Saliendo en busca de un destino, Selena…

Selena salió de esa habitación con un profundo dolor en el pecho y sin saber qué había pasado. Tampoco quiso saberlo. Apenas salió de ese lugar que olía a desodorante de ambiente y lucía mal arreglado, sintió un impacto que sólo la impulsó a salir adelante, a salir como pueda, a buscar una explicación que la hiciera entender lo que había pasado. Corrió por impulso, corrió fugándose de algo que no entendía y que buscaba en esa corrida un recoveco, un escondite, un refugio que le permitiera pensar, pensar, entender, salir de ese dolor, ese dolor que ya le tocaba la espalda, un fuego que le carcomía el cuerpo, que se apoderaba de su Alma. Selena corría en dirección al lobby del motel, pero corría más para tener más tiempo para pensar en otra cosa, en pensar en las cosas lindas que había logrado, en buscar a su familia, en busca de su esposo. Selena corría y no quería tocarse su pecho ni nada de su cuerpo. Sentía un frío espantoso que le daba una idea de algo que no debía pensar, que no quería pensar. En un momento se preguntó por el anillo que llevaba en la mano y pensó en arrojarlo a cualquier lado, al piso, como solía hacer cuando se le caía un arete en el medio de un concierto. Hasta en el medio de la fiebre que sentía en todo su cuerpo, pensó en volver sobre sus pasos para devolvérselo y tirárselo en la cara a esa mujer, pero allí recordó lo que había sucedido apenas unos instantes antes y corrió más rápido aún. Fueron unos segundos interminables que parecían horas. Selena se dio cuenta de que el tiempo es tan, tan relativo, que eso que para cualquiera era sólo unos segundos para ella era una eternidad. Selena se preguntó si acaso eso que estaba viviendo y padeciendo no era también relativo … ¿Acaso lo estaba soñando? ¿Acaso fue un accidente lo sucedido o esa pérfida ejecutó lo que hizo con planificación y alevosía? Selena quiso pensar, se le nublaba la vista, sentía que perdía el conocimiento, pero ella hacía todo lo posible para no caer, para no dejarse vencer, para no permitir que le ganen en esta partida. Selena pensó si había caído en una trampa y recién se estaba dando cuenta de eso en ese mismo momento, cuando todo parecía tarde, irremediablemente tarde. Selena hizo un repaso rápido por lo sucedido en ese día y solo recordaba la cara dormida de su esposo mientras ella se iba sin avisarle en busca del encuentro con esa psicópata, su marcha presurosa al lugar tratando de ver si podía hacer algo, si podía acaso solucionar las diferencias entre su padre y esa mujer. Selena se había conmovido por los mensajes de ayuda de esa pérfida y no pudo dejar de sentirse culpable: “A ver si todavía lo que me dice es cierto y yo la dejo abandonada a su suerte”, pensó Selena mientras iba presurosa en su auto a su destino de muerte. Selena no sospechó de nada, como tampoco lo sospechaba su propia familia. Sentía pena porque la había acompañado durante mucho tiempo, pero también sabía que la relación no daba para más. Ahora todos sentían desconfianza e incluso su propia familia y ella misma no se animaban a echarla por miedo al escándalo, por miedo a lo que ella pudiera decir. Su familia pensaba que aún se podía tener a esa mujer adentro limitándola en su accionar pero haciéndole sentir que estaba dentro de la organización … Mientras Selena corría se lamentaba por no haber pensado más en ella, por no haber sido más egoísta, por ser menos solidaria y dejar que los problemas de los demás lo solucionaran ellos y no ella sola. Selena corría y sentía que algo que parecía ser una o varias lágrimas le recorrían los ojos, la cara, el cuerpo y caían sobre el piso tras su paso. Selena pensó que estaba perdiendo todo, todo, por ser buena, por ser componedora, por ser honesta, por ser humilde, por pensar más en el bien de los demás que en el bien propio. Selena se maldijo por haber sido así. Ahora estaba sola y desamparada, sola y sin nadie que la ayudara, sola con su Alma y su corazón. Selena pensó como nunca que uno no es nada en este mundo, nada. Que así como se tiene todo mañana se te quita y ya no lo tienes. Selena tomó consciencia de lo tan cerca que estaba de la gloria y qué tan lejos quedaba todo … Hasta allí en su fuero más íntimo se sentía la mejor, la Reina, la princesa que se paseaba por el mundo que se le rendía a los pies y ella sonreía de placer y a la vez de agradecimiento … ¿Y ahora? ¿Ahora qué quedaba de aquello que parecía tan lejano, tan gris, tan lluvioso, tan nublado, tan triste? Selena buscaba una explicación, algo que le permitiera entender, algo que le permitiera vivir, algo que le permitiera seguir soñando, seguir con esperanza, seguir con alegría. Pero cada vez le costaba más, como le costaba llegar al bendito lobby del motel. Apenas podía recordar el silencio de la pérfida, la negativa a ser revisada, su desconcierto por esa actitud que se contradecía con el deseo desesperado por ir al hospital para ser atendida. Selena podía recordar a la enfermera, esa mujer que tal vez se daba cuenta del desconcierto de ella misma por lo sucedido y que le quería decir algo, algo que por allí a Selena le podía dar una idea de lo que estaba realmente pasando … Selena estaba arrepentida de no haberla escuchado, de no permitirle hablar por miedo a que esa psicópata la escuchara. Y si Selena tenía miedo de esa mujer, ¿por qué siguió a su lado? Si ya no confiaba, ¿por qué no pensó en lo que podía hacer luego de haberla engañado con el viejo truco de ir al hospital? … “Claro -pensó Selena-, ella me llevó engañada a ese lugar, ella nunca quiso ser revisada, ella sólo quería que fuera sola para realizar lo que me acaba de hacer”. Selena se tomó el pecho y se horrorizó sin mirar. Sabía lo que eso significaba. Ya no quiso pensar en lo que había pasado. Tampoco en lo que estaba sucediendo. Sólo quería pensar en lindas cosas, lindos recuerdos, hermosas sensaciones. Quería dormirse o tirarse allí mismo para descansar un poquito, aunque sea sólo por un instante. Pero no, Selena sabía que si caía allí no se levantaría más, que no lo podía permitir, que no lo debía permitir. Selena sabía que sólo un milagro y su propio ímpetu la habían sacado de ese lugar y de ese ataque artero, pero no se pudo salvar del todo. Lo sabía, y sabía que algo estaba mal, muy mal a pesar de todo su esfuerzo y su energía inagotable. Se lo hacía notar su cuerpo, todo dolorido y mojado, muy mojado, por el sudor, quizá, o por otra cosa que ni quería saber ni imaginar. Selena sólo tenía un objetivo, un solo y modesto objetivo …. Llegar a la puerta, llegar a esa bendita puerta que la llevaba al lobby del motel. Si llegaba, pediría ayuda y ella se salvaría … seguro que se salvaría. Ahora estaba sola, agotada y con mucho frío, tanto frío como dolor … dolor en el cuerpo, dolor en el Alma. Selena se sentía sola, tan sola como nunca lo había estado en este mundo, sola sin su familia, sin su esposo, sin su gente. Pero allí estaba la puerta. Ella la empujaría con su último esfuerzo y del otro lado estarían todos para socorrerla … Ellos no la dejarían caer, ellos la salvarían, ellos no la dejarían irse de este mundo de una manera tan triste y tan absurda … Selena se aferró a su anillo como si allí mismo estuviera su vida y que de ella dependía que no se le cayera para seguir viviendo … Y mientras que con una fuerza increíble e inusitada se aferraba a ese anillo, apretaba bien sus ojos para retener esas bellas imágenes, esos bonitos recuerdos, esos momentos en los que todo era ilusión e inocencia. Selena no creía en la maldad. Ella se había desenvuelto en la vida con rectitud y honestidad. Selena no era confianzuda, pero creía en la palabra de la gente, en sus buenas acciones e intenciones. Sí. Selena tenía esperanza, sabía que una vez traspuesta esa puerta todo volvería a la normalidad y volvería a ser feliz. Selena siguió corriendo, cerró sus ojos y se rindió a sus recuerdos, a esas lindas imágenes que la permitían seguir estando viva. Selena cerró sus ojos con la seguridad de que cuando los abriera de nuevo ella volvería a sonreír… Selena salió por esa puerta y encontró un mundo de gente que gritaba, gritaba y gritaba. Selena había esperado mucho ese momento. Y tanto lo esperó que nada lo dejó librado al azar. Como tantas otras veces, como durante toda su vida, Selena había llegado temprano al inmenso Astrodome de Houston, Texas, para dar su mejor concierto, o al menos el concierto del que todos hablarían por años, por décadas, por siglos. Selena sabía que tenía un desafío, de esos desafíos que a ella le gustaba poder sortear. Era la tercera vez que se presentaba allí. Desde 1993 en el último fin de semana de febrero Selena celebraba un ritual con sus fans y ya para ese entonces pintaba para ser cada vez más mítico y más apoteótico. Muchos ajenos se preguntaban cómo una mujer como Selena había logrado lo que nadie, que era romper el récord de asistencia de público desde su primera presentación. Pero para el que conocía a Selena desde siempre nada era sorpresivo. Selena desde hacía un buen tiempo era una realidad. Ya no era esa niña simpática que encantaba con su dulce voz, ya no era esa adolescente que se constituía en una promesa … Selena era una mujer, una estrella, una diva, pero una diva del pueblo, una mujer como cualquiera de su público que estaba allí para entretenerlos, como lo supo y aprendió desde que tenía 8 años. Y el que conocía bien a Selena sabía que iría por más, por mucho más. Por eso a nadie sorprendió que esa noche del 26 de febrero de 1995 Selena rompiera el récord de asistencia en el Houston Astrodome, que tenía ella misma en su anterior presentación del 27 de febrero de 1994, y que ésta a su vez rompiera el récord de su performance del 28 de febrero de 1993. Selena podía dar una imagen de mujer descuidada, desprolija, un tanto atolondrada y con una mala e injusta fama de que llegaba a todos lados tarde … Pero Selena no era así, para nada era así. Y encima esa noche era muy especial, más especial que en la anterior vez, en la que adelantó algunos temas de su disco “Amor prohibido”, y más especial que la primera vez que se presentó, en la que pudo comprobar lo tanto que la querían … Ahora Selena tenía un disco en inglés en preparación y próximo a salir … Selena pensó en arrancar con unos diez minutos de un middley de los años ’70 que le permitiera mostrarse al público de una manera que debía ser más común en el futuro … mostrarse como una artista internacional cantando en inglés. Iba a ser una pequeña muestra, pero una muestra que iba a ser cada vez más frecuente y de mayor duración. Era el comienzo de una nueva etapa en la que Selena apuntaba a un camino mucho más ambicioso y en el cual ya se sentía en condiciones de poder afrontarlo … Selena sentía que los “gringos” la esperaban expectantes, que más allá vendrían Europa, América latina, China, todo Oriente. Y Selena no tenía límite y sentía que lo podía lograr como esa noche. Cuando le comunicaron sobre el récord de asistencia al público sintió una gran satisfacción, porque en definitiva todos esos logros eran producto de años de esfuerzo y de dedicación. Y esa noche no sería la excepción. Porque Selena no se dormía en los laureles. Porque Selena sentía que en todos los conciertos tenía que ratificar aquello que había logrado. Así, Selena fue temprano al estadio para ensayar cada tema, cada baile, cada paso. También eligió cuidadosamente su vestimenta. Estaba en duda entre dos vestidos, pero al final se decidió por uno morado que había sido diseñado en función de una de sus tantas ideas. Selena tuvo tiempo hasta de atender a toda la prensa, a los fans, de saludar a los que se acercaban al estadio para presenciar el concierto. Porque Selena era así de simple, así de responsable, así de profesional. Pero lo que tal vez pocos sabían era de la importancia que tenía para ella ese concierto. Selena tenía siempre ese temor a no ser querida, a ser rechazada, a dar un paso en falso. Y así como en la primera vez que pisó el Astrodome estaba con un gran temor al fracaso, ahora volvía a tener ese temor ante tamaño desafío. Durante un largo tiempo estuvo sola, absolutamente sola, en su camarín mirándose al espejo, arreglándose una y otra vez el vestido, retocándose una y otra vez su peinado. Estaba por salir al escenario con el pelo atado y con un rodete. De hecho así estuvo durante buena parte del día, pero le pareció que esa noche luciría menos sexy, por lo que optó por usar el pelo suelto y con flequillo. Aun así se retocaba el pelo y sobre todo el flequillo por miedo a que el viento de afuera se lo hiciera volar. El pelo atado lo luciría al otro mes, en los festivales y conciertos de marzo. Ahora quería lucir así, porque así se sentía más linda … Una vez que se sintió cómoda con cómo lucía, se miró al espejo y se juramentó que daría el concierto de su vida, que haría una actuación de la que nadie olvidaría. “¡¡Vamos, Selena!! Tú puedes. Tú eres la mejor. ¡¡Es a ti a quien todos quieren!! Demuéstrales que vas por más, por mucho más, y que los sorprenderás otra vez. ¡¡Vamos, Selena, que estás cerca, muy cerca de la gloria!! No tienes que tener miedo, no tienes nada que temer. A ti te costó todo, tuviste que sacrificar muchas cosas para llegar, tuviste que dejar más de una cosa a un lado. Tal vez no haya sido el camino que hubieses elegido, tal vez si fuera por ti te hubieses dedicado a otra cosa, pero ahora sabes que todo lo puedes lograr. Nadie te va a impedir lograr lo que quieres. Sólo sigue así, Selena, sólo sigue siendo tú misma y nadie te detendrá. Allá afuera la gente te quiere. Sólo dale lo que te piden y mucho más. ¡¡Si todo sigue así, tú serás la N° 1 en todo el mundo y todos sabrán de quién se trata cuando se invoque tu nombre!!”, se repetía y alentaba Selena una y otra vez. Cuando llegó el momento de trasponer esa puerta, Selena sintió que las cartas estaban echadas. Salió con un frío que le recorría toda la espalda, que pronto se disipó cuando sintió el calor de su gente. Selena poco recordaría de lo que sucedió esa noche. Sólo recordaba el nerviosismo del inicio, lo libre y alocada que se sintió al cantar “La carcacha”, la increíble interpretación de “Si una vez”, en la que se permitió darle una “vuelta de rosca” a algo que ya tenía estudiado de antemano, que era detenerse en un momento ella y toda la banda para provocar la locura de la gente, pero cuando Selena sintió tamaña expresión de afecto, sorpresa, exaltación y alegría, se permitió prolongar el silencio, paseándose una y otra vez en el escenario con sólo dirigirse al público con un gesto cómplice. También recordaba el final del concierto interpretando “Como la Flor”, en el que ella le sonrió a la cámara y mandó su clásico saludo a su gente a través de ella, el goce de sentir que había hecho un gran concierto mientras interpretaba ese último tema, su sonrisa de satisfacción, de ternura y de incredulidad ante tamaña expresión de afecto de su público y esa despedida interminable del concierto en un auto que la llevaba camino al camarín. Selena sólo pensaba en su niñez mientras saludaba a cada uno de los asistentes al concierto. Siempre había soñado con ese momento y sentía que lo había logrado. Selena no quería irse del estadio. Sentía una rarísima sensación de que nunca más viviría algo semejante, como si fuera debut y despedida, como si aquello fuera el final de todo un ciclo de tanto trabajo, talento y dedicación. Selena estaba tan emocionada que cuando bajó del auto y un grupo de custodios se la llevaban al camarín, en un momento se soltó de ellos para asomarse por sobre su cabeza y seguir saludando. Selena no quiso irse esa noche sin dejar de saludar a nadie, sin dejar a nadie insatisfecho con su increíble actuación… Selena salió rumbo al escenario sin poder dejar de expresar toda su emoción. Nunca se imaginó que le sucedería semejante cosa … “¡¡Un Grammy, un Grammy, un Grammy de verdad!!”, se dijo. Camino a recibir el premio pensó en todas las chanzas que había hecho respecto de sus posibilidades de ganarlo. Se cansó de decir que ella no lo lograría, que sólo iría a sacarse fotos con los artistas consagrados, con los artistas “de verdad”, pero en su fuero más íntimo sabía que todo era posible, que lo podía ganar, que tenía altas chances. Selena había pensado cuando un año antes había obtenido su primer galardón en Premios Lo Nuestro y en lo realmente emocionada que estaba. Y no era para menos. Ese premio era el primero internacional por fuera de los premios de los Tejano Music Awards. Ése sí la había marcado a Selena pues allí daba cuenta de que ya no era sólo la artista tejana con éxito y galardones. Ahora era toda una artista internacional reconocida. Por eso no pudo dejar de expresar tantas emociones, tanto llanto, tanta alegría. En aquella oportunidad Selena supo que había dado un importante paso en su carrera, que se le abrían más puertas, más posibilidades, podía ilusionarse con ser la mejor artista del mundo. Pero ahora con el Grammy … Selena comenzó a tomar conciencia de sus posibilidades, que ya ella y su banda no eran los mismos que iban de pueblo en pueblo en un bus en busca de un futuro mejor. Ahora Selena estaría más expuesta, tendría más responsabilidades. En aquella oportunidad Selena sentía la emoción de una niña que había logrado ese primer paso que lleva a la fama. Ahora Selena sentía que estaba en la fama. Subió lentamente los escalones pensando en cómo comenzó todo, en qué momento la historia comenzó a cambiar para tener esta instancia, este premio. Pensó que nada era casual. Podría pensar que al fin y al cabo recibía el premio por su disco “Live” del año anterior y si ese disco salió fue porque a su padre le pareció una buena idea registrar su concierto en vivo en el Memorial Coliseum de Corpus Christi y José Behar, presidente de la Emi Latin, como todo proyecto de Selena, lo apoyó de inmediato. Selena sabía que para su padre el hecho de que ella tocara en la ciudad que la vio crecer cantando siendo tan famosa y popular luego de tantas penurias y sacrificios era un acontecimiento familiar muy importante que debía quedar registrado. Y así se hizo y así Selena lo sintió, a tal punto que en el medio del concierto Selena saludó y agradeció a sus padres que estaban presenciando aquel momento … En aquel 1993 Selena vivía todo como lo vivía su familia, como una niña contenta y emocionada porque se le iba dando todo lo que había soñado y con la incredulidad de que aquello fuera realmente cierto. Selena sabía de su talento como de la capacidad de todos para llegar al éxito. Si había algo que Selena sabía muy bien era el trabajo de equipo de todos los que la rodeaban, de lo solidario que siempre fueron, de lo excelentes personas que eran. Pero Selena aún no lo podía creer, como en aquel momento en el que se tomó la cara y se puso la mano en el pecho cuando recibió el galardón a la mejor cantante méxico-americana en la edición 1993 de Premios Lo Nuestro. Era no poder creerlo pero saber que lo tenían merecido, que tenían todo para lograrlo y que habían hecho un gran esfuerzo para llegar a ese objetivo. Eran momentos para gozar y no pensar en qué les depararía el destino, en pensar en el paso a seguir … Selena sólo siguió trabajando en sus proyectos como si nada hubiese sucedido, como si ella o la banda apenas hubiesen logrado algún reconocimiento y nada más. Por eso para ella y para toda su familia nada de lo que les estaba ocurriendo les iba a cambiar la vida. Selena siguió yendo en el bus a los conciertos, los planes eran los mismos, los objetivos seguían intactos. El padre de Selena podía ser muy duro con sus hijos recalcándole que todavía no habían logrado nada, que lo obtenido hasta allí apenas le permitían seguir luchando y soñando con total convencimiento. Selena a veces le hería tanta exigencia sin hacer hincapié en lo logrado, pero sabía que su padre tenía razón y por eso lo entendía. Selena aún pensaba en su proyecto de modista y para eso necesitaba ser más famosa aún. Eso le permitía no sólo obtener más dinero para solventar su proyecto, sino de hacerse un nombre que fuera tomado en cuenta en todo el mundo. Selena sentía que debía dar un pasito más … Y ese pasito sintió que lo había dado cuando recibió el Grammy. Selena estaba conmocionada por el premio. A la hora de agradecer alteró el orden de las personas nombradas y hasta omitió otras … Se podía decir que Selena estaba tan nerviosa que se obnubiló. Pero no … No era lo que realmente le pasaba … La obnubilación la sintió un año antes … Ahora Selena sentía que las cosas habían cambiado, que este premio implicaba otras cosas y que había que estar a la altura de las circunstancias para afrontarlas … Le gustara o no, ella era ya una estrella que estaría más que nunca a la vista de todos, en boca de todos. Selena no le huía ni a la fama ni a los fans. Podía ser muy tímida, podía no saber cómo encarar ciertas cosas, pero Selena sentía que debía hacerlo todo en ese momento, que no había que esperar para llevar adelante todo lo que tenía en su cabeza. Mientras su padre presionaba y lograba que la disquera Emi le prometiera sacar de una vez por todas el disco en inglés tan soñado y en el que algunas canciones ya se habían hecho, Selena presionaba para inaugurar sus primeras boutiques en San Antonio y Corpus Christi para luego hacer lo mismo en Monterrey y México DF … Selena sintió allí mismo que una nueva etapa se iniciaba en sus vidas, que aunque no estuvieran acostumbrados debían encarar las vidas artística y personal de otro modo, que no tenía sentido seguir yendo al ritmo de un bus cuando las circunstancias la hacían ir en avión ... Selena ante el público agradeció a José Behar y a su familia, pero no nombró ni a su esposo ni a su madre. Y no es que no los quisiera nombrar. ¡¡Claro que no!! Sólo que su mente iba más allá, mucho más allá … Si hasta pensó en que debería cambiarle las funciones a su presidenta del club de fans … Le parecía que debía ser ella misma la que debía hacerlo o alguien de su edad o alguien que la conociera bien. Pensó en hasta su madre y su hermana … pero pronto lo desechó … Esa mujer le resultaba muy servicial y fiel. No tenía sentido herirla … Dejó esas cosas para más adelante … Selena pensaba en su futuro y todas esas nimiedades podían esperar …. Selena emprendió la vuelta del recibimiento del premio y ya estaban su sonrisa y su ironía preparadas para afrontar las preguntas de los periodistas … El show debía continuar y ella estaba dispuesta a seguir el juego … Pero por dentro Selena pensaba en lo orgullosa que estaba de sí misma. Había logrado tanto en tan poco tiempo … Había logrado un Grammy, algo tan difícil para un latino en esa época … Selena sabía lo que vendría inmediatamente después ... Las repercusiones de semejante galardón, su segunda presentación en el Houston Astrodome, la salida del disco “Amor prohibido”, del cual todos imaginaban que sería un éxito total y que le daría a Selena el gran salto que ella tanto necesitaba … No hacía mucho que había logrado sus primeros N° 1 y ahora esta realidad, esta hermosa y divina realidad. Selena pensó que era hora de asumir que se jugaba en las grandes ligas y que estaba en ellos aprovechar ese momento y no desperdiciarlo … Desaprovecharlo podría ser fatal para todos, pero sobre todo para ella. Selena sabía lo que significaba ser la cara visible del grupo y el sostén de la suerte de su familia … Selena respiró hondo y miró al piso para después sacar su mejor sonrisa y sus primeras palabras en cuanto aparecieron los primeros periodistas a entrevistarla. Allí Selena volvió a ser la misma de siempre, la misma artista humilde y agradecida que no podía creer lo que estaba sucediendo, que sólo se permitía aceptar con satisfacción lo que el Señor le había dado … Pero Selena sabía que no era así … Si ella logró todo eso era por su temperamento y por el convencimiento de que no había nada imposible, que todo se podía lograr. Selena sabía que lo logrado era producto de saber de su situación apremiante y de lo que implicaría cualquier traspié …Cuando todos se marcharon y ella terminó de hacer una sesión de fotos para los organizadores del Grammy, Selena se permitió llorar, expresar en esas lágrimas su verdadero sentimiento, lo que había vivido en toda su niñez y adolescencia. Selena se permitió ratificar su juramento de que no pararía hasta que todo el mundo supiera quién era ella y la recordaran con Amor. Hasta había pensado plantearle a su padre o al mismo José Behar de tentar suerte en conciertos en Sudamérica, que sabía que la conocían, y que sería bueno hacerse ver y conocer para provocar el gran impacto como lo había logrado en México. Pero pronto lo olvidó y dejó que los demás decidieran sin hacer valer lo que quería para sí … Un error del que Selena se arrepentiría casi con desesperación más tarde, ese día lluvioso y nefasto en el que ella dejó de cantar y de sonreír… Selena salió con mucho miedo a ese inmenso escenario de Monterrey. Por un momento pensó que tal vez su padre tenía razón al mostrarse reacio de ir por estas tierras sin sentir que Selena estuviera preparada para enfrentar un público nuevo, un mundo nuevo, una tierra nueva con distintas necesidades, pero la realidad de Selena, una vez más, pasaba por encima de cualquier explicación o argumento “razonable” que se le ocurriera a cualquiera que estuviera a su alrededor. Oscar Flores, representante de muchos artistas mexicanos, lo había convencido al señor Quintanilla de que Selena se presentara en Monterrey. Él sabía del impresionante éxito de Selena con el tema “Baila esta cumbia”. Allí mismo lo llamó al señor Quintanilla y le explicó sobre lo que generaba su hija por sus tierras. El padre de Selena le agradeció el ofrecimiento, pero le pareció muy arriesgado y prematuro presentarse allí. Era consciente de que Selena hablaba muy mal el español, que eso los mexicanos no se lo perdonarían, y que para revertir eso ellos debían saber todo 10 veces mejor que los demás, que ellos debían demostrar que lo podían hacer haciendo las cosas muchísimo mejor que el resto … En realidad, el padre de Selena seguía pensando en que el éxito vendría de la performance de Selena en los Estados Unidos, cantando en español para el público latino, y sobre todo cantando en inglés para los “gringos” … Era la gran apuesta del Señor Quintanilla, quien pensaba que si lo lograba de ese modo, el éxito y la fama de Selena romperían toda barrera que se le interpusiera en el camino. Oscar Flores le quería hacer ver que Selena era muy apreciada y querida en Monterrey, que sería bueno probar suerte allí, que en el peor de los casos no le pasaría nada … Pero el mismo éxito de Selena se encargaría de que el pedido de Oscar Flores se hiciera realidad. En 1992 en Estados Unidos había salido el álbum “Entre a mi mundo”, que generó que Selena tuviera sus primeros dos N° 1. Por aquellas épocas no salía en los otros países el mismo disco que en Estados Unidos: o salía un álbum distinto con otros temas o salía otro disco en formato maxi simple con dos temas. En Estados Unidos el éxito del álbum generó su primer N° 1, que fue el tema “Como la Flor”, pero en Monterrey el éxito de “Baila esta cumbia” provocó que rápidamente Selena lograra su primer N° 1 allí con “La carcacha”. Tan arrollador fue el éxito que Emi decidió sacar el primer video de Selena con el tema “La carcacha”, en el que lo filmarían en la mismísima Monterrey. Decidieron hacerlo en desmedro de “Como la Flor”, pues pensaban que “La carcacha” le abriría más fácilmente el mercado latinoamericano y eso no debía ser desaprovechado. Y mientras tanto Selena iba a Monterrey para presentarse en un gran festival en el que asistirían más de 100.000 personas para ver a sus artistas favoritos. Selena tenía temor en esas nuevas tierras por su limitadísimo español y porque no sabía cómo desenvolverse en esas nuevas tierras que supuestamente no la conocían tanto. Pero hasta la mismísima Selena tuvo que sucumbir ante la realidad que le mostraba que ella era mucho más conocida de lo que todos imaginaban y que el Amor que ella desplegaba por todos los lugares que pasaba era correspondido por un público que sólo le exteriorizaba su admiración y respeto. Hasta Monterrey y más allá llegaban los ecos de lo que Selena generaba en cada presentación en los Estados Unidos, y también llegaba su música que era tan o más apreciada que en todo Texas. Por eso Selena se quedó tremendamente impactada con el recibimiento del público una vez que ella apareció en el festival. Selena estaba impactada además pues no estaba acostumbrada a los escenarios mexicanos en los que el público estaba en el campo y muy cerca del escenario, a diferencia de los de Estados Unidos, en los que mientras Selena se ubicaba en el centro del campo en el que estaba el escenario, el público se ubicaba en las tribunas que estaban más lejos del escenario, por lo que la mismísima Selena, más de una vez, tenía que acercarse a ellos para darles aunque más no sea un saludito y hacer que el público sintiera la satisfacción de que la vieron de cerca y que incluso la pudieron tocar … A Selena sin duda le gustaba tener al público bien cerca para poder seducirlo e impactarlo mucho más fácilmente, y sentir más de cerca su Amor y su cariño … Pero en aquella tarde de Monterrey Selena hasta se asustó por ese gentío impresionante que coreaba su nombre sin parar. Selena sintió como nunca retumbar su cuerpo y sentir un gran estremecimiento al ver hasta en el horizonte mismo un reguero de gente que saltaba, gritaba y bailaba, y que buena parte de él presionaba para que ella cantara de una bendita vez. Para Selena era una gran satisfacción que ese público la apreciara tanto pero a su vez le generaba culpa por no corresponderles hablando como se debe el español. Y aun cuando se juramentó y cumplió con su palabra de hablarlo correctamente, ella sentía la satisfacción de haber roto una barrera que parecía infranqueable para una artista tejana, como lo era ella. Sintió que a ella la querían y no a cómo hablaba. Selena demostró con su talento y con su presencia que todas esas “dificultades” no eran más que excusas que usaban muchos para no prestar atención a determinados artistas. Y esas excusas con Selena no corrían … Selena se impacientó y hasta se preocupó de lo que estaba pasando. Estaba cantando un artista … La próxima sería ella. Pero eso a la gente no le importaba. Comenzó a corear su nombre para que entrara de una vez. Selena dudó. Sabía que no debía quebrar las reglas impuestas, y eso estaba bien, pero no podía dejar de oír y de sentir lo que expresaba la gente. Y eso para Selena era fundamental aunque fuere una manifestación en su contra. Selena miró a su alrededor y vio caras de profunda preocupación. Y de la preocupación se pasó al miedo cuando algunos, por la impaciencia e insatisfacción, comenzaron a arrojar latas de cerveza en muestras de repudio. Una vez más Selena sintió que ella estaba allí sola para salvar la situación, para cambiar el humor de la gente, para dejar de lado sus propios sentimientos para satisfacer los de los otros, como lo aprendió desde muy chica. Selena tomó valor y se puso a cantar con su banda ante la algarabía de la gente, pero eso le trajo un nuevo problema: el presentador del evento, Jesús Soltero, la increpó duramente haciéndole notar que lo que estaba haciendo no correspondía, que debía esperar su turno para cantar. Selena le quería hacer ver que más que los formalismos estaba la voz de la gente, y si a esa voz no se la atendía los problemas se hacían interminables con consecuencias inimaginables. Al final Selena pudo seguir cantando … gracias a la gente y fue un furor. Selena demostró allí que podía con todos y con todos, que su sola presencia, su voz, su talento, su sonrisa y su carisma lograban encantar y encandilar tanto a 5 como a 100.000 personas. Selena supo esa tarde que todo dependía de ella, que nadie podría con su increíble personalidad. Lo que le había hecho Jesús Soltero la había indignado, pero podía entenderlo y hasta le dio cierta gracia que él intentara impedir algo que ya tenía decidido hacer. ¿Cómo podía saber él que incluso ese mismo año Selena había decidido casarse en secreto más allá de la voluntad de su padre? Después de aquel incidente, Jesús Soltero se disculpó ante Selena y hasta la invitó no sólo varias veces a su programa de televisión, “Órale primo”, sino que se constituyó en la voz de presentación de sus conciertos en Monterrey … Selena se había convertido para México en la “artista del pueblo”. Es que Selena siempre lo había sido, sólo que algunos lo descubrían en esos momentos, en esa época en la que Selena tenía admiradores y ganaba premios por doquier desde que tenía 15 años, una época en la que Selena comenzaba a demostrar que un mundo, una vida y un ejemplo de trabajo, honestidad y tesón eran posibles frente al facilismo y la mediocridad reinantes… Selena salió de un concierto en San Antonio para recibir a sus admiradores y firmales toda clase de autógrafos hasta que vio que un hombre muy apuesto y formal se le acercó para pedir hablar con ella. Selena desconfió de él. Pensaba que era un aprovechador o algo así. Por eso hizo como que no lo vio y siguió firmando como si nada hubiese pasado. El señor se acercó cuidadosamente y se presentó como José Behar, presidente de la Emi Latin. Selena lo miró de arriba a abajo, miró a sus fans y dijo “sí, claro”, lo que provocó la risotada generalizada y la consternación de José Behar. Selena siguió firmando autógrafos y cada tanto miraba de reojo a esa persona que seguía insistiendo con su cara de ruego que lo atendiera. Le inquietó el hecho de que él se mantuviera con respeto a distancia y sin insistir. Cuando finalmente el hombre se marchó, ella respiró aliviada pero con curiosidad por ese hombre que en realidad no parecía mala persona. Al rato, cuando Selena había atendido a todo el mundo y ya se dirigía a su camarín, fue increpada por su propio padre. “¿Pero qué has hecho, m’hija? ¿No te has dado cuenta? Ese hombre hablaba en serio. ¡¡Era el presidente de la Emi Latin en persona y vino a contratarte!!”. Selena se quedó muda. Pensó que había echado a perder la única oportunidad de ser contratada por una disquera importante … “Mira, Selena, menos mal que el señor Behar está fascinado por ti. Me vino a ver para decir que era en serio el presidente de Emi y me rogó que no te regañara, que sólo aceptaras una reunión con todos mañana. Así que te has salvado “por un pelito”. ¡¡Sólo te pido que mañana te comportes y no lo eches a perder en serio!!”, le insistió su padre. Selena asintió en silencio, un poco por culpa, otro poco porque ahora sí podía sentir que era una buena artista. No es que no lo sintiera, pero ella necesitaba de la aceptación de los demás. Ya tenía a su público tejano que la admiraba y quería, pero le faltaba que alguien importante le hiciera sentir que era una buena cantante. Y ahora venía este señor que se desvivía por contratarla en serio … Selena pensó: “Entonces debo ser buena en serio” y quiso dormirse con esa sonrisa que da sentirse plenamente satisfecha. Pero no pudo dormir de la emoción. Apenas salía de la adolescencia y los ’90 se asomaban con buenas perspectivas … Al otro día fue al encuentro de su familia y de José Behar. Era temprano, y se veía demacrada y terrible. Se arregló lo mejor que pudo y fue al encuentro de José Behar y su familia con miedo a generar una mala impresión, pero apenas llegó el presidente de Emi Latin se acercó a Selena y le dijo: “Antes que nada te pido disculpas por mi irrupción ayer. Tenías toda la razón para desconfiar. Es que no hallé otra forma de acercarme. Por suerte estaba tu padre y escuchó mis ruegos. Pero eso ya pasó… Quiero que sepas que eres una gran artista, única para mí, y sólo quiero ayudarte a que puedas cumplir tus deseos y los de tu familia…”. Selena se rió de satisfacción, pero no pudo con su genio y le dijo: “¡¡Es que no tenía forma de creer que tú pudieras ser presidente de una disquera!!”, y se echó a reír a carcajadas. El señor Quintanilla la miró con alarma y casi furioso, pero enseguida se tranquilizó cuando vio que José Behar se rió con ella con ganas dándole toda la razón a su observación. Selena firmó ese día el contrato y se sintió eternamente agradecida por ese hombre que le dejó hacer a ella, a su padre y a la banda todo lo que ellos querían, que luchó porque tuvieran todas las comodidades del mundo y hasta se peleó con sus superiores de la Emi Central para darles la oportunidad de sacar un disco enteramente en inglés. La irrupción de José Behar en la vida de los Quintanilla cambió las perspectivas de Selena, quien vio que el camino al éxito estaba más allanado. Sólo había que trabajar más y más, y aprovechar el momento. Pero también ese hecho los condicionó para otras decisiones. Luego de lo ocurrido con José Behar, toda la Familia Quintanilla se reunió para hablar sobre lo ocurrido y para llegar a la conclusión de que se podía ser desconfiado pero también aprender a escuchar antes que juzgar a los demás por las apariencias, pues siempre podría venir alguien con buenas ideas que le podrían cambiar sus vidas … A veces la vida es mucho más compleja de lo que parece, en el que no hay determinismos ni fórmulas que nos lleven al éxito o al fracaso … Años después, luego de otro gran concierto de Selena en San Antonio, alguien se acercó al señor Quintanilla para ofrecerse como presidenta del club de fans de Selena. Le hizo observar que siendo lo popular que era Selena, le llamaba la atención que no comercializara su figura vendiendo fotos, souvenirs, remeras …. Al señor Quintanilla le llamó la atención que una simple enfermera tuviera un criterio de marketing que ni él ni otros ligados al negocio de la música tenían. No confiaba tanto, como era propio de su naturaleza, pero con el antecedente de José Behar, decidió darle una oportunidad. Eso sí, le tendría bajo supervisión y vigilancia hasta que diera muestras de eficiencia y honestidad. La mujer cumplió acabadamente con las perspectivas de los Quintanilla, encima impresionó mejor aún porque tenía un perfil muy bajo y pronto formó parte del “círculo íntimo” de la familia … Tarde, muy tarde, toda la Familia Quintanilla comprobó que no todo lo que reluce es oro, como tampoco que hay que confiar en todo el mundo para progresar y que cierta gente puede ocultar su verdadera cara durante toda su vida ... Los Quintanilla supieron muy tarde que esa mujer no era como José Behar. Él quería lo mejor para Selena. Ella quería a Selena para sí. Cuando le hicieron notar que eso no sería posible, esa infame mujer ya estaba lo suficientemente instalada en la familia como para cometer la mayor de las atrocidades por osar ellos y Selena no cumplir con sus propios deseos. Los Quintanilla vivirían en carne propia lo que es realmente un psicópata, cómo es un lobo disfrazado de cordero. Pronto se darían cuenta cómo alguien en un minuto puede destrozar el trabajo honesto de años y años… Selena salió al escenario toda sonriente y emocionada. ¿Quién lo iba a decir? Tenía sólo 16 años y lograba su primer Tejano Music Award. No era usual que alguien como ella lo ganara a su edad, aunque con Selena todo era diferente. Ya había sido nominada el año anterior. Pero ahora vinieron los premios y seguirían por 8 años consecutivos y más podrían haber sido si no fuera por aquello … Selena no tenía idea de lo que estaba gestando. Todavía no podía pensar si lo que estaba haciendo la haría catapultar a la fama, si haría historia, si sería recordada con el tiempo. Cuando se permitía soñar con lo que podría ser en el futuro, en esas noches silenciosas y oscuras en un bus en las que sólo se veían algunas luces de casas o de lugares al paso, o se escuchaba el sonido del Big Bertha, en un momento en el que Selena se permitía estar sola, bien sola, sola con su Alma, sola con su cuerpo, Selena soñaba con ser diseñadora, con hacer hermosos vestidos que llevaran su nombre como marca y que fueran lucidos en todo el mundo. Eso era lo que quería y por eso en sus extensas tardes libres en las que no tenía que estudiar, se ponía a diseñar y a hacer bosquejos de modelos de todo tipo. A Selena le encantaba crear, innovar, impactar, gustar, sorprender. Y si hubiese sido por ella toda esa energía y creación lo hubiese volcado en el modelaje, pero la vida y las circunstancias en las que ella misma no estaba exenta, la habían puesto en ese lugar, en un desafío que de ninguna manera Selena lo iba a eludir. A Selena le encantaban los desafíos. Siempre aceptaba los retos, le encantaba competir. Y ahora que tenía que demostrar que era la mejor cantante y que podía llegar lejos, bien lejos, iba a hacer lo indecible para lograrlo. Pero nunca perdió el eje de sus objetivos, de sus sueños, de sus planes. Imaginó que dando todo de sí no sólo demostraría que se podía y confirmaría lo que pensaba su padre de que ella tenía un talento innato para cantar, sino que con su fama podría llevar a cabo su pasión por la moda. Ya se imaginaba poniendo una boutique, una cadena de negocios que llevara su nombre y que podría explotarlo con su fama como cantante. Y también pensaba Selena que si la fama le venía pronto, enseguida pondría manos en la masa en su objetivo de ser modista. Selena no se imaginaba haciendo estas cosas ya siendo grande y una cantante casi retirada. En realidad Selena no se imaginaba una mujer grande. Por una extraña razón no se lo podía imaginar. Podía imaginarse casada, pensaba en la posibilidad de tener hijos pero no se podía imaginar siendo una adulta y menos aún una abuela o una mujer mayor. Como fuere, tampoco Selena quería esperar. Si lograba el estrellato no dudaría en poner su boutique. Ni siquiera esperaría la fama mundial. Arriesgaría apenas lograra trascendencia fuera del ámbito de Texas. No la corría nadie, pero Selena era así. También por una extraña razón Selena no quería ser una cantante en retirada para dedicarse a su pasión, porque para Selena el modelaje no era un pasatiempo, una ocupación para cuando no tuviera más nada que hacer. Es que Selena no vivía pensando que no tenía nada que hacer. Selena siempre tenía inquietudes, energía, ganas de hacer, ganas de hablar, ganas de dejar varias huellas en este mundo, ganas de ser recordada, ganas de poder plasmar en hechos todo lo que pasaba por su cabeza. Selena era de esas pocas personas que no se conformaba con lo que tenía, que siempre iba por más, por mucho más. Sólo así se entendía su “apuro”, más allá de que más de uno podía pensar que Selena sabía de su destino y de que no tenía mucho tiempo. Lo cierto es que Selena vivía todo así, con todas las ganas, nerviosismo y vertiginosidad que los disimulaba bien con sus risotadas y con su supuesto aire relajado en cada chiste. Pero Selena cada vez que se reía expresaba lo nerviosa que estaba, sus deseos de triunfar, su frustración si fracasaba, sus deseos de trascender y de ser querida. Y para Selena la humorada, la chanza, el chiste eran su forma de expresar el momento que vivía, y lo que realmente sentía y pensaba sobre todo … Selena lucía muy distinta en aquellos 16 años, muy distinta de cómo luciría después. Lucía un vestido largo y cerrado, tenía el pelo más bien cortito y con rulos. Pero con esa o con otra imagen más conocida y popular, Selena generaba lo mismo: Amor, cariño, ternura, alegría, pasión … Selena sintió que se mareaba cuando recibió ese premio. No tenía idea de lo que vendría después. Sólo se limitó a gozar del momento y a expresar la alegría con ironía y humor: “Agradezco a Los Dinos pues sin ellos yo no soy nada. Si ellos ganan, yo gano. Y si ellos pierden … ¡¡yo no los conozco!!”. Selena se retiró de inmediato sin esperar la reacción de la gente y menos quiso mirar a su padre. Apenas alcanzó a mirar a A.B. que la observaba mezcla de fastidio y resignación. Sabía que su hermana no podía con su genio y eso la hacía encantadora. Por eso finalmente le sonrió. Su padre iba a retarla, pero viendo lo contenta que estaba Selena y lo orgulloso que se sentía, sólo la abrazó y le dijo que la quería mucho. Nunca le dijo lo que sentía por lo que dijo. Y bien que lo hizo … Igualmente, Selena lo sabía y tampoco le preguntó nada. A veces es mejor optar por el silencio aunque uno no esté acostumbrado. A veces hay que dejar pasar ciertas cosas para saber valorar lo bueno de cada uno y de cada cosa… Selena se fue recordando aquella vez que fue a Matamorros e interpretó “La bamba”. Ella no sabía hablar el español y el público apenas la conocía. Aun así dio su mejor concierto y su máxima interpretación. Hasta invitó a su hermano a bailar para llamar la atención y A.B. aceptó, aunque enseguida se despegó de Selena porque le daba una gran vergüenza bailar con su hermana. Selena recordó ese hecho y vaya a saber por qué lo asoció con el premio. Y se fue con la satisfacción de que iba por el camino correcto. Alguna vez se iba a dar y alguien de afuera notaría lo que ellos mismos y los demás veían. Ellos eran una gran banda que hacía un gran trabajo en equipo y tenían talento. Luego de ese premio, Selena comenzó a pensar seriamente que el objetivo no estaba tan lejos, que el horizonte comenzaba a asomarse y ella sólo debía seguir por el camino hacia él… Selena salió furiosa de su habitación. ¿Cómo le hacían esto a ella? Con sus 6 añitos a cuestas podía sentir que la estaban desplazando de la atención de la casa. Se sentía que ya no era la “baby”, que su padre no le prestaba la misma atención de siempre. Y todo por culpa del bajo, de ese maldito bajo que el señor Quintanilla le compró al hermano de Selena, A.B. Ahora resultaba que su padre vivía con A.B. enseñándole a tocar. Selena tenía no sólo la intuición de niña sino la intuición de mujer. Sabía que su padre se sentía contento en su vuelta a la música a través del bajo de su hermano. Su hermana Suzette y su madre trataban de calmarla, de que no se enojara, de que aceptara con resignación y alegría lo que estaba sucediendo. ¿Resignación? Esa palabra no existía en el vocabulario de Selena. Durante una semana Selena se encerró por horas en su habitación sin decir una palabra y sin permitir que nadie entrara. Al principio, todos creían que se encerraba para llorar, para leer o para mascullar su bronca … Nada más alejado de todo eso … Selena había tomado un libro viejo de canciones de su padre y cada día las ensayaba sigilosamente hasta aprenderlas a la perfección. Selena quería sorprender a su padre demostrándole que ella podía hacer cosas más importantes y trascedentes que la de tocar un simple bajo, y de acaparar más la atención haciendo y demostrando cosas sin la ayuda de nadie. Cuando estuvo bien segura de que había aprendido correctamente las canciones, esperó el momento justo. Siempre que su padre le enseñaba a su hermano, ella estaba encerrada en su habitación. Pero esta vez lo sorprendió en la puerta de la habitación de A.B. “Padre, acompáñame a mi habitación que te tengo que enseñar algo…”. Su padre estaba contento de que su hija estuviera fuera de su encierro y más animada. Imaginaba que le querría mostrar un dibujo o algo de su creación para que él se sintiera gustoso, lo aceptara y la hiciera sentir importante. En el trayecto hacia la habitación, notó que Selena tenía su viejo libro de canciones. Le preguntó qué hacía con él … “Es parte de la sorpresa que te tengo preparada. ¡¡Ya verás!!”, le dijo Selena. Una vez en la habitación Selena hizo sentar a su padre y le indicó que abriera el libro en una determinada página. Cuando lo hizo le pidió que le dijera qué canción había allí. Cuando su padre le contestó, Selena comenzó a cantar. Su padre se quedó impresionado. Su hija cantaba bien de verdad y sin que nadie la hubiese mandado a ningún lugar de enseñanza de canto. No podía salir de su asombro hasta que Selena se detuvo y le dijo que eligiera al azar otra canción. Cuando su padre lo hizo y el indicó el tema elegido, Selena comenzó a cantarlo. Selena creía que sólo estaba cautivando a su padre por saber las canciones y que con ello volvería a ser el centro de la familia, lugar que sintió que lo había perdido gracias a A.B. y su bajo. Pero no: Selena generó algo más que eso, algo que sería una constante en su vida, tan corta como bella y hermosa. Su padre advirtió el talento de su hija y pasaron muchas imágenes por su cabeza. Sintió que había llegado el momento de regresar al mundo de la música, sólo que lo haría a través de su hija … Cuando Selena terminó, él la abrazó largamente, le agradeció tamaña interpretación y le dio un gran beso. Luego se fue raudamente a ver a su esposa. Selena se sentía halagada pero no entendía nada, absolutamente nada ... Pronto entendería todo. El ir y venir de instrumentos musicales, la obligación de ella y de sus hermanos de ensayar como una banda tocando temas que ellos no conocían ni les gustaba les dio una idea de lo que le indicaba el destino, un destino al que involuntariamente ella contribuyó. Cuando vio que su padre llamó a la banda “Selena y Los Dinos”, supo que no tendría escapatoria a semejante responsabilidad. Su hermano A.B. se quejaba del material que cantaba. Su hermana Suzette se quejaba de su lugar no querido en la batería ... Selena no se quejaba. Tenía motivos pero optó por no hacerlo. “¿Tú querías protagonismo? ¿Tú querías exclusividad? ¡¡Ahí lo tienes!! ¡¡Aprovéchalo!! ¡¡Tú lo buscaste!! ¡¡Tómalo y no te quejes!!”, bien podría haberle dicho su padre. Pero Selena aceptó el desafío. No era el destino buscado, pero no lo iba a desaprovechar. Tenía un reto y no lo iba a perder. Tenía una responsabilidad y no la iba a sortear. Selena se juramentó que lo lograría, que pondría contento a su padre, y ella sería feliz, famosa, triunfante como cantante y dedicándose a la moda. ¿Qué más podía pedir? La vida estaba para vivirla y para lograr todos los sueños que uno se había propuesto. Selena sabía que había sorprendido a su familia desde que nació y sólo vivió para ratificar que para ella nada era imposible, que todo se podía lograr y que siempre se debía luchar para lograr lo que uno realmente quiere, aunque pasen muchos años, aunque se deban sortear muchos obstáculos, aunque se tenga que sacrificar muchas cosas, aunque se pasen muchos sinsabores para disfrutar el sabor de la victoria final… Selena salió de las entrañas de su madre y provocaría la primera sorpresa para la familia. No era varón, como todos esperaban. Era una niña, una hermosa niña, que ya gritaba fuertemente, como un modo único e irrepetible de hacerse oír y respetar como tal. Su padre estaba desesperado. Sólo tenía pensado un nombre, Marc Anthony, y no se le había ocurrido un nombre de mujer como alternativa. Tanto él como su esposa hicieron saber a todo el hospital sobre su problema hasta que alguien que pasaba por el mismo problema les dio una solución. Una mujer a la que esperaba una niña pero que tuvo un varón le sugirió al padre de Selena el nombre que ella había escogido … Selena. El señor Quintanilla se quedó pensando. Nunca había oído escuchar ese nombre, pero le agradaba. Luego fue a una biblioteca para conocer su significado. Allí se enteró de que Selena provenía de la diosa Selene de la mitología griega. Era la diosa Luna, hermana de Helios, el dios Sol, y sus características eran que es alegre, simpática y afectuosa, que tiene una gran voluntad cuando se propone algo, y que es seductora y cariñosa. Cuando el señor Quintanilla volvió al sanatorio y vio a su hija recién nacida en brazos de su esposa, no dudó. “Me sugirieron que le pongamos Selena. A mí me gusta. ¿A ti qué te parece?”. Su esposa dudó, pero cuando el señor Quintanilla le dio el significado y vio a su hija, lo aceptó de inmediato. “Sí, pongámosle Selena. Ella parece muy simpática y cariñosa…”. El señor Quintanilla se sonrió y más aún cuando escuchó aturdido a su hija llorar … “Y yo no dudo de que triunfará en la vida. ¡¡Ya veo que cuando se propone algo, sin duda lo logra!!”, dijo y se marchó al registro civil para anotar a su hija no sin antes besar a sus princesas. El padre de Selena se fue contento. Él sabía que con ella todo iba a ser distinto. Lo podía ver, lo podía sentir. Aunque quisiera por igual a cada integrante de su familia, él sabía que Selena le iba a dar más de una satisfacción … “Sí, Selena ... Es un nombre destinado al éxito, un nombre destinado a ser recordado. Yo sé que el mundo sabrá de ella. No sé por qué. Lo intuí al verla, lo intuí por las sorpresas que ya nos ha dado. Yo sé que Selena me dará felicidad y yo se lo contaré a todo el mundo”, se dijo el señor Quintanilla al marcharse sin saber que muchas de esas cosas se cumplirían mas nunca podría saber todo lo que el destino le tenían preparado para él y para su familia, sobre todo para Selena, sobre todo para ella que nació para llenar de Amor y de luz a un mundo que la esperaba con tantas ansias, a un mundo que seguía queriendo creer con gente que diera todo de sí para ser de ésta una humanidad mejor… (La vida puede ser hermosa. La vida puede ser cruel. La vida puede depararnos sorpresas. La vida puede pasar inadvertida ante nuestras narices. Nada es casualidad en la vida. Nosotros somos los forjadores de nuestro destino. Lo peor que nos puede pasar es transcurrir por la vida y no haber hecho lo que más queríamos hacer, no haber intentado al menos cumplir con nuestros sueños … Tal vez lamentemos que Selena haya estado tan poco tiempo en este mundo, pero es peor vivir 100 años y sentirse frustrado por no haber hecho nada, que vivir poco tiempo en forma intensa, buscando siempre cumplir los sueños propios y de los demás, intentando, siempre intentando, tener un motivo por el cual vivir cada día hasta lo máximo, hacer todo lo posible por ser feliz y hacer feliz a los demás … Así era Selena. Yo sé que aun en el dolor, si ella ve lo que hizo en tan poco tiempo se tiene que sentir muy orgullosa, más satisfecha que alguien que vivió sin hacer nada o con el rencor y la frustración por no haberlo siquiera intentado, por no ser feliz en cada acto de sus vidas. Selena sí lo hizo y por eso fue feliz y le sacó más de una sonrisa a la gente que la ha rodeado. Por eso a Selena la querían tanto. Era, además de una buena artista, una mejor persona. Selena era distinta y por eso se la extraña tanto…) Selena … En cada recuerdo está presente mi corazón, este corazón que sólo a ti pertenece… Te quiere mucho… Sergio Ernesto Rodríguez (Buenos Aires, Argentina)

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