Es una pena, Selena…


Es una pena … Es una pena, Selena. Es una pena que no estés aquí. Es una pena que alguien como tú no esté. Es una pena que la vida te golpeara de esa manera, que te tuviera deparada semejante sorpresa. No hay duda de que eres la mejor. No hay duda de tu vocación. No hay duda de tu talento. No hay duda de tus sentimientos. Tú eras una artista de verdad, del pueblo, genuina, auténtica. Supiste entregar todo sin escatimarle nada al público. Tu propia historia te llevó a la exposición, a los miedos, a las dudas de niña acerca de lo que debías hacer, acerca de si ese camino que el destino te marcó para que tú lo siguieras era el que tú hubieses elegido para encarar tu vida. Pero tú siempre aceptaste los retos que te puso la vida. Podrías haberte quejado, podrías haberte escapado, podrías haber gritado tus miedos y negarte a todo diciendo “¡¡No puedo hacer esto!! ¡¡No quiero!! ¡¡No lo voy a hacer!!”. Y sin embargo no sólo lo hiciste. Aceptaste tu destino y pensaste que tú tenías algo que ver con todo ello. Por algo la vida te puso a prueba cuando quiso saber qué harías cuando tu padre le regalara el bajo a tu hermano y se avocara a él para enseñarle a tocarlo. Tal vez sabría que tú harías algo, que no aceptarías quedar relegada con resignación, que esa situación la tomarías como un desafío para apostar por más, por ir por más, con hacer algo que deslumbraría a tu padre y lo hiciera volver hacia ti para ser tú el centro de su atención. Tal vez la vida quiso mostrarte el camino para ver si tú aceptarías ir por él aun cuando todo el recorrido por ese sendero era algo totalmente desconocido para ti y con resultados que eran una incógnita, con más dudas que certezas. Tal vez la vida te abrió los ojos y tú no dudaste. Tenías tan sólo 6 años y aun siendo tan pequeña demostraste que siempre buscarías superarte y que nada ni nadie te amedrentaría con nada ni por nada del mundo. Los años de niñez son determinantes en la vida de todos. Más allá de que en la adultez podamos modificar muchas cosas de nuestras vidas, nuestra esencia, nuestra formación, nuestra forma de encarar las cosas por la vida siempre estarán determinados por lo que aprendemos de niños. Allí vemos nuestro entorno, la vida de los demás, lo que hacen los otros, lo que nos enseñan nuestros padres y nuestros colegios. Y con todo ello nos vamos formando nuestras ideas, nuestros pensamientos y nuestra visión de la vida, de las personas y del mundo. Tal vez muchos lo expresan ya de adultos. Otros nunca. En cambio, tú, Selena, por ese reto del destino, de ese destino del cual tú también participaste, lo expresaste siendo muy pequeña. Por el Amor de tu padre elegiste exponerte. Por el Amor de tu padre decidiste aprenderte aquellas canciones viejas tomadas de un libro. Por el Amor de tu padre cantaste ante un público siendo muy niña. Por el Amor de tu padre cambiaste tu vida y la vida de toda tu familia. Por el Amor de tu padre dejaste a un lado tu propio sueño para cumplirle el suyo, que lo había postergado como lo hiciste tú durante un largo, largo tiempo, el suficiente como para esperar a lograr el éxito tan soñado y con él pudieras tener la oportunidad, los medios y el tiempo para retomarlo y explotarlo al máximo…

Es una pena, Selena ... La humanidad puede estar siglos, toda su existencia buscando la felicidad, alguien que los encante, alguien que los enamore, alguien a quien depositar todo su cariño sin ninguna condición … y tal vez nunca lo logren. La humanidad toda tal vez pueda estar su vida haciendo sólo sus obligaciones y dejando de lado sus anhelos. A veces la vida es tan dura y tan cruel que no nos permite ni soñar en lo que más deseamos, en lo que más queremos. Y calmamos nuestras postergaciones sonriendo y viendo el lado bueno de las cosas, en las pequeñas cosas que nos arrancan una sonrisa de satisfacción. Y mientras tanto soñamos, esperamos un milagro, esperamos que todo cambie y venga un mundo feliz en el que todos podamos gozar de la vida sin sufrimientos, sin dolor. Y en el medio de toda esa vida en la que vivimos soñando y muchas veces padeciendo, apareces tú, Selena. Aparece lo que todo el mundo soñaba, lo que todo el mundo esperaba. Si uno ve cómo son las cosas en la actualidad, me atrevería a decir que tal vez tú, Selena, hayas representado su última esperanza, pues sin duda que desde que te fuiste ya nada volvió a ser lo mismo. NI sus vidas fueron lo mismo, ni la humanidad fue la misma, ni el mundo fue igual. Tú, Selena, les diste lo que ellos añoraban ... Alguien que los encante con su voz, alguien que les hable en el mismo idioma, el idioma universal, el idioma del Amor. Les cantaste con el corazón en la mano, con todo el sentimiento, con la pasión a flor de piel. Tú los llenaste con tu encanto, tú los deleitaste con tu carisma, con tu sonrisa, con tu mensaje positivo de la vida. Tú les diste la alegría que muchos no tenían, tú les diste esperanza, tú les hiciste ver que un mundo era posible, que era cuestión de proponérselo y nadie podría evitar que todos sus sueños fueran posibles en vida. Tú representaste más que la última esperanza. Tú, Selena, eras su única esperanza. En ti creyeron, en ti depositaron todo su afecto. Les hablaste y les cantaste con el corazón y con el Alma. Y el público es sabio: sabe cuando le cantan con sinceridad y espontaneidad, y también sabe cuando el artista no siente lo que canta o pretende engañarlos no siendo auténticos, ni genuinos ni creíbles. Para todos tus admiradores eras una más de ellos, una mujer que estaba con ellos, que había padecido los mismos problemas, las mismas postergaciones. Para todos ellos no dejabas de ser la chica del barrio La Molina de la Ciudad de Corpus Christi. Todos sabían de tu origen humilde, todos sabían de todo lo que tuviste que luchar para hacer alguien en la vida. Todos te veían y hasta el último día supieron que estabas allí, en tu ciudad, en tu pueblo, en tu barrio. Sabían que nunca te irías de allí aunque fueras muy famosa, aunque el éxito te llevara a lugares cada vez más lejanos y cada vez fuera más la cantidad de admiradores que tendrías en todo el mundo. Pero todos ellos sabían que siempre volverías con ellos, que nunca los abandonarías, que nunca los dejarías solos. Jamás renegaste de tus orígenes ni de tu lugar. Sabían que para vivir no te gustaban las grandes luces de las grandes ciudades. Sabían que querías hacer tu vida al lado de ellos. Que más allá de lo que significabas para todo el mundo, tú siempre serías Selena, la Selena pequeña que nunca abandonó Corpus Christi desde que se instaló allí desde muy niña en busca de mejor suerte…

Es una pena, Selena … Tú tenías eso que no tiene nadie ni nadie tendrá … Voz, talento, encanto. Tú podías encantar a cualquiera. Basta con mirarte, basta con verte lo que generabas en el escenario, basta con ver lo que exponías allí frente al público para darse cuenta de que tú no perteneces sólo a una época, a un lugar, a una comunidad, a un estilo musical, a un género. Tú encantas hasta el más distraído, a los que escuchan diferentes músicas, a los que hablan distintos idiomas, a los que pertenecen a diferentes culturas. Tu canto, tu forma de expresarte era universal. Eras una cantante versátil, podías interpretar cada género a la perfección y sin ninguna dificultad. Nos cantaste con el corazón, con pasión, con sentimiento y nos llegaste al Alma misma. No es casualidad que todos sintamos lo mismo al verte, al apreciarte, al escucharte. No es casualidad de que gente que te conoció de diferente forma, que te ha escuchado en diferentes momentos, los que te han visto en vivo y los que no, sientan lo mismo, hayan vivenciado lo mismo, aprecien lo mismo, gusten de ti del mismo modo. Desde tu padre hasta José Behar, pasando por todos tus admiradores, artistas, productores, todos pasaron por la misma experiencia: no saber desde el principio que tenías un don, que eras especial, que eras distinta; sorprenderse gratamente en cuanto te vieron cantar y saber que estaban ante un fenómeno que nunca habían visto antes; que los sorprenderías logrando los éxitos mucho más rápido de lo que todos los que creían en ti esperaban; que pocos sabían bien lo que eras tú y lo que podías dar la primera vez que te vieron .... Tú nunca necesitabas encantarlos con efectos especiales que lograran un gran impacto. Bastaba con cantarles y crearles un clima mágico del cual no podrían ni querrían salir de él jamás. No había necesidad de estar en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995 para saber lo que eras como artista. Basta con hoy verte cantar “Si una vez”, verte mover a uno y otro lado del escenario, detenerte abruptamente, ponerte el dedo índice en tu cabeza, tus ojos cerrados y tu boca al micrófono del cual sólo se escuchaba tu respiración … ¡¡ante 65.000 personas!! Y no contenta con ello pasearte a uno y otro lado del escenario, mirar pícara y cómplicemente a la gente, hacerles gestos en el medio del griterío … Lograr todo ello teniendo como único efecto especial el avance y detención de la banda comandada por A.B. y tu andar en el escenario, tus silencios, tu canto, tus pausas, tus miradas, tu carisma, tu encanto. Hoy en día todo ello se suplantaría con innumerables efectos especiales, con bombas de estruendo, con máquinas que provocarían en el escenario y con pantallas gigantes el asombro, el griterío y el delirio de la gente. Tú lograbas todo eso sin necesidad de toda esa parafernalia … Se me dirá que si tú, Selena, hubieses tenido todo ello mayor impacto hubieses logrado … Tal vez … Tal vez sí … Seguramente no. Tamaña cantidad de efectos especiales provocaría asombro, pero opacaría tu figura, tu encanto, tu magia, Selena. Y todas las sensaciones que puede experimentar cualquier ser humano las vivía con sólo verte, con sólo apreciarte, con sólo entregarse a ti y dejarse llevar por tu presencia. Tú sola generabas todo, tú provocabas los que muchos lo tienen que lograr con mucha ayuda y trabajo de los demás. Por eso nos apenamos, por todo eso es una pena. Porque tú eras única y ya nada podemos esperar pues como ti no habrá nadie, absolutamente nadie…

Es una pena, Selena ... Pues tú iniciaste el camino. Tú quebraste las barreras que pocos intentaron y nadie había logrado. Fuiste como la mártir que ofrece su vida por lograr sus sueños para que lo terminen realizando y cosechando sus frutos los demás. Lograste ser reconocida en México cuando para un tejano se hacía muy difícil lograr un gran éxito. Lograste un Grammy cuando ganar ese premio en aquel 1994 implicaba un gran esfuerzo y un reconocimiento que pocos latinos lograban. Lograste que una ciudad, aparte de la tuya, se enamorara de ti y se entregara a tus pies, como lo fue Monterrey. Lograste que el mundo anglosajón de Estados Unidos diera cuenta de que había una comunidad enorme que se hacía sentir con su presencia, y que suplicaba fuera reconocida, apreciada y no subestimada. Lograste que innumerables productores, cantantes y artistas que estaban lejos de ti se asombraran con tu talento y buscaran colaborar contigo para grandes proyectos y producciones. Lograste representar para la mujer latina de Estados Unidos su mayor y mejor representante. Para todas ellas eres el modelo a seguir, el ejemplo. Hoy vemos artistas reconocidas mundialmente y también las que cantan en sus barrios coreando tu nombre e invocándote como la inspiradora de lo que hacen. Vemos que hasta se han creado revistas luego de hacerte un merecido reconocimiento. Todo eso has logrado tú, Selena, pero tú no estás ... Tú no estás para ver y sentir el éxito de tu música, el éxito de tu Legado. Tú no estás para cosechar lo que has sembrado. Tú no estás para ser la artista latina más popular y más reconocida. Tú no estás para seguir sorprendiéndonos. Tú no estás para seguir encantándonos. Tú no estás para hacer lo que otros no se atreverían ni se les ocurriría hacer. Tú no estás para seguir arriesgando, Selena, en un mundo que sin ti no arriesga nada y va por el éxito seguro. Hoy no hay nadie que sueñe con cosas imposibles y quiera lograrlas. Tú en una radio en Guadalajara en 1994 decías que soñabas con cantar no sólo en Estados Unidos, en México y en toda América Latina. Tu pensabas cantar en Europa. ¡¡Tú decías que querías cantar en el Oriente!! ¡¡Era noviembre de 1994!! Ningún latino se imaginaba eso. ¡¡Ni siquiera cantar en español con éxito en Estados Unidos!! Tú lo habías hecho primero. Tú lo habías pensado primero. Tú marcaste el camino que muchas latinas lograrían años después. Tú lograste que ellas triunfaran mundialmente, en esas tierras que tú anhelabas conquistar y que nadie se lo hubiese imaginado antes. Tú marcaste ese camino … que no te dejaron transitar…

