El tiempo no cura las heridas, Selena…

 

No siempre el tiempo cura las heridas ... No siempre el paso del tiempo nos devuelve la sonrisa ... No siempre el impiadoso paso del tiempo nos devuelve nuestro Amor ... No siempre el tiempo cura nuestro dolor ... No es cierto que el tiempo nos haga olvidar aquello que más amamos, aquello que marcó nuestro corazón, aquello que no tiene sustituto ni reemplazo, aquello que es parte de nuestra misma esencia, de nuestra misma Alma...

Todos los días me despierto y me pregunto qué sería de nuestras vidas si estuviera Selena, qué sería Selena hoy, qué nos ofrecería, si sería una artista mundialmente consagrada, si estaría cantando en inglés o en español, si estaría en su Corpus Christi natal o si se hubiese mudado a otro lugar de los Estados Unidos. Y el caer en la realidad de que no está entre nosotros me genera un desconcierto, una desazón, una angustia, una consternación de la cual es difícil podernos recuperar, superar, aceptar. Y ese bendito paso del tiempo nunca podrá borrar, erosionar, olvidar, borrar las marcas que Selena nos ha dejado, el sentimiento que nos ha deparado, el Amor que nos ha ofrecido. Porque uno no puede dejar de pensar todo lo que Selena nos tenía para ofrendar, todo lo que tenía para dar, todo lo que nos dejó en tan poco tiempo ... Es muy difícil aceptar un mundo sin Selena...

Aceptar un mundo sin Selena es aceptar un mundo sin Amor, sin esperanza, sin vida, sin proyectos, sin pasión, sin sueños. Un mundo sin Selena es un mundo frío, calculado, mecánico, con sonrisas estudiadas, con la felicidad planificada. Es que eso se extraña de Selena. Su sonrisa, su alegría, su espontaneidad, su sorpresa. Si hay algo más hermoso que tenía Selena era su sorpresa, que siempre te daba más de lo que esperabas, más de lo que te imaginabas, más de lo que soñabas. No es que uno se acercaba a Selena. Era Selena quien se acercaba a uno para dar todo de sí, para hacerse conocer, para hacerse amar. Selena era voz, canción, Amor, sentimiento, la pasión hecha canto. Selena nos identificaba con su voz y su personalidad. Selena hacía que todos los amantes de cualquier música la quisiera, la admirara, la disfrutara. Selena hacía que las barreras que dividían a cada género musical desaparecieran. Selena hacía que cualquier barrera que dividía a ella de cualquier cosa se abriera a su paso. Selena hacía lo imposible posible...

Desde que entré al mundo de Selena he leído y escuchado que lo mejor que se puede hacer por Selena es recordarla con alegría, de olvidarnos de lo que pasó con ella. Que tal vez ella no quisiera que lloráramos por su suerte. Que nos querría ver bailar con su música, cantar sus canciones, reírnos con sus ocurrencias ... Pero si fuera así, ¿cómo le explico a Selena que cuando veo o escucho una brillante interpretación suya me acuerde de su destino, se me haga un nudo en la garganta y tenga ganas de llorar? ¿Cómo le explico que no puedo entender su ausencia? ¿Cómo le explico que quisiera poder decirle que la extraño, que no tuve la dicha de conocerla cuando estaba con nosotros pero que ahora sí y soy de los tantos que quedó subyugado por su talento? ¿Cómo le explico que todos los días quiero creer que todo fue una pesadilla? ¿Cómo le explico que sólo querría verla feliz hoy con su vida?

Por eso siempre me pregunté si realmente Selena quiere que la recordemos con alegría. Cada vez que recuerdo aquello tan nefasto, tan triste, tan insólito, tan horroroso, tan impropio de la vida y del Amor de Selena, me pregunto si acaso Selena no pensó y haya temido por cómo la recordarían en el futuro. Y ese pensamiento me atormenta porque una mujer tan necesitada de Amor como Selena, una mujer que tanto daba y recibía de su público, que tanto dependía de ese cariño, debe haber temido y mucho porque su público se olvidara, se decepcionara o renegara de ella. Selena debe haber temido porque se acallaran los aplausos, invadiera el silencio, se acabara aquel Amor. Y eso es lo peor que lo podía pasar a Selena. Y es allí donde me pregunto si realmente a Selena no le gustaría más que la recordaran siempre, que la quisieran siempre, que la acompañen siempre y que jamás la dejaran sola. ¿Acaso eso no sería lo que más querría si no le quedara más remedio que dejar este mundo? ¿Acaso ese anillo apretado hasta el último instante en su mano no es la mejor muestra de lo aferrada que estaba a la vida, a sus sueños, a sus ganas de hacer, a sus ganas de dar, a sus ganas de ofrecer todo para sí y para los demás?

Miro a Selena y me es inevitable pensar en todo esto. Ella fue un ejemplo de vida, como artista y como persona. Y sé que todo el mundo que la quiere de verdad no puede evitar que se le escape una lágrima cada vez que la recuerda, cada vez que la ve actuar, cada vez que la escucha. Porque esa mujer tan sólo tenía 23, casi 24 años. Esa mujer tenía destino de grandeza. Esa mujer era una artista de verdad, con todas las letras. Esa mujer estaba por celebrar otro de sus grandes conciertos en Los Ángeles luego de encandilar poquito tiempo atrás en el mítico Houston Astrodome. Esa mujer representaba como nadie a una comunidad, a tanta gente que tenía tanto para dar y no tenía oportunidad de expresarlo. Esa mujer era todo para muchos. Esa mujer representaba el Amor mismo con su canto, con su carisma, con su personalidad, con su pasión. Esa mujer existía de verdad. Era una mujer que vivía, que sentía, que anhelaba como cualquiera de nosotros. Era una mujer que estaba allí para ofrecernos todo. Era una mujer que no tenía límites, que se proponía hacer todo lo que se le pasaba por su mente. Era una mujer con una personalidad increíble. Y esa mujer tenía un nombre: Selena. Un nombre que nunca olvidaremos, un nombre que nunca lo confundiremos con otro, que nunca reemplazaremos...

Creo que eso es precisamente lo que más nos angustia de Selena. Ella efectivamente había logrado muchas cosas, pero fundamentalmente lo que más nos atormenta es saber que estuvo a un pasito, sí, a un pasito de que lograra el mayor sueño, el llegar a ser la artista a quienes todos los ojos del mundo se fijaran en ella. Que estaba a punto de convertirse en la artista más importante del mundo hispano. Que estaba a punto de conquistar el mercado anglosajón en Estados Unidos. Que América latina la esperaba, que el mundo la esperaba. Que luego de la obtención del Grammy productores, ejecutivos, artistas de todo el mundo ya veían algo especial en ella y ya le ofrecían nuevos conciertos, actuaciones en la televisión y en el cine. Ya artistas en todo el mundo se fijaban en ella para nuevas producciones artísticas. Veían que se estaba convirtiendo en una artista internacional sin más límite que ella misma. Y que toda esa realidad en un minuto se hiciera trizas, y que todo quedara reducido en lo que fue y en lo que no pudo ser es lo más triste y angustiante para todo el que quiere a Selena. Porque el que tiene a Selena en su corazón no olvida ello y se identifica con ella. Por eso siente su angustia, siente su dolor, siente su misma suerte, siente que sus sueños han terminado con su partida de este mundo...

Por eso, tal vez no es cuestión de imaginarse cómo querría Selena que la recordásemos. Tal vez sería mejor ver qué era lo que Selena quería, qué era lo que ya pretendía de su vida, qué era lo que había hecho hasta allí, y cómo y qué anhelaba hacer con su futuro. Tal vez si lo viésemos de ese modo no veríamos tan mal que nos angustiásemos por su suerte. Porque en definitiva lo que más nos apena de Selena es precisamente que no haya podido vivir, simplemente eso. ¿Qué no daríamos hoy por verla feliz y plena? ¿Qué no daríamos por verla transmitir tanta energía, tantas ganas de vivir, tantos proyectos? Porque ante todo Selena era un ser humano. Y ella siempre se encargó de transmitirnos eso tan elemental, tan elemental que a muchos se les pierde, se les olvida. Tal vez esta densa realidad sea un ejemplo más acabado de lo que significa un mundo sin Selena. Un mundo sin su figura, un mundo que se ha permitido perderla, y perderla de esa manera. Un mundo que se ha permitido darnos como mensaje que los sueños, sueños son, pero que los puede borrar una realidad con tanta maldad, es un mundo que define más que nadie lo que significa que no tenga a Selena en su regazo, bajo su cuidado. Un mundo sin Selena es un mundo vacío, sin futuro, sin alguien que nos haga sentir que la vida se puede vivir con esperanza, con alegría, con devoción, con nuestro ejemplo de vida de todos los días...

Un mundo sin Selena es lo que vemos y vivimos cada día…

Es allí entonces en que vuelvo a pensar en Selena y me pregunto si tiene sentido ver el paso del tiempo para ver si alguna vez se cierran mis heridas. Y allí me doy cuenta de que no, de que jamás podré borrar mis heridas de mi Alma y de mi corazón. La ausencia de Selena es imposible de olvidar y nada ni nadie la podrá reemplazar. Sé que Selena se fue de este mundo con ese mismo dolor, con esa misma angustia. Y en su dolor Selena nos debe haber intentado decir, gritar, implorar: "No se olviden de mí, no me dejen de querer, nunca me abandonen. Saben que los necesito. No me dejen sola como en este día". Y esas palabras me hacen pensar en que cada día los que la queremos a Selena de verdad tenemos ese pequeño desafío de Amor. Y ese desafío es hacer todo lo posible para que su sueño se cumpla, para que su nombre siempre sea recordado con Amor, para que su figura siempre esté en lo más alto. Ningún esfuerzo es tanto, ningún impedimento nos hará claudicar en continuar su Legado de Amor. Sé que si Selena estuviera viéndonos nada le generaría más alegría que vernos recordándola con Amor, que la acompañemos con nuestro tributo, que nos alegremos y emocionemos con sus actuaciones, que nos riamos con sus ocurrencias, pero que también lloremos por su ausencia. Porque toda manifestación de nuestros sentimientos será un desafío al tiempo, un desafío a ese tiempo que nos invita al olvido, una realidad vertiginosa que nos pide olvidar lo que más queremos y lo reemplacemos por otra cosa, como si lo que nos ha llegado a nuestra Alma sea un objeto que es fácilmente canjeable por otro ... Como si el más puro sentimiento tuviera un precio, un valor que se puede comprar, que se puede vender ... Como si aquello que queremos tanto se puede olvidar tan fácilmente...

El sólo hecho de pensar en lo que podría sentir Selena hoy nos da fuerza de la que no tenemos para evocarla, para escribirle, para imitarla, para recordarla, para homenajearla. Para cuidar a Selena como si estuviera entre nosotros, y estuviera en nuestras manos la misión de que se cumplan sus sueños. Ser como ella en cada acto de nuestras vidas es cumplir con sus sueños. Porque el sentimiento de Selena es nuestro sentimiento. Y el cuidarla a ella es cuidarnos a nosotros. El cuidarla a ella es querernos a nosotros también... El ser como ella es la mejor forma de recordarla. El ser como ella es continuar con su Legado. Sólo así podremos al menos sentir un paliativo a tanto dolor...

Sólo así podremos sobrellevar el impiadoso paso del tiempo. Sólo así podremos arrancarle una sonrisa a nuestra Selena. Sólo así podremos retribuirle y expresarle todo nuestro cariño, todo nuestro Amor. Porque el verdadero sentimiento no sólo se expresa con alegría. También se expresa con llanto. Y todo el que ama a Selena convive con ambos sentimientos. Sé que todos los que la amamos daríamos parte de nuestras vidas para que ella pueda vivir la suya. Y hasta tanto esto no sea posible al menos podemos dedicarle todos los días parte de nuestras vidas para expresarle todos nuestros sentimientos a ella, para ofrecérselos sólo a ella. Para devolverle todo su Amor a su gente, para darle aquello que no pudo vivir en su niñez, en su adolescencia, en su juventud. Para darle todo lo que no pudo vivir para completar todos sus sueños, para continuar sus proyectos que se empezaban a ver apenas pudo comenzar a hacer realidad lo que tanto había soñado, para lograr su éxito mundial con nuestros recuerdos, con nuestras vidas, con nuestros corazones... Para continuar con su ejemplo. Para que Selena siga viva concretando su Obra con cada acto de nuestras vidas…

Y para que alguna vez esas heridas que jamás se cerrarán con el paso del tiempo, y con la alegría escondiendo el dolor, desaparezcan cuando alguna vez, alguna bendita vez, Selena se aparezca ante nosotros para sorprendernos una vez más con su amplia sonrisa y con todo su Amor...

Selena, donde quieras que estés, sabes que te estamos esperando…

Te quiere mucho…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

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