Tú siempre fuiste por más, Selena


Era noviembre de 1994 y Selena era un fenómeno imparable en Estados Unidos y en México. Sus éxitos desde que llegara a los N° 1 con “Como la Flor” y “La carcacha” habían constituido su carrera meteórica y sin límite alguno. Selena había llegado a tal punto en su éxito que ya no era sólo un fenómeno lógico como consecuencia de tantos años de logros en Estados Unidos. Su propio éxito desde que sonara “Baila esta cumbia” recaló en México y contra lo que ellos mismos opinaban, Selena pasaba a ser un éxito increíble en Monterrey y esa explosión se propagó en todo México. Todos asistían a un fenómeno tal vez inesperado, tal vez inexplicable, tal vez tomado por muchos como algo fugaz y pasajero. Los ojos se posaban en Selena tratando de ver de qué se trataba aquello, querían ver a Selena para encontrar en su canto, en sus palabras, en su actitud por qué ella y no otro artista había generado semejante suceso en ambos países. Hasta Selena ningún grupo tejano había podido cruzar el Río Grande con éxito. Selena con 20 años pasó a ser un éxito en ambos lados del Río Grande con una facilidad asombrosa. Y a partir de allí dos realidades se abrirían: la realidad de los medios, que trataban de explicar aquel fenómeno y lo seguían con curiosidad y asombro, y la realidad de la gente en Estados Unidos, sobre todo en Texas, que conocía a Selena desde hacía mucho tiempo y la había adoptado como su artista, aquella que los alegraba, que los atendía, que los representaba. Tal vez eso explica el éxito de Selena: la facilidad que tuvo para lograr lo que para otros era imposible…

En ese noviembre Selena iba de concierto en concierto, de programa de televisión en programa de televisión convocada por tantos medios que querían tenerla, que querían conocerla, que querían mostrar algo por el que clamaba tanta gente. Los medios advertían no sólo la popularidad de Selena, veían que no sólo significaba rating o venta de discos. Advertían que Selena era muy querida y apreciada. Las niñas la imitaban con sus bailes, con sus vestimentas y con su canto. Los varones morían de Amor por ella, acaso porque quedaban subyugados no tan sólo y particularmente por su belleza, sino por su actitud, su voz, su sentimiento, su carisma, su presencia y su personalidad. Selena era muy querida por los niños, a quienes les encantaba su música. Selena era admirada por la gente mayor, a quienes veían como un ejemplo de vida. Pocas veces se vería a alguien tan querida por todo el mundo, por todas las generaciones, por todas las razas. Ni siquiera México le puso un reparo a que Selena llegara a su país con tantas dificultades para hablar el español. En otras circunstancias, tal vez hubiesen puesto más barreras a esta clase de artistas, pero era imposible hacerle semejantes planteos a alguien que se dirigía a ellos con una sonrisa, con un saludo, no poniendo ningún límite para expresar todas sus virtudes, no especulando con nada, dando todo de sí para que su público se sintiera contento y feliz. Difícilmente alguien pusiera reparos cuando veían que un artista ponía tanto sentimiento, tanta dedicación, tanta pasión en lo que emprendía y hacía. Selena acaso contagiaba con su energía, con sus ganas de vivir. Selena despertaba en la gente sus ganas de hacer cosas que no hacía normalmente, despertaba el interés por divertirse, propiciaba las ganas de vivir la vida hasta lo máximo.

En ese contexto, aparte del hermosísimo recital que diera Selena en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, lo más valioso que uno puede apreciar a la distancia es lo que se dice en ese pequeño reportaje que se le hiciera poco antes de cantar el último tema de ese concierto, “La carcacha”. Selena sorprendía a los conductores diciendo que ella no estaba aún satisfecha con lo que había hecho hasta ese momento, que ella quería hacer más cosas, que tenía un largo camino a recorrer. Por eso, anunciaba hacer en 1995 un disco enteramente en inglés, con ritmos y melodías absolutamente diferentes de lo hecho hasta ese momento. Tal vez anticipar esto no era precisamente lo más conveniente decir, dado el suceso de Selena en México, y por el éxito de ella con “Amor prohibido”. De hecho, Selena estaba promocionando ese disco. Pero como Selena decía de sí misma, ella era sincera y natural, por lo que no podía evitar decir lo que se proponía hacer en el futuro, máxime si eso que iba a ser era lo que más deseaba desde hacía mucho tiempo. Por eso, cuando Ricardo Rocha le dijera hasta lógicamente si no tenía temor de emprender semejante camino, ella concluyó enfáticamente con un “Sí, claro, cómo no voy a tener miedo”, para completar que aun con esa sensación había que intentarlo, había que arriesgarse para ver qué pasaba y por ello nada la detendría en aquel propósito.

Tal vez lo más triste de lo que ha sucedido con Selena es precisamente eso. Cualquier artista, máxime con su edad, se contentaría con recibir las mieles del éxito, de disfrutar de aquello que se le estaba apareciendo frente a sus ojos. ¿Acaso Selena no tenía derecho a recostarse en los laureles después de vivir con tantos sacrificios y con tantas privaciones desde que tenía 8 años? ¿No era lógico disfrutar el cariño de sus fans y hacer lo que ellos querían recibir y escuchar una vez llegado el éxito? ¿No era lógico que estando en México no dijera que proyectaba hacer algo tan diferente de lo hecho hasta ese momento? ¿No era esperable que su siguiente disco fuera la lógica consecuencia del suceso de “Amor prohibido” y de haber obtenido el Grammy por su disco “Live”? Pero Selena no era conformista. Selena quería llegar a lo más alto de su carrera haciendo lo que quería hacer y proyectar, y que la quisieran por eso. Selena pensaba en llegar a ser una artista internacional y hacia allí se dirigía. Seguro que la gente de Emi Central hubiese preferido que proyectara otro disco en español al siguiente año, de mínima un disco en vivo con sus conciertos multitudinarios en Monterrey. A su vez, seguramente su padre vería con preocupación que Selena le diera tanta importancia a su carrera de diseñadora como a su carera de cantante. Pero Selena era así y parte de su encanto consistía en eso: en ir por más, en sorprender, en cautivar, en dejar a la gente con la boca abierta con sus interpretaciones, con su presencia y con sus proyectos. Si hubiese sido como cualquier otro artista, Selena hubiese hecho lo que la gente quería escuchar, lo que la discográfica quería que hiciera, lo que su padre soñó para ella y para él desde que tenía 8 años. Pero Selena tenía siempre algo más, en su mente siempre había algo más que ofrecer, algo más para dar, Así lo aprendió de por sí cuando estuvo frente a un público a los 8 años y le dio resultado. Así lo seguiría haciendo para siempre…

A los 23 años y en pleno éxito tal vez nadie plantea arriesgar el éxito, plantear nuevos desafíos personales, y que la gente y los medios la siguieran por ello. Cualquier otro artista desarrolla su carrera explotando su éxito hasta lo último no arriesgando nada, no saliendo de la “fórmula del éxito”. Cualquier artista pasará por el camino lógico del éxito mundial, y recién en retirada, cuando se sienta que ya no es el ícono de su generación, que ya no despierta el mismo interés, la misma pasión, el mismo sentimiento, recién allí reformular su carrera y dedicarse a otros negocios explotando el nombre y el éxito. Así hemos visto a muchas artistas que se devienen en conductoras de televisión, que se dedican a diferentes negocios de perfumería, de diseño, de producción y de emprendimientos que le dan continuidad al éxito obtenido artísticamente. Ese recorrido lógico, ese camino común y establecido para tantos artistas, no estaba en los planes de Selena. Para Selena todo era hoy y ya. Si se le cruzaba algo por la cabeza lo tenía que hacer. Y así a los 22 años en pleno éxito y ascenso en su carrera decidió emprender “Selena Etc.”, un ambicioso proyecto de diseño, moda y belleza, que supervisaba personalmente, más allá de la ayuda que pudiera y necesitaba tener. Selena no podía concebir esperar a hacer toda su carrera musical para al final de ella realizar una de las cosas que tanto quería emprender. Además, Selena no concebía un final en su carera: ella se veía cantando siempre, cautivando siempre, enamorando siempre. Para Selena la muerte sólo era el límite. Mientras tanto, todo era posible, todo se podía lograr. Para Selena había tanto por hacer que una sola vida no alcanzaba para poder cumplir con todos los sueños. Una persona como Selena, tan particular, tan hiperactiva, tenía millones de proyectos en la cabeza. Alguna vez en el programa “Furia musical” se animó a decir que en sus ratos libres no se permitía descanso, que no podía dejar de hacer cosas que tuvieran que ver con sus proyectos personales, de trabajo, musicales, de diseño…

Allá por marzo de 1995, cuando Selena era realidad y proyecto, y toda una novedad para muchos periodistas que creían que sería un fenómeno pasajero, se permitía decir en un reportaje que se había comprado una gran parcela de tierra, un gran campo en plena ciudad para tener su pequeño espacio propio para vivir su vida con tranquilidad con su esposo y proyectando sus sueños personales de familia en el futuro. Selena era personalmente lo que era en el escenario: sorprendente, natural, frontal. Y en estos tiempos de tanta evolución tecnológica, pero de un conformismo alarmante, sería bueno que muchos artistas siguieran el ejemplo de Selena. Hoy es muy fácil ser famoso desde muy chico. En la actualidad, uno puede subir un video en youtube y convocar a más gente que en un recital. Uno puede aparecer en un programa de televisión y con una conveniente campaña publicitaria ser automáticamente un ícono para una generación. Pero nadie les enseña a esas personas a permitirse soñar, de tener ambiciones, ganas y, sobre todo, arriesgar, arriesgar en pos de un sueño, de un anhelo, de un objetivo. En estos tiempos conservadores no se nos enseña el valor de ser auténticos, naturales, honestos, el valor de tener ideas propias. Se nos impone que hay que ser exitosos con una misma fórmula y nada más. Hacer algo diferente de esos parámetros significa arriesgado y peligroso. Esa misma gente seguramente dirá: “¿y para qué seguir el camino de Selena si al final todo terminó en una tragedia?”. Y uno contesta ante este planteo que en el mejor de los casos aprendan de Selena en sus aciertos y en sus errores, que perfeccionen su camino, que hagan posible lo que parece imposible. Que incluso aquellos que la invocan cada tanto la imiten en lo que dejó como mensaje en vida, que la homenajeen por la grandiosa que fue…

En aquel programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, Selena era una cantante sumamente popular. En ese programa señalan algo que creo que muchos no dieron cuenta con el paso del tiempo: Selena estaba entre las 200 personas más populares en los Estados Unidos, y en esa lista sólo estaban dos latinos, ella y Luis Miguel. Con una particularidad: Luis Miguel ya era conocido en todo el mundo desde muy chico. Sus éxitos en México fueron ampliamente difundidos en toda América latina: desde su país hasta la Argentina lo conocían a él y a sus canciones. Por la radio se escuchaban asiduamente sus temas, y por la televisión podían verse sus conciertos y sus videos. Selena no tuvo la misma suerte. Su camino fue mucho más sacrificado y menos difundido. Selena ganó popularidad yendo por años en un micro de pueblo en pueblo. Selena tenía sólo difusión masiva en la televisión en el “Show de Johnny Canales”, quien fue acaso uno de los que más la alentó y quien más hizo para que la gente prestara atención en ella. Selena tuvo ese recorrido casi toda su vida y aun siendo tan sacrificado, fue esa manera la que le permitió ese contacto directo con la gente, y que ésta la reconociera y admirara mucho antes que los propios medios de comunicación. Acaso esa popularidad y ese Amor de la gente, que pocos artistas pueden lograr, fueron la base de su éxito y la sorpresa de tantos otros. No olvidemos de que el propio José Behar, presidente de la Emi Latin y persona fundamental para el éxito masivo de Selena, la descubrió por casualidad, mientras veía a diferentes artistas predeterminados para incluirlos en su compañía, atraído por el bullicio y por la cantidad de gente que le expresaba tanta admiración a Selena en San Antonio. Y apenas vio actuar a Selena, no dudó en contratarla al día siguiente, y si hubiese podido, la hubiese contratado esa misma noche … Todos estos datos nos dan la dimensión de su figura y de lo que significaba Selena para tanta gente, y que tuvieran su máxima expresión luego del nefasto 31 de marzo. Seguramente, si no tenemos en cuenta estos datos, se creería que el “Fenómeno Selena” se dio recién a partir de allí. Y así lo ha creído hasta gente que la admira mucho. Pero eso es porque nunca advirtieron lo que Selena significó, sobre todo en Estados Unidos. La mejor prueba de ello era la gran cantidad de periodistas, que fueron a cubrir el triste evento, que conocían a Selena y que tenían su propia visión de su popularidad, que se quedaron pasmados, sorprendidos, impactados y emocionados por la tremenda y masiva expresión de su gente que venía de diferentes y lejanos lugares de los Estados Unidos y México para estar cerca de ella, para cerciorarse de que aquello no fuera cierto y para certificar aquello por el cual por toda su vida no podrán entender que haya sucedido…

Tal vez lo que más extrañamos de Selena es todo lo que nos ha dejado en vida y que jamás lo hemos visto en ninguna otra artista. Y lo más triste y doloroso es que ella no haya podido no sólo llegar a tener todo el éxito que le deparara el destino, sino que no pudiera cumplir con todo lo que tenía proyectado hacer. Poca gente tiene tantas ganas de hacer cosas, de superarse, de ir siempre por más, de no pecar de conformista. Selena fue querida y admirada por todo eso. No sólo era admirada como cantante y como artista, sino también como persona. En el programa “En vivo” se lo dijeron a Selena. Ella generaba una admiración sin igual. La gente la quería cuidar, proteger, expresarle todo su Amor. Por sobre todo, Selena era tremendamente respetada porque Selena ante todo respetaba a su público. Creo que todo esto es lo que generó luego tanta desazón, tanto dolor y tanta tristeza ante su partida. Selena como nadie quería vivir y explotar todas las posibilidades que le había dado la vida. Selena había padecido muchos sacrificios personales y familiares, y aun así pudo superarse y salir adelante. Y con su propio esfuerzo logró ganarse a todos, a propios y a extraños, a gente que asistió a sus conciertos como a gente de tierras muy lejanas que se enteró de su existencia de diferentes maneras, y que se quedó encantada con su voz y presencia. Aun hoy sigue generando esa sensación, porque todos quienes la admiran a Selena la quieren por lo que hizo y por lo que fue. La quisieron por su voz y por su persona. Selena se ganó el cariño de su gente por mérito propio y nada ni nadie se lo podrá quitar, a pesar de tanta locura, a pesar del paso del tiempo, a pesar de que el mensaje de hoy sea que sólo se recuerdan a los “exitosos del momento”.

Cuando yo veo todo lo que has construido, Selena, en tan sólo 23, casi 24 años, siento que lo hecho por mí y por tanta gente es nada a lo hecho por ti. Y creeme que daría mi vida para que aquello que tanto querías pudieras cumplirlo, para que sigas recibiendo ese Amor que te ganaste y tanto merecías recibir…

Yo sólo quiero que todos los días recibas Amor. Yo sólo quiero que sepas que estoy aquí por ti, Selena…

Te quiere con toda el Alma…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)




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