Yo sólo tengo palabras de agradecimiento hacia ti, Selena…


Hoy sólo me dirijo a ti, Selena, para agradecerte, agradecerte por permitirme descubrirte y por permitirme entrar en tu mundo y saber que nada es imposible, que todo sueño se puede lograr si uno se lo propone. Te agradezco porque quitaste mis prejuicios, me convenciste con tu talento, me subyugaste con tu voz, me sacaste una sonrisa con tu carisma, me avasallaste con tu personalidad. Siempre tendré que disculparme por haber demorado en apreciarte obnubilado por años en buscar una respuesta a saber por qué te sucedió lo que te había acontecido aquel nefasto día. Tal vez tenga que disculparme de por vida por creer que no tenía que reparar en tu música, que viniendo de gustos tan diferentes nada tenía que escuchar de ti, nada bueno podía rescatar. Pero aquello que fue un defecto, un prejuicio, una tontería de mi parte me permitió apreciar lo mejor de ti, que era tu capacidad para sorprender, para cautivar, para ganarte al público con todo tu potencial. Tú, Selena, siempre sorprendías, porque siempre dabas algo más de lo que se esperaba de ti, siempre diste todo de ti y mucho más, siempre tuviste en mente que cada concierto, que cada nuevo tema, que cada nueva interpretación, era un nuevo desafío para ti, un escollo que debías sortear. Tu fama no te hizo dormir en los laureles. Cada concierto era empezar todo de nuevo de cero y una nueva posibilidad para conquistar a ese público que, a pesar de todo, ya era tuyo, te pertenecía. Por eso siempre estabas nerviosa antes de cada presentación, antes de cada aparición en público. Tú nunca consideraste que ya habías dado todo. Siempre pensaste que tenías mucho más aún para dar. Así conquistaste a tu gente, así convenciste a tu padre, así cautivaste a José Behar, así te ganaste a todo el mundo...

Yo sólo tengo palabras de agradecimiento hacia ti, Selena, porque supiste emocionarme, porque generaste toda clase de sensaciones con cada una de tus interpretaciones. Te agradezco cada palabra, cada gesto, cada emoción desplegada en cada letra, en cada sentimiento. Tú generaste que riera, que llorara, que entendiera el valor de cada canción. Tú le diste el valor necesario a cada sentimiento expresado, jamás una interpretación de una canción era un trámite rutinario al que debías someterte por demandas y pedidos de la gente, de los sponsors, de las empresas, de las discográficas, de tu propia familia. Tú hiciste de cada interpretación de un mismo tema una nueva canción, una nueva melodía, una nueva emoción. Tú siempre respetaste al público que te venía a ver, muchas veces desde muy lejos, que pagaba su entrada, que esperaba horas para verte un ratito, para pedirte un autógrafo, para expresarte su cariño. Y tú jamás te negaste, jamás dejaste de agradecer. Siempre tuviste un saludito para tu público en el escenario, en cada aparición pública, en cada entrevista, en cada momento. Siempre respetaste la labor de cada uno. Aun sabiéndote la mejor, siempre te consideraste una igual con tu gente, con la gente que te entrevistaba, con todos los que eran trabajadores como tú y que debían luchar del mismo modo para destacarse y hacer un trabajo digno. Aún recuerdo que cuando la presentadora de “Padrísimo” en 1993 te auguraba lo mejor para ti en función del tremendo éxito que tenías, tú tuviste el hermoso gesto de desearle lo mejor en su nueva función de conductora de ese programa. Aún recuerdo las humoradas con cada uno de los periodistas y conductores que te entrevistaban siempre. Aún recuerdo el gesto de tener siempre una buena predisposición incluso ante presentadores que en 1994 recién te descubrían por tu fama y acaso aún no supieran todo lo que significabas para tanta gente. Tu propia formación, tu propia idea de que siempre tenías que conquistar al que se te ponía adelante te dio esa predisposición. Nunca te pusiste en una actitud de diva, pues jamás te gustó estar en esa posición. Tú tenías los pies sobre la tierra, porque sabías de tus orígenes, sabías de dónde había venido, sabías lo que era luchar para llegar…

