Vivir como si fuera el último día, Selena…


Hace muy pocos días aquí en mi ciudad y en mi país quedamos conmovidos por la muerte de una periodista muy joven en uno de los tantos consabidos accidentes de tránsito. Esa mujer se había recibido de abogada y había ejercido el periodismo desde hacía mucho tiempo en un canal de noticias muy importante mientras estudiaba abogacía. Empezó de abajo, bien de abajo, trabajando muy duro y obteniendo cada logro con mucho esfuerzo y dedicación. De a poquito le fueron dando espacio en la programación de canal. Primero haciendo móviles en el exterior, luego conduciendo los fines de semana hablando sobre panorama internacional, y dado su profesionalismo, sus conocimientos, sus ganas de perfeccionarse siempre y su gran simpatía provocaron que las autoridades del canal le dieran un espacio en el resumen diario a la medianoche. En cuanto se instaló allí sus ideas innovadoras, su particular estilo de conducción y su gracia hicieron que la medianoche se convirtiera en algo muy atrayente para los televidentes que hicieron de ese programa su espacio, que era el espacio de Nínawa, tal cual ella se llamaba. Tenía un futuro enorme, tocaba el cielo con las manos ... El destino parecía llamarla para que fuera una de las más importantes y preparadas periodistas y conductoras de televisión que diera el medio. El viernes pasado se había despedido de los televidentes. Se iba de vacaciones. Iba a volver en febrero. Agradeció a la gente y a los jóvenes que habían visto en ese programa un lugar en el que se habían sentido representados, y dijo que para ella lo fundamental era que las cosas se hicieran con Amor, que sólo haciéndose las cosas de esa manera se lograría todo y cambiaría el mundo … Y se fue … Se fue para siempre ... Tan sólo dos días después moría en un choque frontal del vehículo conducido por su novio camino al aeroparque que la llevaría a un lugar para descansar y para soñar. Tenía tanto para dar …¡¡Tenía tanto por hacer!! Estaba asomándose a la gran pantalla, estaba pegando el gran salto producto de tantos años de sacrificios y de lograr cada paso por su propio mérito ... Tenía sólo 30 años ... Era carismática e innovadora. Era perfeccionista y respetuosa del público. Era querida y apreciada por sus compañeros de trabajo. Tenía todo y un día se quedó sin nada, como tanta gente buena que está en este mundo, un mundo que parece empecinado a llevarse siempre a la gente que contribuye a cambiarlo con tanto Amor…


