Te extraño, Selena…




La extraño. Sin duda, la extraño. No hay forma de olvidarla. No hay forma de reemplazarla. Aún recuerdo cuando asistí a la última vez que Selena se presentara en el show de Johnny Canales. ¡¡Qué hermosa que era!! ¡¡Qué bien se vestía!! ¡¡Qué personalidad tenía en el escenario!! ¡¡Qué bondad y qué paciencia tenía con nosotros!! Porque recuerdo que todos nos desvivíamos porque nos firmara un autógrafo … ¡¡en pleno escenario y mientras cantaba!! Ni siquiera queríamos esperar a que terminara de cantar el tema que estaba interpretando. Queríamos hasta que tuviera la bondad de que se agachara, nos sonriera, nos firmara el autógrafo y mientras siguiera cantando. ¡¡Y las fotos!! Yo no sé cómo no se molestaba, cómo no le pedía a Johnny Canales que él mismo les pidiera si podían parar aunque sea un poquito de ametrallarla con flasheos constantes de las cámaras polaroid que se utilizaban en ese momento. Pero Selena era así … Jamás pediría a uno de sus fans semejante cosa. Ella sentía que se debía a su público y si ellos eran felices así, para ella no había problema …Yo fui una de esas personas que le sacó miles de fotos sin parar y aún las tengo, todas ordenaditas en una carpeta a la que le puse Selena con su tipografía característica y una flor blanca dibujada debajo. Me costó mucho verlas otra vez. En realidad, estuve un año por lo menos sin atreverme a verlas. Ver aquellas fotos, ver aquel momento era una admisión de lo que uno no quería admitir. Durante un tiempo supuse que lo mejor que me podía pasar era no ver nada de ella, no ver notas, no ver sus fotos, no ver noticias, no querer casi nombrarla. Ese 31 de marzo había entrado en estado de shock, quise creer que no era cierto, que no podía ser verdad de ninguna manera. Cuando tuve que aceptarlo, sólo lloraba y estuve así por meses enteros. Paraba mi llanto cada tanto, cuando no podía más, cuando de la angustia pasaba al enojo, al disgusto, a mostrar mi bronca a Dios, a pedirle explicaciones, a preguntarle cómo podía permitir semejante cosa ... Si Selena era tan buena, tan especial, tan nuestra ... Si nosotros habíamos sido tan buenos con ella, si nosotros éramos tan felices siendo ella exitosa aunque nosotros no lo fuéramos, si no había en nosotros ni envidia ni ningún deseo malo ni turbio, ¿cómo Él permitió que ese sentimiento puesto en una persona sola nos ganara a todos y nos dejara a todos sin nada? Se me dirá que muchas veces Dios nos pone a prueba … ¿Nos pone a prueba de qué y para qué? ¿Para ver cuánto tiempo lloramos, cuánto tiempo soportamos el dolor, cuánto nos destroza la partida de alguien a quien queremos tanto, a quien le dimos todo nuestro corazón? Bien Dios debería saber que ese dolor no se va nunca, no se supera, no se olvida. La partida de alguien muy querido, muy cercano a nosotros, no se olvida ni se supera jamás. La partida de alguien tan joven es sencillamente incomprensible. Es la misma sensación que tienen los padres cuando se les muere un hijo, máxime si éste es pequeño. Todos esperamos morir primero, ya que la muerte no es algo que podamos sortear. Todos esperamos el ciclo natural de las cosas, y aunque siempre hay desgracias, hay enfermedades y hay calamidades que pueden precipitar estas cosas, justamente por eso es que no aceptamos que una persona le quite la vida a alguien que aparte de joven tenía todo el Amor del mundo, era la bondad en persona, era el ideal de mujer, de artista y de persona. ¿Cómo se supera eso? ¿Cómo se entiende que pase esto? Cada vez que pienso en aquel día tan triste y cada vez que puedo reconstruir en mi mente sin llorar lo que pasó ese 31 de marzo, sólo me vienen varios conceptos que se me representan en mi mente: muerte, muerte de alguien joven, presidenta del club de fans, disparo en la espalda, motel, corrida desesperada, desangre, ambulancia, anillo, llegada al hospital sin vida. Todos esos conceptos pasan una y otra vez en mi mente y ésta no los puede ni entender ni clasificar. ¿Cómo entender que le haya pasado esto a Selena? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué hacía Selena allí? ¿Dónde estaban los demás? ¿Cómo no se dieron cuenta? ¿Cómo no sentir que nunca sabré qué pasó realmente ese día aun cuando sé quién la asesinó, por qué, qué pasó en buena parte del día, cuál había sido el recorrido de Selena y de todos? ¿Y por qué aun así no lo entiendo ni lo entiende nadie? ¿Qué es lo que falta en esta historia? ¿Lo sabré alguna vez? ¿Para qué hubo un juicio si sólo se pudo condenar a duras penas a esa perversa que encima osó decir que era inocente y que disparó sin querer? Perversa que encima mintió descaradamente. Gracias a un testigo pudimos saber que encima tuvo tanto odio como para querer dispararle por segunda vez por miedo a haber fallado en el primero, y tanta frialdad como para evaluar que no sería necesario hacerlo para volver en silencio a su habitación teñida de rojo muerte y en ese contexto pensar en cómo inventar una nueva coartada … ¡¡Qué mala mujer, que mala persona, qué gente sin escrúpulos!! Sólo eso quedó del juicio. Nunca se pudo saber de allí cómo había sucedido y por qué. En concreto, qué cosa precipitó toda esa locura. Pero después de ello sí sé lo que sucedió. Las especulaciones, las habladurías, los chimentos con malas intenciones alimentados por la propia asesina. Lo único que sé es que todas las barrabasadas que se dijeron de Selena “en el nombre de querer conocer qué historia real había detrás de ella” son mentiras. Que no existen los consabidos “secretos” ni dobles vidas ni conflictos internos. Todas esas mentiras sólo sirvieron para desviarnos del camino, desorientarnos, imaginarse que en el horizonte aparece una niebla que por un instante nos quita del camino en el que andamos y cuando todo se clarifica uno está perdido, por lo que cuando se quiere retomar el sendero en el que se transitaba no sólo no encontramos el camino, sino que cuando preguntamos nos contestan cualquier cosa dándonos miles de alternativas y respuestas, y ninguna de ellas ser cierta. Ahora se nos dice que tal vez salga un especial de la Disney en coproducción con la Familia Quintanilla en el que se aclare lo que pasó aquel día que por mucho tiempo ni se quiso mencionar. El dicho dice “Más vale tarde que nunca”, pero también es cierto que tal vez para entender todo esto se debió haber aclarado todo al principio y no ahora. Para evitar las barbaridades que se dijeron y para que gente de pobres corazones no blasfemen, no mientan, ni lastimen más. Pero los entiendo. Las cosas ahora no son como en 1995. Además, ellos perdieron una hija, una hermana, un ángel. El dolor inesperado los nubló por años. Es que es incomprensible para todos que alguien como Selena no esté aquí, que alguien como Selena no nos dé su habitual alegría para hacernos más felices y mejores personas, como lo era ella…