Selena, yo sólo tengo palabras de agradecimiento, porque me diste todo, aun en ausencia me convenciste de que un mundo mejor es posible, que con trabajo, sacrificio, dignidad, honestidad y humildad todo se puede alcanzar. Tu forma de actuar, tu forma de ver las cosas, tu idea de la vida me han servido como ejemplo. Yo siempre fui escéptico, he creído que poco se puede hacer ante tanta adversidad, ante un mundo con cosas implantadas, predeterminadas, fijas, inamovibles. Nada me generaba que algo podía cambiar mi visión de las cosas, de la vida, del futuro. Siempre pensé que los sueños, sueños son, que todo estaba terminado, que poco se podía hacer. Hasta que apareciste tú y me convenciste con tu voz, con tu amor, con tu pasión, con tu talento, con tus sueños, con tus anhelos. El verte a ti no era ver una artista más con una imagen artificial, prearmada. El verte a ti era ver a una artista original, auténtica, particular, distinta, versátil. Es verte a ti y saber que así como eras en el escenario, así eras en la vida. El verte actuar en aquellos conciertos multitudinarios en Monterrey era ver a aquella niña de 8 años que se preparaba para cantar y decirle a todos: “¿Y? ¿Qué esperamos para cantar? ¿Cuándo comenzamos?” … y generar una carcajada generalizada. Y esa imagen se repetiría una y otra vez en cada concierto, en cada aparición pública. Porque en el escenario eras tú, Selena, no la imagen de lo que querían ver otros. Y esa autenticidad, junto con tu talento, fue lo que más valoró la gente, pues no es común encontrar a alguien así. Por eso no habían visto a nadie así antes, ni han visto a nadie así después…

Selena, yo sólo tengo palabras de agradecimiento, porque fuiste un ejemplo, nos diste un modo de vida, un modelo a seguir. Tal vez vivamos en un mundo en el que sólo importa el resultado, el ser exitoso con muy poco, el tomar el escándalo como un modo de hacerse notar y de lograr notoriedad, el ventilar la vida privada como un medio para llamar la atención. Nada de eso pasó contigo, Selena. Tú llegaste al corazón de la gente con tu arte, con tu voz, con tus canciones, con tu bondad, con tu carisma, por la forma de brindarte. Y sólo lo hiciste con armas nobles, con lo que había que hacer para lograrlo: ser profesional en las grabaciones, en las actuaciones, en cada cosa que se hiciera ante el público. Y siempre diste un claro mensaje: siempre mostraste que tenías mucho para dar y que cada día había que aprovecharlo al máximo para lograr ese objetivo. Aún hoy recuerdo cómo Verónica Castro, en un reportaje que te hizo en el programa “Furia musical”, se sorprendía y no podía entender que le contestaras que cada tiempo libre que tenías era para poder cumplir con todos tus objetivos, con todos los sueños postergados por años, con todo lo que deseabas hacer y que lo tenías rondando en tu cabeza todos los días, que merodeaba en tu corazón y en tu alma cada noche, cada día. Y tal vez como si presintieras tu futuro, siempre partiste de la idea de que no había tiempo que perder, que cada día había que vivirlo hasta el último aliento, que no había que desperdiciarlo en tonterías para caer en la frustración de no haber al menos intentado haber hecho algo por la felicidad, por la satisfacción de cumplir con lo más deseado, por el orgullo de la tarea cumplida. Tú, Selena, fuiste el más bonito ejemplo como artista y ser humano, y sería bueno que todos no sólo lo recordáramos, sino que lo difundiéramos para que ése sea el ejemplo para todos. Que con trabajo, honestidad, respeto y ambiciones honestas también es posible triunfar, también es posible no sólo ser famoso, sino ganarse el cariño de la gente, que es lo más difícil.

Selena, yo sólo quiero agradecerte por el Amor que nos diste, por tu sonrisa, por tu bondad, por tu buena predisposición para todo y para todos. Te agradezco que nos hayas dado todo a cambio de que sólo te reconozcan, de que te quieran, de que nunca se olviden de ti. Alguna vez dijiste, en esas tantas preguntas insólitamente premonitorias, que lo único que pretendías en la vida era que te recordaran con Amor. ¡¡Y vaya si lo lograste!! Y lo más lindo es que no tuvo que pasar lo peor para que la gente te lo retribuyera. Tú, Selena, lo llegaste a ver. Llegaste a apreciar cómo la gente te manifestaba tanto cariño, tanto Amor, tanto reconocimiento. Si hay algo que uno aprecia en cada concierto, en cada presentación tuya en el escenario, era esa ligazón, era esa comunión entre el público y tú, que iba muchísimo más allá del número de espectadores. El valor de aquel mítico concierto en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995 no era que hubiera 65.000 personas para verte sólo a ti. El valor de ese concierto era el sentimiento desplegado por tu público, esa comunión de sentimientos entre la gente y tú, que se podía sentir, palpar, vivir en cada instante de ese concierto, y que tuvo su máxima expresión al final de él, al término de interpretar “Como la Flor”, que arrancara más de una emoción que se dibujaba en tu rostro, que se te notaba en tus gestos, en tu tierna mirada, y que lo sintieras como nunca mientras te estabas despidiendo. Pero todo eso se apreciaba en cualquier circunstancia, pues tú, Selena, te brindabas siempre así, ante 65.000 o ante 200 personas. El número no condicionaba tus actuaciones, y la gente no desplegaba su cariño según si el concierto era multitudinario o no. Ni siquiera era condicionante si el concierto era tuyo exclusivamente, o si era compartido por otros, o si pertenecía a un Festival al que asistían varios artistas. La mejor síntesis de ello fue cuando interpretaste “Como la Flor” en Festival Acapulco. El público asistente no era enteramente tuyo, aunque te conociera y quisiera, y sin embargo les brindaste no sólo una actuación memorable, sino que esa interpretación de “Como la Flor” acaso haya sido la mejor que hayas brindado. Les diste su mejor interpretación, los hiciste partícipes, jugaste con ellos, les ofreciste lo mejor de ti, y la gente lo entendió y lo captó en el acto. Muchos de ellos, niños, varones, mujeres, gente mayor, todos, se subieron uno a uno para saludarte, para agradecerte, para bailar contigo, para retribuirte lo que les habías dado. Y cada uno respetó tus tiempos, entendió tu pedido de poner un límite para seguir cantando por respeto al público asistente. Pocas veces he visto tanto cariño y tanto respeto a un artista. Y no era para menos. Estaban devolviéndote con creces lo que tú mismo les habías ofrecido, no sólo esa noche sino toda tu vida…


Selena, yo sólo tengo palabras de agradecimiento por lo que nos dejaste al final. Por darnos esas hermosísimas canciones en inglés, por demostrarnos que tenías todo un potencial para dar. Que no querías repetir fórmulas, que mientras muchos pedían que te contentaras con seguir haciendo las mismas canciones que te habían llevado al éxito, que fueras al éxito seguro, que no arriesgaras, que dejaras la osadía para otro momento, tú no te detuviste en tu marcha hacia tu gran sueño, ese sueño que declamaste cuando terminaste de interpretar aquella bellísima versión de “Where did the feeling go?” en el concierto de San Antonio en 1991, que lo celebraste cuando por fin se firmó el contrato con Emi en 1993 para hacerlo, que lo difundiste cuantas veces pudiste, incluso ante el público mexicano que no se sabía cómo podía tomar ese giro en tu carrera, y que por fin lo concretabas en aquel 1995 luego de tantas postergaciones. Con aquellas maravillosas interpretaciones convenciste hasta el más escéptico de lo que eras cantando en inglés, y aún hoy muchos se quedan maravillados por tu interpretación de “Dreaming of you” o “I could fall in love”. Estabas encaminada a ser una estrella internacional indiscutible y sin límite, tal cual lo eras con cada emprendimiento que tomabas. Y si bien nunca sabremos todo lo que podrías haber logrado, esos últimos temas acaso certifiquen lo que tú eras en todo sentido: una artista única e irrepetible…


