Esa imagen que tanto me inquieta, Selena…


Ernestina era miembro del equipo de marketing de una importante agencia de publicidad que trabajaba para Shampoo Agree. En los últimos meses de 1994 y primeros de 1995 vivió tremendamente ocupada por el “tema Selena”. Los dueños del producto habían decidido que Selena fuera la figura de su producto desde hacía un buen tiempo, ya había hecho publicidades e infinidad de campañas con su figura, pero esta vez habían decidido ir más lejos. Advirtiendo que Selena se hacía cada vez más popular decidieron que Selena tuviera en su nueva campaña una figura más moderna, que abarcara a todo el mercado no sólo latino sino anglosajón y hasta europeo. A alguien se le había ocurrido que Selena debía tener otra figura, distinta, más exultante, como una estrella mundial que luce para el gusto de todos los consumidores del producto … y más también. Ernestina escuchaba cómo aquellos gerentes de marketing, aquellos gurús y estudiosos de las nuevas “tendencias” del mercado sugerían que Selena abandonara su exultante figura morocha de pelo largo lacio y flequillo. “Es muy vulgar. Ya muchas tienen esa figura. Aparte ya hay otras artistas que la imitan. Selena tiene que lucir diferente. A mí me parece que debería marcar nuevas tendencias … Estuve fijándome que Selena alguna vez lució rubia. ¿Por qué no la mostramos así de nuevo? No digo igual. Tal vez un rubio más tenue, más moderno, más de una mujer joven que luce más adulta y no como una ‘teenager’. ¿Qué les parece la idea?”, les dijo el Gerente General de Marketing al equipo que estaba a su cargo. Obviamente que a todos les pareció una espectacular idea y la aceptaron sin objeción alguna. Ernestina iba a hacer un comentario, pero se quedó con el dedo alzado y la boca abierta congelada por un largo rato. Ella iba a objetar sobre si había necesidad de ese cambio, siendo que era más que probable que Selena nunca tendría esa figura y que la gente apreciaría más que apareciera como siempre, por lo que sólo habría que hacer una linda sesión de fotos con Selena mejor producida y nada más. Pero se quedó con la palabra atragantada. Se sintió intimidada por gente que mostraba tanta “sabiduría” y tanto conocimiento de lo que era el “negocio” y, por ende, que sabía cómo era mejor “vender” la imagen de Selena. Era curioso. Ernestina veía que esa gente supuestamente se mostraba tan solícita a escuchar “sugerencias” pero a la hora de esperar propuestas “superadoras” no se la veía con ganas de oír otras opiniones, sino más bien que aceptaran sin chistar las brillantes ideas que se le había ocurrido. Ernestina tenía una ligera ventaja respecto de sus compañeros de trabajo. Ella conocía bien a Selena. Sabía cómo era, sabía quién era, a diferencia de los otros a quienes se les ocurrían tan brillantes ideas. Ernestina no dudaba de que luciría linda de la manera en la que sugerían, pero a ella no le parecería tan natural, tan “ella”. La gente la quería como era en todo sentido. Para Ernestina, Selena era tan encantadora, tan talentosa, tan servicial, tan carismática, que no dudaba en saber que la gente la quería tal cual era y tal como ella se mostraba. Para Ernestina era inútil ese trabajo de “transformación”, de “modernización”. Tal vez serviría para otra gente a quien no conocía a Selena, pero para los demás para nada tendría sentido esto, pues sólo había que consolidar el mercado que Selena había conquistado y para ello no había que hacer ninguna transformación. Y era cierto que Selena alguna vez lució rubia con pelo largo y enrulado. También lució con el pelo negro y corto. También lo lució enrulado, castaño y corto. Había pasado por todas las figuras en poco tiempo, pero ella desde hacía unos dos años consolidó su figura al mismo tiempo que descollaba en Monterrey y desatara la locura en el público latino de Estados Unidos como en todo México y Centroamérica. Ese pelo largo, negro con flequillo o levemente tirado hacia un costado era marca registrada en Selena. Ernestina era texana. Ella sabía muy bien lo que significaba Selena para todos los de “la raza”. Sus superiores no lo eran y pensaban que podían tomar a Selena como una figura más, que debía ser “modernizada” para ser aceptada por todo el mundo. “Estos tipos no saben nada de lo que significa Selena. Si ellos supieran que Selena es lo que es por ella misma no se les ocurriría transformar nada. Se limitarían a seguir el camino que ella marcó y listo. Si supieran quién es Selena y que ella es la artífice de su triunfo le preguntarían a Selena lo que hay que hacer con ella. Pero conociendo a Selena seguro que se limitaría a hacer lo que le piden aunque ella tenga mejores ideas, aunque ella sepa cuál es su mejor figura y la que todos aceptan”. Ernestina se reía de sólo pensarlo. Escuchaba a esa gente hablar de la figura de Selena y se decía qué sabrían ellos. Ernestina sabía hasta el detalle de que abandonó la figura de pelo largo y rubio pues un día se le quemó el pelo, y tuvo que recortárselo todo y usarlo tan cortito y con su color natural para recuperarlo. Sabía que justo eso le ocurrió poco después de firmar para Emi Latin y en el apuro para sacar una foto para el primer disco de Selena para la disquera tuvieron que improvisarle un peinado con un pañuelo. Y aun así lucía tan linda … y nadie se había dado cuenta. Ernestina hasta sabía que nunca Selena pudo recuperar el volumen de pelo que tenía y muchas veces reparaba ese problema con pelucas o postizos. Pero aun así, Ernestina se asombraba de la voluntad de Selena