Aquel hermoso vestido azul, Selena...


¡¡Qué momento, qué noche tan hermosa aquí en Monterrey!! Ya se acaba el año. ¡¡Siento que pasó como un rayo!! ¡¡Cuántos momentos, cuántos instantes!! Empecé con un Grammy y lo termino aquí en el Far West Rodeo totalmente repleto y con un público que me grita a viva voz. ¡¡Qué año inolvidable!! ¡¡Quién lo iba a decir!! Para mí esta serie de conciertos no es uno más, tiene para mí un significado muy especial. No sé. Lo siento así, lo vivo así. Estoy con un ánimo espectacular. Por primera vez siento que soy la mejor, que no me para nadie, que he llegado a tocar el cielo con las manos. ¿Quién podrá detenerme ahora? ¿Quién osará hacerlo? ¿Quién podrá quitarme todo lo que logré después de tantos años de sacrificios? Este año 1994 fue el año que tanto deseamos y soñamos mi familia y yo. Al principio tenía mucha ilusión de que podría ser un año con grandes avances pero no tanto. Habíamos arrasado una vez más con los Premios Tejano Music Awards, pero ya estábamos acostumbrados a ganarlos, pero también era cierto que no nos creíamos lo que lográbamos, no nos creíamos más grandes artistas por lograr cada premio. ¡¡Al contrario!! Para nosotros cada premio era un motivo más para superarse. Si yo lograba el premio a la mejor cantante femenina tenía que redoblar los esfuerzos para lograr ganar el premio nuevamente al año siguiente. Lo mismo hacía A.B. Lo mismo hacíamos todos. Y si por esas cosas nos olvidábamos de ese “detalle”, mi padre se encargaría de recordarlo. Siempre fuimos un buen equipo de trabajo. Nadie se ha puesto por encima de ello. Todos tiramos para el mismo lado, pues sabíamos que si lográbamos los objetivos lo gozaríamos todos. Teníamos un gran sueño y un trabajo que realizar. Todos sabíamos lo que había que hacer, y a pesar de que para todos la figura era yo, la gente venía a verme a mí y hasta la disquera se le había ocurrido cambiar el nombre de la banda, pasándolo de “Selena y Los Dinos” a simplemente “Selena”, todos estábamos contentos y felices. Todos nos conocíamos, y todos estábamos consustanciados a la causa, incluso los más nuevos ¡¡y uno de ellos era mi esposo!! Creo que tenemos el grupo ideal pues la familia maneja todo y nadie extraño vendría a aprovecharse de nuestra inocencia y de nuestra fama. Y los pocos que no son de nuestra familia son gente en quien confiamos mucho, les dimos todo y recibimos a cambio cariño y amistad. ¿Qué más puedo pedir? .., Bueno, ¡¡ganar todo!! Nada, no dije nada, es broma, como lo que hice el otro día dejando mi pitón debajo de la cama sin que mi esposo lo supiera … Qué locura … ¡¡y qué risa!! A veces Chris me tiene una enorme paciencia, somos tan diferentes y a la vez muy parecidos. Creo que él tiene la serenidad que yo no tengo, la capacidad de estar horas sin hablar por horas mientras yo le cuento todo un parlamento en pocos minutos. Creo sentirme que estoy en el paraíso ¡¡y no quiero irme de allí!! Así me sentí cuando gané el Grammy. No lo podía creer. Simplemente no lo podía creer ni imaginar. Si aun con el segundo Astrodome lleno allá por febrero me costaba creer la popularidad que tenía aquí en Estados Unidos y en México, ¿qué podía pensar si ganaba un Grammy? Fui a New York para pasear y disfrutar de la fiesta. Para mí era demasiado estar en ese lugar. Muchos artistas conocidos y un montón de gente persiguiéndome para que cumpla con la “reglas de protocolo”. Veía gente que ni me miraba y otros no latinos que cuando les decía quién era, manifestaban conocerme y hasta sabían de nombre algunas de mis canciones. Eso me dio una pauta de que yo era más que una simple cantante latina. Todos sabían que hablaba inglés y que me preparaba para el mercado anglosajón pues ya muchos hablaban de mí sobre todo después del Grammy, de mi participación en la película “Don Juan De Marco” y de la telenovela “Dos mujeres, un camino”. Por un lado, noté que ya lo latino no era tan indiferente para todos en Estados Unidos, y encima yo me preparaba para conquistarlos a ellos. Sentí que estaba a mitad de camino y que me faltaba un pasito, sólo un pasito para convertirme para los latinos en su Reina y para los demás en una gran artista internacional. Ya lo certifiqué el mes pasado paradógicamente no en Estados Unidos, sino en México, más precisamente en Monterrey y más concretamente en el Programa “En vivo”, de Ricardo Rocha. Allí en un minirreportaje que se me hiciera en el medio del concierto en vivo que realicé me anoticiaron de que estaba entre los 200 artistas más famosos en los Estados Unidos, según encuesta hecha a gente de todos los idiomas, de todas las etnias. Y resaltaban cómo el público no sólo me admiraba sino que me quería, que me quería cuidar, que quería verme bien. Es notable todo esto. De ser una artista desconocida a todo esto. Todo me ha salido bien. Encima sacamos a la venta el disco “Amor prohibido” y fue un éxito en ventas, y esas ventas lograron esta locura en Monterrey que ya me adoptó como su Reina. ¡¡Dios mío!! ¡¡Cuántas sensaciones hermosas!! Es sólo dar un pequeño paso más. Otro pasito más. Afuera la gente literalmente explota. Pronto tengo que salir. De pronto siento un pequeño dolor en el estómago, pero son los nervios. Quiero no pensar en ello, pero cada tanto viene esa pesadilla terrible de la que no quiero hablar y mis miedos. Sé que en cuanto salga de aquí me olvidaré de todo y ofreceré mi mejor show… A veces siento que necesito ayuda, necesito a alguien que me dé ese empujoncito, que me ayude a lograr dar ese pequeño pasito para completar el camino a la gloria. Espero que ese alguien escuche mis ruegos y me ayude pronto. Necesito que ese alguien sepa que yo, Selena, necesito de su ayuda para que todo no se me escurra entre las manos. Espero que todo salga bien…

***

¡¡Psst, psst, aquí!!, me dice un señor escondido detrás de unos carteles de una obra en construcción. Casi no percibí su presencia. Iba casi corriendo camino al trabajo pues ya llegaba tarde, por lo que nada ni nadie podía interferir mi corrida alocada hacia mi objetivo diario. Encima iba escuchando la radio que me hablaba de los males diarios por los que amanecíamos y atravesaríamos todo el día en nuestro bendito país. Pero no pude evitar detenerme. Primero lo que me llamó la atención fue la expresión de ese hombre. Había en él una mirada de alguien que me estaba llamando por algo bueno o por algo que me podía servir. Incluso pensé que había perdido algo en el camino y por eso me llamaba. Luego me intrigó el hecho de que estuviera en impermeable en la entrada de ese edificio en construcción. No es que el lugar estuviera cerrado. No es que no hubiera nadie. Es más. Al lado de él pasaban los obreros llevando en sus carretillas el material que servía para seguir construyendo. Eso sí, el día estaba feo y una fina llovizna acariciaba los cuerpos de todos los que andaban por allí. Dentro de lo perturbador de la situación, al menos entendía lo del impermeable del buen señor. “Vamos, no temas. Aunque parezca raro o peligroso, no tengo raras intenciones. Sólo tengo una pregunta para hacerte”. Me acerqué sin entender. Traté de ensayar un último intento para evitar acercarme con un buen motivo: “Es que llego tarde al trabajo y me van a descontar el día…”. “Selena. Tú admiras a Selena. ¿Te gustaría verla?”. “¿Qué? ¿Cómo? ¿Cómo sabes que me gusta Selena? Espera. Espera. ¿Estamos hablando de lo mismo? ¿Te estás refiriendo a Selena o a Selena Gómez?”. El señor se rió, me hizo un gesto con la mano juntando los dedos, me miró como diciendo “Vamos, ¿de qué me hablas?” y luego más seriamente me dijo: “En este mundo cuando se habla de Selena se habla de una sola persona. ¿Acaso no crees tú lo mismo?”. Yo lo miré con satisfacción, me reí y me justifiqué diciéndole que al decirme si quería ver a Selena lamentablemente no lo podría hacer aunque quisiera. Sí a Selena Gómez… “¿Qué te parece viajar en el tiempo para verla? ¿Cuál sería el concierto en el que la querrías ver? Seguro que querrás verla en el Houston Astrodome, ¿no? ¡¡Qué bella lucía allí y que impresionante concierto dio esa noche!!…”, me dijo el señor pasando al fondo del asunto sin escuchar lo que le decía. “¿Pero quién eres tú? No me has dicho quién eres. ¿Cómo sabes que me gusta Selena, que pretendes a cambio? Aparte, si puedo ir a ver a Selena, no me voy a contentar con verla. Voy a querer evitar lo que le pasó”, le dije sumiéndome en una profunda desesperación y tristeza ... “Mira, allí, hay un bar. Tomemos un café y hablemos de todo esto. ¿Aún tienes las fotos de Selena en tu mochila que las llevas todos los días, no?”. Yo lo miré con suficiencia, abrí la mochila, tomé mi bolsita de nylon en las que guardo un montón de fotos de Selena que llevo todos los días de casa al trabajo y del trabajo a casa, y se las mostré. “Debí suponerlo”, me dijo el señor sonriendo mientras entrábamos al bar….

“Antes que nada te digo que si puedo ir atrás en el tiempo y ver a Selena en concierto, prefiero ver a Selena en el Far West Rodeo de diciembre de 1994. Es un concierto que se conoce por partes y querría verlo completo. Además, me gustaría estar con toda esa gente que colmaba el lugar. Quisiera corear el tema “No debes jugar” con todos ellos y bajo la batuta de Selena, quisiera verla actuar con su canto, con sus movimientos, con su voz, quisiera verla a Selena en su plenitud…”. “Sí, tienes razón, es un bellísimo concierto que bien merecería que todos lo vieran completo. Pero hay varios conciertos de esa actuación de Selena en el Far West Rodeo. ¿Cuál elegirías?”. “¡¡La que está vestida de azul!!”; le dije con firmeza y casi a los gritos. “Reconozco que en el que lució vestida de rojo también estaba espectacular, pero en el que te digo hay una interacción tremenda entre ella y el público, y en todos los conciertos de Monterrey lo bueno es que Selena tenía el público bien cerquita, a diferencia de lo que sucedía en Estados Unidos. Allí se podía apreciar mejor el carisma y el talento de Selena. Encima, ésa sería su última aparición en Monterrey. Viéndola allí, ¿quién podía imaginar lo que sobrevendría después? No hay caso. Por más que uno quiera aferrarse a los lindos recuerdos, siempre lo malo estará atormentándonos…”, le dije meneando la cabeza. “Así son las cosas, muchacho. Sé que a ti no te gustan que te hablan de imponderables, de imposibles y del destino, pero sé lo que quieres a Selena y que darías todo por ella. Debo confesar que es muy conmovedor que te sacrifiques tanto por alguien que ya no está entre nosotros. Por eso al menos quiero darte la oportunidad de que la veas. Es lo menos y es lo más que te puedo ofrecer. Porque desde ya que no puedes decirle nada que implique que Selena intuya lo que va a pasar. Si tienes la oportunidad, no le puedes hablar ni de lo que sucederá ni de nada que haga cambiar el curso de las cosas. Sabes que por allí, por querer hacer un bien harás algo peor. Pero quiero que aceptes esta invitación. Quiero que tengas oportunidad de verla. Tanto le has escrito, tantos recuerdos sin haberla vista salvo en videos que al menos mereces esta oportunidad. Además, por allí lo que veas te sirva para tus próximos escritos…”. “Sí, tal vez tengas razón”, le dije sin mucha convicción, ya que para mí escribirle es sólo exteriorizar mi admiración pero también mi angustia por lo sucedido a Selena, y mi sueño imposible de que ella algún día vuelva o de que alguien me certifique alguna vez que todo esto es sólo producto de una tonta y absurda pesadilla. Nada de lo que yo vea cambiará el panorama. El verla me hará ponerme contento pero por un tiempito, tal vez pueda tener más conocimiento de ella, podré sentir en toda su dimensión lo que es un concierto suyo, pero eso sólo hará que pueda acaso escribir sobre ella con más detalle. Y no es que eso no sea para mí suficiente, pero es como cuando pienso en lo que yo realmente querría hacer por Selena. A mí sólo me interesaría ir a verla para no sólo mirarla, sino para abrazarla, para agradecerle … y para buscar la manera de que no suceda lo que sucedió. ¿Acaso este señor que sabe tanto de mí no imagina que lo intentaré aunque sea de un modo elegante y sin escándalos. Estaba por decírselo pero él llamativamente me interrumpió en mis pensamientos extendiendo unos boletos. “Toma. Éstas son las entradas para ver a Selena en el Far West Rodeo y es del concierto en el que está vestida de azul. Por lo demás no te preocupes. Te sorprenderás tal vez de cómo viajarás en el tiempo. Cuando llegues a Monterrey habrá alguien que te esperará para llevarte. Está todo arreglado y planificado. Verás a Selena y podrás sentir lo que es ella en vivo en toda su dimensión. Podrás ver a alguien a quien que ya le has dedicado parte de tu vida y lo harás hasta tu muerte, sin duda … Ya sabes lo que no puedes hacer y sería bueno que no lo intentes. Procura que ese día sea inolvidable para ti. De la vuelta yo me ocupo. Luego te digo. Entonces, ¿qué me dices? ¿Aceptas o no?...

***

¿Estará bien que me ponga esta vez boustiers y pantalón azules? Quiero cambiar. En el otro concierto me puse el conjunto de color rojo. Me quedaba muy bien, hice un buen concierto, pero quiero lucir con otro color. No sé por qué, pero intuyo que a muchos les gustará y con el tiempo recordarán este concierto y para bien. Estoy muy nerviosa. Sí, ya sé que lo dije antes. Además, siempre estoy nerviosa antes de los conciertos. Pero esta vez mis nervios son diferentes. Son nervios de expectativa, son nervios de crecimiento, son nervios de estar cambiando de etapa en mi vida. Porque sé que haré un magnífico concierto. Lo intuyo, lo percibo. Esa gente que me está esperando allí me motiva y mucho. Nunca lo diré públicamente pero me gustan más los conciertos en México que en Estados Unidos, pues en la República Mexicana tengo al público bien cerca y eso me permite interactuar más, jugar más, desplegar con más soltura mi voz, mi canto, mi baile. En mis tierras, si canto en estadios, casi siempre tengo al público en las tribunas y por lo tanto lejos. Muchas veces trato de salir del escenario para acercarme pero a veces no puedo. Disfruto más en los lugares pequeños en los que irremediablemente tengo al público casi encima de mí o ya en los festivales abiertos en los que el público disfruta del espectáculo estando en el campo y teniendo la oportunidad de observarme desde cualquier lugar. Tampoco diré públicamente que el público en México me resulta más atractivo pues exterioriza más, grita más, participa más. Es cierto que por allí es bueno que se participe menos y se escuche más, como ocurre en Estados Unidos, pero lo bueno en los conciertos en vivo es que se vive más los temas, se siente, se puede percibir lo que le gusta más al público y lo que uno representa para ellos. Me estoy dando cuenta de que hablo mucho del público … Supongo que ante la inminencia de este concierto en el que tendré mucha gente tan cerca me hace pensar mucho en ese detalle, pero también pienso en ello pues medito sobre mi futuro y sé que conviviré mucho con estos escenarios en diferentes tierras. Me han dicho que en muchos países de Sudamérica se viven los conciertos así, y según el país la gente participa mucho, y le gusta cantar y bailar. Muchas veces cuando escucho estos comentarios y cuando sé que se vendrán muchos conciertos en Centroamérica y Sudamérica me pregunto qué será de mí en esas tierras, cómo me recibirán, cuánto me conocen, qué esperan de mí, qué referencia tienen de la música texana, cómo querrán verme, como la cantante latina con su hits en español muy exitosos o bien en mi nueva faceta de cantante de habla inglesa que tanto se pondera mundialmente. Me pregunto si me verán como una más y me pedirán lo mismo que a todas, o bien si se quedarán impactados por lo que les doy. Espero sorprenderlos como lo hice por aquí. Tengo a mi favor mi esperanza y mi optimismo. Estoy en un momento en el que todo se me da, todo se me cumple y todos mis sueños se hacen realidad. Ya no sólo me destaco como cantante. También me destaco como diseñadora. Nunca había estado en una posición así. Siempre corrí, corrí y corrí en busca de objetivos y de lograr algún sueño. Siempre tuve que vivir arriba de un bus esperando que la suerte alguna vez cambie. Esta vez las cosas empiezan a ser diferentes. Ya puedo vivir mi vida musical estando cada vez más tiempo en un lugar fijo que arriba de un bus. Por primera vez pienso que hay que ver cómo se puede mantener lo logrado, en vez de pensar en cuándo lograré algo en el negocio de la música. Lo ocurrido este año me cambió la perspectiva. Antes iba ascendiendo pero no pensaba en ver cómo mantenía al público pendiente de mí. Hacía lo que debía hacer y le ponía mucho de mí, mucho de mi pasión, mucho de mi espíritu para que la gente estuviera expectante de lo que hacía. Ahora sé que el público me ha adoptado como su artista preferida. Ahora sé que soy una estrella. Antes era una promesa en ascenso. Ahora soy una realidad. Diría que este concierto será la ratificación de lo que pienso y siento, y de todo lo que he logrado y madurado. El año que viene será determinante para mí y para el grupo. No se tratará sólo de mantener lo logrado, pues aunque quisiera no podría. Se vendrá un año en el que no sólo saldré de Estados Unidos para ir a México y ocasionalmente para Centroamérica. Ahora tendré giras más largas y más lejanas. Y si por fin sale el disco en inglés tal tenga que ver cómo compatibilizo las giras por toda América latina con las giras por todo Estados Unidos con mi nuevo disco. No me sale decir en este caso que no sé qué hacer, pues sí sé qué hacer. Soñamos, peleamos y nos sacrificamos mucho para tener una oportunidad. Sólo una. Y aquí estamos. Sólo tendremos problemas para ordenarnos un poco. Nada más. Es una etapa nueva. Un mundo nuevo nos espera, pero eso me excita y me incentiva más. Recuerdo cuando en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, se quedaron asombrados cuando les dije que haría un disco en inglés, y me preguntaron si no tenía miedo de apuntar al mercado anglosajón y a un público tan distinto. Y recuerdo que les dije que seguro tenía miedo pero también tenía en claro que había que arriesgar en la vida, que debía probar ese camino para saber si lo podía lograr o no, si lo quería lograr o no, hasta dónde podría llegar. Ahora que lo pienso, el miedo tiene sus cosas negativas, paralizantes, pero también positivas y movilizantes. El miedo no me hace conformar, no me hace detener sino acelerar. Me hace vivir las cosas con más ganas, con más pasión. La vida es una y hay que aprovecharla. Tal vez sea una verdad de Perogrullo pero bien cierta y que yo lo aprendí en la práctica, en la vida. Por eso tengo tantos proyectos y busco lograrlos sin perder tiempo. No me dormiré en los laureles. Yo no quiero ser una más que se conforma con poco. Yo soy Selena y quiero que me recuerden así, con ese nombre y por lo que soy y represento ...¡¡Uyy!! ¡¡Ya es hora de salir a cantar!! Ya me tengo que ir. Allí está el público coreando mi nombre y yo con todas mis ganas de darle todo mi potencial. Les daré mucho más de lo que se imaginan, como siempre. Les daré lo mejor para que me quieran siempre, me recuerden siempre ¡¡y no se olviden nunca de mí!! Y definitivamente, ¡¡este conjunto en azul es más lindo que el rojo!!

***

“Sí, acepto”, le dije finalmente. “Aunque te aclaro que difícilmente cambie de opinión por ir a verla. Sabes que el verla me da placer pero a la vez mucha tristeza. Sabes que todo que hago es por ella y por su recuerdo. Y sabes que querré hacer algo, darle un indicio, algo del que tenga que pensar…”. “Mira”, me interrumpió el señor, “yo estaré por allí. Tú no me verás, pero yo sí. Primero, habrá que ver si puedes acercarte. Piensa que no es nada fácil. Y segundo, yo no saldré a evitar lo que intentes hacer. Yo creo que tú sabes que decir determinadas cosas antes de tiempo pueden generar peores consecuencias que los acontecimientos ya pasados. Tú mismo sabes cuál es el límite. No tengo que decírtelo. La misma mirada de Selena te lo dirá…”. “¿Pero entonces para qué quieres que vaya? ¿Qué sentido tiene? ¿Sabes lo que significa ir a ver a Selena y luego marcharte con la seguridad de lo que pasará en meses? ¿Sabes lo que significa para mí ver a Selena en un momento en el que está por conquistar un mundo que se lo priva a través de una psicópata? ¿Acaso no sabes que si por mi fuera cambiaría mi vida por la suya para que ella tenga la oportunidad de vivir lo que este injusto y malvado mundo le impidió?”, le pregunté con desesperación sin darme cuenta de que el señor aprovechaba ese instante para llevarme a un auto y partir a un rumbo desconocido. Cuando lo advertí, le dije que cuándo me dirá quién es y cuándo viajaremos en el tiempo. “Ya lo estamos haciendo”, me dijo mientras manejaba con gran concentración por una autopista primero, por una ruta después. “Sólo mantente callado y atento. Y observa, pues en breve estarás en Monterrey … en diciembre de 1994 … ¿Estás preparado?”. Yo le hice un gesto afirmativo con la cabeza y seguí el trayecto en ruta en silencio. Estaba nervioso. Tenía un nudo en el estómago. Esta providencia me hacía pensar hasta qué punto no era un llamado, un pedido de Selena y que yo iba a ese encuentro. Hasta qué punto este señor que me llevaba no estaba cumpliendo otro sueño, otro anhelo. No sé bien por qué pero sentía que estaba yendo por el deseo de alguien, por el ruego de alguien. Se me repetía una y otra vez la palabra “pesadilla” y eso me sobresaltaba. Miré al señor que estaba concentrado y ya no quise preguntarle quién era, de dónde venía, qué quería realmente. Intuía que saberlo sería aun peor …”Agárrate bien fuerte que allí vamos”, me dijo el señor mientras subía el auto a gran velocidad por la ruta de un modo abrupto. Yo no atiné a decirle nada, tenía mucho temor pero no desconfianza. La velocidad del auto era increíble y casi me quedé sin habla cuando advertí que abajo no había suelo y sentía como si estuviéramos volando. Podía ver las ruedas como flotando en la nada misma. Por un instante recordé la escena de la película In the mouth of madness”, de John Carpenter, en la que unas personas buscaban a un autor de libros exitoso que se había fugado a un pueblo que según todos ya no existía más, pero que ellos lo habían localizarlo cambiando de dimensión yendo por una ruta camino a dicho pueblo. También recordé que la película era de 1995, que el final era desolador y que nada era casualidad en la vida. De pronto me sobresalté por el ruido del auto producto de algún desnivel, ataque o mala maniobra. El auto se detuvo de pronto y vi que estábamos en una calle pequeña en una gran ciudad. Y el señor ya no estaba. Cuando estaba por llamarlo, se me acerca otro hombre que me dice: “¡¡Bienvenido a Monterrey!! ¡¡Ya vamos!! ¡¡Selena está por ofrecer un nuevo concierto!!

***

No sé cuánto llevamos de concierto, pero lo estoy disfrutando. Debe ser por eso que he perdido la noción del tiempo. Pocas veces me he sentido tan plena como tan linda. Las mujeres sabemos cuándo nos sentimos hermosas y avasallantes. Éste es uno de esos momentos. No sólo canto y bailo las canciones. Las vivo plenamente. Algo corre por mi cuerpo. Algo pasa en mi piel. Si tuviera que representar aparte las poses que hago, mi manera de cantar hoy, mi manera de expresarme ante el público, creo que no sabría hacerlo, pues esta vez es distinto de todo. Sólo me dejo llevar por lo que vivo, por lo que siento. Me siento bien, segura de mí misma. Sé qué quiero y a dónde voy. Estoy en lo más alto y lo disfruto. Y no es que sólo sienta que estoy en lo más alto por la venta de los discos, por la cantidad de asistentes al concierto, porque ahora me conocen más en la televisión, porque soy reconocida masivamente por los grandes medios de comunicación, por la gran prensa. No. No es eso. Estoy en lo más alto pues siento que he logrado mi propio estilo, que he impuesto mi propia personalidad en el escenario. Así como me siento plenamente mujer y no sólo una chiquilla que canta y es una promesa, también me siento una cantante única a la que todos admiran, a la que todos quieren imitar. No lo digo por vanidad. No lo digo por soberbia. ¡¡Al contrario!! Soy más vulnerable de lo que se cree. Pero siento una seguridad, una plenitud y un goce de ser como soy como nunca lo había sentido antes. Me siento orgullosa de ser como soy. Me gusta estar en este lugar. Me gusta ser Selena con todo lo que significa para mí, para mi familia, para mi esposo, para mis fans. Soy la mejor. Me siento la mejor. Es una sensación hermosa e indescriptible. Pero que se entienda. No me siento más que nadie. No soy de las que va por las calles mirando por arriba a las personas pensando que tiene derecho a hacer cualquier cosa. No se trata de eso. Se trata de sentirse bien con una misma, de gozar de hacer lo que a uno le gusta, de expresarse con honestidad tal cual es, de sentirse admirada y respetada. Mientras muevo mi cuerpo a uno y otro lado sólo siento placer. Y creo que cuando uno transmite eso, el público lo capta y acompaña ese disfrute. Si llegué a arengar a la gente a cantar conmigo la canción “No debes jugar” cuan si fuera una estrella de rock es porque ya siento que puedo hacer lo que quiero y generar sólo alegría en la gente. Disfruto del escenario, disfruto del público. Aquí en el escenario yo me olvido de quién soy y cómo llegué aquí. Sólo me limito a hacer lo que haría en cualquier lugar. Sólo me limito a ser Selena. Y me da mucha alegría y satisfacción que la gente me quiera tal cual soy. ¡¡Espero que me quieran siempre, no defraudarlos nunca y que no me dejen nunca sola!!

***

¡¡Dios mío!! ¡¡Qué artista!! ¡¡Qué mujer!! ¡¡Nunca vi semejante artista!! Selena es distinta, distinta a todas. Su manera de cantar, su manera de expresarse, su manera de bailar, su eterna risa, su mano en el pecho, su sentimiento puro para cantar. ¡¡Y está tan bella con su pelo bien largo y con flequillo!! Los grandes artistas se ven cuando están en un escenario y Selena definitivamente lo es. Selena hace distinto todo. A veces parece que lo que hace lo podría hacer cualquiera. Uno podría decir que cualquier artista podría saludar como lo hace Selena, cualquier cantante podría tener su voz, su carisma, su actuación. Pero no. Selena es todo eso y mucho más. Ella le da un toque distinto pues se las ingenia para mostrar todo de sí, sus sentimientos, su forma de ver y de sentir las cosas, sus estados de ánimo, sus proyectos, sus sueños, sus pensamientos, lo que quiere para sí y para el público. Ella no canta la misma canción del mismo modo. Como mucho podrá tener dos o tres cosas iguales en cada concierto, como su forma de mover sus manos en el inicio de “Como la Flor”, su forma de sonreír y de mirar a Don Shelton en “El chico del apartamento 512”, su forma de increpar a sus ex novios en “¿Qué creías?”, su manera de mirar al público en “Si una vez”, pero lo demás … Lo demás es como le surge en ese momento y cada momento es bien diferente. Ahora que puedo ver el concierto completo y ver a Selena tan de cerca puedo apreciar lo tremenda que era como artista, cómo podía hacer de cada canción mil canciones, cómo podía tener al público en una sola mano. Selena es distinta … era distinta. Nunca veré a alguien como ella, simplemente porque como ella no habrá nadie. A Selena le cabe muy bien esa parte de “Qué creías?” en la que cantaba “¿Qué creías? ¿Que como yo había muchas?”. Me dan tantas ganas de decirle que no, que como ella no hay muchas, no hay una, ni dos, sólo está ella. ¡¡Qué artista increíble!! ¡¡Qué mujer admirable!! Qué manera de cantar, qué manera de ser grande siendo tan sólo ella misma, una cantante honesta y tremendamente talentosa. Me da gracia y a la vez tristeza ver a las artistas que se han consagrado después de ella, pues por más buenas que fueren, si ella estuviera, todas quedarían relegadas a un segundísimo plano. Pues la gente es sabia: pueden gustarle muchas pero sólo se admira a muy pocas, y querer … diría que a una sola. Y es ver a Selena y a la gente, y es ver cómo ésta admira y quiere a Selena. Lo que genera esta mujer es único porque ella es única. No. No quiero que se vaya. No. No puedo soportar estar viviendo y viendo a una mujer dando su mejor concierto, gozando con lo que está haciendo sabiendo que en poco más de 3 meses todo se terminará de la forma más abrupta, del modo más insólito. No. No lo voy a poder soportar … Después de ver este concierto y de participar de algo tan hermoso como formar parte del coro que coreaba el tema “No debes jugar” arengado y dirigido por Selena misma, no puedo no decirle algo, no dejarle algo marcado en su mente, en su corazón. Allí comenzó a cantar “Fotos y recuerdos”. Me voy a abrir paso entre la gente. Voy a llegar hasta el escenario. Algo le tengo que decir. Yo estoy seguro de que hay algo que desearía escuchar. Espero poder decirle aunque sea algo que signifique que cambie la historia, esa dolorosa historia…

***

No sé por qué pero en algún momento me vienen esos miedos, esas pesadillas, esos sueños de los que nunca quise hablar, esa sensación que nunca querría sentir… ¿Por qué me pasará eso? ¿A qué realmente le temo? Lo pienso y me lo digo en el medio de este concierto en el que me siento que he llegado al lugar tan soñado y que puedo ir muchísimo más lejos si me lo propongo. ¿Y no será que hay algo que no estamos haciendo bien? ¿Será por eso que le tengo tanto miedo a quedarme sola? ¿Qué significará realmente para mí quedarme sola? ¿Hay algo que se me escapa, hay algo que no haré bien, hay algo del cual no estoy atenta? Pero bueno, Selena, no pienses en eso. Cada vez que hay una pausa entre canción y canción me vienen estos miedos, estas preguntas. Será por eso que trato de cantar las canciones sin pausa y cuando las hay trato de cantar lo que sea, lo que me surja … ¡¡Y pensar que así nació “Bidi bidi bom bom”!! Debería estar más atenta y pensar que es mejor no paralizarse por el miedo y hacer cosas más productivas … Sí, eso haré. Voy a aprovechar, ahora que estoy cantando “Fotos y recuerdos” para saludar a la gente. Algo me dice que éste es otro buen momento para hacerlo…

***

No sé cómo no me ha matado el público. Si lo intentara en mi país ya me hubiesen pulverizado. Pero se ve que aquí se respetan más entre todos, pues sólo me basta con decir “Permiso” para seguir avanzando al escenario. Tengo que llegar, tengo que llegar antes de que termine la canción. Ya estoy, estoy bien cerca de ella. Justo está cerca del lugar en el que estoy. Está saludando. ¡¡Ahí me vio!! Extiendo desesperadamente mi mano: “Aquí, aquí, Selena. Como tú no hay muchas, no hay nadie. ¡¡Eres única!! ¡¡Cuídate, cuídate por favor!! ¡¡Te lo ruego!! ¡¡No estás sola!! Está toda esta gente que te quiere mucho y que daría todo por ti” y por un instante apreté su mano para que sólo sintiera lo que me pasaba, y luego me la quedé mirando con ruego…

***

¡¡Cómo está el público!! ¡¡Es hermoso sentirse tan querida!! Estaré un ratito más saludando a todo aquel que me alce su mano mientras me canta o me dice cosas hermosas. ¡¡Uy!! Allí viene alguien corriendo desesperadamente. Creo que me dice algo … Hay algo en su mirada … Que soy única, que me cuide, que no estoy sola ... ¡¡Ahora entiendo, entiendo todo!! Sé que significan esos miedos, esas pesadillas. Gracias, gra… ¡¡Uy, ya no está ese chico!! ¿Dónde se habrá ido?

***

La marea de gente me llevó lejos de Selena. Estaba triste porque hubiese querido que ese instante en el que le tomé el brazo no se fuera nunca. Y estaba ansioso por saber si ella pudo captar algo. Seguí el concierto hasta el final pero con la misma tristeza con la que veo algún video lindo, con la misma tristeza de saber que Selena no está entre nosotros…

***

Espera un ratito, padre. Ya atenderé a todos, pero déjame ir un ratito con A.B. a buscar a alguien. Son sólo 5 minutos y tienen que ser ahora. ¿Vamos A.B.?…

***

“¿Y cómo la pasaste?”, me dijo el señor, quien se me apareció de golpe a la salida. “Ella es simplemente estupenda, pero no hay caso, siempre terminaré triste”, le contesté. ¿Crees que Selena escuchó lo que le dijiste?”, me preguntó ante la sorpresa de mi parte…

***

“Sí, yo lo escuché y por eso vengo a agradecérselo”, se me anticipó alguien en la respuesta a la pregunta del señor. Miro y era Selena que me mira y se echa a reír. ¡¡Era ella, era Selena!! Yo la miré y la abracé antes de que me viera llorar. Estuve un largo rato así mientras Selena me decía “No llores, no llores, no hay motivo para llorar. Creeme que entendí todo y no te preocupes. ¡¡Sé que nunca estaré sola!!” y me dio un enorme beso. Yo la miré con ganas de decirle todo, miré al señor con gesto de desesperación para que no diga más nada y a A.B. luchando solo contra los fans para que esperaran un ratito para que Selena los saludara mientras le hacía señas desesperadas a ella y a su padre que estaba por allí. “Me tengo que ir, pero guárdate esto. Sé que lo apreciarás. Ábrelo cuando ya no me veas. Cuídate muchísimo y sé que nos veremos muy pronto”. “¡¡Así lo espero, Selena!! ¡¡Así lo espero!!” y la abracé bien fuerte. Quería que en ese abrazo estuvieran expresadas todas aquellas cosas que no podía decir, y que ella las sintiera. Cuando nos separamos Selena me miró con ternura y me dijo: “Despreocúpate. Sé lo que me quisiste decir y lo más lindo es que me lo hayas dicho ahora. Tal vez más tarde no lo hubiese podido escuchar” y se fue dándome besitos en el aire y saluditos con su mano mientras se la llevaba A.B. quien también me saludó de lejos…

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“¡¡Abre lo que te dejó Selena!!” me dijo el señor. Cuando abro el paquete me encuentro con que era el boustier azul que llevó esa noche con una notita: “You liked the blue boustier better than the red one too? I hope so! And if there aren't many like me ... it's because you made me feel unique! Love. Selena. 1994”. Leí y releí la nota mientras seguía llorando sin parar. Al rato sólo pude decir, meneando la cabeza: “Espero que haya servido de algo…”. “Servirá, servirá”, me dijo el señor. “¿Por qué?”, le pregunté. “Tengamos fe. Yo también quiero que cambien las cosas y por eso pensé que alguien que quiere tanto y tanto a Selena por allí podría hacer que Selena cambie su destino. ¿No crees que es una buena idea?”. Yo lo miré, me sonreí pues también entendí todo esa noche y le di un fuerte abrazo. “Pues tengamos fe, entonces”, le dije y nos fuimos riendo con la esperanza de que tal vez a la vuelta del pasado el presente sea bien diferente con un mundo más lindo y más esperanzado, un mundo lleno de Amor, con un mundo lleno del Amor de Selena…

(Se dice que lo último que se pierde es la esperanza. Y yo sigo teniendo la esperanza de que algún día Selena vuelva a estar entre nosotros. Este mundo no puede ser tan malvado, tan tonto, tan injusto. Este mundo se dará cuenta alguna vez de que sólo podrá seguir viviendo con el Amor de Selena, que sólo con ella habrá esperanza de un mundo mejor.)

Yo te sigo queriendo, Selena, esperando. No me resignaré nunca y aunque nunca pueda verte, al menos trataré con mi recuerdo de que se te recuerde siempre y de que no te sientas nunca sola…

Te lo desea con mucho Amor, con tanto Amor…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)





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