Demás está decir que esta triste historia se asemeja a la de Selena. Yo no conocía a Nínawa, como tampoco a Selena. Apenas si la había visto alguna vez y me llamó la atención su simpatía, como me pasó con Selena. Y siempre estas historias me provocan sensaciones de tristeza, de desconsuelo, de impotencia, de indignación, de extrema pesadumbre. Nunca entenderé por qué muchos que tienen tanto para dar se tienen que ir. No importa si son de mi agrado, si concuerdo con su visión de la vida, si me gusta lo que hacen. Me importa sí, más allá de que me guste, de que pueden hacer sus vidas, de que puedan hacer y ejercer el talento que tienen en toda su dimensión, de que puedan completar el camino que empezaron a transitar. No puedo concebir que gente tan talentosa y con tantas ganas de hacer, con tantas ganas de vivir plenamente sus vidas queden en el camino de una manera tan absurda, de un modo tan cruel. Nunca entenderé por qué Dios nos puso en este mundo para vivir estas cosas. Estas cosas no deberían suceder. Nadie debería morir tan joven y mucho menos cuando se está no sólo en la flor de la vida sino en el momento en el que está por lograr aquello por el cual tanto soñó, tanto luchó, tanto trabajó. No es justo. Definitivamente no es justo que a alguien le hagan esto. No es justo que lo hagan luchar, ilusionarse, soñar para luego, cuando están por lograr todo gracias a su esfuerzo y a su propio mérito, se lo quiten tan impunemente. Es como quitarle un juguete a un niño luego de regalárselo. Es como si un padre le promete a su hijo que si logra tal cosa lo premiará con algo del cual el niño siempre soñó, y luego no compensárselo con cualquier argumento, con excusas absurdas y sin sentido. A veces uno cree que si se hacen estas cosas el daño nunca es tan grande, que ese dolor siempre se olvida, que las heridas siempre cicatrizan. Y no es cierto. Nunca es cierto. El dolor más grande siempre está presente en cada acto de nuestras vidas. Lo podremos atemperar, lo podremos superar, buscaremos el lado positivo de las cosas para salir adelante, pero eso que nos dolió, eso que nos dejó una herida en nuestra Alma siempre estará presente. En el caso particular de Selena, la contrariedad, el estupor, el dolor, la indignación, el llanto se agigantan porque ni siquiera nos podremos consolar convenciéndonos con que lo que le sucedió es algo del cual no se podía evitar. Si alguien se nos va por un accidente, como en el caso de Nínawa, tal vez nos consuele saber que poco se podía hacer, que fue inevitable o impredecible ... Tal vez … Aunque hasta en estos casos podremos pensar que podría haberse evitado con un poco de prevención, y por saber medir cada acto de nuestras vidas y qué consecuencias puede traer. ¿Pero en Selena? ¿Qué decir de lo que le sucedió a Selena? ¿Cómo entender un asesinato? ¿Cómo entender que una persona puede estar años pensando en cómo manipular y tener bajo su control a toda una familia, que se gana la confianza al punto de que le ofrezcan cargos, de que le den funciones que sólo se les ofrecen a personas de su exclusiva confianza, y luego quiera eliminar a la persona a quien supuestamente admira y que es la razón de su existencia allí en el entorno más exclusivo porque no se dan las cosas a su manera? ¿Cómo explicar o explicarse que una persona que le puso tanto Amor a lo que hacía, que se había ganado el cariño de tanta gente ofreciendo lo mejor de sí termine su vida siendo tan joven y de la manera más cruel? ¿Cómo explicar que la persona que le quitó todo tenga tanta maldad, tanta frialdad, haya estado días, meses y hasta años pensando y actuando con la finalidad de poder atar los destinos de tanta gente a sus designios, y que no dudara en comprar no sólo una sino dos veces un arma, y apuntarle y dispararle a alguien a quien se suponía que quería y admiraba? ¿Cómo explicar semejante locura y barbarie? ¿Cómo explicar que una persona sólo quiera eliminar a otra para sumirla en el mayor de los dolores a su padre, con quien estaba enfrentada? ¿Cómo explicar que una persona termine siendo para esta clase de gente sólo un objeto, un medio, un fin para lograr sus objetivos? ¿Cómo explicar que la maldad ni siquiera termine con haber cometido ese cruel acto sino que se mantenga siempre, hablando mal de esa persona a quien le quitó todo, y ventilando cosas de su vida privada en forma escandalosa y mentirosa? ¿Cómo una persona puede vivir pensando en disparar una y otra vez esa arma como si necesitara hacerlo todos los días para quitársela a su familia, quitar a Selena de la vida de la gente, privarle a Selena del goce de la vida, del hermoso sentimiento de cumplir con los más anhelados y hermosos sueños? ¿Cómo una persona puede vivir toda su vida manipulando una y otra vez a lo que tenga a su alrededor, pensar que las cosas son sólo blanco o negro, amigo o enemigo, según si las cosas se hacen a su manera o no? ¿No es tremendo cómo esa mujer ató a su propia familia, obligándola a que defiendan no sólo sus actitudes, no sólo lo indefendible, sino de que digan y repitan como loros sus “argumentos” y “explicaciones”? ¿Cómo puede ser que a esa mujer que está en la cárcel por un crimen que sí cometió le dejen hablar y decir tantas barbaridades y tantas crueldades sin que haya una sanción, una condena? ¿Cómo puede tener cosas de Selena sin que nadie se las pueda quitar después de lo que hizo? ¿Por qué no pueden impedir que se calle la boca siendo que silenció a una bella y encantadora mujer para siempre?


“Los buenos mueren”, decía una canción. Y mueren jóvenes, talentosos y con todo para dar. Me pregunto por qué todo es tan injusto. No hay peor sensación que ver cómo aquel que tenía tanto para ofrecer no lo pueda hacer ... No sé por qué Dios nos puso en este mundo. No sé por qué deberíamos esperar por tener un paraíso eterno en función de nuestros actos si muchos apenas pueden mostrar algo de todo su potencial en este mundo. ¿Acaso Dios no pensó que lo peor que le puede pasar a una persona es privarla de gozar de este mundo cuando comenzaba a percibir que comenzaba a lograr parte de todo lo que había soñado, que empezaba a asomarse en este mundo, que empezaba a gozar de esta vida luego de muchas privaciones y de esfuerzos? ¿Acaso Dios no pensó que con lo hecho a Selena se dejaba un mensaje de que nada tiene sentido, de que ningún esfuerzo hecho con tantos sacrificios y mucha honestidad tiene buen fin? ¿Acaso Dios no pensó en las consecuencias que traería dejar a esa asesina en esta vida viviendo tanto tiempo habiendo logrado sus macabros fines, y de privarle a Selena poder lograr sus más honestos sueños y a su gente poder disfrutarlo? “Los buenos mueren”, decía esa canción. Era una canción que se refería a René Favaloro, un reconocidísimo cardiólogo argentino, inventor del “bay pass”. Él rechazó innumerables ofertas de Estados Unidos y de otros países porque quería contribuir a la grandeza de su país. Él también quería un mundo mejor. Pero luego fue estafado, y ahogado por las penurias económicas, el desamor y el desánimo, decidió quitarse la vida, pegándose un tiro en el corazón … Las ironías de la vida ... Él, que tanto hizo por el corazón de tanta gente, decidió destruir el suyo … Creo que cuando uno padece las injusticias y las crueldades de este mundo resulta muy difícil superarlas. Tal vez el único aliciente que haya tenido Selena fue que apenas pudo sentir hasta dónde puede llegar la malicia de este mundo, cómo puede darse vuelta todo, cómo en un minuto lo bueno pasa a ser doloroso, el paraíso se transforma en un infierno, la confianza se transforma en traición ... No lo tuvo que padecer tanto, como una larga agonía … Pero lo más doloroso es ver y sentir ese trayecto de desesperación que tuvo que recorrer Selena para tener una esperanza, una quimera que no dependía de ella, que no dependía ni de su esfuerzo ni de su Amor. Lo más doloroso para Selena en ese trayecto de recorrido desesperado fue ver que todo se acababa de manera absurda e irremediablemente, que daba cuenta de la mentira, de la crueldad, de la traición, del mayor de los dolores. En ese trayecto bien Selena pudo haberse imaginado a la exposición que irremediablemente la pondría esa situación, y la angustia que lo provocaría saber qué pensarían de ella, si acaso la dejarían de amar porque nadie entendería por qué estaba allí, si se dejarían llevar por lo que dijera esa horrorosa mujer que tendría la voz que ella ya no podría expresar. Y bien uno puede imaginarse si toda esa mezcla de sensaciones no fue el motor, no fue el motivo para que Selena sacara fuerzas de las que tal vez ni siquiera sabía que tenía para hacer su último intento, su último esfuerzo por salir del infierno en el que estaba absurdamente metida. Tal vez lo más triste de todo sea que veamos a Selena tratando de entender por qué a ella, por qué justo a ella, que no le había hecho mal a nadie, que siempre había hecho las cosas con Amor, que nunca se ganó ningún enemigo y que sólo había obtenido cariño, reconocimiento y admiración de su gente, que siempre buscó solucionar las cosas con una sonrisa, que siempre buscó impedir que en su entorno la gente se peleara, que no hubiera nada que impidiera la armonía, que no hubiera gente triste. Selena se debe haber preguntado por qué a ella, que siempre puso su mejor predisposición aun cuando la mayor parte de su vida no las tuvo todas consigo, que pocas veces la vida se le presentó color de rosa y aun así siempre estuvo con la mejor sonrisa, con la mejor predisposición. Selena se debe haber preguntado por qué a ella, que nunca tuvo un pleito, que nunca tuvo gente que la odiara ni que la envidiara, que todos la querían, que la gente se acercaba a ella sólo para darle su mejor muestra de cariño y agradecimiento. Selena se debe haber preguntado por qué ahora, por qué tenía que pasarle esto en un momento en el que por fin luego de 23 años podía disfrutar a pleno con su vida. Selena se debe haber preguntado por qué estaba allí, por qué estaba con esa mujer que se sabía que poco lograría, que la estaba manipulando, que la estaba llevando de un lugar a otro tratando de que hiciera algo que jamás haría. Selena se debe haber preguntado por qué estaba sola allí, por qué nadie sospechaba que algo malo sucedía, que algo no estaba funcionando bien. Selena se debe haber preguntado por qué no pidió ayuda, por qué no avisó a su esposo antes de irse, por qué no llamó a su familia cuando veía que esa mujer mentía sin remedio y que la había hecho salir de su casa para acompañarla a un hospital aduciendo que la habían lastimado, y que luego estando allí no quiso decir nada. Selena se debe haber preguntado por qué no habían llamado a la policía y no la habían denunciado antes, cuando la habían puesto al descubierto y cuando era evidente que, perdida por perdida, algo iba a intentar hacer si no podía controlar todo, si no podía hacer las cosas a su manera. Selena se debe haber preguntado cómo dio ese mal paso, cómo no fue como los demás y no pensó sólo en ella, por qué buscó terciar en una contienda que debían solucionarlo los implicados y no ella. Selena debe haber pensado en que debió priorizar su futuro como cantante, con sus ideas como diseñadora y que sus sueños se hicieran realidad. Selena debió haber pensado en que durante toda su vida, y más en los últimos tiempos, había ocupado su cabeza en sus proyectos, y en todo lo que debía y quería hacer. Hasta pensó en postergar agrandar su familia porque primero debía lograr lo que había pensado para ella durante toda su vida. Y que justo cuando por un instante no pensó en ella sino en los demás lo estaba pagando caro, muy caro, y ella sola…


Es cierto que muchas veces cuando una persona se va de este mundo sus palabras, sus actos, sus movimientos toman otra dimensión, otra connotación, otra particularidad. También es cierto que llamativamente muchas de esas personas suelen decir o hacer cosas como si intuyeran lo que les puede pasar, como si supieran lo que les va a suceder. Es como la mejoría del enfermo antes de la muerte. Una sensación difícil de explicar científicamente, pero que existe. Nínawa hacía tan sólo unas semanas atrás dijo que notaba que llamativamente la gente ante la proximidad de la muerte o ante el riesgo de ella se ponía más buena, más tolerante, más contemplativa. Y concluía en que tal vez todos debíamos vivir como si fuera el último día de nuestras vidas, como si ese mismo día llegara la muerte con su guadaña a buscarnos. Y aparte de que esas palabras fueran un signo de algo que podía intuir, son razonamientos de los cuales todos deberíamos aprender. Nínawa lo dijo y pronto le llegó la muerte por un accidente. Tal vez hubo algo que no previno, algo del cual no pensó que podía derivar en el último día de su vida. Y tal vez eso fue lo que también le faltó a Selena. Tal vez su familia jamás lo pensó, dadas las circunstancias. Tal vez su padre nunca pensó en que sólo confiar en sus fuerzas a la hora de controlar a esa horrible mujer era arriesgado. Tal vez faltó pensar que se debe encarar cada día como si fuera el último, y que cada acto y que cada determinación de nuestras vidas pueden ser decisivos para saber qué nos depara el futuro. No se trata de vivir paranoicos, y de pensar que hay que vivir cada día con miedo y con cuidado. Pero si hay que ser precavidos, y saber si aquello que hacemos lo efectuamos porque lo queremos hacer o si nos dejamos llevar por el deseo y la locura de otros. Y si lo hacemos igual, pensar si somos conscientes de lo que nos podemos encontrar, si sabemos de los peligros y de sus consecuencias. En ese nefasto 31de marzo no puedo dejar de sentir esa sensación de una Selena yendo a ese oscuro motel preocupada y nerviosa, angustiada y molesta. Imagino queriendo solucionar todo por su cuenta, esperando que esa horrorosa mujer entendiera, irse sola para llegar a un acuerdo en un instante sin que haya más problemas, sin que intervenga más su familia y, sobre todo, su padre. Imagino a Selena pensando que bastaba con ver un rato a solas a esa mujer, seguirle el juego y satisfacer su pedido para poder seguir viviendo su vida, poder seguir tranquila con su vida personal y profesional. Por un instante, por un momento, Selena perdió la noción de qué era lo más importante para ella, qué era lo mejor para sí. Se dejó llevar por esa mujer, no hizo lo que más le agradaba y lo pagó caro, muy caro. Es curioso. Hay una escena en la película “Selena” en la que Selena, angustiada como estaba por no poder vivir su vida de novios con Chris por oposición de su padre, decide arriesgar su vida entrando en el juego de “bungee jumping”, saltando sin medir las consecuencias, sin saber lo que podía pasar, o tal vez no queriendo tomar consciencia de lo que estaba haciendo. Estaba jugando con la muerte. Sabía que podía pasar. Y cuando pasó por esa prueba, no dudó. Decidió casarse con Chris aunque lo tuviera que hacer en secreto. Tuvo que vivir la vida como si ése fuera el último día, y aprendió la lección. Ojalá hubiese ocurrido en la vida real. Ojalá hubiese sucedido aquel nefasto 31 de marzo. Tal vez el destino de Selena hubiese sido otro. Tal vez Selena hoy sería una mujer feliz…


Siempre será triste que gente tan talentosa y con tantas ganas de vivir y hacer se nos vaya. Y más triste que sus ejemplos sean borrados por el paso del tiempo y por la visión horrenda de que la gente a tener en cuenta es la que está aquí en este mundo, la exitosa, “la que llegó”. Tal vez sería bueno que, a pesar de todo, se mantenga vivo el recuerdo de Selena y que tomemos la posta de su ejemplo para hacer notar que se puede cumplir con aquellos sueños, con aquellas metas, que siempre es posible un mundo mejor, un mundo feliz. Si ella no pudo, tal vez podamos nosotros, no sólo recordándola sino siguiendo su camino, sus sueños, sus anhelos. Si acaso siguiéramos el ejemplo de Selena con la convicción de saber que la vida hay que vivirla hasta lo máximo, como si transcurriéramos el último día de nuestras vidas, otro sería el mundo. Selena quiso cambiar el mundo con Amor. Quizá nosotros podamos ponerla contenta si logramos hacerlo siguiendo su ejemplo…


Porque siempre habrá gente que querrá ver un mundo mejor dando todo con Amor…


Y yo estaré aquí, Selena, para seguir tu ejemplo y para hacer posible tu sueño, para hacer posible lo imposible…


Te quiere, te extraña, te espera…



Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)









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