¿Cómo hacer para aceptar algo tan inexplicable, Selena?


Hace muy poquito hemos vivido en mi país algo muy, muy doloroso, que es la muerte de una niña de 11 años, asesinada por alguien a quien no hay manera de clasificar ni calificar. Durante 10 días todos estuvimos en vilo. El sólo ver las imágenes de la pequeña, toda sonriente, con su carita de ilusión, dispuesta a encarar la vida con la mayor de las expectativas, con la inocencia que marca su edad y ver la cruda realidad del final hacen que nuestras ilusiones de que algún día las cosas cambien, de que veamos un mundo mejor se diluyan. Pero siempre lo peor es el después, el día siguiente, cómo aceptamos esa realidad y cómo seguimos adelante, con qué ganas, con qué argumentos. Y más aún, cómo seguir cuando una vez que se produce el cruel desenlace empiezan los rumores, las especulaciones, las investigaciones, la “justificación” del crimen, el sospechar de la niña, de la familia de la niña, las aceptaciones de ciertas “organizaciones” que hacen este tipo de cosas … Y cuando se entra en este juego, la sensación es que la niña fue asesinada dos veces, que no bastó con que le quitaran la vida, con que le quitaran las ilusiones, con que se burlaran de su inocencia, que no tuvieran piedad por su mirada desconcertante, típica de una inocente que está a punto de ser agredida sin saber por qué. Y el paso del tiempo se encarga del resto: la niña será una foto, un recuerdo, una linda imagen que se pondrá amarillenta y a la que pronto muchos hasta olvidarán de quién se trataba, envuelto en la vorágine en la que vivimos … Muchos olvidarán que esa niña se llamaba Candela … Y cuando veo esas imágenes, cuando veo lo que es capaz un ser humano de hacer, me pregunto: ¿cómo alguien puede quitarle la vida a otro? ¿Cuál es la justificación, cuál es el sentido? ¿Qué lo motiva a hacerlo? ¿No hay un instante de reflexión, de decir “¿qué estoy haciendo, por Dios?”? ¿Cómo alguien puede planificar quitar la vida a otro, cómo se puede ser tan frío, tan malvado, tan atroz? Ver esas imágenes y ese dolor, pero ver también ese morbo que implica que se empiece a investigar más a la víctima que al victimario, me hace recordar lo ocurrido con Selena … Una vida llena de ilusión, con un presente brillante y un futuro promisorio, sin límite, hecha añicos por una psicópata a quien ella conocía bien y que no tuvo ningún escrúpulo para quitarle todo, absolutamente todo. Candela nunca podría imaginarse que de un día para otro su vida hecha de rosas se ensombrecería por un hombre que la secuestró, la trató “normalmente” durante 10 días para luego asesinarla por venganza de lo que supuestamente le hizo el padre de esa niña en el pasado … Selena no podía imaginarse que de un día para el otro caería víctima de una persona de confianza no sólo de ella sino de toda la Familia Quintanilla, y que esa persona, por diferencias insalvables con su padre que la llevaban inexorablemente al ostracismo, acabaría con su vida para “vengarse” de él y asestarle el peor golpe, y para no ver nunca a Selena triunfar estando ella fuera de toda influencia. Y no sólo eso … Asesinarla una, dos, mil veces, cada vez que ha declarado ante la prensa, cada vez que abrió la boca para “decir su verdad”. Y con ello manchar la imagen de Selena, manchar la imagen de la familia, sembrar la duda, la sospecha. Y en el medio de la tristeza, del llanto, de la consternación, del buscar una explicación, del buscar un “por qué”, nos empezamos a olvidar la verdadera dimensión de que hubo alguien en un momento de nuestras vidas que nos acaparó todas las emociones, que nos emocionó, que nos cautivó, que nos llenó de vida con su sonrisa, con su canto, con su voz, con sus ganas de vivir. Pero el que ama de verdad a esa persona que ya no está entre nosotros no se puede olvidar, no puede aceptar esa densa realidad, no lo puede tolerar. Y en el medio del dolor, en el medio de no aceptar toda esa tristeza, de esa ausencia, de lo que ha sucedido, viene el “otro día”, el tener que levantarnos, abrir los ojos, recuperar la conciencia y saber que ese día es un día más sin Selena, un día más sin Candela, un día más viviendo con esa ausencia que nos deja más vacíos, más solos, con menos fuerza, con menos vitalidad. Aquel tango que cantara Carlos Gardel bien lo decía: “Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando…”. Y aunque vengan muchos a consolarnos de la cruel realidad, de la irreparable pérdida, repetiremos como lo decía la canción: “Todo es mentira, mentira ese lamento. Hoy está solo mi corazón…”

En su momento en el área psicológica como ahora en el quehacer cotidiano se habla de la "elaboración del duelo". Y esto es ni más ni menos que todo aquel proceso que necesita un ser humano para aceptar la partida de este mundo de un ser querido, de alguien del cual hemos compartido mucho en esta vida, de alguien que nos ha llegado en lo más profundo de nuestro corazón. Se supone que cuando salimos de ese proceso, aceptamos esa realidad, volvemos a sonreír, tendremos esperanza y veremos a nuestro ser querido de otra forma, admitiendo que ya no está entre nosotros y recordándolo tal vez con admiración, relatando anécdotas, riéndonos de aquello que nos dejó en vida, viendo lo positivo que ha transmitido, dejando las lágrimas a un lado, rememorando los buenos recuerdos ... Muchas veces he oído que acaso aquella persona que ya no está estará alegre en ese otro mundo del mismo modo que lo estaba aquí y hasta nos consuela pensar que así debe ser, por lo que una sonrisa de satisfacción sale de nuestros rostros y una mirada más positiva de la vida se nos presentará en el horizonte...

Pero, ¿qué pasa cuando uno vive en duelo y no puede salir de ello, cuando el dolor está instalado en nuestras almas, cuando nuestros corazones sienten que nos falta algo para sentir esa luminosidad, ese áurea, esa brillantez, esa sensación de satisfacción cuando uno vive en plena felicidad, en estado de permanente enamoramiento, con una alegría plena que sólo la tenemos con la presencia de esa persona que se ha ido? Se me dirá que no es normal eso, pues a la larga debemos aceptar y convivir con esa realidad. Pero esa realidad incluye que un ser humano esté toda su vida estando triste por no aceptar la ausencia de esa otra persona. Y otras directamente no lo aceptan. Basta con ver lo sucedido con Johnny Cash, que murió de tristeza poco después de que muriera su esposa … Todos vivimos estas situaciones y lo sucedido con la niña Candela me lleva a la reflexión y a expresar lo que a mí me sucede cuando acontecen estas situaciones francamente inaceptables, esos finales que no son los naturales, esos finales que son motivados por la mano del hombre, por la maldad que está ínsito en cada uno de nosotros, pero que algunos lo ponen en práctica todos los días ... Pero lo que más me motiva a la reflexión es por qué sigo consternado con lo sucedido con Selena, por qué le sigo escribiendo, por qué está siempre en mis pensamientos, por qué todo lo que hago tiene que ver con ella, por qué siento que su partida en este mundo es algo que me ha llegado en lo más profundo en el corazón, aun cuando yo no la conocí y sólo supe de su historia cuando ya no estaba entre nosotros, por qué me siento tan identificado con ella tanto en lo bueno como en su cruel destino. Para mí, la partida de Selena significa un dolor intenso, eterno, y nada ni nadie podrá consolarme. Se me dirá que hay muchas alternativas para no entrar en la resignación. Se me dirá que la resignación es la manifestación de un nuevo signo, de una nueva vida. Se me dirá, acaso, que hay alternativas que me den el camino para que recupere la alegría perdida, la felicidad que sólo me la daba esa persona ... ¡¡Mentira!! Son sólo engaños, consuelo de tontos, un remedio que dura eso, lo que dura un remedio. Pronto volveremos a sentir su ausencia, su alegría de vivir, su voz inconfundible, su sonrisa viva y fresca, y nada nos consolará. Sería inútil engañarme, salvo que viva en la irrealidad... Podremos ante los demás vernos recuperados, podrá la gente vernos reír. Pero sólo será un momento, sólo será en un contexto en el que nos tratamos públicamente con los demás. Pero al caer la tarde y al volver a estar solos con nosotros mismos volvemos a recordar a ese ser que fue el motor de nuestras vidas, la razón de nuestra felicidad. Y allí volveremos a llorar su ausencia, volveremos a implorar que vuelva a estar con nosotros …El dolor que nos llega al Alma no se olvida jamás. Sólo se convive con él…

Cuando uno encuentra a la mujer que ama y convive con ella, y es feliz con esa persona, a medida que pasa el tiempo aprende y sabe que su felicidad dependerá de que esa persona viva, esté, conviva, ame, sienta, respire, comprenda junto con uno. Cada día que pasa, cada momento, cada beso, cada mimo, cada abrazo, hasta la simple respiración nos es tan esencial a tal punto que cuando ello no está sabremos que parte de nosotros se ha ido irremediablemente y nada ni nadie podrá suplantarlo. El que haya experimentado aunque sea por un instante el peligro de perder a alguien a quien uno ama, quiere, necesita, forma parte de uno, sabe perfectamente lo que ello significa, y cuando se sale de eso no hay nada más que uno valore. Esas experiencias no se olvidan jamás aunque parezca que sí … Basta con vivir algo parecido para volver a rememorar aquello y a reaccionar como aquel día …Pero nunca es bueno llegar a ese extremo para darse cuenta del valor de una persona. Nunca es bueno experimentar lo poco que se hizo para evitar que aquello que más amamos se nos escurriera como arena entre las manos, como agua entre nuestros dedos. La impotencia es tremenda, el dolor inmenso y jamás seremos los mismos después de aquello ... Creo que con Selena pasó eso, lamentablemente... Nadie que haya sentido algo por ella pudo aceptar semejante pérdida, semejante partida. Nadie que haya sabido apreciar a Selena puede comprender que a Selena le haya ocurrido semejante dolor, semejante crueldad del destino, semejante afrenta a su persona, a su figura, a su imagen, a su bondad, a su enorme talento, a su vida tan pura, hermosa, idílica, dichosa. Fueron varios azotes dados y asestados en un mismo día, en unos pocos minutos. Nadie podrá comprender cómo alguien con tanto Amor como Selena podría recibir semejante castigo del destino. El sólo pensar que alguien como Selena fue víctima de algo tan atroz, el sólo pensar en su trayecto desesperado camino al lobby del Days Inn, provoca un dolor que no podrá olvidarse jamás. Porque alguien como Selena no merecía semejante castigo, semejante bofetada en respuesta al Amor, a la alegría, al optimismo, al don de gente, a la idea de que con trabajo, honestidad y cariño todo es posible, algo que tanto profesaba Selena tanto en los dichos como en los hechos. Nadie puede olvidarse de ello y nadie aún puede aceptarlo…

Selena está en mi corazón, en mi vida, en mi sonrisa, en mi llanto, en mis alegrías, en mis tristezas, en cada acto que hago, en cada cosa que realizo. Puedo estar gozando en un parque, puedo estar encerrado en mi trabajo, puedo evadirme con muchas cosas, puedo hablar de miles de temas, puedo sufrir y excitarme con muchas cosas, puedo estar lejos de casa gozando de unas vacaciones, puedo estar estresado por el ritmo de vida o por estar en una mudanza .... Pero serán cosas banales. Pronto volveré a pensar en Selena, pensaré en su vida, pensaré en su suerte. Pensaré en lo que fue y en lo que pudo haber sido. Me alegraré y lloraré al mismo tiempo. Pensaré en la alegría que generaría hoy. Pensaré en qué lados estaría y cómo sería reconocida en cada lugar del planeta. Pensaré hasta dónde podría haber llegado. Pensaré en cómo hubiese sido aquel 1995, ese año que Selena dijo que era tan importante para ella y para su grupo. Pensaría en cuál hubiese sido la repercusión de su disco en inglés y cuál sería el inicio de 1996, momento clave para estar seguros de hasta dónde llegaría inexorablemente Selena. Pensaría en sus próximos pasos. Pensaría en sus actuaciones y duetos con otros artistas. Pensaría en si seguiría como artista solista o con Los Dinos, o con ambos a la vez. Pensaría en si se volcaría a la música anglosajona o la alternaría con la música latina. Pensaría en sus giras en Sudamérica, en estadios llenos en Estados Unidos y en todo el mundo. Pensaría en una Europa recibiéndola, y llegando hasta la mismísima China y Japón. Pensaría en miles de brazos extendidos ávidos por tocarla, por abrazarla, por decirle cosas. Pensaría en su sonrisa de satisfacción. Pensaría en su alegría. Pensaría en sus momentos de reflexión cuando estuviera sola. Pensaría en su vida, en su felicidad. Pensaría en todo lo que querría hacer. Pensaría en las nuevas ideas que se le ocurrirían. Pensaría en sus diseños nuevos. Pensaría en sus nuevos proyectos. Pensaría en sus nuevas canciones. Pensaría en si sería feliz. Pensaría en su sentir, en lo que pasaría por su mente. Pensaría también en sus dudas, en lo que sentía su corazón y su Alma, o qué pasaba por su piel cuando estaba sola en la noche y dejaba salir a la verdadera Selena, esa Selena fuera de toda cámara y de cualquier entorno, esa Selena no muy distinta de cómo se veía públicamente pero que presentaba esos matices humanos, ese sentimiento de mujer tan particular y que sólo siendo Selena se podía saber y sentir en toda su dimensión. Esa verdadera Selena que tuvo que postergar muchas cosas desde los 8 años para hacer de su vida lo que quisiera en cuanto lo lograra todo, y cuando iba en ese sentido y ella ya podía ver la meta final muy cerca, alguien impunemente la apartó del camino … Pensaría en cuándo decidiría parar un tiempo para dedicárselo sólo para ella sin ninguna intervención de nadie. Pensaría en verla con aire de puro goce y en esa intimidad que no tuvo desde muy pequeña. Pensaría en verla feliz sentada en su casa mirando con satisfacción su campo, su casa, sus animales. Pensaría en verla dichosa con su esposo y con su matrimonio. Pensaría en verla feliz con la satisfacción no sólo de su popularidad sino del deber cumplido, del sueño realizado. Pensaría en Selena viviendo e hiperactiva. Pensaría en Selena siendo un ejemplo de vida para todos. Pensaría en que su ejemplo de vida no es una quimera ... Es una realidad más que posible. Pensaría en Selena entre nosotros. Pensaría en qué lindo sería tener a Selena ahora, en este momento, en este lugar. Pensaría y desearía saber que Selena está en algún lado. Desearía con fervor que eso fuera así y que nunca pierda la ilusión de que algún día me encontraré con Selena. Pensaría en verla a Selena, en definitiva, plenamente feliz. Y eso, sólo eso me haría la persona más feliz del mundo...

Yo no me puedo olvidar de alguien que con su vida y con su arte me cambiaron la vida y me hicieron mejor persona. Si no fuera por Selena difícilmente podría tolerar las injusticias de cada día, el malhumor, la envidia, los malos pensamientos, la pequeñez y la bajeza en la que incurren muchos seres humanos en sus quehaceres diarios. Me ha tocado vivir muchas cosas en los últimos tiempos en los que en otras ocasiones difícilmente las hubiese podido superar, pues la maldad de la gente no tiene límite, y cuando uno va por la vida con la verdad y con sinceridad, errado o acertado, todo se hace más difícil y más intolerable, pero cuando uno se topa con esas situaciones siempre me pregunto: ¿Cómo puedo enojarme, cómo darle tanta importancia a estas cosas sabiendo por lo que pasó Selena pero también sabiendo por todas las cosas lindas que hizo semejante artista y persona marcándonos el camino de que con talento, verdad, humildad y honestidad también se puede lograr todo, se pueden llegar a los grandes objetivos de la vida? Sabiendo que cada día tengo algo tan importante como evocar a Selena, recordar a Selena, tributar a Selena, ver a Selena, escribirle a Selena, minimizo aquello que me hace mal, que me perturba, que me genera confusión y me desvía del camino. Tal vez si logré eso es porque aprendí algo que me hubiese gustado que Selena lo hubiese aprendido en su momento, que es no engancharse en el juego de las malas personas y de los manipuladores, no dejarse llevar por los engaños de los psicópatas que son más de los que uno piensa y están más cerca de lo que uno supone ... A veces en la vida hay que saber tomar distancia y no tener tanta piedad ni tanta lástima con aquellos que nos hacen tanto daño … Y menos sentirse culpable … A veces es mejor ser tajante en las determinaciones para no salir tan perjudicado y ser muy lastimado. A veces hay que pensar más en uno para no ser devorado por los demás. A veces uno debe saber que cuando se está solo, es sólo uno el que vela por sus propios intereses, y el único que se puede defender y sabe con qué. Y Selena -yo no me olvido- estaba sola, muy sola, aquella lluviosa mañana del 31 de marzo de 1995. Sola y confundida, sola en el medio de una pelea que era ajena a ella y que no quería, pero de la cual ella se sentía responsable y sentía que era parte de ella. Sola sintiéndose culpable, responsable. Sola y queriendo buscar una solución. Sola luchando contra los molinos del viento … Es cierto también que Selena nunca podría actuar egoístamente y de un modo diferente del que actuó. Ella quería que todos fueran felices dando su Amor a todo el mundo. Ella conservaba esa inocencia de pensar que la gente no podía ser tan mala, que todos tenían su costado bueno y humano. El padre de Selena ha recordado miles de veces cómo ella le reprochaba que desconfiara de todos y que de cada uno le encontraba siempre algo negativo. Selena de pronto vio en aquella horrenda habitación del Days Inn la maldad que puede tener un ser humano, que dista muchas veces de tener su lado bueno … y “humano”. Seguramente a Selena se le debe haber puesto el rostro en aquella habitación como se le puso a Candela cuando en un segundo vio lo que le deparaba el destino … Cierro los ojos y puedo ver la expresión de su mirada, esa expresión mezcla de dolor, de inocencia, de tristeza, de resignación, de final … La expresión de un final, de un final absurdo, de un final difícil de explicar y de entender…

¿Cómo hacer entonces para elaborar el duelo? ¿Cómo hacer para aceptar esta densa realidad? ¿Cómo hacer para aceptar algo tan doloroso si Selena forma parte de mi vida, de mis sueños, de mi energía, de mis ganas de hacer y de proyectar? ¿Cómo hacer si Selena es parte de mi corazón, de mi alma, de mis lágrimas, de mi sonrisa? ¿Cómo hacer para arrancar algo de mí para que ya no me duela más? ¿Cómo hacer, como explicarle a alguien que no puedo hacerlo, que no quiero hacerlo? ¿Cómo hacer para explicarle a alguien que Selena forma parte de mí, que está en cada sentimiento, en cada cosa que realizo, en cada emprendimiento? ¿Cómo hacer para dejar de ser yo mismo? Selena ha tomado mi corazón o mi corazón la ha adoptado. Es lo mismo. Selena es parte de mí y cada cosa que ella haya vivido es parte de mi vida. Cada pensamiento, cada principio que ella ha sostenido es el mío también. Y si ella decía y sostenía que lo imposible siempre es posible, y yo lo pensé y sentí toda mi vida, ¿podré asimilar que ella no estará más, que no volverá? ¿Podré aceptar su final? ¿Podré aceptar un final? No. No puedo hacer el duelo por ella, porque para mí Selena no se ha ido ... Y Selena nunca se irá, ni aunque me vaya yo de este mundo ... Porque Selena está en cada uno de los que la amamos de verdad. Y siempre estará presente. Siempre estará en cada sonrisa nuestra ... y cada vez que cantemos sus canciones, cada vez que pase por nuestras mentes y en nuestros corazones, cada vez que la recordemos, cada vez que la tributemos, cada vez que hagamos algo por ella, cada vez que veamos un concierto suyo, cada vez que nos riamos con ella, cada vez que la lloremos...

Por eso, no puedo ni quiero hacer un duelo. Hacerlo es "tirar la toalla", resignarse, abandonarse, abandonarla, sonreír con el llanto en el alma, consolarse con sentimientos lejanos, abandonarnos en sentimientos que no se condicen con un buen recuerdo de ella. Yo sólo quiero recordarla como si estuviera aquí, como si algún día tuviera oportunidad de verla y estrechar su mano en agradecimiento por lo que hizo por nosotros, por la huella que dejó en mi corazón. Querría poder abrazarla para decirle lo feliz que estoy con ella presente y para agradecerle que ella haya cambiado mi vida para mejor. Querría poder ser parte de aquel concierto de Festival Acapulco para hacer algo impensado en mí, y que sólo haría por Selena, que es subirme al escenario, acercarme a ella con timidez y agradecerle, sólo agradecerle, y decirle que por su bien y por el nuestro que se cuide, que se cuide para que la felicidad de todos, y en especial la suya, sea para siempre. Que lo más importante es que ella sea feliz, y que si ella lo es lo seremos los demás … Alguien me contó una vez un sueño en el que veía a Selena pidiéndole que no la abandonemos, que la cuidemos, pero por sobre todo que cuidemos a aquellos que tanto la quieren, que tanto hacen por su recuerdo. Cuando pienso en ese sueño, sólo desearía que fuera cierto, que aquello fuera un mensaje de Selena. ¡¡Qué más yo quisiera saber que nos puede observar, que nos puede ver, que sepa lo que la amamos y la extrañamos!! Ése es el motivo que me lleva a escribirle, recordarla, tributarla … Hacer todo por ella para que Selena, donde quiera que esté, pueda sonreír a sabiendas de que no está sola, de que hay mucha gente que está dispuesta a dejar todo su Amor para que ella sea feliz y esté siempre acompañada…

Siempre recuerdo aquella humorada que Selena hizo en aquel video casero que dirigió a sus compañeros de banda y que bien podría ser un mensaje para cualquier admirador de Selena. En aquella oportunidad decía que a ella no le gustaba que le dijeran que era la mejor, porque fundamentalmente no le gustaba que le dijeran la “verdad” ... "Es un chiste", decía Selena. Todos sabemos que lo decía en serio. También en psicología sabemos que el chiste es una de las manifestaciones de lo que realmente sentimos, de lo que realmente pensamos. Y yo me tomo muy en serio esas palabras de Selena. Por eso, todos los días estoy aquí para decirle: "Selena. Tú eres la mejor porque eras distinta, distinta a todas. Nadie, absolutamente nadie será como tú. Nadie tendrá tu estilo. Nadie podrá cantar tus canciones como tú lo podías hacer. Nadie tendrá tu encanto. Nadie tendrá tu dedicación. Nadie pondrá todo su ser, todo su sentimiento, toda su pasión en cada tema interpretado, en cada acto, en cada proyecto. Nadie, Selena, tendrá tu forma de ser. Nadie logrará el Amor de mujeres, varones, niños y mayores por igual. Nadie logrará tanta admiración de las mujeres. Nadie enamorará como tú a los varones. Nadie como tú alegrará a los niños. Nadie como tú hará bailar a los mayores. Tú eres única, irrepetible, Tú eres inimitable. Nadie podrá reemplazarte. Y yo me encargaré todos los días de que te recuerden como se debe, como querrías: con Amor, con mucho Amor, con tanto Amor". Y con esas palabras y con ese espíritu yo recuerdo a Selena. Yo sólo quiero ser un medio, un instrumento, para que se la recuerde siempre, para que se la valore siempre, para que esté siempre en los corazones de cada uno de los que la amamos de verdad. Y yo sé que tengo una vida con muchas otras cosas que hacer, pero Selena es parte de mi vida, es parte esencial de mi existencia, la que le da vida y sentido. Por eso me dedico a ella. Cuidarla a ella es también cuidarme a mí...

Por eso, yo no puedo elaborar un duelo. Es aceptar algo que no está en mí, que no está en mis planes, que no forma parte de mi vida. Podrá no ser “normal”, no ser lógico, pero forma parte de mi sentimiento genuino, de lo que realmente sienten mi Alma y mi corazón por Selena. Puedo cantar "Fotos y recuerdos", pero no voy a vivir a Selena con fotos y recuerdos. Selena no es lo que me queda de un bonito recuerdo. Selena es una realidad presente, una realidad de profundo Amor. Selena no es algo lejano a ser admirado, elogiado. Selena no es un monumento, no es un altar, no es una imagen a ser venerada, no es una prenda con inscripciones, no es un disco, no es una canción. Selena es el Amor mismo representado en una persona, es algo tan vivo que estará siempre en mis sentimientos. Selena no sólo es recordada como una gran cantante. No sólo es recordada como una gran persona. No sólo es recordada como una gran artista. Selena es recordada porque nos representa. Selena es parte de nosotros y nosotros somos parte de ella. La recuerda gente tan disímiles y de gustos tan diferentes que eso nos da la dimensión de lo que es para cada uno de nosotros y de lo que ha sido para tanta gente. A veces uno se puede sorprender que gente tan distinta, con gustos musicales tan disímiles, de idiomas antagónicos, de climas tan distintos, le haya dedicado cada uno las mismas palabras de Amor, de agradecimiento, de gratificación, de dicha. Es que con Selena todo queda reducido a un idioma, a un lenguaje, a una sensación, a un sentimiento que todos tenemos en nuestras vidas, a un sentimiento que permanece mientras vivamos, a un sentimiento que Selena expresaba como nadie, que vivía como nadie, que cantaba como nadie, que manifestaba como nadie. ¡¡Y eso señores, sí, eso es Amor!! … Un idioma único que todos entendemos, que todos sabemos, que no necesitamos traducción y del cual Selena era sin duda su mayor exponente...

Cuando veo lo que pasa en Monterrey hoy en día me pregunto si todas esas cosas que suceden ocurrirían con la presencia de Selena. No puedo dejar de pensar lo lindo que era todo con ella, lo feliz que era la gente con su presencia. Me pregunto si muchos de los que provocan semejantes desgracias osarían hacer algo delante de Selena. Trato de imaginarme a esa gente intentando cometer algún mal, por mínimo que fuera, delante de ella y no puedo imaginármelo. Más bien pensaría que la mayoría bajaría la cabeza y le pediría perdón de sólo pensar en cometer cualquier atrocidad. ¡¡Es que ni siquiera podría imaginarme que alguien tuviera alguna intención de malicia estando Selena delante de ellos!! Por eso me pregunto cuándo empezó todo, cuando Monterrey quedó presa del odio y del desamor que parecen haberse apoderado de todo este mundo. Y la única respuesta que obtengo es que todo empezó cuando Monterrey comenzó a acostumbrarse de la ausencia de Selena, a no recibir más su Amor, su alegría, su optimismo, sus ganas de vivir. No hay peor cosa en la vida que no tener más ilusiones, de no ver la luz al final del camino, de que sólo quede la resignación de la aceptación de la realidad, de una vida sin futuro ni alegría, de una realidad que se llevó impunemente de este mundo a nuestra Selena. Creo que allí empezó todo, cuando la gente empezó a sentir que Selena estaba sólo en sus corazones, pero que afuera sólo quedaban fotos y recuerdos, tributos en las fechas significativas, su figura tan viva y potente resignificada en una fría e inexpresiva estatua, y su ejemplo puesto en duda, a juzgar por el fin de su historia, de esta cruel historia. En un mundo en el que sólo se acepta al exitoso del momento estas cosas no se perdonan … Hoy sólo importa la “imagen” y cuidarla como oro … Hoy sólo importa parecer. Para “este nuevo mundo” todo aquel que no logra ese preciado objetivo es considerado un burdo perdedor. Y en este mundo actual no se aceptan perdedores. Hoy para “ganar” hay que inventarse un enemigo y vencerlo a como sea. Basta con ver muchos artistas “exitosos” en la actualidad. Es más importante para ellos la imagen que le transmiten a la gente, inventada con los “amores”, con las “peleas”, con los chismes. De arte, poco y nada. Parece ser más fácil pelearse que querer, odiarse que amar, mentir que ser sincero. Creo que allí comenzó todo en Monterrey … Cuando aceptó la realidad de la ausencia de Selena, la realidad de la falta de su Amor. De allí a la impotencia, al dolor y al enojo hay sólo un paso ... Y la violencia se ha encargado del resto … En esas cosas uno puede apreciar cómo se extraña a Selena en Monterrey, qué distinto sería este mundo si ella estuviera entre nosotros … Es imposible imaginarse a alguien con odio y con ganas de cometer alguna atrocidad estando Selena delante de todos ellos…

Por eso, por todo esto que siento, por todo esto que sentimos tanto, es que yo no voy a elaborar ningún duelo, no voy aceptar algo que no siento ... Yo estaré aquí, Selena, para recordarte, yo estoy aquí amándote, sonriéndote, extrañándote, esperándote ... Esperando que tú vuelvas aquí, esperando que nuestros corazones vuelvan a unirse físicamente con el tuyo...

Yo sólo quiero recordarte con Amor, Selena, sólo eso … Yo sólo quiero, Selena, que nunca dejes de sentir el Amor que sólo tú podías dar en toda su dimensión…

Te quiere con toda el Alma…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)





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