Los sueños no siempre sueños son, Selena…


“¡¡Por favor, haz algo, hazlo ya!! Ella corre peligro. Te estamos avisando desde un lugar … desde un lugar en el tiempo. ¡¡Esa mujer la quiere dañar!! Se la está llevando a algún lado … engañada. ¡¡Haz algo!! ¡¡Haz algo para evitarlo!! ¡¡Adviértele!! ¡¡Avísale!! ¡¡Pregúntale!!…”. Tomás se sobresaltó de ese horrible sueño. Era un llamado desesperado … tan real … tan vívido … Era extraño .... Era extraño que Tomás tuviera ese sueño en ese momento. Él estaba feliz, muy feliz. El día anterior le habían avisado que Selena iría a su escuelita, la hermosa escuela de los afamados San Antonio Spurs, a mediados de marzo y tan sólo faltaban 15 días para ello. Tomás tenía 14 años y estaba locamente enamorado de Selena. Era decididamente su primer Amor, su Amor imposible, su Amor platónico, ese Amor ideal que todos quieren tener y alguna vez tienen. Y ese Amor era reciente, ya que comenzó a ser admirador de Selena desde hacía unos meses cuando tuvo ocasión de verla en el concierto del Far West Rodeo en Monterrey. Él la había comenzado a seguir cuando había salido el disco “Amor prohibido”. Sabía de ella, obviamente, y la admiraba como todo buen texano, pero tenía cierto prejuicio hacia ella o hacia los que la seguían, pues pensaba que sólo era “música para mujeres”, por lo que le daba cierta vergüenza seguir su música y más aún cantarla. Y ni qué hablar de comprar sus discos. Pero cuando escuchó ese disco en el que Selena lucía tan linda y sensual, no pudo evitar escucharla, admirarla, comprar sus otros discos y tararear sus canciones. Con el tiempo, se quitó ese prejuicio que tenía sobre ella y sobre sus fans. Cuando empezó a admitir que le gustaba Selena, notó que sus compañeros varones del colegio también la admiraban, y con el tiempo supo que gente mayor, jóvenes, adultos, niños y niñas la querían por igual. Eso le dio a Tomás tranquilidad para incluir a Selena en sus conversaciones y de hablar de ella ante su familia. Él era hijo único, por lo que no tenía a un hermano con quien compartir sus gustos y su música. Sus padres eran gente importante en la ciudad y que soñaba con que alguna vez su hijo fuera universitario pero a la vez estrella de los Spurs. Les importaba eso, pero no lo seguían mucho en el tema de Selena aunque siempre lo alentaron en todo aquello que a Tomás le gustara, porque el poner algún reparo les hubiera generado alguna culpa ya que buena parte del tiempo lo dejaban solo o a cargo de una institutriz. También por eso no se opusieron cuando unos primos de Monterrey lo invitaron a pasar navidad con ellos, máxime pues sus padres ni estarían en el Estado de Texas por esas fechas por su labor de diplomáticos. Los primos de Tomás sabían de sus gustos, por lo que lo recibieron en Monterrey con unos boletos para ver a Selena en el concierto de Far West Rodeo poco antes de fin de año. En ese concierto Tomás se recibió de fan de Selena. Hasta allí la admiraba por sus canciones, y por lo que ella despertaba con su sentimientos expresados en su tremenda y sentida voz … Pero cuando la vio … Quedó estupefacto. Nunca había visto a una mujer así, a una cantante así, a una artista así. Tomás estaba en una época y en una edad en la que empezaba a creer que ya había visto lo suficiente como para decidir lo que era bueno y lo que era malo, lo que valía la pena y lo que no, lo que era digno de ser aprobado y lo que definitivamente debía ser repudiado. Hasta Selena, su música y los artistas que Tomás admiraba eran bien distintos de Selena. Cuando pensó que tenía definido su camino musical, apareció Selena y empezó a cambiar sus gustos. Hasta pensó que él mismo no había cambiado tanto o que sus prejuicios hacia Selena eran grandes cuando escuchó a ella interpretar “Ya no”. Incluso siempre deseó, luego de escucharla cantar ese tema, verla en vivo interpretándola. Sabía que en el concierto del Houston Astrodome de 1994 la había cantado y deseaba con locura que la interpretara esa noche, pero para su desilusión eso no ocurrió, pero en eso reparó después, cuando se pudo recuperar de semejante performance. El verla en vivo a Selena le generó a Tomás miles de sensaciones. Sólo podía pensar en innumerable palabras y adjetivos que expresaban su sentir: voz, talento, personalidad, carisma, pasional, exultante, maravillosa, bella, increíble. Para Tomás, Selena era algo único que sólo se podía explicar viéndola. Que nada podía explicarse si no se la apreciaba en ese ámbito que dominaba tan bien, como lo era en el escenario. Nada de lo que él haya escuchado y visto de Selena en algún video podía explicar la magnitud de lo que significaba ella en realidad cuando se la veía en vivo. Selena era para él tan genuina, tan versátil, tan auténtica, que nada podía compararse con ella. Podrían haber miles de artistas mejores que ella, podían haber miles de cantantes mejores que ella, podían haber mejores bailarinas que ella … Pero como Selena … Como Selena no había nadie. Tomás estaba seguro de que nada podía compararse con Selena, ni nadie podía asemejársele, pues esa artista que estaba en el escenario era ella misma y no alguien que hacía de ella o actuaba de Selena. Tomás sentía que Selena era una mujer que simplemente expresaba sus sentimientos en el escenario, que sentía lo que estaba cantando, que no le estaba mintiendo, que Selena sólo le expresaba lo que sentía en cada canción … Y era tan real, tan conmovedor, tan genuino, que todo ello convertía a Selena en una artista única, irrepetible, inigualable. Tomás la veía a Selena con ese hermoso vestido azul moviéndose con gracia de un lado para otro haciendo volar su pelo largo y lacio con flequillo, y él no podía resistirse. Si a él le quedaba alguna duda, si aún por ese entonces quería explicarse por qué se sentía tan atraído por Selena y por qué lo estaban tantos otros, en esa noche todas sus dudas quedaron totalmente disipadas. Selena