Solos en este mundo ... Nos quedamos con las manos vacías ... Cada vez que te veo me queda la sensación de que me quitaron el corazón, el alma, me quitaron mi madre, mi hija, mi hermana, mi esposa, mi novia. Me quitaron lo que más he querido, lo que más he amado, lo que más querré. Sé que estaré condenado de por vida a llorar la pérdida de Selena, a añorar su vuelta, a desear a que pueda completar su obra, a que pueda ser feliz cumpliendo todo lo que había soñado, todo lo que había querido, y conquistando un mundo que estaba dispuesto a rendirse a sus pies, un mundo que se resiste a vivir sin Selena...
He visto varias veces a Selena, en diferentes momentos en
mi vida, en diferentes miradas sobre ella, desde tener una mínima idea de lo
que significaba y con la incredulidad sobre lo que le había pasado y con ansias
por encontrar una explicación, hasta ahora en donde cada imagen, cada logro,
cada recorrido al éxito de Selena me genera llanto, desazón, impotencia, deseos
fervientes de que lo que va a suceder finalmente no sea cierto, que una mujer
como Selena sólo puede tener un final feliz, debe tener un final feliz. Que no
puede ser que cuando por fin vemos que alguien que viene tan de abajo, a quien
no le habían regalado nada, que todo lo obtenido fue a base de esfuerzo,
dedicación, amor propio y, sobre todo, talento, no puede tener un final así. No
puede ser que cuando una artista tan querida por su gente, tan identificada con
su pueblo, ese pueblo que la conocía, ese pueblo que la amaba, ese pueblo a
quien le depositaba toda su confianza, ese pueblo con quien sólo se
identificaba con ella, llega a lo más alto, sucumba con su peor final, un final
impropio, un final que le cortó en el momento justo todos sus sueños, todas sus
ganas, todas sus ambiciones, todo el deseo de grabar con fuego el nombre de
Selena en todo el mundo...
Hay momentos de Selena que quedarán grabados para siempre
en mi corazón. Ese instante de Selena entrando en el Astrodome es uno de los
momentos en el que más he emocionado. Recuerdo que la primera vez que lo vi me
impactó ver y apreciar la comunión entre Selena y su gente, esa relación que
había entre Selena y su público que iba mucho más allá que del simple contacto
entre la artista consagrada y la gente que compra los discos y asiste a sus
conciertos. La gente amaba a Selena porque Selena le cantaba a ellos, les
agradecía a ellos, les hablaba de sus cosas, les hablaba de sus alegrías, los
acompañaba en sus tristezas. Selena les hablaba en su mismo idioma. Y a pesar
de que resulte paradójico por la limitación de Selena con el español, la gente
entendía y sentía muy bien el lenguaje de Amor de Selena. Y no hay nada más
emocionante, más impactante, que genera tanta emoción y tanto llanto, que ver a
Selena entrando en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995. Tal vez
porque uno sabe perfectamente lo que ha sentido Selena en ese momento. Un
momento en el que sólo estaba ella. Sólo ella y su gente. Sólo ella y la
expresión de Amor producidas por 65.000 personas. Sólo Selena podría saber lo
que se siente en esa situación, que no es sólo la emoción de llenar un estadio,
que no es sólo ser la cantante del momento. Es la sensación de una mujer que
siente los mismos nervios que cuando cantó por primera vez ante un público a
los 8 años. Es la emoción de una mujer que dos años antes tenía terror en ese
mismo escenario de no ser querida y que ahora sólo le pedían que sólo querían
verla a ella. Era a ella que le expresaban todo el Amor, que le devolvían el
Amor que ella como nadie les había dado...
Estamos con las manos vacías. Vacías porque para el que
ama a Selena es inaceptable un mundo sin ella. Una vida sin ella. Un mundo sin
ella. El Amor que ella impregnó a cada uno es imposible de olvidar. Y el vacío
que ha dejado es imposible de llenar. De nada servirán las comparaciones. De
nada servirá buscar sucesoras. De nada servirá consolarnos con otras cantantes,
con otras canciones, con otras músicas, con otros ritmos. Cuando uno adopta a
Selena, sólo desea fervientemente que vuelva ella, que nos cante ella, que sea
Selena quien nos devuelva la alegría, el alma, nuestra identidad. Sólo una
artista en serio y tan querida logra que la amen hombres, mujeres, niños, gente
mayor. Es gente que daría todo a cambio de nada por ella. Aunque sepamos que
Selena ya no volverá seguiríamos emocionados como aquellos admiradores de
entonces que hacían lo indecible para expresarle su admiración y para ayudarla
en lo que sea. Nadie como Selena llegó a esa gente que no tenía manera de ver a
una artista salvo que tuviera dinero. Por eso para todos era un igual, alguien
a que se le tenía confianza, que era querible. Sólo Selena podía lograr que una
mujer participara de un concurso para ganar un par de entradas para ver a
Selena en el Astrodome no para verla ella, sino para que la fuera ver su
esposo, que la amaba y era fan suyo. Esa mujer quería verlo feliz y cómo
privarlo de que viera a alguien tan querible como Selena...
