Sólo seguí el llamado del destino, Selena…


Me levanté sobresaltado esa mañana …Había tenido una pesadilla extraña, muy extraña, que me hizo temblar de miedo … Me veía diez años después lleno de tatuajes, tatuajes de todo signo, de distintos personajes. Yo los exhibía orgulloso, rozagante, con ganas de que vieran lo que llevaba puesto y por qué. Pero en realidad esos tatuajes eran sinónimo del dolor, de la ausencia, de la infelicidad … No sabía por qué. Y era curioso verme en ese sueño …Porque a mí no me gustan los tatuajes y nunca se me había pasado por la cabeza hacerme uno … Yo siempre fui una persona muy sencilla y hasta reservada … Me había acostumbrado a ser el bajista del grupo de mi hermana Selena y el productor de su música. Mi vida no era lo más importante para los fans. Sí la música. Y con ese fin me aboqué durante años todos los días a hacer algo en el estudio de grabación que nos hiciera destacables, queridos, apreciados. Para mí era hasta un alivio saber que mi hermana tenía que atender a los periodistas, a los fans, a los curiosos. Era para mí muy tranquilizador saber que sólo querían saber todo sobre Selena y no de mí. En un punto siempre me compadecí de mi hermana pues ella tenía que hablar de todo y de todos, tenía que hablar de nuestros proyectos y hasta de su vida personal. Pero me consolaba saber que a ella le encantaba hablar y que por eso no se haría mucho problema. Pero también es cierto que cuando comenzamos a tener fama, a tener nuestros primeros N° 1 y a ser tan apreciados por todos los medios y por toda la gente, Selena comenzó a tener obligaciones que nosotros no teníamos, al menos hasta este momento, y que eran una carga extra. Durante todos estos años nadie tuvo obligación de saber bien el español, aunque la mayoría de nuestro material era hecho en ese idioma. Es que nuestro objetivo era convertirnos en una gran banda internacional, ganar el mercado de todo Estados Unidos, ¡¡y hasta el de Europa y Oriente!! Todo el éxito en el mercado latino y en México era un medio, no un fin en sí mismo. Si ese éxito nos llevaba por toda América latina, mejor, pero no era el último paso de nuestra carrera. Fue un error de todos que recién nos dimos cuenta por el furor que generamos en Monterrey con “Como la Flor” y, sobre todo, con “La carcacha”. Mi padre fue muy condescendiente con nosotros, pues así como parece un duro, y en parte lo es, es tolerante y bastante cariñoso y concesivo con su familia. Protestamos tanto desde niños con esto de hacer música que se habituó a darnos concesiones para darle el gusto de tocar en una banda y triunfar. Y nosotros todo lo hacíamos imaginando que esta situación terminaría pronto, que la realidad le haría ver a mi padre que debíamos volver a la vida “normal” y a otra cosa. Pero poco a poco fuimos obteniendo pequeños éxitos que sólo confirmaban que él no estaba para nada equivocado … Después de que todo parecía perdido, cuando quebramos y nos quedamos sin casa, cuando todo parecía un camino sin salida, cuando nuestros primeros conciertos a la par de otros grupos exitosos no generaban nada, empezamos a obtener un pequeño logro que nos llevaba a un peldaño más arriba en nuestra escalera al éxito … Fue raro todo … muy raro. Ni siquiera el mayor de los reveses significaba un paso atrás … Por el contrario … Los fracasos nos hacía más unidos, los apremios económicos nos ponía en la realidad de que debíamos apostar sí o sí al proyecto, pues era literalmente nuestra única y última esperanza. Además, con el correr del tiempo, cada uno le encontró el gustito a lo que estaba haciendo aun cuando el costo era alto, muy alto … Lo que en un principio era una queja constante, pues no queríamos renunciar a una vida “normal” para experimentar en el negocio de la música, después fue encontrar en el grupo lo que queríamos hacer con nuestras vidas, lo que más nos gustaba, nuestros proyectos, nuestra vocación. En mi caso particular, toda esta “locura” me agarró en plena adolescencia, en la que ya me daban ganas de continuar el legado trunco de mi padre aprendiendo a tocar el bajo. Mi padre, paradógicamente, no mostró un particular entusiasmo por mi decisión, pues tal vez pensó que sería pasajero mi deseo de dedicarme a la música y él no se quería hacer demasiadas ilusiones con volver a ella, ya que la había dejado para estar más cerca de nosotros en nuestra educación y así apoyar a mi madre, que sólo quería que estudiáramos, nos recibiéramos en carreras importantes y trascendentes, y así contribuir al gran “sueño americano” del que tantas generaciones de mexicanos y de mexico-americanos buscaron con más fracasos que éxitos. Creo que mi padre apoyó la idea de mi madre a la larga más por resignación que por convicción, y para esa época ya había aceptado que el negocio de la música, su verdadera vocación de trascender con una banda y tocar por todo el mundo, no era para él. Hasta que apareció mi hermana Selena y no sólo nos sorprendió con un viejo libro de canciones viejas cuyo contenido había aprendido a escondidas a cantar sino que tenía una extraordinaria voz y un enorme talento … A partir de allí no lo vi más a mi padre resignado y abatido, sino ágil y dinámico. Pronto todos tuvimos que seguir su ritmo y no fuimos pocos quienes tratábamos de llamarlo a la reflexión. Pero ya he dicho que con el tiempo todos nos encontramos cómodos con nuestra nueva vida, a tal punto de que para nosotros lo “raro” era estar viviendo todos los días en una casa fija, y estudiar, jugar y moverse en un mismo lugar. Lo “normal” para nosotros era estar arriba de un bus yendo de pueblo en pueblo a cuanta fiesta y evento se nos presentara. Y creo que allí comenzamos a forjar nuestras vocaciones … Por suerte mi padre no nos reprimía nuestras inquietudes, siempre y cuando eso contribuyera al éxito de la banda. Yo me acuerdo que no quería saber absolutamente nada con lo que cantábamos al principio. No lo sentía, no me gustaba y estaba seguro de que por ese lado no llegaríamos a ningún lado … Se lo plantee a mi padre a modo de protesta y creyendo que con eso o no tocaríamos más, o bien tocaríamos cosas de gente que ya tenía su consagración. Pero mi padre me sorprendió con unos consejos: “Mira. A.B. … Tú me dices que no te gusta el material escogido para cantar … Pues bien … ¡¡Hazlo tú!! ¡¡Mejóralo!! ¡¡Créalo!! ¡¡Bástate por ti mismo!!  ¡¡Demuestra que tú lo puedes, que eres mejor como compositor!! Yo te apoyaré en todo. Si ves que no se te ocurre componer en español, piensa en inglés y coméntale tu idea a Pete Astudillo o a alguien de tu confianza que sepa el español para que ponga en un papel lo que tú quieres transmitir. Y haz la música que quieras, siempre que se adapte al estilo del grupo y de Selena … Y otra cosa muy, muy importante: no busques a los compositores ya consagrados para que te regalen un tema … Tú sabes … Ellos viven de sus composiciones y ellos desearán que las toquen aquellos grupos que ya tienen su nombre para que se difunda su obra. Por eso, m’hijo, primero demuestra tú tu talento que seguro que con tu éxito esos mismos compositores ofrecerán sus letras a ti. Ahora trabaja duro como todos nosotros y ¡¡ya verás los resultados!!”. El tiempo le dio la razón a mi padre … Pero para eso yo me dediqué de lleno a demostrarle que yo podía generar mi propia música y mi propio éxito. Y todos lo entendimos así. Nuestra vocación al servicio de la banda y trabajando en un grupo en pos del objetivo nos daría el triunfo tan deseado … Pronto vi cómo Selena encontró su lugar siendo la cantante y la figura principal, expresando todo aquello que no hacía por timidez o por miedo a fallar. Y más tarde descubrí otra vocación que yo no sospechaba y del cual nos influiría grandemente en el futuro … Su pasión por el diseño, por el modelaje… Fue un lindo momento cuando descubrimos eso, fue hermoso ese instante en el que uno goza del momento y sabe que tiene un futuro, un objetivo que cumplir que es posible. Recuerdo una tarde en la que estaba en una parada de nuestro bus en una estación de servicio camino a un pueblo en el que íbamos a tocar y me quedé largo tiempo mirando el cielo, respirando hondo y gozando de nuestra situación. Sé que tuvimos momentos más lindos, como el de ahora, pero ese instante fue inolvidable para mí. Sentir que todo va bien aunque falta mucho por recorrer es una sensación muy hermosa, pues cuando eres famoso ese momento es más difícil de sentir aunque uno tenga otras sensaciones y otras satisfacciones, aunque uno quiera ser la persona por lo que tanto lucha … Por más que uno sea famoso y querido, no deja uno de sentir el placer del anonimato y de ser feliz con poco … Supongo que el que aprende a valorar esas cosas, como nosotros, sabe lo que es tener un plato de comida cada día, el Amor de un ser querido, respirar con satisfacción, sentir que se está yendo por el buen camino. Al que le cuesta cada cosa, el que debe luchar mucho para lograr sólo un paso sabe del valor de sentir lo que ha conseguido, hasta el pequeño objetivo de cada día…
No sé, no sé por qué hoy, ahora, en este mismo momento, no puedo gozar de lo que estoy viviendo. No estoy como aquellos días ensoñados. Es que ese sueño me perturba, me estremece, no me deja estar tranquilo. Ahora que lo recuerdo, entre los tatuajes que cubren casi todo mi cuerpo está el de mi hermana. La tengo como una bandera, como un estandarte, como el símbolo que guía mi vida, como la fuerza que me lleva a recorrer la vida que me resulta difícil de transitar. Es tremendo, tremendo ... Es como si mi hermana no estuviera, como si necesitara llevarla en mi cuerpo pues no la puedo ver, no la puedo encontrar … No quiero ni pensar pero me es inevitable hacerlo … Es que es tan difícil entender ese sueño que es como si lo viviera, como si lo sintiera ahora mismo, como si es algo que me está realmente pasando, como si esos tatuajes cubrieran en realidad todo mi cuerpo, como si esa angustia estuviera tan presente … Me es intolerable sentir a mi hermana como si fuera un mito, una leyenda, un símbolo, una estatua, una imagen a venerar, un ejemplo a seguir sólo por su obra pasada y no por su presente …Quisiera poder sacar de mi mente esa sensación, pero no puedo, simplemente no puedo. Es como si alguien quisiera que ese sueño se instalara por siempre en mi ser y no me lo puedo quitar más, a menos que pase algo, a menos que se cumpla algo. De pronto, escucho un largo lamento que parece ser la expresión de lo que estoy sintiendo. Tardo en entender de qué se trata. Es un gato … Sí, un gato que está maullando larga y amargamente quién sabe dónde. Es un gato que está pidiendo por favor  que se lo atienda, que no puede esperar más. Me dirijo hacia la puerta y veo a través de una pequeña ventana que está en la parte superior. Apenas me asomo por allí, tal como si el felino supiera de antemano de mi presencia, veo que me observa fijo y me maúlla cada vez más fuerte. Trato de calmarlo pero el gato insiste en que lo atienda. Trato de calmarlo con mi voz, con un gesto insólito de que tenga paciencia, que ya voy, pero el felino no entiende de razones. Cuanto más lo miro, más me implora por mi presencia. Resignadamente me dirijo hacia la puerta dispuesto a tomar el gato y llevármelo para el interior de la casa y darle algo de comida o leche. Cuando abro la puerta, el gato me maúlla como si estuviera haciendo lo contrario, como si me estuviera yendo y lo abandonara. Me acerco a él como para tranquilizarlo y tratar de que entre por su voluntad al interior de mi casa, pero él se me queda mirando y se queda callado. Si hubiese sido un ser humano, juro que lo hubiese insultado, pero en este caso trataba de descifrar el contenido del cerebro del felino y trataba de hacer toda clase de marionetas para atraerlo. Ya estando casi encima de él, extendí mi brazo para traerlo hacia mí, pero el gato, para mi perplejidad, huyó en sentido contrario hacia la calle para ya no verlo más. Contrariado me quedé por un instante mirando la nada, esperando que por allí el gato volviera hasta que desistí y me dispuse a regresar a mi casa hasta que observé que en el felpudo de entrada, en el que estaba sentado el gato, había un diario. No podía entender qué hacía un diario allí, ya que no solía comprar diarios y menos que me lo hagan traer a mi casa. Me agaché para tomarlo y para mi desagrado y susto, noté que de mi nariz salió una gota de sangre que cayó justo en uno de los titulares del diario. No me había dado de cuenta que me había golpeado levemente y eso me había hecho sangrar … o al menos eso suponía …Cuando tomé el diario vi que la gota de sangre se había instalado en un titular: “Selena se presentará nuevamente en concierto en Los Ángeles”, más precisamente en la palabra “Selena”. En otros momentos lo hubiese tomado como obra de la casualidad o del azar. En otro momento no lo hubiese tomado como el símbolo de algo …Ni mi familia ni yo en particular, por nuestra propia formación, creemos en esas cosas … Pero entre el sueño y este hecho del gato y del diario me era imposible no pensar en una señal, me era imposible no dejar de pensar en algún mensaje, en algún gesto del destino. Máxime cuando recordé lo de la sangre y de aquella servilleta de aquel viejo restaurante de Los Ángeles de hace unos tres años atrás … Los Ángeles … ciudad en la que nos presentaremos mañana … ciudad en la que dudo de que vayamos si no me quedo tranquilo con lo que pasa ahora en mi cuerpo y en mi Alma…
Unos tres años atrás habíamos parado en un restaurante para almorzar. Veníamos de un viaje larguísimo. Si bien hacía un tiempo que habíamos empezado a pisar fuerte en Monterrey, todavía no éramos la sensación que somos ahora. Y aunque en algunos lugares nos presentábamos con mucho éxito, podíamos pasar inadvertidos en algunos lugares públicos, ya que muchos no nos conocían, sobre todo fuera de Texas y de Monterrey. Habíamos parado en un lugar llamado “La leyenda”. Estábamos esperando nuestro pedido cuando de pronto tomo una servilleta para limpiarme una pequeña manchita en la oreja que me había señalado Joe Ojeda. Cuando me fui a limpiar noté una pequeña manchita roja en la servilleta y cuando quise cerciorarme de ello vi, para mi asombro, que en vez de decir el nombre “La leyenda” decía “Selena”. Yo abrí la boca llena de asombro y estuve a punto de gritar en busca de mi hermana que estaba en el otro extremo de la mesa, pero por alguna razón me contuve y  sólo se lo señalé a Joe y Ricky Vela, quienes no paraban de reírse y de hacer gestos de desconcierto y asombro. Llamé a la moza del lugar y le señalé qué significaba el nombre, ya que tenía la misma dirección que el lugar en el que estábamos. Sabía que no se trataba de mi hermana, pues, si no, la hubiesen reconocido, pero pensé que por allí tenía relación o había alguien del lugar que había en principio puesto el nombre por nuestra hermana o por la banda, pero en cuanto se lo enseñé a moza, abrió bien grande los ojos, me pidió con su dedo índice de la mano derecha llevada a la boca que hiciera silencio y casi compungida  me dijo por lo bajo: “No sé cómo ha llegado a tus manos esa servilleta … Pertenecía a los anteriores dueños del lugar. Ellos habían puesto un lindo restaurante mexicano en el que los fines de semana hacían tocar a diferentes bandas para que la raza pudiera bailar y recordar lindos tiempos … Cuando su hija menor creció y empezó a destacarse en la danza, sus padres hacían una función especial todos los sábados para que su hija demostrara sus virtudes. Ellos venían bien con el negocio pero su hija comenzó a destacarse a tal punto que un productor la observó y la tentó para llevarla a bailar en un grupo de danza muy conocido internacionalmente. Sus padres habían aceptado gustosos esa posibilidad aunque ello implicara que su hija se alejara por mucho tiempo del hogar. Habían decidido anunciar las funciones de despedida antes de que ella partiera para Nueva York … De pronto un día ella salió de su casa para visitar a una amiga … Hubo un incidente, una bala perdida que le dio en la espalda … Ella corrió desesperadamente en busca de ayuda y por miedo a ser lastimada otra vez, pero eso aceleró su caída, ya que comenzó a sangrar más profusamente … Llegaron a llevarla al hospital, pero fue tarde, muy tarde. Sus padres decidieron mudarse a Canadá y dejaron casi desértico el restaurante. Ni siquiera se quedaron para ver si lo vendían. Los dueños actuales, mis jefes, lo compraron y pusieron esta fonda … A mí me llamó la atención el nombre y les pregunté por qué le habían puesto ‘La leyenda’ al lugar. Ellos no me dieron una gran razón: sólo me dijeron que el local, tal como lo habían encontrado, abandonado pero intacto, les inspiraba ese nombre … De hecho, encontraron indumentaria de la niña y se la regalaron a cuanta persona preguntaba por ella. Por alguna razón que ellos no se explicaban, la gente del lugar, una vez que supo que había cosas de la niña, venía al lugar para que lo obsequiaran, algo que le hiciera recordar sus actuaciones en el restaurante. Con el tiempo llegaba gente de lugares recónditos a ofrecer fortunas por alguna prenda, por algún adorno … Hasta que ya no hubo más nada de la niña y la gente dejó de venir, aunque todavía siguen apareciendo personas que vienen a tomar algo y ver el lugar en el que ella actuaba. Más de uno se ha quedado horas y hasta ha manifestado sentir que la niña estaba allí presente… Por favor, te pido, no le cuentes a nadie lo que te he dicho. De esta historia sólo la saben las que la han conocido. Si te conté es porque encontraste esa servilleta”, me dijo Frida, la moza del restaurante. Yo me quedé helado. La historia sonaba estremecedora. Me podía imaginar a esa niña, ya adolescente, soñando con lograr lo que había deseado toda su vida, haciendo lo que le gustaba, disfrutando de ello y de sus actuaciones … y cuando estaba por lograr todo, cuando estaba por pegar el gran salto que le permitiera vivir, alguien le arrebató todo sin encontrar ninguna explicación a semejante barbarie … Me había quedado tan impactado con el relato que no había reparado en cómo se había originado todo, en cómo surgió que Frida me contara tan triste historia. Cuando reparé en ello una puntada en el estómago me hizo doblar en dos. Con lo que pude y aun durándome el dolor, alcancé a llamar de nuevo a Frida antes de que se me fuera y le dije casi susurrando: “La niña … La adolescente … La bailarina … Ella se llamaba…” … “Selena, se llamaba Selena”, me interrumpió Frida y se fue rápidamente a atender a otra mesa como si nada hubiese pasado, como si aquello que me contó no le hiciera ninguna mella… Tuve suerte que nadie de la banda había oído la historia … Ni siquiera Joe ni Ricky, ya que ellos habían comenzado a comer y se desinteresaron por suerte del tema … Cuando estaba por guardarme en el bolsillo la servilleta veo que alguien me dice: “¿Por qué no me la pasas a mí? Yo he oído de esa historia y quizá averigüe algo más. Yo escuché todo lo que te dijo la moza, pero hay algo que no te explicó … Esa mancha de sangre … No es tuya … Déjame ver si tiene que ver con lo que te contó Frida”. Me doy vuelta y veo que era la presidenta de nuestro club de fans. Me quedé sorprendido de que estuviera allí y de que haya escuchado todo. Pero más me contrarió que ella pudiera averiguar algo más. La miré y me sonreía. Noté en su cara un aire mezcla de sabiduría y de siniestro … Le pasé la servilleta y ella la tomó, y sin mirar se la guardó en su cartera. Luego me dijo: “No te preocupes. Pronto tendrás noticias de esta servilleta”. Yo estaba tan impactado por todo que ni registré en ese momento lo que me había dicho. Recién di cuenta después, pero había una negación a asumir alguna premonición en todo ello. Cuando ella me pidió la servilleta yo sólo estaba preocupado porque mi hermana Selena no se enterara de lo que había sucedido. Hasta me aseguré de que, fuera de la presidenta del club de fans, nadie supiera lo que me contó Frida … Me quedé tranquilo cuando lo comprobé y que nadie le diría esta historia a Selena. Aunque ella no lo creyera, la perturbaría sin duda. Vaya uno a saber por qué pero las palabras tranquilizadoras de Zaldívar acerca de que no le contaría nada a nadie me dejó sereno … en parte, porque en realidad yo llevaba la carga de haber oído esa historia y de pensar en todo lo que me generaba ello … Pero con el correr de los días nunca más pensé en ello, no pregunté a la presidenta del club de fans por si había averiguado algo ni ella me vino a decir nada … Preferí que las cosas se mantuvieran así y hasta lo desee. Nos iba bien, mi padre me sacaría a patadas si le contaba sobre la historia y por lo que yo presumía de ella, y tendría que soportar sus sermones acerca de que nuestras creencias nos impedían tomar en serio esos pensamientos. Tampoco quería que esa mujer me dijera del significado de esa servilleta … y de la sangre … Durante semanas sólo rogaba que ese tema no saliera a la luz y por suerte no salió. Yo sólo quería que nos siguiera yendo bien como hasta ese momento. Y así se iba dando. No tuve motivos para pensar hasta hoy, 31 de marzo de 1995, día en el que el destino o vaya a saber quién y por qué quiere que recuerde mis miedos de hace tres años…
Caminé a uno y otro lado sin saber qué hacer. Quería no creer pero comenzaba a hacerlo … Encima veía el cielo amenazante de una lluvia muy intensa y eso me hizo temer por todo … por mi hermana … Decidí llamar a Chris. Era temprano, pero sentía que el tiempo urgía. Noté que estaba durmiendo, pero no me importó. “Chris, disculpa que te moleste, pero ¿está Selena? Es que quería saber si vendría al estudio a grabar”, alcancé a decirle. “No … No está aquí. Discúlpame tú, A.B. Estaba durmiendo. Selena no está aquí, pero puede que esté afuera. Déjame que la busque y te llamo en un ratito…”, me dijo con voz baja y muy pausada. “Perfecto. Si no me ubicas aquí en casa, llámame al estudio”, le dije tratando de disimular mi desesperación … No podía ubicar a mi hermana … Encima, no sabía cómo localizarla en el “beeper”. Estuve muy metido en la música en estos días y no participé en cosas que eran de interés para la familia. Supe que hace no mucho mi padre se reunió con esa mujer y mis hermanas por el asunto del manejo de la presidencia del club de fans y del negocio “Selena Etc.”, que había puesto mi hermana, echando a rodar su pasión por el modelaje … Empecé a notar que esa mujer aparecía en cada cosa que pasaba por mi mente y eso no me hacía presagiar nada bueno. También me inquietaba el hecho de que estuviera manejando cosas tan importantes de nuestra familia … Creo que es la primera persona que no es de nuestra familia que está en asuntos que sólo nosotros conocemos y conducimos … Llamé a mi padre con la excusa de que quería confirmar si íbamos al estudio para seguir grabando o nos teníamos que preparar para el concierto de mañana. Mi padre me dijo tajantemente que las grabaciones eran prioritarias. “¿Pero hoy irá Selena o sólo estaremos nosotros para ajustar las composiciones?”, le dije todo intrigado y rogando que Selena estuviera al menos con él. “Mira, mi’hijo. Selena puede que venga a la tarde. No me lo confirmó aún, pero ya me llamará … Tú la conoces bien … ¿Pero por qué preguntas? ¿Acaso…”, alcanzó a decirme mi padre. “No, nada, padre. Sólo te pregunté por Selena. Quería saber si ella iba a estar allí…”, traté de tranquilizarlo y no trasladarle mi preocupación. “¡¡Sí, sí!! Ella vendrá, pero seguro que vendrá a la tarde. Tú ven enseguida así seguimos componiendo y ajustando el sonido para los próximos discos de Selena … Y no te preocupes más. Seguro que Selena, si no está en casa, está en su boutique. Ella no puede estar quieta nunca”, me dijo mi padre, como si necesitara recalcarme que todo estaba bien para mi tranquilidad, o bien para su tranquilidad. Colgué y sin detenerme agarré lo primero que tenía para ponerme para dirigirme a q-productions. Fui allá pero lo único que deseaba era encontrarme con mi hermana. Me sentía como aquel día del restaurante. Sentía que sabía todo pero todo eso que sabía no lo podía compartir con nadie. Pero ahora no podía hacer como que no existía, no lo podía dilatar ni disimularlo mucho. Hacerlo podía significar que una nueva desgracia nos tocara bien, bien de cerca… Fui con el auto enceguecido. No iba a poder hacer nada allí. Se me ocurrió que al menos podía hablar con mi padre de lo que estaba viviendo, sabiendo que indefectiblemente, salvo la aparición providencial de Selena, debería marcharme pronto de allí para ir a buscarla…