Yo sólo tengo palabras de agradecimiento, Selena, porque dejaste, con tan sólo 23, casi 24 años, una huella imborrable, que nadie podrá desaparecer, aunque muchos se empecinen en hacerlo. No esperaste tu ocaso, no esperaste otros momentos mejores, no especulaste, no postergaste bajo ningún punto de vista tu máximo anhelo de convertirte en diseñadora. En ese torbellino que era tu vida, tus sueños, tus ideas, tus pensamientos, tus ambiciones, te hiciste un pequeño lugar en el medio de la mayor expresión de tu fama, en el medio de los conciertos multitudinarios, en el medio del reconocimiento y de las luces del éxito, para lanzar tu boutique Selena Etc. Muchos creyeron, y por ahí alguno lo sigue creyendo, como si no te conocieran, que ese lanzamiento era un capricho tuyo para tener a mano todo lo que tú querías para vestirte, para arreglarte, para verte mejor. ¡¡Nada más errado!! Esto era algo por lo que tú luchaste toda tu vida. ¡¡Ése era tu mayor sueño!! A veces pienso que tú te sacrificaste toda tu vida cumpliendo lo que deseaba tu padre, llegar a lo más alto en tu fama, para que eso te diera la libertad de acción para darte tu lugar, tu nombre en el mundo. A veces pienso que querías llegar al éxito mundial para tener, entre otras cosas, la libertad de poder expresarte, de cumplir tu sueño de pequeña, de toda la vida, que era dedicarte al diseño. Y en plena locura del éxito te lanzaste a tan ambicioso emprendimiento que te representaba, te identificaba, te definía, te pertenecía enteramente. Y como era tuyo, lo llevaste al ritmo en el que iba tu mente. Y así lanzaste Selena Etc. en Corpus Christi y en San Antonio a la velocidad de un rayo. Y lo pensabas lanzar en Monterrey y en México DF en breve. Y si no lo pudiste completar es porque todo no lo podías hacer y acaso confiaste en gente que no te quería y ni estaba dispuesta a ayudarte en que fueras feliz con lo tuyo, con aquello que tanto querías. Ojalá hubieses podido confiarle a tu público ese emprendimiento. Ellos te hubiesen ayudado a cumplir ese sueño, pues sin duda te hubiesen agradecido de por vida que les dieras todo de ti para compartirlo con ellos…


Por eso, Selena, yo sólo quiero agradecerte por todo lo que me diste y por todo lo que me seguirás dando, por cada emoción, por cada interpretación de “Si una vez”, por todas tus interpretaciones de Padrísimo, sobre todo las dos últimas, en las que recuerdo tus palabras diciendo que 1995 es un año muy importante para la banda, y en las que me enamoro y lloro viéndote cantar el 8 de marzo “Fotos y recuerdos” y el 12 de febrero, sin duda, “Si una vez”. Y como sólo tengo palabras de agradecimiento para ti, siempre tendrás mis recuerdos, siempre tendrás mis palabras, siempre me tendrás a mí, Selena, para cumplir uno de tus grandes sueños: que te recuerden con Amor…


Siempre estaré aquí, Selena, por ti, sólo por ti, para que tu nombre siempre esté en lo más alto, para que tu figura nunca se olvide, para darte lo mejor de mí sólo para que seas feliz…


Te quiere, te extraña, te añora, te da todo su cariño por siempre y para siempre, te agradece de por vida….


Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)











No hay comentarios: