviremos de la música, y si nos va mal, que Dios nos ayude. Pero no debemos recurrir a Dios por estas cosas. Nosotros somos los que debemos encausar nuestro futuro. Las dificultades deben ser superadas sin pensar que nunca podrán ser solucionadas. Sé que no cursaré mis estudios regularmente. Sé que viviré más arriba en el Big Bertha que en una casa. Pero nuestro destino ya está sellado. Se determinó en el momento en el que mi padre decidió armar una banda de música con nosotros … Pero ahora que lo pienso bien, ¡¡yo forjé mi destino y el de mi familia!! Ese destino lo forjé en el momento en el que, por los celos a mi hermano, decidí aprender unas canciones viejas y encantar así a mi padre. Tengo que admitirlo: he sido yo. Y la vida me ha enseñado a que uno tiene que hacerse cargo de lo que se dice y de lo que se hace. Tendré que asumir que estoy aquí por algo, que yo he forjado mi propio destino. Desde ya que no se trata de esconderse y mirar para atrás. Se trata de poner lo mejor de sí para que el público me acepte. Y para que ellos me acepten tendré que deslumbrarlos con mi sentimiento, con mi pasión, con mis alegrías y con mis tristezas. Tendré que apelar a lo que vivo, a lo que me pasa, a lo que siento. Seré en el escenario como soy en la vida. Y con el tiempo el que me sepa apreciar sabrá que no sólo mi voz y no sólo mi canto estarán allí. ¡¡De ninguna manera!! Estarán presentes allí mi vida, mi historia, lo que me pasa, lo que más quiero. Tal vez no sepa hablar bien el español y por ello tenga que recurrir a cantar de memoria las canciones de ese idioma para manejarme correctamente en el escenario, o bien tenga que leer las letras escritas en un papel. Pero yo les pondré a cada canción mi propio sentimiento, mi propia Alma, todo mi sentir. Tal vez con ello los convenza de que con poner el corazón y todo el Amor en cada canción podré impactar al público aun más que si supiera el español a la perfección. Es que no se trata de saber el idioma, no se trata de saber todo. Se trata, eso sí, de que la gente me crea, me crea cada palabra, cada estrofa, cada gesto, cada entonación. Si algún día logro eso, sabré que el público estará de rodillas a mis pies. Mientras tanto, hay que tratar de buscar el camino. Ahora estoy frente al público y sé que todo depende de mí. No me voy a quedar esperando a ver cómo reaccionan. Yo seré la que los irá a buscar para alegrarlos, para conmoverlos, para ofrecerles todo mi Amor, para acusarlos de algo que me han hecho, para hacerlos reír con una historia divertida. Yo seré la dueña del escenario mientras esté allí. Yo los haré cantar, los haré bailar, yo haré que vistan mi ropa y que les guste todo lo que yo hago. Sé que a la larga me envidiarán, pero yo me las ingeniaré para que sólo me quieran y acepten mi destino. Lograré que tomen mi destino como propio y que deseen que me vaya bien, pues mi triunfo será su triunfo. Lograré que se identifiquen conmigo y se sientan representados. Sabrán que si me alejo de estas tierras, siempre volveré. Saben que en mí hay buenas intenciones y que siempre les daré lo mejor de mí tanto dentro como fuera del escenario. Tal vez logre poco ... o no. Mi idea es poder ser como las grandes artistas, como Gloria Gaynor y como tantas otras que brillan con su estilo y personalidad. Pero lo que más quiero en la vida es que me quieran. Yo llegué aquí por necesidad. Pero lo que ahora necesito es tener a todos que invoquen mi nombre y que me den afecto. Si logro eso, sabré que conquisté el mundo. Sé que no me puede ir mal. Si bien por necesidad tuve que interactuar con otra gente, yo confío en lo que está a alrededor mío, en mi familia, en mi gente. Sé que sin ellos no podría seguir. Sé que con ellos lograré todo lo que me proponga…

Ya está por comenzar el concierto y me sigo preguntando qué hago yo aquí. Pero ahora que estoy con este micrófono que es más grande que mi mano frente a este público siento que ya no tengo más dudas. Uno también construye su destino. Nada es casualidad. Todo surge por algo. Después de lo que me sucedió tengo muy en claro que uno tiene que hacer lo que le parece bueno o justo. Ahora encararé el concierto con el mismo espíritu, con el mismo ímpetu, con las mismas ganas que siempre, teniendo en claro el objetivo noble que me lleva aquí. Sé que cada cosa que emprenda, por más pequeña que sea, tiene que ser con esa idea. Si hay algo que deseo es llegar a cumplir mis sueños siendo tal cual soy, sin esconder nada, pero tampoco sin necesidad de mentir, de dar una imagen falsa de mí, sin tener que engañar ni decepcionar a la gente. Siempre desee que la gente me quiera. A veces, detrás de una carcajada, detrás de una conversación, detrás de una actitud, estoy pidiendo a gritos que me amen, pero que me amen tal cual soy. Y yo soy así: humilde, espontánea, natural, una persona que también tiene sus enojos y sus fastidios, pero que nunca estafará a nadie ni engañará a nadie. Quisiera poder, a través de mi canto, transmitirles a todos que pueden contar conmigo, que sólo quiero transmitirles felicidad, que quiero compartir con todos nuestros sentimientos, nuestros sueños, nuestras esperanzas. Quisiera que sepan que yo les doy todo, todo mi cariño, todos mis sentimientos, todo mi Amor. Sólo espero a cambio que si ven que lo mío es verdadero y creíble, que todos puedan devolverme esa entrega dándome también su Amor, su cariño, su bondad. Quisiera que sepan, sin necesidad de que se los diga, que necesito como el agua que me protejan, que me den sus muestras de Amor, que me quieran. Me gustaría que entre todos formemos una comunión de Amor, una comunión en el que sintamos ese afecto sólo con vernos, sin necesidad de expresarlo con grandes manifestaciones, sólo sentirlo. Para mí lo más importante no es sólo llenar un estadio, llenar un local, que un concierto mío esté colmado de gente. Yo sueño con que algún día entre a un escenario lleno de gente que quiera expresarme todo su cariño, que quieran compartir conmigo sus anhelos, sus ganas de vivir, sus ganas de hacer, sus ganas de ir siempre por más. Quisiera ser no sólo una artista consagrada sino una persona querida por lo que es, por haberlo intentado todo con nobles métodos y que su ejemplo sirva para que todos seamos mejores personas sabiendo que todo es posible si uno se lo propone, que todo es posible si uno lo quiere, que todo se puede lograr si se quiere ser más que una persona que hace lo que se debe. A veces cuando veo que grandes artistas llenan estadios gigantescos como el del Houston Astrodome, me imagino allí. Sueño con que algún día llegaré y si alguna vez ello sucede que sea porque les di lo mejor de mí para lograrlo. Que ese concierto sea uno más pero a la vez único. Uno más porque sueño con brindarles mi mejor voz y mi mejor actuación como siempre, sea en un gran estadio o en un local pequeño. Y único porque deseo que si algún día llego a estar en ese gran rodeo, que el concierto sea recordado por siempre, no sólo por la cantidad de personas asistentes, sino por la calidad del concierto y por nuestra entrega. Quisiera que si llego a dar alguna vez un concierto en el Houston Astrodome todos seamos felices porque estamos juntos otra vez compartiendo nuestras vidas, nuestros sueños, nuestras expectativas. Quisiera que un concierto mío allí sea la ratificación de que un mundo de Amor es posible, de que con trabajo, dignidad, verdad, constancia, dedicación y audacia también se puede llegar al objetivo, se puede volar bien alto, se puede lograr el cariño de todos sólo sintiendo, sólo cantando, sólo siendo como uno es, nada más y nada menos que eso. Espero que algún día todo eso lo pueda lograr…

Ya está por comenzar el concierto. Ya veo las señas de A.B, ya veo las expectativas de mi padre. No sé por qué pero se me dio por pensar que lo que más sueño en la vida es que sepan que todos pueden contar conmigo. Que siempre estaré allí, que siempre me tendrán a mí para contribuir a mejorar las cosas. A veces pienso por qué siento la necesidad de estar allí buscando que todo esté bien, de moverme a uno y otro lado cada vez que se me requiera, de hacer todo lo posible para que aquello que sea digno de cumplirse o realizarse se cumpla. Tal vez me mueva con el mismo espíritu con el que llegué a esta instancia. Tal vez en lo sucesivo siempre encare las cosas de ese modo para lograr todo lo que quiera. Pero tal vez lo que deba aprender en la vida es que a veces las cosas no resultan siempre bien, que tal vez haya que esperar un buen momento aquello que uno quiere hacer sea del momento o sea de algo que uno viene pensando de un tiempo largo. No es que eso me haga dudar sobre lo que debo hacer en lo sucesivo. Pero no siempre sabemos lo que nos puede deparar el destino, lo que nos podemos encontrar a la vuelta de la esquina. Está muy bueno ir siempre en la vida con el espíritu de que podemos arrasar con todo, pero también tenemos que saber que hay de todo en la vida, tanto en el mundo exterior como en el ámbito en el que nos movemos. Siento que a veces el impulso lo tenemos que usar en el momento justo, que un impulso hecho a destiempo puede costarnos mucho, mucho más de lo que pensamos. ¡¡Quién sabe qué hubiese pasado si esta idea de cantarle a mi padre esas canciones las hubiese hecho en un momento inadecuado!! Cada día construimos nuestro destino. Movernos en la vida con tanta pasión puede darnos grandes frutos como también grandes pérdidas. Espero que una persona tan impulsiva como yo sepa manejar mis movimientos, mis expectativas, mis deseos. No sé por qué pienso en esto y por qué justo me viene a la mente esa pesadilla que soñé el otro día pero no quiero ni recordarla. Creo que me tendré que acostumbrar a que ese mal sueño me acompañe toda la vida… ¡¡Espero que mis actitudes me la hagan olvidar muy pronto!!

Llegó el momento, ya se escucha la música. A.B. me mira con confianza pero a la vez con nerviosismo y expectativa. Yo miro al público y pienso qué voy a hacer. Pero desisto rápido de la idea y sólo me propongo conquistarlos con mi voz, con mi sonrisa, con mi carisma, con mi talento, con mi humildad, con mi convencimiento, con mis saludos. Sé que lo haré. Me mueve la necesidad de mi familia, me mueven mis sueños, me llevan mis deseos de ser alguien en la vida. Sólo espero que la gente se acuerde de mí y que me quieran siempre … Me quieran no sólo por ser una buena cantante, una buena artista, sino por ser una buena persona. Espero que todos me lo puedan valorar, pero para ello sé que tendré que dar todo de mí. Allí voy, allí voy para que el mundo sepa de quién se habla y cómo cuando se habla de mí, cuando se habla de Selena, simplemente de Selena…

Si llego a ser famosa, me gustaría poder ayudar a los niños. Me gustaría tener una fundación o la posibilidad de ir a los colegios para ayudarlos. Tal vez me gustaría que no tengan que pasar por las privaciones que tuve que padecer yo y, por ello, me encantaría tenderles una mano. Pero mi modo de ayudar sería poder darles mejores formas para acceder a lo que quieran ser. Pues si llego a esa instancia es porque lo que hice sirvió y tuvo un buen fin. Quisiera poder ayudarlos con mi ejemplo y darles un mensaje positivo en sus vidas, diciéndole que todo es posible si uno se lo propone. Que ejerciten sus mentes, que imaginen, que se esfuercen, que se dediquen, que procuren ser mejores que una misma. Que en todo caso tomen mi ejemplo para tomar lo que les parece bueno y desechar lo que les parece malo, pero que hagan, que piensen, que se diviertan, ¡¡que sean ellos mismos!! Quisiera poder tener esa fundación para que tengan menos dificultades que yo, pero también para que sepan que el futuro depende de ellos, que ellos pueden hacer de éste un mundo mejor. Espero poder llegar a ese momento. Si lo logro, mucho de lo que pude concretar no habrá sido en vano, tuvo su razón, tuvo su sentido. Ése es uno de mis tantos sueños, unos sueños de niña, pero que serán una realidad cuando yo sea grande y sea famosa. Una realidad como que me llamo Selena … Una realidad como que ya comienza mi concierto …¡¡Que así sea!!

(Ojalá que todo lo que has soñado para ti y para este mundo se haya cumplido, Selena … Sé que te han quedado muchas cosas por hacer, sé que no has podido cumplir muchos sueños. Pero dejaste tu huella, dejaste tu marca, dejaste tu ejemplo. Sé que muchas de las cosas que lograste las pensaste e imaginaste desde pequeña … Tal vez te hayas ido de este mundo con la incertidumbre de si te seguirían recordando, si tu ejemplo acaso pudo ser seguido por alguien … No te preocupes, Selena, tú dejaste todo en la vida de mucha gente, tú dejaste todo tu Amor que está grabado en cada uno de sus corazones que hoy sólo laten por ti…)

Y no te preocupes, Selena. Aquí está alguien que siempre ratificará con su recuerdo, agradecimiento y tributo que nunca estarás sola, que siempre estarás acompañada, que siempre serás querida, que siempre tendrás protección y que siempre tendrás el Amor que pediste desde lo más profundo de tu Alma y de tu corazón…

Simplemente te recuerda con Amor, con tu Amor…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)







Todo de mí, todo de nosotros, Selena…


Me pregunto, Selena, qué me duele de ti, por qué lloro, por qué me emociono, por qué no lo puedo aceptar, por qué no lo puedo entender. Sé me dirá que soy un loco, se me dirá qué sentido tiene todo esto, hasta tú misma me podrás decir que no llore más por ti, que estás bien donde te encuentras y que ya nos encontraremos pronto. ¿Pero sabes qué, Selena? Yo tengo que hallar una respuesta, yo tengo que buscar una razón, un motivo. Yo tengo que explicarme, explicarte, decirle al mundo por qué siento lo que siento por ti, por qué lloro, por qué me pasa contigo lo que no me pasa con nadie. Yo tengo que decir que no puedo aceptar que no estés aquí, viviendo tu vida, viviendo tus sueños. Tal vez antes cuando vi por primera vez la película que se te hiciera en tu recuerdo yo sólo buscaba una explicación a ese absurdo hecho perpetrado en ese nefasto día, pero nada me afectaba por lo que pasaba en la historia más que la emoción lógica de ver el triste final de una historia linda, fantástica, de novela. Tiempo después, con más información sobre ti podía reconocerte en cada concierto, podía emocionarme con cada tema, podía compartir lo que significó tu vida como artista y como persona. Pero ya después es ver esas escenas y sólo llorar, pero el llanto no se debe a una cuestión egoísta. No lloro porque acaso no puedas ofrecerme más canciones, más conciertos, más cosas mágicas que me hagan emocionar. Cuando te veo a ti en la película yo no lloro por mí, lloro por ti, Selena. Lloro cuando te veo de niña y puedo saber lo que sentías, tu Alma pequeña que sólo quería jugar, ser feliz y hacer feliz a los demás, soñando con ser diseñadora. Lloro cuando describes lo que sientes en el escenario y lo que la gente espera de ti. Lloro cuando lloras, lloro cuando ríes. Te siento parte de mí, cada sentimiento que expresas es un sentimiento mío. Yo no puedo despegarme de lo que eras no sólo como cantante sino como un simple ser humano, como mujer, como una Almita llena de ideas y de inquietudes, como una mujer que se proponía conquistar al mundo sólo con mostrarse tal cual era, sin doble cara, sin engaños, sin escándalos, sin trampas, sin juego sucio. Nadie como tú, Selena, había hecho tantos sacrificios para lograr ser alguien importante en la música, en el diseño, en la vida. Tal vez lo que siempre me pregunte, Selena, es cómo alguien como tú no está aquí, cómo alguien que tuvo que renunciar a muchas cosas, y que muchas de esas renuncias no fueron por voluntad propia sino por aceptación de decisiones de los demás, no tuvo la oportunidad de vivir todo aquello postergado como premio al éxito obtenido con tanto esfuerzo y con tanto talento. Tal vez nunca me explique que se te haya quitado todo en el momento en el que eras libre de verdad para hacer lo que más querías, a sabiendas de que nada de lo que tú hicieras iba a perjudicar a nadie ni a herir a nadie. Tal vez me pregunte toda la vida para qué se te expuso a semejante prueba, a semejante vida para que te la arrebaten en el mejor momento, en ese momento en el que podías decidir, en el momento en el que los demás se acercaban a ti en vez de que tú te tuvieras que acercar a los demás. ¿A qué mente sádica se le ocurrió armar tu vida de esta manera, Selena? ¿Cuál era el fin, cuál era el propósito? ¿Quién fue a visitarte luego de lo que te sucedió para decirte el nuevo premio obtenido luego de tu último sacrificio? ¿Quién osó dar la cara para que aceptaras de buen grado ese paraíso, ese premio difícil de rechazar, como compensación a dejar este mundo tan joven, cuando estabas a punto de llegar a la cima mundial, cuando tenías tanto para dar, cuando tenías tanto para vivir? Yo estoy seguro, Selena, de que si hubiese estado en tus manos, nunca hubieses aceptado este destino, que ningún paraíso, ningún bronce, ningún homenaje con todos los honores suplirá el placer de vivir, de cantar, de diseñar, de sentirse amada, de recibir el cariño de la gente, de recibir el sol de la mañana, de reír y de hacer feliz a los demás, de ser alguien más que está feliz en este mundo. Yo sé que hubieses querido vivir, arriesgar, acertar, errar, ganar, perder, recuperar el terreno perdido, lograr el éxito en todo el mundo y vivirlo, que ver desde afuera cómo se te homenajea, cómo hablan de ti, cómo te describen como un mito, como una leyenda. Estoy seguro de que preferirías que te escucharan reír y que te vean con cara de felicidad en vez de que sólo se te escuche por un disco, que se te vea en un video y que se te dé cariño a través de la visión de una estatua, de una foto, de una visita al museo o al gravesite, de algo que pertenezca a ti … Estoy seguro de que es así porque siento lo que sientes, y siento tu sentir como persona, como esa artista que además de cantar, siente, y que ese sentir se expresaba en todos los aspectos de la vida, tanto en el escenario como fuera de él…

Tal vez ya no se trata sólo de que me pueda emocionar por un concierto, por una canción. Yo me emociono por ti, yo me alegro por ti, yo sufro por ti. Tal vez el paso del tiempo se encargue de que esas canciones vayan quedando lejanas, vayan siendo reemplazadas por otras … Tal vez, porque también es cierto que esas canciones sólo tienen vida si sólo son interpretadas por ti, Selena. Pero lo que no podrá nunca el paso del tiempo es borrar todos los sentimientos que dejaste, todos los sentimientos que generaste. De los grandes amores nunca se olvidan. De los grandes artistas tampoco. Se podrá ir olvidando tal vez de las voces que van sonando extrañas y ajenas para las nuevas generaciones. Pero lo que no se puede olvidar es de aquella persona que dejó su vida y sus sentimientos en cada representación, en cada interpretación, en cada actuación. De esas personas no se pueden olvidar. Las personas que dejan una huellita en el corazón de la gente viven para siempre. Y eso es lo que dejaste tú, Selena. Pero tu magia es tan grande que ese mismo sentimiento lo generaste hasta en la gente que no te vio nunca, la que te conoció después de aquel nefasto día, la que te descubrió con la tragedia. Pues tú, Selena, tenías sentimientos, un gran corazón, antes que tener una gran voz. Gran parte del secreto de tu éxito radicaba allí, Selena. Tú les cantaste a todos con el corazón, y ése es un idioma que entienden todos. Por eso derribaste tantas barreras, desmitificaste realidades que parecían imposibles de modificar. Lo que para los demás era imposible de lograr, para ti era natural y sencillo. Lo que para otras cantantes era lograrlo sólo con una buena difusión y publicidad intensiva, para ti era sólo tu presencia. Selena, tú eras única. Eres única e irrepetible. Y no es que para ensalzar tu figura haya que negar el talento de los demás. Muchas veces por querer mantener a alguien que queremos en un primer plano muchos piensan que hay que negar el talento de los demás, o pensar que todos los demás son mediocres o menores que el artista a quien queremos. Pero contigo es diferente, Selena. No se trata sólo de destacar tu talento y de negar el del otro. No se trata de compararte con otro artista y decir que eras la mejor. No se trata de hacer comparaciones. Sólo se trata de decir que eras diferente, simplemente diferente. Tú eras una artista natural, no eras el invento de nadie. Tú eras en el escenario como eras en la vida. Tú habías surgido bien de abajo sin más ayuda ni más carta de presentación que el mostrarte con tu figura y tu voz en un escenario. Tú eras nuestra. Todos nos identificamos contigo. Tú impactaste al texano, al mexicano, al latino, a todo el mundo hispano, al amante de la cumbia, de la ranchera, del rock, del pop, de toda la música. Por algo todos te destacaron, todos tuvieron sólo elogios para ti. Todos llegaron a advertir lo que eras como cantante y como artista. Lo más notable en ti es que no importa qué música uno escucha o qué música a uno le gusta. Lo más importante era verte a ti y ya no importar lo que se está escuchando. Lo más notable era que después de que te vieran a ti y de quedar atrapados en tu mundo, los ojos de todos te seguían a ti, los oídos escuchaban sólo tu música, todos se conmovían sólo con tu interpretación. Contigo aprendieron, aprendimos, que tú eras lo más importante, que bastabas tú para sentir el Alma, el corazón, y el sentirse plenos y dichosos. Luego de conocerte a ti y de sentirte, nada podía ser más valioso ni más importante. Nadie como tú podía tener tanta magia ni tanto Amor como para obtener hasta lo imposible de lograr para cualquier artista, por más talentoso que fuera. Dios tenía que demostrar su existencia y lo demostró mostrando a alguien tan encantador como tú aunque nunca podamos entender por qué te llevó tan pronto y de ese modo. Nunca entenderé por qué lo divino no se puede demostrar y mostrar del modo más hermoso, sin vidas tan cortas y sin tragedias como final…

