Se me ocurrió pensar en esto porque a pesar de que ha
pasado tanto tiempo y de que ya a todos le ha quedado claro lo que eras, cuando
nos emocionamos nuevamente con tu recuerdo en la serie que se vio por Netflix y
se ha rechazado por baja audiencia la serie de Telemundo en base al libro de
María Celeste Arrarás, en breve tu asesina puede recobrar la libertad y tal vez
hable de nuevo y, ya sabés, siempre habrá alguien interesado en escucharla…
Yo sólo espero, Selena, que allí donde estés no te llegue
el rencor, el egoísmo, el odio, el resentimiento. Espero que en el paraíso en
el que te encuentres no te genere el mismo dolor que nos genera a nosotros cada
vez que escuchamos o vemos a esa mujer que te quitó todo, la vida, tus sueños,
la energía, tus proyectos, tu sonrisa, tus anhelos, hablando mal de ti,
metiéndose impunemente en tu vida privada, revelando con total desfachatez tus
momentos íntimos, mintiendo descaradamente a sabiendas de que nada puedes
decir, que nada puedes contestar, que nadie la detendrá en el camino de manchar
tu buen nombre y honor...
Yo sólo espero que alguna vez me hagas saber qué sientes
con todo esto. Y de nada servirá que ninguno de los que estamos en esta bendita
Tierra haga interpretaciones de lo que supuestamente tú sientes, pues tú,
solamente tú, sabes lo que has sentido aquel nefasto día y qué sientes ahora
con tanto manoseo proferido por la persona que te ha quitado todo. Alguna vez,
en el juicio que se le hiciera a esa desquiciada, el defensor Doug Tinker osó
decir que si tú hubieses aparecido en la sala del Tribunal seguro que la
abrazarías a esa persona y la perdonarías. Y con acierto el Fiscal Carlos
Valdés le contestó que si tú aparecieras en esa sala, eso querría decir que ese
juicio no existiría y nada de lo que estaba ocurriendo en ese momento tendría
sentido. Nada más claro y vívido que lo que indica la realidad...
Yo me pregunto Selena, cómo no te diste cuenta, cómo no
sospechaste nada. Cómo no llegaste a dudar de las intenciones de esa mujer.
Cómo no avizoraste ningún peligro cuando histéricamente esa persona buscaba que
te presentaras al Days Inn sola aquel nefasto 31 de marzo de 1995. Cómo no
pensaste que tú eras lo suficientemente relevante como para darle importancia a
una mujer que no tenía vida propia más que vivir de ti, cómo no reparaste en
que antes que darle prioridad a esa mujer tenías grandes proyectos, tenías una
hermosa vida para vivir, que en ese momento te esperaban a poca distancia de
allí para seguir grabando tu soñado disco en inglés que en breve saldría a la
venta. Cómo no reparaste que al otro día, sí al otro día, tenías que
presentarte a dar un nuevo concierto en Los Ángeles. ¿Por qué no estabas
pensando en eso cuando sin ningún sentido estabas yendo sola aquella mañana,
tal como lo pidió tu asesina, al Days Inn, la acompañaste a esa farsa que te
propuso de ir al hospital para no querer luego ser revisada mientras tú mirabas
a una de las enfermeras con cara de no entender cómo estabas padeciendo eso y
terminaste de nuevo en el Days Inn, y te percataste recién allí y tardíamente
las reales intenciones de esa odiosa mujer?
Desde ese momento tuvimos que escuchar cómo esa mujer que
te quitó la vida levantara el arma una y otra vez, y la dispara otras tantas
veces como si nunca se cansara de hacerte daño, como si su propio resentimiento
no acabara nunca, como si el hecho de no haber quedado libre luego del juicio
la dejara con un rencor tremendo pues parte del plan era justamente salir libre
y no precisamente para gozar de la libertad por el convencimiento de su
inocencia. Su resentimiento surgió porque ella quería poder expresar su alegría
abiertamente por haber logrado todo lo que se había propuesto: matarte, salir
libre y refregarle su éxito al motivo de tamaña decisión: tu padre. Y si su
plan de asesinato no le salió perfecto, tal cual si se tratara de un capítulo
de Columbo, más precisamente el primero de la serie, aquel que dirigiera Steven
Spielberg -"Murder by the book"- fue gracias a ti, Selena. Menos mal
que al menos tú llegaste a darte cuenta y pudiste salir de allí. Sí, lo sé. No
pudiste salir con vida, y eso es lo que siempre nos lamentaremos y lloraremos.
Pero al menos esa mujer no pudo salirse enteramente con la suya...
