No me dejen sola!!!

30 de abril de 2010











Nunca te dejaré caer, nunca estarás sola, Selena…


Corro, corro desesperado. No sé cómo he caído en este lugar. No sé cómo he llegado hasta aquí. Quiero recordarlo pero no puedo. ¡¡Y no debo permitirme en detenerme en ello!! Sé que estoy en Corpus Christi, busco desesperadamente saber la hora para saber a dónde ir. El cielo está plomizo. Creo que están cayendo las primeras gotas. Presiento lo peor, temo estar llegando tarde para evitarlo. Tengo que llegar, debo llegar … No quiero preguntar a nadie para no levantar sospechas … En realidad, lo que temo es que la peor noticia esté llegando … No, no me lo puedo permitir. No puede ser que si llegué a este momento y a este lugar al que tanto desee durante tanto tiempo sea para nada, en vano, para participar más vívidamente del dolor que ya llevo de por sí durante mucho tiempo. Aparte esa persona me lo advirtió, me dijo que parte del trato era llegar en el momento justo para hacer lo que deseaba, lo que debía hacer. Que tenía que agudizar el ingenio, que si tanto quería a Selena ya sabría lo que tenía que hacer, que no iba a dudar, que más que nadie yo sabría cómo debía actuar con Selena en este caso … ¿Pero quién me dijo esto? ¿Qué se supone que yo traté? ¿De qué se trata todo este acuerdo? … Miro a alguien que vende periódicos en una esquina y me permito preguntarle por la hora. Ya había pasado el mediodía. “Por Dios”, me dije. “¡¡Es tarde, es muy tarde!!” Pero no me di por vencido, no me lo iba a permitir. Selena no me lo iba a permitir. Ella no querría estar sola. Al menos debía estar para acompañarla, para cuidarla, para protegerla de aquello, para salvarla, para salvarla del horror, ¡¡para salvarla en todo sentido!! Antes de partir con desesperación al Days Inn le dije al muchacho si había alguna novedad, si había sucedido algo importante en el día. Como me dijo que no, levanté mi pulgar, caminé unos pasos y cuando supe que ya no me veía empecé a correr a toda velocidad. Corrí con esa angustia de saber que no podría llegar, pero con la esperanza infinita de que algo iba a poder hacer, algo debía hacer. Soñé tanto con este momento, desee tanto ese momento y ahora tenía en mis manos poder hacer algo por Selena. ¿Cómo no intentarlo? Yo hubiese preferido otro momento, otra circunstancia, tener más tranquilidad. “Es todo lo que te puedo ofrecer”, me dijo ese señor misterioso. “Yo sé que la quieres, que si fuera por ti, tratarías de advertírselo desde el momento de nacer. Pero tú sabes que contra eso no puedes luchar. Lo hecho, hecho está. Yo sólo puedo ofrecerte un instante, un instante para intentar algo. Y si lo intentas tal vez puedas lograrlo. Es una cuestión de Amor. Es una cuestión de fe. ¿Te animas entonces?”.

Pasaba el tiempo y mis fuerzas iban flaqueando. Corría y corría, pero mis fuerzas me decían “detente” y tenía que parar. También la posibilidad de ver lo peor y no poder hacer nada me hacían casi desmayar. Pero tenía a Selena en mi mente que me decía “Estoy aquí sola. No me dejen aquí sola. Saben que los necesito. ¡¡Al menos sáquenme de aquí!!”. Y allí me reincorporaba, miraba para adelante con la boca abierta del cansancio y seguía con lo poco que tenía, con todo el Amor por Selena, con todas las fuerzas de la voluntad, con las fuerzas de no darme nunca por vencido, con la convicción de dar todo, todo por Selena. “¿Estás dispuesto a renunciar a todo, a todo por Selena? ¿Estás dispuesto a no mirar atrás cuando partas de aquí? ¿Estás dispuesto a salvarla aunque ello implique renunciar a tu vida y a lo que has vivido?”, me dijo aquel señor que ahora recuerdo habérmelo encontrado en un bar mientras tomaba café y miraba nostálgico por la ventana. Me dijo algo de una propuesta que me interesaría muchísimo … ¡¡Puedo ver el Days Inn!! Por un momento creo estar en mi ciudad. Todos los días tengo que ver ese bendito logo camino al trabajo. Tan sólo a unos metros de ese lugar estoy haciendo mis labores todos los días. Basta asomarme a la calle desde allí y puedo ver esa imagen emblemática del dolor, del dolor de Selena … Pero ahora veo el real, el del escenario tan temido, tan indeseado. Estoy casi en el lugar del nefasto día … ¡¡y es el nefasto día!! La lluvia se hace más fuerte y temo que ya es tarde. Corro y miro el logo. Corro y miro las cuadras que me faltan para llegar. Corro y siento el jadeo que me dice “¡¡Basta, párate!!” Corro y siento a Selena que me dice “¡¡Estoy aquí, estoy aquí!! Me duele la espalda. No sé dónde estoy … Escúchenme. ¡¡Aún puedo gritar!! ¡¡Aún puedo escuchar mi voz!! ¡¡Aún tengo el anillo en mi mano!!”. Saco las pocas fuerzas que me quedan y sigo … Y mientras sigo me mentalizo en aquellas palabras de Selena, en aquellas palabras en las que siempre creí y por las que siempre luché: lo imposible siempre es posible. Y con esas palabras y con ese espíritu voy para darme fuerzas, para darle fuerzas, para saber que hay alguien allí para ayudarla, para hacerle sentir que no está sola…

En cuanto llego al hospital, comienzo a ver un gran movimiento. Enseguida veo la ambulancia apostada cerca del lobby del motel. La escena me paraliza, pero tengo que seguir. Tanto desee llegar a este día, tanto luché por hacer algo por el destino de Selena, que ya no pensé más. No dudo un instante. Me dirijo directamente hacia la ambulancia. Recuerdo que ese señor me dijo: “En la vida hay que tener agallas para cambiar el destino, para cambiar la suerte, para luchar por lo que tanto uno soñó. Entonces. ¿de qué lado estás tú?”. Supongo que le debo haber dicho que pertenecía a esa clase de personas o algo así, porque estaba allí y no sé cómo había sorteado a la policía, a los enfermeros y a los empleados del hotel hasta que llegué a esa gente que trasladaba a Selena camino a la ambulancia. Su cara de preocupación lo decía todo. Me hicieron un ademán de que me apartara y yo lo hice con aire de impotencia, como sabiendo de que no podría meterme allí, de que no tenía ningún artilugio para convencerlos de nada. Que si lo intentaba sería apresado, que me detendrían y con ello el destino estaría sellado … Pero pasó ante mí, Selena … Y vi su rostro, y vi su anillo en su mano… Y no quise ver más. Corrí tras la camilla, hice un gesto de pulgar en alto a un policía mientras le mostraba mi documento de identidad como toda credencial y me abalancé tras los enfermeros cuando subían. Cuando intentaron detenerme les grité “¡¡Corran, corran, no piensen en mí, piensen a quien tienen en sus manos!! ¡¡Piensen que tienen a Selena!! ¡¡Sálvenle la vida!! ¡¡No la dejen ir!!”. Por un instante pensé de dónde aprendí a hablar tan bien el inglés. Allí recordé a ese señor misterioso que me dijo: “No te preocupes. Ellos te van a entender. Piensa un poco. ¿Acaso la gente no la entendía igual a Selena a pesar de sus limitaciones? Entonces, descuida. Y no lo olvides, ella te entenderá perfectamente…”. Uno de los enfermeros intentó detener la ambulancia y llamar a la policía, pero una mano detuvo su marcha, se interpuso en el camino. Era la mano de Selena, la mano en la que llevaba el anillo. Él se espantó. De golpe sentimos un sacudón. El conductor del auto, que no dio cuenta del hecho, arrancó el auto y partió rápidamente al hospital. Entonces, sólo atiné a decirles: “Por favor, se los suplico. Déjenme hablarle. Yo no me interpondré en lo que tengan que hacer. Sólo les pido que dejen que Selena me escuche. Ya se darán cuenta de que ningún daño haré. Y no se preocupen. En cuanto termine todo, entréguenme a la policía. Yo no opondré resistencia. Sólo les suplico que me dejen estar con ella, al menos hasta que llegue su familia, mientras ella esté sola, como lo está ahora…”.