Por eso, Selena, yo no puedo dejarte, porque aún me duele el Alma, aún me duele el corazón, aún me duele lo que te ha sucedido. Yo no puedo verte y saber que te has ido de la forma más absurda. Yo no puedo dejar de pensar que aquellos sueños que tenías, aquello que tanto anhelabas, te lo hayan quitado. Yo no puedo concebir que ya los lugares en los que has pasado y has deslumbrado se hayan acostumbrado a tu ausencia, a admirar a otros artistas, a otras cantantes. Sé que suena hasta razonable, pero detesto escuchar o leer a gente que dice que lo que antes le dolía lo terminó aceptando sin remedio, pues la realidad es ésa. Yo no quiero aceptar eso, Selena, aunque eso sea cierto. Yo quiero que, a pesar de todo, la gente se siga deslumbrando si te ve, si en algún pueblo ven a alguien parecida a ti o te ven a ti en algún especial de televisión. Yo quiero que todos sigan sintiendo como aquellos muchachos que aparecen en la película y ven a la tal “Salinas”. Yo quiero que haya gente que a pesar de todo sigan queriendo dar todo por ti, Selena. Sé que antes podía ser más fácil pues tú estabas presente, tu sola presencia podía generar esos hechos. Sé que todo hoy se hace más difícil, fundamentalmente, porque tú ya no estás. Pues esa escena acaso refleja como nadie la magnitud de tu éxito y cómo lo habías logrado. Todo el pueblo, toda la gente que por ahí ni tenían televisión sabían quién eras tú, pues tú, Selena, ibas a ellos antes de que ellos fueran por ti. Por eso el significado de esa escena. Podían no saber bien tu nombre, podían no haberte visto nunca en un concierto o en la televisión, pero todos sabían quién eras y qué significabas, lo que representabas para ellos, para sus familiares, para sus novias, para sus hermanos, para sus padres. Porque tú, Selena, eras la auténtica artista del pueblo, la Reina indiscutible, la cantante que los representaba en cuerpo y Alma. Yo sé que todo es más difícil con el paso del tiempo y sin tu presencia, Selena. Y ni qué hablar en las lejanas tierras en las que vivo, en las que no llegaron a conocerte y que apenas llegaron a saber de ti masivamente por tu tragedia. No sabes lo difícil y lo penoso es tener que sostener tu recuerdo en ese contexto, pues llegó a haber fans de ti en su momento y que hubiesen sido más que felices si se hubiese hecho realidad tu anuncio de que vendrías por esta lejana Sudamérica. Para los que te amamos, Selena, nos resulta muy triste y muy penoso tener que explicar, tener que contestar a tantos por qué, tener que hablar de ti con temas de los que nunca querríamos hablar. Pero la vida nos pone a retos difíciles de comprender. Y los que te amamos te tendremos que recordar por lo que fuiste y por lo que pudiste haber sido. Tendremos que aceptar bien nuestra derrota sin verla como una caída sino como un desafío, como una lucha a brazo partido contra el paso del tiempo, contra la tecnología, y por la superficialidad del éxito inmediato y efímero. Y aun sabiendo que es una lucha ya perdida de antemano, lo exitoso radica en que podamos retrasar el mayor tiempo que se pueda esta densa realidad, una triste realidad de un mundo sin ti, Selena, de un mundo que perdió definitivamente el rumbo desde que ya no estás entre nosotros…

Todo por ti, Selena. Todo sea por ti, como se dice en la película. ¿Y qué sería dar todo por ti, Selena? Yo creo que dar todo por ti hoy ya no es guardar algo de ti. No es tener una foto tuya, tus discos, tus videos, visitarte, sacarte fotos en la estatua, visitar el gravesite, ver el museo. Ya no es eso dar todo por ti. Eso lo puede hacer cualquiera si está a su alcance. Dar todo por ti es no renunciar a tu recuerdo, no olvidar lo que eras, no olvidar lo que representabas para la gente, recordarle al mundo lo que fuiste, lo que llegaste a hacer en tan sólo 23, casi 24 años, tu historia, tu vida, tus sueños, tus ganas de vivir. Dar todo por ti es vivir y sentir las cosas como tú las sentías, no dar nada por imposible, soñar y hacer posibles los sueños, que hay un mundo posible con tu vida y con tu ejemplo. Tú marcaste el camino, Selena, y ya sabemos que tú no lo pudiste terminar o, mejor dicho, hubo alguien que te lo impidió. Lo más duro y lo más difícil es recordarle al mundo que tú iniciaste ese camino tan difícil de lograr en aquellos ’90 que era que el mundo hispano, el mundo latino, estuviera presente en todo el mundo. El recorrido que te propusiste hacer para llegar a la cima parecía una quimera, una locura, una condena al fracaso. Tú lo hiciste posible y le hiciste más fácil las cosas a otros artistas que quién sabe si se hubiesen arriesgado a apostar por ese camino. Sé que tú, Selena, te pondrías contenta por la suerte del resto de los artistas que han llegado a la fama, a pesar de que seguro se te escaparía una lágrima por no estar allí. Yo no puedo estar contento por el éxito de los demás … Es que no puedo ser tan bueno como tú, Selena. Yo quisiera que tú estuvieras en ese lugar. Yo querría ver a todas las jóvenes no sólo sabiendo quién eres tú sino queriendo ser como tú. Querría verte hoy marcando el camino en lo musical y la tendencia en el diseño. Querría que el ejemplo de tu vida fuera un sueño hecho realidad y no sólo un sueño que la realidad se encarga de hacer añicos. Me gustaría ver a un mundo contigo, Selena, contigo feliz con tu vida, feliz con tu esposo, feliz con tu familia, feliz con tus hijos, feliz, simplemente feliz. Por eso quiero que me entienda el mundo, Selena, por qué te escribo, por qué te recuerdo, por qué me empecino en luchar contra los molinos de viento. Porque a pesar de todo yo no renuncio a que algún día podré verte feliz. Yo quiero creer que todo lo que vivo es en realidad un mal sueño, una pesadilla de la que pronto despertaré y veré la realidad, una realidad que hoy no es tal pero espero que pronto lo sea, realidad que deseo cada vez que escribo, cada vez que te recuerdo, Selena…

Muchas veces me descubro hablando de ti y paso por esos sentimientos de deslumbramiento, de admiración, pero también de impotencia y de desazón. Al principio en mi hogar no era de buen grado que dedicara tiempo de mi vida para recordarte. A mi esposa le daba un poco de celos que te admirara de esa manera. Pensaba, no sin razón, por cierto, al conocerme bastante, que sólo me avocaba a ti por la novedad, porque por allí era una de esas tantas manías que tenía y que me duraba un tiempito. Pronto comenzó a entender que contigo las cosas eran diferentes, bien diferentes, que realmente sentía de verdad lo que expresaba sobre ti. A la larga comprendió que no se trataba de una competencia, de que no eras tú una rival. Y también entendió que lo que a mí me pasaba no era una manía pasajera, como tantas otras ... Pronto entendió que tú significabas mucho para mí, que te admiraba, que te quería como se quiere a un familiar, a un entrañable amigo, a alguien que significa mucho para nosotros, pues estuvo no sólo en las buenas sino en las malas, que nos dio una mano cuando necesitábamos ayuda, que nos hizo compañía cuando estábamos muy solos. Pronto entendió que tú, Selena, estabas más allá de todo, que te sentía mía, que sentía lo que me trasmitías y expresabas en cada tonada, en cada canción. Empezó a entender que yo era como aquellos varones que te iban a ver deslumbrados por tu presencia y por tus canciones, y que sus esposas no se sentían celosas por ti, pues también ellas eran admiradoras de ti, y si no lo eran sabían lo que significabas para todos. Recuerdo que al principio yo le decía a mi esposa: “Pídeme lo que quieras, pero nunca me pidas que no haga algo por Selena, que no le escriba, que no contribuya a su recuerdo. ¡Eso es muy importante para mí y jamás renunciaré a ello!”. Entiéndeme, Selena, que mi experiencia no es la misma de las personas que te admiraban en México y en Estados Unidos, tampoco responde a la misma época en la que tú estabas en tu mejor momento. Ya sabes que soy de tierras lejanas y que ya estamos en el año 2011 … Sí, 2011 ... Pero por suerte mi esposa comprendió que recordarte era muy importante para mí, pues me hacía feliz, porque tú, Selena, me habías convertido en mejor persona, porque yo al tributarte había logrado un lugar en el mundo. Entendió que tú eres parte de mí, formas parte de mis sentimientos, de mi vida, de mi Alma, de mi corazón. Sabe que cuando hablo de ti hablo de alguien a quien admiro y que respeto. Sabe que te escribo de corazón y que quiero dar lo mejor para que tú estés mejor. Sabe que tú no estás y eso me afecta. Ella entendió como lo entendieron las esposas de aquellos varones que te iban a ver. Yo sé que si tú estuvieras entre nosotros y vinieras a la Argentina a dar un concierto, ella me compraría la entrada y hasta haría lo indecible para que pudiera verte y te pudiera dar el mayor de los abrazos, y tú me dieras el más lindo autógrafo. Como lo hizo aquella mujer en la previa de tu hermoso e inolvidable concierto en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995, en la que participó de un concurso en el programa “Onda max” para ganarse una entrada para dicho concierto. Pero lo curioso es que esa entrada no era para ella; en realidad, era para su esposo, porque era muy admirador de ti, Selena. Esa mujer sabía que su esposo era feliz contigo, y como lo quería, deseaba que fuera a verte y tener la oportunidad de conocerte. Y por suerte, y por esas cosas del destino, ella ganó la entrada; en realidad, la ganó su esposo . Cuando llegó el gran día, tú lo recibiste, aceptaste con agrado sus regalos y le firmaste un pañuelo, un pañuelo que lo tiene aún como la mayor reliquia, como el mayor regalo. Gracias a su esposa, él no sólo tuvo la oportunidad de verte sino de tener algo de ti. Supongo que ella haría lo indecible por hacer posible que tú vuelvas para que su esposo sea nuevamente enteramente feliz…

Cuando se tiene a ti en el Alma, Selena, siempre habrá un motivo para evocarte, una razón para expresar lo que uno siente por ti, la necesidad de decir que tú formas parte de nuestras vidas y de nuestros corazones. Cuando uno entra a tu mundo, comienza a admirarte, capta tu esencia, entiende lo que representas, no sólo te admira, sino que se te quiere, y tu ausencia es un sentimiento triste que jamás se olvidará, del mismo modo que no se olvida ni se deja de sentir lo que tú has sabido interpretar a través de tus canciones y de tus palabras. Es imposible no sentir lo que tú sientes y has sentido. Es imposible no sentir tus logros, tus interpretaciones, tus sentimientos. Uno no puede dejar de emocionarse cada paso logrado, cada éxito obtenido, cada hecho que te provocaba la mayor emoción. Yo no puedo dejar de emocionarme cuando tú conquistaste Monterrey. No puedo dejar de reírme y de llorar de emoción cómo te esforzabas para hablar bien el español allá por 1992 cuando lo hablabas tan precariamente, pero que suplías esa carencia con tu carisma, con tus ganas de dar lo mejor, con tu honestidad, con tus ganas de ser querida, con tu respeto al público. Y no sólo eso, pues tal vez otros, sabiendo que igual lograban el éxito, no se hubiesen esmerado por mejorar el manejo del idioma … No fue tu caso. Tú quisiste mejorarlo y lo hablabas con naturalidad a los dos años. Y ésos son los detalles que el público valoraba aparte del talento y de la buena música. A la gente le gusta que se la respete y que la hagan sentir importante en el lugar que le toca. Y eso lo hiciste tú, Selena, como nadie, como muy pocos. Por eso todos no sólo te admiraban sino que te querían mucho, te respetaban y necesitaban cuidarte. Son esas cosas de las cuales uno no se puede olvidar y que han hecho que todos nos identificábamos contigo, Selena, y con tu suerte. Es imposible no emocionarte contigo cuando no sólo arrasaste con los Premios Lo Nuestro en 1993, sino cuando recibiste el premio a la mejor cantante regional méxico-americana. Esas manos en la cara, ese gesto de emoción, ese meneo de la cara sin poder creer lo sucedido, el abrazo con tu hermano, el abrazo con Pete Astudillo, el recibimiento del premio, el abrazo casi accidental y risueño con Paulina Rubio, son parte de nuestra emoción y de nuestros sentimientos. El que te quiere y el que te admira sabe lo que eso significa, sabe lo que representa. Siempre al verte con un logro más nos es inevitable pensar en esa niña que alguna vez tuvo un micrófono en la mano y un sueño, un sueño que haría realidad a pesar de tantas privaciones, a pesar de tantos sueños postergados, a pesar de no tener una vida de niña y adolescente normal. Una vida de una niña que se había propuesto con honestidad, estudio, sacrificio, trabajo, esmero y mucho talento llegar a lo máximo y siempre ir por más dando lo mejor a la gente. Nadie mejor que tú, Selena, sabía lo que quería el público, pues lo que querían ellos, lo que soñaban ellos, lo que deseaban ellos, también lo querías tú…

Tal vez lo que siempre lamentemos, lo que siempre nos haga llorar, es que no hayas podido tener ese mínimo momento en tu vida para relajarte después de tantos años de sacrificio y poder dedicarte a terminar tu proyecto de la casa propia, entregarte a la felicidad de tu matrimonio, hacer de Chris un hombre feliz con lo que tiene y hacerlo sentir importante con tu Amor, cariño y comprensión. Tal vez es lo que más lamentemos en ti, pues es lo que manifestaste siempre en tu vida y siempre lo dejaste en claro en cada reportaje, en cada declaración…Tu propio Amor, cariño y comprensión hacían que tú cambiaras todo lo que estaba a tu alrededor. Si tú imaginabas que podías tener un amplio campo con una gran variedad de animales sin importar si eran compatibles o no, ¿qué te detendría en tu intención de sacar el lado más bueno y el más humano de las personas que estaban a tu alrededor? Chris era un hombre muy tímido al cual le costaba expresarse, y ese inexpresión y sus miedos le hicieron andar errado en la vida y pensando que jamás podría ser querido ni sentirse importante. Pero contigo, Selena, contigo sintió la importancia que tenía, su lado bueno, su lado positivo. Tú hiciste de él un hombre seguro y contenido como tal vez nunca lo había sentido, ni nunca lo sintió luego de ti ni lo sentirá. La mayor elocuencia de tu ausencia es lo perdido que se ha sentido Chris en todo este tiempo, volviendo a las relaciones equivocadas y a las inseguridades. Como todos en la vida, y como todos los que estuvieron al lado de ti, nada fue lo mismo sin ti, Selena. Aunque se quisiera, aunque se intentara, el significado de tu ausencia se nota hasta en el detalle más ínfimo de las actitudes y reacciones de tu familia, en la reacción de tu gente y en la incomprensión de otra gente que no se podía explicar que tú fueras tan famosa y, sobre todo, tan querida. Era tan grande tu presencia, eran tan poderosos tus sueños, eran tan grandes tu Amor y tu cariño, que tu andar en la vida no podía pasar nunca inadvertido. Tu presencia acaparaba todo, te hacías dueña del lugar en el que estabas y todos se convertían en espectadores, como en el escenario. Siempre A.B. recuerda lo que sucedía cuando ambos entraban en un lugar. Él podía sentir cómo todos se quedaban subyugados por tu presencia, cómo todos los ojos se depositaban en ti y seguían tu recorrido. Todos acaso podían sentir lo que significabas con tu sonrisa, con tu saludo, con tu actitud. Difícilmente podían olvidarse de ti, muy poco probablemente podían creer que podían estar allí sin seguir lo que hacías. Porque si los demás no se acercaban, eras tú quien se acercaba para conversar, para preguntar qué era de sus vidas, que soñaban, qué pensaban de lo que les pasaba, qué esperaban del futuro. No importaba lo que hacías, no importaba si eras la principal figura texana, una artista increíble o simplemente alguien que estaba por allí ocasionalmente. Importaba lo que transmitías y lo que eras realmente. Y tu propia actitud, tu humildad, tu bonomía hacían sonreír a todos y les dabas alegría, tal cual lo hacías en un concierto. Hacías lo mismo tanto dentro como fuera en el escenario, en una fiesta, en tu casa, en el bus que te llevaba a un concierto. Tú reflejabas tus ansias, tus sueños, tus proyectos en cada acto de tu vida, en cada cosa que emprendías. Tú les sabías transmitir lo que querías, que era lo mismo que querían ellos. Por eso te querían tanto, Selena … Porque tú eras como ellos, soñabas como ellos, tenías ganas como ellos de ser alguien en la vida de modo honesto y de la forma más respetuosa, buena y digna posible. Pero tú supiste transmitirlo en todos los aspectos de tu vida, y supiste tener la bondad y la capacidad suficientes como para hacer de todos mejores personas, con buenas intenciones y nobles fines para lograr cada cosa que se propusieran. Les enseñaste que siempre se podía más, que no había que conformarse con hacer lo políticamente correcto o lo estrictamente necesario. Podías contentarte con ser una correcta cantante, pero tú te esmeraste por ser una artista completa que además de cantar, supiera bailar, tener presencia en el escenario mostrándose de un modo particular, y no sólo vestirse de un modo original, sino de tener la capacidad y las ganas de diseñar sus propios vestidos. Hiciste de ti una cantante, y una figura y un modelo a seguir. Todos a la hora de homenajearte tratando de representarte saben cómo vestirse, cómo maquillarse, cómo bailar, cómo presentarse. Creaste un estilo único, propio, inconfundible. En todos los aspectos se te puede reconocer. No hay forma de no saber lo que significabas. Se te reconoce no sólo por lo que dejaste materialmente sino en las huellas que dejaste en los corazones de la gente que te supo amar, Selena…