para superar todo, pues se las ingenió con esfuerzo para recuperar buena parte del pelo dañado, y lucirlo bello y original como siempre ... Por eso tenía ganas de decirles a todos ellos que hablaban con ligereza de Selena si sabían que ella tenía su propia boutique y salón de belleza, si sabían el recorrido de Selena para llegar a ser lo que era en ese momento. ¿Pero cómo lo iba a decir? Ella era una “aprendiz”, ella debía copiar el ejemplo de sus “maestros”; ellos “sabían explotar” la figura que les pidió su jefe que difundieran para su próxima campaña publicitaria. Llegó a escuchar con estupor comentarios del estilo de: “Hoy ya no alcanza con vender la figura tal cual es. La importancia de los medios de comunicación es fundamental. A veces es bueno inventar rivalidades, peleas, reconciliaciones, amistades, romances. Eso al público le gusta. Siempre saber el ‘detrás de la escena’ de los artistas vende más. Y si el artista tiene poco que decir, ¿qué mejor que hablar por él, que inventar historias? Por allí Selena necesitaría algo así, ¿no creen?”. Ernestina escuchó a uno de sus pares decirlo como al pasar, fuera de programa, como para ver si algún superior lo escuchaba y lo promocionaba encomendándole la tarea. A ella le provocó indignación pues pensó que cuando tuvieron oportunidad de hablar no lo hicieron, y encima se permitían “construir” una nueva imagen de Selena que distaba muchísimo de la real. Y no contentos con ello, alguien decía allí que había que generar polémicas en torno de su figura. “¡¡Cómo se ve que no la conocen!!”, se decía Ernestina, por lo que no pudo tolerar semejante insensatez y encaró al joven entusiasta: “¿Pero qué te piensas que es Selena? ¿Tú piensas que toleraría en el nombre de la fama prestarse a la falsedad y a la mentira? Si tuvieras una mínima idea de lo que significa Selena para tanta gente no te atreverías a proponer semejante cosa … Selena no inventó un personaje, no construyó su fama a base de engaños y de especulaciones. ¿Acaso sabes que hace poco protagonizó una novela y que rechazó ofertas de otras que la intentaban mostrar de un modo diferente del que es ella? ¿Tú sabes que el padre es su manager y que si escucha tus “sugerencias” te echaría a patadas? Si tienes tan claro qué hacer con Selena, ¡¡anda, ve y diles lo que quieres hacer con ella!! Diles que se ponga a hablar mal de alguien, diles que le diga a la prensa que tal colega es su amiga y que tal otra su enemiga. Diles que invente declaraciones, que se ponga ‘de novia’ con el cantante de moda del momento para pegarse a su éxito y sacar rédito de ello asegurándose de que todos hablen de ella, pero no por su música ni por sus actuaciones, sino por sus ‘convenientes relaciones’. Pero eso sí: antes de hacerlo asegúrate de saber cuál es su condición civil, pues ella es casada. ¡¡Así que si vas a inventarle novios también invéntale separaciones!!”. El joven se sintió intimidado por Ernestina, pero estaba en un grupo de varones, por lo que sintió que si se dejaba apurar por aquella mujer, su tonta idea de lo que es la masculinidad se vería seriamente desdibujada. Por ello, con mirada de desdén, y con intento de insultarla y menospreciarla, le dijo: “Mujeres, mujeres … Cada tanto tienen una figura y ya la tienen que defender…”. Él y sus amigos alcahuetes comenzaron a reírse de ella. “De mí dime cualquier cosa, pero de Selena no”, le dijo Ernestina y sin darle oportunidad de nada le dio una terrible bofetada. El joven tonto quiso reaccionar, pero enseguida se interpuso el Gerente General. “¡¡Tú, vete de aquí inmediatamente!!”, le dijo al joven indignado, que se enfureció aun más con la sonrisa socarrona de Ernestina. Tuvieron que sacarlo cinco de sus amigos a la rastra. “¡¡Y tú, ven conmigo!!”, le dijo a Ernestina. Salieron de la sala de conferencias y Javier, el Gerente General, no paraba de retarla delante de todos por ese comportamiento. Lo hacía con énfasis, pero paternalmente, como mostrándose consternado por semejante escena que vio. Caminaron hasta que se alejaron lo suficiente de todos los asistentes. Ya en la calle, Javier llegó a un bar y le dijo cortésmente que la acompañara con un café bien cargado que necesitaba tomar para pasar el mal momento. Como Ernestina dudó de las intenciones de Javier, éste le dijo: “Yo admiro a las mujeres con carácter. Hiciste muy bien recién. Esas personas no trabajarán más conmigo. Porque, aunque no lo creas, yo conozco a Selena. Y desde ya que puedes pegarme una buena bofetada si me lo merezco. Yo sólo lo aceptaré. ¿Me das el placer de acompañarme sólo por un momentito?”, le dijo Javier, mientras abría la puerta de entrada al bar e invitaba cortésmente con un gesto a que Ernestina entrara. Ella sonrió y entró. Una vez sentados en una mesa, Javier le dijo: “Podría decirte que advertí tu acento texano y entendí el porqué de tu reacción. Podría decirte que viendo semejante arenga y reacción en defensa de Selena sé que sabes mucho de ella y de lo que significa. Yo sólo quiero que mañana vengas al estudio en el que se le harán las primeras sesiones de fotos de Selena en las que además se le efectuará la primera de una serie de entrevistas promocionales. Por ahora sólo quiero que observes todo y me digas lo que piensas, lo que sientes, lo que te llama la atención, lo que te gusta y lo que no. Quiero saber tu opinión…”. “¿Y para qué la quieres? Si ya sabes lo que pienso de todo esto...”, le dijo secamente Ernestina. “No. Yo sólo sé lo que le dijiste a ese patán. Al menos dime lo que no dijiste en el auditorio. No me creas tonto. Vi tu mano a medio alzar y tu boca entreabierta. No sé por qué no dijiste nada sobre mi propuesta…”, le dijo Javier. “Pues me pareció inútil cuando vi que todos aplaudían tu idea y que nadie quería hacer ninguna observación. Me pareció una farsa, un buen montaje para que todos legitimaran tu gran idea…”, le dijo provocadoramente Ernestina. “Pues te equivocas. Al menos cerciórate de ello dándome tu opinión. Recuerda esto: siempre di lo que piensas; siempre discute lo que no te parece correcto. Lo peor que te puede pasar es que te digan que no o que desoigan tus palabras. Pero peor es no decir nada y quedarte con la duda. ¿Qué lograste no diciendo nada? Sólo desahogándote con ese pobre infeliz. No creas que todos somos tan tontos. La gente, si quiere ser grande de verdad, se rodea de otra que piensa y dice lo que siente. Los mediocres se rodean de aduladores y de gente que sólo dicen lo que ellos quieren escuchar. Yo sólo quiero hacer bien mi trabajo. Por eso necesito de gente inteligente y mejor que yo que me diga si hago bien las cosas. Yo luego decido”, le explicó claramente Javier. “Bueno, lo que pasa es que yo pienso que deberías…”, alcanzó a decirle Ernestina. “No, ya es tarde. Tarde en horario. Tarde para decirlo. Tuviste tu oportunidad antes y públicamente. Ahora no sería honesto de mi parte escucharte, porque los demás deberían saberlo al mismo tiempo que yo. No me digas nada ahora…”, le dijo tajantemente Javier. “¿Y entonces para qué quieres que vaya mañana?”, le dijo al borde del enojo Ernestina. “Para decirme lo que piensas. Para ver qué te parece lo que estamos haciendo. Para que me digas cómo ves a Selena…”, insistió Javier. “¿Y por qué yo?”, insistió Ernestina. “Ya te dije. Yo no quiero aduladores. Yo quiero gente inteligente que critique mi trabajo”, le dijo Javier y se incorporó dando por terminada la conversación. Luego llamó un taxi y le dijo que llevara a la joven a su casa pagándole por adelantado. Cuando Ernestina ya se iba alcanzó a ver a Javier que la saludaba con la mano y le decía con una sonrisa: “¡¡Nos vemos mañana!!”. Ernestina vivió todo el viaje con una sonrisa en la boca. Se sentía Cenicienta pero no sabía por qué. Ya vería mañana cuando viera a su amada Selena…
Ernestina llegó al otro día al estudio en el que estaría Selena sacándose fotos y dando sus primeras entrevistas. Al principio la hicieron esperar pues la encargada de admisión no tenía la autorización de Javier. Pero la mujer la tranquilizó: “De todos modos, no te has perdido nada. Selena aún no ha llegado y los encargados de traerla están con ella. Eso sí, hay un mundanal de gente esperándola en el estudio”. Ernestina, con el permiso de la encargada, espió por la puerta de entrada al estudio y quedó fascinada por lo que había allí: centenares de técnicos, fotógrafos, ayudantes, camarógrafos, periodistas e infinidad de invitados y colados estaban preparados para recibir a la estrella del día. Ernestina estaba tratando de contar la cantidad de gente que había allí hasta que fue sorprendida por un ejército de agentes comandados por el mismísimo Javier. Ernestina se apartó rápidamente de la puerta y vio que Javier se dirigía directamente a ella sin perder el paso, al mismo tiempo que con el dedo índice de su mano derecha señalaba a Ernestina mirándola a la encargada y con el pulgar en alto le indicaba que estaba todo bien. “Entra luego de que entremos todos nosotros. Te ruego que observes bien lo que encuentras en el día y luego me cuentas. ¿Entendido?”, le dijo Javier mientras miraba a Ernestina e ingresaba al lugar. Ella asintió con la mirada y vio cómo un centenar de personas ingresaba con él. No terminaba de asombrarse de semejante despliegue de personal cuando casi sin darse cuenta observó cómo entre todos ellos entraba Selena a las corridas seguida de su padre y de José Behar, presidente de Emi Latin. Casi no la reconoció al verla con el cabello rubio y levemente enrulado. También la vio con una bonita chaqueta amarilla y pantalón oscuro. Ernestina no pudo evitar su alegría de ver a su amada Selena allí y le gritó: “¡¡Selena!! ¡¡Selena!! ¡¡Qué alegría de verte aquí!! ¡¡Bienvenida!!”. Ernestina se lo dijo con la sola intención de que Selena escuchara un mensaje de cariño entre la locura de esa gente llevándola de un lado a otro. Pero para asombro de Ernestina, Selena se dio vuelta y alcanzó a devolverle el saludo diciéndole: “¡¡Gracias!! ¡¡Gracias!! ¡¡El gusto es mío!!”. Y cuando ya Selena ingresaba por la puerta principal vio que ella la miraba y se sonreía mientras levantaba el dedo pulgar de su mano derecha. Ernestina se emocionó mas no se sorprendió. Selena era de esas artistas que se preocupaba por sus admiradores y de agradecer cada muestra de cariño. Le apenaba verla llevada de esa manera pero le alegraba que ya todos la consideraban como una artista muy importante ... Pero no había caso: a Ernestina no le convencía ese peinado y, por extensión, esa imagen de Selena. Le parecía alejada, extraña, que no condecía con la imagen que todos tenían de ella. Pero en ese contexto de locura, parecía lógica esa “nueva” imagen de Selena, más cerca de la gran estrella internacional que representaba esa joven texana con grandes sueños, increíbles promesas y enormes chances de triunfar. Cuando finalmente Ernestina pudo entrar vio a toda esa ingeniería de gente funcionando por y para Selena, pero para sorpresa de todos los organizadores, todos los presentes que estaban trabajando para lo que estaba pautado no pudieron evitar abalanzarse sobre Selena y darle sus saludos, sus agradecimientos, pedirle autógrafos, rogarle una foto con ella. Ernestina pudo apreciar cómo gente llamaba a sus casas para decirles a sus parientes que habían visto a Selena, que tenían una foto de ella, que la habían saludado, que le habían dejado salutaciones de ellos. Todo lo pensado por Javier se demoró poco más de una hora, pues por supuesto Selena se detuvo para atender a todos sus admiradores y no siguió hasta que hubo satisfecho la necesidad de cada uno de ellos. Javier no dejaba de mirar asombrado todo lo que estaba pasando, mas no atinó a nada, máxime pues Selena misma le había pedido que esperara un ratito, pues “a esta gente yo le debo todo”. Ernestina pasó por delante de Javier y con aire socarrón le dijo: “¿Ahora te das cuenta de lo que significa Selena, no?”. Él la miró, se sonrió y le dijo sin dejar de perder su compostura: “¡¡Vamos, Ernestina!! No dejes de mirar y de hacer lo que te pedí. No te distraigas con tonterías. ¡¡Vamos!!”. Ella lo miró, se sonrió y durante varios minutos vio la escena repetida de Selena sonriendo, de Selena contestando, de Selena preguntando, de Selena sentada recibiendo a esa fila incesante de gente dando toda clase de muestras de cariño. Ernestina quería acercarse para sumarse a aquella gente pero optó por quedarse. Quiso primero cumplir con el pedido de Javier. Prefería cerciorarse si acaso podía ver a Selena más tarde, cuando tuviera más tiempo y estuviera con la ocasión más propicia para decirle lo que le quería decir en ese momento. En realidad, podría haberlo hecho en ese momento, pero Ernestina tenía terror de decirle algo impropio, de no decirle correctamente todo lo que le quería decir, que era mucho y profundo. No podía simplemente pasar para decirle que la quería o para pedirle un autógrafo. Ernestina sentía un terrible impulso por decirle todo lo que sentía, llegarle al corazón, hablarle como si fuera su mejor amiga, su hermana, su madre, su hija. Selena generaba un halo alrededor suyo que le hacía sentir a Ernestina que no podía sólo mostrarle admiración. Ernestina quería aconsejarle, decirle, expresar sus más profundos sentimientos, decirle lo que significaba para ella y para toda la comunidad. Por eso Ernestina se quedó allí, quería en ese momento ser una simple espectadora que ratificara eso que ella sentía para poder decírselo después ... Luego de que aquella linda expresión y demostración de un pueblo hacia Selena había acabado, ella ingresó a otro salón custodiado por expertos, y comenzó la maratónica sesión de fotos y entrevistas. Ernestina no podía creer la buena predisposición de Selena a todo lo que se le pedía. Cada tanto hablaba con su padre, quien le daba algunos consejos, y con una mujer extraña, a quien Ernestina no conocía, pero que después supo que era la presidenta de su club de fans. De ella le llamó la atención de que a cada rato le decía lo bonita que estaba con esa nueva imagen, con ese nuevo atuendo y en esa hermosa presentación. Por momentos le parecía una mujer frenética, pero esa sensación se le pasaba cuando Selena retomaba la sesión de fotos o la entrevista, pues allí esa mujer se transformaba en una mujer “normal y servicial”, como si el encendido de las cámaras, y la vuelta de los periodistas y de los fotógrafos la volviera a la “realidad”, la volviera más “normal”. Ernestina se quedó pensando un largo rato en ese detalle hasta que vio a Selena hablar en la entrevista. Ella se detuvo no tanto en la buena predisposición que tenía Selena para contestar cada pregunta, que no le llamaba la atención pues eso era muy normal en ella, sino en todas las cosas que Selena decía y en todas las obras que ella hacía. Ernestina notó a una Selena sencilla que simplemente gozaba de un hermoso presente pero que distaba mucho de ser el ideal pues había mucho que cumplir aún. Veía a una Selena entusiasta con su presente musical, hablar de lo que significaba para ella y para el grupo tener el soñado éxito con su disco en inglés, de sus futuras giras por toda Sudamérica, de lo que representaba para ella que por primera vez la música texana era considerada seriamente en México y en Centroamérica, de su misión y responsabilidad de ser la cara visible para el programa de vuelta de los niños al colegio, de ser también la imagen del programa para evitar que siga la violencia contra las mujeres, de no parar hasta que se cumplan todos los objetivos por lo que tanto se luchó desde que ella tenía 8 años, de su sueño de ser diseñadora, de lo que esperaba de su nueva empresa “Selena Etc.”, de lo inquieta que era, de que sabía que era muy joven y de que tenía mucho tiempo para hacer todo lo que había soñado para sí y para los demás, de que dejaría para adelante sus sueños de agrandar su familia, y de los grandes sueños de vivir gozando de lo que había logrado, de que esto que vivía ahora recién era el comienzo, de que en la actualidad lo único que esperaba era estar tranquila y preparada para el gran desafío que tenía por delante y por el que tanto esperó tener su oportunidad … Ernestina la escuchaba y por alguna razón que no se podía explicar se tenía que apartar y ponerse a llorar sin parar. No sabía por qué, pero el escuchar a Selena relatar tan entusiastamente sobre su vida, sobre sus sueños, sobre lo vivido, sobre los sacrificios que tuvo que hacer para llegar a ser lo que es y sobre todo lo que tenía planeado realizar le hacían sentir una profunda angustia, como si pensara que nunca tendría tiempo para todo, que detrás de esa mujer de amplia sonrisa había una persona que había sufrido mucho y que seguía teniendo mucho miedo, miedo al que superaba riendo continuamente y haciendo cosas, muchas cosas, cosas que la hicieran ocupar su mente, cosas que la hicieran sentir feliz, por lo que así ella siempre podría superar cuanto obstáculo se le presentara en vida…
Cuando todo terminó Selena se encontró con más gente que se le acercaba con diferentes pedidos, con innumerables peticiones. Se le habían acercado periodistas que le hacían preguntas por su disco en inglés, por sus proyectos de “Selena Etc.”, para que los saludara o les diera más y más autógrafos. Selena decía que tenía pensado trabajar con su hermano en el nuevo proyecto y entre los dos hacer nuevos temas, decía que soñaba con que en el futuro querría que todas las mujeres lucieran sus diseños y que el mundo fuera feliz con sus canciones. A veces había gente que confundía esa buena predisposición de Selena con ingenuidad, cosa que Selena no tenía en absoluto. En un momento alguien le pidió que saludara a una cámara repitiendo el nombre de una organización que no se sabía qué era ni qué hacía. Selena estuvo a punto de saludar, pero rápidamente dio cuenta del asunto y le preguntó al señor que le pedía el saludo en qué consistía la organización que pretendía que ella saludara. En cuanto vio que el hombre dubitaba, Selena pasó a asentir pero dedicándose a seguir firmando autógrafos. Como Ernestina temió que el hombre insistiera y pusiera a Selena en una incómoda situación, se adelantó, se dirigió a Selena y le dijo: “¿Me podrías firmar un autógrafo además de dejarme hacerte una preguntita?”. Selena se sorprendió por la aparición repentina de Ernestina y sonrió en señal de agradecimiento. Luego la observó bien y le dijo: “Tú eres la que me saludó en la entrada, ¿verdad? ¡¡Claro que sí!! ¡¡Te agradezco tus palabras!! ¿Cómo te llamas?”, le dijo Selena mientras tomaba el papel y extendía su mano a modo de saludo. Ernestina se quedó con la boca abierta. No podía creer que Selena se acordara de ella luego de ver a tantos admiradores en pocas horas: “Me llamo Ernestina. No puedo creer que te acuerdes de mí … ¿Cómo puedes…”... “Deberías saber que hace mucho que estoy en el negocio de la música a pesar de ser tan joven. Ya estoy acostumbrada … ¡¡Y espero seguirlo estando porque adoro que me quieran tanto!!”, dijo Selena, y echó una de sus estruendosas y graciosas risotadas. Y aclaró: “No me tomes en serio. Es broma. Es pura broma. La verdad que me llamó la atención tu bienvenida en medio de gente tan preocupada por mi seguridad. ¿Tú crees que debo estar tan protegida? Yo creo que no. Tan importante aún no soy…” ... “No creas, Selena, no creas. Tú eres mucho más importante de lo que crees. Y sí, yo creo que debes cuidarte. No del público. Ellos te quieren mucho … Nosotros te queremos mucho. Pero uno nunca sabe. Siempre pasan cosas. Y tú estás en el momento del despegue mundial. No sea que…”, le dijo Ernestina sin saber por qué le decía esas cosas, como si supiera y tuviera la seguridad de que a Selena le podría pasar algo. Incluso se le pasó por la cabeza la imagen de John Lennon, pero eso la aterró y no se lo quiso decir a Selena … “No sea que me pase algo … ¿Eso me quieres decir? Tienes razón. Lo tendré en cuenta”, le dijo Selena. Ernestina respiró aliviada, sobre todo pues pensó que Selena iba a esperar su respuesta a la pregunta “¿Eso me quieres decir?”. Enseguida Selena le preguntó: “Pero tú me dijiste que me querías decir algo. ¡¡Vamos!! ¡¡Dímelo mientras firmo tu autógrafo!!”. Selena le sonrió y esperó que Ernestina le dijera lo que le estaba pasando, acaso como sabiendo lo que le iba a decir …
Ernestina tomó impulso y largó la pregunta antes de que titubeara y se arrepintiera: “¿Sabes, Selena? Yo trabajo en la agencia de publicidad que se encarga de la nueva campaña de Shampoo Agree. Mi jefe es Javier. Creo que ya lo conoces. Estuvimos en varias reuniones delineando las políticas a encarar sobre tu imagen, sobre cómo deberías encarar al público, de qué modo presentarte, qué deberías decirle no sólo al público latino de Estados Unidos y de México, sino de toda Latinoamérica. En general a todos les pareció bien tu nueva imagen, así como estás, rubia y más moderna, más accesible y convencional para todo público … ¿Pero sabes? ¡¡Y no te ofendas!! A mí no me pareció una buena idea. De hecho estoy aquí por eso, pues mi jefe quiere que vea esta campaña y le pase mi informe. Me pelee con algunos compañeros de trabajo. ¡¡Casi me linchan!! Es que yo creo que hubiese sido mejor que te mostrases como siempre, como en los últimos tres años, con tu pelo oscuro, largo, preferentemente con flequillo … Sé que la imagen no es todo, pero sabes, Selena, que la gente te adora por lo que eres y eso lo asocian con tu imagen. Sé que puedes aparecer de cualquier modo y a la gente le parecerá bien, pero … la gente te ha visto en los últimos años de una misma manera, te ha visto triunfar con esa misma imagen, te ha visto madurar de ese modo. Después de tu incidente con tu pelo en el que te lo dejaste muy cortito te lo dejaste crecer y con él te hiciste masiva y popular … No estoy diciendo, claro está, que el pelo te hizo triunfar, sino que mucha gente comenzó a conocerte en esa época y los que ya te conocían comenzaron a quererte definitivamente cuando pasaste a la adultez y todos fueron éxitos para ti. La gente que se acercó a ti te ha visto de ese modo y tú te acercaste con ese aspecto … Como sea, lo que quiero decirte que esta imagen con la que te muestras ahora ante el público no lo ha visto nadie en un escenario, en un evento, en un reportaje convencional. Entiendo la política de la firma, pero yo hubiese explotado la imagen que tienes todos los días entre nosotros. ¡¡Sólo había que ponerte más linda con tu pelo con tu imagen habitual y listo!! No vi la necesidad de tantas reuniones de marketing ni había necesidad de hacer un estudio de mercado. Sólo había que mostrarte tal cual nos recibirías en tu estudio de grabación, en tu casa, en tu boutique ... Espero que no te ofendas. No quiero decirte que no me gusta cómo estás ahora. Sólo quería decirte que…” … “que no te parezco linda ni te gusta cómo estoy. ¡¡Sí!! ¡¡Lo entendí muy bien!! ¡¡Gracias!!”, la interrumpió Selena, quien la miró fijo y echó enseguida una gran carcajada. “¡¡No te preocupes, Ernestina!! Es un chiste … Un mal chiste … Mira … Entiendo perfectamente lo que me dices y tal vez tengas mucha razón. Seguramente si yo hubiese estado a cargo de la publicidad es más que probable que hubiese hecho lo mismo … Pero desde niña aprendí a que cada uno cumple una función y lo que decida cada uno es respetado. Mi padre es el manager del grupo, mi hermano es el productor de mi música … Cada uno sabe lo que tiene que hacer y los demás acatamos lo decidido. Sabemos que todos buscamos lo mejor. Aquí firmamos un contrato con Agree y nosotros acatamos sus decisiones. Si sale bien todos saldremos beneficiados ... Te entiendo, Ernestina ... No tienes por qué angustiarte. Haces muy bien en decirme lo que piensas con honestidad. Nosotros hacemos lo mismo en familia. Nosotros también discutimos las decisiones, cada uno aporta lo suyo para el bien del grupo, pero una vez que dijimos todo lo que había que decir dejamos en el encargado de cada asunto decidir lo más adecuado. Si nos conoces bien sabes que nos manejamos con la verdad, con honestidad y con humildad. A veces por allí algunos creen que somos ingenuos. Habrás visto cómo encaré el tema de la persona que quería que saludara a alguien que yo desconocía, ¿verdad? Por eso tranquila, Ernestina. Valoro tu franqueza, pero hoy estamos en manos de lo decidido por Javier. Ya verás. Todo va a salir bien. Y no te preocupes. Esto es temporario. ¡¡Volveré a ser la morocha flequilluda de siempre!! Igual sabes que me gusta cambiar de peinado cada tanto” ... Selena le sonrió tiernamente a Ernestina, apoyó su mano sobre la suya y le hizo un gesto como esperando contar con su aprobación. Ernestina asintió con un gesto mirando para abajo y Selena le dijo: “¡¡Vamos!! ¡¡No dramatices!! Y aquí tienes tu autógrafo, ¡¡que lo hice mientras me hablabas, me hablabas y me hablabas!!”. Selena no pudo evitar echar otra de sus carcajadas y luego de disculparse otra vez por sus risotadas y por sus chistes, le extendió el papel esperando que Ernestina leyera su contenido. Ella lo leyó: “The most valuable thing in life is to go with the truth, to be honest and responsible. With those principles, success is ensured. Love. Selena. January 1995”. Ernestina se emocionó con semejantes palabras y sólo pudo levantarse para abrazar a Selena y ponerse a llorar sin saber, una vez más, por qué lo hacía. Ernestina no sabía por qué, pero siempre le venía el miedo, casi terror, de que Selena no podría hacer todo eso que tanto soñaba y menos aun con esos medios. Selena le parecía demasiado buena y honesta para este mundo cruel. Ernestina lo podía corroborar con la crueldad con la que se mueve tanta gente, con gente como la que casi ella se agarra a golpes de puño … por defender a Selena … “¡¡Oye, oye, oye!! No te pongas así. ¡¡No es para tanto!! Supuse que eso te alegraría … ¡¡No es para llorar!!”, le dijo Selena mientras se despegaba de ella mientras Ernestina podía intuir nuevamente en esa tierna mirada de Selena que ella sabía todo, que ella entendía perfectamente los más profundos sentimientos de ella y que los compartía plenamente ... Ernestina advirtió que a su alrededor había un mundanal de gente esperando a Selena para compartir aunque sea un minutito con ella, por lo que le dijo con un gesto que ya debía irse, y Selena lo entendió con un gesto mezcla de alegría y de resignación. Ernestina se fue alejando de la escena y no podía dejar de sentir una enorme admiración por esa mujer que era el talento, la bondad, la alegría, la voluntad y el ejemplo mismos. Ernestina sentía que no había visto nada igual y eso mismo la hacía temer. “¿Qué haría yo sin ella? ¿Qué haría tanta gente sin Selena? Ella es el futuro y la esperanza. Si alguna vez ella se nos fuera, ¿qué seríamos sin Selena?”, pensaba una y otra vez Ernestina sin saber por qué le asaltaban esos pensamientos, sin saber qué era lo que realmente temía, por qué estaba tan obsesionada por la imagen que iba a dejarle Selena a toda la humanidad … De pronto apareció Javier con una enorme sonrisa y gran entusiasmo. “¿Y? ¿Qué te pareció todo? ¡¡No me digas que no resultó fabuloso lo que hemos hecho con Selena!! Vi que estabas hablando con ella. ¿Acaso no te convenció? ¿Acaso no has concluido que finalmente lo que hicimos resultó ser una gran idea? Ahora nos quedan dos largos meses de trabajo de posproducción. Tal vez tengamos que ajustar muchas cosas antes de presentarlo a nuestro cliente de Agree. ¡¡Se nos viene un trabajo tremendo, Ernestina!! Espero contar contigo…”, le terminó de decir. Ernestina asintió en silencio y se resignó a hacer su trabajo, sin estar muy convencida, sin poder sacarse esa angustia de encima que no sabía por qué se le había instalado y no se la podía sacar de su mente, ni siquiera con todo lo que le había dicho Selena…
Efectivamente fueron dos meses duros, muy duros. Javier era muy obsesivo y no quería darle el trabajo terminado al presidente de Agree hasta él verlo hecho en forma perfecta. Hizo miles de muestras fotográficas, compaginó las fotos y los mejores momentos de la entrevista a Selena. Incluso hizo que fuera entrevistada en diferentes medios de radio y de televisión para que Selena hablara de sus proyectos asociados a la promoción de la firma. Más de una vez Ernestina habló por teléfono con Selena para ir definiendo y ultimando detalles, y siempre Selena la calmaba con la confianza de que todo iba a salir muy bien, que tuviera confianza, que estaban en buenas manos y que nada los detendría en el camino al éxito. Por un tiempo Ernestina se mantuvo confiada y tranquila hasta que comenzó a costarle cada vez más contactarse con Selena. Ella viajaba cada vez más seguido y era difícil localizarla, y en las pocas veces que la hallaba notaba que Selena estaba entre distante y dispersa. Ernestina le hacía algunos comentarios entusiastas y algún que otro chiste, pero notaba que Selena no lo registraba o estaba decididamente en otra cosa. Ernestina quería creer que estaba todo bien, que todo esto pasaba porque Selena estaba muy cansada de los viajes y de estar grabando a su vez un nuevo álbum en el medio de infinidad de entrevistas. Pero la última vez que se comunicó con ella, un 22 de marzo, no la notó bien y sabía que no estaba de gira. Había pasado el hermoso concierto del Houston Astrodome, los Festivales de Noches de Carnaval y de Calle 8, los conciertos de Chicago y el de la Escuelita de los Spurs en San Antonio ... Sabía Ernestina que no se la vería hasta el mes siguiente en concierto y que sólo estaría grabando el disco en inglés. Ernestina quiso no pensar pero no podía dejar de hacerlo. No tenía por qué pasarle algo raro a Selena, pero no podía dejar de pensar en ello. Encima seguía sin convencerle la campaña de Agree y la bendita imagen de Selena. Aquella noche del 30 de marzo Ernestina se fue a acostar no dejando de pensar qué pasaría si ésa fuera la última imagen que Selena le daría al mundo. Una vez más se decía por qué pensaba en ello siendo que Selena era tan joven, pero no lo podía evitar. Por eso había discutido, por eso se había peleado tanto, por eso le había hablado a Selena. Cuando pudo conciliar el sueño, se le venía a la mente la imagen de la presidente del club de fans de Selena que le adulaba su nueva imagen. Ernestina miraba sin comprender en ese sueño por qué le decía esas cosas que sonaban tan falsas, tan hipócritas, tan falsamente elogiosas, y mucho menos entendía por qué Selena se sonreía y no se daba cuenta … Hasta que Ernestina vio que esa mujer llevaba las manos juntas a sus espaldas sosteniendo algo. Ella se acercó para ver qué era y notó con horror que era un enorme y brillante cuchillo. Ernestina comenzó a gritar para advertirle a Selena hasta que se vio gritando a la nada en la negrura de la noche. Ernestina saltó de la cama sin esperar advertir que sólo era una enorme pesadilla. Tomó su auto y fue sin pensar a la casa de Selena. Era de noche aún. Estaba por amanecer y ella estaba como a dos horas de la casa de ella. Aceleró, sólo aceleró, no sabía por qué, pero se dejó llevar por su angustia y por ese sueño. Sabía qué le iba a decir, no sabía cómo Selena lo tomaría, pero debía hacerlo. Un impulso irrefrenable le hacía pensar que iba la vida, su vida, la vida de Selena con ello. Cuando llegó a la casa de Selena eran cerca de las 8 de la mañana. Ernestina notó que había luz adentro, lo que la hizo aliviar. Al menos alguien había despierto. Igualmente, si veía todo oscuro no dudaría en tocar el timbre todas las veces que fuera necesario. Rápidamente estacionó su auto y corrió hacia la puerta. Una vez allí tocó una vez. Como no contestaron rápidamente, Ernestina volvió a tocar impaciente. Pasó un pequeño tiempo que para Ernestina fue una eternidad hasta que ella empezó a gritar: “¡¡Selena!! ¡¡Selena!! ¡¡Soy yo, Ernestina!! ¡¡Ábreme, ábreme por favor!! ¡¡Es urgente!!”. Casi al instante, una desconcertada y seria Selena le abrió la puerta: “¡¡Ernestina!! ¿Pero qué pasa? ¿Qué es lo tan urgente? ¡¡Estaba por irme!! ¿Qué es lo que…”. “No me preguntes, Selena. No me digas por qué. Quiero ser honesta contigo. Hazme caso. Ayúdame a convencer a Javier. No saquemos esa campaña de Agree. ¡¡Te lo pido por favor!! No me preguntes por qué. Pero hay algo que me perturba de todo esto. No sé por qué, pero no puedo evitar dejar de hacerme la idea de que si ésta fuera tu última imagen, no querría que fuera esta que estamos promocionando. Sé que es una tontería. Sé que tendrás miles y miles de imágenes más, tan o más bellas que ésta, pero no quiero, no quiero que ésta que promocionamos salga ahora. ¡¡Haz una nueva!! Haz una con esta imagen que tienes ahora. Por favor, vengo de manejar dos horas para decírtelo. No podía más. No podía dejarlo pasar más. Prométemelo que lo harás, Selena. ¡¡Dime que sí!! ¡¡Yo me haré cargo de todo!!”, le rogó Ernestina. Selena se quedó callada un largo tiempo, la miraba pero no le decía nada. Ernestina veía en su rostro una gran preocupación. Hasta parecía entender muy bien por qué Ernestina estaba allí. De pronto, Selena le preguntó: “¿Y por qué no me llamaste por teléfono? ¿Podrías estar llamándome en este mismo momento desde tu casa. Yo te hubiese atendido…”. “¡¡No!! ¡¡No!! … No sé. No sé por qué. No tengo respuestas a eso Selena. Sólo sentí un deseo irrefrenable de decírtelo personalmente…”, le dijo Ernestina, al borde de la desesperación. Selena la miró fijo y le dijo: “No te pido que especifiques nada ni que me des nombres. Sólo contéstame una pregunta y sólo respóndeme sí o no … ¿Tú tuviste una pesadilla y yo estaba allí con alguien?”. Ernestina quedó sorprendida con la reveladora pregunta de Selena, miró al piso y asintió con la cabeza: “Así es Selena … Por eso estoy aquí…”. Selena le hizo una pequeña seña a Ernestina en señal de espera. Al rato volvió con una campera y le preguntó: “¿Crees que Javier aceptará el cambio de plan? Te voy a acompañar. Será mejor que yo también dé la cara, ¡¡así nos mata a las dos juntas!!”. Selena al decir esto se echó a reír por primera vez en la mañana, y Ernestina aceptó con alegría y alivio la invitación de Selena. Por suerte Javier estaba de paso por Houston, camino a New York, para hablar con el presidente de Agree. “Sólo permíteme llamar a mi casa en un par de horas. Le dejé una notita a Chris. Luego le diré bien lo que pasó. Además tengo que ver cómo haremos para ir mañana a Los Ángeles. Es que debo dar un concierto allí…”, le pidió Selena. Ernestina asintió y la llevó a Houston previo a llamar a Javier para reunirse en condición de urgencia. Cuando estuvieron con él, éste se agarró la cabeza, insultó y pidió explicaciones más de una vez, pero no pudo hacer nada frente al motivo que le daba Selena: “Ernestina tiene razón. Nos equivocamos todos. No tengo ningún problema en hacer todo de nuevo y de asumir todas las responsabilidades. Y si quieres, llámalo al presidente de Agree. Yo le explicaré todo”. Javier lo llamó y le pasó el teléfono a Selena. La magia de ella pudo con todo. Logró postergar la entrega por un mes y se comprometió con Javier no sólo comenzar de nuevo con los trabajos una vez de vuelta del concierto de Los Ángeles, sino de ir personalmente a esa presentación, con Javier … y con Ernestina. Javier se resignó a hacer de nuevo la tarea, pero dijo: “¡¡Está bien, está bien!! Ya que quedó todo arreglado, aprovecharé para hacer un ligero cambio de planes … Como los hechos demostraron que tú, Ernestina, tenías toda la razón, te nombraré encargada de la nueva publicidad de Agree. Desde hoy serás la nueva jefa de todo el Departamento de Publicidad. Si has podido con Selena, ¡¡sé que podrás con todos!!”. Ernestina le dio un enorme beso a Javier, que por vergüenza sólo le pidió que no dé más saltitos y se fuera ya a trabajar. Ernestina se fue del lugar agradeciéndole una y otra vez a Javier, quien le decía: “Ya lo sabes. Yo no quiero aduladores. Sólo quiero gente mejor que yo a mí lado. En eso contigo no me equivoqué y ¡¡he aquí la recompensa!! ... ¡¡Y ya te quiero mañana trabajando!!”. Ernestina se fue con Selena del lugar para llevarla de nuevo a ella a Corpus Christi. Todo el viaje fueron risas y largos cánticos. Cuando llegaron a la casa de Selena, Ernestina se abrazó largamente con ella. “¿Me prometes que te cuidarás hasta que vuelvas del concierto? Yo te esperaré aquí mismo en Corpus Christi para empezar a trabajar…”. Selena le hizo un gesto de espera en silencio y se adentró en la casa. Al rato salió y le depositó en la mano de Ernestina un papel y un boleto. En el papel había un nuevo autógrafo de Selena. En él decía: “In life you must know how to change on time. In life you must do what you think is best. And I have learned that from you. Thank you, Ernestina! Love. Selena. March 1995” … Cuando terminó de leer el autógrafo, Ernestina abrazó y le dio un largo beso a Selena diciéndole: “A ti te debo las gracias. ¡¡Tú me has hecho feliz en todos estos años!!”. Cuando se recompuso, Selena le pidió que viera el boleto. Para sorpresa de Ernestina, era un boleto de pase libre al concierto de Selena del día siguiente. Ernestina la miró contrariada, a lo que Selena le dijo: “¿Acaso no quieres trabajar ya mismo en el nuevo proyecto? ¡¡Pues acompáñame a Los Ángeles y empezamos ya mismo!! Te dije que te ayudaría … ¡¡Vamos!! Acompáñame a q-productions. Mi padre, mi esposo y mi hermano me esperan allí. ¡¡Démosle las buenas nuevas!!”. Ernestina se fue a las risas y a los abrazos con Selena en aquel sorprendente día soleado de Corpus Christi, cuando todo indicaba que iba a llover. Pronto todos verían la nueva imagen de Selena. Pronto verían a la Selena de siempre sonriéndoles, siempre linda, siempre encantadora … otra vez. Ernestina ya no tenía más esa angustia, esa incertidumbre. Ernestina era una mujer feliz viendo a Selena contenta llevando esa imagen de esperanza y de alegría a toda la gente que quiere y que querrá a Selena en el futuro. Ernestina supo ese día que cuando pronto vuelvan todos a ver a Selena ya no habrá en ella más pena ni olvido…
(Esa última imagen de Selena es una linda imagen, pero a la vez triste y melancólica. Nunca se la vio así en concierto, nunca nos cautivó de ese modo … Seguramente lo hubiese hecho si hubiera tenido oportunidad … Prefiero quedarme con esa imagen de Selena que llegó a mi corazón, con esa imagen que no da cuenta ni me hace pensar que Selena se nos ha ido teniendo tanto para dar, tanto por hacer, tanto para alegrar por siempre a nuestros corazones…)
Y no importa la imagen … Importa tu Alma, tu corazón, tu voz, tu sonrisa, tu Amor, Selena. Eso que llevo en mi corazón y que te mantiene tan presente…
Te quiere con toda el Alma…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)



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