Estamos con las manos vacías porque le quitaron el sueño
a un talento, a una persona que buscó honestamente llegar a lo más alto. Que
con buenas intenciones y con nobles armas se había propuesto que todo el mundo
supiera quién era Selena. Ella se sabía que estaba destinada para los grandes
desafíos. Selena sabía que no había llegado a este mundo para pasar
inadvertida. Por eso no se contentaba con alcanzar la fama como cantante. También
lo quería lograr como diseñadora. Selena sabría que con esos éxitos recién en
ese momento se sentiría libre y feliz. Siempre nos identificaremos con aquella
mujer que había logrado todo sin que le regalaran absolutamente nada. Que tenía
muy claros sus objetivos. Que no se contentaba con el éxito fácil. Que para
ella no sólo la fama y el éxito constituían su felicidad. La felicidad para
Selena era ser libre, libre haciendo lo que quería. Libre con su canto. Libre
con su Amor. Libre con sus sueños. Libre no quedándose quieta. Libre no siendo
conformista. Libre ofreciendo todo de sí todos los días. Libre siendo Selena
... Por eso nada más auténtico que ver a Selena diciendo en un video casero que
no le gustaba que los miembros de su banda le dijeran que era la mejor,
fundamentalmente porque a ella no le gustaba que ellos tuvieran razón...
Estamos con las manos vacías porque no está Selena.
Porque nada más injusto en la vida que no verla a ella aquí como una artista
consagrada mundialmente. Porque nos es inevitable, cuando vemos a Jennifer
López interpretándola a ella, preguntarnos por qué no está Selena en ese lugar.
Nos es inevitable angustiarnos y decir por qué JLo pudo llegar y Selena no. Y
no es que se la cuestione a Jennifer López. No es que ponga uno en duda su
talento. Lo que no podemos evitar llorar es por no ver a Selena en Hollywood,
no verla a ella caminando en la Alfombra Roja, no ver a Selena obteniendo un
Oscar, no recibiendo ella Amor en todo el mundo, no siendo Selena la cantante
latina hiperconsagrada en todo el planeta, o no ver a Selena paseando por
Cannes. Nos preguntamos esto porque sabemos que lo hubiese logrado sin duda. Lo
sabemos en cada presentación. Lo vemos y lo sentimos cuando vemos cómo Selena
se gana el público en Monterrey. Lo sabemos ante cada desafío que tomaba. Lo
sabemos porque Selena cambiaba el miedo por acción. Lo que para muchos su pobre
español era una barrera, para ella era simplemente una limitación que sólo era
superada con carisma, con gracia, con simpatía, con saber que el otro, y ese
otro podía ser el público, los periodistas, los promotores, los fans, iba a
agradecer un gesto de atención, una actitud de interés por lo que hacía el
otro, un gesto por demostrarle que el otro era tan importante como la artista.
Selena demostró que dando Amor siempre se devuelve Amor. Y ese Amor le
permitiría cumplir con sus propias expectativas y las de los demás...
Estamos con las manos vacías. Es ver a Selena, es ver su
obra y no tener consuelo. Sólo su presencia nos devolvería la sonrisa, las
ganas, la alegría de vivir. Todos querríamos que Selena nos volviera a cantar
Si Una Vez, pero el Si Una Vez del Astrodome, aquel que recordara la película
pero que todos añoramos aquel que verdaderamente interpretó Selena en aquel
mágico concierto. Todos queremos volver a sentir el contener la respiración al
ver a Selena, luego de cantar "Si una vez dije que te amaba, no lo vuelvo
a hacer", detener su canto, alzar su brazo, mover su cabeza a un costado,
poner su dedo índice en su frente, apoyar su boca en el micrófono, hacernos oír
su respiración en el medio de un silencio total, hacernos estallar en un grito,
arrodillarnos a sus pies mientras ella se paseaba a uno y otro lado del
escenario con su mirada cómplice, con su mirada cómo diciéndonos "Miren
que no les creo", para decirnos "Ese error" y detenerse de
nuevo, decirnos "Ese error" otra vez y ponerse la mano en el pecho,
quedarse en silencio, y en el medio del júbilo y del éxtasis, ella sonreírnos,
acaso como aceptándonos, acaso como perdonándonos, para después, ante nuestra
creencia de que ya habíamos visto todo, de que habíamos sentido lo suficiente,
sorprendernos alzando su mano izquierda, haciendo una nueva pausa que nos hace
contener nuevamente la respiración para regalarnos un "Ese error es cosa
de ayer" en un final de tema que nos llegó en lo más profundo en el
corazón. Con una interpretación que no veremos jamás. En una interpretación que
nos dejó sin aliento, con el corazón en la mano, con la piel erizada, con una
emoción que no tendremos jamás en nuestras vidas ... Que no veremos más ni lo
volveremos a experimentar con ningún otro artista jamás...
Muchas veces me pregunto por qué vemos una y otra vez a
Selena. Sea en una película, en una serie o a ella misma, que es lo más
importante y significativo ... Es que nos es inevitable querer revivir aquella
vida mágica de Selena, una vida con la que tanto nos identificamos, una vida
que nos emociona, con una mujer que no deja de brindar y generar Amor a tal
punto que necesitamos retribuírselo compartiendo nuestros sentimientos, su
vida, sus sueños, sus emociones. Es que la vida de Selena constituye nuestras
vidas. Su suerte es nuestra suerte. Su vida y su partida en este mundo también
son nuestros, y nos resistimos a pensar que ese fue su destino, ese sea nuestro
final. Porque lo que le hacía feliz nos alegraba, lo que le entristecía nos
dolía. Su mayor dolor es nuestra mayor decepción. Su trágico final es nuestra
máxima tristeza. Esa vida truncada es el fin de nuestra ilusión, es el límite a
nuestras esperanzas, es la realidad que nos dice "no todo es
posible", "no siempre se logran nuestros sueños". Es allí cuando
soltamos nuestras manos y, como Selena, nos dejamos caer en el lobby de un
motel. Hacemos como Selena, resistimos con nuestro último esfuerzo pero
sucumbimos ante la realidad. En ese instante nos damos cuenta de que nuestro
corazón está allí donde está ahora Selena..
Pero después uno mira a su alrededor, ve las
manifestaciones de Amor de tanta gente, ve el cariño de tantas personas
expresadas en todo el mundo que uno comienza a sentir que uno no está solo en
el mundo. Que Selena no está sola ni estará sola jamás. Que mientras la persona
que le quitó los sueños sigue destilando su odio y rencor en una oscura celda
teniendo una patética notoriedad, Selena sólo irradia Amor en todo el mundo.
Sigue generando sorpresa y admiración. Es allí cuando uno piensa y siente que
Selena ha triunfado. Que siempre la querrán. Que todo el mundo, sea en América,
en Europa, en África, en Asia o en Oceanía sólo le expresará amor, ternura,
admiración y cariño. La gente en todo el mundo le demuestra día a día a Selena
que ha logrado sus sueños, ha vencido, le comprueba que son infundados sus
miedos de no ser querida, que es conocida en todo el mundo con Amor, que su
música ha llegado a lugares inesperados en los que sólo Selena podía llegar. La
gente, su gente, la que la recuerda, la que la quiere, la que la aprecia, la
que se alegra con su presencia, la que llora con su ausencia, hace posible lo
imposible; es la misma gente que lucha por sus sueños, la que con sus corazones
hace que Selena viva por siempre, la que siempre se resistirá a la realidad, la
que siempre esperará a Selena para verla una vez más...
A pesar de tantas cosas, sólo el Amor de Selena, sólo la
vida de Selena nos hará sentir dichosos de ser partícipes de sus sueños, de su
suerte, de su cariño. Es allí cuando nos sentiremos orgullosos de ser sus
admiradores, de difundir su talento, de quererla, de expresarle nuestros más
hondos sentimientos. Es allí cuando sentiremos que Selena ha triunfado y de que
vive ... en nuestros corazones...
Sólo tengo para ti, Selena, palabras de cariño, de Amor y
de admiración...
Te quiere mucho...
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
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