Los enfermeros, aún conmocionados por lo ocurrido, se quedaron en silencio y no me dijeron nada. No había tiempo que perder. No había tiempo … Mientras hacían desesperadamente sus intentos de reanimación me acerqué a ella. Me puse a llorar como un niño, como tantas otras veces cuando la veía en un video tras una actuación memorable, tras una declaración, tras una ocurrencia, tras su sonrisa, tras su presencia, tras un logro. Ahora la tenía con ese rostro, con esa mirada que nunca quise ver, que nunca quise aceptar. Ahora no tenía alternativa. Si la quería salvar, la tenía que mirar, le tenía que hablar, le tenía que decir algo, no sé qué, pero algo, algo que le sirviera, además de las curaciones de emergencia, algo más que unas simples palabras de consuelo. Veía su rostro y era un rostro serio, adusto, tenía una mirada que denotaba desconcierto, dolor, furia, impotencia. Era un rostro que estaba llamando, un rostro que se resistía a la realidad … “Si la quieres, ya sabrás que hacer, ya sabrás que decirle. Si la quieres, yo no necesito darte un consejo, yo no necesito decirte nada. Ella sabrá decirte lo que necesita y tú sabrás dárselo, si la quieres…”, me dijo ese señor, cuando convenimos en un acuerdo, cuando acepté su propuesta de venir hasta aquí, “a cambio de renunciar a todo por ella”. Alcé mi mano y le toqué su frente. Mis lágrimas caían sobre mi mejilla sin poder ni querer sacármelas de mi rostro. Luego tomé fuertemente mis manos sobre su mano en la que tenía su anillo y le dije: “Selena, Vine de muy lejos para que no pierdas ese anillo, para que no se te caiga, para que sepas que no estás sola en esta ambulancia. Vine a decirte que no tienes que gritar más. Que ya estoy aquí…”.

“Selena, mi querida Selena”, le dije mirándola tiernamente a sus ojos, como sabiendo que me escucha, como esperando que alguien le hable, como suplicando que alguien la saque de ese lugar, “no te preocupes. Yo sé que saldrás de esto. Sólo piensa en ti. Piensa en lo que te gusta. Piensa en lo que deseas. Sí, ya sé. Sé que estás pensando en tus diseños. Sé que esperaste tanto tiempo en lograr hacer lo que más te gusta. ¿Y entonces? ¿Vas a abandonar? ¿Qué no tienes fuerzas? ¿Qué te cuesta pensar en lo que querrías hacer? ¡¡Pero vamos, Selena!! ¿Recuerdas tus palabras? Sí, esas palabras que dijiste en el Houston Astrodome. Esas que decían ‘Mil abrazos y mil besotes a cada uno de ustedes. ¡¡Cuídense muchísimo y nos veremos muy pronto!! ¡¡Hasta luego. Chau!!’. ¿Que cómo las recuerdo? ¡¡Pasaron sólo 33 días de aquello, Selena!! Tan sólo un mes. La gente cumplió. ¿Y tú, Selena? ¿No vas a cumplir? ¿Acaso los defraudarás? No, Selena, ¡¡eso no lo harás nunca!! ¡¡Vamos, Selena!! Piensa en ellos, en ellos que te quieren, en ellos que darían todo por ti, que ven en ti su mayor representación. Piensa en ellos que te quieren bien, que te quieren ver triunfar. Si triunfas tú, triunfan ellos. ¿Acaso los vas a abandonar? ¿Acaso perderás las fuerzas? ¿Puede más el odio y la enfermedad de una persona que el Amor de ellos? ¿Puede más el olvido y la mezquindad de muchos que dicen quererte que aquellos que dan todo a cambio de nada? Piensa en ellos, Selena. Piensa en ti. Piensa en todo lo que has planeado, piensa en que todo depende de tu voluntad y de tu energía. ¡¡Y tú tienes las ganas y la energía de todo el Universo!! Yo confío en ti, Selena. Yo confío plenamente en ti. Yo te creo. Yo te quiero. Yo quiero lo mejor para ti. Y sé que lo mejor para ti es hacer lo que quieras, hacer todo lo que planificaste. ¿Lo vas a abandonar ahora, justo ahora? ¿Qué tan grave puede ser ese dolor de espalda? ¡¡Nada te detiene, Selena!! Tú lo sabes.¡¡Yo creo en ti!! Yo sé que saldrás. Yo sólo te pido una cosa. Yo sólo quiero que me prometas que no me vas a aflojar ahora, que no me vas a abandonar ahora, que no nos vas a abandonar ahora. Y la mejor forma de demostrarme que lo vas a cumplir a mí y a estos adorables doctores que te van a curar aquí es que no vas a soltar nunca ese anillo que tienes en la mano. ¿Me lo prometes, Selena? ¿Lo vas a cumplir? ¿Lo harás? ¡¡Sé que lo harás!! Ahora voy a retirar mi mano de la tuya y escucha, escucha a los doctores, escúchalos, y tú demuéstrales que todo lo puedes…”.

Retiré mi mano con ese miedo tan difícil de explicar, ese miedo rayano al terror, pero con una fe increíble. Miré a los doctores y les supliqué con la mirada que dijeran algo, que les transmitieran fe y esperanza. No quería dictarles nada. Ella se daría cuenta y se desmoralizaría … Por suerte ellos me escucharon y empezaron a decirle toda clase de palabras de Amor, de cariño, esas palabras que Selena siempre había escuchado. Esas palabras que Selena siempre necesitó escuchar. Por un instante me llevé la mano a mi rostro llenos de lágrimas, me saqué parte de ellas y las deposité en su rostro y la acaricié suavemente y la miré con ternura … Quería que sintiera que estábamos allí, que sintiera lo que estábamos sintiendo, quería trasmitirle el Amor de tanta gente que estaría sufriendo por ese entonces en las calles, en sus casas. Por un instante me olvidé de su mano y de su anillo, y cuando me volví a acordar sentí que estaba en el precipicio a punto de caer. Miré su mano con terror mayúsculo y vi que aún tenía el anillo, y pude notar que su puño estaba más cerrado, más aferrado a ese anillo, más aferrado que nunca…

Uno de los enfermeros me hizo notar que estábamos llegando al hospital y me pidió que bajara con ellos. Entendí que tenía que moverme con ellos sin despegarme de ella. Había que moverse rápido, había que tener rápidos reflejos y no debía retirar mis ojos de Selena. Nunca supe el camino de la ambulancia a la sala de terapia intensiva. Sólo corría y le decía: “¿Te acuerdas Selena cuando cantaste ‘Si una vez’ en el Houston Astrodome? ¿Te acuerdas de ese instante cuando detuviste tu canto y sólo dejaste que se escuchara tu respiración ante 65.000 personas? ¿Te acuerdas de ese bello momento? ¿No podrías volver a recordármelo? Sí, ya sé que no puedes recreármelo todo ahora … Pero, a ver, déjame escuchar tu respiración. Sí, respira como aquella noche y déjame sentir cómo lo haces … Sí, Selena. Así, como lo estás haciendo ahora. ¡¡Qué bueno recrear aquello!! ¡¡Qué bueno que lo puedas volver a hacer!! ¿Te dije que mi canción preferida es “Si una vez”? ¿Te dije que todas tus interpretaciones de ese tema me gustan y que tienes ese talento para interpretarlas cada vez de una manera diferente y siempre lo haces en forma increíblemente hermosa? ¿Te dije que además del Houston Astrodome me encanta cómo lo hiciste en la Feria de Monterrey o en “Padrísimo” en febrero? ¿Te dije que lucías bellísima cuando lo interpretaste en el programa “Un nuevo día”? ¡¡Ah!! ¿Ya lo sabías? ¡¡Debí suponerlo!! … ¿Y te acuerdas…” …Por un instante noté un sobresalto. En lo vertiginoso de la urgencia y en mis ojos puestos en Selena, no me di cuenta de que habíamos entrado a la sala de terapia intensiva. Los médicos empezaron a hacer toda clase de movimientos, pero llamativamente jamás me apartaron. Supongo que deben estar pensando que soy de utilidad, pues sus únicos gestos hacia mí son de que me mueva a uno u otro lugar, o que les deje hacer tal o cual curación a Selena. Yo no quería mirar, no quería dejarme llevar por lo que estaba ocurriendo. No quería transmitirle ni desesperación, ni desánimo de ver aquello. Por eso volví a tomar su mano con el anillo con mis manos, esta vez más fuerte que nunca, me acerque hacia sus oídos y le dije: “Disculpa la interrupción, Selena: es que los médicos me dicen que estás bien, que no pierdas las fuerzas y que mientras ellos te curan, tú te sujetes a mí…”.

Y le volví a preguntar “…¿Te acuerdas cuando interpretaste ‘Where did the feeling go?’ en el concierto de San Antonio, Texas, en 1991? ¡¡Qué bella canción!! Ésa es de mis preferidas en inglés … ¡¡Qué sentimiento que expresas!! ¡¡Qué bella voz tienes!! ¿Lo sabes, Selena, no? ¿Sabes que estás llamada a ser la mejor cantante latina de todos los tiempos, no? Y encima estás por sacar ese esperado disco en inglés. ¿Saldrá en julio? Bueno, por ahí se retrasa un poquito por este pequeño inconveniente de hoy, pero…” … De pronto, siento que su mano aprieta la mía. Los médicos empiezan a hacer gestos de asombro y de alegría. Veo que observan el monitor y sus signos vitales empiezan a funcionar favorablemente. Yo empiezo a estallar en llanto, pero me detengo, porque no quiero transmitir más emoción que lo permitido en ese momento. Aprieto fuertemente su mano, la junto con su otra mano, las junto con las mías, las pongo sobre mi pecho y le digo: “No te preocupes, Selena. El disco saldrá pronto. Pero eso ahora no es lo más importante. Lo importante es que no estás sola. Y nunca lo estarás. ¿Lo sabes, no?”. Me le quedé mirando por un largo rato con la satisfacción de sentirla tan cerca y de sentir sus latidos, sus sentimientos, su respiración, su presencia, su Amor. Sentí que su rostro había cambiado. La veía con una pequeña sonrisa, con un dejo de aquella alegría que tanto la había caracterizado. Los médicos me dijeron que habían llegado los padres de Selena y que querían saber qué estaba pasando. Cuando estaba por contestarles, apareció el señor del que no me acordaba su nombre y me saludó. Noté que nadie lo había visto. Él me dijo: “No te alarmes. Ellos no me ven ni escuchan nuestro diálogo. Vine para dar por concluido el trato”. Lo miré sin entender. Él se sonrió y me dijo: “¿Sabes? Con la excusa del trato te puse a prueba. Quería saber cuánto querías a Selena y me propuse que cambiaría su destino si tú me demostrabas lo que eras capaz de hacer por ella. Ya está. Ya es suficiente. No tienes que renunciar a todo. Vuelve contento a tu tiempo. Te prometo que cuando vuelvas lo que más deseaste en tu vida se verá cumplido. Seguramente te emocionarás cuando la veas. Selena no recordará nada. Pero eso no va a importar. Ya verás que no. Ahora despídete de ella. Es hora de regresar…”. Me dio unos minutos. Yo lo miré como diciendo “¿Y me voy así sin más? ¿Ella estará bien?”. Él se sonrió y me dijo: “No te preocupes. Ella ahora duerme. Eso sí, para que no te alarmes, asegúrate de que el anillo lo tenga bien sujeto a su mano y que no se le caiga. ¡¡Y apresúrate, que tenemos que irnos!!”. Me acerqué a Selena. Junte sus manos que estaban bien calentitas y las apoyé en su pecho, asegurándome de que el anillo estuviera bien sujeto en una de ellas. Miré el monitor y todo funcionaba a la perfección. Me acerqué a ella y escuché su palpitar, y vi que respiraba lenta pero tranquilamente. El señor se reía de mis miedos, pero lo entendía y asintió callado con aire de satisfacción. Lo miré implorando que me deje un ratito más con ella y él lo aceptó. La miré, pasé mi mano sobre su pelo con ternura y le di un largo beso en la mejilla. Y finalmente le dije: “Gracias, Selena, gracias por hacerme tan feliz”…

Me incorporé, miré por última vez todo, la miré a Selena, me di vuelta y me fui sin mirar más atrás. El señor me tomó por los hombros, me palmeó con satisfacción y me dijo “No te preocupes. Todo saldrá bien. Y sal tranquilo. Nadie te verá. Todos estarán mirando a Selena y nadie recordará que estuviste aquí”. Me fui lentamente. Vi a la Familia Quintanilla en pleno riendo con lágrimas en los ojos por las buenas nuevas de los médicos que hablaban de milagro. Me alegró verlos decir que ahora tendrían más cuidado con Selena, y que se preocuparían por verla feliz y no exponerla tanto. También me puso feliz lo que sucedió cuando la asesina se enteró de que Selena estaba sana y salva…

…Tiempo después vi a Selena viniendo por primera vez en gira a Sudamérica. Cuando llegó a Buenos Aires, la vi espléndida, exitosa, feliz. Cuando le preguntaron por lo inevitable, dijo que por suerte todo había pasado, que no recordaba nada de aquello. Sólo recordaba unas palabras que rondaban su cabeza y que le dio la fuerza necesaria para vivir. Dijo que en el medio de no recordar nada le llamaba la atención que tuviera grabado en su cabeza esas palabras: “Lo importante es que no estás sola. Y nunca lo estarás. ¿Lo sabes, no?”. No sabía quién se las había dicho pero era algo que nunca pudo olvidar. Yo me puse a llorar. Mi esposa y mi hija me preguntaron por qué lloraba si se la veía tan feliz. Las miré, pero no dije nada. No les podía decir nada. Sólo yo sabía por qué lloraba. Yo sólo sabía lo que significaba ver a Selena feliz no recordando que yo estuve allí…

(Yo sólo sé que mis sueños se harán realidad. Yo sólo sé que Selena nunca estará sola…)

Yo sólo estoy aquí para recordarte con Amor, Selena. Yo sólo estoy aquí, Selena, para que algún día nos digas que estás bien y que no recuerdas nada de lo que pasó…



Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)














Yo sólo quiero que sepas, Selena…


La angustia, la angustia de no verte, la angustia del paso del tiempo, la angustia de borrarse tus imágenes, el olvido, la gloria perdida, la mano salvadora que no llega a tiempo y que se pierde, el dolor de no poder hacer nada, el llanto que no cesa, el Amor incondicional cansado de tanta angustia. Todos los días es una jornada en la que tú, Selena, no puedes brindarnos tu canto, tu Amor, tus ideas, tu cariño, tus sueños, todo lo que tú habías querido hacer, todo lo que habías soñado, todo lo que habías querido proyectar. Uno a veces cree que puede superar el dolor, uno cree que el tiempo se encargará de darnos el alivio, la explicación, el término de tanta angustia, el descanso a ti, Selena, la paz para todos nosotros. Uno cree … Pero esa creencia se desvanece en cuanto uno te ve, Selena, te ve en un video, te ve en una foto, te ve en un reportaje, te escucha hablar de tus proyectos, te escucha reír, te ve deslumbrando a todos con tu presencia, te ve cantar, te ve actuar. Y muy contrariamente a lo que uno supone, nada de eso nos tranquiliza, nada de eso nos da paz. Es que nada ha quedado claro, nunca entenderemos por qué te has ido, Selena, nunca podremos disfrutar a pleno todo aquello que nos dejaste. Aún hoy seguiremos llorando porque aún hoy no podemos entender qué pasó ese nefasto día, qué pasó para que nadie pudiera prevenirlo, qué tan grave e inevitable era todo para que tú, Selena, te nos fueras en el momento justo, en el momento en el que todos sentíamos que transitabas por el camino del éxito sin que nadie, absolutamente nadie, pudiera detenerte, sin que nadie pudiera imaginar que tú, Selena, no llegarías a destino…

Al día de hoy y estando tan, tan lejos de Corpus Christi, pero tan cerca de ti con mi corazón, con mis sentimientos, con mi Alma, Selena, yo no puedo tolerar más esta ausencia, este dolor, este sinsabor, esta injusticia, este llanto que me genera no tenerte cerca, no tenerte a un paso para decirle que te quiero mucho, que te admiro, que eres adorable, que eres un ejemplo para todos. No puedo tolerar tenerte tan lejos, tan distante, tan fría, en un lugar en el que tú jamás pensaste en que ibas a estar en este tiempo, en este lugar. No puedo tolerar no poder expresarte tantas cosas, desde las más adornadas llenas de admiración y de Amor hasta las más simples, hasta las más cotidianas. Querría toparme contigo, Selena, y decirte que me disculpes, que me cuesta horrores pronunciar tu nombre como “Selina”. Que, más allá de que te diera lo mismo a la hora de evocarte, siempre quisiste que te llamaran así, porque así te habían nombrado cuando naciste y creciste. Creeme, Selena, que lo he intentado varias veces, pero para mí nombrarte “Selena” es realzar tu nombre, darle la identidad de las grandes, admirarte hasta en la pronunciación. Decirte “Selena” con la mano en alto, alargando la palabra y la entonación, y exaltándola por lo que significa es la mejor forma de darte mi cariño desde el mismo momento de recordarte, desde el mismo momento de llamarte. Sé que sonará trivial, pero no lo es, porque todo esto forma parte de la vida cotidiana, del cariño, del afecto. Es que no podemos admitir que te has marchado, Selena, y si te has ido no podemos pensar que lo es para siempre. Nunca podremos aceptarlo, nunca podremos asimilarlo. Hacerlo sería abdicar, abandonar, perderte para siempre, abandonarte. Hacerlo es pensar que hay un imposible, y en el Amor hacia ti, Selena, y en tu pensamiento, esa palabra no existe, ni en tu vocabulario ni en el nuestro…

Creeme, Selena, que lloro por ti, siento por ti, sueño por ti, vivo por ti. Yo no puedo no dejar de quererte, yo no puedo ni quiero olvidarme de ti. Tú eres lo más hermoso y lo más divino que nos ha dado Dios. Yo no sé por qué Él te quiso dejar tan poco tiempo aquí. No sé por qué te puso a prueba. No sé por qué nos puso a prueba. Yo lo único que sé, Selena, es que siento tu vida, siento todo lo que has vivido, todo lo que has padecido, todo lo que disfrutaste, todo lo que hiciste para llegar a ser alguien en la vida. Yo no pienso sólo en todo lo que eras cuando te mostrabas hacia los demás, en la imagen que dabas en los medios y ante la gente. Pienso en tu interior, pienso en lo que eras cada noche cuando te ibas a dormir y soñabas con lo que ibas a hacer al otro día, en tus próximos años, durante toda tu vida. Pienso en tus sentimientos, en el erizar de tu piel ante cada emoción, ante cada palpitar de tu corazón, ante cada alegría, ante cada tristeza. Pienso en tus llantos de pequeña cuando todo era incertidumbre, cuando no eras una simple niña que tenía preocupaciones tan simples como estudiar, jugar o reñir con tus amigos. Pienso en tus sueños, pienso en el valor que tomaste para sacar lo mejor de ti para superarte, para trazarte objetivos, para plantearte cada día que tú ibas a hacer lo indecible para superar todos los obstáculos, que con todos pondrías tu mejor sonrisa más allá de lo que sintieras por dentro … Yo no quiero dejar de pensar y de sentir lo que tú sentías, Selena, en tu interior, con tu dulzura, con tus nervios, en lo que eras realmente, más allá de las cámaras, de lo pose inevitable ante los demás, en la imagen que siempre quisiste mantener y cuidar. Yo quiero quedarme con esa niña con tanto miedo, con tanto sufrimiento, con tanto llanto, con tanta alegría, con tanta ilusión, pero que se había dispuesto a asumir la obligación familiar para llegar a ser alguien en el mundo del canto para luego poder realizar lo que más le apasionaba, el diseño, y ser alguien que dejara su marca, su sello, su vida, su pasión en este mundo para que nadie se olvidara de ella, para que siempre fuera la más querida, para que nunca se sintiera sola. Yo quiero quedarme con esa imagen, con esa sensación, con esa mujer en la soledad del micro, sin más amigos y acompañantes en la vida que su familia y su banda que se había propuesto que ése no iba a ser sólo su mundo, sólo sus afectos. Una mujer que se había propuesto ser la persona más amada, la mujer por todos querida, la mujer que recibiría todo el Amor y todo el cariño en devolución y en agradecimiento por todo lo que había dado ella sin ninguna condición…

Yo quiero que sepas, Selena, que no habrá nada ni nadie que me abandone de ti. Que no habrá ni mundo, ni universo, ni realidades que me hagan empequeñecer todo lo que me has dejado, todo lo que nos has ofrecido. Yo quiero que sepas, Selena, que siempre habrá alguien que te evoca, que habrá alguien que te espera, que habrá alguien que te recordará con Amor. Tú no eres alguien más que ha pasado por este mundo. Tú eres el Amor mismo, Selena, ese Amor que queda impregnado en el Alma de todos los que te amamos. Pues en el momento en el que te adoptamos no sólo te aceptamos por tu voz. Te aceptamos por tu vida, por tu entrega, por tu risa, por tu historia, por tus sacrificios, por tus ideales, por tu pasión. Tú no has pasado en vano por este mundo. Tú no eres aquella persona que deja su huella por un tiempo para que la lluvia, el sol, el viento, la erosión, el paso del tiempo y de la vida los vaya borrando hasta que desaparezca. Tú has dejado tu impronta, tu sello, tu Amor y lo has grabado con fuego en este mundo. Podría desaparecer el mundo, el sol, los planetas, el universo mismo, pero tu canto, tu figura, tus sentimientos, tus ganas de vivir y de ser estarán siempre allí en algún lugar, en algún momento, en alguna circunstancia … Tú eres algo divino, Selena, algo tan hermoso que es para siempre, es inmortal, pues forma parte de la existencia, forma parte del motivo por el que estamos aquí, tú eres un buen motivo para seguir creyendo, para seguir creyendo que todo, absolutamente todo, es posible…

Yo quiero que sepas, Selena, que yo estoy aquí, que siempre estaré aquí, que miro tus fotos, tus videos, que te escribo, que te recuerdo para reafirmarte que yo estoy en mi lugar recordándote, que siempre estaré para acompañarte, que estaré para demostrarte que tu cariño es tan grande, que la fuerza de tu Amor y de tus sentimientos son tan poderosos que has logrado conquistar hasta a gente que no te ha conocido en su momento, que te pudo apreciar años después, que ven en ti algo tan hermoso, tan puro, tan sincero, tan verdadero, tan honesto, que uno no puede dejar de quererte, de apreciarte, de admirarte. Tú te propusiste conquistarnos, conquistarnos a pesar de tus dudas, a pesar de tus miedos, a pesar de tu soledad, a pesar de tantos sinsabores. Y creeme, Selena, que lo lograste, ¡vaya si lo lograste! Tú has logrado conquistarnos, enamorarnos, que te querramos con todo lo que transmitías en el escenario que era mucho más que voz, baile, carisma y talento. Tú transmitiste tu vida en el escenario. Tú entregaste todo, absolutamente todo, para que te querramos por lo que eras. Porque tú no tolerabas la mentira, la falsedad, los cariños impostados, la sonrisa conveniente, el halago obsecuente y de ocasión. Tú querías que lo que te fueran a decir fuera tan auténtico como lo que tú les ofrecías. Tú querías que tu público se manifestara ante ti del mismo modo que tú te expresabas con tanto sentimiento ante él. Y así lograste lo que tú querías, cosechaste lo que sembraste, recibiste el Amor que tanto deseabas, que tanto necesitabas. Recibiste aquella compañía que tanto necesitabas en tantas noches de soledad y alcanzaste el reconocimiento que tanto tiempo te costó lograr. Lograste la satisfacción de que muchísima gente no sólo te admirara sino que te quisiera. Y así lograste que todos te amáramos y te admiráramos con tu voz, nos pusiéramos a tus pies por tus interpretaciones, te alabáramos por tu constancia, por tus ganas de superarte, de no permitirte que ninguna barrera te impidiera lograr lo que querías. Y eso que tú generaste está a pesar de tu ausencia, a pesar de marcharte sin poder decirnos adiós…

Quiero que sepas, Selena, que cuando te escribo sólo quiero expresarte lo que siento por ti todos los días, lo que me generas cada día que pasa, lo que has generado en mi corazón. Yo sólo quiero que siempre te valoren, yo sólo quiero que te sigan queriendo, yo sólo quiero que te sigan esperando. Porque yo no quiero, Selena, que la triste realidad de un mundo sin ti nos permita que tu figura se borre de a poquito, que se pierda aquello que nos dejaste, que nos den la imagen de que todo lo que se recuerda es el hoy, es lo inmediato, lo que llega a la cima, lo que no tiene historia, lo que sólo tiene imagen, lo que no tiene Amor, lo que es frío, lo que no tiene corazón. Yo sólo quiero que el mundo recupere el Amor, recupere la sorpresa, que vuelva a sentir lo que es soñar, que vuelva a emocionarse, que se sienta partícipe de esa comunión de Amor que lograste tú, sólo tú, Selena, con la gente ... No hace mucho puse en mi trabajo como fondo de pantalla aquella foto en la que se te ve tomando el micrófono con tus dos manos en el inicio de tu impresionante, sentida e inolvidable interpretación de “Como la Flor” en Festival Acapulco en 1994. Se te ve tan hermosa, tan pasional, con tanto sentimiento, con tanta vida, que es imposible no quererte, es imposible no subyugarse con tu presencia, con tu inmenso talento y emoción para cantar aquella canción que sólo tú podías interpretar. Aún hoy puedo sentir ese hermoso momento en el que detuviste tu canto, ante el silencio de la gente que escuchaba con atención tu interpretación, para apenas susurrarle la palabra “Pero…”, esperando ese “ay, ay, ay” de la gente. Aún puedo sentir tu risa de satisfacción cuando recibiste esa respuesta inmediata de la gente. Aún puedo sentir cómo pusiste tu mano en el pecho y golpeándola les completaste con un “¡Ay, ay, ay! ¡Cómo me duele!”. Aún hoy puedo sentir tu baile, tu alegría, tu andar a uno y otro lado del escenario. Aún hoy puedo sentir el cariño expresado por los asistentes al concierto sin distinción de edad ni de género. Aún hoy puedo sentir cómo un niño apareció detrás de ti para darte un beso. Aún hoy puedo sentir cada expresión de cariño de aquella gente que te vio y te supo apreciar. Aún hoy puedo sentir todo lo que tú generaste, Selena… Es ver esa imagen, y sentir y emocionarme, sentir cada cosa que has dejado en esta vida, lo que generabas como una gran artista, lo que recibías como una linda persona…

No quiero dejar de expresarte, Selena, este Amor incondicional y este cariño que tengo contigo. Si hay algo que agradezco a Dios es haberme permitido haberte conocido. No importa si ha sido tarde, cuando tú ya no estabas entre nosotros, cuando ya no tuve momento para decirte personalmente lo que me generaste ... No importa ... Podría haber pasado por este mundo sin pena ni gloria, y encima no haberte conocido. Creeme, Selena, que valió la pena vivir, valió la pena vivir mucho tiempo a la deriva, sin sentido, sin perspectivas, con más dudas que certezas, con más equivocaciones que aciertos ... Valió la pena porque te conocí, Selena. Porque pude verte, porque pude apreciarte, porque al menos pude conocer a una artista de verdad, pude conocer a alguien que me dio su vida, sus sentimientos, su historia, sus sueños, sus anhelos, sus ganas, su ejemplo. Gracias a Dios te conocí, Selena, y gracias a ti cambié mi vida, volví a creer, volví a sentir que el verdadero Amor existe, que se puede querer de verdad, sin ninguna condición ni limitación. Contigo, Selena, pude apreciar el valor de la vida, el valor de cada día, el valor de poner una sonrisa ante tanta adversidad, de dar todo a cambio de nada, el valor de ser sincero, de ser honesto, de decir siempre la verdad, de ser coherente en la vida, de ser igual en todos los aspectos y lugares en la vida, de poner en práctica todos los días lo que uno se había propuesto como meta en la vida, de luchar con mucho sacrificio por lo que se soñó durante toda la vida. Yo sólo tengo palabras de agradecimiento para ti, Selena. Yo sólo estoy aquí para agradecerte todo, para hacer todos los días aunque sea algo parecido a lo que tú hiciste durante toda tu vida, durante tu corta y rica vida ... Yo quiero hacerte sentir que lo tuyo no fue en vano. Que lograste mucho más de lo que tú imaginabas ... Mucho, mucho más ... Tal vez, Selena, no te hayas imaginado hasta dónde habías llegado con tu canto, con tus diseños, con tus ganas, con tu energía, con tus sentimientos … Yo sólo quiero decirte con mi evocación, Selena, que tú has llegado hasta los confines del mundo porque tu Amor es infinito, porque eres el ser más adorable, el único que podía generar tanto cariño, tanta admiración…

Quiero que sepas, Selena, que siempre estaré aquí para jurarte Amor eterno porque lo que tú has hecho, haces y harás no lo logrará nadie, no lo igualará nadie, no lo generará nadie. Para lograr algo parecido tiene que haber algo similar a ti, pero como ti no habrá nadie ... Nunca lo habrá ... Y para certificarlo estaré yo aquí. Para que lo sepas todos los días. Para que lo sientas todos los días. Para que sepas todos los días que los que te amamos de verdad sólo te queremos a ti y sólo te evocaremos a ti. Es a ti a quien queremos. Es a ti quien extrañamos. Es a ti a quien queremos volver a ver. Es a ti, sólo a ti, a quien quisiéramos abrazar con todas las fuerzas, con todas las ganas, con todo el Amor. Es a ti a quien le queremos depositar todo el Amor, el Amor que nos supiste ofrecer, que nos supiste dar. Es a ti a quien queremos sacarle nuevamente una sonrisa. Es a ti, Selena, a quien queremos hacerte sentir que te querremos por siempre y que jamás, jamás, te dejaremos sola…

Yo sólo quiero que sepas, Selena, que eres lo más lindo que le pudo pasar al mundo, a la vida de la gente. Yo quiero que sepas, Selena, que miles y miles de personas te iban a ver sólo a ti, y que no lo harían nunca con otro artista, porque ninguno de ellos los quiso como los quisiste tú, ningún artista les cantó como tú, ningún artista se brindó como tú. Yo sólo quiero que sepas, Selena, que te queremos y que te querremos siempre, y que sólo deseamos que seas feliz y que te cuides mucho. Y que te todos los días y todos las noches te mandaremos mil abrazos y mil besotes, para que con nuestro cariño te emociones y te rías, sonrías de satisfacción por tanto Amor, esa emoción que expresaste cuando te ibas del Houston Astrodome y certificabas lo que tú, sólo tú, habías generado…

Yo te sigo queriendo, Selena, esperando que tú vuelvas aquí. Yo simplemente te quiero a ti, Selena…

Te recuerda con todo mi corazón…



Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)














Tú, sólo tú, Selena, eres la protagonista de tu historia…


A veces me cuesta creer ver el calendario y observar cuánto tiempo ha pasado, cuántas cosas han sucedido en los últimos 15 años. A veces cuesta creer que el 16 de abril Selena habría cumplido tan sólo 39 años y ya vayan 15 sin que esté con nosotros … Eso nos hace pensar nuevamente en que Selena sólo tenía 23 años cuando se despidió, y que estaba a poco tiempo de cumplir 24 años cuando ella se fue sin decirnos palabra, sin despedirse, sin querer despedirse, cuando se fue sin decirnos adiós, cuando se fue y nos dejó tan sólo fotos y recuerdos, grabaciones, videos, pero que todo eso junto jamás podrá cubrir el enorme vacío que ha dejado su terrible ausencia…

A veces me cuesta creer que el paso del tiempo hace cambiar de conducta a la gente, cómo el mundo sigue funcionando como si nada, como sigue la gente con sus vidas como si nada significativo hubiese sucedido que ameritara meditar lo que nos ha pasado y replantearnos todo. En lo personal me cuesta creer el sólo pensar en un mundo sin Selena, en un mundo sin su canto, en un mundo sin sus ganas, sin su empuje, sin su Amor, sin sus sueños. Me cuesta creer que uno que ha conocido a Selena pueda vivir enteramente feliz, enteramente tranquilo sin saber por qué ha ocurrido todo este absurdo. Porque yo no creo que nos alcance con que Selena pueda vivir con el paso del tiempo a través de su música. Porque la música también pasa, también deja de gustar, también pasa de moda. Y el sólo pensar que Selena es sólo su música no es explicar la dimensión de su figura, de su arte, de su Legado. Eso sería acotarla, acartonarla, encorsetarla, encasillarla. Selena si es recordada era porque era mucho, mucho más que eso. En un reportaje, Selena decía que a sus canciones les ponía corazón y alma. Nada más acertado. Porque esas mismas canciones cantadas por otra cantante no serían lo mismo. Porque esas canciones no tienen sólo valor porque existe una grabación de ellas. El valor de las canciones de Selena era cómo las cantaba, cómo las interpretaba y de las miles de maneras que tenía de hacer la misma canción en diferentes escenarios. Por eso no me puedo contentar con que Selena viva a través de la grabación de “Si una vez”, ni tampoco ponderar a los autores e intérpretes de “Si una vez”. Me encantaría que Selena pudiera poder seguir interpretándola, y seguir sorprendiendo con su voz y con su pasión para interpretar dicho tema … para que me siga dando infinitas y hermosas versiones de ese mismo tema … Me encantaría que todos sintamos su presencia y que siguiera cautivándonos…

Selena no fue sólo una linda voz. Cuando uno conoce a Selena conoce a su voz, a su manera de interpretar, a sus sueños, a sus anhelos, a su vida, a sus sacrificios, a todo lo que tuvo que recorrer para ser alguien, a todo lo que tuvo que renunciar para llegar a hacer las cosas que tenía planificadas, a todo lo que tuvo que recorrer para llegar a ser alguien en la vida, a todo lo que tuvo que dejar para que su propia familia tuviera que subsistir, a todo lo que tuvo que postergar para poder salir adelante. Si hay algo que la gente siempre le manifestó a Selena fue su cariño y admiración. La gente no veía a Selena como una simple cantante generadoras de hits, porque veía en Selena a una igual, a alguien similar a ellos, que tenía sus mismos sueños y aspiraciones. Y si la gente la veía así era porque Selena era así y quería dejar esa imagen. Selena no quería trampear al público, quería mostrarse tal cual era en todo lo que ella emprendiera, sea cantando, sea actuando, sea diseñando, en el trato con el público, en el trato con los medios. Selena podía estar en el centro del mundo pero ella no tenía aires de diva, no quería ser la Reina adusta, aislada, altisonante, alejada de la gente porque se sentía superior. Selena quería ante todo ser querida y amada, pero amada tal cual era. Selena no quería confrontar, no quería ir a los grandes programas de televisión o de radio para tener que explicar su postura, para convencer a la gente de que era una buena persona, una buena artista o una buena cantante. Selena lo era y lo demostraba en el lugar que correspondía. Y la gente la amaba por lo que les ofrecía. Tan simple como ello. Tan fácil de entender para los bienaventurados de mente y alma. Tan difícil de comprender para los mezquinos y egoístas…

La otra vez tuve oportunidad de ver un reportaje radial que le hicieran a Selena en Guadalajara en 1994. Y como todo lo que vemos de Selena, nos reímos y nos reconfortamos, pero también caemos en una profunda tristeza. Pues es muy difícil no estallar en lágrimas cuando vemos todo lo que Selena era no sólo como artista sino como persona. Es muy difícil ver a una artista que tenga buena predisposición a todo, que tenga la mejor sonrisa, que siempre esté colaborando, que no se sienta que se le “caen los anillos” por ayudar a los conductores del programa de radio a armar su programa no sólo contestando las preguntas, sino leyendo textos que le sirvieran para la promoción del programa, separadores para el armado de los dos programas con los que habían hecho con su entrevista, cantarles “a capella” el tema “Amor prohibido” y tener la gracia de decirle que no les cantaba más “porque si no les tenía que cobrar”, preocuparse por entender lo que se le estaba preguntando, averiguar las acepciones de la palabra “molestar”, pues no entendía por qué en español le decían “’¿Te molesto, Selena, si te pido un autógrafo aquí?”. Selena era una artista indiscutible, era famosa y ya había recorrido y conquistado muchos países, y sin embargo, tal como ella misma decía, tenía la humildad para colaborar, para dejar lo mejor de sí, para dejar satisfechos a todos. Como dijo allí mismo, ella no podía hacer una actuación que difiriera mucho de su personalidad, pues la gente se llevaba la imagen de lo que ella ofrecía en la pantalla, y eso que les transmitía debía ser el fiel reflejo de lo que ella era como persona…

Pasa el tiempo y no puedo olvidar todo lo que Selena había proyectado para su vida, todo lo que pasaba por su mente, hasta dónde pensaba llegar. Cuando pasa el tiempo empiezan a aparecer aquella voces que nos estimulan a contentarnos con lo que hizo Selena, con lo que pudo concretar, con todo lo que llegó a hacer. Esas mismas voces nos hablan de que en definitiva Selena fue producto de muchas cosas, por lo que el mérito va por igual para aquellas personas. Nada más equivocado. Cuando escucho esas palabras, cuando veo que alguien minimiza la labor de Selena en pos de otros valores que creen superiores, yo no dejo de pensar que la gente sólo amaba a Selena, que esa misma gente nunca pudo reemplazar a Selena por otra cantante y no siente que le tenga que agradecer a otros por los que les transmitió Selena. Esa misma gente sabe que sólo Selena tenía ese canto, ese sentimiento, ese mensaje, ese Amor, esa pasión, esa humildad, ese don de gente. Esa gente acaso se daba cuenta de que esa artista no sólo era la mejor. Esa cantante para ellos era diferente, particular, inigualable, única e irrepetible. Esa gente veía y percibía en esa voz, en esa interpretación, en esa mirada, en esa actitud, que estaban ante alguien que era definitivamente distinta, y que el mérito era de ella, sólo de ella. Que desde luego que para llegar necesitaba de otros, pero como en todo lo que se hace en nuestras existencias, cada uno tiene una función en la vida. Y el destino de Selena era el de la grandeza, y el de ser la artista más querida y más amada, como ella quería…

Cuando en esa entrevista que se le hiciera en Guadalajara uno veía a Selena proyectar una gira por Argentina, Bolivia y Paraguay, cuando Selena proyectaba que con su disco en inglés podría llegar a Europa y hasta Oriente mismo, uno no puede dejar de tener esa sensación recurrente en tantas cosas que vemos de Selena: ese llanto, esa tristeza, esa mueca de desconcierto, ese meneo de cabeza acompañando con esas palabras que estallan en nuestro cerebro y salen de nuestra boca. Ese “no puede ser, no puede ser que sea cierto, no puede ser que haya pasado, no puede ser que Selena no esté entre nosotros” siempre estará presente. Porque si hay algo que sabemos todos es que Selena estaba en su interior lo suficientemente convencida de que lo podía llegar a hacer, de que lo iba a lograr. Y para todos los que directa o indirectamente tuvimos la fortuna de haberla conocido sabemos que lo hubiese logrado sin ninguna duda. No hace mucho Jennifer López, protagonista de la película “Selena”, y que por esas cosas del destino llegó a la fama gracias a ese film, dijo que Selena tenía todo el empuje, todas las ganas y toda la convicción de que se llevaría el mundo por delante. Y si hay algo de lo que no hay duda es de ello. Selena tenía todo, todo a su favor: voz, talento, carisma, belleza, gracia, personalidad, energía y ganas. Basta mirarla en cualquier cosa que emprendiera para darse cuenta de que lo lograría, de que sin duda lo lograría. Basta observarla, basta ver cómo ella miraba y se sabía que el mundo se le iba a rendir a sus pies…

Tal vez por todo esto es que nos deberíamos preguntar qué es lo que deberíamos hacer por Selena hoy, cuál es el mejor regalo que le podemos hacer en este cumpleaños … Pienso que nunca, absolutamente nunca, deberíamos olvidarnos de que ella es la protagonista de su historia, de no olvidarnos de todo lo que hizo, pero por sobre todo, no olvidarnos de todo lo que había pensado hacer con su vida, con sus afectos, con sus proyectos. En la vida hay que ser siempre agradecido. Selena, por su familia, empezó a cantar a los 6 años, por su familia se enfrentó a un público con un micrófono que era más grande que ella, por su familia salió a los escenarios a ganarse el plato de comida diario cuando de pronto hasta se quedaron sin casa, por su familia hizo sus estudios por correspondencia, por su familia postergó sus sueños de ser diseñadora. Selena siempre fue agradecida de su familia y de su gente. Siempre habló bien de todos, siempre supo ofrecerles lo que ellos pedían y mucho más .... Ese “mucho más” que sería acaso un sello de Selena ... Ese “mucho más” que hiciera que siempre Selena tuviera algo más que sorprendiera, que cautivara, que impactara. Así se ganó a todos, así cautivó a José Behar, presidente de la Emi Latin, que al verla por primera vez la contrató sin dudar, así sorprendió a su propia familia yendo más lejos y más rápido de lo que ellos creían … Y eso es mérito de Selena, sólo de Selena. Frente a eso, y sabiendo todo lo que Selena ofreció e intentó ofrecer, pienso que lo mínimo que podemos hacer por ella es recordarla de la misma manera, devolverle el Amor que ella nos dio, ser eternamente agradecidos de lo que hizo y de lo que nos ofreció, ayudarla a que logre sus sueños difundiendo su música, su vida, su Amor, su ejemplo. Y no olvidar de que Selena y sólo Selena es protagonista de su historia, que lo que lograron Selena y Los Dinos fue mérito de todo lo que hizo Selena y de todo un grupo que trabajó para que ella desplegara todo su talento que nació con ella misma…

El paso del tiempo es cruel. El paso del tiempo nos hace olvidar lo que dijimos, lo que pensamos, lo que sentimos, nuestros ideales, nuestras convicciones. El paso del tiempo sin Selena nos puede poner en un terrible camino en el que Selena no esté como protagonista, no esté en lo más alto del recuerdo. Y con Selena eso es un grave error, un imperdonable error. Uno no tiene que imaginarse .... Uno tiene que estar convencido de que Selena está con nosotros, de que vive en los corazones de todos los que la amamos de verdad. Tenemos que estar seguros de que en algún lado Selena nos está observando y de que le gustaría espiarnos para ver qué hacemos por ella, cómo la recordamos, de qué manera lo hacemos, si la recordamos con Amor, si hacemos algo para continuar su Legado, si cuidamos sus cosas, si cada cosa que construyó es cuidada como un tesoro. A Selena le gustaría que aquellos que recibieron su Amor sin ninguna condición, que a aquellos a los cuales Selena les dio todo por hacerlos felices, estén haciendo lo mismo por ella. A Selena le gustaría ver que llegó a Sudamérica, a Europa, a Oriente, a los confines del mundo gracias al recuerdo de todos los que la supieron amar y apreciar … Cuando veía en aquel reportaje de Guadalajara cómo ella se imaginaba como mamá, cómo se imaginaba conocida en todo el mundo, cómo se imaginaba de “viejita”, no puedo quedarme mirándola “con los brazos cruzados”, no puedo llorar y encogerme de hombros, decir “qué le vamos a hacer” o “ya superé su partida” e irme a dormir tranquilo. Cuando veo esas imágenes más me moviliza a querer hacer algo por esa joven, muy joven mujer, que tenía mucho por hacer, que había hecho mucho, que había sacrificado su vida por tanta gente, y que tenía las ganas de hacer y de vivir que cada vez menos gente tiene…

Yo aún recuerdo cómo Selena le hablaba de sus proyectos a Verónica Castro en el programa “Furia musical”. Recuerdo que la conductora y actriz no podía entender que en sus ratos libres Selena pensaba en hacer más y más cosas, que no se contentaba con cantar, con tener éxito, con ser bella, con ganar dinero. Le costaba entender que esa mujer de tan sólo 23 años quería diseñar, exportar su ropa, proyectar su nombre por todo el mundo. Le costaba creer que Selena no se conformara, de que no disfrutara exclusivamente de los placeres de la vida, que no pretendiera que otros trabajaran mientras ella disfrutara de las mieles del éxito, que quería trabajar más y más para lograr sus objetivos. Tal vez lo que a Verónica Castro le costaba entender era que Selena era grande, grande en todo sentido, y que era diferente en todo sentido. Tal vez le costaba entender que en la vida hay que predicar con el ejemplo y que para llegar a ser exitosa y querida por la gente hay que ser la primera en trabajar, la primera en cantar, la primera en diseñar, la primera en dar ideas, la primera en todo. Y que para que todos la quieran y respeten primero hay que saber amar y respetar. Y Selena lo hizo con creces. Y Selena cosechó todo lo que sembró … Sólo ella pudo recoger los frutos de lo que sembró con Amor y sacrificio…

Por eso cada año que pasa, cada año en el que las fotos se van borrando, los recuerdos de Selena se ponen difusos, cuando hay voces que proponen poner el mérito de Selena en otra gente, que esas mismas voces nos proponen “superar su partida” y cerrar su ilusión, yo no me olvido de la sonrisa de Selena, yo no me olvido de su canto, yo no me olvido de lo que generó en mi corazón. Nunca podré olvidarme de alguien que me dio todo su Amor, su vida, y sus ganas de vivir y de soñar … Lo mínimo que puedo hacer por ella es brindarle todos los días un poquito de mi vida, un poquito que no es nada, pero que es mucho para Selena, mucho para su recuerdo y mucho para su Legado. Es lo mínimo que se puede hacer por ella, con la seguridad y el deber de que se puede dar mucho más. Porque todo lo que hagamos por ella es nada al lado de todo lo que hizo ella por nosotros…

Me gustaría que a la hora de recordar a Selena nos imagináramos que un día Selena apareciera de pronto ante nosotros, y que cada uno pudiera decir: “Yo te recordé con Amor, Selena. Yo te agradecí todos los días. Yo procuré sacarte una sonrisa todos los días. Yo nunca me resigné. Siempre te esperé, siempre te valoré. Siempre tuve la esperanza de que algún día tú volverías para agradecernos, que jamás te olvidamos y de que nunca nos pusimos por encima de ti a la hora de tributarte”. Me gustaría que todos la pudiéramos mirar a la cara, y abrazarla fuerte, muy fuerte, y decirle: “Gracias, Selena, gracias por todo lo que nos diste. Gracias por dar todo de ti para hacernos tan felices. Y perdona si no pudimos devolverte todo lo que nos ofreciste. Tú sabes: es que nosotros no tenemos ese Amor, que ese Amor que sólo tú tenías, ese Amor que sólo tú podías dar…”.

Por eso, estoy aquí, Selena. El destino me puso en este lugar. En este lugar que, aunque genere mucha tristeza, es hermoso, es muy bello. Nada más lindo que tributarte todos los días, nada más lindo que acompañarte, nada más lindo que darte todo a cambio de nada, nada más lindo que quererte, nada más lindo que cuidarte, nada más lindo que no dejarte nunca, nunca, sola!!

Te quiere con toda el Alma y con el corazón que es sólo tuyo…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)














Recordándote, Selena, y esperándote con tus sentimientos…


El otro día me encontré con alguien de mi propio país que me contaba cómo había llegado a Selena, cómo llegó a su corazón y cómo se hizo una admiradora absoluta e incondicional … Me comentaba que hacía unos 10 años tuvo oportunidad de conocerla, de escucharla y de verla, y que automáticamente se hizo fan de ella. Tal vez una constante de todos los que amamos a Selena es que una vez que nos gusta no nos podemos desprender así porque sí de todos lo que nos mueve, de todo lo que nos genera, de todo aquello que nos despierta Selena con sus interpretaciones. Pues Selena no era sólo una voz, una dulce voz. Selena no era sólo una linda canción de moda, que el paso del tiempo se encarga de llenarla de polvo y de guardarla en el arcón de los recuerdos, de algo que forma parte de algo lejano que si alguna vez rescatamos de esa polvareda tal vez hasta nos extrañe que aquello alguna vez nos haya gustado, lo hayamos vivido como algo lindo, que nos haya quedado como un hermoso recuerdo de aquello. Selena, en definitiva, es algo mucho mayor. Selena nos llega al alma, toca nuestros corazones, mueve nuestros más nobles sentimientos, nos hace sentir el valor de cada palabra, de cada emoción, de cada estrofa cantada con tanta pasión … Selena es alguien que nos representa, constituye la mayor representación de lo que somos en nuestras vidas, en nuestras relaciones con nuestros semejantes, cómo somos en cada instante de nuestras vidas. Selena es cada uno de nosotros y nosotros somos Selena. Por eso la sentimos como propia. Selena es algo más que una cantante, que una artista. Selena constituye nuestros sentimientos más elevados, más nobles, más auténticos, más genuinos. Selena es el Amor mismo. Y sin Amor no podemos vivir como nosotros no podemos vivir sin Selena…

Pero más adelante esta amiga me comentaba que antes para estas fechas, o para cada representación de Selena, se ponía a llorar y no podía soportar su increíble ausencia, que no esté con nosotros, que no sea feliz con su vida, que no seamos nosotros felices con ella. Pero ahora sentía que ya no necesitaba llorar, que de alguna manera lo había asimilado, que ahora la recordaba con alegría, como seguramente Selena querría que la recordaran, como seguramente Selena desearía que la recordara cada uno que la admira … Allí me quedé pensando y recordé aquellos pequeños escritos que me encargaba de imprimir en mi trabajo tratando de saber quién era esa tal Selena a quien yo no conocía, que sólo sabía de ella por su trágico final, por ese final tan difícil de entender y de explicar tanto sea para los que la conocen como para los que no saben nada de ella. Y que se hace más inentendible para cada persona que la ha conocido, que la va conociendo con el correr del tiempo, a través de los años, luego de ver una imagen, unas fotos, al escuchar sus canciones, al apreciar su voz, al descubrir su enorme talento en el escenario, al ver y apreciar lo que era como artista y como persona, el cómo la quería su gente, el cómo era respetada por el público en general, por la prensa, por los colegas. Y volví a sentir lo mismo que en aquel día, en aquella ocasión en la que Selena era eso, un nombre, un nombre lejano y con un final muy, muy triste e inexplicable. Sentí que era muy difícil recordarla solamente con alegría, que era casi imposible cantar sus canciones y apreciar sus recitales sin derramar una sola lágrima, que era casi impropio ver, sentir y admirar a Selena a la distancia, con resignación y contentándonos con lo que nos había dejado, con ese Legado de Amor teñido con tanto dolor, con tanto sufrimiento, con tanto llanto, con tanta injusticia, con tanta indignación…

Creo que en la vida nos enseñan a que las cosas más dolorosas se superan olvidándose, dándoles otro significado, otra dimensión. Cuando la espesa realidad nos pone en ese dolor insoportable, con aceptar algo tan difícil de asimilar, con tratar de explicar que Selena no esté entre nosotros, derrotada por el odio, la sinrazón, el fanatismo ridículo, la posesión envuelta bajo el engaño llamado Amor, amistad, lealtad, tratamos de calmarlo buscando un consuelo, admitiendo y aguantando bien aquella derrota y tratando de seguir adelante como si aquello no ha sucedido, como si a Selena le gustaría que la recordaran de esa manera, como si su ausencia pudiera ser reemplazada por alguien, como si el paso del tiempo pudiera resignificar aquellos sentimientos, como si aquello que Selena nos dejó tuviera una dimensión más terrenal, más de una artista convencional, creadora de un par de hits que al volverlos a recordar nos saca una sonrisa, nos vuelve a hacer bailar, añorar, alegrar, divertir, conformar. ¿Será eso lo que nosotros realmente pensamos, queremos, sentimos? ¿Será ésa la forma en la que Selena quiere que se la recuerde? ¿Realmente sabemos lo que quiere Selena? ¿Estamos seguros de que Selena nos diría que ésta es la mejor forma de recordarla? ¿Será que nosotros ponemos en su boca sentimientos, deseos que nos conforman, que constituyen un bálsamo a tanto dolor, una salida a tanta llanto, una forma aliviadora de poder seguir, un conformismo que nos haga seguir nuestras vidas como si nada, con un mundo sin Selena, con un mundo mejor sin su Amor? … No sé. La verdad que no lo sé. Todos son sentimientos genuinos. Pero pienso en Selena, pienso en todo lo que quería hacer, en todo lo que deseaba proyectar, en toda su energía, en todas sus ganas de vivir … y no … no puedo, no puedo erigirme en su portavoz, no puedo pensar en que es eso lo que Selena pensaría. Ni siquiera puedo asegurar que es eso lo que a Selena la pondría feliz. No puedo hablar en su nombre, no puedo ser su intérprete. Sólo ella puede hablar por sí misma. Sólo ella podía decir lo que deseaba hacer. Sólo ella podría decir hoy cómo querría que la recordaran. Apenas puedo decir que alguna vez dijo que quería que la recordaran con Amor…

¿Y qué es hoy recordarla con Amor? Para mí Selena es como aquellos amores que no se olvidan, como el primer Amor, como aquel lindo recuerdo que uno no se olvida, que tal vez nos hizo felices por un instante, pero que ese instante es más valioso que lo que nos pasó en toda nuestra vida, en toda nuestra existencia. Selena nos dejó impregnado en nuestras Almas y en nuestros corazones todo su Amor, todos sus sueños, todos sus anhelos, toda su pasión, toda su energía. Nos colmó con sus interpretaciones. Nos cautivó con su figura. Tuvo tiempo para atender a cada una de nuestras requisitorias, tuvo tiempo para individualizarnos, tuvo tiempo para saludarnos, tuvo tiempo para mirarnos, tuvo tiempo para preguntarnos cosas, tuvo tiempo para hacernos sentir que éramos nosotros los importantes, que éramos tan significativos como ella misma. Dejó un sentimiento que no sólo quedó para la gente que la ha visto, para la gente de su época, para su generación, para el amante de un tipo de música. Selena dejó un áurea que cautivó a todos, que fue más allá de las barreras del espacio y del tiempo, de las variedades musicales, de las épocas, de las culturas, de los avatares de la vida y del destino. Selena ha generado con sus interpretaciones lo que pocos logran. Que la gente la quiera en cuanto la ve. Que la gente que la ha descubierto por otros artistas, por la película, por los comentarios de otras gentes, de otros músicos, de otras comunidades, en otros tiempos, espacios y lugares, sienta la misma sensación que ha generado en su momento con la gente que la vio crecer, que la vio ascender en su carrera musical, la que la vio triunfar, la que la vio en los grandes conciertos, la que la vio cumplir cada meta propuesta, cada sueño anhelado. Pero que también experimentó el mismo dolor que aquellos que vivieron, sintieron, sufrieron, padecieron ese sorpresivo e increíble final. Una persona que genera tantas cosas a tanta gente con tantas distintas historias trasciende a esas barreras de espacio y del tiempo. Por eso a Selena la gozaron y la lloraron todos por igual. Todos sintieron como propio aquel Amor, aquella alegría. Todos sintieron como propio aquel dolor, aquel llanto…

Cuando alguien genera lo que ha generado Selena, es muy difícil que la podamos olvidar, que la podamos obviar, que nos conformemos con algo que consuele nuestro propio dolor. Ningún dolor será mayor que el que sufriera Selena. Selena se nos fue sin comprender, tal vez hasta con la incertidumbre de cómo la recordarían y hasta tal vez con la duda de si la recordarían. Y en nosotros está ese sentimiento, pues a nosotros también nos lastimaron, también nos dispararon, también nos difamaron, también nos dejaron solos. En nuestros recuerdos, en nuestros sentimientos siempre estarán presentes hasta dónde hubiera llegado Selena, qué estaría haciendo hoy, que nos regalaría, cuál sería su figura, con qué nos sorprendería. Para todos los que la amamos no nos es ajeno que se nos fue en el momento justo, que estaba a un paso de obtenerlo todo, que recién estaba transitando el camino de la fama “a lo grande”, que era requerida por todo el mundo artístico mundial, que todos los cantantes querían hacer duetos con ella, que todos comenzaban a fijarse en aquella artista tejana tan querida en el mundo hispano, en la proyección de su talento, en la carrera meteórica que estaba desarrollando, en que no tenía límites, en que tenía todo para ganar, en que tenía las ambiciones y las energías suficientes como para llevarse el mundo por delante, que tenía el Amor suficiente como para que el mundo estuviera alegremente dispuesto a sus pies…

Pero esta vida, esta vida, esta proyección, este cuento de hadas, este camino a la gloria de alguien que había hecho tanto para lograrlo, que había hecho un largo y sinuoso camino para llegar a cumplir paso a paso cada sueño anhelado desde tan chica, que había sacrificado etapas de su vida, que tuvo que hacer una vida atípica, anormal, impropia de alguien de su edad, fue borrado de un plumazo, fue apagada de golpe, fue puesta en el peor lugar que la podían poner. Tal acto puso a Selena en la peor circunstancia, en una exposición en la que seguro Selena nunca hubiese querido que sucediera, en una exposición visual y mediática de su vida y de sus afectos que Selena jamás hubiese querido mostrar y menos de esa manera. A Selena le dieron el peor golpe, que es el golpe a la ilusión, el golpe al triunfo por sus propios valores, el golpe al trabajo honesto, el golpe a creer en los afectos más cercanos, el golpe a que se puede llegar por mérito propio, el golpe a los valores más dignos. Y uno se pregunta si una persona puede hacer tanto daño, si un valor supremo puede permitir semejante dolor a Selena, si puede condenar a una comunidad al dolor imposible de sanar, al dolor que no se va nunca, al desconsuelo más profundo. Uno se pregunta si es justo, si hay alguna explicación que nos contente y que nos consuele para encarar semejante afrenta, semejante castigo, semejante humillación, semejante injusticia, semejante llanto, semejante dolor. ¿Cómo podemos seguir recordando a Selena sin llorar? ¿Cómo consolarnos con que por allí Selena se contentaría con que cantemos sus canciones? ¿Y si recordarla con Amor es no olvidarnos nunca de los que nos dejó como Legado, de lo que hizo por nosotros y de lo que le pasó? ¿Y si recordarla con Amor es recordarla con su dolor? ¿Y si recordarla con Amor es llorarla siempre del mismo modo que cantar con alegría sus canciones? ¿Y si recordarla con Amor es recordar el 16 de abril y el 31 de marzo por igual, sin distinción? ¿Acaso alguien se olvida del 31 de marzo? ¿Alguien puede recordar la vida de Selena sin detenerse inexorablemente en el 31 de marzo? ¿Acaso Selena quiere que nos olvidemos de ese nefasto y luctuoso día? ¿Acaso recordarla con Amor no es recordar que siempre Selena temía que la gente no la quisiera, que se olvidaran de ella? ¿Acaso Selena no admitía que siempre estaba nerviosa antes de cada concierto a pesar de que lo disimulaba muy bien cuando estaba en él? ¿Acaso Selena no tenía temor de su incursión al mundo anglosajón con su soñado disco en inglés? ¿Acaso recordar a Selena no es recordarla con cada sentimiento que ha proferido, con todo lo que ha vivido? ¿Acaso recordar a Selena no es sentir en nuestra piel lo que sentía en su piel?

Yo no sé cómo pensaría Selena hoy. Yo no sé qué sentiría, que desearía de nosotros. Yo no soy dueño de sus palabras. Tampoco de sus sentimientos. Yo sólo siento su voz, yo sólo siento su cariño, yo sólo siento su Amor, yo sólo siento su dolor. Yo sólo siento lo que ha logrado, pero también siento lo que se ha frustrado. Yo también recibí ese fuego en la espalda, yo también siento el correr y correr con lágrimas en sus ojos. Yo también siento sus 23 años, yo también siento su sensibilidad, yo también siento como propio todo lo que le ha sucedido…

Y como siento todo aquello, como siento a Selena dentro mí sin poder decirme nada pero expresándome sus sentimientos, con todo lo que me dejó en mi Alma y en mi corazón es que no puedo sólo recordarla con alegría, no me puedo contentar con lo que nos dejó, no me puedo resignar a su suerte, no me puedo declarar vencido ante esa persona que la hirió, traicionó y la sigue lastimando con esas palabras tan desagradables. Yo también la recuerdo con dolor, con lágrimas, con todo el sentimiento a flor de piel. Porque no me puedo resignar, porque no me puedo contentar. Porque yo aún la espero, como uno espera que aquel gran Amor, aquel Amor que nunca muere, que siempre está presente, vuelva a aparecer para devolvernos aquella sonrisa, aquella alegría, para acabar con aquel dolor, con aquella sinrazón, para terminar con nuestra espera, para terminar con nuestra soledad, para volver a ser felices con Selena, para ser felices con Selena y con su vida, para ser dichosos con Selena, con todo lo que quería ser y con todo lo que deseaba ser. Sólo así podría ser enteramente feliz. Sólo con Selena aquí podría ser la persona más feliz del mundo. Sólo con Selena haciendo lo que quería ser el mundo sería justo, libre y lleno de Amor…

A veces me sucede que cuando escribo no puedo evitar pensar en el sinsentido de que Selena no esté entre nosotros. Tal vez ése haya sido el motivo de mi primer acercamiento hacia Selena … Luego vino todo lo demás, todo lo que hizo Selena y que me llegara hasta el Alma, hasta la más absoluta admiración y al más terrible dolor … Y todo ello ha generado todas mis palabras, todos mis sentimientos expresados en tantos escritos, en tantos actos en mi vida, en cada hecho mío motivado por ver a Selena cantando, actuando, hablando, haciendo. Miro hacia atrás y veo que he hecho muchas cosas motivadas por su Amor … y pocas al lado de lo que ella he generado en todos nosotros. Y juro, me perjuro, y deseo, imploro y hasta pido de rodillas a Dios que me despierte y me descubra el sol del día sin que nada de lo que hice por Selena exista más, que nada de lo que he hecho esté en ningún lado, que no hubiera ningún rastro de lo que he hecho en el nombre de Selena. Es más: pagaría por ver cumplido el deseo de no ver más recordatorios sobre Selena, de no ver más publicaciones en las que se cuentan los años sin Selena, que todo recuerdo se borrara, que todo homenaje no existiera más, que no hubiera miradores ni gravesites, ni estrellas ni películas. Porque si algún día eso sucediera, que ya no está mi nombre recordando a Selena, que me levante casi sin recordar lo que ha sucedido con aquella artista tejana, si no recibiera noticias tristes y lejanas que me hablen de alguien llamado Selena, entonces sabría que algo ha cambiado, que algo pasó, que ese sol de ese día tiene otra iluminación, otro color, otra dimensión. Si algún día viera que esa nueva realidad emerge con el día, entonces sabré que Selena está entre nosotros, me enteraré de que está en mi país ofreciendo un nuevo recital en el estadio River Plate, apreciaré su figura, me emocionaré con su canto, correré a hacer lo que nunca, que es pedirle un autógrafo, y a decirle “¡¡Gracias, gracias, Selena, gracias por haberte cuidado muchísimo y de cumplir aquello de que nos volveremos a ver muy pronto!!”…

Sólo así seré feliz, sólo así estaré tranquilo, sólo así recordaré a Selena sólo con cariño y con alegría … con su presencia. Mientras ella no esté nunca podré ser enteramente feliz, nunca estaré pleno, siempre me faltará algo. Siempre sentiré lo más preciado: sus sentimientos, su voz, su carisma, su personalidad, su presencia, su respirar, ese respirar que me estremeció al sentirlo mientras la veía y escuchaba subyugado “Si una vez”, en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995…

Yo sólo te espero, Selena … Jamás me resignaré a verte feliz. Y toda, toda, toda mi vida te la dedicaré porque creo en ti, creo en tu canto, creo en tu Amor, creo en que harás de lo imposible posible, creo en que nos harás felices una vez más…

Te quiere desde lo más profundo del corazón…



Sergio Ernesto Rodríguez

(Buenos Aires, Argentina)