Por eso te escribo, Selena…


A veces me pregunto, Selena, por qué te escribo, para que te dedico todas estas líneas, todas estas palabras, todos mis sentimientos, todos mis pensamientos, todo lo que dejaste en mí, en mi Alma, como una huella que no se borra jamás, como algo que deja una marca que uno exhibe con total orgullo. Alguna vez escuché que la importancia de alguien en un lugar es si había dejado algo tras su paso, si pudo dejar una enseñanza, un mensaje de vida, un modelo a seguir a través de sus habilidades y la nobleza en su actitud, algo del cual los demás quieran seguir o continuar. Y tú, Selena, has sido importante y fundamental por eso mismo, por la huella que dejaste, por la marca que dejaste en el corazón de todos aquellos que han sabido quererte. Tú no pasaste por este mundo inadvertida a pesar de tu corta edad. Tú no dejaste sólo unas canciones. Tú, Selena, nos dejaste una historia, un modelo a seguir, un ejemplo, un modo de encarar la vida y de cumplir un sueño. Y nos dejaste tu voz, tu talento, tu sonrisa, tu carisma, tu personalidad, tu Legado. Y de ti se pueden decir muchas cosas. De ti se pueden escribir varios artículos, varios homenajes, innumerables palabras de Amor y agradecimiento. Pero eso no alcanza, definitivamente no alcanza. Siempre habrá una sensación de vacío, un sentimiento de ausencia, una sensación de tristeza que no se irá jamás. Cuando uno ve esas imágenes, cuando uno te ve cantar, cuando te observo actuar, cuando veo que sólo querías, a través de tu arte y de tu exposición, ser querida, amada y apreciada tal cual eras, toda palabra, toda evocación, todo elogio, todo recuerdo, queda reducido a la nada, a la mínima expresión. Es que nada tiene sentido si no estás tú, si no estás para cantar, si no estás para diseñar, si no estás para sonreír, si no estás para demostrarnos que un mundo es posible. Siempre te diré, Selena, que cuando te veo en el video de “I could fall in love”, un video que si se hubiese hecho estando tú presente hubiese sido distinto, muy distinto, siento esa impotencia, esa desazón de no poder hacer nada, de verte feliz para saber que nada será así en poco tiempo, que escucharte cantar en inglés me hace pensar en lo que hubieses sido, en lo que hubieras generado al sacar ese disco tan soñado, en que hoy serías la estrella consagrada, serías el ideal de mujer. Nada de la música actual sería igual con tu presencia. Estoy seguro que contigo hoy las cosas serían muy, muy distintas … La música, las tendencias, los gustos serían bien diferentes …También me imagino lo que hubiese sido aquel video realmente, cómo te hubieses vestido, como te hubieses mostrado, cuál sería tu aspecto, cómo estarías peinada, qué caras pondrías al interpretar, cómo dirías esas pequeñas palabras en español, cuáles serían los paisajes, con quién estarías allí … Pensaría en cómo te mostrarías en el backstage con los preparativos, verte sonreír, verte haciendo bromas, dando alegría a todos los que trabajan contigo, verte como una artista que dejaría de ser una promesa para muchos para ser una realidad, ver la consumación de todo un proyecto, la confirmación de aquellos que ya te aplaudían hacía ya unos cuantos años y que te habían puesto en el sitial de los famosos y, fundamentalmente, de los más queridos. Miro esas imágenes y meneo una y otra vez mi cabeza tratando de entender cómo se puede perder todo cuando se está a un paso, sólo a un paso. Pienso en el valor de cada minuto de nuestras vidas, cómo todo puede cambiar en un instante, cómo de pronto lo que se tiene no se posee más, cómo se esfuman los proyectos por los que se tanto luchó, por los que tanto se soñó, y que han quedado en la nada producto de la locura, del descuido o del pecar de autosuficiencia cuando nada se puede dar por seguro o controlado. Pienso en aquellas palabras en la entrevista que se te hiciera en el programa “Un nuevo día”, en el que decías que todo el negocio de la música lo manejaban entre los integrantes de la familia pues uno nunca sabía quién puede aparecer y aprovecharse de la situación en la que estaban, y pienso, me agarro la cabeza y me lamento al confirmar que eso fue lo que increíble e insólitamente pasó. Pienso, entonces, cómo pudo haber sucedido tamaña locura. Pienso en el futuro que se perdió, pienso en que ya en 1995 no pasabas inadvertida ni siquiera para el público anglosajón de Estados Unidos, que estaba a punto de descubrirte, conocerte bien y deleitarse contigo. Pienso en que por aquellas épocas en las que ser latino en aquel país no era tan fácil de sobrellevar y en las que era difícil el reconocimiento de lo que se hacía y del talento que se portaba, tú estabas entre los 200 más famosos, lista en la que sólo había dos latinos, Tú y Luis Miguel. Ni siquiera estaba Jennifer López, que se hizo famosa cuando protagonizó la película que se hiciera en tu recuerdo. Miro ese video y veo cuando estás girando en esa calesita y estiras tu mano para intentar tomar la sortija. Y más de una vez me vi tentado en estirar mi mano para tomártela, para darte mi cariño y reconocimiento, pero también para alertarte, para advertirte que te cuides mucho, para hacerte ver que ya las cosas no son iguales que antes, que habías comenzado una nueva etapa que se había cristalizado en ese increíble concierto del Houston Astrodome del 26 de febrero de 1995, hace exactamente 16 años atrás, y que eso implicaba no sólo dedicarse al trabajo como siempre, con Amor y responsabilidad, sino asumir el nuevo rol que tenías, el rol de Reina, el rol de estrella, el rol de la cantante y artista internacional a la que muchos ojos seguirían y depositarían sus expectativas, sus esperanzas. Tal vez, tal vez, si hubieses tomado más conciencia de ese momento, si tal vez todos a tu alrededor hubiesen visto y sentido en toda su dimensión hasta dónde habían llegado y hasta qué lugar y horizonte podían llegar, si hubiesen tomado más conciencia de la nueva etapa, de sus consecuencias y de lo que había que hacer para aprovecharlo, para estar a la altura de las circunstancias, esa locura, esa tragedia no hubiese sucedido … Esa persona no hubiese siquiera tenido la posibilidad de estar cerca de ti. Y tú estarías entrando en la puerta grande de los Estados Unidos y del mundo, y no en esa pequeña y siniestra del Motel Days Inn. Habrá que ver por qué eso no pudo suceder, por qué al final sucedió esa increíble tragedia y por qué el destino te jugó tan mala pasada...

Me pregunto por qué te escribo, Selena, qué busco, que pretendo, si al fin y al cabo todo me juega en contra, si siento que lucho contra los molinos del viento, que soy como el Quijote que lucha con armas precarias frente a las fuerzas implacables del paso del tiempo, del olvido, del rencor, de la envidia, de la desidia, de la inmediatez, de la vorágine, del éxito a como sea, de la muerte. Lo más triste, lo más impiadoso, lo más implacable es cuando el mundo nos muestra que las figuras que valen son las que llegan a la cima del mundo, las que llegan intactas, las que tienen el éxito, las que llegaron a la meta sin cometer error alguno, recorriendo el camino de una manera correcta y pulcra, sin fisuras, sin desvíos, sin matices personales, sólo creando la imagen ideal, perfecta, pero poco espontánea, poco creíble. Son carreras en las que todo está estudiado, precavido, pautado. Lo más implacable es cuando nos muestran que nada se puede hacer frente a la imagen del éxito, de la meta lograda, del triunfo. A veces es difícil sostener frente al mundo a alguien que dé una imagen de derrota, de fracaso, de infortunio, de tragedia. A veces es difícil mostrarte frente al mundo, que sólo entiende el éxito como único ideal y que comprende que el ejemplo a seguir no puede ser de alguien que se ha ido producto de la más desgarradora e insólita violencia perpetrada por una psicópata. La muerte parece quitar de la primera plana a los ejemplos para el mundo. La muerte y encima un asesinato ponen a esos ejemplos en primer plano sólo en la sección de escándalos, de policiales, de espectáculos, de chimentos, de lo más oscuro, siniestro y perverso. Y aunque se puedan separar las cosas y se rescate a la gran artista, siempre aparecerá aquello, aquella historia de terror, aquel final triste. Eso, frente a un mundo que sólo busca éxito rápido y previsible, en la que una imagen es más valiosa que millones de palabras, que miles de acciones, que una mirada, que un saludo, que la autenticidad, que la espontaneidad, que todo el Amor y cariño real que puede recibir una artista. Ésa terminará siendo la imagen final, la imagen del fracaso, la imagen de la derrota, la imagen que no queremos tener de ti, Selena, pero que siempre aparecerá y estará presente como parte de tu historia, como parte de tu vida, aunque no creamos en esa imagen que quiere dar este mundo…

A veces me pregunto, Selena, para qué te escribo, qué quiero lograr, qué busco encontrar, qué quiero hallar tras mi evocación. Sé que cada día se hace más duro, más triste, más insoportable. Me pone bien ser un instrumento más de tu recuerdo, un instrumento que posibilite evocarte con Amor. Porque sé -y así quiero que sea- que la única protagonista de tu historia eres sólo tú. No hay nada más penoso cuando hay gente que, so pretexto de evocarte, se ponen ellos en figuras y se ponen por encima de ti, como si fueran ellos los más importantes, como si tú fueras la excusa para que ellos logren la notoriedad, el éxito fácil e inmediato. Serán los primeros en olvidarte en cuanto logren algo en la vida. Serán los primeros en que lograda la notoriedad, les dará lo mismo hablar de ti como de cualquiera, les dará lo mismo escuchar un tema tuyo como de cualquier otro artista, les dará lo mismo escribir de ti o de cualquier otro tema … Eso no me pasa a mí, Selena, por suerte … Yo cuando te escribo no puedo dejar de pensar en que mañana por allí surge el milagro y tú apareces. Y nada me pondría más feliz que no necesitar más escribirte pues ello significaría que tú estás aquí. Y eso es lo único que deseo, lo único que me haría realmente feliz. Porque en mi recuerdo no puedo evitar pensar en volver el tiempo atrás, en buscar la manera de salvarte, de prevenirte, de advertirte. No puedo evitar decirte que irremediablemente lloro cuando te escribo porque sé que tú no estás. Que no puedo dejar de recordarte con mucha tristeza y dolor. Porque si bien tú diste un ejemplo de vida con tu alegría, con tu optimismo y con tu hermosa manera de encarar la vida y el procurar cumplir cada sueño con tesón, con perseverancia, con una sonrisa en tu boca, no puedo dejar de pensar y de recordar que hubo un 31 de marzo, un día lluvioso y nefasto que nubló tu visión de la vida y que te quitó la sonrisa. No puedo dejar de pensar al recordarte que hubo ese día en el que estabas sola y desamparada, desilusionada y triste. Que hubo un día en el que gritaste, discutiste, reaccionaste con amargura y con la sinceridad de siempre. Buscaste una explicación en alguien que no fue nunca sincera contigo, ni verdadera amiga. Buscaste que ella te contestara como tú, con la verdad. Y recibiste como respuesta por todo ello un dolor que sólo tú puedes describir, más allá de todo lo que podamos decir y escribir. Tal vez sea eso lo que busque recordándote. Que afirme que aparte de que tú eres la única protagonista de tu historia, tú fuiste la única víctima de aquella historia que sólo tú supiste edificar y enriquecer…

Por eso, ¿qué es escribirte hoy?, ¿qué significa evocarte, exhibir tus fotos, recordar tus canciones, hacerle recordar a este mundo que va cada vez más rápido lo que significabas, lo que eras? ¿Qué se siente cuando muchos te ven con rareza -nos ven con rareza- porque aún te recuerdan, aún te quieren, aún te toman como la única razón de sus vidas? Y otra vez el paso del tiempo que nos muestra el sinsentido de estar escribiendo, recordando, evocando y hasta admirando a alguien que ya se fue hace casi 16 años y que nunca volverá. Ni siquiera podemos vivir en agonía, no eres como esos artistas que tienen un accidente y están años sin dar alguna señal de vida, sin dar indicios de que algún día volverá a hacer el mismo de siempre. Si fuera al menos ése el caso, como es hoy el caso de Gustavo Cerati en Argentina, aun hasta resignados podríamos esperar ese milagro, esa señal, ese cambio de rumbo que nos haga gritar de alegría y de poder sentir las cosas como antes, que podamos recuperar aquello que nos dio toda la alegría y toda la esperanza. Pero no es tu situación, Selena, y entonces sólo nos queda recordarte que llegaste a ser lo que has sido tan joven y que te has ido en la misma condición. Me vienen a la mente esas imágenes del hermoso concierto del Far West Rodeo en diciembre de 1994. Por un lado uno siente que se está en presencia de uno de los conciertos más hermosos de ti, Selena. Lucías como una cantante ya formada, con un domino absoluto del escenario, con una personalidad impresionante, con un despliegue increíble, con un profesionalismo digno de una cantante ya madura y consagrada. Y lucías bellísima, tierna, sonriente, feliz. Pero uno no puede evitar pensar que ése fue tu último concierto en Monterrey, que ya no volverías a México, que ya no habría otra oportunidad para deslumbrar a toda la República Mexicana. Como en tantas otras oportunidades, dejaste tus mejores versiones, tus mejores conciertos como imagen final, como si fuera un movimiento calculado exactamente para que fueras recordada como la artista en su mejor versión, sin decadencia, sin altibajos, sin respuesta negativa del público. Un movimiento calculado para ser un mito, una leyenda. Y está más que claro que tú, Selena, no habías hecho cálculo alguno y no querías irte tan pronto de este mundo para ser recordada de esa manera…

¿Qué es escribirte hoy, Selena? ¿Qué es recordarte? ¿Cómo te gustaría que te recuerden? ¿Qué querrías que rescaten de lo que has dejado? Antes que nada sé que tú querías ser recordada con Amor … Pero supongo también que tú buscarías que te recuerden como una artista que nunca tuvo aires de diva, que nunca se le subió el éxito a la cabeza, que siempre prevaleció en ti la humildad, la autenticidad, la perseverancia. Creo que a ti te gustaría que te recordaran sabiendo sobre todo tu historia, que empezaste bien de abajo, sin que nadie te regalara nada, que debiste llegar avanzando paso por paso con paciencia, con tesón, sabiendo que a veces había que esperar mucho tiempo para progresar en la carrera, para lograr el éxito, para lograr el primer número 1. Y que mientras tanto había que tener paciencia, había que estar en contacto con el público para saber qué querían de ti, qué pensaban de ti, qué era lo que gustaban de ti, y qué pedían cada vez que aparecías y les cantabas. También había que perfeccionarse en las actuaciones, en la preparación del material y en la música que se hacía. Siempre había algo por el cual aprender, siempre se sacaba provecho del encuentro con alguien más famoso, hacer duetos con otros artistas, aparecer en cada festival y en cada concierto para mostrarse, presentarse, darse a conocer. Pero, sobre todo, lo que más que hay que rescatar de ti, Selena, era la humildad y el ser puramente transparente, que aquella que cantaba en el escenario era la misma que estaba fuera de él. Hoy en día la inmediatez, la necesidad del éxito pronto y de mantenerse en el estrellato a como sea hacen perder la visión de muchos artistas, fundamentalmente de los más jóvenes que se marean con las primeras luces de Hollywood. Cuando se logra la masividad tan pronto producto de las innumerables redes sociales, además de las actuaciones en la televisión y en conciertos, muchos