Aferrarnos a tu recuerdo y no a la mentira, Selena...


Tantas veces te invocaron, tantas veces te han citado Selena, tantas veces han creído leer tu pensamiento y han creído conocerte ... Tanta gente en diferentes momentos, en diferentes circunstancias, han estado convencidos de saber lo que piensas al punto de saber qué dirías en tal o cual circunstancia, que soy el que te pregunta, el que implora, el que ruega por tener una señal tuya, un gesto, algo qué me diga qué piensas tú cuando ves lo que dicen de ti, lo que hacen por ti en el nombre de que te quieren, te extrañan y te respetan...

Se me ocurrió pensar en esto porque a pesar de que ha pasado tanto tiempo y de que ya a todos le ha quedado claro lo que eras, cuando nos emocionamos nuevamente con tu recuerdo en la serie que se vio por Netflix y se ha rechazado por baja audiencia la serie de Telemundo en base al libro de María Celeste Arrarás, en breve tu asesina puede recobrar la libertad y tal vez hable de nuevo y, ya sabés, siempre habrá alguien interesado en escucharla…

Yo sólo espero, Selena, que allí donde estés no te llegue el rencor, el egoísmo, el odio, el resentimiento. Espero que en el paraíso en el que te encuentres no te genere el mismo dolor que nos genera a nosotros cada vez que escuchamos o vemos a esa mujer que te quitó todo, la vida, tus sueños, la energía, tus proyectos, tu sonrisa, tus anhelos, hablando mal de ti, metiéndose impunemente en tu vida privada, revelando con total desfachatez tus momentos íntimos, mintiendo descaradamente a sabiendas de que nada puedes decir, que nada puedes contestar, que nadie la detendrá en el camino de manchar tu buen nombre y honor...

Yo sólo espero que alguna vez me hagas saber qué sientes con todo esto. Y de nada servirá que ninguno de los que estamos en esta bendita Tierra haga interpretaciones de lo que supuestamente tú sientes, pues tú, solamente tú, sabes lo que has sentido aquel nefasto día y qué sientes ahora con tanto manoseo proferido por la persona que te ha quitado todo. Alguna vez, en el juicio que se le hiciera a esa desquiciada, el defensor Doug Tinker osó decir que si tú hubieses aparecido en la sala del Tribunal seguro que la abrazarías a esa persona y la perdonarías. Y con acierto el Fiscal Carlos Valdés le contestó que si tú aparecieras en esa sala, eso querría decir que ese juicio no existiría y nada de lo que estaba ocurriendo en ese momento tendría sentido. Nada más claro y vívido que lo que indica la realidad...

Yo me pregunto Selena, cómo no te diste cuenta, cómo no sospechaste nada. Cómo no llegaste a dudar de las intenciones de esa mujer. Cómo no avizoraste ningún peligro cuando histéricamente esa persona buscaba que te presentaras al Days Inn sola aquel nefasto 31 de marzo de 1995. Cómo no pensaste que tú eras lo suficientemente relevante como para darle importancia a una mujer que no tenía vida propia más que vivir de ti, cómo no reparaste en que antes que darle prioridad a esa mujer tenías grandes proyectos, tenías una hermosa vida para vivir, que en ese momento te esperaban a poca distancia de allí para seguir grabando tu soñado disco en inglés que en breve saldría a la venta. Cómo no reparaste que al otro día, sí al otro día, tenías que presentarte a dar un nuevo concierto en Los Ángeles. ¿Por qué no estabas pensando en eso cuando sin ningún sentido estabas yendo sola aquella mañana, tal como lo pidió tu asesina, al Days Inn, la acompañaste a esa farsa que te propuso de ir al hospital para no querer luego ser revisada mientras tú mirabas a una de las enfermeras con cara de no entender cómo estabas padeciendo eso y terminaste de nuevo en el Days Inn, y te percataste recién allí y tardíamente las reales intenciones de esa odiosa mujer?

Desde ese momento tuvimos que escuchar cómo esa mujer que te quitó la vida levantara el arma una y otra vez, y la dispara otras tantas veces como si nunca se cansara de hacerte daño, como si su propio resentimiento no acabara nunca, como si el hecho de no haber quedado libre luego del juicio la dejara con un rencor tremendo pues parte del plan era justamente salir libre y no precisamente para gozar de la libertad por el convencimiento de su inocencia. Su resentimiento surgió porque ella quería poder expresar su alegría abiertamente por haber logrado todo lo que se había propuesto: matarte, salir libre y refregarle su éxito al motivo de tamaña decisión: tu padre. Y si su plan de asesinato no le salió perfecto, tal cual si se tratara de un capítulo de Columbo, más precisamente el primero de la serie, aquel que dirigiera Steven Spielberg -"Murder by the book"- fue gracias a ti, Selena. Menos mal que al menos tú llegaste a darte cuenta y pudiste salir de allí. Sí, lo sé. No pudiste salir con vida, y eso es lo que siempre nos lamentaremos y lloraremos. Pero al menos esa mujer no pudo salirse enteramente con la suya...

Te juro, Selena, que evito escuchar a esa mujer, esa mujer que puede pedir la libertad condicional en tan sólo 2 años. No puedo escucharla, pues no puedo atender a alguien que no muestra el más mínimo remordimiento, el más mínimo arrepentimiento. Una típica psicópata, que muestra una impunidad a toda prueba. Que encima cada vez que aparece da expresas instrucciones de que no quiere salir vestida como presidiaria que es. Y le hacen caso, encima… Y así hemos visto cómo esa mujer con aires de estar en un hotel o en una cabaña de vacaciones nos explica lo que hacías, lo que no hacías. Habla de tu vida privada como si alguien tuviera derecho. Te desnuda sin pudor. Sonríe con satisfacción ante cada revelación que hace, del mismo modo que cuando exhibe con total cinismo las cosas que tiene de ti. No puedo entender, Selena, que nadie de tu familia pueda hacer nada para frenar esas declaraciones o recuperar tus pertenencias. No entiendo cómo te encuentras aún tan sola como aquel 31 de marzo de 1995...

¿Me entiendes Selena, entonces, por qué no puedo ver ni escuchar a esa mujer? Pues cada vez que la veo recuerdo tu sufrimiento, recuerdo tu calvario, recuerdo tu dolor. No puedo evitar sentir el lamento tuyo cuando corrías entre el desconcierto, el sufrimiento, tu mano en el pecho llena de dolor, tu otra mano aferrada a un anillo, tu respiración que se te entrecortaba, tu vista que se te nublaba, tu angustia de saber que ese podía ser tu final, tu increíble final, un final nunca pensado aunque tal vez soñado en una horrenda pesadilla, esa pesadilla que nunca quisiste contar Selena ... ¿Lo recuerdas? Tal vez en ese instante de sumo dolor, incredulidad y llanto hayas recordado aquella pesadilla y dieras cuenta de que eso era lo que habías soñado, de que esa era la pesadilla que no querías ni ver ni recordar. Tal vez, Selena, no querías ver tu propio destino ... No querías ver hasta dónde puede llegar la maldad, el egoísmo y la miseria de una persona que decía quererte ... de una de las tantas personas que te expresaron ese sentimiento...

Y entre esas personas que te dicen querer y recordar con Amor está esa gente que aún hoy le siguen dando espacios a tu asesina. Obviamente lo hacen en el "convencimiento " de que esta vez dirá "la verdad", esta vez dirá nuevas revelaciones. Esta vez sí tiene "libertad" para decir lo que "realmente pasó" ... Lo mismo cuando se hacen versiones de tu historia en base al libro de María Celeste Arrarás, que es como leer la versión de esa asesina. Con una mano en el corazón, y apelando a tu memoria, ¿realmente piensan eso? ¿O sólo será para mantener una gran audiencia en base al morbo? Yo sé lo que es ser periodista y sé perfectamente que lo que te ha pasado a ti. Selena, es un tema muy tentador, muy tentador para imaginarse muchas historias, para creer en historias intrincadas, enrevesadas, de película. Por eso, entonces, ¿qué se supone que quieren que les diga tu asesina, Selena, cuando pronto recupere la libertad, si es que se anima a hacerlo? ¿Que en realidad no era ni México ni Brasil a donde querías ir Selena? ¿Buscará lugares más exóticos para impresionar a la audiencia ante la mirada de supuesta sorpresa de sus entrevistadores? ¿Hasta cuándo se puede sostener la mentira? ¿Hasta cuándo tendremos que seguir viendo y escuchando las actitudes psicópatas de esa mujer? ¿Hasta cuándo te seguirán disparando Selena ante la mirada pasiva de todos?

No hay que seguir escuchando más a esa persona. Que se quede cumpliendo su condena en su celda para siempre. Ya no tiene más lugar entre nosotros. Y a todos los que buscan la verdad y de boca de su asesina, los invito a que no la entrevisten más, pues hace mucho, mucho tiempo que ella ya dijo a todo el mundo por qué lo hizo. Lo hizo en una tarde lluviosa. Esa misma tarde del nefasto 31 de marzo de 1995. Lo hizo mientras prometía, para variar, una cosa que nunca cumplió, y sostenía un arma y una radio en sus manos. Hacía horas que decía un montón de incoherencias. Hacía unas horas que te había disparado, Selena, pero no estaba del todo segura. Especuló con que lo había logrado y por eso no efectuó el segundo disparo, para evitar vanamente que alguien la viera disparar. Pero cuando por la radio escuchó la triste noticia, menos para ella, es como si propio alivio y contento le devolviera el alma al cuerpo, le volviera a correr la sangre por el cerebro, la misma sangre que ya no tenías Selena, y eso le permitiera la lucidez y la claridad de pensamiento (fue como cuando te mostró el arma dos semanas antes cuando tú le prometiste qué seguiría trabajando para ti, ¿recuerdas?). Fue allí cuando culpó a tu padre. Allí empezó a dejar en claro dónde estaba el conflicto y por qué había planificado el crimen. Como verás, Selena, ya no necesitan escuchar a esa persona. Todo lo dejó muy claro aquel nefasto 31 de marzo de 1995. Ya ellos también podrían dejarte en paz y en todo caso si quieren volver a hablar que sea para pedirte perdón y pedir clemencia a Dios, nada más ... O al menos para recordarte con Amor...

Y lo que más me duele, Selena, es que todos se sientan con derecho a juzgarte, a hablar de tu vida como si cualquiera de nosotros fuera alguien con derecho para pedirte explicaciones. Tú, Selena, tenías derecho a hacer de tu vida lo que quieras. Tú no le debías una aclaración a nadie. Sólo debías hablar de tu vida privada con quien correspondiera. Nadie tenía derecho a hablar de tu vida y más aún ahora que nada puedes decir ni hacer. Nadie como tu voz puede expresar tu sentir y tu pensamiento. Nadie, absolutamente nadie, puede hablar en tu representación, pues sólo tú sabes lo que sientes. Tú, sólo tú, sabes que lo que has sentido aquel día. Tú, sólo tú, tienes el derecho a hablar de tu vida, de defenderte ante tanta calumnia, tanta mentira, tanta insensatez, tanto odio, tanto resentimiento, tanto egoísmo, tanta desfachatez. Y como tú no estás, nadie podrá ocupar ese lugar. Nadie sabe ni imagina lo que es estar en tu lugar, Selena. Y estoy seguro, eso sí, de que en ese trayecto tan doloroso al lobby del Days Inn debes haber pensado con angustia si acaso te seguirían queriendo, si acaso serías el centro de un lugar al que siempre rehuíste, al que siempre escapaste. Acaso debes haber pensado si después de tantos sacrificios este era el final que merecías, si éste era el final, tal vez con la esperanza de que no fuera ése el epílogo de una historia tan bella como increíble...

Siempre que veo estas cosas no puedo evitar recordar tu miedo, Selena, a no ser querida, a ser rechazada, a estar en una situación que comprometiera tu Amor hacia todo lo que querías. Cuando veo estas cosas, no puedo evitar el dolor de la injusticia, de la blasfemia, de la mentira, del hablar impúdicamente de los demás, de meterse en la vida de los demás, de arruinarle la vida a los demás ... Y cada vez que veo esta densa y triste realidad desearía poder estar allí para evitar tanto odio hacia ti, tanta violencia hacia ti, el ver una y otra vez ese final tan impropio a tu historia. Un final que nadie quería pero bastó la enfermedad y la locura de una psicópata para dar por tierra a tu vida ante la impericia y la pasividad de los demás. El odio de una persona que pudo más que ti, que tu familia, que tus fans, que tu discográfica, que todos los planes de los que confiaban en ti, que todo el Amor de tu gente. Así de loco es el mundo. Aunque sea hubiese querido estar allí para ser yo el depositario de tanto resentimiento. Sólo para que tú pudieras estar viviendo tu vida feliz, con gozo y con tu inconfundible alegría y energía. Para vivir en plenitud sin tener que dar ninguna explicación. Sin que nadie te juzgue. Sin que nadie hable por ti. Para que seas feliz y libre, algo por lo que tanto luchaste, Selena, algo por el que tuviste que dejar tu vida...

Y si me puedes escuchar, si me puedes ver, si acaso puedes sentir donde quieras que estés lo que realmente sentimos los que te amamos, ten por seguro Selena que siempre estaremos aquí por tu recuerdo, por tu Amor, por tu canto, por tu emoción, por tu pasión, por todo lo que nos diste. Y ten por seguro que lo que nos llega al corazón jamás se nos borrará. Y con el corazón en la mano estaremos por ti. Nunca podremos hablar en tu nombre, pero sí podremos demostrarte con nuestra dedicación que seguiremos luchando por tu sueño y que sólo en tu historia interesan tu voz, tu obra, tu palabra y tu vida. Y que en nuestro más absoluto y profundo sentimiento y esperanza, siempre soñaremos con que algún día volverás. Y ese día todos los que te queremos saldremos a abrazarte. Y los que no, huirán, coherentes con lo que han hecho y dicho toda su vida...

Hoy la misión de todos lo que te amamos es recordarte con Amor. Espero que todos estemos a la altura de las circunstancias. Y espero que nadie, absolutamente nadie olvide lo que representas para cada uno de nosotros. Todo lo que hagamos por ti será poco. Y tanta obra de Amor hecha en tan sólo 23 años, casi 24 años, bien vale nuestro desprendimiento, nuestro Amor, nuestro cariño, nuestro sacrificio...

Te quiere mucho...

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

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