Te juro, Selena, que evito escuchar a esa mujer, esa
mujer que puede pedir la libertad condicional en tan sólo 2 años. No puedo
escucharla, pues no puedo atender a alguien que no muestra el más mínimo
remordimiento, el más mínimo arrepentimiento. Una típica psicópata, que muestra
una impunidad a toda prueba. Que encima cada vez que aparece da expresas
instrucciones de que no quiere salir vestida como presidiaria que es. Y le
hacen caso, encima… Y así hemos visto cómo esa mujer con aires de estar en un
hotel o en una cabaña de vacaciones nos explica lo que hacías, lo que no
hacías. Habla de tu vida privada como si alguien tuviera derecho. Te desnuda
sin pudor. Sonríe con satisfacción ante cada revelación que hace, del mismo
modo que cuando exhibe con total cinismo las cosas que tiene de ti. No puedo
entender, Selena, que nadie de tu familia pueda hacer nada para frenar esas
declaraciones o recuperar tus pertenencias. No entiendo cómo te encuentras aún
tan sola como aquel 31 de marzo de 1995...
¿Me entiendes Selena, entonces, por qué no puedo ver ni
escuchar a esa mujer? Pues cada vez que la veo recuerdo tu sufrimiento,
recuerdo tu calvario, recuerdo tu dolor. No puedo evitar sentir el lamento tuyo
cuando corrías entre el desconcierto, el sufrimiento, tu mano en el pecho llena
de dolor, tu otra mano aferrada a un anillo, tu respiración que se te entrecortaba,
tu vista que se te nublaba, tu angustia de saber que ese podía ser tu final, tu
increíble final, un final nunca pensado aunque tal vez soñado en una horrenda
pesadilla, esa pesadilla que nunca quisiste contar Selena ... ¿Lo recuerdas?
Tal vez en ese instante de sumo dolor, incredulidad y llanto hayas recordado
aquella pesadilla y dieras cuenta de que eso era lo que habías soñado, de que
esa era la pesadilla que no querías ni ver ni recordar. Tal vez, Selena, no
querías ver tu propio destino ... No querías ver hasta dónde puede llegar la
maldad, el egoísmo y la miseria de una persona que decía quererte ... de una de
las tantas personas que te expresaron ese sentimiento...
Y entre esas personas que te dicen querer y recordar con Amor
está esa gente que aún hoy le siguen dando espacios a tu asesina. Obviamente lo
hacen en el "convencimiento " de que esta vez dirá "la
verdad", esta vez dirá nuevas revelaciones. Esta vez sí tiene
"libertad" para decir lo que "realmente pasó" ... Lo mismo
cuando se hacen versiones de tu historia en base al libro de María Celeste Arrarás,
que es como leer la versión de esa asesina. Con una mano en el corazón, y
apelando a tu memoria, ¿realmente piensan eso? ¿O sólo será para mantener una
gran audiencia en base al morbo? Yo sé lo que es ser periodista y sé
perfectamente que lo que te ha pasado a ti. Selena, es un tema muy tentador,
muy tentador para imaginarse muchas historias, para creer en historias
intrincadas, enrevesadas, de película. Por eso, entonces, ¿qué se supone que
quieren que les diga tu asesina, Selena, cuando pronto recupere la libertad, si
es que se anima a hacerlo? ¿Que en realidad no era ni México ni Brasil a donde
querías ir Selena? ¿Buscará lugares más exóticos para impresionar a la
audiencia ante la mirada de supuesta sorpresa de sus entrevistadores? ¿Hasta
cuándo se puede sostener la mentira? ¿Hasta cuándo tendremos que seguir viendo
y escuchando las actitudes psicópatas de esa mujer? ¿Hasta cuándo te seguirán
disparando Selena ante la mirada pasiva de todos?
No hay que seguir escuchando más a esa persona. Que se
quede cumpliendo su condena en su celda para siempre. Ya no tiene más lugar
entre nosotros. Y a todos los que buscan la verdad y de boca de su asesina, los
invito a que no la entrevisten más, pues hace mucho, mucho tiempo que ella ya
dijo a todo el mundo por qué lo hizo. Lo hizo en una tarde lluviosa. Esa misma
tarde del nefasto 31 de marzo de 1995. Lo hizo mientras prometía, para variar,
una cosa que nunca cumplió, y sostenía un arma y una radio en sus manos. Hacía
horas que decía un montón de incoherencias. Hacía unas horas que te había
disparado, Selena, pero no estaba del todo segura. Especuló con que lo había
logrado y por eso no efectuó el segundo disparo, para evitar vanamente que
alguien la viera disparar. Pero cuando por la radio escuchó la triste noticia,
menos para ella, es como si propio alivio y contento le devolviera el alma al
cuerpo, le volviera a correr la sangre por el cerebro, la misma sangre que ya
no tenías Selena, y eso le permitiera la lucidez y la claridad de pensamiento
(fue como cuando te mostró el arma dos semanas antes cuando tú le prometiste qué
seguiría trabajando para ti, ¿recuerdas?). Fue allí cuando culpó a tu padre.
Allí empezó a dejar en claro dónde estaba el conflicto y por qué había
planificado el crimen. Como verás, Selena, ya no necesitan escuchar a esa
persona. Todo lo dejó muy claro aquel nefasto 31 de marzo de 1995. Ya ellos
también podrían dejarte en paz y en todo caso si quieren volver a hablar que
sea para pedirte perdón y pedir clemencia a Dios, nada más ... O al menos para recordarte
con Amor...
Y lo que más me duele, Selena, es que todos se sientan
con derecho a juzgarte, a hablar de tu vida como si cualquiera de nosotros
fuera alguien con derecho para pedirte explicaciones. Tú, Selena, tenías
derecho a hacer de tu vida lo que quieras. Tú no le debías una aclaración a
nadie. Sólo debías hablar de tu vida privada con quien correspondiera. Nadie
tenía derecho a hablar de tu vida y más aún ahora que nada puedes decir ni
hacer. Nadie como tu voz puede expresar tu sentir y tu pensamiento. Nadie,
absolutamente nadie, puede hablar en tu representación, pues sólo tú sabes lo
que sientes. Tú, sólo tú, sabes que lo que has sentido aquel día. Tú, sólo tú,
tienes el derecho a hablar de tu vida, de defenderte ante tanta calumnia, tanta
mentira, tanta insensatez, tanto odio, tanto resentimiento, tanto egoísmo,
tanta desfachatez. Y como tú no estás, nadie podrá ocupar ese lugar. Nadie sabe
ni imagina lo que es estar en tu lugar, Selena. Y estoy seguro, eso sí, de que
en ese trayecto tan doloroso al lobby del Days Inn debes haber pensado con
angustia si acaso te seguirían queriendo, si acaso serías el centro de un lugar
al que siempre rehuíste, al que siempre escapaste. Acaso debes haber pensado si
después de tantos sacrificios este era el final que merecías, si éste era el
final, tal vez con la esperanza de que no fuera ése el epílogo de una historia tan
bella como increíble...
Siempre que veo estas cosas no puedo evitar recordar tu
miedo, Selena, a no ser querida, a ser rechazada, a estar en una situación que
comprometiera tu Amor hacia todo lo que querías. Cuando veo estas cosas, no
puedo evitar el dolor de la injusticia, de la blasfemia, de la mentira, del
hablar impúdicamente de los demás, de meterse en la vida de los demás, de
arruinarle la vida a los demás ... Y cada vez que veo esta densa y triste
realidad desearía poder estar allí para evitar tanto odio hacia ti, tanta
violencia hacia ti, el ver una y otra vez ese final tan impropio a tu historia.
Un final que nadie quería pero bastó la enfermedad y la locura de una psicópata
para dar por tierra a tu vida ante la impericia y la pasividad de los demás. El
odio de una persona que pudo más que ti, que tu familia, que tus fans, que tu
discográfica, que todos los planes de los que confiaban en ti, que todo el Amor
de tu gente. Así de loco es el mundo. Aunque sea hubiese querido estar allí
para ser yo el depositario de tanto resentimiento. Sólo para que tú pudieras
estar viviendo tu vida feliz, con gozo y con tu inconfundible alegría y energía.
Para vivir en plenitud sin tener que dar ninguna explicación. Sin que nadie te
juzgue. Sin que nadie hable por ti. Para que seas feliz y libre, algo por lo
que tanto luchaste, Selena, algo por el que tuviste que dejar tu vida...
Y si me puedes escuchar, si me puedes ver, si acaso
puedes sentir donde quieras que estés lo que realmente sentimos los que te
amamos, ten por seguro Selena que siempre estaremos aquí por tu recuerdo, por
tu Amor, por tu canto, por tu emoción, por tu pasión, por todo lo que nos diste.
Y ten por seguro que lo que nos llega al corazón jamás se nos borrará. Y con el
corazón en la mano estaremos por ti. Nunca podremos hablar en tu nombre, pero
sí podremos demostrarte con nuestra dedicación que seguiremos luchando por tu
sueño y que sólo en tu historia interesan tu voz, tu obra, tu palabra y tu
vida. Y que en nuestro más absoluto y profundo sentimiento y esperanza, siempre
soñaremos con que algún día volverás. Y ese día todos los que te queremos
saldremos a abrazarte. Y los que no, huirán, coherentes con lo que han hecho y
dicho toda su vida...
Hoy la misión de todos lo que te amamos es recordarte con
Amor. Espero que todos estemos a la altura de las circunstancias. Y espero que
nadie, absolutamente nadie olvide lo que representas para cada uno de nosotros.
Todo lo que hagamos por ti será poco. Y tanta obra de Amor hecha en tan sólo 23
años, casi 24 años, bien vale nuestro desprendimiento, nuestro Amor, nuestro
cariño, nuestro sacrificio...
Te quiere mucho...
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
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