El tanto pensar y reflexionar en todo ello me hacen perder de lo que venía pensando, en lo que venía recordando. Es que cada vez que se recuerda a Selena, cada vez que uno ve algo de Selena, cada vez que uno escucha algo de Selena, cada vez que uno tiene en sus manos algo de Selena, siempre está presente esa sensación de dolor, de angustia, de tristeza, de llanto. Por más que esté recordando algo tan hermoso como aquella vez que fui a ver a Selena en el Show de Johnny Canales se me vienen a la mente no sólo los buenos recuerdos sino los malos. No sólo viene la alegría sino el dolor. Es francamente inevitable. Recuerdo aquel momento y no puedo evitar pensar en lo que vendría después. Es que en ninguno de nosotros cabía semejante situación, semejante desenlace y en pocos, pocos meses. ¿Quién podía imaginarse que esa mujer que nos cantaba con tanta dulzura y con todo su Amor le podía pasar algo semejante? Recién recordaba la paciencia de Selena para soportar en pleno concierto los pedidos de autógrafos y los flashes de las polaroids. Y pienso que no hay que buscar una explicación de por qué Selena no se enojaba nunca: siempre estaba bien predispuesta, siempre nos respetaba, siempre tenía un saludito para nosotros. Es que Selena era simplemente así. No era como los demás artistas. Ni siquiera era como nosotros. Ni los otros artistas ni nosotros hubiésemos soportado el acoso de los fans, de los periodistas, de propios y extraños. Muchos en el lugar de Selena vivirían rodeados de guardaespaldas y de personal de Seguridad. Selena no. Selena era distinta, era natural, era buena persona, era una excelente artista y cantante. Más de una vez me dije, como el padre de Selena, que hubiese sido mejor que Selena no se expusiera tanto, que estuviera más distante de todos, que no fuese tan confiada de la reacción de los demás. ¿Pero se le podía pedir eso a Selena? Y si Selena hubiese sido así, ¿generaría lo mismo? No. No sería ella si hubiese actuado así. Además, yo no me olvido de que nadie del público le hizo daño. Podía haber la irrupción de un fan en su desesperación por abrazarla, podía haber el arroje de objetos en un festival, podía pasar algún incidente. Pero lo cierto es que a Selena el verdadero daño no se le hizo desde afuera, no fue ni del público, ni de los admiradores, ni siquiera de un extraño. La persona que le hizo el mayor daño venía “de adentro”, de su círculo íntimo, de una persona conocida, de alguien que trataba no sólo a Selena sino a toda la Familia Quintanilla desde hacía años. No. De nada le hubiese servido a Selena ser más o menos extrovertida, más o menos confianzuda, más o menos humilde. El mal, el daño, la envidia, la frustración, el disparo no vinieron de afuera, vinieron de adentro. Selena fue muy sabia. Sabía a quién debía confiar su Amor. No se equivocó con ellos. Tal vez se dejó llevar por la niebla en su frente interno. Y cuando salió de la niebla se encontró con que estaba en un camino muy distinto, un camino del que quiso salir pero no se lo permitieron y no había nadie que se lo advirtiera… ¡¡Cómo querría volver el tiempo atrás para aunque sea ser yo quien le pudiera avisar!! ¡¡Daría mi vida para que Selena tuviera la oportunidad que esa pérfida le quitó!!...

¡¡Qué linda era Selena!! ¡¡Qué encanto de mujer!! Recuerdo que estaba en primera fila, pegada al escenario y la miraba en silencio, con total obnubilación. Alrededor mío podía sentir diferentes reacciones. Algunos gritaban con cada énfasis en las palabras, con cada mirada, con cada entonación de Selena. Otros compartían la canción haciéndole gestos a Selena, como invitándoles que haga lo que se merece esa mala persona que la dejó cuando Selena cantaba “Las cadenas” o “Si una vez”. Podía ver niños de ambos sexos que la adoraban. Podía ver cómo una de las niñas le mostraba a Selena su libreta para que se la firmara, podía ver cómo un niño cantaba con devoción sus canciones sin dejar de mirarla nunca, podía ver cómo una de sus fans mostraba con orgullo un poster de Selena a la cámara de televisión y le indicaba con su dedo índice apuntando hacia el poster de Selena que ella era una admiradora incondicional. Recuerdo haber visto gente de todas las edades, gente de todas las clases sociales. Selena tenía la magia de poder juntar a todos y alegrarlos por igual. Nunca había visto algo semejante. Nunca vi que una artista convocara de esa manera y fuera querida por todos. Ningún artista, por más popular que fuera y convocara a millones más que Selena, ha tenido esa magia que tenía Selena. Recuerdo toda esa alegría, puedo aún sentir esa comunión de Amor que había entre Selena y todos nosotros, y pienso qué será hoy de esa gente, de esos niños ya grandes, de esas fans adolescentes ahora madres. Qué sentirán ahora, qué sintieron aquel triste día en el que alguien se consideró con la suficiente autoridad como para disponer de la vida de Selena, como si fuera un Dios, pero un Dios malvado, el Dios de la muerte, el Diablo mismo … Yo recuerdo hoy de mí misma callada, cantando para mis adentros y soñando ser como ella. Aún tengo los vestidos que me compré para ser como Selena, para bailar como ella, para cantar como Selena. En mi casa me ponía sus vestidos, ponía sus discos a todo volumen y me permitía cantar, soñar, vivir. Era hermoso vivir y sentir ese mundo de Selena, ese mundo en el que me sentía una mujer que era feliz con su vida cantando, triunfando, siendo ella misma. Porque Selena era un ejemplo para todos. Un ejemplo de artista, un ejemplo de persona, un ejemplo de mujer. Tal vez por eso vivíamos un cuento de hadas compartido con ella, por eso tal vez esa comunión de Amor. Era imposible separar nuestra propia vida de la de Selena. Era imposible ser feliz sin sentirla cerca, sin estar presente con su música y con su figura. No había con ella una relación distante, en el que ella estaba en un disco, en un escenario, y nosotros allí escuchando o mirando. ¡¡Eso era imposible!! Nosotros vivíamos con Selena, sentíamos con Selena. Tal vez para alguien que nos ve desde afuera en todos estos años sin ella no lo puede comprender. No puede entender el dolor, la tristeza, no poder superar nunca su partida, el aferrarse a todo lo que esté relacionado con ella del mismo modo y con la misma fuerza que Selena se aferró a ese anillo aquel día triste y lluvioso. No es una relación enfermiza. No había locura. No había obnubilación ni adoración. Eso lo tenía la asesina. Y así actuó. Lo nuestro era simplemente Amor y cariño. Y cuando nos arrebataron ese ser que nos daba tantas alegrías y tanta dicha, sentimos que nos quitaron literalmente el corazón. Nunca pude ser la misma desde que ella se marchó. Nunca más me puse sus vestidos. Nunca más quise imitarla. Ya no la tenía a Selena. ¿Qué sentido tenía actuar como ella si Selena no estaba para darle sentido a mi voz y a mi actuación que ni por asomo se asemejaba a la de ella? ¿Qué sentido tenía actuar como Selena si al minuto me pondría a llorar por su ausencia? Estuve mucho tiempo sin poder escuchar un tema de Selena. Cuando me decidí a escucharla y a verla otra vez, durante mucho tiempo lloré. No podía asimilarlo. No podía entenderlo. Aún hoy no me lo explico, ni nunca me lo explicaré. Aún hoy me pasa que me levanto, espero y deseo que nada sea cierto y que lo viví en estos últimos 16 años no sea cierto, que sólo sea un mal sueño, una horrible pesadilla del que pronto despertaré con la buena y nueva realidad. Realidad que el maldito paso del tiempo se va encargando de transformarla en una quimera, en una ilusión más…

Hoy día escucho que si Selena estuviera entre nosotros es más que seguro que hubiese seguido la carrera que hizo Jennifer López. Está más que claro que uno la compara con ella no sólo porque JLo protagonizó la película “Selena”, sino porque, por esas cosas del increíble destino, ella se hizo famosa luego de que el mundo la terminara de conocer tanto a ella como a Selena luego de ver el filme. También es claro y hasta lógico pensar en que Selena hubiese llegado al mismo éxito y a la misma fama que Jennifer López. Pero yo no creo que solamente tengamos que compararlas por esto. En realidad, lo que yo pienso es que si Selena estuviera entre nosotros hubiese hecho el mismo recorrido artístico que hizo JLo una vez que se hizo famosa, más allá de si hubiese tenido más o menos éxito. Eso es para mí lo más importante. Selena hubiese impactado en Estados Unidos, se hubiese hecho famosa primordialmente allí, y también en Europa y hasta Oriente, tal como lo manifestara más de una vez. Ése era el gran objetivo de Selena como cantante: convertirse en una gran artista internacional, tal como lo había soñado su padre. Todo el recorrido artístico estaba encaminado hacia ese gran objetivo y todo indicaba que lo lograrían pues estaban determinados a lograrlo, habían trabajado duro para ello, tenían todo el talento y la capacidad para el triunfo mundial y ya se estaban viendo los primeros grandes frutos. Hoy uno puede estar seguro de que Selena al momento de partir estaba grabando un disco en inglés que constituía el gran sueño no sólo de ella sino de toda la Familia Quintanilla. Pero fue un sueño de toda la vida. Aún hoy me da escalofríos cuando veo a Selena allá por 1991 en el mismo Show de Johnny Canales hablando de que estaban preparando un disco en inglés sin que por ello significara abandonar la música texana. Todavía no era famosa internacionalmente. Era sin duda la artista texana más famosa y consagrada desde hacía tiempo. Pero aún no habían llegado los primeros N° 1, habría que esperar un año con la aparición de “Como la Flor” y “La Carcacha” para ver la explosión de Selena en México y en muchos países de Latinoamérica. Pero ya estaba en Selena esa idea y ese convencimiento. Mismo convencimiento y mismo sacrificio de Selena para montar su boutique para desarrollar su pasión por el diseño. Todo esto había dejado Selena ... Proyectos, ideas con mucha originalidad, audacia para encararlos y muchas, muchas ganas ... Y viendo todo esto que dejó uno no tiene dudas de que hubiese hecho algo similar a lo hecho por Jennifer López, fundamentalmente porque JLo tomó muchas de sus ideas para encarar su propia carrera. Deslumbró como cantante latina internacional en Estados Unidos y en Europa, además de Latinoamérica. Ella también creó su propia línea de ropa y de perfume. Es a esta altura muy evidente que Jennifer López tuvo muy en cuenta la vida de Selena no sólo para interpretarla en la película sino para establecerla en su propia carrera artística, teniendo en cuenta lo bueno y lo malo, lo que se hizo bien y lo que no. Aún hoy recuerdo sus palabras poco antes de que se estrenara la película, es decir antes de que JLo se hiciera famosa. En un reportaje dijo a la pasada que estando ella en Europa un día llamó a su madre porque estaba allí sola, lloraba por ello y no sabía qué hacer. Por toda respuesta recibió de su madre el consejo de que si había luchado tanto por llegar a donde está, que hiciera lo que debía hacer en vez de estar desaprovechando el tiempo lamentándose. Una vez lo leí y siempre estuve convencida de que esa declaración de JLo dicha de la nada, en vez de ser una respuesta a una pregunta concreta, era un indicio claro de que ella había entendido lo que le había sucedido a Selena y que lo iba a tener muy en cuenta a la hora de desarrollar su propia carrera artística. ¡¡Y vaya si le fue bien!!

Muchos podrán decir que admirando a Jennifer López o a tantas artistas exitosas que hay hoy en día podemos ver algo de Selena y así poder contentarnos con que parte de su Legado está allí. Y así podremos admirar a esas artistas del mismo modo que lo hacíamos por Selena, y poder calmar en algo nuestro dolor ... Pero es imposible ... Puede haber artistas mejores, que canten mejor, que bailen mejor, que sean más lindas, que tengan más personalidad, más carisma. Pueden ser mejores en todo y pueden ser famosas en todo el mundo. Pueden tener todo y aspirar a más. Pero ninguna de ellas podrá emular a Selena. Pues para ser como Selena no sólo hay que tener su mismo talento, sino su misma historia. Pues la historia, las vivencias y los sentimientos de Selena están allí en el escenario, en cada canción, en cada gesto, en cada baile. No se puede ser como Selena pues nadie puede vivir lo que vivió Selena. Por eso es distinta. Por eso es única e irrepetible. Selena tenía eso que no lo tenía, tiene ni tendrá nadie. Por eso tengo ese vacío, esa soledad. Por eso siento que me falta algo, que jamás seré enteramente feliz si no está Selena. Selena me daba ese algo que no me lo puede entregar nadie. Yo la vi, yo la vivencié, yo estuve cerca de ella. Nunca viví con nadie lo que sentí con Selena. Nunca me pasó salvo con Selena creer cada palabra, cada historia, cada sentimiento expresado en un mera canción. Lo que para muchos serían días y hasta meses de ensayo para lograr tener una actuación descollante, a Selena sólo le llevaba minutos. Mientras muchos necesitan de espectaculares fuegos artificiales e ingeniosas y espectaculares puestas en escena para deslumbrar y provocar asombro e incredulidad en la gente, a Selena le bastaba su propia presencia, su voz, sus saluditos, sus gestos y sus actuaciones. Ningún efecto especial, ningún juego de luces, ninguna puesta en escena, ningún engaño lograrían la misma sensación que Selena lograra interpretando “Si una vez” en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995, cuando detiene de pronto su voz, se queda estática poniendo su dedo índice de la mano derecha en la cabeza, los ojos cerrados y sólo el sonido de su respiración como único “efecto especial”. Nada provocaría algo igual que Selena pasearse en silencio por el escenario colmado por 65.000 personas mirándolos con aire pícaro y provocador. No. Nada artificial puede generar algo igual que lo hecho por un ser humano expresando genuinamente sus sentimientos. Eso era Selena. Simplemente eso. Eso tan simple que no lo tiene nadie. Por eso la extraño. Por eso la echo de menos. Nunca sentiré algo igual en mi vida con nada ni con nadie…

Muchas veces se dice que con estas desgracias se aprende. Entre otras cosas se dice que con estas experiencias desgraciadas se aprende a valorar la vida, valorar cada minuto, cada instante .... Como cantaba Selena, “vivir la vida hasta lo máximo” ... Recuerdo que una vez leí un cuento en el que a un hombre le dijeron que había contraído una enfermedad terminal y que le quedaban pocos días de vida. El hombre tenía dinero, comodidades y muchas ocupaciones. Siempre pensó que la muerte estaba lejos y que ya habría tiempo para disfrutar de muchas cosas. Cuando supo que le faltaba poco tenía la costumbre de salir con su auto del trabajo y detenerse en una esquina determinada sólo para contemplar el cielo. Recién allí pudo valorar detenerse, contemplar esas cosas que en la normalidad de los tiempos que corren ni siquiera las notamos ni nos detenemos para advertir por un instante si no nos perdemos de algo valioso ... Podría pensarse que a mí eso me pasó con Selena ... Y no .... Eso no me pasó. No tuvo que pasar esa desgracia para dar a Selena la dimensión que tenía como artista y como persona. No me pasó como tantos grandes medios de comunicación que sólo dieron cuenta de Selena un poco cuando adquirió fama internacional y otro por el lamentable desenlace de su vida. Son los mismos que luego intentaron adueñarse de su historia y trataron de explicarla. Tuvieron algunos la osadía de relativizar su éxito afirmando que en definitiva su partida fue la que la puso en un primer plano … ¡¡Cómo se ve que no la conocían!! ¡¡Cómo se nota que no siguieron toda su carrera!! ¡¡Cómo se ve que muchos de ellos no tuvieron el mismo origen de Selena, no vivían en los mismos lugares que Selena, y no estuvieron en aquellos pueblos y ciudades en los que Selena pasaba desde que era pequeña para darles un concierto, una alegría, un motivo para sentirse queridos e importantes!! Si vinieran de allí sabrían que Selena era una auténtica artista del pueblo, de la gente, que se había ganado a todos los que como ella tenían que trabajar duro todos los días para llevar un plato de comida a sus casas. Si vinieran de esos lugares sabrían lo que significaba Selena para ellos. Aún hoy me río por no llorar cuando veo el asombro de muchos periodistas que no se podían explicar cómo aparecía tanta gente para despedirse de Selena en Corpus Christi. Ellos preguntaban a la gente de dónde venían y se asombraban de que vinieran de lugares tan lejanos. Los que eran medios norteamericanos se asombraban de que Selena fuera tan popular en Monterrey, y los medios mexicanos se asombraban de que Selena fuera un ícono en Texas. Ellos mismos que no se podían explicar ese fenómeno intentaron interpretar el éxito de Selena. Y con total ligereza pensaron que su partida tan temprana explicaba tanta locura, tanta tristeza, tanta admiración, tanta popularidad, tanta venta de discos … ¡¡Más vale que la muerte potencia las cosas, pero no inventa nada!! La muerte no hace admirar a una artista. La muerte no genera popularidad. La muerte genera sólo tristeza, impotencia, saber que el que se fue ya no volverá. Y si esa persona es significativa, generará toda clase de sentimientos. Y si es violenta su partida, se es mujer y joven, genera consternación y mucho llanto. Y si era muy querida, deja heridas que jamás cerrarán. Y si por si fuera poco todo el pueblo la conocía, genera ese fenómeno que los extraños no pueden explicar. Cuando ellos dieron cuenta de Selena, millones ya la conocían no sólo por la televisión, sino porque la habían visto en un concierto en su pueblo. Cuando ellos reconocieron a Selena y comenzaron a premiarla teniendo ella sólo 22 años, Selena recibía premios en Texas desde que tenía apenas 16. Sin duda no sabían tanto de Selena. No tenían por qué saberlo, pero para opinar y explicar su fenómeno, sí debían conocerla y bien. Lo que sí estaba claro era que para la mayoría ellos eran los desconocidos y Selena era su hermana, su artista, su representante. Pasarán los años y pocos se acordarán de ellos. Pero nadie se olvidará a Selena…

Cuando veo a Selena me veo a mí misma observándola. La veo y me veo soñando ser alguien como ella, tener los mismos anhelos, mis mismas ganas de triunfar, de encarnar el famoso “sueño americano”. Sentí con Selena que todo era posible, que ya no habría más postergaciones, ya no habría más dolor, que si tal vez yo no pudiera lograr todo lo que quería ser en mi vida, sería Selena quien lo obtendría. La veía y no tenía ninguna duda de que llegaría a la meta final. Que sería una artista internacional que triunfaría en todo el mundo, que nada se podría interponer en su camino, que no tendría igual, que no tenía rival. Tenía un dominio tan absoluto del escenario que nadie podría imaginarse que lo que se propusiera en la vida no lo podría obtener. Yo la veía en el Show de Johnny Canales interpretando “Si una vez”, y estaba segura y eso me emocionaba. Recuerdo puntualmente un momento en el que ella por un instante deja de cantar con pasión el tema para sonreír y saludar a su público hasta que al instante da cuenta de ello. Entonces, se incorpora, pone su micrófono al costado, arquea su cabeza para seguir cantando mientras mantiene su sonrisa y rápidamente encara al público con su mirada y con su voz acorde al tema que estaba interpretando. Cuando pude notar ese pequeño detalle pude darme cuenta de lo enorme artista que era, que estaba al tanto de todo allí arriba en el escenario y que indiscutiblemente era la Reina. Por eso me deslumbraba, por eso era mi modelo, por eso deseaba con toda mi Alma que llegara a lo más alto, por eso mi dolor. Pero ese dolor no es por mí. Es por ella. Yo sufro porque ella no está aquí entre nosotros y no porque no me puede cantar nuevas canciones. No soy tan egoísta. No dudaría en canjear mi vida por la suya para que ella tenga su oportunidad de ser feliz, de triunfar, de ser famosa. Ella se merecía eso y mucho más. Selena se lo merecía y no yo, que no hice ni la mitad del esfuerzo que hizo ella, que no sufrí las privaciones que padeció ella, y que no tenía ni el talento, ni el carisma, ni el Amor ni la personalidad que tenía Selena…

La extraño. Extraño su sonrisa, extraño su optimismo, extraño su alegría de vivir. Muchas veces en la actualidad me río de sus ocurrencias, me enternece su humildad, festejo cada logro obtenido. Me encanta verla cuando recibía los premios, en los que sentía algarabía y a la vez pudor por recibir tantos lauros. Y su humildad … Porque muchas veces hacía hablar a toda la banda en vez de monopolizar todo ella con su agradecimiento. No quería figurar como que ella era más que el resto. Selena siempre quería mostrarle al público que su éxito era un trabajo de equipo, y que ese mismo éxito se lo debía a la gente, a los programas de radio y televisión, y a los periodistas que siempre la apoyaron y le dieron un espacio. Y eso que ella hacía no constituía una imagen impostada. No era una imagen artificial para los medios. Selena era así, y como ella era así los músicos estaban contentos con ella, los periodistas estaban gozosos de compartir su éxito, nosotros vivíamos felices con ella. Tal vez la imagen que resume todo ello, y como siempre todo lo bueno y todo lo malo, es verla en los Tejano Music Awards de 1995 ... Selena recibiendo cada premio con una sonrisa, con un saludito y un gestito a la cámara, sintiendo vergüenza que todos los premios se lo dieran a ella, sintiendo una angustia inaudita por un error del que ella no tenía nada que ver y del que saldría “beneficiada” ... Sucedió que había advertido la tristeza de otra artista porque en esa edición de los TMA le dieron por error a ésta un premio en vez de a Selena. Cuando dieron cuenta del error le avisaron a dicha artista que el premio sería quitado para dárselo a Selena …De nada sirvió que José Behar, ni que A.B. ni que su padre la trataran de convencer a Selena para que recibiera ese premio. Selena no quería recibir un premio delante de alguien que se había ilusionado y creído que lo había obtenido. Al final lo tuvo que recibir José Behar excusando a Selena con la afirmación de que justo se había ido en ese momento “por una emergencia”. ¿Quiénes harían lo mismo hoy en día, en donde vemos que por mucho menos muchos artistas sienten que se pueden llevar a todo el mundo por delante? Selena era buena, buena con todos, respetuosa de los otros artistas, de los periodistas que la esperaban horas para entrevistarla, del público que la ovacionaba. Recuerdo cuando salió de la entrega de premios y vio que estaba Jorge Luis Ramírez, un periodista de Monterrey que la había entrevistado miles de veces, y que moría por una declaración de Selena. Ella se detuvo a pesar de que su padre se la llevaba a la rastra del lugar y lo atendió unos minutos. Le contestó todo lo que le preguntó, saludó al público de Monterrey por pedido expreso suyo y como él tanto le agradecía se volvió hacia atrás para darle un beso. Jorge no lo podía creer. Estaba emocionado. ¡¡Lo había besado la Reina!! Nunca se olvidaría de ello, más aún cuando poco después sucedió lo inexplicable. ¡¡Qué dulce y tierna lucía Selena en aquella entrega de premios!! ¡¡Con ese peinado, con ese vestido!! … Ese vestido que representa lo que sentimos por Selena cada vez que la vemos, sabiendo que ese vestido la acompañaría para siempre desde abril de ese mismo año … por siempre y para siempre .... ¡¡Qué injusta es la vida!! ¡¡Con lo talentosa que era Selena, con lo buena que era Selena, con lo preciosa que era Selena!!...

Por eso no puedo olvidarla, por eso necesito recordarla, por eso la llevo siempre en mi corazón rememorando una y otra vez todo lo que hizo Selena, todo lo que me dejó Selena. Durante mucho tiempo, y aún hoy, tuve que soportar que mucha gente nos tratara de locos por seguir recordándola todos los días como si ella nunca se hubiese ido. Pero peor aún nos trataban mal, insultaban nuestra acción, nos condenaban por nuestro recuerdo profiriendo uno de sus gritos más hirientes: “¡Pero déjenla ya descansar en paz!”. Me pregunto por qué nos decían y dicen eso. ¿Qué es lo que tanto les molesta? ¿Qué interfiere en sus vidas que la recordemos con Amor? ¿Qué entienden por dejar a Selena descansar en paz? ¿Acaso creen que olvidándonos de ella, Selena descansará en paz? ¿Acaso creen que ella descansará en paz después de lo que le pasó y encima advirtiendo que la gente que la quiere se olvidó de ella? ¿Acaso dejarla en paz es volver a vivir el 31 de marzo en el que Selena estaba sola, tristemente sola? ¿Acaso descansaría en paz así? ¿O descansaría mejor en paz si nosotros supiéramos qué pasó aquel horrible día y si no nos olvidamos nunca de ella tributándola en todo momento? ¿Acaso el homenajearla no sería para Selena la caricia de una madre para con su hijo enfermo? ¿Acaso no se sentiría mejor viendo y sintiendo que está acompañada y siempre amada? Yo creo que Selena se sentiría contenta donde quiera que esté si en el lugar en el que se la recuerde no hay violencia, no hay peleas, no hay división. Yo creo que Selena estaría en paz si ve que se la sigue queriendo y recordando, y que nunca se olvidan de ella. Selena siempre tuvo miedo de que la dejaran de querer … ¡¡Eso no la haría descansar!! Por eso, más allá de lo que digan, yo sigo queriéndola como cuando era niña, la recuerdo como si estuviéramos en 1995, la homenajeo en la necesidad de agradecerle por ser una mejor persona gracias a ella, la lloro como si ella se hubiese ido ayer. Hay cosas que la razón nunca entiende ni entenderá … Por eso no importa. Importa sí expresar mis sentimientos y decir con orgullo que Selena es lo mejor para mí. Yo sé que está en algún lado observándonos y esperándonos. Estoy muy segura de ello. Y sé que esperará lo mejor de nosotros. Por eso la escucho todos los días, la veo todos los días, atesoro sus cosas como si fueran oro. Y no es que las piense vender … ¡¡Jamás!! Tener sus cosas me permite estar más cerca de Selena y reflexionar. Reflexionar qué será de mi vida, qué me deparará el destino y sentir que sin Selena yo no soy nada. Que la necesito, que la extraño, que sueño con volver a verla. Mientras tanto, recuerdo cada momento, cada instante. Es la mejor forma de homenajearla, es el mejor modo que descanse como merece. Es la mejor forma de esperarla para cuando pronto la volvamos a ver…

Yo la sigo esperando y recordando. Yo sigo manteniendo a Selena viva en el corazón. Así puede seguir viviendo. Así puedo asimilar el dolor. Así puedo lograr que Selena siga sonriendo como en el Show de Johnny Canales, como en los Premios TMA, como en el Houston Astrodome. Su risa era el símbolo de la vida, de la energía, de la paz. Si al menos lograra eso, sé que ella sería feliz. ¡¡Y más aún cuando llegue el día en el que pueda abrazarla y decirle lo tanto que la quiero!!

Me querría ir de este mundo recordando un momento de ese Show de Johnny Canales que presencié y que fuera el último de Selena. Johnny estaba por anunciar que Selena iba a cantar “El chico del apartamento 512”, pero lo había olvidado y no lo tenía anotado. En su desesperación, mira a Selena y se desplaza hacia donde está ella con la excusa de “Yo no puedo decir esto”. Selena entiende la razón por la que se acerca Johnny Canales y en cuanto le pone el micrófono Selena salva la situación anunciando el tema. Podría no haberlo hecho, podría haberle recriminado el olvido. Pero nada de eso pasó. Para el público quedó como que Selena presentaba el tema. No importaba saber la verdad del asunto. Lo importante era que todo saliera bien y Selena contribuyó retribuyéndole a Johnny Canales en agradecimiento por tantos años en los que él le concedió un espacio. Selena era así: grande, humilde, cariñosa, amorosa y nuestra. Por eso se la extraña tanto. Por eso la sigo esperando. Por eso la sigo queriendo…

(Yo comparto ese sentimiento de Mariel, pues es ella la que cuenta esta historia. Yo como ella la recuerdo todos los días, y aunque no haya tenido la fortuna de conocerla personalmente y de disfrutarla en su momento, Selena conquistó mi corazón por ser una artista talentosa y una gran persona, como lo dijo Mariel. Es que es tan grande el Amor y la obra de Selena que trasciende el espacio y el tiempo. Basta conocerla y apreciarla para ofrecerle el corazón y la vida en agradecimiento por todo lo que hizo Selena en 23, casi 24 años…)

Yo sólo vengo a ofrecerte mi corazón, Selena, todos los días, toda la vida…

Te quiere con toda el Alma…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)





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