Es una pena, Selena… Pues en definitiva tenías 23, casi 24 años, y toda una vida por vivir. Tenías un esposo, tenías una familia, tenías una banda, tenías tu sueño personal de ser diseñadora, cristalizado en “Selena Etc.”, otra de tus grandes ideas que pronto explotarían otras artistas. Tenías todo encaminado. Habías logrado la popularidad y el reconocimiento que hacían que tu éxito meteórico se encaminara hacia la consolidación mundial de ti como artista. Habías entrado en ese camino en el cual todo el mundo sólo te ama, te contempla todo y te perdona sin dudar. Un mundo en el que sólo pueden dejarte de amar si los defraudas mucho, pero mucho y mucho. Y encima ése no iba a ser tu caso, Selena, pues tú te entregabas al público como nadie. Tú les mostrabas tu Alma y tu ser como nadie lo hacía. Tú hacías gala de tu espontaneidad y de ser genuina, auténticamente genuina … No había dudas, no había nada que perturbara ese camino de ensueño, ese camino de Cenicienta que tú estabas logrando a base de tu propio mérito, de años de hacer las cosas con profesionalismo y con Amor. 1995 era un año de desafíos pero también de certezas. Ese año te pondría a prueba, Selena, hasta dónde llegarías, cuánto tardarían los “gringos” para que se enamoraran de ti, cuánto tiempo tardaría América Latina para ponerse en su totalidad a tus pies, cuánto tiempo te llevaría llegar a Europa, a Oriente ... Sólo era cuestión de tiempo ... Nada más ... Nadie ni tú misma dudaban de que lo lograrías. Nadie dudaba de que encantarías a todo el mundo. Sólo era transitar la vida con las mismas convicciones de siempre, con las mismas ganas de siempre, con el mismo Amor de siempre … Ya no ibas por un camino. Ya transitabas por la autopista al éxito mundial. El público latino se rindió a ti. El público anglosajón abrió sus puertas dispuesto a escucharte y a dejarse encantar por ti. Todos estaban subyugados por tu canto de sirena … Y sin embargo, tal vez llevada por un canto de vaya a saber de qué sirena desviaste tu camino, tomaste un atajo equivocado, no pudiste sacarte de encima esa voz, esa voz que te llevó a estrellarte, a sucumbir frente a una simple habitación de uno de esos tantos moteles que se ven por allí y que nada tienen de encantadores… Y fuiste por ese camino estando sola, sin que nadie te advirtiera, sin que nadie pudiera alertarte del camino que transitabas y del peligro que corrías … Estabas sola, como nunca lo habías estado, en el medio de una decisión, de un error que tienen muchos autores pero una sola damnificada: tú…

Es una pena, Selena … Me hubiese gustado verte, verte cómo encarabas los desafíos, como los superabas, cuáles serían tus proyectos a medida que pasara el tiempo y tu popularidad fuese cada vez mayor. Me hubiese gustado ver qué cosas pasarían por tu cabeza inquieta, siempre dispuesta a ir por nuevas ideas, ideas innovadoras, ideas originales, ideas que te hacían única, pasional y personal. Me hubiese gustado ver qué pasaría si las cosas no salían como todos esperaban, si había algún traspié … No porque lo deseara, sino porque prefería verte en esta situación que en aquella en la que no pudiste realizar tantas cosas. Hubiese preferido no tener que hacerte un recordatorio, una remembranza como mito, como leyenda, y más quedarme encantado con verte con una mujer de carne y hueso, que acierta, que se equivoca, que gana, que pierde, pero que vive para seguir arriesgando, para seguir intentando, y para seguir encantando a todo el mundo como nadie lo haría ... Es una pena, Selena, pues para ti no había imposibles … No tolerarías la resignación, tener un traspié y no intentar revertirlo, no seguir optando por cuanta variable hubiera por allí para llegar a tu gran objetivo final, que era convertirte en la gran cantante internacional, la artista latina más famosa del mundo, la artista más talentosa del planeta, que jerarquizaría la música e innovaría los conciertos en vivo de toda clase de género musical. Tú sabías que eras la mejor, Selena. Sabías que lo lograrías y que en poco tiempo todo el mundo compraría tus discos, todo el mundo te iría a ver en concierto, todas las niñas y jóvenes querrían vestirte como tú, todos los varones se enamorarían de ti, todos los seres humanos te tomarían como ejemplo. Tenías la voz, el don, la creatividad, la personalidad, el talento, la belleza, el carisma. Tú tenías un estilo particular que te hacía plenamente identificable y única ... Es una pena, pues pocas artistas pueden montar tantas ideas por cuenta propia. Tú, Selena, eras cantante, compositora, diseñadora, ejecutiva. Tú has logrado que el nombre Selena esté sólo ligado a ti ... Es una pena, pues todo el mérito era sólo tuyo y semejante talento, semejante ingenio, semejante ganas por superarse, semejante ganas de vivir hayan sido derribados por lo peor, por lo más mediocre y por lo más bajo de la humanidad. Es una pena que el mundo se haya llevado el peor ejemplo, el peor modelo, que vea que la maldad es la que siempre se va triunfando y que no se haya quedado en la práctica con tu ejemplo, con tu modelo del esfuerzo, de la superación, del talento. Es una pena que el mundo no se haya quedado con tu ejemplo triunfante y como camino a seguir … Así le va al mundo sin tu presencia, y sin tu modo de vivir y sentir la vida…

Es una pena, Selena ... Es una pena que hayas tenido que vivir tantas cosas y disfrutar tan poco. Es una pena que te veamos y te escuchemos, y no podamos no dejar de tener nunca esa sensación, esa tristeza, ese meneo de la cabeza no encontrándole explicación a cómo te has ido, a cómo te dejaron ir ... Es una pena que hayas pasado por tantas cosas para sólo asomar tu cabecita ante el mundo, y mostrarte triunfante y talentosa tal como eras … por tan poco tiempo. La vida te dio poco y te castigó mucho, Selena … Pues todo lo que lograste fue por tu sólo mérito, por tu único talento, por tu monumental esfuerzo. Me hubiese gustado ver que hubieses podido cantar todo lo que realmente te gustaba. Me hubiese gustado verte cantar en vivo “Dreaming of you” y “I could fall in love”. Me gustaría verte hoy triunfante en todo el mundo y feliz con tu vida. Y aunque no hubieses logrado todo y tal vez hubieses perdido más de la cuenta, me hubiese contentado con que el destino al menos te hubiese dado el mayor premio, que era la vida. Tú te lo habías ganado, tú lograste ese reconocimiento por mérito propio. Nadie más en el mundo merecía vivir. Nadie más en el mundo merecía triunfar. Nadie más en el mundo merecía poder concretar todos sus sueños. En la vida debería premiarse a la gente que no sólo tiene el talento, sino que tiene la voluntad de superarse, de que genera ideas propias, de que siempre busca algo más tanto en la vida personal como en la artística. Debería premiarse a los talentosos y castigar a los mediocres … Pero la vida como el Amor es ciega … y muy injusta. Te quitó la posibilidad a ti como a tantos llenos de vida y de Amor, y se lo dan a otros que reniegan de ellos, y sólo tienen para ofrecer odio y rencor … Es una pena, Selena … Es una pena que no pueda ofrecerte mi vida para que puedas vivir la tuya. Yo no sé si hice tantos merecimientos para vivirla como lo has hecho tú…

“Es una pena. Nada más que una pena. Te golpea cuando es demasiado tarde. Te golpea cuando estás mal…”, cantaba Bonnie Tyler, hace muchos años. Tal vez esa canción la llegaste a escuchar, Selena. Nunca como esa frase resume tu vida, resume tu dolor, resume tu destino, resume lo que sentimos por ti … Una pena…

Una pena que está llena de Amor, un Amor que será infinito, un Amor que superará siempre a esa pena…

Simplemente te ofrezco mi vida por ti, Selena…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)









No hay comentarios: