Mi tercer aniversario…


¡¡Huy!! ¡¡Ya es 2 de abril!! ¡¡Se cumplen mis 3 años de casada!! ¡¡Qué emoción!! Quién diría yo, estando por cumplir 24 años y ya con 3 años compartiendo mi vida con Chris, definitivamente el hombre de mi vida … Él está dormido, profundamente dormido. No lo voy a despertar, esta vez no lo haré … No lo creo necesario. No como el viernes pasado, el 31 de marzo. Esta vez me siento tranquila, feliz, plena, contenta, dichosa, conforme con lo que estoy logrando en lo artístico y en lo personal … No … Quiero caminar por la casa y gozar de todo, gozar del sol que se asoma por la ventana, de ver jugar a los niños en la calle, de ver las casas de mis padres y de mi hermano, y saludarlos si los veo salir para algún lado. Sí … Quiero mirarme al espejo y sonreír, tocar mi piel y sentirme hermosa. Quiero estar en mi casa y gozar de algo que durante años y años no tuve la oportunidad de tener. Pero quiero también gozar de la reflexión, de pensar, de saber que cada día es único e irrepetible, de que no hay que dejarse llevar por la vorágine, de que no es bueno no saber dónde se está parado. Uno debería saber qué quiere uno para sí y qué lo hace feliz todos los días … Todos … En la vida no hay fórmulas para ser feliz. Uno puede empezar a hacer las cosas con un plan, pero a la vez uno tiene que saber que eso se puede y a veces se debe modificar … Cuando uno se levanta tiene que agradecer que el Señor nos ha dado un día, pero si Él nos ofreció ese día es por algo, y uno de esos motivos es gozar de ese día pero a la vez pensar en lo que se hace … Por eso esta vez no lo despierto a Chris … Porque ahora necesito de ese tiempo como también lo necesita él. Sé que a él le cuesta más levantarse y que prefiere salir del sueño de a poco. Yo no lo tenía en cuenta y más de una vez lo levanté apenas yo abría los ojos. Lo hacía por impulsiva, por atolondrada, porque para mí levantarse era de esa manera … Yo viví casi toda mi vida arriba de un bus. Yo dormía arriba de él, soñaba arriba de él, lloraba y reía arriba de él, tuve los mejores y los peores momentos de mi vida en el Big Bertha … Y allí nos levantábamos de ese modo … Teníamos que darnos ánimo, teníamos que trabajar, teníamos que levantarnos con la mejor sonrisa, aunque muchas veces no estuviéramos con tantas ganas de hacer nada, y menos de mostrar un ímpetu y una alegría que no teníamos … Ahora las cosas son muy distintas, bien distintas … Ya no necesito levantarme con todas las pilas puestas, a mil revoluciones, a toda velocidad. Ya no soy ni una niña ni una adolescente … Ya no tengo tantas privaciones. Ahora puedo estar más tranquila y entender que no siempre hay que ir por la vida sin pensar en lo que se está haciendo, no pensar en lo que se va a hacer … Pobre Chris. Yo sé que a él no le gustaba mucho que lo levantara tan de golpe y a puro zamarreo. Pero él no me decía nada. Me veía tan contenta y tan feliz que no quería arruinar la fiesta diciéndome que él aún no estaba para levantarse. Tal vez hubiese sido mejor que me lo dijese. Eso me hubiese obligado a reflexionar y lo hubiese entendido, y hasta cambiado. A veces uno tiene que escuchar y hacerse escuchar. Creo que nadie tuvo mucho tiempo para hacer esto. Estábamos acostumbrados a otras cosas, a otro modo de vida … También en la vida hay que saber entender … entender los tiempos, entender los contextos, entender a los demás. No es que antes hacíamos mal las cosas y ahora las hacemos bien, o a la inversa …Antes teníamos otro tipo de vida y nos tuvimos que adaptar a ello. Ahora tenemos esta realidad y deberemos saber que lo normal son otras cosas. El viernes pasado entendí que sólo en las emergencias nos atrevíamos a decir lo que nos pasaba. Actuábamos con los hechos consumados … Y eso puede ser bueno a veces y muy malo en otras oportunidades. Recordé cómo me casé. Hoy sería una locura hacerlo de ese modo pero hoy, a exactamente 3 años de aquel día tan loco pero tan hermoso para mí, era lo normal. Yo quería estar con Chris y mi padre creía que era una locura. No tuvimos la oportunidad de hablar antes. Seguíamos viviendo todos en un bus y seguramente él pensaba que era una imprudencia que yo hiciera eso. Tal vez él pensaba que Chris no era el tipo de hombre para mí, tal vez pensaba que si me casaba dañaría mi imagen, sobre todo para los varones enamorados de mí, tal vez pensaba que yo abandonaría todo por él, tal vez pensaba que todo el plan que había trazado se iría al infierno … Y no fue así … Plantearlo antes, hablarlo antes, no llevaría a ningún lado. Todos los intentos fueron en vano. Nadie lo quería entender. Es posible que mi padre tuviera razón en cuanto a que era mejor esperar un poco, ver el horizonte más claro, ver los primeros resultados grandes de nuestro esfuerzo. Pero él también tenía que entender que yo tenía razón en cuanto a que yo no podía esperar. No tuve tanto tiempo para vivir en serio un Amor. Mi niñez y mi adolescencia no fueron normales. Aunque yo asomaba ya a los 16 años para ser una estrella y podía jactarme de ello, además de sentirme una figura, más de una vez añoré y desee ser una mujer normal y poder tener una vida como la de cualquier otro. Acepté que eso no podía ser y hasta lo entendí … Pero el ciclo natural de las cosas tenía que cumplirse y eso le quise hacer ver a mi padre. Había encontrado el Amor de mi vida. No es que me estaba echando a los brazos del primer hombre que me gustaba. Y eso mi padre lo sabía … Pero en aquel momento, hace 3 años, nadie estaba dispuesto ni a pensar mucho, ni mucho menos a cambiar. Cualquier cambio podía ser sinónimo de catástrofe. Podría yo haberlo dejado pasar pero mi mente y mi corazón me decían que no debía hacerlo … Supe que la única que me quedaba era casarme en secreto y con ello hacerle ver a mi padre que esto iba en serio, que de ninguna manera iba a dejar pasar mi oportunidad de hacer mi vida con mi gran Amor, que de ninguna manera iba a soportar seguir mi vida sabiendo que dejé pasar mi oportunidad para ser feliz … Y con los hechos consumados mi padre lo entendió y aceptó la realidad. Él me conocía muy bien y sabía que yo no haría tal locura, como también que si estaba decidido a hacer algo, lo haría de todos modos. Por suerte él, a pesar de ser tan estricto y de tener fama de rudo, era hasta un adelantado para la época pues nos daba cabida a las mujeres de la casa y aceptaba con buena gana que fuésemos las figuras del hogar y en la vida. Sé que esto debería ser lo normal pero no lo es, lamentablemente, y menos en nuestro ámbito. Por eso cuando nos vimos luego de aquella “locura”, entendió que era el mayor acto de Amor que había hecho en mi vida y que él sólo podía estar feliz. Cuando nos encontramos, él sólo me abrazó y ni tuvo necesidad de preguntarme si seguiría con la banda. Él sabía perfectamente que yo nunca abandonaría la familia, que los necesitaba como ellos a mí. No sólo nos queríamos sino que éramos un clan que iba por un objetivo, por un sueño, y para esa época, hace 3 años, todos estábamos consustanciados con ese objetivo. Con el tiempo vio que Chris estaba no sólo involucrado plenamente en la banda sino que se sentía feliz conmigo y con ser parte de la familia. Con el tiempo mi padre se dio cuenta de que a veces hay que saber cambiar a tiempo, de que hay que darse cuenta que para que todo siga bien sólo tenemos que hacer unos ajustes para no alterar las cosas. Pero aún nos faltaba aprender a todos que ya no éramos los mismos de las épocas del bus, que mis padres ya son bien adultos y nosotros ya no somos niños, que nosotros tenemos nuestras casas y nuestras familias, que ya no tenemos que correr para solucionar los problemas, que tenemos que tener nuestro tiempo y nuestro rinconcito para pensar, para gozar, para saber qué queremos y hacia dónde vamos. Nadie lo sabía, por lo menos yo. Lo supe el viernes, en ese día que amenazaba con ser muy lluvioso y yo me levanté presurosamente para salir al encuentro de esa mujer que me esperaba en un motel para que nos veamos a solas … Lo iba a hacer. Ni se me había cruzado por la cabeza no hacerlo. Pensé, como lo había pensado toda mi vida, que tenía que ir a solucionar todo de una bendita vez. Pensé, como hace 3 años, cuando decidí casarme en secreto, que había que actuar impulsivamente, que no había que pensar, que había que hacer algo y luego explicar por qué se había hecho. Me había vestido rápidamente, había agarrado mi cartera y tomado las llaves del auto. Estaba por salir de mi cuarto hasta que un ruido me hizo detener. Me había asustado muchísimo. Tenía tanta tensión que hasta pensé que había escuchado un disparo. Pero no. Era sólo que en el apuro se me habían caído las llaves … Y entre el silencio y la oscuridad del cuarto, y mi actitud sigilosa para salir y no despertar a Chris, ese ruido casi me produjo un síncope … Fue entonces cuando tomé las llaves y se me pasó por mi vista la cara de Chris dormido. Iba a seguir con mi paso firme a la puerta pero no pude. Esa imagen de Chris me generó ternura y me quedé mirándolo. Quise retener esa imagen antes de irme, pero de pronto sentí un relámpago o algo así. Y pasaron miles de imágenes por mi cabeza. No puedo precisar en qué consistían esas imágenes, pero sentí mucho, mucho miedo. Y más cuando pude ver que frente a mí aparecían esas imágenes de esa pesadilla que atormentaban mis sueños y que nunca, nunca podían contar. Quise salir pero no pude. Tenía terror de salir a la puerta. De pronto supe lo que me podía pasar pero no lo quería ver. Pero esta vez no cometería la locura de tomar una decisión tan equivocada como fatal para mí. Corrí hacia Chris y lo abracé fuertemente, pero esta vez no eran con risas, carcajadas y monerías. Esta vez lo desperté con llantos, cara de desesperación y con mis manos heladas. “¡¡Por favor, Chris, no me preguntes nada, sólo abrázame y no me dejes salir de aquí!! ¡¡Te lo ruego!!”, le dije al borde de la desesperación y me eché a llorar. Estuve un largo tiempo así, y Chris sólo atinó a abrazarme y a acariciarme. Fiel a su estilo, no me dijo nada, pero sentí que él, aun no sabiendo todo, sabía de qué se trataba. Seguramente recordó lo que había sucedido el día anterior, en el que me sacó de ese motel, me pidió encarecidamente que no regresara a él hasta por lo menos esa mañana y también que le había pedido a ella que no insistiera más por ese día … Pero también debió haber pensado que aun con todo eso no había tomado mucha conciencia de lo que estaba pasando … Ni él ni yo, ni mi propia familia, imaginaban lo que esa mujer podría estar pergeñando. Yo sólo me dejé llevar por la cara dormida de Chris, esa pesadilla y el terror a que podía perder todo, absolutamente todo … Y no se trataba de dinero, pues eso va y viene … Pero la vida … Chris debe haber sentido mi terror al sentirme tan asustada y tan helada … Fue allí cuando entonces me abrazó más fuerte aún y sólo atinó a decirme: “Sabes que siempre estaré contigo y no haré nada que te ponga mal, pero sólo dime si todo esto es por…”. Yo lo interrumpí en ese momento y le dije: “Sólo te pido una cosa, sólo una cosa. Por ahora no me preguntes nada. Nada hasta que pase el concierto de Los Ángeles. Te diré todo el domingo, cuando estemos solos festejando nuestro tercer aniversario. Quiero que no me dejes sola este día. Quiero que me acompañes al estudio de mi padre. No sé si grabaré algo hoy. Prefiero adelantar el viaje a Los Ángeles. ¡¡Quiero salir de Corpus Christi cuanto antes!! Y si llama ella, no la atiendas, ni contestes sus mensajes. No quiero que se acerque por ahora. ¡¡No quiero que nos engañe más!!”. Estuve un largo rato abrazada con Chris. Como nunca me pasó en mi vida necesité de su silencio y de su entendimiento de lo que me pasaba sin que se lo tuviera que decir. Afuera estaba horrible. Seguro iba a llover, como efectivamente ocurrió en la noche. Pero para mí ese cielo gris era la certificación de que algo malo me podía suceder. Tenía terror. Por mi cabeza pensaba si por allí esa lluvia no la podría ver. Sentí, presentí, que no debía moverme de mi casa hasta el mediodía. No sabía por qué. Pero sentía que hasta que no se hicieran las doce del mediodía no debía ni intentar salir a la calle. No desayuné, ni tomé agua. Y hasta obligué a Chris con mi abrazo de terror a que hiciera lo mismo. En un momento de la mañana sonó el teléfono y yo con la mirada llena de miedo le hice un gesto a Chris que ni se le ocurriera contestar. Cuando la llamada cesó, sólo le dije: “Sólo llama a mi madre a la casa y dile que no saldremos al estudio de mi padre hasta el mediodía, y que ella le avise a él. Ella lo entenderá…”. Chris asintió e iba a ir, pero se detuvo, me miró y me dijo con cara mezcla de preocupación y de contrariedad, “¿Y si llama…”. No lo dejé terminar, me incorporé rápidamente, me abracé de nuevo a él y le dije: “Y dile que si llama ella, que se limite a decirle que ya me fui, que no vuelvo hasta el lunes y que no la escuche. Ella también entenderá eso…”. Chris asintió preocupado y fue hacia el teléfono abrazado a mí. Él le dijo lo pedido por mí, le aclaró que estaba todo bien y colgó. Cuando le pregunté con la mirada si estaba todo en orden, él me dijo con una caída de ojos que sí y seguimos nuestro camino hasta el sofá del living hasta que yo me sintiera mejor. Sentimos un par de llamadas sin movernos de nuestro lugar hasta que algo me hizo calmar y dejar de sentirme aterrada. Miré con cuidado el reloj y noté que ya eran las doce y cinco del mediodía. Por una razón que no pude comprender pero mi Alma sí, me incorporé, le sonreí a Chris y lo volví a abrazar bien fuerte. “¡¡Te quiero mucho, Chris!! No sabes lo tanto que te quiero. Y yo sé que tú también. Quisiera que por el resto de nuestras vidas nos los dijéramos para no olvidárnoslo nunca y preguntarnos si alguna vez no nos surge decirlo. Ahora sólo llévame al estudio para decirle a mi padre que adelantemos nuestro viaje…”. Estuve mucho tiempo abrazada a él. Necesitaba hacerlo. Necesitaba tenerlo bien cerca y que me contuviera. Tenía que sentir que me podía permitir sentirme vulnerable y que debían ser otros los que me sacaran de esa situación con una sonrisa, con una palabra, con un abrazo. Porque arriba del escenario yo tenía que ser la dueña del espectáculo, y la responsable de que todos se sintieran alegres y contenidos. Yo sabía que debía sacarlos de sus problemas cotidianos aunque más no sea por unas horitas, y quién sabe, por allí con mis canciones, con mis palabras, con mis actitudes, con mi ejemplo y con mis actuaciones podría hacer que se sintieran bien todo el tiempo, que tal vez pudieran encarar cada problema cotidiano con una sonrisa. Eso, precisamente eso, fue lo que yo aprendí desde muy pequeña. Aprender a valorar, a valorar la vida, a saber lo que significan no sólo los buenos logros sino también la mejor predisposición para encarar cualquier aspecto de nuestras vidas … Estoy segura de que si todos supiéramos lo importante que es ver las cosas del modo positivo, de saber gozar de pequeñas cosas en momentos o en situaciones en las que hay más para lamentarse que para gozar, otro sería el mundo. La actitud, la actitud ante la vida … A veces nos quedamos con lo que no fuimos, con nuestras frustraciones, con lo que no pudimos lograr. Si nos quedamos con eso seremos resentidos toda nuestra vida y seremos desdichados para siempre … ¿Qué hubiese sido de mí si hubiese encarado mi niñez y mi adolescencia de ese modo? No hubiese logrado nada, absolutamente nada. Tal vez yo no tuve la oportunidad de ver las cosas de ese modo. Si hubiese optado por ese camino, hoy estaría mendigando por las calles. Y yo no me lo hubiese permitido, ni nadie de mi familia, y menos mi padre. Él nos enseñó a ser dignos y a saber ganarse la vida con honestidad, trabajo y esfuerzo, mucho esfuerzo … Cuando comenzamos a tener éxito recién allí me confesó una cosa: “¿Sabes, Selena? ¿Te acuerdas cuando nos quedamos sin casa y nos mudamos en lo de mi hermano en Corpus Christi? Te confieso que hubo un momento en el que tiré la toalla, me había resignado. No conseguía trabajo y nos faltaba dinero para mantenernos. Acepté con mala gana y con la peor de las depresiones la sugerencia desesperada de tu madre: ir a la Agencia de Desocupados para que nos dieran el subsidio por desempleo. Cuando llegamos y vi lo que tenía que hacer la gente para mendigar por un plato de comida diario, tomé a tu madre de la mano y le dije: ‘No. Esto no es para nosotros. Vamos a salir. Seguro que vamos a salir. Ten fe en mí y en el Señor. Triunfaremos. Ya verás. Te asombrarás de que vivamos de la música. Haré todo lo posible para al menos vivir dignamente de nuestro trabajo y no de la mendicidad. ¡¡Te lo juro. Ya lo verás!!’. Y aquí estamos m’hija. Gracias a nuestro esfuerzo y a tu talento hoy vivimos de esto honestamente ¡¡y seremos un ejemplo digno para todo el mundo!!”. Recuerdo que mi padre me abrazó y se sentía emocionado. Yo también. Había sido muy duro lo nuestro, pero también muy loable. Vaya a saber cuánto tiempo estuvo aguantando decirme eso juramentándose no confesármelo hasta que lográramos ver las primeras manifestaciones de nuestro éxito … Lo cierto es que casi no tuvimos opción, o al menos la segunda chance no la queríamos ni ver. Así lo aprendí y así encaré toda mi carrera … Y mientras abrazaba a Chris recordaba que por no pensar, por querer tomar decisiones apresuradas, por no tener en cuenta o por no asumir mi nueva condición también me olvidaba de mi público. Yo ya no podía tomar decisiones apresuradas sin pensar que las consecuencias negativas que podría sufrir yo las padecería mi público también. Yo ya tenía una responsabilidad para con ellos. La gente me necesitaba como yo a todos ellos. Para muchos era un ejemplo, una guía, su alegría, su compañía. Cualquier cosa que me pudiera pasar a mí lo sufrirían ellos. Del mismo modo que todo logro de mi parte era festejado por mi público como un triunfo de ellos también; cualquier revés, cualquier equívoco, cualquier mala jugada lo padecerían ellos con tanta dureza como yo. Yo ya no era la cantante texana hecha una promesa. Para buena parte de los Estados Unidos, México y Centroamérica yo ya era una estrella, una celebridad, alguien que estaba por conquistar el mundo sin duda. Yo ya encabezaba campañas para la vuelta de los niños al colegio, por la no violencia contra la mujer, de numerosas marcas que me tenían como su figura de confianza. Yo no podía decepcionarlos, yo no podía tirar por la borda la confianza depositada en mí … Conforme pasaba el tiempo desde que vi aquel rostro dormido de Chris, más tomaba conciencia del rol que tenía, del lugar en el que estaba parada. Y me dio miedo, mucho miedo. Porque empecé a darme cuenta de la locura que estaba por cometer, del daño que me podrían haber hecho, de que evidentemente no teníamos todo controlado, de que no estábamos actuando en su totalidad a la altura de las circunstancias. Cada vez me daba más cuenta de que ya no éramos los mismos que estábamos arriba de un bus yendo de pueblo en pueblo buscando mejor suerte en nuestras vidas. Ahora buena parte de lo que habíamos soñado lo habíamos logrado. Sólo nos faltaba un pasito más, sólo un pasito más y el mundo era nuestro. Teníamos que estar bien concentrados en nuestro futuro disco en inglés, de cómo debían ser nuestros futuros conciertos en México y en Estados Unidos, de cómo debíamos encarar nuestra primera gira por Sudamérica ... Sí ... Había llegado el momento. Ya no nos podíamos permitir pensar en otras personas y en otros problemas. No teníamos por qué estar detrás de la locura y de los problemas de otras personas. Teníamos que permitirnos ser un poquito egoístas … Sí, un poquito egoístas para evocarnos a lo nuestro y dar nuestro último gran salto. Éste es nuestro año. Sin duda que es nuestro año. No sé si 1995 nos verá en el primer lugar. Ya veremos al final de él. Pero mínimamente tendremos que estar en el camino. Por lo menos en este año debemos lograr algo que nos permita decir que ya lo tenemos, que es sólo recorrer el camino y llegar a la meta. Fue allí, en ese momento, que solté mis brazos a Chris y le dije que ya nos fuéramos, que había mucho por hacer, mucho que realizar para el concierto del día siguiente en Los Ángeles… Recuerdo que fuimos lentamente en auto camino a q-productions. Todo estaba raro, muy raro, pero a la vez todo estaba bien. Fuimos durante todo el viaje en silencio absoluto. Tal vez Chris debería sentirse cómodo, y en parte era así, pero se sentía inquieto. Quería decirme muchas cosas, sobre todo quería preguntarme sobre lo que pasaba y sobre lo que pensaba de ella … Pero como siempre respetó mis tiempos y mis decisiones. ¡¡Qué buena persona es Chris!! Más de uno habrá dicho que es una persona alocada, muy díscola y extrañamente introvertida. Pero no es así. Yo lo descubrí y le hice ver lo valioso que era. Podría jactarme de que yo lo supe llevar por el buen camino, que yo le hice ver lo bueno que tenía enfrente, que el mundo no es tan malo como parece. Pero no es así. Yo sólo le hice ver a Chris que se mirara, y que se viera qué es y qué quiere ser en la vida. Sólo le hice ver que era un ser maravilloso y que no tenía que sentirse avergonzado por ello. Le hice ver que lo que hacía cotidianamente era hermoso y no un objeto de burla. El mérito es de él que se permitió descubrir y que se sintió que podía ser tal cual era sin hacerle daño a nadie, sintiéndose mejor y hacer que los demás se sintieran del mismo modo … De pronto en la rareza de ese día noté que el sol se había asomado por entre las nubes. Era una buena señal … para mí, no para el día. Mi madre siempre me dijo que en un día lluvioso, si por un instante sale el sol, eso no significa que pronto despejará, sino que seguirá lloviendo y peor aún … Pero ese sol que se asomaba por un instante era para que yo lo viera, para hacerme ver que entre tantos nubarrones de la vida había una salida, una oportunidad. Me sentí liberada, me sentía tranquila. Sabía que todo dependía de mí. Que si yo me lo proponía sin duda lo lograría. Y que tenía mucha gente que me quería, que me apoyaba y que tenía toda su confianza depositada en mí … Levanté mi brazo izquierdo y le acaricié el pelo a Chris mientras le sonreía y nos mantuvimos así hasta que llegamos a q-productions. Cuando estaba bajando y me disponía a ingresar, Chris me dijo: “¡¡No te apures, Selena!! Recuerda lo que me dijiste antes. Espera que te acompañe al estudio”. Yo me quedé parada esperando a que él me alcanzara y llegáramos juntos abrazados hasta dar con mi padre y con mi hermano. Nunca me sentí tan querida y tan contenida. Ya sentía las fuerzas que necesitaba para seguir por mi camino… Cuando ingresé al estudio abracé con efusividad a A.B. y a mi padre. Ellos me miraron contrariados. Seguramente me iban a decir algo, sobre el porqué de mi llegada tarde, de que deberíamos grabar algo antes de salir al otro día para Los Ángeles, pero algo notaron en mi rostro y se quedaron en silencio. A veces uno no se da cuenta de la dimensión de lo que uno expresa con una mirada, con un gesto, con una palabra. Yo actuaba como si fuera un día más aunque supiera en mi interior que no lo era. Y se ve que ello lo captaron así. Por eso se quedaron mudos esperando lo que les iba a decir. “Sé que me esperaban para seguir grabando el disco en inglés, que hay que apurarlo, que para el verano debería estar listo. Pero les ruego que hoy no hagamos nada. Es más. Quiero que vayamos ya mismo para Los Ángeles … Les prometo que lo que no hagamos hoy lo haremos el lunes mismo, que trabajaré el doble y hasta el triple cada día si es necesario … Sólo les pido a cambio que ya vayamos para Los Ángeles. Lo que quiero hacer allí es algo que contribuya a ese disco. Me gustaría estar bien temprano mañana ensayando más temas en inglés para incluirlo en el concierto. Si tiene que durar más tiempo el concierto, que dure. No voy a dejar de hacer los clásicos, pero quisiera sorprenderlos un poquito … Me gustaría ya cantarles uno de los temas que ya grabamos para el disco ... ¿Qué tal si cantamos ‘Dreaming of you’, ‘I could fall in love’ o ‘I’m getting used for you’? ¿Y si cantamos todas esas juntas? ¿Y si cantamos esa que aún no grabamos pero venimos ensayando, esa que dice ‘¡¡Oh, no!!’? ¡¡Vamos, animémosnos!! Yo no quiero esperar a que salga el disco para cantar esos temas. No quiero llegar con todo el miedo acumulado para mi primer concierto casi enteramente en inglés. Quisiera probar ahora, quisiera animarme a cantar esas canciones que no esperan y emocionarlos. Yo sé que puedo hacerlo. ¿Acaso ustedes no lo creen? ¡¡Díganme que sí!! ¡¡Se los ruego!! Aunque sea déjenme cantar sólo un par de canciones…”. Cuando terminé de decirles mi pedido, casi ruego, mi hermano se apresuró a decirme: “Me parece una gran idea, hermana. Es un poco arriesgado, más que nada porque no lo estuvimos ensayando, pero si lo hacemos ahora aquí, o mañana en Los Ángeles, algunos temas nuevos podremos tocar. Sólo que por allí nos convendría hacerlo aquí en vez de grabar y viajar mañana a Los Ángeles…”. Yo lo escuché con alegría pero lo interrumpí de inmediato: “¡¡No, A.B.!! ¡¡No!! ¡¡Tenemos que irnos de aquí cuanto antes!! Quiero viajar ya, como mucho a la última hora de la tarde, para poder ensayar desde temprano en Los Ángeles mañana. No quiero estar más tiempo aquí en el día de hoy. Y les pido que por hoy no me pregunten por qué. Yo luego se los explicaré. Ya se lo dije a Chris y él me entendió…”. Mi padre y mi hermano miraron a Chris y él los miró con cara de ruego, de que aceptaran sin más, de qué él sabía por qué. A.B. se puso serio y nos dijo que él ya se disponía a conseguir los pasajes en avión para salir cuanto antes para Los Ángeles. Mi padre lo miró y con un gesto le dijo que lo hiciera ya mismo mientras me dijo. “Si así lo quieres, así será, Selena. Espérame que le voy a decir a todos que no grabaremos hoy”. Y se fue en silencio para el interior del estudio. Yo me quedé sentada en uno de los asientos del estudio mientras Chris me tomaba de la mano y me sonreía en silencio. Yo estaba muy nerviosa pero a la vez muy decidida. Sólo quería salir cuanto antes de Corpus Christi. Sentía que hasta que no estuviera en Los Ángeles no podría estar en paz conmigo misma, por lo menos durante ese día … Al rato vino A.B. y nos confirmó que por suerte había conseguido los pasajes para salir al fin de la tarde, por lo que debíamos apurarnos para llegar al aeropuerto. Fue allí cuando apareció mi padre y me dijo que antes de salir quería hablar sólo unos cinco minutitos a solas conmigo, que no me preocupara, que era sólo para ajustar el tema del concierto del día siguiente. Chris me miró y yo me incorporé con cara de que no se preocupe y con mis labios le hice la mímica de que se quedara allí, de que ya volvía, mientras que con la mano le marcaba los cinco minutos para que al cabo de ese tiempo me fuera a buscar. Pensé por un instante que mi padre buscaría una explicación a mi decisión, o me regañaría por atrasar la grabación o que osara, incluso, con adelantar en vivo mis nuevos temas en inglés. Ya estaba pensando en buscar algún justificativo para responder a esas preguntas sin tener que decirle las verdaderas razones, al menos hasta dentro de unos días. Una vez sentados en unas sillas en pleno estudio de grabación mi padre me sorprendió con sus palabras: “No te voy a preguntar por las razones de esta decisión, pues te conozco y sé que no me las dirás. ¿Sabes? Aprendí la lección. Se están por cumplir 3 años de tu casamiento, y así como tuviste tus buenas razones para decidir algo que fue bueno y sabio para ti, ahora tendrás otras buenas razones para hacer esto. Sólo te pido un favor o, mejor dicho, escucha este consejo: no pongas en juego tantas canciones del nuevo disco. No lo digo por los ensayos y preparativos. Lo digo por la gente. Ellos esperarán los éxitos de siempre y, como mucho, soportarán, uno, dos temas nuevos. Espera a que la gente escuche esos temas, se acostumbre a ellos, les guste y desee verlos interpretar por ti en vivo. No los quemes ahora. No los desperdicies. Hazme caso. Sólo uno o dos temas. Mejor un tema y parte de otro … Piénsalo. Me lo agradecerás después. ¿Sí?”, y se me quedó mirando con una ternura y una confianza de la cual no estaba acostumbrada a ver en él …Muchas cosas raras habían pasado aquel 31 de marzo … Yo miré para abajo, asentí con la cabeza, mientras mi padre me abrazaba y me decía. “Me alegra mucho que me hayas escuchado. ¡¡Ahora, vamos!! ¡¡Apurémosnos que nos queda poco tiempo para ir a Los Ángeles!!”. Yo me dispuse a salir delante de mi padre. Era extraño. Yo salía seria. Él sonriente. Cuando Chris me preguntó si todo estaba bien, yo le dije que todo estaba extrañamente bien. Podría estar contenta pero no lo podía exteriorizar hasta verme fuera de Corpus Christi. Mientras ello no ocurriera yo tendría ese nudo en el estómago y esas puntadas en la cabeza. Pero una cosa tuve en claro en ese momento. Que no hay que esperar a que las cosas cambien … Basta que uno cambie para que los demás acepten nuestro cambio y actúen en consecuencia… Durante mi estada en el avión casi no hablé. Me hacía la dormida, luego abría los ojos y miraba para la ventana. Estaba nerviosísima pero no quería demostrarlo ni decirlo, pero se notaban todos mis sentimientos a la distancia. Chris se mantenía al lado mío sosteniendo mi mano y yo aferrándome a él sin darle otra oportunidad que contenerme. En un momento vi que él se retiró y yo me alarmé. Pero pronto me tranquilicé cuando vi que al lado mío se había ubicado mi madre. “Deja que descanse un poquito”, le dijo y pronto comenzó a acariciar mi cabeza mientras yo me ponía acurrucada por encima de su falda. “Qué lindo es revivir esos momentos en los que eras una niña y venías a mis brazos para que te acariciara en el bus mientras íbamos de pueblo en pueblo…”, me dijo mientras me daba un beso y yo cerraba mis ojos esperando que ese momento no se fuera nunca … Estaba dormitándome cuando casi susurrándome al oído mi madre me dijo: “No me tienes que decir nada. Sé que si me necesitas vendrás a mí como cuando eras niña … Lo único que quiero que sepas es que siempre contarás conmigo y que cada vez que necesites ayuda cuentes con nosotros. Nada mejor que sepamos lo que nos pasa para ayudarnos…”. Yo me incorporé un poquito para abrazarla y quedarme así un largo rato. No pude dejar de llorar, pues en lo más interno de mi Alma y de mi corazón sentía que cualquier error me podía llevar a no verlos nunca más, que cualquier apresuramiento, que cualquier problema sin diálogo nos podría llevar a un error fatal. No podía dejar de pasar por mi mente aquel reportaje en el que mi madre decía que no podía imaginarse su vida sin mí y eso me hacía abrazar más a mi madre y llorar con fuerza …Mi madre en ningún momento me preguntó por qué ni me pidió explicación alguna. Estaba segura de que entendía todo, y de que estaba feliz y aliviada de que en ese momento ella estuviera allí conmigo. Y más me emocioné cuando vi que mi hermana Suzette se acercaba con unos doritos y me decía que aunque no pudiera tocar estaría allí conmigo. “Sabes que en este tiempo en el que no vengo tocando en la banda no estuve acompañándote siempre pues pensé que no era necesario y que no me necesitabas. Me he dado cuenta de que no es así. ¡¡Por eso quiero que sepas que siempre estaré a tu lado, esté o no tocando para la banda!!”. Estuve abrazada a mi madre y a mi hermana un largo tiempo entre risas y llantos hasta que A.B. vino corriendo a la voz de “¡¡Selena, Selena!! Tengo una buena y una mala noticia para ti … ¿Qué prefieres que te diga primero?”. Yo lo miré extrañada y resignadamente le dije. “Dime primero la mala…”. “Que me olvidé de las partituras de los temas nuevos en inglés para tocarlos en vivo…”. Yo lo miré entre la desesperación y la furia, pero me contuve y le dije: “Pues entonces, ¿cuál es la buena?”. ¡¡Que por suerte las tiene José Behar y él ya está en Los Ángeles!! Y nos espera a cenar allí … ¡¡Ah!! Ya me olvidaba decirte … No sé si lo notaste … ¡¡Estamos a 5 minutos de llegar!!”. Cuando me dijo A.B. esa humorada le tiré con un almohadón del asiento del avión mientras me desternillaba de la risa. Luego me dirigí a mi asiento para recoger mis cosas y permanecí casi en silencio hasta que el avión aterrizó en la ciudad. Bajé los escalones muy despacio hasta que pisé el suelo de Los Ángeles. Era aún 31 de marzo, más precisamente las 10 de la noche. Pero me sentía aliviada, contenta, salvada. De pronto vi que nos estaba esperando José Behar y me adelanté a las corridas para abrazarlo y para agradecerle por todo lo que hizo por nosotros en estos últimos 5 años. Sentía que revivía, que vivía por segunda vez, que el Señor me había dado una nueva oportunidad para hacer lo que debía realizar en la vida. La necesidad de abrazar a todos era la certificación que necesitaba sentir de que estaba todo bien, de que mis afectos estaban conmigo, de que yo estaba con ellos, que yo estaba viva, que no debía desperdiciar ninguna oportunidad más, que cada momento, que cada instante debía aprovecharlo en pos de todo lo que más deseaba como artista y como persona … “Mira, José. Que no me escuchen los demás, pero luego quiero contarte mis planes para el concierto de mañana. Me gustaría saber que cuento contigo para hacerlo”, le dije con seguridad y firmeza. “Pero Selena … Sabes que sólo tienes que pedirme lo que deseas y que yo te complaceré de inmediato … Yo confío en ti y sólo quiero facilitarte las cosas para que lo que desees se cumpla al instante, para que el éxito llegue sin sobresaltos…”, me dijo con ternura. “Gracias, José. Sé que cuento contigo ... Quiero que mañana nos encontremos bien temprano en el estadio en el que se desarrollará el concierto. Allí te diré lo que deseo. Quiero encontrarme contigo y con A.B. Y que una vez que nos pongamos de acuerdo, hacer todo lo posible para que el concierto sea algo inolvidable para todos. ¡¡Pero no quiero que lo sepa más nadie!! ¡¡Y menos aún mi padre!! ¡¡Que esto quede entre los tres!!”, le imploré. “No te preocupes, Selena. ¡¡Así será!! Ahora cenemos y mañana ultimemos detalles”, me dijo José mientras me abrazaba y me daba un beso. Fuimos para ver a los demás y antes de cenar lo aparté a A.B. para enterarlo de lo acordado. Él lo entendió y no hablamos más del tema hasta el otro día, hasta el gran día, el día en el que decidí que iba a ser Selena para todo el mundo… Casi no pude dormir en esa noche. Estaba excitada, muy excitada y expectante. Tuvo que pasar mucho tiempo y estar en la certeza de que era 1 de abril para dormirme. No creo que haya pasado mucho tiempo entre que pude dormirme profundamente y sonara el despertador. Me levanté como un resorte y agradecí como nunca la llegada del nuevo día. Uno no sabe de razones ni de actitudes sin mucha explicación. Pero a veces las cosas son como son y todo tiene una razón, aunque no sepamos realmente cuál es el motivo de muchas de las cosas que nos pasan. Yo sabía esa mañana que nadie podría detenerme y que podía estar tranquila, muy tranquila. Lo peor había pasado y ya no tenía de qué preocuparme, aun sabiendo de que esa mujer estaría por allí al acecho y buscando su cometido a como sea … Pero algo o alguien me decía que ya podía estar tranquila, que ya nada podría pasarme … Fui en busca de A.B. no sin antes darle un pequeño beso a Chris. Pero para mi sorpresa Chris se levantó alarmado y me preguntó que a dónde iba sola, que cómo no le había avisado antes de marcharme. Yo traté de decirle que ya no tenía de qué preocuparse, que todo estaba bien, que ya le explicaría al otro día lo que me había pasado. Aun así, Chris me dijo que no me dejaría ir sola a ningún lado hasta que estuviéramos solos para el aniversario y le explicara todo. Yo acepté su imposición con una sonrisa y esperé a que se preparara para acompañarme. No hay nada más lindo para una mujer que sentirse querida, necesitada, protegida. Cuando Chris ya estaba listo, me dirigí a la habitación de A.B. y golpee su puerta con el sonido de una contraseña. Al rato él salió presuroso y yo le dije si ya le había dicho a nuestro padre que nos adelantaríamos para ensayar. Él me dijo que sí y salimos los tres en busca del estadio y de José Behar. Una vez allí nos juntamos con él y sumé a Chris en la charla. Sólo le expliqué que quería incluir 3 temas del nuevo disco en inglés y que los pondría en el medio de todos los demás temas, que no tenía un orden prefijado, que como tenía tantos deseos de cómo podría interpretarlos en vivo, que quería cantarlos en el momento en el que yo lo creía conveniente. Por eso había pensado en que él podría conseguir algunos músicos y cantantes que podrían servirme de acompañantes para esos temas y que me estaban acompañando para grabar el disco en inglés, sin que por ello tuviera que comprometer a la banda para ensayar en unas horas esas canciones … José Behar se sobresaltó pues no tenía mucho tiempo y porque era una apuesta muy arriesgada. Él sólo atinó a decirme: “Es difícil, pues puedo conseguir a los músicos y coristas para esta noche, pero tendrían que coordinar contigo en esos temas. Y no creo que tengas tiempo…”. Antes de que entrara en desesperación, yo le dije. “De eso no te preocupes, José. Tú consíguelos. Sólo dile que serán 3 temas y que sólo tienen que seguir mi señal para empezar. Yo luego hablaré con ellos. Ya verás. Todo va a resultar”. José Behar asintió en silencio y salió presuroso para hacer los llamados correspondientes. Inmediatamente A.B. me tomó del brazo y me dijo: “¿Pero te has vuelto loca, Selena? ¿Cómo crees que podremos lograrlo? No hay tiempo. Si se entera nuestro padre…”. Yo lo miré serenamente a los ojos y le dije: “Todo va a salir bien, A.B. Confía en mí. Tú sólo asegúrate de que los temas de siempre salgan bien, y si pregunta nuestro padre sólo dile que tocaremos un tema y que ya está ensayado. Por lo demás, déjalo todo en mis manos. Yo me voy a arreglar…”. Mi hermano me miró más tranquilo pero aun así sin comprender, y cuando vio que Chris con un gesto le dijo que me dejara hacer lo que pedía, él se apartó y dijo: “¡¡Está bien, está bien!! Haré lo que me pidas. Eso sí. Si sale mal, tú te harás responsable con nuestro padre. ¿Entendido?”. “¡¡Entendido!!”, le dije con una sonrisa. Allí A.B. se desarmó y sólo atinó a abrazarme y a decirme: “¡¡Te quiero hermana!! ¡¡Suerte!! ¡¡Estás loca pero tienes mi apoyo!! ¡¡Sé que lo harás y bien, como siempre!!”. Cuando él se marchó para juntar a la banda, yo fui mirando el escenario y lo recorrí para saber cómo debía moverme, cómo debía planificar lo pensado de antemano … Por suerte, José Behar vino pronto para anunciarme que tendría a todos los músicos y cantantes disponibles en poco tiempo: “¡¡No me vas a creer, Selena!! No es que los haya conseguido por ser el presidente de Emi Latin, pues aun así me hubiesen colgado los teléfonos sin poder completar mi pedido … Bastó que te nombrara a ti para que aceptaran sin más. Todos tienen el mejor recuerdo de ti en las grabaciones y no dudaron en colaborar para el concierto de hoy. ¡¡Todos saben que llegarás lejos, sin duda, y te quieren mucho!!”. Yo le sonreí toda emocionada … En cierto modo, ya había logrado más de un éxito con ese gesto … No pasó mucho tiempo de ello, y mientras yo ensayaba en el escenario mis clásicos de siempre con la banda, cuando empezaron a llegar todos los músicos y coristas. Yo sólo les dije lo que iba a cantar, que iban a estar juntos en un costado del escenario y que cuando les diera una señal determinada empezarían a cantar los temas elegidos: “Dreaming of you”, “I could fall in love” y “I’m getting used for you”. Luego me permití ensayar con ellos no sólo los temas sino la coordinación. La buena predisposición de todos facilitó las cosas. Lo hicimos en tiempo récord y con el tiempo justo. Luego les pedí a todos que se liberaran hasta la hora del concierto mientras yo me iba a descansar y a comer algo. No había hecho nada de ello hasta allí, hasta tener la certeza de que tenía todo listo y controlado para lo que se vendría esa noche. Todo listo y controlado … hasta para improvisar y para dar el gran salto al vacío que, si salía bien, no tendría ninguna complicación y sería mi consagración definitiva. Me marché con la única intención de descansar y de comer. Al cabo de unas horas, y apenas me levanté y supe que era la hora, sólo me dirigí al escenario con la seguridad de que lo lograría. Por horas no recordé el vestido largo y blanco que me había puesto, el peinado voluptuoso y enrulado que lucía, ni los aros que me puse y que luego los arrojé al suelo en cuanto se me escapó uno, como me solía pasar. No lo recordé porque me dejé llevar, me dejé llevar por mi seguridad, por mis sueños, por mi voz, por mi soltura, por mi esfuerzo, por mi historia. Hasta allí era Selena, la artista texana, la artista latina, el gran sueño americano. A partir de allí comencé a ser Selena, la gran cantante internacional, una realidad, una mujer que haría historia en el mundo ... Todo salió perfecto .... Yo no lo supe hasta mucho después, hasta que supe que había terminado todo al sentir los abrazos y felicitaciones de todos, y las exclamaciones de mi padre diciéndome con lágrimas en los ojos: “¡¡Me has engañado!! ¡¡Me dijiste que sería un solo tema y fueron tres!! ¡¡Pero qué importa!! Gracias por haberme mentido, por esta vez. Has dado un concierto maravilloso. ¡¡Eres mi orgullo y todo es por tu propio mérito!!”. Recién allí, recién allí supe que había tocado el cielo con las manos. Recién allí pude saber que había aprovechado mi oportunidad y que estaba a la altura de las circunstancias … Recién allí supe que todo lo hecho no había sido en vano. Recién allí me sentí que era definitivamente la mejor, no sólo para mí, no sólo para mi familia, sino para todo el mundo. Recién allí supe lo que era sentirse una gran artista… Y ahora estoy aquí, de vuelta de Los Ángeles … Ya es 2 de abril. Y estoy mirando a Chris cómo sigue durmiendo …. Nos fuimos con Chris a casa para celebrar nuestro tercer aniversario de casados, pero llegamos tarde y exhaustos, y nos fuimos a dormir un ratito para poder celebrar más tranquilos y a lo grande. Todavía estaban los ecos del concierto del día anterior y me di cuenta del gran salto que había dado cuando en las tapas de los diarios mencionaban mi actuación en Los Ángeles. Recordé la emoción de 3 años atrás al verme en las tapas de los diarios de Monterrey y de Corpus Christi hablando del éxito de la verdadera “artista del pueblo” cuando pisé por primera vez aquella bella ciudad mexicana. Ahora las tapas de todo Estados Unidos hablaban de la “gran artista latina”, del “gran fenómeno de los años ‘90”. Sólo me faltaba ver las tapas de los diarios de Sudamérica y de Europa. Pero para eso había tiempo …Sólo era cuestión de seguir el camino sin prisa pero sin pausa … De pronto, Chris se levantó y tan pronto me vio, me pidió que lo esperaba en la antesala. Yo me reí … ¡¡Pobre, Chris!! Yo ya sabía el anillo que me iba a regalar. Aún no sabe que las mujeres nos enteramos de todo. Me gustaba igual que mantuviera ese Alma de niño … Cuando llegó, yo lo sorprendí con otro anillo, el famoso anillo de huevos faberge que me había regalado esa mujer. Él me miró sorprendido. “Sabes que es de lo que más quiero. Por eso te lo entrego. Y si alguna vez te fallo, me lo devuelves. Así sabré qué es lo más importante para mí…”. El me abrazó y me dio un largo beso, pero me preguntó por qué hacía eso, qué era lo que tenía para decirme ese día. Justo en ese momento se escucha un golpeteo desesperado en la puerta de casa. Chris se sobresaltó, pero yo no. Fui hacia la puerta y vi que era A.B. Entró y me dijo: “Acaban de arrestar a nuestra presidenta del fans club. ¡¡Aún no sé qué pasó, pero parece que fue a q-productions y amenazó con disparar!! Por suerte no hay heridos, pero creo que hablaba de ti. ¡¡Por favor, no salgas a decir nada!! ¡¡Ya nuestro padre lo hará por nosotros!!. Yo tapé su boca con mi dedo índice y le dije: ¡¡No te preocupes, A.B.!! Tengo algo más importante que hacer. Sabes que es mi aniversario de casada. Dile a nuestro padre que estaré celebrando y que por eso no atenderé a la prensa. Será por hoy .... Sólo por hoy…”. A.B. se sonrió mezcla de tranquilidad y de vergüenza, y me prometió que eso le diría a mi padre. Cuando cerré la puerta, Chris se acercó a mí y me dijo: “Era eso lo que tanto te asustaba el viernes. Era porque…” ... “Digamos que sí”, lo interrumpí poniéndole también mi dedo índice sobre su boca … “Pero ahora no hablemos. Tenemos algo más importante que hacer. ¿No te parece?”, y lo llevé de la mano a nuestra habitación. Chris se sonrió y yo me sentí la mujer más feliz del mundo. Tenía el mundo en mis manos pero lo tenía para que él me quisiera, sólo me quisiera. Ahora sí estaba segura de que con Amor todo lo podría lograr. Nada más hermoso que estar segura de ello en mi tercer aniversario de casada… (Pocas veces me ha ocurrido no tener que decir nada más, ni acotar nada luego de leer un relato sobre Selena… Sólo me queda por preguntarme una y otra vez si alguna vez esta historia se cumplirá, si Dios me concederá de una buena vez el deseo desesperado de mi parte de alguna vez ver a Selena exitosa y feliz, sobre todo feliz…) Selena: todo los días rezo por ti, todos los días rezo por un futuro mejor con tu presencia que todo lo ilumina… Te quiere con el corazón que sólo a ti pertenece… Sergio Ernesto Rodríguez (Buenos Aires, Argentina)

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