Yo sé muy bien que estás allí, Selena…

Ignacio estaba bien contento en el inicio de aquel mes de marzo de 1995. Había presenciado por primera vez un concierto de Selena y quedó fascinado con ella. Hasta allí era un admirador más, pero desde ese momento pasó a ser su artista exclusiva, el motivo del cual hablar, la mujer a la que le declararía Amor eterno. Y como pasaba siempre cuando uno adoptaba a Selena como su artista favorita, inmediatamente comenzaba a coleccionar sus cosas, comprar todos sus discos, tener todo aquello que estuviera relacionado con ella. Ni había pasado dos días de aquel concierto de Selena cuando Mabel, una prima suya que vivía en Monterrey, le había conseguido algo de lo más preciado para él. Le trajo en una de sus visitas de sus familiares a Houston, Texas, un casete con las imágenes del programa “Siempre en Domingo”, de Raúl Velasco. Y no era que se lo prestaba. Se lo regalaba pues había hecho una copia especialmente para él. Ignacio se lo agradeció eternamente pues sólo había podido ver algunas imágenes de aquella presentación. Recordaba que Raúl Velasco venía de México DF para Monterrey con el fin de presentar a Selena allí. Y cuando llegó el momento de anunciarla hizo una pausa para que el público coreara su nombre y la llamara. Para su sorpresa el público le dijo a los gritos “¡¡’Selina’!!”. El esperaba que dijeran “¡¡’Selena’!!”, por lo que hizo una pequeña pausa para anunciar su presentación y comenzar la fiesta. “Claro, se ve que Raúl no sabe que en Monterrey no la llaman como en México DF, Selena con ‘e’, sino con ‘i’. Así se pronuncia en inglés y ellos están lo suficientemente cerca de los Estados Unidos como para estar acostumbrados a llamarla a Selena como realmente se pronuncia”, decía Ignacio, riéndose de la situación. El sólo había visto la interpretación de “Si una vez” y se quedó extasiado de la locura de la gente coreando el tema y siguiendo a Selena en todo. Y más aún estaba fascinado Ignacio por lo linda que estaba Selena, con su atuendo rojo y su pelo largo, suelto y con flequillo. Si había algo que le encantaba a Ignacio de Selena era su gracia, su carisma, su talento increíble. Eso lo tenía hipnotizado. Él sentía que tal vez podía haber cantantes mejores, artistas que podían actuar, cantar o bailar mejor …pero nadie podía ser como Selena … Ella tenía todo, ella tenía algo que le faltaba a los demás. Ignacio podía enumerar todos sus atributos: voz, talento, carisma, gracia, personalidad, presencia, pero no podía poner en palabras aquello que la distinguía del resto, lo que la hacía tan distinta … “Es que Selena nos quiere, no sólo nos divierte. No sólo actúa para nosotros, no sólo lo hace para vivir, para triunfar, para trascender. Selena quiere a cada uno que la escucha, los atiende, los oye, los entiende. A Selena yo le creo cuando me canta, yo no dudo que ella siente lo que expresa. Yo le creo que está contenta cuando me lo canta. Yo le creo cuando está expresando su tristeza. Selena es creíble. Selena es sincera. Selena es la misma en el escenario como fuera de él. Selena no le miente a nadie y eso lo sabemos todos”, le decía Ignacio a Mabel, su prima, cuando le preguntó por la actuación de Selena en el Houston Astrodome. “Si vieras, Mabel … Yo te conté que sólo vi del programa ‘Siempre en Domingo’ la interpretación de ‘Si una vez’. Si hay algo que me gusta de esa interpretación es que Selena siempre lo hace distinto, siempre le agrega algo en cada actuación, a pesar de que tenga una rutina sobre cómo interpretarlo en cada concierto … Bueno, si vieras lo que fue el otro día en el Astrodome …. Yo pocas veces vi algo así. De pronto se detuvieron ella y toda la banda, y Selena se quedó estática apoyando su dedo índice en su cabeza. Te juro, te recontrajuro que llegamos a escuchar su respiración .... Después todos nos pusimos a gritar como desaforados. Selena salió de esa posición y comenzó a caminar de un lado a otro del escenario. Y nos miraba. Nos miraba a todos sin decir palabra. Se me puso la piel de gallina. Nunca vi a una mujer manejando el escenario ante tanta gente que estaba enloquecida … Y si crees que todo terminó allí te equivocas. El final de la canción fue una demostración de lo que es Selena como cantante … ¡¡Simplemente extraordinaria!! Te prometo que te acercaré un video del concierto cuando lo vuelvan a pasar por televisión. Verás que no exagero para nada”, le siguió comentando Ignacio a Mabel. Habían decidido ver el video juntos, pero surgió un imprevisto y Mabel se tuvo que ir con sus padres a ver a unos parientes que justo habían pasado por el hotel en el que estaban alojados para verlos. Mabel le dijo que la esperara para verlos juntos. Ignacio se lo prometió, pero al cabo de una hora decidió ver ese video. Estaba impaciente por ver a Selena y no quería esperar más. Y si luego viniera su prima, le diría que aún no lo vio y haría como si lo viera por primera vez … Empezó a ver el concierto y justo la primera parte era la que él había visto. Pero eso era lo que menos importaba … El hecho de ver a Selena le daba una satisfacción enorme. Ignacio estaba seguro de que llegaría lejos, muy lejos. Estaba seguro de que pronto estaría en las tapas de las principales revistas del mundo y que ofrecería recitales multitudinarios en todos los continentes. No tenía ninguna duda, sobre todo luego de ver ese inicio del concierto del Houston Astrodome con Selena interpretando un Meddley de los años ’70. Selena podía cantar en más de un idioma. Selena podía interpretar cualquier canción, cualquier ritmo … ¿Quién la podría detener? Y encima el público la amaba. Tenía todo, todo a su favor y estaba lejos en su mejor momento. Ignacio comenzó a ver a Selena interpretar el tema “Amor prohibido” y veía todo lo que movilizaba, todo lo que generaba, en todo lo que la rodeaba hasta que hubo algo que lo paralizó. Vio que frente al escenario y delante del público en el que se movilizaban fotógrafos y personal de seguridad a alguien correr todo agazapado en busca de una mejor posición … “¡¡Hey!! Pero ése soy yo. ¿Pero qué hago yo allí? ¡¡No puede ser!! ¡¡Yo no estuve allí”, decía Ignacio todo desconcertado, casi gritando … “Y sin embargo … Y sin embargo … ¡¡esa persona soy yo!!, seguía afirmando Ignacio sin poder entender lo que estaba pasando. No podía seguir viendo el concierto. Se había desconcentrado. Y se había obsesionado. ¿Qué hacía él allí? No tenía duda de que era él. Pero tenía que buscarle alguna explicación a lo sucedido. Por ello decidió detener el casete y volver a pasar despacito ese momento para sacarse esa duda. Cuando volvió a pasarlo y volvió a ver ese momento se conmocionó aún más. ¡¡Era él, sin duda era él!! ¡¡Pero no podía ser!! No cabía en su cabeza ninguna confusión. Su contextura, su altura, su cabello, su aspecto general coincidían plenamente con él. Ignacio decidió más que sacarse una duda, comprobar que no podía ser él, que no debía ser él. Decidió ir a la casa de un amigo para ver ese momento pero en versión más ampliada. Su amigo Pedro tenía un reproductor mucho más sofisticado que le permitía no sólo avanzar cuadro por cuadro las imágenes sino detenerse en algún instante cualquiera y ampliarlo varias veces. Pedro recibió a su amigo sorprendido por su premura por ver algo en ese video. “¿Qué? ¿No me digas que te gusta Selena?”, le dijo socarronamente Pedro, que era un fan furioso de la banda Pantera. Ignacio sin dejar de mirar el casete que avanzaba a toda velocidad hasta llegar a ese momento le dijo: “¿Acaso tú la has visto? Seguro que si la hubieses visto no me harías esa pregunta tonta y menos con ese tonito…”. Pedro se quedó callado. Veía que lo de su amigo iba en serio y optó por respetar lo que estaba observando. Ignacio, una vez llegado a ese momento, avanzó lentamente con el video y fue ampliando cada cuadro. Respiró aliviado cuando observó que en realidad no era él, que era una persona llamativamente muy parecida a él, pero que no lo era definitivamente. Aun así, le dijo a su amigo Pedro que mirara bien y le dijera qué opinaba al respecto. Pedro fue muy tajante al decirle que ni por asomo era él, que si bien era parecido estaba más que claro que no podía serlo. "Eso lo dices porque tienes el mejor reproductor de casetes de la ciudad. Si tuvieras uno como el mío, no pensarías lo mismo…”, le dijo Ignacio. Estaba por retirar el casete ya más tranquilo pues había sido una falsa alarma hasta que Pedro le dijo. “¿Pero sabes? Algo me llama la atención. No sé por el andar, porque lleva una carga demasiado pesada para ser un fotógrafo y porque llego a ver un papel suelto por allí, pienso que debe ser un loco, un intruso o algo así…”. Por alguna razón Ignacio le estremeció esa observación. Sintió un fuerte dolor en el estómago e Ignacio se tomó de él. “¿Te sientes bien? ¿Quieres que te traiga algo? ¿He dicho algo inconveniente?”, le dijo Pedro todo preocupado. “¡¡No, nada, nada!! No te preocupes, amigo. Tráeme un poco de agua y una aspirina. Es que viví un día tenso hoy”, le contestó Ignacio. Pedro fue en busca de lo pedido y cuando Ignacio se cercioró de que su amigo se había ido del lugar, se acercó sigilosamente al reproductor, retrocedió el casete y volvió a pasar ese momento. Lo siguió cuadro por cuadro, con la imagen bien ampliada para ver si encontraba algo raro, si efectivamente su amigo tenía razón. Ignacio veía que el muchacho en cuestión llevaba una mochila o algo así y un papel en la mano. Eso le llamó la atención. Tenía que ver qué decía ese papel pero eso le llevaría más tiempo e Ignacio lo quería ver solo, sin la presencia de su amigo … “¡¡Hey, Pedro!! ¿No tendrías un poco de pastel de manzana? Te reirías si te digo que me agarró hambre. ¡¡Creo que necesito descansar!!”, le dijo Ignacio casi gritando a Pedro. “¡¡No te preocupes, amigo!! ¡¡Muchos estamos así!! Ya te lo traigo ... ¡¡Espérame sólo unos minutos!!”, le contestó su amigo. “¡¡Tómate el tiempo que quieras!! Yo estoy aquí jugando con las imágenes ampliadas”, le dijo Ignacio y su amigo echó a reír. Enseguida Ignacio, con toda la presión del tiempo, avanzó un poquito la imagen hasta encontrar el instante en el que el papel que sostenía el muchacho se pudiera ver bien. Una vez que encontró el ángulo exacto en el que se podía ver lo mejor que se podía ese instante, lo empezó a ampliar. Lo amplío, lo amplió hasta que empezó a ver unas letras. Ignacio no las podía ver bien, pero parecía más bien un recorte de diario o de una revista … “¡¡Ya voy para allá, Ignacio!! ¿Te sientes bien? ¿Quieres que te traiga café también?”, gritó Pedro. Ignacio se estremeció pues creyó que su amigo ya estaba al lado suyo pero por suerte estaba aún en la cocina. ¡¡“Sí, sí, amigo, tráeme también!! ¡¡No sabes cómo te lo agradezco!! ¡¡Te debo más de una!!”, le dijo Ignacio dándole las gracias por motivos bien distintos a los que expresaban sus palabras. Ignacio siguió ampliando desesperadamente la imagen y no había duda de que se trataba de un recorte de diario, y que se alcanzaba a ver la palabra “Selena” … Ignacio pensó que se trataría de alguna noticia relacionada con algún concierto o de algún reportaje hecho a Selena y que tal vez querría que se lo firmara a manera de autógrafo. Estaba por desistir hasta que un nuevo grito de su amigo, esta vez para decirle que ya venía con todo lo preparado mientras ingresaba al living en el que estaba Ignacio, le hizo estremecer a Ignacio quien sin querer tocó el reproductor y amplió un poco más la imagen hasta que pudo ver algo que casi lo desmaya allí mismo … “Selena … Una muerte absurda … Un inexplicable asesinato”. Ignacio sintió que le daba vueltas la cabeza pero antes de que su amigo se acercara puso la pantalla en imagen normal y se dejó caer. Su amigo dejó todo en el piso y trató de cachetear a Ignacio para que reaccionara. Éste había perdido por un instante el conocimiento pero aun así pasaban por su mente imágenes terribles y varias preguntas. ¿Quién era ese hombre? ¿Cómo tenía un diario que tenía como título algo terrible pero que no había sucedido? ¿Pero qué estaba pasando? ¿Qué podía suceder? Ignacio hacía esfuerzos denodados para abrir los ojos y poner manos a la obra. En su cabeza trataba de establecer el momento en el que se había desarrollado el concierto. Él sabía que había sido unos 5 meses atrás aproximadamente. ¿Dónde estaría ese hombre? ¿Cómo encontrarlo? Pero antes debía averiguar algo más importante, algo que hasta que no hallara a ese hombre debía saber todos los días. Tenía que averiguar dónde estaba Selena, si ella estaba bien, si no le había pasado algo malo. En ese instante Ignacio abrió los ojos y vio la cara de desesperación de su amigo Pedro. Ignacio se levantó como pudo y una vez repuesto se sintió mejor, mucho mejor. “¿Pero qué te pasa amigo? ¿Cómo es que te desmayaste? ¿No deberías hacerte ver por un doctor?”. “No, no, amigo, no te preocupes. Fue sólo un devaneo. Ya te dije que vengo muy estresado con la visita de mis tíos ... ¿Ves? Ya estoy mejor. Tráeme ese café que pronto me verás salir de aquí sin ningún problema”, lo tranquilizó Ignacio. Ignacio bebió su café y hasta comió pastel sin problema. Su amigo lo miraba en silencio y él también estaba callado. Pensaba en todo lo que tenía que hacer sin saber si tenía mucho o nada de tiempo. Tomó su casete, saludó a su amigo y le dijo que no se preocupara que todo iba bien, que todo seguía muy bien, a pesar de sus mentiras… Ignacio comenzó una carrera desenfrenada en busca de esa persona tan parecida a él pero que no lo era definitivamente. ¿Pero cómo empezar? ¿Cómo seguir? No quería que su amigo lo acompañara aunque pudiera ser de gran ayuda. No quería que pensara que estaba loco o algo así. Aprovechó que su prima estaba aún allí y le pidió si podía contactarlo con gente que pudiera darle alguna data de la transmisión de ese programa. Tenía que saber quiénes habían estado acreditados para cubrir el evento, sobre todo reporteros gráficos, pero Ignacio iba a querer saber hasta el último técnico que había trabajado en la emisión de aquel programa de “Siempre en Domingo”. Alguien podía darle información, alguien podía acercarlo a esa persona. Ignacio estaba desesperado pues no sabía por dónde empezar y seguir, pues aunque organizara todo y fuera averiguando paso por paso lo que estaba ocurriendo, no sabía si aquello que tenía esa persona en la mano no podría ocurrir en ese mismo momento, si ocurriría al otro día, si aún faltaba algo más. Ignacio pensó que esa persona llevaba un mensaje de alarma que quería enseñárselo a alguien, hasta incluso a la mismísima Selena, pero ya habían pasado más de 5 meses de aquello. Y no había pasado nada, absolutamente nada … ¿Y si ya les había avisado y logró impedir aquello? ¡¡Sí, claro!! ¡¡Tal vez fue eso lo que pasó!! Seguramente esa persona ya les avisó y salvaron la situación sin que se llegara al escándalo, a que ese hecho terrible llegara a consumarse … Ignacio se quedaba tranquilo durante 5 minutos, pero enseguida se replanteaba todo y se preguntaba si tal vez el peligro no había desaparecido, si tal vez esa persona sólo tenía oportunidad de avisarle en ese momento a Selena sin importar cuánto podía faltar. Tal vez esa persona no sabía la fecha … Sólo la intuía … Ignacio no se iba a quedar tranquilo. Cada media hora, cuando tomaba consciencia de la situación, le agarraba una puntada en el estómago y le sobrevenía la angustia. Temía que de pronto las cadenas televisivas cortaran sus respectivas transmisiones y dieran esa temible noticia … Una y otra vez se preguntaba si realmente eso le podría pasar a Selena. A Ignacio le parecía absurdo que le pudiera suceder algo semejante. Alguien tan adorable como ella daba Amor y sólo podía recibir Amor. ¿Cómo asimilar un asesinato? ¿Cómo entender semejante daño a su persona? Hubo una noche en la que Ignacio no podía dormir, y entre sueños y su mirada de angustia al techo desde su cama se imaginaba el sonido de un disparo, el griterío de la gente, las ruidosas e insoportables alarmas de las sirenas y las radios dando esa terrible noticia. Ignacio se levantó de inmediato, no podía seguir ni durmiendo ni con esa angustia. Fue a visitar él mismo a sus parientes en el hotel y habló con Mabel. Le pidió que convenciera a sus parientes para que los llevara a Monterrey porque tenía que averiguar algo, tenía que localizar a alguien. Ignacio temía que por allí Selena fuera a Monterrey sea pública o privadamente y se encontrara con el horror. Como su prima quería saber el motivo de su desesperación por ir a Monterrey, él buscó darle explicaciones poco convincentes como para salir del paso … Como no lo logró, le dijo: “¿En el hotel tienen un buen reproductor de casetes de video? Como su prima le dijo que sí, entonces Ignacio le dijo: “Entonces reproduce este casete que me has dado y allí te explicaré lo que me angustia tanto … Eso sí. Esto queda entre tú y yo, y a cambio espero que tú me ayudes…”. Su prima lo miró con preocupación y aceptó su propuesta. Cuando vio la realidad que le mostraban esas imágenes pegó un grito y sólo decía qué iban a hacer, cómo deberían impedir aquello, qué dirección tomar. Ignacio sólo tuvo consuelo en que podía compartir su angustia y que tal vez podía ayudarla en su desesperación. Pero Mabel fue más lejos y le dijo: “¡¡No, Ignacio!!! Tú te tienes que quedar aquí. No sabes cómo va a surgir ni cuándo. ¿Y si sucede todo aquí? ¿Y si es en Corpus Christi? Mira. Supongo que tú quieres averiguar si acaso esa persona está en Monterrey o al menos saber sus datos para localizarlo … Déjamelo a mí. Yo trataré de saber todo de aquella transmisión. En cuanto vaya sabiendo todo, yo te iré avisando. Tú averigua por otro lado. Fíjate si acaso tu amigo te puede ayudar. Ya sé que no le has dicho nada. ¡¡Pero no tiene sentido eso!! ¡¡Hoy necesitamos de la ayuda de todos!! Yo que tú le planteo el tema y ve si te puede ayudar. Y más que pensar en Monterrey tal vez tengas que ir a Corpus Christi. Selena vive allí más allá de que a cada rato se tenga que ir. Habrá que averiguar qué conciertos tendrá en el futuro. No hay que descartar que pueda suceder en alguno de ellos. Selena ya es importante, es famosa y está en boca de todos … Por eso, Ignacio, tú averigua por aquí y yo en Monterrey. A medida que tengamos más información, nos la pasaremos y sabremos qué hacer. ¡¡Hay que moverse rápido y pronto!! ¿Lo harás? ¿Qué te parece?”. Ignacio asintió en silencio pero ahora que podía compartir su angustia y su impotencia por hacer algo para impedir lo que se le quería hacer a Selena, no pudo evitar en romper en llanto. Mabel se acercó a él y lo abrazó efusivamente … “¡¡Vamos, primo!! ¡¡Ánimo!! Yo sé que es difícil todo pero sé que si nos movemos rápido lo vamos a lograr. Es cuestión de proponérselo y tener mucha, mucha fe … ¡¡Vamos!! ¡¡Prométemelo que lo harás!! Yo ya inventaré algo para que mis padres emprendan su vuelta a Monterrey mañana. Y te puedo asegurar que lo lograré … En cuanto esté allí me moveré tan rápido como pueda. Te tendré al tanto y tú a mí, pero ya mismo contáctate con tu amigo. ¡¡Él nos puede ayudar!! ¿Lo harás? Prométemelo. ¡¡Se trata de Selena!!! Recuérdalo. Todo esto lo hacemos por ella, ¡¡nada más!!”. Esas palabras convencieron a Ignacio. Estaba en juego Selena. Ya no había marcha atrás. Su prima en Monterrey. Él en Houston … por ahora … Ignacio se quedó un largo rato abrazado a su prima hasta que supo que había llegado el momento, el momento de salvar a Selena… Ignacio volvió a la casa de Pedro. Éste, cuando lo vio, sonrió socarronamente y lo invitó a entrar. “¿Vienes a hablarme del video, ¿no?”, le preguntó. Ignacio estaba por ensayar alguna explicación, pero Pedro lo detuvo y le dijo: “¡¡No!! No me expliques nada. Te entiendo que no me hayas querido explicar lo que te había angustiado tanto. Yo hubiese reaccionado del mismo modo si me hubiese pasado lo mismo”, le dijo. Ignacio lo miraba sin entender … “Es que yo tengo mis contactos también. No conseguí todo el programa pero sí ese momento en el que yo te señalé que había algo raro … No vi nada más, pero vi un detalle, sólo un detalle más …La mochila, el tipo de ropa … No hay nada de ese estilo ni aquí ni en ningún lugar del mundo. Me llamó la atención la mochila … Tenía un diseño y una capacidad que no la vi en ninguna parte … Traté de ver si en algún lugar del país se vendía. Hasta llamé a gente del exterior para ver si ellos tenían algo así … No lo tienen. La verdad no sé cómo lo consiguió … ¿Ya sabes de quién se trata? Tal vez si lo supiéramos muchas de nuestras preguntas tendrían rápida respuesta…”, le dijo misteriosamente Pedro. “¿Pero cómo no me llamaste para darme este dato? ¿Es que no te das cuenta?…”, intentó decirle Ignacio. “Perdona, amigo … ¿Acaso tú fuiste sincero conmigo? ¿Acaso me dijiste lo que te angustiaba tanto, lo que viste a solas cuando te preparaba algo para reanimarte? … Deja, no me contestes …Te entiendo … Hace muy poquito averigüé esto. Podría haberte llamado para pedirte el casete y ver qué más podría averiguar. Podría haberte dado este dato, pero no sabía si luego de irte de aquí querías saber de este tema … De hecho, no sé qué es lo que piensas y lo que quieres hacer ... Por eso no te llamé”, le dijo Pedro. “¡¡Está bien, está bien, Pedro!! No te dije nada pues pensaba que me tomarías por loco si te dijera lo que pasaba por mi cabeza. Todo me parecía tan surrealista que no lo quería siquiera pensar yo … Pero ahora con lo que me dices … ¿Es alguien del futuro que está por aquí tratando de evitar algo tan terrible que ni me imagino cómo sucederá?”, le preguntó Ignacio entre preocupado y desesperanzado. “Puede ser eso, puede ser un extraterrestre, puede ser nuestra imaginación, puede ser nuestra obsesión, puede ser nuestro deseo por ver algo excitante que nos cubra nuestras vidas, puede ser nuestro deseo que a Selena le vaya bien y nunca le pase esto … ¡¡Todo puede ser!! La verdad es que no sé qué pensar. Sólo si logran localizar a esta persona se podrá tener una respuesta … ¿Te acuerdas cómo empezó todo esto? Con que creías que eras tú el que corría por aquel estudio … ¿Me entiendes lo que te quiero decir? No sé si tiene sentido ir más allá con todo esto. No creo que halles ninguna respuesta. No creo que encuentres a esa persona, si es que existe”, le dijo Pedro, con cierto aire de autoridad … “Veo que no me entiendes, Pedro … ¿No te das cuenta de que se trata de Selena, de la vida misma de Selena que está en juego? ¿Cómo no voy a hacer nada después de ver aquello. Lo hablé con mi prima que me facilitó el casete y piensa exactamente lo mismo. Se ve que no tienes el mismo sentimiento que nosotros sobre Selena … ¿Qué pensarías si supieras que están por asesinar al cantante de Pantera en pleno concierto en manos de un lunático? ¿Acaso te pondrías a cuestionar sobre el origen de la información? ¿Acaso desistirías de hacer algo que te da una idea de lo que va a pasar sólo porque no sabes cómo y a quién buscar? ¡¡No, amigo!! Yo aún no puedo creer lo que está pasando. Me resulta inentendible que pueda pasarle esto a Selena, pero no puedo quedarme con los brazos cruzados. ¿Y si sucede? ¿Y si realmente pasa? ¿Cómo crees que me quedaré si algo le hacen a Selena teniendo aunque sea una mínima chance de evitarlo? Si fuera alguien del futuro que tiene una oportunidad, sólo una oportunidad para salvar a Selena, ¿qué crees que haría? Iría allí mismo, sin importarme las consecuencias, sin importarme si algo mío pierdo por hacerlo…”, le dijo enfáticamente Ignacio. “¿Y si tal vez esa persona sea uno de ellos que tuvo esa oportunidad? ¿Y si es esa persona alguien del futuro que está jugando su ficha, su única ficha para salvar a Selena? Pero presumo que él está como nosotros … Sabe el final pero no sabe cómo evitarlo. Tendría que decir cosas que lo pondrían en riesgo como persona … Lo tomarían como loco, nadie le prestaría atención y si lo hacen es tal vez para mandarlo preso. Sólo que si sabe bien la fecha, a medida que se acerque a ella hará cualquier cosa para evitarlo, aun a riesgo de su exposición pública. Tal vez haya que esperar a que él haga algo de ese tipo, o que lo podamos encontrar antes….”, le dijo Pedro. “Es lo que estamos haciendo, Pedro. Mi prima está averiguando en Monterrey. Fue ella de hecho quien me convenció de verte a ti para que me ayudes, ¡¡y menos mal que lo hizo!! Yo también pienso que hay que tratar de localizarlo, ¿pero mientras qué? En cualquier momento alguien atacará a Selena y puede ser hoy mismo. ¿Cómo podremos hacer?”, se desesperó Ignacio. “Por el principio, amigo … Y no es chiste … No te queda otra. Sólo te puedo aconsejar que empieces por lo más lógico. Averigua las fechas en las que se presentará Selena y fíjate si puedes hacer algo allí. Lo primero que pensaría es que la pueden atacar en alguna de esas presentaciones…”, le sugirió Pedro. Ignacio no estaba muy convencido. A la hora de pensar en un eventual ataque, él pensó en otros lugares antes de algún eventual concierto. Pero le dio la razón, no sin antes permitirse una humorada. “Se ve que te quedó en tu cabeza la posibilidad de un ataque al cantante de Pantera en el escenario. Pero no te preocupes. Eso no sucederá. ¡¡Es más probable que lo haga él a sus fans!!”. Pedro se rió de aquella ocurrencia pero interrumpió la risa con algo que Ignacio no esperaba. “¿Sabes? Tienes toda la razón. Selena es una gran artista. Al ver el casete no me quedó alternativa de observarla. Te confieso que no esperaba nada especial de ella. No me refiero a su música, sino a ella misma. Pensé que era alguien más con un par de éxitos y alocados fans. Nada más … Pero me sorprendió … Me sorprendió gratamente. Es una artista digna de verse. Creo que más de un fan de Pantera se quedaría embobado con ella si la ve actuar o si le ofrece algún saludito en el escenario. Ella es especial, reconozco que lo es…”, le confesó Pedro … “Es diferente, Pedro, ella es diferente. Tan diferente que no tengo ninguna duda de que cambiaría a este bendito mundo. Mira. Muchas veces vivimos frustrados por muchas cosas y como no le encontramos salida lo exteriorizamos con bronca, con rencor, con maldad, y si lo queremos hacer de buena fe, lo canalizamos gritando, peleando, luchando o cantando rock n’ roll. ¿No lo crees? ¿No crees que si fuéramos felices no necesitaríamos exteriorizar tanta desilusión, tanto desamor? ¿Sabes que creo? Que si muchos de los fans de Pantera como de muchas bandas de rock escucharan y sobre todo vieran a Selena actuar abandonarían todo por ella y serían más felices, tendrían un buen motivo para levantarse cada día con una sonrisa, y no tendrían tanta frustración que exteriorizar … Mira si no a Chris, su esposo. Él es amante del rock, es fan de los Guns N’ Roses y le encanta tocar como Slash. Y ahí lo tienes. Al lado de Selena. Y no creas que no puede hacer lo suyo por ello. Él sigue teniendo su banda aparte … Aun así ya se dio el lujo de hacer lo suyo con Selena. Si no me crees, escucha el tema ‘Ya no’ … Aunque conociendo tus gustos musicales, me dirás que eso no es rock, que es música ‘vendida al sistema’… Pero te puedo asegurar que Selena es lo suficientemente versátil como conmover a cualquiera”, le dijo Ignacio iluminándose sus ojos al hablar de Selena y olvidando por un instante su angustia. “¡¡Y te creo, amigo, te creo!! Ya te dije que vi a Selena … Eso sí … ¡¡Para mí los Guns N’ Roses sí se vendieron al sistema!!”, le dijo Pedro y se echó a reír con ganas. Y antes de aclararle que sólo era un chiste, le dijo: “Sabes que cuentas conmigo en todo lo que necesites. Y más si puedo ayudarte para tu felicidad de vivir contento con Selena en tu corazón”. Los amigos se abrazaron efusivamente. Ignacio, al borde del llanto, sólo le dijo: “¿Ves lo que genera Selena? Que todos nos riamos y nos sintamos bien … ¡¡Todo esto es lo que crea Selena y esto es lo que quiero que no se pierda!!”. Ignacio se fue de la casa de Pedro con una sonrisa, pero sabiendo que para mantener esa sonrisa tendría que luchar mucho, correr más y, sobre todo, agudizar mucho, mucho el ingenio… Ignacio miró el calendario y ya era 8 de marzo cuando tuvo oportunidad de ver a Selena en el programa “Padrísimo”. En tiempo récord había averiguado dónde se presentaría Selena … Se le había pasado su presentación en el Festival “Noches de Carnaval”, pero sabía que estuvo allí y no hubo más que comentarios elogiosos para su presentación. Sabía que se presentaría en Chicago, en San Antonio y en Miami. Iba a ser muy difícil ir a esos lugares, pero contaba con que Mabel podría ir a algunos y él a otros. La emisión del programa realmente lo emocionó. Selena había participado de un programa especial en el que hacía de presentadora, además de interpretar sus principales éxitos. La conductora, Raquelín González, se había ido a Los Ángeles y la había invitado públicamente a que Selena se hiciera cargo de todo. Selena estaba encantadora como siempre, y tan linda con su atuendo azul y su pelo suelto y largo. A veces se le hacía raro a Ignacio entender cómo Selena se presentaba en programas así después de semejante presentación en el Houston Astrodome, pero conociendo a Selena nada debía sorprenderla. Sin duda que a Selena le importaba cantar para miles y miles de personas, pero si cantaba para 5 se desenvolvería con el mismo profesionalismo de siempre. Eso lo había aprendido de muy pequeña cuando sabía que iba a tener que hacer mucho más que cantar para lograr ser querida por la gente A Ignacio le alegraba y le aliviaba verla a Selena tan feliz haciendo ese programa, por lo que se preguntaba cómo podía pasarle algo. Ignacio miraba y miraba, y buscaba en el televisor que alguien le dijera dónde estaba el problema, que podría generar de negativo Selena para recibir semejante cachetazo del destino. Por un momento se sobresaltó de sólo pensar si el problema podría estar adentro, en vez de afuera, pero pronto lo desechó por lógica: si no había motivos para imaginarse que alguien de afuera podría hacerle daño, menos de adentro. Ignacio miraba a Selena y, aun sabiendo que no todo lo que se ve realmente es, no podía entender que a alguien como Selena le podría tocar un destino tan trágico. Sería igualmente dramático, pero si fuera un accidente, otra sería la cuestión. Pero el sólo pensar, el sólo imaginar a una Selena herida por alguien le provocaba una sensación de impotencia, dolor, desesperación. Ignacio veía a Selena y sentía la misma sensación de siempre. El encanto de Selena te atraía, pero su canto no era el canto de las sirenas que lo llevaban al abismo. Su canto lo llevaba a una felicidad total, a una sensación placentera de la que nunca quería salir. Selena podía conmoverlo con “No me queda más”, podía alegrarlo con “Bidi bidi bom bom”. Selena lo hacía pasar por todas las sensaciones y él se sentía feliz, enteramente feliz. No podía imaginarse su vida sin ella, no podía imaginarse un mundo sin Selena. Al final del programa volvió la angustia. Como si el destino se encargara siempre de dejar señales, Selena, una vez que finalizó su show salió corriendo a los gritos pidiendo que la banda la siguiera. Llegaron a una gran pantalla en la que estaba Raquelín González que la estaba esperando. Ella lo felicitó mientras Selena le explicó lo agradecida que estaba de estar allí y de decirle que dentro de todo no lo había hecho nada mal su rol de presentadora. Raquelín le dijo que no sólo no lo había hecho nada mal sino que contaba que lo haría pronto de nuevo pues esperaba que ésa no fuera la última vez que se presentara en el programa … Última vez … Última vez … ¿Y si lo fuera? Y si ya no se presentaría más no sólo en “Padrísimo” sino en la vida … Ya salían los títulos del final del programa cuando Ignacio estaba sumergido en la más absoluta de las tristezas. En ese momento sonó el teléfono de su casa e Ignacio se sobresaltó. Temía que había llegado el día de la horrenda noticia, pero se resistía a creerlo y con fundamento. Apenas habían pasado unos minutos del final de “Padrísimo” y el programa se había transmitido en vivo … Cuando levantó el auricular vio que se trataba de Mabel. Ella estaba muy nerviosa e impotente. “Creeme, Ignacio, que no hay ni rastros de esa persona. Averigüe todo, pregunté todo, investigué hasta el último detalle …¡¡Y nada!! Fui al canal de televisión. Tuve que ir al fondo del asunto para convencerlos. Pasaron la parte del programa que les pedí y se quedaron desconcertados, pero no sabían qué decirme. Les resultaba inquietante los movimientos de esa persona, pero no sólo no sabían quién era, sino que no recordaban haberlo visto. Ni siquiera lo tenían registrado y eso sí les llamó la atención, pues ellos tenían un cupo limitado para entrar y tenían que acreditar a los que autorizaban a ingresar. Les pedí, les rogué, que hicieran memoria, que hicieran un esfuerzo por recordar … Para mi angustia, ellos hicieron todo lo posible, hasta recordaban cada momento, cada situación, pero no tenía ni idea quién era esa persona sospechosa. Pensé Ignacio que iba a ser más fácil, pensé que lo podría localizar enseguida a pesar de las dificultades, pero no, no hay forma. Me siento frustrada y no sé qué hacer. Ayúdame. ¿Se te ocurre algo? Yo estoy por tirar la toalla…”. Ignacio trató de levantarle el ánimo. No se le podía caer Mabel justo en ese momento … “Mira, Mabel … Te hice caso y fui a ver a mi amigo Pedro. Sé que te resultará raro, que creerás que enloquecí o algo así, pero entenderás que no. Pedro estuvo averiguando por su cuenta y notó que la ropa y, sobre todo, la mochila de ese muchacho no se corresponden con nuestra época. Es de mejor calidad pero no se consiguen en el mundo. Saca tus propias conclusiones … O es un marciano … o viene del futuro … Es evidente que algo sabe, por el motivo que sea, pero sabe. ¡¡No te desanimes, Mabel!! Tiene que estar en algún lugar. Si lo encontramos sé que salvaremos a Selena. Ya ni preguntes a los lugares que pensábamos que podría pasar. ¡¡Sigue tu intuición y encuéntralo!! Sé que está por esta zona. Sé que puede estar en Monterrey, en San Antonio, en Corpus Christi, ¡¡en algún lugar, bendita sea!! … Seguro, seguro que irá alguna de las futuras presentaciones de Selena. Nos tenemos que repartir los conciertos y cada uno ir al que pueda. Sólo así podremos hallarlo y saber de qué se trata todo esto…”. “Mira, Ignacio, veamos qué podemos hacer, pero se me ocurre también que debemos llamar a q-productions, a los lugares en los que se van a hacer los conciertos y a cualquier periódico para plantear nuestros temores. Me temo que aunque vayamos a esos conciertos no podremos hacer nada. Será difícil acceder a Selena, si lo logramos tendremos que ser medidos para que nos crea. ¿Pues qué le diremos cuando nos reciba con una sonrisa? ¿Qué van a atentar contra ella porque alguien del futuro lo está diciendo y le quiere avisar? Yo creo que se nos está haciendo muy difícil. Si ese hombre viene del futuro y no lo logró es porque a él mismo se le hace difícil y tampoco tiene ni la confianza ni los argumentos convincentes para llegar a ella. ¡¡Aparte los lugares de los conciertos son muy lejanos!! ¿Cómo vamos a hacer? ¿Cómo nos repartiremos?”, decía una Mabel desesperada pero cuyos argumentos eran más que convincentes. Ignacio no quería dejarse llevar por la resignación. Algo le decía que debía insistir con su idea aunque tomando en cuenta lo que le decía Mabel … “Mira, Mabel. En principio hagamos así. Yo me ocupo de ir a San Antonio y Chicago. Fijate si después puedes ir a Miami. Pero lo que ahora más me importa es que sigas buscando a ese hombre o al menos averigua si alguien lo vio. Para mí la clave está allí”, le dijo. Mabel asintió y prometió llamarlo en cuanto supiera algo. Ignacio se quedó pensando un largo rato. Pensó que más que ir “detrás del perro” había que buscar estar cuando “el perro pasara”. Había que pensar y estar atentos. Más que nunca Ignacio pensó que todo dependía de ellos para salvar a Selena… Al otro día Ignacio recibió un llamado urgente de Pedro. “¡¡Ven, Ignacio, que tengo algo que puede interesarte y mucho!!”. Ignacio salió corriendo para la casa de su amigo y se encontró con una revelación sin explicación aún para él. “Estuve averiguando los diarios y revistas que cubrieron el concierto de Selena en ‘Siempre en Domingo’ y les mandé una carta solicitando que me enviaran una foto de alguien con las características de este fotógrafo. No tenía muchas esperanzas, pero ¿qué crees que pasó? Que una revista me envió una foto del muchacho. Fíjate por ti mismo. ¿Ves algo que te llame la atención?”, le dijo Pedro y le acercó la foto. Para su sorpresa, era la misma persona a la que buscaban, con la particularidad de que estaba parado en un rincón leyendo un papelito y con una lapicera en la mano parecía que algo iba a escribir, anotar, acotar. “Supongo que ya te fijaste lo que dice en el papel, ¿verdad?”, le pregunto Ignacio. “Sí, pero es mejor que lo leas tú. Yo no llego a entender lo poco que se ve”, le contestó Pedro, quien puso la foto en una proyectora y la amplió todo lo que pudo para que Ignacio lo pudiera observar con detenimiento. Ignacio miró bien al muchacho y notó que observaba un papelito en el que había un listado de cosas a las que se aprestaba la persona a tachar o agregar algo. Y en esa lista sólo podía ver que atrás se veía claramente la palabra “Corpus Christi”. “¿Qué crees que significa? ¿Qué podrían decir las palabras que agrega o tacha?”, le preguntó Pedro. “No sé. No sé. Parece ser una lista de ciudades o de conciertos. Pero puede ser cualquier cosa. Quizá este trazando un itinerario hasta algún punto y tacha lo que ya vio o averiguó…”, acotó Ignacio. “Entonces, tal vez esté allí tachando el nombre del programa de Raúl Velasco…”, le dijo Pedro. “O Monterrey, o programa de TV. ¿Quién sabe? Sólo tenemos un nombre. Tenemos que deducir lo que dice allí o los pasos de esta persona con lo que dice el papelito”, le contestó Ignacio y se quedó pensando. ¿Qué podría ser aquello?, se decía. Pero él cada vez más se convencía de que había que esperar, que en vez de buscar a este hombre en forma desesperada, se debía dar los pasos para que él viniera a él. Pensaba que nada lograría con acercarse a Selena, salvo que hiciera un escándalo o se peleara con media humanidad. Sabía que jugaba con fuego y la gente no estaba dispuesta a aceptar determinadas realidades. Ignacio le agradeció semejante ayuda de su amigo y se fue pues tenía que prepararse para ir a Chicago y a San Antonio para ver con qué se encontraría y si acaso podría hacer algo. Para Ignacio ya era terrible tener que ir cada día por la calle y no saber qué podría suceder y si se tendría tiempo para evitarlo. Hubo un momento en el que llamó a la productora del padre de Selena para advertirles pero en ese acto dio cuenta de lo alocado que estaba todo, que costaba hacer que le gente dejara de estar en su mundo para atender el propio. Ni siquiera pudo hablar de un eventual atentado pues eso ni en chiste lo tomarían en serio. Lo que sí hizo Ignacio fue mandar cartas a los diarios y a los medios de la ciudad para advertirles que algo le podría pasar a Selena pero para su desesperación no lo tomaban en serio. “Al final habrá que esperar que a Selena le pase lo que le tiene que pasar y por ahí sí me llamen pero para saber cómo lo ‘adiviné’ … No saben que uno está advirtiendo por lo que le espera a Selena y no por el mundo de hoy que cada vez se quiere menos”, pensaba. Fue muy feo para Ignacio pasar por esa experiencia. No podía disfrutar del concierto, vivía mirando a su alrededor para ver si pasaba algo, si podía intercambiar palabras con alguien de peso para llegar a Selena y decirle todo aunque recibiera una reprimenda. Sólo hubo un momento, un instante, en el que alguien pasó por un rayo delante de suyo y no pudo advertir quién era, y le fue imposible llegar a Selena. El gentío era infernal, había toda clase de gente que la esperaba a Selena para darle su mayor muestra de afecto y de reconocimiento. Pero en cada instante a Ignacio le sobresaltaba la idea de que alguno casi de la nada atacara a Selena y sería el fin ante sus propios ojos. Fueron muy frustrantes esos días de San Antonio y de Chicago para Ignacio, porque se daba cuenta de que por ese camino jamás lograría nada. Ya de regreso vio que tenía varios mensajes en su contestador. Eran todos de Mabel, que con tono desesperado le decía que la llamara a un número de un hotel en Miami. Cuando Ignacio por fin pudo localizarla, una Mabel desesperada le dijo: “¡¡Lo vi, lo vi!! Fue a la salida del festival calle 8. Pasó delante de mí y lo reconocí al instante. Al final tenías razón con tu primera impresión. ¡¡Es muy parecido a ti!! ¡¡Demasiado, diría!! Traté de detenerlo. Le expliqué a los gritos lo del video, lo del programa ‘Siempre en Domingo’, lo del recorte del diario, pero eso más lo alejó. Me decía: ‘No puedo hablar contigo. No lo debo hacer. Tengo que pasar lo más inadvertido posible. Si me sigues lo arruinarás. Salvo que aparezca … O yo mismo lo pueda evitar. ¡¡Déjame ya o lo echarás todo a perder!! ¡¡Y se fue, Ignacio, se fue!! Lo tuve ahí cerquita y no logré nada. ¡¡Qué frustración!! Es inútil, primo … Habrá que resignarse y aceptar la realidad de lo que vendrá … Esto es como buscar una aguja en un pajar. Yo ya no sé qué hacer y a Selena la…”. Ignacio la interrumpió en ese mismo momento: “Mabel, tranquila … Tú me has ayudado mucho más de lo que te imaginas …. ¿Quieres ayudar a Selena? ¿Quieres salvarla? Ve para Corpus Christi. Lo que tenga que pasar, o lo que no, será allí. Mira. El otro día Pedro consiguió una foto de esa persona en el programa de Raúl Velasco. ¿Y qué crees que estaba haciendo? Estaba haciendo unas anotaciones en un papel en el que tenía un listado de nombres. Ampliamos la foto y sólo distinguimos el nombre de una ciudad: Corpus Christi. ¿Y sabes en qué ubicación estaba? En la última. Al parecer, es el último de una gira o algo así. Mira, Mabel. Creo haber visto a esa persona en Chicago. Pero pasó tan rápido que no lo pude ver y seguir, como tú. Como sea, es evidente que esta persona sabe de los movimientos de Selena y los va siguiendo uno por uno. Algo está buscando que suceda o está desesperado por impedir otras, pero en su itinerario figura Corpus Christi. Estuve averiguando. Selena está grabando un disco en inglés y seguramente estará grabándolo en estos días hasta su próxima presentación en concierto. En estos días estará entre Nashville y Corpus Christi grabando, sobre todo en el primero, y luego se presentará el 1 de abril en … Los Ángeles … Dime Mabel, ¿cómo es que no figura Los Ángeles en ese papel, en ese itinerario? Mabel. Creo que lo entiendes. Ni vale la pena ir a Nashville. Debemos ir a Corpus Christi. Debemos ir pues esto no pasa del 31 de marzo…”. Mabel se quedó en silencio y sólo le dijo que iría para allá de inmediato. Ignacio se preparó y se fue para Corpus Christi sabiendo que lo que fuera a pasar sería allí, pero no teniendo idea de cómo sería el ataque y por quién. Pensó en lo efímero que era todo y que en la vida no había que cometer errores que uno lo pagaría hasta con su sangre. Todavía quería saber qué error estaba cometiendo Selena para que le pase eso … Cada vez más pensaba en que todo esto no tenía nada que ver con el “afuera”, con gente que descarga su frustración en ídolos con quienes se creen sus dueños. Esto era un problema interno, doméstico, que había tomado ribetes insospechados. Pero no era el momento para pensar en eso. Había que pensar en cómo se tenía que salvar a Selena y de quién o quiénes. Ahora debía Ignacio enfrentarse cara a cara con quienes querían hacerle lo peor a nuestra Selena… Se encontró con Mabel. Estuvieron casi una semana en Corpus Christi moviéndose desorientados, sin saber qué hacer. Ignacio se sentía como el policía de la película “Halloween”: mientras él se movía por un lado los acontecimientos pasaban en el otro extremo de la ciudad o directamente en otra ciudad. Las veces que fueron a buscar a Selena nunca la encontraban pues estaba en Nashville, y cuando estaba en la ciudad, ellos estaban, pero en otro sector. A medida que pasaban los días pasó a ser importante si Selena estaba bien antes de enterarse de lo peor. Ignacio y Mabel fueron a q-productions y preguntaron cuándo estaría Selena por allí. Pero en la recepción sólo le dijeron que no tenían fechas fijas en las que Selena estaría en Corpus Christi … salvo el 31 de marzo. Ese día Selena pasaría luego de que su padre y su hermano estarían para supervisar y grabar más tomas del próximo disco. La desesperación les hacía pensar si debían ir directamente a la casa de Selena o a la de sus padres, pero el remedio sería peor que la enfermedad. No tenían ni argumentos ni modo de ser atendidos con seriedad … aunque tuvieran razón y motivos. Cada día se las ingeniaban para saber si Selena estaba o no en la ciudad y si estaba allí que estuviera bien … Ellos se encargarían de estar cerca y de esperar a que ese muchacho apareciera o impidiera lo peor. Pero llegó el 31 de marzo ... Ignacio sabía que si no había sucedido nada, ése sería el último día. Mabel le sugirió que llamara a q-productions para confirmar si estaban allí. Ignacio llamó y le confirmaron que estaban todos en la ciudad y al menos el padre de Selena en los estudios mismos. Ignacio sin saber ya qué hacer pero sabiendo que debía hacer algo decidió ir a q-productions. Haría su último intento desesperado por abalanzarse sobre Selena e impedirle que se mueva hasta el otro día hasta que de pronto sonó el teléfono de la habitación pequeña en la que estaban alojados los primos. Ignacio atendió y para su sorpresa era Pedro: “¡¡Huy!! ¡¡Por fin los localicé!! Ya llamé a todos los hoteles de la ciudad. ¡¡Creí que no los encontraría nunca!! Tengo un dato más. ¿Recuerdas la primera foto que vimos, la del titular del diario? Bueno, yo advertí una pequeña manchita amarilla que se veía en el extremo de la foto del titular que casi no se ve. Fui a casa de un amigo en San Antonio que te aseguro que tiene un reproductor mucho mejor que el mío y lo amplié y allí lo pude ver. Se ven dos palabras ‘Days Inn’. ¿No es del motel que está allí en Corpus Christi? No sé si tendrá que ver con esto, pero me pareció importante decírselos antes de que me dejen solo aquí para siempre”, dijo y espero respuesta. Ignacio abrió bien los ojos, sólo atinó a decir “Gracias, después te llamó” y salió con Mabel a las corridas. Ya no quedaban dudas sobre dónde ocurriría todo … o no. No sabía qué haría, pero ya para ese entonces sólo se le ocurría abalanzarse sobre Selena e impedir que le hagan daño … Llegaron a la puerta del motel e iban a ingresar al lobby para tratar de averiguar sobre el paradero de Selena. De pronto Mabel e Ignacio sintieron un fuerte viento sobre sus espaldas y vieron que el muchacho iba para el interior del motel en el que están las habitaciones. Ignacio le hizo un gesto enérgico a Mabel para que se quedara en el lobby mientras él salía corriendo en busca del muchacho. En cuanto pegó el primer grito el hombre se detuvo abruptamente y giró hacia Ignacio. Ambos se quedaron helados al verse. Ignacio pudo comprobar que esa persona podía ser su hermano mellizo. Era casi igual. Antes de que él sacara alguna conclusión del momento, el muchacho se adelantó: “No preguntes, no preguntes nada. Ellos sólo me dejaron hablar contigo si se presentaba la oportunidad, si no podía impedir que Selena llegara hasta aquí. No me preguntes quién soy. Hice todo lo que hice para salvarla … o para que tú la salves. Nada es casualidad en la vida. Hay veces en la vida que no hay que hacerse preguntas, sólo hay que actuar. Hay veces en la vida que no hay que averiguar pues eso es lo peor … En tan sólo unos minutos vendrá Selena y la presidenta de su club de fans. La mujer se aloja aquí y se la llevó de paseo con la excusa de que se siente mal. Es todo mentira. Sólo quiere una coartada. ¿Sabes a qué me estoy refiriendo? Si no lo impides acá, entonces el titular que tengo aquí se hará realidad … No me preguntes por qué … El mundo es muy complejo. El universo es muy complejo … Y nosotros somos parte de él …Si quieres que Selena siga con vida, ya sabes lo que tienes que hacer…”. Ignacio estaba por decirle quién era él aunque con miedo empezaba a sospechar que lo sabía hasta que vio a Selena con esa mujer. Ignacio volteó la cabeza para preguntarle al muchacho qué hacer pero ya no había nadie allí. Miró para adelante, miró para los costados, no sabía qué hacer y si pasaba unos minutos más, ya no habría más nada que hacer … Ignacio se sintió entre la cuerda y la pared, e hizo lo primero que sintió. “¡¡Selena!! ¡¡Selena!! ¡¡No lo puedo creer!! ¡¡Déjame que le cuente a mi madre que te vi!!” y mientras Selena le sonreía toda contrariada, Ignacio la abrazó y le agradeció, la siguió abrazando y le siguió agradeciendo hasta que pudo correrla unos metros de la asesina. “¡¡Selena!! ¡¡Sal de aquí!! Esa mujer te va a matar!! Yo sé todo. Ni se te ocurra devolverle el anillo. No la escuches. ¡¡Sal de aquí ya mismo!!”. Ignacio se lo dijo todo al oído y Selena estaba por pedirle explicaciones hasta que se quedó muda cuando Ignacio le dijo lo del anillo y lo del asesinato. Pero cuando notó que Selena vio que la mujer se acercaba e intentaba no dar cuenta de la advertencia, Ignacio vio ese recorte del diario que llevaba el muchacho en el piso, lo levantó de un manotazo y le dijo a los gritos sin ya importarle si la mujer la escuchaba: “Compruébalo por ti misma, Selena. ¡¡Si entras allí serás noticia pero no por lo que quieres sino por lo que esta bruja quiere!!”. Selena tomó el recorte y no podía creerlo. Miro a Ignacio, miro a la mujer con gesto de “¿Cómo pudiste siquiera pensarlo?” hasta que la mujer sacó el arma de su cartera, pero en cuanto lo hizo, alguien de atrás de ella le susurró: “Ni se te ocurra”. Era Mabel, con un par de policías detrás. La mujer amagó entregarse pero enderezó el arma y le apuntó a Mabel. Selena con agilidad increíble se abalanzó sobre ella y la empujó para adelante y antes de caer la tomaron los policías, quienes la apresaron de inmediato. Selena cayó al suelo y comenzó a llorar sin consuelo. Ignacio fue hacia ella y la abrazó largamente. Sintió como si estuviera abrazando a una niña de 8 años y le dijo: “Selena. Cuídate, cuídate mucho. ¿Me lo prometes? Tu vida es lo más importante. Piensa en ti y en tu felicidad. Todos seremos felices si tú eres feliz. ¿Quieres vernos felices o vernos llorar? Pues bien. Sigue tu camino sin mirar atrás. Sigue tu camino con lo que te dice tu corazón. Y nunca hagas lo que no te gusta y menos favores que te dan dolores de cabeza, pues a veces es más que ello … Lo has comprobado hoy, ¿verdad, Selena? Sé tú, Selena, no lo que te piden los demás que hagas. Eso fue en otra época. Ya no es hoy esa realidad. Tú eres importante por ti misma. Ya no le tienes que demostrar nada a nadie. ¡¡Es tiempo que vivas y que disfrutes de tu vida!!…”. Selena lo abrazó y le agradeció profundamente esas palabras que siempre quiso escuchar de alguien. Estuvieron largos minutos allí. Ignacio pudo sentir lo que es saber que hay una persona detrás de una figura y que a veces hay que cuidar eso antes que la imagen a riesgo de perder todo por optar por ese último camino. En ese momento apareció Mabel. Todos tenían que ir a declarar por lo sucedido. Ignacio le preguntó cómo fue que llegó con los policías. “El muchacho me lo dijo. Me advirtió lo que pasaría y me pidió que los llamara cuanto antes. Eso hice pero en cuanto colgué ya no lo vi más. Pero insisto: ¡¡qué perecido a ti es!!”. Ese comentario hizo reír a Selena acompañándolo con un gesto de asentimiento, y todos rieron al fin. Ignacio se quedó pensando en el muchacho. Sabía que no volvería. Ya había cumplido con su sueño. Igual, lo más importante era tenerla allí a su lado a Selena. Ignacio sabía que pronto sería feliz cuando Selena volviera a hablar, volviera a cantar, volviera a ser ella misma. Ignacio sabía que Selena haría historia por su único y merecido esfuerzo y talento… (¿Hasta dónde llegaríamos para salvar a Selena? ¿Cuál sería nuestro límite? Para mí no hay ninguno. Detesto la resignación. Me resisto a pensar que éste es el destino de Selena. Yo sé que su historia tiene otro final. Y no sólo depende de ella. ¡¡Claro que no!! Depende de nosotros. Si nosotros la sabemos cuidar, yo sé que pronto, yo sé que muy pronto Selena volverá a estar entre nosotros…) Selena: tú le diste una razón a mi vida. Por eso te debo todo… Te quiere mucho… Sergio Ernesto Rodríguez (Buenos Aires, Argentina)

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