jóvenes quieren más y más sin saber del valor de lo que han logrado y de todo lo que puedan lograr. Muchas veces los más jóvenes piensan que el éxito es sencillo y es aburrido. Que no se logra plena conformidad con lo que se ha logrado. Allí buscaría que se te recuerde, para que te valoren por el esfuerzo que hacías para lograr una meta y proponerse otra una vez cumplida la anterior. Que nunca perdías la humildad, que por sobre todo querías aprender de los demás para lograr perfeccionarte y definir lo que querías ser en el futuro. Tal vez el mundo debería aprender que con cariño, Amor, talento y perseverancia no hay obstáculo que valga, que siempre habrá un motivo más para seguir viviendo la vida hasta lo máximo, que no habrá imposibles, que siempre hay algo más para soñar, que la vida es lo suficientemente corta como para desperdiciarla en trivialidades o en directamente no hacer nada para arriesgar e intentar. Y tú no la desperdiciaste ... y tuviste una vida corta ... No hay nada más lindo que recordarte cuando decías que siempre te ponías nerviosa antes de iniciar un concierto, y aun con los éxitos, los premios y el reconocimiento, esa sensación nunca la perdías. Y no hay nada mejor que un artista mantenga las ganas de brindar su mejor show, las mismas ganas de encantar, las mismas ganas de ganarse al público con todo talento, espontaneidad y personalidad. No hay nada más lindo que se te recuerde como artista y como persona, para que los demás tomen tu ejemplo y no crean que por ganar un premio ya se está en condiciones de echar en cara a todos el éxito obtenido, y de juzgar a la música y a los músicos en general. Hoy día uno ve cómo un artista menor, producto de las críticas que recibió, siente que tiene autoridad como para atacar a los artistas de otros géneros con total liviandad y sin conocimiento de lo que se dice. Uno sabría que contigo Selena nada de eso surgiría. Elogiarás al resto, buscarías cantar con todos para perfeccionarte, para ofrecer lo mejor de ti, para triunfar sólo con tu voz y tu sonrisa, buscarías aprender e imitar a los demás. Y sabías que lo lograrías. Faltaba un poquito, muy poquito…

Yo lo único que pretendo al escribirte es que no te vayas, que no se pongan tus fotos amarillentas, que no se olviden de ti. Sí, lo sé, sé muy bien que por más esfuerzos que se hagan hay cosas que son irremediables. Pero yo no podría estar tranquilo sabiendo lo que nos has dejado, sabiendo tu vida, tus esfuerzos, tus sueños, tu pasión, lo que deseabas para ti y para tu familia, sabiendo tu tragedia, lo que no pudo ser y debió haber sido. Muchas veces no tengo tiempo, muchas veces me quedo con horas sin dormir. Eso puede ponerme mal, pero me pondría peor si me fuera a dormir sin hacer algo por ti. Sé que todos podemos contribuir a tu recuerdo, a retrasar los efectos del implacable paso del tiempo y a cumplir tus sueños. A veces cuando uno quiere realmente a alguien, da todo por esa persona. Y yo en mi recuerdo estoy dispuesto a dejar lo que sea, porque yo sólo tengo palabras de agradecimiento para ti, Selena. Siempre recordaré que tú cambiaste mi vida, tú me diste esos valores que no podía encontrar, tú me enseñaste a ver lo que era importante en la vida, tú me diste un lugar en el mundo, un motivo, una razón. Nunca hubiese imaginado que hoy estaría recordándote, Selena, desde la admiración y el Amor más absolutos. Cuando te veo cantar, recuerdo qué hacía yo en aquella época, y me digo: “Y pensar que tiempo después apareceré yo para dejarle todo mi cariño y todas mis palabras para que se te recuerde como se debe, con Amor”. No es lo más importante poner las mejores palabras, saberlas adornar correctamente para que suenen bien, nunca he pretendido ser el que mejor te recuerde a ti, Selena. Lo que sí pretendo a partir de mi dedicación a tu recuerdo es que todos los que te amamos hagamos el mismo esfuerzo, tengamos las mismas ganas de recordarte, no dejar un día sin hacer algo por ti. Pues la mejor forma de recordarte es hacer lo mismo que hacías tú cada día: levantarse, trazarse una meta, hacer algo por lo que uno más quiere y desea, no pensar que algo es imposible, no resignarse jamás, hacer lo indecible para hacer posible lo que uno tiene en su cabeza, como proyectos, como ideas, como planes, como ideales, siempre dar algo más para sorprender y para la satisfacción personal. La mejor forma de recordarte, Selena, es ser como tú, tener tus mismos sentimientos, tu mismo Amor, tu sensibilidad, tu don de gente. Si logramos eso, habremos llegado al objetivo que se te recuerde y se te admire todos los días por lo que eras como artista y como persona…

Tomar y guardar todas tus fotos, recordar tus canciones y cantarlas a viva voz, procurar que muchos te hagan el homenaje que te mereces, saber todo de ti y difundirlo son acaso las cosas más lindas que hago en tu recuerdo y en tu valoración. No hay nada más hermoso que contarles a todos cómo te conocí, qué representas para mí, cómo llegaste a mi corazón. Me gusta que pueda decirles lo que eras como artista y lo que hacías en el escenario, como derribaste todos los obstáculos, todos los impedimentos, todas las limitaciones. No importa si por allí eso no les genera las ganas de verte y de escucharte, si para ellos tú eres algo lejano y desconocido. Pero sí me importa que cuando ven algún programa dedicado a ti, cuando te recuerdan en algún homenaje o, lamentablemente, te ven en algún especial que hablan de aquel día nefasto, sepan de qué se trata, que te recuerden, que te miren y digan: “Ah, es Selena, la cantante que él tiene en el protector de pantalla de su computadora, es la misma de las fotos que ha puesto en todos lados, la artista de la cual él habla siempre con tanto cariño”. Y me da mucho placer que alguien me diga que vio a Selena porque se acordó de ti por mi recuerdo, pues eso significa que hay otras personas que se interesan en tu vida, en tu arte, en tus sueños, en tu historia. Sabes, Selena, que yo soy de un país cuyos medios de comunicación apenas registraron tu existencia por tu tragedia, que poca gente pudo apreciarte en su momento en toda tu dimensión … ¡¡Y pensar que ibas a venir a la Argentina!! Por eso el lograr que mucha gente por aquí se interese en ti es un logro que me hace sentir orgulloso. Y ese sentimiento lo sostengo cuando hablo de ti, cuando exalto tu figura, cuando cuento tu historia, cuando describo tus logros, cuando trato de compartir el sinsentido de tu partida, cuando hablo de esa innombrable mujer que te quito los sueños, y cómo llegó a ti y a tu familia, cuando hablo sobre cómo eras en el escenario, cómo eras en la vida, cómo respetabas a tu público, cómo lograbas enamorar a todos con tu voz, con tu sonrisa, con tu Alma, con tu personalidad, con tu presencia. Y ésa es una de las maneras más bonitas de recordarte, que es provocar un sentimiento vivo y perdurable en el tiempo, y que no se agote nunca, que no te dejen sola como aquel 31 de marzo, que se te acompañe con alegría y con tristeza, con risas y con llantos, con la satisfacción de lo obtenido, y la total contrariedad por lo que sucedió y la frustración de haberlo perdido todo … Al evocarte, Selena, procuro exteriorizar mi Amor, mi cariño, mi admiración. No hay nada más hermoso que decirle al mundo que descubrí a la mejor artista de su género de la historia y que ella me cambió la vida. El otro día le comentaba a una compañera de trabajo que el verte me hizo mejor persona, más comprensiva, más tranquila. Que antes de conocerte vivía pendiente de cosas más triviales, y el trabajo y los problemas ocupaban todo el tiempo, todos mis sentimientos y pensamientos. Pero que desde que te descubrí nada es más importante que tú, que voy corriendo a mi casa para seguir escribiéndote y recordarte. Y que si no fuera por ti, hoy estaría atrapado ante