En cuanto llegué no fui al estudio de grabación. Fui directamente a buscar a mi padre y a mi hermana, aunque con pocas esperanzas de hallarla allí. Para no preocupar a mi padre, pregunté a nuestro ingeniero, Brian “Red” Moore, si Selena había llegado. Como me dijo que no estaba aún allí, encaré a mi padre y le propuse que en vez de ir a probar sonidos y a escuchar mezclas, me hablara del conflicto con la presidenta del club de fans. Él se me quedó mirando, mezcla de asombro y de sorna: “¡¡Bueno, A.B.!! ¡¡Por fin te preocupas por este tema!! … Me hubiese gustado que participaras de la reunión que tuvimos con ella … Si fuera por mí no debería estar más en la organización. Ya hizo lo suficiente como para que no podamos seguir confiando en ella. Pero también sé que no nos conviene despedirla. Tengo sospechas de que nos viene robando, me he dado cuenta de que está manejando muchas cosas que no deberían estar en sus manos. No entiendo cómo la dejamos que sea la gerenta de ‘Selena Etc.’. Supongo que no me importó mucho su designación pues el área de la moda no es de mi interés. Eso sólo es de importancia para tu hermana. Pero ahora que lo veo, eso debería ser manejado por Selena, por Suzette y por tu madre … ¡¡Nadie más!! Pero ahora está ella y …no me gusta … no me gusta. Viene teniendo actitudes que me molestan. Creo que quiere manejarnos. Pero no lo va a lograr. Yo le dije lo que le tenía que decir en esa reunión y ella lo tendrá que aceptar. Sería mejor que ni siquiera estuviera cerca, pero..”. Yo lo interrumpí con aire de no entender: “¿Pero qué nos impide despedirla? Si nos está haciendo mal, si está acaparando funciones que no le competen, si tú le dijiste lo que pensabas de ella y, por lo visto, no te ha dado respuesta … ¿Qué te detiene? ¿Acaso no han estado Selena y Suzette contigo? A mí tampoco me gustaban sus actitudes de los últimos tiempos … De hecho la veía muy seguido en el estudio de grabación, y cada vez más encima de Selena, de Chris, metiéndose en cosas que no me parece que le correspondan. Si yo tuviera tus sospechas y tus pruebas, y si ya hubiese hablado con ella, la despediría sin más. No sabemos cómo ha tomado tus acusaciones …Por eso me alejé del tema, padre, pues creía que todos estaban de acuerdo con lo que hacía, sobre todo Selena. No quería pelearme con nadie de la familia por este tema, pero sigo sin entender por qué estás dilatando el conflicto … No sé…”. Mi padre tomó la palabra con aire de sabiduría: “Es que me di cuenta de que no nos conviene entrar en conflicto tan abierto con ella en este momento … Tú sabes …Nos va muy bien, estamos en muchos proyectos, tenemos que dejar la mejor de las imágenes de cara a la salida del disco en inglés … Un escándalo nos pondría en problemas … Si la despedimos ahora yo sé que va a hablar … a los medios, a cuanta persona se le cruce por el camino. Y te aclaro, m’hijo: no es que vaya a dar una gran revelación, no es que va a decir la gran verdad de algo … No … La conozco … Si tiene que inventar una historia lo va a hacer sin dudas. Y yo no quiero correr riesgos, al menos por ahora…”. “Pero un momento, padre”, lo interrumpí secamente: “¿Tengo que asumir que ella nos ha estado extorsionando? ¿Te ha dicho algo de lo que va a hacer si la despides? ¿Por eso te detuviste? ¿Qué te dijo en la reunión? ¿Qué ha dicho Selena?”. Mi padre trató de tranquilizarme al manifestarle mi profunda preocupación: “No es que haya dicho algo en particular. Pero cuando le dijimos lo que sucedía en la reunión … ella hizo una expresión … que no me gustó … Ahora que lo pienso … Es como si allí hubiese decidido hacer algo, que no sé qué es. Pero en ese momento sentí como si nos dijera: ‘¿Así que eso es lo que quieren?’ Pues bien, ¡¡allí estaré!!’. Yo lo pensé mucho, mucho. Selena estaba contrariada. Ella también pensaba que había que esperar pero más por pena y por la necesidad de darle una nueva oportunidad. Sabes cómo es Selena. Ella no le quiere hacer daño a nadie, ni aun cuando la hayan defraudado. Digamos que me agarré de su argumento para echarme atrás en mi decisión. Pero lo que realmente me detuvo fue que temí lo que pudiera decir después, una vez que estuviera bien fuera de nuestra organización. Hoy no estamos en condiciones de darnos el lujo de exponernos a lo que ella pueda hacer para perjudicarnos. Lo que me terminó por decidir por esperar fue cuando me la encontré en la puerta de q-productions y le dije que ya no podría entrar allí. Ella me miró y me dijo: ‘Entonces, aténgase a las consecuencias’. Pensé que se iba a ir para alguna radio o a un diario para hacer ‘grandes revelaciones’ o a llamar a algún abogado. Allí mismo la detuve y le dije que mejor habláramos. Allí le sugerí que se fuera a hacer las tratativas necesarias para abrir las boutiques de Selena en Monterrey y en México DF, y que se mantuviera en contacto con ella para hacerlo posible. A cambio le pedí que se mantuviera alejada de nosotros por un tiempo hasta que se aclararan las cosas, y si lograba acelerar los trámites, pronto olvidaríamos los desencuentros. Noté que con ese anuncio se le había cambiado el rostro. Me agradeció, me prometió una y otra vez que lograría hacer todo y mucho más … y así quedamos. Como noté que el sentirse adentro de la organización la mantenía contenta, preferí no hacer nada contra ella … por ahora … ¡¡Pero ya verás, A.B.!! Espera a que se nos dé todo lo que venimos planeando y pronto todo esto será sólo un recuerdo…”, me dijo mi padre con aire de total seguridad. Yo quedé muy preocupado. Mi padre estaba muy seguro de que tenía todo controlado. Yo cada vez estaba más convencido de que esa mujer estaba dispuesta a hacer cualquier cosa, y que si no actuábamos de inmediato, nos lamentaríamos para siempre de esa decisión. “¿Pero no has notado nada raro en estos días? ¿No sabes si ella ha buscado hablar contigo o con Selena sobre este tema, además de lo que se podía esperar que dijera cuando los llamara?”, le pregunté tomándome la cabeza con mi mano como tratando de que no me dijera algo que me haría preocupar mucho más … “No, m’hijo. Conmigo no. Ya te dije: después de mi decisión de no despedirla, opté por alejarme y que se decanten las cosas. Así que no hubo comunicación … Pero ahora que lo pienso creo haber escuchado que estuvo tratando de ubicar a Selena, que estuvo hospedada unos días en el motel Days Inn, pero ella ni nadie me dijo nada. Así que creo que no la veremos hasta dentro de unas semanas”, me comentó. Yo me preocupé y mucho. ¿Y si Selena la fue a ver? ¿Si la estuvo llamando en estos días? ¿Y si pasó algo que a esa mujer le haga decidir algo más que extorsionar o a hablar mal de nosotros en los medios? Mi padre actuó bien pero él tampoco cree que la gente puede ser tan mala o tan desquiciada. Él cree en sus propias fuerzas y que si la pone a raya a esa mujer, ella lo va a aceptar … ¿Y por qué lo haría? Ella no es como nosotros. No dice lo que piensa, no habla de frente. Sin nosotros no sabría qué hacer. No sería nadie. Volvería a su actividad de enfermera. En ese momento me acordé de Chris. Él no me llamó. Lo haré yo. Quiero saber si Selena está allí o dónde. “Bueno, padre. Esperemos. Por lo que veo, también tendremos que esperar a Selena hoy. No ha venido aún…”. “Y no lo hará … Recién vendrá a la tarde…”, me contestó. El “no lo hará” pronunciado por mi padre retumbó en mis oídos. Algo me sonaba mal en esas palabras, lo mismo la ausencia de Selena y sin saber dónde está. Le dije a mi padre que ya volvía y me dirigí al primer teléfono que encontré a mano. Volví a llamar a Chris … Un frío helado recorrió mi espalda al escucharlo. “¡¡No, A.B.!! No está Selena aquí. Seguro que se fue a ver a…”. “¿A verla a Zaldívar al Days Inn?”, lo interrumpí esperando que me dijera que no …”Sí. Ayer Selena y yo fuimos a verla por unos problemas de papeles que se necesitan para abrir las sucursales de ‘Selena Etc.’ en México. No sé qué pasó pues estaba afuera esperándola. Pero cuando Selena salió estaba confundida y nerviosa. Me dijo que los papeles que le había dado no eran los correctos. Quería volver. Yo le dije que mejor era volver a casa para cerciorarnos de todo y para que ella se tranquilizara. Cuando estábamos en el hogar Selena ni llegó a verificar si los documentos eran los correctos o no. Ella la llamaba insistentemente en el ‘beeper’, instándole a que volviera. Selena lo iba a hacer, pero yo la detuve. Le dije que no tenía sentido volver tan pronto para discutir por lo mismo. La convencí para que le dijera que fuera al otro día. Veo que al final fue. Pensé que no lo haría, que se le iba a pasar a ambas el tema…”. “Mira, estoy grabando. Así que luego te llamo”, le dije secamente y le corté. Entré en desesperación. Era estar en medio de gente que mientras está cayendo un meteorito sigue su vida normal pues nadie se molesta en mirar para arriba. Para mí todo empezó en un sueño y por ello llegué a certezas. Y los demás que estaban tan cerca y no estaban soñando, actuaban como si todo fuera normal. Llamé rápidamente al Days Inn y pregunté por esa mujer. Temí que me dieran una mala noticia relacionada con mi hermana, pero para mi sorpresa me dijeron que no estaba allí, que había salido, que suponían que pronto volvería. Me quedé con el tubo del teléfono en la mano sin saber qué hacer. Hice un último intento y respiré bien hondo. Llamé a mi madre. Sólo le pregunté si Selena estaba “entreteniéndose” con ella en vez de estar en el estudio. Como me dijo que no, con la fuerza que me quedaba le dije que entonces iba a buscarla al estudio pues seguro estaba allí, ya que yo “estaba” camino para allí. Luego encaré a mi padre y le dije que me tenía que ir cuanto antes, que debía irme pronto a ver a un amigo que estaba en serios problemas, que volvería, que volvería a la tarde para cuando Selena viniera a grabar. Me fui hecho una furia al Days Inn. Tenía que encontrar a Selena. Debía encontrar a Selena antes de que fuera demasiado tarde…
Cuando llegué el panorama no podía ser más desolador … Había preguntado por la habitación en la que estaba alojada y cuando llegué a ella, efectivamente no había nadie. Me agarró una gran desesperación. Temía que se la hubiese llevado a algún lugar y ya no volverían. Sabía que por más que recorriera cuanto lugar posible hubiera en el Planeta Tierra no las encontraría por ningún lado. Podían estar cerca o lejos. En un lugar privado o público. No había manera de hallarla. Encontré a alguien que trabajaba allí y le dije si acaso ella sabía de sus existencias. Por suerte la mujer encargada de limpieza había sabido de sus movimientos pues había reconocido a Selena. Me dijo que mi hermana la había acompañado al hospital pues la mujer dijo tener alguna dolencia o algo así. Le agradecí la valiosa información que me había dado y me puse a pensar. Y fue como si alguien me hubiese iluminado y dado la información exacta de lo que estaba sucediendo. Sentí que todo encajaba. Esa mujer le quiere hacer algo malo a mi hermana, pero tiene un plan, un plan siniestro, elaborado, pensado. Quería que mi hermana viniera sola, seguramente para matarla, pero no lo haría de inmediato, apenas llegara ... No ... Necesitaba simular que todo había sido un accidente, un terrible accidente. Pero para eso debía inventar una historia, cualquier excusa … Para eso necesitaba que antes se las viera públicamente, con el fin de que hubiera testigos que dieran cuenta de que todo estaba bien entre ellas, tan bien como para que Selena la acompañara a un hospital en una revisión de rutina ... Recién a la vuelta ejecutaría lo planeado ... Sí ... Es mejor quedarme acá. Ya volverán. La única duda que tenía era cómo encarar, con qué excusas las abordaría. Temía por la cara y reacción de mi hermana … De pronto veo ingresar una camioneta a toda velocidad que se detiene a pocos metros de la habitación 158 y de allí bajan las dos. A mi hermana la noto nerviosa y a paso presuroso. A ella serena y tomando constantemente su cartera. No debía dejarlas entrar. Sería muy tarde si lo hiciera. Corrí hacia ellas: “¡¡Hey, hey!! ¡¡Esperen!! ¡¡Deténganse!! ¡¡Les tengo que decir algo!!”. Ambas se dieron vuelta, y para mi asombro veo que mi hermana me mira mezcla de furia y de desesperación mientras su acompañante no sólo no se inmuta sino que invita a Selena a seguir su camino, que no se detenga, que piense que se trata de otra persona. Allí decidí sorprender y cambiar el plan: “¡¡Espera hermana!! La cosa no es contigo. Vine a ver a esta mujer. Por cierto trata de aunque sea de dejar dicho a alguien a dónde vas para no estar todo el mundo buscándote no se sabe a dónde, pero espera un poquito…”. Mi hermana no entendía nada y ni atinó a hablar. Sólo se apartó de mi camino hacia la mujer, a quien le dije para su sorpresa: “Vine por usted, señorita Zaldívar … ¿Se acuerda de la servilleta que encontramos en un restaurante en Los Ángeles hace tres años que se había manchado de sangre y que se llevó para averiguar qué significaba? Pues bien. Espero el significado. Si no lo tiene, démelo, que se lo daré a un profesional que me puede sacar más información, incluso relacionar ese hecho con otros posteriores para saber qué nos deparará el futuro y qué hay con el presente … Bueno, la espero … En cuanto me dé la información o la servilleta, las dejaré solas con sus cosas…”. Ella me miró fijo sin entender mientras Selena se me acercó y me dijo qué significaba lo de la servilleta. Yo traté de explicarle lo sucedido, pero ella nos detuvo en nuestra conversación: “Mira, A.B. … Vuelve más tarde … Ahora con Selena estamos con otros asuntos más importantes. De hecho también buscamos unos papeles que ella necesita. Así que…”. “No, la que no entiendes eres tú. Yo no sólo vine a buscar mi servilleta sino a llevarme a Selena. Tenemos que grabar para el disco en inglés hoy y mañana damos un concierto en Los Ángeles. Así que, hermanita, tú te vienes conmigo en castigo por no avisarnos dónde estarías hoy y tú danos ya lo que nos pertenece”, la interrumpí tajantemente. Selena me dijo que no intercediera más, que me fuera al estudio de grabación, que ella iría en 5 minutos. “No hermanita, tú te vienes conmigo. Tienes que enterarte de muchas cosas, entre ellas la del origen de la servilleta y cómo llegaron a mis manos…”, le dije cuando ya la estaba tomando del brazo para irnos cuanto antes de allí. “¡¡Ustedes no se van a ningún lado!! ¡¡Te arrepentirás toda tu vida de haber venido hasta aquí!! Iba a decidir el destino de tu hermana. Veo que ahora decidiré el tuyo. Entren muy sigilosamente. Y bien calladitos, si es que no quieren morir aquí mismo”, nos amenazó esa horrorosa mujer. Creí estar en una pesadilla, pero todo era real y premonitorio. Estaba asistiendo a la certeza de mis elucubraciones y con el deseo de haberme equivocado. Aunque si me equivocaba, en este mismo momento sólo Selena se enfrentaría a su destino y desarmada frente a esa abominable mujer. La mujer, esa misma, la presidente de nuestro club de fans, la mujer “encantadora” y “reservada”, nos invitaba con una siniestra sonrisa a una ejecución tan fría como calculada, tan caliente como capacitada para adaptarse rápidamente a las nuevas situaciones. Quise resistirme a avanzar a la habitación pero ella fue firme en su decisión. Quise que sólo me llevara a mí y no a Selena pero recibí como toda contestación: “Estuve todo este tiempo elaborando el plan … ¿y tú quieres que no haga lo que pensaba hacer? ¡¡Qué ingenuo eres!! Sólo haré unos cambios, cambios pues tú alteraste mis planes”, me decía la horrorosa mujer mientras con el arma celosamente cuidada de la exposición pública nos señalaba que avanzáramos a la habitación. No quería ni mirar a Selena. Sé lo que estaría pensando y sintiendo … Y yo debía estar concentrado … De pronto nos estremecen unos gritos. “¡¡Selena!! ¡¡A.B.!! ¿Dónde están? ¡¡Estamos aquí!! Sus padres los buscamos!! ¡¡Digan si están bien!!” … Era nuestra madre, que se la escuchaba desde la parte de atrás de las habitaciones. Estaba por gritar en la confusión hasta que Selena se me adelantó corriendo hacia el lugar en el que supuestamente estaba nuestra madre. Zaldívar trató de detenerla a los gritos, pero como Selena no se detuvo apuntó con el arma. Aproveché su descuido hacia mí y al grito de “¡¡Cuidado, Selena!! ¡¡Agáchate!!” fui hacia la mujer y la empujé lo más fuertemente posible hacia adelante y hacia el costado más alejado de Selena. Caímos los dos pero para mí desgracia ella me piso la mano y se incorporó rápidamente en busca del arma. Selena se había vuelto pero estaba lo suficientemente lejos como para llegar primero. Cuando todo parecía perdido y en el momento en el que la mujer iba a tomar el arma, un pie se le interpuso y se apoyó sobre el arma mientras el otro pisaba su mano derecha. Era mi padre, que había aparecido en el lugar opuesto al del que venía mi madre. Y detrás de él un par de policías que se abalanzaron sobre la mujer y la apresaron. Yo quedé casi petrificado en el suelo mientras Selena se vino hacia mí y me abrazó fuertemente: “¡¡No sé cómo llegaste hasta aquí, pero me salvaste la vida y arriesgaste la tuya!! ¡¡Gracias, hermanito!! ¡¡Y perdóname!!”, y se puso a llorar. Cuando sentí a Selena en mis brazos y pude certificar que ella estaba bien, la abracé con mis dos brazos y no la solté por varios minutos. Nunca había llorado tanto. Me volvieron las imágenes de mi sueño y recién ahora entendía lo de los tatuajes. Si Selena se me iba, iba a querer autoflagelarme, herirme, sentir el dolor de la partida de mi hermana … ¡¡y qué mejor que llenarme de tatuajes con la imagen de ella!! Al rato se me acercó mi padre y nos abrazó. “¿Cómo supiste que vendría aquí?”, le dije. “No. Nunca lo supe. Sabes cómo soy. Creí estar seguro de todo. Creí que lo tenía todo controlado … Hoy estaría lamentando mi desgracia y mi dolor … No … Yo no me di cuenta de nada. Se dio cuenta tu madre. Cuando tú la llamaste, a ella le dio mala espina y me llamó. Yo después llamé a Chris y vinimos para acá … “¿Y Chris? ¿Chris dónde está?”; dijo desesperadamente Selena. Estaba por decir mi padre que venía con mi madre cuando aparecieron los dos y abrazaron a mi hermana. Aun siendo familia y estando tanto tiempo juntos, hacía rato que no veía una imagen que distaba de la que dábamos como artistas. Aquí éramos seres humanos al desnudo, con el dolor de lo que pudo haber pasado, con el llanto de desesperación y de alegría a la vez que denotaban que todos sentíamos que nacíamos de nuevo. Cuando vino Suzzete y se sumó a ese sentimiento, yo lo miré a mi padre y le dije: “Aún nos falta mucho por aprender. Espero que de aquí en más nos manejemos en la vida y en la música con ese principio que dice: ‘Sin prisa pero sin pausa’. Si lo aprendemos todo lo que soñamos lo lograremos sin duda”. Mi padre apoyó su brazo sobre mi hombro y fuimos para unirnos al abrazo de todos. Más que nunca era necesario sentir que estábamos juntos y vivos. Más que nunca había que sentir que volvimos a nacer y que debíamos seguir y, a la vez, volver a empezar….
Cuando nos estábamos por ir, se me acercó Selena y me mostró algo mientras me decía: “¿Tú buscabas esto?”. Para mi entera sorpresa se trataba de la famosa servilleta. “¿Pero cómo la tienes tú? ¿Acaso la tomaste ahora? ¿Dónde estaba?”. “En mi bolsillo. Al principio no entendía cuando le preguntabas a esa persona por esa servilleta, pues había detalles que desconocía. Ahora lo entiendo todo. ¿Fue en Los Ángeles hace tres años, no? A ella se le había caído la servilleta pero no se dio cuenta. Yo la tomé y me estremecí, y la guardé siempre a la espera de que ella o alguien me preguntaran por la servilleta. Nunca imaginé que iba a ser hoy. Nunca imaginé que esa servilleta era el símbolo de mi vida que lo pudiste descifrar antes de que…”, me dijo Selena, pero no pudo seguir. Me abrazó de nuevo y siguió llorando. Conforme pasaba el tiempo más se daba cuenta mi hermana de lo que pasó y pudo haber sido. Mejor que llore Selena, mejor que ella llore por lo que pudo haber pasado antes de que todos la lloremos por lo que ella pudo haber sido y no fue … “Ya está, Selena … Ya pasó. Sólo prométeme una cosa, sólo una cosa. Que dejes siempre una pista de dónde estás cada vez que te vas a algún lado. Sabes que yo no te seguiré. Que si voy a ti es porque pasa algo, ¿no es así?”, le pedí. “Claro que lo haré. Y lo haré con todos. ¿Pues sabes cuál fue mi peor sensación hoy? No fue cuando exhibió el arma … No fue allí. Fue cuando estuve sola con ella. Sentí que estaba lejos de todo, lejos de mis afectos. Y yo no quiero estar sola. ¡¡No me dejes nunca sola, hermanito, te lo pido, por favor!!”, me confesó llorando … Pocas veces vi a Selena así descubriendo su Alma … Le juré y perjuré que así lo haría mientras la abrazaba y lloraba. Cuando me recompuse le dije: “Vamos con los demás. Ya deberíamos ir para Los Ángeles. No sólo por el concierto. No sólo por el show. Tal vez…”. “Tal vez deberíamos volver al restaurante ‘La leyenda’ … Y devolverles la servilleta”, me dijo Selena …”Y pedirles que vuelvan a su antiguo nombre para que recuerden a esa niña. Nada mejor que tenerla siempre presente no sólo para recordarla sino para que no vuelvan a ocurrir estas cosas…”. Selena se sonrió y yo también. La sonrisa de Selena era un buen augurio. Y yo sentí que ahora sí íbamos en el camino correcto. Cuando todos volvimos a nuestras casas, íbamos en silencio pero con una sonrisa. Algo bueno había nacido luego de semejante dolor. Las cosas surgen por algún motivo y por la voluntad del Señor. Él nos puso a prueba y lo superamos. Ya estamos en condiciones. Estoy seguro de que triunfaremos y de que nada ni nadie nos impedirá transitar el camino para ser felices. Mientras la sonrisa de mi hermana esté presente, mientras escuche a Selena reír, yo seré feliz, mi familia será feliz, Chris será feliz, el mundo será feliz .. Y así será…
(A veces el destino, alguien, algo o lo que sea, nos da un mensaje. Todos tenemos más poderes de los que imaginamos. Todos somos más perceptivos de lo que creemos y sentimos. A veces no es sólo llevarse por la lógica, por lo conveniente, por lo que ven nuestros ojos … Muchas veces hay que dejarse llevar por lo que se siente, por lo que se intuye, por lo que nos dice nuestras Almas y nuestros corazones … Así surgió Selena y Los Dinos … Y así debió seguir … Tal vez faltó la intuición, el llamado del destino, la alerta que nos daban determinadas señales … Tal vez Dios quiso que fuera así … Pero lo que sí sé es que ninguna voluntad querrá que uno se olvide de Selena, de su obra, de su talento, de su sonrisa, de lo buena persona que era … Por eso A.B. no la olvida, por eso la espera, por eso la busca, como toda su familia, como todos nosotros … Mientras tanto tendremos que dar lo mejor de sí para el momento de encontrarnos con ella y abrazarla, y poder sentir que está viva … y no sólo viva en nuestros corazones…)
Selena: Todo lo que siento por ti no se quedó en el pasado. Está presente, siempre presente. Eres lo más importante de mi vida, la has cambiado, y sólo estoy aquí recordándote para agradecértelo siempre, para quererte y para esperarte siempre…
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

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