El saber que tenías tantos sueños, tantos proyectos, tantas ideas y que todo haya quedado truncado por una mediocre mujer que no tenía nada que ofrecer más que ser una persona que sólo tenía la ambición de, a través de la manipulación, sacar ventaja de la situación de buena fe de tu parte y de tu familia, da mucha pena, pues si hay algo que te distingue, Selena, era que tú estabas, como artista y ser humano, varios escalones por encima del resto. El no contentarte con lo obtenido, el deseo de ir siempre por más, el pensar en el qué hacer en el día de mañana en vez de contentarse con lo logrado al momento en el que estabas viviendo te da una dimensión de persona que pocas se encuentran en el mundo. Tú sabías que tenías el suficiente talento como para lograr lo que te propusieras. Tal vez al principio tus limitaciones económicas te impedían concretar todo lo que soñabas. Pero cuando el éxito te dio posibilidades, no las desaprovechaste. Nunca quisiste perder el tiempo. Cada día para ti era una posibilidad de concretar los sueños. Jamás quisiste dormirte en las mieles del éxito. Tú tenías muchas cosas en la cabeza, muchos proyectos, muchas ideas, y cada día había que aprovecharlo hasta lo máximo, para posibilitar que esos sueños estuvieran cerca de concretarse. Por eso me es inevitable imaginarte de niña y verte cómo te juramentabas que en cuanto llegaras a la fama harías todo lo que en ese momento no podías hacer. Fue un cúmulo de sueños que en un principio sólo podías cumplir a cuentagotas. Fue un tiempo en el que sólo podías dar todo para cumplir el sueño de tu padre para que, una vez logrado, pudieras llegar a hacer aquello que tanto soñabas mientras estabas sola en la noche mirando las estrellas o viendo pasar tu vida en la ventanilla del Big Bertha camino a algún concierto. Tal vez para muchos les cueste entender cómo a los 22 años ya te proponías hacer realidad tu sueño de diseñadora creando “Selena Etc.”, en vez de buscar primero lo fama mundial. Los que tal vez no te conocen bien no lo puedan entender, pero lo que te conocen, los que sabemos no sólo tu trayectoria sino lo que pasaba por tu cuerpo, por tu Alma y por tu piel, sabemos lo que buscabas cada día, cada noche, qué sentías ante cada sueño cumplido, cada latido de tu corazón. Los que sentimos lo que tú sientes entendemos por qué hacías tantas cosas sin querer perder un minuto, sin perder un instante, acaso como si intuyeras que no tenías tanto tiempo para perderlo en nimiedades. Tal vez en lo más profundo de tu corazón sabías de tu destino, pero eso no te hizo paralizar sino acelerar, acaso porque tenías la pequeña esperanza de que con tu Amor y sensibilidad podías revertir lo que parecía inexorable en tu hermosa y sufrida vida…

Tal vez eso que soñabas e intuías de tu destino, Selena, sea un buen motivo para recordarte, pero recordarte como se debe que es dando todo por ti, como aquellos cholos. Tal vez haya que recordarte sintiendo ese deslumbramiento que generabas cada vez que aparecías, cada vez que te acercabas. Tal vez haya que sentirte siempre dentro, pensar que, a pesar de que sabías lo que te depararía el destino, tú esperarías que tu voluntad, tu amor, y el cariño y el reconocimiento de la gente lograrían impedir ese cruel destino. Muchas veces me imaginé viajando en el tiempo, encontrarme contigo para evitar esa locura, y advertir en tu mirada, en tu expresión, que sabías lo que iba a pasar, pero a su vez esperabas que alguien se diera cuenta para que ese final no sucediera. No puedo evitar pensar que tú, Selena, estabas pidiendo a gritos ayuda, ayuda para salir de algo del cual por sí sola no podías salir … No lo puedo dejar de pensar … Y ese nefasto 31 de marzo es una fiel prueba de ello. Tal vez ya no podamos hacer nada en ese punto, pues hasta ahora no hay forma de viajar en el tiempo … Pero todavía se puede hacer algo … Todavía podemos no dejarte sola, Selena, todavía podemos con nuestro recuerdo acompañarte y hacerte sentir que te seguimos queriendo y protegiendo. Si te hacemos sentir, Selena, que eres todo para nosotros, que seguimos emocionándonos contigo y que somos capaces de dar todo por ti, seguramente algo habremos salvado, que es que no borren nunca las huellitas que nos has dejado. El hacerte sentir que nos sigues emocionando como si te viéramos en cuerpo presente la primera vez es la mejor forma de que te sigas sintiendo acompañada, halagada y siempre presente. Tú, Selena, necesitas que se te siga queriendo. Siempre tuviste temor a quedarte sola. Y la gente nunca te falló. Si ellos hubiesen estado presentes ese triste día, otra hubiese sido la historia … Pero la gente no sabía dónde estabas ese día … Aún se lo preguntan …Pero esa misma gente es la que te hará emocionar cada día con su recuerdo, con su tributo, con su homenaje. Entre todos sabremos darte aquello que tú ofrecías como nadie, que era Amor, y si acaso hoy lo sabemos dar es que ofrecemos esos destellos de cariño que se nos pegaron en nuestras Almas y que los diste tú con cada presentación, con cada acto de Amor que sólo tú podías dar … Si somos capaces de dar todo de nosotros, que es tu Amor mismo, yo sé que siempre estarás presente, yo sé que siempre estarás acompañada, yo sé que siempre serás feliz…

¡¡Y sé que así será, Selena!!

Te ofrece todo de sí todos los días para que tú, Selena, recibas lo que te mereces, que es Amor, y para que nunca, nunca, te sientas sola…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)