problemas que nunca podría superar. Le seguía contando que desde que te conocí tú fuiste mi prioridad, encontré un lugar en el mundo, un lugar en el que procuro ser mejor persona recordándote con Amor, que el recordarte y el escribirte, es lo más hermoso, es algo que necesito hacer, que por ahí suena a obligación por los días y horarios, pero haciéndose con cariño y Amor, nada es cansador. Le contaba que en mi casa discutí con mi esposa pues le dije que me pidiera cualquier cosa en la vida, pero nunca que me pidiera que dejara de escribirle a Selena, pues eso era innegociable. Y así lo mantengo, porque no es obligación, es un placer y una necesidad para recordarte, para homenajearte, para no dejarte nunca sola. Si no lo hiciera sentiría que te abandono, que contribuyo al desgaste del paso del tiempo y no me lo perdonaría, Definitivamente no lo podría tolerar. Prefiero ser el Quijote y morir en el intento de recordarte como si estuvieras presente que estar mal porque no me animé a decirte que eres una mujer encantadora desde este mundo, desde este humilde lugar…

De eso se trata cuando te recuerdo, Selena. Se trata de decirte que me sigues emocionando, me sigues encantando, sigues generando en mí mis mejores sentimientos. He dejado a un segundo plano otros artistas, otras músicas, otros géneros. Sabes, Selena, que soy del mismo gusto musical que tu esposo, Chris, pero ni esa música ni ninguna otra me genera lo que me generas tú. Con los demás puedo alegrarme, exteriorizar mis broncas, mis alegrías, mis penas, mis problemas. Contigo es diferente, Selena. Contigo es emocionarme, seguirte con mi mirada sin perderte de vista ni un instante y escucharte. Logras atraparme con tu Amor, con tu ternura, con tu gracia, con tu carisma, y logras que sólo piense en ti, pues tú, sólo tú, Selena, puedes cantar esas canciones, tú sólo tú generabas ese Amor, ese sentimientos, esas ganas de verte a ti, sólo a ti. Tú, sólo tú, Selena, eras inigualable, incomparable y única en el escenario. Es eso lo que quiero expresar cuando te escribo, es eso lo que quiero mostrarle al mundo. Que tú eres no sólo la mejor, sino que eres distinta, inimitable, irrepetible. Escribo para decirle al mundo que hubo alguien como tú y que nunca habrá nada igual. Escribo para que tú lo veas, donde quiera que estés, y te emociones y sientas que todo lo que soñabas lo has logrado con el recuerdo de todos los que te amamos. Escribo para que todo el mundo se despierte y no te deje ir. Pues no alcanza con escuchar tu música o verte en un video. Alcanza si todos los días te decimos que te queremos por siempre y para siempre. Alcanza si logramos demostrarte el mismo cariño que la gente te profesó hasta el día que te tuviste que ir sin poderte despedir. Alcanza si logramos pensar que en ese nefasto día no hubo una partida para siempre sino un “hasta luego”, hasta el momento de volverte a ver, hasta el momento de reencontrarnos contigo, de abrazarte y de verte emocionada al corroborar lo tanto y lo tantos que te quieren. Ése es el objetivo de escribirte. Que nunca te dejemos sola y que sepamos agradecerte por tanto talento, por tanta voz, por tanta música, por tanto Amor…

Por eso te escribo, Selena, porque eres parte de mi cuerpo, parte de mi Alma, parte de mi espíritu, parte de mi vida. Si tú no estuvieras yo no podría vivir, si te dejara ir me moriría. Si tú te fueras de mi vida sentiría que me estuvieran quitando el corazón. Acaso podría seguir viviendo, pero no podría sentir, Amar, ser feliz. Por eso te escribo, Selena, porque eres mi vida, el aire que respiro, el latido de mi corazón. Y hasta el día que me muera, tú vas a ser mi Amor…

Y seguirás viviendo en el corazón de todos los que te seguirán queriendo por siempre y para siempre…

Te ofrece todos los días su corazón, su Alma, su vida…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)



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