Aquella tarde que Guadalajara se iluminó con tu presencia, Selena…


Aún lo recuerdo y me cuesta entender que haya pasado tanto tiempo ... Es que cuando uno ha tenido la dicha y el placer de conocer a Selena no se la olvida jamás. Para lamento mío y de tanta gente, su partida absurda de este mundo ha hecho que uno no sea el mismo desde aquel día ... Es curioso. Con el tiempo experimenté lo mismo que tantos otros. No digo que la subestimé o que no le di importancia. Digamos que cuando supe que vendría para ser entrevistada en nuestro programa de radio allí en Guadalajara, pensé que vendría con aires de diva, que se haría la importante y la mujer fatal en nuestro humilde programa de radio. Yo no sabía si con la fama había cambiado mucho, pero lo presentía … Y esa sensación denotaba mis prejuicios hacia ella y en general ante la vida ... Pero más allá de eso, me preparé para la ocasión que se me presentaba, tratándose Selena de una estrella en ascenso que estaba pegando muy fuerte en México. Sabíamos que estaba provocando furor no sólo ya en Monterrey sino en toda la República Mexicana, pero también teníamos entendido de su proyecto de hacer un disco en inglés. El equipo de producción había pensado en hacerle una entrevista lo suficientemente larga como para que se pudiera hacer en dos emisiones, por lo que habíamos pensado en hacerle unos textos de presentación para que ella misma los leyera y fueran más atractivos para el oyente. También habíamos instalado una cámara de video para que se registrara su presencia. Pero en todo momento supuse erróneamente que la entrevista sería más bien para el lucimiento de ella, para que Selena anunciara sus presentaciones, para que ensalzáramos su figura. Yo tenía conocimiento de Selena y la consideraba una excelente artista, pero no sabía con qué me encontraría. No sabía si sería aquella humilde cantante que no hablaba bien el español, y que se mostrara tan tímida frente a las cámaras y a las entrevistas, o aquella artista sonriente, segura y famosa que no sólo paseaba su éxito sino que ya exhibía su seguridad y su fama a través de su boutique y de su propia línea de ropa. Sabía que arrasaba con todos los premios internacionales, que había hasta obtenido ese año un Grammy, que emergía como una figura a la que nada la detenía, a la que no había barrera que la contuviera. La esperábamos con Consuelo buscando tal vez rescatar más a la persona que a la artista, habiendo preparado preguntas que la obligaran a hablar de sus sueños, de ella misma, de sus planes. Buscamos también que Selena se adaptara a nuestro ritmo, a nuestros chistes y a que ella se integrara a nosotros ... Sí. Lo debo confesar. Aunque todos la queríamos y respetábamos, nos molestaba un poquitito su acento norteamericano, que a veces no entendiera algunas palabras en español o que incluso insertara algunas palabras en inglés en el medio de sus conversaciones. No era una cuestión personal. Lo hacíamos con todos … Pero también sabíamos, en el caso de Selena, que ella había evolucionado muchísimo, que se había esmerado en hacer las cosas bien, que sabía hablar a esa altura el español con mucha fluidez … Cuando recuerdo cómo fue la entrevista, el impacto que nos provocó su presencia, la lección de vida que nos dejó, lamento que por allí no le hayamos dado más dimensión a las cosas que había hecho ese día tan caluroso en el que la recibimos. Como tantos otros, yo también pensé que habría otra oportunidad, otros reportajes, otros encuentros. Es increíble lo que generan estas cosas. Recuerdo que cuando habíamos terminado la entrevista, por la premura que teníamos para dejar todo listo para luego ser editado el material para esos dos programas, yo le pasé rápida y displicentemente un papel en el que le indicaba lo que tenía que leer y decir. Recuerdo que ni la miré, en el apuro que tenía para que todo saliera bien y atento a las señas del operador ... Ni la miré a Selena ... Luego me arrepentiría para siempre de ese acto. Si hubiese sabido lo que pasaría después, si hubiese tomado la verdadera dimensión de lo que tenía enfrente, yo no hubiese dudado un instante en lo que debía hacer … Pero no lo hice … Y eso que me había impresionado ella y no sólo por su figura increíble ... No ... El que llegó a conocer a Selena sabe a qué me refiero con esto que afirmo ... Si alguien había tenido la dicha de haberla visto, de haber tenido un contacto con ella, si había conversado con Selena, sabría que lo que te impresionaba de ella era otra cosa. Su personalidad te impactaba, su forma de ser te maravillaba, su estilo, su manera de reírse, de hablar, su humildad para encarar las cosas, el demostrar que no se sentía más que nadie y a la vez hacernos sentir que nosotros éramos lo más importante eran cosas que te dejaban encantado y maravillado con ella ... Qué tonto fui ... Yo me había dado cuenta de todo, pero en aquel momento creí que lo más importante eran cosas tales como la grabación, la edición, el operador, si hacía calor, las humoradas que me hacía Consuelo, mi propia persona, nuestras propias figuras ... Qué tonto fui ... Sabía que ella nos había demostrado que era una artista de verdad y una persona admirable. Pero le dimos importancia a cosas mundanas, a cosas sin importancia. Tuvo que pasar lo peor para que me diera cuenta de ello. Lo que aprendí después de aquel nefasto día es que la vida hay que vivirla hasta lo máximo, como si fuera el último, y saber decir todo lo que uno siente en el momento justo y no esperar otros momentos más “propicios” para hacerlo. Mañana … Mañana puede ser tarde. Mañana puede ser nunca ... Tuvo que pasarle eso a Selena para que yo me diera cuenta no sólo de que no la vería más sino de lo tonto que fui, de lo ingenuo que había sido. Tal vez, tal vez si le hubiese dicho lo que representaba para mí luego de entrevistarla, las cosas hubiesen cambiado … Sí, ya sé. No es así. La realidad, la cruda realidad me dice que no es así, ¡¡pero qué importa!! Cuando pasan estas cosas uno cree, quiere creer, que por allí uno tiene ese poder mágico de cambiar la realidad. Es como pensar en que por allí en un tiempo no muy lejano se puede viajar por el espacio y por el tiempo, y se pueda modificar el destino. Sé que es tonto, irracional, iluso … ¡¡Pero qué importa!! Es mejor pensar, para poder sobrevivir a tanta locura, a tanto dolor, a tanto sinsentido, que eso es posible, que tal vez ello pueda suceder. Pensar que nada es posible es morir un poco. Me cuesta creer, luego de conocer a Selena, que lo sucedido con ella pudo ser posible. Es inaudito, francamente incomprensible e inexplicable. No puedo comprender a 17 años de aquello, ni lo entenderé jamás, que a Selena le hayan hecho semejante cosa. ¿Una persona que la conocía bien le hizo esto? ¿Cómo se entiende? ¿Cómo se explica? … No. No hay forma de comprenderlo ... Yo la vi, yo la escuché, pude ver la expresión de sus ojos … ¿Con qué cara esa mujer hizo lo que hizo? ¿Esa mujer era alguien de su confianza? ¿Esa mujer que le disparó? ¿Esa mujer que hubiese disparado de nuevo por la espalda si hubiese sido necesario? ¿Esa mujer que la sigue dañando con esas ponzoñosas declaraciones? Aún me cuesta comprender que alguien haya intentado tocar a Selena … Yo la vi, yo la escuche, yo la miré con una sonrisa por sus ocurrencias, yo la sentí hasta respirar … No ... No lo comprendo. Y como todos, por esas cosas de la vida y ante estas circunstancias, me siento culpable, me siento responsable por no haber podido hacer nada, por no haberme dado cuenta, por no haber podido salvar a Selena diciéndole que era una artista brillante y mejor persona…

Recuerdo que hacía mucho calor. Pensé que eso molestaría a Selena. Con Consuelo gestionamos que se trajeran al menos un ventilador de algún lado, pues en el estudio no había ninguno. Éramos tan humildes que incluso fuimos a buscarlo en casa de uno de los operadores que trabajaba en otro turno para que Selena no adujera molestias por ello. Aun así sabíamos que no llegaríamos a tiempo, que Selena entraría antes al estudio de radio. Pensamos con Consuelo en tratar de entretenerla en cuanto llegara e, incluso, de hacer bien amena la conversación para que Selena se sintiera bien cómoda. No podía dejar de pensar que Selena sería como todas esas estrellas con “pretensiones”, que por más que vinieran de un origen humilde, en su condición actual se mostrarían como unas divas y nos saldrían con innumerables pretensiones. Nosotros no teníamos muchos recursos pero habíamos hecho las gestiones necesarias para que ella viniera y le fuera atrayente su venida pues les serviría de promoción para sus shows en México, amén de que se hiciera más conocida en la ciudad. Yo tenía en claro una cosa: que si bien Selena era una artista que recién empezaba con su carrera “fuerte”, gozaba de una popularidad y de un cariño popular que pocas tenían. Pero la incógnita para mí seguía siendo cómo estaba tomando este momento, cómo se sentía una muchacha que había empezado tan de abajo y que ahora gozaba de las mieles del éxito. Incluso indagué para la entrevista y noté que nuestra apreciación de Selena no abarcaba la dimensión de lo que significaba en algunas regiones, sobre todo la de Texas. Tanto los que la querían como los que no tanto aquí en Guadalajara pensaban que ella no era tan popular, a punto tal que cuando sucedió aquello tan triste muchos pensaban que la cima, más allá de que lo lograra de todos modos, la había logrado entre el talento y la desgracia. Muchos decían: “Lamentablemente el ‘boom’ de su carrera fue con ese disco póstumo e inconcluso que saliera en las disquerías poco después…”. Y yo sabía que eso no era cierto. Esas declaraciones me molestaron mucho, tanto como para ver que en los homenajes en su memoria muchos presentadores no sabían mucho de Selena y decían cosas inconsistentes, y más aun con el paso del tiempo, en el que los homenajes son disfrazados para promocionar otras cosas o para destacar otros valores. Lo más triste para mí fue ver que, a través de los años, en las tapas de revistas en las que se homenajeaba a Selena, ella ya no cubría toda la portada, y los segmentos de homenaje en los programas de televisión eran cada vez más pequeños … Sólo People en Español la sigue homenajeando como si todo hubiese sido hace un año … Pero eso tiene una explicación: People en Español surgió luego de agotar dos ediciones de People dedicados a Selena. Allí dieron cuenta de que el latino existía en Estados Unidos y decidieron hacer la versión hispana de la prestigiosa revista nortemaericana… Todo gracias a Selena … Increíble … Lo cierto es que allá por 1994 Selena era toda una celebridad en Texas, que recibía premios desde que tenía 16 años, y que la gente la amaba pues era la única artista capaz de recorrer la mayoría de los pueblos de Texas y de otros Estados en un bus en el que prácticamente vivía. Selena era de esas artistas que iba a la gente y no que la gente iba a ella. Selena era de esas personas que visitaba pueblos para darles un concierto mientras que los demás no aparecían ni cerca … En México tenía una popularidad dispar como en Estados Unidos. En Monterrey la adoraban, pero en México DF aún no había logrado la misma popularidad, pero ya había cosechado los éxitos suficientes como para ser tenida en cuenta como una de las artistas latinas más importantes. Siempre me llamó la atención que alguien que no dominaba bien el español tuviera tan buena aceptación en México. Sabía de su éxito pero sabía también que su condición de méxico-americana con poco manejo de nuestro idioma siempre traería resquemor. Pero en ella no. Siempre eso me intrigó hasta que la tuve bien cerca para entrevistarla, bien cerca para saber cuál era el secreto de su encanto…

En un momento alguien de la radio nos dijo: “¡¡Ey!! Ey!! Hay viene Selena. ¡¡Prepárense!!”. Nosotros nos incorporamos de inmediato con Consuelo y nos preparamos para el acontecimiento. Nos hicimos una seña como para saber si estaba todo coordinado para encarar la situación. Nos sonreímos y eso fue un signo inequívoco de que todo marchaba de parabienes. Antes que Selena entró un grupo de gente, entre ellos su padre, junto con las autoridades de la radio. Noté que el padre primero quería chequear por sí mismo si estaban dadas las condiciones para ser entrevistada. Vi que le decía al dueño de la radio que tuvieran en cuenta su limitación con el español y que ellos querían tener una buena difusión de su éxito con el disco “Amor prohibido”, que había arrasado con las ventas, además de hablar de los otros proyectos. Por un momento temí que estuviéramos condicionados a que las preguntas sólo estuvieran circunscriptas a esa temática, por lo que pensé que así sería muy aburrida la entrevista. Por suerte Consuelo se me acercó y me dijo: “No te preocupes. Sigamos con el plan. Mechemos las preguntas de difusión con las nuestras. Todo saldrá bien ... Yo te ayudo haciendo alguna que otra broma”, y me sonrió y me palmeó la espalda. Yo también le sonreí y me sentí con más seguridad para encarar la entrevista. Teníamos todo pautado y debía salir perfecto. No contaríamos con Selena si luego nos diéramos cuenta de que todo estaba mal o nos faltaba algo. Y para la próxima entrevista faltaría mucho, si es que alguna vez se iba a dar. Nunca pensé que ésa sería la primera y la última vez que entrevistaría a Selena, y no precisamente por su voluntad, o por la mía o por la de Consuelo…

Cuando entró Selena ... Me quedé con la boca abierta. Literalmente no sabía qué decir. Es muy difícil explicar la sucesión de imágenes, situaciones y sensaciones que a uno se le generan en tan poco tiempo, a cada instante. Ella entró sonriendo y, más allá de las indicaciones del gerente de la radio y de su propio padre, Selena fue saludando uno por uno a los asistentes en el estudio. Con su amabilidad y carisma a flor de piel, casi que ni dio cuenta de la gente que le señalaba las personas a las que debía saludar y sus respectivos nombres. Ella iba avanzando, extendía su mano acompañado de su saludo “¡¡Hi!!”, y no sólo escuchaba los saludos y los halagos que recibía sino que se detenía para ella misma preguntarles de dónde eran, qué hacían, cómo se sentían, lo lindo que llevaban puesto y exclamar de felicidad ante algo bueno que cada uno estaba haciendo. Luego enfiló hacia Consuelo y hacia mí, previa presentación del gerente de la radio, y nos saludó a cada uno por su nombre y diciéndonos lo contenta que se sentía por estar allí con nosotros. Yo no salía de mi asombro y de mi admiración, y Consuelo lo notó, por lo que no podía dejar de reírse y de mofarse de mí, aunque no se excedía, pues entendía mi sensación, debido a que ella misma también se había quedado impresionada por lo que había generado Selena al entrar al estudio. Uno podía detenerse en su figura descomunal, lo bella que estaba a pesar de que lucía muy simple, casi de entrecasa, con una remera y pantalón oscuros, y su pelo largo y pronunciado flequillo. Pero uno sentía que estaba ante algo maravilloso, jamás visto, quizá lo más bello que uno haya observado en toda su vida. Y más allá de su belleza, lo que más la distinguía era su actitud, su alegría, su excelente predisposición, su bonomía, su tremendo carisma y su personalidad avasallante. Uno literalmente se sentía pequeño, intimidado por esa mujer, que lejos de generar miedo, generaba cariño y respeto. Me sentía como un pequeño que se queda impresionado con una maestra bonita y encantadora, o con una compañerita de colegio que nos acompaña todas las mañanas a clase y nos alegra cada día con sus risas, con sus cuentos, con su tierna y pícara mirada, con su belleza. Era imposible no verla. Era imposible no engancharse con lo que ella proponía. Pero lejos de ser una mujer que se imponía dictatorialmente sobre otros, ella acaparaba la atención de todos con su actitud, nada más. Era tal cual como se la veía en pleno concierto … Era la misma Selena. Así como ella era capaz de encantar a miles y miles con su canto, con su voz, con su baile, con su presencia allí en “el foro”, como decía ella, lo mismo provocaba en un estudio de grabación, en el que lejos estaba, desde la vestimenta y desde su figura, de aparecer del mismo modo que en un concierto. Allí di cuenta de que buena o gran parte del éxito de su banda era lo que ella hacía en el escenario. Y así como uno podía entender que una canción en vivo cantada por Selena generaba muchísimas más emociones que las que podía provocar con el sonido de su voz en un disco, su sola presencia en una entrevista, sin cantar, sin lucir como en un concierto, sin bailar, sin tener necesidad de subyugar a nadie como lo hacía en vivo, generaba las mismas emociones, las mismas sensaciones. He visto en el estudio muchas artistas, muchas mujeres talentosas y también muy bonitas, pero nadie tenía lo que poseía ella: naturalidad. Ella se mostraba tal cual era, no se proponía dar una imagen falsa o equívoca de su personalidad. Selena no fingía, no se reía si no quería y si lo hacía lo hacía con ganas. Aún puedo escuchar y recordar esas risas, y no puedo dejar de conmoverme. Es cierto lo que dijo no hace mucho A.B., referente a Jennifer López, al afirmar que su risa le hacía recordar a su hermana. Él sostenía que luego de hacer la película sobre Selena JLo se quedó con la sonrisa de Selena y no podía evitar acodarse de ella cuando la escuchaba reír. Se podría decir que Jennifer López se quedó con la risa, con la fama y con el cuerpo de Selena. Y no es que crea que no se merezca lo que ha logrado. Seguramente hubiese logrado todo aún sin hacer la película sobre Selena, pero no puedo evitar pensar que ella hizo el recorrido que seguramente hubiese hecho Selena. Su risa nos hace no sólo recordar la alegría de Selena sino su ausencia. Su figura nos hace recordar que no está Selena para que algún día la podamos abrazar si quisiéramos … si ella quisiera. Cuando recuerdo sus risas rememoro aquel momento de la entrevista, en el que ella se reía y hablaba de todo lo que iba a hacer, y de la satisfacción de lo logrado. No podía dejar de pensar que ella hablaba y actuaba de un modo bien diferente del resto. Ella hablaba de valores, hablaba de trabajo, hablaba de lo duro que fue llegar, hablaba de todo lo que tenía por hacer, hablaba de lo que quería para ella y para su familia … Y sólo tenía 23 años ... Selena no se creía más que nadie, incluso de nosotros mismos, que no habíamos hecho ni la octava parte de lo que había realizado ella y que nos quería muchísima menos gente comparando con todo los que la querían a Selena … No. Selena era distinta, bien distinta a todos. No era artificial, no se ponía por encima de nadie, ni se creía lo que había logrado con creces. Selena tenía tantos objetivos que lógicamente pensaba que lo obtenido era nada, apenas un peldaño en su carrera. Era raro ver a alguien que hablara de honestidad, de ser estricta en el futuro con sus hijos, de la responsabilidad de ser un buen ejemplo para todos. Recuerdo que muchas preguntas que le hacíamos la pensábamos sin grandes pretensiones y con la única intención de que ella se explayara con lo que quisiera, sin esperar que nos dijera algo verdaderamente trascendente o elevado … Pero en cada respuesta, en cada reflexión de su parte, nos generaba una atención particular y no porque dijera la gran frase, la gran reflexión, el gran dicho para la posteridad. De ninguna manera. Selena decía cosas que vivíamos nosotros, que sentía cualquiera que pasa por la calle, trabaja en un negocio o estudia en una facultad. Selena era alguien como nosotros y eso mismo paradójicamente la hacía tan especial. Estábamos tan acostumbrados a las estrellas que se creen grandes divas, a que no tienen más que decir que la difusión de sus discos y de sus conciertos, a cantantes que ya se saben todo y que no tienen nada más que aprender, que el día que viene alguien y nos dice que tiene que seguir trabajando duro, que sigue soñando, que sigue teniendo objetivos, que espera ser en el futuro amada y querida por la gente, que no querría hacerse cirugías pues uno tiene que dar la imagen que se tiene y no otra, era ya muy novedoso … Una artista que dice, luego de protagonizar una telenovela con éxito, que antes de seguir actuando primero debe aprender más era todo un hallazgo, un ejemplo y algo que ya no se veía en los artistas por esos tiempos, y menos ahora. Y si así lo es ahora es tal vez porque ella no está entre nosotros, no está para decirnos que un modo de vida como el de ella es posible y que se puede emplear con éxito…

Yo estaba nervioso, muy nervioso. Debo confesar que había quedado subyugado por semejante figura y personalidad, y más que nada por la forma de hablar y de ver las cosas. Cuando hablaba de sus comienzos y decía que cantaba desde los 6 años, que por una decisión de su padre, que también era músico, decidió armar una banda con ella y sus hermanos que recreaban el restaurante que había comprado al efecto, que por una crisis el local había quebrado y que tuvieron que dedicarse de lleno a eso para, como dijo Selena, “llevar un plato de comida a la mesa”, me quedé pensando en lo sacrificado de su vida y en la tranquilidad con la que lo contaba, como si fuera normal y corriente lo vivido en todo ese tiempo. A veces creemos que por ser lo corriente, nuestros actos son los “normales” y que todo aquello que se diferencia de lo nuestro es raro y nos cuesta encontrar una explicación … Pero al contrario de lo que se suele hacer en estos casos, que es tratar de explicar lo “raro” y quedarnos sin respuesta, me puse en la mente de Selena y traté de entender su posición ante la vida y allí comprendí que para ella toda su vida fue “normal”, aunque supiera que los demás no hacían lo que ella vivía. Desde los 6 años vivió para la banda, desde los 8 comenzó a cantar en el restaurante de su padre y en cuanto lugar la contrataran, empezó a estudiar por correspondencia y vivía en un bus casi todo el año yendo de pueblo en pueblo .... Hasta recordaba la primera canción que cantó, que fue “Somewhere over the rainbow”, además de los clásicos en español “Sin ti”, “Reloj” y “La bamba”. ¿Cómo no iba a contarlo con naturalidad si siempre vivió así? ¿Cómo no iba a ser humilde y agradecida de la vida si ella llegó a donde estaba sin que nadie le regalara nada, sin que nadie le diera nada, teniendo que vivir cada día luchando para poder vivir normal y honestamente? Allá por 1994 Selena era una celebridad y ya podía darse ciertos gustos, pero también era cierto que hasta un poquito tiempo atrás ella vivía con todas las necesidades para poder sobrevivir y, si se podía, progresar. Me di cuenta de que para Selena lo que le pasaba era una bendición, pero también el fruto de su trabajo. Me llamó la atención que me dijera como novedadLe hemos puesto corazón y Alma. Todo es natural”, en contestación a la pregunta del secreto de su éxito. Para ella todo era un sueño y hasta ella misma lo decía cuando Selena misma trataba de describir lo que sentía. Me dio ternura el saber que se le podía pedir que cantara algo improvisadamente a capella y ella hacerlo incluso cantando mucho más de la cuenta. Cantó “Amor prohibido” y pude apreciar cómo amaba lo que hacía y la pasión que ponía al hacerlo. También pude apreciar que mientras cantaba nos miraba esperando la aceptación y el reconocimiento. Mientras cantó sentí que no volaba en ese instante ni una mosca y cuando decidió terminar no pudo evitar hacer una humorada al respecto: “No cantó más porque tendría que cobrarles…” y echaba una de sus clásicas risotadas que serían la música de esa calurosa tarde que, mientras ella estuvo, yo no lo noté. También pude apreciar que usaba sus risotadas como una forma de escapar de una situación tensa, incómoda, o que fuera producto de un equívoco o de una situación que provocara vergüenza. En un momento de los tantos que Selena no entendía algunas palabras producto de su pobre español, había que presentar un tema, “El chico del apartamento 512”. Yo anuncio el tema a medias ya que dejo que el número lo diga Selena para completar la presentación. Pero para mi sorpresa ella empezó a decir: “3 … ¡¡no!! ¡¡5!!” ... Creía que debía decir el número de track del cd. Cuando se percató de ello luego de las innumerables señas que le hacíamos para que entendiera su equívoco, echó a reír con ganas. Sentía vergüenza pero tan contagiosa y natural era su risa que no pudimos evitar reírnos con ella y dejar garbada así la presentación. Qué mejor forma que en ese error mostrar lo que generaba Selena en todos los aspectos de su vida…

Observaba a Selena y podía ver en ella la ilusión, las ganas de hacerlo todo ya y con todas las de la ley. Ponía mucho énfasis en repetir “Trabajo … Trabajo … Tenemos mucho por hacer”. Me encantó que dijera “van 14 años de trabajo y estamos aquí”. Me deleitaba ver que se sentía satisfecha de que empezaba a ver el producto de tantos sacrificios, de tantas privaciones, de tantas necesidades. Podía intuir que venía para ella la etapa de la concreción de sus sueños, de aprovechar el momento, de no dejarse estar, de sentir que tenía que estar lista para lo que el destino le tenía preparado. Recuerdo que con Consuelo le hacíamos preguntas básicas sobre los lugares en los que iría y ella no se contentaba con decir lo que ya tenía pautado para el futuro. Ya me parecía hasta lejano el hecho de que dijera que iba a ir a Argentina, a Paraguay y a Bolivia. Por un instante me preguntaba cómo la recibirían allí pues no dejaba de verla, a pesar de su fama y de ser sin duda una promesa y una segura estrella internacional, como una artista texana con un impresionante presente en México, en Estados Unidos y en Centroamérica. Y no había terminado de preguntarme por ello que ya la escuchaba hablar que desearía ir a Europa y hasta Oriente con su carrera de cantante … Era curioso … Consuelo le había preguntado si le gustaría ir a Europa, más que nada por placer y, eventualmente, por trabajo, algunos años después. Pero para sorpresa de todos Selena nos contaba que ella esperaba que con ese disco en inglés podría tener el éxito suficiente como para llegar a Europa y más lejos aún. Y se nos escapó por preguntarle por sus proyectos con la moda a través de sus locales de “Selena Etc.” ... Era lógico que se nos escapara pues recién estaba plasmando su pasión por el diseño abriendo el local de Corpus Christi y más tarde en San Antonio, mientras que lo de México y Monterrey estaba en proyecto … Lástima pues si se lo hubiésemos planteado nos hubiese contado más de una anécdota, más de un sueño, más de un proyecto. Pero con sólo hablar de su carrera como cantante nos mostraba que ella estaba lista para todo y con la idea de que no había tiempo que perder. Podía observar que Selena había esperado mucho tiempo para llegar a este instante en el que podía no sólo permitirse soñar sino plasmar sus sueños con sólo poner voluntad ... Y con el tiempo la sensación que siempre tuve es que Selena estaba a punto de pegar el gran salto, de empezar hacer todo lo que había soñado y que ahora la realidad se lo permitía hacer. Selena estaba en un momento en el que estaba asomando su naricita al mundo, un mundo que parecía abrirle las puertas para que ella hiciera y dispusiera a su antojo. Lo notaba en todo lo que contó de sus proyectos en todos los aspectos de su vida y se veía que lo tenía todo bien pensado … Seguir con su carrera musical, llegar al éxito mundial, explotar al máximo su negocio de “Selena Etc.”, ir por todo el mundo con su vocación y su pasión, mientras armaba su nueva casa para gozar de ella y pensar en tener niños cuando todo lo tuviera resuelto, cuando todos los proyectos que rondaban su cabeza estuvieran listos o en rodaje. La verdad que viendo lo que pasó tan poco después, lo que más pena me da es que hayan quitado de este mundo a una mujer con tantas ganas de hacer, con tantas ganas de trabajar, con tantas ganas de expresar, con tantas ganas de dar y de recibir cariño. Cuesta entender que el destino le diera semejante respuesta a tan nobles medios y objetivos de una gran mujer…

Pero quiero quedarme con esos lindos momentos, lindos momentos que son ahora pues en aquel momento los viví lleno de vergüenza, con mi cara toda colorada que denotaba lo mal que la había pasado. En un momento no sabía cómo decirle que estaba muy guapa sin que pareciera descortés o burda mi apreciación. Recuerdo que di vueltas y vueltas con la pregunta diciéndole que cómo hacía para mantener el cuerpo tan bien cuidado. Fue tan obvio lo que estaba haciendo que noté cómo Selena se reía pero mantenía las formas para contestar mi pregunta. Y lo hizo diciendo que ella no tenía necesidad de cuidarse, por suerte, y que comía de todo sin restricción. Cuando pensé que había zafado de la situación, Consuelo intervino de un modo irónico felicitándome sobre mi “forma elegante” de decirle que era muy bella y que tenía un lindo cuerpo. Todos rieron pero más lo hicieron, sobre todo Selena, cuando se me dio por preguntar por el anillo que tenía puesto, suponiendo que ella me contestaría, en el mejor de los casos, que estaba comprometida … Quedé pasmado cuando me dijo que estaba casada y que su esposo estaba a pocos metros de ella. Yo no quise ni mirar. No es que yo iba a hacer algo indebido ni a intentar nada, pero sabía que había quedado en evidencia de que no sabía de su condición de casada y de que el sólo hecho de que ello quedara a la luz podía interpretarse que yo tenía “ilusiones”. Quise rápidamente cambiar de tema, como lo había hecho con el tema de su cuerpo preguntándole por su familia, pero no podía. Comencé a trabarme, no podía hilar dos palabras seguidas, quería que la tierra se hundiera y me llevara rápidamente al centro de ella sin escalas. Me sentía tan avergonzado que Selena no pudo evitar reírse mientras me decía. “¡¡Te has puesto todo colorado!!”. Me sentí pillado por mis pensamientos, pero por suerte Selena acabó allí con el chiste y me permitió no sólo seguir con la entrevista sino con ello sentirme más seguro. Es que así era Selena …Con el tiempo comprendí que había hecho ese comentario gracioso precisamente para descomprimir la situación, para que no me sintiera tan angustiado ... Lejos estaba en mí hacerle sentir incómoda a Selena ni insinuarle nada. Pero era obvio que, como tantos, había quedado impactado con Selena y no lo podía disimular. En definitiva, no estaba haciendo algo muy distinto de lo que hacían todos los que la admiraban. Incluso Consuelo así lo entendió y por eso se autolimitó con los chistes y no siguió con determinadas situaciones que me harían incomodar más. Es que ella me conocía y, más allá de que habíamos entrevistado a muchos aristas, nunca me había visto así. Por eso en algún momento le comentaba a Selena sobre mis reacciones con la llegada de otras artistas, que eran iguales o peores que en esa oportunidad. Trataba de decirle de que yo era siempre así y actuaba del mismo modo con todas las chicas que pasaban por la radio. Buscaba que Selena pensara algo que era evidentemente incierto y que Selena misma se daba cuenta. Es que todos entendíamos muy bien de qué se trataba todo, aunque yo lo experimentara por primera vez, aunque Selena estuviera tan acostumbrada a ver estas escenas, a pesar de las chanzas de Consuelo. Nunca perdí la frialdad y el profesionalismo para preguntar, pero no pude evitar demostrar que estaba con alguien sin igual, y que su propia figura acaparara el lugar haciéndolo propio, aunque ella nunca tuviera intenciones de avasallar a nadie ni de actuar como una usurpadora. Su cariño, su sencillez y su talento hacían que todo fuera posible, que no había límites para soñar y para cumplir con dichos sueños. Selena hacía fácil lo que parecía tan difícil. Sentí que iba a ser muy difícil olvidar a alguien como Selena, pero me consolaba con pensar que habría una nueva oportunidad para verla, para entrevistarla en otro momento de su carrera, cuando ella fuera toda una estrella. Nunca me imaginé que el sentir la sensación de que iba a ser casi imposible olvidarme de Selena me acompañaría toda la vida…

Uno está acostumbrado a que por allí si a algún artista se le pregunta por sus preferencias aproveche para quedar bien con alguien o por el contrario para criticar a otros. Con Selena era imposible ello, y eso que le hicimos preguntas para que se explayara si quisiera. Y no es que salía con evasivas o con frases superficiales. Muy por el contrario, ella pensaba bien, indagaba en su interior y respondía con lo que sentía. Recuerdo que cuando le preguntamos por los lugares en los que la habían recibido mejor, ella lo pensó, se notaba que tenía la respuesta a ello, pero no quiso expedirse al respecto. Más bien quiso dejar en claro que no era bueno herir susceptibilidades diciendo los lugares de su preferencia o en los que para ella la habían recibido mejor, máxime pues ella siempre sintió calidez en el público y un extraordinario recibimiento en todos los lugares en los que fue. Alguna vez había visto que, en una emisión del programa “Órale Primo”, Jesús Soltero le remarcó a Selena si prefería el público norteamericano o el mexicano en sus conciertos, siendo que el último era más efusivo a la hora de manifestarse, cantar y participar en los conciertos. Y aunque Selena en parte admitía esto, enfatizaba que valoraba a ambos públicos pues cada uno manifestaba a su manera su admiración. Selena siempre hablaba con mucho Amor no sólo de su público sino de su banda y dejaba bien en claro que el éxito de ella era fruto de un trabajo en equipo. Cuando le preguntamos por la elaboración de la canción “Techno cumbia”, al cual le remarcamos que nos parecía una rareza pues no era lo que usualmente escuchábamos, ella decía que su hermano A.B. había compuesto el tema tratando de incorporar nuevos ritmos y la música que todos ellos solían escuchar, y que los más jóvenes veían muy bien la incorporación del rap, del reggae y del pop en sus temas. Selena remarcaba su gran respeto no sólo por su hermano sino por toda su familia a la que tomaba como ejemplo y a la que respetaba su opinión a la hora de tomar decisiones, más allá de que muchas veces tomara caminos contrarios a los sugeridos. Cuando hablaba de su familia como de ella misma, me sorprendía la forma de valorar las cosas y de lo que le gustaba o rechazaba, más en la posición en la que estaba. En aquellos momentos circulaba mucho por México el rumor de que Selena se había hecho alguna cirugía. Era más que obvio que se lo íbamos a preguntar. Ya avanzada la entrevista, Consuelo se animó a preguntárselo, más allá de que esperáramos que lo negara, entendiendo que lo más importante eran los gestos que hacía ante la pregunta o qué argumentos esgrimiría. Pero para nuestra sorpresa, luego del énfasis de Selena de que ella no se había hecho ninguna cirugía, explicó que no sabría si se la haría en el futuro, que si por ella fuera no se haría nada, pero entendía hacerlo si por allí alguien que ella considerara importante se lo pidiera para que se viera mejor. Cuando dijo ello, inferí que se refería a su esposo o tal vez a su padre en su condición de manager, quien tal vez se lo podría sugerir para que se viera mejor en diferentes países o ante las fotos promocionales que debían enviar por todo el mundo o a través de los años. Pero como fuere me llamó la atención su respuesta, pues no era usual que una estrella como ella pensara que había que aceptar la figura que se tuviera con el paso del tiempo, y que era mucho mejor llegar a viejo y ser respetado como tal en vez de lucir joven a base de cirugías, pero no tener ni el cariño ni el respeto que ella sabía que tenía. Creo que sabiendo la historia de Selena y como llegó a ser tan querida y exitosa se comprende la respuesta. Ella sabía que buena parte de su éxito se basaba no sólo por sus hits sino por lo que era apreciada y admirada. A veces cuando veo en la actualidad cómo se venera el culto a la juventud y cómo hasta los mismísimos jóvenes se hacen cirugías pues no aprecian sus figuras me pregunto si todos pensarían lo mismo estando Selena con nosotros, tan exitosa y con un ejemplo de vida tan opuesto al actual. A veces pienso que nada es casualidad en la vida. Si la humanidad estaba condenada a este culto de la superficialidad y al no respeto por la persona, Selena no tendría cabida en este mundo o estaría alejada de todo haciendo vaya a saber qué, pero aún así me imaginaba que Selena estaría feliz, muy feliz, porque ella, por sobre todas las cosas, era un ser maravilloso y contagiaba con su gracia, y con su forma de ser y de actuar…

Creo que sólo el que ha tenido la dicha de conocer a Selena en persona puede saber la dimensión de su humanidad, de su solidaridad, de su humildad, de su don de gente. Hoy en día se pueden ver por Internet muchas cosas de ella, no sólo conciertos sino entrevistas, que son muy valiosas para que se pueda ver lo transparente que era, lo bondadosa que era, lo graciosa que era y que personas así de verdad existían aunque no se creyera. Pero en aquellos tiempos no se tenían esas facilidades y si no se la veía por televisión o en concierto se perdía mucho de su magia. Y encima Selena se nos fue muy pronto … Por eso cuando ocurrió lo que ocurrió fue una buena idea la de hacer una película que diera cuenta de lo que significaba Selena, más allá de que se coincidiera o no con lo que se mostraba y se decía … Pero fue tan fuerte el efecto de aquel filme que no podemos evitar, cuando hablamos de ella, de tomar como referencia lo que se dijo y se mostró en esas imágenes. Yo creo que si hoy se volviera a hacer una película sobre ella deberían tomarse las imágenes de Selena y mostrar, sólo mostrarla … Así, cuando queramos hablar de algún aspecto de Selena, incluso el más doloroso, podamos tomar como referencia a ella misma y no lo que se dice de ella en una película, en un informe, en un programa de televisión conmemorativo … Sólo viéndola a Selena, sólo observando a Selena podremos entender lo que ella era, lo que sentía ella y lo que significaba para todos. Yo aún recuerdo que cuando terminamos el reportaje le pedimos que colaborara con nosotros grabando una nueva introducción y despedida pues lo íbamos a presentar a los oyentes en dos partes. Ella aceptó sin chistar y se dispuso a leer las partes que le correspondían y a responder a nuestros saludos. Yo me había dispuesto a saludarla en esa eventual segunda presentación, pero una vez que ella contestó yo me dispuse a hacer la despedida de los oyentes. Selena no sabía que se iba a hacer así, por lo que al ver que yo me despedía de ella miró a Consuelo con un gesto como diciendo “¡¡qué apurado va!!”. Cuando yo terminé mi parte y esperé que Selena dijera lo suyo no pudo evitar reírse y expedirse al respecto. Entre risas llegó a decir: “Ustedes sí que trabajan muy curiosamente…” y de inmediato se dispuso a hacer todo: hizo los copetes, grabó más de una vez los escritos si no lo hacía bien, nos firmó a todos autógrafos (en mi caso, en el disco “Amor prohibido”), ensayó todas las partes que le tocaban y escuchaba todas las instrucciones que le daba el productor para hacer todo bien. En el medio de todo ello, noté que estaba inquieta. Hacía calor en el estudio pero ella temía que estuviera enferma o algo así. Selena no decía nada pero yo lo noté pues se abanicaba con la mano y luego se tocó la frente. Como notó que no tenía nada, pero se seguía sintiendo rara, vio al productor que estaba agachado al lado de ella haciendo unos escritos para que Selena leyera. Entonces ella aprovechó el momento, le tocó la frente y luego comparó con la suya. Recién allí se quedó tranquila pues notó que todo estaba normal. Y lo que más me llamó la atención es que nadie se alarmó porque ella hiciera eso ni a nadie se le ocurrió hacer alguna pregunta por esa situación ... Se trataba de Selena, y las palabras y preguntas sobraban…

Creo que si me tengo que quedar con una imagen que refleja el espíritu inquieto de Selena fue en un momento en el que ella no entendía en español qué quería decir “estar molesto” y nos lo preguntó. Ella sabía que en inglés era sinónimo de estar enojado pero notaba que en español tenía también otro significado. Es como decir la palabra “coraje”, que para nosotros significa estar muy enojado pero que en otros países de Sudamérica es sinónimo de valor. Resultó gracioso cómo todos tratábamos de explicarle a Selena que “estar molesto” también se aplica a pedir permiso para pasar a algún lugar o para requerir la atención de alguien en un determinado momento. Pero lo que más me quedó de ese momento es la inquietud de Selena por saber, por aprender, por no quedarse atrás sin comprender. Todos sabíamos de su español limitado y lo comprobamos más de una vez cuando ante determinadas palabras que le decíamos ella preguntaba “¿Qué es eso?” y nosotros teníamos que explicarle lo que era o usar un sinónimo. Pero lo cierto es que ya Selena hablaba muy bien el español respecto de otros años en los que casi no lo hablaba, pero aun así no se contentaba. Quería saber más. Pocas veces había visto a alguien que hasta en el más mínimo detalle buscaba aprender y saber…

Por eso cuando me encuentro con alguien que, ante cada homenaje a Selena, dice: “¿Pero por qué siguen hablando de ella, por qué no la dejan descansar en paz?”, yo sólo les digo: “¡Cómo se ve que no la has conocido a Selena! Yo tuve la dicha de conocerla ... Si tú hubieses tenido la misma dicha que yo, entonces entenderías por qué seguimos recordando a Selena, por qué no la podemos olvidar, por qué la seguimos esperando a pesar de esta cruda y densa realidad de su ausencia…”.

(Creo que cualquiera que haya sentido lo que nos ha transmitido Selena no la va a poder olvidar jamás ni lo querrá hacer. Aunque no lo hubiese dicho nunca, todos sabemos con sólo observarla qué era lo que ella quería para sí y para los demás. El que termina queriendo a Selena no la quiere olvidar nunca, quiere recordarla siempre, quiere decirle al mundo lo que ella significa para uno, pues dejarlo de hacer significaría que se nos ha ido … Y Selena sin duda no se ha ido ni se irá jamás…)

Yo sólo quiero, Selena, que el mundo sepa lo que eras. Yo sólo quiero que todo el mundo te dé el Amor que tú misma les supiste dar a todos en tan sólo 23, casi 24 años…

Te quiere mucho, te querrá siempre…





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