les cantaba con el corazón y les llegaba al corazón de todos. Cuando se retiró de aquel recital no paró de hablar de ella. Quiso ver si acaso a la salida la podía ver para decirle lo que sentía en aquel momento y para pedirle que en el futuro incluyera el tema “Ya no” en su repertorio. Pero desistió de hacerlo pues era muy tímido y porque no quería molestarla. La empezó a admirar tanto a Selena que no quería manchar esa imagen mágica que tenía de ella luego de verla en el escenario protagonizando tediosas esperas a la salida del concierto y protagonizando inútiles peleas con otros fans para obtener el “saludo exclusivo”. Tomás no quería empañar esa noche creyendo que tenía que tomar un protagonismo que no tenía y ocupando un lugar que no le correspondía. No quería molestar a Selena en un terreno que no tenía por qué ocupar y no quería aparecer como un fan exacerbado que sólo quería pedirle cosas a Selena. Sólo le quería agradecer. Sólo quería decirle lo que representaba para él y que contara con lo que sea para siempre…

Por eso no entendía Tomás ese sueño. ¿Por qué había tenido esa pesadilla? Él estaba feliz, sólo feliz, nervioso y expectante por lo que haría cuando tuviera a Selena tan cerca. No entendía ese sueño. ¿Quién era la que corría peligro? Pronto Tomás se decía de que no se preocupara, de que sólo se trataba de un sueño … pero es que sonaba tan real ... Parecía un mensaje del futuro y que iba dirigido a él. ¿Y qué podía hacer él si no sabía a quién debía salvar y por qué, qué debía avisar, de qué debía advertirla? … Cuando su maestra les avisó que vendría Selena, les dijo que preparan cosas para ella, escritos, preguntas, lo que sea, pues ella estaría allí para fomentar la vuelta de los niños al colegio, por lo que, más allá de disfrutar de su presencia y de un pequeño concierto que les brindaría, sería lindo que le preguntaran por su labor no sólo como artista sino por sus obras benéficas. Su maestra les dijo que Selena estaba haciendo obras en defensa de los niños y en defensa de las mujeres que recibían maltratos. No les prometía que todos podrían tener contacto con ella, pero sí que disfrutarían del momento. Aun así les pedía que tuvieran preparado algo si se les presentaba la ocasión. Tomás siguió las instrucciones de su maestra, pero fue más lejos aún. Tomás quería tener todo listo por si se le daba la oportunidad de preguntarle algo, de demostrarle todo lo que sabía de ella, todo lo que la admiraba. Para Tomás era un momento increíble. ¡¡Vería a Selena en el momento en el que más la admiraba!! No podía ser más oportuna esta visita de Selena. Estaba nervioso, exultante. A sus compañeros les preguntaba si estaban preparados para la visita inminente de Selena, les decía todo lo que estaba haciendo por ella, todo lo que sabía de Selena, todo lo que la admiraba, máxime después de aquel concierto del Far West Rodeo. Sus compañeros se reían de él pero lo respetaban por su genuina admiración a Selena. Lo veían tan entusiasmado, tan contento, tan alegre, que no le podían decir nada malo sino acompañándolo con sus alegrías, salvo alguna que otra chanza, pues ellos también la querían. Tomás había ido al local recientemente inaugurado de “Selena Etc.” en San Antonio y se había comprado una remera que había visto lucir a Selena en la promoción de su local en Corpus Christi que hiciera en el programa “Padrísimo”, mas no se lo puso. Ni siquiera se la probó. Daba por descontado que le iría bien en talle. Sólo abriría la funda que la cubría y se pondría la remera cuando llegara el gran día. Temía que se le arrugara o que se le manchara si se la probaba antes. Mientras tanto se había hecho una carpeta con todos los datos de Selena: sus discos, sus temas, sus conciertos. Con la ayuda de sus primos había conseguido infinidad de fotos de Selena y con ellas ilustraba cada concierto, cada canción. Si no conseguía una foto que fuera puntualmente de un concierto o de un disco, se las ingeniaba para poner otra parecida que la identificara con esos eventos. También había logrado las fotos de Selena en los comerciales de Coca-Cola, Shampoo Agree y Nextel. Se había conseguido todos los afiches y todos los textos que acompañaban a las campañas de Selena en favor de la concurrencia de los niños al colegio y en contra de la violencia contra la mujer. Cuando tuvo suficiente material, convenció a su maestra para hacer una clase especial en la que se ilustrara a todos los integrantes de su división sobre la importancia de saber sobre esos temas. Como el trabajo era tan bueno, tan ilustrativo y tan bien documentado, su maestra elevó la propuesta a las autoridades del colegio de los Spurs. Ellos no sólo lo aceptaron, sino que impusieron un día para dar esa clase a todas las divisiones del colegio y esa jornada sería el día en el que viniera Selena. Les pareció a ellos una idea genial que Selena pudiera ver que todos habían hecho algo productivo con su obra. Las autoridades del colegio y la maestra encomendaron a Tomás para dar todo lo que había hecho y enseñárselo a todos los maestros del colegio, quienes a su vez coordinarían la difusión del material con algunos alumnos de cada clase. Tomás, por supuesto, se encargaría de la coordinación de su grupo junto con otros alumnos que él mismo elegiría. Fue tanta la dedicación de Tomás que hizo un collage especial con cada tema de Selena. En cada uno de ellos había un regalo que tomaría Selena y que tendría que ver con el significado de cada tema. En “Como la Flor” había adornado la letra de la canción con esas flores de plástico de la que hablaba el tema y Selena podía tomarlo, si quisiera. Lo mismo había hecho con “La tracalera”, en la que había hecho un enorme mapa de Texas en el que figuraban las ciudades que eran mencionadas en el tema unidas con una flechita que marcaba el recorrido del protagonista de la historia con el dibujito muy artesanal del hipotético auto en el que iba. En “Si una vez” había puesto un collage con un montón de fotos de Selena en diferentes poses interpretando el tema. Tomás estaba fascinado con esa canción, pues no podía creer las diferentes formas de interpretación que Selena había realizado para cantar la misma canción, a tal punto que aunque a él le parecía mejor la interpretación en el Houston Astrodome del 26 de febrero de 1995, la mayoría de las interpretaciones que Tomás llegó a ver le parecía sencillamente maravillosa, como casi todas las hechas en la Feria de Monterrey y de cuyas fotos las consiguió por sus primos. Tomás no sólo se había tomado muy en serio su tarea, sino que lo hacía con alegría, con entusiasmo, con ganas de que Selena se alegrara y se emocionara con tal recibimiento. Para Tomás esta visita de Selena debía ser la mejor excusa, el mejor motivo para hacerle el mejor homenaje, la mayor muestra de agradecimiento que Selena hubiera recibido jamás. Hasta había encargado para esa fecha el mejor ramo de flores blancas -las flores preferidas de Selena- bien trabajado y con la mejor presentación. Selena no debía olvidarse jamás de aquella visita a la escuelita de los San Antonio Spurs. Ésa era la consigna de Tomás, y hacía allí se encaminaban él y todo el colegio…

“¡¡Por favor, escúchame!! ¡¡Haz algo!! ¡¡Hazlo pronto!! ¡¡Hazlo ya!! ¡¡Pregúntale!! Pregúntale por qué viene desatendiendo sus negocios. Pregúntale por qué está dispersa, distraída, desconcentrada. Pregúntale qué le perturba, qué la ha hecho detener en su marcha. Pregúntale por qué no está con la misma sonrisa, por qué no ríe cómo antes. Pregúntale por sus proyectos, pregúntale qué es lo que quiere hacer con su vida artística, con sus sueños, con todo lo que ha soñado hacer. Dile si acaso no está retrasando sus proyectos, si hay algo que no funciona bien. Dile si su padre tiene un enfrentamiento con alguien que la perturba mucho, que no sabe bien qué hacer con ese pleito. Dile cómo anda todo con su club de fans, dile si está conforme con la presidenta de aquel club. Si ves que duda, dile que no la escuche, ¡¡que no vaya a verla a ningún lado sola!! Dile que es más peligrosa de lo que ella supone, dile que el padre no sabe muy bien con quién se mete, que esa mujer es capaz de cualquier cosa, que es capaz de hasta…”. Tomás volvió a levantarse sobresaltado. No llegó a escuchar lo último. No pudo escuchar en ese sueño o supuesta pesadilla qué era capaz de hacer aquella mujer. ¿Pero quién era esa persona? ¿A quién quería agredir? ¿Quiénes eran las protagonistas de esa historia siniestra? Tomás estaba sumamente perturbado. Estaba como la protagonista de ese sueño, de esa pesadilla, de ese mensaje de alguien. Si no pensaba que era un horrible sueño, Tomás estaba convencido de que era un mensaje de alguna persona, de un llamado desesperado del futuro. Sí, Tomás cada vez estaba más que convencido de ello, pero también era cierto que era un sueño. ¿Qué era entonces realmente? ¿Era un mensaje desesperado del futuro en forma de sueño? ¿Y cómo lo lograrían hacer? ¿Y por qué él? ¿Y para qué? La mente lógica de Tomás le impedía imaginar que eso era posible. “Alguna vez me dijeron que nadie puede volver atrás en el tiempo, que no hay modo de contactarse ni con el pasado y menos con el futuro. Una tía me dijo que es como tirar bolitas hacia el pasado para ver si las recibe alguien. Si eso fuera posible, la gente del pasado ya las hubieran recibido. Y como ya se sabe, eso no ocurrió”, se decía Tomás, pero también él sabía que antes se pensaba que el hombre no podía ir a la luna, que se pensaba que el sonido de un trueno era un mensaje de Dios, que no había forma de comunicarse con todo el mundo al mismo tiempo. Y ese pensamiento ya forma parte del pasado. ¿Por qué entonces no pensar que hay una forma de ir al pasado o al futuro, o al menos que se puede establecer una comunicación? Tomás quería contárselo a alguien, pero temía que lo tildaran de loco, que le dijeran que debía descansar pues estaba muy excitado con el tema de Selena, que los sueños, sueños son y nada más. En los días sucesivos Tomás estaba más que desconcertado con esos avisos que por suerte no eran de todos los días, por lo que, para contrarrestarlos, cubría su mente llevándose cada vez más trabajos y teniendo cada vez más responsabilidades en el tema de los preparativos para recibir a Selena. Había organizado todo, había logrado que sus compañeros le hicieran todo lo que les pidió y notó con alegría que la Escuela de los Spurs en pleno estaba avocada en la tarea de darle el mejor recibimiento a Selena. Cuando habían llegado al día anterior a la venida de Selena, la maestra de Tomás lo encontró en un rincón del aula mirando silenciosamente los dibujos, los carteles, las proyecciones preparadas, los motivos florales, las carpetas y todo lo hecho para recibir a Selena con todos los honores. La maestra al principio no se inquietó, pero cuando lo saludó, y éste seguía como ido y sin contestarle, como no dando cuenta de su presencia, se acercó a Tomás y le dijo: “¡¡Hey, Tomás!! ¿Acaso no has escuchado mi saludo, no has notado mi presencia? ¿Acaso no estás contento con lo que le hemos preparado a Selena? Si has notado que falta algo no tienes más que decírmelo…”. “No se preocupe, señorita. Está todo bien, más que bien. Todos han cumplido con mi pedido. No puedo sentirme más que halagado. Me sentí como si me hubiesen dejado ser el director del colegio por un día y todos me respondieran sabiendo de mi autoridad, pero también entendiendo mis nobles intenciones. ¿Qué más puedo pedir?”, le dijo Tomás con una mueca de resignación. “Que te escuchen … Tal vez quieres que alguien se dé cuenta de que algo te pasa y que te escuche sin preguntar nada. ¿Acaso no es eso le que vienes pidiendo desde hace un tiempo? Mira que algo raro vengo notando en ti desde hace unos días a pesar de todo lo que vienes haciendo por Selena…”, le dijo su maestra acercándose a Tomás mientras le tomaba de las manos. “Puedes confiar en mí. Lo que me digas no se lo contaré a nadie. ¿Es por lo de Selena? Tal vez quieres recibirla personalmente antes ... ¿Acaso quieres posponer el recibimiento pues piensas que falta algo? Sólo tienes que decírmelo. Selena lo entenderá si se lo decimos…”, le aclaró su maestra para que Tomás se sintiera con más confianza para hablar. “No, señorita, no es nada de eso. Al contrario. Si hay algo que vengo deseando desde hace unos días es que Selena esté aquí y que la sorprendamos con todo lo que le hicimos. Lo único que deseo en la vida es ver a Selena feliz y que note todo lo que la queremos con un lindo homenaje … Pero no es ése el problema. El problema es otro … Hace un tiempo que vengo teniendo unos sueños raros, unas pesadillas terribles. Estos horribles sueños me vinieron ahora, durante los preparativos para la visita de Selena. Se lo aclaro para que no me diga que estas pesadillas son producto de la tensión y del estrés que me está produciendo todo este trabajo. Es que son muy reales esas voces, esas alarmas. En esos sueños escucho a gente que me advierte de que alguien corre peligro, un serio peligro. Que esa persona será atacada o algo así. Me pide que le pregunte cosas, que le avise de otras. Me dice que la advierta del peligro en el que está, que le pregunte por qué está preocupada, por qué está postergando sus proyectos. Me dice que la advierta de su presidenta de su club de fans, que le diga a su padre que no confíe tanto en sus fuerzas pues se llevará una terrible sorpresa. El problema, señorita, es que no sé quién esa persona que recibirá la agresión, y por qué yo podría salvarla con preguntas y advertencias. Créame, señorita, que aunque lo soñé estoy seguro de que es un mensaje, una señal, una advertencia del futuro. Siento como si se me instalara gente a los gritos en mi casa para decirme que haga algo por alguien que no sé quién es, pero que yo sólo los puedo ayudar pues ellos no pueden hacer nada … tal vez porque están en el futuro y saben lo que sucedió. ¿Lo cree posible, señorita? ¡¡Ayúdeme, ayúdeme por favor!! No crea que estoy loco. Si quiere, haga como que esta charla no existió y todos seguimos como si nada. Le juro que durante la bienvenida a Selena yo no haré nada raro, ni hablaré con nadie de este tema. Lo que menos querría es que se arruine la fiesta. Ya veremos cómo sigue la historia, mi historia…”, le dijo desesperado Tomás con su cara de ruego buscando que su maestra lo entendiera. La maestra de Tomás se quedó seria con la mirada perdida. Había algo en el relato de Tomás que le resultaba familiar, muy familiar. Luego miró a Tomás y le dijo: “¿Nunca escuchaste el nombre de la persona a la que atacarían? ¿Ni un indicio? ¿Nada que te haga presumir de quién sería atacada, tal vez hasta asesinada, y por quién?”. “¿Asesinada? ¿Eso pasará? A pesar de las advertencias no me imaginé esa posibilidad. ¿Usted sabe algo de esto? ¿Usted también lo soñó?”, le preguntó alarmado Tomás. “No … No … Sólo lo supuse de tu relato … ¿Entonces no sabes de la agredida ni de la persona que la atacará?”, insistió la maestra. “No … ¡¡Ah, sí!! Creo que se lo dije antes … Aparentemente la atacante es la presidenta de su club de fans … Pero nada más. Puede ser cualquiera, una actriz, una líder social, una cantante, ¡¡cualquiera!! Hasta una política tiene su club de fans. ¿Cómo saber de quién se trata y cuándo sería esto? … ¿Entonces me cree en lo que pienso? ¿No me toma por un loco? Aunque si usted piensa lo mismo, entonces seguiré así de preocupado. ¿Usted me entiende qué se siente que algo puede pasar y no poder evitarlo?”, le dijo Tomás totalmente confundido. La maestra lo abrazó compulsivamente mientras miraba al techo con preocupación y apretaba fuertemente su boca para no exteriorizar lo que sentía en ese momento. “¡¡No, Tomás!! No te preocupes. Yo … Yo pienso que es un sueño, una fea pesadilla. Pero tenme al tanto, pues uno nunca sabe ... Quiero que sepas que cuentas conmigo y que para nada te tomo como un niño que tiene alucinaciones. Igualmente, no hay que descartar que la tensión de los preparativos y de la venida de Selena esté influyendo en ti … Por lo pronto, ve a descansar, duerme bien y piensa sólo en lo que pasará con Selena mañana. ¿Me lo prometes? ¿Lo harás? Y si te viene nuevamente algún sueño me llamas de inmediato. No importa la hora y el momento. Tú me llamas sin dudar. ¿Lo harás, Tomás?”, le dijo la maestra tomándolo de los brazos y mirándolo fijo a los ojos. Tomás la dejó tranquila prometiéndole que así lo haría y le pidió si acaso podía corroborar con ella que todo estaba en orden, si todo lo preparado era un digno recibimiento a Selena. Tomás y su maestra revisaron todo y notaron que todo estaba bien. Ambos se prometieron que chequearían lo que tenían preparado ellos mismos en forma individual y se despidieron. Tomás se fue contento a su casa, por lo que la maestra se quedó tranquila de que al menos por un tiempo no estaría tan preocupado. Pero ahora la que se sentía tensa era ella. Había algo en ese relato que no le gustaba, acaso porque percibía algo en ello, acaso porque ella misma había tenido esos sueños, esas señales. La maestra sintió que algo debía hacer por Tomás, por esa mujer, por ella misma y por esas señales. Mientras tanto, Tomás se fue a su casa y lo primero que hizo fue tomar aquella remera de Selena que se compró para dejarla bien a su vista a la hora de partir al otro día a la Escuela de los Spurs y darle la mejor fiesta a su Selena. Ya era tarde y cuando iba a tratar de dormir sabiendo que le sería muy difícil, sonó el teléfono de su casa. Tomás fue a atender antes de que lo hicieran sus padres que se habían acostado tempranísimo para afrontar otra jornada de grandes responsabilidades. Para su sorpresa notó que era su maestra. Tomás pensó en lo peor, pero pronto se dio cuenta de que la noticia le daría la mayor de las alegrías. “No sabes, Tomás, la sorpresa que te tengo preparada. Hablé con Selena. No me digas cómo lo logré, pero la ubiqué, la llamé y pude hablar con ella. Le dije que quería que antes de entrar a nuestra escuela te recibiera a ti, pues eres el gran responsable de la organización y su máximo admirador. ¿Y a que no sabes qué? Me dijo que con todo gusto hablaría contigo, que era un placer poder hablar con alguien que había hecho tanto por ella y que tenía tantas cosas para decirle … No te preocupes, Tomás. No le adelanté todo lo que tenías preparado … Sólo le dije que tenías muchas ganas de decirle lo que sentías por ella, lo que representa Selena para ti y que querías preguntarle muchas cosas. Y que todas esas cosas que le querías preguntar sólo lo podías hacer a solas con ella, que eres muy tímido y que con otros fans no lo querrías hacer pues sentías que no la debías molestar. Selena aceptó de inmediato, pero desde ya te pido que te tranquilices. Yo estaré contigo para que no te sientas tan cohibido. Yo le garanticé a Selena con mi presencia que estaba avalando todo lo que has hecho por ella y todo lo que sientes con su presencia. ¿Qué te parece? ¿Hice bien? ¿Estarás conmigo en la Escuela de los Spurs una hora antes de que empiece la fiesta? ¿Cuento contigo o tengo que llamar a Selena a esta hora para decirle que no vendrás?”, le dijo su maestra expectante esperando la respuesta de Tomás. Él hizo un silencio casi sepulcral. No salía de él ninguna palabra. La maestra se preocupó y por un instante pensó que la comunicación se había cortado. “¿Y? ¿Estás allí, Tomás? ¡¡Dime algo, por favor!! Al menos dime que me has escuchado”, insistió. “…Es que … Es que no sé qué decir … ¡¡Gracias, gracias, señorita!! No sé por qué hizo esto por mí. Créame que no era necesario. ¡¡Y claro que estaré allí!! Eso sí. No creo que pueda dormir esta noche. Por eso le pido que me ayude cuando esté delante de Selena. Y si por esas cosas llegó la hora y no estoy allí, ¡¡llámeme!! ¡¡Lo único que me falta es que me quede dormido y Selena se desilusione de mí!!”, le dijo Tomás, todo emocionado. “Tranquilízate, Tomás. Yo te llamaré antes de ir al encuentro de Selena. Sé que te será difícil dormir en estas circunstancias. Pero al menos trata de apoyar tu cabecita en la almohada. Siempre será mejor que hagas eso antes que dar vueltas alrededor de la cama. Hazme caso. Con eso estarás mejor…”, le dijo su maestra, en la seguridad de que por allí lo mejor que podía pasar era que no durmiera, aunque tal vez, tal vez, dormir podría ser la mejor señal antes de encontrarse con Selena al otro día…

“¡¡Vamos, vamos, Tomás, pregúntale!! ¡¡No temas hacerlo!! Dile que por qué tiene desatendida la tienda. ¡¡Muéstrale su remera. Sí!! Muéstrale la remera que te compraste y dile qué pasa, que por qué no le contesta al entrevistador sobre los modelos que tiene preparados para su boutique. Dile qué pasa, que por qué está tan cansada, que si realmente es por los innumerables conciertos y obligaciones que tiene o es porque está tan tensionada, porque ya no sabe qué hacer con los problemas entre su padre y la presidenta de su club de fans. Dile que por qué si desconfían de esa mujer no la echaron y prefirieron derivarla para que se dedique a la tarea de abrir sus boutiques en Monterrey y en México DF. Dile qué los detuvo en su idea de despedirla. Dile si no teme que haga algo si no se hace lo que ella quiere. Adviértele que ni se le ocurra ir si ella le propone de verse a solas en un motel. Dile que no le crea en nada, ¡¡en absolutamente nada!! Que ella puede hacer cualquier cosa ... Lo que se imagina y ¡¡peor aún!! Dile si quisiera sólo pensar en ella y nada más. Dile qué pasa con su disco en inglés, y si la ves con su esposo, dile que para cuándo vivirán en esa casa enorme y para cuándo los hijos. ¡¡Dile todo!! Dile lo que sientes. Dile lo que representa ella para ti. ¡¡Despiértala!! No permitas que se duerma. No permitas que su destino esté en manos de esa insensata, de esa insensata que la va a…”. Tomás pegó un grito desgarrador. No escuchó una vez más esa última palabra, pero no importaba. Sabía lo que era esa última palabra y también sabía de quién se trataba, aunque no quiso pensar, no quiso ni siquiera imaginar todo lo que significaban esas palabras, esas advertencias, esos pedidos. De sólo pensarlo le daba terror. Ni podía imaginarse en que una cosa así podía pasarle a Selena. ¡¡No!! Era un sueño, una pesadilla. ¡¡Sí. Era eso!! Una horripilante pesadilla y todo era casual, muy casual. ¡¡No!! No eran advertencias del futuro. ¡¡No!! Eso era imposible, inimaginable, demente. ¡¡No!! Él vería a Selena y la vería pronto ... Tomás ni miró la hora. Sólo se dirigió a la Escuela de los Spurs. Lo movía la esperanza y la desesperación. Ni siquiera pensó en su maestra. Tenía a Selena en su mente y no quería ocuparlo en otra cosa que no fuera ella. Le daba terror pensar en esas palabras, en esas advertencias, en que todo lo que había hecho se le desvaneciera como pompas de jabón. Tomás temía que cualquier cosa que lo desviara del camino a la Escuela de los Spurs lo llevara al abismo, al camino y a un destino que él no quería ni pensar. Preparaba sus cosas y temía que cualquier ruido, por mínimo que fuera, lo llevara a ese grito desgarrador, a ese final que no quería ni imaginar. Tomó su remera de Selena y por primera vez abrió la funda para ponerse la prenda para la gran ocasión. Cuando se vio frente al espejo con su remera puesta tuvo un impulso terrible de llorar sin freno, pero no lo hizo. ¡¡No!! No iba a pensar en ello. No se lo permitiría. Nada era cierto. ¡¡Nada!! Tomó su ramo de flores blancas especialmente preparadas para ese gran día y partió a la Escuela de los Spurs. A poco de salir notó que era temprano, muy temprano, pero a Tomás eso no le importó. Una fuerza enorme e inevitable lo llevaba a salir en ese mismo momento. Tenía que dejarse llevar por ese impulso, por esa fuerza. Él se encontraría con Selena y le diría, como se lo prometió su maestra, todo lo que sentía, todo lo que representaba para ella … También le preguntaría todas aquellas cosas que le quería preguntar … Cuando estaba por llegar al destino le llamó la atención que a una calle de allí estaba alguien con un micrófono en la mano esperando a una limousine que estaba estacionando en un costado de la calle. Tomás se detuvo y se fijó bien en el señor que estaba esperando y allí dio cuenta de que era Rock ‘N Roll James, el famoso entrevistador y presentador texano que varias veces entrevistara a Selena. Y cuando estaba por acercarse a él para preguntarle qué hacía allí vio que alguien bajaba de la limousine, una mujer de pelo negro recogido y hecho un rodete con un vestido morado. Enseguida se le acercó Rock ‘N Roll James a entrevistar a esa mujer y vio que enseguida comenzaron a reírse. Tomás creyó reconocer esa risotada, y cuando imaginó quién podía ser se le iluminaron los ojos y se acercó sigilosamente. Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para corroborarlo, Tomás se tuvo que tapar la boca para no asustar a todos con sus gritos. Era Selena. Sí, ¡¡era Selena!! Tomás no quería interrumpirla con el reportaje que le estaba haciendo Rock ‘N Roll James. Le iba a hablar después ... Sólo después. Ya con verla se sentía satisfecho, emocionado … y aliviado. Aun así se acercó, más que nada cuando advirtió que había otra gente que iba llegando al lugar al advertir que era Selena quien estaba allí. Cuando estuvo a poca distancia de ella, Tomás se puso a escuchar lo que decía Selena, no sin a antes notar que algo raro había en su expresión, que algo había en su cara que denotaba que no se sentía del todo bien … Rock ‘N Roll James le preguntaba y Tomás se iba alarmando de que Selena estaba como ida, como en otra cosa. El entrevistador le hablaba sobre su itinerario reciente, Chicago-San Antonio-Miami, y Selena tajantemente le decía que estaba muy cansada con el trajín que llevaba. “Si estuviera bien, Selena no contestaría eso, aunque lo sintiera”, pensaba Tomás totalmente preocupado. Hasta que de pronto Rock ‘N Roll James le elogió su labor de diseñadora a través de sus modelos como esperando que le dijera lo que había hecho con ese diseño y lo que haría en el futuro, pero sólo encontró como única respuesta la palabra “Gracias”. Tomás ni quiso pensar en esas advertencias, en esas palabras, en esos pedidos desesperados. Tomó fuerzas, se hizo de valor, y encaró a Selena y le dijo: “¿Pero cómo, Selena? ¿Acaso no le dirás a él lo que estás haciendo y lo que harás? ¿Acaso has abandonado el proyecto de ‘Selena Etc.’? Mira, Selena, aquí tengo una de tus remeras favoritas. Yo confío en ti. Cuéntale todo lo que tienes en mente … ¡¡Ah, perdón!! No me presenté. Yo soy Tomás, ese chico del que una de las maestras de la Escuela de los Spurs te habló ayer para que nos encontremos. Disculpa por la interrupción. Pero es que te escuché hablar y pensé…”. Selena lo miró sorprendida. Su cara pasó, mientras hablaba Tomás, de la mayor de las sorpresas a la mayor de las sonrisas. “Mira. Te perdono si me obsequias esas hermosas flores blancas. Aunque no quisiera importunarte…”, le dijo Selena pícaramente. “¡¡Es que son para ti, Selena!! Las traje especialmente. Esto es sólo un muestrario de todo lo que tenemos preparado para ti. Pero no los quiero interrumpir más. Sigue con la nota. Sólo quería escuchar de ti lo que significa tu boutique…”. Selena lo miró, hubo un pequeño momento en el que ella comprendió plenamente la presencia de Tomás allí y le hizo una seña con los pulgares en alto. Luego Selena se dirigió a su entrevistador y le ofreció una de las mejores notas. Le dijo de sus diseños, de sus planes, de todo lo que haría en el futuro, con sus boutiques y con su futuro disco en inglés. Y no se quedó sólo con ello. Hasta le habló de que en breve se mudaría a una nueva casa, por lo que llamó a Chris para confirmar ese dato y que tenía planes de agrandar su familia. También le dijo que se pondría al frente personalmente para abrir las sucursales de “Selena Etc.” en Monterrey y en México DF, y que si en algún momento dijo que estaba cansada era porque tenía todos esos planes y más cosas en su mente aparte de lo que ya estaba haciendo, pero que eso nunca le haría perder ni la alegría ni las ganas pues sabía que todo lo que había logrado se lo debía a su público, y que ellos eran los principales motores para hacer tantas cosas y más. Rock ‘N Roll James le agradeció la nota, y que le aportara tantos datos y primicias. Luego se le acercó a Tomás y le dijo: “¡¡Te agradezco tu intervención, hermano!! Al principio me desconcertó pero después … No sé cómo lo hiciste, pero le cambiaste el ánimo a Selena de una forma increíble. Yo también la noté rara, pero no me animé a decírselo. ¡¡Menos mal que estabas tú y me ayudaste a salvar la situación!!”. Tomás se sonrió y sólo le dijo: “Supuse que la mejor forma de cambiar su ánimo era hacerle notar que no estaba hablando como ella normalmente lo haría con su boutique. Sólo se lo dije. Creí que lo mejor era advertírselo”, le contestó Tomás y se despidió del presentador con un abrazo. Cuando volvió sobre Selena notó que su maestra estaba hablando lo más animada con ella. Cuando lo vio a Tomás le dijo: “¡¡Hey, Tommy, ya estás aquí!! Me había preocupado pues llamé a tu casa y no contestó nadie. Le estaba explicando eso a Selena ... ¡¡Ven, Tommy!! ¡¡Aquí está Selena!! Te la voy a presentar. ¡¡No seas tímido!! ¡¡Ven!!”. Tomás sólo se sonrió mientras se acercaba a ambas y Selena le decía a la maestra de Tomás: “No te molestes en presentarnos. Él ya lo ha hecho y te puedo asegurar que lo hizo maravillosamente. ¡¡Mira las flores que me ha regalado!! ¡¡Me ha cambiado la mañana y me sacó más de una sonrisa!!”.

Tomás llevó a Selena a la Escuelita de los Spurs. Ella quedó impresionada con semejante recibimiento. Cuando vio que todo el colegio le había dedicado un día a ella no sólo para homenajearla con su obra artística, sino con su labor personal y benéfica, Selena no pudo evitar llorar y emocionarse mucho. Vio cómo cada aula aprendía con la difusión de su obra por la presencia de los chicos al colegio y cómo cada alumno se comprometía a hacer tareas comunitarias al efecto. Vio con emoción cómo los alumnos y profesores tomaban conciencia sobre la defensa de la mujer ante la violencia de género y que se proponían a coordinar tareas para su difusión del problema en toda la comunidad texana. Selena recibió las carpetas con las ilustraciones de sus canciones y tomó con emoción esas flores de plástico que ilustraban el tema “Como la Flor”. Luego Selena recibió una ovación que no había escuchado antes jamás. Cuando recibió todas esas muestras de afecto, y semejante homenaje y cariño, pidió la palabra y le acercaron un micrófono: “¡¡La verdad es que estoy muy emocionada!! Les voy a ser sincera. No creí que fuera tan famosa, ni tan popular. O tal vez lo sabía pero no quise tomar conciencia de ello. Pues para mí lo más importante es recibir el Amor y el cariño de la gente. A pesar de mi fama, yo siempre necesité ser querida. Eso es para mí lo más importante. Porque todo lo que tengo y todo lo que soy se lo debo al público, se lo debo a ustedes. Sin ustedes aquí yo no soy nada. Y ustedes están allí dándome tanto cariño ... ¿Saben? Por esas cosas … de la vida … estaba un poco contrariada, un poco asustada. Tengo enormes compromisos. Es un año muy importante y trascendental para mí. Y por estos días pensé que no podría lograrlo. ¡¡Hasta tuve pesadillas que me presagiaban lo peor si no hacía lo que debía!! Pero viendo semejante muestra de afecto, ya no tengo dudas. Siempre los tendré en mi corazón, y mientras allí estén ustedes yo sé que lo lograré y ¡¡nunca estaré sola!! Sólo me queda decirles gracias y sepan que jamás los decepcionaré”, dijo Selena y rompió en llantos. Tomás fue hacia ella también llorando y la abrazó fuertemente. “Gracias, Tomás, gracias por lo que has hecho por mí este día”, le dijo Selena toda emocionada. “No, Selena, no nos tienes que dar las gracias. Nosotros tenemos que agradecerte de por vida … ¡¡Agradecerte de que nos hayas hecho tan felices en estos años y hoy mismo con tu presencia!!”. Selena se quedó largamente abrazada a Tomás y después abrazó a cada uno de los responsables del evento que estaban junto con él. Posteriormente, no sólo saludó a cada uno de los asistentes al homenaje a Selena, sino que firmó a cada uno de los asistentes los autógrafos que pedían. Y para terminar con su agradecimiento, Selena les dio un concierto de una hora y media dándole la mejor de las interpretaciones de sus más afamados éxitos…

Cuando Selena terminó de despedirse fue para la salida que desembocaba en un aula improvisada de camarín en la que Tomás la esperaba con una sonrisa. Pero de pronto él vio que una mujer se le acercaba y le decía desde lejos que quería hablarle del tema de las boutiques de “Selena Etc.” en Monterrey y en México DF. Lo hacía amablemente, pero con aire de exigencia, de pedido de explicaciones sobre lo escuchado en un reportaje recientemente hecho. Tomás vio que Selena seguía saludando a la gente que sólo le pedía un saludito, un cariño y parecía no haber escuchado a esa mujer … O tal vez no la quería escuchar … Al advertir eso, y al notar que esa mujer quedaría cara a cara con Selena, corrió hacia ella, se interpuso entre las dos y le dijo a Selena con cara de chanza y de falsa indignación: “¡¡Pero Selena!! ¡¡Me has decepcionado!! Es que nuevamente no has interpretado el tema ‘Ya no’ en vivo. ¿Es que no lo quieres hacer? ¿Acaso no te gusta? ¿Qué es lo que…”. “¿Que no me gusta? ¿Que no lo quiero hacer? ¡¡Ven conmigo!!”, le dijo Selena mientras tomaba a Tomás del brazo y se lo llevaba volviendo sobre sus pasos a la rastra de nuevo al escenario mientras le decía a los demás integrantes de la banda: “¡¡Vamos muchachos!! Que le daremos un tema más al público”. Ante la desconcertante actitud de Selena, la mujer siguió sus pasos en busca de su atención, pero apareció de pronto la maestra de Tomás que le dijo: “¿Quiere saber lo que hará Selena con sus boutiques? ¡¡No se preocupe!! ¡¡Venga conmigo!! ¡¡Que está por allí Rock ‘N Roll James y se lo explicará!! ¡¡Está por aquí!! ¡¡Sírvase un refresco y ya se lo presento!!”. La mujer hizo un último intento por acercarse a Selena, pero fue en vano. La maestra de Tomás se la llevó a la rastra mientras le guiñaba un ojo a Tomás que se había dado vuelta para observar. Selena también había visto todo, pero hizo como que no y le dijo a Tomás: “¡¡Está bien!! ¡¡Está bien!! Yo interpretaré el tema ‘Ya no’. Pero eso sí: ¡¡tú irás conmigo a hacer los coros!!”. En cuanto terminó de decirlo, apareció Selena de nuevo con Tomás en el escenario ante el delirio de los presentes que aún se quedaban a la espera de la interpretación de un nuevo tema. “Cometí un gravísimo error. Me olvidé de interpretarles un tema muy querido por mí. Y lo haré con alguien que ha hecho tanto por mí en los coros … ¡¡Mi amigo Tomás!!”, dijo Selena y de inmediato se escuchó el riff de su esposo Chris. Selena interpretó como nunca el tema “Ya no” en el que hizo participar a todo el público, y cada vez que venía la parte coral le acercaba el micrófono a Tomás para que cantara a viva voz y con suma alegría. Cuando todo terminó Selena se abrazó con Tomás mientras el público ovacionaba a ambos por lo que les habían ofrecido al final. Cuando Selena se marchó, esta vez definitivamente, del escenario, se le acercó de nuevo a Tomás y le dijo al oído: “Y gracias Tomás por apartarme de esa mujer. Y no te preocupes. Ya no forma parte de mi vida. Y tomaré todas mis precauciones para que no se acerque más a mí.” Una vez dicho esto lo miró a Tomás, se sonrió y lo abrazó fuertemente. Y de inmediato corrió en busca de la maestra de Selena a quien también abrazó y agradeció: “¡¡Gracias, gracias por todo!! Gracias también por tu preocupación. De ahora en más tendré más en cuenta lo que significan esas pesadillas que aparecen tan incomprensiblemente. Y gracias por tan lindos y valiosos consejos”. Tomás se quedó pensando en esas palabras que le profiriera Selena a su maestra, luego abrió los ojos, se sonrió como entendiendo todo lo que estaba sucediendo y abrazó a su maestra con gran fuerza sin decirle nada. Cuando pudieron recuperarse de la emoción del momento, sólo le dijo: “¡¡Gracias, señorita, gracias por creerme!!”. A lo que la maestra le contestó: “No tienes nada que agradecerme, Tommy. En la vida hay que saber escuchar y entender. ¡¡Si lo hiciéramos a menudo muchas desgracias se evitarían y todos seríamos muy, muy felices!! … ¡¡Y vámonos con Selena!! No la dejemos sola. ¡¡No la dejemos sola justo ahora!!”. Y juntos fueron corriendo al encuentro de Selena para acompañarla en su despedida…

Tomás y su maestra se fueron con Selena. Ella estaba firmando los últimos autógrafos. Cuando los vio les dijo que esperaran un ratito y se fue. Cuando volvió de la limousine de la que había venido, le entregó dos boletos a cada uno. Uno era de un viaje de San Antonio a Corpus Christi para el día 27 de marzo y el otro de Corpus Christi a Los Ángeles para el 1 de abril. Tomás y su maestra miraron a Selena buscando una explicación que justificara ambos viajes. Fue entonces cuando Selena les dijo: “¿Cómo? ¿Acaso no entienden lo que significa ello? Creí que lo entenderían ... El lunes 27 de marzo vienen a verme por unos días a mi ciudad, Corpus Christi. Para esa fecha llegaré de Nashville y estaré grabando parte del material de mi nuevo disco en inglés en los estudios de q-productions. Luego vendrán conmigo a verme al concierto que daré en Los Ángeles. Y no se preocupen por la estadía. Yo me ocupo de todo. ¿Qué les parece la idea? Si ustedes me dicen que sí ya hablo con las autoridades del colegio para que los dejen venir. ¿Y? ¿Tomo su silencio con la boca abierta como un sí?”. Tomás miró a su maestra en silencio, luego se rieron y miraron a Selena para luego darse un fuerte beso entre los tres a las risotadas. “Me encanta que estén al lado mío por esas fechas. Siempre es bueno estar bien acompañada en estos momentos tan bellos. ¿No lo creen así?”. Sus admiradores le dijeron que sí y pronto despidieron a Selena. Cuando se estaba por marchar, a Tomás se le apoderó un viento frío que le corría por la espalda y sintió un nudo en el estómago. Cuando su angustia y su ansiedad lo hacían correr hacia Selena, ésta le dijo: “¡¡Y no te preocupes, Tomás!! Te llamaré todos los días hasta que vengas. Yo sabré cuidarme muy bien” y se fue no sin antes darle miles de saludos y besotes en el aire hasta que ya no se pudieron ver. Su maestra se acercó a Tomás y le dijo tiernamente: “Ya ve a tu casa a descansar. Hemos pasado por miles de emociones. Ve y sueña con los angelitos”. “Sí, señorita, hoy soñaré con Selena”, le dijo Tomás y se abrazó fuertemente con su maestra. “¡¡Gracias por todo lo que hizo por mí!! Gracias por haberme comprendido”, le dijo. Ella lo miró en silencio, se sonrió y se despidió de él pidiéndole que descansara bien, que lo peor ya había pasado…

Esa noche Tomás durmió tranquilo, muy tranquilo. Nada de sueños, nada de pesadillas. Sólo lo sobresaltó el teléfono de su casa. Cuando atendió, una voz muy lejana le dijo con toda emoción: “¡¡Gracias a ti por haberme escuchado!! ¡¡Gracias a ti por haber ayudado a Selena!!…” y se cortó la comunicación. Tomás no supo si era su maestra o, si no, quién podía ser. Pero no quiso saberlo. No era necesario. Se quiso quedar con esa sensación y no hacerse nuevamente preguntas. Lo peor había pasado ... También lo más lindo. Sólo le quedaba contar unos días, los días en los que volvería a ver a Selena, para llegar a ese día en el que volvería a ser enteramente feliz...

(A veces no hay que hacerse tantas preguntas. A veces hay que saber entender lo que significan ciertas cosas. A veces no hay que pensar tanto. A veces hay que dejarse llevar por el corazón y por lo que uno siente. Si todos nos manejáramos así en la vida, el mundo sería mejor, la vida sería distinta, el porvenir sería provechoso y, lo más importante, Selena estaría entre nosotros. Mientras tanto, yo sigo esperando esa señal, ese aviso que me diga que no todo está perdido, que aún hay esperanza de que todos seamos felices enteramente con Selena a nuestro lado…)

Selena … Yo sólo te pido que alguna vez me certifiques con tu presencia que los sueños muchas veces se hacen realidad…

Te homenajea todos los días…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)





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