Ayúdenme…



Una y otra vez paso cada noche por el Houston Astrodome. Desde que ya no estoy por estas tierras, Dios me ha concedido un recreíto para que recorra aquellos lugares en los que fui feliz, en los que pude ser yo, en los que me permití soñar con que llegaría a ser la gran estrella de este mundo. No me arrepiento del camino elegido. No pequé de ilusa ni de ingenua. Tampoco crean que era tan confianzuda ni que no sabía que podía llegar. Tal vez pequé de no tomar yo las riendas de mi destino. Tal vez pequé en creer en gente que se quería demasiado y no pensaba tanto en mí, que me necesitaban tenerme atada a su felicidad más que en liberarme para que yo sea feliz y libre. Pero eso ya pasó y ya no hay vuelta atrás…

Créanme que paso todas las noches por aquí porque extraño, sí, extraño a mi público, a mi gente, extraño ser amada, ser querida y requerida. Cuando vuelvo aquí, revivo el mismo miedo que tuve siempre, el de no ser querida, el de no ser apreciada, el que se olviden de mí, de que ya no me quieran más. A veces temo ir afuera y escuchar a la gente, porque sé que pasó un tiempito de aquel día que los dejé. Sí, confieso que temo no estar ya en boca de la gente, de que mis temas no se escuchen en la radio, de que otros artistas sean los preferidos de todos. Sé que no puedo evitar eso. Tampoco puedo pedir que la gente por mí no le preste atención a tantos artistas talentosos que hay por aquí, pero … bueno, soy humana, y sigo teniendo mis temores y mis penas, como mis alegrías y mis buenos recuerdos. Yo también lloro por no estar aquí. A veces Diosito se ofrece a mostrarme aquellas imágenes de tiempos tan felices y yo a veces le digo “¡Después, Diosito, después!”, porque me dan nostalgia y me generan tristeza. Yo sé que es bueno que a uno la recuerden con alegría, que seguramente si pudiera darles un mensaje les diría que cumplan sus sueños, que sean felices, que vivan su vida, que me recuerden por lo que hice y obré en cada acto de mi vida, pero no podría evitar decírselos con una mueca de tristeza, aunque tratara de disimularlo. Es que yo no me resigno a estar de nuevo con ustedes. No me atrevo a decírselo a Diosito, pero me gustaría pedirle, aunque sea una quimera, una nueva oportunidad…

Puede que les parezca un poco tonto que se los diga, puede que les parezca increíble que se los confiese, pero temo que me estén olvidando. No. No los culpo. Yo sé que pasa el tiempo. Yo sé que no puedo detener las cosas. También sé que hay gente que me quiere, que no me olvida y que me sigue recordando. Hasta sé que hay gente que nunca hubiese imaginado que me iba a manifestar su amor, su cariño, su reconocimiento. Pero sé que las cosas no son como antes. Sé lo que era esta ciudad no sólo cuando partí, sino después. Sé cómo la gente tenía una gran incredulidad y desconsuelo. Sé que la gente compraba cada cosa que tenía que ver conmigo como si fuera oro. De pronto, todo lo que alguna vez fuera mío o me perteneciera tenía un valor incalculable, una importancia que yo no le había dado. Sé que mucha gente comenzó a apreciarme desde el dolor, desde la curiosidad. Sé que esta ciudad fue un escenario de muchas cosas que nadie imaginó y viviendo cosas no muy agradables que digamos. Créanme que yo no quería tener que destacarme por tantas cosas que se han dicho de mí. Si hubiese sabido que todo esto podía generarse, yo hubiese pensado dos veces antes de hacer lo que hice. Pero era muy joven, tenía mucho por vivir … Si sentía que me llevaba el mundo por delante, ¿cómo iba a pensar en límites, en especulaciones, en qué me convenía hacer? Tal vez lo que más rescato de todo ese momento es la gente que me expresaba tanto amor, tanto cariño, que me manifestaba de la manera que podía cómo me extrañaba, cómo deseaba que estuviera aquí. Más de una vez lloré por eso. Me sentí culpable. Me sentí como si los hubiera defraudado. Sé que jamás ellos pensaron de ese modo, pero siempre sentí que por ahí más de uno debe haber pensado desde lo más profundo de su corazón el por qué tomé esas decisiones, por qué no me di cuenta, por qué no pensé, por qué confié en esa mujer. No sé qué decir aún hoy frente a eso. Creo que no tenía forma de saberlo. Yo creía en mí y en mis fuerzas. Tarde me di cuenta de que a veces uno no puede con todo. Bastante uno tiene consigo mismo como para ocuparse de los problemas de los demás...

Es curioso. Todas las noches que llego aquí y me quedo largas horas sentada en uno de los asientos de este enorme estadio, creo sentir el paso de otra gente, el ruido de otros caminando. Miro, pero no veo nada, ni tampoco quiero mirar mucho. Me duele ver esas luces apagadas, ese escenario vacío. Sólo estoy aquí porque puedo percibir el Amor que recibí aquel día que sería el último importante, mío, personal. Créanme que me fui con una gran emoción y que me había propuesto volver aquí como una cantante internacional reconocida en el mundo. A muchos tal vez le costaba entender que yo hiciera estos pasos y ante el hecho de haber partido tan pronto no les haya quedado claro cuáles eran mis objetivos. El cantar en inglés no era un capricho. Yo no pretendía sólo ser la cantante de tex-mex que había llegado a límites inimaginables. Yo no sólo quería ser la reina de la cumbia. Yo quería ser la gran artista a quien todos quieren, por quien todos suspiran. Cuando comencé a grabar mis primeros temas en inglés sentí una gran emoción y una gran satisfacción. Por fin se cumplía mi sueño de cantar en ese idioma y el sólo hecho de verme cantar esos bonitos temas por los que tanto soñé me hacía pensar en mi futuro. Cantaba y sabía que iba a poder con los “gringos”, con todo el mundo. Me veía cantando en el Madison Square Garden, me veía participando en diferentes escenarios de los Estados Unidos, en programas de televisión famosos, recibiendo múltiples premios, cantando con artistas consagrados que se sentirían gustosos de participar conmigo en tantos proyectos … ¿Y cómo no me iba a sentir así si ya lo estaba viviendo en esos días? Siempre me emociona escucharme cantando “I could fall in love”. Definitivamente es mi tema preferido. Sé que muchos terminaron adoptando “Dreaming of you”, un hermoso tema también … Pero todos sabemos que los hechos que ocurrieron aquel día potenciaron ese tema. Tal vez si el destino me hubiese jugado una mejor pasada hoy todos ponderarían más “I could fall in love”. Le puse toda mi voz y todo mi amor a ese tema. Quería demostrarle a todo el mundo hasta dónde podía llegar, que sería la gran Reina en todo el mundo, que todo lo podía lograr. Y a veces me apena porque tenía tantos temas más para cantar, temas que tanto soñé interpretar, temas por los que luché tanto poder expresar ... Si todos supieran lo que iba a ser el disco que el destino hizo que se llamara “Dreaming of you” se hubiesen sorprendido. Desde que firmé el contrato para hacer ese disco molesté mucho al señor José Behar para que lo hiciéramos lo más rápido que se pueda, que no lo dilatáramos más, que si confiaba en mí podía convencer hasta el más inflexible directivo de la Emi para hacerlo posible. Y él, pobre, hizo todo, se peleó con todos, luchó como nadie para cumplir mi sueño, para verme feliz y satisfecha. A veces me pregunto por qué no estuve más cerca de él, por qué no le pedí sus consejos, por qué no reparé en él para seguir con la etapa más feliz y más difícil de mi carrera. Quisiera poder disculparme por esa falta y por haberle fallado. Sé que él me comprendería. Sé muy bien todo lo que hizo por mí, incluso en mi ausencia…

Miro hacia adelante y recuerdo cada uno de mis movimientos en ese famoso Disco Medley. Empecé así porque sabía lo que se venía y tenía que estar preparada para este gran desafío. Tenía que acostumbrarme y a acostumbrar a los demás que éste era el camino a seguir, que mis conciertos iban a tener estos temas, esta música, este estilo. No sabía hasta dónde podía llegar en 1995. Sólo pensaba que tendría un año clave en mi vida y que todo dependía de cómo lo llevara para saber qué me depararía el destino. A veces pienso que estábamos abarcando muchas cosas sin saber determinados costos que tendrían. Yo iba para adelante según lo planificado por mi padre, pero más de una vez me preguntaba si el hecho de seguir por este camino iba a tener que dejar de lado mi camino en español. Sé que era imposible dejarlo, pero era consciente de que si me iba bien en mi gran apuesta en Estados Unidos, no iba a tener tanto tiempo para ir a lugares que ya tenía planificado ir, que no era sólo México sino toda Latinoamérica. A veces pienso que no sé si todos estábamos tan listos para encarar tantos desafíos. Creo que no tomamos ciertas precauciones. Yo no me estaba sintiendo muy cómoda en el tener que explicar determinadas cuestiones personales que se ventilaban por allí. Todavía en aquella época tenía la ventaja de que podía aclararlo con gente amiga, con periodistas que me conocían, respetaban y admiraban. ¿Pero qué iba a ser de mí cuando gente con malas intenciones dijeran cosas feas de mí, se metieran en mi vida privada y tomaran el escándalo como parte del show, como uno de los precios que debía pagar para llegar a la fama? Y si bien siempre supe que no todo era un lecho de rosas el camino al éxito (¿cómo no saberlo si toda mi vida fue un eterno sacrificio?), no sé si estábamos preparados para tanta maldad y tan malas intenciones. Y los hechos posteriores a mi partida lo certificaron plenamente. Y más aún. A veces recuerdo y sigo escuchando aún las barbaridades que dice la persona que me hizo tanto daño que nunca podría perdonar. Y créanme y no lo duden: esa persona hizo mucho daño. Y no sólo lo hizo ese día. Lo hizo después. Lo hace ahora. Me daño a mí. Me sacó de este mundo y me hirió más de una vez. Destrozó a mi familia. Hizo llorar a mi gente por siempre. No. No lo duden. Nunca la perdonaré. Jamás!

Mi propio miedo y mi propia inseguridad me hacen estar inmóvil aquí. Me refugio en mis sentimientos y en mis pensamientos, y quiero guardar para mí ese amor que siempre recibí, ese calor que me protegió de tantas cosas, ese cariño que tuve siempre. Por eso, este enorme estadio nunca lo sentí ni frío ni distante. Al contrario, lo sentí como mi hogar. Fue éste el lugar que me dio la seguridad. Fue éste el lugar que me quitó los miedos. Fue éste el lugar en el que me sentí una artista que podía con todos y con todo. Por eso no recorro el lugar. No necesito hacerlo. Recuerdo cada canción, cada movimiento, cada palabra, cada sensación. Sólo me quedo aquí para sentirlo. Para no estar sola e inmortalizada en el bronce y ser tomada como un mito, como una leyenda viviente … ¿Y saben? Eso sí me sabe frío, distante. Yo nunca me propuse eso. Yo no quiero que me vean así, tal vez porque siento que muchas personas me pueden evocar de esa manera en los grandes aniversarios como el mejor homenaje que me pueden hacer … Y les puedo asegurar que no es lo que yo quiero. Les agradezco todos esos gestos, pero eso lo puede hacer mucha gente, la que me quiere y la que lo hace de compromiso. Y lo mío es más sencillo. Les mentiría si no les dijera que no necesito más que manifestaciones de Amor. Les mentiría si no les dijera que necesito como el agua sentir que aún me quieren y que me extrañan. Por eso tengo miedo de salir de aquí. Por eso tengo temor de que ya no hablen tanto de mí, tengo temor de que ya no esté ese furor que había en otros tiempos. Por eso no quiero volver a Corpus Christi. No porque no lo desee. No porque no quiera encontrarme con tan lindos sentimientos. Pero temo que muchas cosas que dejé ya no estén. Temo que aquellos sueños que dejé expresados en tantas cosas, en tantos emprendimientos, se hayan esfumado o ya no tengan el mismo vigor que antes. Sé que muchas cosas tuvieron vida y energía mientras yo estuve allí. Y no puedo pedir que los demás me suplanten en ese rol. Tampoco quiero desilusionarme. Extraño a mi familia. Extraño a los míos, pero sé que ellos tuvieron que rehacer sus vidas como pudieron y con mucho dolor … No puedo evitar llorar por ellos. Lamento haberlos hecho sufrir. Quisiera correr a ellos y abrazarlos. Quisiera correr hacia ellos y largar mi más estruendosa risotada, para callar tanta pena, para apagar tanto dolor … Mejor me quedo aquí, esperando que Diosito me haya puesto en una difícil prueba, en el mayor desafío. Y que al fin como premio me dé esa chance de estar con todos ustedes…

Sólo les pido una cosa, sólo una cosa. Piensen que todas las noches estoy aquí rememorando aquello porque necesito sentir ese Amor que tanto recibí. Créanme que extraño mucho aquello, que yo necesito seguir sintiéndolo. Algún día querría animarme a recorrer cada lugar, cada sitio en el que estuve y seguir sintiendo que aún me quieren, que aún necesitan de mí. No pido grandes manifestaciones de afecto, no pido ni grandes homenajes ni que escuchen todos los días mi música, ni que vean todo lo que hice. Sólo les pido que me tengan en sus corazones, nada más. Eso para mí es lo más valioso. Créanme que les agradezco que aún compren mis discos, que se desvivan por tener todo lo que les dejé de mis conciertos y de todas mis apariciones … Pero piensen también que tal vez eso no fue lo que les quise dejar, piensen en que tal vez me hubiese gustado que me recuerden de otra manera, con otras imágenes, con otros recuerdos. Piensen en mis sueños, en todo lo que yo les dejé. Recuerden siempre que yo dije, sin saber nunca lo que me depararía el destino, que lo que más quería en mi vida era que me recordaran con Amor. Tan sólo, y tan concreto y difícil a veces: con Amor. Con que me tengan presente cada día con sus actos, con sus sentimientos, con sus actitudes me alcanza. Quiero sentir que aún me necesitan, quiero sentir que no perdí ese Amor, que no se han olvidado de mí. Y para mí lo más importante es lo que puedan hacer por mí. Créanme que yo los necesito como siempre. Que jamás perdí ese miedo de estar sola. Y que me da terror salir de aquí, pero que tampoco me quiero refugiar en el cielo y en el frío bronce. Quiero que mi nombre sea recordado por siempre, y que siempre esté en sus almas y en sus corazones. Tal vez les pida mucho, aunque que si me quieren no les estaré pidiendo demasiado. Ayúdenme, sólo ayúdenme. Yo les prometo que se los agradeceré por siempre. Y que volveré a estar con ustedes para revivir aquellos lindos días, y darles las gracias por siempre y para siempre. Y para sentir que nunca estaré sola…

Ahora me retiro. Miro una vez más el Astrodome y cada imagen de lo que viví pasa por mi mente con la velocidad de un rayo. Nunca podré olvidar aquello porque forma parte de mi Alma, de mis sentimientos, de mi corazón. Pero no quiero mirar más. No necesito mirar más. No quiero que Diosito se enoje conmigo. Él sabe lo que siento. Él sabe lo que necesito. Espero que algún día me devuelva con ustedes. Espero que se apiade de mí con el Amor de todos ustedes…

(Una vez más Selena espero haber interpretado tu sentir y que sientas que todos te seguimos queriendo y esperando, y que en nuestros recuerdos la única figura eres tú. Nosotros sólo somos meros instrumentos de nuestro tributo eterno…)

Te quiere por siempre y para siempre, y esperando el deseado milagro de que vuelvas a estar con todos nosotros…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)









No hay comentarios: