Definitivamente mi vida cambió aquel día que pude ver a
Selena entrando en ese carruaje que la depositaba al escenario del Houston
Astrodome en 1995 para interpretar su concierto más venerado, más apreciado,
más visto. Yo no tuve la fortuna de conocer a Selena. Recién accedí tiempo
después a ella, empezando por el hecho más doloroso, aquel que poco queremos
recordar, que poco queremos aceptar…
Es curioso. Cuando me enteré de su historia, allá por
1998, siempre me quedé impactado. Yo no la conocía. No tenía fotos. No sabía de
su música. No sabía nada de ella. Sólo tenía su particular y personal nombre.
Pero ese hecho trágico me generó mucha angustia y siempre me decía: “¿Por qué
sucedió eso? ¿Qué le pudo haber pasado? ¿Qué pudo haber acontecido para llegar
a ese final? Selena estaba en su mejor momento ... ¿Por qué entonces esa
tragedia?”. Semejante hecho -que ni quiero mencionarlo ahora porque me genera
mucho dolor- y su respuesta empezaron a ser la búsqueda de mi vida…
Por esos tiempos yo no tenía computadora en mi casa.
Recién comenzaba a tenerla en mi trabajo. Yo soy muy estricto y rara vez me
meto a Internet por cosas que no tienen nada que ver con cuestiones laborales …
salvo por Selena. Y así empecé a indagar sobre su vida, sobre su historia,
sobre su arte. Empecé a ver sus primeras fotos. Venía de mi trabajo con las
primeras impresiones de aquellas páginas de Internet que estaban dedicadas a
Selena. Historias que publicaba gente que vivía en Monterrey que mezclaban
historias de su vida con las de Selena. Empezaba a sentir que para todos ellos
Selena no era alguien ajeno a sus vidas cotidianas. Selena para ellos era parte
de sus existencias. Selena era un miembro más de sus familias…
Recuerdo llegar a mi casa con aquellas impresiones con
aire de extrañeza y desconcierto. Mi hija era aún muy pequeña. Iba al jardín de
infantes. Y yo le mostraba esas impresiones y le explicaba que esa mujer que aparecía
allí eran de una tal Selena, que por esas cosas absurdas del destino ya no
estaba más entre nosotros. Recuerdo que a mi hija también le dio curiosidad mi
relato y aquellas fotos, y se llevó esas impresiones para el jardín para
leerlas, para saber quién era Selena y por qué no la podíamos compartir...
Cuando supe que había una película que se había hecho
sobre su vida, la busqué en la guía de la televisión, la grabé y la vi. Era un
sábado a la noche, bien tarde. Era mi primer contacto con Selena, aunque haya
sido a través de la actuación de Jennifer López. Y siempre quedó grabado en mí
una imagen que nunca se me ha borrado de mi mente, a pesar de haberla visto
infinidad de veces. Esa entrada al Astrodome, ese contacto con esa multitud,
esa emoción de Selena al ver semejante recibimiento, esa comunión entre Selena
y su público que se veía y se percibía mientras iba en su carruaje camino al
escenario quedaron grabados para siempre en mi pensamiento y en mi corazón. Y
esa imagen y ese sentimiento jugarían un papel decisivo en mi vida y en mis
sentimientos hacia Selena tiempo después…
El final de la película me dejó desconcertado porque
seguía sin saber por qué pasó esa locura y durante mucho tiempo buscaba
obsesivamente una respuesta a esa pregunta. En el medio de todo eso tuve la
oportunidad de adquirir una computadora para tener en mi casa y lo primero que
hice fue a buscar imágenes que me explicaran que pasó con ella, qué fue lo que
sucedió. Busqué y busqué … Iba ciegamente por todos lados hasta que algo pasó
que hizo que cambiara mi vida, mis costumbres, mi forma de ver las cosas, mi
forma de ver la vida. Vi algo que marcó mi vida y acaso marcó mi destino: vi a
Selena...
Recuerdo que fue en el concierto del Houston Astrodome
del 26 de febrero de 1995. Y fue curioso. Empecé a verlo sin hacerme ninguna
expectativa, sin ninguna ilusión. Nunca había reparado en ella. Hasta allí mi
música era el rock y pocas veces había reparado en figuras fuera de esa música.
Había encontrado buenas cantantes y artistas, pero ninguna que me llamara la
atención. Por eso, cuando comencé a ver aquel inicio del concierto del
Astrodome no pensé encontrar nada novedoso. Había visto la película, había
visto la espectacularidad de su actuación a través de Jennifer López. ¿Qué
novedad podía encontrar? “Sí, ya sé -me decía-. Ahora veré a la verdadera
Selena”. Esa era la novedad hasta ese momento para mí. Eso era para mí lo
nuevo. Pensaba ver más de lo mismo. Pensé que iba a ver a una artista que
estaba en su mejor momento de su carrera por un par de hits. Pensé que con la
película y con un par de relatos ya tenía todo visto. Que ya sabía lo
suficiente de Selena. Pensé que Selena era una más .... Pronto me daría cuenta lo
errado que estaba … La había prejuzgado … Caí en la misma trampa que tantos
otros. Yo sería otro de los tantos que quedaría sorprendido por lo que estaba
viendo por primera vez…
Cuando vi semejante performance de Selena en el Astrodome
lo primero que me dije fue: “¡¡Ah, no!! No
era una artista más … ¡¡Era diferente … Muy diferente!!”. Quedé sumamente
impactado, anonadado, extasiado y maravillado con Selena por esa interpretación
del Disco Medley del inicio del concierto … En esos casi nueve minutos pude ver
a una artista que tenía todo: voz, gracia, carisma, personalidad, dominio del
escenario y del público, movilidad, ansias, pasión, energía. Selena tenía
actitud ... Era única e irrepetible … En ella podían verse sus sueños, sus
anhelos, su vida. Se podía ver a una artista de verdad que ponía todo de sí en
el escenario para dejarnos boquiabiertos, sin palabras. Selena se proponía
conquistar a cuanta persona se le cruzaba en su camino … ¡¡y lo lograba, sin
duda!! Viendo aquella actuación empecé a entender no sólo por qué Selena era
tan popular. Empecé a entender por qué Selena era tan querida ... Selena era
auténtica, era genuina. Difícilmente podamos ver en alguien que tenga todos los
atributos que hacían de Selena una artista tan particular…
Desde que vi aquello, mi vida fue por y para Selena. Vi
muchos conciertos, infinidad de reportajes, empecé a enterarme de lo que fue su
vida, de lo que fueron sus sueños, de lo que era como artista y como persona.
Me quedaba pasmado con sus interpretaciones en vivo. Allí donde precisamente la
artista y la persona se fundían en una y se ofrecían al público que quedaba
maravillado con su música, con su estilo, con su dedicación. Entré a su mundo,
y no puedo y ni quiero salir de él. Tal vez toda mi vida lamente no haberla
descubierto antes, que no haya reparado más en ella cuando a la pasada vi en su
momento su video de Bidi Bidi Bom Bom en 1994. Pero la virtud de Selena es que,
más allá de las distancias de espacio y de tiempo, aún hoy puede despertar las
mismas emociones, los mismos sentimientos que aquellas personas que la han
visto descollar en el concierto de San Antonio en 1991, en el de Corpus Christi
en 1993, en el de Far West Rodeo en 1994 (sobre todo en el concierto en el que
estaba vestida de azul) o en cualquiera de los conciertos en el Astrodome, por
poner apenas unos pocos ejemplos de semejante carrera artística…
Cuando uno entra a un mundo tan rico, cuando ve a Selena
en cada concierto, en cada programa de TV, en algún momento memorable de su
carrera artística, no se puede evitar recordar aquel nefasto 31 de marzo de
1995 … Y nos es inevitable llorar y mucho. Muchas veces me ha pasado en el
medio de la noche, luego de ver algo increíble de Selena, irme a la ventana de
la cocina de mi casa para que no me viera nadie y ponerme a llorar
desconsoladamente por mucho tiempo. Luego de ver interpretaciones como “Si una
vez” en el Astrodome en 1995, de “Where did the feeling go?” en San Antonio en
1991, de “No debes jugar” en el Far West Rodeo en 1994, de “Missing my baby” en
Corpus Christi en 1993, de “Como la Flor” en Festival Acapulco 1994, uno no
puede dejar de pensar que es imposible creer que aquello que sucedió después
haya acontecido. Uno quiere y desea creer que aquello no fue cierto, que es
producto de un mal sueño o de una pesadilla, que no es real, que no ha existido,
que no pudo haber sucedido, que no debió haber pasado. Muchas veces me ponía en
las noches a mirar las estrellas para acaso ver alguna señal de ella, algo que
me indique que Selena está en algún lugar, que volverá alguna vez, para que
aquel dolor sea menor para nuestras almas, para nuestros corazones…
Desde que descubrí a Selena he comenzado a comprar sus
cds, sus dvds, todo lo que tenga que ver con ella. Y con toda la dificultad que
es conseguir algo de ella en Argentina, ya que el único de medio de conseguir
algo de Selena es por Internet. Desde que la descubrí me dediqué a recordar a
Selena a través de mis escritos. Me he propuesto difundir su obra a cuanta
persona quiera leerme o escucharme. Quiero devolverle a Selena aunque sea algo
de todo lo que ella nos dio en tan sólo 23, casi 24 años. Creo que la mejor
forma de mantenerla vigente es teniéndola siempre viva en nuestros
sentimientos, en nuestros corazones. Sólo sus admiradores saben lo que
significa Selena y no nos resignamos hasta no ver su sueño cumplido … Siempre
me imagino que en algún lugar Selena nos está observando y que estaría muy
contenta por todo lo que le dedicamos a ella, cómo la recordamos y que nunca la
dejamos sola. Siempre recuerdo que uno de los grandes miedos de Selena era el
de no ser aceptada, la de no ser querida. Y todos mis actos, todos mis
recuerdos son una respuesta para ese miedo de Selena: “No te preocupes, Selena,
aquí estamos. Estamos para recordarte, para quererte, para decirte que lo tuyo
no ha sido en vano. Que el Amor que nos ofreciste nosotros te lo damos todos
los días. Que no sólo nos robaste nuestros corazones. Nosotros queremos que lo
tengas tú hasta el día que nosotros tengamos la dicha de encontrarnos contigo,
para expresarte todo lo que significas para nosotros…”.
Siempre imagino poder volver el tiempo atrás para evitar
esto. Siempre imagino alguna vez encontrarme con Selena sólo para abrazarla y
ponerme a llorar sin decirle nada más ... ¿Qué se puede decir si está todo
dicho? Siempre llevo muchas de sus fotos a cualquier lugar al que voy y las exhibo
con orgullo. He cambiado en mi casa, he cambiado en mi forma de comportarme y
de ver la vida. Muchos me preguntan por ella. Otros saben de qué se trata pero
se quedan intrigados de mi admiración por Selena. Yo siempre les digo lo mismo:
Selena era diferente, definitivamente diferente. Nadie será como ella porque
nadie tiene lo que tenía ella, que no es sólo voz, sino talento, pero por sobre
todo Amor, Amor a lo que hacía, ganas de ir siempre por más, y de pensar y de
sentir que nada es imposible, que todo se puede lograr, que es cuestión de
proponérselo y los sueños siempre se lograrán. Tal vez no encontremos una
artista que tuviera un trato tan cariñoso y personal hacia sus fans, que los
tratara con tanta gratitud, que les agradeciera a ellos por brindarle tanto
cariño. Acaso esa sea la máxima virtud de Selena, cuyos resultados se ven en
cada manifestación de cariño de cada uno de sus admiradores … Siempre agradezco
a los conductores del programa “En Vivo”, de Ricardo Rocha, que le dijeran
precisamente eso a Selena en vida. Allá por noviembre de 1994 a Selena le preguntaban
si ella era consciente del cariño de su gente, que no se expresaba sólo con la
compra de sus discos sino con la necesidad de cada uno de sus fans de cuidarla,
de brindarle todo su cariño, de manifestarle toda clase de afectos…
Por eso, siempre estaré aquí para decirle a Selena que mi
corazón está marcado por su Amor y para decirle que es una bendición de Dios
que sólo nos dejó verla un poquito…
Y siempre golpearé mi pecho, como lo hacía Selena en cada
interpretación, y señalaré con mi mano el cielo, para manifestarle a Selena
todo mi cariño, todo mi afecto, todo mi Amor por siempre y para siempre…
Selena me hizo mejor persona. Tal vez eso querría decirle
si la viera. Fue tan grande el sentimiento que ha manifestado, que nos atravesó
nuestra Alma y nos impregnó con su Amor…
Por eso estoy aquí ... Para decirle cada día lo tanto que
la quiero…
Selena: siempre vivirás en mi corazón…
Te quiere mucho.
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
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