Ha pasado un largo tiempo desde que partió Selena y uno supone que a esta altura de las circunstancias ya todos han superado aquel mal momento. Todo parece tan lejano que poco nos queda por decir, poco nos queda por explicar. Nuevas generaciones surgen sin haber siquiera visto la magnitud de su figura. Si lo saben es por lo que le han contado sus padres, sus tíos, sus hermanos mayores, mientras que ahora les muestran por diferentes medios otras figuras como modelos a seguir que acceden tan rápido a la fama como salen de ella. Así cambian los tiempos. Así van pasando las cosas. Otra vez vuelven a mis oídos la canción "Fotos y recuerdos"...
Es que no es fácil olvidar a Selena ... No es fácil
asimilar su partida ... Tal vez muchos nos identificamos con su suerte. Nos
identificamos con su destino ... Ella fue una mujer que había hecho muchos
sacrificios para llegar. Sacrificios artísticos y personales. Tal vez ella no
eligió ser lo que terminó siendo, pero todo lo que hizo, lo hizo por Amor. Todo
lo realizó con cariño, con el más profundo de sus sentimientos. Lo hizo por
Amor a su padre. Lo hizo por Amor a su familia. Lo hizo por Amor a su gente.
Ella supo desde los 8 años que tenía que agradar. Pero podría haberse
contentado con hacerlo mostrando sus virtudes como cantante y nada más. Pero el
propio Amor de Selena, sus propios sueños, sus propias ganas de vivir, de
sentir cada segundo de su vida, le dio ese valor agregado, eso que se salía de
lo común, eso que la hacía diferente de todos, eso que la hizo una artista
única e irrepetible...
Tal vez nos identifiquemos con esa niña que poco tuvo en
su vida y que tuvo que pelear muy duro para tener algo, para ser alguien en
este mundo. Que los avatares de su familia, que tuvieron que ver con la apuesta
fuerte que hizo su padre por ella, la hicieron tener muchísimas privaciones.
Todos nos identificamos con esa niña que un día, en el medio de ser la pequeña
mimada no sólo de su familia sino de todos los asistentes del restaurante de su
padre, de golpe se quedó sin casa, sin colegio, sin amigos, con un futuro
incierto, con no tener lugar propio, viviendo en una casa llena de primos y de
tíos, sin privacidad, sin lugar ni tiempo para soñar ni gozar de los juegos más
inocentes...
Seguramente nos identificamos con aquella adolescente que
tenía todo para dar y que iba de un pueblo a otro siendo a ella a quien
esperaban verla cantar. Era a Selena a quien confiaba la familia su éxito, que
significaba el éxito de todos. Era Selena quien sacrificaba buena parte de sus
sueños, de su vida en pos de alcanzar esas metas. Era Selena quien llevaba la
carga y la responsabilidad de lograr los objetivos propuestos. Para Selena no
había margen de error. No podía concebir una derrota, un traspié. Ella misma
tomó como lema que lo imposible era posible. Y que era cuestión de proponérselo
y los sueños se lograrían sin duda. La fuerza de la juventud de Selena hacían
que no sólo se propusiera cumplir con el sueño de su padre, no defraudar a su
familia, alegrar a su público, sino también pensar que ese éxito, ese objetivo
cumplido, le permitiría llegar a su sueño propio, personal, íntimo. Ese sueño
que tenemos todos...
Por eso, ¿cómo no identificarnos con Selena? ¿Cómo no ver
en ella nuestras vidas, nuestros sueños, nuestros pesares, todo eso que
constituye nuestras vidas de todos los días? Esos días que muchas veces no son
agradables, muchas veces son pesados, a veces son tristes, pero que aun así
ponemos nuestra mejor predisposición para que el futuro tan soñado se concrete
de una vez, y no por el azar, no por los malos hábitos, no por medios poco
claros, sino por el trabajo, el esfuerzo, la capacitación, el profesionalismo, la
dignidad, la autenticidad, el talento, la tenacidad, por dar todo para que las
cosas sean mejores, para que la vida nuestra sea mejor. Pero para que también
la vida de los demás, la de nuestra familia, la de nuestros padres, la de
nuestros hijos sea mejor. Y que sea por un camino recto, que sea un ejemplo
para todos...
Selena encarnaba todo eso y por eso nos identificamos con
ella. Y por eso no queremos admitir mansamente el paso del tiempo o que nunca
más la volvamos a ver. El Amor que aún le damos es el mismo que hace tantos
años. Es el mismo Amor de dos enamorados, es el Amor de un padre a un hijo, o
de un hijo a su padre. Es el Amor propiamente dicho, que se traduce en todo lo
que Selena dejó y con todo lo que Selena recibió de su gente. Para suerte de
muchos, Selena no fue sólo una linda voz que cantaba buenas canciones. Selena
era una artista increíble que generaba toda clase de sentimientos. Gustaba,
emocionaba, enamoraba, exaltaba. Todos esos sentimientos no quedaban sólo en el
escenario. Seguían afuera y se expresaban en el cariño de su gente. Que se
potenciaba porque Selena les regalaba su sonrisa, su saludo, su autógrafo.
Selena no le negaba nada a su público. Y el público tampoco se guardaba nada con
Selena.
¿Cómo no alegrarse y seguir su carisma y su don de canto
al verla en el concierto de San Antonio en 1991? ¿Cómo no quedarse asombrado y
recibirla con todos los honores como fue en Monterrey en 1992? ¿Cómo no
emocionarse como ella se emocionó cuando recibió el premio a la mejor cantante
femenina en Premios Lo Nuestro en 1993? ¿Cómo no quedar subyugado viendo su
concierto en Corpus Christi en 1993? ¿Cómo no sentir su emoción y su íntimo
sentimiento de tocar el cielo con sus manos cuando ganó el Grammy en 1994?
¿Cómo no tener ganas de subirse al escenario para manifestarle todo nuestro
Amor como en Festival Acapulco 1994 mientras Selena interpretaba Como la Flor?
¿Cómo no tener ganas de cantar junto con ella No Debes Jugar en el Far West
Rodeo 1994? ¿Cómo no ser su novio mientras interpretaba “¿Qué creías?” en
Odessa en 1994? ¿Cómo no querer abrazarse con ella cuando se despedía del
Astrodome 1995? Porque Selena generaba un sentimiento de cariño, de alegría y
de Amor que superaba con creces al de una artista que cantaba muy bien y era
muy talentosa. Selena expresaba mucho más que eso. Significaba mucho, mucho
más...
Por eso ninguno de nosotros puede admitir mansamente su
partida. Selena no era una artista cualquiera. Por eso no habrá nunca otra
Selena, ni nadie será como Selena. El pensar en que ella no esté es como
imaginar que tampoco nosotros no estemos aquí. El certificar que ella jamás
volverá es como renunciar a nuestros propios sueños, a nuestros propios
anhelos, a nuestros sentimientos, al Amor, a nuestras propias vidas ... Selena
nos representa a tal punto que pensar en olvidarse de ella es como olvidarnos
de nuestra historia, de nuestros orígenes, de nuestros amores, de todo lo que
ha sido nuestra vida, de su propio significado...
Hace 27 años todo el mundo estaba muy contento y muy
feliz de ver a Selena en el lugar en el que estaba. Le manifestaba todo su Amor
aquella noche mítica del Astrodome el 26 de febrero de 1995. Todos veían en
ella su triunfo, todos se sentían identificados con el éxito tan anhelado y tan
merecido de Selena. ¿Quién podía sentirse mal por su fama? ¿Quién podía
desearle algo malo? ¿Quién podría quebrarle su camino al éxito mundial? Uno podía
mirar a su alrededor, mirarse los unos a los otros y no había nada malo. No
había odio en sus rostros. No había resentimiento. Al contrario: todo era
alegría. Todo era ilusión. Había felicidad en sus caras. Máxime si aparecía
Selena ... La escuela de los Spurs en San Antonio acaso haya sido uno de los
últimos testigos de la manifestación pública de ese Amor eterno entre Selena y
su público, en aquel día lleno de niños. Selena les brindaría su Amor como
siempre, como sólo ella podía hacer. Y su público feliz de verla a ella
triunfante, con todo el futuro por delante, con tanto más para dar, con tanto
más para recibir...
Admitir que Selena no esté es como admitir la muerte,
como andar muerto en vida. Como renunciar a nuestros propios sueños. Como si
tuviéramos que admitir que, en verdad, el mal ha ganado al final su partida.
Que finalmente hay cosas imposibles de lograr. Como pensar que no se puede
lograr el éxito decentemente, que dar todo con Amor puede ser peligroso, que
está mal dar todo con el sentimiento en su estado más puro, que no es bueno
expresar lo que uno siente y quiere. Que el éxito implica otra cosa y con otra
gente. Que los buenos mueren. Y que los finales lindos son sólo para las
películas. Que la realidad es otra cosa. Que los sueños, sueños son. Y que la
maldad, el egoísmo y la mezquindad triunfan siempre a la larga...
Los que amamos a Selena no podemos admitir eso. Porque
Selena está presente en nuestras vidas, en nuestros actos, en nuestros
sentimientos. Jamás admitiremos que se fue porque está en nuestros corazones. Y
esos corazones laten por ella, viven por ella, pertenecen a ella. Todos los
días le demostraremos que su sueño es el sueño nuestro, su sentimiento es el
sentimiento nuestro, su Amor es nuestro Amor. Y a eso jamás vamos a renunciar.
Haremos posible sus sueños, haremos de esta vida un final feliz, un final que
se merece Selena. Una Selena que jamás se fue porque Selena es el canto a la
vida que se expresa con cada uno de los que la amamos. Y eso es algo que pocos
pueden tener, algo que pocos se podrían llevar de este mundo...
Muchas veces nos imaginamos a Selena entre nosotros
observándonos, manifestándose hacia nosotros de alguna manera. Es que en
realidad Selena no se ha ido. Por eso estamos aquí, para demostrarle que todo
esto lo hacemos por ella. Que su esfuerzo no fue en vano. Que aquí están sus
frutos. Que en todo el mundo hay gente que la ama. Que finalmente, a fuerza de
tanto talento, tanto Amor, tanta voz, tanto profesionalismo, ha llegado a todo
el mundo. Que finalmente ha girado por el planeta Tierra. Que fue posible que
su nombre esté escrito con fuego en los corazones de tanta gente. De tanta
gente que es capaz de dar hasta lo que no tiene por ella. Y eso, simplemente
eso, prueba que Selena sigue estando presente. Que el Amor, su Amor, lo hace
posible, que por su sueño hace imposible la resignación, que su partida no fue
para siempre, que está presente en nuestras vidas, que sigue viva ... en
nuestros corazones...
Selena: sonríe, porque estamos aquí esperándote,
desafiando la resignación, desafiando la realidad, sólo por Amor, sólo por Amor
a ti. Donde quieras que estés, sabes que tu imagen vive en todos los lugares
que frecuentamos y recuerda que siempre estaremos a tu lado, que jamás, jamás,
te dejaremos sola...
Te quiere mucho….
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
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